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Guion

El documento presenta extractos del guión de la obra Romeo y Julieta de William Shakespeare. En las escenas se describe el encuentro y enamoramiento entre Romeo y Julieta en el baile de los Capuleto, su declaración de amor y decisión de casarse en secreto con la ayuda del fraile Lorenzo para así unir a las familias enemistadas.

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Guion

El documento presenta extractos del guión de la obra Romeo y Julieta de William Shakespeare. En las escenas se describe el encuentro y enamoramiento entre Romeo y Julieta en el baile de los Capuleto, su declaración de amor y decisión de casarse en secreto con la ayuda del fraile Lorenzo para así unir a las familias enemistadas.

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Guion:

Coro.

En la inmortal Verona, iguales en poder

Dos casas hay muy nobles, largo tiempo enfrentadas

Por antiguas pendencias por causas olvidadas,

Que acostumbran con sangre sus odios resolver

Sansón. (A Gregorio). La espada está lista. Provócalos y yo te protegeré.

Coro.

Los trágicos sucesos de este amor sin ventura,

Que los odios absurdos de los padres condena,

Y el dolor que la muerte de los hijos procura

En los próximos minutos ocuparan la escena.

(Entra gente del pueblo, con palos, riñen entre ellos)

Pueblo. ¡Abajo los Capuleto! ¡Abajo los Montesco!

Montesco. ¡Viejo miserable! (A la señora

Montesco). ¡No me detengas! ¡Déjame!

Romeo.

O quizá muy pronto.

Tengo un presentimiento, un mal presagio:

Algo que va ocurrir en la fiesta

Me robará la vida bruscamente.


Mas ¿qué digo? Mi destino benévolo

Vigila mi camino. ¡Y ya del miedo

liberados, gocemos de la fiesta!

Romeo.

¿Quién es aquella dama, que la mano

de su galán adorna?

Romeo.

Que la luz de las velas de ella aprenda

Tan blanca cual la perla que engalana

La oreja de un etíope, o paloma

Que huye de negros cuervos. Buscaré

Cuando este baile acabe dónde mora,

Pues si mi mano al fin su mano toca,

Quedará bendecida para siempre.

Confiesa, corazón, nunca has amado

Ni has visto una belleza tan preclara.

Romeo.

Si la divina imagen de la gentil persona

Que reverente adoro mi muy indigna mano

No trató con respeto, mis labios yo le ofrezco,

Tímidos penitentes, para borrar la afrenta.

Julieta.

Bien penitente, amigo, sed justo con la mano

Que se deja arrastrar por el fervor devoto.

Al penitente, el santo con sus manos bendice


Y al peregrino, humilde, sus palmas él le besa.

Romeo.

¿Tienen los santos labios donde posar la ofrenda?

Julieta.

Labios tienen, amigo, que rezan por nosotros.

Romeo.

Dejad, pues, santa imagen, a las manos que recen

Igual que hacen los labios, y así la fe no mengue.

Julieta.

Los santos solo obran cuando escuchan plegarias.

Romeo.

Pues no os mováis, señora, y veréis cómo rezo:

(la besa) y limpien vuestros labios de pecado los míos.

Julieta.

Y que venga a mis labios el que habita en los vuestros.

Romeo.

¡Pecado de mis labios! ¡Oh, pecado bendito!

Devolved mi pecado…

(La besa nuevamente)

Julieta.
Sabéis besar tan bien

Romeo.

¿Y su madre quién es?

Romeo. (Para él)

¡Es una Capuleto! ¡Qué alto precio!

¡Le deberé mi vida a un enemigo!

Romeo.

Y mi desasosiego crece y crece…

Julieta.

¿Quién es el caballero - ¿ama, lo ves? -

¿Que está junto a la puerta y aquí mira…?

Julieta.

¡Primer amor, y nace de odio antiguo!

Ayer era un extraño: hoy lo conozco

¡y es tarde ya! Amor dicen que es ciego,

Pues hace amar a aquel que es enemigo.

Julieta.

Son versos que he aprendido

De uno con quien bailaba…

****
Romeo.

¿Qué es esa luz que veo en la ventana?

¡Es el oriente! Y su sol es Julieta.

Sal, sol, y mata a la envidiosa luna

Que palidece al ver que la supera.

Quien habría de estar a su servicio.

¡Si supiera mi amor cuán grande es!

Habla, no sé qué dice. Mas no importa:

También hablan los ojos. ¿Le respondo?

¿Qué digo? Soy un simple, ¡no me ve!

Tanto sus ojos brillan; cual estrellas

Llenan de luz el cielo: hasta los pájaros

Han de cantar creyendo que es el día.

Su mano lleva al rostro. ¡Quien pudiera ser guante y disfrutar de ese contacto?

Julieta.

¡Pobre de mí!

Romeo. (Sin dejarse ver).

¡No calles! ¡Continua

Hablando, ángel de luz, que desde el cielo

A la tierra bajaste, esplendorosa!

Julieta.

¡Oh, Romeo, ¡si tu nombre


fuera distinto y no pertenecieras,

a la estirpe ruin de los Montesco!

Abomina tu nombre, niega al padre,

O jura que me quieres y seré

Yo quien maldecirá a los Capuleto.

¡Si fuera otro tu nombre! Mas, qué importa:

Tú eres tú mismo, seas Montesco o no.

¿Qué cosa es ser Montesco? No lo es mano

Ni pie, cabeza, brazo o parte alguna

De tu cuerpo. ¡Si fuera otro tu nombre!

¿Qué hay en un nombre? La flor que llaman rosa,

Con otro nombre igual perfumaría;

De igual modo Romeo, aunque Romeo

Otro nombre tuviera, seguiría

Siendo igual de perfecto: olvida el nombre

Y tómate, Romeo, toda tuya.

(Romeo aparece ante ella, al pie de la ventana)

Romeo. (Dejándose ver)

El nombre olvida y dime solo <<amor>>:

Pues desde hoy ya no seré Romeo.

Julieta.

¿Quién eres tú, que brotas de la noche

Y así sorprendes mi secreto?

Romeo.

Un nombre
No dice quién soy, y lo detesto,

Que es un enemigo tuyo.

Julieta.

¿A qué has venido?

El muro es alto, y correrás peligro

Si te encuentran los míos.

Romeo.

Más peligro

Tienen tus ojos que una espada de ellos.

Mas, si me miras tiernamente así,

Todo lo sufriré

Julieta.

Yo que os descubran

No quiero en modo alguno.

Romeo.

No es la muerte

Lo que más temo: yo me dejaría

Matar, si me negarais vuestro amor.

Julieta.

Lo que ya confesé negar no puedo.

¡Ojalá yo pudiera! Mas es tarde.

Basta ya de fingir. Dime: ¿me quieres?

Ya sé. Dirás que sí, y en tu palabra

Yo sí creeré: mil veces jurarás


Amor eterno, que, si en falso juras,

De perjurios de amor va el cielo lleno.

Gentil Romeo, dime que me quieres,

Y que es verdad: pero si consideras

Que ha sido cosa fácil convencerme,

El ceño frunciré, digna huraña,

Y mucho ha de costarte conquistarme.

Romeo.

Por la sagrada luna os juro que…

Julieta.

No, por la luna, no, que es inconstante

Y cambia cada mes su recorrido.

Romeo.

¿Por quién quieres que jure?

Julieta.

No, por nadie

Mas, si quieres jurar, hazlo por ti,

Que eres el dios que adoro, y te creería.

Romeo.

Señora, yo…

Julieta.

Y a pesar que tú eres

Mi contento, no me contenta un pacto


Breve y fugaz en acto y en palabra.

Deja que nuestro amor, sin pesadumbre

Crezca, y espera, que habrá florecido

Cuando vuelvas a verme. Y que esta noche

Tenga tu corazón la calma y el reposo

Que la esperanza le ha brindado al mío.

Julieta.

¡Adiós, amor! (Alto). ¡Ya voy! (A Romeo) Sedme leal.

Si puedo, volveré.

(sale)

Romeo.

¡Noche bendita!

¡Un sueño hermoso temo que haya sido,

Mas no real!

Julieta. (Volviendo aparecer en la ventana)

Tres palabras, Romeo:

Si tengo que creer en tus promesas,

Si es de verdad que quieres que sea tuya,

Manda un mensaje, usando a la persona

Que yo te haré llegar: di cuándo y dónde

Nos podremos casar ocultamente.

Pondré a tus pies yo todo lo que tengo

Y, amor, te seguiré donde tú vayas.


Julieta.

Mañana…

Romeo.

Por favor, hacedlo…

Julieta.

¿Cuándo…?

Romeo.

Hacia las nueve.

Julieta.

Hacia las nueve, ¡un siglo

Me parece que falta! Y ahora vete:

Hazlo por mí, porque ya rompe el alba.

Adiós, amor, dolor tan dulce siento nombre

Que hasta que salga el sol diré tu nombre.

(se va)

Romeo.

Venga el sueño a tus ojos y la paz

A tu pecho. Quién fuera sueño y pecho

Para acogerte. He de contarle el caso

A Fray Lorenzo y reclamar su ayuda.


…..

Julieta.

¡Vive Romeo... y sus manos manchadas

con sangre de Tibaldo! ¡Vil serpiente

que un rostro tan gentil disimulaba!

Nunca tuvo un dragón cueva tan bella

ni hubo jamás un libro mentiroso

que encuadernaran tapas tan lucidas.

¿Por qué se aloja la mentira, dime,

en un palacio tan altivo?

Julieta.

¡Comida por las llagas

si deseas tal cosa! ¡Mi Romeo

no merece el oprobio! ¡Loca he estado

al hacerle reproches!

Julieta.

¿Y aún defiendes

al que mató a tu primo?

¿Y tú qué quieres?

¿Que yo maldiga el nombre del que ahora

es mi esposo? ¿Y qué lengua su nombre

podrá loar, si yo, que hace tres horas


solo que soy su esposa, ya traiciono?

A Tibaldo mataste, ¿por qué, infame?

El infame Tibaldo fue a matarlo,

y él lo ha matado por salvar la vida.

Si eso es así, no hay que llorar entonces

porque este mal un mal más grande evita.

Pero escuché

que has dicho una palabra

que, sin matar, muerte me pronostica.

«Exiliado vida sea Romeo...».

El nombre, exilio, vale mil Tibaldos,

y es igual que decir que padre y madre

como Tibaldo han muerto, y digo poco.

Que se exilie Romeo: no habrá límite

al dolor que contiene esa palabra.

Julieta.

Limpiarán con sus lágrimas

las heridas, y cuando aquellas cesen

por Romeo.

yo verteré las mías

Guarda las cuerdas, no hace falta escala

porque Romeo parte

hacia su exilio.

A mi lecho no irá, solo la

Muerte tendrá la flor que no

puedo ofrecerle.
Julieta.

Dale este anillo si lo ves, y luego,

para el último adiós, dile que venga.

Romeo.

Era la alondra que pregona el alba,

no el ruiseñor. La luz mira, envidiosa,

adornando las nubes

Levante.

Por extinguidos los fuegos de la noche

se acerca el nuevo día; hay que elegir:

vivir, morir, partir o bien quedarse.

Julieta.

¡Adiós, madre querida! ¿Volveremos a vernos?

helado que recorre mis venas.

Aya, ven. Reconfórtame. Mas ¿qué digo? ¿Estoy?

¿Siento un pavor loco?

¡Una escena terrible es esta, que yo sola

tendré que interpretar! Bebo el frasco... ¿Y qué

pasa si efecto no produce? ¿Me casarán el jueves

como estaba previsto? ¡Esto lo ha de impedir!

(Saca de su pecho un puñal).

¡Quédate aquí, escondido!

[Esconde el puñal en el lecho).

¿Y si fuera un veneno

el elixir del fraile, que busca de este modo

la muerte discreta eludir represalias

habernos unido contra el deseo del padre?

No es posible, que es hombre virtuoso.


si, una vez en la tumba, despierto antes de hora

en aquel antro infecto antes de que a salvarme

se presente Romeo? ¿Me asfixiaré quizá?

¿Y si, cuando la noche me cubra con las sombras,

al ver que me rodean pestilentes cadáveres

igual que la mandrágora, no he de morir

[gritando

¿Y si, en pleno delirio, veo venir fantasmas

de mis antepasados, y me lanzo cual loca

a arrancar de su féretro el

cuerpo

tierno aún

de mi primo Tibaldo? ¿Qué es eso? ¡Veo su

[espectro

La mandrágora es una planta que ha sido muy utilizada en

el ocultismo. Sus raíces tienen propiedades narcóticas y con

ellas se preparaban filtros que se consideraban afrodisíacos. La

forma de las raíces, que, a veces, recuerdan la figura humana

nó la leyenda de que era una planta que, al ser arrancad

persiguiendo a Romeo, cuya espada sangrienta

le partió el corazón! ¡Oh, Tibaldo, detente!

¡Huye presto, Romeo! ¡Me dirijo a tu encuentro!

Aquí está el bebedizo, y lo bebo por ti.

(Bebe y cae sobre su lecho, entre cortinas).

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