Scannone Doctrina Social de La Iglesia y Derechos Humanos
Scannone Doctrina Social de La Iglesia y Derechos Humanos
dad desestructurada por otros lados, por falta, precisamente, de esa arti
culación que da un proyecto de vida, para el que hace falta tener idea
de futuro, de esfuerzo con sentido. Porque desear significa Je-í/r/erarc,
liberarse del destino marcado ineluctablemente por las estrellas. Y si
Doctrina Social de la Iglesia (DSI)
bien siempre el deseo será deseo de otro, uno puede elegir de qué otro y Derechos Humanos'
tomarlo. Si bien siempre buscamos el reconocimiento de otro y eso le
confiere poder a ese "otro", uno puede elegir de qué otro buscar el reco por Juan Carlos Scannone S.I.
nocimiento, incluyendo la posibilidad de que ese otro sea Dios mismo Facultades de Filosofía y Teología de San Miguel
y liberarse así de todo poder terrenal, en la medida en que pensemos que
la libertad es también -pero no sólo- la necesidad hecha conciencia.
Pero ¿quién puede devolver la capacidad de desear? Es decir,
¿quién puede decirle a ese chico o a este pueblo: “tu destino no está es
crito, vos podés liberarte de las estrellas, vos podés ser artífice de tu
propio destino y no un instrumento de la ambición de nadie”?: la polí Según el Papa actual “la cuestión central de la dignidad de la
tica. Una política que al asumir el valor de la fraternidad entienda que persona humana y los derechos humanos [son] un punto de encuentro
somos seres humanos, ni ángeles ni demonios, y que no cabe sacrifi entre la Doctrina de la Iglesia y la sociedad contemporánea” (Benedic
car a nadie en el altar de la libertad o la igualdad, pero tampoco cabe to XVI 2009, p. 497): dicha dignidad es el fundamento de esos dere
resignarse a aceptar el escándalo de la injusticia. Sabemos que un chos que, “se convirtieron en el punto de referencia de un ethos uni
mundo perfecto no es posible; pero eso no nos debe llevar al derrotis versal compartido -por lo menos a nivel de aspiración- para la mayor
mo, sino a tomar conciencia de que un mundo mejor sí es posible y vale parte de la humanidad”, ya que “han sido ratificados por prácticamen
la pena luchar para construirlo. te todos los Estados del mundo” (ibid.). Lo muestra la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones
Resumen
Unidas el 10 de diciembre de 1948, reconocida por Juan Pablo II co
En el origen de la ciudad está el fratricidio (Caín y Abel, Rómulo y mo “piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad”
Remo y tantos otros ejemplos) cuando no hay un padre (instituciones) que (Juan Pablo II, Discurso en la ONU 1979, pp. 1147-8).
establezca el límite y sea capaz de encauzar ese conflicto. Las ideologías Esas alusiones a la “sociedad contemporánea" y al "progreso
basadas en los principios de Libertad o Igualdad pretendían alcanzar una moral” están suponiendo la historicidad intrínseca del gradual recono
sociedad libre de conflictos una vez que la sociedad se haya estructurado cimiento de esos derechos, aunque surjan de la misma condición natu
conforme al ideal. A partir de la Fraternidad, en cambio, es factible elabo
ral y estructural humana, que los hace universales, inalienables, in
rar un marco de análisis y propuestas que asuman al conflicto como in
violables, más allá o más acá de los contextos históricos, raciales,
herente a la condición humana. Si el vicio propio de la libertad es el ego
culturales, de género, etc. Benedicto XVI parece aceptar dicho carác
ísmo y el de la igualdad es la envidia, el de la fraternidad son los celos
que sienten los hermanos. Así como el egoísmo hace referencia a la exis ter histórico al conectar la toma de conciencia actual casi universal de
tencia de uno mismo y la envidia a la existencia del otro envidiado, los celos los derechos fundamentales, con sus graves violaciones en las dos
hacen referencia a un tercero. Esta referencia al tercero permite pensar la guerras mundiales y por los regímenes totalitarios del siglo XX. De
política y el derecho como búsqueda experimental de una justicia necesa ahí que las experiencias colectivas de injusticias históricas (Hilpert
riamente provisoria. 1998) sean un motor de los mencionados reconocimientos progresivos
de derechos, según la dialéctica -explicitada por Enrique Dussel- entre
Palabras clave: fraternidad - conflicto - política el derecho vigente a priori en una determinada época y cultura, y la
El tercer periodo se caracteriza por una total y franca acepta 3. Actual estado de la cuestión
ción no solamente de los derechos objetivos, sino de los subjetivos por
Una síntesis del estado actual de la relación entre la DSI y los
los Papas. Se inicia con Juan XXIll, en especial con Pacem in Terris
derechos del hombre la ofrece el Compendio de la DSI (Pontificio
(1963: PT, párrafos 9-34), en la cual por primera vez una encíclica se
Consejo “Justicia y Paz”, 2004: Comp.), que en su capítulo 3° “La
dirige a todos los “hombres de buena voluntad” y trata formalmente de
persona humana y sus derechos”, dedica todo el apartado IV a “Los
los derechos humanos “universales, inviolables e inalienables” (PT 9), derechos humanos” (párrafos 152-159). Los basa en el “principio
además de especificarlos y enumerarlos (sin cerrar su lista), comple
personalista” (ibid. 105) de la DSI, y en la igual dignidad inviolable
tando la planteada por Pío XII, e incluyendo los de libertad de opi de todas las personas y pueblos (ib. 145; cf 107), con innumerables
nión, expresión e información, dentro del orden moral y el bien co
citas de los últimos Papas. Reúne así las dos tradiciones: la tomista de
mún. Ya no se trataba sólo de la euestión obrera capital-trabajo en el la ley natural y la moderna de los derechos del hombre (ib. 140). A
nivel nacional, sino de Injusticia ante las desigualdades y del derecho
los caracteres ya clásicamente enunciados de éstos, a saber: su univer
al desarrollo en el plano internacional, así como de la cooperación salidad, inviolabilidad e inalienabilidad (ib. 153) agrega también el de
económica mundial. Más tarde la cuestión de la dignidad inalienable su indivisibilidad (ib. 154). Luego vuelve a especificarlos por extenso
de todo y cada hombre como fuente de sus derechos económicos, (ib. 157), retomando la lista expuesta en CA 47. Es de notar el recono
sociales, polítieos, eiviles y culturales abordada -por primera vez por cimiento de la extensión del campo de los derechos humanos a los de
un Concilio ecuménico- por el Vaticano II en la Constitución Pastoral pueblos y naciones, sobre todo a su autodeterminación e independen
Gaudium et Spes (1965: GS). En la misma línea profundizaron las cia (Comp. 157), a “su libre cooperación en vista del bien común su
encíclicas sociales siguientes el planteo de los dereehos tanto de se
perior de toda la humanidad” (ib.), incluyendo el “derecho fundamen
gunda generaeión (eeonómicos y sociales) como de la tercera (derecho tal a la existencia” y a la “propia lengua y cultura, mediante las cuales
de los pueblos: al desarrollo, a la herencia común de la humanidad, a un pueblo expresa y promueve su ‘soberanía’ espiritual”, pero “exclu
la autonomía eultural, a la independencia), y la cuarta (a un sano medio
yendo... toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en
ambiente). Así es como se destacan tanto la Populorum Progressio (de
particular, la opresión a las minorías” (ib.). Por su parte Benedicto
Pablo VI, 1967: PP), la Sollicitudo Rei Socialis (de Juan Pablo II,
XVI reconoce que “estrictamente hablando, estos derechos humanos
1987: SRS) y la Caritas in Veritate (de Benedicto XVI, 2009: CiV), no son verdades de fe”, sino de razón, pero que “reciben una confir
con respecto al derecho y la vocación al desarrollo humano integra! y
mación ulterior desde la fe” (Benedicto XVI 2009) porque Cristo “re
solidario, -pues “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz” (PP 76; vela al hombre al propio hombre” (ib., citando GS 22).
cf Juan Pablo 11, Centesimas Annus 1991: CA 52)-, como también la
Con todo, como la DS no se queda en los meros principios, si
Laborem Exercens (de J. Pablo II, 1981) referida al derecho al trabajo
no que exige ser puesta en práctica, el Compendio, por un lado, cons
no alienado, etc. Pero, como ya lo afirmaba PT (28-34), en cada uno de
tata que hoy “la solemne proclamación de los derechos del hombre se
los casos, a los derechos corresponden deberes humanos.
ve contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, guerras y
Una mención especialísima merece la Declaración del Coneilio violencias de todo tipo”, que detalla, comenzando por “los genocidios
Vaticano II Dignitatis Humanae (1965; ver también GS 17)) sobre la
y las deportaciones en masa” y “la difusión de nuevas formas de es
libertad religiosa, pues por primera vez un Concilio reconoce el pleno
clavitud”, entre otras, “el tráfico de seres humanos, los niños solda
derecho al ejercicio de la libertad responsable, libre de cualquier coer dos...[y] el tráfico de drogas”. Y, por otro lado, reconoce que la mi
ción, inclusive del Estado, para obrar según la propia eoneiencia en
sión eclesial “incluye la defensa y la promoción de los derechos fun
cuestión de religión, tanto en el ámbito privado como en el público,
damentales del hombre”, “estima en mucho el dinamismo de la época
cada uno solo o asociado con otros. Es decir la DSI consagra así defi actual, que está promoviendo por todas partes tales derechos” (ib. 158)
nitivamente los derechos subjetivos del hombre y la inviolabilidad e y se compromete a su anuncio y la denuncia de sus violaciones (ib.
incoercibilidad de su conciencia eomo referente normativo y no sólo 159). Por ello Benedicto XVI nombra como “uno de los más críticos
como “mal menor” en las actuales sociedades pluralistas y seculares. problemas sociales de las décadas recientes... el flagrante contraste
Y se refuta la falacia del argumento que “el error no da dereehos”, entre la atribución equitativa de los derechos y el acceso desigual a los
fundamentando el respeto a la conciencia en la dignidad y la naturale medios para lograr [los]”. Aún más, afirma que hoy constituye para los
za misma de la persona humana (Migliore 2007, Velasco 2004).
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cristianos “una tragedia vergonzosa que una quinta parte de la humani (ibid.); según mi interpretación, así se está pidiendo que se profundice
dad pase hambre”, de modo que se debe “asegurar una adecuada aporta icológicamente el tema en dirección de un futuro reconocimiento del
ción de alimento, así como la protección de recursos vitales como el ilcrecho universal de migración.
agua y la energía” (Benedicto XVI 2009). Por lo tanto, resumiendo, la DSI toma hoy muy en serio la de
Con respecto a los derechos de cuarta generación, a saber los fensa de los derechos del hombre, aun los de tercera y cuarta genera
ecológicos y los de migrantes y de libre circulación (Massiah 2011), ción- como parte no sólo integrante (DP 338) sino también esencial de
los primeros son ampliamente reconocidos por Benedicto XVI, v.g. su misión (DSD 165), porque “la Iglesia... considera esta solicitud por
cuando aborda las cuestiones del “ambiente natural”, “la justicia inter el hombre, por su humanidad, por el futuro de los hombres sobre la
generacional”, los “recursos no renovables”, la energía, el agua, la tierra y, por consiguiente, también por la orientación del desarrollo y
tierra, el aire, el clima, etc. (CiV 48-51). Ya antes el Compendio les dcl progreso, como un elemento esencial de su misión, indisoluble
había dedicado a dichos derechos todo el capítulo X (451-487), conec mente unido con ella” (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 15, el sub
tándolos con el “principio de la destinación universal de los bienes” de rayado es mío; cf CA 5).
la DSI (Comp. 482), considerando así el medio ambiente como “bien
colectivo” de responsabilidad común (ib. 468) y propugnando el “res 4. La contribución de la DSI latinoamericana a la cuestión de
peto del hombre... [y] el respeto hacia las demás criaturas vivientes” los derechos del hombre
(ib. 559) y a los ecosistemas (ib. 473).
Para no retomar el tema más abajo, deseo añadir aquí que el El Compendio arriba mencionado reconoce que el sujeto de la
episcopado latinoamericano, por su parte, considera en el Documento DSI no es sólo el magisterio, sino todo el Pueblo de Dios, incluidos los
de Santo Domingo (1992; DSD) la ecología como un “nuevo signo de laicos, aunque “las aportaciones múltiples y multiformes” de todos sus
los tiempos” (DSD 169-175), promueve ante la crisis del medio am miembros sean “asumidas, interpretadas y unificadas por el Magiste
biente una “ética ecológica”, reconoce que el hombre no es dueño sino rio, que promulga la enseñanza social como doctrina de la Iglesia”
administrador de la tierra (DSD 171) y contrapone la mentalidad indí (Comp. 79). Además reconoce que no se trata sólo del magisterio social
gena hacia ella, a la mercantilista (DSD 172). Por su parte el Docu universal de Papas y Concilios, sino también del particular, es deeir, del
mento de Aparecida (2007; DA) le dedica al tema los números 470- "episcopal, que especifica, traduce y actualiza la enseñanza en los aspec
475, critica desde la problemátiea eeológiea “el actual modelo econó tos concretos y peculiares de las múltiples y diversas situaciones loca
mico” (DA 473), propugna un “modelo de desarrollo alternativo” (DA les” (ib. 80), como son las de AL y el Caribe. Tal magisterio social parti
474) y manifiesta su preocupación ecológica sobre todo por la Ama cular toma una relevancia especial cuando se trata de las Conferencias
zonia (DA 475) y la Antártida (DA 87, con cita de Juan Pablo II), por Generales del Episcopado de todo nuestro Subcontinente (cf Scannone
su repercusión ambiental universal. 2008), a saber, las de Río de Janeiro (1955), Medellín (Med. 1968), Pue
bla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).
En relación con los migrantes, el Compendio, citando a Juan
Pablo II, condena su discriminación, pues se les debe reconocer “los En este cuarto apartado de mi exposición abordaré algunas con
derechos garantizados a los trabajadores nacionales” (Comp. 298); tribuciones especificas de la DSI latinoamericana a la mejor com
reclama que “la regulación de los flujos migratorios [se haga] según prensión y mayor promoción de los derechos humanos, en especial, en
criterios de equidad y de equilibrio” y cita GS 66 cuando defiende “el AL, aunque con proyección mundial. En primer lugar me referiré a la
derecho a la reunión de sus familias” (ibid.). Para redondear este punto opción prej'erencial por los pobres, por su liberación y sus derechos
recuerdo que -en AL- el DSD considera la movilidad humana como como a la aportación mayor de AL a la DSI (4.1). Luego trataré del
otro “signo de los tiempos” (DSD 186-189), y el DA no solo tiene enfoque socio-estructural de esos derechos y de su reivindicaeión,
frecuentemente presentes a los migrantes (DA 65, 200, 207, 402, 407- como otra contribución complementaria relevante (4.2). En tercer
416), sino que exige que la “política migratoria... tenga en euenta los lugar me fijaré en ellos como nuevo signo de los tiempos en AL (4.3),
derechos de las personas en movilidad” (DA 414). Aún más, propone ya sea considerándolos en general (4.3.1), ya sea tratando de los dere
“ahondar [el] esfuerzo pastoral y teológico [de la Iglesia] para promo chos civiles 1’ políticos elementales, como reacción a la ideología de la
ver una ciudadanía universal en la que no haya distinción de personas” seguridad nacional y a sus aberrantes violaciones de los mismos; pues
en nuestra América, como había pasado ya en el nivel universal, la
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sensibilidad cristiana reaccionó más prontamente ante la conculcación De ahí que Medellín introduzca, además del planteo del dere
de los derechos económicos y sociales que ante la de los políticos, cho de los pueblos de AL a su “desarrollo integral”, también el de su
reconociendo ahora la indivisible unidad e interrelacionalidad de todos “liberación integral” (Med. 1, 4) o “plena” (Med. 8, 6), a saber: “de
ellos, fundados en la dignidad intangible de la persona humana (4.3.2). todo hombre y de todo el hombre” (Med. 5, 15; cf 10, 9 y 13), lo que
Y, finalmente me detendré en la defensa especial por la DS latinoame ya antes de la Segunda Conferencia y, sobre todo, después de la mis
ricana de los derechos de los más preteridos, a saber; los pueblos ori ma, fue asumido por la teología y la pastoral latinoamericanas. Éstas
ginarios y los afro-latinoamericanos, a quienes se les reconoce hoy un no hablan solamente de “libertades” sino de “liberación” porque se
protagonismo inédito (4.3.3). Por último expondré una breve conclu reconoce una situación de dependencia y cautiverio, signada por “una
sión de todo el trabajo. injusticia que clama al cielo” (Med. 1, 1; 2, 1) y por la violencia, aun
institucionalizada (Med. 2, 1). En consecuencia Medellín (y las Confe
4.1. La opción preferencial y solidaria por los pobres rencias que la retomaron) intentó responder, desde el Evangelio, al
Esta opción dice más que los derechos económicos y sociales “sordo clamor... de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una
(aun culturales) del hombre, sobre todo, del pobre, pero los incluye liberación que no les llega de ninguna parte” (Med. 14, 2). Pues ya no
se trataba entonces solamente de la “cuestión obrera” como en RN y
necesariamente. Pues implica amor preferencial, que necesariamente
QA, sino de la situación socio-estructural y socio-cultural de todo un
presupone justicia y el respeto a la dignidad de la persona y sus
derechos, aunque los desborda. Por ello fue fácil traducir dicha opción Continente dentro de un contexto mundial cada vez más globalizado
en lenguaje de derechos, como lo hace repetidas veces el Compendio según hegemonías internacionales injustas (cf PP). Muchas veces, sin
(cf párrafos 23, 81, 268). Es preferencial, porque no es exclusiva ni usar la terminología de los derechos humanos, desde Medellín a Apa
recida se los reivindica, reconoce y promociona en lenguaje de libera
excluyente (DP 1145, 1165); pero marca un peculiar reconocimiento
ción y de opción preferencial y solidaria por los pobres. Son testimo
de los derechos violados de los pobres, debido a lo no pocas veces into
lerable de su situación y a la urgencia de su reparación. nio de ese compromiso los mártires latinoamericanos, entre los cuales
no sólo se sitúan pastores como Mons. Oscar Romero (El Salvador) o
Según mi opinión, ése es el aporte principal de la Iglesia latinoa
Mons. Enrique Angelelli (Argentina), y teólogos y filósofos como Ig
mericana a la DSI universal, pues su explicitación y formulación fue
nacio Ellacuría (El Salvador), sino también muchos cristianos cuyos
recibida luego por ésta y por los Papas (Scannone 2008), sobre todo nombres permanecen en el anonimato.
por Juan Pablo II, que la tomó como orientadora de su pontificado.
Pues, aunque de hecho ella se dio desde la vida misma de Cristo y de 4.2. Elfactor estructural en la consideración de los derechos humanos
la primitiva Iglesia (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción
Libertatis Conscientia 66-70), es mérito de la Iglesia latinoamericana Aunque ya Juan XXIII, el Concilio y Pablo VI habían remarca
su clara explicitación como ineludible característica cristiana, su for do la importancia de ese enfoque y factor, con todo, pienso que fueron
mulación sintética como opción pastoral que responde a los signos de sobre todo la Conferencia de Medellín, la teología de la liberación que
los tiempos, y el hecho mismo de su adopción colegial por todo un se inspiró en ella y las Conferencias posteriores que reafirmaron dicha
episcopado continental y su posterior asunción por la Iglesia universal. relevancia dentro de la DSI, repercutiendo luego en el magisterio de
De hecho dicha opción se vivió y expresó implicitamente en la Juan Pablo II. Para no extenderme, me referiré ahora sólo a Medellín,
Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín de considerable influjo en el magisterio social posterior, tanto univer
(1968), sobre todo en los documentos “Justicia”, “Paz” y “Pobreza de sal (Montes 1991) como regional y local.
la Iglesia”, aunque prácticamente permeó todas las Conclusiones. Más Así es como Medellín, refiriéndose a la situación de AL, no só
tarde, la Conferencia de Puebla (1979) interpretó auténticamente que, lo habla -retomando afirmaciones de PP- de "estructuras opresoras"
como tal ya se había dado en Medellín y la explicitó como opción (Med. 4, 3), sino que avanza hasta denunciar "pecados, cuya cristaliza
fundamental de la Iglesia latinoamericana (DP 1134; ver también: ción aparece evidente en las estructuras injustas que caracterizan la
382, 707, 711, 733, 769, 1217), que luego fue reiterada y enriquecida situación de AL" (Med. 1, 2), "estructuras inadecuadas e injustas"
tanto por la Conferencia de Santo Domingo como por la de Aparecida. (Med. 15, 1), y la "situación de injusticia" y "situación de pecado"
(Med. 2, 1) que vive el Continente, así como la "violencia instituciona-
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lizada, cuando por defecto de las estructuras... se violan así derechos ve, no sólo se trata de los principios de solidaridad y del bien común,
fundamentales" (Med. 2, 16), violencia institucional que, a su vez. sino también del de subsidiaridad (del Estado con respecto a las es
provoca “la tentación de la violencia” armada (ibid.). Asimismo critica tructuras intermedias), como principios clave de la DSl.
"estructuras internacionales de dominación que condicionan en forma
decisiva el subdesarrollo de los pueblos periféricos" (Med. 10, 15) y 4.3. Los derechos del hombre, nuevo signo de los tiempos
"estructuras de dependencia económica, política y cultural" respecto "a
las metrópolis industrializadas que detentan el monopolio de la tecno 4.3.1. Consideración general
logía y de la ciencia (neo-colonialismo)" (Med. 10,2).
Ya la Conferencia de Río (1955) mencionaba el compromiso de
Algunas de esas expresiones van a ser retomadas luego y clarifi
la Iglesia latinoamericana con los campesinos, indígenas y gente de
cadas por el magisterio universal, tanto en la Exhortación postsinodal
color, es decir, con sus derechos. Luego, Medellín no solo alude posi
Reconciliatio el Poenitentia 16 como en la encíclica Sollicitiido Reí
tivamente a la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 (Med.
Socialis (SRS 36), ambas de Juan Pablo 11, quien, mencionando las "si
2, 36), sino que varias veces los nombra y explícita (Med. 7, 21), po
tuaciones de pecado", se refiere no sólo al "pecado social", sino también
niendo énfasis en los “derechos de los pobres y oprimidos” (Med. 2,
a "mecanismos perversos" (SRS 17) y "estructuras de pecado" (SRS 36).
22) y la lucha del pueblo por los mismos (Med. 2, 27). Más tarde.
De ese modo se propugnó para un "gran territorio socio-cultural" Puebla usa mucho más veces tal lenguaje (DP 40, 90, 49, 146, 318,
(Vaticano 11, Ad Gentes 22) como es AL, la liberación tanto en el 337), afirma su defensa como “parte integral de la evangelización”
orden de la conversión personal como en el del orden social justo (DP 338), meneiona varios de ellos por sus nombres o categorías (DP
(Med. 2, 14 y 20), a saber, la liberación de estructuras económicas, 492, 1034, 1095, 1271, 1272, 1276, 1279, 1292) y los vincula explíci
sociales, políticas y culturales, en cuanto son "estructuras de pecado". tamente con su opción fundamental, al proclamar su “preocupación
Pues “no tendremos un continente nuevo sin nuevas y renovadas es preferencial en defender y promover los derechos de los pobres, los
tructuras; sobre todo no habrá continente nuevo sin hombres nuevos” marginados y los oprimidos” (DP 1217). No es de extrañar tal empleo
(Med. 1, 3; cf ib., 14). Especialmente los laicos cristianos deberán del lenguaje de los derechos humanos, porque eran tiempos de “regí
asumir un "compromiso en el plano de las estructuras socio-económicas menes de seguridad nacional”.
que conduzca a las necesarias reformas de las mismas” (Med. 7, 9),
En ese mismo camino Santo Domingo da un nuevo paso impor
incluida “una auténtica y urgente reforma de las estructuras y políticas
tante hacia adelante al reconocer los derechos humanos como uno (el
agrarias” para “la promoción humana de las poblaciones campesinas e
primero en la lista) de “los nuevos signos de los tiempos en el campo
indígenas” (Med. 1, 14).
de la promoción humana” y al dedicarles todo un apartado del docu
El necesario “cambio de estructuras” (Med. 1, 3; ib., 14) co mento (DSD 164-168), sin desmedro de otras numerosas menciones
rresponde a los seglares (Med. 10, 9), obrando especialmente “en los (ver el índice de materias). El documento reconoce que “la conciencia
ambientes o estructuras funcionales donde se elabora y decide en gran de los derechos humanos ha progresado notablemente desde Puebla
parte el proceso de liberación y humanización de la sociedad” (Med. junto con acciones significativas de la Iglesia en este campo” (DSD
10, 13). Implica también la creación de “estructuras intermedias entre 166), afirma que su raíz profunda está en el Evangelio y, por eso para
la persona y el Estado”, las cuales “constituyen la trama vital de la la Iglesia no sólo forman parte integral de su misión sino que consti
sociedad” y “deben ser organizadas libremente, sin indebida interven tuyen “una exigencia esencial de su misión evangelizadora” (DSD
ción de la autoridad o de grupos dominantes”; a través de ellas “toda 165; subrayado mío), equipara en unidad los derechos civiles, econó
la población, muy especialmente las clases populares, han de tener... micos, sociales y políticos (ver más abajo; 4.3.2), y “denuncia espe
una participación receptiva y activa, creadora y decisiva, en la cons cialmente] las violencias contra los derechos de los niños, la mujer,
trucción de la sociedad”, “en vista de su desarrollo y...la realización los grupos más pobres de la sociedad; campesinos, indígenas y afroa
del bien común total” (Med. 1, 7). Tanta importancia les da la Confe mericanos” (DSD 168; ver abajo 4.3.3). También es de notar el estre
rencia, que exige “respetar siempre los inalienables derechos de las cho vínculo entre tales derechos y la DS, reconocido al proponerse la
personas y de las estructiiras intermedias, como protagonistas de este Iglesia; “promover, de modo más eficaz y valiente, los derechos huma
proceso” (de industrialización) (Med. 1,15; subrayado mío). Como se nos, desde el Evangelio y la DSI” (ibid.).
í
34 Scannone DSI y Derechos Humanos 35
Más recientemente, la Conferencia de Aparecida relaciona la ción en los derechos políticos, no dejan de considerar también los
problemática de los derechos con nuevo?, fenómenos, como son la socio-económicos. A esa y a las otras ideologías mencionadas, todas
globaüzación -que debería estar “marcada por la solidaridad, por la ellas conculcadoras de algunos derechos del hombre, opone la Confe
justicia y por el respeto de los derechos humanos”- (DA 64), con “los rencia “los valores de la antropología cristiana” (DP 552) y la “Doc
nuevos rostros de pobres” y “nuevos excluidos” que ese nuevo fenó trina o Enseñanza Social de la Iglesia” (DP 538, 556), que, sin ser
meno hace surgir (ver su enumeración en DA 402; cf ib. 65); con la ideología (DP 540), pueden inspirar proyectos históricos democráticos
democracia restablecida que -para serlo verdaderamente- ha de ser o ideologías políticas, tomando ahora esa palabra no en su sentido
“participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos peyorativo, sino neutro (cf. DP 535).
humanos” (DA 74), sin caer en “regímenes de corte neopopulista” De ahí que también en otras partes del Documento, refiriéndose
(ib.); y critica sus nuevas violaciones (DA 79-82). a la “doctrina de la seguridad nacional”, se condene “el carácter totali
tario o autoritario de los regímenes de fuerza de donde se ha derivado
4.3.2. Democracia y derechos humanos el abuso del poder y la violación de los derechos humanos” (DP 49),
Mi impresión es que tanto en el magisterio universal como en el inclusive los civiles, creando así “angustias por la represión sistemáti
latinoamericano la sensibilidad cristiana fue conmovida antes por la ca o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad,
violación de los derechos económicos y sociales, y, sólo luego, por la apremios desproporcionados, torturas, exilios. Angustias en tantas fa
de los civiles y políticos. Del primero se habló más arriba, en relación milias por la desaparición de sus seres queridos, de quienes no pueden
con León XIII y los Papas posteriores. Algo semejante pasó en nuestra tener noticia alguna. Inseguridad total por las detenciones sin órdenes
América, pues Medellín se preocupó sobre todo de los derechos de judiciales”, etc. (DP 42), de modo que “asesinatos, desapariciones,
segunda generación, aunque sin menospreciar los de la primera; pero prisiones arbitrarias, actos de terrorismo, secuestros, torturas continen
el surgimiento de la “doctrina de la seguridad nacional” y las aberra talmente extendidas, demuestran irrespeto por la dignidad de la perso
ciones de los regímenes militares provocaron que Puebla pusiera igual na humana. Algunas pretenden justificarse incluso como exigencias de
énfasis en los civiles y políticos, sin olvidar los socio-económicos. la seguridad nacional” (DP 1263) o “amparar sus actitudes con una
Luego, como ya lo dije, Santo Domingo reconoció que todos ellos son subjetiva profesión de fe cristiana” (DP 49). Pero la Conferencia re
un “nuevo signo de los tiempos” y valoró en toda su importancia no sólo afirma claramente que “la tortura, los secuestros, la persecución de
el contenido -como ya lo habían hecho las Conferencias anteriores-, disidentes políticos o de sospechosos y la exclusión de la vida pública
sino también el lenguaje referente a ellos, lo que fue continuado y com por causa de las ideas, son siempre condenables” (DP 531). Y, si esos
pletado por Aparecida. crímenes son realizados por la autoridad, “envilecen a quienes los
Cuando la Conferencia de Puebla habla de las ideologías, ade practican, independientemente de las razones aducidas” (ibid.).
más de las tratadas por el magisterio universal (liberalismo capitalista 4.3.3. Los derechos humanos de indígenas y afroamericanos
y colectivismo marxista: DP 542-547), le dedica varios párrafos a la
“Doctrina de la Seguridad Nacional, que es de hecho, más una ideolo Más arriba cité la mención especial de los derechos de indíge
gía que una doctrina” (DP 547), criticándole su vinculación con un nas y afroamericanos (DSD 168), pues concuerda con la opción prefe
“modelo económico-político elitista y verticalista, que suprime la rencia! de la Iglesia, ya que ellos son frecuentemente las víctimas más
participación del pueblo en las decisiones políticas”, su pretensión de amenazadas. Y a aparecía una preocupación singular por esos dos grupos
justificarse como “defensora de la civilización occidental y cristiana”, en Río y, sobre todo, en Medellín. Luego, en Puebla se los considera a
su “sistema represivo, en concordancia con su concepto de ‘guerra ambos como “los más pobres entre los pobres” (DP 34) y a la mujer en
permanente’” (ibid.). Por todo ello “entendida como ideología absolu esos y otros sectores marginados como “doblemente oprimida y margi
ta no se armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto nada” (DP 1135 nota); se reconocen las violaciones de sus derechos
responsable de la realización de un proyecto temporal, ni del Estado, humanos durante la conquista (DP 10) y hasta nuestros días; se rescatan
en cuanto administrador del bien común. Impone en efecto, la tutela las figuras de los grandes defensores de los indios en aquel tiempo (DP
del pueblo por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una 8), y se pide perdón con humildad porque entonces, en cambio, “el pro
acentuada desigualdad de participación en los resultados del desarro blema de los esclavos africanos no mereció, lamentablemente, suficien
llo” (DP 549; ver 314). Nuevamente los obispos, aunque fijan su aten- te atención evangelizadora y liberadora de la Iglesia” (ibid., nota).
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Santo Domingo, probablemente por el contexto de los 500 años, La mayor toma de conciencia y la acción por ios derechos
se aboca más detalladamente a esos dos grupos sociales más preteri humanos continuó y continúa en la Iglesia latinoamericana. Baste como
dos, ya no hablando de la cultura latinoamericana (como Puebla) sino testimonio la Guía Pastoral de Derechos Humanos, que está por publi
de las culturas latinoamericanas y del Caribe (en plural), y dedicando car el Departamento “Justicia y Solidaridad” del CELAM (Consejo
un apartado del capítulo III a la “Unidad y pluralidad de las culturas Episcopal Latinoamericano); allí se considera que “la Pastoral de De
indígenas, afroamericanas y mestizas” (DSD 243-250). Allí se recono rechos Humanos se ubica dentro de la Pastoral Social como eje verfe-
ce el carácter “multiétnico y pluricultural” del Continente (DSD 244), hrador, elemento primordial de la misma" (155, cf Introducción) y
se valoran especialmente las culturas de dichos grupos (DSD 245, como su 'dorazón" (ibid. 89; los subrayados son míos), de modo que
246, 248, 249), el concepto, amor y derecho a la tierra que ellas pre dicha Pastoral Social “debe promover, de modo eficaz y valiente, los
servan (DSD 172, 174) y su religiosidad, promoviéndose también el Derechos Humanos, desde el Evangelio y la DSl” (ibid. 156 citando
diálogo interreligioso con sus religiones autóctonas y descubriendo en DSD 168).
éstas “semillas del Verbo” (DSD 245), así como promocionando vo
En resumen, a pesar de los primeros malentendidos entre la
caciones sacerdotales entre jóvenes católicos de esas etnias (DSD 80). Iglesia católica y la “Declaración de los derechos del hombre y del
Finalmente, la Conferencia de Aparecida detecta otra inédita ciudadano” por la Revolución Erancesa, tanto la DSI en el nivel uni-
novedad en la cuestión, a saber, “la presencia más protagónica de la \ersal de los Papas y del último Concilio, como en el particular de las
sociedad civil y la irrupción de nuevos actores sociales, como son los Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe
indígenas, los afroamericanos, las mujeres, los profesionales, una ex no sólo aceptan plenamente los derechos humanos, aun los subjetivos,
tendida ciase media y los sectores marginados organizados”, pues “es sino que los fundan en el Evangelio y la dignidad de la persona huma
tos grupos están tomando conciencia del poder que tienen entre manos na que es uno de los pilares de la antropología cristiana y la DSI.
y de la posibilidad de generar cambios importantes para el logro de
políticas públicas más justas, que reviertan la situación de exclusión” BIBLIOGRAFÍA
(DA 75). Tanto es así que luego agradecen a Dios “el protagonismo
que van adquiriendo sectores que fueron desplazados: mujeres, indí I - Documentos de la Iglesia:
genas, afroamericanos, campesinos y habitantes de áreas marginales 1) Universales: León XIll, encíclica Renim Novarum, en- Ocho Gran
de las grandes ciudades” (DA 128). Aún más, dedica a indígenas y des Mensajes (8 GM), Madrid, BAC, 1981 19-56, texto latino original: Acta
afros varios párrafos especiales, criticando fuertemente su situación Leonis XIII II (1892) 97-148; Pío XI, ene. Qi/adragesimo Anno (QA), en:
social, reivindicando sus derechos y sus valores culturales, que detalla 8GM, 63-120, original: Acta Apostolicae Seáis (AAS) 23 (1931) 177-221; Pío
Xll, Radio,nensaje de Navidad 1942. AAS 34 (1942) 10-21; id., Radiomensaje
(DA 88-97; 529-533; en especial: 92-3 y 97). Y asevera: “la Iglesia
de Navidad 1944. AAS 36 (1944) 249-258; Juan XXIII, ene. Pacem in Terris
acompaña a los indígenas y afroamericanos en las luchas por sus legí (PT), 8GM, 211-258, orig.: AAS 55 (1963) 257-304; Concilio Vaticano 11
timos derechos” (DA 89), así como también detecta que ambos grupos "Constitución pastoral Gandhm et Spes" (GS).en-. \á.. Constituciones. Decre
“emergen ahora en la sociedad y en la Iglesia. Éste es un kairós para tos. Declaraciones. Documentos pontificios complementarios (m castellano y
profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que latín), Madrid, BAC, 1965. 209-356; id., “Declaración Dignitatis Humanad'
reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y co (DH), ibidem 683-705; Pablo VI, ene. Populo,-um Progi-essio (PP) en- 8 GM
lectivos" (DA 91). 329-365, orig.: AAS 59 (1967) 257-299; Juan Pablo II, ene. 'Redemptor
Entre éstos se mencionan, en el caso de “los pueblos indígenas y Hominis (RH). Buenos Aires, Ed. Paulinas, 1979, orig.: AAS 71 (1979) 257-
324; id., “Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octu
originarios” tanto “el fortalecimiento de sus identidades y organizacio bre de 1979, orig, en inglés: ibid. 1144-1160; id., ene. Laho,-em E.xeirens
nes propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilin (LE). Bs. As., Ed. Paulinas, 1981, orig.: AAS 73 (1981) 577-647; id., ene.
güe” (DA 530) como que las vocaciones sacerdotales y religiosas indi- Sollicitudo Rei Socialis (SRS), Bs. As., Ed. Paulinas, 1988, orig.: AAS 80
genas reciban “una formación inculturada”, teológica y espiritualmente (1988) 513-566; id., ene. Centesimas Annus (CA), Bs. As,, Ed. Paulinas,
adecuada, pero “sin que ello les haga perder sus raíces y, de esta forma, 1991, orig.: AAS 83 (1991) 793-867; Congregación para la Doctrina de la Fe,
puedan ser evangelizadores cercanos a sus pueblos y culturas” (DA 325). Instrucción Libertatis Conscientia (LC), Bs. As., Ed. Paulinas, 1986; Benedic
to XVI, ene. Deus Caritas E.st (DCE), Ciudad del Vaticano, Libreria Editrice
Vaticana, 2006, orig.: AAS 98 (2006)217-252: id.: “Discurso a los miembros
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