3.1 Diagnostico competitivo. 1993.
IESA
Quizá la telenovela sea el producto de exportación más distintivo de la
Venezuela contemporánea. Mientras los consumidores finales extranjeros de
nuestro petróleo, aluminio, acero o frutas, ignoran su origen, los
espectadores internacionales de nuestras telenovelas, reconocen y aprecian
el sello “made in Venezuela”. Aunque el petróleo continúa siendo el
protagonista errático de las exportaciones del país, el balance competitivo
que a continuación analizaremos, arroja saldos positivos que permiten
prever que la industria de la televisión ocupará un rol cada vez más estelar
en el elenco exportador venezolano de finales de siglo.
Entre los varios géneros televisuales exportables, la telenovela ha sido el
producto de mayor aceptación en los mercados de la Aldea Global. Por
tanto, hacia ella enfocaremos nuestro diagnóstico competitivo de la industria
venezolana de la televisión, de acuerdo con el enfoque de Michael Porter.
En principio diremos que los agentes líderes de la oferta interna son, en
orden de aparición histórica, Radio Caracas Televisión y Venevisión, los dos
más importantes canales privados de circuito abierto y alcance nacional, y
Marte Televisión, destacada productora de telenovelas y otros géneros
dramáticos. Estas empresas en conjunto, produjeron durante 1992 cerca de
dos mil horas de telenovelas, las cuales se exportaron a más de 25 países
del mundo. Adicionalmente, se produjeron y exportaron, aunque con menor
cuantía y aceptación, otros géneros televisivos (musicales, humorísticos,
Miss Venezuela).
Con sólo diez años en el mercado internacional, las productoras
venezolanas ocupan en la actualidad una posición de liderazgo compartido
con México y Brasil. En la nación azteca, Televisa destaca como un fuerte
competidor internacional de la televisión venezolana, dado su mayor
tradición exportadora, su escala de mercado y ubicación geográfica. La Res
O’Globo brasileña, por su parte, es también un destacado y muy poderoso
rival en los mercados foráneos de la telenovela, sin duda dotado de fuertes
ventajas. En los últimos años, han surgido también productoras
independientes emergentes, ubicadas en Argentina, Miami, Chile, Perú,
Puerto Rico, Colombia y Ecuador. Si bien estas productoras emergentes han
tenido en algunos casos éxito comercial, todavía para 1993, sólo reúnen una
porción marginal del mercado, liderado por las telenovelas venezolanas,
brasileñas y mexicanas.
La audiencia internacional que ha cautivado nuestra telenovela es de difícil
cálculo pero se estima que hasta 1993 su volumen se acerque a las decenas
o quizás centenas de millones de espectadores. Solamente los países de
habla hispana concentran casi 400 millones de personas y en la mayoría de
ellos se han transmitido novelas venezolanas desde hace varios años y
algunas con destacado éxito. Adicionalmente, Italia, Turquía, Grecia, Israel,
Filipinas e incluso Paquistán, aportan recientemente a nuevos espectadores
a nuestros videoramas. Como se observa, el alcance poblacional actual y
potencial de estas exportaciones televisivas, habla por sí solo del
posicionamiento progresivo que ha logrado la telenovela venezolana, fuera
del estrecho mercado de 20 millones, exponiéndose a la competencia sin
complejos. Sin duda para mantener esta creciente demanda la industria
venezolana de la televisión deberá poner en el aire nuevas estrategias
competitivas que la acerquen cada vez más a la excelencia.
3.3.1 Descripción Industrial
Las comunicaciones han sido denominadas el sector cuaternario de la
economía mundial. La televisión destaca entre las industrias culturales de fin
de siglo, por las particularidades que muestran tanto su ciclo productivo
como los productos por ella generados. En cuanto al modo de producción
televisual, éste se inicia típicamente con la adquisición de bienes de capital y
la contratación de fuerza de trabajo, cuya combinación permite la generación
de una mercancía representada por los diversos programas de televisión
realizados. Adicionalmente, los canales adquieren programas televisión en el
extranjero, los cuales integran, junto con la producción nacional, la
programación lanzada al aire. Gracias a complejas redes de transmisión y
recepción, la programación de las plantas llega a determinado segmentos de
audiencia. Son estos televidentes expresados en puntos de rating, la
mercancía que las plantas ofrecen a los anunciantes publicitarios,
interesados en divulgar sus mensajes entre sus consumidores-objetivo. De
acuerdo con sus necesidades de transmisión de sus mensajes en los
distintos horarios, y cancelan a las plantas la televisión “gratuita”, los que
en definitiva pagan la publicidad, al consumir los productos en ella
anunciados. De esta forma se completa el ciclo del capital, y los canales
recuperan los costos de producción e incluso obtienen dividendos.
Ahora bien, algunos de los programas realizados por las lanas, además de
su valor de uso y de cambio en el mercado interno, poseen valor de
intercambio internacional. Nos referimos en el caso venezolano a la
telenovela o a los programas culturales de BBC británica. Es esta
particularidad de la mercancía televisual la que abre la puerta a un nuevo
ciclo del capital. En efecto, estas producciones transables, al ser
comercializadas afuera, aportan nuevas fuentes de ingresos a la industria.
Lo destacado de esta operación, es que estas nuevas mercancías no
requieren pagar otra vez los costos de producción originales, los cuales por
otra parte ya habían sido recuperados internamente y los nuevos costos
(mercado, copiado, transporte) son, en ocasiones, inferiores a los ingresos
adicionales. De esta forma el mismo producto puede ser vendido numerosas
veces a diferentes canales de televisión foráneos, los cuales a su vez con
estos insumos formulan su programación, generan sus audiencias y
recaudan sus ingresos. En realidad, los programas transados 3.3.1en sus
moldes ya probados en los mercados internos, que permiten generar
similares audiencias-meta en los mercados foráneos. Como se observa, este
nuevo ciclo de capital añade dinamismo a la tasa de retorno y pudiera
derivar en utilidades potenciales de superior escala. Sin duda este rasgo del
producto televisual de poder ser a la vez de todos sin estafar a nadie, ha
permitido a la industria ser uno de los caciques de la Aldea Global.
3.2 Los Productos
En la actualidad, la producción característica de la televisión abarca una
amplia variedad de géneros, los cuales satisfacen diversas necesidades
entre las audiencias. Dado que en la oferta exportable venezolana predomina
la telenovela, comenzaremos nuestro análisis por ella. Típicamente, la
telenovela es un género narrativo en video, compuesto por un promedio de
150 a 200 capítulos seriados, en los que predomina la acción dramática
romántica. En líneas generales, la trama descansa sobre los amores difíciles
de una pareja protagónica, la cual tras superar múltiple obstáculos, en el
último capítulo, nunca antes, obtiene como premio el amor eterno. Para
contribuir a la necesaria verosimilitud del producto, se añaden personajes
que desarrollan sub-tramas enriquecedores del discurso dramático. También
la filiación ilegítima o incierta de algunos de los protagonistas, es un
elemento típico de las tramas. Al resolverse los misterios consanguíneos,
los pobres huerfanitos se convierten en ricos herederos. Otro rasgo
distintivo de la telenovela es su moralidad maniquea, ya que si bien los
malos obtienen éxitos transitorios, al final reciben su justo castigo, mientras
los buenos son recompensados por sus múltiples sufrimientos.
Si bien esta fórmula básica es del dominio público, el abracadabra mágico
de la telenovela todavía suscita el debate colectivo. Según Manuel
Bermúdez, un semiólogo venezolano de RCTV, la novela “se ha convertido
en un género de la cultura popular latinoamericana, en el cual se presentan
historias desde un punto de vista ingenuo y sentimental, donde luego de
cometido un pecado se produce una redención”. Es un producto
contemporáneo, con raíces en la visión romántica de Rousseau”. Ante los
críticos de los medios, otros analistas nacionales1 sostienen que el género
“es un fascinante fenómeno a mitad de camino entre lo real y lo ficticio; lo
chabacano y lo refinado son tan producto cultural como las obras a las
cuales se aplican, lo público y lo privado son personajes enfrentados en una
trama socialmente confeccionada”. Según voceros de Televisa2 , “las
emociones extremas, la maldad sin límite, la bondad angelical, el niño rico, la
criada pobre, la madrastra canalla son las constantes mexicanas”. Por su
parte investigadores brasileños3 afirman que “hoy la telenovela no se limita
a un espacio definido. Su espacio es el mundo, la calle. Eso determina un
cambio en la concepción de la telenovela, sobre todo temática”. En España,
donde recientemente los “culebrones”, en especial los venezolanos, son un
fenómeno cultural, una diputada socialista dice que el encanto de las
novelas radica en “ser un gran chisme compartido, gracias al cual el público
descubre la vida privada de personajes ficticios, sobre los cuales se pueden
formular juicios morales inocuos en forma colectiva”. Como se observa, las
telenovelas –como producto- son mucho más que romance y lágrimas en
video.
1 Piñango, Ramón y José, Malavé. Video Forum, Nº 2, “Los medios en
tiempos de cólera”, sin fecha.
2 Vinay, Marcel. Producción y distribución. Enero-Febrero 1993
3 Marquez de Melo, José. As telenovelas da Globo: Produçao e exportaçao.
Sao Paulo: Summus, 1998.
Tradicionalmente a la televisión, dado su carácter de medio de comunicación
social, se le ha asignado la responsabilidad de satisfacer las necesidades
recreativas, informativas y educativas de su creciente audiencia. En
particular las telenovelas han sido etiquetadas como recreacionales, y sus
posibilidades informativas y educativas han sido menos explotadas. Ahora
bien, más allá de esta rígida taxonomía teórica, la reciente dialéctica del
mercado de la telenovela permite estimar una satisfacción simultánea de las
diversas necesidades del público. Sin estimar una satisfacción simultánea
de las diversas necesidades del público. Sin perder el empaque recreativo,
los contenidos informativos y culturales han mejorado su presencia
dramática. El reto actual está en plantear, sin perder variadas audiencias
culturales del planeta. Dada su penetración de mercado y su influencia sobre
valores y conductas colectivas, la televisión y la telenovela han ganado un
peso específico como medio para satisfacer de necesidades sociales y
agente catalizador de una mejor calidad de vida en el futuro.
Sin duda la telenovela es el producto televisivo latinoamericano más exitoso
en los mercados internacionales. Pero en cuanto a producciones de otros
géneros destaca el liderazgo de la televisión de la OCDE. Comenzando con
las soap operas norteamericanas, que surgieron simultáneamente a las
telenovelas latinas, y a las cuales se asemejan temáticamente en su mayoría,
mientras otras se diferencian en su énfasis4 en la solución “perversa y
pragmática” de los conflictos dramáticos de personajes de la “high society”
(Dinastía, Falcon Crest). General Hospital es una soap opera con más de 30
años en el aire, ejemplo que no se ha repetido en América Latina.
La programación informativa comercializada internacionalmente es liderada
por empresas de los EEUU y Europa, si bien la cadena noticiosa mexicana
Eco destaca por su amplio alcance iberoamericano. En cuanto a los fílmicos
y series de acción la producción norteamericana captura una porción
mayoritaria del mercado mundial, aunque Europa y Japón son competidores
en ascenso. En el segmento de los dibujos animados, de nuevo los EEUU,
Japón y Europa dominan los mercados internacionales. En cuanto a los
deportivos, se observa igualmente un predominio de programas originarios
del Primer Mundo. El mercado de los otros géneros
4 Bermúdez, Manuel. RCTV
televisivos (humor, musicales, concursos, ecológicos y culturales) ha sido
de menor escala debido, en la mayoría de los casos, a su carácter de
mercancía no transable.
3.2 La Demanda
Comencemos por precisar el término referido a la industria de las
telenovelas. Existen unos clientes intermedios representados por las plantas
y programadoras foráneas que adquieren los derechos de transmisión de los
productos exportados. Los consumidores finales son los televidentes
nacionales y extranjeros que componen las diversas audiencias. En los
últimos años, la cartera de clientes de la industria ha venido aumentando de
forma sostenida. Hasta 1993 las telenovelas exportadas en conjunto fueron
transmitidas por casi 50 diferentes canales, ubicados en 25 países cuya
audiencia potencia se estima cercana a los 400 millones de personas. Un
crecimiento destacado, si se considera que entre 1953 y 1983 el mercado se
limitaba a dos plantas nacionales y 15 millones de espectadores.
Clientes intermedios
Con relación a las emisoras de televisión existentes en el mercado, que son
o pudieran ser importadores de telenovelas en América Latina y el Caribe,
para 19895 había 512 emisoras de alcance nacional, regional o locales. De
ellas el 54% se ubica en México y Brasil, muchas de ellas vinculadas a los
consorcios comunicacionales líderes de cada país y han sido un mercado
marginal para la industria venezolana. Sin embargo, existen en el resto de la
región 245 plantas en el área Andina, Cono Sur y Centroamérica, entre las
cuales se ha logrado un mejor posicionamiento. Se observa un predomino
de estaciones comerciales (74%), mientras sólo existen 81 estaciones de
servicio público.
En los EEUU, se encuentran dos cadenas hispanas de alcance nacional y
numerosas plantas locales. Sobre todo con Univisión y Telemundo se han
establecido numerosas relaciones comerciales. En España e Italia, luego de
la ruptura del monopolio estatal sobre el medio, se amplió la nómina de
potenciales clientes con satisfactorios resultados. En la actualidad 4
emisoras nacionales y 6 plantas autónomas compiten en el mercado
español. En Italia, además de la cadena pública, existen dos poderosas
cadenas privadas y más de 800 estaciones autónomas medianas de
5 Alfonzo Alejandro, Televisión de servicio público y televisión lucrativa en
América Latina. Caracas Ministerio de la Cultura. 1990
alcance local y regional. Adicionalmente, existen en el resto del mundo miles
de televisoras, que pudieran ampliar aún más el alcance de mercado de las
video exportaciones venezolanas.
3.3 La Audiencia Final
Para 1993 fuentes de la industria estiman un universo potencial cercano a
los 19 millones de espectadores venezolanos y una tasa promedio de 95% de
viviendas con, por lo menos, un receptor de televisión. Se observa un alto
predominio de público infantil y juvenil, al representar la población menor de
14 años 37% del total, observado en el resto de América Latina y se
diferencia del patrón de envejecimiento demográfico que muestran los EEUU
y Europa. También se aprecia una destacada concentración espacial de la
población en las grandes ciudades del país, donde se concentran más de 3
millones de hogares, 76% del total.
CUADRO 1
AUDIENCIA TELEVISIVA POTENCIAL POR EDADES Y
NIVEL SOCIOECONOMICO
(Miles de habitantes)
Edades Nivel de Vida
Años Total ABC D E
0 – 14 6.968 1.603 2.578 2.787
15 – 24 3.610 830 1.336 1.444
25 – 44 5.113 1.175 1.892 2.046
45 y + 3.126 855 1.091 1.180
Total 18.817 4.463 6.897 7.457
Correr.der. 23.7% 36.7% 39.6%
Fuente: Gerencia de Mercadeo RCTV
CUADRO 2
HOGARES SEGUN PRINCIPALES CIUDADES Y POSESION DE RECEPTORES
DE TV, 1993
(Miles)
Hogares con TV
Areas Urbanas Total Hogares %
Capital 985 97
Central 595 94
Centro-Occidental 436 94
Zuliana 507 90
Andina 309 97
Oriental 225 92
Guayana 199 91
Total Urbanos 3.256
Otros Hogares 1.144
Total Hogares 4.400
Fuente: Gerencia de Mercadeo RCTV
Si bien la región capital mantiene un destacado predominio político-
administrativo y comercial, su peso poblacional se limita al 22% mientras los
espectadores de la provincia representan el 77% restante, con tendencia al
alza. Esta audiencia regional incrementada ha provisto de una base de
mercado a las plantas locales y ha impuesto a los canales caraqueños la
necesidad de reformular sus estrategias de articulación con el resto del país.
A la vez se observa un deterioro de las condiciones de vida de la población
resultante tanto de la dinámica económico-política de la Venezuela Saudita
como del reciente proceso de ajuste estructural. Con relación al nivel socio-
económico de la audiencia nacional, la industria de la TV estima que en el
segmento ABC del mercado, compuesto por hogares con un ingreso
levemente superior a 65 mil bolívares en la clase C y por encima de 100 mil
en los sectores A B, sólo se ubican el 23.7% de las familias. La clase D,
segmento con 20 mil bolívares mensuales promedio agrupa un 36.7% de la
audiencia y en el estrato E, de pobreza crítica por debajo de 10 mil bolívares
mensuales, se sitúan el 39.6% de los venezolanos. Este perfil demográfico
ha repercutido sobre la industria por diversas vías. Por una parte la pérdida
del poder adquisitivo del mercado ha modificado las estrategias publicitarias
hacia una mayor segmentación de audiencias en búsqueda de una mayor
eficiencia de la inversión en medios. Por otra parte, la demanda sometida a
fuertes restricciones presupuestarias ha iniciado un proceso de
racionalización del patrón de gastos en bienes y servicios. Y también se ha
producido, dado el encarecimiento de las otras opciones sustitutas, un
incremento del número de horas que dedica la población a la percepción de
televisión, alternativa recreacional, informativa y educativa aparentemente
gratuita.
Según la proyección hacia el horizonte temporal del año 2000 Venezuela
tendrá una población superior a los 24 millones de habitantes, lo cual
representa una tasa de crecimiento inferior a la observada hasta ahora. Este
rasgo será motivado por un descenso de la fecundidad y del tamaño
promedio de las familias y un aumento de la esperanza de vida. Ello inducirá
una modificación de la pirámide de edades, al aumentar la proporción de
población adulta y reducirse relativamente, el peso demográfico de los
sectores jóvenes. Para principios del próximo siglo, la industria de la TV
venezolana deberá satisfacer las expectativas de una audiencia cada vez
más madura y con un alto patrón de exposición al medio. Para entonces
esperamos también que la mayoría de los telespectadores venezolanos
hayan mejorado su calidad de vida y su grado de exigencia como clientes de
la TV para que ésta pueda reforzar su capacidad de generar ventajas
competitivas.
3.4 Los atributos del producto
Cada vez más, diversos atributos son exigidos tanto por los demandantes
intermedios como finales. En principio mencionaremos los estándares
técnicos que deben cumplir las producciones televisivas para ser
comercializadas internacionalmente. Para evitar el reemplazo completo del
parque de receptores en blanco y negro, cuando surgió la posibilidad de
grabar y transmitir a color, fue necesario desarrollar diversas tecnologías
que permitieran la conversión de los colores en una onda portadora de la
condición cromática. En EEUU, se adoptó el sistema de transmisión a color
NTSC, basado en 110 voltios, 60 ciclos, 30 cuadros por segundos y 525
líneas de resolución horizontal. En Europa, la norma adoptada fue de 220
voltios, 5 ciclos, 25 cuadros por segundo y entre 625 y 800 líneas
horizontales de definición de imagen, y se desarrollan los sistemas SECAM
(Francia) y PAL (Alemania). En la actualidad, utilizan NTSC entre otros,
EEUU, Japón y casi toda América Latina excepto Argentina y Brasil. El
sistema PAL se aplica en Inglaterra, Alemania, España, Italia, China,
Australia y la India, Brasil desarrolló en los últimos años un sistema propio
denominado M-PAL. Por otra parte, el SECAM se utiliza en Francia y
Alemania Oriental y el Mesecam, de más reciente aparición en Egipto, Arabia
Saudita, Rusia y Grecia entre otros. Como se observa, la ausencia de un
sistema estándar de transmisiones a color impone a los exportadores de
telenovelas y de televisión en general, el requisito de convertir los productos
en diversos formatos y con la menor pérdida de la calidad original. En este
sentido las empresas venezolanas presentan una satisfactoria dotación y
manejo de equipos técnicos y humanos para post-producción en los
diversos formatos.
Además del color y la definición de la imagen visual, otro atributo importante
radica en la banda sonora compuesta por diversos canales (parlamentos,
efectos, ambientación y musicalización). En el caso particular de la
telenovela, dada la creciente necesidad de doblarla a otros idiomas, resalta
la importancia de producir bandas sonoras que permitan su
reprocesamiento adecuado. Para atender satisfactoriamente este requisito
se ha desarrollado tecnologías de procesamiento sonoro y empresas de
doblaje expertas en salvar barreras idiomáticas, empresas que han
contribuido a divulgar en toda la aldea las aventuras de los video latin
lovers.
3.6 Requisitos Artísticos
Además de los anteriores estándares técnicos, la telenovela en especial,
exige la presencia de atributos artísticos, sobre los cuales descansan sus
habilidades para satisfacer necesidades y expectativas de la audiencia. En
principio resalta la importancia atribuida por el público al talento dramático.
Sin duda los actores y actrices que integran los elencos, definen en buena
medida el éxito o fracaso de las producciones telenoveladas. No se trata
sólo de las habilidades formales de memorización y expresión oportuna de
los textos y acciones de los diversos personajes. Cada vez más, el público
valora no sólo la técnica sino la capacidad de transmitir sentimientos en
forma verosímil, la naturalidad y autenticidad expresiva, la calidad dramática,
el carisma y la belleza personal de los artesanos del show business. En
Iberoamérica inclusive, se evalúa la acentuación y gramática del castellano
utilizado en las distintas producciones audiovisuales nacionales.
Pero además de un elenco de primera, el público exige historias de cinco
estrellas. También sobre los dramaturgos y directores de televisión, el
mercado (interno e internacional) impone diversas exigencias ya que la
telenovela presenta un esquema básico, en buena medida predecible, de la
capacidad de recrear y recombinar con originalidad, personajes y
situaciones dramáticas, y de ellos depende muchas veces el grado de
cautividad de audiencias multiculturales. Según un experto productor de
telenovelas6, “existen como máximo 35 argumentos básicos. Los conflictos
humanos son los mismos en todas partes, lo que cambia es el escenario”.
Por tanto, los libretistas y directores capaces de sorprender a la audiencia a
lo largo de 200 capítulos, son personajes claves de la cadena de valor de la
industria.
Además de los buenos libretos y actores, se exige la presencia de talentos
gerenciales que manejen simultáneamente destrezas comerciales y
artísticas. Si bien, los productores de telenovelas han recibido menor
reconocimiento público, desempeñan un rol estelar. En América Latina
existen exitosos productores del género, cuyo aprendizaje ha sido
básicamente experiencial y transmitido por vía oral, que han desarrollado un
know how que combina la intuición artística con la racionalidad económica.
3.7 Valores de producción
Además de los precedentes atributos, la teleaudiencia evalúa la calidad de
los distintos elementos que componen la cadena del valor de las
telenovelas. Un mejor balance entre escenas en estudios y en locaciones es
una de las preferencias del público. Sin bien ello incrementa los costos
internos, las producciones ricas en “exteriores” resultan más atractivas en
los mercados internacionales. Hoy en día la escenografía y utilería son
también requisitos de producción valiosos para los espectadores. En
materia de decorados, la telenovela ya salió de la edad del cartón piedra y
avanza hacia una mayor verosimilitud. Similarmente los patrones sociales de
valoración del vestuario y maquillaje tienen a preferir una mayor naturalidad
y concordancia expresiva. En cuanto a la iluminación, sonido, cámara,
edición y post-producción, la búsqueda se orienta hacia una mayor
presencia de técnicas hasta ahora predominantemente cinematográficas,
que enriquecen el discurso telenovelesco de fines de siglo.
6 Rivero, Arquímedes. Gerente de Dramáticos. Venevisión
Mercadeo y ventas
La colocación internacional de estas producciones se realiza en algunos
casos a través de comercializadoras propias como Televisa (Protele) y
O’Globo, o por convenios de distribución con otras empresas nacionales o
extranjeras, tal como macen la mayoría de los emergentes. Estas firmas
colocan al producto entre plantas de televisión y programadoras foráneas
quienes la ponen en el aire de acuerdo con los patrones locales de audiencia
y anunciantes. En Venezuela, RCTV comercializa sus producciones a través
de Coral Pictures y Venevisión es propietaria de Venevisión Internacional,
ambas empresas con sede en Miami. Por su parte Marte TV, actualmente
distribuye sus novelas a través de la Warner Bros. TV. Todas ellas poseen
una estructura de mercadeo.
Otro de los rasgos característicos del mercadeo de producciones
televisuales, es que el precio varía según la nación donde esté ubicado el
canal de TV al cual se exporta. Para la formulación de los precios se evalúa
el alcance poblacional de las emisoras, el mercado publicitario y el producto
per-capita interno. Ahora bien, no existen datos suficientes para evaluar con
certeza los precios pagados a los exportadores nacionales de televisión,
información que fue considerada como confidencial por los entrevistados.
Gracias al aporte del economista Carlos Alberto Vidal obtuvimos valiosos
datos para nuestro análisis. Como se observa en el Cuadro 3, el rango de
precios internacionales de las telenovelas oscila entre 300 dólares en
Centroamérica y 10.000 dólares por capítulo de una hora en Europa
mediterránea. En los EEUU, la cadena Univisión ha pagado entre 3 y 5.000
dólares por transmisión de una máximo de 24 millones de habitantes, cada
hora de producción venezolana. Mientras tanto México, también socio de la
NAFTA y con 90 millones de personas, sólo cancela por una buena
telenovela venezolana, y eso si el sindicato lo permite, hasta 2.000 dólares.
En la América del Sur, Colombia ha pagado hasta 1.500 dólares por capítulo
mientras que en Ecuador y Perú la tarifa promedio es de tan solo 1.000
dólares. En Bolivia, Paraguay y Uruguay, los canales cancelan 500 dólares
por hora de telenovela y en Chile y Argentina se ha logrado colocarlas hasta
por 2.000 dólares. Brasil ha sido un mercado de difícil penetración para
estos productos y por tanto se carecen de datos suficientemente
representativos. Sin duda los mercados europeos presentan un mayor rango
de precios, y por ellos son más atractivos para nuestros tele exportadores.
En España, los canales nacionales han pagado entre 7.000 y 10.000 dólares,
rango similar al cancelado por Italia, mientras que en Alemania la tarifa se
acerca a los 8.000 dólares. Por su parte Grecia, Turquía e Israel presentan
precios que varían entre 1.000 y 2.000 dólares. Dado que nos fue imposible
conocer las cifras en valor de las exportaciones venezolanas de telenovelas,
sólo presentaremos un cálculo hipotético. Con base en las anteriores cifras,
pudiéramos decir que si una buena novela se vendiera en 1993, en todos los
países mencionados, os ingresos brutos por exportación, se acercarían a los
50.000 dólares por cada capítulo de una hora, mientras los costos de
producción como ya señalamos se ubican en el orden de los 25.000 dólares.
En otras palabras, una inversión de 5 millones de dólares, de ser exitosa
pudiera recuperar similar o superior monto en el mercado interno y generar
algunos ingresos adicionales. Tan atractiva tasa de retorno potencial, ha
dinamizado sin duda la competencia internacional a que se enfrenta la
televisión venezolana a la hora de exportar videoromances.
CUADRO 3
TELENOVELAS
PRECIOS INTERNACIONALES
1993
Rango/País Rango de precios en $
América del Norte
Estados Unidos
Cadena Nacional 3.000 – 5.000
Centroamérica y Caribe
Puerto Rico 1.500 – 3.000
México 1.000 – 2.000
Otros 300 – 500
Sur-América
Colombia
TV Nacional 1.500
TV Regional 350
Ecuador y Perú 500 – 1.000
Chile y Argentina 1.000 – 2.000
Bolivia, Paraguay y Uruguay 300 – 500
Europa
España e Italia
TV Nacional 7.000 – 10.000
Regionales 1.500 – 2.000
Alemania 6.000 – 8.000
Turquía 1.000
Grecia 2.000
Fuente: Econ. Carlos Alberto Vidal, Agencia Comercial de Radio Cadena Caracol y
Radio Televisión Internacional de Colombia.
La cuantificación del posicionamiento comercial de la telenovela venezolana
en el mercado mundial, se vio dificultada por la insuficiente información
actualizada y homogénea. Todavía para 1993 las organizaciones
empresariales televisivas carecen de la transparencia lograda, por ejemplo,
por la OPEP o la Agencia Internacional de Energía. Desde el punto de vista
de la demanda tampoco se ha generado una efectiva mancomunidad de los
espectadores similar a la desarrollada en materia ambiental por los
movimientos “verdes”. Entre otros problemas, ello se traduce en una base
estadística demasiado confidencial e inaccesible para los investigadores,
que impide evaluar con precisión el volumen, origen y destino de los flujos
internacionales de programas televisivos. En el caso particular del mercado
de la telenovela, se estima que Brasil, Venezuela y México lideran la oferta
exportadora, no siendo posible determinar la porción aportada por cada uno
de ellos.
Con relación a las exportaciones de la industria venezolana, debido a que
una de las tres empresas encuestadas consideró como confidenciales sus
cifras de ventas internacionales, no fue posible determinar el perfil conjunto
de la industria. Sin embargo, gracias a la información aportada por Radio
Caracas Televisión y Marte TV, contamos con una muestra calificada del
vigor de las producciones venezolanas en el resto del mundo. Entre 1983 y
1993, la producción dramática de RCTV se estima superior a 70 títulos y
8.000 horas exportables. En los últimos 10 años, esta empresa ha colocado
en plantas foráneas más de 90.000 horas de programación romántica, en 25
países diferentes. Tan solo las 5 novelas más vendidas entre las cuales se
encuentra éxitos como Señora, Cristal, La Dama de Rosa, Topacio y Abigail,
representan un tercio de las exportaciones totales de esta empresa. Marte TV
en tan solo 3 años ha producido 7 novelas, que representan más de 1.300
horas de programación. Hasta ahora sus exportaciones superan las 9.000
horas, de las cuales las telenovelas María María y Emperatriz concentran
casi el 60% del total, habiendo sido transmitidas en 14 países de habla
hispana. En conjunto RCTV y Marte TV han colocado, en los últimos años,
cerca de 100.000 horas de producción romántica made in Venezuela. Para
mantener e incrementar el posicionamiento internacional hasta ahora
logrado, la industria nacional de la TV se enfrenta al reto de diseñar y ejecuta
estrategias que solventen sus desventajas y potencien su fortaleza
competitiva.
CUADRO 4
VENEZUELA
TELENOVELAS EXPORTADAS
RADIO CARACAS TELEVISION Y MARTE
Capítulos por Horas
Rango/Título Países Novela Exportadas
RCTV 1983 – 1993
1. Señora 18 229 7.557
2. Cristal 25 246 6.888
3. La Dama de Rosa 21 228 5.928
4. Topacio 20 187 5.797
5. Abigail 22 257 5.654
Total 5 más vendidas 31.824
Otras 68 novelas exportadas 58.985
Total exportaciones 8.083 90.809
MARTE TV 1990 - 1993
1. María María 14 198 2.772
2. Emperatriz 10 211 2.110
3. La Trepadora 8 180 1.440
4. La Loba Herida 6 214 1.284
5. Las Dos Dianas 6 137 822
Total exportaciones 940 8.428
TOTAL RCTV + MARTE 9.023 99.237
Fuente: Gerencia General. Empresas 1BC. Gerencia de Comercialización
Internacional. Marte TV, cálculos propios.
CUADRO 5
TELENOVELAS EXPORTADAS
DIVERSOS PAISES DE AMERICA
País/Comercializadora Países Capítulos
Brasil/ División O’Globo Internacional
La Esclava Isaura 49 30 x 40 min
Little Missy 48 170 x 30 min
Argentina/ Leda Film
Rebelde 25 138 x 40 min
Princesa 20 160 x 60 min.
Estados Unidos/ Telemundo Internacional
Natalia 4 156 x 30 min.
Pacto de amor 4 110 x 30 min
Spanish Television Services
La Extraña Dama 21 115 x 60 min.
Cosecharás tu Siembra 18 120 x 60 min.
Venezuela
Coral Pictures
Cristal 25 246 x 60 min.
La Dama de Rosa 21 228 x 60 min.
Venevisión Internacional
La Mujer Prohibida 17 200 x 60 min.
Bellísima 15 198 x 200 min
Warner Brothers
María María 14 198 x 60 min.
La Traidora 8 180 x 60 min.
Fuente: Guide to major telenovelas around the world. Television Business
International (1993: 24-25) Diciembre-Enero.
3.8 La producción
Debido a la insuficiencia de información confiable y actualizada, la
cuantificación de los costos de producción de las telenovelas resulta difícil,
y por tanto nos referimos más bien a su estructura general. Según
información aportada por un comercializador internacional de telenovelas7
los costos típicos para 1993 se estiman en 10.000 dólares la hora para
producciones económicas y de 20 a 25.000 dólares en el caso de novelas
7 Carlos Alberto Vidal. Fuente Citada.
estelares. Si se estima una duración promedio de 200 capítulos, el costo
total oscilaría entre dos y cinco millones de dólares.
En principio destacan los pagos al personal como una fuente importante de
gastos. Por una parte la pareja protagónica y algunas primera figuras
reciben altos salarios e inclusive royalties por las ventas sucesivas que se
hagan del producto. El resto del reparto y el personal técnico han ido
ganando ventajas contractuales que elevan la nómina. Además, el pago de
cesiones de derechos de autor a los libretistas es también un costo
destacado al igual que las remuneraciones al personal gerencial.
Los gastos de producción dramática (escenografía, vestuario, utilería,
iluminación, sonorización y otros) general demandas financieras en
creciente monto. Entre los pagos por servicios destaca la cuantía de la
factura eléctrica, insumo básico para la generación del producto. Dada la
intensidad de uso de bienes de capital que requiere la telenovela, no
sorprende la alta significación de la depreciación de equipos de grabación y
transmisión en su estructura de costos globales.
En cuanto a los costos asociados a la comercialización internacional de la
telenovela, destacan los de salarios del personal ejecutivo, de ventas y post-
producción, la adquisición de cassettes de video y la depreciación de los
equipos de copiado así como los gastos de publicidad, relaciones públicas,
comunicaciones y fletes.
HITORIA INDUSTRIAL
Nace una estrella: 1952 – 1959
La televisión venezolana salió al aire en 1952, pocos años después de la de
los EEUU, país pionero de esta tecnología en el ámbito mundial. Para la
época, Venezuela estaba entre los nueve primeros países en poseer un
servicio regular de teledifusión, con la particularidad de ser propiedad del
Estado (Televisora Nacional). Durante 1953, se incorporan a la oferta interna
dos canales privados, Radio Caracas Televisión, cuyos inversionistas tenían
experiencia radial y empresarial exitosa (Sindicato Phelps) y Televisa,
propiedad de pequeños inversionistas que provenían de la radio. Desde sus
inicios, las telecomedias, como eran llamadas entonces, ocuparon un sitial
importante en la producción de los canales. La primera telenovela
venezolana (La Criada de la Granja) salió por Televisa en diciembre de 1953,
transmitiéndose de lunes a jueves con capítulos de 15 minutos durante un
mes8.
Ya para fines de los años 50 las ventas de espacios publicitarios aportaban
los fondos para las necesidades operativas de la empresa, aunque con baja
tasa de capitalización. Los anunciantes de la televisión inicial era medianos
productores nacionales o grandes empresas norteamericana que
patrocinaban directamente sus productos (novela de la Maizina Americana,
la novela Palmolive o el Observador Creole), articulándose
rudimentariamente con las agencias de publicidad.
La capacidad de transmisión para 1959 abarcaba solamente las regiones
capital, central y zuliana. En ellas se concentraban para le época importantes
núcleos urbanos de una Venezuela todavía rural. Esto aportó una base de
mercado inicial de mayor poder adquisitivo, ya que la audiencia cautivada se
concentró en los estratos medios y altos de la población urbana.
Durante el período la producción característica del sector era, por razones
técnica, en blanco y negro, completamente en vivo y a la vez presentaban un
acabado todavía incipiente. La producción nacional participara
minoritariamente de la programación presentada a la audiencia. Las
producciones importadas por las plantas, en su mayoría películas y
documentales norteamericanos, aportaban buena parte del tiempo de
pantalla. Estos proveedores foráneos ofrecían insumos de bajo costo y
mayor calidad técnica, que permitían una mayor rentabilidad inicial con
menor inversión y valor agregado interno. Desde sus inicios, la televisión
estableció vínculos comerciales con proveedores de equipos de y material
fílmico predominantemente de los EEUU, tendencia que se ha mantenido
hasta nuestros días.
A finales de los años 50 las industrias competidoras de la televisión eran la
prensa, la radio –medio radioeléctrico pionero de circuito abierto-, y el cine,
de circuito cerrado pero bien posicionado. La propiedad accionaria de estos
medios sustitutivos estaba durante esos años en manos de agentes
nacionales desvinculados en su mayoría de los accionistas de la TV privada.
8 Lasagni, Cristina y Richeri, Guiseppe. L’Altro mondo quimdanio:
Telenovelas, TV Basiliana e dintorni. Torino: Ero Edizioni Rai, 1986
La televisión de los 60: 1960-69
Durante esta década se observó un crecimiento sostenido de la escala
productiva empleadora y transmisora de la industria de la televisión. El
número de plantas aumentó a cuatro empresas medianas y se observó la
presencia de inversionistas extranjeros en todos los canales privados.
Venevisión (VV, 1961) surge de la adquisición de Televisa por el grupo
Cisneros y la cadena ABC norteamericana. También se conforma la Cadena
Venezolana de Televisión (CVTV, 1964), en la cual participan el Sr. Goar
Mestre, de la CMQ cubana, el Grupo Vollmer y el consorcio Time/Lifre-CBS y
Radio Caracas Televisión, que había incorporado a su lista de accionista a la
cadena NBC.
Durante los convulsionados años sesenta la producción característica de la
televisión consistía en programas de concurso y teledramas, si bien se
habían intensificado también los noticieros y los de humorismo, musicales y
concursos de belleza. En 1965 se transmite El derecho de nacer, primera
novela de más de 200 capítulos producida en el país, la cual obtuvo un
destacada favoritismo del público así como Historia de tres hermanas.
Quizá debido a su extensión o a su sinuosa trama, a partir de entonces se
comenzó a llamar “culebrones” a las telenovelas. El acabado formal de estos
programas sin duda había mejorado en comparación a la década anterior,
aunque continuaban siendo producciones “low budget”, con muy reducida
competitividad internacional, por razones técnicas y artísticas. Sin embargo,
es de destacar que el incremento del número de canales y de horas
transmitidas vino acompañado de un mayor valor agregado nacional a lo
largo de la década. Simultáneamente se observó un incremento de la
programación extranjera, básicamente compuesta por largometrajes, dibujos
animados, westerns y series juveniles, en su mayoría de EEUU, aunque
también se iniciaron vínculos comerciales con productores españoles.
Durante el período, se intensificó la intermediación de las agencias
publicitarias entre los anunciantes y los medios. Las agencias de la época
eran aún de mediana y pequeña escala, básicamente de propiedad nacional,
si bien ya existían filiales de consorcios publicitarios multinacionales. Los
anunciantes por su parte eran empresas manufactureras grandes de bienes
de consumo masivo. Fue esta una década de oro para las ventas de
espacios publicitarios, donde se anunciaban alimentos, refrescos, jabones,
con cigarrillos y licores. Se observó también un incremento de la
participación de anunciantes asociados a los propietarios de las plantas de
televisión.
Gracias a la utilización de microondas, el alcance de transmisión de las
plantas para finales de los 60 abarcaba las áreas urbanas más importantes al
norte del Orinoco. Simultáneamente aumentaron los televidentes cautivos,
estimulados también por el abaratamiento relativo de los receptores de
televisión De esta forma se amplió la base de mercado de la industria,
gracias a la incorporación de televidentes de los segmentos populares,
además de los estratos medios y altos de la audiencia.
Durante esta década se desarrolla la tecnología del video-tape, la cual
permite grabar la imagen capturada por la cámara de televisión, lo cual hasta
entonces no era posible e imponía la necesidad de estar siempre vivo. Sin
duda, este avance del video-tape aporta el sustrato técnico para la
elaboración de un nuevo producto de la industria cultural: el programa de
televisión en video. Dado el alto componente tecnológico de esta industria,
nuestras plantas locales se vieron en la necesidad, durante esta década, de
adquirir bienes de capital extranjeros, predominantemente de los EEUU. En
cuanto a la industria de producción de receptores de TV, se inició una
proceso de ensamblaje nacional por parte de grandes compañías
extranjeras.
Ya para finales de los 60, la televisión había cautivado al público de la radio,
el cine y la prensa y lideraba el mercado de la comunicación y el
entretenimiento. Destaca, sin embargo, el auge de la industria de la música
(discos y cartuchos) asociado al boom musical de la época y a la
masificación progresiva del uso de tocadiscos y reproductores. Estas
empresas competidoras de la TV no estaban vinculadas todavía a los grupos
empresariales propietarios de las plantas y respondían a diversos e inclusos
antagónicos intereses empresariales.
La televisión de la Venezuela Saudita: 1970-79
En pleno boom petrolero la televisión venezolana comenzó a abandonar los
rasgos artesanales y preindustriales que le caracterizaban y comenzó a ser
asumida con mayor criterio empresarial. Si bien no se amplió el número de
plantas existentes, se observaron significativas modificaciones
estructurales. La compra de CVTV por parte del Estado venezolano y su
conversión en Venezolana de Televisión (VTV, 1976) y la adquisición del
paquete accionario en manos extranjeras por parte de los inversionistas
locales fueron dos importantes transformaciones operadas en los 70.
Además se observó una maduración industrial que condujo a la existencia
de tres plantas grandes (RCTV, VV y VTV) y una planta pequeña: la
Televisora Nacional (TVN 5).
Durante el período se generó una mayor variedad de producciones
nacionales (musicales, humorísticos, noticieros, opinión). La telenovela
romántica continuó siendo el principal producto característico y se
realizaron algunas producciones de superior calidad técnica, dramática y
culturales (La señora de Cárdenas, Silvia Rivas divorciada, Rafaela, Doña
Bárbara). En esta época se iniciaron tímidamente los primeros pasos de la
telenovela venezolana en el extranjero y la incipiente competitividad de
nuestros videoramas se expuso por primera vez a la competencia foránea.
Los primeros programas exportados fueron transmitidos especialmente en
América Latina, por razones de similitud cultural.
En cuanto a la actividad publicitaria se observó una expansión muy
significativa. Por una parte se consolidaron las grandes agencias entre las
cuales la presencia extranjera era alta, y surgieron numerosas agencias
medianas y pequeñas. Los anunciantes modificaron su perfil, es Estado se
incorpora como patrocinante de alto gasto, las empresas de servicios
comienzan a anunciar y los cigarrillos y licores aumentan significativamente
sus presupuestos. Ya para finales del período se aprecia una mayor
vinculación entre algunos anunciantes y los canales de televisión.
Las transmisiones de las plantas para 1979 alcanzaban la mayor parte de las
zonas urbanas y habían aumentado en las zonas rurales debido a la mayor
utilización de microondas y en menor escala de satélites. De esta forma se
estructuró un mercado cautivo de rango nacional en el que se incorporó un
creciente número de televidentes ubicados en áreas marginales además de
los segmentos tradicionales de mayor poder adquisitivo.
En cuanto al suministro de bienes de soporte destaca durante el período
una mayor diversificación en el origen de los equipos. Fue esa una década
en que la producción japonesa comenzó a alcanzar un alto grado de avance
tecnológico y prestigio de marca asociado a niveles de precios con
satisfactoria relación costo-beneficio. También se produjo un lento avance
en la adquisición de equipos europeos. Como rasgo distintivo, es necesario
mencionar el surgimiento de las transmisiones a color en Venezuela en 1979
con años de retraso, en comparación a otros países latinoamericanos. Dada
la vinculación tecnológica con proveedores norteamericanos, nuestro país
adopto el sistema de televisión a color NTSC mientras otros países de
América Latina (Brasil y Argentina) asumieron el sistema europeo PAL.
La oferta interna de productos sustitutivos se vio estimulada durante los
años 70 por diversas razones. La aparición reciente de los reproductores de
video caseros incorporó al menor un producto potencialmente atractivo a la
teleaudiencia. También al desarrollo de los espectáculos en vivo, de la radio
y la música representaron una alternativa a la televisión de creciente
penetración de mercado. Como rasgo particular destaca el que algunos de
estos competidores ya habían comenzado su integración accionaria con las
plantas de televisión.
La televisión de fin de siglo: 1980-93
Mientras otras industria venezolanas entraron en un largo proceso recesivo
durante la década de los 80, la televisión recibió un mayor respaldo de
inversionistas privados. Gracias a una política de otorgamiento de
concesiones televisivas por parte del Estado, para 1989, se habían
incorporado a la industria, Teleboconó (TBO, 1980); Televisora Andina de
Mérida (TAM, 1982); Amavisión, Puerto Ayacucho (AMV, 1984); Niños
Cantores TV, Maracaibo (NCTV, 1984); Telecaribe, Porlamar (TCA, 1988);
Televen. Caracas (TLV, 1988); Televisora Regional del Táchira San Cristóbal
(TRT, 1989). También en los noventa se han otorgado otras concesiones que
amplían la oferta interna en forma significativa. En cuanto a emisoras de
circuito abierto se instalaron Telecentro, Barquisimeto (TCE, 1990); Zuliana
de TV, Cabimas (ZTV, 1991)¨Niños Cantores Lara y Carabobo, ambas de la
banda UHF, y están por salir al aire durante 1993 Telesol en Cumaná (TSOL),
TV Oriente en Puerto La Cruz; ; TV Guayana en Puerto Ordáz (TVG),
Llanovisión en Barinas y siete canales en UHF para la región Capital.
También en los últimos años se iniciaron las transmisiones de dos canales
por suscripción: Omnivisión (OMV, 1988) y Cablevisión (CAV, 1991) ambas
con presencia en los principales núcleos urbanos del país. De esta forma
para 1993 se habían incorporado numerosos competidores directos al
sistema de valor de la televisión nacional. Sin bien las grandes plantas
privadas de la capital mantienen el liderazgo de mercado, se enfrenta por
primera vez a la incipiente competencia de la televisión regional y por
suscripción. Ante este vigor de la televisión comercial de los noventa
resalta, por contraste, la difícil situación que enfrenta la Televisora Nacional,
pionera de nuestra teledifusión de servicio público. Mientras sus hermanas
crecen y prosperan, la cenicienta de nuestra televisión no avizora en su
futuro un happy end.
La diversificación de la base propietaria es otro rasgo distintivo de nuestra
televisión contemporánea. Por una parte se otorgaron concesiones a plantas
vinculadas con la Iglesia Católica (NCTV Zulia, Carabobo y Lara, TAM y AMV)
y se asignaron licencias a destacados grupos regionales asociados en
algunos casos con empresarios de la capital, (TCA, TCE, TRT, TSol, ZTV,
TVG). En Caracas se instalaron tres nuevas plantas: Televen de circuito
abierto y alcance nacional y dos canales por suscripción, los cuales en sus
inicios eran propiedad de nuevos inversionistas. Para 1993 todavía no se
habían producido fusiones o adquisiciones abiertas entre los nuevos
canales y los tradicionales. Sin embargo, se observan algunos movimientos
de accionistas insuficientemente transparentes que arrojan incertidumbre
sobre este punto.
También participan de la oferta ampliada de los años noventa productoras
independientes tanto institucionales como comerciales. La producción de
corte cultural-educativo se realiza en el Ministerio de Educación en las
Universidades, especialmente la Simón Bolívar, se transmite por el canal de
Estado exclusivamente y su exportación ha sido de muy baja escala. Las
productoras independientes lideradas por Marte TV, se orientan hacia la
telenovela, mini series y largometrajes en video. Estas producciones han
sido adquiridas por canales de alcance nacional y también se han exportado
algunas de ellas con destacado éxito.
Hasta 1993, la producción consolidada de la industria de la televisión se ha
incrementado en volumen y ha mejorado selectivamente su calidad técnica y
artística. En esta expansión el aporte inicial de las plantas regionales ha sido
de menor escala, ya que las grandes plantas privadas y las productoras
aportaron el mayor valor agregado. De esta forma, para 1993 Venezuela
cuenta con una oferta exportable de gran escala y superior competitividad
internacional. Una exportación no tradicional de reciente surgimiento pero
con alto potencial de desarrollo: a partir de 1983 se han exportado decenas
de miles de horas de televisión hechas en Venezuela, las cuales han
generado crecientes divisas. La telenovela ha sido sin duda el más exitoso
producto televisual exportado y representa más del 90% del total. Además se
comercializan programas musicales, humorísticos, miniseries, fílmicos y
hasta concursos de belleza.
A diferencia de otras actividades productivas que han declinado en los
últimos años, las ventas de espacios publicitarios han mostrado un
crecimiento sostenido. Ante las recurrentes pérdidas del poder adquisitivo
de los consumidores y el incremento de la competencia, los anunciantes
tuvieron que incrementar sus presupuestos publicitarios. También la
prohibición oficial de anuncios de cigarrillos y licores a partir de 1982
significó la salida del mercado de anunciantes de altos presupuestos e
impulsó a la planta a rediseñar sus estrategias de ventas. Para 1993 junto a
los tradicionales anunciantes de productos manufacturados se observa un
crecimiento de anunciantes de servicios (banca, tarjetas de crédito, seguros,
supermercados, almacenes, inmuebles) e incluso se incorporan, aunque en
menor escala, otros medios de comunicación como anunciantes. Otro rasgo
característico de finales de siglo es la alta participación de patrocinantes
vinculados con los grandes consorcios propietarios de los canales de
televisión.
Con relación a las agencias publicitarias, durante los últimos años se
produjo una concentración de la actividad en las empresas grandes. Destaca
la significativa presencia de filiales de multinacionales publicitarias. A través
de ellas el sistema de valor de la televisión venezolana se articula con
tecnologías mercadotécnicas de avanzada y con anunciantes
transnacionales, los cuales ya han comenzado a transmitir en el mercado
interno comerciales producidos en otros países.
Este crecimiento observado ha llevado a la televisión venezolana a
concentrar la mayor parte del gasto publicitario disponible para todos los
medios de comunicación en un porcentaje mayor que otros países de
América Latina e incluso que los EEUU. Gracias a ello, hoy en día las ventas
de espacios son la principal fuente de ingresos para las plantas, si bien las
exportaciones de programas aportan nuevos recursos en forma creciente.
También en los últimos años se amplió significativamente el alcance de
transmisión interno. Las grandes plantas lograron abarcar el 60% del
territorio nacional donde se concentra más del 90% de la población e incluso
llegan a las Antillas Neerlandesas y Cúcuta. Además, las emisoras de la
provincia han ampliado la cobertura en sus regiones y alcanzado nichos de
mercados desatendidos por los grandes canales. Es así como se estructura
el mercado de televidentes nacionales, el cual ha intensificado el uso del
medio televisual. El mercado de demanda televisiva de los noventa se
enfrenta a la paradoja de haber ampliado su escala y haber reproducido
simultáneamente su capacidad de compra per-cápita. El fenómeno que ha
operado ha sido la marginalización creciente de los sectores populares y el
empobrecimiento de la clase media, la cual históricamente había dinamizado
la demanda agregada interna.
Con casi cuarenta años en el aire la televisión venezolana para 1993
continúa dependiendo del suministro foráneo de bienes de capital, servicios
e insumos. Durante los últimos años las plantas privadas nacionales
realizaron cuantiosas inversiones en equipamiento técnico con el propósito
de mejorar su calidad y ampliar la escala de producción y transmisión. A la
vez, la instalación de nuevos canales regionales incrementó la demanda
interna de bienes de soporte extranjeros. A finales del siglo XX, el sistema de
valor televisivo depende aún de las innovaciones tecnológicas generadas
por empresas en su mayoría de origen norteamericano y japonés.
Finalmente en las dos últimas décadas se produjeron cambios significativos
en las industrias competidoras de la TV. En principio destaca la
consolidación de grandes empresas distribuidoras de “home videos” (Video
Rodven, Videorama y Blancic Video), las cuales en la actualidad disponen de
un mercado en crecimiento. Además las dos más importantes distribuidoras
de videos están vinculadas con los dos más grandes canales de televisión:
videorama con RCTV y Video Rodven con Venevisión.
Por su parte, la radio y la música ganaron un mejor posicionamiento de
mercado, impulsados en parte por las concesiones radiales en FM otorgadas
a partir de 1984 En la industria de la música, surgieron dos grandes
empresas productoras y distribuidoras de discos, cassette y discos
compactos (Sono Rodven y Sonográfica) asociadas a los canales privados
de Caracas y en las cuales se ha generado buena parte de la producción
nacional reciente.
Las antenas parabólicas son otro nuevo competidos al que se enfrenta la TV
venezolana de los años 90. Las parabólicas surgieron a finales de los
ochenta y se instalaron en las grandes ciudades del país, en viviendas de
clase media alta y muy alta. Su impacto poblacional inicial ha sido muy
reducido pero representan una alternativa potencialmente riesgosa para el
sistema de valor televisivo interno, dado el abaratamiento relativo que se
estima en el futuro cercano. Por último y no por ellos menos importante, los
videojuegos (Atari, Nintendo) son una alternativa a la televisión, que
presentan un alto potencial competidor en atención al éxito alcanzado, sobre
todo entre los jóvenes y niños norteamericanos y japoneses.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS COMPETITIVAS
Analicemos ahora las distintas facetas de la competitividad en el caso de la
telenovela venezolana. Como se observará seguidamente, existen diversas
ventajas asociadas a las condiciones factoriales sobre las cuales descansa
buena parte del éxito obtenido hasta ahora. Por igual, las condiciones de la
demanda interna e internacional aportan un sustrato fecundo para la
creación y mantenimiento de nuevas ventajas. También las estrategias
empresariales y la rivalidad de la industria de la televisión venezolana han
jugado un papel importante en la penetración de mercado lograda. El resto
de los determinantes (industrias de soporte, gobierno e incluso el azar)
participan n el modelado de un entorno nacional favorable, que ha permitido
a Venezuela ser hogar de base de una vigorosa industria de telenovelas.
Existen a la vez algunas desventajas selectivas que pudieran, de acuerdo
con Porter ser transformadas n fuente de nuevas ventajas competitivas en
respaldo a la consolidación futura de los logros actuales.
Condiciones de los factores
Según los resultados de esta investigación, las condiciones factoriales son
un o de los principales determinantes de las ventajas de nuestras
telenovelas. Buena parte de las razones que explican su éxito internacional
son de naturaleza factorial primaria. Según la visión clásica, la industria
posee entonces altas ventajas comparativas. Ahora bien, de acuerdo al
enfoque porteriano, sus ventajas competitivas son de menor escala al estar
fundamentalmente en el aprovechamiento de factores de producción
heredados, es decir no creados por la empresa. Estas ventajas pudieran ser
consideradas como de orden inferior y demasiado vulnerables, tomando en
cuenta que Brasil y México poseen una similar e incluso superior dotación
factorial. No obstante, consideramos que las fortalezas actuales aportan una
base de desarrollo para ventajas de orden superior que estabilicen y amplíen
el posicionamiento del producto en el próximo siglo.
Factor trabajo
En el caso de las telenovelas, los recursos humanos han sido mencionados
con mucha frecuencia como fuente primaria de la ventaja competitiva. No es
de extrañar este resultado, a que una de las particularidades de esta
mercancía televisual es que el trabajador que hace su trabajo es el producto.
Es decir, la imagen del artista está sólidamente atada a la calidad del
producto y es una de sus marcas distintivas.
Diversos rasgos de los artesanos de nuestra fábrica de sueños han sido
recibidos por el diverso público foráneo: la calidez dramática de los actores
y actrices, su acento “neutro”, su belleza física y su carisma personal. En
cuanto a la capacidad histriónica, mucho se ha dicho sobre la espontaneidad
actoral y dominio del drama extremo de los elencos de las más exitosas
novelas exportadas. El atributo del acento internacional. Se dice que el
acento venezolano, más propiamente el caraqueño, en relación con los de
nuestros competidores (México y Argentina) se considera más grato al oído
de la audiencia hispana. Asumiendo esta afirmación a beneficio de
inventario, el tono neutro como determinante de la ventaja competitiva de
nuestra industria es demasiado fugaz y vulnerable. Similar conclusión
resulta de evaluar la belleza de la mujer venezolana como sustento
perdurable del proyecto exportador de la televisión nacional.
Dado que en la actualidad existe una entorno de casi perfecta movilidad de
personal artístico, es cada vez más riesgos hacer depender nuestras
ventajas de factores transitorios. Cada vez que un artista venezolano es
llamado a trabajar en una producción extranjera, se lleva consigo su acento
neutro lo incorpora al producto de nuestros rivales. Aunado a ello se
encuentra el hecho de que las telenovelas brasileñas están dobladas al
castellano en Venezuela. En otras palabras, estamos añadiendo una de
nuestras principales ventajas al producto de un competidor poderoso.
Otra ventaja que ha sido mencionada como fuente de éxito internacional es
la particularidad dramática de las producciones exportadas. Los
dramaturgos de la TV venezolana, entre los que se cuentan destacados
autores literarios y teatrales, han desarrollado un know how dramático con
marcada especialización hacia la telenovela romántica. Dada la receptividad
foránea de estas producciones lacrimógenas, que evidencia la empatía de
los televidentes con los dramas de la pantalla pequeña, pareciera que en un
mundo de violencia y soledad sobreviven todavía muchos nichos de
mercado para el amor y el romance. Esta es una señal de mercadeo que
debe ser tomada en cuenta a la hora de escribir para centenas de millones
de personas, y a la vez es necesario estar atentos al pálpito del mercado y
prever y anticiparse a las necesidades de la audiencia. De nuevo, la ventaja
venezolana de contar con valiosos dramaturgos tiene un carácter transitorio
dada la fuga de talentos en ascenso.
Analicemos ahora con algunas cifras la dotación laboral de la industria
venezolana. En cuanto a su volumen, según una estimación sindical, para
1993 están empleados en los canales nacionales y regionales cerca de
10.000 personas en forma fija o a destajo (Cuadro 6), lo que representa un
crecimiento del 6% desde 1991. Se observa que los canales y productoras de
la capital ocupan 84% de la mano de obra activa mientras los canales
regionales general el 16% restante con tendencias al alza en un futuro
cercano. Adicionalmente existen en Venezuela una dotación laboral bien
calificada en el área de producción de comerciales que ha llevado a la
publicidad nacional a destacarse por su calidad en América Latina. También
en la última década se ha observado un notable desarrollo de la parte interna
de actores y dramaturgos de teatro, músicos, cantantes y creativos. Según
nuestro análisis esta dotación de recursos humanos es fuente actual de
ventajas y de su mejor aprovechamiento dependerá en alto grado el futuro
de las exportaciones televisuales venezolanas.