REPÚBLICA BOIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE SALUD Y DESARROLLO HUMANO
ESCUELA DE PSICOLOGÍA
CATEDRA – SEXOLOGÍA
Sexualidad, tabú y desconocimiento en el siglo XXI
San Joaquín de Turmero, 20 de Febrero de 2021
Sexualidad, tabú y desconocimiento en el siglo XXI
Desde los inicios de la humanidad la sexualidad se ha encontrado
implícita en nuestras vidas, sin embargo fue vista por muchos años como un
acto netamente asociado a la reproducción, evadiendo en todo momento la
posibilidad de que una persona llevase a cabo cualquier acto asociado a la
actividad sexual con otro fin que no fuese este, teniendo así que algunas
personas, variando en base a la cultura y/o religión, consideraran esta acción
como un acto anormal, un pecado, una aberración o una enfermedad si se
experimentaba o si se exploraba sin la finalidad de procrear.
En la actualidad diversos autores, con la finalidad de erradicar
aquellas falsas creencias entorno al acto sexual, han buscado avanzar en la
conceptualización de los distintos conceptos asociados a la sexualidad
humana, englobando y estudiando no solo los componentes fisiológicos sino
también explorando aquellos factores psicológicos, sociales y emocionales
que se ven inmersos en esta temática. A raíz de todas estas investigaciones
y de la necesidad de amplificar la concepción de la sexualidad fue instaurada
la sexología como una especialidad tanto médica como educativa que tiene
como objeto de estudio el sexo y su función y que posee bases científicas
que la sustentan.
Ahora bien ¿Sigue existiendo en pleno siglo XXI desconocimiento y
tabú entorno a la sexualidad? Lastimosamente la respuesta es sí, razón por
la cual en las próximas páginas se hará un breve recorrido por aquellos
hallazgos, experimentos e investigaciones que permitieron el establecimiento
de lo que hoy se conoce como sexología. Posteriormente se expondrán las
fases presentes en la realización del acto sexual y para culminar se dará una
breve explicación acerca de los periodos asociados al desarrollo sexual
funcional, todo esto con la finalidad de instruir al lector y disminuir a su vez el
repudio que existe en torno a este tema.
Ahora bien, dando inicio al recorrido en la evolución histórica de la
sexología hago alusión a Granero (2014) quien en su artículo Sexología
basada en la evidencia: historia y actualización hace referencia a que tanto la
sexología clínica o terapéutica como la sexología educativa son disciplinas
relativamente nuevas, teniendo una trayectoria no mayor a cincuenta años
atrás, esto claramente sin tomar en consideración las investigaciones previas
en el ámbito de los estudios sexológicos llevados a cabo por autores como
Sigmund Freud, quien aun cuando realizó estudios asociados a la sexualidad
muchos autores, profesores y estudiantes, donde en este punto en particular
he de incluirme, consideran que muchas de las conclusiones a las que se
llegó en esa época guardan una relación disminuida en lo que concierne a la
sexualidad actual en nuestra sociedad.
En este mismo orden de ideas es destacable que a lo largo del tiempo,
antes de Sigmund Freud y de los estudios modernos de la sexología, autores
como Richard von Krafft-Ebing, Albert Moll, Ivan Bloch, Magnus Hirschfeld y
Havelock Ellis, a partir de 1886 expusieron sus teorías en relación a la
sexualidad, donde algunos manifestaban supuestos que indicaban, solo por
mencionar algunos de estos, que la procreación era el único objetivo del
deseo sexual y que la homosexualidad era una parestesia, haciendo
referencia a que era un “deseo sexual sobre un objeto equivocado”, aspecto
donde diversos estudiosos diferían en esta concepción de la homosexualidad
debido a que consideraban que aparte de que se encontraba errada también
afianzaba la hostilidad ante las personas homosexuales.
Ahora bien, se podría decir que la sexología vista desde un sentido
moderno tiene sus inicios en investigaciones como las de Alfred Kinsey,
quien a mediados del siglo XX, a través de encuestas a más de 24000
personas, toco temas que aun en la actualidad muchas personas las
consideran como tabú, como lo son el coito, la masturbación, las prácticas
sexuales, las relaciones homosexuales, las infidelidades, entre otras
prácticas, que como ha de esperarse estos estudios en ese tiempo fueron
objeto de mucho escándalo y disconformidad debido, aparte del tabú que se
tenía hacia la sexualidad, a que se tenía muy poca información estadística,
por no decir que era casi inexistente, acerca de la práctica de estas
actividades en los distintos grupos, como lo eran las personas casadas, las
religiosas, los homosexuales y los sacerdotes.
Entre otros de los responsables en el establecimiento de la sexología
se encuentran William Masters y Virginia Johnson, quienes en la década de
1960, tal y como expresa Arango (2008), en base a los datos y resultados
obtenidos en las diversas investigaciones de laboratorio donde se dedicaron
a estudiar la respuesta sexual humana de cerca de 600 hombres y mujeres
de entre 18 y 89 años lograron determinar que hombres y mujeres presentan
desde un punto de vista fisiológico cuatro etapas secuenciales por las cuales
transcurren al momento del acto sexual, las cuales denominaron como
excitación, meseta, orgasmo y resolución. Además de esto hicieron avances
significativos en lo que concierne al estudio de las problemáticas sexuales,
así como sus posibles tratamientos.
Como se puede observar a lo largo de la historia diversos autores han
buscado la forma de conceptualizar y profundizar términos asociados a la
sexología, como lo son los conceptos de sexo y el del acto sexual. En
primera instancia se podría decir que “sexo” hace referencia a una condición
o conjunto de características orgánicas, es decir una estructura anatómica,
que nos permite distinguir entre varón y hembra, debiéndose esta
clasificación netamente a factores biológicos. Por otra parte en el caso del
“acto sexual” se hace referencia según diversos autores es a la práctica
conductual en sí de la sexualidad, viéndose involucrados los órganos
sexuales, las zonas erógenas y otras partes del cuerpo para la generación de
la sensación placer.
En tal sentido, asociado a lo antes expuesto y ampliando un poco más
la información plasmada en párrafos anteriores, se han desarrollado
diferentes fases asociadas al acto sexual siendo una de las más conocidas y
aceptadas las etapas planteadas por Masters y Johnson. Destacan como
primera la fase de excitación, la cual, señala Granero (2014), se centra en el
proceso donde “la sangre llena el pene de los hombres, que produce la
erección y al clítoris, vulva y vagina de las mujeres genera la lubricación”. En
esta fase se da el inicio de la actividad sexual y su duración puede variar
entre minutos a horas y debido a las estimulaciones en las distintas zonas
erógenas se presentan cambios fisiológicos en la frecuencia cardiaca, la
respiración, en la presión sanguínea y en la tensión muscular.
La segunda etapa fue determinada como meseta, donde las
respuestas fisiológicas son mantenidas e intensificadas para así predisponer
a la persona para el orgasmo. En esta esta etapa ya se ha efectuado la
penetración por lo que en el caso de los hombre los músculos de la base del
pene dan inicio a contracciones rítmicas que finalmente expulsan el semen,
además de que la vejiga se cierra con la finalidad de poder evitar que la orina
se mezcle con el semen. Es importante destacar que en esta fase ya sea uno
o ambos de los involucrados en el acto sexual mantienen las sensaciones de
excitación para poder llegar al orgasmo.
Seguidamente se tiene la fase del orgasmo la cual es considerada
como la fase donde se da culminación a la excitación sexual debido a que es
el punto máximo de placer. Entre los cambios fisiológicos que se manifiestan
en esta etapa se encuentran las contracciones musculares involuntarias, el
aumento tanto de la presión arterial, como de la frecuencia cardiaca y la
frecuencia respiratoria. En el caso específico los hombres llegan al punto de
inevitabilidad eyaculatoria y en el caso de las mujeres se ven inmersas en
contracciones rítmicas del útero, lo que genera, en conjunto de la tensión
muscular, un aumento en la presión hacia el pene, contribuyendo de tal
forma al orgasmo.
Finalmente Masters y Johnson describieron como última fase la
resolución, la cual se caracteriza por ser la culminación del acto sexual,
donde los tejidos regresan a su estado inicial y los cambios fisiológicos
presentes en las etapas anteriores empiezan a estabilizarse y regresar a su
estado normal, dando paso a un estado de relajación. Cabe resaltar que en
el caso del hombre estos pueden mantener una erección parcial o completa
pero no se les es posible experimentar más orgasmos debido a que
atraviesan un periodo refractario, el cual no se manifiesta en el caso de las
mujeres razón por la cual algunas, si son estimuladas de la manera
adecuada, pueden experimentar múltiples orgasmos en periodos de tiempo
de una hora o más.
En esta misma línea de ideas y como último tema a desarrollar se
tienen las etapas pertinentes al desarrollo sexual funcional. Primero es
importante entender que el desarrollo sexual se encuentra asociado a todos
aquellos actos que se encuentren vinculados a la vida sexual de la persona,
ya sean de forma individual consigo mismo o en presencia de otra persona.
En este desarrollo se encuentran implicadas la condición orgánica y la
psicológica, es decir, se toma en consideración tanto los aspectos
fisiológicos asociados al sexo y su función, como los aprendizajes que
presenta el individuo los cuales se encuentran influenciados por el entorno
en el que se desarrolla la persona.
En concordancia con lo antes mencionado Bianco expone tres fases
en las cuales se divide el desarrollo sexual funcional, donde el primer periodo
es denominado “indiferenciado” y abarca desde el nacimiento hasta los 10-12
años de edad. En esta fase se distinguen aquellas diferencias morfológicas
entre el niño y la niña. Por otra parte en estas edades la función sexual es
innata, lo que hace referencia a que aquí el individuo se encuentra vulnerable
a cualquier estimulo sexual sin poder discriminar de donde proviene, por lo
que emitirá una respuesta sexual de forma involuntaria.
Como segunda fase se tiene la denominada “transición” la cual tiene
inicio entre los 12-14 años y dura aproximadamente hasta los 18-21 años. En
esta fase son los requerimientos y las exigencias de parte del entorno
sociocultural las que influyen significativamente en la función sexual,
teniendo de tal forma que la respuesta sexual se ve condicionada en base a
estas demandas del medio. Por otra parte se tiende en esta etapa a
presentar conductas transitorias siendo el ensayo y error la forma en la cual
el individuo podrá aprender o familiarizarse con un patrón sexual en
específico.
El tercer y último periodo se presenta desde los 18-21 años en
adelante y es denominado como “diferenciado”. Este periodo se ve
caracterizado por la construcción del patrón sexual, fijándose asimismo un
patrón discriminativo, el cual se ajusta a los requerimientos del entorno social
y la norma general, evitando de tal forma posibles conflictos.
A modo de síntesis se puede observar cómo, aun cuando al pasar de
los años se han logrado avances significativos en lo que concierne al estudio
de los temas que giran en torno a la sexología, existe en la actualidad un
gran tabú en lo que concierne a la sexualidad humana, haciendo notorio el
desconocimiento de los aspectos fundamentales que se asocian a la
temática expuesta y pese a que, como se mencionó anteriormente, la
sexualidad es algo natural que se va desarrollando a lo largo de nuestra vida,
presentándose desde nuestro nacimiento respuestas involuntarias a los
diversos estímulos sexuales, aun no se ha logrado normalizar este tipo de
temáticas, generando cada vez mayor desinformación y a su vez
contribuyendo en el mantenimiento de diversos estereotipos que gran parte
de las veces logran interponerse en el establecimiento de una relación sana
entre la persona y la exploración de su sexualidad.
Por otra parte al desarrollar este trabajo y en base a las distintas
fuentes consultadas pude observar la gran cantidad de obstáculos a los
cuales se han tenido que enfrentar a lo largo del tiempo los especialistas en
el área de la sexología, tanto clínica como educativa. En cierta medida llega
a ser sorprendente como algo que no solo origina la vida de un ser humano
sino que también es una dimensión humana esencial, siendo un generador
de sensaciones satisfactorias en las personas y que tal y como explica la
Organización Mundial de la Salud constituye un aspecto central en la vida del
ser humano, sigue considerándosele como algo de lo que no se debe hablar,
siendo en algunos casos extremadamente complejo tocar temas que se
encuentren asociados a la sexualidad sin ser discriminados, juzgados,
repudiados y en algunos casos perseguidos y agredidos por sus
preferencias.
En base a esto y en relación al gran número de problemáticas
asociadas a la desinformación y a la falta de empatía y tolerancia ante las
diferentes preferencias que poseen las personas considero que es
fundamental que nosotros como futuros profesionales logremos aportar un
apoyo significativo en la erradicación de estos estereotipos y falsas creencias
en torno a la temática de la sexualidad, iniciando con la enseñanza de una
adecuada educación sexual donde no solo se traten temas como las
enfermedades de transmisión sexual y algunos de los métodos
anticonceptivos sino que también además de evitar la negación de la
sexualidad, se logre fomentar una adecuada relación con sus cuerpos, con la
exploración de este, con el placer humano sin discriminar entre géneros y
afianzando en todo momento el respeto hacia los gustos y preferencias de
los demás siempre y cuando estas no afecten a terceros.
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