Misa de Clausura del Año Lectivo
Monición de entrada:
Nos reunimos junto a la mesa del altar para ofrecer nuestra acción de gracias al Padre
de las Misericordias por este año que concluimos, por la vida compartida y todo cuanto
aprendimos.
Contemplamos el cierre de un ciclo de encuentros, así como Francisco se encontró
con el sultán, nosotros también celebramos los encuentros diarios, con Dios, entre
nosotros, con toda la creación.
Primera Lectura:
El profeta Daniel, nos invita a redescubrir la verdad, reconociendo al Dios de la Vida,
confiando en su amor, dejando de lado las falsas apariencias, los falso ídolos e ideologías.
Evangelio
El evangelio nos hace hoy una llamada a redescubrir el camino del Señor,
reconociendo que es lo fundamental y dejando de lado aquello que es sólo apariencia.
Oración de los fieles
Hoy nos pide Jesús que estemos atentos a su Palabra, a su acción salvadora, para ello
pedimos al Padre que nos mantenga firmes hasta el final. Respondemos: Ven, Señor Jesús
1. Por la Iglesia, para que, en este tiempo de conversión interior, seamos
capaces de volvernos con convicción al camino verdadero que es Cristo. Oremos.
2. Por las naciones de la tierra, especialmente por toda Latinoamérica, para
que, recibiendo la Palabra de Dios, se abran al don de la paz y la fraternidad. Oremos.
3. Por los niños y jóvenes, para que no pierdan la referencia de Cristo y lo
busquen continuamente durante toda su vida. Oremos.
4. Por nuestra Patria, para iluminada por la presencia de Cristo, camine por
sendas de reconciliación en la búsqueda del bien común. Oremos.
5. Por los egresados, para que siguiendo las huellas de Francisco, Clara y
Serafina, tengan la osadía del Evangelio su forma de vida. Oremos.
Ofertorio:
Jesús, enséñanos, a ser sembradores de paz y bien, constructores de encuentros
fraternos. Por eso te acercamos al altar aquellos dones por los cuales vos mismo nos
encontraste en el camino.
Pan y vino: Pan y vino, fruto de nuestro esfuerzo que es bendecido y se convertirá en
Pan de vida y bebida de luz.
Comunión:
El hombre está llamado a ser divinizado, a ser transfigurado, a reencontrar su vestido
de luz. A descubrir en la simplicidad de un recién nacido envuelto en pañales al Hijo de
Dios: esta realidad humilde debe hacernos abrir los ojos.
Esta es la realidad de Belén, y del cenáculo, la experiencia de la Misericordia de Dios
que viene desciende y pone su morada entre nosotros.
Poscomunión:
Consagración
Los alumnos de 6° año realizan su consagración a María.
Despedida:
El Señor nos ha dicho su Palabra, invitándonos a vivir vigilantes y esperanzados con la
llegada de su Hijo. Vivir despiertos en cristiano significará vivir comprometidos en el
presente con lucidez, vivir positivamente trabajando por una sociedad más justa y fraternal.
Ojalá que nuestro estilo de vida ayude a muchas personas a levantar la cabeza y descubrir
los nuevos signos de los tiempos que aparecen en el horizonte y a probar otro estilo de vida
abierto a la presencia y utopía de nuestro Dios. Que el Señor nos acompañe en nuestro
caminar.
Primera lectura
Isaías 63:16-17, 19; 64:2-7
16
Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel
nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que
nos rescata» desde siempre.
17
¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos,
endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vuélvete, por amor
de tus siervos, por las tribus de tu heredad.
19
Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama
por tu nombre. ¡Ah si rompieses los cielos y descendieses - ante tu faz
los montes se derretirían,
2
haciendo tú cosas terribles, inesperadas. (Tú descendiste: ante tu
faz, los montes se derretirán.)
3
Nunca se oyó. No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios,
sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él.
4
Te haces encontradizo de quienes se alegran y practican justicia y
recuerdan tus caminos. He aquí que estuviste enojado, pero es que
fuimos pecadores; estamos para siempre en tu camino y nos
salvaremos.
5
Somos como impuros todos nosotros, como paño inmundo todas
nuestras obras justas. Caímos como la hoja todos nosotros, y nuestras
culpas como el viento nos llevaron.
6
No hay quien invoque tu nombre, quien se despierte para asirse a ti.
Pues encubriste tu rostro de nosotros, y nos dejaste a merced de
nuestras culpas.
7
Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú
nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros.
Salmo responsorial
Salmo 80:2-3, 15-16, 18-19
2
Pastor de Israel, escucha, tú que guías a José como un rebaño; tú
que estás sentado entre querubes, resplandece
3
ante Efraím, Benjamín y Manasés; ¡despierta tu poderío, y ven en
nuestro auxilio!
15
¡Oh Dios Sebaot, vuélvete ya, desde los cielos mira y ve, visita a
esta viña,
16
cuídala, a ella, la que plantó tu diestra!
18
Esté tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo de Adán
que para ti fortaleciste.
19
Ya no volveremos a apartarnos de ti; nos darás vida y tu nombre
invocaremos.
Segunda lectura
I Corintios 1:3-9
3
gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor
Jesucristo.
4
Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de
Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús,
5
pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en
todo conocimiento,
6
en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio
de Cristo.
7
Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la
Revelación de nuestro Señor Jesucristo.
8
El os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de
nuestro Señor Jesucristo.
9
Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con
su hijo Jesucristo, Señor nuestro.
Evangelio
Marcos 13:33-37
33
«Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.
34
Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da
atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero
que vele;
35
velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa,
si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de
madrugada.
36
No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
37
Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!»