28 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, noviembre 2018
parte 1
¿Por qué
nosotros?
CÓMO DESCIFRAR
EL enigma DE
LA CONSCIENCIA
HUMANA
EL PROBLEMA
MÁS DIFÍCIL
s u s a n b l ac k m o r e : : ILU S T R AC I Ó N D E victo n g ai
Noviembre 2018, InvestigacionyCiencia.es 29
¿S erá realmente el ser humano la única especie consciente
del planeta? ¿Serán las langostas y los leones, las abejas y los
murciélagos meros autómatas que vagan por este mundo sin
experimentar la más mínima consciencia? Aristóteles así lo
creía y defendía que el hombre está en posesión de un alma
racional, mientras que el animal solo conserva el instinto ne-
cesario para subsistir. En la cristiandad medieval, la scala na-
turae (cadena de los seres) nos situaba por encima de los animales sin alma, solo por debajo
de Dios y los ángeles. En el siglo xvii, el filósofo René Descartes sostenía que los animales se
regían solo por actos reflejos. Pero cuanto más ahondamos en la biología, más obvio resulta
que no solo compartimos con ellos la anatomía, la fisiología y la genética, sino también la vi-
sión, el oído, la memoria y la expresión afectiva. ¿Seremos de veras los únicos poseedores de
ese algo más tan especial? ¿Del maravilloso mundo interior de las experiencias subjetivas?
La pregunta es compleja, pues la consciencia, tan ¿hay algo que nos haga ser como un pulpo, su cerebro
obvia como parece, quizá sea la cosa más difícil de es- o uno de sus tentáculos? La ciencia de la consciencia
tudiar. Ni siquiera tenemos una definición clara más no nos pone fácil la respuesta.
allá de la respuesta a la conocida pregunta planteada Aún peor es el «gran problema» de la cons-
por el filósofo Thomas Nagel en 1974: ¿Cómo es ser ciencia: ¿cómo brota la experiencia subjetiva de la
un murciélago? Nagel lo eligió por llevar una vida actividad objetiva del cerebro? ¿Cómo pueden las
muy distinta a la nuestra. Podemos intentar imaginar neuronas corpóreas, con todas sus comunicaciones
cómo es dormir cabeza abajo o volar por el mundo químicas y eléctricas, crear las sensaciones de dolor,
con un sónar. Pero ¿acaso eso nos hace sentir ser del maravilloso rojo del atardecer o del sabor de un
algo? El quid de la cuestión es que, si no hay nada que delicado burdeos? Se trata de un problema de dua-
haga que nos sintamos como un murciélago, podemos lismo: ¿cómo surge la mente de la materia? ¿Seguro
decir que no tiene consciencia. Si hubiera algo (lo que que lo hace?
sea) que nos hiciera sentirnos como él, entonces la La respuesta a esa pregunta divide a los estudio-
tendría. ¿Sabemos si hay algo? sos en dos bandos. A un lado el «equipo B», como
Compartimos mucho con los quirópteros: ambos el filósofo Daniel C. Dennett lo calificó en un aca-
Susan Blackmorees tenemos oídos y podemos imaginar que los brazos son lorado debate, que cavila sobre el gran problema y
psicóloga y profesora alas. Pero intentemos imaginar ahora que somos un cree en la posibilidad del «zombi» de los filósofos,
invitada en la Universidad pulpo: ocho brazos ondulantes, prensiles y sensibles una criatura imaginaria indistinguible de ninguno
de Plymouth. Es autora
para desplazarnos y atrapar presas, carentes de es- de nosotros, pero carente de consciencia. Creer en
de numerosos libros,
el más conocido de los queleto y capaces de escabullirnos por huecos dimi- él significa que sería concebible que otros animales
cuales es La máquina nutos. Solo un tercio de sus neuronas se halla en un vean, oigan, coman y se apareen «en la más completa
de los memes (Grupo cerebro central, las demás radican en los nervios de oscuridad», sin ninguna experiencia subjetiva. De ser
Planeta, 2000). los tentáculos, uno por cada brazo. Recapitulemos: cierta, la consciencia sería un atributo especial, una
30 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, noviembre 2018
posesión que muchos calificarían de don, surgido, o
no, durante la evolución.
Ante ellos se halla el «equipo A», formado por
quienes rechazan la posibilidad del zombi y opinan
que el gran escollo es, parafraseando a la filósofa Pa-
tricia Churchland, un «problema embaucador» que
confunde la cuestión. Tanto si la consciencia es solo
fruto de la actividad del cuerpo y el cerebro, como
si ineludiblemente viene con todo, es obvio que la
compartimos con algunos animales. Desde este punto
de vista, carece de sentido preguntarse cuándo o por
qué evolucionó la «consciencia de sí mismo», ni cuál
es su función, pues no existe.
SUFRIMIENTO
¿Por qué nos importa todo esto? Una razón es el su-
frimiento. Cuando por accidente piso la cola a mi
gata y sale corriendo entre maullidos, tengo por se-
guro que le he hecho daño. Esta conducta puede ser
engañosa, porque si colocamos sensores de presión
en la cola de un gato autómata para que emita un
maullido al pisarlo, no pensaríamos que siente do-
lor. Muchos adoptan el vegetarianismo por el trato
¿QUÉ ES SER UN MURCIÉLAGO?Si algo se siente como ser esa criatura (en la
que reciben los animales de granja. ¿Son las vacas
imagen, un murciélago rabón de Geoffroy), entonces es consciente.
y los cerdos unas pobres bestias que añoran vivir
en libertad? ¿Sufren las gallinas hacinadas en jaulas
diminutas? Los experimentos etológicos demuestran permita la existencia de esas conexiones. Key rechaza
que, si bien disfrutan escarbando y escogerían una todas las pruebas conductuales y fisiológicas y se basa
jaula con suelo o cama si el acceso fuera franco, no solo en la anatomía para respaldar la singularidad
se toman la molestia de apartar una pesada cortina humana.
para llegar a él. Por lo tanto, ¿les importa realmente?
Las langostas emiten un chillido terrible cuando las UN MUNDO DE CEREBROS DIFERENTES
hierven vivas, pero ¿no se deberá simplemente al aire Si tales estudios no resuelven la incógnita, quizás ayu-
que sale expelido del caparazón? de la comparación de los cerebros. ¿Tendrá la singular
Cuando se lastima a las langostas o a los can- consciencia humana su origen en un cerebro volumi-
grejos, cuando se les saca del agua o se les retuerce noso? La farmacóloga Susan Greenfield propone que
una pinza para arrancarla, liberan hormonas del es- en el reino animal la consciencia crece con el volumen
trés parecidas al cortisol y a la corticosterona. Esta cerebral. Si estuviera en lo cierto, el elefante africano
respuesta fisiológica incita a creer que sufren. Una o el oso pardo serían más conscientes que nosotros,
prueba más contundente es que el andar renqueante y un gran danés o un dálmata lo serían más que un EN SÍNTESIS
de los langostinos lesionados se palía con los mismos pequinés o un pomerania. No tiene sentido. Las pruebasfisiológicas
analgésicos que alivian nuestro dolor. Más relevantes que el tamaño serían los aspectos y conductuales indican
Lo mismo ocurre con los peces. Cuando se inyecta organizativos y operativos que se consideran indica- que el ser humano es
ácido acético en los labios de una trucha arcoiris, se dores de la consciencia. Casi todos los mamíferos y básicamente idéntico
sacude con frenesí y los restriega contra las paredes muchos otros animales (multitud de peces y repti- a muchos animales en
del tanque y la arenilla; si se le da morfina, se reducen les y algunos insectos, entre otros) alternan entre el su respuesta ante los
estas reacciones. Cuando a unos peces cebra se les sueño y la vigilia, o al menos muestran claros ritmos estímulos dolorosos
y placenteros.
dio a elegir entre un tanque con arenilla y plantas y circadianos de actividad y capacidad de respuesta.
otro sin nada, optaron por el primero. Pero si se les Ciertas partes del cerebro, como el tronco encefálico Aun así,los entendidos
inyectaba ácido y el tanque desolado contenía un inferior en los mamíferos, controlan esos estados. no se ponen de acuerdo
sobre la consciencia y el
analgésico, nadaban hacia este. Su dolor quizá sea En el mismo sentido que la vigilia, la mayoría de los
sufrimiento animal.
más simple o, en todo caso, distinto del nuestro, pero animales son, por tanto, conscientes. Pero sigue sin
los experimentos indican que lo sienten. ser lo mismo que preguntarse si tienen contenido También debatencon
ardor sobre el propósito
Algunos no están del todo convencidos. El biólogo consciente: si hay algo que sea como ser una babosa
evolutivo de la cons-
Brian Key argumenta que los peces podrían respon- despierta o un lagarto vivaracho. ciencia y el momento
der como si sintieran dolor, pero eso no demuestra Científicos como Francis Crick y, más reciente- de su aparición.
nicolas reusens, Getty Images
que sientan algo conscientemente. En la revista Ani- mente, el neurocientífico Anil Seth, han defendido
Casi todoslos aspectos
mal Sentience afirma que los estímulos nocivos «no que la consciencia depende de interacciones muy ex- de la consciencia son
hacen que nada se sienta como ser un pez» y añade tensas, relativamente rápidas pero de poca amplitud motivo de debate:
que la consciencia humana se basa en la amplifica- entre el tálamo, un apeadero sensitivo en el centro del unos opinan que sería
ción de las señales y la integración global, mientras cerebro, y la corteza, la sustancia gris radicada en la mensurable, otros la
que los peces carecen de una arquitectura neural que superficie del órgano. Aseguran que estos bucles ta- creen mera ilusión.
Noviembre 2018, InvestigacionyCiencia.es 31
1 Entre las más aceptadas se ha-
lla la teoría del espacio de trabajo
global, propuesta por el neuro-
científico Bernard Baars. La idea
es que el cerebro humano está
organizado en torno a un espa-
cio de trabajo, algo así como una
memoria operativa. Cualquier
contenido mental que se geste en
ese espacio, o sobre el «escena-
rio» brillantemente iluminado del
teatro de la mente, se retransmite
al resto del cerebro inconsciente.
Esa retransmisión general otorga
la consciencia al individuo.
Esta teoría implica que los ani-
males sin cerebro, como la estrella
y el erizo de mar o las medusas,
no pueden ser conscientes en
absoluto. Tampoco pueden serlo
aquellos cuyo cerebro carezca de
la arquitectura idónea para el es-
2 pacio de trabajo, como es el caso de peces, pulpos y
muchos otros. En cambio, como hemos visto, diversas
pruebas etológicas indican que sí lo son.
La teoría de la información integrada (TII),
concebida por el neurocientífico Giulio Tononi, de-
fine con fundamentos matemáticos una cantidad
denominada Φ («fi») como medida del grado en
que la información de un sistema se diferencia
en partes o se unifica en un todo. Distintas formas
de medir Φ llevan a concluir que los cerebros gran-
des y complejos como el nuestro poseen una Φ alta,
que procede de la amplificación e integración de
la actividad neural por gran parte del órgano. Los
sistemas más simples tendrían una Φ baja, con di-
ferencias motivadas por la organización propia de
cada especie. A diferencia de la teoría del espacio
de trabajo global, la TII no descarta que los animales
sencillos puedan tener una consciencia rudimenta-
ria, así como las máquinas organizadas de manera
adecuada con una Φ alta [véase «La teoría de la in-
formación integrada», por Christof Koch; Mente y
Un pulpodel zoológico Hellabrunn de Múnich (1) Cerebro n.o 73, 2015].
abre un tarro de sabrosos cangrejos. Solo un tercio de En la actualidad ambas rivalizan por conformar
sus neuronas radican en el cerebro central, pues el resto una teoría definitiva que ayude a responder a la pre-
están repartidas por los tentáculos. Si posee consciencia,
gunta. Pero cuando se trata de la consciencia animal,
¿dónde residirá? Los sensores adheridos a la cabeza de
sus respuestas entran claramente en conflicto.
este monje en plena meditación (2) captan su actividad
cerebral, pero sigue siendo un misterio cómo se crea ese
estado mental a partir de ella. LA MENTE EN EVOLUCIÓN
Así pues, los estudios etológicos, fisiológicos y anató-
micos brindan respuestas contradictorias, como las
lamocorticales ayudan a integrar la información por dos teorías más aceptadas sobre la consciencia. ¿Ayu-
todo el cerebro y constituyen la base de la conscien- darían a explorar cómo, por qué y cuándo surgió?
Alamy (1); Cary Wolinsky, Getty Images (2)
cia. Si fuese cierto, el hallazgo de esas características De nuevo aquí nos topamos con un abismo entre
en otras especies sería un indicio de su existencia. los dos grupos de investigadores. Conscientes como
Seth concluye que los mamíferos provistos de tales somos sin género de dudas, los del equipo B suponen
estructuras son, pues, conscientes. Muchos otros ani- que esa facultad debe cumplir una función, como dic-
males no lo serían, como la langosta y el langostino, tar el comportamiento o ponernos a salvo del peligro.
por carecer de corteza y bucles talamocorticales. Qui- Pero sus conjeturas acerca del momento en que surge
zá necesitemos teorías más específicas para hallar las abarcan desde hace miles de millones de años hasta
peculiaridades críticas. los tiempos históricos.
32 INVESTIGACIÓN Y CIENCIA, noviembre 2018
El psiquiatra y neurólogo Todd Feinberg y el bió- la consciencia es, pues, una atribución que hacemos
logo Jon Mallat proponen, sin pruebas convincentes, después del hecho. Dennet relaciona esto con la teoría
una teoría opaca de la consciencia con arquitecturas de los memes (un meme es una información que se
neurales «jerarquizadas y no jerarquizadas» y tipos copia de persona a persona, que comprende palabras,
concretos de imágenes mentales que atribuyen a historias, técnicas, modas y costumbres). Puesto que
la fauna de hace entre 560 y 520 millones de años. el ser humano es capaz de imitar de manera generali-
Baars, el autor de la teoría del espacio de trabajo zada y extendida, consigue copiar, variar y seleccionar
global, vincula la aparición de la consciencia a la del los memes para gestar el lenguaje y la cultura. «La
cerebro de los mamíferos hace 200 millones de años. consciencia humana es en sí misma un gran complejo
El arqueólogo Steven Mithen apunta a la explosión
cultural que comenzó hace 60.000 años, cuando se
aunaron habilidades independientes en un cerebro
previamente dividido. El psicólogo Julian Jaynes se- Más relevantes que
cunda esa unificación, pero opina que tuvo lugar mu-
cho más tarde. Al no hallar rastro de un vocablo para el tamaño serían los
la consciencia en la Ilíada, concluye que los griegos
prehoméricos no eran conscientes de sus pensamien- aspectos organizativos
tos del mismo modo que nosotros, por eso atribuían
sus voces interiores a los dioses. En suma, Jaynes y operativos del cerebro
argumenta que hasta hace 3000 años las personas
no tenían experiencias subjetivas. que se consideran
¿Es correcta alguna de esas ideas? Según el equipo
A, todas son erróneas porque la consciencia no tiene indicadores de la
una función ni un origen independiente: no es de
esa clase de cosas. Entre los miembros del equipo consciencia
figuran «materialistas eliminativos» como Patricia y
Paul Churchland, que sostienen que la consciencia es
tan solo la actividad de las neuronas y que un día lo de memes», escribió Dennett en La conciencia expli-
aceptaremos, tal y como aceptamos que la luz es solo cada, y el yo es una «ilusión benigna del usuario».
radiación electromagnética. La TII también niega que Ese yo ilusorio, ese complejo de memes, es lo que
la consciencia tenga un funcionamiento distinto, pues llamo el «yoplejo». La ilusión de ser un poderoso
cualquier sistema con una Φ lo bastante alta debe yo provisto de consciencia y libre albedrío podría
ser forzosamente consciente. Ninguna de esas teorías no resultar tan benigna. Nuestras singulares do-
otorga singularidad a la consciencia humana, pero tes para el lenguaje, la memoria autobiográfica y
sí a una idea final. la falsa sensación de ser un yo continuo agudiza-
Llegamos a la consabida afirmación, aunque mal rían paradójicamente nuestro sufrimiento. Tal vez
entendida, de que la consciencia es una ilusión. Este otras especies sientan dolor, pero no lo empeorarán
punto de vista no niega la existencia de la experien- gritando: «¿cuánto durará?, ¿irá a peor?, ¿por qué
cia subjetiva, pero reivindica que ni la consciencia a mí?, ¿por qué ahora?». En este sentido, nuestro
ni el yo son lo que parecen. Las teorías ilusionistas sufrimiento podría ser único. Para los ilusionistas
incluyen la idea del psicólogo Nicholas Humphrey como yo misma, la respuesta a nuestra pregunta es
de que un «espectáculo de misterios mágicos» se simple y obvia: el ser humano es único porque solo
nos escenifica en la cabeza. Según plantea, el cerebro él es lo bastante inteligente como para creer que hay
urde las experiencias sobre la marcha, en un relato un «yo» consciente.
que sirve al propósito evolutivo de darnos una razón
para vivir. Le sigue la teoría del esquema de atención,
del neurocientífico Michael Graziano, en la que el
cerebro construye un modelo simplificado de cómo
y a qué presta atención. Cuando esta idea se vincula
PARA SABER MÁS
con un modelo del yo, permite que el cerebro (de
hecho, cualquier máquina) se describa a sí mismo The character of consciousness.David J. Chalmers. Oxford University Press, 2010.
Consciousness and the brain: Deciphering how the brain codes our thoughts.Stanislas
por tener experiencias conscientes.
Dehaene. Viking, 2014.
Ahora bien, la hipótesis ilusionista más conocida From bacteria to bach and back: The evolution of minds.Daniel C. Dennett. W. W. Norton,
es, con mucho, la «teoría de los borradores múltiples» 2017.
de Dennett: el cerebro es un sistema esencialmente Consciousness: An introduction.Tercera edición. Susan Blackmore y Emily T. Troscianko.
paralelo sin ningún escenario central en el que «yo» Routledge, 2018.
visualizo o controlo el mundo. En su lugar, se pro- en nuestro archivo
cesan sin cesar multitud de borradores de percep- El problema de la consciencia.Francis H. C. Crick y C. Koch en IyC, noviembre de 1992.
ciones y pensamientos, pero ninguno es consciente En busca de la consciencia.VV.AA. Colección Cuadernos de MyC n.o 13, 2016.
ni inconsciente hasta que se explora el sistema y se ¿Es mensurable la consciencia?Christof Koch en IyC, enero de 2018.
¿Qué es la consciencia?Christof Koch en IyC, agosto de 2018.
desencadena una respuesta. Solo entonces podemos
decir que el pensamiento o la acción era consciente;
Noviembre 2018, InvestigacionyCiencia.es 33