ABORTO DIFERIDO
Que también conocemos como aborto retenido, es aquel que tiene lugar durante
el primer trimestre del embarazo. Por lo general, se debe a una situación por la que
el feto no progresa y deja de crecer durante el embarazo.
A pesar de que muchos padres creen que esto puede tener que ver con alguna
acción realizada por ellos, nada más lejos de la realidad. Más adelante,
comentaremos las principales causas del aborto retenido, pero en ninguno de los
casos hay que sentirse culpable, pues se deben a motivos variados que no se
pueden evitar. Así mismo, no debemos tener miedo ante un nuevo embarazo, pues
este tipo de aborto no tendría por qué repetirse.
Las principales causas que debemos conocer por las que se produce el aborto
retenido son cuatro: perfil genético, anatomía uterina, infecciones o enfermedades
de otro tipo como inmunológicas, endocrinológicas o sanguíneas.
Cualquiera de estos factores puede llegar a propiciar este tipo de aborto, pero en
ningún caso debemos sentirnos culpables o intranquilos ante la posibilidad de
iniciar un nuevo embarazo. Los profesionales médicos recomendarán en cada caso
cuáles son las pautas a seguir para preservar la salud de la mujer. Seguidamente,
detallamos los principales motivos que pueden llevar a producir este tipo de
aborto, que suele tener lugar durante el primer tercio del embarazo.
Al juntar un óvulo y un espermatozoide para formar un embrión, es posible que se
dé alguna malformación a nivel de los cromosomas. Esto puede afectar a alguno
de ellos o incluso al número total de estos. Si bien es cierto que, en algunos casos,
estos embarazos pueden llegar a término, lo más normal es que nuestro cuerpo los
rechace, generando un aborto espontáneo para frenarlo.
El desarrollo embrionario es un proceso muy controlado por diversos factores en
nuestro cuerpo. Así, cuando este detecta algún tipo de anormalidad, generalmente
la frena para que se paralice el proceso. Sin embargo, esto no tiene por qué
suceder en un nuevo intento de embarazo.
La forma que presenta el útero de cada mujer puede ser una razón de aborto, al no
permitir la adhesión del embrión al mismo. De hecho, se estima que entre un 4 y
un 7 % de las mujeres tienen malformaciones uterinas que pueden dar lugar a este
desenlace.
Ahora bien, no todas las malformaciones son idénticas y algunas pueden mejorar
la adhesión con un segundo intento. Entre los principales tipos de útero
encontramos el dismórfico (paredes del útero más gruesas), el septado (con un
tabique interno que puede dividir al útero en dos cavidades), el bicorpóreo (con
una escotadura hacia la parte central), el hemiútero (con una segunda cavidad) o el
útero aplásico (sin desarrollo completo). Los más frecuentes son el útero
dismórfico o septado, que sí pueden llegar a desarrollar un embrión en perfecto
estado.
Lo más normal es que este tipo de aborto sea detectado por un profesional en las
revisiones médicas que se llevan a cabo durante el embarazo. En este momento, el
médico nos indicará qué tratamiento o qué pautas seguir para la eliminación de
los restos de este embarazo que ha finalizado.
Una de las opciones es mantener una actitud expectante. El propio cuerpo expulsa
el contenido una vez que se da cuenta de que ese embarazo no va a llegar a
término. Esta opción puede recomendarse en el caso de las primeras semanas
donde el cuerpo apenas ha sufrido cambios y, por tanto, no hay riesgo para la
mujer. Debido a que se trata de un proceso muy abierto, es imprescindible realizar
comprobaciones médicas cada poco tiempo para garantizar que no se vayan a
producir infecciones.
Otra de las opciones que podemos encontrar es recurrir a tratamientos
farmacológicos. Estos fármacos facilitarán la dilatación del cuello del útero y eso
llevará a la expulsión del feto y los restos asociados a este.
La tercera de las opciones que encontramos es recurrir a un legrado. Este
procedimiento incluye cirugía, con la correspondiente anestesia y el ayuno propio
de las operaciones. En este caso, se puede optar por un raspado o por una
aspiración y el embrión se eliminará de forma inmediata. No obstante, es probable
que queden otros restos que se eliminarán paulatinamente.
ABORTO ESPONTÁNEO
Es la pérdida espontánea de un embarazo antes de la semana 20. Alrededor del 10
al 20 por ciento de los embarazos conocidos terminan en un aborto espontáneo.
Pero el número verdadero probablemente sea mayor, ya que muchos abortos
espontáneos ocurren en una etapa tan temprana del embarazo, que una mujer no
llega a saber que estaba embarazada.
El término aborto espontáneo es insidioso, porque posiblemente sugiere que algo
se hizo mal mientras estabas embarazada. Esto es cierto solo en raras ocasiones. La
mayoría de los abortos espontáneos ocurren debido a que el feto no se está
desarrollando normalmente.
El aborto espontáneo es una experiencia relativamente frecuente, pero eso no hace
que sea más fácil de sobrellevar. Para dar un paso hacia tu sanación emocional,
infórmate sobre las causas de un aborto espontáneo, cuáles son los motivos que
aumentan los riesgos y qué atención médica podrías necesitar.
La mayoría de los abortos espontáneos ocurren antes de la semana 12 del
embarazo.
Los síntomas y signos de un aborto espontáneo incluyen los siguientes:
Manchado o sangrado vaginal
Dolor o calambres en el abdomen o la parte inferior de la espalda
Fluidos o tejidos que salen por la vagina
Si ha salido tejido fetal por la vagina, colócalo en un recipiente limpio y llévalo al
consultorio de tu profesional de salud o al hospital para que se lo analice.
Recuerda que la mayoría de las mujeres que presentan manchado o sangrado
vaginal durante el primer trimestre continúan teniendo embarazos exitosos.
La mayoría de los abortos espontáneos ocurren porque el feto no se está
desarrollando normalmente. Alrededor del 50 por ciento de los abortos están
asociados a la falta o el exceso de cromosomas. Con mucha frecuencia, los
problemas cromosómicos son el resultado de errores que ocurren por casualidad a
medida que el embrión se divide y crece, no de problemas heredados de los
padres.
Las anomalías cromosómicas podrían llevar a:
Ovocito marchito. El óvulo marchito se produce cuando no se forma
ningún embrión.
Fallecimiento fetal intrauterino. En esta situación, se forma un embrión
pero deja de desarrollarse y muere antes de que se presenten síntomas de
pérdida del embarazo.
Embarazo molar y embarazo molar parcial. Con un embarazo molar,
ambos conjuntos de cromosomas provienen del padre. Un embarazo molar
está asociado con un crecimiento anormal de la placenta; por lo general, no
hay desarrollo fetal.
Un embarazo molar parcial se produce cuando los cromosomas de la madre
permanecen, pero el padre proporciona dos juegos de cromosomas. Un
embarazo molar parcial generalmente se asocia con anomalías de la
placenta y un feto anormal.
Los embarazos molares y molares parciales no son embarazos viables. Los
embarazos molares y molares parciales a veces pueden estar asociados con
cambios cancerosos de la placenta.
En algunos casos, la madre puede tener una afección que puede provocar un
aborto. Por ejemplo:
Diabetes no controlada
Infecciones
Problemas hormonales
Problemas del útero o del cuello uterino
Enfermedad de la tiroides
Algunas mujeres que sufren un aborto espontáneo presentan infección uterina,
también llamada aborto séptico. Los signos y síntomas de esta infección incluyen
los siguientes:
Fiebre
Escalofríos
Sensibilidad en la parte baja del abdomen
Secreción vaginal con mal olor
A menudo, no hay nada que puedas hacer para prevenir un aborto espontáneo.
Solo concéntrate en el cuidado adecuado de tu persona y del bebé:
Acude con regularidad a las consultas de atención prenatal.
Evita los factores de riesgo conocidos del aborto espontáneo como fumar,
beber alcohol y consumir drogas ilegales.
Toma un complejo multivitamínico diario.
Limita el consumo de cafeína. Un estudio reciente reveló que beber más de
dos bebidas con cafeína por día parecía estar relacionado con un riesgo
mayor de tener un aborto espontáneo.
Si tienes una afección crónica, trabaja con el equipo de atención médica para
poder controlarla.
ABORTO INCOMPLETO
Cuando surgen algunos de los siguientes síntomas después de la interrupción del
embarazo: sangrado más de lo esperado, sangrado que no finaliza o que continúa
siendo muy intenso después de los primeros días, sangrado que dura más de tres
semanas y dolor o calambres muy intensos.
También pueden surgir otros síntomas relacionados, como, por ejemplo: dolor que
dura más de unos pocos días, tener la sensación de que algo presiona el vientre, o
bien fiebre elevada, la cual tiende a durar más de uno o dos días.
El tratamiento de un aborto incompleto generalmente implica la supervisión de la
mujer por parte de los distintos especialistas médicos, con la finalidad de esperar y
comprobar si el cuerpo es capaz de eliminar finalmente todos los productos y
tejidos relacionados con la concepción de forma natural, o bien la aplicación de un
procedimiento quirúrgico, conocido con el nombre de dilatación y legrado, el cual
suele ser una opción recomendada cuando el sangrado es excesivo.
La dilatación ofrece la posibilidad de abrir el cuello uterino, mientras que el
legrado consiste en una intervención médica que se lleva a cabo después de un
aborto espontáneo, y que consiste en el curetaje o raspado del útero,
concretamente de sus paredes interiores, con la finalidad de vaciarlo
completamente. Así, el legrado puede llevarse a cabo raspando la pared uterina
con la ayuda de un instrumento de cureta, o bien mediante la aspiración al vacío
(legrado por succión).
Un aborto incompleto puede ocasionar no solo sangrado sino también infección.
Si no se controla o se trata debidamente, especialmente en el momento correcto,
puede provocar una sepsis que podría poner en peligro la vida de la embarazada.
Por tanto, ante la presencia de cualquier síntoma que indique que el aborto está
incompleto, o que se está sufriendo una infección (como fiebre, malestar y dolor
y / o secreción vaginal maloliente), es esencial acudir al médico rápidamente.
Los síntomas típicos de esta afección son, entre otros, sangrado vaginal y cólicos
en la parte baja del abdomen.
En la mayoría de los casos, se lleva a cabo un procedimiento quirúrgico llamado
legrado para retirar el material remanente del útero. El objetivo de este
tratamiento es prevenir el sangrado prolongado o la infección.
El aborto incompleto no complicado es una de las emergencias obstétricas más
frecuentes que llegan a nuestros establecimientos de salud, ocasionando altos
costos en su atención. Existen en la actualidad dos métodos modernos para su
manejo: la aspiración manual endouterina (AMEU) y el tratamiento médico con
misoprostol, ambos hacen posible el manejo ambulatorio del aborto incompleto, la
reducción de los costos para el sistema de salud, y además se brindan dentro de
un respeto a los derechos de las mujeres. Se analizan las controversias entre ambas
tecnologías y se concluye que tanto el AMEU como el tratamiento con misoprostol
son tecnologías modernas que tienen su aplicación dentro de los servicios de
ginecología y obstetricia de nuestro país, con la misma seguridad y efectividad por
la evidencia que muchos estudios realizados a la fecha nos presentan. Ambas
tecnologías deben manejarse dentro de un modelo de atención basado en el
respeto a los derechos de las mujeres.
ABORTO INDUCIDO
El aborto inducido es la interrupción voluntaria del embarazo que se realiza
siempre antes de los 180 días de gestación. Se realiza de forma premeditada y
requiere de expertos en dicho procedimiento.
Es importante diferenciarlo del aborto espontáneo, que es la interrupción del
embarazo que se produce por causas naturales, y no por voluntad de la madre.
La interrupción de un embarazo puede darse por distintos motivos, que suelen
estar relacionados con factores sociales, económicos, sexuales o que afecten al
feto. Algunas de las situaciones que dan lugar a un aborto inducido son:
Fallo del método anticonceptivo
Violencia sexual
Que la mujer no quiera tener un hijo en ese momento
Tener demasiados hijos
Relaciones inestables o abandono
Salud física o mental de la mujer
Malformaciones del feto
Problemas económicos
El aborto puede ser de dos tipos: químico o quirúrgico. En el primer caso, sólo se
puede realizar en las primeras semanas del embarazo y consiste en administrar
fármacos, bien ingiriéndolos, inyectándolos en el saco amniótico de alrededor del
feto, insertándolos en la vagina o inyectándolos por vía intravenosa.
En cuanto al aborto quirúrgico, suele realizarse mediante la técnica de
aspiración, que según nuestra legislación, también debe realizarse antes de las 12
semanas. Consiste en succionar el feto mediante una bomba eléctrica de aspiración
o una jeringa manual. Cuando esta técnica no es factible, se recurre a la de
dilatación y raspado, que tiene un procedimiento similar al anterior, con la
diferencia de que tiene que realizar aplicar una medicación en el cuello del útero
para ablandarlo y dilatarlo.
Antes del proceso, hay que estudiar el caso de la paciente para determinar el
método a seguir. Este análisis incluye los siguientes puntos:
Ecografía obstétrica y ginecológica
Análisis de sangre
Análisis del historial clínico general y ginecológico
Entrevista psicológica o psiquiátrica
Tras el procedimiento quirúrgico de aborto inducido, el especialista suele
recomendar tomar antibióticos para prevenir la infección y antiinflamatorios para
aliviar el dolor tipo cólico o cualquier otra molestia. También se aconseja descansar
durante unos días, no tener relaciones sexuales durante al menos una semana y,
una vez se tengan, utilizar un método anticonceptivo, preferiblemente
preservativos para prevenir infecciones.
Aparte de los procedimientos descritos, no existe otra forma de interrumpir la
gestación o embarazo y que sea segura para la salud. Existe mucha información
peligrosa sobre métodos caseros para interrumpir el embarazo, pero no son
métodos efectivos y en el peor de los casos pueden provocar secuelas graves en el
feto o en la mujer embarazada.
Siempre que se plantee interrumpir el embarazo por cualquier circunstancia, la
mujer debe ponerse en manos de un especialista en Ginecología y Obstetricia,
quien sabrá analizar su estado de salud y el procedimiento que debe seguir.
Aborto inevitable: Es el proceso de expulsión
del embrión o feto a través del cuello uterino y
las acciones corresponden a la atención de la
mujer para prevenir complicaciones como
hemorragia o infecciones.
ABORTO INFECTADO
Es aquel aborto provocado o espontáneo donde
la infección esta circunscripta a la cavidad
uterina (endometritis), o se encuentra
bloqueada en el hemiabdomen inferior (flemón
del ligamento ancho y pelviperitonitis).
Clínicamente se manifiesta por síndrome febril,
examen ginecológico doloroso, empastamiento
de los anexos y la eliminación de secreciones
fétidas, sin tener un gran compromiso general.
ABORTO SÉPTICO
Se produce por abortos inducidos realizados por personas no entrenadas usando
técnicas no estériles; es mucho más común cuando el aborto es ilegal. La infección
es menos frecuente después de un aborto espontáneo.
Los microorganismos causales típicos son Escherichia coli, Enterobacter aerogenes,
Proteus vulgaris, estreptococos hemolíticos, estafilococos y algunos
microorganismos anaerobios (p. ej., Clostridium perfringens). Uno o más gérmenes
pueden estar involucrados.
Los signos y síntomas del aborto séptico se presentan típicamente dentro de 24 a
48 horas después de un aborto y son similares a los de la enfermedad inflamatoria
pélvica (p. ej., escalofríos, fiebre, flujo vaginal, a menudo peritonitis) y, con
frecuencia, a los de la amenaza de aborto y el aborto incompleto (p. ej., sangrado
vaginal, dilatación cervical, pérdida de productos de la concepción). La perforación
del útero durante el aborto suele causar dolor abdominal intenso.
Puede producirse un shock séptico , que causa hipotermia, oliguria y distrés
respiratorio. La sepsis por C. perfringens puede producir trombocitopenia,
equimosis y signos de hemólisis intravascular (p. ej., anuria, anemia, ictericia,
hemoglobinuria, hemosiderinuria).
Evaluación clínica
Cultivos para orientar el tratamiento antibiótico
Ecografía
El aborto séptico suele ser clínicamente evidente, en general se basa en el hallazgo
de una infección grave en mujeres que están embarazadas. Se debe hacer
ecografía para comprobar si los productos de la concepción retenidos son una
causa posible. La perforación uterina debe sospecharse si la mujer tiene dolor
abdominal intenso inexplicable y peritonitis. La ecografía no es sensible para la
perforación.
Cuando se sospecha de aborto séptico, se hacen hemocultivos para gérmenes
aeróbicos y anaeróbicos para ayudar a dirigir la terapia antibiótica. Las pruebas de
laboratorio deben incluir hemograma con recuento diferencial, pruebas de función
hepática, niveles de electrolitos, glucosa, urea y creatinina. El tiempo de
protrombina (TP) y el tiempo de tromboplastina parcial (TTP) se realizan si los
resultados de las pruebas hepáticas son anormales o si las mujeres tienen un
sangrado excesivo.
Tratamiento
Tratamiento antibiótico intensivo empirico de amplio espectro (p. ej.,
clindamicina más gentamicina, con o sin ampicilina)
Evacuación uterina
El tratamiento del aborto séptico consiste en antibioticoterapia intensiva más
evacuación uterina lo más rápidamente posible. Un régimen antibiótico empirico
típico incluye clindamidina 900 mg IV cada 8 h más gentamicina 5 mg/kg IV 1 vez
al día, con o sin ampicilina 2 g IV cada 4 horas. Como alternativa, puede usarse una
combinación de ampicilina, gentamicina y metronidazol 500 mg IV cada 8 horas. El
régimen de antibióticos puede modificarse según los resultados del cultivo.
HIPERÉMESIS GRAVÍDICA
Es la presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo.
Pueden llevar a la deshidratación, pérdida de peso y desequilibrios electrolíticos.
Las naúseas matutinas se refieren a las naúseas y vómitos que ocurren al inicio del
embarazo.
La mayoría de las mujeres experimenta algo de náuseas o vómitos (náuseas del
embarazo), particularmente durante los primeros 3 meses de gestación. Se
desconoce la causa exacta de las náuseas y los vómitos durante el embarazo. Sin
embargo, se cree que pueden ser ocasionados por una elevación rápida de los
niveles sanguíneos de una hormona llamada gonadotropina coriónica humana
(GCH), La GCH es liberada por la placenta. Las náuses del embarazo leves son
comunes. La hiperémesis gravídica es menos común y más grave.
Las mujeres con hiperémesis gravídica presentan náuseas y vómitos extremos
durante el embarazo. Esto puede provocar una pérdida de más del 5% del peso
corporal. La afección puede suceder en cualquier embarazo, pero es ligeramente
más probable en caso de estar esperando gemelos (o más bebés) o si tiene una
mola hidatiforme. Las mujeres presentan un riesgo mayor de padecer hiperémesis
si han tenido el problema en embarazos previos o si son propensas a los mareos
por movimiento.
Las náuseas del embarazo pueden causar una disminución del apetito, un bajo
nivel de náuseas o vómitos. Esto es diferente a la verdadera hiperémesis debido a
que las personas generalmente todavía son capaces de comer y beber líquidos
algunas veces.
Los síntomas de la hiperémesis gravídica son mucho más graves. Estos pueden
incluir:
Náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo
Mucha más salivación de lo normal
Pérdida de peso
Signos de deshidratación, como orina oscura, piel seca, debilidad, mareos, o
desmayos
Estreñimiento
Incapacidad para ingerir cantidades adecuadas de líquidos o alimentos
Las náuseas del embarazo casi siempre se pueden controlar evitando los alimentos
que ocasionan el problema y bebiendo muchos líquidos cuando los síntomas
disminuyen para permanecer hidratada.
Si sus náuseas y vómitos provocan que presente deshidratación, recibirá líquidos
por vía intravenosa. También es posible que le administren un medicamento para
controlar las náuseas. Si las náuseas y los vómitos son tan graves que usted y su
bebé podrían estar en peligro, será admitida al hospital para recibir tratamiento. Si
no puede comer suficiente para obtener los nutrientes que usted y su bebé
necesitan, es posible que reciba nutrientes adicionales ya sea por vía intravenosa o
a través de una sonda colocada en su estómago.
Para ayudar a manejar los síntomas en casa, pruebe estos consejos.
Evite los desencadenantes. Usted puede notar que ciertos factores pueden
desencadenar las náuseas y el vómito. Estos pueden incluir:
Ciertos ruidos o sonidos, incluso la radio o la TV
Luces brillantes o parpadeantes
Pasta de dientes
Olores, como el perfume o productos de baño o de cuidado personal con
fragancias
Presión en el estómago (use ropa suelta)
Viajar en un auto
Ducharse
Coma y beba cuando pueda hacerlo. Aproveche las ocasiones en las que se
siente mejor para comer y beber. Coma refrigerios pequeños y frecuentes. Pruebe
los alimentos secos y blandos como galletas o papas. Intente comer cualquier
alimento que le llame la atención. Vea si puede tolerar batidos nutritivos con frutas
o verduras.
Aumente los líquidos durante los momentos del día cuando sienta menos náuseas.
El agua de soda, el refresco de jengibre ( ginger ale) u otras bebidas efervescentes
pueden servir. También puede probar con el uso de suplementos con bajas dosis
de jengibre o muñequeras de acupresión para aliviar los síntomas.
Se ha demostrado que la vitamina B6 (no más de 100 mg al día) disminuye las
náuseas a comienzos del embarazo. Pregúntele a su proveedor si esta vitamina le
podría ayudar. También se ha demostrado que otro medicamento, llamado
doxilamina (Unisom), es muy efectivo y seguro al combinarse con la vitamina B6
para tratar las náuseas durante el embarazo. Puede comprar este medicamento sin
receta.
TOXEMIA es una enfermedad también conocida como preeclampsia. Se trata del
aumento patológico de la presión arterial en el embarazo y puede suponer un gran
riesgo para las mujeres que lo padecen.
La preeclampsia o toxemia es una alteración que puede desarrollarse en
mujeres embarazadas. Este problema se asocia con la presencia de hipertensión
arterial y proteinuria. Cabe destacar que tanto el aumento de la presión arterial
como la presencia de proteínas en la orina son signos serios a tener en cuenta.
En general, los síntomas de la preeclampsia suelen aparecer a partir de la
semana 20 del embarazo y pueden tener una intensidad variable, según sea el
caso.
Por otra parte, un riesgo o complicación muy grave es el desarrollo de
preeclampsia. En este caso, el trastorno se encuentra estrechamente relacionado
con la aparición de convulsiones. En los casos más graves, los pacientes pueden
entrar en estado de coma si los signos se han agravado.
Las pacientes presentan una serie de signos o señales características del trastorno.
Sin embargo, existen casos clínicos en los que no se han desarrollado ningún
síntoma destacable.
Por otra parte, entre los síntomas que aparecen con más frecuencia podemos
destacar:
Proteinuria.
Hipertensión arterial.
Insomnio o dificultades para conciliar el sueño con normalidad.
Sensación de confusión, desorientación e incluso aparición de mareos.
Náuseas y vómitos que aparecen junto a una presión o molestia a nivel
abdominal.
Retención de líquidos. Asimismo, esta condición puede provocar un
aumento de peso en el paciente y el desarrollo de edemas.
Cefalea o fuertes dolores de cabeza que pueden presentar como causa el
aumento de la presión arterial.
Cansancio, fatiga o debilidad general. Además, puede aparecer la falta de
aire o de aliento de manera conjunta.
Problemas relacionados con la percepción visual, como es el caso de la
visión borrosa.
De momento, no se ha podido identificar con exactitud la causa de la preeclampsia
o toxemia. Sin embargo, sí se conoce una serie de factores de riesgo.
Sobrepeso u obesidad.
Embarazo múltiple.
Haber padecido esta afección en un embarazo previo o tener algún pariente
que la haya desarrollado.
Trastornos graves en el feto como malformaciones congénitas.
Desarrollo de una infección urinaria durante el periodo de embarazo.
La edad de la paciente (sobre todo si se trata de una adolescente o de una
persona al límite de la edad fértil).
Tabaquismo y consumo de sustancias tóxicas como las drogas.
Ciertas enfermedades, como la diabetes o alteraciones inmunológicas.
El equipo médico correspondiente determinará las opciones de tratamiento
más adecuadas para cada caso clínico. Sin embargo, podemos distinguir entre una
serie de pautas generales. Por ejemplo:
Si los síntomas de la preeclampsia son leves, es posible que los expertos
recomienden el reposo. De esta manera, se puede disminuir la hipertensión
arterial de forma segura. Por otra parte, se desaconseja la interrupción total de
actividad física debido al riesgo de formar coágulos o trombos sanguíneos. En
cualquier caso, el grupo de expertos utilizará la administración de medicamentos
antihipertensivos. Así, se acelera el proceso de estabilización y de control del
estado médico del paciente. Se pueden usar o aplicar a través de distintas vías.
Generalmente se utiliza la vía oral pero también se puede recurrir a la vía
intravenosa en los casos más complicados. Si la persona se presenta un
embarazo por encima de la semana 37 normalmente se procede a interrumpir el
embarazo. Por tanto, se induce el parto (los médicos suelen preferir la vía vaginal
a la cesárea en condiciones normales).En otras situaciones médicas se puede
necesitar realizar una transfusión san guínea o la administración de otros tipos
de medicamentos. Esperamos que este artículo haya resuelto alguna de sus dudas
sobre la preeclampsia. De cualquier manera, si posee alguna pregunta o desea
informarse sobre el tema, no dude en contactar con su equipo médico más
cercano.
Eclampsia
Es el comienzo de convulsiones o coma en una mujer embarazada con
preeclampsia. Estas convulsiones no están relacionadas con una afección cerebral
existente.
La causa exacta de la eclampsia no es conocida. Los factores que pueden influir
incluyen:
Problemas vasculares
Factores cerebrales y del sistema nervioso (neurológicos)
Dieta
Genes
La eclampsia se presenta después de una afección llamada preeclampsia. Esta es
una complicación del embarazo en la cual una mujer presenta presión arterial alta
y otras afecciones.
La mayoría de las mujeres con preeclampsia no siguen teniendo convulsiones. Es
difícil predecir cuáles mujeres sí las tendrán. Las mujeres con alto riesgo de sufrir
convulsiones con frecuencia padecen preeclampsia grave con signos y síntomas
como:
Exámenes sanguíneos anormales
Dolores de cabeza
Presión arterial muy alta
Cambios en la visión
Dolor abdominal
Sus probabilidades de presentar preeclampsia aumentan cuando:
Usted tiene 35 años o más.
Es afroamericana.
Este es su primer embarazo.
Tiene diabetes, presión arterial alta o enfermedad renal.
Va a tener más de 1 bebé (como gemelos o trillizos).
Usted es adolescente.
Usted tiene obesidad
Tiene un historial familiar de preeclampsia
Tiene trastornos del sistema inmunitario
Se ha sometido a una fertilización invitro
Los síntomas de la eclampsia incluyen:
Convulsiones
Agitación intensa
Pérdida del conocimiento
La mayoría de las mujeres tendrá estos síntomas de preeclampsia antes de tener
convulsiones:
Dolores de cabeza
Náuseas y vómitos
Dolor de estómago
Hinchazón de las manos y la cara
Problemas de visión, tales como pérdida de la visión, visión borrosa, visión
doble o puntos ciegos en el campo visual
Dar a luz al bebé es el principal tratamiento para evitar que la preeclampsia grave
progrese a eclampsia. Permitir que el embarazo continúe puede ser peligroso tanto
para usted como para el bebé.
Le pueden suministrar medicamentos para prevenir las convulsiones. Estos
medicamentos se denominan anticonvulsivos.
Su proveedor puede darle medicamentos para disminuir la presión arterial alta. Si
su presión arterial permanece alta, el parto puede ser necesario, incluso si es antes
de la fecha prevista del parto del bebé.
Posibles complicaciones
Las mujeres con eclampsia o preeclampsia tienen un riesgo mayor de:
Separación de la placenta (desprendimiento prematuro de placenta)
Parto prematuro que lleva a complicaciones en el bebé
Problemas de coagulación de la sangre
Accidente cerebrovascular
Muerte del bebé
Prevención
Recibir atención médica durante el embarazo es importante para prevenir
complicaciones. Esto permite que problemas como la preeclampsia se puedan
tratar a tiempo.
Conseguir tratamiento para la preeclampsia puede prevenir la eclampsia.
PREECLAMPSIA
Es una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de daños
en otro sistema de órganos, más frecuentemente el hígado y los riñones. Generalmente, la
preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión
arterial había sido normal.
Si no se trata, la preeclampsia puede desencadenar complicaciones graves, incluso
mortales, tanto para ti como para tu bebé. Si tienes preeclampsia, el tratamiento más
efectivo es dar a luz a tu bebé. Incluso luego del parto, sentirte mejor puede llevarte un
tiempo.
Si se te diagnostica preeclampsia en el embarazo demasiado temprano para dar a luz a tu
bebé, tú y el médico enfrentan a una tarea difícil. Tu bebé necesita más tiempo para
madurar, pero debes evitar ponerte a ti o a tu bebé en riesgo de sufrir complicaciones
graves.
En raras ocasiones, la preeclampsia se desarrolla después del parto, una enfermedad que se
conoce como preeclampsia posparto.
En algunos casos, la preeclampsia no provoca síntomas. La presión arterial alta puede
desarrollarse lentamente, pero suele tener una aparición repentina. Controlar tu presión
arterial es una parte importante de la atención médica prenatal porque el primer signo de
preeclampsia es, con frecuencia, el aumento de la presión arterial. La presión arterial que
excede los 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg) o es mayor (documentada en dos
ocasiones, con al menos cuatro horas de diferencia) es anormal.
Estos son otros signos y síntomas de preeclampsia:
Exceso de proteínas en la orina (proteinuria) u otros signos de problemas renales
Dolores de cabeza intensos
Cambios en la vista, que incluyen pérdida temporal de la vista, visión borrosa o
sensibilidad a la luz
Dolor abdominal en la parte superior, por lo general, debajo de las costillas y en el lado
derecho
Náuseas o vómitos
Menor producción de orina
Niveles más bajos de plaquetas en sangre (trombocitopenia)
Función hepática deteriorada
Falta de aire, debido a la presencia de líquido en los pulmones
El aumento de peso repentino y la hinchazón (edema), especialmente en la cara y las
manos, pueden ocurrir con la preeclampsia. Pero estos cambios también suceden en muchos
embarazos normales, por lo que no se consideran signos confiables de preeclampsia.
Causas
La causa exacta de la preeclampsia implica varios factores. Los especialistas creen que
comienza en la placenta, el órgano que nutre al feto durante el embarazo. En las primeras
semanas del embarazo, se forman nuevos vasos sanguíneos y estos evolucionan para enviar
sangre a la placenta de forma eficiente.
Cuando una mujer tiene preeclampsia, estos vasos sanguíneos no parecen desarrollarse o
funcionar correctamente. En estos casos, son más angostos que los vasos sanguíneos
normales y reaccionan de manera diferente a las indicaciones hormonales, lo cual limita la
cantidad de sangre que puede fluir por ellos.
Las causas de esta formación anormal pueden comprender las siguientes:
Flujo de sangre insuficiente al útero
Daño en los vasos sanguíneos
Un problema en el sistema inmunitario
Determinados genes
Factores de riesgo
La preeclampsia se manifiesta solo como una complicación del embarazo. Los factores de
riesgo incluyen los siguientes:
Antecedentes de preeclampsia. Los antecedentes personales o familiares de preeclampsia
aumentan significativamente el riesgo de tener preeclampsia.
Hipertensión crónica. Si ya tiene hipertensión crónica, el riesgo de que se produzca una
preeclampsia es mayor.
Primer embarazo. El riesgo de tener preeclampsia es mayor durante el primer embarazo.
Nueva paternidad. Cada embarazo con una nueva pareja aumenta el riesgo de
preeclampsia más que un segundo o tercer embarazo con la misma pareja.
Edad. El riesgo de preeclampsia es mayor para las embarazadas muy jóvenes así como
para las que tienen más de 35 años.
Raza. Las mujeres negras tienen un mayor riesgo de preeclampsia que las de otras razas.
Obesidad. El riesgo de preeclampsia es mayor si eres obesa.
Embarazo múltiple. La preeclampsia es más frecuente en las embarazadas de mellizos,
trillizos u otros embarazos múltiples.
Intervalo entre embarazos. Tener bebés con menos de dos años o más de 10 años de
diferencia conduce a un mayor riesgo de preeclampsia.
Antecedentes de determinadas afecciones. El hecho de tener determinadas afecciones
antes de quedar embarazada, como hipertensión arterial crónica, migrañas, diabetes
tipo 1 o 2, enfermedades renales, tendencia a la formación de coágulos o lupus, aumenta
el riesgo de tener preeclampsia.
Fertilización in vitro. El riesgo de preeclampsia aumenta si el bebé fue concebido con
fertilización in vitro.
Prevención
Los investigadores continúan estudiando formas de prevenir la preeclampsia, pero hasta
ahora no han surgido estrategias claras. Comer menos sal, cambiar tus actividades,
restringir calorías o consumir ajo o aceite de pescado no reduce el riesgo. No se ha
demostrado que un aumento de la ingesta de vitaminas C y E sea beneficioso.
Algunos estudios han revelado una relación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor
riesgo de tener preeclampsia. Sin embargo, mientras algunos estudios han demostrado una
relación entre tomar suplementos de vitamina D y un menor riesgo de tener preeclampsia,
otros no han logrado establecer la conexión.
Parto de feto muerto
Sucede cuando el bebé muere en la matriz después de las 20 semanas de
embarazo. La mayoría de estos casos ocurren antes de que la mujer entre de parto,
pero un pequeño número sucede durante el parto.
Cuando una mujer pierde su embarazo después de 20 semanas, se le llama parto
de un feto muerto. El parto de un feto muerto sucede por causas naturales. Puede
suceder antes o durante el parto. Las causas incluyen
Problemas con la placenta, el órgano que transporta oxígeno y nutrientes al
feto
Problemas genéticos del feto
Infecciones del feto
Otros problemas físicos del feto
Por lo menos en la mitad de los casos, no se sabe por qué el bebé falleció.
Si el feto muere antes del parto, su proveedor de cuidados de salud puede inducir
el parto o realizar una cesárea para parir al feto. En otros casos, usted puede ir a
trabajo de parto. Esto generalmente sucede dentro de las dos semanas de la
muerte del feto.
La asesoría puede ayudarla a sobrellevar el dolor. Más adelante, si usted desea
intentarlo de nuevo, trabaje de cerca con su proveedor de cuidados para disminuir
los riesgos. Muchas mujeres que experimentaron una muerte fetal tendrán bebés
sanos.
El nacimiento sin vida puede ocurrir en cualquier familia. No siempre sabemos por
qué la muerte fetal afecta a ciertas mujeres más que a otras. Los investigadores
están trabajando para aprender más sobre los factores de riesgo del nacimiento sin
vida.
Los factores de riesgo son aquellas causas que le hacen más propensa que otras
personas a tener una condición de salud. Tener un factor de riesgo para el
nacimiento sin vida no significa que su bebé seguramente nacerá sin vida. Pero
saber cuáles son los factores de riesgo y reducirlos puede ayudar a prevenir la
muerte fetal de su bebé. Hay ciertos factores de riesgo que usted no puede
cambiar, como el nacimiento sin vida de su bebé en un embarazo anterior. Otros
factores de riesgo usted sí puede cambiar, como dejar de fumar. Hable con su
profesional de la salud sobre lo que puede hacer para ayudar a reducir sus factores
de riesgo para el nacimiento sin vida.
Las señales de una condición de salud son las cosas que alguien puede ver o saber
acerca de usted, como por ejemplo si usted tiene un sarpullido o si está tosiendo.
Los síntomas son las cosas que usted siente y que otros no pueden ver, como por
ejemplo tener dolor de garganta o sentirse mareada.
El síntoma más común es cuando usted deja de sentir que su bebé se mueve y
patea. Otros incluyen dolores menstruales o cólicos, dolor o sangrado de la vagina.
Llame a su profesional de la salud de inmediato o vaya a una sala de emergencia si
tiene alguna de esas condiciones.
Su profesional de la salud chequea si el corazón de su bebé ha dejado de latir con
un ultrasonido. El ultrasonido usa ondas sonoras y una pantalla de computadora
para mostrar una imagen de su bebé en la matriz.
PARTO DE NALGAS
La mejor posición para el bebé dentro del útero en el momento del parto es con la
cabeza hacia abajo. Esta posición hace que sea más fácil y más seguro para el bebé
atravesar la vía del parto.
En las últimas semanas del embarazo, su proveedor de atención médica la
examinará para ver en qué posición está su bebé.
Si la posición de su bebé no se siente normal, es posible que se necesite un
ultrasonido. Si el ultrasonido muestra que su bebé está de nalgas, su proveedor
hablará con usted sobre las opciones para un parto seguro.
En la posición de nalgas, esta parte del cuerpo del bebé está hacia abajo. Hay unos
cuantos tipos de posición de nalgas:
Posición de nalgas completa significa que el bebé viene con las nalgas
primero y con las rodillas flexionadas.
Posición de nalgas franca significa que las piernas del bebé se estiran hacia
arriba, con los pies cerca de la cabeza.
Posición podálica significa que una pierna está más abajo sobre el cuello
uterino de la madre.
Usted tiene más probabilidades de tener un bebé en posición de nalgas si:
Entra en trabajo de parto prematuro
Tiene un útero de forma anormal, miomas o demasiado líquido amniótico
Tiene más de un bebé en la matriz
Tiene placenta previa (cuando la placenta está en la parte inferior de la
pared uterina, bloqueando el cuello del útero)
Si su bebé no está en la posición con la cabeza hacia abajo después de las 36
semanas, su proveedor puede explicarle sus opciones y los riesgos para ayudarla a
decidir qué medidas tomar a continuación.
Su proveedor puede ofrecer intentar guiar al bebé hacia la posición correcta. Esto
se conoce como versión externa. Implica presionar sobre su vientre mientras se
observa al bebé en un ultrasonido. La presión puede causar alguna molestia.
Si su proveedor intenta cambiar la posición de su bebé, se le puede dar un
medicamento que relaja los músculos de su útero. También puede esperar:
Un ultrasonido para mostrarle al proveedor dónde se encuentran la placenta
y el bebé.
Que su proveedor ejerza presión sobre su abdomen para tratar de girar la
posición de su bebé.
Que se monitoree el ritmo cardíaco del bebé.
El éxito es mayor si su proveedor intenta este procedimiento alrededor de las 35 a
37 semanas. En este momento, su bebé es un poco más pequeño, y muy a menudo
hay más líquido a su alrededor. El bebé ya es también lo suficientemente grande,
en caso de que haya un problema durante el procedimiento que obligue a sacarlo
de manera rápida. Esto es poco frecuente. La versión externa no se puede hacer
una vez que usted esté en trabajo de parto activo.
Los riesgos relacionados con este procedimiento son bajos cuando lo realiza un
proveedor experto. En raras ocasiones, puede conducir a una cesárea de
emergencia si:
Parte de la placenta se desprende del revestimiento del útero
El ritmo cardíaco de su bebé baja demasiado, lo cual puede suceder si el
cordón umbilical está fuertemente envuelto a su alrededor
La mayoría de los bebés que permanecen en posición de nalgas después de un
intento de voltearlos se sacarán por cesárea. El proveedor le explicará el riesgo de
dar a luz a un bebé en posición de nalgas por vía vaginal.
Hoy en día, no suele ofrecerse la opción de dar a luz por vía vaginal a un bebé en
presentación de nalgas en la mayoría de casos. La manera más segura para que
nazca un bebé en posición de nalgas es por cesárea.
El peligro del parto de nalgas se debe principalmente al hecho de que la parte más
grande de un bebé es su cabeza. Así que cuando la pelvis o las caderas del bebé
que viene de nalgas salen primero, puede que la pelvis de la madre no sea
suficientemente grande para sacar la cabeza del bebé también. Esto puede
provocar que el bebé se atasque en el canal del parto, lo que puede causar
lesiones o la muerte.
El cordón umbilical también puede resultar dañado o bloqueado. Esto puede
reducir el suministro de oxígeno al bebé.
Si se planea la cesárea, esta muy a menudo no será programada antes de las 39
semanas. A usted le harán un ultrasonido en el hospital para confirmar la posición
de su bebé justo antes de la cirugía.
También hay una posibilidad de que usted entre en trabajo de parto o rompa
fuente antes de la cesárea planeada. Si eso ocurre, llame a su proveedor
inmediatamente y diríjase al hospital. Es importante ingresar de inmediato si usted
tiene un bebé en posición de nalgas y rompe fuente. Esto se debe porque hay una
mayor probabilidad de que el cordón salga incluso antes de que esté en trabajo de
parto. Esto puede ser muy peligroso para el bebé.
Parto Asistido
Cerca del final de la fase de empuje, podría llegar a ser evidente que la madre y el
bebé necesitan un poco de ayuda extra durante el parto. Después de asegurarse
que la anestesia está funcionando, el médico le aplique suavemente fórceps o una
pequeña cantidad de succión para la cabeza del bebé. Como la madre empuja a
través de sus siguientes contracciones, el proveedor de atención médica le ayudará
suavemente la cabeza del bebé por el canal de parto.
Lo general, su médico usará fórceps o un extractor de vacío para asisitir el parto
del bebé. Fórceps son similares a las tenazas con lazos en ambos lados que se
utiliza para girar o tirar suavemente la cabeza del bebé con el fin de ayudar al bebé
a través del canal de parto.
Un extractor de vacío utiliza la succión para girar la cabeza del bebé o tirar al bebé
a través del canal de parto. La succión está controlado así como la cantidad de
succión utilizado para asisistir el parto del bebé se mantiene al mínimo.
A veces se usan fórceps cuando el bebé no desciende por la vía del parto (vagina).
También pueden usarse para apurar el parto cuando la madre o el bebé están
sufriendo durante el trabajo de parto.
Para la extracción con ventosa, se usa un extractor con forma de copa para aplicar
una succión suave en la parte superior de la cabeza del bebé. Esto mantiene al
bebé en su lugar. El extractor con ventosa puede usarse para asistir a la madre
cuando puja durante las contracciones.
PARTO DE URGENCIAS
La situación de un parto de urgencias podemos encontrárnosla en cualquier
momento de nuestra vida y sí somos profesionales sanitarios más aún, es por lo
que todo los profesionales de la Enfermería debemos de conocer cómo actuar ante
dicha situación para poder proporcionarle a la madre todos los cuidados
necesarios y ayudarla a que ese momento se sienta segura, así como ayudar al
bebé a nacer. Para ello hemos realizado una revisión bibliográfica a través de la
búsqueda en distintas bases de datos (Dialnet y Scielo).
Definición: El parto de urgencias o de emergencia es aquel que se presenta de
manera inesperada y sin la ayuda de asistencia médica.
Estos partos suelen darse sobretodo en mujeres que han tenido partos rápidos
anteriormente, pero realmente este tipo de partos se da en un bajo número de
ocasiones ya que la mayoría de las mujeres dan a luz en el hospital y además
podemos decir que se da cuando los niños son de pequeño peso.
Manifestaciones: Las diferentes manifestaciones que encontramos en este tipo de
partos en el periodo expulsivo inminente son:
Ver la cabeza del feto.
Sensación de pujo (la aparición de esto hace que la mujer haga una
contracción de la musculatura abdominal de manera involuntaria). Aquí se
siente la necesidad de evacuar.
Atención de Enfermería: Lo primero de todo hay que tranquilizar a la madre y
animarla a que realice respiraciones (que respiren como lo hacen normalmente sin
que hiperventilen), ellas tienen que ver que nosotros estamos seguros y tranquilos
ante esta situación.
Tenemos que colocarla en un lugar cómodo y limpio, como puede ser en la cama
(se coloca a la madre atravesada para que podamos tener nosotros visión,
colocándole las piernas sobre dos sillas), en la calle la podemos colocar en un
escalón, y si nos encontramos en el hospital le podemos poner una cuña por
debajo de los glúteos para levantárselos y así poder tener una buena visión.
Debemos avisar a quien pueda ayudarnos, si nos encontramos en el hospital
llamamos a paritorio pero si nos encontramos en la calle tenemos que llamar a los
servicios de urgencias. Cuando se realiza la llamada tenemos que prestar
información acerca de si el embarazo está a término o no, sobre el color del
líquido amniótico… Más tarde se le da información sobre sí se han tomado
medidas de asepsia o no (que normalmente si estamos en la calle no se toman).
En el momento en el que la mujer está empujando debemos de colocar la mano
sobre el periné para evitar que el bebé salga de golpe y así podemos evitar
también el desgarro. Sí tenemos que realizar un corte este tiene que ser de
pequeño tamaño y preferiblemente que se realice de manera lateral para evitar
que el desgarro llegue hasta el ano.
El bebé para poder salir tiene que ir girándose o bien por sí mismo o ayudados por
nosotros. Sí tenemos que ayudarlo nosotros debemos de girarle un poco la cabeza
o hacía la derecha o hacía la izquierda. Una vez fuera tiene que salir el primer
hombro que es el que se encuentra al lado de la sínfisis del pubis, si no consigue
salir por sí mismo le giramos la cabeza hacía el suelo, y para sacar el otro hombro
tenemos que dirigir al bebé hacía arriba (hacía el abdomen de la madre).
Una vez que tiene la cabeza y los hombros fuera tenemos que tener cuidado que
no se nos caiga ya que son muy resbaladizos (debido al vermis que es una
sustancia que recubre al feto), y para ello lo cogemos o bien por debajo de los
brazos o lo cogemos con la mano no dominante poniéndolos sobre el antebrazo
dejando caer brazos y piernas y agarrarlos por el cuello.
Cuando el bebé sale suele tener un color azul o morado pero no tenemos por qué
preocuparnos y además pueden echar secreciones por la nariz y por la boca pero
esto es algo bueno.
Una vez que sale se coloca encima de la madre y no se retira hasta que no se haya
desprendido la placenta (esto lo sabemos tocando el cordón umbilical y tomando
la frecuencia cardiaca, sí esta disminuye o desaparece es que se ha desprendido;
porque la mujer empiece a sentir de nuevo contracciones o porque se produce una
hemorragia de unos 3-4 segundos). Además el niño tiene que tener un test de
APGAR superior o igual a 5 si no se le retira rápidamente para poder tratar los
problemas que tenga.
Cuando se desprende la placenta tenemos que cortar el cordón umbilical a unos 2
cm del ombligo del bebé, pero sí el test de APGAR es inferior a 5 lo cortamos a
unos 10 cm del ombligo para poder utilizarlo como vía de administración.
Una vez ocurrido todo esto se da la fase de alumbramiento en la que tenemos que
sacar la placenta. Cuando la tengamos fuera tenemos que guardarla para
comprobar si está integra y para ver que las membranas también están integras.
Cuando sale y el útero no está contraído se produce una hemorragia, si nos
encontramos en el hospital se le ponen fármacos pero sí no estamos en el hospital
tenemos que hacer que el bebé succione el pezón de la madre ya que así se libera
oxitocina y hace que el útero se contraiga, o bien dándole masajes en el fondo del
útero.
PARTO NATURAL
El parto normal o natural como el "proceso fisiológico único con el que la mujer
finaliza su gestación, en el que están implicados factores psicológicos y
socioculturales" y matiza que "su inicio es espontáneo".
Por su parte, la guía 'Atención al parto natural', publicada en 2012 por el Ministerio
de Sanidad, también especifica que en el parto normal el "inicio es espontáneo, se
desarrolla y finaliza sin complicaciones, culmina con el nacimiento de un bebé sano
y no necesita más intervención que el apoyo integral y respetuoso".
Este inicio espontáneo del parto normal supone que el proceso de alumbramiento
comience de forma natural con los primeros pasos de la dilatación del cuello del
útero y con las contracciones, primero variables en intensidad y duración y,
después, regulares hasta que se alcancen los diez centímetros máximos de
dilatación y el bebé descienda. En este momento comienza la llamada etapa del
expulsivo.
PARTO ESPONTÁNEO
Parto que tiene lugar cuando el feto muestra variedades de presentación
diferentes a la posición de vértice y en el que no es necesario realizar maniobras
quirúrgicas para su expulsión.
Se trata de un parto que se inicia de forma artificial y ha sido provocado por geles
de prostaglandinas y/o oxitocina sintética. Según la OMS, los partos no deben
inducirse (iniciarse por medios artificiales) por conveniencia. La inducción debe
limitarse a determinadas indicaciones médicas y el riesgo de seguir con el
embarazo debe superar el riesgo de realizar una inducción, ya que altera el
proceso en si y suele aumentar las demás intervenciones en cadena.
El parto es un proceso natural e involuntario que, en la inmensa mayoría de los
casos, no necesita de ninguna intervención para tener lugar. En un embarazo a
término, no está muy claro cómo se desencadena el parto, algunas teorías apuntan
hacia un cambio hormonal o placentario, otras hacia el bebé. Seguramente se trata
de una combinación de todas ellas, pero lo que está claro es que lo ideal es que
comience espontáneamente, puesto que significa que ya todo el engranaje está a
punto y el bebé listo para salir. La inducción del parto consiste en iniciar el mismo
por medios artificiales. Una inducción fuerza al cuerpo a entrar en el proceso
cuando aún no está listo y tiene más posibilidades de acabar en un parto
instrumental o cesárea. Asimismo, que el bebé sea pequeño tampoco lo es. Si la
placenta funciona bien, lo cual puede comprobarse mediante una ecografía
doppler, no debe programarse una inducción. Si llegas a la semana 42 y el parto
no se ha producido todavía, puedes continuar esperando, siempre y cuando el
bebé esté bien, pero los controles deben ser muy frecuentes.
PARTO PREMATURO
Es el que ocurre más de tres semanas antes de la fecha de parto estimada. En otras palabras,
un parto prematuro es el que ocurre antes de la semana 37 de embarazo.
Los bebés prematuros, en especial, los que nacieron con mucha anterioridad, suelen tener
problemas médicos complicados. Por lo general, las complicaciones por el nacimiento
prematuro varían. Sin embargo, cuanto más temprano nazca un bebé, el riesgo de tener
complicaciones será más alto.
Según qué tan temprano nazca un bebé, puede ser:
Prematuro tardío, si nació entre la semana 34 y la semana 36 completas de embarazo
Prematuro moderado, si nació entre la semana 32 y la semana 34 de embarazo
Muy prematuro, si nació antes de las 32 semanas de embarazo
Prematuro extremo, si nació antes de las 25 semanas de embarazo
La mayoría de los partos prematuros son prematuros tardíos.
Síntomas
El bebé puede tener síntomas muy leves de nacimiento prematuro o puede tener
complicaciones más evidentes.
Algunos signos de nacimiento prematuro son los siguientes:
Tamaño pequeño con cabeza desproporcionadamente grande
Apariencia más delgada con rasgos menos redondeados que los de un bebé que nació a
término, debido a la falta de reservas de grasa
Cabello fino (lanugo) en casi todo el cuerpo
Temperatura corporal baja, en especial, inmediatamente después del nacimiento en la
sala de parto debido a la falta de grasa corporal almacenada
Respiración fatigosa o dificultad para respirar
Falta de reflejos para succionar y tragar, lo que provoca dificultades para alimentarse
Las tablas siguientes muestran el promedio del peso, la longitud y el perímetro cefálico al
momento de nacer en bebés prematuros de cada sexo en diferentes edades de gestación.
Peso, longitud y perímetro cefálico por edad gestacional en varones
Edad Peso Longitud Perímetro cefálico
gestacional
40 semanas 7 lb, 15 oz. 20 in (51 cm) 13,8 in (35 cm)
(3,6 kg)
35 semanas 5 lb, 8 oz. 18,1 in (46 cm) 12,6 in (32 cm)
(2,5 kg)
32 semanas 3 lb, 16,5 in (42 cm) 11,6 in (29,5 cm)
15,5 oz.
(1,8 kg)
28 semanas 2 lb, 6,8 oz. 14,4 in (36,5 cm) 10,2 in (26 cm)
(1,1 kg)
24 semanas 1 lb, 6,9 oz. 12,2 in (31 cm) 8,7 in (22 cm)
(0,65 kg)
Peso, longitud y perímetro cefálico por edad gestacional en niñas
Edad Peso Longitud Perímetro cefálico
gestacional
40 semanas 7 lb, 20 in (51 cm) 13,8 in (35 cm)
7,9 oz.
(3,4 kg)
35 semanas 5 lb, 17,7 in 12,4 in (31,5 cm)
4,7 oz. (45 cm)
(2,4 kg)
32 semanas 3 lb, 12 oz. 16,5 in 11,4 in (29 cm)
(1,7 kg) (42 cm)
28 semanas 2 lb, 14,1 in 9,8 in (25 cm)
3,3 oz. (36 cm)
(1,0 kg)
24 semanas 1 lb, 12,6 in 8,3 in (21 cm)
5,2 oz. (32 cm)
(0,60 kg)
Factores de riesgo
Muchas veces, la causa específica del parto prematuro no es clara. No obstante, existen
factores de riesgo para el parto prematuro, entre ellos:
Haber tenido otro parto prematuro
Embarazo de mellizos, trillizos o más
Un intervalo de menos de seis meses entre embarazos
Concepción a través de una fertilización in vitro
Problemas en el útero, el cuello uterino o la placenta
Tabaquismo o consumo de drogas ilegales
Algunas infecciones, especialmente del líquido amniótico y de aparato genital inferior
Algunas afecciones crónicas, como presión arterial alta y diabetes
Estar por debajo del peso o tener obesidad durante el embarazo
Sucesos estresantes, como la muerte de un ser querido o sufrir violencia doméstica
Múltiples abortos espontáneos o voluntarios
Lesiones físicas o traumatismos
Por causas desconocidas, las mujeres afroamericanas son más propensas a tener partos
prematuros que las mujeres de otras razas. Sin embargo, cualquiera puede tener partos
prematuros. De hecho, muchas mujeres que han tenido un parto prematuro no tienen
factores de riesgo conocidos.
Si bien no todos los bebés prematuros tienen complicaciones, el nacimiento temprano
puede causarles problemas de salud a corto y a largo plazo. Por lo general, cuanto más
temprano nace un bebé, más alto es el riesgo de tener complicaciones. El peso al nacer es
también muy importante.
Algunos problemas pueden manifestarse al momento del nacimiento mientras que otros
pueden desarrollarse más adelante.