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Scannone Doctrina Social de La Iglesia y Derechos Humanos

Este documento discute la relación entre la Doctrina Social de la Iglesia y los Derechos Humanos. Explica que hubo una "prehistoria" donde la Iglesia no veía los derechos subjetivos como los entendemos hoy, pero que luego con la Escuela de Salamanca se reconoció la dignidad de todos los seres humanos. Luego describe tres períodos en la historia de esta relación: inicialmente hubo desacuerdos entre la Iglesia y los revolucionarios franceses, pero con León XIII se inició un período donde
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Este documento discute la relación entre la Doctrina Social de la Iglesia y los Derechos Humanos. Explica que hubo una "prehistoria" donde la Iglesia no veía los derechos subjetivos como los entendemos hoy, pero que luego con la Escuela de Salamanca se reconoció la dignidad de todos los seres humanos. Luego describe tres períodos en la historia de esta relación: inicialmente hubo desacuerdos entre la Iglesia y los revolucionarios franceses, pero con León XIII se inició un período donde
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22 Del Percio

dad desestructurada por otros lados, por falta, precisamente, de esa arti­
culación que da un proyecto de vida, para el que hace falta tener idea
de futuro, de esfuerzo con sentido. Porque desear significa Je-í/r/erarc,
liberarse del destino marcado ineluctablemente por las estrellas. Y si
Doctrina Social de la Iglesia (DSI)
bien siempre el deseo será deseo de otro, uno puede elegir de qué otro y Derechos Humanos'
tomarlo. Si bien siempre buscamos el reconocimiento de otro y eso le
confiere poder a ese "otro", uno puede elegir de qué otro buscar el reco­ por Juan Carlos Scannone S.I.
nocimiento, incluyendo la posibilidad de que ese otro sea Dios mismo Facultades de Filosofía y Teología de San Miguel
y liberarse así de todo poder terrenal, en la medida en que pensemos que
la libertad es también -pero no sólo- la necesidad hecha conciencia.
Pero ¿quién puede devolver la capacidad de desear? Es decir,
¿quién puede decirle a ese chico o a este pueblo: “tu destino no está es­
crito, vos podés liberarte de las estrellas, vos podés ser artífice de tu
propio destino y no un instrumento de la ambición de nadie”?: la polí­ Según el Papa actual “la cuestión central de la dignidad de la
tica. Una política que al asumir el valor de la fraternidad entienda que persona humana y los derechos humanos [son] un punto de encuentro
somos seres humanos, ni ángeles ni demonios, y que no cabe sacrifi­ entre la Doctrina de la Iglesia y la sociedad contemporánea” (Benedic­
car a nadie en el altar de la libertad o la igualdad, pero tampoco cabe to XVI 2009, p. 497): dicha dignidad es el fundamento de esos dere­
resignarse a aceptar el escándalo de la injusticia. Sabemos que un chos que, “se convirtieron en el punto de referencia de un ethos uni­
mundo perfecto no es posible; pero eso no nos debe llevar al derrotis­ versal compartido -por lo menos a nivel de aspiración- para la mayor
mo, sino a tomar conciencia de que un mundo mejor sí es posible y vale parte de la humanidad”, ya que “han sido ratificados por prácticamen­
la pena luchar para construirlo. te todos los Estados del mundo” (ibid.). Lo muestra la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones
Resumen
Unidas el 10 de diciembre de 1948, reconocida por Juan Pablo II co­
En el origen de la ciudad está el fratricidio (Caín y Abel, Rómulo y mo “piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad”
Remo y tantos otros ejemplos) cuando no hay un padre (instituciones) que (Juan Pablo II, Discurso en la ONU 1979, pp. 1147-8).
establezca el límite y sea capaz de encauzar ese conflicto. Las ideologías Esas alusiones a la “sociedad contemporánea" y al "progreso
basadas en los principios de Libertad o Igualdad pretendían alcanzar una moral” están suponiendo la historicidad intrínseca del gradual recono­
sociedad libre de conflictos una vez que la sociedad se haya estructurado cimiento de esos derechos, aunque surjan de la misma condición natu­
conforme al ideal. A partir de la Fraternidad, en cambio, es factible elabo­
ral y estructural humana, que los hace universales, inalienables, in­
rar un marco de análisis y propuestas que asuman al conflicto como in­
violables, más allá o más acá de los contextos históricos, raciales,
herente a la condición humana. Si el vicio propio de la libertad es el ego­
culturales, de género, etc. Benedicto XVI parece aceptar dicho carác­
ísmo y el de la igualdad es la envidia, el de la fraternidad son los celos
que sienten los hermanos. Así como el egoísmo hace referencia a la exis­ ter histórico al conectar la toma de conciencia actual casi universal de
tencia de uno mismo y la envidia a la existencia del otro envidiado, los celos los derechos fundamentales, con sus graves violaciones en las dos
hacen referencia a un tercero. Esta referencia al tercero permite pensar la guerras mundiales y por los regímenes totalitarios del siglo XX. De
política y el derecho como búsqueda experimental de una justicia necesa­ ahí que las experiencias colectivas de injusticias históricas (Hilpert
riamente provisoria. 1998) sean un motor de los mencionados reconocimientos progresivos
de derechos, según la dialéctica -explicitada por Enrique Dussel- entre
Palabras clave: fraternidad - conflicto - política el derecho vigente a priori en una determinada época y cultura, y la

Publicamos el original español de la entrada “Doutrina social da Igreja”, que


aparecerá (en portugués) en la Enciclopedia Latino-americana de Direitos Huma­
nos, organizada por los Prof Antonio C. Wolkmcr y Antonio Sidhkum (Brasil).
Stromata 67 (2011) 23-38
24 Scannone DSI y Derechos Humanos 25
experiencia comunitaria a posteriori de flagrantes injusticias con los tropológico-teológico sobre los indígenas americanos acrecentó en
“sin-derecho-todavía” (Dussel 2001, p. 152). Así se van descubriendo Occidente la conciencia de los derechos humanos en cuanto tales y de
históricamente, pero con carácter definitivo, nuevos derechos emer­ su universalidad, no en último lugar por la doctrina teológica, jurídica
gentes, como los que enumera -empleando esa misma denominación- y social de la escuela de Salamanca (Francisco de Vitoria, Francisco
el Documento de Puebla (DP) en el párrafo 1273. Eso no niega que Suárez, Bartolomé de las Casas), llegándose a reconocer no solamente
estén arraigados ontológicamente en la misma esencia humana. los derechos de las personas individuales, sino de los pueblos. La
En este artículo abordaré primero la prehistoria" (1) y, luego, doctrina de Suárez fue luego asumida y secularizada por el jusnatura-
la historia de la relación entre los derechos humanos y la DSI, distin­ lismo de Grotius en base a la racionalidad y sociabilidad humanas; así
guiendo en ella tres períodos (Castillo 2010) (2). Luego sintetizaré el es como se les inaugura un horizonte de sana laicidad.
estado actual general de dicha relación, sobre todo con referencia a
los derechos humanos subjetivos (3). Finalmente desarrollaré el aporte 2. Historia de la relación entre los derechos humanos subjetivos y la DSI
original latinoamericano al enriquecimiento de nuestra problemática,
aun con proyecciones para la DSI universal (4). Las revoluciones norteamericana y francesa caracterizaron políti­
camente el paso a la modernidad; pero, mientras que la primera era cons­
ciente de sus raíces cristianas en el contexto del respeto a la libertad religio­
1. “Prehistoria” de la relación entre los derechos humanos subjetivos
y la DSI sa, la segunda luchó explícitamente contra la fusión del trono y el altar en
el “antiguo régimen”, adoptando por ello actitudes antieclesiales. que a su
A fines del siglo XVIII y en gran parte del XIX el problema histó­ vez provocaron reacciones condenatorias de la Iglesia católica ante el libe­
rico no se dio entre la Iglesia católica y los derechos humanos objetiva­ ralismo democrático. Eso explica que, en un primer periodo, haya habido
mente considerados, como “lo debido a otro en una relación de justicia”, profundas desinteligencias entre la proclamación de los derechos subjeti-
sino con los así llamados derechos subjetivos del hombre, que designan vos -por ejemplo por los revolucionarios franceses- y la enseñanza social
“no algo debido, sino unafacultad, una licencia o una libertad' (Miglio- de la Iglesia, como lo evidencia el Syllabus de Pío IX (1864).
re 2007). Según distintos autores, ese enfoque moderno de los derechos Un segundo período se abre con León XIII y su encíclica Rerum
tiene su antecedente en Guillermo de Ockham o/y en Thomas Hobbes. Novarum (1891; RN), carta magna de la DSI en su sentido moderno, y
Sin embargo -según mi opinión- sólo se plantean claramente con el princi­ se extiende hasta fines del pontificado de Pío XII (1958). Se da un vuel-
pio de incoercibilidad de la conciencia (John Locke) ante el Estado -inclui­ co en la Iglesia hacia la defensa de los derechos económicos y sociales
do el derecho a hacer lo incorrecto ("right to do wrong")-, cuya relación (derechos de “segunda generación”), en especial de los trabajadores,
con la DSI historiaré en el apartado siguiente. En ese sentido, la historia contra el capitalismo salvaje y contra el comunismo (derecho a la pro­
de la sola relación de los derechos objetivos con la DS puede ser inter­ piedad privada, incluso de los medios de producción, pero con una fun­
pretada como la prehistoria del planteamiento moderno del problema. ción e hipoteca ’ social), en particular, de los derechos de asociación en
De ahí que puedan considerarse entre sus presupuestos y ante­ sindicatos, de huelga, a un salario justo para el obrero y su familia, etc.
cedentes tanto la concepción bíblica del ser humano como creado “a la En lo político, aunque León XIII avanza con respecto a sus antecesores,
imagen y semejanza de Dios” cuanto la regla de oro presente en dife­ todavía se muestra reticente con respecto a las libertades modernas (de­
rentes religiones, de no hacer a los otros lo que no queremos que ellos rechos de “primera generación”) en su encíclica Immortale Dei (1885).
nos hagan, o su formulación positiva en los Evangelios, de tratarlos Más tarde tanto Pío XI como Pío XII proseguirán el camino de la acepta­
como deseamos que ellos nos traten (v.g. Le 6, 31; Mt 7, 12). Asimis­ ción de los valores modernos (libertad, igualdad) y los derechos huma-
mo, diferentes filosofías de Oriente y Occidente reconocieron lo “justo nos correspondientes, así como contra los regímenes totalitarios fascis­
por naturaleza”, ordenado por la ley moral natural, “participación de la ta, nazi y comunista. El primero aportó la segunda gran encíclica social;
ley eterna en la creatura racional” (Tomás de Aquino: l-II, q. 91, a. 2, Quadragesimo Anno (1931: QA), y el segundo, sus importantes Radio-
c), previa a toda legislación positiva del Estado porque enraizada en mensajes de Navidad, en especial los de 1942 y 1944, en los cuales opta
Dios. En el caso del estoicismo se llega hasta aceptar una “ciudadanía por la democracia, reconoce 10 derechos fundamentales del hombre y
universal” anterior a la pertenencia a determinadas comunidades polí­ propicia la institución de un organismo internacional que los proteia
ticas. Mucho más tarde, en los albores de la modernidad, el debate an- (Castillo 2010). ^
¡ 26 Scannone OSI y Derechos Humanos 27

El tercer periodo se caracteriza por una total y franca acepta­ 3. Actual estado de la cuestión
ción no solamente de los derechos objetivos, sino de los subjetivos por
Una síntesis del estado actual de la relación entre la DSI y los
los Papas. Se inicia con Juan XXIll, en especial con Pacem in Terris
derechos del hombre la ofrece el Compendio de la DSI (Pontificio
(1963: PT, párrafos 9-34), en la cual por primera vez una encíclica se
Consejo “Justicia y Paz”, 2004: Comp.), que en su capítulo 3° “La
dirige a todos los “hombres de buena voluntad” y trata formalmente de
persona humana y sus derechos”, dedica todo el apartado IV a “Los
los derechos humanos “universales, inviolables e inalienables” (PT 9), derechos humanos” (párrafos 152-159). Los basa en el “principio
además de especificarlos y enumerarlos (sin cerrar su lista), comple­
personalista” (ibid. 105) de la DSI, y en la igual dignidad inviolable
tando la planteada por Pío XII, e incluyendo los de libertad de opi­ de todas las personas y pueblos (ib. 145; cf 107), con innumerables
nión, expresión e información, dentro del orden moral y el bien co­
citas de los últimos Papas. Reúne así las dos tradiciones: la tomista de
mún. Ya no se trataba sólo de la euestión obrera capital-trabajo en el la ley natural y la moderna de los derechos del hombre (ib. 140). A
nivel nacional, sino de Injusticia ante las desigualdades y del derecho
los caracteres ya clásicamente enunciados de éstos, a saber: su univer­
al desarrollo en el plano internacional, así como de la cooperación salidad, inviolabilidad e inalienabilidad (ib. 153) agrega también el de
económica mundial. Más tarde la cuestión de la dignidad inalienable su indivisibilidad (ib. 154). Luego vuelve a especificarlos por extenso
de todo y cada hombre como fuente de sus derechos económicos, (ib. 157), retomando la lista expuesta en CA 47. Es de notar el recono­
sociales, polítieos, eiviles y culturales abordada -por primera vez por cimiento de la extensión del campo de los derechos humanos a los de
un Concilio ecuménico- por el Vaticano II en la Constitución Pastoral pueblos y naciones, sobre todo a su autodeterminación e independen­
Gaudium et Spes (1965: GS). En la misma línea profundizaron las cia (Comp. 157), a “su libre cooperación en vista del bien común su­
encíclicas sociales siguientes el planteo de los dereehos tanto de se­
perior de toda la humanidad” (ib.), incluyendo el “derecho fundamen­
gunda generaeión (eeonómicos y sociales) como de la tercera (derecho tal a la existencia” y a la “propia lengua y cultura, mediante las cuales
de los pueblos: al desarrollo, a la herencia común de la humanidad, a un pueblo expresa y promueve su ‘soberanía’ espiritual”, pero “exclu­
la autonomía eultural, a la independencia), y la cuarta (a un sano medio
yendo... toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en
ambiente). Así es como se destacan tanto la Populorum Progressio (de
particular, la opresión a las minorías” (ib.). Por su parte Benedicto
Pablo VI, 1967: PP), la Sollicitudo Rei Socialis (de Juan Pablo II,
XVI reconoce que “estrictamente hablando, estos derechos humanos
1987: SRS) y la Caritas in Veritate (de Benedicto XVI, 2009: CiV), no son verdades de fe”, sino de razón, pero que “reciben una confir­
con respecto al derecho y la vocación al desarrollo humano integra! y
mación ulterior desde la fe” (Benedicto XVI 2009) porque Cristo “re­
solidario, -pues “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz” (PP 76; vela al hombre al propio hombre” (ib., citando GS 22).
cf Juan Pablo 11, Centesimas Annus 1991: CA 52)-, como también la
Con todo, como la DS no se queda en los meros principios, si­
Laborem Exercens (de J. Pablo II, 1981) referida al derecho al trabajo
no que exige ser puesta en práctica, el Compendio, por un lado, cons­
no alienado, etc. Pero, como ya lo afirmaba PT (28-34), en cada uno de
tata que hoy “la solemne proclamación de los derechos del hombre se
los casos, a los derechos corresponden deberes humanos.
ve contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, guerras y
Una mención especialísima merece la Declaración del Coneilio violencias de todo tipo”, que detalla, comenzando por “los genocidios
Vaticano II Dignitatis Humanae (1965; ver también GS 17)) sobre la
y las deportaciones en masa” y “la difusión de nuevas formas de es­
libertad religiosa, pues por primera vez un Concilio reconoce el pleno
clavitud”, entre otras, “el tráfico de seres humanos, los niños solda­
derecho al ejercicio de la libertad responsable, libre de cualquier coer­ dos...[y] el tráfico de drogas”. Y, por otro lado, reconoce que la mi­
ción, inclusive del Estado, para obrar según la propia eoneiencia en
sión eclesial “incluye la defensa y la promoción de los derechos fun­
cuestión de religión, tanto en el ámbito privado como en el público,
damentales del hombre”, “estima en mucho el dinamismo de la época
cada uno solo o asociado con otros. Es decir la DSI consagra así defi­ actual, que está promoviendo por todas partes tales derechos” (ib. 158)
nitivamente los derechos subjetivos del hombre y la inviolabilidad e y se compromete a su anuncio y la denuncia de sus violaciones (ib.
incoercibilidad de su conciencia eomo referente normativo y no sólo 159). Por ello Benedicto XVI nombra como “uno de los más críticos
como “mal menor” en las actuales sociedades pluralistas y seculares. problemas sociales de las décadas recientes... el flagrante contraste
Y se refuta la falacia del argumento que “el error no da dereehos”, entre la atribución equitativa de los derechos y el acceso desigual a los
fundamentando el respeto a la conciencia en la dignidad y la naturale­ medios para lograr [los]”. Aún más, afirma que hoy constituye para los
za misma de la persona humana (Migliore 2007, Velasco 2004).
28 Scannone DSI y Derechos Humanos 29

cristianos “una tragedia vergonzosa que una quinta parte de la humani­ (ibid.); según mi interpretación, así se está pidiendo que se profundice
dad pase hambre”, de modo que se debe “asegurar una adecuada aporta­ icológicamente el tema en dirección de un futuro reconocimiento del
ción de alimento, así como la protección de recursos vitales como el ilcrecho universal de migración.
agua y la energía” (Benedicto XVI 2009). Por lo tanto, resumiendo, la DSI toma hoy muy en serio la de­
Con respecto a los derechos de cuarta generación, a saber los fensa de los derechos del hombre, aun los de tercera y cuarta genera­
ecológicos y los de migrantes y de libre circulación (Massiah 2011), ción- como parte no sólo integrante (DP 338) sino también esencial de
los primeros son ampliamente reconocidos por Benedicto XVI, v.g. su misión (DSD 165), porque “la Iglesia... considera esta solicitud por
cuando aborda las cuestiones del “ambiente natural”, “la justicia inter­ el hombre, por su humanidad, por el futuro de los hombres sobre la
generacional”, los “recursos no renovables”, la energía, el agua, la tierra y, por consiguiente, también por la orientación del desarrollo y
tierra, el aire, el clima, etc. (CiV 48-51). Ya antes el Compendio les dcl progreso, como un elemento esencial de su misión, indisoluble­
había dedicado a dichos derechos todo el capítulo X (451-487), conec­ mente unido con ella” (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 15, el sub­
tándolos con el “principio de la destinación universal de los bienes” de rayado es mío; cf CA 5).
la DSI (Comp. 482), considerando así el medio ambiente como “bien
colectivo” de responsabilidad común (ib. 468) y propugnando el “res­ 4. La contribución de la DSI latinoamericana a la cuestión de
peto del hombre... [y] el respeto hacia las demás criaturas vivientes” los derechos del hombre
(ib. 559) y a los ecosistemas (ib. 473).
Para no retomar el tema más abajo, deseo añadir aquí que el El Compendio arriba mencionado reconoce que el sujeto de la
episcopado latinoamericano, por su parte, considera en el Documento DSI no es sólo el magisterio, sino todo el Pueblo de Dios, incluidos los
de Santo Domingo (1992; DSD) la ecología como un “nuevo signo de laicos, aunque “las aportaciones múltiples y multiformes” de todos sus
los tiempos” (DSD 169-175), promueve ante la crisis del medio am­ miembros sean “asumidas, interpretadas y unificadas por el Magiste­
biente una “ética ecológica”, reconoce que el hombre no es dueño sino rio, que promulga la enseñanza social como doctrina de la Iglesia”
administrador de la tierra (DSD 171) y contrapone la mentalidad indí­ (Comp. 79). Además reconoce que no se trata sólo del magisterio social
gena hacia ella, a la mercantilista (DSD 172). Por su parte el Docu­ universal de Papas y Concilios, sino también del particular, es deeir, del
mento de Aparecida (2007; DA) le dedica al tema los números 470- "episcopal, que especifica, traduce y actualiza la enseñanza en los aspec­
475, critica desde la problemátiea eeológiea “el actual modelo econó­ tos concretos y peculiares de las múltiples y diversas situaciones loca­
mico” (DA 473), propugna un “modelo de desarrollo alternativo” (DA les” (ib. 80), como son las de AL y el Caribe. Tal magisterio social parti­
474) y manifiesta su preocupación ecológica sobre todo por la Ama­ cular toma una relevancia especial cuando se trata de las Conferencias
zonia (DA 475) y la Antártida (DA 87, con cita de Juan Pablo II), por Generales del Episcopado de todo nuestro Subcontinente (cf Scannone
su repercusión ambiental universal. 2008), a saber, las de Río de Janeiro (1955), Medellín (Med. 1968), Pue­
bla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).
En relación con los migrantes, el Compendio, citando a Juan
Pablo II, condena su discriminación, pues se les debe reconocer “los En este cuarto apartado de mi exposición abordaré algunas con­
derechos garantizados a los trabajadores nacionales” (Comp. 298); tribuciones especificas de la DSI latinoamericana a la mejor com­
reclama que “la regulación de los flujos migratorios [se haga] según prensión y mayor promoción de los derechos humanos, en especial, en
criterios de equidad y de equilibrio” y cita GS 66 cuando defiende “el AL, aunque con proyección mundial. En primer lugar me referiré a la
derecho a la reunión de sus familias” (ibid.). Para redondear este punto opción prej'erencial por los pobres, por su liberación y sus derechos
recuerdo que -en AL- el DSD considera la movilidad humana como como a la aportación mayor de AL a la DSI (4.1). Luego trataré del
otro “signo de los tiempos” (DSD 186-189), y el DA no solo tiene enfoque socio-estructural de esos derechos y de su reivindicaeión,
frecuentemente presentes a los migrantes (DA 65, 200, 207, 402, 407- como otra contribución complementaria relevante (4.2). En tercer
416), sino que exige que la “política migratoria... tenga en euenta los lugar me fijaré en ellos como nuevo signo de los tiempos en AL (4.3),
derechos de las personas en movilidad” (DA 414). Aún más, propone ya sea considerándolos en general (4.3.1), ya sea tratando de los dere­
“ahondar [el] esfuerzo pastoral y teológico [de la Iglesia] para promo­ chos civiles 1’ políticos elementales, como reacción a la ideología de la
ver una ciudadanía universal en la que no haya distinción de personas” seguridad nacional y a sus aberrantes violaciones de los mismos; pues
en nuestra América, como había pasado ya en el nivel universal, la
30 Scannone DSI y Derechos Humanos 31

sensibilidad cristiana reaccionó más prontamente ante la conculcación De ahí que Medellín introduzca, además del planteo del dere­
de los derechos económicos y sociales que ante la de los políticos, cho de los pueblos de AL a su “desarrollo integral”, también el de su
reconociendo ahora la indivisible unidad e interrelacionalidad de todos “liberación integral” (Med. 1, 4) o “plena” (Med. 8, 6), a saber: “de
ellos, fundados en la dignidad intangible de la persona humana (4.3.2). todo hombre y de todo el hombre” (Med. 5, 15; cf 10, 9 y 13), lo que
Y, finalmente me detendré en la defensa especial por la DS latinoame­ ya antes de la Segunda Conferencia y, sobre todo, después de la mis­
ricana de los derechos de los más preteridos, a saber; los pueblos ori­ ma, fue asumido por la teología y la pastoral latinoamericanas. Éstas
ginarios y los afro-latinoamericanos, a quienes se les reconoce hoy un no hablan solamente de “libertades” sino de “liberación” porque se
protagonismo inédito (4.3.3). Por último expondré una breve conclu­ reconoce una situación de dependencia y cautiverio, signada por “una
sión de todo el trabajo. injusticia que clama al cielo” (Med. 1, 1; 2, 1) y por la violencia, aun
institucionalizada (Med. 2, 1). En consecuencia Medellín (y las Confe­
4.1. La opción preferencial y solidaria por los pobres rencias que la retomaron) intentó responder, desde el Evangelio, al
Esta opción dice más que los derechos económicos y sociales “sordo clamor... de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una
(aun culturales) del hombre, sobre todo, del pobre, pero los incluye liberación que no les llega de ninguna parte” (Med. 14, 2). Pues ya no
se trataba entonces solamente de la “cuestión obrera” como en RN y
necesariamente. Pues implica amor preferencial, que necesariamente
QA, sino de la situación socio-estructural y socio-cultural de todo un
presupone justicia y el respeto a la dignidad de la persona y sus
derechos, aunque los desborda. Por ello fue fácil traducir dicha opción Continente dentro de un contexto mundial cada vez más globalizado
en lenguaje de derechos, como lo hace repetidas veces el Compendio según hegemonías internacionales injustas (cf PP). Muchas veces, sin
(cf párrafos 23, 81, 268). Es preferencial, porque no es exclusiva ni usar la terminología de los derechos humanos, desde Medellín a Apa­
recida se los reivindica, reconoce y promociona en lenguaje de libera­
excluyente (DP 1145, 1165); pero marca un peculiar reconocimiento
ción y de opción preferencial y solidaria por los pobres. Son testimo­
de los derechos violados de los pobres, debido a lo no pocas veces into­
lerable de su situación y a la urgencia de su reparación. nio de ese compromiso los mártires latinoamericanos, entre los cuales
no sólo se sitúan pastores como Mons. Oscar Romero (El Salvador) o
Según mi opinión, ése es el aporte principal de la Iglesia latinoa­
Mons. Enrique Angelelli (Argentina), y teólogos y filósofos como Ig­
mericana a la DSI universal, pues su explicitación y formulación fue
nacio Ellacuría (El Salvador), sino también muchos cristianos cuyos
recibida luego por ésta y por los Papas (Scannone 2008), sobre todo nombres permanecen en el anonimato.
por Juan Pablo II, que la tomó como orientadora de su pontificado.
Pues, aunque de hecho ella se dio desde la vida misma de Cristo y de 4.2. Elfactor estructural en la consideración de los derechos humanos
la primitiva Iglesia (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción
Libertatis Conscientia 66-70), es mérito de la Iglesia latinoamericana Aunque ya Juan XXIII, el Concilio y Pablo VI habían remarca­
su clara explicitación como ineludible característica cristiana, su for­ do la importancia de ese enfoque y factor, con todo, pienso que fueron
mulación sintética como opción pastoral que responde a los signos de sobre todo la Conferencia de Medellín, la teología de la liberación que
los tiempos, y el hecho mismo de su adopción colegial por todo un se inspiró en ella y las Conferencias posteriores que reafirmaron dicha
episcopado continental y su posterior asunción por la Iglesia universal. relevancia dentro de la DSI, repercutiendo luego en el magisterio de
De hecho dicha opción se vivió y expresó implicitamente en la Juan Pablo II. Para no extenderme, me referiré ahora sólo a Medellín,
Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín de considerable influjo en el magisterio social posterior, tanto univer­
(1968), sobre todo en los documentos “Justicia”, “Paz” y “Pobreza de sal (Montes 1991) como regional y local.
la Iglesia”, aunque prácticamente permeó todas las Conclusiones. Más Así es como Medellín, refiriéndose a la situación de AL, no só­
tarde, la Conferencia de Puebla (1979) interpretó auténticamente que, lo habla -retomando afirmaciones de PP- de "estructuras opresoras"
como tal ya se había dado en Medellín y la explicitó como opción (Med. 4, 3), sino que avanza hasta denunciar "pecados, cuya cristaliza­
fundamental de la Iglesia latinoamericana (DP 1134; ver también: ción aparece evidente en las estructuras injustas que caracterizan la
382, 707, 711, 733, 769, 1217), que luego fue reiterada y enriquecida situación de AL" (Med. 1, 2), "estructuras inadecuadas e injustas"
tanto por la Conferencia de Santo Domingo como por la de Aparecida. (Med. 15, 1), y la "situación de injusticia" y "situación de pecado"
(Med. 2, 1) que vive el Continente, así como la "violencia instituciona-
32 Scannone DSI y Derechos Humanos 33

lizada, cuando por defecto de las estructuras... se violan así derechos ve, no sólo se trata de los principios de solidaridad y del bien común,
fundamentales" (Med. 2, 16), violencia institucional que, a su vez. sino también del de subsidiaridad (del Estado con respecto a las es­
provoca “la tentación de la violencia” armada (ibid.). Asimismo critica tructuras intermedias), como principios clave de la DSl.
"estructuras internacionales de dominación que condicionan en forma
decisiva el subdesarrollo de los pueblos periféricos" (Med. 10, 15) y 4.3. Los derechos del hombre, nuevo signo de los tiempos
"estructuras de dependencia económica, política y cultural" respecto "a
las metrópolis industrializadas que detentan el monopolio de la tecno­ 4.3.1. Consideración general
logía y de la ciencia (neo-colonialismo)" (Med. 10,2).
Ya la Conferencia de Río (1955) mencionaba el compromiso de
Algunas de esas expresiones van a ser retomadas luego y clarifi­
la Iglesia latinoamericana con los campesinos, indígenas y gente de
cadas por el magisterio universal, tanto en la Exhortación postsinodal
color, es decir, con sus derechos. Luego, Medellín no solo alude posi­
Reconciliatio el Poenitentia 16 como en la encíclica Sollicitiido Reí
tivamente a la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 (Med.
Socialis (SRS 36), ambas de Juan Pablo 11, quien, mencionando las "si­
2, 36), sino que varias veces los nombra y explícita (Med. 7, 21), po­
tuaciones de pecado", se refiere no sólo al "pecado social", sino también
niendo énfasis en los “derechos de los pobres y oprimidos” (Med. 2,
a "mecanismos perversos" (SRS 17) y "estructuras de pecado" (SRS 36).
22) y la lucha del pueblo por los mismos (Med. 2, 27). Más tarde.
De ese modo se propugnó para un "gran territorio socio-cultural" Puebla usa mucho más veces tal lenguaje (DP 40, 90, 49, 146, 318,
(Vaticano 11, Ad Gentes 22) como es AL, la liberación tanto en el 337), afirma su defensa como “parte integral de la evangelización”
orden de la conversión personal como en el del orden social justo (DP 338), meneiona varios de ellos por sus nombres o categorías (DP
(Med. 2, 14 y 20), a saber, la liberación de estructuras económicas, 492, 1034, 1095, 1271, 1272, 1276, 1279, 1292) y los vincula explíci­
sociales, políticas y culturales, en cuanto son "estructuras de pecado". tamente con su opción fundamental, al proclamar su “preocupación
Pues “no tendremos un continente nuevo sin nuevas y renovadas es­ preferencial en defender y promover los derechos de los pobres, los
tructuras; sobre todo no habrá continente nuevo sin hombres nuevos” marginados y los oprimidos” (DP 1217). No es de extrañar tal empleo
(Med. 1, 3; cf ib., 14). Especialmente los laicos cristianos deberán del lenguaje de los derechos humanos, porque eran tiempos de “regí­
asumir un "compromiso en el plano de las estructuras socio-económicas menes de seguridad nacional”.
que conduzca a las necesarias reformas de las mismas” (Med. 7, 9),
En ese mismo camino Santo Domingo da un nuevo paso impor­
incluida “una auténtica y urgente reforma de las estructuras y políticas
tante hacia adelante al reconocer los derechos humanos como uno (el
agrarias” para “la promoción humana de las poblaciones campesinas e
primero en la lista) de “los nuevos signos de los tiempos en el campo
indígenas” (Med. 1, 14).
de la promoción humana” y al dedicarles todo un apartado del docu­
El necesario “cambio de estructuras” (Med. 1, 3; ib., 14) co­ mento (DSD 164-168), sin desmedro de otras numerosas menciones
rresponde a los seglares (Med. 10, 9), obrando especialmente “en los (ver el índice de materias). El documento reconoce que “la conciencia
ambientes o estructuras funcionales donde se elabora y decide en gran de los derechos humanos ha progresado notablemente desde Puebla
parte el proceso de liberación y humanización de la sociedad” (Med. junto con acciones significativas de la Iglesia en este campo” (DSD
10, 13). Implica también la creación de “estructuras intermedias entre 166), afirma que su raíz profunda está en el Evangelio y, por eso para
la persona y el Estado”, las cuales “constituyen la trama vital de la la Iglesia no sólo forman parte integral de su misión sino que consti­
sociedad” y “deben ser organizadas libremente, sin indebida interven­ tuyen “una exigencia esencial de su misión evangelizadora” (DSD
ción de la autoridad o de grupos dominantes”; a través de ellas “toda 165; subrayado mío), equipara en unidad los derechos civiles, econó­
la población, muy especialmente las clases populares, han de tener... micos, sociales y políticos (ver más abajo; 4.3.2), y “denuncia espe­
una participación receptiva y activa, creadora y decisiva, en la cons­ cialmente] las violencias contra los derechos de los niños, la mujer,
trucción de la sociedad”, “en vista de su desarrollo y...la realización los grupos más pobres de la sociedad; campesinos, indígenas y afroa­
del bien común total” (Med. 1, 7). Tanta importancia les da la Confe­ mericanos” (DSD 168; ver abajo 4.3.3). También es de notar el estre­
rencia, que exige “respetar siempre los inalienables derechos de las cho vínculo entre tales derechos y la DS, reconocido al proponerse la
personas y de las estructiiras intermedias, como protagonistas de este Iglesia; “promover, de modo más eficaz y valiente, los derechos huma­
proceso” (de industrialización) (Med. 1,15; subrayado mío). Como se nos, desde el Evangelio y la DSI” (ibid.).

í
34 Scannone DSI y Derechos Humanos 35

Más recientemente, la Conferencia de Aparecida relaciona la ción en los derechos políticos, no dejan de considerar también los
problemática de los derechos con nuevo?, fenómenos, como son la socio-económicos. A esa y a las otras ideologías mencionadas, todas
globaüzación -que debería estar “marcada por la solidaridad, por la ellas conculcadoras de algunos derechos del hombre, opone la Confe­
justicia y por el respeto de los derechos humanos”- (DA 64), con “los rencia “los valores de la antropología cristiana” (DP 552) y la “Doc­
nuevos rostros de pobres” y “nuevos excluidos” que ese nuevo fenó­ trina o Enseñanza Social de la Iglesia” (DP 538, 556), que, sin ser
meno hace surgir (ver su enumeración en DA 402; cf ib. 65); con la ideología (DP 540), pueden inspirar proyectos históricos democráticos
democracia restablecida que -para serlo verdaderamente- ha de ser o ideologías políticas, tomando ahora esa palabra no en su sentido
“participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos peyorativo, sino neutro (cf. DP 535).
humanos” (DA 74), sin caer en “regímenes de corte neopopulista” De ahí que también en otras partes del Documento, refiriéndose
(ib.); y critica sus nuevas violaciones (DA 79-82). a la “doctrina de la seguridad nacional”, se condene “el carácter totali­
tario o autoritario de los regímenes de fuerza de donde se ha derivado
4.3.2. Democracia y derechos humanos el abuso del poder y la violación de los derechos humanos” (DP 49),
Mi impresión es que tanto en el magisterio universal como en el inclusive los civiles, creando así “angustias por la represión sistemáti­
latinoamericano la sensibilidad cristiana fue conmovida antes por la ca o selectiva, acompañada de delación, violación de la privacidad,
violación de los derechos económicos y sociales, y, sólo luego, por la apremios desproporcionados, torturas, exilios. Angustias en tantas fa­
de los civiles y políticos. Del primero se habló más arriba, en relación milias por la desaparición de sus seres queridos, de quienes no pueden
con León XIII y los Papas posteriores. Algo semejante pasó en nuestra tener noticia alguna. Inseguridad total por las detenciones sin órdenes
América, pues Medellín se preocupó sobre todo de los derechos de judiciales”, etc. (DP 42), de modo que “asesinatos, desapariciones,
segunda generación, aunque sin menospreciar los de la primera; pero prisiones arbitrarias, actos de terrorismo, secuestros, torturas continen­
el surgimiento de la “doctrina de la seguridad nacional” y las aberra­ talmente extendidas, demuestran irrespeto por la dignidad de la perso­
ciones de los regímenes militares provocaron que Puebla pusiera igual na humana. Algunas pretenden justificarse incluso como exigencias de
énfasis en los civiles y políticos, sin olvidar los socio-económicos. la seguridad nacional” (DP 1263) o “amparar sus actitudes con una
Luego, como ya lo dije, Santo Domingo reconoció que todos ellos son subjetiva profesión de fe cristiana” (DP 49). Pero la Conferencia re­
un “nuevo signo de los tiempos” y valoró en toda su importancia no sólo afirma claramente que “la tortura, los secuestros, la persecución de
el contenido -como ya lo habían hecho las Conferencias anteriores-, disidentes políticos o de sospechosos y la exclusión de la vida pública
sino también el lenguaje referente a ellos, lo que fue continuado y com­ por causa de las ideas, son siempre condenables” (DP 531). Y, si esos
pletado por Aparecida. crímenes son realizados por la autoridad, “envilecen a quienes los
Cuando la Conferencia de Puebla habla de las ideologías, ade­ practican, independientemente de las razones aducidas” (ibid.).
más de las tratadas por el magisterio universal (liberalismo capitalista 4.3.3. Los derechos humanos de indígenas y afroamericanos
y colectivismo marxista: DP 542-547), le dedica varios párrafos a la
“Doctrina de la Seguridad Nacional, que es de hecho, más una ideolo­ Más arriba cité la mención especial de los derechos de indíge­
gía que una doctrina” (DP 547), criticándole su vinculación con un nas y afroamericanos (DSD 168), pues concuerda con la opción prefe­
“modelo económico-político elitista y verticalista, que suprime la rencia! de la Iglesia, ya que ellos son frecuentemente las víctimas más
participación del pueblo en las decisiones políticas”, su pretensión de amenazadas. Y a aparecía una preocupación singular por esos dos grupos
justificarse como “defensora de la civilización occidental y cristiana”, en Río y, sobre todo, en Medellín. Luego, en Puebla se los considera a
su “sistema represivo, en concordancia con su concepto de ‘guerra ambos como “los más pobres entre los pobres” (DP 34) y a la mujer en
permanente’” (ibid.). Por todo ello “entendida como ideología absolu­ esos y otros sectores marginados como “doblemente oprimida y margi­
ta no se armonizaría con una visión cristiana del hombre en cuanto nada” (DP 1135 nota); se reconocen las violaciones de sus derechos
responsable de la realización de un proyecto temporal, ni del Estado, humanos durante la conquista (DP 10) y hasta nuestros días; se rescatan
en cuanto administrador del bien común. Impone en efecto, la tutela las figuras de los grandes defensores de los indios en aquel tiempo (DP
del pueblo por élites de poder, militares y políticas, y conduce a una 8), y se pide perdón con humildad porque entonces, en cambio, “el pro­
acentuada desigualdad de participación en los resultados del desarro­ blema de los esclavos africanos no mereció, lamentablemente, suficien­
llo” (DP 549; ver 314). Nuevamente los obispos, aunque fijan su aten- te atención evangelizadora y liberadora de la Iglesia” (ibid., nota).
36 Scannone DSI y Derechos Humanos 37
Santo Domingo, probablemente por el contexto de los 500 años, La mayor toma de conciencia y la acción por ios derechos
se aboca más detalladamente a esos dos grupos sociales más preteri­ humanos continuó y continúa en la Iglesia latinoamericana. Baste como
dos, ya no hablando de la cultura latinoamericana (como Puebla) sino testimonio la Guía Pastoral de Derechos Humanos, que está por publi­
de las culturas latinoamericanas y del Caribe (en plural), y dedicando car el Departamento “Justicia y Solidaridad” del CELAM (Consejo
un apartado del capítulo III a la “Unidad y pluralidad de las culturas Episcopal Latinoamericano); allí se considera que “la Pastoral de De­
indígenas, afroamericanas y mestizas” (DSD 243-250). Allí se recono­ rechos Humanos se ubica dentro de la Pastoral Social como eje verfe-
ce el carácter “multiétnico y pluricultural” del Continente (DSD 244), hrador, elemento primordial de la misma" (155, cf Introducción) y
se valoran especialmente las culturas de dichos grupos (DSD 245, como su 'dorazón" (ibid. 89; los subrayados son míos), de modo que
246, 248, 249), el concepto, amor y derecho a la tierra que ellas pre­ dicha Pastoral Social “debe promover, de modo eficaz y valiente, los
servan (DSD 172, 174) y su religiosidad, promoviéndose también el Derechos Humanos, desde el Evangelio y la DSl” (ibid. 156 citando
diálogo interreligioso con sus religiones autóctonas y descubriendo en DSD 168).
éstas “semillas del Verbo” (DSD 245), así como promocionando vo­
En resumen, a pesar de los primeros malentendidos entre la
caciones sacerdotales entre jóvenes católicos de esas etnias (DSD 80). Iglesia católica y la “Declaración de los derechos del hombre y del
Finalmente, la Conferencia de Aparecida detecta otra inédita ciudadano” por la Revolución Erancesa, tanto la DSI en el nivel uni-
novedad en la cuestión, a saber, “la presencia más protagónica de la \ersal de los Papas y del último Concilio, como en el particular de las
sociedad civil y la irrupción de nuevos actores sociales, como son los Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe
indígenas, los afroamericanos, las mujeres, los profesionales, una ex­ no sólo aceptan plenamente los derechos humanos, aun los subjetivos,
tendida ciase media y los sectores marginados organizados”, pues “es­ sino que los fundan en el Evangelio y la dignidad de la persona huma­
tos grupos están tomando conciencia del poder que tienen entre manos na que es uno de los pilares de la antropología cristiana y la DSI.
y de la posibilidad de generar cambios importantes para el logro de
políticas públicas más justas, que reviertan la situación de exclusión” BIBLIOGRAFÍA
(DA 75). Tanto es así que luego agradecen a Dios “el protagonismo
que van adquiriendo sectores que fueron desplazados: mujeres, indí­ I - Documentos de la Iglesia:
genas, afroamericanos, campesinos y habitantes de áreas marginales 1) Universales: León XIll, encíclica Renim Novarum, en- Ocho Gran­
de las grandes ciudades” (DA 128). Aún más, dedica a indígenas y des Mensajes (8 GM), Madrid, BAC, 1981 19-56, texto latino original: Acta
afros varios párrafos especiales, criticando fuertemente su situación Leonis XIII II (1892) 97-148; Pío XI, ene. Qi/adragesimo Anno (QA), en:
social, reivindicando sus derechos y sus valores culturales, que detalla 8GM, 63-120, original: Acta Apostolicae Seáis (AAS) 23 (1931) 177-221; Pío
Xll, Radio,nensaje de Navidad 1942. AAS 34 (1942) 10-21; id., Radiomensaje
(DA 88-97; 529-533; en especial: 92-3 y 97). Y asevera: “la Iglesia
de Navidad 1944. AAS 36 (1944) 249-258; Juan XXIII, ene. Pacem in Terris
acompaña a los indígenas y afroamericanos en las luchas por sus legí­ (PT), 8GM, 211-258, orig.: AAS 55 (1963) 257-304; Concilio Vaticano 11
timos derechos” (DA 89), así como también detecta que ambos grupos "Constitución pastoral Gandhm et Spes" (GS).en-. \á.. Constituciones. Decre­
“emergen ahora en la sociedad y en la Iglesia. Éste es un kairós para tos. Declaraciones. Documentos pontificios complementarios (m castellano y
profundizar el encuentro de la Iglesia con estos sectores humanos que latín), Madrid, BAC, 1965. 209-356; id., “Declaración Dignitatis Humanad'
reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y co­ (DH), ibidem 683-705; Pablo VI, ene. Populo,-um Progi-essio (PP) en- 8 GM
lectivos" (DA 91). 329-365, orig.: AAS 59 (1967) 257-299; Juan Pablo II, ene. 'Redemptor
Entre éstos se mencionan, en el caso de “los pueblos indígenas y Hominis (RH). Buenos Aires, Ed. Paulinas, 1979, orig.: AAS 71 (1979) 257-
324; id., “Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octu­
originarios” tanto “el fortalecimiento de sus identidades y organizacio­ bre de 1979, orig, en inglés: ibid. 1144-1160; id., ene. Laho,-em E.xeirens
nes propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilin­ (LE). Bs. As., Ed. Paulinas, 1981, orig.: AAS 73 (1981) 577-647; id., ene.
güe” (DA 530) como que las vocaciones sacerdotales y religiosas indi- Sollicitudo Rei Socialis (SRS), Bs. As., Ed. Paulinas, 1988, orig.: AAS 80
genas reciban “una formación inculturada”, teológica y espiritualmente (1988) 513-566; id., ene. Centesimas Annus (CA), Bs. As,, Ed. Paulinas,
adecuada, pero “sin que ello les haga perder sus raíces y, de esta forma, 1991, orig.: AAS 83 (1991) 793-867; Congregación para la Doctrina de la Fe,
puedan ser evangelizadores cercanos a sus pueblos y culturas” (DA 325). Instrucción Libertatis Conscientia (LC), Bs. As., Ed. Paulinas, 1986; Benedic­
to XVI, ene. Deus Caritas E.st (DCE), Ciudad del Vaticano, Libreria Editrice
Vaticana, 2006, orig.: AAS 98 (2006)217-252: id.: “Discurso a los miembros
38 Scannone

de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales” (04/05/2009), orig. en


inglés: AAS (2009) 497-500; id., ene. Cantas in Vertíate, Bs. As., San Pablo,
2009, orig.: AAS 101 (2009) 641-709; Pontificio Consejo “Justicia y Paz”,
Compendio de ¡a doctrina social de la Iglesia, Bs. As., CEA, 2005. Expansión y plenitud del misterio pascual
2) Latinoamericanos: 11“ Conferencia General del Episcopado Lati­
noamericano, La Iglesia en la actual transformación de América Latina a la según la teología de F.-X. Durrwell
luz del Concilio - II: Conclusiones (Med.), Bs. As., Bonum, 1968; IIT Confe­
rencia General del Episcopado Latinoamericano, La Evangelización en el
presente y en el futuro de AL - Documento de Puebla (DP), Bs. As., CEA, por José María Cantó S.I.
1979; IV“ Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Nueva Facultades de Filosofía y Teología de San Miguel
evangelización. promoción humana, cultura cristiana - Santo Domingo:
Conclusiones (DSD), Bs, As., CEA, 1992; V“ Conferencia General del Epis­
copado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida - Documento conclusivo
(DA), Bs. As., CEA, 2007; CELAM, Departamento “Justicia y Solidaridad”,
Guia Pastoral de Derechos Humanos, ad instar manuscripti, Bogotá, 2011 En este segundo trabajo que dedicamos al autor,' vamos a tomar
(de próxima publicación).
nuevamente como punto de partida el misterio pascual, siguiendo el
II - Otra bibliografía: Castillo, Siró del, La doctrina social cristiana y estudio que hace de su expansión en la realidad actual de la Iglesia, hasta
los derechos humanos, 1“ Semana Social Católica de Miami-Dade, Miami,
llegar a la plenitud que alcanzará en el mundo futuro. En un primer mo-
2010; Crepaldi, Giampaolo, “Dottrina Sociale della Chiesa e diritti umani”,
Bollettino di Dottrina Socile della Chiesa IV (2008); Curran, Charles E., Ca-
mentó veremos cómo el misterio de salvación crece y se expande en la
tholic Social Teaching: 1891-Present. A Histórica! Theological, and Ethical Iglesia, hasta llegar a la culminación del misterio pascual, en relación
Analysis, Washington D.C., Georgetown University Press, 2003; Dussel, con la eucaristía, que anticipa en cada celebración el festín del Reino; y
Enrique, //ú(c/£j una fdosofia politica crítica, Bilbao, Desclée, 2001; Galindo con la Iglesia, llamada a alcanzar su plenitud en la total realización de la
García, Angel, Derechos humanos y Doctrina Social de la Iglesia, Salaman­ comunión de los santos. En un segundo punto nos vamos a detener en
ca, Pontificia Universidad de Salamanca - Instituto Social León XIII, 2009; especial en aquellos que son los medios fundamentales de esta expan­
Hilpert, Konrad, “Menschenrechte”, Lexikon für Theologie und Kirche 7, sión; el apostolado y los sacramentos, con un lugar especial para la eucaris­
Freiburg-Basel-Rom-Wien, Elerder, 1998, cc. 120-122; Joblin, Joseph, “La tía. Para terminar presentando a la eucaristía como gran sacramento del
Chiesa e i diritti umani. Cuadro storico e prospettivi di futuro”. La Civiltá apostolado, donde se sintetizan, el misterio pascual con su sacramento
Cattolica 140 II (1989) 326-341; Massiah, Gustave, Une stratégie altermon-
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dialiste, París, La Découverte, 2011; Migliore, Joaquín, “Derechos humanos y
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Chile octubre 13-19 de 1991, Bogotá, CELAM-DEPAS, 1992, 733-746; Durrwell”, Stromata LXVI (2010), 151-173.
Scannone, J.C., “El aporte del Magisterio latinoamericano a la doctrina social Con respecto al apostolado, además de los capítulos que destina a este tema en .su
de la Iglesia”, en: Imaginar un continente para todos. Justicia, solidaridad y obra fundamental (cfr. La resurrección de Jesús misterio de .salvación, caps. 7 y 8,
testimonio del cristiano ante los nuevos desafíos sociales en América Latina y pp. 201-249), el P. Durrwell ha escrito sobre este tema otras obras. Podemos citar: l e
El Caribe - II Congreso de Doctrina Social de la Iglesia -México, D.F.. 11 al Mystére Pascal .source de l'apostolat, París, Ed. Ouvriéres, 1970, donde además reúne
15 de setiembre de 2006, Bogotá, CELAM-Departamento de Justicia y Solida­ vanos artículos aparecidos previamente, Le témoignage chrétien, Studia Moralia, 19
ridad, 2008, 47-72; Schooyans, Michel, Pour relever les défis socials du monde (1981), pp. 3-18, y una de sus últimas obras publicadas, en que expresamente dcv.i
moderne. L 'enseignement social de l ’Eglise, París, Presses de la Rennaissance, complementar aquella obra de 1970: Aux sources de l’apostolat. L'apotre d
2004; Velasco, Demetrio, Derechos humanos y doctrina social de la Iglesia: l’eucharistie, París, Médiaspaul, 1999.
del anatema al diálogo, Bilbao, Universidad de Deusto, 2001; id., “Debate II: ^ “La eucharístie... est le grand sacrement de l’apostolat, le pain dont Jésus nourril
Errores y silencio de la doctrina social de la Iglesia”, Iglesia Viva N“ 219 les apotres. L’Église des apotres célébre l’eucharistie, et l’eucharistie donne ti
(2004) 103-107. l’Eglise d’étre composée d’apótres” (Durrwell, Aux sources de l ’apo.stolat, 9).
Stromata 67 (2011) 39-59

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