Chopin en España Tesis
Chopin en España Tesis
TESIS DOCTORAL
PRESENTADA POR
Directora
Madrid 2019
Madrid, 2018
Doy las gracias a todos mis compañeros y amigos por ser una fuente inagotable
de apoyo y motivación. Desde mis amigos más cercanos, a mis compañeros de la Banda
de Música de Haro, de Rioja Filarmonía, profesores y amigos de la carrera y el
doctorado y todas aquellas personas que he ido conociendo en congresos y jornadas.
Gracias a todos por despertar en mí el amor y el entusiasmo por la música y la
musicología.
Mis últimas palabras de agradecimiento son para toda mi familia. Gracias por los
ánimos recibidos y por comprender que con pasión, esfuerzo y dedicación todo lo que
nos propongamos puede ser posible.
ÍNDICE
ÍNDICE
RESUMEN ................................................................................................................... 9
ABSTRACT................................................................................................................ 11
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 13
1. Justificación ......................................................................................................... 13
2. Objetivos.............................................................................................................. 15
3. Fuentes y metodología ......................................................................................... 15
4. Estado de la cuestión ........................................................................................... 19
5. Marco teórico....................................................................................................... 26
6. Estructura del trabajo ........................................................................................... 30
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA ..............................................................................33
1. El viaje a Mallorca............................................................................................... 37
2. Influencia española en la música de Chopin: El Bolero op. 19 ........................... 45
3. Chopin y los españoles en París .......................................................................... 52
3.1. Santiago de Masarnau .................................................................................. 55
3.2. Juan María Guelbenzu.................................................................................. 60
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL ............................63
1. El «refugio del buen gusto» ................................................................................. 63
2. El salón burgués .................................................................................................. 73
2.1. Chopin para las «señoritas» ......................................................................... 79
2.2. La música de Chopin en el discurso de la decadencia interpretativa en el
salón ...................................................................................................................... 82
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA ...............85
1. La música de Chopin en los métodos para piano y en los planes de estudio de los
conservatorios ............................................................................................................. 85
1.1. Conocido pero poco presente ....................................................................... 85
1.2. Relevante en los últimos cursos de la carrera de piano ................................ 92
2. La música de Chopin a través de las interpretaciones de los alumnos ................ 98
2.1. Conciertos de los alumnos ........................................................................... 98
2.2. Concursos y oposiciones ............................................................................ 104
3. La música de Chopin en la enseñanza privada .................................................. 108
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS .............................................................111
1. Comercialización de la música de Chopin ........................................................ 111
7
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
8
RESUMEN
RESUMEN
Esta tesis doctoral pretende arrojar luz sobre la importancia que tuvo la música
de Chopin en la España del siglo XIX a través del estudio de la recepción de su música
y las diferentes imágenes que de él se proyectaron. Este proceso de recepción se divide
fundamentalmente en cinco aspectos que lo vertebran: la recepción interpretativa, la
edición y comercialización de sus obras, la presencia de su música en la enseñanza para
piano, las imágenes que rodean la figura de Chopin y la recepción compositiva. En esta
tesis doctoral, aunque mencionamos algunos aspectos de esta última, hemos preferido
no llevar a cabo un estudio exhaustivo del ámbito compositivo ya que sobrepasaría los
límites de este trabajo.
Chopin tuvo contacto directo con España gracias a su breve estancia en Mallorca
en el invierno de 1838-1839. A pesar de que actualmente este viaje es lo más conocido
de la relación del pianista polaco con España, habiéndose convertido en un verdadero
atractivo turístico, lo cierto es que su estancia en este país pasó desapercibida para la
sociedad musical española del momento. Algunos intelectuales y compositores
españoles tuvieron contacto con Chopin y su música a través de los círculos culturales
parisinos. Dos de los personajes más destacados serían Juan María Guelbenzu y
Santiago de Masarnau.
9
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
también forma parte de la enseñanza privada a través de obras facilitadas para los
alumnos sin pretensiones profesionales.
Por último se analizan también los discursos en los que las imágenes de Chopin
aparecen ligadas al canon de autores clásicos y se le presenta como un personaje de
referencia en el ámbito del Romanticismo.
10
RESUMEN
ABSTRACT
This doctoral thesis wants to highlight the importance that Chopin’s music had
in Spain in the 19th Century through the study of the reception of his music and the
different images that it projected. This process of reception is divided into mainly five
aspects that are the backbone: the interpretation of its reception, the edition and
commercialization of his works, the presence of his music in the teaching of the piano,
the images that surround the figure of Chopin and the reception of compositions. In this
doctoral thesis, even though we mention some aspects of my last point we have
preferred to not carry out an exhaustive study of the compositive area because it was
surpass the limits of this study.
Chopin was in direct contact with Spain thanks to brief stay in the winter of
1838-1839 in Mallorca. Despite that, nowadays this trip is the most known relation of
the Polish pianist with Spain having converted it into a true tourist attraction. What is
certain is that the Spanish musical society of those times didn’t know about his visit.
Some Spanish intellectuals and composers had contact with Chopin and his music
through cultural circles in Paris. Two of the main characters were Juan María
Guelbenzu and Santiago de Masarnau.
11
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
The commercialization of Chopin’s music started at the end of the 1840’s with
the arrival of new editions from Paris. In the 1850’s lots of the sheet music of the Polish
pianist were already available for professional and amateur pianists. As well as happens
in other countries, some complete editions of his work also appeared in Spain. The most
remarkable ones were edited by Bonifacio Eslava and Antonio Romero. These
collections favoured diffusion and the popularity of his music.
Last but not least, the images of Chopin that appear linked to the classic authors
canon are analysed and he is presented as a reference in the Romantic period.
Throughout this investigation I have been able to prove that despite the fact that
Chopin’s reception at the beginning in Spain was very discreet, Chopin’s music was
present in many areas inside Spanish music of the 19th Century. Chopin started to take
part of the composer’s list that was being built in the paradigms of the historical music
canon of the19th Century.
12
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
1. Justificación
Chopin fue uno de los compositores más relevantes del siglo XIX en el ámbito
del piano, pero su figura presenta una característica singular: mientras que en vida fue
poco conocido, la calidad de su obra compositiva hizo que, sobre todo tras su muerte, se
convirtiera en un clásico de referencia, fundamental en la historia posterior del piano.
Esta es la razón del interés de este trabajo, que arroja luz sobre la influencia que llegó a
tener en la música española de este siglo.
1
Eduardo Chávarri Alonso, «La introducción y recepción de la obra de Chopin en Madrid (1837-1875)»,
trabajo fin de máster (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2014).
2
Se han publicado trabajos que abordar el tema de la recepción de Chopin en Polonia, Inglaterra, Estados
Unidos, Francia, Cuba, etc. Detallamos más en profundidad estas investigaciones en los puntos 4 y 5 de
esta introducción, dedicados al estado de la cuestión y al marco teórico.
13
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
fecha clave por diferentes razones: el inicio de un cambio político en España que se
traduce en un aperturismo hacia las influencias europeas; el desarrollo del piano
romántico en la Península, principalmente a través de personajes como Santiago de
Masarnau y Pedro Pérez de Albéniz; la creación del Real Conservatorio de Madrid3; y el
desarrollo de la industria musical, que va a favorecer la difusión de los repertorios a
través de las ediciones y la prensa. Por otra parte, durante las últimas décadas del siglo
XIX se producen una serie de acontecimientos de gran relevancia para la recepción de la
música de Chopin: visita de pianistas virtuosos procedentes de países extranjeros,
inauguración de salas de conciertos y un notable auge del recital para piano. Si bien no
se observa ningún hito que produzca una ruptura entre la recepción de estos últimos
años y los primeros del siglo siguiente, vemos razonable poner el límite de este estudio
a finales del siglo XIX, coincidiendo con la muerte de algunos de los pianistas tratados
en esta tesis como Juan Bautista Pujol (1898), Teobaldo Power (1884), Adolfo de
Quesada (1888), Juan María Guelbenzu (1886), Santiago de Masarnau (1882) o Dámaso
Zabalza (1894). A través de sus enseñanzas y conciertos fueron la base para las nuevas
generaciones de pianistas que desarrollaron sus carreras en los albores del siglo XX.
3
El Real Conservatorio de Música y Declamación pasa a llamarse Escuela Nacional de Música y
Declamación por el decreto del 15 de diciembre del año 1868. Se continuó denominando de esta forma
hasta 1900. Nosotros nos referiremos a él como Conservatorio de Madrid.
14
INTRODUCCIÓN
2. Objetivos
3. Fuentes y metodología
Las fuentes principales para este trabajo han sido los documentos
hemerográficos obtenidos a través del vaciado sistemático de la prensa española entre
los años 1830 y 1900. Examinando los diarios he podido hallar información relativa a la
recepción de la obra de Chopin en España en los siguientes casos: anuncios de venta de
partituras e instrumentos, anuncios de conciertos en el territorio nacional y en el
extranjero, críticas de conciertos, noticias relacionadas con la música o compositores,
15
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
4
La Hemeroteca Digital forma parte del proyecto Biblioteca Digital Hispánica, que tiene como objetivo
la consulta y difusión pública a través de Internet del Patrimonio Bibliográfico Español conservado en la
Biblioteca Nacional de España. http://www.bne.es/es/Catalogos/HemerotecaDigital/
5
La Biblioteca Digital Gallica es uno de los proyectos de la Biblioteca Nacional de Francia que pretende
favorecer el acceso a millones de documentos digitalizados a través de internet.
http://www.bnf.fr/es/colecciones_y_servicios/bibliotecas_digitales_gallica.html
16
INTRODUCCIÓN
Finalmente quiero hacer referencia a una serie de problemas que se han hecho
evidentes a lo largo de esta investigación, sobre todo derivados del manejo de fuentes
propias de esta época y concernientes a este repertorio, muchas veces circunscrito al
ámbito privado. Puesto que no contamos con la totalidad de programas de conciertos
llevados a cabo durante estos años, no podemos analizar con total exhaustividad la
actividad musical de este siglo. No todos los conciertos aparecen anunciados en la
prensa y muchos de estos anuncios únicamente se limitan a mencionar que se toca
música de Chopin y de otros compositores, sin detallar qué piezas en concreto.
A pesar de todo esto, creemos que el análisis de las fuentes que hemos llevado a
cabo es lo suficientemente representativo como para elaborar un panorama amplio que
nos lleve a reflexionar y obtener conclusiones relevantes para la investigación.
17
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
hemos tomado algunos aspectos del análisis socio-cultural del hecho musical, el análisis
musical, la teoría de la recepción o el análisis del discurso.
18
INTRODUCCIÓN
4. Estado de la cuestión
6
Uno de los primeros trabajos compilatorios sobre la música de esta época, después del volumen de
Carlos Gómez Amat de la Historia de la música española publicada por Alianza correspondiente al siglo
XIX, es el editado por Emilio Casares y Celsa Alonso en 1995. Cf. Emilio Casares Rodicio y Celsa
Alonso González, eds., La música española en el siglo XIX (Oviedo: Universidad de Oviedo, 1995).
Actualmente se ha publicado un nuevo volumen sobre este periodo bajo la edición de Juan José Carreras.
Cf. Juan José Carreras, ed., Historia de la música en España e hispanoamérica, vol. 5 (Madrid: Fondo de
Cultura Económica, 2018).
7
Linton Powell, A history of Spanish piano music (Bloomington: Indiana University Press, 1980).
8
Mariano Vázquez Tur, «El piano y su música en el siglo XIX en España», tesis doctoral (Santiago de
Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, 1988).
9
María Nagore Ferrer, «El lenguaje pianístico de los compositores españoles anteriores a Albéniz (1830-
1868)», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española
de Musicología, 2015), 655-719.
10
Cf. Gemma Salas Villar, «El piano romántico español», tesis doctoral (Oviedo: Universidad de Oviedo,
1997); Gemma Salas Villar, «Pedro Pérez de Albéniz en el segundo centenario de su nacimiento»,
Cuadernos de Música Iberoamericana, 1 (1996), 97-125; Gemma Salas Villar, «Santiago de Masarnau y
la implantación del piano romántico en España», Cuadernos de Música Iberoamericana, 4 (1997), 197-
222; Gemma Salas Villar, «Análisis de la balada para piano y géneros afines en el piano romántico
español», Revista de Musicología, vol. XXVIII, 1 (2005), 774-791; Gemma Salas Villar, «La enseñanza
para piano durante la primera mitad del siglo XIX: los métodos para piano», Nasarre: Revista aragonesa
de musicología, vol. 15, nº 1-2 (1999), 9-56; Gemma Salas Villar, «Aproximación a la enseñanza para
piano a través de la cátedra de Pedro Albéniz en el Real Conservatorio de Madrid», Revista de
musicología, vol. 22, nº 1 (1999), 209-246; Gemma Salas Villar, «La difusión del piano romántico en
Madrid (1830-1856)», en Begoña Lolo y Carlos Gosálvez Lara, coords., Imprenta y edición musical en
España (ss. XVIII-XX) (Madrid: UAM Ediciones: Ministerio de Economía y Competitividad, 2012), 407-
420; María Covadonga González Bernardo y Gemma Salas Villar, «El epistolario de Charles Valentin
19
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
fundamentales también para comprender la historia del piano en España, sobre todo
durante la primera mitad del siglo XIX. Hay que destacar también los trabajos sobre el
piano de Albéniz11 y el de Granados12, algunos volúmenes colectivos, como el editado
por Luisa Morales y Walter A. Clark Antes de Iberia: de Masarnau a Albéniz13o el
estudio de Victoria Alemany Ferrer El piano en Valencia en los años del cambio al
siglo XX (1879-1916)14. Para finalizar este breve panorama que refleja el interés de la
musicología por el estudio del piano en el siglo XIX, debemos citar el libro El piano en
España entre 1830 y 192015, publicado recientemente por la Sociedad Española de
Musicología. Este volumen, que parte del simposio «A propósito de Albéniz: el piano
en España entre 1830 y 1920» celebrado en mayo de 2009 en el Museo del Traje de
Madrid, es un estupendo trabajo que aborda el tema del piano en España desde un punto
de vista transversal, mostrando además aspectos relacionados con este instrumento en
diferentes regiones españolas.
Alkan a Santiago de Masarnau (1834-1874)», Cuadernos de música iberoamericana, vol. 20 (2010), 129-
170.
11
Antonio Iglesias, Isaac Albéniz. Su obra para piano (Madrid: Alpuerto, 1987); Walter A. Clark, Isaac
Albéniz. Retrato de un romántico (Madrid: Turner, 2002); Enrique Franco, Albéniz y su tiempo (Madrid:
Fundación Albéniz, 1990).
12
Antonio Iglesias, Enrique Granados. Su obra para piano (Madrid: Alpuerto, 1985); Walter Aaron
Clark, Enrique Granados: Poet of the Piano (New York: Oxford University Press, 2006); Walter Aaron
Clark, «The death of Enrique Granados: context and controversy», Anuario Musical: Revista de
musicología del CSIC, nº 65 (2010), 133-144.
13
Luisa Morales y Walter A. Clark, eds., Antes de Iberia: de Masarnau a Albéniz: actas del Symposium
FIMTE 2008 (Garrucha, Almería: Asociación Cultural LEAL, 2010).
14
Victoria Alemany Ferrer, El piano en Valencia en los años del cambio al siglo XX (1879-1916)
(Barcelona: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Institución Milà i Fontanals, Departamento
de Musicología, 2010).
15
José Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de
Musicología, 2015).
16
J. V. González Valle, «Recepción del ‘Officium Hebdomadae Sanctae’ de T. L. Victoria y edición de F.
Pedrell», Recerca Musicològica, XI-XII (1991-1992), 133-155.
17
Pablo L. Rodríguez, «El motete ‘O Beate Ildefonse’: un ejemplo de recepción periférica de la obra de
Cristóbal Galán», Revista de Musicología, XX, nº 1 (1997), 245-260.
18
Alberto Martín Márquez y Albert Recasens Barbera, «La recepción de la música de Juan García de
Salazar en las primeras décadas del siglo XX», Stvdia Zamorensia, vol. IX (2010), 111-138.
19
Emma Virginia García Gutiérrez, El retorno a Domenico Scarlatti: una mirada al pasado desde la
música española (1880-1939), tesis doctoral (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2016).
20
INTRODUCCIÓN
Muchos son los músicos y estudiosos que han analizado la vida de Chopin y sus
composiciones, empezando de forma muy temprana tras su muerte. Además, al haber
trascendido como uno de los compositores más famosos de la historia del piano, su
figura ha suscitado un gran número de textos divulgativos que se nutren de las
anécdotas y mitos que rodean la vida y la imagen posterior de este compositor.
20
Miguel Ángel Marín, «La recepción de Corelli en Madrid (ca. 1680-1810)» en G. Barnett, S. la Via, A.
de Ovidio (coords.), Arcangelo Corelli fra mito e realtà storica: nuove prospettive d’indagine
musicológica e interdisciplinare nel 350 anniversario della nascita: atti del Congresso internazionale di
studi, Fusignano, 11-14 settembre 2003, Vol. 2 (2007), 573-637.
21
Francesc Bonastre i Bertrán, «La labor de Enric Granados en el proceso de la recepción de la música de
Bach en Barcelona», Anuario Musical: Revista de musicolo´gia de CSIC, 56 (2001), 173-183; Idoia
Solores Etxabe, «La recepción de Johan Sebastian Bach», en Revista Bilarte, 42 (2007), 65-74.
22
José Aparisi Aparisi, «Recepción histórica de la música eclesiástica de Joseph Haydn en los archivos
musicales catedralicios de la Comunidad Valenciana», Anuario Musical: Revista de musicología de
CSIC, 63 (2008), 97-152.
23
José Ignacio Suárez García, La recepción de la obra wagneriana, tesis doctoral (Oviedo: Universidad
de Oviedo, 2002); Paloma Ortiz de Urbina y Sobrino, La recepción de Richard Wagner en Madrid (1900-
1914), tesis doctoral (Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2003).
24
Andrea Harrandt, «Tomás Bretón y Viena. Un ejemplo de recepción de la música española en Austria
en el siglo XIX», en B. Lolo Herranz (coord.), Campos interdisciplinares de la musicología: V Congreso
de la Sociedad Española de Musicología (Barcelona, 25-28 de octubre de 2000), Vol. 1 (2002), 141-151.
25
Margarita Garbisu Buesa, «La recepción de la música española en ‘The Criterion’ a través de los
escritos de John B. Trend», Anuario Musical, 63 (2008), 153-180.
26
Miriam Perandones Lozano, «Estancia y recepción de Enrique Granados en Nueva York (1915-1916)
desde la perspectiva de su epistolario inédito», Revista de Musicología, vol. XXXII, nº 1 (2009), 281-296.
27
Germán Gran Quesada, «Pájaros en el cielo hispano: apuntes sobre la recepción inicial de la música de
Oliveier Messiaen en España», Scherzo: revista de música, 236 (2008), 130-164.
28
Teresa Cascudo, «Los críticos de la ‘música nueva’: la primera recepción de Stravinsky y la
organización del campo musical en Madrid», Revista de Musicología, vol. XXXII, nº 1 (2009), 491-500.
29
José M. ª García Laborda, «Nuevas perspectivas historiográficas en torno a la primera recepción de
Debussy en España», Revista de Musicología, vol. XXVIII, nº 2 (2005), 1347-1364.
30
José M. ª García Laborda, «La primera recepción de Arnold Schöeenberg en España y su ubicación en
el debate cultural de la época (1915-1939), en V. Cavia Naya (coord.), Arnold Schönberg (1874-1951),
Europa y España (2003), 57-78.
31
Selected Correspondence of Fryederyk Chopin (London: Heinemann, 1962).
32
Chopin’s Letters (New York: Dover, 1988).
33
(London: Novello,1888) [reimpresión: (New York: Cooper Square Publishers, 1973)].
21
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
de estos textos recae en que fueron los primeros libros de referencia tras la publicación
del romántico relato de Liszt. Aunque sus autores se proponen crear una biografía
alejada de la fantasía novelesca, todavía encontramos rasgos de esa atmósfera romántica
que recubrirá la figura de Chopin durante años. A finales de la década de 1970 se
publican otras biografías que intentan alejarse del mito romántico para esclarecer ciertos
aspectos de la vida de Chopin y enmarcarlos en el contexto cultural de la época y de los
diferentes países en los que vivió. Estos últimos libros, reimpresos con posterioridad,
son considerados los textos de referencia a la hora de estudiar la vida del compositor
polaco. Entre ellos debemos destacar la biografía escrita por Ruth Jordan, Nocturne: A
Life of Chopin35, el texto de George Marek y Maria Gordon-Smith, Chopin: A
Biography36 o el trabajo de Adam Zamoyski, Chopin: A Biography37, reeditado en 2010
con motivo del bicentenario del compositor polaco.
Asimismo, otros muchos trabajos han tratado las obras de Chopin como objeto
de estudio. Entre los más significativos podemos mencionar el volumen editado por
Alan Walker bajo el título Frederic Chopin: Profiles of the Man and the Musician42 y el
editado por Zebrowski Studies in Chopin43. Por último, tengo que hacer referencia a The
34
(New York: , Charles Scribner’s Sons, 1900) [reimpresión: (New York: Dover, 1966)].
35
(London: Constable, 1978).
36
(New York: Harper & Row, 1978).
37
(London: William Collins Sons, 1979) [reeditado: Chopin: Prince of the Romantics (London:
HarperCollins, 2010)].
38
(Cambridge: Cambridge University Press, 1986).
39
(New York: Columbia University Press, 1987).
40
En Jim Samson, ed., The Cambridge Companion to Chopin (New York: Cambridge University Press,
1992), 191-205.
41
En Jim Samson, ed., Chopin’s Studies 2 (New York: Cambridge University Press, 1994), 199-213.
42
(London: Barrie & Rockliff, 1966).
43
(Warsaw: Chopin Society, 1973).
22
INTRODUCCIÓN
Music of Chopin44, un estudio crítico llevado a cabo por Jim Samson a finales de los
años ochenta en el que analiza la música de Chopin desde diferentes perspectivas
analíticas.
Entre los autores que han abordado la recepción del compositor polaco destaca
sin duda Jim Samson, siendo el editor de tres libros de referencia: Chopin Studies45, The
Cambridge Companion to Chopin46 y Chopin Studies 247.Uno de los artículos más
destacados de este último volumen es el titulado «Chopin reception: Theory, history,
analysis»48. En este trabajo, Samson trata la recepción de Chopin de una forma bastante
general y diferenciando algunos aspectos propios de ciertos países: Alemania, Francia,
Inglaterra y Rusia. Otro libro que recoge de manera multidisciplinar varios textos sobre
diferentes aspectos de la vida de Chopin es The age of Chopin: interdisciplinary
inquieries49, editado por Halina Goldberg. En especial, dedica la última parte de este
libro a tratar aspectos relacionados con la recepción. A estos volúmenes hay que añadir
otros dos títulos que intentan explicar el contexto parisino en el que vivió Chopin: la
monografía de Jean-Jacques Eigeldinger L’univers musical de Chopin50 y el trabajo de
William C. Atwood The Parisian Worlds of Frédéric Chopin51.
44
(London: Routledge, 1985) [reimpresión: (Oxford: Clarendon Press, 1994)].
45
(New York: Cambridge University Press, 1988).
46
(New York: Cambridge University Press, 1992).
47
(New York: Cambridge University Press, 1994).
48
En John Rink y Jim Samson, eds., Chopin Studies, vol. 2 (New York: Cambridge University Press,
1994), 1-17.
49
(Bloomington: Indiana University Press, 2004).
50
(París: Fayard, 2000).
51
(New Haven y Londres: Yale University Press, 1999).
52
Zofia Chechlinska, «Chopin reception in nineteenth-century Poland», en Jim Samson, ed., The
Cambridge Companion to Chopin (New York: Cambridge University Press, 1992), 206-221; Zofia
Chechlinska, «Chopin’s Reception as Reflected in Nineteenth-Century Polish Periodicals: General
Rearks», en Halina Goldberg, ed., The Age of Chopin. Interdisciplinary Inquiries (Bloomington: Indiana
University Press, 2004), 247-258.
23
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Habría que citar también los artículos publicados por Rosalba Agresta55 y Derek
Carew56 sobre la peculiar recepción de Chopin en Inglaterra. En Londres, ciudad en la
que Chopin ofreció algunos conciertos, ciertos intelectuales le admiraron por su talento,
a la vez que otros le criticaron por pertenecer a la escuela parisina. Se le identifica con
el virtuosismo y la banalidad, contraponiéndole a la tradición de los compositores
alemanes e ingleses.
53
Irena Poniatowska, «The Polish reception of Chopin’s Biography by Franz Liszt», en Halina Goldberg,
ed., The Age of Chopin. Interdisciplinary Inquiries (Bloomington: Indiana University Press, 2004), 259-
277.
54
Maja Trochimczyk, «Chopin and the “Polish Race”: On National Ideologies and the Chopin
Reception», en Halina Goldberg, ed., The Age of Chopin. Interdisciplinary Inquiries (Bloomington:
Indiana University Press, 2004), 278-313.
55
Cf. Rosalba Agresta, «Chopin en Angleterre», Revue de la BNF, vol. 1 (2010), 40-45; Rosalba Agresta,
«Aspect de la réception de Chopin en Angleterre pendant les années 1840» en Magdalena Chylińska,
John Comber y Artur Szklener, eds., Chopin’s Musical Worlds: the 1840’s (Warszawa: Narodowy
Instytut Fryderyka Chopina, 2007), 97-114.
56
Derek Carew, «Victorian attitudes to Chopin», en Jim Samson, ed., The Cambridge Companion to
Chopin (New York: Cambridge University Press, 1992), 222-245.
57
Cecilio Tieles Ferrer, «Julián Fontana: el introductor de Chopin en Cuba», Revista de Musicología, vol.
XI, 1 (1988), 123-150.
58
Sandra P. Rosenblum, «“A composer know here but to few”: the Reception and Performance Styles of
Chopin’s Music in America, 1839-1900», en Halina Goldberg, ed., The Age of Chopin. Interdisciplinary
Inquiries (Bloomington: Indiana University Press, 2004), 314-353.
59
Francisco Javier Albo, «Images of Chopin in the New World: Performances of Chopin’s Music in New
York City, 1839-1876», tesis doctoral (New York: City University of New York, 2012).
24
INTRODUCCIÓN
60
Héctor Manuel Vázquez, «Elements of the Spanish musical idiom in the piano works of Frederic
Chopin: a study of possible Spanish influence», tesis doctoral (Michigan: UMI, Dissertation Information
Service, 1995).
61
Gemma Salas Villar, «La relación de Santiago Masarnau y Frédéric Chopin a través del Vals en La
menor Op. 34 n. º 2», Revista de musicología, Vol. 33, Nº 1-2 (2010), 299-312.
62
María Nagore Ferrer, «Chopin et l'Espagne: nouvelles perspectives», en Chopin 1810-2010. Ideas –
Intepretations – Influence (Varsovia: Fryderyk Chopin Institute, 2017), 483-495.
63
María Nagore Ferrer, «Le piano de Chopin à travers le violon de Sarasate (1844-1908)», en After
Chopin. The Influence of the Chopin’s Music on European Composers up to the First World War
(Varsovia: Instituto Fryderyk Chopin, 2012), 217-248.
64
Jim Samson et ál, Falla-Chopin: la música más pura (Granada: Archivo Manuel de Falla, 1999).
25
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
5. Marco teórico
Aunque la figura de Chopin va a trascender como uno de los adalides del estilo
expresivo, siendo utilizado por algunos críticos como contraposición al estilo brillante,
lo cierto es que las obras de juventud del compositor polaco muestran una clara
familiaridad con este estilo tan popular en el momento66. Era muy frecuente entre los
pianistas que ofrecían conciertos durante la primera mitad del siglo XIX la introducción
en sus programas de fantasías o variaciones. En el caso de Chopin, tanto en su visita a
Viena en 1829 como en su primera aparición pública en París en 1832, una de las obras
que puso sobre el escenario fue las Variaciones op. 2 en Si bemol mayor, para piano y
orquesta, sobre «Là ci darem la mano» de la ópera Don Giovanni de W. A. Mozart. Las
65
Principalmente aludiremos a los países en los que se ha estudiado la recepción de Chopin, aunque estas
mismas circunstancias pudieran darse también en otros lugares.
66
Janet Ritterman, «Piano music and the public concert, 1800-1850», en Jim Samson, ed., The
Cambridge Companion to Chopin (New York: Cambridge University Press, 1992), 19-20.
26
INTRODUCCIÓN
obras para piano y orquesta de Chopin, junto con otras compuestas en las décadas de
1820 y 1830, gozaron de una recepción entusiasta por parte del público y la crítica. Las
últimas obras del compositor polaco rara vez se incluían en los programas de conciertos,
siendo difíciles de escuchar para el público de la época y consideradas muchas veces
como obras menores67. Este predominio de las obras de juventud sobre sus
composiciones más tardías, en las que su escritura pianística se acerca más a un estilo
intimista, se seguirá manteniendo tras su muerte.
El secretismo que rodea la vida privada de Chopin hizo que la realidad y los
mitos se entremezclaran, favoreciendo multitud de interpretaciones que darían pie a la
creación de un corpus de imágenes que se irían afianzando tras su muerte. Los textos de
los escritores contemporáneos se fueron reproduciendo a lo largo de todo el siglo,
comenzando por la biografía escrita por el propio Liszt en 1852, además de otros textos
apócrifos publicados en la prensa. Jim Samson destaca que el poder de este discurso
crítico pudo transformar a un compositor de orientación claramente clásica en el
arquetipo de un artista romántico68. La imagen de Chopin en Europa gira en torno a una
serie de cualidades y adjetivos: originalidad, belleza en la factura melódica, vinculación
con la música nacional polaca, etc.
67
Chechlńnska, «Chopin’s Reception as Reflected in Nineteenth-Century…, 254.
68
Jim Samson, «Myth and reality: a biographical introduction», en Jim Samson, ed., The Cambridge
Companion to Chopin (New York: Cambridge University Press, 1992), 1-2.
27
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
69
Samson, «Chopin reception: Theory, history…, 1-17.
70
Trochimczyk, «Chopin and the “Polish Race”…, 278-313.
71
Jim Samson, «Chopin y el siglo XX», en Jim Samson et ál, Falla-Chopin: la música más pura
(Granada: Archivo Manuel de Falla, 1999), 22.
72
Carew, «Victorian attitudes…, 227.
28
INTRODUCCIÓN
73
Samson, «Chopin y el siglo XX…, 20.
74
Ibíd. 21-22.
75
Rosenblum, «“A composer know here..., 315.
76
Rosenblum, «“A composer know here..., 330.
77
Tieles Ferrer, «Julián Fontana: el introductor…, 123-150.
29
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
78
Samson, «Chopin y el siglo XX…, 18.
79
Ídem.
80
Ibíd. 18-19.
81
Leonardo Romero Tobar, «Españoles en París. Contactos de románticos españoles y escritores
franceses contemporáneos», en Jean-René Aymes, Javier Fernández-Sebastián, eds., La imagen de
Francia en España (1808-1850) (Bilbao: Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, Presses de
la Université Sorbonne Nouvelle, 1997), 217.
30
INTRODUCCIÓN
Chopin. Si bien es cierto que en este trabajo se sigue una estructura diacrónica general,
la flexibilidad necesaria para abordar los temas analizados en cada capítulo hace que
estos deban ser tratados en un contexto sincrónico.
31
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Tras las conclusiones se han incluido una serie de anexos en los que se
trascriben dos textos publicados en la prensa, se presenta una tabla que contiene la
clasificación de las piezas de Chopin editadas por Bonifacio Eslava y finalmente se
incluye otra tabla con las interpretaciones de la música de Chopin en España durante el
siglo XIX.
32
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
Durante las primeras décadas del siglo XIX, la reputación de los pianistas se
forja a base de conciertos públicos. Son los propios pianistas-compositores los que dan
a conocer sus obras a través de sus propias actuaciones82. Chopin, al contrario que otros
intérpretes de su época, prefiere la intimidad del salón, participando en contadas
ocasiones en este tipo de actos públicos. A esto hay que sumar que sus obras tampoco
fueron difundidas por sus alumnos –salvo alguna excepción como la de Georges
Mathias–, puesto que la mayoría de ellos no tuvieron una carrera como pianistas
profesionales. Como resultado de todo esto, tal y como se ha señalado en la
introducción, se puede deducir de los estudios existentes sobre el tema que la recepción
de la música de Chopin fue bastante limitada, tanto en Europa como en América,
durante la vida del compositor. En España, en concreto, veremos que son muy escasas
las noticias sobre la interpretación de sus composiciones. Sin embargo, al igual que
82
Hasta la década de 1830, la música de Chopin no fue interpretada por otros pianistas en conciertos
públicos. Sin embargo, Zofia Chechlńnska apunta a que las obras publicadas pudieron ser interpretadas en
espacios privados. Cf. Chechlńnska, «Chopin reception in nineteenth-century…, 208.
33
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
ocurre en otros países de Europa y América, podemos suponer que la música de Chopin
pudo ser interpretada por unos pocos, en espacios pequeños y con un público muy
escogido.
Años antes de llegar a París, Chopin emprende una serie de giras de conciertos
que le llevan a interpretar sus obras en ciudades como Varsovia, Berlín y Viena. El 11
de septiembre de 1831 llega a la capital gala, donde ofreció algunos conciertos y desde
donde partió a otras ciudades como Leipzig o Londres. Al contrario que las ciudades
españolas, estas capitales tuvieron la oportunidad de conocer la música de Chopin de la
mano del propio compositor. Además, ciertos pianistas próximos al compositor polaco
facilitaron la recepción de su música en otros países. Uno de los principales nombres
fue Franz Liszt, que incluyó algunas de sus obras en las giras de conciertos que ofreció
a partir de 183783. El interés en Londres por la música de Chopin llegaría con la visita
de algunos pianistas como fue Carl Filtsch, alumno de Chopin, y Charles Hallé, quien
había estado residiendo en Francia durante más de una década. Ambos pianistas
ofrecieron una serie de conciertos hacia 1843 en los que incluyeron algunas baladas y
scherzos chopinianos84. Sin embargo hay que señalar como las primeras
interpretaciones de la música de Chopin en público por parte de otros pianistas las
ejecutadas por Clara Schumann y Anna de Belleville. Ya desde 1831 se tiene noticia de
que Clara Schumann había estudiado las Variaciones op. 2 en Si bemol mayor, para
piano y orquesta, sobre «Là ci darem la mano» de la ópera Don Giovanni de W. A.
Mozart. A lo largo de la década de 1830, la pianista alemana iría introduciendo más
obras de Chopin en su amplio repertorio.
83
James Methuen-Cambell, Chopin Playing: from the Composer to the Present Day (Reino Unido:
London, 1981), 33-35.
84
Ritterman, «Piano music and the public concert…, 30.
85
Véanse por ejemplo los artículos publicados por Robert Schumann en Allgemeine Musikalische Zeitung
y Neue Zeitschrift für Musik.
86
Ritterman, «Piano music and the public concert…30.
34
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
mitad del siglo XIX87. Por este motivo no es de extrañar que su paso por España pasara
tan desapercibido en los ambientes musicales de la Península.
87
Chechlńnska, «Chopin’s Reception as Reflected in Nineteenth-Century…, 248.
88
Jean-René Aymes, Españoles en París en la época romántica 1808-1848 (Madrid: Alianza Editorial,
2008).
89
Las tres grandes oleadas de emigraciones se clasifican según los episodios políticos que las causan:
entre 1814-1815 los «afrancesados» huyen de España tras el reinado de José Bonaparte; en 1823 los
liberales emigran por el conflicto armado contra los Cien Mil Hijos de San Luis; en 1840 la «emigración
moderada», descrita con estas palabras por Federico Suárez, está compuesta por oponentes de Espartero.
Aymes, Españoles en París en la época romántica…, 23-25. Para profundizar más sobre este tema
consultar también Fernando Martínez López, Jordi Canal y Encarnación Lemus, eds., París, ciudad de
acogida: EL exilio español durante los siglos XIX y XX (Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones
Culturales: Marcial Pons, 2010).
90
Aymes, Españoles en París en la época romántica…, 201.
35
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Figura 1: Cronograma con los principales hechos en relación con la recepción de Chopin en España
durante la primera mitad del siglo XIX
36
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
1. El viaje a Mallorca
37
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Él [Chopin] parte para Valencia, en España, es decir, al otro mundo. ¡No tiene ni
idea de lo que esa tal madame Sand ha decidido hacer en un verano! La consunción se ha
adueñado de esa figura y la ha convertido en un alma sin cuerpo. Él ha tocado para
transmitirnos su adiós, con la expresión que usted sabe. Primero, una Polonesa que acababa
de componer y que resulta resplandeciente de fuerza y de elocuencia. Ha sido como un
alegre alboroto. Acto seguido, la plegaria polaca. A continuación, para acabar, unas
marchas fúnebres que muy a mi pesar me han deshecho en lágrimas. Era el cortejo que lo
conducía a su última morada; y cuando pensaba que aquél era el último lugar donde
volvería a verlo, mi corazón sangraba. ¡El desdichado sólo tiene ojos para esa mujer que
ama como un vampiro! La sigue a España, adonde ella ya lo ha precedido. No saldrá de
ésta. No se ha atrevido a decirme que partía: ¡sólo hablaba de la necesidad de un clima
benigno y de reposo! ¡Reposo, con una vampira como Corinna!93
Finalmente Chopin puso rumbo hacia Perpiñán donde se encontraría con George
Sand para dirigirse a tierras españolas.
Antes de embarcar hacia Mallorca, tuvieron que pasar unos días en Barcelona.
Contrariamente a lo que pudiéramos pensar, la célebre pareja recién llegada del país
93
Carta a Sophie Gay, 22 de octubre de 1838 citada en Chovelon y Abbadie, La Chartreuse de
Valldemosa… 37-38.
38
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
vecino no fue agasajada con grandes honores. La indiferencia con la que fueron
recibidos se debía a que su fama no les acompañó al otro lado de los Pirineos y al estado
de guerra que se vivía en esos momentos. Los controles eran exhaustivos, más incluso si
tenemos en cuenta que muchos de los viajeros procedentes de Francia eran vistos con
recelo, ya que se les acusaba de ser una vía para que los soldados carlistas se
abastecieran de armas.
94
Ibíd. 49.
95
Cf. Paula García Martínez, «El piano en Barcelona», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España
entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015), 265-293.
96
El bando de proclamación aparece como suplemento en el Diario Constitucional de Palma, el 5 de
noviembre de 1838. La máxima autoridad responsable era el Teniente General de los Ejércitos Nacionales
y Capitán General de las islas Baleares, don Pedro Villacampa Maza de Lizana.
39
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
40
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
Se sabe que Chopin escribió varias de sus obras más importantes para piano
durante estos meses: la mayoría de los 24 Preludios op. 28; la Balada op. 38 nº 2 en Fa
mayor; el Scherzo op. 39 nº 3 en Do sostenido menor; las Dos Polonesas op. 40 y la
Mazurca op. 41 nº 1 en Mi menor. La publicación de estas piezas en España tendría que
esperar ya que fueron mandadas directamente a Francia.
Fue allí en donde compuso las más bellas de esas cortas páginas que él
modestamente intitulaba los preludios. Son obras maestras. Varios representan la visión de
monjes trepanados y la audición de cantos fúnebres que lo acorralaban; otros son
melancólicos y suaves; le nacían en las horas de sol y de salud, por el miedo de la risa de
los niños en la ventana, por el lejano sonido de las guitarras, por el canto de los pájaros bajo
el follaje humilde, a la vista de rosas pequeñitas desmayadas sobre la nieve.
Otros, todavía, son de una tristeza sombría y al encantar el oído, destrozan el
corazón. Hay uno que le nació en una velada de lluvia lúgubre y que arroja sobre el alma un
abatimiento temeroso. […] Nos apresuramos, pensando en la inquietud de nuestro enfermo.
En efecto, seguía vivo, pero se había como limitado a una especie de desesperación
tranquila y cuando llegamos, tocaba su preludio admirable llorando. […]
97
Hélène Choussat, Memòries (Palma: Ajuntament de Palma ‒ Institut d’Estudis Baleàrics, 2010).
41
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
98
George Sand, Historia de mi vida (Madrid: Edaf, 1969), 296-297.
99
Chechlńnska, «Chopin’s Reception as Reflected in Nineteenth-Century…, 252.
100
Carew, «Victorian attitudes…, 231.
101
Gaston Vuillier (1847-1915) fue más conocido como pintor que como escritor. Representaba
pictóricamente paisajes para varias revistas. Además de las imágenes, relataba por escrito sus vivencias.
Destacan sus viajes a las Islas Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Túnez, etc.
102
Voyage aux îles Baléares se publicó en tres entregas en la revista Le Tour du Monde. El artículo que
aquí se señala, «Majorque», forma parte del tomo LVIII (1888), páginas 1-64. En este texto se describe el
viaje que llevó a cabo por la isla de Mallorca durante el otoño de 1888. Cf. Gaston Vuillier y Francesc de
B. Moll, Viaje a las islas Baleares (Palma de Mallorca: Olañeta, 2000).
42
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
A lo largo de los últimos años del siglo XIX, siendo Chopin reconocido ya como
uno de los músicos de referencia en la historia del piano, aumenta el interés por
presentar una relación más cercana y positiva con él, contrariamente a lo que había
103
Ibíd. 69
104
Constancio Miralta, «Las Islas Baleares», Las Dominicales del Libre Pensamiento, 24-X-1885, 1-2.
105
José Fernández y Ruiz fue un sacerdote anticlerical que escribió en multitud de diarios firmando con
diferentes pseudónimos. Encontramos textos suyos en El Resumen, La Unión Católica, El Movimiento
Católico, Las Dominicales del Libre Pensamiento, El País, etc.
106
El Juzgado nº 2 de lo Mercantil de Palma de Mallorca dictó sentencia afirmando que se estaba
mostrando al público una celda diferente a la que había utilizado Chopin en la cartuja de Valldemosa. La
propietaria de la celda número 4 interpuso una demanda contra la dueña de la celda número 2. La
resolución aclara que la celda número 4, conocida en la época como la 3, es en la que realmente habitó
Chopin con su familia. Cf. (http://www.abc.es/20110201/cultura-musica/abcp-engano-mayor-celda-
chopin-20110201.html) [consulta 27-9-2016].
43
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Unos cien años más tarde, el paso por las Baleares del compositor polaco sigue
siendo una fuente inagotable de turismo. La Cartuja de Valldemossa se ha convertido en
una especie de templo a la figura de Chopin, repleta de imágenes, figuras y elementos
107
Diario oficial de avisos de Madrid, 27-X-1899, 3.
108
Sand, Historia de…, 299.
44
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
que tienen que ver con la vida del artista. Los turistas del siglo XXI, al contrario que los
viajeros decimonónicos, encontrarán una recreación totalmente señalizada y repleta de
souvenirs. Además de la utilización turística, este viaje sirvió de excusa para que se
promoviera la difusión de la obra de Chopin a través de la organización de festivales y
conciertos. El Festival Internacional Chopin de Valldemossa continúa celebrándose en
la actualidad y desde sus inicios ha contado con intérpretes y especialistas de un
grandísimo nivel.
A finales del siglo XIX se abrió un debate sobre la españolidad de esta pieza.
Algunos teóricos como Hedley y Jachimecki defienden que el colorido musical del
bolero concuerda con el carácter de la música nacional española. Por el contrario,
Frederick Niecks, Huneker o Hoesick defienden que esta obra carece de cualquier
carácter español, asemejándose más a una polonesa111. En la reimpresión de este bolero
por parte de Ricordi en 1990 se señala que el viaje de Chopin a España no tuvo ninguna
relación con la composición de esta obra, ya que fue publicada cuatro años antes de la
breve estancia en Mallorca112. Incluso fue compuesta mucho antes de su publicación en
1833 y Brugnoli insiste en que el carácter polaco está más presente que el español. El
teórico italiano afirma que este pequeño acercamiento a uno de los géneros españoles
más extendidos por la Europa decimonónica responde más a la moda imperante en el
continente que a la intención de componer una obra propiamente basada en la música
109
Cf. Gloria Emparán, «El andalucismo musical en la literatura pianística europea del siglo XIX», José
Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología,
2015), 109-142; Vázquez, «Elements of the spanish musical idiom.
110
Es muy habitual que las obras de Chopin publicadas en Londres aparecieran con unos títulos
descriptivos añadidos. Mediante esta modificación, los editores esperaban mejorar las ventas,
contribuyendo al proceso de normalización de estas piezas dentro del canon musical que rodeaba la
música de salón. Cf. Carew, «Victorian attitudes…, 231.
111
http://en.chopin.nifc.pl/chopin/composition/detail/id/64 [consulta 29-1-2018]
112
Cf. Frédéric Chopin, Bolero per pianoforte, op. 19, Attilio Brugnoli, ed. (Milán: Ricordi, reimpresión
de 1990).
45
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
española113. Las últimas publicaciones que abordan la relación del Bolero op.19 con el
contexto de la música española coinciden en señalar que esta pieza es fruto de la moda
imperante en París durante la primera mitad del siglo XIX114.
Es innegable que Chopin tuvo contacto con la música española en París. En los
teatros y salones franceses se contrataban bailarines boleros, cantantes y guitarristas
españoles115. Además, como hemos señalado anteriormente, ciertos intérpretes
españoles estuvieron muy cerca de los círculos de amistad del compositor polaco.
Pauline Viardot, cantante y compositora hija de Manuel García, es el ejemplo más
significativo. Compartiría escenario con Chopin el 21 de febrero de 1842 en la sala
Pleyel, llegando a adaptar para canto algunas de sus mazurcas. La estrecha relación
entre Chopin y Viardot queda patente en la cariñosa carta que envía a su familia el 20 de
julio de 1845 desde Nohant:
Viardot, que pasará por tu pueblo, también me dijo que te llamará. Ella me cantó
una canción española compuesta por ella misma el año pasado en Viena. Me prometió
cantársela a usted. Me gusta mucho, y dudo que algo más sutil que esto pueda ser
escuchado o imaginado. Esta canción me unirá contigo; siembre he escuchado con gran
entusiasmo116.
Un año antes de que Chopin falleciera volvieron a coincidir en un concierto
celebrado el 7 de julio de 1848 en la residencia de Lord Falmouth, durante su última
gira por Inglaterra. Cabe resaltar también que Pauline Viardot, debido a la estrecha
relación personal que mantenía con Chopin, fue una de las cantantes que interpretaron el
Requiem de Mozart durante el funeral del propio compositor polaco en la mañana del 30
de octubre de 1849.
113
Ibíd. 9.
114
Consuelo Pérez Colodrero, «Recuerdo de Andalucía de Eduardo Ocón y Rivas»», en José Antonio
Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015),
90-94; James Parakilas, «How Spain got a soul», en Jonathan Bellman, ed., The exotic in Western Music
(Boston (MA): Northeastern University Press, 1998), 150-151; Emparán Boada y Marín Moreno,
«Andalucía en la música para piano…, 76.
115
Cf. María Nagore, «Francia como modelo, España como inspiración. Las desiguales relaciones
musicales España-Francia en el siglo XIX», Revista de Musicología, vol. 34, nº 1 (2011), 135-166.
116
«Viardot also, who will be passing through your town, told me that she will call on you. She sang for
me here a Spanish song of her own which she composed last year in Vienna; she promised to sing it to
you. I like it very much, and doubt whether anything finer of that type could be hear or imagined. This
song will unite me with you; I have always listened to it with great enthusiasm», en Frédéric Chopin,
Chopin Letters…, 286.
46
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
interés del público francés por los ritmos y melodías procedentes de la Península hizo
que se publicaran diversas colecciones que hicieron que esta música fuera escuchada
frecuentemente en los salones parisinos. Si atendemos a la fecha de composición de la
pieza de Chopin, podemos señalar algunas de las antologías de música española
publicadas en años anteriores en París, pudiendo ser conocidas y manejadas por el
compositor polaco. De entre ellas podemos destacar las dos obras compiladas por
Narciso Paz y publicadas hacia 1813 bajo los títulos Collection des meilleurs airs
nationaux espagnols, boleras et tiranas avec accompagnement de guitare et de piano ou
harpe117 y Deuxième collection d'airs espagnols avec accompment de piano et
guitare118 y Regalo lírico: colección de boleras, seguidillas, tiranas y demás canciones
españolas por los mejores autores de esta nación119, publicada en París hacia 1831.
Al analizar los boleros publicados durante estos años en la capital gala hemos
advertido que no hay un ritmo concreto que se utilice en todos ellos. Dentro del compás
de 3/4 se utilizan ritmos similares, pero con algunas variantes. De entre las fuentes que
hemos podido analizar destacamos los siguientes ritmos:
117
VV. AA., Collection des meilleurs airs nationaux espagnols, boleras et tiranas avec accompagnement
de guitare et de piano ou harpe (París : Benoist, 1813).
118
VV. AA., Deuxième collection d'airs espagnols avec accompment de piano et guitare (París: [s.n.],
1813).
119
VV.AA., Regalo lírico: colección de boleras, seguidillas, tiranas y demás canciones españolas por los
mejores autores de esta nación (París: Paccini, 1831).
120
Javier Suárez Pajares, «Bolero», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH, vol. 2 (Madrid: SGAE,
2002), 560.
47
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ejemplo 2: Bolero Pour Danser compuesto por Cañada y arreglado para piano por Paz (cc. 17-19)
121
El ritmo número 1 aparece en la Bolera: Que a los soberbios y Bolera: Pues no me atrevo de Joaquín
de Murgía. El ritmo número 2 aparece en la Bolera a 3 voces de Fernando Sor.
48
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
122
Además de Chopin otros compositores han escritos polonesas utilizando esa misma figuración. Entre
las más importantes podemos destacar la Primera Polonesa D. 599, op. 75 de Franz Schubert o la
Polonesa en Do mayor op. 89 de Ludwing van Beethoven.
49
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
123
Parakilas, «How Spain got…, 143-144.
50
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
51
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
formaba parte del repertorio de moda junto con otros géneros de danza europeos, le
sirvió para tomar ciertos elementos musicales –motivos rítmicos, giros melódicos y
estructuras armónicas– que utilizaría en su proceso compositivo. Sin embargo, estas
pruebas no son suficientes para afirmar que Chopin quisiera componer una pieza de
marcado carácter español.
Esto nos lleva a pensar que Chopin tuvo la intención de plasmar algunos
aspectos españoles que posiblemente le rodearan en el París del momento, pero siempre
utilizando su personal lenguaje pianístico. Según afirman Gloria Emparán y Antonio
Marín Moreno, el pianista polaco consiguió «elevar el citado baile español a forma de
concierto incluso en la misma España», siendo un referente para compositores
posteriores124. Sin embargo, nosotros creemos que esta obra, aún estando inspirada por
la música española, está envuelta en los tópicos descritos más arriba, caracterizándose
por un pianismo chopiniano que subyace a lo largo de toda la composición. Por lo tanto,
que el Bolero de Chopin fuera relevante a la hora de hablar de su recepción o tuviera
una influencia compositiva posterior notable responde más al hecho de que el
compositor polaco se convirtió en un referente para todos los pianistas posteriores que a
un tratamiento compositivo destacado del bolero por parte de Chopin. La españolidad
de esta obra, que durante muchos años ha sido fuente de debate y controversia ligada a
la imagen romántica que acompaña la figura de este compositor, no va más allá de la
visión de la música española –en este caso del bolero– que pudiera tener un pianista
afincado en París durante esos años.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, toda Europa se ve atraída por una
creciente corriente hispanófila. Si bien es cierto que la literatura romántica española no
cuentan con una gran resonancia exterior, el tema de España es una abundante fuente de
inspiración para la imaginación romántica, «siendo difícil de encontrar un romántico
europeo que de una u otra manera no se haya dejado de interesar por nuestro país»125.
¿Tiene esto algo que ver con que Chopin y George Sand eligieran como destino España
124
Emparán Boada y Marín Moreno, «Andalucía en la música para piano…, 76.
125
Francisco Calvo Serraler, La imagen romántica de España: Arte y arquitectura del siglo XIX (Madrid:
Alianza, 1995), 15.
52
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
y más en concreto Mallorca? Como muchos otros ilustrados europeos126, Sand se sintió
atraída por la idea de experimentar una travesía por tierras desconocidas, llegando a
pensar en «descubrir Mallorca».
El vínculo que relacionaba a George Sand con España se remonta a sus primeros
años de vida. La escritora francesa y su madre estuvieron en la Península acompañando
a su padre, Maurece Dupin de Francueil, jefe de escuadrón y asistente de campo de
Murat. Tras las experiencias bélicas vividas por la niña y las largas y agotadoras
travesías, no es de extrañar que sus recuerdos reflejasen cierto sentimiento de desprecio
hacia los españoles. Sin embargo, su principal fuente de contacto con la cultura
española –y posiblemente la mayor influencia para decantarse por visitar Mallorca–
llegaría como resultado de su proximidad al círculo hispanista parisino, representado,
entre otros, por el embajador Mendizábal, la famosa Malibrán y su hermana Pauline,
Louis Viardot y el futuro autor de Carmen, Prosper Mérimée127. Además, parece ser que
el círculo de la condesa Charlotte Marliani y su esposo128, el cónsul de España en París,
también influiría en la decisión de viajar a Mallorca. Uno de los personajes relacionados
con esta familia es el músico balear Francisco Frontera y la Serra, más conocido como
Francisco Frontera de Valldemosa129.
Por su parte, Chopin también empieza a codearse con los círculos culturales
parisinos al poco tiempo de instalarse en la capital gala. Fue precisamente en esas
veladas donde se comenzó a fraguar la relación entre Chopin y George Sand. La pareja
compartió numerosos encuentros con la familia Marliani y sus célebres amistades.
Además del contacto mantenido con los conocidos personajes citados anteriormente, el
compositor polaco llegaría a compartir experiencias con Mendizábal y otros españoles
pertenecientes al círculo de amistades del marqués de Custine130. En concreto, el
protagonista de la célebre desamortización, al que George Sand se refiere en uno de sus
126
Cf. Amaya Alzaga Ruiz, «El viaje a Mallorca en el siglo XIX: la configuración del mito romántico y
de sus itinerarios artísticos», Espacio, tiempo y forma. Serie VII, Historia del arte, nº 18 (2005) 163-193.
127
Chovelon y Abbadie, La Chartreuse de Valldemosa… 14-15.
128
Manuel Marliani (1795-1873), escritor y político español, fue cónsul de España en París y autor de
obras como: Manuel de Marliani, L’ Espagne et ses Révolutions (París: Librairie espagnole de Vincent
Salvá, 1833); Manuel de Marliani, Historia política de la España moderna (Barcelona: Imprenta de
Antonio Bergnes y compañía, 1840).
129
Cf. Joan Company Florit, «Frontera de Valldemosa, Francisco», en Emilio Casares Rodicio, dir.,
DMEH, vol. 5 (Madrid: SGAE, 2002), 271-272.
130
Astolphe de Custine fue un conocido aristócrata francés que se hizo famoso publicando relatos de sus
viajes.
53
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
libros como «nuestro común amigo»131, acompañaría a Chopin hasta la frontera con
España, aprovechando que él mismo se dirigía a Madrid. Debido a la falta de evidencias
documentales, no podemos determinar con exactitud qué persona pudo ser la más
influyente a la hora de tomar la decisión de viajar a Mallorca. Lo más probable es que
fuera un cúmulo de circunstancias.
131
George Sand, Historia de…, 295.
132
Cf. Cecilio Tieles: «Julián Fontana: el introductor de Chopin…, 123-50.
54
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
El pianista madrileño inició en 1825 una estancia breve en París de tres meses
antes de viajar a Londres. Posteriormente, en 1833, regresa a Francia para quedarse
durante un año. Es en este tiempo en el que mantiene contacto con pianistas tan
cercanos al círculo chopiniano como Alkan, el joven pianista con el que mantuvo una
estrecha relación de amistad que quedó reflejada en un abundante intercambio de
correspondencia134. Masarnau pasó la temporada más larga en la capital gala entre los
años 1837 y 1843. En estos años, tal y como prueba su correspondencia, continúa
manteniendo una estrecha amistad con Alkan y otras personas cercanas al círculo íntimo
de Chopin, como es el caso de la familia Viardot. En una de las cartas que Alkan escribe
a Masarnau, el pianista parisino le pide que le preste el segundo libro de los estudios de
Chopin «durante algunos días»135. En otra de las cartas que el pianista francés dirige a
su estimado amigo Masarnau, redactada el 29 de marzo de 1850 desde París, se refiere a
los últimos deseos de Chopin en relación al método para piano que el polaco había
comenzado a esbozar antes de su muerte.
Antes de la muerte del pobre Chopin (otro duro golpe) habíamos hablado mucho
sobre una obra teórica que él planeaba; puede que incluso demasiado, puesto que, tras haber
confesado a una amiga que me lo contó, que yo era el único capaz de comprenderlo,
133
Salas Villar, «Santiago de Masarnau y la implantación…, 197-202.
134
Las cartas de Alkan dirigidas a Masarnau desde 1834 a 1874 se encuentran en el Archivo Histórico
Nacional. Autógrafo de Charles Valentín Alkan, alias «Alkan». Diversos Autógrafos, 7/642. Cf. González
Bernardo y Salas Villar, «El epistolario de Charles Valentin Alkan…, 129-170; María Nagore Ferrer, «La
correspondencia entre Louis Viardot y Santiago de Masarnau (1832-1838): nuevos datos sobre José
Melchor Gomis», Cuadernos de Música Iberoamericana, 19 (2010), 63-89.
135
González Bernardo y Salas Villar, «El epistolario de Charles Valentin Alkan…, 159.
55
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
prefirió destruir lo poco que había organizado por miedo a que no siguiera al pie de la letra
sus ideas sobre ciertos aspectos acerca de los que manteníamos diferencias136.
El contenido de estas cartas, además de poner de manifiesto que Masarnau
conocía y practicaba las obras de Chopin durante su estancia en París, deja patente que
el compositor español participaba activamente en los círculos musicales más relevantes
del momento. Santiago de Masarnau, que contaba con más de treinta años en esos
momentos, ya era un pianista consolidado y tenía un prestigio notable. Por lo tanto, su
relación con estos círculos musicales no era la de un mero estudiante que asistió como
alumno de las grandes figuras pianísticas sino que se codeaba de igual a igual con otros
músicos.
Quadrado, en su biografía sobre el pianista español, cita unas palabras del propio
Masarnau que ilustran a la perfección las posibles experiencias que compartieron estos
eruditos en la capital gala:
136
Ibíd. 161.
137
José María Quadrado, Biografía de D. Santiago Masarnau (Madrid: [s.e.], 1905), 89-90.
138
Nagore Ferrer, «La correspondencia entre Louis Viardot y Santiago de Masarnau…, 68.
139
Ídem.
56
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
a este concurrido distrito, Chopin y George Sand consiguen dos lujosas estancias en la
mencionada Square d’Orléans, gracias a la mediación de los Marliani.
Corría el año 1838, y todas las noches reuníanse en París a comer, en el salón que
al efecto tenían reservado en una modesta casa, tres personajes que, a juzgar por su aspecto,
el menos avisado hubiera dicho que pertenecían a lo que un elocuente orador ha llamado
«legión escogida que ocupa un rango ilustre en el gran ejército de los espíritus». No bien
terminaban, si no el principal, seguramente el más vital asunto que allí los había
congregado, encerrábanse a piedra y lodo, como si a conspirar fuesen; abrían un piano de
Érard, y entregábanse por largas horas a la interpretación de los clásicos de la música, o
bien al examen o estudio de composiciones que ellos mismos habían escrito y pensaban dar
a la estampa. Rarísimos eran los privilegios a quienes alguna vez se franqueaba la entrada;
pero en cambio, tan reducido público no podía ser más escogido, ni tampoco más severo.
Cierto día, uno de los indicados personajes que, a juzgar por las patillas a la inglesa que
adornaban su rostro, la ancha corbata blanca que rodeaba su cuello, y el todo, en fin, de su
traje y apostura, más parecía nacido entre las tinieblas del Támesis que a orillas del manso y
humilde Manzanares, había empezado a tocar un vals que horas antes acababa de escribir;
otro, el más joven de los tres, abalanzóse al piano, rogó a aquél que lo repitiera y, por
último, le dijo: «La primera parte me encanta, y es la mejor, por más que las otras también
sean buenas; a mí se me ocurre otra manera de desarrollarlo: ¿Quieres dármele [sic] y que
pase por mío?». Ningún inconveniente tuvo el interpelado, y la obra en cuestión es el Vals
brillante, en La menor, op. 34 de Chopin, tan conocido en el mundo músico. Inútil es
repetir quién fue el peticionario; el despojado era D. Santiago Masarnau, habilísimo
pianista, y testigo mudo de la escena, Alkan, el más severo y concienzudo intérprete de las
sonatas del gran Beethoven140.
Gemma Salas Villar, en su artículo titulado «La relación de Santiago Masarnau y
Frédéric Chopin a través del Vals en La menor Op. 34 n. º 2», examina estas líneas en
las que el crítico español asegura que Masarnau y Chopin tuvieron un estrecho contacto.
Analizando este testimonio, Salas Villar defiende la hipótesis de que en un encuentro
propiciado por Alkan, Chopin podría haber tomado prestados motivos musicales de
Masarnau para componer el Vals Brillante op. 34 nº 2141. En nuestra opinión, la
veracidad de este testimonio es bastante cuestionable. Si bien es cierto que es muy
probable que se produjera un contacto directo entre estos compositores por la evidente
proximidad de sus residencias, e incluso un posible préstamo de material musical, la
anécdota del citado vals de Chopin parece responder a un relato de corte más romántico.
A continuación mostraremos una serie de argumentos que se resumen en los siguientes
140
José Mª Esperanza y Sola, «Santiago de Masarnau Fernández». Treinta años de crítica musical.
(Madrid: Viuda e hijos de Tello, 1906), 453-457.
141
Cf. Salas Villar, «La relación de Santiago Masarnau y Frédéric Chopin…, 299-312.
57
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
En este caso, Salas Villar confía a priori en las palabras de Esperanza y Sola por
su evidente proximidad a Santiago de Masarnau. Según Salas Villar, el crítico de La
142
La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22-XII-1878, 3.
143
Walter Aaron Clark, Portrait of a Romantic (Nueva York: Oxford University Press, 1999), 40-43.
144
Cf. Alfred Cortot, Aspectos de Chopin (Madrid: Alianza Editorial, 1986), 29.
58
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
Durante sus estancias en París y Londres entre los años 1825 y 1829 Masarnau
toma contacto con los repertorios europeos, compaginando su labor interpretativa con la
composición de nuevas piezas. Si bien es cierto que Santiago de Masarnau cultiva
géneros similares al repertorio chopiniano como los valses, nocturnos, baladas, etc.; la
influencia del compositor polaco –no llegarían a coincidir hasta la década siguiente en
París– no es determinante en la formación del estilo del compositor español. Según
afirma María Nagore en su artículo «Chopin et l’espagne: nouvelles perspectives», el
contacto en Londres con Cramer, Clementi, Moscheles y Schlesinger, entre otros
autores, produjo un impacto duradero en «sus preferencias musicales y su estilo de
composición»148.
Algunas de las piezas compuestas por Masarnau utilizan motivos similares a los
utilizados por Chopin, sin embargo, el lenguaje compositivo del compositor español
dista mucho de parecerse al de Chopin149. Masarnau opta por seguir la línea intimista
que se corresponde con una estética bastante cercana a la del compositor polaco. Al
igual que hiciera Chopin, Masarnau otorga gran importancia a la melodía, practicando
145
Ibíd. 301.
146
Nagore Ferrer, «Chopin et l'Espagne..., 3.
147
Schlesinger fue el editor en París, Breitkopf & Härtel en Leipzig y Wessel & Co. En Londres.
148
Nagore Ferrer, «Chopin et l'Espagne..., 1.
149
María Nagore compara un motivo del Prélude nº 1 de los 3 Morceaux expressifs op. 18 de Masarnau
con una célular de la Marcha fúnebre de Chopin. Nagore Ferrer, «Chopin et l'Espagne..., 3.
59
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Juan María Guelbenzu, nacido en Pamplona en 1819, viaja a París entre 1842 y
1848 para formarse como pianista con Prudent, Zimermann y Alkan. Si bien es cierto
que pudo tener la oportunidad de escuchar a Chopin como indican algunos testimonios
indirectos, hay que señalar que no se ha encontrado constancia documental que nos
lleve a asegurar que existió una relación personal entre ellos. Esperanza y Sola afirma
en enero de 1886 en La Ilustración Española y Americana que Guelbenzu mantuvo una
«amistad íntima con Chopin, Alkan y el sabio Masarnau»152. Por su parte, Mariano
Vázquez, en un artículo publicado en abril de 1892 en la Ilustración Musical Hispano-
150
Las Ballades sans paroles op. 23, 24 y 25 fueron publicadas en 1845 por Richault. Salas Villar afirma
que se trata del primer acercamiento de un compositor español al género de la balada. Salas Villar,
«Santiago de Masarnau y la implantación…, 217.
151
Quadrado, Biografía de D. Santiago Masarnau…, 311-312.
152
J. M. Esperanza y Sola, «Guelbenzu», La Ilustración Española y Americana, Madrid, 30-I-1886.
60
CAPÍTULO I. CHOPIN Y ESPAÑA
153
«Su buena estrella le proporcionó la gran fortuna de oír repetidas veces a Chopin, el pianista genial y
delicado de individualidad extraordinaria». Texto extraído de: Mariano Vázquez, «Juan Guelbenzu y
Fernández», Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 15-IV-1892, 2.
154
Mariano Vázquez Gómez, D. Juan Guelbenzu y Fernández. Signatura, (Madrid: M.
GUELBENZU/1590, BN.)
155
Eva García Fernández, Juan María Guelbenzu (1819-1886): Estudio biográfico y analítico de su obra
musical, tesis doctoral inédita (Oviedo: Universidad de Oviedo, 2010).
156
Ramón Sobrino, Gemma Salas Villar, «Guelbenzu Fernández, Juan María», en Emilio Casares
Rodicio, dir., DMEH, vol. 6 (Madrid: SGAE, 2002), 60.
61
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
157
Mariano Vázquez «Juan Guelbenzu y Fernández», Ilustración Musical Hispano-Americana,
Barcelona, 15-IV-1892, 2.
62
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
Al igual que en otros países158, los datos que encontramos en la prensa española
acerca de las interpretaciones de la música de Chopin durante su vida son muy escasos,
debido al carácter privado de las reuniones donde suponemos que se tocaban sus
composiciones159. Sin embargo, esto no supone que no se hubieran interpretado
composiciones del pianista polaco a nivel privado, siendo probable que algunas de sus
obras fueran interpretadas en conciertos y veladas de salón. El desarrollo del salón
musical a partir de la década de los años treinta va a ir de la mano de la apertura
económica y política, el ascenso de la burguesía y una mayor comunicación entre
países160. Si bien es cierto que el repertorio dominante en estos años se circunscribe a la
ópera italiana, presente en las arias y dúos más famosos, la canción española y en lo que
se refiere a la música para piano, la profusa aparición de fantasías para piano de los
temas operísticos de moda161; tuvieron lugar durante estos años una serie de veladas de
carácter elitista en las que la música del compositor polaco pudo tener cabida. La
158
Cf. Chechlńnska, «Chopin reception in nineteenth-century…, 207.
159
Durante estos años hemos encontrado únicamente dos referencias a conciertos con obras de Chopin: el
que Liszt lleva a cabo en 1844 en Madrid, que analizaremos más adelante, y la polaca que el
violonchelista Lütgen interpreta en Madrid en 1848 (El Popular, 22-XI-1848, 4).
160
Celsa Alonso González, «Los salones: un espacio musical para la España del XIX», Anuario Musical,
vol. 48 (1993), 178.
161
Ibíd. 185-186.
63
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Nada de extraño tiene, pues, que los dos maestros se encerraran, como si a
conspirar fuesen [se refiere a Guelbenzu y Masarnau], y que, andado el tiempo, Guelbenzu
comenzase a reunir en su casa, las tardes de los domingos de invierno, un corto y escogido
número de amigos, para hacerles oír, ya interpretadas por él, ya por otros hábiles artistas,
las sonatas y los cuartetos de los grandes maestros, mereciendo se denominase refugio del
buen gusto el salón de la casa de la plazuela de las Descalzas, donde aquellas memorables
sesiones tenían lugar. […] para el resto de las gentes, aún las que se daban aires de
entendidas en la música, los nombres de aquellos genios del arte, y no digamos sus obras,
162
Gemma Salas Villar, «La recepción del Romanticismo en el piano de Santiago de Masarnau», en Luisa
Morales y Walter A. Clark, eds., Antes de Iberia: de Masarnau a Albéniz (Almería: Asociación Cultural
Leal, 2010), 32.
163
Quadrado, Biografía de D. Santiago Masarnau…, 96.
164
El Clamor Público, 10-X-1847, 3.
64
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
eran punto menos que desconocidos, y, seguramente, acogidos con prevención. Lo que
entonces prevalecía y reinaba en primera línea era la música italiana […]165.
La idea romántica de «refugio» estuvo presente durante las décadas de 1830 y
1840 en los escritos de algunos pensadores utópicos que expresaron sus opiniones
acerca de cómo deberían ser las comunidades musicales166. Tanto el idealismo musical
alemán como otras corrientes de pensamiento provenientes de Inglaterra167 proponían
alcanzar el conocimiento y cultivar un gusto elevado que sólo se podía dar en una esfera
social reducida. La autoridad concedida a los repertorios escogidos para estas sesiones
se vería reforzada a la postre al incluirlos también en las programaciones de
instituciones como la Sociedad de Cuartetos o la Sociedad de Conciertos, ambas
instituciones fundadas en la década de los años 60.
165
José María Esperanza y Sola: «Guelbenzu...
166
Según William Weber, los textos más representativos son: Philosophy of Music (1835) de Giuseppe
Mazzini, los textos de Héctor Berlioz sobre la comunidad musical denominada «Eufonía» y otras
publicaciones de Schumann y Wagner. Cf. William Weber, La gran transformación en el gusto musical:
La programación de conciertos de Haydn a Brahms (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011),
127-128.
167
William Crotch, Substance of Several Courses of Lectures on Music (Londres: Long-man, 1831);
Howard Irving, «Crotch’s 1818 Lectures» en Ancients and Moderns. William Crotch and the
Development of Classical Music (Aldershot: Ashgate, 1999), 223, citados en William Weber, La gran
transformación en el gusto musical…, 128-129.
168
Alejandro Esain fue un pianista pamplonés que se trasladó a Inglaterra en los años veinte, donde
desarrolló su carrera como pianista y compositor hasta su muerte. No conocemos mucho sobre él y
merecería un estudio en profundidad.
169
La España, 28-VII-1853, 3.
65
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
una fiesta privada en la ciudad de Nueva York, que data de octubre de 1839170. Sin
embargo, esto podría deberse al carácter privado de estas reuniones, de las que no solían
trascender los repertorios interpretados.
170
Rosenblum, «“A composer know here..., 314.
171
En un texto escrito años después de la muerte de Guelbenzu se dice que: «Su buena estrella le
proporcionó la gran fortuna de oír repetidas veces a Chopin, el pianista genial y delicado de
individualidad extraordinaria […]. De aquí que Guelbenzu se dedicó casi exclusivamente a los autores
clásicos, ocupando sus horas de estudio con Beethoven, Mozart, Mendelssohn, Chopin y algunos otros de
la buena raza, […]». Texto extraído de: Mariano Vázquez, «Juan Guelbenzu y Fernández», Ilustración
Musical Hispano-Americana, Barcelona, 15-IV-1892, 2.
172
Ramón Sobrino: «González de la Riva Mallo, Francisco», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH,
vol. 3. Madrid: SGAE, 2002, 761.
66
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
hemos encontrado rasgos claros de su influencia en sus composiciones. Entre sus obras
destaca la música de salón y cultiva géneros como el de la mazurca, el vals, las polcas,
etc. Algunas de estas obras se pueden localizar en el archivo personal de Francisco
González de la Riva, fondo custodiado en la Biblioteca Nacional de España. Aunque
estamos ante un compositor que debido a su posición social y económica no se dedicaba
profesionalmente a la música, algunas de sus obras fueron editadas en Madrid y por la
casa Meissonier de París.
Si nos detenemos por ejemplo a analizar la Polka op. 7 publicada hacia 1861
veremos que nos encontramos ante una pieza de salón que poco tiene que ver con la
música de Chopin. La textura de melodía acompañada es la escogida para toda la
composición. La sencillez también está presente en la forma (A-B-A) y en los recursos
armónicos que van desde la tonalidad principal de La bemol mayor pasando por Re
bemol mayor en el trío central.
173
Esta obra la encontramos en la Biblioteca Nacional de España con la signatura M.GLEZRIVA/11(16).
Se encuentra encuadernada junto a 42 obras más, todas ellas son manuscritos inéditos.
67
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
el tema «c», donde la melodía se desdobla en intervalos de sexta acompañada por una
sola línea del bajo. La estructura tripartita (A-B-A’) de esta composición es similar a la
utilizada por Chopin en muchas de sus mazurcas. Esta clásica distribución finaliza con
una coda tal y como podemos observar en el siguiente esquema:
68
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
Aunque hay un esfuerzo por imitar el estilo compositivo del pianista polaco, el
tratamiento melódico y los recursos expresivos utilizados en esta obra no alcanzan el
singular y complejo estilo que caracterizan las piezas del repertorio chopiniano. Por lo
tanto, aunque es evidente que el compositor de esta obra conocía las composiciones de
Chopin, creemos que esta partitura responde a un ejercicio de estudio compositivo de
carácter aislado o a un pequeño homenaje a la figura del compositor polaco.
174
La España, 17-IV-1849.
69
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
sin palabras de Mendelssohn que a las composiciones de Chopin, tal y como podemos
observar por ejemplo en el nocturno titulado La Esperanza.
Esta obra está dividida en tres partes (A-B-A). Comienza con un Moderatto [sic]
molto en el que predomina un canto melódico en la mano derecha que pretende imitar la
intención del estilo chopiniano por seguir los pasos del bel canto italiano. La expresiva
175
Margarita Soto Viso, Xoán M. Carreira, «Adalid Gurrea, Marcial del», en Emilio Casares Rodicio,
dir., DMEH, vol. 1 (Madrid: SGAE, 2002), 60.
176
La dedicatoria manuscrita en la parte superior derecha reza lo siguiente: «A J.M. Guelbenzu, Adalid».
BNE M.GUELBENZU/791.
70
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
71
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ejemplo 13: Improvisación fantástica op. 17 de Marcial del Adalid (cc. 39-40)
Tras haber analizado las obras para piano de los autores expuestos anteriormente
creemos que aunque la música de Chopin está presente en ellos como un referente
compositivo no podemos advertir una influencia directa en sus obras. Más bien creemos
que se debe a la corriente estilística ligada a la composición intimista para piano
cultivada durante estos años en el ámbito internacional. Estos compositores, además de
la textura expresiva del nocturno, se ven atraídos por otros géneros como las baladas,
polonesas, etc. Esto puede llevar a equivocación si los identificamos únicamente con
Chopin. Sin embargo, estos y otros géneros, como es el caso de las romanzas sin
palabras, son habituales en este tipo de repertorio. Por lo tanto podemos señalar que
Chopin, al igual que Mendelssohn y otros compositores, serían referentes
internacionales de este estilo sin que eso significara una influencia directa en el estilo
compositivo español. No obstante, es importante indicar que Chopin fue un espejo en el
que ciertos compositores españoles de música para piano se miraron, venerándolo e
intentando imitar su estilo.
72
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
2. El salón burgués
Sinfonía de la ópera Azemma di Granata, a dos pianos y ocho manos, ejecutada por la
señora baronesa de Hortega, por las señoritas doña María Biarrote, doña Laura Orfila y el
barón Stael.
Sinfonía del Guillermo Tell, ejecutada por los mismos.
Sinfonía de Zampa, ejecutada también por los mismos.
Dúo di Camera del maestro Campana, cantado por la señora baronesa de Hortega y el señor
Inzenzga.
Impromptu de Chopin; ejecutado por la señorita doña María Martín.
177
La Nueva Iberia anuncia la celebración del nacimiento y el bautizo de la hija de Ricardo Muñiz. Para
tal acontecimiento se organizó una función musical en la que el señor Lecuona tomó parte interpretando
un nocturno para piano de Chopin (La Nueva Iberia, Madrid, 29-IV-1868, 3).
178
Cf. Alonso, «Salón…, 606-609.
73
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Las obras para piano y para piano y canto serían el repertorio habitual de estos
conciertos domésticos, dejando en un segundo plano los cuartetos de cuerda y otros
tipos de música de cámara, que no llegaría a consolidarse entre los aficionados181. El
repertorio chopiniano en estos casos no se limitaba a las obras para piano –generalmente
piezas de pequeño formato– sino que encontramos ejemplos de obras para canto y
piano. Muestra de ello es la referencia que hace La Correspondencia de España en
febrero de 1862, al referirse a una velada en casa de los Sres. De Soler:
La reunión con que obsequiaron anteanoche a sus amigos los Sres. De Soler,
estuvo brillantísima y en extremo concurrida. A las once de la noche empezó el concierto,
en el que lucieron sus facultades artísticas las señoritas de Nueros y Güel, y los señores
Compta, Manini, Lagaillarde, Sos y alguno más que no recordamos, ejecutando con
admirable maestría piezas de piano y canto de Chopin, La Traviata, Favorita, I Puritani,
Jerusalem, etc.182.
No tenemos constancia de qué obras de Chopin se interpretaron concretamente
en esta reunión. Puede que se trate de las mazurcas transcritas para voz y piano por la
179
La Época, Madrid, 24-II-1862, 3.
180
Ver la tabla 3 presentada en el Capítulo V.
181
Alonso, «Salón..., 606-609.
182
La Correspondencia de España, Madrid, 27-II-1862, 1.
74
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
mezzosoprano Pauline Viardot. Una edición francesa de esta partitura que contiene una
selección de seis mazurcas con textos de Louis Pomey, publicada hacia 1864 por E.
Gérard & Cie se puede encontrar en el archivo personal del pianista Juan María
Guelbenzu, custodiado en la Biblioteca Nacional de España183.
Ilustración 4: Mazourkes de F. Chopin avec paroles de Louis Pomey, arrangées pour la voix par Mme.
Pauline Viardot
En las siguientes citas se puede comprobar el carácter diletante que predominaba
en estas reuniones privadas. En la primera, publicada en 1879 en La Época, observamos
la gran heterogeneidad de actividades artísticas que allí se practicaban. Según esta
crónica, «entre composición y composición, después de la lectura de un drama o de una
comedia, suele sentarse alguna linda artista al piano y ejecutar cualquier fantasía de
Herz o de Chopin; la dueña de la casa no se niega tampoco a dejar admirar su gusto y su
habilidad en el órgano»184. La heterogeneidad propia de los conciertos misceláneos
llevados a cabo en los salones propicia la entrada del repertorio chopiniano, limitándolo
en autoridad. Por tanto, la recepción que adquiere estas piezas en el contexto del salón
burgués de la segunda mitad del siglo XIX, más cercana a la moda y al mero
entretenimiento es opuesta a la autoridad estética por la que se cultiva en los ámbitos
privados descritos al inicio de este capítulo. Según Celsa Alonso, estas composiciones,
183
BNE M.GUELBENZU/144.
184
La Época, Madrid, 9-X-1879, 1.
75
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
llevadas a cabo muchas veces por aficionados, buscan el lucimiento del intérprete sin
disimular una falta apreciable de calidad185. Si repasamos la prensa de las décadas de
1860 y 1870 encontraremos frecuentes alusiones a esta cuestión, como la siguiente cita,
publicada en el Eco de Europa para presentar una serie de tres mazurcas compuestas por
Apolinar Brull, y en la que podemos comprobar la crítica hacia las modas imperantes en
los salones de la burguesía:
El Sr. Brull puede tener la completa seguridad de que con obras del género y
condiciones de las que motivan estos renglones, no conseguirá popularidad, ni aun la justa
recompensa de su trabajo, pues desgraciadamente en nuestro país se aprende el piano por
seguir el camino que la moda indica, y ésta tiene el raro y desconsolador capricho de
favorecer y apadrinar una serie interminable de trasnochadas melodías, habaneras de
ridícula languidez, polkas vulgares, usurpadoras entre sí, y alguna que otra tanda de walses
de más pretensiones que mérito186.
Si seguimos leyendo este mismo artículo veremos cómo se utiliza este discurso
basado en la exclusividad y la calidad apreciada por unos pocos para revestir de
autoridad a las composiciones presentadas por Apolinar Brull. Las páginas del Eco de
Europa describen esta serie de tres mazurcas, publicadas por el editor Pablo Martín y
dedicadas a su maestro Eduardo Compta, de la siguiente manera: «La primera,
Esperanza, por su severidad, por sus giros armónico, llenos de novedad, y al mismo
tiempo por su sencillez melódica, recuerda las mejores obras de este género del gran
Chopin; Coqueta es un modelo de gracia y facilidad, y el Laúd es una especie de dolora
de una melancolía y delicadeza llenas de carácter y ternura»187. Tratándose de tres
mazurcas, la comparación con el insigne Chopin resulta fácil a la hora de elaborar una
estrategia de comercialización. Sin embargo, tras haber analizado estas obras podemos
concluir que no tienen rasgos apreciables de una influencia chopiniana en su
composición. Por lo tanto se trata nuevamente de la utilización de la imagen de Chopin
para proyectar un halo de calidad y desmarcarlo del tan criticado repertorio de salón.
185
Alonso, «Los salones…, 168.
186
Eco de Europa, Madrid, 20-2-1877, 10.
187
Ídem.
76
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
ejecutan una sonata o una fantasía de Chopin o de Schubert»188, para que finalmente un
poeta lea una serie de versos como culminación de la noche.
188
La Correspondencia de España, Madrid, 9-I-1884, 2.
189
Alonso, «Los salones…, 192.
190
Cf. Vals brillante, en Mi bemol mayor op.18 (BNE MP/4024/3); Marcha fúnebre (BNE MP/4024/4);
Vals op.34 nº2, en la menor (BNE MP/3951/15).
191
Tanto para adultos como para los nuevos discípulos que se inician en las primeras clases de piano. Los
clásicos de la infancia es una colección de obras simplificadas arregladas por W. Lenz que se podía
encontrar en los almacenes de música (Crónica de la Música, 2-XII, 1880, 8.).
192
Nagore Ferrer, «El lenguaje pianístico de los..., 664.
77
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ilustración 5: Adaptación facilitada por Georges Micheuz del Vals op. 34 nº 2 en la menor de Chopin,
editado en París por Alphonse Leduc en 1869
En estas reuniones no solo formaban parte diletantes sino que se solía invitar a
algún profesor de música. Los personajes más influyentes del país podrían contar
incluso con la participación de virtuosos de renombre internacional. Este es el caso del
concierto con el que Mr. Cambon y su esposa obsequiaron en 1889 a sus invitados
después de una comida193. La estrella principal de la actuación fue Francis Planté.
Aprovechando su estancia en Madrid para ofrecer entre otros, un concierto en el Salón
Romero, participaría de la vida social de la capital, relacionándose con otros músicos y
aficionados. En concreto, en esta actuación compartiría escenario con el violinista
Enrique Fernández Arbós y el violonchelista Agustín Rubio. El diario La Época deja
constancia del éxito de esta velada, exaltando el papel de la música en los salones:
En el hotel de la calle de Olózaga, una vez terminada la comida, Mr. Cambon y su esposa
obsequiaron a sus convidados, […], con un brillante concierto.
[…] En el gran trío de Mendelssohn, aquel artista de las supremas elegancias
musicales, cuyas obras llevan el sello de la distinción suma y el amor a la forma
irreprochable, y cuyos motivos aparecen a menudo envueltos en nieblas de melancólico
encanto; en dos Estudios y un Nocturno de Chopin; en las romanzas sin palabras del gran
compositor hamburgués ya citado, principalmente, los artistas, según frase vulgar, se
excedieron a sí mismo, obteniendo grandes y ruidosos aplausos.
Eran ya las dos de la madrugada y aún seguía el público oyéndoles con el silencio
más profundo y respetuoso.
Decididamente la música está de moda en nuestros salones. Al concierto, en que
nos acabamos de ocupar, sigue el que esta noche se celebra en el palacio de los Marqueses
de Sierra Bullones y en el que Gayarre dejará oír su magnífica voz194.
193
El diplomático Paul Cambon fue embajador francés en Madrid durante lo años 1886-1892.
194
La Época, 12-V-1889, 1.
78
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
Primera parte:
1º A. Cavatina, Raff.
B. Jota aragonesa (Sr. Arbós), Sarasate.
2º Romanza de I Lituani (Sr. Uetam), Ponchielli.
3º Dúo del Barbero (señora Sembrich y señor Veger), Rossini.
4º Romanza de Un ballo in maschera (señor Verger), Verdi.
5º Aria de Sonámbula (señora Sembrich), Bellini.
Segunda parte:
1º Romanza de Don Carlo (Sr. Uetam), Verdi.
2º A. Frühlingszeit, Becker.
B. Das Veilchen, Mozart.
C. Mazurka Seize ans (señora Sembrich), Chopin.
3º A. Nocturno, Chopin.
B. Habanera (Sr. Arbós), Sarasate.
4º Perla, wals (señora Sembrich), Arditi.
El maestro Vázquez acompañó al piano a los artistas196.
El delicado tratamiento melódico que se desprende del lenguaje chopiniano se
enmarcaría en el gusto por la música vocal predominante en los salones decimonónicos.
195
Ver capítulo VI.
196
La Iberia, Madrid, 14-XII-1890, 1.
79
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
esposo y éste tenga a su lado una amiga inteligente y hasta una consejera razonable y
cariñosa […]»197. Las pianistas aficionadas se desenvuelven en el contexto de la música
de salón, donde se cultiva el gusto por las composiciones chopinianas de pequeño
formato. Tal es la importancia de la música y la práctica pianística entre las mujeres de
la alta sociedad, que algunos textos de la época llegan a firmar que «descuidan» –como
se plasma irónicamente en la prensa198 a través de textos jocosos– otras tareas u
ocupaciones asignadas durante esta época a la mujer:
–Ahora lo veo, ahora: no me he casado con una mujer, no, sino con un piano, con un
tremendo Pleyel o Érard, al que Dios maldiga…
Y dio una fuerte puñada en las teclas bajas del piano, que respondieron con
lúgubre gemido.
–Hace seis meses que es mi esposa, y solo ha tenido caricias para él… porque
desde que pone los dedos en el teclado y hace una escala, ¡se acabó! ¡Yo no existo para
ella!... ¡Ah! ¡qué diabólica invención las sonatas de Beethoven y los nocturnos de Chopin!
La pido un beso, y me regala un nocturno; la doy una abrazo, y me dispara una sonata…
¡Horror tengo a la música!... Y no se lo puedo decir, no, porque lloraría como niña
mimada… y la amo demasiado para hacerla llorar. ¡Sí, la amo!199
A pesar de que la figura de Chopin durante las dos últimas décadas del siglo
XIX iba a ser la punta de lanza de muchos virtuosos nacionales e internacionales, lo
cierto es que se seguiría vinculando también a la delicadeza y sensibilidad del género
femenino. Según algunos testimonios publicados en la prensa, la figura de una dama
dulce y tierna que aparece bien como intérprete aficionada o como simple asistente a
este tipo de veladas, se inclinaría hacia una preferencia musical encabezada por el
«poeta del piano». Como podemos observar en la siguiente cita, extraída de una crónica
publicada en El Día con motivo de un concierto de José Tragó en 1894, se asume que
Chopin es el compositor predilecto de las espectadoras: «Llena de público la sala, las
puertas y los pasillos, porque no cabían en las localidades y los que carecían de asiento
se conformaban con oír de pie al señor Tragó, celebróse anoche la sesión dedicada al
compositor favorito de las damas, al sentimental y romántico Chopin»200.
197
Luis Taboada, «Mujeres con adornos», Nuevo mundo, 27-VI-1895, 6-7.
198
«Un amigo ¡desgraciado! Tuvo el mal acuerdo de contraer matrimonio con una señorita «adornada», y
hoy está pasando las penas del purgatorio.
Ella se sienta al piano para extasiarse con las melodías de Schubert o de Chopin o de Quinito Valverde, y
entre tanto el esposo se limpia los puños de la camisola con miga de pan, porque no es cosa de presentarse
en el Ayuntamiento, donde está empleado, con las extremidades sucias.
Llega a tal punto el abandono en que vive este desdichado amigo mío, que yo suelo coserle los botones de
la levita cuando se le caen». Luis Taboada, «Mujeres con adornos», Nuevo mundo, 27-VI-1895, 6-7.
199
Eladio Flores y Casal, «La novela de un piano», La Moda elegante, 28-II-1891, 8.
200
El Día, Madrid, 10-III-1894, 3.
80
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
201
El Imparcial, 1-X-1885, 4.
81
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
señoritas «de buena educación» sepan tocar el piano de cualquier manera. Mientras que
para tener un papel relevante en la sociedad de la primera mitad del siglo XIX –continúa
describiendo el texto– las aficionadas solo tenían que saber ejecutar «alguna polkita
[sic] o trozo de ópera italiana», la mejora del mecanismo del piano y la facilidad para
encontrar ediciones de partituras de autores clásicos hizo que fuera necesario «conocer y
ejecutar las obras de Chopin, Gottschalk, Beethoven». El artículo sigue describiendo el
repertorio de estos espacios:
Las fantasías sobre motivos de óperas han perdido la oportunidad; los temas con
variaciones, que por espacio de tantos años han estado en boga, resultan ridículos y a todo
esto han venido a reemplazar las obras de los autores anteriormente citados, juntamente con
los caprichos de concierto escritos por infinidad de pianistas buenos conocedores del
mecanismo especial del instrumento a cuyo estudio se han dedicado.
En textos como el presentado anteriormente se advierte de que para afrontar este
tipo de repertorio se debe escoger un buen maestro y dedicarse en profundidad al
estudio del mismo sin caer en «entusiasmos prematuros» que pudieran llevar a
resultados «contraproducentes»202. Que las pianistas aficionadas practicasen este tipo de
repertorios donde se incluye la música de Chopin, que como se puede apreciar en el
punto dedicado a la enseñanza del piano se recomiendan para los últimos años de la
carrera del intérprete, daría pie a una serie de discursos que critican duramente esta
práctica.
202
Aragón Artístico, 20-XII-1888, 2.
203
Rowland, «Chopin’s tempo rubato…, 207-213.
82
CAPÍTULO II. CHOPIN Y EL SALÓN ROMÁNTICO ESPAÑOL
Las obras del compositor polaco tienen unas características singulares: a pesar
de que a priori pueden parecer asequibles para estudiantes y aficionados, las
dificultades que en ellas aparecen solo van a ser solventadas con éxito por los mejores
pianistas. La popularidad de las composiciones de Chopin a finales del siglo XIX hace
que muchos estudiantes y pianistas aficionados se acerquen a este repertorio. Según los
críticos de la época, los jóvenes entusiastas, faltos de experiencia, terminan por
corromper esta música, debido a su precocidad y escasa preparación. Por este motivo, la
imagen asociada a la música de Chopin se utiliza de manera negativa para criticar las
malas interpretaciones. Incluso Felipe Pedrell206, en Musicalerías207, dejaría constancia
a principios del siglo XX del término «Chopina del Conservatorio» para referirse, de
manera despectiva, a la ejecución caprichosa y superficial de una de estas alumnas. Esta
idea no es exclusiva de la crítica española. Chechlńnska, en su estudio sobre la
recepción de Chopin en Polonia, hace referencia a algunos críticos polacos que califican
de «tortura» las interpretaciones de la música de Chopin por parte de los pianistas
204
Ilustración Artística, Barcelona, 19-III-1888, 7.
205
Celsa Alonso, «Salón: I. España», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH, vol. 9 (Madrid: SGAE,
2002), 606-609.
206
Felipe Pedrell se muestra muy crítico en la prensa con respecto a los repertorios que abundaban en la
época y tenían como única pretensión agradar a un público de escasa cultural musical. La mediocridad
que triunfaba en los salones redundaba en la falta de calidad de algunas composiciones, llegándolas a
denominar «basura de salón». (Felipe Pedrell, La Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-
IV-1890, 2)
207
Felipe Pedrell, Musicalerías: selección de artículos escogidos de crítica musical (Valencia: F.
Sempere y Compañía, 1906), 122.
83
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
aficionados de la segunda mitad del siglo XIX208. Por otro lado, Carew pone en
evidencia la simplificación que se llevó a cabo en el proceso de recepción de la música
de Chopin en los salones victorianos del siglo XIX, cayendo en la superficialidad de
este repertorio209.
208
Chechlńnska, «Chopin reception…, 212.
209
Carew, «Victorian attitudes…, 227.
84
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
210
Laura De Miguel Fuertes, «Las generaciones de pianistas anteriores a Isaac Albéniz en el contexto de
la Cátedra de piano del conservatorio de Madrid (11831-1868)», en Walter Aaron Clark y María Luisa
Morales López del Castillo (eds.), Antes de Iberia: de Masarnau a Albéniz: Actas del Symposium FIMTE
2008 (Granada: Asociación Cultural LEAL, 2010), 3-24.
211
Ibíd. 12.
212
El Renacimiento, Madrid, 11-VII-1847, 3-5.
85
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Resulta, pues, de los hechos, que de las dos grandes secciones213 en que se dividen
los pianistas contemporáneos, no conocemos más que una [se refiere a las fantasías sobre
motivos operísticos], y de esta las obras más inferiores en el concepto de sus mismos
autores, pues lo dicen, al menos fuera de España, a todo el que lo quiere oír, y en esto nos
fundábamos al principio de este artículo para sentar que la música de piano que se toca y
que se estudia, la única que se puede decir que se conoce en España, es la más impropia de
este instrumento214.
Si nos centramos en la música del compositor polaco, sus obras irán
introduciéndose en la enseñanza del piano de manera muy discreta, comparado sobre
todo con la abrumadora presencia de estudios de Cramer, Bertini, Herz, etc. No tenemos
constancia de que las obras de Chopin hubieran sido interpretadas en el Salón del
Conservatorio hasta la década de 1860, apareciendo durante los diez años siguientes de
forma muy esporádica. A pesar de esto, y como se podrá apreciar en las siguientes
líneas, la música de Chopin podría haber estado presente a lo largo de las décadas de los
años 1840 y 1850 en las clases de piano impartidas en este centro.
213
Masarnau diferencia en su artículo dos vertientes: por un lado los que están a favor de que se
interpreten al piano fantasías y arreglos de óperas; y por otro, los que apuestan por un repertorio alejado
de la música teatral.
214
El Renacimiento, Madrid, 11-VII-1847, 3-5.
215
Albéniz es nombrado maestro de piano y acompañamiento del Real Conservatorio de Música de María
Cristina el 17-VII-1830. Ejercerá como único profesor de la cátedra de piano hasta 1854, aunque recurrirá
a la ayuda de los repetidores, que se encargarán de los cursos más bajos.
216
Cf. Gemma Salas Villar, «Pérez de Albéniz y Basanta, Pedro», en Emilio Casares Rodicio, dir.,
DMEH, vol. 8, Emilio Casares Rodicio (dir.). Madrid, SGAE, 2002, 633-640.
86
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
Al terminar esta recapitulación, hemos creído conveniente fijar la marcha, que deberá el
discípulo seguir, en el estudio de las obras maestras que han sido expresamente compuestas
para el piano. En él es necesario que, a la más detenida reflexión, acompañe el trabajo más
metódico y conforme nuestra opinión en esta parte con la de distinguidos y célebres
pianistas, las presentamos bajo el orden siguiente:
1. El Método.
2. Los Estudios fáciles de Bertini.
3. Los de Cramer.
217
Pedro Albéniz: Método completo de piano del Conservatorio de Música: obra fundada sobre el
análisis de los mejores métodos que se han publicado hasta el día, así como sobre la comparación de los
diferentes sistemas de ejecución de los mejores pianistas de Europa. Madrid, Carrafa y Lodre, 1840.
218
Ibíd. 144.
87
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Los editores parisinos Lemoine & Fils publican en 1852, bajo el nombre Enrique
Lemoine e Hijo, un catálogo traducido al español en el que se indican consejos para los
profesores de piano y una clasificación de las obras más relevantes según el nivel del
alumno222. En la introducción de este texto se insiste en el objetivo de paliar el
desconocimiento que existe en torno a las «obras clásicas y elementales». Según los
editores, los pianistas y profesores de las colonias o de países extranjeros en los que no
se publican las ediciones francesas tienen dificultades para hacerse con ellas. Si
atendemos a la clasificación de dificultad utilizada en este libro nos encontramos con
219
Ibíd. 154.
220
Diario de Madrid, Madrid, 26-IX-1844, 3.
221
VV. AA., Autores Célebres o sea Gran Método de Piano estractado de las mejores obras modernas
que se conocen en el día. Madrid, Carrafa Editor, 1845.
222
Enrique Lemoine e Hijo: Tabletas del Pianista. París, Casa de Enrique Lemoine e Hijo, 1852.
88
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
que los estudios de Chopin se sitúan en la quinta serie, es decir, el último apartado,
dedicado a la enseñanza superior de piano y considerado como «muy difícil». En esta
misma sección encontramos los Preludios y fugas de J. S. Bach y los estudios de
Bertini, Cramer, Rosenhain, Henselt, etc. Además de los citados estudios opus 10 y
opus 12, en las piezas musicales recomendadas para la cuarta serie, considerada como
«difícil», aparece citado el Gran vals brillante en Mi bemol mayor, opus 18 tanto en su
versión a piano solo como en un arreglo para cuatro manos.
José Miró, quien fuera profesor de piano del Conservatorio de Madrid entre 1854 y
1868, publicó en 1856 un método de piano en el que se citan los estudios de Chopin
junto a los de otros autores como Dohler, Thalberg, Liszt, Alkan, y Henselt. Este
método fue considerado como uno de los libros de texto del conservatorio, coexistiendo
con el de Pedro Albéniz. A pesar de que Miró cita a Chopin en su método, sus
composiciones no formaron parte de su repertorio de concierto223.
Hay que señalar en este punto que otros métodos para piano publicados durante
estos años no mencionan ni en los ejemplos ni en las recomendaciones de obras
complementarias a Chopin. Este es el caso del método de Casimiro Martín (1854)
titulado La Aurora de los Pianistas224 o el de José Aranguren (1855)225. El caso de este
último es muy significativo ya que hemos podido analizar varias ediciones del mismo
tratado. En la primera de 1855 y en la segunda, publicada en 1860, no aparece la música
de Chopin entre las obras que según el autor, los grandes pianistas deben estudiar
«seriamente y con constancia». Entre estas obras se enmarcan los estudios de Ledesma,
Cramer y Rosellen, Kalkbrenner, Moscheles, Herz, Bertini, Kesler, Czerny, Prudent,
Ravina, Thalberg y Liszt. Además se añaden las fugas de J. S. Bach, Emannuel Bach y
Haendel junto con otras obras de Weber, Mendelsshon y Beethoven226. Sin embargo
hemos podido analizar también la séptima edición de este método, publicado en 1879.
En esta nueva edición los estudios de Chopin sí que aparecen recomendados en la
223
Juan Luis de la Rosa Jiménez, José Miró y Anoria (1815-1878) y la pedagogía pianística andaluza de
su tiempo, tesis doctoral (Granada: Universidad de Granada, 2014). 142
224
Casimiro Martín, La aurora de los pianistas: método de piano dedicado a los colegios de España :
nuevo sistema para aprender simultáneamente y en poco tiempo el solfeo y el piano recopilación
graduada de los solfeos y métodos de los mejores autores conocidos por C. Martín y Bessieres (Madrid:
Casimiro Martín, 1854).
225
José Aranguren, Método completo de piano compuesto por D. José Aranguren y publicado bajo el
nombre de una sociedad de distinguidos pianistas (Madrid: Antonio Romero, 1855).
226
Ibíd. 134.
89
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
227
Anteriormente, en 1871, el método de Manuel de la Mata también había sido una de las obras
escogidas como texto para las clases del Conservatorio. Como se abordará en el punto siguiente, dentro
de las recomendaciones que aparecen en este método se encuentran algunas obras de Chopin.
228
José Aranguren, Método completo de piano compuesto por D. José Aranguren y publicado bajo el
nombre de una sociedad de distinguidos pianistas (7ª ed.) (Madrid: Antonio Romero, 1879), 3.
229
VV.AA., Método Completo de Piano (Madrid: M. Salazar, 1860).
90
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
ocurría en las largas listas de estudios que algunos métodos recomendaban como obras
complementarias, la música de Chopin no siempre va a estar presente durante la década
de los años 1850. En el listado de obras que en 1855 el establecimiento de Martin
Salazar vende bajo el epígrafe «estudios y ejercicios para piano» encontramos obras de
pianistas conocidos y otros que hoy en día pasan más desapercibidos: Bertini, Clementi,
Cramer, Döhler, Goia, Heller, Hünten, Henslet, Hummel, Kessler, Moscheles, Prudent,
Thalberg, Wolff230. Como podemos observar en la imagen siguiente [Ilustración 6], la
música de Chopin no aparece seleccionada entre todos estos estudios de referencia. Sin
embargo, un año después, sí que se incluyen los «Doce estudios, op. 25, en dos
cuadernos cada uno» y «Doce grandes estudios, en dos cuadernos cada uno» en un
catálogo del Almacén de Romero231.
230
Gaceta musical de Madrid, Madrid, 25-III-1855, 8.
231
Gaceta musical de Madrid, Madrid, 30-XI-1856, 6.
232
El Artista, Madrid, 7-XII-1867, 8.
91
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ravina, Chopin, Beltran, Kastner, Berbigier, Romero, Beltran, Funoll, Alard, Eslava y
Aranguren. En el caso del pianista polaco, la única obra que aparece es el volumen de
estudios para piano catalogados con el opus 10. Es muy significativo que en el título de
esta obra se especifique que son «estudios que se dan en el Conservatorio de Madrid».
Esta referencia no se explicita en el resto de autores mencionados.
233
Laura de Miguel Fuertes, «El piano en los espacios musicales madrileños del siglo XIX», en José
Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología,
2015), 411-448.
92
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
sus composiciones»234. Quien fuera discípulo de Pedro Albéniz, nos presenta en este
texto una relación de obras «que conviene tocar y conocer, siquiera sea en parte, para
llegar a ser un perfecto pianista»; completando la lista propuesta por su maestro:
234
Manuel De la Mata, Método completo de piano (Madrid: Nicolás Toledo, 1871), 113-114.
235
Ibíd. 115.
93
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Chopin, solo se haga referencia a los estudios, los alumnos interpretaban también otras
obras del compositor polaco. Prueba de ello son las siguientes interpretaciones de piezas
chopinianas llevas a cabo por los alumnos de Eduardo Compta, profesor del
Conservatorio de Madrid a partir de 1863. Entre sus muchos alumnos destacaron
pianistas de la talla de Teobaldo Power, José Tragó y Apolinar Brull.
94
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
muchas ejecuciones de valses, nocturnos o preludios, obras que podrían estar más cerca
de un alumno con menos capacidad técnica.
Otro famoso método que también se utilizaba en las aulas del Conservatorio fue
el de Robustiano Montalbán238. Este completo trabajo, dividido en tres partes, se
estructura de manera similar a los comentados anteriormente. Debemos señalar que este
autor incluye música de Chopin en el apartado dedicado a la ejecución de trinos y más
específicamente, a los trinos a cuádruples notas. En concreto, plasma la realización de
un trino tomado del primer movimiento del Concierto en mi menor op. 11, al que se
accede después de una secuencia de acordes en semicorchea. Según describe Montalbán
en el enunciado: «hemos creído conveniente el escribir el siguiente ejemplo en el que se
ejecuta trémolo y trino a la vez con una misma mano»239. Más que este ejemplo, que
puede parecer anecdótico, lo que nos interesa de este método es que incluye como
anexo el «programa de los estudios que se practican en la Escuela Nacional en los siete
años de que consta la carrera»240. Reiterando los consejos que hemos visto en los
236
Fernando Aranda fue profesor del Conservatorio de Madrid entre 1878 y 1881.
237
Fernando Aranda, «Plan de la enseñanza de piano», Crónica de la música, Madrid, 28-XI-1878, 1.
238
Robustiano Montalbán, Método completo de piano: adoptado como obra de texto en la Escuela
Nacional de Música (Madrid: Zozaya, 1880).
239
Robustiano Montalbán, Método completo de piano: adoptado como obra de texto en la Escuela
Nacional de Música (Madrid: Zozaya, 1880), 193.
240
Ibíd., 203.
95
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
A finales del siglo XIX Juan Bautista Pujol publica el Nuevo mecanismo del
piano basado en principios naturales, seguido de dos apéndices242. Desde 1886 y hasta
su fallecimiento, ostentó la plaza de catedrático de piano de grado superior en la Escuela
Municipal de Música de Barcelona. Al frente de la enseñanza pianística de dicho centro
tuvo una influencia muy notable en la vida musical catalana ya que pasaron por sus
aulas músicos como: Isaac Albéniz, Enrique Granados, Carles Vidiella, Mario Calado,
Joaquín Malats, Ricard Viñes, Carme Matas, entre otros243. Dentro del cuerpo general
del método no aparece ninguna referencia a Chopin. Sin embargo, encontramos
fragmentos de sus obras, junto a las de otros autores, en los dos apéndices que
acompañan esta obra. En el primer apéndice dedicado a la digitación, bajo el epígrafe
«Notas sencillas. Retroacción del pulgar», aparecen ejemplos del Impromptu en do
sostenido menor «Fantasía-impromptu» op. póstumo 66 y de la Balada nº 3 en La
bemol mayor op. 47. En el apartado titulado «notas sencillas. Ejemplos varios» se citan
algunas notas del Vals op. 34 nº 2 en la menor. En el segundo apéndice se trata el tema
de los pedales. El primer ejemplo que aparece, haciendo referencia a la «regla del pedal
resonador en las sucesiones de acordes» viene ilustrado con un fragmento de un
nocturno.
241
El Boletín Musical publica en julio de 1898 el programa oficial de solfeo y piano de la Escuela
Nacional de Música. Su contenido, idéntico al que aparece en los métodos citados, servía como referencia
para estructurar las enseñanzas de piano en otras provincias. Boletín musical, Madrid, 25-VII-1898, 8.
242
Juan Bautista Pujol, Nuevo mecanismo del piano basado en principios naturales, seguido de dos
apéndices (Barcelona: Juan Bautista Pujol y Cª. Editores, 1895).
243
García Martínez, «El piano en Barcelona…, 269-270.
96
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
Poco a poco otros centros musicales siguen los pasos del Conservatorio de Madrid.
En 1879 se funda el Conservatorio de Música de Valencia con el pianista Roberto
Segura Villalba al frente de la clase de piano hasta su muerte en 1902244. Segura245, que
se había formado en el Conservatorio de Madrid con Eduardo Compta, prosiguió sus
estudios en París con Georges Mathias, antiguo alumno de Chopin. Hemos podido
constatar la interpretación del Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante op. 22 a
cargo de Segura en el Conservatorio de Valencia, en abril de 1891. Tal y como era
habitual en la época, elaboró un texto que se adecuaba a las necesidades pedagógicas
del centro en el que trabajaba. En su Método elemental de piano246 aparece citado el
«plan de estudios del conservatorio de Valencia» en la última página de su segunda
parte. Dentro de la estructuración de siete cursos se recomiendan los estudios de Chopin
para el sexto año. Son los últimos estudios que se mencionan ya que el séptimo curso
está dedicado a «obras clásicas, sonatas, conciertos, etc. etc.». A partir de 1880 Roberto
Segura compartió la enseñanza de los cursos más elevados con José Valls, discípulo de
Dámaso Zabalza en Madrid.
Una de las conclusiones a las que podemos llegar tras el análisis de estos
métodos es que la música de Chopin aparece de forma muy discreta en ellos. Por lo
general, se suele optar por escribir ejercicios ad hoc e ilustrar únicamente algunos
comentarios con pequeños fragmentos de las obras de otros compositores. A diferencia
de otros pianistas como Czerny, Hummel o Clementi, Chopin no publicó un método
para piano. Los creadores de estos métodos en España, aunque tuvieran la música de
Chopin presente, estuvieron más influidos por otros tratados europeos, muy populares
en la época. Además, estos trabajos están ideados para ser utilizados en una etapa
elemental, partiendo desde cero. Sin embargo, merece la pena resaltar la presencia de
los estudios de Chopin, que como hemos podido constatar tras analizar los métodos y
planes de estudio mencionados, se colocan en los últimos años de la enseñanza del
piano. La parte más significativa en cuanto a la recepción chopiniana se halla en las
recomendaciones y consejos para complementar la enseñanza del piano con otras obras,
guías que se seguirán en los planes de estudio de los conservatorios.
244
Cf. Alemany Ferrer, El piano en Valencia…,103-104.
245
Como alumno de Compta podemos citar la interpretación de una Polonesa de Chopin el 2 de octubre
de 1874 en el Salón del Conservatorio de Madrid. Posteriormente, el 13 de marzo de 1891 interpretó el
Scherzo de la Sonata para piano nº 2, en si bemol menor, op. 35 en el Ateneo Barcelonés.
246
Roberto Segura Villalba, Método elemental de piano, vol. 2 (Valencia: Laviña), 70.
97
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Los ejercicios organizados por los profesores de los conservatorios fueron una
herramienta fundamental para que los jóvenes pianistas tuvieran la oportunidad de
presentarse como intérpretes ante el público. Muchos de ellos, a pesar de contar con una
escasa experiencia concertística, sorprendieron a los asistentes con sus altas
capacidades, dando muestras de las prometedoras carreras que les auguraban. Estas
sesiones, además de servir para mejorar la formación de los alumnos, brindaron la
oportunidad a un público más amplio de acercarse a los repertorios imperantes en
Europa, cultivando música de compositores que raramente se podían escuchar fuera de
estos círculos académicos. A lo largo del último tercio del siglo XIX la música de
Chopin estuvo presente en algunos ejercicios públicos que los alumnos del
Conservatorio llevaban a cabo. Destacan obras tan variadas como los brillantes
impromptus, el Scherzo nº 2 en si bemol menor op. 31, el Bolero op. 19 o alguna de sus
baladas.
98
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
Cuarteto del Rigoletto para piano; interpretado por el Sr. Pérez Doblado………….. Krüger
Romanza de la ópera Lucrecia Borgia; interpretada por la Srta. Agudo…………..Donizetti
Romanza de la ópera La Favorita; interpretada por el Sr. Rovira………….……. Donizetti
Aria de la ópera Chi dura vince; interpretada por la Srta. García……………………... Ricci
Scherzo, wals para piano; interpretado por la Srta. Izquierdo………………………. Prudent
Dúo de la ópera Le due ilustre rivali; interpretado por las Srtas. Iriarte y
Cortés....................................................................................................................... Mercadate
Cavatina de la ópera Juana de Arco; interpretado por la Srta. Reynel……………….. Verdi
Cavatina de la ópera Semiramis; interpretado por la Srta. Cortés…………………... Rossini
Dúo de la ópera El Trovador; interpretado por la Srta. Agudo y el Sr. Gayarre…….... Verdi
Trío para dos flautas y contrabajo; interpretado por los Sres. Escribano, Gosset y
Carvajal…………………………………………………………………….……… Anónimo
Barcarola; interpretada por varias alumnas de canto……………………………….. Saldoni
Romanza de la ópera Le due ilustre rivali; interpretada por el Sr. Rovira……... Mercadante
Cavatina de la ópera Linda; interpretada por la Srta. Iriarte…………………….... Donizetti
Dúo de la ópera Lucía; interpretado por la Srta. Huertas y el Sr. Gayarre……..…. Donizetti
Impromptu para piano; interpretado por la Srta. Lorenzo……………………….... Chopin248
Lo cierto es que las obras de Chopin, pese a que tuvieron un papel muy discreto
durante los años sesenta, van a estar cada vez más presentes en los conciertos a partir de
la década de los años setenta. En la siguiente tabla podemos comprobar que algunas de
las obras del compositor polaco fueron elegidas para que los alumnos del conservatorio
mostraran sus habilidades en conciertos tan distinguidos como las aperturas de curso de
1874, 1875, 1879 y 1880.
Tabla 2: Presencia de la música de Chopin en las aperturas del curso escolar del Conservatorio de Madrid
entre los años 1874 y 1880
248
El Artista, Madrid, 15-XII-1868, 6-7
99
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
ese año académico249. La posición que ocupa la música de Chopin frente a la de otros
compositores no deja dudas sobre la importancia que fue adquiriendo en los últimos
cursos de la enseñanza del piano. En esta ocasión tomaron parte en la sección de este
instrumento tres alumnos que cursaban el séptimo año. En primer lugar, Facundo de la
Viña, alumno de Zabalza, interpretó el Estudio en sol bemol y la Balada nº 3 en La
bemol mayor op. 47 de Chopin. Le siguió la señorita Arizmendi, alumna de Mendizábal,
con otra balada de Chopin. Para finalizar la parte dedicada a este instrumento, la
señorita Centeno, alumna de Tragó, hizo sonar sobre el escenario un Estudio en mi
mayor de Chopin y el Vals cromático de Godard.
En marzo de 1899 podemos señalar otro ejemplo, esta vez con la participación
de las alumnas de la clase de Pilar Fernández de la Mora. Como en el caso anterior,
todas ellas se hallaban cursando el último año de los estudios reglados por el
Conservatorio de Madrid. En primer lugar, Sofía Grasiani interpretó el Estudio en sol
bemol, Sofía Alonso la Berceuse en Re bemol mayor op. 57 y Elisa Tavares la Balada nº
1 en sol menor op. 23.
249
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 24-XII-1892, 2.
100
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
Otro de los alumnos más destacados de Dámaso Zabalza fue el navarro Joaquín
Larregla. El 26 de marzo de 1886 participó en un concierto benéfico en el Teatro
Español en el que se pudieron escuchar obras pertenecientes al repertorio operístico,
composiciones para piano e incluso se representó una comedia de un acto en la tercera
parte de la velada252. Larregla, a sus 21 años de edad, fue el único intérprete de obras
para piano solo, poniendo sobre el escenario del teatro un nocturno de Chopin y un
scherzo de Gottschalk. Además de su carrera como pianista, Larregla cuenta con una
producción compositiva en la que podemos encontrar piezas para piano que se asemejan
a las del compositor polaco. De entre sus composiciones queremos destacar el Nocturno
en La bemol, que según la prensa de la época «por lo tierno y delicado, es propio de
Chopin»253.
250
El Liberal, Madrid, 18-XII-1889, 4.
251
El Rondó para dos pianos en Do mayor, op. póstumo 73 de Chopin fue interpretado por la Sera. Parra
y el Sr. Rey en la apertura del curso escolar del Conservatorio de Música de Madrid en octubre de 1875;
en el concierto que Romani y Domenech ofrecieron en la Sucursal Érard de Barcelona en enero de 1887;
en el recital que Enrique Granados y Ricardo Viñes ofrecieron en mayo de 1888 en la Sala Érard de París;
el concierto que Consuelo Romero y Pilar Romero dieron en julio de 1891 en el Salón Montano; la
interpretación de las Srtas. Escalona y García Ortega en el Salón del Conservatorio de Madrid en
noviembre de 1892; la participación de las Srtas. Aguilar y Angelina en la entrega de premios en el
Conservatorio del Liceo de Barcelona en diciembre de 1893.
252
El Imparcial, Madrid, 28-III-1886, 3.
253
El Imparcial, Madrid, 24-I-1891, 4.
101
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
102
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
254
La Época, Madrid, 21-I-1899, 4.
255
Joaquín Larregla y Urbieta, Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes en la recepción
pública del Sr. D. Joaquín Larregla y Urbieta el 11 de noviembre de 1906 - Influencia del pianista-
compositor en la educación artístico-musical de los pueblos (Madrid: Imprenta Alemana, 1906), 38.
256
Manuel Sancho García, «Ámbitos de interpretación pianística en la Valencia del siglo XIX: el salón
burgués, la sala de conciertos y el café», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y
1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015), 639-654.
103
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Scherzo en Si bemol menor op. 31 y algún movimiento del Concierto en Mi menor op.
11.
2.2.Concursos y oposiciones
257
Ver la tabla de interpretaciones en el Anexo IV.
104
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
Unos meses más tarde, en marzo de 1883, El Liberal informaba del proceso
llevado a cabo para resolver la concesión de unas ayudas para el perfeccionamiento
musical:
258
La Correspondencia de España, Madrid, 20-XI-1882, 3.
259
El Liberal, Madrid, 4-III-1883, 2.
260
La Dinastía, Barcelona, 2-IV-1897, 2.
105
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
De entre los muchos premios que cada curso se otorgan en los conservatorios
quiero destacar uno verdaderamente significativo ya que además de las obras elegidas
por las alumnas, se les exige que toquen «de repente» el Concierto para piano y
orquesta nº1 en mi menor op. 11 de Chopin. Me estoy refiriendo a las pruebas que se
llevaron a cabo en 1885 en el Conservatorio de Madrid. Las protagonistas del evento
fueron las discípulas de Dámaso Zabalza que cursaban el último año de la carrera de
piano. «Entre las alumnas que obtuvieron el primer premio, merecen especial mención
las distinguidas señoritas Rodero (doña Asunción) y Bianqui, a las cuales el público
tributó unánimes y entusiastas aplausos, por la perfección y gusto con que interpretaron
261
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-VII-1895, 6.
262
Crónica de la Música, 5-VII-1882, 6.
263
El País, Madrid, 2-X-1890, 2.
106
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
las piezas señaladas para el ejercicio»264. Dos años después encontramos otro ejemplo
en el que los alumnos de la Escuela municipal de música de Barcelona, pertenecientes a
la clase de Juan Bautista Pujol, interpretaron obras diferentes dependiendo de su género.
La obra elegida en el caso de los alumnos fue la Sonata en fa menor de Schulhoff
mientras que las alumnas tuvieron que interpretar nuevamente el concierto en mi menor
de Chopin265.
264
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 20-VI-1885, 3.
265
La Dinastía, 17-VII-1887, 3.
266
La Unión Católica, Madrid, 9-VIII-1888, 2.
107
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Es muy significativo que todos los concursos y pruebas de este tipo que
incluyeron obras de Chopin se produjeron a partir de la década de 1880. Según el
análisis llevado a cabo en los puntos anteriores, durante las dos últimas décadas del
siglo XIX la música de Chopin era una parte importante de la formación de los
pianistas. La técnica y el virtuosismo necesarios para abordar parte de este repertorio lo
hacen ideal para que las concertistas más destacadas muestren sus altas capacidades ante
el público.
Si bien es cierto que la enseñanza reglada florece durante este siglo con la
fundación de conservatorios y escuelas de música, la enseñanza privada o libre seguiría
siendo muy abundante. Mientras que los grandes pianistas de finales del siglo XIX van
a estar vinculados a los conservatorios ya sea como alumnos o finalmente como
profesores, la enseñanza privada va a estar enfocada sobre todo a la formación de la
incipiente burguesía que demanda una instrucción sin ambiciones profesionales. Ha
quedado suficientemente demostrado que la música de Chopin se impartía sobre todo
durante los últimos años de la formación pianística reglada. Sin embargo, los profesores
privados ofertarían también como reclamo el estudio y conocimiento de los grandes
compositores para piano. Aunque este tipo de enseñanza se caracteriza por ser más
flexible y sus enseñanzas no se solían recoger en un plan de estudios, cuestión que
dificulta el análisis de los repertorios utilizados, encontramos algunas referencias a las
obras del compositor polaco.
267
El Imparcial, Madrid, 4-VII-1891, 2.
268
Ídem.
108
CAPÍTULO III. CHOPIN Y LA ENSEÑANZA DEL PIANO EN ESPAÑA
109
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
esta forma podemos observar que, aunque se intente acercar la música de Chopin a los
jóvenes iniciados, la realidad es que se aconseja su estudio en las etapas más avanzadas.
Este es el caso de las orientaciones que se indican en el Método completo de piano fácil
y progresivo, obra 33270 de José Sobejano; o el Método especial de piano: por el que
pueden estudiar dicho instrumento, así los que tengan conocimientos de solfeo, como
los que no le conozcan ni quieran estudiarle, de Antonio Pasamar. En las conclusiones
esgrimidas en este último trabajo podemos leer las siguientes líneas:
Para que el discípulo conozca todo lo que más necesita saber un aficionado,
presento una relación de las obras que debe estudiar después de haber vencido todo lo que
contiene este método, las que divido en cuatro grupos para que practique las indicadas en
uno, dos, tres o en los cuatro, según sean sus aspiraciones […].
1º. Estudios de Clementi: Gradus ad Parnassum, ordenados por Compta, primer
libro. Algunos estudios característicos de Bertini, o artísticos de Ravina. Dos o tres sonatas
de Mozart.
2º. Estudios de Clementi: Gradus ad Parnassum, ordenados por Compta, segundo
libro. Estudios especiales para el desarrollo de la mano izquierda, de Zabalza. Obras de
Field, Ries, Hummel o Herz.
3º. Doce estudios artísticos de Power. Estudios de Chopin op. 10 (del 1 al 5), obras
de Weber, Mendelssohn, Beethoven y Bach.
4º. Cuatro estudios característicos de Moscheles, Estudios de Chopin op. 10 (del 6
al 10), obras de gran dificultad en todos los géneros271.
En definitiva, podemos señalar que encontramos una contradicción a la hora de
programar la música de Chopin dentro de los estudios musicales. Si bien, parece que
hay un consenso generalizado a la hora de calificar la obra de Chopin como difícil y de
gran calidad. Sin embargo, este hecho no es suficiente para que los jóvenes aprendices o
los pianistas más inexpertos renuncien a la belleza melódica de las obras del compositor
polaco. Además, los métodos analizados en este punto, publicados a partir de los años
ochenta, ya muestran a Chopin dentro del canon clásico, siendo un compositor de
referencia en el repertorio para piano.
270
José Sobejano, Método completo de piano fácil y progresivo, obra 33 (Madrid: Juan López, 1885), 3.
Se indica una sucesión de obras colocadas progresivamente según su dificultad. Los estudios de Chopin
aparecen en la última parte.
271
Antonio Pasamar, Método especial de piano: por el que pueden estudiar dicho instrumento, así los
que tengan conocimientos de solfeo, como los que no le conozcan ni quieran estudiarle (Madrid: Calc. De
S. Santamaría, 1884), 184.
110
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
Durante la primera mitad del siglo las producciones musicales van a estar
condicionadas por las preferencias estéticas que provienen del entorno del salón. La
creación de obras destinadas a este espacio atiende al carácter social que predomina en
esas reuniones272. El repertorio para piano solista más popular durante la primera mitad
del siglo XIX se nutre por un lado de las fantasías, variaciones o reducciones de los
temas operísticos más famosos; y por otro, de los bailes de salón. Según Nagore,
«podemos afirmar que en la primera mitad del siglo XIX al furor por la ópera italiana se
une una auténtica pasión por el baile»273. Por lo tanto, no es casual que las primeras
ediciones de la música de Chopin que se comercializan en España sean mazurcas y
valses274. Este hecho seguramente tenga relación con la facilidad para vender este tipo
de obras, propias de la música de salón, a los pianistas aficionados.
272
Alonso, «Los salones…, 166.
273
María Nagore Ferrer, «El lenguaje pianístico de los compositores españoles…, 665.
274
Diario de Avisos de Madrid, Madrid, 27-IV-1849.
111
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
275
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 29-IX-1848.
276
Nagore Ferrer, María: «Chopin et l'Espagne…», 9.
277
El primer anuncio de las obras de Chopin que hemos encontrado en la prensa es el publicado en el
Diario de Avisos de Madrid el 10-V-1846. En él se citan las nuevas partituras que se acaban de recibir en
el almacén de música de la calle de Correos.
278
En la colección Guelbenzu de la Biblioteca Nacional de España, compuesta por su biblioteca personal,
podemos encontrar obras para piano de Chopin: preludios, valses, mazurcas, conciertos, etc.
279
Algunos ejemplos de estas partituras son: 4 Mazurcas op. 7 (M.GUELBENZU/139), Concierto para
piano nº 1, op. 11 (M.GUELBENZU/1326(3)), Mazurcas op. 30 (M.GUELBENZU/1320(3)), Impromptu
op. 29 nº 1 (M.GUELBENZU/1320(4)), y Estudios op .25 (M.GUELBENZU/1326(4)).
280
Vals op. 42 (M.GUELBENZU/138).
281
Preludios op. 28 (M.GUELBENZU/1322(10 y 11))
112
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
A partir de la segunda mitad del siglo XIX se puede observar la introducción de las
obras chopinianas en los catálogos de los editores musicales. Como hemos podido
comprobar en el punto dedicado a la enseñanza del piano, ya no solo se ponen a la venta
las partituras más sencillas del compositor polaco sino que encontramos referencias a
sus estudios, conciertos para piano y orquesta, etc. Dentro de las obras para piano
catalogadas en 1855 por el establecimiento de Martín Salazar encontramos el primer y
segundo concierto de Chopin junto con otras obras para piano y orquesta de Herz, Ries,
Hummel, Moscheles, Field y Weber282. Un año más tarde, dentro del catálogo de piezas
de música que el Almacén Romero oferta con un precio especial a los suscriptores de la
Gaceta Musical de Madrid, encontramos una gran cantidad de obras para piano283.
Entre este amplio abanico de piezas podemos mencionar las siguientes obras de Chopin:
Preludios en dos cuadernos, Estudios op. 25 en dos cuadernos y Estudios op. 10 en dos
cuadernos. En el catálogo que en 1857 los editores franceses Brandus y Dufor ponen a
disposición de los compradores españoles en el depósito «Esposición estrangera [sic]»
situado en el número 10 de la calle Mayor de la capital, encontramos una amplia gama
de piezas compuestas por Chopin: baladas, impromptus, mazurcas, conciertos para
piano, valses, nocturnos, preludios, sonata, etc.284. A estas obras se añade el arreglo para
piano a cuatro manos del Gran Dúo concertante sobre temas de la ópera Robert le
diable, de Meyerbeer, en Mi mayor, para violonchelo y piano compuesto conjuntamente
por Chopin y el violonchelista Auguste Franchomme.
282
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 22-IV-1855, 8.
283
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 23-XI-1856, 6.
284
El Clamor Público, Madrid, 2-V-1857, 4.
113
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
285
El Clamor Público, Madrid, 4-III-1857, 3
114
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
286
Choudens, Catalogue des publications de Choudens, éditeur de musique: extrait du catalogue (París,
Choudens Paris Imp. A. Appert, 1867).
115
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
del compositor polaco seguiría ofreciéndose también a los pianistas aficionados que
buscaban la mera diversión frente al teclado.
2. Ediciones completas
La edición de las piezas del compositor polaco llevada a cabo por Breitkopf y
Härtel en Alemania aparece entre 1878 y 1880. Según Jim Samson288, esta edición
represta un hito en la recepción de Chopin. Samson afirma que la incorporación de la
música de Chopin en el canon de la música alemana propuesto por Breitkopf equivale a
una «forma de adopción». Samson afirma que al incluir a Chopin dentro de estas
ediciones se le está otorgando un puesto destacado dentro de la tradición musical
287
Philip Brett, «Text, Context, and the Early Music Editor», en Nicholas Kenyon (ed.), Authenticity and
Early Music. (Oxford: OUP Oxford, 1988), 86.
288
Samson, «Chopin reception…, 1-17.
116
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
alemana, atribuyéndole un estatus más alto que el que tuvo durante gran parte del siglo
XIX debido a su vinculación con la música de salón.
117
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
venta de estos últimos tomos se dice de esta colección que «por su mérito artístico, por
lo esmerado de la edición y por su extraordinaria baratura merece la excelente acogida
que tiene entre profesores y aficionados»293. El compositor, violonchelista y editor
Bonifacio Eslava294, creó la Editorial Eslava que comenzó a publicar partituras en 1857,
siendo una de sus obras más populares el citado Museo clásico de los pianistas.
293
La Correspondencia, Madrid, 9-I-1870.
294
Bonifacio Eslava nació en 1829 en Navarra. Sobrino de Hilarión Eslava, se trasladó con él a Madrid
para formarse. Llegó a ser violonchelista del Teatro Real y de la Real Capilla. Cf. José Luis Ansorena,
«San Martín Eslava, Bonifacio», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH, vol. 4. (Madrid: SGAE, 2002),
759.
295
Puede verse una relación de estas obras en el Anexo III.
118
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
de Eslava cuentan con el mismo tratamiento del pedal, las miasmas indicaciones
metronómicas, dinámicas y agógicas que las ediciones francesas y alemanas.
119
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ilustración 10: Scherzo op. 20 de Chopin editado por Breitkopf & Härtel
Ilustración 11: Scherzo op. 20 de Chopin editado por Wessel & Co.
Hay algunos casos en los que hemos detectado la falta de algún elemento en la
edición española. En el compás 14 del ejemplo anterior podemos advertir que en la
publicación de Eslava falta un crescendo que sí aparece en el resto de ediciones. Esto no
es una decisión editorial sino que se trata de una errata de la edición, al igual que ocurre
en otros casos con la omisión de alguna ligadura, alteración o incluso alguna línea
adicional al escribir las notas. Un ejemplo de esto es la edición de Eslava de la Polonesa
op. 26 nº 1 de Chopin en la que se pueden observar dos de estos fallos en los dos
120
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
primeros compases de la obra (el error en el tercer Do –debería ser un La– de la mano
derecha y el error en el Fa doble sostenido del segundo compás).
296
Cf. Carlos José Gosálvez Lara, y Jesús Villa Rojo, «Romero y Andía, Antonio», en Emilio Casares
Rodicio, dir., DMEH, vol. 9 (Madrid: SGAE, 2002), 384-387.
297
Alberto Veintimilla Bonet, El clarinetista Antonio Romero y Andía (1815-1886). Tesis doctoral.
Director: Ramón Sobrino (Oviedo: Universidad de Oviedo, 2002); Alberto Veintimilla Bonet, El
clarinetista Antonio Romero y Andía (1815-1886): una vida de entrega a la cultura española (Castellón:
Piles, 2005).
298
Alberto Veintimilla Bonet, «El clarinetista Antonio Romero…, Apéndices documentales, 336.
121
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
la recepción de las obras de Chopin alcance una gran magnitud puesto que se adapta a
las necesidades de los pianistas de alto nivel pero de igual modo sirve para divertir y
entretener a los aficionados que ven en la música de piano un vehículo de interacción
social con connotaciones cultas y refinadas. A continuación ofrezco una lista con las
ediciones de Chopin que realizó Romero indicando entre corchetes la dificultad
señalada en alguna de ellas.
A lo largo de estos dos decenios encontramos que los editores, al igual que
ocurriría con las obras programadas para los recitales de piano y los compendios
biográficos publicados, optan por un panorama bastante completo, incluyendo en sus
colecciones la música de los compositores más representativos –según el criterio de
cada autor– del repertorio pianístico, contribuyendo a la corriente historicista que se
traducía en una «museificación musical» del repertorio. El canon estampado en los
programas de conciertos de los virtuosos, tanto españoles (Albéniz, Vidiella o Tragó)
como extranjeros que visitaron España durante estos años muestran un amplio abanico
de los compositores más representativos en Europa desde el Barroco hasta el siglo XIX,
coincidiendo en gran medida con los nombres que se pueden encontrar en estas
publicaciones.
122
CAPÍTULO IV. LA DIFUSIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN A TRAVÉS DEL
COMERCIO Y EDICIÓN DE PARTITURAS
Como prueba de todo esto podemos señalar también los volúmenes de música
para piano titulados Las buenas tradiciones del pianista que aparece en 1883 en el
Nuevo Gran Catálogo de la Música Española y Extranjera del editor Pablo Martin.
Según el editor, en estos ocho tomos se incluyen las obras de los «mejores autores
clásicos». En esta ocasión se opta por agrupar las obras según su nivel de dificultad. Por
ejemplo, en el primer volumen, señalado como fácil, aparecen compositores como:
Beethoven, Bach, Dussek, Field, Haydn, Hummel, Mozart, Rameau y Schumann. El
segundo tomo de esta colección, considerado como difícil, incorpora obras de:
Beethoven, Bach, Clementi, Haendel, Hummel, Mendelssohn, Mozart, Ries, Scarlatti,
Schubert y Weber. Únicamente dos tomos, el quinto y el octavo, se dedican
monográficamente a un compositor, Chopin y Schumann respectivamente. En estos dos
casos no aparece una indicación de dificultad. Además, la música del compositor polaco
forma parte también del sexto volumen, clasificado como difícil, compartiendo espacio
con la de Field, Hummel, Mendelssohn, Mozart, Ries y Weber. Ya en abril de 1880, tres
años antes de la publicación del catálogo que citábamos, el mismo editor había puesto a
la venta en su establecimiento de la calle del Correo, 4, de Madrid, «todas las obras del
célebre Chopin en la correcta edición Peters, cuyas inmejorables impresiones, buen
papel y precios fabulosamente baratos, tanto llaman la atención de profesionales y
aficionados»299, tal y como atestigua este anuncio publicado ese año en el Diario de
Avisos de Madrid.
299
Diario de Avisos de Madrid, Madrid, 12-IV-1880, 3.
123
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
124
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Habría que esperar hasta octubre de 1844 para encontrar por primera vez una
obra de Chopin en los programas de las salas de concierto españolas. El pianista que
alberga tal honor es ni más ni menos que Franz Liszt, el primer gran virtuoso europeo
que sorprendió en España300. El pianista húngaro fue amigo personal de Chopin e
incluyó una mazurca [sin especificar] dentro del repertorio que interpretó en su gira por
la Península Ibérica. Fue ejecutada en el primer recital que ofreció en Madrid el 28 de
octubre de 1844, en el salón del Liceo Artístico y Literario. El programa que se escuchó
esa noche, principalmente formado por obras basadas en temas operísticos, fue el
siguiente:
Primera parte:
Sinfonía de «Guillermo Tell»……..………………….….. Rossini
Andante de «Lucía de Lammermoore»………….……….. Donizetti
Reminiscencias de la «Norma»……..……………...…….. Bellini
Segunda parte:
Fantasía sobre motivos de «La Sonámbula»……..……….. Bellini
Mazurca [sin especificar] ……..………………………….. Chopin
Polaca de «Los Puritanos»……………………….……….. Bellini
Galop cromático……..……………………………...…….. Liszt301
Todas las obras de este concierto estaban compuestas por el propio Liszt, a
excepción de la Mazurca de Chopin. Era habitual en el gran virtuoso del piano
introducir obras del compositor polaco en los conciertos que ofreció a través de sus
giras por diferentes países, en especial mazurcas y estudios302.
125
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
polaco. A lo largo de todo el siglo van a aparecer en la prensa española anécdotas que
tratan la relación entre Liszt y Chopin303. En la que reproducimos en el anexo I, se
puede observar la idea –mantenida por la crítica durante todo el siglo– de que la manera
tan especial de tocar que tenía Chopin era muy difícil de imitar, estando sólo al alcance
de unos pocos privilegiados.
303
Ver Anexo I.
304
Tieles Ferrer, «Julián Fontana: el introductor…, 132-134.
305
Ibíd. 123-150.
306
Rosenblum, «A composer know here..., 315-316.
126
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
considerar la gira de Liszt y los conciertos de Fontana como hitos reseñables para la
recepción de la música de Chopin, su importancia es relativa, ya que tras sus visitas, las
obras del compositor polaco seguirán sin aparecer en el concierto público en España.
Unos años después, recién iniciado el año 1860, las páginas de La France
Musicale309 aluden al éxito del pianista catalán Juan Bautista Pujol tras su concierto en
la sala Herz. En la prensa española también se informa del éxito del joven pianistas
español en París. El Clamor público recoge en una de sus publicaciones de mayo las
siguientes palabras: «El más subido mérito del señor Pujol, al decir de los inteligentes,
consiste en su maravillosa aptitud para adaptarse a todos los estilos, desde la manera
profunda y magistral de Thalberg y Schubert hasta la ejecución elegante y delicada de
Herz y de Chopin, sin que le arredren tampoco las dificultades más terribles de
Liszt»310.
307
Revue Gazette Musicale, París, 30-IV-1854, 145.
308
«Ne se bornant pas à sa virtuose de quatre ans et demi, voilà l’Espagne, la pittoresque cité de
Barcelonne, qui nous envoie, en la personne de M. Ranieri Vilanova, un pianiste au jeu fin, correct,
élégant, qui dit la musique de Chopin dans l’esprit et la manière impressionnable de ce maitre.
Compositeur lui-méme, il a joué, dans le concert donné par lui chez Pleyel, un nocturne tout plein de
mélodie, une valse éblouissante d’entrain, et divers autres morceaux comme un artiste d’une réputation
qu’il ne peut pas manquer de se faire, si l’on en juge par ce brillante début et les justes applaudissements
qu’on lui a prodigués».
309
La France Musicale, París, 1-I-1860, 198.
310
El Clamor Público, Madrid, 5-V-1860, 3.
127
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
escasa recepción de su música dentro de los conciertos públicos sería una cuestión
capital que marca la recepción de su música en España. La escasez de conciertos en los
que se interpretan obras de Chopin en la primera mitad del siglo XIX está determinada
principalmente por dos razones. Por un lado, la inexistencia de actuaciones musicales en
este país por parte del propio Chopin. A esto debemos añadir el predominio del
repertorio para canto y la música relacionada con la ópera. Para ilustrar esta última
afirmación recojo las palabras que Santiago de Masarnau publica en 1835 en El Artista:
Tras las interpretaciones de 1844, antes de 1874 sólo hemos encontrado a través
del vaciado hemerográfico doce interpretaciones públicas de obras de Chopin, sin
incluir las correspondientes a los ejercicios de los alumnos del Conservatorio,
comentadas en el capítulo III (si las contamos serían dieciocho), reflejadas en la tabla 3.
Y al menos cuatro de ellas están realizadas por los mismos intérpretes. Victor Mirecki y
Carlos Beck:
311
Santiago de Masarnau, «Concierto vocal e instrumental», El Artista, tomo II, entrega VII, 1835, 83-84.
312
Datos extraídos de la Biblioteca Digital Hispánica. Estas referencias son de carácter orientativo puesto
que nos es imposible detallar con exactitud todas las interpretaciones efectuadas durante estos años.
128
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
op. 3 Sebastián
1870 Víctor Mirecki y Introducción y Teatro del Cuarto concierto por
Carlos Beck polonesa brillante, en Príncipe Alfonso la sociedad de
Do mayor, para conciertos del
violonchelo y piano, Kursaal de San
op. 3 Sebastián
1871 Víctor Mirecki y Introducción y Conservatorio de
Adolfo de Quesada polonesa brillante, en Madrid
Do mayor, para
violonchelo y piano,
op. 3
17-III-1871 Titus D’Ernesti Balada Conservatorio de
Madrid
19-IV-1871 Rosa Izquierdo Bolero, op. 19 Conservatorio de
Madrid
7-7-1872 ¿? Andante Spianato y Salón Eslava
Gran Polonesa (Gran Café de
Brillante op. 22 Granada)
10-III-1873 ¿? ¿? Liceo Piquer
8-V-1873 Carlos Beck Andante Spianato y Conservatorio de
Gran Polonesa Madrid
Brillante op. 22
Como veremos en el punto siguiente, existe un contraste muy evidente entre el
número de interpretaciones de la década de 1860 y el aumento de las mismas a partir del
año 1874313. Sin embargo, ya a partir de la década de 1860 se producen una serie de
hechos que van a impulsar la recepción de la música de Chopin en España: el auge del
concierto público, el nacimiento de nuevas orquestas y sociedades musicales, la
publicación de ediciones completas de sus obras y un sensible cambio en los repertorios
para piano. El movimiento asociacionista va a favorecer que el concierto público
prospere durante estos años. Según afirma Celsa Alonso: «En los años del sexenio y la
restauración borbónica proliferan los Casinos, las Asociaciones de Amigos del País, los
Conservatorios y Escuelas de música, los Ateneos y las casas editoriales, instituciones
heterogéneas que eventualmente organizan veladas musicales»314.
Los espacios elegidos para llevar a cabo todas estas interpretaciones van a influir
en el proceso de recepción. Asimismo, también hay que tener en cuenta el tipo de
concierto propuesto y el público hacia el que va dirigido. Las actuaciones de estos
intérpretes y los conciertos públicos presentados en salones, teatros y espacios abiertos
servirían para que algunas obras del repertorio chopiniano fueran conocidas por un
público más amplio. Por lo tanto, a partir de los años sesenta se deja atrás la recepción
aislada de años anteriores, donde la música de Chopin había sido cultivada casi en
313
Para ver las interpretaciones a partir de 1874 diríjase al Anexo IV.
314
Alonso, «Salón..., 198.
129
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
exclusiva por círculos muy reducidos de la sociedad. A pesar de todo esto hay que
señalar que el peso del repertorio chopiniano será bastante discreto hasta los años
ochenta, sobre todo si lo comparamos con el protagonismo que adquirirá durante las dos
últimas décadas del siglo gracias al auge del recital para piano.
Primera parte
1º A petición de varios señores aficionados, se ejecutará la tan aplaudida fantasía a
dos pianos sobre motivos de Mozart, por los Sres. Compta y Zabala (Herz.).
2º Aria en la ópera Pia di Tolomei, por la Sra. Doña Dolores Brusola.
3º Capricho sobre dos motivos, ruso y escocés, por el Sr. Casella, acompañándole
al piano el Sr. Egea (Franchomme).
4º Fantasía Impromptu, por el Sr. Compta (Chopin).
5º Aria en la ópera Traviata, por la Sra. Doña Dolores de Espinach (Verdi).
6º Fantasia para violín (Scène de Ballet), por el Sr. Pérez (Beriot).
Segunda parte
1º Adagio y primer tiempo del Trio (en mi menor) para piano, violín y
violoncello, por la señorita aficionada, Pérez y Casella (Fesca).
2º Bolero en la ópera Vísperas Sicilianas por la Sra. Espinach (Verdi).
3º Fantasía sobre motivos de Los Hugonotes, por el Sr. Zabala (Thalberg).
4º Aria de salida, en la ópera Macbeth, por la Sra. Brusola (Verdi).
5º (Canto Di Romeo) gran fantasía de bravura, por el Sr. Casella), composición de
su hermano, acompañándole al piano el Sr. Egea (C. Casella).
6º Barcarola, por el Sr. Marín (Mercadante)
Las pieza de violín será acompañada al piano por el Sr. Moderati, y las de canto
por el Sr. Sos315.
315
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 7-IV-1866, 4.
130
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Por lo tanto, cabe señalar que estos conciertos favorecieron la entrada del
repertorio chopiniano en el concierto público. Sin embargo, las propias características
de los mismos hicieron que la recepción de este repertorio se viera limitada en cuanto a
número de interpretaciones. Según William Weber, la inclusión de la música antigua –y
por extensión la conocida como «música seria»– en los conciertos de tipo misceláneo
limitó «la autoridad que se confería a este tipo de música»316. Este mismo planteamiento
podría trasladarse a la recepción de la música del compositor polaco, que
contrariamente a lo que ocurre en el caso del recital para piano, pasaría desapercibida
entre otros tantos autores y géneros tan diversos.
316
Weber, La gran transformación en el gusto musical…, 92.
317
Cf. Ana Vega Toscano y Ramón Sobrino Sánchez, «Quesada Hore, Adolfo de», en Emilio Casares
Rodicio, dir., DMEH, vol. 8 (Madrid: SGAE, 2002), 1039-1040.
318
El Contemporáneo, Madrid, 8-III-1864, 4.
319
BRCSMM, Sig. 1/7040 (223). Cf. Ilustración 13.
131
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
ocasión a lo largo del siglo XIX. Parece como si se hubiera utilizado de eslabón entre
las fantasías de ópera –tan de moda en la época– y la música de Chopin. Esta pieza de
juventud, que el propio compositor estrenó en Viena en agosto de 1829, tuvo tal
trascendencia que hasta Clara Wieck la introdujo en su repertorio tras su primera
publicación en 1830. Cabe destacar también, como se ha mencionado anteriormente,
que esta pieza fue la elegida por Fontana para su primer concierto en La Habana el 8 de
julio de 1844 junto a otras obras relacionadas con la ópera320.
Ilustración 13: Variaciones op. 2 en Si bemol mayor, para piano y orquesta, sobre «Là ci darem la
mano» de la ópera Don Giovanni de W. A. Mozart, de F. Chopin. Edición de Georges Schonenberger
(París)
Un par de días después del concierto, El Contemporáneo publicaba la siguiente
crítica, aludiendo a la individualidad compositiva de Chopin y a la estela clásica que le
precedía:
La primera novedad del concierto fue una Fantasía sobre motivos del Don Juan de Mozart,
compuesta por Federico Chopin. Chopin es uno de los compositores que más han sabido
imprimir a sus obras el sello de un estilo propio y original. Por su educación artística, en la
que predominaron los principios de la escuela de Sebastián Bach, y por la natural
inclinación de su genio, Chopin está dentro del círculo del movimiento musical iniciado por
Weber y Beethoven; pero mostrando siempre lo que podemos llamar una verdadera
individualidad artística. Campean en sus composiciones un esquisito [sic] sentimiento, esa
poesía de la música, tanto más profunda, cuando es más vaga, una originalidad pintoresca
como la de Weber, y un culto constante a las tradiciones clásica, de las que no se apartó
nunca, ni como compositor ni como pianista, por más que la originalidad de su genio le
haya hecho producir, bajo ambos conceptos, felices innovaciones. Mucho deseamos oír en
320
Tieles Ferrer, «Julián Fontana: el introductor…, 132-133.
132
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
los siguientes conciertos alguna otra obra de este insigne artista. La fantasía de que
hablamos, fue acertadamente interpretada por el señor don Adolfo de Quesada321.
Es muy revelador que quince años después de la muerte de Chopin se presente
esta obra como novedosa, resaltando la imagen de originalidad, una de las
características que perduraría a lo largo de todo el siglo. Como podemos observar en el
párrafo anterior, a pesar de mencionar el estilo propio del compositor, la imagen de
Chopin aparece ligada ya desde un principio a la estela marcada por el canon de los
compositores clásicos. La programación de autores vinculados al canon musical
germano se vería como un elemento de modernización que como ya adelantó Santiago
de Masarnau desde la década de los años 1830, venía siendo una demanda por parte de
algunos músicos. De este modo, la imagen de la música de Chopin va a estar ligada, ya
desde los inicios de su interpretación en el concierto público, a la calidad musical.
Como ya hemos visto en capítulos anteriores, Francia fue uno de los focos de
contacto que propició que algunos pianistas españoles conocieran la música de Chopin
durante las décadas de 1840 y 1850. Pero no fue el único. Quesada nació en Madrid en
noviembre de 1830. A los seis años, y tras la muerte de su padre, viajó a La Habana
donde se formó con los más ilustres pianistas: José Miró, Julian Fontana, Pablo
Desvernine. Fue allí donde Quesada tuvo su primer contacto con la música del
compositor polaco gracias a su relación con Fontana, que fue amigo, discípulo y
testamentario de Chopin.
321
El Contemporáneo, Madrid, 8-III-1864, 4.
322
En el archivo personal de Guelbenzu se conserva una edición de estas obras dedicadas al pianista
navarro por el propio autor de las piezas.
323
José María Goizueta, «Revista Musical», La Época, Madrid, 6-XII-1865, 4.
133
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
señalando «el estudio profundo que ha hecho de Cramer, y la predilección del Sr.
Quesada por Chopin y Thalberg». A pesar de tratarse de un género muy ligado al salón
decimonónico, las mazurcas de Quesada denotan un esmerado trabajo compositivo. El
conocimiento que el pianista español tenía de las obras chopinianas se ve reflejado en
las formas utilizadas. La primera y la última tienen forma tripartita, presente en la
mayoría de mazurcas chopinianas y la segunda se asemeja a una forma rondó, similar a
la utilizada por el pianista polaco en la Mazurca op. 7 nº 1; las complejidades armónicas
y el tratamiento rítmico y melódico de estas piezas también recuerdan a las
composiciones del maestro polaco. Sin embargo, creemos que, aunque es evidente que
Quesada conocía las obras de Chopin, éstas no marcaron por completo su estética
compositiva, pudiéndose enmarcar estas obras dentro de una corriente pianística mayor,
que abogaba por un estilo compositivo de calidad sin caer en el virtuosismo vacío.
El Sr. Quesada, que cultiva la música por afición, ha tocado muchas veces esta
Polonesa, y siempre con brillante éxito, en algunas reuniones aristocráticas de Madrid, a las
cuales ha asistido el cuerpo diplomático extranjero, cuyo trato frecuenta el Sr. Quesada, en
su calidad de individuo del cuerpo diplomático español. La Polonesa que formará parte de
nuestra Biblioteca ha sido también ejecutada por el Sr. Quesada en París en casa de Érard y
en otros centros artísticos. Nosotros se la hemos oído, habiendo quedado admirados de las
bellezas que encierra. Su corte es del género Chopiniano, es decir, alemán puro. Es tan
melódica, que cantada por una Patti arrebataría, como arrebata interpretada por su autor.
Sin temor de que se nos tache de exagerados, anunciamos la publicación de esta Polonesa,
hasta ahora inédita, en el concepto de que es una verdadera joya artística324.
En 1866 llega también a España Teresa Carreño, una de las visitas más esperadas
por los aficionados a la música. Habiendo pasado ese mismo año por París y Londres, la
jovencísima solista llegaría a la Península rodeada de una gran expectación. La pianista
y compositora venezolana, a pesar de no haber cumplido todavía los trece años de edad,
324
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 8-II-1866, 1.
134
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
era todo un fenómeno musical del momento325. Manuel Rovira D’Albert redacta una
pequeña semblanza biográfica sobre Carreño y hace referencia al gran dominio que
poseía sobre los diferentes estilos pianísticos, incluyendo el de Chopin entre ellos, en un
texto publicado en noviembre de 1866 en La Época:
Sería muy difícil decidir en qué género aparece más grande, si cuando se la ve
sucesivamente atacar con fuerza y brillantez las tempestuosas dificultades de Liszt, de
Thalberg y de Gottschalk, interpretar con madura sensatez las profundas inspiraciones de
Beethoven, o esperar con exquisita sensibilidad las poéticas composiciones de Chopin,
haciendo que el piano suspire y llore bajo sus pequeñas manos, como llora y suspira en
cada una de sus notas aquel sublime compositor. […]
Pero por más que se la admire como ejecutante, nunca será bastante admirada
como compositora. […] y de su Balada en re bemol, pieza del género clásico y que revela
un atento estudio de las formas de Chopin en sus composiciones de este género, […]326.
En abril de ese mismo año, el profesor Eduardo Compta327 puso sobre el
escenario del Salón del Conservatorio la Fantasía-Impromptu op. 66. En dicho
concierto, organizado por el violonchelista Casella, se presentó el siguiente programa:
325
Mario Milanca Guzmán, «Carreño García de Sena, Teresa», en en Emilio Casares Rodicio, dir.,
DMEH, vol. 3 (Madrid: SGAE, 2002), 234-237.
326
Manuel Rovira D’Albert, «Apuntes biográficos», La Época, Madrid, 25-XI-1866, 4.
327
Eduardo Compta consigue la plaza en propiedad en el año 1863 tras haber desempeñado el cargo de
repetidor desde 1853. Algunos repetidores se encargaban de ayudar a los profesores con los cursos
inferiores y sustituirles en caso de enfermedad u otra ausencia. Cf. Laura De Miguel Fuertes, «Las
generaciones de pianistas…, 3-24.
328
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 7-IV-1866, 4.
135
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
las variaciones sobre el Don Juan de Mozart, no es casualidad que se elija esta fantasía
en vez de cualquier otra obra del catálogo chopiniano.
329
Carreras, ed., Historia de la música en España…, 486.
330
Vern Anexo IV.
136
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
18
16
14 Conciertos con 1 obra de Chopin
Conciertos con 2 ó 3 obras de Chopin
12
Concierto con 4 o más obras de Chopin
10
8
6
4
2
0
1844
1846
1848
1850
1852
1854
1856
1858
1860
1862
1864
1866
1868
1870
1872
1874
1876
1878
1880
1882
1884
1886
1888
1890
1892
1894
1896
1898
1900
Figura 2: Número de conciertos según las obras de Chopin que conforman el programa
Este concierto había sido estrenado en Varsovia en 1829, con el propio Chopin
como protagonista. Su publicación en París llegó en 1836 de la mano de Schlesinger,
331
Ibíd. 401.
332
El Imparcial, Madrid, 4-IV-1874, 4.
137
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
casi cuatro décadas antes del concierto que ofreció Power en Madrid. Este mismo
concierto había sido estrenado en la ciudad de Nueva York en noviembre de 1861 por el
pianista americano Sebastian Bach Mills, más de una década antes de que lo hiciera
Power en España333.
Según se ha podido comprobar, Carlos Beck fue el primer pianista que en mayo
de 1873 interpretó por primera vez en el Conservatorio de Madrid el célebre Andante
Spianato y Gran Polonesa Brillante op. 22 de Chopin335, obra de juventud que pronto se
consolidó en el repertorio de los pianistas españoles336. En febrero del año siguiente, El
Arte se hace eco de un concierto en ese mismo centro en el que Beck interpretó una
balda de Chopin y piezas de «otros célebres compositores». En las siguientes líneas
pertenecientes a este artículo se puede comprobar que este tipo de repertorio no era
frecuente, puesto que se resalta la admiración de conocer las obras de compositores
como Chopin, Rubinstein, Schuman y Ritter: «Pero el que verdaderamente nos dejó
admirados fue el Sr. Beck, demostrándonos que le son familiares las composiciones de
Chopin, Rubinstein, Schumann y Ritter: su excelente escuela, pulsación, uso de pedales
y correcta ejecución, entusiasmaron al distinguido auditorio […]»337. Durante los años
siguientes seguiría incluyendo obras de Chopin en sus conciertos en el Conservatorio,
en el Teatro de la Zarzuela, en el Teatro de la Comedia, en el Ateneo de Madrid, etc.
Entre todos ellos destaca el que tuvo lugar en abril de 1879 en el Teatro del Príncipe
333
Rosenblum, «A composer know here..., 323.
334
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 28-II-1872, 4.
335
La Época, Madrid, 18-V-1873, 4.
336
Ver obras más interpretadas en el capítulo V.
337
El Arte, Madrid, 1-II-1874, 3.
138
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Alfonso, donde interpretó el segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta
nº 1 en mi menor op. 11 de Chopin bajo la batuta de Mariano Vázquez338.
Primera parte:
Nocturno y polonesa en la bemol de Chopin y un estudio de Mathias (Tragó).
Romanza de la ópera Capulei ed i Montecchi (Señorita Fons).
Duettino de Campana Guarda che bianca luna (Elena Sánza y Srta. Fons).
Variaciones para arpa de Haendel, una de sus composiciones y otra de Ketten
(Lebano).
Il sogno, de Mercadante, acompañada por Mirecki e Inzenga y Dormi pure (Elena
Sánz ).
Segunda parte:
Polaca de la ópera Mignon (Srta. Fons).
Rapsodia húngara de Liszt (Tragó).
338
La Época, Madrid, 5-IV-1879, 3.
339
La Época, Madrid, 17-IV-1883, 2.
139
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Reverie de Vieuxtemps.
Dos canciones napolitanas (Sr. Corto)340.
340
Ídem.
341
J. M. Esperanza y Sola, «Revista musical», La Ilustración Española y Americana, Madrid, 30-VI-
1884, 13-14.
140
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Este espació tuvo un papel muy importante en el desarrollo del recital para
piano. En marzo de 1886, dos meses más tarde del concierto mencionado más adelante
en el que Albéniz ofrecía hasta seis piezas del compositor polaco en el Salón Romero,
ese mismo espacio vuelve a acoger un recital para piano, esta vez protagonizado por el
pianista Javier Jiménez Delgado343. La Época publica una crónica en la que se analizaba
la participación de este pianista, interpretando en solitario obras «que representan todos
los artistas de piano, desde Beethoven acá, presentadas a modo de exhibición y con el
fin de demostrar el conocimiento de ellas, dando preferencia a la elegante y original
música de Chopin, que formaba la segunda parte del concierto». De su actuación se dijo
en este diario que «tuvo momentos y obras en que hizo mucho y con singular acierto,
sobre todo, en la música de Chopin, que es su autor predilecto, y que toca con especial
esmero»344. Al igual que en el caso de Albéniz, el crítico de La Época señala la
importancia que Chopin tiene para Jiménez Delgado. La segunda parte del mencionado
concierto estuvo compuesta íntegramente por las siguientes obras del pianista polaco:
Scherzo, Polonesa en la bemol, Polonesa en do sostenido, Impromptu, Berceuse,
Mazurka [sic.], Wals [sic.] en la bemol, Wals [sic.] en la menor, Wals [sic.] en re bemol.
Primera parte:
Melodía……………………………………………..………….. A. Rubinstein
Fuga, Scherzo………………………………….……….………. F. Mendelssohn
Minueto, Rondó……………………………….………...……… L. v. Beethoven
Andante, Scherzo…………………………….…………………. C. M. v. Weber
Segunda parte:
Scherzo………………………………………………………..... F. Chopin
Polonesa en la bemol……………………………………….….. F. Chopin
Polonesa en do sostenido……………………………...……….. F. Chopin
342
Ver el Anexo IV con el cuadro de interpretaciones.
343
Javier Jiménez Delgado, nacido en 1849 en Málaga, fue alumno de Manuel Mendizábal en el Real
Conservatorio de Música de Madrid. Cf. Carmen Ramírez Rodríguez, «Semblanza biográfica, criterios
pedagógicos y aproximación al pianismo de Javier Jiménez Delgado (1849-1910)», Cuadernos de Música
Iberoamericana, vol. 27, enero-diciembre (2014), 131-156.
344
La Época, Madrid, 30-III-1886, 2.
141
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Impromptu…………………………………………..………….. F. Chopin
Berceuse…………………………………………….………….. F. Chopin
Mazurka……………………………………………….……….. F. Chopin
Wals en la bemol……………………………………………….. F. Chopin
Wals en la menor……………………………………………….. F. Chopin
Wals en re bemol……………………………………………….. F. Chopin
Tercera parte:
Serenata de Mephisto…………………………………………… Redon
Paseos de un solitario (nº1, nº6, nº15)………………………….. Heller
Soledad, meditación………………………….…………………. Aceves
Marcha de las bodas de Lohengrin (transcripción)……………. F. Liszt
Dans les bois (estudio)……………………………………….…. F. Liszt
Serenata española…………………………………………….… Ketten
Crine dorato, wals……………………………………………… Sanflorenzo345
Otro ejemplo del predominio de las piezas chopinianas en el repertorio para
piano solo de estos años es el concierto que Mariano Barber ofreció en Madrid el 25 de
marzo de 1891. El Salón Romero fue testigo de recitales de otros pianistas en los que la
música de Chopin acaparó una parte entera del programa, siendo como en este caso, el
único autor que se repite además del propio pianista-compositor.
Primera parte:
Andante, Minuetto……………………………………... C. M. v. Weber
Una fiesta en España……………….……………….…. D. Zabalza
Segunda mazurka de concierto……………………..….. J. T. Steger
Barcarola………………………………………………. M. Barber
Vals caprichoso……………………….……………..…. M. Barber
Segunda parte:
Estudio………………………………..……………….. F. Chopin
Balada…………………………………..….………….. F. Chopin
Nocturno…………………………………...………….. F. Chopin
Impromptu…………………………………………….. F. Chopin
Vals……………………….………………..………….. F. Chopin
Gran polonesa………………………………..……….. F. Chopin346
Además de en otras muchas salas, casinos y centros filarmónicos repartidos por
toda la Península –como se puede comprobar en el Anexo IV–, la música de Chopin es
una constante en la vida musical catalana de las últimas décadas del siglo XIX. El
aumento de conciertos llevados a cabo por pianistas de talla nacional e internacional
hace que el repertorio chopiniano esté presente en espacios tan significativos como el
salón de la casa Bernareggi, el Ateneo Barcelonés, el establecimiento de pianos de D.
Tomás Homs y la sucursal Érard en Barcelona.
345
El Día, Madrid, 21-III-1886, 2.
346
El Día, Madrid, 24-III-1891, 3.
142
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Los teatros, diseñados para albergar una gran cantidad de público y dotados de
un espacio escénico más amplio, son los lugares elegidos por los grandes virtuosos
extranjeros que visitan España. Si bien es verdad que en estos espacios encontramos
más ejemplos de obras chopinianas compuestas para piano y orquesta, la polivalencia
del repertorio de este compositor y la diversidad de los programas musicales propuestos
hacen que obras de pequeño formato como nocturnos o polonesas, se escuchen en estas
grandes salas. De entre ellos podemos destacar el Teatro de la Alhambra, el Teatro
Español, el Teatro de la Comedia, el Teatro del Príncipe Alfonso, el Teatro de la
Zarzuela, el Teatro de Apolo, el Teatro Principal de Barcelona, el Liceo de Barcelona,
etc.
Primera parte:
Sinfonía; la pieza en un acto Asirse de un cabello, por la señora doña Matilde Díez
y el Sr. Catalina.
Segunda parte:
Sinfonía; La danza de las sílfides, por la señorita Cervantes; aria de D. Carlos, por
el señor Castro; fantasía de la Favorita, por el Sr. Tragó; dúo de la Mutta, por la señorita
Cervantes y el Sr. Matas; cavatina de la Sonámbula, por la señorita O’Campo; gran fantasía
sobre motivos del Moisés por la señorita Cervantes.
Tercera parte:
Sinfonía; dúo de arpa y piano por la señorita Esperalda Cervantes y el Sr. Power;
rondó de los Puritanos, por la señora de Pineda; fantasóa sobre motivos de Marta, por la
347
La Dinastía, Barcelona, 14-III-1888, 3.
143
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
señorita Cervantes; rondó en mi bemol, de Chopin, por el Sr. Power; cavatina de Hernani,
por el Sr. Castro, solo de violín, por el Sr. Mata; meditación la Paz, por la señorita
Cervantes348.
En este concierto se puede comprobar el predominio del repertorio operístico, y
en el caso del piano, las fantasías y otras obras que contengan pasajes de brillante
virtuosismo como es el caso del Rondó en Mi bemol mayor op. 16 de Chopin. Como
hemos comentado más arriba, los teatros son los espacios más indicados para albergar
los conciertos en los que participa un número importante de instrumentistas. Sin dejar
de lado la variedad a la hora de conformar el programa, un ejemplo de concierto en el
que el repertorio instrumental acapara por completo la sesión es el que tuvo lugar en el
Teatro del Príncipe Alfonso el 6 de abril de 1879. En esta sesión, el pianista Carlos
Beck interpretó el segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta en mi
menor de Chopin. A continuación transcribo el programa de este concierto:
Primera parte:
«Marcha religiosa», Espí.
«Jesús de Nazareth» (canto religioso), instrumentado por el socio Sr. Braca,
Gounod.
«Larghetto del Quinteto» en la (obra 587) para instrumetnos de cuerda y clarinete,
Mozart.
«Polonesa brillante» para piano (obra 72) instrumentada por Liszt y ejecutada por
el Sr. D. Carlos Beck, Weber.
«Romanza del gran concierto» para piano en mi menor ejecutada por el Sr. Beck,
Chopin.
Segunda parte:
«Gran septeto» (obra 20) para clarinete, fagot, trompa, violín, viola, violón y
contrabajo, ejecutado por los Sres. Fischer (D. Federico), Viglieth, Font y todos los
instrumentistas de cuerda, Beethoven349.
Uno de los lugares que hizo que la música fuera más accesible es sin duda el
café. Lo cierto es que no hemos encontrado muchos ejemplos en los que la música de
Chopin estuviera presente en estos espacios. Sin embargo, al igual que ocurre en la
década de los años sesenta y setenta en el Conservatorio, puede que parte del repertorio
chopiniano se colase entre las fantasías y variaciones de moda. En concreto me estoy
refiriendo a las obras de carácter brillante y más virtuosístico –impromptus, el Andante
Spianato y Gran Polonesa Brillante op. 22 y la celebérrima Marcha fúnebre–. En estas
obras predomina el efectismo pianístico que se encuadra perfectamente en el objetivo
último de estas veladas, la diversión. En estos casos, el repertorio no está escogido
cuidadosamente para ofrecer un programa coherente –como veremos más adelante en
348
La Correspondencia de España, Madrid, 12-V-1875, 6.
349
El Imparcial, Madrid, 6-IV-1879, 3.
144
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
los recitales para piano– sino que se pretende embelesar al público asistente con un
alarde de ejecuciones brillantes y bellas melodías. Un ejemplo de esto es el programa
que el Diario Oficial de Avisos de Madrid publica en julio de 1872, anunciando un
concierto en el Gran Café Granada situado en el Pasadizo de San Ginés de Madrid en el
que se incluye el Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante op. 22.
Ilustración 15: Programa del concierto ofrecido el 7 de julio de 1872 en el Gran Café de Granada
Sin embargo, como podemos observar en la descripción que publica La Iberia de
una velada literario-musical celebrada en febrero de 1880, la música instrumental
seguiría teniendo un papel secundario en muchas ocasiones a lo largo de todo el siglo,
subordinada a la importancia de las obras teatrales o el repertorio para voz. La música,
por lo tanto, se entendía como una manera de entretener y agradar, una función
totalmente distinta a la que veremos más adelante con el desarrollo del recital para
piano. La obra elegida por la intérprete de piano es una fantasía de Chopin, género más
cercano a los gustos musicales de esos años.
En el Liceo Cervantes se verificó anoche una agradable velada, en la que se ejecutaron por
varios socios y distinguidas señoritas las piezas A tiempo, Justicia y no por mi casa y las
Cuatro esquinas. Todas estas obras fueron discretamente interpretadas, mereciendo cuantos
tomaron parte en su desempeño los aplausos de la numerosa y escogida concurrencia.
En los intermedios se leyeron poesías y se ejecutaron algunas piezas de música. La
Srta. Doña Purificación Feltrer leyó una dolora de Campoamor con verdadera inteligencia y
agradabilísima entonación, haciendo resaltar las bellezas que la composición contiene.
La Srta. Doña Matilde Feltrer tocó al piano una fantasía de Chopin, luciendo al par
de una ejecución esmeradísima, la delicadeza y el sentimiento más exquisito.
La Srta. Doña Salud Caron fue también objeto de las muestras de aprobación del
auditorio en la lectura de una poesía de Zorrilla y en las obras en que tomó parte.
145
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Una de las instituciones musicales más relevantes del siglo XIX fue la Sociedad
de Cuartetos. Las reuniones privadas de aquellos músicos o expertos aficionados que se
350
La Iberia, Madrid, 19-II-1880, 3.
351
La Época, Madrid, 18-III-1879, 3.
146
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
afanaban por escuchar la música clásica en los salones se reconvierten en una sociedad
organizada en temporadas dispuestas para sus abonados. Como veremos a lo largo de
este punto, la tardía introducción de la música para piano de Chopin en esta sociedad
corresponde con un momento en el que la música del compositor polaco comenzaba a
gozar de cierta popularidad.
352
Weber, La gran transformación en el gusto musical…, 53
353
Carreras, ed., Historia de la música en España…, 492.
354
Ester Aguado Sánchez, «El repertorio interpretado por la Sociedad de Cuartetos de Madrid (1863-
1894)», Música: Revista del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, nº 7-9 (2000-2002), 27-
142.
355
Mónica García Velasco, «La Sociedad de Cuartetos de Madrid (1863-1864», Cuadernos de música
iberoamericana, vol. 8-9 (2001), 149-194.
147
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
de Rojas que lleva por título Cuadros sinópticos de las sesiones celebradas por la
Sociedad de Cuartetos en su primera década356, podemos señalar que durante la
primera etapa de la sociedad predominan las obras de Beethoven, Haydn, Mendelssohn
y Mozart. Junto a estos compositores observamos también obras de autores españoles
como Adalid, Sánchez Allú y el cubano Espadero.
Aunque muchos autores consagrados y otros algo más olvidados habían sido
incluidos en el repertorio de la Sociedad de Cuartetos, J. Gómez Landero y Moreno
publica una crítica en 1880 en la que reprocha a dicha sociedad que su programación
sea monótona. Desde las páginas de la Crónica de la Música sugiere una serie de piezas
que se podrían interpretar, entre ellas una de las pocas obras de cámara de Chopin, el
Trío op. 8 en Sol menor, para piano, violín y violonchelo:
Quizá alguna de estas obras haya sido ejecutada; pero si es así, tenemos la certeza de que
no son más de dos las que se encuentran en este caso.
La lista que sigue convencerá a quien, falto de conocimientos y hábito, de
entusiasmo, ha creído que la Crónica de la Música censuraba por sistema, cómo nuestra
conducta está tan justificada como es injustificable el proceder de la Sociedad de Cuartetos
al no ejecutar las siguientes obras:
Tríos.
Weber… Ob. 63. Trío en sol menor.
Beethoven… Obs. 55, 61, 70 y 91.
Rubinstein… Obs. 15 y 52.
356
José María Provanza y Fernández de Rojas, Cuadros sinópticos de las sesiones celebradas por la
Sociedad de Cuartetos en su primera década (Madrid: Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1872).
357
Ver Tabla 7.
358
El Heraldo de Madrid, Madrid, 21-II-1900, 3.
148
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Chopin… Ob. 8.
Schubert… Trío en sib. Ob. 99, y en mib, op.100.
[…].359
En el caso de Chopin parece ser que no sirvieron de nada estas reivindicaciones,
ya que durante los años de existencia de la sociedad nunca se llegó a interpretar el trío
anteriormente citado. Parece ser que estas críticas desembocaron en la destitución de
Gómez Landero, que fue sustituido al mes siguiente por Adelardo Ortiz de Pinedo.
A partir del año 1866 se incluye alguna sonata para piano solo en los conciertos
de esta institución. Sin embargo, para encontrar obras del compositor polaco para piano
solo en los programas de la Sociedad de Cuartetos habría que esperar hasta 1887. En
febrero de ese mismo año, El Imparcial anuncia varias «piezas no oídas en estas
sesiones»360 de Chopin, Svendsen y Raff.
359
J. Gómez Landero y Moreno, «Sociedad de cuartetos», Crónica de la música, 23-XII, 1880, 1.
360
El Imparcial, Madrid, 10-II-1887, 4.
361
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 9-II-1887, 3.
149
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Vivace y Andante de la Sonata para violonchelo y piano en re mayor op. 183; interpretado
por Mirecki y Tragó……………………………………………………………….…. J. Raff
Romanza para violín con acompañamiento de piano en re op. 26 (arreglado de la Romanza
para violín y orquesta op. 26); interpretada por Monasterio y Tragó……….…. J. Svendsen
Cuarteto de cuerda con piano en fa menor op. 2; interpretado por Monasterio, Lestán,
Mirecki y Tragó…………………………………………………………….. F. Mendelssohn
Polonesa para piano en La bemol mayor op. 53; interpretada por Tragó……. F. Chopin362
Como hemos podido comprobar más arriba, estas mismas obras fueron las
elegidas para el concierto inaugural de la Sala Zozaya en 1883. Durante la última sesión
de la temporada siguiente, que tuvo lugar el 27 de enero de 1888 en el Salón Romero,
José Tragó puso sobre el escenario la Sonata para piano número 2 en si bemol menor
op. 35 de Chopin.
Cuarteto de cuerda en si bemol mayor K. 458; interpretado por Monasterio, Pérez, Lestán y
Mirecki………………………………………………………………….…….. W. A. Mozart
Cuarteto de cuerda con piano en mi bemol mayor (arreglado por el autor del Quinteto op.
16); interpretado por Monasterio, Pérez, Lestán y Mirecki………………... L. v. Beethoven
Nocturno para piano [sin especificar]; interpretado Chevallier……………….… F. Chopin
Korrigane para violonchelo; interpretado por Mirecki…………………………….... Delsart
Gran Polonesa para piano en mi bemol op. 22; interpretada por Chevallier…….. F. Chopin
362
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 9-II-1887, 3.
363
La Correspondencia de España, Madrid, 11-III-1890, 2.
150
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
«Rosamunda» obertura, Schubert.
«Intermezzo scherzoso», Reinaold
364
Ver la división de etapas que realiza Ramón Sobrino, coincidiendo este periodo con el de la
normalización de la actividad sinfónica (1877-1891). Ramón Sobrino, «La música sinfónica en el siglo
XIX», en Casares, Emilio y Alonso, Celsa, eds. La música española en el siglo XIX, 315-316. Oviedo:
Universidad de Oviedo, 1995.
365
El Imparcial, Madrid, 31-III-1884, 2.
151
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Segunda parte:
Primera sinfonía en Do, Mendelssohn.
Tercera parte:
«Gran polonesa» para piano, con acompañamiento de orquesta, Chopin.
«Dernier Amour», Gottschalk.
«Wals», Chopin.
«Marcha húngara», Kowalski
«Danse des Bohémiens», Godard366.
Uno de los ejemplos de pianistas extranjeros que incluyeron la música de
Chopin en su conciertos por España a partir de 1880 fue Camille Saint-Saëns. El
pianista parisino ofreció conciertos en varias ciudades españolas entre los años 1880 y
1881. El domingo 10 de octubre de 1880 participa en un concierto en el Teatro del
Príncipe Alfonso de Madrid junto con el violinista Paul Viardot, hijo de la afamada
Pauline Viardot y la orquesta de la Sociedad de Conciertos, dirigida por el maestro
Vázquez. En dicho concierto interpretó el Nocturno en fa sostenido mayor Op. 15 nº2
de Chopin «en el que lució el eminente autor su ejecución prodigiosa»367.
Primera parte:
Overtura de La estrella del Norte……………………………….……………….. Meyerbeer
Concierto Romántico para violín y orquesta (Paul Viardot)….…………………. B. Godard
Segunda parte:
Concierto en do menor para piano y orquesta………………………..………… Saint-Saëns
Tercera parte:
Preludio de Le Deluge, para orquesta, con solo de violín (Paul Viardot)…….… Saint-Saëns
Nocturno en fa sostenido………………………………………………………….…. Chopin
Transcripción de una Gavota de Bach………………………………………..… Saint-Saëns
Marcha Heroica, para orquesta……………………………….……………… Saint-Saëns368
Camille Saint-Saëns regresó a España años después para participar en diferentes
festivales celebrados en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. En esta ciudad se
produjo sin duda una de las veladas más memorables de este compositor en España.
Junto a Enrique Granados, en 1908, puso sobre el escenario la Sonata en si bemol, de
Chopin, transcrita para dos pianos por el propio Saint-Saëns369.
366
El Imparcial, Madrid, 30-III-1884, 3.
367
La Época, Madrid, 11-X-1880, 2.
368
Crónica de la Música, Madrid, 7-X-1880, 7.
369
Mutsumi Fukushima, «La presencia de los principales pianistas extranjeros en Barcelona durante las
dos últimas décadas del siglo XIX», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920
(Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015), 301-302.
152
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
370
Weber, La gran transformación en el gusto musical…, 159.
371
Ibíd. 263.
372
La España Musical, Barcelona, 18-X-1866, 2.
153
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Miralles seguía un método que consistía en «leer la vida de los autores cuyas obras se
quiere estudiar y enterarse, si es posible, de las circunstancias en que se compusieron,
para comprender bien cual era en aquel momento la disposición de ánimo del autor y
poderla reflejar en la ejecución».
Este concierto no era un recital para piano al uso, sino que viene enmarcado en
una corriente proveniente de Europa que pretende mostrar los autores del pasado y que
tendrá, como veremos más a continuación, un gran impacto durante las dos últimas
décadas del siglo XIX. El año 1866, fecha en la que se produce el citado concierto de
Miralles, es un momento clave para la historia de la recepción musical en Barcelona.
Según Francesc Bonastre i Bertran, fue en ese año cuando se tiene constancia de la
primera interpretación de la música de Bach en la Ciudad Condal, y un año después, el
12 de marzo de 1867 se recoge la primera pieza de Händel en el Gran Teatro del
Liceo373.
373
Francesc Bonastre i Bertran, «Recepció de la música de Georg Friedrich Händel a la Barcelona del
segle XIX», Recerca Musicològica, XX-XXI (2013-2014), 54.
374
La España Musical, Barcelona, 4-VIII-1870.
154
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Estos virtuosos van a causar gran expectación entre el público y los músicos
locales. Es habitual que en las crónicas publicadas en la prensa se ponga de manifiesto
la correcta comprensión de la música de Chopin por parte de estos pianistas. De este
modo, se convierten en referentes interpretativos de este repertorio. Además, sus
múltiples conciertos repartidos por la geografía española ayudaron a extender y
popularizar las obras del compositor polaco. Los recitales de estos pianistas en los que
se incluye música de Chopin se concentran sobre todo durante las dos últimas décadas
del siglo XIX. Este hecho ayudaría a consolidar la música de Chopin dentro del canon
musical del momento, adquiriendo cada vez más protagonismo dentro de los programas
de concierto.
155
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Tabla 4: Conciertos en los que se interpretan 3 o más piezas de Chopin dentro de un mismo programa
156
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
157
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
menor
29-XII-1893 José Tragó Dos estudios y un nocturno
9-III-1894 José Tragó Sonata para piano nº 2, en si
bemol menor, op. 35, Concierto
nº 1, en mi menor, op. 11;
Balada nº 3, en La bemol mayor,
op. 47, Preludio en Re bemol
mayor, op. 28 nº 15, Nocturno
en si bemol menor op. 9 nº 1,
Estudio en do sostenido menor
op. 25, Estudio en si menor op.
25
22-III-1895 José Tragó Fantasía en fa menor op. 49,
Impromptu en La bemol mayor,
op. 29, Nocturno en Re bemol
mayor op. 27 nº 2, Polonesa en
do sostenido menor op 26, Vals
en La bemol mayor op. 34 nº 1
13-VII-1895 Montserrat Sampere Scherzo nº 1, en si menor, op.
20; Nocturno, Impromptu en do
sostenido menor, «Fantasía-
impromptu» op. póstumo 66,
Concierto nº 1, en mi menor, op.
11 (Allegro moderato)
10-V-1896 Montserrat Sampere Polonesa en do sostenido menor,
Estudio en do sostenido menor,
Impromptu en do sostenido
menor, «Fantasía-impromptu»
op. póstumo 66, Concierto nº 1,
en mi menor, op. 11 (Primero
movimiento)
4-X-1896 Joaquín Malats Berceuse en Re bemol mayor,
op. 57; vals y Balada nº 3, en La
bemol mayor, op. 47
15-II-1897 Joaquín Malats Balada, Berceuse en Re bemol
mayor, op. 57 y Fantasía, op. 49
7-XI-1897 Harold Bauer Balada, Andante Spianato y
Gran Polonesa Brillante op. 22,
vals
4-IV-1899 Canuto Berea Nocturno, estudio, preludio y
vals
5-VI-1899 Alejandro Ribó Berceuse en Re bemol mayor,
op. 57, Tarantella en La bemol
mayor, op. 43, Polonesa en La
bemol mayor, op. 53 y Andante
Spianato y Gran Polonesa
Brillante op. 22, vals
7-X-1899 Monturiol Vals op. 42, Estudio en la
menor, Nocturno op. 48 nº1,
Polonesa en La bemol mayor,
op. 53
21-V-1900 José Tragó Balada nº 4, en fa menor, op.
52, Mazurca op. 50, Nocturno en
sol menor op. 37, Vals en La
bemol mayor op. 42
158
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Tras haber analizado los programas de concierto de los principales pianistas del
último tercio del siglo XIX se observa que la organización de las piezas escogidas por
Anton Rubinstein, Isaac Albéniz, Jiménez Delgado, Carlos G. Vidiella y José Tragó375
responde a un interés por presentar un amplio abanico de obras compuestas por los
autores más representativos de la historia del piano. Esta disposición está influida por la
creciente corriente historicista presente en Europa a finales de los años ochenta que
promulga una especie de «museificación musical», planteando una retrospectiva a los
compositores más relevantes del pasado376. De esta forma, el pianista da a entender que
es capaz de adaptarse e interpretar correctamente los diferentes estilos y características
singulares de cada compositor. La música de Chopin, como veremos a continuación, no
solo comparte espacio con otros autores de los siglos XVII, XVIII y XIX sino que está
presente en una posición destacada, siendo uno de los compositores que gozaría de más
minutos dentro de los conciertos de estos últimos años.
Primera parte:
Overtura «Egmont»………………….…….. L. v. Beethoven
Rondó……………………………………….. W. A. Mozart
Giga……………………………………..….. G. F. Haendel
Sonata op. 53……………………………….. L. v. Beethoven
Segunda parte:
Fantasía…………………………………….. F. Chopin
Barcarola……………….…………….…….. F. Chopin
Mazurca……………….……………...…….. F. Chopin
Vals…………………….………………..….. F. Chopin
Estudio…….………………………….…….. F. Chopin
375
José Tragó y su relación con el repertorio chopiniano se trata de forma más amplia en el siguiente
punto.
376
Cf. Annegret Fauser, «De arqueología musical. La música barroca y la Exposición Universal de
1889», en Miguel Ángel Marín López y Juan José Carreras López, coords., Concierto barroco: estudios
sobre música, dramaturgia e historia cultural (Logroño: Universidad de la Rioja, 2004), 289-308.
159
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Tercera parte:
Carnaval……………….…………………… R. Schumann
Suite…………………….…………………... A. Rubinstein
Romanza………………..……….………….. A. Rubinstein
Barcarola……………….………………….. A. Rubinstein
Estudio………………….………………….. A. Rubinstein377
Un año después de la gira de Rubinstein por España, Isaac Albéniz plantea un
concierto en Córdoba dividido en tres partes. La primera de estas se completa
exclusivamente con obras del compositor polaco mientras que en las otras dos, se
pudieron escuchar otros autores como Bach, Scarlatti, Weber, Wagner, etc.
Primera parte:
Polonesa en la…………………………………............................................................F. Chopin
Polonesa en mi bemol…………………………………………………………….. F. Chopin
Impromptu núm. 1………………………………………………………………… F. Chopin
Mazurka 6………………………………………………………………………… F. Chopin
Mazurka 7…………………………………………………………………………………F. Chopin
Polonesa en do sostenido…………………………………………………………. F. Chopin
Polonesa en la bemol……………………………………………………………...F. Chopin
Segunda parte:
Sonata…………………………………………………………………………….D. Scarlatti
Andante………………………………………………………………………….. D. Scarlatti
Giga………………………………………………………………………………………. D. Scarlatti
Rigodón………………………………………………………………………. J. Ph. Rameau
Tocata……………………………………………………………………………... J. S. Bach
Sonata……………………………………………………………………………….. Durante
Tercera parte:
Allegro de concierto………………………………………………………… C. M. v. Weber
Fantasía sobre motivos de Rigoletto………………………………………………… F. Liszt
Murmures de la forêt (Estudio)………………………………………………………F. Liszt
Wals favorito………………………………………………………………………….. J. Raff
Pavanas 1 y 2………………………………………………….………………….. I. Albéniz
Tempestad (Fragmento de la Trilogía «El anillo de los Nibelungen»)………...R. Wagner378
377
Crónica de la Música, Madrid, 3-II-1881, 2
378
Crónica de la música, Madrid, 24-V-1882, 6.
160
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Del mismo modo, en estos conciertos se denota una clara intención pedagógica.
En estas sesiones aparece implícito el pensamiento krausista muy cercano a alguno de
estos pianistas379. El intérprete se convierte en el transmisor y a la vez educador de lo
que viene a denominarse «buen gusto musical», que se corresponde con este tipo de
repertorio clásico. Siendo conocedor y estudioso de esta música debe ilustrar e instruir
tanto a sus alumnos como a su público. La confección de estos programas tan
enciclopédicos pretendía paliar ese supuesto atraso musical que históricamente se venía
denunciando y encaminar al público hacia una modernización más propia de las
sociedades avanzadas380. Felipe Pedrell, a propósito de los conciertos de carácter
histórico que el pianista catalán Carles G. Vidiella –cuya recepción analizaremos más
adelante– ofreció en 1891 en Barcelona, escribe un artículo en el Diario de Barcelona
mencionando este tema. Según el musicólogo catalán, los conciertos basados en un
planteamiento histórico son «de gran eficacia para la educación musical». Además,
añade que «el piano presta utilísimos servicios, no únicamente al compositor, sino que,
379
Observese la relación entre José Tragó y el krausismo en España en Leticia Sánchez de Andrés, La
música en el ideario y la acción del krausismo e institucionismo españoles, tesis doctoral (Madrid:
Universidad Complutense de Madrid, 2006), 102; Leticia Sánchez de Andrés, Música para un ideal:
Pensamiento y actividad musical del krausismo e institucionismo españoles (1854-1936)(Madrid:
Sociedad Española de Músicología, 2009).
380
Carreras, ed., Historia de la música en España…, 486-187.
161
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
381
Felipe Pedrell, «Vidiella y la escuela catalana de piano», Diario de Barcelona, XI-1891.
162
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Puede que los repertorios interpretados por los grandes pianistas llegados del
extranjero sirvieran de ejemplo a los músicos españoles. Sin embargo, creemos que no
se debe relacionar únicamente este cambio en el repertorio de los pianistas españoles
con la visita de los virtuosos extranjeros. La movilidad de los músicos peninsulares
siguió siendo frecuente a lo largo de todo el siglo XIX, por lo tanto estos pianistas no
eran ajenos a las corrientes musicales que se estaban cultivando fuera de España.
El contacto con Francia y otros países junto con la movilidad de los músicos son
elementos que seguirán siendo de interés para el estudio de la recepción de este
repertorio en España a lo largo de todo el siglo XIX. Muchos concertistas españoles, al
igual que ocurre con otros virtuosos de diferentes partes del mundo, se sienten atraídos
por las experiencias musicales que brinda París. Motivados por la necesidad de mejorar
su formación artística, harían todo lo posible por acceder a los estudios del
Conservatorio de París383. De la misma forma que los intérpretes emigrantes durante la
382
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-XI-1891, 4.
383
Para profundizar más en el marco académico de la enseñanza del piano en París cf. Bergadà
Armengol, «París y los pianistas españoles…, 721-735.
163
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
primera mitad de siglo, estas jóvenes promesas musicales tomarían contacto con las
corrientes artísticas y los repertorios internacionales.
Estudiar con los profesores del Conservatorio de París era todo un lujo, pero lo
que verdaderamente otorgaba un prestigio como virtuoso a nivel europeo era hacerse
con el primer premio del Conservatorio. Este evento tenía tanta trascendencia
internacional que la propia prensa española detallaba algunos rasgos del mismo. Para el
caso que nos ocupa, la música de Chopin se señala como obligatoria para presentarse a
este concierto, hecho significativo que marca una referencia para los pianistas españoles
con una ambición profesional. Entre los concertistas que se alzaron con este galardón en
el siglo XIX encontramos a pianistas españoles como: Blas Mª Colomer en 1861,
Ignacio Mª Cervantes en 1866, José Manuel Jiménez en 1876, José Tragó en 1877,
Mario Calado en 1881, Genaro Vallejos en 1882, Pilar Fernández de la Mora en
1884384, Santiago Riera en 1881, Joaquín Malats en 1893, Ricardo Viñes en 1894 y
Mercedes Rigalt en 1896385.
384
La Sonata nº3 en si menor op. 58 fue la obra elegida para ser interpretada a primera vista en las
pruebas que coronaron a Pilar Fernández de la Mora como la primera española en lograr el primer premio
de piano del Conservatorio de París (La Ilustración Española y Americana, Madrid, 15-VIII-1884, 3).
385
Bergadà Armengol, «París y los pianistas españoles…, 723.
164
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
Overtura ejecutada por la orquesta………………………………………… [Sin especificar]
Allegro Scherzando, del concierto en sol menor para piano y orquesta (primera audición)
ejecutado por Tragó………………………………………………………….. C. Saint-Saens
Andante sostenido y Allegro con gusto, de la sonata para flauta, op. 69 ejecutado por
González……………………………………………………………………………... Kuhlau
Estudio para piano ejecutado por Tragó…………………………………………….. Henselt
386
María Almudena Sánchez Martínez, José Tragó y Arana (1856-1934) Pianista y compositor español,
tesis doctoral (Oviedo: Universidad de Oviedo, 2015), 746.
387
Ibíd. 747.
388
Interpreta otras obras como el Nocturno op. 27 nº 2, en Re bemol mayor o el Nocturno op. 15 nº 2, en
Fa sostenido mayor.
389
La Época, Madrid, 15-I-1878, 4.
390
El Globo, Madrid, 28-V-1878, 3.
165
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Segunda parte:
Concierto en mi menor (Allegro, Romanza, Rondó final) ejecutado por Tragó……. Chopin
Tercera parte:
Fantasía capricho para violín; ejecutada por Amato………………………..… Vieuxtemps
Mazurka; ejecutada por Tragó……………………………………………………… Quesada
Serenata española; ejecutada por Tragó………………………………………...…… Ketten
Chant du Braconier; ejecutada por Tragó…………………………………………...… Ritter
Despedida; ejecutada por Blasco…………………………………………………..….. Chapí
Gran fantasía húngara para piano y orquesta (primera audición); ejecutada por
Tragó............................................................................................................................ Liszt391
En este programa vemos cómo la música de Chopin, sobre todo con el concierto
para piano ocupando el protagonismo de la segunda parte, ya goza de una posición
destacada. Además de Tragó, participan otros profesores de la Sociedad de Conciertos,
manteniendo la variedad entre intérpretes y repertorio propia del concierto misceláneo.
391
El Imparcial, Madrid, 26-V-1878, 3.
392
En marzo de 1894 también se insiste en que muestre sus habilidades al teclado en Francia: «Diríamos
lo que hizo nuestro célebre pianista, si la justicia, en este caso, no tuviera aspecto de adulación. El Sr.
Tragó demostró ser uno de los primeros pianistas de Europa, y al aconsejarle anoche una dama tan
respetada por su elevadísima posición social como estimada por su talento y buen gusto que hiciera un
viaje para que le oyeran en el extranjero, porque resultaría honroso para el artista, para el Conservatorio y
para España, decía una verdad evidente». (El Día, Madrid, 10-III-1894, 3).
393
El Día, Madrid, 10-IV-1894, 4.
394
La Época, Madrid, 19-V-1880, 4.
166
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
En abril del año siguiente, en la Sala Érard, «la música de Chopin salió a brillar
en el teclado con el Nocturno en fa, admirablemente ejecutado por el simpático
protagonista»395. En esa misma sala, Fernando Aranda, profesor del Conservatorio de
Madrid, interpretó la Introducción y polonesa brillante op.3, en Do mayor, para
violonchelo y piano en 1881396.
395
La Iberia, Madrid, 30-IV-1881, 2.
396
Crónica de la Música, Madrid, 27-V-1880, 3.
397
La Época, Madrid, 13-V-1884, 4.
167
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
siguió ofreciendo recitales por ciudades españolas como Madrid, Sevilla y San
Sebastián.
Primera parte:
Sonata para piano número 2, en si bemol menor, op. 35……………………...…. F. Chopin
Segunda parte:
Concierto para piano y orquesta número 1, en mi menor, op. 11…………………. F. Chopin
398
El Día, Madrid, 6-I-1894, 3.
168
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Tercera parte:
Balada número 3, en La bemol mayor, op. 47……………………………………. F. Chopin
Preludio número 15, en Re bemol mayor, op.28………………………………….. F. Chopin
Nocturno número 1, en si bemol menor, op.9………………………………….…. F. Chopin
Estudio número 7, en do sostenido menor, op.25……………………………...…. F. Chopin
Estudio número 10, en si menor, op.25……………………………………..…….. F. Chopin
El éxito de los cuatro conciertos fue abrumador. Consiguieron abarrotar la sala
de público399, incluyendo la presencia de la Infanta Doña Isabel. Además, al concierto
dedicado a Chopin asistieron «el director, los profesores y numerosos discípulos de la
Escuela Nacional de Música y el inteligente público que sólo acude a las verdaderas
solemnidades artísticas»400. Rastreando las publicaciones de la prensa al día siguiente
del concierto observamos el eco del triunfo de este ciclo. Todas ellas coinciden en la
asombrosa repercusión que tuvo en el público asistente401.
399
El autor de la reseña posterior al concierto se toma la libertad de comentar en tono humorístico la
venta total de las localidades. Tal era el afán por no perder esta audición, que hubo quien, al ver que no se
vendían localidades, presentóse en la puerta diciendo: Vengo de parte del Sr. Chopin para que me deje
usted entrar. Y le dejaron. (El Día, Madrid, 10-III-1894, 3).
400
El Día, Madrid, 10-III-1894, 3.
401
«Los prodigios que anoche hizo de habilidad, de finura, de exquisita delicadeza en los cantos y de
energía en los pasos de gran sonoridad, fueron innumerables: la gradación de los matices, la varia
intensidad de los sonidos y la elegancia en el fraseo, causaban en cada momento verdadero asombro a los
inteligentes y aficionados. Hubo momentos, como al final del primer tiempo del concierto, en que el
público, con sus gritos de entusiasmo, impidió oír el piano y la orquesta; hubo obras, como el Estudio en
Do sostenido menor, que no es posible tocarlas mejor. La orquesta, dirigida por Bretón, estuvo muy
bien». (El Día, Madrid, 10-III-1894, 3).
402
Allegro, El País, Madrid, 10-III-1894, 2-3.
403
La Época, Madrid, 10-III-1894, 2-3.
169
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
entradas para asistir a tal esperado evento se acabasen muy pronto. Este mismo medio le
dedica un importante espacio en sus columnas donde no se escatiman halagos hacia el
pianista y se describen ampliamente las obras que conforman el programa seleccionado.
Si analizamos en profundidad el texto encontramos los rasgos característicos que
dibujan las imágenes de Chopin en este siglo. Comienza esbozando a Chopin como
«aquella alma soñadora y romántica» que es capaz de crear fragmentos «admirables,
llenos de sentimiento y de inspiración». En contraposición a esta belleza se insiste en las
«tremendas dificultades» que sólo los grandes pianistas, en este caso Tragó, consiguen
despachar con éxito.
Debido a la fecha tan avanzada en la que se produce este concierto, las obras de
Chopin ya gozan de un gran prestigio y popularidad entre el público asistente, como se
pone de manifiesto continuamente en estas líneas. Como se expresa a través de esta
crítica, la marcha fúnebre eclipsa el resto de movimientos de la sonata404. De este
movimiento se dice que «ha hecho olvidar a todas sus similares, siendo indispensable en
toda ocasión de duelo. Esto es merecido, puesto que no puede darse nada más tétrico y
severo que las armonías del comienzo, que son una gran tristeza; y en cuanto al trío, la
melodía que contiene es tan dulce y consoladora, que hace entrever las perspectivas de
un mundo mejor».
Por último, al abordar la última parte del concierto se apela al recurrente adjetivo
«inimitable» para hablar de las baladas, preludios, nocturnos, etc., géneros en los que la
imagen canónica de Chopin se alza como especialista en los mismos. Siguiendo la línea
de las imágenes proyectadas en otras críticas, en estas líneas se afirma que en estas
obras «se concentraba todo el sentimiento y toda la poesía soñadora del insigne
pianista». Contrariamente a las denuncias publicadas varias décadas antes que
404
Véase el punto 4 de este capítulo donde se aborda la importancia de la marcha fúnebre en el repertorio
chopiniano.
170
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
Sonata para piano número 2, en si bemol menor, op. 35………………………… F. Chopin
Segunda parte:
Concierto para piano y orquesta número 1, en mi menor, op. 11…………...…… F. Chopin
Tercera parte:
Arabesca op. 18………………………………………………………….……. R. Schumann
Novellete de la op. 99…………………………………………………………. R. Schumann
El pájaro profeta, nº7 de las «Escenas del Bosque» op. 82………………..…. R. Schumann
Rapsodia húngara nº11………………………………………………...……………. F. Liszt
Al igual que los cuatro primeros conciertos, esta última interpretación de José
Tragó cosechó un éxito desmesuradamente inesperado. El Día406, en las líneas que le
dedica un día después del evento, compara el concierto con la visita de Rubinstein a
Madrid, uno de los hitos musicales más esperados y trascendentes de la segunda mitad
del siglo XIX en España. Según este medio, el público asistente abarrotaba la sala,
situándose incluso «de pie en puertas y pasillos». Los aplausos fueron abrumadores
después de cada obra o cada parte de las mismas, «a veces sin esperar a que
terminasen». Al igual que en las críticas analizadas anteriormente, se vuelve a enfatizar
405
La prensa de la época elogia la labor del director sustituto de este concierto: «Tragó reúne todas estas
cualidades, y esto era ya sabido; lo que muchos ignoraban es que bajo la capa de D. Valentín Arín se
encerrase un director de orquesta tan inteligente y hábil como el que anoche dirigió el concierto de
Chopin. Ningún músico puede desconocer al eminente profesor de Armonía de nuestro Conservatorio,
uno de los pocos músicos que hoy verdaderamente valen.
Dotado de unos estudios profundísimo de la ciencia musical, es un verdadero erudito, a quien todo el
mundo puede consultar, seguro de aprender algo nuevo; actualmente se ocupa en escribir un Tratado de
Armonía, que seguramente será una obra de gran importancia, que vendrá a llenar un puesto necesario y
que será de grandísima utilizada para el estudio del arte. Anoche se reveló Arín, bajo el nuevo aspecto de
director de orquesta, y puede asegurarse que desempeñó su cometido a las mil maravillas, acreditándose
de director de orquesta de primer orden» (La Época, Madrid, 11-IV-1894, 4).
406
El Día, Madrid, 10-IV-1894, 4.
171
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Las páginas de La Época también nos informan sobre la efusiva respuesta del
público tras escuchar la primera parte, siendo un presagio del éxito final del evento.
Tragó, después de interpretar la sonata, añadió otra obra de Chopin que no estaba
incluida en el programa del concierto: «Muchos aplausos arrancó el insigne pianista,
que al final de la primera parte tuvo que hacer oír un delicioso Nocturno, también de
Chopin, que ejecutó con la delicadeza y sentimiento con que sabe hacerlo»407.
407
La Época, Madrid, 11-IV-1894, 4.
172
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
Fantasía cromática, Fuga………………………………….…… J. S. Bach
Gavota variada…………………………………………………. J. Ph. Rameau
Fantasía en fa menor op. 49……………………………..…….. F. Chopin
Segunda parte:
Concierto en sol menor op. 22……………………………….... C. Saint-Saëns
Tercera parte:
Andante con variaciones…………………………………….… J. Haydn
Impromptu en La bemol mayor op.29……………………….… F. Chopin
Nocturno nº 2 en Re bemol mayor op. 27……………………… F. Chopin
Polonesa nº 1 en do sostenido menor op. 26………………...… F. Chopin
Vals nº 1 en La bemol mayor op. 34…………………………… F. Chopin409
Como se puede observar en el programa, la música de Chopin ocupa una gran
parte del mismo. La distribución de las piezas nos hace pensar que el plato fuerte de la
sesión, el concierto para piano y orquesta de Saint-Saëns, está rodeado de piezas
compuestas por grandes clásicos de la historia de la música. Ya hemos mencionado más
arriba este afán por recuperar los compositores más importantes. El hecho de que
algunos intérpretes sientan la necesidad de programar estas obras con una cierta
voluntad pedagógica o divulgativa no pasa desapercibido para la prensa. En el siguiente
texto, publicado en agosto de 1895 por La Ilustración Española y Americana,
Esperanza y Sola recuerda la escasa recepción de estos ilustres autores al inicio de siglo,
alabando la capacidad que tienen estos conciertos de hacer llegar estos repertorios a un
público más amplio.
408
El Liberal, Madrid, 7-IV-1895, 3.
409
El Día, Madrid, 21-III-1895, 3.
173
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
religioso silencio con que allí se han oído las obras clásicas, y los entusiastas y espontáneos
aplausos con que el afortunado y hábil intérprete de ellas ha visto premiados su esfuerzos.
[…]410.
Tragó continuó con sus conciertos durante estos años finales. Además de Madrid
y Barcelona, también ofreció recitales en Sevilla, San Sebastián, etc. Llegando a los
límites temporales de esta investigación, quiero mencionar también dos conciertos que
el afamado pianista brindó en mayo de 1900 en el Teatro Español. En el primero de
ellos, acontecido el 21 de mayo, dispuso el siguiente programa:
Primera parte:
Gran fantasía op. 15……………….…….. F. Schubert- F. Liszt
Segunda parte:
Concierto en sol menor op. 22……...……. C. Saint-Saëns
Tercera parte:
Balada en fa menor………………...…….. F. Chopin
Mazurka………………………………….. F. Chopin
Nocturno…………………………...…….. F. Chopin
Wals…………………………………..….. F. Chopin
Segunda polonesa………………….…….. F. Liszt411
Las dos primeras obras fueron acompañadas por una orquesta dirigida por
Tomás Bretón. En la tercera parte podemos observar otra vez la preponderancia de la
música de Chopin en cuanto al repertorio para piano solo se refiere. Además de las
obras incluidas en el programa, José Tragó quiso poner el broche final a este concierto
con un Estudio y el Nocturno en fa sostenido de Chopin y con el Vals capricho de
Rubinstein. Tras el enorme éxito de esta actuación, el notable pianista quiso volver a
estar presente pocos días después en el mismo teatro. Esta vez la obra central de la
velada fue el Concierto para piano y orquesta núm. 2, en fa menor, op. 21 de Chopin.
La destacada actuación del solista junto a la orquesta dirigida por el maestro Tomás
Bretón propició que el segundo movimiento del concierto tuviera que ser repetido «en
medio de una ovación estruendosa, y a no ser porque la consideración se imponía al
entusiasmo, se hubieran repetido también el andante maestoso y el allegro vivace, que
fueron interpretados con una seguridad y maestría que rayaban en lo
incomprensible»412. Además, el pianista español no quiso despedirse sin corresponder
«a los incesantes aplausos del público» con el Nocturno en fa sostenido de Chopin y el
Vals Brillante de Rubinstein.
410
J.M. Esperanza y Sola, «Revista Musical», La Ilustración española y americana, Madrid, 8-VIII-1895,
11-14.
411
La Época, Madrid, 20-V-1900, 3.
412
Miss-Teriosa: Concierto Tragó. El Día, Madrid, 30-V-1900, 1.
174
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Uno de los últimos conciertos que ofreció antes de su retirada para dedicarse en
exclusiva a la enseñanza en el Conservatorio fue el ofrecido en mayo de 1900 en el
Teatro Español. Bajo la batuta del maestro Bretón, Tragó interpretó el Concierto para
piano y orquesta nº2 en Fa mayor op. 21 de Chopin. Fruto del éxito cosechado en su
intervención, El Día señala que «el segundo tiempo, es decir, el larghetto, tuvo que
repetirse en medio de una ovación estruendosa, y a no ser porque la consideración se
imponía al entusiasmo, se hubieran repetido también el andante maestoso y el allegro
vivace, que fueron interpretados con una seguridad y maestría que rayaban en lo
incomprensible». No quedándose satisfecho el respetable, «todavía tuvo Tragó que
tocar, correspondiendo a los incesantes aplausos del público, el Nocturno en fa
sostenido de Chopin y el Wals brillante de Rubinstein, cuyas últimas notas fueron
ahogadas por entusiastas aclamaciones»413.
413
Ídem.
414
La Ilustración Española y Americana, Madrid, 8-IX-1881, 3.
175
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
que esperar hasta el año siguiente –por tratarse de un pianista extranjero415– para optar y
finalmente ganar dicho premio.
Tras haberse hecho con el primer premio del concurso del Conservatorio de
París en 1881 comenzaría una serie de giras por Europa y América. De vuelta a París,
La Época reseña un concierto ofrecido en febrero de 1884. Calado interpretó a
«Beethoven, a Mozart, a Schumann y a Chopin con profundo sentimiento y maravillosa
ejecución»416, cosechando un gran éxito entre el público. En España podemos señalar
sus conciertos en el Teatro Principal y el Teatro Liceo de Barcelona y en el Salón
Romero y el Teatro Príncipe Alfonso de Madrid en el año 1891.
415
Según la normativa del Conservatorio, los alumnos que no fueran franceses sólo podían optar al
premio a partir del segundo año de estudios.
416
La Época, Madrid, 23-II-1884, 3.
417
La Ilustración Española y Americana, Madrid, 15-VIII-1882, 3.
418
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-I-1894, 8.
419
La Dinastía, Barcelona, 1-II-1890, 2.
420
La Dinastía, Barcelona, 15-IV-1900, 3.
176
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
Gran concierto estilo italiano…………………………………………………..… J. S. Bach
Pastoral, Sonata, Tocata, Capricho………………………………………..……. D. Scarlatti
Sonata op. 14……………………………………………………………….. L. v. Beethoven
Segunda parte:
Impromptu en mi bemol…………………………………………………...…….. F. Schubert
Romanzas sin palabras en la bemol y en do……………………………..…. F. Mendelsshon
Minueto……………………………………………………………………… C. M. v. Weber
Polonesa en la bemol……………………………………………….…………….. F. Chopin
Impromptu……………………………………………………………………..….. F. Chopin
Berceuse……………………………………………………………….………….. F. Chopin
421
La América, Madrid, 13-IV-1886, 15.
422
La América, Madrid, 28-I-1886, 13.
177
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Wals……………………………………………………………………………….. F. Chopin
Estudio número 12…………………………………………………….………….. F. Chopin
Sonata para piano número 2, en si bemol menor, opus 35……………………….. F. Chopin
Tercera parte:
Barcarola nº 3………………………………………………………………… A. Rubinstein
Estudio de concierto……………………………………………………...…… A. Rubinstein
Suite Espagnole (Serenata, Sevillana, Pavana, Capricho)……………………..… I. Albéniz
Tarantela……………………………………………………………………………… Heller
Estudio de concierto………………………………………………………………….. Mayer
Murmures de la Foret……………………………………………………………….. F. Liszt
Fragmento del preludio de Mefistófeles……….……. A. Boito (transcrito por I. Albéniz)423
La preponderancia de las obras chopinianas llega a ser tan relevante que, como
podemos observar en la crítica de este concierto publicada en La América, su autor
afirma que Chopin es uno de los autores favoritos de Albéniz:
Sus autores favoritos parecen ser Scarlatti y Chopin. […] la renombrada Berceuse
y la hermosísima sonata en do sostenido menor de Chopin; esta última obra sobre todo,
interpretada con mucha verdad y sentimiento. En realidad, pocas veces se ha oído la
referida sonata tan detallada y justa. A pesar de sus dificultades, no se perdió frase alguna, y
todas ellas tuvieron aquel carácter triste y melancólico tan perfectamente retratado en la
famosa marcha fúnebre424.
Chopin compartía espacio con otros compositores en el amplio repertorio de
concierto de Isaac Albéniz. Este aventajado pianista, apasionado de Scarlatti y Chopin,
comenzaría a escribir obras relacionadas con los géneros del salón a partir de la década
de 1880. Su escritura para piano está claramente ligada al piano romántico, añadiendo
finalmente tintes impresionistas que de algún modo también siguen la sombra
proyectada por el compositor polaco. Tal y como se refleja en un artículo publicado en
La Época en 1887, sus composiciones cuidadas y elegantes se alejan de la vulgaridad
para alcanzar la calidad propia del repertorio chopiniano: «No es posible entrar en
detalles tratando del estilo de las obras de Albéniz, ni de sus procedimientos artísticos, y
baste decir que en las composiciones que anoche dio a conocer síguense [sic] las buenas
tradiciones de la escuela brillante en el piano, que hay algunas delicadísimas, y en todas
vese [sic] pronto idea original, nunca vulgar, y el desarrollo carece de amaneramientos y
tiende a ser elegante, siguiendo, por ventura, la manera de Chopin»425. Al igual que
hemos hecho referencia en otros capítulos anteriores, la imagen de Chopin se vuelve a
utilizar para comparar la obra de un compositor y ligarla a una corriente pianística de
calidad. Chopin, que representa la sencillez y calidad compositiva frente a la vulgaridad
423
El Liberal, Madrid, 24-I-1886, 4.
424
La América, Madrid, 28-I-1886, 14.
425
La Época, Madrid, 22-III-1887, 3.
178
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
presente sobre todo en las piezas de salón, vuelve a ser el personaje elegido para
describir las piezas de este autor, sin que esto signifique que estuvieran influidas
directamente por las obras del pianista polaco. Dentro de la primera etapa compositiva
de Albéniz hay que señalar las mazurkas, valses y romanzas que sugieren la influencia
romántica.
426
Joan Miquel Hernández i Sagrera, «Els concerts històrics de Carles G. Vidiella», Recerca
Musicològica, XIV-XV (2004-2005), 226-227.
427
Compárese con las obras analizadas en el punto sobre piezas más interpretadas.
428
Montserrat Bergadà Armengol, «París y los pianistas españoles. Marco académico» en José Antonio
Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015),
721-735.
429
Hernández i Sagrera, «Els concerts històrics…, 226-227.
179
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Dos años después se presentan otros tres conciertos similares en el Teatro Lírico
de Barcelona433. En este caso, señalamos que en el primero de ellos, llevado a cabo el
21 de mayo, se interpretaron en la segunda parte las siguientes obras de Chopin: el
Preludio op. 28 nº 15 en Re bemol mayor, el Impromptu en La bemol mayor op. 29, la
430
La Ilsutració Catalana, Barcelona, 15-XI-1889, 10.
431
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-XI-1891, 2.
432
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 15-XII-1891, 3.
433
Estos tres conciertos se programaron los días 21 y 22 de mayo y el 3 de junio de 1893.
180
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Una de las figuras más influyentes en el repertorio pianístico catalán del último
tercio del siglo XIX sería Juan Bautista Pujol437. Comienza su formación como pianista
en Barcelona bajo la tutela de Anastasio Horta y Pedro Tintorer, quien fuera profesor de
piano de la cátedra del Conservatorio del Liceo. Posteriormente se traslada a París
donde amplía sus estudios con Laurent, Prudent, Rosenhain y Reber. Al igual que otros
pianistas españoles citados anteriormente, se consolida como concertista en la capital
gala. Como se ha mencionado anteriormente, en 1860 participa junto a otros artistas de
gran nivel en un concierto en la sala Herz de París. La prensa local alaba sus cualidades
y pone de manifiesto su virtud a la hora de «adaptarse a los estilos» de cada
compositor438.
434
La Dinastía, Barcelona, 17-V-1893, 2.
435
«Adelanto que son recomendables baix tots conceptes y que sobretot en la música de Chopin en
Vidiella hi está superior á tot elogi» en La Ilustració catalana, Barcelona, 31-V-1893, 22.
436
Carles G. Vidiella, «Parlament sobre Chopin», Revista Musical Catalana, 15-II-1916, 57-59.
437
Cf. Alejandra Pacheco, «La pedagogía pianística de Juan Bautista Pujol y su lugar en la formación de
la escuela pianística catalana», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España entre 1830 y 1920
(Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015), 313-325.
438
El Clamor Público, Madrid, 5-V-1860, 3.
181
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
reinaba cierta curiosidad por conocer el estado actual, digámoslo así, del estilo y demás
prendas artísticas de tan aplaudido pianista». Las obras de Chopin que están presentes
en estas sesiones son: una polonesa y un impromptu sin especificar, y el Andante
Spianato y Gran polonesa brillante op. 22. La crítica de este concierto, publicada en La
Dinastía, destaca su evolución positiva hacia una interpretación muy cuidada, repleta de
detalles. Según estas líneas, el pianista español ya era conocido como un «excelente
intérprete de ese género singularmente romántico que podría llamarse chopiniano, si
Chopin pudiera haber formado escuela». Alaban su «intuición musical» a la hora de
interpretar este difícil repertorio:
Mostróse detallista hasta lo sumo el que en otro tiempo descollaba por los efectos
de conjunto resaltado, aunque tal vez rayó en la nimiedad su prurito de hacer percibir
detalles no muy adherentes a la idea capital de cada pieza y esos diferentes grados de
sonoridad que su educadísima pulsación y su acabado estudio de los pedales saben producir
simultáneamente. En trazar delicadamente los contornos musicales, en marcar sin
brusquedades el claro-oscuro y en dotar a los cantábiles o accidentes melódicos de la
expresión más genuina y penetrante, no tenía fama ninguna que conquistar, pero aun
acrecentó la bien adquirida que disfruta439.
A finales de 1885 «tuvo lugar en el gran salón de la fábrica de pianos de los
señores Bernarregi, Gasso y compañía, una de las escogidas veladas de la Sociedad
familiar de conciertos»440. Pujol interpretó obras de Chopin y otros compositores,
recibiendo las siguientes palabras en la crítica catalana: «Inspiradísimo en la ejecución
de las piezas de Chopin, que interpreta de una manera insuperable, haciendo oír y
apreciar de una manera delicadísima las inspiradas y melancólicas melodías del poeta
musical por excelencia, […]»441. En abril del año siguiente dirige un concierto vocal e
instrumental en el Ateneo Barcelonés en el que incluye obras como un nocturno, un vals
y el Scherzo nº 2.
Primera parte:
Trío en do menor, op. 1, Beethoven por los señores Pujol, Sánchez y García.
Nocturno, Chopin; Rapsodia de Faust, Pujol por el señor Pujol.
Melodía popular sueca; Olé Mammá!, melodía popular italiana, cantadas por el
señor Biorksten.
Adagio para septeto, Rodriguez Alcántara.
Bolero de concierto, Pujol; Rapsodia de la Africana por el señor Pujol.
Segunda parte:
Vals, Scherzo en si bemol menor, Chopin, por el señor Pujol.
Hymne á la nuit du desert, David, por el señor Biorksten.
Fantasía, a dos pianos, armonio y quinteto de cuerda, García Robles.
439
E.F., «Primer Concierto del Ateneo», La Dinastía, 11-III-1884, 5.
440
La Dinastía, Barcelona, 10-XII-1885, 7.
441
La Dinastía, Barcelona, 10-XII-1885, 8.
182
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Tras su fallecimiento podemos citar las palabras que Federico Lliurat le dedica
en la Revista Musical Catalana. En ellas destaca los rasgos interpretativos de Pujol,
enmarcados en la línea del pianismo chopiniano. Al aludir a características tan
particulares como el rubato o la belleza melódica insiste en destacar la sobriedad, la
naturalidad y la delicadeza, contraponiéndolos a la artificiosidad y el desorden de los
intérpretes que abogan por el lucimiento de un virtuosismo exagerado y vacío. Dice
además que Pujol «tenía una mano extremadamente flexible […] y el sonido que sacaba
del piano era bellísimo», destacando por un estilo «justo, lleno de encanto y de
malicia». Concluye afirmando que el pianista catalán sobresalía por ser «delicado, hábil
y personalísimo»443.
442
La Dinastía, Barcelona, 9-IV-1886, 4.
443
Texto extraído de Federico Lliurat, «Joan Bta. Pujol», Revista Musical Catalana, 379 (1935), 281-290;
citado y traducido en Pacheco, «La pedagogía pianística de Juan Bautista Pujol…, 315.
444
Pacheco, «La pedagogía pianística de Juan Bautista Pujol…, 316.
445
Pacheco, «La pedagogía pianística de Juan Bautista Pujol…, 317.
183
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
446
Paula García Martínez, «El piano en Barcelona», en José Antonio Gómez, ed., El piano en España
entre 1830 y 1920 (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2015), 274.
447
Cf. Carmen C. Cabañas, «Power Lugo-Viña, Teobaldo», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH, vol.
8 (Madrid: SGAE, 2002), 917-919.
448
La Época, Madrid, 2-III-1875, 1; El Imparcial, Madrid, 28-III-1875, 3; La Correspondencia de
España, Madrid, 12-V-1875, 6.
449
Ver tabla 7.
184
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Sus obras denotan el manejo que tenía del repertorio chopiniano y la influencia
que éste tuvo sobre los compositores posteriores. En La Habana coincide con Adolfo de
Quesada y los pianistas Espadero y Arizti. El alto nivel de conocimiento de la escritura
para piano se demuestra en obras como la Polonesa op. 9. Esta obra presenta claras
influencias del estilo chopiniano, sobre todo del Andante Spianato y Gran Polonesa
Brillante op. 22 de Chopin. Power interpretó esta obra del compositor polaco en 1884
en el Teatro de la Zarzuela. El lirismo y la fuerza emotiva de algunos temas evidencian
también la influencia chopiniana en obras como el Capricho romántico, Vals de
bravura y la Grand Sonate450. Su influencia sobre las nuevas generaciones de pianistas
será notable ya que ocupará la cátedra de piano del Conservatorio de Madrid tras la
muerte de Eduardo Compta en 1882.
450
Ídem.
451
J. M. Esperanza y Sola, «Revista musical», La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22-V-1884,
11.
185
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
afines a los círculos más próximos a Chopin o alguno de ellos incluso pudo escuchar al
propio compositor452.
Sin lugar a duda, uno de los personajes más importantes a la hora de tratar la
interpretación pianística internacional de la segunda mitad del siglo XIX es Anton
Rubinstein. El pianista y compositor ruso ejecutó una serie de conciertos en 1881 dentro
de su gira por diferentes ciudades españolas. Ya desde muy joven había realizado giras
por las salas más importantes de Europa, demostrando sus dotes como joven virtuoso. A
su paso por Paris tuvo la oportunidad de conocer a Liszt y a Chopin453. Es muy probable
que el precoz artista quedara impresionado por esos dos grandes referentes que
formarían parte de su repertorio durante toda su carrera. Los críticos aludían
constantemente a sus altas capacidades interpretativas, no dudando en compararlas con
las de estos dos insignes pianistas.
Era considerado uno de los mejores pianistas del momento, y como tal, su visita
causó una gran expectación. Durante su estancia en España se organizaron varios
conciertos en Madrid y Barcelona además de en otras ciudades como Granada,
Zaragoza, Valencia, Sevilla o Cádiz. La prensa madrileña anuncia con bastante
antelación su llegada, informando de la programación de dos conciertos en la capital –
finalmente serían más– en los que ejecutará «su variado y selecto repertorio en que
figuran obras de Bach, Beethoven, Mozart, Schumann, Henselt, Chopin, Field y
Haydn»454. A finales de enero de 1881 comparece en la capital para ofrecer su primer
concierto en el Teatro de Apolo. Para esta primera ocasión eligió un nocturno y una
polonesa de Chopin, junto con obras de Field, Schubert, Liszt, Beethoven y otras
compuestas por él mismo. Su éxito fue abrumador y la crítica lo recibió con
innumerables elogios, llegando a afirmar que «parecían conducidas sus manos por el
espíritu de Beethoven, y que el alma de Chopin las guiaba al ejecutar el Nocturno y la
Polonesa»455. Pocos días después volvería a ese mismo escenario, pero esta vez las
obras de Chopin conformarían la segunda parte del concierto.
452
Los primeros pianistas que incluyeron las obras de Chopin en su repertorio fueron aquellos que habían
tenido un contacto directo con el compositor polaco. Cf. Ritterman, «Piano music and the public
concert..., 30.
453
Edward Garden, «Rubinstein, Anton», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 21
(Oxford University Press, 2001), 844-848.
454
Crónica de la Música, Madrid, 30-XII-1880, 5.
455
Crónica de la Música, Madrid, 3-II-1881, 2.
186
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Primera parte:
Overtura «Egmont»……………………………………………..………… L. v. Beethoven
Rondó…………………………………………………………………….…… W. A. Mozart
Giga………………………………………………………………………..…. G. F. Haendel
Sonata op. 53………………………………………………………….…… L. v. Beethoven
456
La Iberia, Madrid, 4-II-1881, 3.
187
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Nocturno………………………………………………………………………….….. J. Field
El rey de los alisos…………………………………………………….. F. Schubert- F. Liszt
Marcha turca de «Las ruinas de Atenas»………………………………..… L. v. Beethoven
Nocturno…………………………………………………………………………... F. Chopin
Polonesa……………………………………………………………………….….. F. Chopin
Segunda parte:
Romanza sin palabras………………………………………………….…… F. Mendelssohn
Estudios sinfónicos………………………………………………….........…… R. Schumann
Melodía……………………………………………………………………..… A. Rubinstein
Capricho, Barcarola, Tarantela, Romanza y Vals-capricho……….……… A. Rubinstein457
La importancia de estos conciertos tanto para el entorno musical como para la
sociedad en general hace que, al contrario que ocurre con otros conciertos en los que
meramente se enuncian las obras a interpretar, se dedique más espacio en la prensa458.
Gracias a estas detalladas crónicas podemos afirmar que todas sus apariciones gozaron
de un éxito notable de público, estando presentes en sus conciertos las figuras más
relevantes de la música española de esos años. Así se describe en la prensa la presencia
de algunos insignes asistentes al primer concierto de Rubinstein en el Teatro Apolo de
Madrid: «A las nueve estaba la orquesta en su puesto de combate, Gayarre en un palco,
el maestro Goula en otro, Arrieta llegó después con el popular Bretón y fue a sentarse
junto a Gayarre; Vidal y la señorita Lumley no faltaron tampoco. La hora había dado. El
maestro Vázquez dio dos golpecitos con la batuta en el atril, y, como evocado por un
conjuro, apareció Rubinstein, sereno como los fuertes, y sin afectación, como el que
está seguro de su propio valer»459. Anton Rubinstein también quiso conocer el
Conservatorio de Madrid, donde los alumnos y profesores le recibieron con un
homenaje a su persona, celebrando una velada en su honor460.
457
Diario de Barcelona, Barcelona, 12-II-1881.
458
La popularidad y la trascendencia mediática de estos conciertos hizo que se publicasen caricaturas de
Rubinstein que analizamos en el capítulo VII de esta tesis.
459
J. Muñiz Carro, «El primer concierto de Rubinstein», Crónica de la música, Madrid, 3-II-1881, 2.
460
J. Esteban y Gómez, «Los conciertos de Rubinstein», Crónica de la música, Madrid, 10-II-1881, 3.
461
Fukushima, «La presencia de los principales pianistas extranjeros en Barcelona..., 300.
188
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
presencia de los pianistas Pedro Tintorer y Carlos G. Vidiella462. Podemos citar otro
caso en el que el célebre pianista mostró su talento en el teclado para agradecer la
hospitalidad que recibió. En este caso la Crónica de la Música plasma en sus páginas lo
ocurrido en Granada después de visitar la Alhambra y la Cartuja, y tras uno de sus
conciertos:
Sophie Menter incluiría en sus conciertos por la Península obras de Chopin tales
como el Estudio op. 10 nº 3 en Mi mayor, mazurcas, nocturnos y polonesas. Destaca su
interpretación de la Gran polonesa brillante op. 22 en Mi bemol mayor que le supuso
una gran ovación. En las páginas de La Discusión se hace referencia a este éxito y a la
interpretación de obras del compositor polaco a modo de «propina»: «El público
entusiasmado hizo repetir varios números a la gran artista, y por corresponder a los
aplausos ejecutó la Mazurca en Re mayor y la Gran polonesa de Chopin y el Vals
462
Diario de Barcelona, Barcelona, 21-II-1881.
463
Crónica de la Música, Madrid, 9-III-1881, 3-4.
464
Eva Rieger, «Menter, Sophie», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 16 (Oxford
University Press, 2001), 435.
189
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
capricho de Rubinstein»465. Parecer ser que la Gran Polonesa op. 22 fue la más
ovacionada de las piezas que conformaban su repertorio. En su visita a Valencia
encontramos también alusiones a esta popular obra466. En esta ciudad se presentó con
un programa similar al primer concierto que llevó a cabo en Barcelona y que
detallaremos más adelante. La reseña recogida en la Crónica de la música señala en
relación al Andante spianato que «desde los primeros acordes el público comprendió la
maestría de la señora Menter, y la facilidad que tiene para ejecutar los más difíciles
pasos, por cuyos motivos, así como por la excelente interpretación que mereció esta
difícil composición, el público le tributó justos aplausos»467.
Tras los conciertos que ofreció en Madrid, queda patente que la laureada artista
supo cautivar al público con su especial manera de tocar. Muñiz Carro se deshace en
halagos al comentar la actuación de Menter:
Y si admiración nos causó interpretando a Liszt, más grande asombro sentimos al oír cómo
de las teclas del piano hacía brotar, en el Preludio en fa mayor, en el Estudio en mi menor,
y en el Vals y la Mazurca de Chopin, frases para nosotros expresadas de un modo
enteramente nuevo, que nos hizo pensar que en aquellos momentos oímos por vez primera
interpretar bien a Chopin468.
En esta crítica podemos observar la idea generalizada durante este siglo de la
dificultad a la hora de encarar la interpretación de las obras de Chopin. Es curioso que
habiendo actuado en Madrid unos meses antes Anton Rubinstein, uno de los mejores y
más afamados pianistas del panorama musical del momento, se diga que con Menter se
oye por primera vez interpretar bien a Chopin. El comprender lo que Chopin escribió en
su música y conseguir trasladarlo al auditorio se considera un verdadero privilegio al
alcance de muy pocos. Por lo tanto, estas expresiones acuñadas por la crítica son
simplemente una serie de argumentos que veremos utilizados a la hora de elogiar a
muchos de los virtuosos que incluyeron las ciudades españolas dentro de sus giras.
465
La Discusión, Madrid, 12-XI-1881, 3.
466
Ver el Anexo IV.
467
Crónica de la Música, Madrid, 7-XII-1881, 5.
468
J. Muñíz Carro, «Los conciertos de Sofía Menter», Crónica de la música, Madrid, 12-XI-1881, 3.
190
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
piezas de Schubert y Liszt; los Estudios sobre las notas falsas, de Rubinstein y la
Tarantela de la Mutta di Portici, de Liszt. A esto habría que añadir un Vals de Chopin
que tocó al finalizar la primera parte y una Fantasía de Don Giovanni, de Mozart que
puso el broche final al concierto.
Días después, en ese mismo teatro, la segunda sesión que la pianista alemana
ofreció en Barcelona también contó con un Nocturno y un Vals de Chopin. Al igual que
había hecho Rubinstein meses antes, Sophie Menter también participó como pianista en
la fábrica de piano Bernareggi, Gasso y Cía.
Otro de los afamados pianistas de la época fue Francis Planté. Despuntó desde
muy joven demostrando sus altas capacidades al piano. En París mantuvo contacto con
los ambientes musicales más destacados, participando activamente en las veladas
llevadas a cabo en los salones como protegido de Liszt y Rossini469.
469
Charles Timbrell, «Planté, Francis», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 19
(Oxford University Press, 2001), 894.
470
El Imparcial, Madrid, 10-V-1877, 3.
191
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
471
Para más información sobre los arreglos de la música de Chopin ver el capítulo VI.
472
Servais es autor de varias transcripciones para violonchelo de obras de otros autores. En cuanto a la
música de Chopin se pueden nombrar también las que llevó a cabo sobre la Mazurca op.6 nº1, en fa
sostenido menor y la Mazurca op.7 nº3, en fa menor.
473
El Teatro Español y el Salón Zozaya serían los lugares elegidos en Madrid mientras que en Barcelona
tocaría varios conciertos en el Teatro Principal.
474
La Época, Madrid, 14-XII-1882, 4; El Liberal, Madrid, 15-XII-1882, 3.
475
Crónica de la Música, Madrid, 20-XII-1882, 4.
192
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
476
Al finalizar el último de sus conciertos en Madrid se produjo esta escena: «Durante la ovación fueron
entregadas a Monsieur Planté tres preciosas coronas: una de los profesores y alumnos de piano del
Conservatorio, otra de Albéniz y otra de la Sociedad». (Diario oficial de avisos de Madrid, Madrid, 12-
III-1888, 3).
477
Asistiría a una velada musical en Palacio y la Infanta Doña Isabel formaría parte del público que
acudió a sus conciertos.
478
El Día, Madrid, 9-III-1888, 4.
479
El Liberal, Madrid, 12-III-1888, 3.
193
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Otro de los pianistas extranjeros que llegó a España y se relacionó durante estos
años con el entorno musical español fue Emil von Sauer. El jovencísimo alumno de
Nikolái Rubinstein –hermano de Anton Rubinstein– se presentaría en Madrid en
noviembre de 1883, contando apenas veintiún años481. Llevaría a cabo varios conciertos
en la capital, siendo la primera parada el salón Zozaya, donde tuvo un encuentro con
profesores y miembros de la prensa482. Posteriormente tocaría también en el salón del
Conservatorio de Madrid483 y en el Teatro Español484, poniendo encima del escenario
las siguientes obras de Chopin: el Nocturno op. 27, dos estudios, Berceuse op. 57 en Re
bemol mayor y la Balada nº 1 op. 23 en sol menor.
Otro de los pianistas que visitó España durante estos años fue Eugen d’Albert. El
pianista y compositor alemán que había sido discípulo de Liszt en Weimar sería
considerado como uno de los grandes pianistas de finales del siglo XIX y principios del
XX485. Durante los meses de marzo y abril de 1889 la Sociedad de Conciertos dirigida
por Tomás Bretón organiza una serie de conciertos en Madrid en colaboración con este
joven pianista alemán. A punto de cumplir veinticinco años, interpretaría para el público
madrileño, entre otras, estas piezas de Chopin: la Sonata para piano op. 58 nº 3 en si
menor, el Nocturno op. 27 nº 2 en Re bemol mayor; la Polonesa op. 53 en La bemol
mayor; la Berceuse op. 57 en Re bemol mayor; y el Concierto para piano y orquesta nº
1 op. 11 en mi menor.
480
La Correspondencia de España, Madrid, 10-V-1889, 2.
481
James Methuen-Campbell, «Sauer, Emil», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 22
(Oxford University Press, 2001), 329.
482
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 22-X-1883, 3.
483
El Día, Madrid, 28-X-1883, 2.
484
El Imparcial, Madrid, 25-X-1883, 4.
485
John Williamson, «Albert, Eugen d’», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 1
(Oxford University Press, 2001), 299-300.
194
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
486
Los conciertos se llevaron a cabo en el Teatro de la Comedia de Madrid y en el Teatro Principal de
Barcelona. Joaquim Homs y Parellada, «Concierto Casals-Bauer», La Dinastía, Barcelona, 18-X-1900, 2;
El Día, Madrid, 26-X-1900, 3.
487
«El día 22 de abril, una joven pianista española, la señorita Guerra, dio un gran concierto en los
salones del Hotel Continental de París, obteniendo nutridos y prolongados aplausos con la interpretación
de obras difíciles de Liszt, Chopin, Tausig, Raff y Gottschalk, gracias a sus sorprendentes cualidades, que
los años desarrollarán más aún». (La Unión, Madrid, 7-V-1887, 3).
488
La Ilustración Española y Americana, Madrid, 15-VIII-1884, 3.
195
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
María Luisa Chevallier493 (1869-1951) fue una de las pianistas más activas en
Madrid durante las dos últimas décadas del siglo y despertó desde muy pequeña los
489
En el texto se dice equivocadamente que «la señorita Fernández de la Mora apenas cuenta ocho o
nueve años». La pianista sevillana nació el 26 de marzo de 1867.
490
El Globo, Madrid, 26-V-1878, 3.
491
Ver capítulo III.
492
La Época, Madrid, 15-IV-1885, 3.
493
Para más información consultar Nieves Hernández Romero, «María Luisa Chevallier (1869-1951):
Pianista, compositora y docente», en Allegro cum laude: estudios musicológicos en homenaje a Emilio
Casares (Madrid: Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2014), 373-380.
196
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Esa idea de rareza con la que acaba la cita anterior, se observa en más ocasiones.
Esto se debe a que la imagen de una señorita al piano, aunque se trate de una joven y
prometedora virtuosa, se contrapone a los aspectos de una ejecución enérgica y la
interpretación depurada del piano, elementos asociados a la figura varonil. En la crónica
de un concierto ofrecido en la sala Zozaya en el mes de mayo de 1883 se puede advertir
tanto la imagen masculina, ligada a la interpretación técnica, como el aspecto delicado,
proyectado por lo femenino. Este texto publicado en el Diario Oficial de Avisos de
Madrid comienza afirmando que Chevallier interpretó una balada de Chopin «con
494
Otras jóvenes pianistas también incluyen obras de Chopin en su repertorio. Pilar Fernández de la Mora
interpretó el Gran Vals brillante op.18 cuando todavía con once años de edad. (El Globo, 25-V-1878, 3.).
495
Crónica de la Música, 1-III-1882, 7.
197
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
verdadera maestría». Las líneas siguientes contraponen los pasajes caracterizados por
una «gran ejecución y bravura» con otros en los que predominaba la «delicadeza y
sentimiento». En referencia a los primeros, el autor señala que en la interpretación de
esos compases «parecía que herían el teclado nervudas manos de hombre» mientras que
en los otros la admiración recaía en la calidad para expresar y comunicar al público
asistente496.
496
Diario Oficial de Avisos de Madrid, 24-VII-1883, 3.
497
El Liberal, 9-XI-1889, 3.
498
J.M. Esperanza y Sola, «Revista Musical», La Ilustración Española y Americana, 22-XII-1889, 13.
198
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Nocturno núm. 2 en Re bemol mayor op. 27, que tuvo que repetirse tras una gran
ovación499.
Ilustración 20: Caricatura de María Luisa Chevallier portando una partitura de Chopin (Madrid Cómico,
Madrid, 14-XII-1889, 1)
Prueba de la notoriedad que llegó a tener para la sociedad madrileña es la
caricatura que la revista semanal Madrid Cómico publica en su portada en diciembre de
1889. La imagen de la pianista está acompañada de una nota que reza: «De todas las
pianistas que hoy muestran lo que valen, es Luisa la primera (sin agraviar a nadie)»500.
Llama poderosamente la atención que se le retrate portando partituras de Chopin. Tal
vez sea un guiño a la presencia de las piezas del compositor polaco en su repertorio; o
puede que se utilice para ensalzar la imagen de pianista virtuosa, debido a las
dificultades que entraña la interpretación de la música de Chopin; o quizás simplemente
sea un mero hecho anecdótico. Parece ser que la prometedora pianista madrileña vio
truncada su carrera al contraer matrimonio, relegándose su actividad interpretativa a los
espacios privados501.
Durante las décadas de 1880 y 1890, las obras del compositor polaco también
serán cada vez más frecuentes en los programas de otros pianistas españoles. Enrique
Granados también fue alumno de Pujol y tuvo una relación muy cercana con los
499
El Día, Madrid, 28-IV-1890, 1.
500
Madrid Cómico, Madrid, 14-XII-1889, 1.
501
Nieves Hernández Romero, «María Luisa Chevallier…, 377.
199
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Parece ser que el de Tragó no fue el único concierto monográfico que se quiso
dedicar al compositor polaco durante este siglo. Me estoy refiriendo a un ciclo de
conciertos que Joaquín Malats ofreció en enero de 1898 en el Ateneo de Madrid. Según
la prensa de la época, cada uno de esos recitales estuvo consagrado a Beethoven, Mozart
y Chopin, respectivamente504. Paula García Martínez afirma en su tesis doctoral sobre la
figura de este afamado pianista que el tercer concierto, el que debía tener como
protagonista a Chopin, no se llegó a celebrar505. La autora de este estudio desvela que se
desconocen los motivos, conservándose sólo los programas de concierto de los dos
anteriores. Sin embargo, Malats, premiado con el máximo galardón del Conservatorio
de París, sí que incluiría en otros conciertos varias obras del compositor polaco. En el
año 1896 ofreció varios conciertos en Madrid. Un año después, además del Carnaval de
Schumann y el Concierto en si bemol de Mozart; interpretó una Balada, la Berceuse en
Re bemol mayor, op. 57 y la Fantasía, op. 49 de Chopin en la inauguración de la Sala
Estela de Barcelona506. Ese mismo año es protagonista también del Concierto para
piano y orquesta nº 2, en fa menor op. 21 acompañado por la orquesta que dirigía el
maestro Nicolau sobre las tablas del Teatro Lírico507.
Como se puede observar en la tabla anexada508, durante los últimos años del
siglo XIX siguen siendo muchos los pianistas que incluyen dos o más obras de Chopin
en sus conciertos. Para terminar este punto, solamente citar otros tres conciertos en los
502
Cf. Jaume Carbonell i Guberna, «Pujol, Juan Bautista», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH, vol. 8
(Madrid: SGAE, 2002), 1008-1009.
503
Enrique Sepúlveda, Enrique Granados y su ópera María del Carmen: La Época, Madrid, 8-XI-1898, 2.
504
La Correspondencia de España, Madrid, 20-I-1898, 2.
505
Paula García Martínez, El pianista y compositor Joaquín Malats y Miarons (1872-1912), tesis doctoral
inédita (Oviedo: Universidad de Oviedo, 2007) 113-114.
506
La Renaixensa, Barcelona, 17-II-1897, 6.
507
La Dinastía, Barcelona, 26-X-1897, 2.
508
Anexo IV.
200
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
que la música de Chopin ocupa un porcentaje elevado del total de obras interpretadas.
Los dos primeros estuvieron a cargo de la pianista Montserrat Sampere. En los salones
de la Asociación Literaria y Artística de Barcelona ofreció un concierto el 13 de julio de
1895. Las obras del compositor polaco conformaban por sí solas la segunda parte de
dicho evento: Scherzo en nº 1 en si menor, op.20; Nocturno; Fantasía-impromptu op.
66; y el primer movimiento del Concierto para piano y orquesta nº 1, en mi menor, op.
11509. Un año después, el 10 de mayo de 1896, además de piezas de otros compositores,
Sampere puso sobre el escenario del Teatro Lírico de Barcelona las siguientes obras de
Chopin: Polonesa en do sostenido menor; Estudio en do sostenido menor; Fantasía-
impromptu op. 66; y el primer movimiento del Concierto para piano y orquesta nº 1, en
mi menor, op. 11510. Por último, Alejandro Ribó, en junio de 1899, se presentaba ante el
público congregado en el salón de música de la Carrera de San Jerónimo. Ante tal
selecta audiencia interpretó piezas de los principales compositores para piano. Las obras
de Chopin que se escucharon esa noche fueron: la Berceuse en Re bemol mayor op. 43,
la Tarantella en La bemol mayor op. 43 y las Polonesas en la bemol y en mi bemol511.
Por último, también hay noticias de otra «velada consagrada a Chopin», ofrecida por
Benjamín Orbón en el año 1900, pero desconocemos el programa en cuestión que se
interpretó ese día512.
509
La Dinastía, Barcelona, 12-VII-1895, 2.
510
La Dinastía, Barcelona, 9-V-1896, 2.
511
El Globo, Madrid, 6-VI-1899, 1.
512
«Antes de emprender dicha excursión, el Sr. Orbón dará varios concierto en Oviedo, en donde hay
grandes deseos de aplaudirle, una velada consagrada a Chopin en el Ateneo y un concierto con orquesta
en un teatro de esta corte, en el que dará a conocer al público madrileño una importante obra de un
célebre compositor alemán». El Liberal, Madrid, 16-XII-1900, 4.
201
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
sonar con éxito estas obras las han hecho merecedoras de formar parte del repertorio de
los mejores pianistas. El carácter brillante de estas piezas es uno de los factores por los
que se interpretaron con más frecuencia durante el último cuarto de siglo.
Los nocturnos, con un 13% del total son la segunda forma más interpretada.
Ligados a la imagen de Chopin, van a ser las composiciones más difundidas y
popularizadas incluso fuera del piano, como demostramos con las caricauras analizadas
en el capítulo VII o las interpretaciones del Nocturno op. 9 nº 2 por parte de violinistas,
violonchelistas y guitarristas. El carácter breve y la belleza melódica inspirada en el
belcanto que caracterizan estas piezas hacen que los pianistas las incluyan tanto en los
conciertos misceláneos, recitales para piano e incluso como propinas.
202
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Allegro de
Tarantella concierto
1% 1%
Sonatas Valses
4% 9%
Scherzos
4%
Polonesas
Rondó
24%
2%
Preludios
1%
Nocturnos
13%
Baladas
10%
Mazurcas
Berceuse
3% Barcarola
6%
Estudios 1%
Impromptus Bolero
6% 8% 1%
Conciertos para
Fantasía op. 49 piano
1% 6%
513
Cf. Tabla 5.
514
Hemos podido localizar varios conciertos en los que Tragó ofreció obras de Chopin como propina.
Sólo me voy a detener en citar alguno de ellos. En los meses de abril, septiembre y diciembre de 1889
añade nocturnos y un impromptu a los programas establecidos. Al año siguiente también recompensa al
público con un nocturno y un estudio. A propósito del concierto dado en el Salón Romero en abril de
1889, se dijo lo siguiente: «Tan insistentes fueron los aplausos, que el distinguido pianista se vio obligado
a obsequiar al público con un Nocturno de Chopin y con un Impromptu de Mendelssohn». (El Correo
Militar, Madrid, 4-IV-1889, 3).
203
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
diciembre de 1893: «[…] las aclamaciones y los aplausos no cesaron hasta que, después
de presentarse varias veces el Sr. Tragó en el escenario, sentóse de nuevo ante el piano y
tocó sucesivamente, por acceder a la instancia del público, dos estudios y un nocturno
de Chopin»515.
Tabla 5: Interpretaciones del Andante Spianato y Gran Polonesa Brillante op. 22 de Chopin
515
El Día, Madrid, 30-XII-1893, 3.
204
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
516
Cf. Tabla 6.
205
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Según las fuentes que hemos podido analizar, la Polonesa brillante op. 3 en Do
mayor, para violonchelo y piano sería la única pieza de música de cámara de Chopin
que se interpretó –por lo menos en concierto– hasta el año 1900 en España. Es muy
probable que en las reuniones privadas se llegara a interpretar alguna otra obra de este
compositor, al igual que aconteció con el repertorio para piano solo. Esta obra estuvo
sobre el escenario en dieciséis ocasiones durante los años 1870 y 1895. El
violonchelista Víctor Mirecki519 fue uno de los protagonistas que más la interpretaron.
517
La producción camerística de Chopin no es muy abundante. Destacan las siguientes obras: La
Introducción y Polonesa brillante op. 3 en Do mayor, para violonchelo y piano; el Trío op. 8 en Sol
menor, para piano, violín y violonchelo; la Sonata op. 65 en Sol menor, para piano y violonchelo y el
Gran dúo en Mi mayor para piano y violonchelo sobre temas de «Robert le Diable» de Meyerbeer.
518
El Popular, Madrid, 22-XI-1848, 4.
519
Cf. Ramón Sobrino Sánchez, «Mirecki Larramet, Víctor», en Emilio Casares Rodicio, dir., DMEH,
vol. 7 (Madrid: SGAE, 2002), 613.
206
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
207
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
y Francis Planté
1878 Salones de la Real [no se especifican] Sociedad de cuartetos de
Academia de Santa Cádiz
Cecilia (Cádiz)
1880 Conservatorio de Agustín Rubio y
Madrid Alejandro Rey
1881 Teatro de Cervantes Castro y Alejandro Rey Sociedad de Sextetos
dirigida por Regino
Martínez
1882 Conservatorio de Víctor Mirecki y Juan Sociedad de Cuartetos
Madrid María Guelbenzu (Sesión extraordinaria)
1883 Casino de la Concha Paul Forunier y C. Alard
(San Sebastián)
1887 Centro del Ejército y Señores Fontanilla y Piano y armonium
de la Armada Mondéjar
1890 Salón Romero Agustín Rubio y María
Luisa Chevallier
1891 Salón Romero Agustín Rubio y María
Luisa Chevallier
1892 Teatro Español Agustín Rubio y María
Luisa Chevallier
1895 Palacio Real Víctor Mirecki y José
Tragó
Dentro de las obras para piano solo de pequeño formato520 destacan ciertos
nocturnos, polonesas, estudios y sobre todo la Berceuse en Re bemol mayor, opus 57.
Esta delicada obra es una muestra perfecta del pianismo expresivo característico de
Chopin. La exquisita composición requiere una refinada interpretación que serviría para
distinguir a los buenos pianistas, desnudándolos de todo artificio de brillantez. José
Tragó fue elogiado por la crítica tras una ejecutar esta obra en un concierto ofrecido en
diciembre de 1889 en el Salón Romero de Madrid. El País, el 3 de diciembre de 1889
dice de la Berceuse que Chopin «ha puesto escollo sobre escollo, y no hay allí para
vencerlos el escudo de la brillantez, no; el pianista se halla encerrado en el círculo de lo
delicado, del que no puede salir, sin pena de dar al traste con la composición» 521. Tras el
concierto Tragó tuvo que ofrecer un nocturno como pieza fuera del programa y Arbós
hizo lo propio con una fuga de Bach.
520
Es muy difícil llevar a cabo un seguimiento completo de todas las obras interpretadas. Los programas
de los conciertos son muy escasos y las referencias en la prensa suelen ser imprecisas. Es muy frecuente
que no se detalle qué tipo de nocturno o polonesa se está tocando. Por estos motivos no podemos ofrecer
unos datos exactos acerca del número de interpretaciones que tuvo cada obra.
521
El País, Madrid, 3-XII-1889, 3.
208
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
repertorios de los grandes pianistas del momento, destacando figuras como Isaac
Albéniz, Carles G. Vidiella, José Tragó, Enrique Granados, Joaquim Malats, etc.
209
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
(Barcelona)
1891 Ateneo de Madrid Señorita Torregrosa
1893 Ateneo de Madrid María Luisa Guerra
1895 Conservatorio de Señorita Rodríguez Discípula de Tragó
Madrid
1896 Conservatorio de Joaquim Malats
Madrid
1897 Saló Parés (Barcelona) Carles G. Vidiella.
1897 Salón de conciertos de Joaquim Malats Inauguración oficial del
la fábrica de pianos de salón
Estela, Bernareggi y
compañía (Barcelona)
1899 Salón de la música de Alejandro Ribó
la Carrera de San
Jerónimo
1899 Teatro de la Comedia Alejandro Ribó
1899 Conservatorio de Señorita Sofía Alonso Discípula de Pialar
Madrid Fernández de la Mora
1900 Liceo (Barcelona) Alejandro Ribó
1900 Salón de la casa Navas Benjamín Orbón
Hemos encontrado también un ejemplo de la influencia de esta obra en el ámbito
compositivo. Dentro de las piezas compuestas por el pianista Dámaso Zabalza llama la
atención la Berceuse dedicada al rey Alfonso XIII y publicada por Zozaya en 1892.
Dámaso Zabalza se hace cargo de las clases de piano del Conservatorio tras el
inesperado fallecimiento de Martín Sánchez Allú. Aparte de ser un importante profesor,
trasciende también como pianista –formando parte de la Sociedad de Cuartetos– y
compositor. Entre su producción predominan algunas obras de carácter didáctico, otras
enmarcadas en el piano de salón, piezas de baile y fantasías operísticas. La influencia
del estilo pianístico chopiniano se puede percibir en algunos nocturnos, scherzos y una
balada. Los críticos –como recogen varios diarios tras su muerte– destacaban la
delicadeza y ternura de sus interpretaciones, llegando a referirse a él como «el Chopin
español»522.
522
El Liberal, Madrid, 28-II-1894, 3.
210
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
siguen una estructura de tema con variaciones, distinguiéndose en que Zabalza añada
una pequeña introducción al inicio. La obra de Chopin comienza presentando durante
dos compases el bajo ostinato de la mano izquierda que se mantiene hasta el final de la
obra. Zabalza hace lo propio después de la pequeña introducción inicial, mostrando
también durante dos compases un bajo en la mano izquierda con un movimiento
ascendente y descendente que recuerda al utilizado por Chopin. Los dos bajos se
caracterizan por una figuración sencilla y la oscilación entre el ámbito tonal de la tónica
y la dominante. Seguidamente Chopin presenta el tema de cuatro compases al que le
seguirán catorce variaciones. Zabalza por su parte opta por una obra un poco más
reducida en la que al tema de cuatro compases le acompañan diez variaciones. Las dos
obras comparten la profusa aparición en las diferentes variaciones de ornamentos y
motivos arpegiados y cromáticos. Finalmente las dos obras concluyen con una coda en
la que reaparece el tema inicial.
211
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
523
Cf. Tabla 9.
524
BNE M.GUELBENZU/1326(3)
525
Carl Tausig (1841-1871) fue un pianista y compositor polaco. Además de ser considerado uno de los
más grandes virtuosos del momento, se caracterizó por arreglar para piano numerosas obras de otros
compositores.
526
La Época, Madrid, 11-IV-1894, 4.
212
CAPÍTULO V. LA INTERPRETACIÓN DE LA MÚSICA DE CHOPIN EN EL
CONCIERTO PÚBLICO
Tabla 9: Interpretaciones del Concierto para piano y orquesta número 1, en mi menor, op. 11 de Chopin
213
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
afamado compositor pianista, y en ella lució el Sr. Tragó sus facultades, siendo muy
aplaudido y teniendo que repetir la grandiosa, magnífica y popular marcha fúnebre»527.
Como veremos más adelante528, la famosa y bella melodía que caracteriza esta
composición provocó que se publicaran numerosos arreglos para otras agrupaciones e
instrumentos. Esta obra pudo ser escuchada en conciertos al aire libre, teatros, salones,
cafés, etc. Un ejemplo de esto, como bien recoge La Iberia, fue el concierto que el
maestro Aguirre ofreció en el café de Granada, situado en el pasaje de San Ginés de
Madrid, el domingo 29 de diciembre de 1878. El programa del mismo fue el siguiente:
527
La Correspondencia de España, Madrid, 28-I-1888, 3.
528
Ver capítulo VI.
529
La Iberia, Madrid, 28-XII-1878, 3.
530
Allegro, El País, Madrid, 10-III-1894, 2-3.
214
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
Primera parte:
La Muta di Portici, obertura………………...………………………………………D. Auber
Serenata, instrumentada por el socio señor García…………………………...... Ch. Gounod
Marcha fúnebre, instrumentada por Pascal……………………………………….. F. Chopin
531
Un ejemplo de esto es la popularidad que alcanzó, a través de las interpretaciones de las orquestas de
salón polacas, la edición instrumentada de la Mazurca en Si bemol mayor, opus 7 número 1 de Chopin,
publicada por Ignacy Klukowski en 1834.
215
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Segunda parte:
Lorelei, obertura………………………………………………………………… W. Wallace
Miscelánea sobre motivos de la ópera Los Hugonotes, arreglada por el socio señor Espino,
con solos de flauta y clarinete, por los señores Sarmiento y Ficher………….. G. Meyerbeer
Tercera parte:
Rienzi, obertura…………………………………………………………………... R. Wagner
Canzonetta del cuarteto en Mi bemol (obra 12), ejecutada por todos los instrumentistas de
cuerda…………………………………………………………………….. F. Mendelssohn532
Como podemos observar, este tipo de programas busca agradar al público mediante
la interpretación de obras conocidas y demandadas en la época como es el caso de las
oberturas de óperas, a las que se unen otras piezas caracterizadas por una belleza
melódica singular.
532
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 5-VIII-1874.
533
Prosper Pascal (ca. 1825-1880) fue un compositor, crítico musical y traductor francés.
534
La Época, Madrid, 4-VI-1873.
216
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
por la de Alcalá, deslízanse al salón del Prado o los Jardines del Retiro, donde cambian
indudablemente de aires, tomando, ora el polvo de los paseos y la humedad de las
fuentes, ora los aires de Chopin, de Mozart y de Rossini, agitados por la orquesta de
Bretón y compañía»535.
Ilustración 21: Portada de la Marcha Fúnebre de Chopin arreglada para orquesta por Prosper Pascal
535
La Época, Madrid, 21-II-1880.
536
Es difícil identificarlo ya que las marcas están muy borrosas.
217
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Tabla 10: Interpretaciones publicadas en la prensa entre los años 1870 y 1885 de la Marcha fúnebre de
Chopin instrumentada por Prosper Pascal537
537
Chopin; Pascal, Prosper: Marcha fúnebre orquestada por Pascal, Madrid, Biblioteca del Conservatorio
Superior de Música, Sig. 3/644.
218
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
La misma Marcha fúnebre, pero arreglada por Eusebio Ruiz para un conjunto más
pequeño –un sexteto formado por: piano, dos violines, viola, violonchelo y contrabajo–,
sería escuchada en el Café Imperial en los años 1876 y 1877538. Esta melodía adquirió
tal popularidad que compartía espacio en los salones con las arias de las óperas más
famosas a través de adaptaciones como la del ya mencionado Eusebio Ruiz para piano y
harmonio539, o la que podemos encontrar en la biblioteca musical de la infanta doña
Isabel de Borbón, destinada a ser interpretada a ocho manos.
Según Liszt540, esta marcha fue instrumentada por primera vez por Henri Reber541
para el funeral de Chopin en París que tuvo lugar el martes 30 de octubre de 1849. El
virtuoso pianista afirma que fue escuchada en el introito de la misa que se celebró en la
iglesia de La Madeleine542. Años después se ha seguido utilizando esta melodía para
acompañar ritos de este tipo, sonando en los funerales de multitud de personajes
ilustres. En estos años, podemos señalar que se interpretó en los funerales de ciertos
personajes destacados como: Skoczdopole, director del Teatro Real; Cristóbal Oudrid,
también director y compositor; Narciso Serra, poeta y dramaturgo; los compositores
Emilio Arrieta y Francisco Asenjo Barbieri; Julián Gayarre, tenor. Precisamente,
haciendo referencia a las honras fúnebres del insigne cantante navarro, en una de las
particelle de la Marcha fúnebre de Chopin instrumentada por Pascal aparece esta
538
Los días 5 y 19 de septiembre, 3 de noviembre y el 15 de diciembre de 1876; además del 24 de abril y
el 16 de noviembre de 1877. El Solfeo, Madrid, 5-IX-1876; El Solfeo, Madrid, 19-IX-1876; El Solfeo,
Madrid, 15-XII-1876; El Solfeo, Madrid, 24-IV-1877; El Solfeo, Madrid, 16-X-1877.
539
Esta pieza se encuentra encuadernada en dos volúmenes –uno con las obras para piano y el otro para el
harmonio– que contienen fragmentos de óperas y un movimiento de una sonata de Mozart y otro de una
de Beethoven. BCSMM 1/330(8); BCSMM 1/328(8).
540
Franz Liszt, Chopin (Madrid: Espasa-Calpe, 1967), traducción e introducción de Carlos Bosch, 28-
148.
541
Henri Reber (1807-1880) compositor y profesor francés. Fue profesor de armonía y de composición en
el Conservatorio de París.
542
Además de la Marcha fúnebre de Chopin, la orquesta y el coro de la Sociedad de Conciertos del
Conservatorio de París, bajo la dirección de Narcisse Girard, interpretó el Réquiem de Mozart, actuando
de solistas la soprano Jeanne Anaïs Castellan, la mezzosoprano Paulina Viardot, el tenor Luigi Lablache y
el barítono Alexis Dupont. Durante el ofertorio, Louis Lefébure-Wély interpretó al órgano los Preludios
para piano op. 28 nº 4 y 6 de Chopin.
219
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
indicación manuscrita: «Sonata il giorno 3 di Gennaio 1890 per la morte del celebre
tenore J. Gayarre al passaggio del suo cadavere per il Teatro Reale di Madrid» 543.
Ilustración 22: Nota manuscrita en la parte posterior de una de las particelle de la Marcha fúnebre de
Chopin instrumentada por Pascal, (E-Mc ASC 186).
[…] llegamos, digo, a una pieza que estaba saltando del programa de conciertos al
aire libre, para ir a refugiarse bajo las naves sombrías del templo, o entre los sauces que se
agrupan alrededor del sepulcro.
Me refiero a la Marcha fúnebre de Chopin, composición sublime que tan bien
expresa el dolor y el sentimiento, pero que no estaba en carácter en el programa de un
concierto veraniego.
Aquella preciosa melodía de los violines contrastaba por su efecto con el aspecto
delicioso del jardín, lleno de frescura, radiante de luces y bellezas, y los sonidos terroríficos
543
BCSMM ASC 186.
544
Las bandas militares también interpretaron arreglos de la Marcha fúnebre en funerales destacados. A
lo largo del siglo XX aparecen adaptaciones para banda de otras obras de Chopin: Estudio Nº3.
Adaptador: Olmedo, J. Unión Musical Española, ed, 1942 (17346-B); Grande valse brillante, Op. 18.
Ildefonso Alier, ed (C 4 C); Mazurka, Op. 7 Nº1/ Vals, Op. 34, Nº2. Adaptador: Olmedo, J. Unión
Musical Española, ed, 1942 (17575).
545
La Época, Madrid, 17-IV-1879.
220
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
del tam-tam se confundían con las alegres risotadas y animadas conversaciones de los
bulliciosos corrillos…
¡Profanación!... Para escuchar esa marcha es preciso bañarse en las tinieblas,
percibir el dolor; de lo contrario, la composición pierde su carácter de grandeza y llegamos
a no oírla […]546.
Aquí encontramos la dicotomía que se presenta en cuanto a la recepción de esta
melodía. Por un parte impera el ámbito estético, ligado a la sensación de belleza
melódica. Esto hace que se interprete en las salas de conciertos bajo su forma original
de sonata; en los salones y cafés, con arreglos para diferentes agrupaciones, piano a
ocho manos, para piano y harmonio, etc.; y hasta forme parte del repertorio orquestal.
Por otro lado, la utilización recurrente de la obra en ceremonias funerarias por su
aparente sentimiento apesadumbrado y lúgubre que continuará hasta nuestros días.
546
El Solfeo, Madrid, 3-VII-1877.
547
Prueba de ello son las siguientes citas de prensa en las que se hace referencia a la interpretación de la
Marcha fúnebre: «y se tocó con gran maestría la grandiosa y verdaderamente patética marcha fúnebre de
Chopin, ya tan popularizada como estimada». La Correspondencia de España, Madrid, 15-IV-1889;
«Gran sonata en si bemol menor (ob. 35), cuyo penúltimo tiempo (3.º) es la gran marcha fúnebre que
tanta aceptación ha adquirido». Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 9-III-1894; «Se ha abusado
hasta tal punto de la marcha fúnebre, que no hay aficionado que la oiga con interés. Pues bien; anoche
Tragó la dijo de tal modo que pareció nueva, viéndose obligado a repetirla». El País, Madrid, 10-III-1894.
548
MC/4429/20.
549
Salvador Ruiz es también autor de un arreglo del tercer movimiento de la Sonata nº 2 de Weber. Este
manuscrito está fechado el 2 de julio de ese mismo año y está escrito para una formación idéntica.
221
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ilustración 23: Portada del manuscrito de la Mazurca op.6 nº1 en Fa sostenido menor arreglada para
grande orquesta por Salvador Ruiz, (BNE MC/4429/20)
222
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
550
Compositor, director y virtuoso contrabajista de origen italiano. Cf. Rodney Slatfor, «Bottesini,
Giovanni», The New Grove Dictionary of Music and Musicians, vol. 4 (Oxford University Press, 2001),
85-86.
551
Chopin; Bottesini: Melodía arreglada por Bottesini, Madrid, Biblioteca del Conservatorio Superior de
Música, Sig. ASC 173.
552
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 15-VII-1871.
553
Crónica de la Música, Madrid, 26-II-1880.
554
Destacar los arreglos realizados por Auguste-Joseph Franchomme (1808-1884), Władysław Tarnowski
(1836-1878), Jules Deswert (1843-1891) y Alexánder Glazunov (1865-1936).
555
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 29-VIII-1874; La Época, Madrid, 8-IV-1875.
556
En la biblioteca del Conservatorio de Madrid (1/7041) se encuentra una copia manuscrita de esta obra,
correspondiente a las particelle de la sección de cuerda de la orquesta. No he podido localizar la parte
solista. Existen ediciones publicadas tanto de la versión para flauta y piano como de flauta y orquesta.
557
Compositor y flautista francés nacido en 1833. Estudió en el Conservatorio de París con Jean-Louis
Tulou, obteniendo el Primer Premio de flauta del conservatorio en 1845. Además de sus muchas
223
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
composiciones para flauta, también destacan sus obras para saxofón. En concreto, Fantasie sur un thème
original, encargada por Adolphe Sax para su nuevo instrumento.
558
Chopin: 1º Polonesa instrumentada por Tomás Bretón, Madrid, Biblioteca del Conservatorio Superior
de Música, Sig. 1/5599.
559
Es habitual su repetición en la mayoría de los conciertos en los que forma parte del programa. Un
ejemplo de esto fue el concierto celebrado el 11 de mayo de 1879: «La tercera parte del concierto causó
en el público verdadero entusiasmo. La primera polonesa de Chopin, instrumentada por Bretón, tuvo que
ser repetida en medio de atronadores aplausos en justo premio a la notable ejecución que obtuvo».
Crónica de la Música, 15-V-1879.
560
El Día, Madrid, 1-III-1894.
224
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
violonchelo en la obra de Chopin. A pesar de esto, las melodías se van sucediendo entre
diferentes instrumentos. Las escalas y arpegios de la mano derecha del piano aparecen
encadenadas en ciertos instrumentos dependiendo de su tesitura, elaborando texturas
cohesionadas.
Tabla 11: Interpretaciones del arreglo de Bretón de la Polonesa para violonchelo y piano op. 3 por parte
de la orquesta de la Unión Artístico Musical
FECHA LUGAR
11-IV-1878 (estreno) Teatro Apolo
28-V-1878 Teatro del Príncipe
Alfonso
31-V-1878 Teatro del Príncipe
Alfonso
20-IV-1879 Teatro Apolo
11-V-1879 Teatro Apolo
24-VI-1879 Jardín del Buen Retiro
15-VII-1879 Jardín del Buen Retiro
8-VIII-1879 Jardín del Buen Retiro
3-IX-1879 Jardín del Buen Retiro
5-IX-1879 Jardín del Buen Retiro
21-IX-1879 Teatro de la Comedia
16-VII-1880 Jardín del Buen Retiro
7-IV-1881 Teatro Zarzuela
23-VIII-1881 Jardín del Buen Retiro
27-VI-1882 Jardín del Buen Retiro
3-II-1884 Teatro Apolo
561
E-Mn M/3015.
562
Crónica de la Música, 5-XII-1878.
563
Jules Etienne Pasdeloup (1819-1887) Director y empresario musical francés. Fundador de la Société
des Jeunes Artistes. Ejerció una gran labor de difusión de los repertorios sinfónicos en Francia a través de
los Concerts populaires.
225
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Ilustración 24: Dedicatoria manuscrita de Tomás Bretón a Barbieri en la partitura de su Primera polonesa
564
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 25-I-1883.
565
La Iberia, Madrid, 7-I-1888.
226
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
6
Bottesini
5
Pascal
4
Demersseman
3 Bretón
2 Espino
Figura 4: Número de interpretaciones de los arreglos e instrumentaciones para otras formaciones de las
obras para piano de Chopin
566
BCSMM 1/5659.
567
Cito como ejemplo a los siguientes virtuosos que llevaron la música de Chopin a sus respectivos
instrumentos: los violinistas Pablo Sarasate (1844-1908) y Jascha Heifetz (1901-1987); el violonchelista
David Popper (1843-1913); el guitarrista Francisco Tárrega (1852-1909).
227
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
publicación por Ricordi en Milán de la versión para violín y piano realizada por Karol
Józaf Lipiński de la Tarantella en La bemol mayor, opus 43 de Chopin. Pero con el
paso de los años, la popularidad creciente de la música de Chopin hace que muchos
virtuosos de otros instrumentos se sientan atraídos por estas obras escritas
originariamente para piano. Como apunta María Nagore en su artículo Le piano de
Chopin à travers le violon de Sarasate (1844-1908)568, la proliferación durante la
segunda mitad del siglo XIX de obras para piano transcritas al violín –y por extensión a
otros instrumentos solistas– se debe a varias razones: la escasez de obras escritas
especialmente para instrumentos solistas; la importancia que tiene el piano en el siglo
XIX y que conlleva un mayor interés para los compositores; y la tendencia cada vez
mayor a recuperar obras del pasado569. En España, la primera mención que tenemos
sobre la adaptación de una obra de Chopin para otro instrumento se la debemos a
Adrien François Servais570. Como ya hemos visto anteriormente, el violonchelista belga
interpretó en 1877 un nocturno de Chopin para violonchelo571.
568
María Nagore Ferrer, «Le piano de Chopin à travers le violon…, 217-246.
569
No podemos olvidar que a Chopin se le encumbra rápidamente tras su muerte entre los compositores
clásicos por excelencia.
570
El Imparcial, 10-V-1877, p. 3.
571
Además del arreglo para violonchelo del Nocturno op.9 nº2, en Mi bemol mayor de Chopin, Servais
también adaptó la Mazurca op.6 nº1, en fa sostenido menor y la Mazurca op.7 nº3, en fa menor.
572
Nagore detalla en su artículo alguno de estos arreglos. Destacan las dos series de obras para violín y
piano que arregla J. de Groot. Según el artículo publicado por Durand en La France Musicale, las obras
que comprendían la primera serie son: nº 1, Nocturne, op. 9; nº 2, Grande valse brillante, op.18; nº 3,
Tarentelle, op. 45 [sic]; nº4, Marche funèbre, extraite de la Sonate op. 35; nº5, Deux mazurkas, op. 7; nº
6, Valse. La segunda serie estaba compuesta por las siguientes obras: nº7, Nocturne, op. 32; nº8,
Polonaise, op.26; nº9, Grande valse brillante, op.34, nº1; nº10, Deux mazurkas, op.62 [sic], nº11, Grande
valse, op. 34, nº3; nº 12, Nocturne, op. 37. Cf. Sexius Durand, «Oeuvres de Chopin arrangées pour violon
et piano par J. de Groot», La France Musicale, 35, 31-VIII.1862, p. 277.
Además, a los arreglos de Groot hay que añadirle los de: Karol Lipiński (Nocturno en si bemol op. 9 nº
1; Polonesa en do sostenido menor op. 26 nº 1), Carl Huber (Nocturno op. 55 nº 1), Gustaw Adolfson
(Preludio en mi menor op. 28 nº 4; Preludio en Si bemol mayor op. 28 nº 21), August Wilhelmj
(Nocturno op. 9 nº 2, op. 27 nº 2, op. 29, op. 32 nº 1 y nº 2, op.37 nº1; Polonesa op. 26 nº 1), Leopold
Auer (Nocturno en mi menor op. 72 nº 1; Canciones polacas op. 74 nº16), Fritz Seitz (Vals brillante op.
18), Eugène Ysaÿe (Vals en mi menor op. póstumo; Balada en sol menor op.23), Willi Burmester
(Estudio en fa menor op. 25 nº 2; Vals en Re bemol mayor op. 64 nº 1), Fritz Kreisler (Mazurca en Re
mayor op. 33 nº2; Mazurca en la menor op. 67 nº 4), Brosnilaw Huberman (Vals en do sostenido menor
228
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
Entre todos los intérpretes que llevarían la música del compositor polaco a sus
propios instrumentos, dentro de nuestro marco de estudio destaca sin ninguna duda la
figura de Pablo Sarasate. El violinista pamplonés se trasladó muy joven a París,
llegándose a convertir en una referencia musical de nivel internacional. Su repertorio
era muy amplio y variado. Las piezas de autores clásicos como Bach o Beethoven se
combinaban con las de otros autores contemporáneos. Además, Sarasate solía incluir en
sus conciertos algunas de sus composiciones o arreglos de otras obras que él mismo
había escrito. De entre las obras que el virtuoso del violín llevó a su instrumento,
podemos señalar dos nocturnos y tres valses del compositor polaco. En concreto me
refiero al celebérrimo Nocturno en Mi bemol mayor op. 9 nº 2, el Nocturno en Re bemol
mayor op. 27 nº 2, el Vals en la menor op. 34 nº2, el Valse en Fa mayor op. 34 nº 3 y el
Vals en La mayor op. 64 nº3.
Primera parte:
Ruy Blas (Overtura)………………………………………………………… F. Mendelssohn
Valse lente; Pizzicari de Sylvia…………………………………………………... L. Delibes
Tannhauser (Overtura)…………………………………………………………… R. Wagner
op. 64 nº 2; Vals en Sol bemol mayor op. 70 nº 1; Mazurca en fa menor op. 7 nº 3; Nocturno en Sol
mayor op. 37 nº2), Alber Spalding (Vals en si menor op. 69 nº2; Vals en Sol bemol mayor op. 70 nº 1 ),
Jascha Heifetz (Nocturno en Mi bemol mayor op. 55 nº 2), Nathan Milstein (Nocturno en do sostenido
menor op. póstumo), etc.
229
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Segunda parte:
Concierto para violín y orquesta en Re Mayor op.61………………………L. v. Beethoven
Tercera parte:
Fantasía de la ópera «Fausto» ejecutada por Sarasate con acompañamiento de
orquesta…………………………………………………………………………... P. Sarasate
Scherzo de la segunda sinfonía en mi bemol………………………………………. Marqués
Nocturno en mi bemol ejecutado por Sarasate con acompañamiento de piano por el Sr. Otto
Goldschmidt……………………………………… F. Chopin (Transcripción de P. Sarasate)
Marcha de las bodas (Sueño de una noche de verano)………...………...F. Mendelssohn573
El éxito internacional también cala en España a través de las críticas que llegan
desde otros países. La Crónica de la Música publica en 1881 una crítica que llega desde
la ciudad de Riga, actualmente la capital de Letonia. En dicho fragmento se nos presenta
la traducción de un poema firmado por Stanislas Grudzinski en el que se alaba la
interpretación de la música de Chopin por parte de Sarasate.
573
El Imparcial, Madrid, 14-III-1880, 3.
574
Crónica de la Música, Madrid, 27-I-1881, 5.
575
El Liberal, Madrid, 6-VIII-1896, 1; Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 27-III-1891, 3.
230
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
popularizado nuestro Sarasate con su violín, y en cual fragmento nos dejó encantados
[…]»576.
Pero esta obra no solo se popularizó entre los espectadores. Muchos otros
violinistas pretendieron emular al célebre Pablo Sarasate interpretando alguna de sus
obras, y también el arreglo del nocturno de Chopin. Analizando los conciertos y
veladas ofrecidas a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XIX encontramos
nombres como: Enrique Fernández Arbós, Maschek, Francés, Antonio Fernández
Bordas, Magde Wiekham, Navarrete, Ballo, M. Viscasillas. Estos violinistas ofrecieron
conciertos en salas tan importantes como el Palacio Real, el Teatro de la Comedia de
Madrid o el Salón Romero, entre otros. Exceptuando alguna ocasión579, en los anuncios
o críticas de estos conciertos no se dice qué nocturno es el interpretado ni si se trata del
arreglo escrito por Sarasate. Esto se debe a que era una obra tan conocida por todos que
no necesitaba ningún tipo de presentación. A continuación muestro la crónica de un
concierto de Arbós junto a Albéniz en el Teatro de la Comedia, llevado a cabo el 7 de
marzo de 1889. En estas líneas de La Correspondencia de España podemos observar
cómo el violinista interpreta los Aires bohemios de Sarasate. Tal fue su éxito ante el
576
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 15-XII-1891, 4.
577
Nagore Ferrer, «Le piano de Chopin à travers…, 235.
578
La España, Madrid, 21-III-1887, 6.
579
La Época, Madrid, 14-XII-1889, 1.
231
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
público asistente que tuvo que corresponder interpretando «la bella composición de
aires cubanos, del mismo Sarasate, y un sentido nocturno de Chopin»580.
Primera parte:
Trío en re menor op.49; interpretado por Ana Otero (piano), Fernández Bordas (violín) y
Ruiz de Tejada (violonchelo)……………………………….………………. F. Mendelssohn
Segunda parte:
Sonata en do sostenido op. 27; interpretada por Ana Otero (piano)……….. L. v. Beethoven
Capricho estudio; interpretado por Ana Otero (piano)………………………………. J. Raff
580
La Correspondencia de España, Madrid, 9-III-1889, 2.
581
La Correspondencia de España, Madrid, 27-IV-1883, 4.
582
El Día, Madrid, 20-V-1897, 2.
232
CAPÍTULO VI. CHOPIN FUERA DEL PIANO
Tercera parte:
Concierto en sol menor op. 22, interpretado por Ana Otero (piano)………... C. Saint-
Saëns583
Además de los violonchelistas que acabamos de citar, tenemos que señalar
también a Salvador Armet, Juan Pujal y Pau Casals. Este último sobresale con sus
interpretaciones en los últimos años del siglo y que continuarán con otras intervenciones
en el siglo XX. Como se ha demostrado a lo largo de este punto, el nocturno de Chopin
será utilizado por todos estos virtuosos para ensalzar sus capacidades expresivas a la vez
que se demuestra un conocimiento y dominio del repertorio clásico. La Música
Ilustrada Hispano-Americana alude a esta idea señalando que gracias a este célebre
nocturno de Chopin, Casals «muestra todo lo romántico que puede ser un concertista
clásico y todo lo clásico que puede ser un concertista romántico»584. El músico catalán
causaría gran expectación, incluso se le llega a comparar con el propio Sarasate: «Basta
oír a Casals el Nocturno, de Chopin, para convencerse de su extraordinario mérito.
Solamente el eminente Sarasate, en el violín, ha conseguida análogo triunfo,
interpretando esta poética composición del gran pianista polaco»585.
583
La Época, Madrid, 29-XII-1889, 3.
584
La Música Ilustrada Hispano-Americana, Barcelona, 15-IX-1900, 4.
585
La Época, Madrid, 22-I-1899, p. 3.
586
En la Biblioteca Nacional de España podemos encontrar algunas publicaciones que contienen estos
arreglos: MC/3763/60; MC/3763/58; MC/3763/40; M/2845(7).
587
MP/1293/13.
233
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
discípulo de Tárrega, mostró su dominio del instrumento en una sesión que tuvo lugar
en Barcelona en octubre de 1899 y de la que las páginas de La Dinastía se hacen eco:
El joven señor Llovet, entusiasta del arte, en todas sus manifestaciones –además de
guitarra domina el contrabajo y es discípulo aventajadísimo del señor Torrescasana en la
clase de pintura– ocupó el lugar del model en el estudio, convertido entonces en cátedra,
sublime digna de Haydn. Todos los asistentes abandonaron el cenáculo y se constituyeron
en atentísimos oyentes del señor Llovet, el cual tocó, de modo magistral, las piezas
siguientes: 1º, Romanza, Mendelssohn; 2º, Variaciones, Beethoven; 3º, Minuetto, Tárrega;
4º, Serenata «Granada», Albéniz; 5º, Capricho árabe, Tárrega; 6º, Nocturno, Chopin; 7º
Scherzo, Tárrega; 8º, Jota, Tárrega588.
Como podemos observar, las obras escritas directamente para guitarra se
suceden junto con breves arreglos de piezas de compositores como Beethoven,
Mendelssohn o Chopin. A pesar de que no tenemos documentación que lo pruebe, es
plausible que el propio Tárrega, otros alumnos u otros compositores interpretaran estos
arreglos en más de una ocasión.
588
La Dinastía, Barcelona, 10-X-1899, p. 2.
589
Utilizando material musical de Chopin se han escrito obras de todo tipo: obras corales como la Balada
de Mallorca (1933) de Manuel de Falla; la suite orquestal que concluyó Antoni Ros Marbà procedente de
la ópera cómica Fuego fatuo (1918-1919) de Manuel de Falla; la ópera Chopin (1901) de Giacomo
Orefice; música de ballet como Chopiniana, op. 46 (1906) de Alexánder Glazunov o Dances at a
Gathering (1969) de Jerome Robbins; el poema sinfónico Żelazowa Wola, op.37 (1910) de Serguéi
Liapúnov.
234
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
1. La imagen romántica
1.1. El poeta del piano
235
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
590
Algunos de los textos de prensa más representativos en los que Chopin aparece como un pianista de
referencia junto a Liszt o Thalberg son los siguientes: El Eco del Comercio, 7-X-1847 y 13-XI-1847; El
Español, 24-X-1847; El Heraldo, 11-IV-1849; Correo de los Teatros, 14-IX-1851.
591
El Eco del comercio, Madrid, 7-X-1847, 4.
592
Mostramos los siguientes ejemplos: En El Español, 22-I-1846, 1 se refieren a Chopin como «el poeta
del piano»; en El Eco del Comercio, 7-X-1847, 4 se identifica con «la gracia y la suavidad»; en el Correo
de los Teatros, 14-IX-1851, 4 se menciona «el alma de Chopin»; etc.
593
Samson, «Chopin reception…, 2-3.
594
E. Velaz de Medrano y Álava, «Revista Musical», El Español, 22-I-1846.
236
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
595
Luis Enault, Frééric Chopin, 3ª edición (París : Librairie Nouvelle, 1861), 7.
596
Louis Énault (1824-1900) fue un periodista y novelista francés.
597
«Pour Chopin, la musique était destinée à évoquer les passions, à les rendre sensibles, à en
communiquer les frémissements: il établissait comme un magnétisme invisible entre l'àme de ses
auditeurs et les vibrations sonores de l'instrument». Enault, Frééric Chopin…, 18-19.
598
Félix Clément, Les Musiciens célèbres du seizième siècle à nos jours (Paris: L. Hachette, 1868).
599
Félix Clement, Músicos célebres: biografías de los más ilustres compositores desde el siglo XVIII
hasta nuestros días, versión española de A. Blanco Prieto (Barcelona: Daniel Cortezo y Cª, 1884), 8.
237
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Como acabamos de apuntar, el libro que tuvo más impacto durante la segunda
mitad del siglo XIX a la hora de conformar la imagen posterior de Chopin fue sin duda
el escrito por el pianista Franz Liszt. Los aires mitológicos y las leyendas propias del
siglo XIX toman forma en la biografía escrita por Liszt. En este texto se halagan
elocuentemente sus composiciones y nos introduce en el círculo más personal e íntimo
del compositor, pero sin mucho rigor. Como ya apuntamos en el primer capítulo, el
propio Juan María Guelbenzu contaba con uno de estos ejemplares en su biblioteca
personal, en concreto una edición en francés publicada en 1879 por Breitkopf &
Härtel600. En 1882 se anuncia en La Renaixensa601 la intención de llevar a cabo una
«Biblioteca musical», proponiendo el libro que Liszt dedica a la figura del pianista
polaco como uno de los primeros en formar parte de este proyecto editorial.
Casi todas [sus composiciones] están llenas de ese mismo vapor amoroso que
circula como un fluido a través de sus Preludios, sus Nocturnos y sus Impromptus, en los
que se pintan una a una todas las fases de la pasión […]. En cada Balada, en cada Wals, en
cada estudio de Chopin, yace embalsamada la memoria de una de esas fugitivas poesías que
el gran músico idealizaba de vez en cuando, hasta el punto de hacer las fibras tan tenues y
débiles, que no parecían pertenecer a nuestra naturaleza, sino acercarse a un mundo mágico
y revelarnos las indiscretas confidencias de las Peris, de las reinas Mabs y de todos los
genios de los aires, de las aguas y de las llamas, sujetos también a los más amargos errores
y a los más insoportables disgustos603.
La última parte del artículo se corresponde con un fragmento del primer capítulo
del libro de Liszt sobre Chopin. Redundando en esta visión romántica sobre la figura de
Chopin tan ampliamente difundida se encuadran las líneas publicadas por la Crónica de
600
Franz Liszt, Chopin (Madrid: Espasa-Calpe, 1967), traducción e introducción de Carlos Bosch. Una
edición en francés de este libro, publicada en 1879 en Leipzig por Breitkopf & Härtel, se encuentra en el
archivo personal de Juan María Guelbenzu (M.GUELBENZU/1591 [BN]).
601
La Renaixensa, Barcelona, 16-XI-1882, 6.
602
El Globo, Madrid, 25-7-1879, 1; El Globo, Madrid, 26-7-1879, 1.
603
El Globo, Madrid, 25-7-1879, 1.
238
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
la Música en septiembre del año 1881. Liszt pone en valor la música frente al resto de
artes ya que afirma que es «la manifestación artística más clara», siendo la más propicia
para acercarse a la idea de realismo. Las palabras de Liszt siguen manifestando que
«nunca un poeta describirá una puesta de sol como un músico inspirado». Además de
poner como ejemplo una de sus interpretaciones en un piano Érard como fiel
representación de una tormenta, hace referencia a Chopin con las siguientes palabras:
«Chopin imita las lágrimas como Talma604; su piano solloza. El músico en el mero
hecho de serlo, es también pintor, poeta, comediante… El músico lo es todo»605.
604
François Joseph Talma (1763-1826) fue un actor francés que se caracterizó por cultivar el realismo,
siendo notorios sus papeles trágicos.
605
Crónica de la Música, Madrid, 14-IX-1881, 6.
606
G. Morphy, «La Sociedad de Conciertos-H. Bauer», La Correspondencia de España, 12-XI-1897, 1.
607
Eustaquio de Uriarte, «Orígenes e influencia del Romanticismo en la música», Ilustración Musical
Hispano-Americana, Barcelona, 15-II-1892, 3.
239
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Gottschalk. El autor se refiere a Chopin como «el de los tristes preludios, de las
profundas sonatas y de las nostálgicas polonesas». Alude al éxito que el compositor
polaco cosechó en París gracias a sus composiciones y «las simpatías que inspiraba la
desgraciada Polonia y cuanto con ella se relacionaba».
608
Ídem.
609
Algunos ejemplos en los que se hace referencia a aspectos de genialidad en la música de Chopin: El
Contemporáneo, Madrid, 8-III-1864, 4; La España Musical, Barcelona, 18-X-1866, 2; La América,
Madrid, 13-IV-1886, 15; J.M. Esperanza y Sola, «Revista Musical», La Ilustración Española y
Americana, Madrid, 8-VIII-1895, 11-14; etc.
610
Se pueden señalar los escritos sobre Beethoven publicados en el periódico alemán Allgemeine
Musikalische Zeitung.
611
Enrico Fubini, La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo xx (Madrid: Alianza Música,
1994).
612
Carreras, ed., Historia de la música en España…, 487.
240
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
241
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
anhelo infinito614, que provoca un desasosiego durante la vida, siendo ésta un tránsito o
una «peregrinación» llena de preocupaciones. Por otra parte, también se hace referencia
a la preocupación por la identidad nacional, dejando su patria en guerra para trasladarse
a París. El sentimiento revolucionario y la injusticia por no alcanzar la libertad se
repiten durante el siglo XIX. Para finalizar, la idea del genio romántico, personificada
en la figura de Beethoven, se identifica con la lucha heroica contra las adversidades que
se les plantean.
614
La idea alemana del unendliche Sehnsucht, que se nutre de una nostalgia y de un deseo inalcanzable.
615
Enrique Sánchez Torres, Nueve músicos clásicos y seis artistas españoles (Barcelona: [s.n.], 1891).
616
Ibíd. 31.
242
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
largo de estas líneas las imágenes de Chopin como poeta, recubierto de una inspiración
romántica que llenaría de elementos extramusicales sus composiciones.
1.2.Personaje de leyenda
617
Sand, Historia de mi vida…, 296.
618
Gaceta Musical de Madrid, Madrid, 4-III-1855, 3.
619
En el compendio de biografías de músicos célebres que escribió Félix Clément se dice de Chopin que
era «un niño débil y enfermizo que parecía destinado a no lejana muerte». Clement, Músicos célebres:
biografías de los más ilustres…, 285.
243
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
como «el soñador» y «más modesto y menos ruidoso que Liszt». Conecta con la idea de
la desolación por su situación tan alejada de su Polonia natal y reproduce las imágenes
cultivadas por los críticos franceses al utilizar referencias como «encanto», «gracia» o
«genio». El texto dibuja la imagen del fallecimiento de un «joven herido ya por la
muerte» y que «morirá rodeado de los suyos y de las oraciones de sus bellas
discípulas». La imagen que se transmite es la de un genio venerado por sus alumnas
durante sus últimos momentos de vida: «Ellas han encantado su agonía; ellas tocaban
las santas obras de Beethoven al artista espirante, y cuando murió, cada una trajo su
piedra a fin de levantar una tumba al joven maestro»620. Los últimos momentos de
Chopin citados en el texto anterior aparecen en un grabado publicado por la Ilustración
Musical Hispano-Americana el 30 de agosto de 1892.
Uno de los cuadros más famosos que recoge esta misma escena es el óleo sobre
lienzo que pintó en 1885 el artista francés Felix-Joseph Barrias. Actualmente este
cuadro se puede visitar en el Museo Nacional de Cracovia. Armand Gouizien describe
las obras expuestas en la Exposición de bellas artes de París en 1885 en las páginas de
La Ilustración Española y Americana, incluyendo una crítica sobre el cuadro
mencionado621. Gouizien admite que «es indudable que la muerte del pianista
compositor Chopin fue un triste acontecimiento, que privó prematuramente al mundo de
un artista distinguidísimo». Sin embargo, continúa criticando la obra pictórica por las
poses tan «académicas» de sus personajes que no llegan a conmover como el autor del
texto hubiera deseado.
620
El Artista, Madrid, 15-I-1868, 2.
621
Gouzien, Armand, «Exposición de bellas artes de París», La Ilustración Española y Americana,
Madrid, 8-VI-1885, 9.
244
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
622
Diario Oficial de Avisos de Madrid, Madrid, 24-XI-1886, 3.
623
Revista de Sanidad Militar, Madrid, 1-X-1889, 5.
245
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Otra de las imágenes que encontramos en los textos sobre Chopin son las que
tienen que ver con el alma. La música de Chopin se presenta como algo trascendente
que cautiva y posee tanto al intérprete como al espectador624. Como ya hemos advertido
más arriba, la imagen del intérprete encarnando el espíritu del compositor se reproduce
en las críticas de finales de siglo. El concierto se convierte en una experiencia mística en
la que las manos del pianista son conducidas por el alma del autor. Tal es así que
Esteban y Gómez publica en la Crónica de la Música una reseña sobre algunos de los
conciertos que Rubinstein lleva a cabo en la Península en 1881. En este texto el autor
comenta la interpretación de la evocadora Marcha fúnebre. Esta obra parece trascender
la mera música al ser interpretada por el virtuoso ruso. Según el texto, lo fantástico y lo
real se unen en la ejecución única de este pianista llegando a dudar de que «pueda ser
persona mortal». Sobre la interpretación de la obra de Chopin se dice lo siguiente:
624
La Crónica de la Música publica en 1881 las siguientes palabras: «Si escuchásemos con demasiada
frecuencia música de Chopin, concluiríamos por quedarnos sin alma; pues las sentidas melodías del gran
maestro nos la arrebatarían». Crónica de la Música, Madrid, 31-VIII-1881, 4.
625
J. Esteban y Gómez, J., «Los conciertos de Rubinstein», Crónica de la música, 10-II-1881.
626
François Marmontel, Les pianistes célebres…, 5.
627
La Ilustración Musical, Barcelona, 23-VI-1883, 2-3.
246
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
natal, donde se encuentra su piano, para comenzar un viaje a Viena, lugar donde dará
varios conciertos. Se alude a la música del compositor polaco como la que produce
«sonidos extraños de amor, de gozo, de celos y de dolor». El autor del texto sigue
narrando que durante uno de esos conciertos, el piano en el que estaba interpretando
Chopin se puso a tocar solo, repitiendo las mismas sonoridades que había producido el
maestro polaco. El público se asombró y reaccionó pensando que se trataba de una obra
del diablo. Tal fue la expectación que al día siguiente se repitió el concierto con todas
las entradas vendidas, pero al llegar al final, ocurrió una cosa inesperada: «Al vibrar el
último acorde se oyeron como millones de cuerdas metálicas romperse mandando un
sonido desgarrador, fuerte, lamentable; toda la sala se estremeció y Chopin cayó al
suelo como un cuerpo muerto». Según el texto, Chopin volvió apresuradamente a su
casa. Al regresar, el portero le avisó de un suceso muy extraño, su piano había estado
sonando sin que nadie entrara en la habitación. El relato finaliza con el siguiente párrafo
que ilustra la imagen que planteamos:
628
El Día, Madrid, 25-V-1900, 3.
247
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
La popularidad que alcanza la figura de Chopin durante los últimos años del
siglo XIX hace que la imagen romántica creada a lo largo de todo el siglo se haga cada
vez más evidente.
629
La Música Ilustrada Hispano-Americana, Barcelona, 10-I-1899, 14.
248
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
630
La Música Ilustrada Hispano-Americana, Barcelona, 10-I-1899, 14.
249
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
250
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
251
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Para empezar vemos a Sarasate con su violín en la mano y con una especie de
ángel músico detrás de la cabeza, señalando sin duda la inspiración de este insigne
virtuoso. En la siguiente imagen podemos leer: «Ahí está Chopin». Al igual que ocurría
con el nocturno de Field, en este caso aparece una media luna. A diferencia de la
caricatura de Rubinstein, el rostro de este astro muestra signos de tristeza. Las crines
rotas del arco junto con el gesto estresado y sudoroso de Sarasate nos hacen pensar en la
dificultad interpretativa a la que está haciendo frente el violinista. En la parte superior
de la cabeza del personaje se sitúa un corazón que al igual que antes, está sangrando o
llorando. La caricatura en la que Sarasate interpreta un trémolo de Paganini recoge
cómicamente las contorsiones del intérprete al retorcerse, emulando esa figura tan
propia en el compositor y virtuoso italiano. Por último, se representa a un Sarasate
brillante y triunfador. Los ramos de flores, laureles e incluso una paloma son lanzados
desde el público que celebra jubilosamente la actuación del músico español. Además del
violín, porta en sus manos una bolsa que representa los triunfos económicos que le
aportan sus conciertos. Sobrevolando la escena, una mariposa señala la belleza
interpretativa que era una de las señas de identidad de este virtuoso del violín.
Para concluir, señalamos que, aunque no sabemos si esto sería aplicable a otros
dibujos de esta naturaleza, sí que se reproducen los atributos que conforman las
imágenes de Chopin a lo largo de este siglo. Como hemos podido comprobar, tanto la
caricatura de Rubinstein como la de Sarasate comparten los siguientes rasgos: la idea de
252
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
Franz Liszt, tan admirado pianista compositor como genial literato músico, es el
que mejor ha sabido compenetrarse del espíritu de la obra general de Chopin, el músico-
poeta por excelencia, el artista de las tristes nostalgias del alma: si hoy honramos nuestras
páginas con el retrato del inspirado autor de las Mazurkas y de las Polonesas, ¿a quién
ceder la palabra con más derecho que a su apologista, a Franz Liszt, autor de la obra
indicada, y de la cual entresacamos un fragmento del capítulo primero que, esperamos, han
de leer con sumo deleite nuestros abonados?633
631
Podemos encontrar anécdotas como la siguiente: «Una noche que Chopin se retiraba a su casa en
compañía de algunos amigos, entre los que estaba Szmitkowzki, se quejó del mal estado de su bolsillo y
dijo: «Si una buena hada me llevase a mi gaveta 20.000 francos, me proporcionaría las comodidades que
necesito y entonces lo pasaría bien». Al despertar contó a sus amigos que había soñado que tenía los
20.000 francos y todos se rieron del sueño. A los pocos días, el famoso compositor encontró en su fabeta
la citada cantidad puesta allí por su discípula Miss Stirling a quien se la había entregado Szmitkowzki con
dicho objeto. Chopin murió sin saber quién le había dado aquel dinero». Crónica de la Música, Madrid,
13-VII-1881, 6.
632
El Liberal, Madrid, 17-X-1890, 3.
633
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 30-VIII-1892, 1.
253
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Unos años más tarde, Chopin vuelve a ser protagonista de dos de las portadas de
estos diarios caracterizados por contener ilustraciones. La celebración del
quincuagésimo aniversario de la muerte del compositor polaco –como aparece señalado
en la portada de La Ilustración Española y Americana, publicada el 15 de octubre de
1899– motiva la publicación de esta imagen junto a una pequeña reseña biográfica que
apunta algunas nociones sobre la vida y las obras más representativas del pianista
polaco.
254
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
255
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
pie de la imagen reza lo siguiente: «Este coro de niñas frescas será un walsecito. La
introducción se la pondré de Wagner, y la coda de Chopin. ¿Y lo de en medio? De
Offenbach. ¡Y luego que digan los morenos que no es original el número!»635.
Esta ilustración nos señala dos cosas. Por una parte, la música de Chopin aparece
como una de las más importantes dentro del canon clásico, compartiendo espacio con la
de Mozart. Que en el texto que acompaña la imagen se cite junto a Wagner y a
Offenbach, dos de los compositores que más éxito tuvieron en la España de finales del
siglo XIX, es un claro ejemplo del éxito que tuvo la música del compositor polaco.
Además, aunque la burla alude claramente al hecho de plagiar, puede que se esté
635
Juan Rana, Madrid, 24-XII-1897, 4.
256
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
2. La imagen canónica
¿Qué ha sido en general la música de piano de diez años a esta parte, digámoslo
con franqueza, sino una aglomeración de notas producida a costa de contorsiones y de un
verdadero estrépito de teclas y macillos, que ha ido en aumento hasta punto que solo la
costumbre ha podido hacer tolerable? ¿Qué es una fantasía con variaciones de las que tan
en moda han estado y aun están, sino un cuarto de hora de ruido más o menos
ingeniosamente calculado, ejecutado siempre con violencia, interrumpido sólo por algún
remedo de canto ridículamente afectado, cuyas notas enfáticas más arañan que halagan el
oído, y concluido irremisiblemente con una buena porción de porrazos que acaban de
atronar al pobre oyente? Desde que se fue arrinconando la música propia del instrumento, la
hermosa escuela de hacer cantar el piano y realzar el canto por el bien entendido empleo de
636
Ver capítulo VI.
637
Para profundizar en este concepto ver: Judith Etzion, «”Música Sabia": The Reception of Classical
Music in Madrid (1830s-1860s)», International Journal of Musicology, 7 (1998), 185-232.
257
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
la armonía continua de que el instrumento es feliz mente tan capaz, se ha tocado para
aturdir los sentidos, no para conmover el corazón638.
En este texto tan irónico, Masarnau critica el repertorio de moda
contraponiéndolo a la «música propia del instrumento». Podemos deducir entonces que
para el crítico español el pianismo expresivo adquiere una autoridad estética superior
que podría adscribirse al denominado por William Weber «idealismo musical» en
defensa de la música clásica que se estaba cultivando en otras zonas del continente.
Según William Weber, ciertos músicos y críticos europeos promovieron este
movimiento reformista durante la primera mitad del siglo XIX para intentar cambiar la
cultura musical639. Un reducido grupo de músicos y eruditos expresan –principalmente
mediante artículos en la prensa– su disconformidad con los planteamientos que invitan a
la comunidad musical a adaptarse a los repertorios de moda en la época.
La primera mención a Chopin que aparece en la prensa española data del año
1837 y se debe a la pluma del mismo Santiago de Masarnau, como ha analizado María
Nagore en su artículo «Chopin et l’Espagne»640. En el texto de Masarnau, escrito antes
de su última estancia en París, el músico español da testimonio de las cualidades que se
atribuyen a Chopin como pianista y la importancia que tiene ya en esos momentos:
«Citaremos, sin embargo, un ejemplo, o más bien una excepción. Chopin, dominando el
piano, brilla en medio de los mejores artistas por la riqueza del sentimiento, la energía,
la calma, la melancolía, la fecundidad de ritmos originales, la progresión armónica, y
tamañas cualidades ahogan la singularidad de su escuela. Pero Chopin ha tenido muy
malos imitadores»641. Masarnau habla de la nueva escuela pianística basada en el
virtuosismo y presenta a Chopin como una excepción. Alude también a una serie de
ideas que formarán parte de la imagen de Chopin y su música a lo largo de todo el siglo.
Señala, en concreto, la excepcionalidad de la música del pianista polaco y su alta
calidad. También apunta a la dificultad a la hora de imitar su estilo, cuestión que
encajaría con la problemática de comprender sus obras y saberlas traducir
correctamente.
638
Santiago Masarnau, «Música. Caracteres de decadencia en la música moderna», El Español, 24-VII-
1836.
639
Weber, La gran transformación en el gusto musical…, 117.
640
Nagore Ferrer, «Chopin et l'Espagne..., 1-3.
641
Santiago Masarnau, «Reseña del estado de la música, particularmente en Alemania», El Español, 19-
IX-1837.
258
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
Si comparamos las palabras utilizadas para describir a Chopin con las que un
año antes el mismo autor escribió para defender la música para piano en el artículo
«Música. Caracteres de decadencia en la música moderna»642, veremos que son muy
similares. Si Masarnau requería que la música realzara el canto y conmoviera el
corazón, describe a Chopin con palabras tales como «riqueza de sentimiento»,
«energía», «calma», etc. Como hemos podido comprobar en los capítulos anteriores, a
partir de la década de 1870 esta misma imagen de Chopin sería utilizada de forma más
directa para ensalzar los repertorios más próximos al «idealismo musical».
La imagen que representa a Chopin como parte de esa estética musical, lejos del
banal virtuosismo vacío, se ve reforzada en la prensa con anécdotas como la que se
publica en enero de 1856. Como podemos leer en el anexo 2, J. Ladimir narra en la
Gaceta Musical un incidente con otro intérprete, en el que Chopin muestra su
disconformidad con esos «pianistas mecánicos» que solamente tocan notas como si
fueran autómatas.
642
Masarnau, «Música. Caracteres de decadencia...
643
Santiago Masarnau, «Estado actual de la música en España», El Renacimiento, 11-VII-1847, 440.
644
Santiago Masarnau, El Tesoro del Pianista (Madrid: Carrafa y Lodre, 1845).
259
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
645
Quadrado, Biografía de D. Santiago Masarnau…, 309.
646
María Belén Vargas Liñán, «La crítica musical en la prensa española no especializada (1833-1874)»,
en Marín López, Javier; Gan Quesada, Germán; Torres Clemente, Elena; Ramos López, Pilar, coords.,
Musicología global, musicología local (Madrid: Sociedad Española de Musicología, 2013), 1661.
647
El Contemporáneo, Madrid, 8-III-1864.
260
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
Chopin es el primer nombre que abre esta sucesión de breves notas en francés
sobre estos compositores. A lo largo del texto se vuelve a recurrir a los adjetivos y
cualidades que se han visto a lo largo de todo el siglo: delicadeza, melancolía,
originalidad, melodías poéticas, etc. Es inevitable observar un paralelismo entre la
publicación de estos volúmenes y el carácter museográfico de algunos conciertos
históricos que se estaban dando en Europa y de los recitales para piano en España a
partir de 1880. Como ya hemos visto en capítulos anteriores, dos de los referentes
interpretativos en la recepción de la música de Chopin ligada a los conciertos históricos
en España fueron José Tragó y Carlos G. Vidiella. No es casualidad que el pianista
catalán, después de iniciar sus estudios con Juan Bautista Pujol, asistiera a las clases de
Antoine-François Marmontel. Gracias a los consejos del pianista afincado en París
Vidiella fue encaminando su repertorio hacia el concierto histórico y otras obras de
referencia en el ámbito del romanticismo musical650. El propio José Tragó tenía en su
biblioteca personal obras de Joseph Fétis, de Fernando de Arteaga y Pereira y del propio
Marmontel651.
648
Crónica de la Música, Madrid, 26-IX-1878, 2
649
Antoine François Marmontel, Les pianistes célebres (Paris: Heugel et Fils, 1878).
650
Hernández i Sagrera, «Els concerts històrics…, 225.
651
Sánchez Martínez, José Tragó y Arana …, 35-36.
261
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
hombres más eminentes en la música: comprende la vida, juicio crítico y reseña de las
obras de los artistas nacionales y extranjeros que más han brillado hasta el presente en el
mundo musical»652, donde se vuelven a reiterar los tópicos sobre los que se viene
construyendo la imagen de Chopin: debilidad enfermiza, dulzura, elegancia y
genialidad. Lo singular de este texto publicado en 1886 es que su autor, Fernando de
Arteaga y Pereira, incluye a Chopin entre los compositores franceses. Esta
categorización puede que sea fruto de un discurso nacionalista que busca tomar el
modelo francés a la hora de crear una historia de músicos importantes que pasaron por
España.
¿Cuántas veces no sucede que al oír bien interpretada por algún artista de primer
orden una composición que se ha oído antes ejecutada por medianías, apenas valen todos
los esfuerzos de la memoria para reconocer como una misma e idéntica tal pieza musical?
O a lo menos ¡qué diferencia de sentimientos del uno al otro caso…! ¿Dónde estaba, qué
pliegues encubrían, cuando la mala y aunque sea regular interpretación, aquella soberana
belleza que ahora encanta, transporta y entusiasma al auditorio? […] Haydn, Beethoven,
Chopin y todos los demás genios trasladaron sus ricas inspiraciones al papel del modo que
pudieron y como es deseable hacerlo. Ese papel, esas notas escritas están a la vista de
cualquiera, son lenguaje común para todo el mundo: luego faltaba un genio, faltaba, o la
652
Fernando de Arteaga y Pereira, Celebridades musicales o sea biografías de los hombres más
eminentes en la música: comprende la vida, juicio crítico y reseña de las obras de los artistas nacionales
y extranjeros que más han brillado hasta el presente en el mundo musical (Barcelona: Centro ed.
Artístico, 1886).
653
Carreras, ed., Historia de la música en España…, 487.
262
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
misma alma de esos genios expresando sus producciones, u otra alma que identificándose
con la de aquéllos, interpretase los sentimientos latentes en esos signos muertos de la
música: faltaba mostrar al auditorio, a modo de decir, el alma de aquellos compositores
[…]654.
Según los críticos de la época, muy pocos pianistas son capaces de comprender e
interpretar correctamente la música del compositor polaco. En las siguientes líneas se
analiza la idea del «mejor intérprete», articulada por la prensa española a través de un
discurso que podríamos identificar con el de la autenticidad en la música de Chopin655.
A pesar de que este concepto no aparece de forma literal en estos años, la idea
argumentada por los críticos se basa en los siguientes criterios: comprender y solventar
las dificultades a priori ocultas a los ojos más inexpertos; conocer y mantener la
tradición estilística; y tratar de manera correcta la flexibilidad del ritmo.
A lo largo del siglo XIX se presenta en la crítica una dicotomía muy marcada
entre lo que se entiende por una buena interpretación de las obras de Chopin y una
deficiente ejecución de su música por parte de algunos pianistas. Este leitmotiv, que
contrapone la idea del perfecto pianista con una presunta corrupción de este repertorio,
se traduce en la proyección de una imagen positiva y otra negativa de los intérpretes.
Este asunto se trata en la prensa al abordar la interpretación de muchas composiciones;
siendo especialmente importantes las críticas arrojadas en relación a las piezas
chopinianas, que encierran en sí mismas un desafío para los grandes pianistas. Como se
desprende del siguiente texto, publicado en La Dinastía en marzo de 1884, las piezas
del compositor polaco se presentan como uno de los repertorios más difíciles a los que
puede hacer frente un pianista profesional. Según el texto, el repertorio chopiniano
«viene siendo y será la desesperación de los mayores talentos y como piedra de toque en
que todos los grandes pianistas ensayan a porfía su habilidad material y su penetración,
digámoslo así, exegética, para llegar a la verdadera interpretación de lo que el gran
Chopin se propuso y entendió componer en cada una de esas concepciones íntimas,
personalísimas cuya belleza está a punto de escapar al que no procura llegar hasta el
alma de su autor y arrancarle su secreto» 656.
654
La Ilustración Católica, Madrid, 25-IX-1886, 4-5.
655
Los elementos que se utilizan para juzgar estas interpretaciones son similares a los empleados hoy en
día para debatir sobre la autenticidad interpretativa en la música de Chopin. Para profundizar más sobre el
estudio interpretativo de la música de Chopin a lo largo de la historia puede consultarse: James Methuen-
Campbell, «Chopin in Performance…, 191-205.
656
E.F., «Primer Concierto del Ateneo», La Dinastía, Barcelona, 11-III-1884, 5.
263
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Como acabamos de ver, uno de los argumentos esgrimidos para calificar una
buena interpretación sería el de comprender y traducir adecuadamente las complejidades
que subyacen en la música del pianista polaco. Desde la primera mención que tenemos
de Chopin en la prensa española ya se insiste en esta idea. Según comenta Masarnau en
el artículo que mencionábamos en el primer capítulo658, el pianista polaco «ha tenido
muy malos imitadores». La mejor interpretación sería la que más se acerca al modo de
pensar y de tocar del propio Chopin. Por todo esto, se deduce que la interpretación más
«auténtica» se consideraba la mejor y, por lo tanto, era sinónimo de calidad. Aunque el
término «auténtico» está rodeado de mucha controversia y no tiene una definición clara,
la idea presente en este y otros textos se acerca mucho al enfoque general de esta
corriente. Un argumento de calidad que no estaba al alcance de cualquier pianista,
insistiendo continuamente en la excepcionalidad de una buena interpretación de la
música chopiniana. En la cita que se presenta a continuación se observa la alusión a lo
excepcional659, y por tanto sobresaliente, de una buena interpretación, en este caso
llevada a cabo en 1886 por Isaac Albéniz. Miguel Moya, en un artículo dedicado a
Albéniz que se publicó en enero de ese año en El Liberal informa del éxito obtenido por
el pianista español al interpretar las Romanzas sin palabras de Mendelssohn, un
Minueto de Weber y «sobre todo» en la ejecución de la Berceuse y la Sonata en do de
Chopin. Según el crítico, «Chopin no tiene hoy en Europa sino contados pianistas que le
657
El Arte, Madrid, 8-III-1874, 3.
658
Santiago Masarnau, «Reseña del estado de la música, particularmente en Alemania», El Español, 19-
IX-1837, 3.
659
Ya habíamos tratado este tema con Sophie Menter en el capítulo V.
264
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
660
Miguel Moya, «Isaac Albéniz», El liberal, 25-I-1886, 2.
265
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
el libro ya citado Les pianistes célebres, un texto de 1878 en el que afirma que Chopin
era «un maravilloso poeta del piano» con una manera de «entender, sentir y expresar su
pensamiento» al que se ha intentado imitar, salvando algunas excepciones, logrando
únicamente «torpes pastiches»661. Posteriormente aclara en una nota al pie que dentro de
esas excepciones a las que hace referencia se encuentran virtuosos como Marie Pleyel,
Gottschalk y Planté, curiosamente coinciden prácticamente con los enumerados por el
crítico español.
Morphy, autor de este verdadero alegato al genio interpretativo, concluye con estas
palabras: «Ese, ese es Chopin, esa es su música y así hay que darla a conocer, y no
empeñarse en crear dificultades donde no existen, ni sacar efectos que el autor no quiso
ni indicó» 662.
661
«Poëte merveilleux du piano, il avait une manière de comprendre, de sentir et d’exprimer sa pensée
que, à de rares exceptions près, on a souvent essayé d’imiter sans réaliser autre chose que de maladroits
pastiches» en Antoine François Marmontel, Les pianistes célebres (Paris: Heugel et Fils, 1878), 5.
662
G. Morphy, «La Sociedad de Conciertos-H. Bauer», La Correspondencia de España, 12-XI-1897, 1.
663
Luis Noain, «Chopin o la escuela truncada: el efímero magisterio de un genio incuestionable», Música
y educación: Revista trimestral de pedagogía musical, vol. 20, nº 72 (2007), 73-110.
266
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
267
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
La flexibilidad del ritmo es una cuestión muy controvertida que dio pie al
surgimiento de una «falsa» interpretación de este repertorio670. Ni siquiera aquellos que
tuvieron la oportunidad de escuchar al propio compositor se ponen de acuerdo para
describir el auténtico rubato chopiniano671. La exageración a la hora de afrontar estas
667
J.M. Esperanza y Sola, «Revista Musical», La Ilustración Española y Americana, Madrid, 8-II-1881,
9.
668
Rowland, «Chopin’s tempo rubato..., 199-213.
669
Ilustración Musical Hispano-Americana, Barcelona, 15-VII-1894, 10.
670
Ibíd. 209-210.
671
Methuen-Campbell, «Chopin in Performance..., 193.
268
CAPÍTULO VII. IMÁGENES DE CHOPIN
Y es que al par de un mecanismo perfecto, que arrolla y vence con gran maestría
todo género de dificultades, reúne una claridad grande y no menor elegancia, sabiendo
compenetrarse del modo de sentir y decir de los autores que interpreta. Así lo ha hecho […]
en la Sonata, para piano también, de Chopin, para cuya esmerada interpretación ha debido
tener, sin duda, presentes los atinados consejos que Cleczynski673 [sic] da a los que con
verdadero amore quieran seguir la tradición de aquel inspirado pianista, y entre los cuales,
uno de ellos, y no el menos importante, es que tocar las obras de éste sin medida ni ritmo,
entendiendo torcidamente lo que quería expresar con la palabra rubato, es absolutamente
contrario a lo que Chopin practicaba, y a la música en general.674
Mariano Vázquez, en un texto publicado en 1892 en la Ilustración Musical
Hispano-Americana, vuelve a ahondar en el asunto del uso desproporcionado del rubato
por parte de ciertos pianistas «adocenados» que piensan que «la característica de Chopin
es no tener compás, ni ritmo, ni cuadratura», elogiando la capacidad del ya fallecido
Guelbenzu para equilibrar el tempo de la obra dependiendo de las necesidades
expresivas del momento. El autor de estas líneas recurre a una visión negativa de ciertos
aspectos femeninos675 como ejemplo de exageración y falta de naturalidad. Según
Mariano Vázquez, la virtud del pianista es controlar los aspectos expresivos, sin caer en
el «amaneramiento» y los excesos de una actitud femenina antinatural. El autor de esta
crítica detalla la música de Chopin como una «música doliente, exquisita, genial, relato
continuo de dolores infinitos». Prosigue señalando que «aquellas armonías suaves y
atrevidas a un tiempo; aquellos acentos tan varoniles a veces; aquellos ritmos
característicos y originales» eran interpretados por Guelbenzu con una expresión justa,
penetrada y natural. La virtud interpretativa del pianista español radica en ejecutar la
música del pianista polaco «sin amaneramiento, sin dulzura empalagosa, sin vaivenes de
672
Para más información consultar Hernández Romero, «María Luisa Chevallier (1869-1951…, 373-380.
673
Se refiere al libro del pianista polaco Jean Kleczynski. Fue publicado en París, en 1880, bajo el título:
Federico Chopin; de l'interprétation de ses oeuvres.
674
J.M. Esperanza y Sola, «Revista Musical», La Ilustración Española y Americana, Madrid, 22-XII-
1889, 13.
675
Las cualidades femeninas asociadas a la debilidad, lo afeminado, etc. se encuentra también presentes
en la recepción de esta música en otros países. Cf. Carreras, ed., Historia de la música en España…, 227.
269
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
ebrio, […]»676. Según el autor del texto, «Guelbenzu tocaba a Chopin con sencillez y
elegancia; la frase tenía su verdadero equilibrio, sin ese constante rubato que, usado
fuera de tiempo y ocasión, falsea el sentido de la melodía y engendra fastidio en el que
escucha»677.
A pesar de criticar este elemento por la excesiva libertad rítmica, en las fuentes
analizadas no se expresa claramente cómo ha de llevarse a cabo el rubato en el estilo
chopiniano.
676
Mariano Vázquez, «Juan Guelbenzu y Fernández», Ilustración Musical Hispano-Americana,
Barcelona, 15-IV-1892, 2.
677
Ídem.
270
CONCLUSIONES
CONCLUSIONES
La importancia de Chopin en el repertorio pianístico internacional es evidente.
Pero ¿qué papel jugaron sus obras y su figura en la música española del siglo XIX? A lo
largo de esta tesis hemos podido comprobar que la recepción de este autor en España –
aunque con algunas singularidades– es similar a la acontecida en otros países europeos.
Al inicio de este trabajo mencionábamos que lo más conocido sobre el tema que
centra esta investigación era la breve estancia de Chopin en Mallorca durante el
invierno de 1838-1839. Sin embargo, esos escasos tres meses de la vida del compositor
no supusieron ningún hito reseñable para la recepción de su obra en la Península.
Incluso varias décadas después del periplo balear, los habitantes de la isla seguían sin
dar mayor importancia a la visita de la ilustre pareja. La creciente popularidad de la
figura de Chopin a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX hizo que se quisiera
resaltar el contacto del pianista polaco con la isla hasta llegar a la explotación cultural,
comercial y turística que conocemos hoy en día.
Si bien es cierto que algunos músicos españoles pudieron tener contacto directo
en París con el pianista polaco o simplemente tener relación con los círculos musicales
o de amistad frecuentados por Chopin, no tenemos fuentes directas que nos lo
demuestren. Al igual que ocurrió en otros países, la trascendencia internacional de la
figura de Chopin hizo que a finales del siglo XIX florecieran muchos testimonios –sin
ninguna evidencia que los corroboraran– que aseguraban el contacto de ciertos músicos
españoles con Chopin, la amistad entre ambos o una notable influencia compositiva.
Que un pianista hubiese compartido experiencias con el compositor polaco o que una
obra tuviera semejanzas con el estilo de Chopin eran argumentos de autoridad que
pretendían aprovechar la imagen de calidad musical y buen gusto que desprendía la
figura del polaco.
A pesar de la escasez de fuentes que arrojen luz sobre estos primeros años,
hemos podido constatar que la presencia de las obras del compositor polaco en España
no fue más tardía que en otros países de su entorno. La escasa recepción que tuvo la
música de Chopin durante el segundo tercio del siglo XIX no estuvo motivada por un
aislamiento de las corrientes europeas. Todo lo contrario, gracias a la movilidad de los
pianistas, la música del compositor polaco llegó con más facilidad a España. Eso sí,
271
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
debido al poco desarrollo que tuvo durante esos años el concierto público y al peso del
repertorio teatral, sobre todo el relacionado con la ópera italiana, la interpretación de la
música de Chopin se redujo a espacios privados, aunque sabemos que pianistas como
Ranieri Vilanova y Juan Bautista Pujol ofrecieron conciertos públicos en el extranjero
en los que incluían música de Chopin. Aunque el repertorio para piano fue
implantándose durante estos años, la presencia de la música del compositor polaco en
espacios públicos sería bastante escasa durante el segundo tercio del siglo, siendo
cultivada en círculos muy reducidos, frecuentados por una élite musical con estrechos
vínculos europeos.
272
CONCLUSIONES
Las obras del compositor polaco aparecen de forma bastante escasa en los
programas de conciertos públicos hasta 1874, año a partir del cual aumentan
significativamente. Durante las dos últimas décadas del siglo XIX la música de Chopin
comienza a popularizarse siendo más accesible tanto para el público como para los
músicos. Las piezas del compositor polaco se programan en conciertos con un público
mucho más amplio y no tan especializado. Un rasgo común con la recepción de este
autor en otros lugares es la popularidad que alcanzaron algunos arreglos de sus obras. El
hecho de que las piezas de Chopin sonaran fuera del piano estuvo impulsado por la
belleza melódica de las mismas, unido al interés de algunas agrupaciones y solistas por
interpretar autores «clásicos». Esta cuestión se ve reforzada por la creación de orquestas
y otras agrupaciones instrumentales, surgidas a partir de la década de 1860. Este hecho,
a pesar de que aleja esta música de su marco pianístico original, hizo que se extendiera a
otro tipo de público. Sin embargo, la música de Chopin seguiría vinculada
fundamentalmente al impulso de los pianistas que desarrollan su actividad a finales de
siglo.
273
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Al igual que pasó con las obras de otros autores como Bach, Beethoven, Mozart,
etc., la música de Chopin entraría a formar parte del canon de los grandes clásicos del
repertorio instrumental. Algunos pianistas e instituciones como la Sociedad de
Cuartetos o la Sociedad de Conciertos se propusieron programar, a diferencia de lo que
era habitual en los conciertos misceláneos, autores menos demandados, haciéndolos
más accesibles a un público más amplio. Además de Haydn, Mozart, Beethoven o
Mendelssohn, Chopin fue uno de los compositores elegidos para representar la tradición
musical clásica. El recital para piano tuvo un papel muy importante a este respecto. Los
grandes pianistas españoles como José Tragó, Isaac Albéniz o Carlos G. Vidiella se
afanaron por programar conciertos en los que las piezas musicales estaban organizadas
de forma coherente, siguiendo una línea cronológica al igual que otros conciertos
históricos ofrecidos en otros países. La música de Chopin tuvo un lugar destacado en
estos recitales, llegando a ocupar una parte entera del concierto o incluso siendo el autor
protagonista de algún concierto monográfico. El numeroso público que asistirá a estas
veladas junto al carácter pedagógico que buscaba despertar el «buen gusto musical» de
los asistentes hicieron que la música de Chopin fuera colocándose junto a la de los
compositores que iban constituyéndose en paradigmas del canon histórico que se va
estableciendo en el siglo XIX.
274
CONCLUSIONES
llamada música seria. La prensa española, al igual que la crítica de otros países,
participa en la idealización romántica del compositor a través del misticismo y las
controversias que rodean su música. Ahonda en el concepto de individualismo y
originalidad, proyectándolos sobre la figura de Chopin al asimilar las dificultades que
conlleva imitar su estilo. Se insiste en imágenes que ahondan en el contacto con lo
inmaterial, haciendo referencias al espíritu y alma del compositor.
275
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
276
BIBLIOGRAFÍA
FUENTES
Prensa678
277
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
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287
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
288
ANEXOS
ANEXOS
ANEXO I
Una noche de reunión en casa de Jorge [sic] Sand, Liszt tocaba un nocturno de Chopin, y, según su
costumbre, lo adornaba con trémolos que no estaban escritos. Chopin dio señales de impaciencia, y al
terminar, se acercó al piano, y con su flema inglesa, dijo a Liszt:
—Pues toca tú, —dijo Liszt levantánose.
—Bien, yo tocaré, —exclamó Chopin.
En aquel momento se apagó la lámpara, y cuando iban a encenderla, dijo Chopin:
—No encendáis la lámpara; por el contrario, apagad las bujías; basta la luz de la luna.
Y tocó durante una hora.
Es imposible decir cómo tocó; hay emociones que la pluma no puede describir. El auditorio no osaba
respirar; y cuando Chopin terminó todos los ojos se hallaban bañados de lágrimas, incluso los de Liszt.
Este estrechó a su compañero en los brazos exclamando:
— ¡Ah! Amigo mio, tenías razón; las obras de un genio como tú son sagradas y es una profanación
tocarlas. Eres un verdadero poeta, y yo no soy más que un pianista.
—No, —replicó vivamente Chopin; —nuestro género es distinto. Tú sabes que nadie en el mundo puede
tocar como tú a Weber y Beethoven. Vamos, toca el adagio en do sostenido menor de Beethoven, pero
con formalidad, como tú sabes hacerlo cuando quieres.
Liszt tocó el adagio con toda su alma, y entonces se manifestó en el auditorio otro género de emoción; ya
no eran las lágrimas dulces que Chopin había hecho derramar, sino los crueles sollozos de que habla
Otelo. Aquello no era una elegía sino un drama.
Sin embargo, Chopin creyó haber eclipsado a Liszt aquella noche, y así lo manifestó a un amigo. Liszt lo
supo y prometió vengarse con una venganza noble de artista.
En otra noche de reunión, Liszt suplicó a Chopin que tocara. Este se dispuso a complacer a su amigo,
pero Liszt mandó apagar las luces y que se corrieran las cortinas para que la oscuridad fuese completa.
Era un capricho de artista y se obedeció.
Pero en el momento en que Chopin iba a ponerse al piano en medio de la oscuridad, se le acercó Liszt, le
dijo algunas palabras al oído y ocupó su lugar. Chopin, que no sabía lo que se proponía su amigo, le dejó
hacer y tomó asiento bastante lejos del piano.
Entonces Liszt tocó exactamente todas las composiciones que Chopin había hecho oír en la noche
memorable de que hemos hablado, pero las tocó con tan maravillosa imitación del estilo y de la manera
de su rival, que era imposible no equivocarse, y en efecto, todos los concurrentes se equivocaron.
El mismo encanto, la misma emoción experimentaron los concurrentes. Cuando el éxtasis se hallaba en su
colmo, Liszt encendió de repente una cerilla y con ella las bujías del piano. Un grito de asombro se oyó
en la reunión,
—¡Qué! ¿Erais vos?
—Ya lo veis.
—Creíamos que era Chopin.
—¿Qué dices a esto? —preguntó Liszt a su rival.
—Digo lo que todos: yo creía que era yo el que tocaba.
—Ya ves, —dijo Liszt levantándose, —cómo Liszt puede ser Chopin cuando quiere. ¿Podrá Chopin
llegar a ser Liszt?
Era un reto, pero Chopin no quiso nunca aceptarlo.
289
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
ANEXO II
UN FENÓMENO MUSICAL (J. Ladimir, «Un fenómeno musical», Gaceta musical de Madrid, Madrid,
13-I-1856, 7.)
Chopin, este artista íntimo y fantástico, esta débil y delicada organización musical, gastada por una
perpetuo aspiración hacia lo infinito, Federico Chopin, como todos los caracteres serios y melancólicos,
desplegaba frecuentemente en un reducido círculo de amigos la más expansiva jovilidad. Nadie hubiera
dicho en aquellos momentos que debía tan pronto confundirse en la noche eterna con Mozart, Schubert,
Weber, Herold, Bellini, Mendelssohn y tantas otras estrellas eclipsadas antes de tiempo.
En aquellos momentos de abandono, Chopin que aborrecía a los virtuosos brillantes, a los pianistas
prestidigitadores, a los que se complacen en vencer dificultades insuperables, reproducía en su
instrumento favorito, sus fórmulas habituales y las ridiculizaba de tal modo, que hacía prorrumpir en una
risa descompasada.
Cierto día llegó a su noticia que un virtuoso que había venido de Alemania, excitaba en París una
frenética admiración por la extraordinaria perfección con que ejecutaba las más maravillosas variaciones
de piano que se habían oído jamás.
Chopin, deseoso de conocer y de oír a esta celebridad de fresa data, arregló las cosas de manera, que al fin
lograron encontrarse los dos pianistas.
El fenómeno alemán ejecutó su pieza de tal manera, que dejó pasmado a su antagonista de celos o de
placer. Chopin le suplicó que la repitiese una y otra vez, lo cual hizo el otro con la mejor voluntad.
Lleno de admiración a la vista de tan prodigiosa ejecución, Chopin suplicó al virtuoso que tocara una
fantasía que estaba entonces en boga, declarándole que si la ejecutaba como la precedente, no trataría de
disputarle la preeminencia.
-Yo no toco otra pieza, dijo el fenómeno.
-¿Por qué?
-Porque no sé ninguna.
-¿Pues cuánto tiempo hace que estudia Vd. la que acaba de tocar?
-Veintisiete años.
Chopin desde entonces no quiso volver a ver más fenómenos, y cuando se le hablaba de algún virtuoso
cuya reputación brillaba súbitamente, se sonría, y contaba esta aventura.
290
ANEXOS
ANEXO III
679
Escrita para piano solo.
680
Falta la Mazurca op. 6 nº5 en Do mayor
291
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
681
Es una errata en el índice ya que se refiere a las Cuatro Mazurcas op. 24, para piano. En el interior, en
la partitura correspondiente, se señalan correctamente las cuatro mazurcas.
682
Falta el Nocturno op. 32 nº 2 en La b mayor.
292
ANEXOS
683
Aparecen en otro orden.
684
Aparecen solo los dos últimos movimientos: Marcha fúnebre. Lento y Finale. Presto.
293
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
685
Es una errata en el índice ya que se refiere únicamente a la Balada n. º 4, op. 52 en Fa menor, para
piano. En el interior, en la partitura correspondiente, se señalan correctamente.
294
ANEXOS
ANEXO IV
295
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
296
ANEXOS
297
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
298
ANEXOS
299
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
300
ANEXOS
op. 53
23-IV-1883 Capitan Voyer Marcha fúnebre Salón de la casa
Bernareggi,
Barcelona
29-IV-1883 Miquel Capllonch Primera polonesa Conservatorio de Ejercicios del
Madrid conservatorio
8-V-1883 Carles G. Vidiella Concierto [sin Teatro Principal
especificar] de Barcelona
23-V-1883 María Luisa Balada Salón Zozaya
Chevalier
4-VI-1883 María Luisa Polonesa Teatro Español
Chevalier
21-X-1883 Emil Sauer Berceuse en Re bemol Salón Zozaya
mayor, op. 57 y
balada
26-X-1883 Emil Sauer Berceuse en Re bemol Teatro Español
mayor, op. 57,
Estudio op. 25,
nocturno op. 27 y
balada
29-X-1883 Emil Sauer Nocturno op. 27, dos Conservatorio de
estudios, Berceuse en Madrid
Re bemol mayor, op.
57 y Balada nº1, en
sol menor, op. 23
22-XI-1883 Srta. Ginot Concierto nº 1, en mi Colegio del Sr.
menor, op. 11 Ginot, Barcelona
9-XII-1883 Srta. Cabañas Primero solo del Conservatorio de Premios del
Concierto nº 1, en mi Madrid conservatorio
menor, op. 11
6-I-1884 Srta. Torregrosa Berceuse en Re bemol Conservatorio de
(alumna de mayor, op. 57 Madrid
Power)
25-I-1884 Conchita Ginót Impromptu y polonesa Colegio del Sr.
Ginot, Barcelona
7-III-1884 Juan Bautista Polonesa, impromptu Ateneo
Pujol Barcelonés
14-III-1884 Isaac Albéniz Preludio op. 28, nº 15, Ateneo
en Re bemol mayor Barcelonés
21-III-1884 Teobaldo Power Vals Conservatorio de
Madrid
21-III-1884 Lorenzo Bau Andante Spianato y Ateneo
Gran Polonesa Barcelonés
Brillante op. 22
30-III-1884 Teobaldo Power Andante Spianato y Teatro de la Sociedad de
Gran Polonesa Zarzuela Conciertos
Brillante op. 22, vals
30-IV-1884 Belén Gastón Vals e impromptu Casa del ministro Fiesta del aniversario
de Venezuela de la boda de una de
(calle de sus hijas
Fuencarral,
Madrid)
4-V-1884 Juan María Andante Spianato y Salón Romero Inauguración de la
Guelbenzu Gran Polonesa sala
Brillante op. 22
4-V-1884 Emilia Quintero Estudio 12 Conservatorio de Ejercicios del
Madrid conservatorio
301
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
302
ANEXOS
303
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
304
ANEXOS
del Fomento de
las Artes
19-XII-1887 Manuel Guervós Polonesa op. 26 nº 1, Salón Romero
en do sostenido
menor, Andante
Spianato y Gran
Polonesa Brillante op.
22, vals
9-I-1888 Peña Andante Spianato y Salones del
Gran Polonesa Centro Artístico
Brillante op. 22 (Granada)
12-I-1888 Barber (alumno Polonesa Conservatorio de
de Zabalza) Madrid
27-I-1888 José Tragó Sonata para piano nº Salón Romero
2, en si bemol menor,
op. 35
17-II-1888 José Tragó Polonesa en La bemol Salón Romero
mayor, op. 53
8-III-1888 Francis Planté Dos estudios, Balada Salón Romero
nº 1, en sol menor, op.
23, Scherzo de la
Sonata para piano nº
2, en si bemol menor,
op. 35, marcha
fúnebre, Tarantella en
La bemol mayor, op.
43
11-III-1888 Francis Planté Concierto nº 1, en mi Teatro Príncipe
menor, op. 11 Alfonso
12-III-1888 Carles G. Vidiella Vals en la menor y Sucursal Érard en
mazurca en si menor Barcelona
24-IV-1888 Mariano Barber Balada y polonesa Círculo de Bellas
Artes, sala de
Ventas
28-IV-1888 Clotilde Zanardi Polonesa Teatro Liceo
(Barcelona)
¿?-V-1888 Elisa del Álamo Polonesa en La bemol Teatro Lírico Alumnos del
mayor, op. 53 (Barcelona) Conservatorio de
Música y
Declamación del
Liceo Barcelonés
1-V-1888 Srta. Mencía Andante Spianato y Círculo Mercantil
Gran Polonesa
Brillante op. 22
2-V-1888 Manzanos Marcha fúnebre Círculo Militar
16-V-1888 Srta. Pérez Vals Casino
republicano
18-V-1888 Fabián [sin especificar] Palacio
Facundarena y
Labat
23-IX-1888 José Tragó Berceuse en Re bemol Teatro Gayarre
mayor, op. 57
13-XII-1888 Berea Berceuse en Re bemol Salón Romero
mayor, op. 57
14-XII-1888 José Tragó Estudio y nocturno Salón Romero Sesión de la
Sociedad de
Cuartetos
305
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
306
ANEXOS
307
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
308
ANEXOS
Spianato y Gran
Polonesa Brillante op.
22
31-III-1891 Berthe Marx Balada nº 2, en Fa Teatro Español
mayor, op. 47
13-IV-1891 María Luisa Nocturno Teatro de la
Chevalier Princesa
¿?-IV-1891 Segura Andante Spianato y Conservatorio de
Gran Polonesa Valencia
Brillante op. 22
27-IV-1891 Luisa Lacal Andante Spianato y Sociedad del
Gran Polonesa Liceo filarmónico
Brillante op. 22 barcelonés
7-VI-1891 Srta. Torregrosa Berceuse en Re bemol Ateneo de Madrid
mayor, op. 57 y
Andante Spianato y
Gran Polonesa
Brillante op. 22
22-VII-1891 Consuelo Romero Rondó para dos Salón Montano A dos pianos
y Pilar Romero pianos en Do mayor,
op. póstumo 73
9-VIII-1891 Srta. Vidal [sin especificar] Palacio de Asociación Musical
Ciencias de Barcelona
(Barcelona)
¿?-IX-1891 Carlos Beck Andante Spianato y Casa del Sr.
Gran Polonesa Lrente (Segovia)
Brillante op. 22
11-X-1891 Augusto de Scherzo, Impromptu Casino de Clases
Obregón Pasivas
(Barcelona)
14-X-1891 José Tragó Nocturno Conservatorio de
Madrid
22-XI-1891 Sobejano Polonesa en La bemol Conservatorio de Distribución de
(alumno de mayor, op. 53 Madrid premios
Mendizábal)
22-XI-1891 Carles G. Vidiella Estudio en do mayor, Palacio de
Preludio op. 24 nº 17, Ciencias
en La bemol mayor, (Barcelona)
Mazurca en si menor
27-XI-1891 José Tragó Nocturno Salón Romero Obra fuera del
programa
29-XI-1891 Carles G. Vidiella Balada, Barcarola en Palacio de
fa sostenido menor, Ciencias
op. 60, Polonesa en La (Barcelona)
bemol mayor, op. 53
30-XI-1891 María Luisa Vals Salón Romero
Chevalier
6-XII-1891 Carles G. Vidiella Estudio en la menor, Palacio de
nocturno, vals Ciencias
(Barcelona)
14-XII-1891 María Luisa Final de la sonata para Salón Romero
Chevalier piano nº 3, en si
menor, op. 58
¿?-XII-1891 Carles G. Vidiella Balada, Barcarola en Palacio de
fa sostenido menor, Ciencias
op. 60 y polonesa (Barcelona)
¿?-XII-1891 Carles G. Vidiella Nocturno en mi bemol Palacio de
309
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
y vals Ciencias
(Barcelona)
4-I-1892 Srta. Aguilar Polonesa Conservatorio del Acto de distribución
Liceo (Barcelona) de premios
17-I-1892 María de los Polonesa en La bemol Ateneo de Madrid
Dolores mayor, op. 53 y la
Rodríguez Balada nº 1, en sol
menor, op. 23
12-II-1892 [sin especificar] [sin especificar] Salón de Ciento Reparto de premios a
de las Casas los alumnos de la
Consistoriales Escuela municipal de
(Barcelona) Música
6-III-1892 [sin especificar] [sin especificar] Salón de Asociación Musical
Congresos del de Barcelona
Palacio de
Ciencias
(Barcelona)
7-III-1892 Sabater Polonesa Salón Romero
11-III-1892 Aceves [sin especificar] Círculo de la
Unión Mercantil
27-III-1892 Mario Calado [sin especificar] Teatro Lírico
5-IV-1892 [sin especificar] Nocturno en si bemol, Fábrica de pianos Academia Nicolau
Balada nº 3, en La de los Sres.
bemol mayor, op. 47 Bernareggi y C.ª
9-IV-1892 Matilde Torija Nocturno en mi Círculo de la
Unión Mercantil
¿?-IV-1892 Dolores Arias Nocturno Fábrica de pianos
(alumna de la de los Sres.
Academia Estela, Bernareggi
Nicolau) y C.ª
Josefina Balada
Casanellas
(alumna de la
Academia
Nicolau)
6-V-1892 María Luis Estudio Salón Romero
Chevalier
8-V-1892 Emilia Quintero Estudio Salón Romero
29-V-1892 Juan Oliart [sin especificar] Salón de
Congresos del
Palacio de
Ciencias
(Barcelona)
¿?-IX1892 Pilar Iglesias Estudio Sociedad Exámenes de
(alumna de Económica de septiembre de la
Emilio Moreno) Granada Escuela de Música
17-X-1892 Leo de Silka Vals y balada Casa del maestro
Echeverría (San
Sebastián)
20-X-1892 Irache (Profesor) Andante Spianato y Colegio Nacional
Gran Polonesa de Sordo mudos
Brillante op. 22 yd e ciegos
¿?-X-1892 Leo de Silka Estudio, preludio, Salón de la Apertura del nuevo
mazurca, vals, balada. Academia (San curso de la Academia
Sebastián) de Música dirigida
por Bonifacio
Echeverría
310
ANEXOS
311
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
312
ANEXOS
313
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
Concierto nº 1, en mi
menor, op. 11
(Allegro moderato)
¿?-VIII-1895 Srta. Casamadrid Polonesa, Fantasía, Conservatorio de Ejercicios de las
op. 49 Música de alumnas. Concurso a
Valencia premio de la clase de
piano.
6-X-1895 María Luisa Impromptu en do Teatro Lírico
Ponsa (alumna de sostenido menor, (Barcelona)
Marmontel) «Fantasía-impromptu»
op. póstumo 66
9-XI-1895 Fontova [sin especificar] Teatro Principal
(Barcelona)
13-XI-1895 Alfonso Nocturno op. 9 nº2, Palacio de Bellas
Vals brillante op. 34 Artes (Barcelona)
nº1
1-XII-1895 Srta. Rodríguez Berceuse en Re bemol Conservatorio de Distribución de
(alumna de mayor, op. 57 Madrid premios
Tragó)
13-XII-1895 [sin especificar] [sin especificar] Casa de los Sres.
De Bosch
25-III-1896 Srta. Paulina Estudio en do menor, Conservatorio del Concierto de fin de
Depares (alumna Vals en la bemol Liceo (Barcelona) curso
de Costa y
Nogueras)
12-IV-1896 Fecé y Palao Nocturno Círculo
Valenciano
19-IV-1896 [sin especificar] [sin especificar] Asociación
Musical de
Barcelona
3-V-1896 Canuto Berea [sin especificar] Ateneo de Madrid
9-V-1896 Canuto Berea Estudio en do menor Salón Romero
10-V-1896 Montserrat Polonesa en do Teatro Lírico
Sampere sostenido menor,
Estudio en do
sostenido menor,
Impromptu en do
sostenido menor,
«Fantasía-impromptu»
op. póstumo 66,
Concierto nº 1, en mi
menor, op. 11
(Primero movimiento)
13-V-1896 José Tragó Balada nº 3, en La Salón Romero
bemol mayor, op. 47;
nocturno en re bemol
14-V-1896 José Viñas Impromptu en do Centro Artístico
sostenido menor, Musical de
«Fantasía-impromptu» Barcelona
op. póstumo 66,
Polonesa en La bemol
mayor, op. 53
27-V-1896 José Viñas Polonesa Casa del señor
Viñas
1-VI-1896 José Tragó Balada nº 3, en La Palacio de Cristal
bemol mayor, op. 47
15-VI-1896 Isabel Echevarría Nocturno y mazurca Ateneo de Madrid
314
ANEXOS
de Aguirre
27-VI-1896 Antonio Puig Balada nº 1 en sol Salón Romero
menor, op. 26
8-VIII-1896 José Tragó Balada y valses Casino San
Sebastián
22-VIII-1896 José Tragó Balada Miramar
¿?-IX-1896 Joaquín Malats Balada nº 3, en La Ateneo de Madrid
bemol mayor, op. 47;
Balada nº 4, en fa
menor, op. 52
4-X-1896 Joaquín Malats Berceuse en Re bemol Salón de la
mayor, op. 57; vals y Asociación de la
Balada nº 3, en La Prensa (Madrid)
bemol mayor, op. 47
9-X-1896 Joaquín Malats Balada nº 3, en La Conservatorio de
bemol mayor, op. 47; Madrid
Balada nº 4, en fa
menor, op. 52
20-XII-1896 Srta. Ferrarons Impromptu Asociación
Musical de
Barcelona
¿?-XII-1896 José Tragó Balada nº 3, en La Salón Romero
bemol mayor, op. 47
31-I-1897 Isabel Echevarría Nocturno Ateneo de Madrid
de Aguirre
15-II-1897 Joaquín Malats Balada, Berceuse en Sala Estela Inauguración de la
Re bemol mayor, op. sala
57 y Fantasía, op. 49
10-III-1897 Julio Caracena Scherzo nº 4, en Mi Conservatorio de Ejercicio mensual de
(alumno de mayor, op. 54 Madrid los alumnos
Tragó)
19-III-1897 Mercedes Rigalt Estudio Ateneo de Madrid Sociedad de
Conciertos
20-III-1897 Carles G. Vidiella [sin especificar] Teatro Principal
(Barcelona)
21-III-1897 Manuel Guervós Polonesa en La bemol Teatro Lírico
mayor, op. 53 (Barcelona)
28-III-1897 Mercedes Rigalt Polonesa en sol menor Teatro del
Príncipe Alfonso
8-IV-1897 Mercedes Rigalt Balada en sol menor Teatro del Liceo
(Barcelona)
31-IV-1897 Carles G. Vidiella Berceuse en Re bemol Saló Parés
mayor, op. 57 y (Barcelona)
segundo nocturno
¿?-IV-1897 José Tragó [sin especificar] Sevilla
16-X-1897 Alejandro Ribó [sin especificar] Sala Estela
Vall (Barcelona)
24-X-1897 Joaquín Malats Concierto nº 2, en fa Teatro Lírico
menor, op. 21 (Barcelona)
7-XI-1897 Harold Bauer Balada, Andante Teatro del Sociedad de
Spianato y Gran Príncipe Alfonso Conciertos
Polonesa Brillante op.
22, vals
14-XI-1897 Harold Bauer Polonesa Teatro del Sociedad de
Príncipe Alfonso Conciertos
31-I-1898 Sofía Alonso Estudio Conservatorio de
Madrid
315
LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
316
ANEXOS
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LA RECEPCIÓN DE CHOPIN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX
(Barcelona)
27-X-1900 Harold Bauer Fantasía op.49 Teatro de la
Comedia
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