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Actividad #2 Síntesis de Lectura.. El Asesinato de Sócrates.

Sócrates se muestra alarmado porque su amigo Querefonte fue al oráculo de Delfos sin consultarle primero, como solía hacer. En Delfos, Querefonte preguntó al oráculo si había alguien más sabio que Sócrates, a lo que el oráculo respondió que no. Luego, Querefonte hizo una segunda pregunta prohibida sobre la muerte de Sócrates, y el oráculo profetizó que su muerte sería violenta a manos del "hombre de la mirada más clara". Al enterarse, Querefon
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Sócrates se muestra alarmado porque su amigo Querefonte fue al oráculo de Delfos sin consultarle primero, como solía hacer. En Delfos, Querefonte preguntó al oráculo si había alguien más sabio que Sócrates, a lo que el oráculo respondió que no. Luego, Querefonte hizo una segunda pregunta prohibida sobre la muerte de Sócrates, y el oráculo profetizó que su muerte sería violenta a manos del "hombre de la mirada más clara". Al enterarse, Querefon
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INSTITUTO DE FILOSOFÍA – IFFIM Edgar Isaí Santana Hernández

Metodología de Estudio 23 de agosto de 2021

Actividad #2. Síntesis de lectura.


CHICOT, Marcos; El asesinato de Sócrates
Pág. 11- 20

Grecia Clásica
La Época Clásica (499 a. C. - 323 a. C.), período más extraordinario de la historia
de la humanidad. Los griegos de aquella época crearon varios de los elementos
que forman la base de nuestra civilización.
La medicina alcanzó el rango de ciencia de la mano de Hipócrates, en arquitectura
se erigieron algunas de las obras cumbre del arte universal como el Partenón de la
Acrópolis de Atenas, y en el campo de la escultura surgieron genios artísticos de
la talla de Fidias y Mirón, cuyas obras se convertirían en el modelo a imitar por
parte de los artistas romanos y del Renacimiento.
En la literatura apareció el teatro y los grandes autores que alcanzarían fama
eterna: Esquilo, Sófocles, Eurípides y Aristófanes. En cuanto a la política, los
griegos sorprendieron al mundo desarrollando un sistema de gobierno que ningún
pueblo había conocido hasta entonces: la democracia.
Atenas fue el centro artístico e intelectual de la Época Clásica. Allí vivieron los
filósofos más importantes de todos los tiempos, cuyas ideas dominaron la historia
del pensamiento durante los siguientes dos mil años: Sócrates, su discípulo
Platón, y el discípulo de este: Aristóteles. Sócrates, el primero de los tres grandes
filósofos, fue un genio singular y extravagante que despertaba entre sus
contemporáneos tanto recelo como admiración.
Prólogo. 437 a. C.

La lectura nos introduce en una imagen a Sócrates ascendiendo a los peldaños de


piedra de la muralla de Atenas. Detallando que no existía en el mundo otra ciudad
en la que pasear por sus calles resultara tan enriquecedor.
Aparece un segundo personaje en el texto Querefonte huérfano de padre había
muerto cuando él solo tenía ocho años, dejándolo con un vértigo de soledad y
desamparo. Su madre era una mujer retraída que al enviudar se volvió más
taciturna, y durante meses él sintió que toda posibilidad de ser feliz o experimentar
un momento de alegría había quedado sepultada en el pasado.
Veía en Sócrates, una especie de hermano sabio y protector cuyos consejos
siempre resultaban valiosos. Sócrates tenía su misma edad, pero supo llegar
hasta él y hacerle salir de aquel estado de extravío, unas veces con su habilidad
para las palabras, y otras, con su presencia silenciosa y constante.
Describe la lectura a Sócrates alarmado por su amigo Querefonte. Acostumbrado
esté a pedirle siempre su parecer antes de tomar una decisión importante, esta
ocasión no había sido así. Pues se enteró por casualidad de que su amigo iba a
acudir al oráculo de Delfos.
Querefonte daba a entender que quería preguntar al oráculo por una cuestión
cotidiana y que se avergonzaba de ello. «Voy a hacer al dios la pregunta que no
debe hacerse>>. Inició el ascenso hacia el santuario a través de la ciudad de
Delfos. Aquella ciudad estaba salpicada de templos consagrados a todos los
dioses en los que podía creer un hombre.
En Delfos eran innumerables los adivinos que proporcionaban respuestas sobre el
futuro, ya fuese descifrando las combinaciones de los juegos de suerte o dándole
un sentido revelador a cualquier suceso natural. Él no iba a consultar a Apolo
sobre su porvenir. De hecho, ni siquiera iba a preguntar sobre sí mismo. Iba a
preguntar al dios sobre Sócrates.
Querefonte de Atenas, habiendo llegado al recinto sagrado templo de Apolo cuyas
esculturas representaban la llegada del dios al santuario. Antes de su venida, la
gran serpiente Pitón, hija de la diosa Tierra, profetizaba en aquel lugar. Apolo
había matado a Pitón y había ocupado el oráculo, pero en honor a la serpiente su
sacerdotisa se llamaba Pitia o pitonisa. Se aproximó a él un sacerdote, en el
recinto sagrado donde la pitonisa entraba en contacto con el dios.
Querefonte se quedó fuera, con otros dos sacerdotes que hacían guardia junto a
la puerta. Desde el interior le llegó una voz cansada de mujer mayor.
—Haz tu pregunta. Querefonte miró de reojo a los sacerdotes y luego dirigió la
vista hacia la cortina. —¿Hay algún hombre más sabio que el ateniense Sócrates,
hijo de Sofronisco? Se hizo el silencio.
La respuesta de la pitonisa llegó con una energía que lo sorprendió: —No.
«¡El propio dios ha proclamado que Sócrates es el hombre más sabio!» Miró
fijamente hacia la cortina con la respiración agitada, dudando si marcharse. De
pronto la sacerdotisa volvió a hablar: —Tienes una segunda pregunta. Mientras se
desvanecía el eco de aquellas palabras, Querefonte notó que el frescor del templo
se transformaba en un frío gélido. «La pregunta que no debe hacerse.» ¿Qué
muerte le aguarda a Sócrates? «Su muerte será violenta, a manos del hombre de
la mirada más clara>>.
Apretó los párpados para hacer caer las lágrimas. Se apartó del tesoro de los
sifnios y echó a correr descendiendo la fuerte pendiente de la vía sacra. Pues
debía encontrar al «hombre de la mirada más clara» antes de que matase a
Sócrates.

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