LA MAYORDOMÍA CRISTIANA
"Porque por él fueron creadas todas las cosas que están en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue
criado por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas
subsisten". Col. 1:16,17
INTRODUCCIÓN:
En cualquiera reunión relacionada con la obra del Señor, sea del comité local de una
iglesia, asociación, unión o asociación general, al tratar nuevos proyectos siempre se
oye el mismo refrán. “No se puede porque no hay fondos”. “Es imposible por falta
de recursos económicos”. “Pues, está muy escasa la caja”. Pero en tales ocasiones,
tal vez sería correcto decir, “ahora no hay fondos disponibles para tal obra”. Esto
significa que recursos, sí, hay. Pero, por uno u otro motivo, estos recursos no han
sido entregados para los usos del Señor. Por eso, se cree conveniente un estudio
acerca de la mayordomía cristiana.
El mensaje de la mayordomía cristiana es muy extenso. Implica la mayordomía
cristiana individual, es decir, la responsabilidad de cada cristiano de ser fiel
mayordomo del Señor. Finalmente, consideraremos la mayordomía cristiana en la
congregación o iglesia.
Reconocemos que el presente estudio no es el primer esfuerzo que se ha hecho para
presentar el tema de la mayordomía, ni tampoco será la “última palabra”. Si el
presente estudio sirve para estimular a mis amados hermanos a ser fieles
mayordomos del Señor. Amen.
I. DIOS CREADOR Y DUEÑO ABSOLUTO DE TODO:
Mayordomía cristiana es el reconocimiento de que todo es de Dios; de que
Él ha puesto algunas cosas en nuestras manos y de que nosotros somos
responsables en administrar eso, devolviéndose a Dios en adoración y
servicio. En realidad, nada es nuestro; todo pertenece a Dios. Él es Creador y
Sustentador de todo. Él debe, pues, ocupar el centro en todo. El principio de
la mayordomía significa que: cuanto soy, cuanto tengo y cuanto puedo es
por Dios y para Dios.
“De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan,
Sal. 24.1
“porque mía es toda bestia del bosque y los millares de animales en los
collados. Conozco todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve
en los campos me pertenece.” 50:9-11
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“Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su
nombre; dadle la gloria con alabanza.” Is, 66:1-2
“Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” Hageo 2:8
“He aquí que todas las almas son mías: como el alma del padre, así el
alma del hijo es mía. El alma que peque esa morirá .” Ezequiel 18:4.
Todo es de Dios.
"Pertenecemos a Dios; somos sus hijos y sus hijas: Suyos por creación y suyos por
el don de su Hijo unigénito quien nos redimió. ¿Ignoráis... que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor.6:19,20). La mente, el
corazón, la voluntad y los afectos pertenecen a Dios; y el dinero que poseemos es
del Señor. Todo bien que recibimos y que disfrutamos es el resultado de la
benevolencia divina" CSMC. Pág. 77
1. ¿Qué reconocimiento de la autoridad suprema de Dios debemos tener?
“Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros
mismos;
pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con
acción de gracias, por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su
nombre!” Salmos 100:3,4.
"A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo
también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mat.
10:32
Decía a gran voz: "¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su
juicio ha llegado! ¡Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y
las fuentes de las aguas!" Ap. 14:7.
II. MAYORDOMIA INTEGRAL:
“Los bendijo Dios y les dijo: "Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y
sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las
bestias que se mueven sobre la tierra" Génesis. 1;28
No elegimos ser o no ser mayordomos, nacemos para administrar lo que es de Dios.
¿Qué lugar ocupa el hombre? Dios lo puso a administrar sus obras. Fructificad-
Multiplicad-Señoread la tierra, que labrara y cuidará el huerto, que pusiera nombre a
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los animales y esta mayordomía continúa hasta el día de hoy y llegará el día que
rendiremos cuenta de todo lo que Él nos dio para administrar:
1. Dios nos ha confiado de acuerdo a nuestra capacidad
"El reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y
les entregó sus bienes. Mat. 25:14
2. ¿Cuál debe ser nuestra actitud cómo administradores?
"Cuídate de no olvidarte de Jehová, tu Dios, para cumplir los
mandamientos, decretos y estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que
comas y te sacies, edifiques buenas casas y las habites, cuando tus vacas y
tus ovejas aumenten, la plata y el oro se te multipliquen y todo lo que tengas
se acreciente, se ensoberbezca tu corazón y te olvides de Jehová, tu Dios,
que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; Deuteronomio
8:11 – 14.
y digas en tu corazón: "Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta
riqueza”; sino acuérdate de Jehová, tu Dios, porque él es quien te da el
poder para adquirir las riquezas, a fin de confirmar el pacto que juró a tus
padres, como lo hace hoy. Deuteronomio 8:17-18;
No confiéis en la violencia ni en la rapiña os envanezcáis. Si se aumentan
las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. Salmo 62:10.
“Un mayordomo se identifica con su amo. Acepta las responsabilidades de un
mayordomo, y debe actuar en lugar de su amo, haciendo lo que su amo haría si lo
estuviera presidiendo. Los intereses de su amo llegan a ser propios. La posición del
mayordomo es una de dignidad porque su amo confía en él". 9T,p.246. (Inglés).
II. ¿DE QUÉ SOMOS “MAYORDOMOS”?
1. Somos mayordomos del tiempo.
El tiempo es la única cosa que nadie lo tiene por suficiente, pero también es la única
cosa que cada uno tiene para desarrollar todo cuanto hay en el mismo.
Jesús dijo con respecto a la responsabilidad del tiempo “Me es necesario hacer las
obras del que me envió, mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede
trabajar.” Juan 9:4
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El tiempo es, por consiguiente, un tesoro inapreciable. ¿Qué hacemos con nuestro
tiempo? Pablo el Apóstol nos da una exhortación al respecto. Dice él: “Aprovechad
bien el tiempo, porque los días son malos” – Efesios 5:16.
“Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y os hallamos bajo la
más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que
él nos haya dado requiere más estricta cuenta que de nuestro tiempo”. PVGM Pág.
321
Debemos saber distribuir nuestro tiempo de tal manera que, podamos darle a Dios y
a nuestra familia.
2. Somos mayordomos de nuestros talentos.
Los dones son distribuidos sobre la base del Espíritu Santo 1°Corintios 12:11. “Y
todo esto es obra del mismo y único Espíritu, que da a cada uno como quiere”.
“A uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno conforme a su
capacidad; y luego se fue lejos.” Mat 25:15
“Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las
bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo. …” PVGM. Pág. 262
A cada hombre Dios lo ha dotado “conforme a su facultad”. Los
talentos no se distribuyen caprichosamente; el que tiene capacidad
para usar cinco talentos, recibe cinco; el que no puede aprovechar
sino dos, recibe dos; el que puede sabiamente usar sólo uno, recibe
uno. Nadie necesita lamentarse por no haber recibido dones mayores;
pues Aquel que los ha distribuido a todo hombre es honrado igualmente
por el aprovechamiento de cada depósito, ora sea grande o pequeño.
Aquel a quien se le han entregado cinco talentos, ha de rendir cuenta
por el aprovechamiento de cinco; el que no tiene sino uno, por el de
uno. Dios espera resultados por lo que el hombre “tiene, no por lo que
no tiene”. (PVGM. Pág. 308).
"Los talentos, aunque sean pocos, han de ser usados. La pregunta que más nos
interesa no es: ¿cuánto he recibido? sino, ¿qué estoy haciendo con lo que tengo”
(PVGM. Pág. 265).
Las aplicaciones que puede hacerse de la parábola de los talentos “Los dones
especiales del Espíritu no son los únicos talentos representados en la parábola. Ella
incluye todos los dones y talentos, ya sean originales o adquiridos, naturales o
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espirituales. Todos han de ser empleados en el servicio de Cristo.” (PVGM. Pág.
264).
Todos nuestros talentos deben ser usados para Dios. Facultades mentales, el
habla, la salud, la fuerza, los impulsos y sentimientos etc.
3. Somos mayordomos de nuestros de los bienes.
La mayordomía, de los bienes es responsabilidad ante Dios del uso sabio de la vida
por parte del ser humano, incluye la administración sabia de los bienes materiales o
la riqueza, lo cual tiene lugar por medio del uso de las habilidades, destrezas,
oportunidades y tiempo que Dios da a la persona.
Respecto a la riqueza, independientemente de quién la administre, ésta pertenece a
Dios. Y como fue antes del origen del gran conflicto lo será una vez concluido el
gran conflicto universal. Al respecto la Biblia dice:
"Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes,
y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El
cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza" Apocalipsis 5:11,12. Así ha sido siempre
y será por siempre, nunca debió cuestionarse esta gran verdad. Pero la historia
bíblica nos dice que la centralidad de Dios fue cuestionada por un "querubín grande
protector" (Ezequiel 28: 12-19) quien aspiró a ostentar lo que sólo pertenece a Dios
(Isaías 14:12-14).
El origen y desarrollo del gran conflicto entre el bien y el mal, nos habla del
enfrentamiento entre dos grandes principios que caracterizan al reino de Dios y al
reino de Satanás. "Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en
la cruz de Cristo su ciencia y su canción... A la luz del Calvario, se verá que la ley
del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo;" (DTG, p.
1).
"El egoísmo es el impulso humano más poderoso y más generalizado y debido a esto
la lucha del alma entre la simpatía y la codicia constituye una prueba desigual;
porque mientras el egoísmo es la pasión más fuerte, el amor y la benevolencia son
con mucha frecuencia los sentimientos más débiles, y por regla general el maligno
gana la victoria. Por lo tanto, al dar nuestro trabajo y nuestros dones a la causa de
Dios, es peligroso dejarse controlar por los sentimientos o el impulso" (CSMC, p.
27).
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"La abnegación es la nota tónica de las enseñanzas de Cristo. Con frecuencia se
impone este concepto a los creyentes con un lenguaje que parece autoritario, porque
no hay otra forma de salvar a los hombres si no se los separa de su vida de egoísmo"
(CSMC, p. 29). "La prosperidad espiritual está estrechamente ligada con la
liberalidad cristiana" (CSMC, p. 53). "Cuando se emplea la riqueza en la forma
debida, ésta se convierte en un dorado vínculo de gratitud y afecto entre el hombre y
sus semejantes, y en un fuerte lazo que une sus afectos con su Redentor" (CSMC, p.
25).
La garantía de la continua provisión para nuestras necesidades no es ni la posesión ni
la acumulación sino la administración y el uso eficiente de los recursos que Dios nos
da para los propósitos que Dios les ha determinado: hacer tesoros en el cielo donde
los ladrones no minan ni el orín corrompe (Mat 6:19-21, 6:24).
Los bienes materiales deben entregarse para servir al Señor con regocijo, sin
condiciones, sin tristeza, sin que nos duela. Al paso del Salvador, aquellos discípulos
pusieron sus mantos y no les importó que se ensuciaran, se rompieran, se perdieran o
quedaran inservibles por las pisadas de la multitud. Ellos los ofrecieron con gozo. Lo
mismo hizo el que prestó el aposento alto para que el Señor comiera la pascua con
sus discípulos, y no solo el lugar, sino además los muebles, la loza y ¿Por qué no?
también el cordero, los panes, el fruto de la vid y todo lo que fue necesario. El
propósito de la mayordomía es que el Señor sea glorificado con nuestros bienes que
humildemente ponemos a su disposición. ¿Está el Señor siendo glorificado con
nuestros bienes materiales?
CONCLUSIÓN.
La gran verdad es que somos mayordomos de Dios, nos ha confiado tiempo y
oportunidades, capacidades y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus
recursos. Somos responsables ante él por su empleo adecuado. Reconocemos que
Dios es dueño de todo mediante nuestro fiel servicio a él y a nuestros semejantes, y
mediante la devolución de los diezmos y las ofrendas para la proclamación de su
evangelio y para el sostén y desarrollo de su iglesia. La mayordomía es un privilegio
que Dios nos ha concedido para que crezcamos en amor y para que logremos la
victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo fiel se regocija por las
bendiciones que reciben los demás como fruto de su fidelidad
La verdadera motivación de nuestra mayordomía es el amor1 Cor. 13:3. El
Somos mayordomos de Dios por derecho de creación y redención
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