¿Conoces todos los tipos de
fármacos?
Existen diferentes formas de hacer una clasificación de los medicamentos. Esto resulta
esencial en medicina, que es una de las ciencias más importantes en la evolución de la
humanidad, pero también en la rama de la enfermería. Gracias a las investigaciones médicas
y científicas, ha aumentado nuestra esperanza de vida. La disciplina médica se encarga de
analizar, estudiar y comprender las infecciones, trastornos y enfermedades, además de
desarrollar medicamentos. Pero ¿sabes lo que son y cómo se clasifican?
¿Qué es un medicamento?
Un medicamento es una sustancia o una combinación de estas que tiene una serie de
propiedades. Están destinadas a prevenir, curar, diagnosticar y controlar enfermedades, suplir
componentes o aliviar síntomas.
¿Cuál es la composición del
medicamento?
Los medicamentos están compuestos por tres elementos. En primer lugar tenemos
el principio activo, que es el elemento responsable de su actividad. Alcanza al lugar donde
debe ejercer su acción. En segundo lugar está el excipiente, que es un ingrediente (o varios)
que se añade al principio activo. Tiene la finalidad de facilitar su preparación. Sirve de
vehículo, estabiliza, determina su biodisponibilidad, sus propiedades fisicoquímicas o modifica
sus características organolépticas.
Por último, puedes encontrar la forma farmacéutica o galénica. Se trata de la forma en la
que se presenta un medicamento y determina su administración. El objetivo de la galénica es
que el medicamento alcance su máxima eficacia al ser administrado. Por ejemplo, un
medicamento se puede presentar en forma de cápsula, supositorio, gel, comprimido, parche,
etc.
Debes saber que podemos clasificar los tipos de medicamentos de diferentes formas.
Cualquier profesional de la enfermería deberá conocer esta clasificación. Aquí te presentamos
tres formas diferentes de clasificar de los medicamentos.
1. Clasificación de los medicamentos según su
forma de administración
Atendiendo a su forma de administración, puedes encontrar, por un lado, los orales, como los
jarabes, comprimidos o cápsulas. Por otro lado están
los intravenosos o intramusculares (como ampollas y viales) y los intradérmicos (como las
insulinas).
Además, puedes encontrar fármacos rectales y vaginales, como los óvulos y los supositorios
y tópicos. También otros tipos de medicamentos como pomadas, geles y ungüentos, y
las soluciones óticas, oftálmicas y nasales.
2. Con o sin receta médica
Entre los medicamentos que no necesitan receta médica, es decir, los que no están sujetos a
prescripción, encontrarás dos tipos: los publicitarios, conocidos como EFP, y los no
publicitarios. Aquí tienes más información sobre los medicamentos publicitarios y no
publicitarios.
Por otro lado, encontrarás los medicamentos que están sujetos a prescripción médica.
Éstos solo pueden dispensarse con la receta correspondiente firmada por un médico. Este tipo
de medicamentos se identifican porque tienen en la esquina superior derecha un círculo. Si el
círculo está partido en dos o tiene un lado sombreado, se trata de medicamentos
psicotrópicos. Y si el círculo está sombreado por completo, se trataría de estupefacientes.
3. Clasificación de los medicamentos según su
uso habitual
Esta es la clasificación de los medicamentos más útil, y la que seguro que tenías en mente
antes de empezar a leer este artículo.
Analgésicos y antiinflamatorios
Aquí encuadramos los fármacos destinados a aliviar el dolor físico. Puedes diferenciarlos
entre opiáceos y no opiáceos. Los que tienen una acción más potente son los primeros. No
es posible automedicarse con ellos y pueden provocar dependencia. Un ejemplo de ello es la
morfina.
Entre los segundos hablamos de productos como los AINE (antiinflamatorios no esteroideos).
Son muy utilizados para combatir el dolor, la fiebre y la inflamación. Deben conocerse
sus efectos secundarios, sobre todo en el aparato digestivo, y no puede abusarse de ellos.
Antiinfecciosos
Se utilizan para combatir las infecciones de cualquier tipo. En función del agente infeccioso
admiten varias denominaciones: antifúngicos (para combatir los hongos), antibióticos (contra
las bacterias), antiparasitarios (combaten los parásitos) o antivirales (contra los virus).
Para tomar cualquiera de estos medicamentos es necesaria una receta médica. Está
totalmente desaconsejado automedicarse para evitar resistencias y que el medicamento deje
de tener efecto.
Mucolíticos y antitusivos
Los primeros se recomiendan cuando la mucosidad llega a dificultar la respiración. Los
segundos se recetan para minimizar la tos no productiva (sin mocos).
Antiulcerosos y antiácidos
Estos dos grupos de medicamentos son diferentes, pero comparten la función de reducir las
secreciones gástricas. El más popular es el omeprazol. Como efecto secundario hay que decir
que pueden alterar el tránsito intestinal.
Antidiarreicos y laxantes
Los primeros detienen los efectos de la diarrea. Inhiben la motilidad del intestino y eso ayuda
a que las heces tengan mayor volumen y consistencia.
Los laxantes tienen el efecto contrario. Se utilizan en casos de estreñimiento y su uso ha de
ser moderado. Abusar de ellos hará que el intestino no trabaje correctamente y que pierda su
capacidad para absorber nutrientes.
Antipiréticos
Su objetivo es reducir la fiebre. Algunos de los más conocidos son el paracetamol, la aspirina
o el ibuprofeno. Como sabrás, también tienen otro tipo de indicaciones. Excepto el
paracetamol, los otros dos pueden provocar algunos problemas (como efecto secundario) en
el aparato digestivo.
Antialérgicos
Estos medicamentos están destinados a combatir los efectos negativos producidos por una
hipersensibilidad o una reacción alérgica. Los más populares son los antihistamínicos.
Algunos de sus efectos secundarios son cefaleas, diarrea, fatiga o somnolencia.
En definitiva, ya ves que puede hacerse una clasificación de los medicamentos en base a
distintos criterios o a las necesidades que se tengan en cada momento
¿Qué presentación de medicamento
es la más adecuada?
En la actualidad es posible encontrar un mismo medicamento en diferentes
presentaciones. Cápsulas, comprimidos, soluciones solubles, stick packs… Cada
presentación cuenta con una serie de características que afectan no solo a la
facilidad de administración sino también a la propia acción del medicamento.
Elegir la más adecuada, teniendo en cuenta sus particularidades, puede resultar
muy útil a la hora de cumplir con las pautas de medicación prescritas.
FORMAS FARMACÉUTICAS ORALES MÁS HABITUALES
Lo que de manera común llamamos pastillas son en realidad una gran variedad de
medicamentos que se pueden presentar en diferentes formatos. Todas ellas
forman parte de las formas farmacéuticas sólidas de administración oral. Es
decir, son medicamentos que se ingieren.
Entre las formas farmacéuticas orales más habituales destacan las cápsulas y los
comprimidos. Mientras que en las cápsulas los principios activos están
protegidos por una cubierta de gelatina o glicerina, en los segundos el fármaco se
comprime para hacer más sencilla su ingesta. Existen diferentes tipos de
comprimidos, entre los que se encuentran:
Los comprimidos masticables, que necesitan ser masticados antes de ingerirse.
Los comprimidos efervescentes, para cuya ingesta es necesario diluirlos en
agua.
Los comprimidos “flash”, que se deshacen en la boca y pueden tomarse sin
necesidad de agua.
Los comprimidos recubiertos, en este caso es importante saber si el recubrimiento
es estético (para enmascarar un mal sabor por ejemplo), o funcional (es el caso de
los comprimidos gastrorresistentes, que no se podrán triturar al deber pasar
inalterados hasta llegar al intestino).
Los comprimidos ranurados, preparados para una toma oral acompañada de
agua y que pueden ser fácilmente partidos para ajustarse a una dosis específica.
MEDICAMENTOS SOLUBLES
Cada vez más medicamentos están disponibles en una versión soluble. Se
presentan en forma de granulado para disolver en agua. Entre sus ventajas
también se destaca que, al presentarse en sobres, es más fácil que podamos
combinar varios principios activos, que en ocasiones no cabrian en un comprimido
o una cápsula.
Sin embargo, entre sus desventajas se encuentra que no solo debemos disponer
de agua para poder ingerirlos. También es necesario disponer de un vaso y una
cuchara para poder disolverlo correctamente.
STICK PACKS
Las necesidades de las personas y los profesionales sanitarios han provocado que
en los últimos años se haya desarrollado un nuevo formato innovador en la
administración de los medicamentos orales. Se trata del stick pack, una
pequeña bolsa alargada de fácil apertura y dosificación exacta que supone
un envase perfecto para presentar soluciones individuales que no necesitan
de agua para ser ingeridas.
En este formato los medicamentos se presentan en forma de suspensión o
solución para facilitar su administración En las suspensiones el principio activo no
está completamente disuelto, con lo que es muy importante mezclar el producto
antes de usar apretando el stick con los dedos.
El formato stick pack resulta muy cómodo durante épocas como el verano, ya que,
además de discreto, no ocupa espacio y puede ser guardado en cualquier
bolso o bolsillo para tomarlo cuando sea necesario. Sin duda, se trata de un
formato que facilita el seguimiento de las terapias en cualquier momento o lugar.
En Kern Pharma innovamos en nuestras presentaciones y en nuestro
vademécum puedes encontrar muchos de nuestros medicamentos en formato
stick pack.
SELECCIONAR EL FORMATO MÁS ADECUADO
La vía oral es la forma más común de administrar un medicamento. No
obstante, la rapidez de la absorción del medicamento dependerá a veces de
los alimentos y de otros medicamentos que se encuentren en ese momento
en el tracto digestivo, independientemente del formato del fármaco oral que se
elija. Por ello, a la hora de ingerir un medicamento es importante prestar atención
a las recomendaciones respecto a su administración. En cuanto al formato, optar
por soluciones que no requieran de elementos externos para su ingesta, como el
stick pack, asegurará el seguimiento de la pauta prescrita.
Las formas de presentación de los medicamentos se adaptan al tipo de vía,
características del paciente y condiciones específicas de los propios
fármacos.
Clasicamente se distinguen 5 grupos de formas de presentación:
1. Sólidos
Son los comprimidos (elaborados mediante compresión del polvo del
principio activo), grageas (comprimidos envueltos en una capa), cápsulas
(cubiertas sólidas de gelatina soluble) y sobres (presentación en forma de
polvo). Los comprimidos pueden llevar cubierta entérica, liberación
retardada, etc., y a su vez pueden ser desleídos, masticables y
efervescentes.
2. Soluciones
Se trata de mezclas homogéneas en las que un sólido o líquido está
disuelto en otro líquido. Dentro de esta categoría se distinguen: los jarabes,
gotas, ampollas y viales. El jarabe es una solución concentrada de azúcar y
del medicamento en agua, y las gotas no carecen de la viscosidad del
jarabe y se administran en pequeñas cantidades. Tanto las ampollas como
los viales son recipientes estériles y se diferencian en que la ampolla
contiene una dosis lista para ser administrada y el vial contiene el fármaco
en forma de polvo liofilizado que ha de ser preparado en solución.
3. Suspensiones
Son mezclas de sólido pulverizado con otro sólido, líquido o gas. En esta
categoría distinguimos: lociones, geles, pomadas, pastas y supositorios.
Excepto los supositorios, las suspensiones están diseñadas para ser
administradas externamente y se diferencian en la textura, densidad y
bases químicas. Los supositorios se preparan en bases de crema de cacao
o gelatina y están diseñados para la administración rectal o vaginal (en este
caso se les denomina óvulos).
4. Emulsiones
Sistema en el cual el líquido está disperso sin diluirse en otro líquido.
5. Formas específicas
Son un conjunto de presentaciones específicamente diseñadas para un tipo
de medicamentos y/o vía. Dentro de este grupo se encuentran los cartuchos
presurizados (envases metálicos que contienen medicamento líquido junto a
un gas para ser administrado vía respiratoria), los dispositivos de polvo seco
(permiten inhalar el medicamento sin utilizar gases), las jeringas
precargadas, los parches transdérmicos y los nebulizadores (dispensan el
medicamento por vía tópica o mucosa mediante pulverización).