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La Subversión Ideológica y el New Deal

El documento describe la historia de la influencia comunista en Estados Unidos desde la década de 1930 hasta la actualidad. Explica cómo las políticas del New Deal de Roosevelt expandieron el tamaño del gobierno y llevaron al país hacia más intervencionismo estatal. También analiza cómo la Guerra contra la Pobreza de Johnson y los programas de la Gran Sociedad dañaron la estructura familiar y aumentaron la dependencia del gobierno. Finalmente, señala que el progresismo de la década de 1970 adoptó un enfoque más suave pero que persigue objetivos

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La Subversión Ideológica y el New Deal

El documento describe la historia de la influencia comunista en Estados Unidos desde la década de 1930 hasta la actualidad. Explica cómo las políticas del New Deal de Roosevelt expandieron el tamaño del gobierno y llevaron al país hacia más intervencionismo estatal. También analiza cómo la Guerra contra la Pobreza de Johnson y los programas de la Gran Sociedad dañaron la estructura familiar y aumentaron la dependencia del gobierno. Finalmente, señala que el progresismo de la década de 1970 adoptó un enfoque más suave pero que persigue objetivos

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referencia de la gente.

Con los valores ideológicos manipulados, la gente no sería


capaz de entender o aceptar la verdad incluso si esta fuera presentada con
evidencia directa. [12]
Bezmonov decía que la primera etapa de subversión ideológica generalmente
tomaba entre 15 y 20 años –es decir, el tiempo necesario para educar una nueva
generación–, la segunda etapa tomaba de dos a cinco años, y la tercera etapa era de
solo dos a seis meses. En una entrevista que dio en 1984, Bezmenov dijo que la
primera etapa había sido lograda a un grado mayor al que habían planeado
originalmente las autoridades soviéticas.
Los testimonios de muchos espías y oficiales de inteligencia soviéticos y
documentos desclasificados de la Guerra Fría sugieren que las tácticas de
infiltración y subversión fueron la fuerza impulsora detrás del movimiento
contracultura de la década de 1960.
En 1950, el senador Joseph McCarthy comenzó a exponer el alcance de la
infiltración comunista en el gobierno y la sociedad de EE. UU. Pero cuatro años
después, el Senado votó por censurarlo y la iniciativa del gobierno de deshacerse
de la influencia comunista quedó interrumpida. Hoy en día, el McCartyismo es
sinónimo de persecución política –una indicación de que la izquierda ha tenido
éxito en dominar la lucha ideológica.
La infiltración comunista no ha disminuido con el colapso de la Unión Soviética y
el fin de la Guerra Fría. Los izquierdistas luchan con uñas y dientes para proteger a
adúlteros, abortistas, criminales y comunistas, mientras apoyan la anarquía y se
oponen a la civilización.
3. Del New Deal al Progresismo
El jueves 24 de octubre de 1929, hubo pánico en la bolsa de valores de Nueva
York y se vendieron un récord de 12.9 millones de acciones. La crisis se diseminó
desde el sector financiero a toda la economía, y la Gran Depresión que le siguió no
dejó afuera a ninguna de las naciones industrializadas ni a ningún país en vías de
desarrollo. La tasa de desempleo en EE. UU., que era del 3% en 1929, se disparó
hasta un cuarto de la población laboral para 1933. Aparte de la Unión Soviética, la
producción industrial en los principales países industriales cayó un promedio del
27%. [13]
A comienzos de 1933, dentro de los 100 primeros días de la presidencia de
Roosevelt, se presentaron muchos proyectos de ley relacionados con resolver la
crisis. Las políticas incrementaron la intervención del Gobierno en la economía y
el Congreso aprobó reformas importantes, incluyendo la Ley de Emergencia
Bancaria, la Ley de Ajuste Agrícola, la Ley de Recuperación de la Industria
Nacional y la Ley de Seguridad Social. Aunque en esencia el New Deal (“Nuevo
acuerdo”) de Roosevelt en esencia se disolvió al comenzar la Segunda Guerra
Mundial, muchas de las instituciones y organizaciones que emergieron en ese
periodo continuaron moldeando la sociedad estadounidense hasta la actualidad.
Roosevelt firmó más órdenes ejecutivas en promedio cada año que el número total
de decretos similares emitidos por el resto de los presidentes en el siglo XX. Sin
embargo, la tasa de desempleo de EE. UU. no cayó por debajo de los dos dígitos
hasta 1941, cuando se estaba desarrollando la guerra. El verdadero efecto del New
Deal fue poner al Gobierno de EE. UU. en una trayectoria de impuestos altos,
gobierno grande e intervencionismo económico.
En su libro de 2017, The Big Lie: Exposing the Nazi Roots of the American Left
(La Gran Mentira: Exponiendo las raíces nazis de la izquierda estadounidense), el
pensador conservador Dinesh D’Souza argumenta que la Ley de Recuperación de
la Industria Nacional, que fue una de las piezas centrales del New Deal de
Roosevelt, significó en esencial el fin del libre mercado en EE. UU. [14]
De acuerdo con FDR’s Folly, un libro de 2003 escrito por el historiador Jim
Powell, el New Deal prolongó la Gran Depresión en lugar de terminarla: la Ley de
Seguridad Social y leyes laborales incentivaron un mayor desempleo, mientras que
los altos impuestos agobiaron a empresas saludables, y demás [15]. Milton
Friedman, economista y ganador del Premio Nobel, elogió la obra de Powell y
dijo: “A decir verdad –tal como lo demuestra Powell sin un dejo de dudas– el New
Deal obstaculizó la recuperación después de la contracción, prolongó y sumó
desempleo, y preparó el escenario para un gobierno aún más intrusivo y costoso”.
[16]
El presidente Lyndon Johnson, quien asumió el cargo luego del asesinato del
presidente John F. Kennedy en 1963, declaró la “guerra contra la pobreza y el
desempleo humanos” en su discurso del Estado de la Unión de 1964 y lanzó los
programas nacionales de la Gran Sociedad. En un corto periodo, Johnson emitió
una serie de órdenes ejecutivas, estableció nuevas agencias de gobierno, reforzó el
Estado de ayuda social, aumentó los impuestos y expandió drásticamente la
autoridad del gobierno.
Es interesante notar las similitudes entre las medidas administrativas de Johnson y
los objetivos delineados en la literatura comunista de la época. Gus Hall,
exsecretario general del PCEUA, dijo: “La actitud comunista hacia la Gran
Sociedad se puede resumir con el viejo dicho de que dos hombres durmiendo en la
misma cama pueden tener sueños diferentes. […] Nosotros apoyamos todas las
medidas porque soñamos con el socialismo”.
La “misma cama” de Hall se refiere a las políticas de Johnson de la Gran Sociedad.
Aunque el PCEUA también apoyó la iniciativa de la Gran Sociedad, la intención
de la administración de Johnson fue mejorar a Estados Unidos bajo el sistema
democrático, mientras que la intención del Partido Comunista fue acercar a
Estados Unidos hacia el socialismo.
Las consecuencias más serias de la Gran Sociedad y la Guerra contra la Pobreza
son tres: aumentaron la dependencia en la ayuda social, alentaron a la gente a no
trabajar y dañaron la estructura familiar. Las políticas de ayuda social favorecieron
a las familias monoparentales, promoviendo así el divorcio y los hijos
extramaritales. Según las estadísticas, la tasa de niños nacidos fuera del
matrimonio en 1940 era de 3.8%; para 1965, esta cifra se incrementó al 7.7%. En
1990, 25 años después de la reforma de la Gran Sociedad, la cifra era del 28% y en
2012 aumentó al 40% [17]. Estas políticas afectaron de manera desproporcionada a
las minorías, especialmente a los afroamericanos.
La desintegración de la familia trajo consigo una serie de consecuencias
generalizadas, como una mayor carga financiera para el gobierno, una elevada tasa
de delitos, el deterioro de la educación familiar, pobreza generacional y una
mentalidad de subsidio, lo que llevó a una mayor tasa de desempleo voluntario.
Una frase atribuida al historiador y jurista escocés Lord Alexander Fraser Tytler
dice: “Una democracia no puede existir como forma permanente de gobierno. Solo
puede existir hasta que la mayoría descubra que puede votar por las dádivas del
tesoro público. A partir de ese momento, la mayoría siempre vota al candidato que
les prometa más beneficios del tesoro público, con el resultado de que la
democracia colapsa por la resultante política fiscal relajada, y siempre le sigue una
dictadura, luego una monarquía” [18]. A veces también se atribuye una variante de
esta frase al historiador francés Alexis de Tocqueville.
Como dice un dicho chino, “Ir del ahorro a la extravagancia es fácil, de la
extravagancia al ahorro es difícil”. Luego de que la gente desarrolla una
dependencia a la ayuda social, se vuelve casi imposible para el gobierno reducir la
escala y el tipo de beneficios. El Estado benefactor de Occidente se ha convertido
en un lodazal político para el cual ni políticos ni funcionarios tienen solución.
En la década de 1970, la extrema izquierda abandonó los términos revolucionarios
que ponían en guardia al pueblo estadounidense y los reemplazó con el
“liberalismo” y el “progresismo”, que suenan más neutrales. La gente que vivió en
países comunistas conocen bien al último, ya que “progreso” ha sido utilizado por
el Partido Comunista casi como un sinónimo de “comunismo”. Por ejemplo, el
término “movimiento progresista” hacía referencia al “movimiento comunista”, e
“intelectuales progresistas” hacía referencia a “personas procomunistas” o a
miembros ocultos del Partido Comunista.
Mientras tanto, el liberalismo no es en esencia diferente al progresismo, ya que
conlleva la misma connotación de impuestos altos; cada vez más ayuda social;
gobierno grande; rechazo a la religión, la moral y la tradición; el uso de la “justicia
social” como arma política; “corrección política”; y la promoción militante del
feminismo, la homosexualidad, la perversidad sexual, y demás.
No es nuestra intención apuntar el dedo a ninguna figura política o persona, ya que
es realmente difícil hacer un análisis y un juicio correctos en medio de complejos
desarrollos históricos. Es claro que el espectro del comunismo ha estado en
operación tanto en Oriente como en Occidente desde comienzos del siglo XX.
Cuando la revolución violenta tuvo éxito en Oriente, propagó la influencia del

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