Dossier Coef 2 Primero Medio
Dossier Coef 2 Primero Medio
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Hasta mediados del siglo XIX la vida de la nación chilena se había desarrollado en el territorio comprendido
entre los ríos Copiapó y Biobío, más los enclaves de Valdivia, Osorno, Chiloé y el recién fundado Fuerte Bulnes.
La prosperidad general, el aumento de la población y la necesidad de desarrollar la producción agrícola,
produjeron un movimiento colonizador hacia las regiones aún no ocupadas y un desplazamiento más allá de las
fronteras en el norte.
Ocupación de Chiloé: Al finalizar la independencia, las tropas realistas se refugiaron en este archipiélago, lo que
generó un riesgo para la estabilidad del país. En 1826 se firmó el Tratado de Tantauco, en el que España
reconoció su derrota y devolvió la soberanía de este territorio al Estado chileno.
Colonización en el Llanquihue: En 1845 se promulgó la primera Ley de Colonización, con el objetivo de atraer
inmigrantes europeos para poblar las tierras ubicadas al sur del río Biobío. Se lleva a cabo una inmigración
selectiva cuyo esfuerzo principal se dirigió a la actual Alemania, desde donde llegaron a Valdivia algunos colonos
que se instalaron en La Unión. Durante la década siguiente, los agentes de colonización Vicente Pérez Rosales y
Bernardo Philippi guiaron a varias centenas de
familias alemanas que se internaron en la espesa
selva, despejaron amplios terrenos en los alrededores
del lago Llanquihue y el seno de Reloncaví para fundar
las ciudades de Puerto Montt (1853) y Puerto Varas
(1854). Cabe destacar que para este asentamiento se
recurrió a la quema de más de cincuenta y cinco mil
cuadras de bosque nativo (selva valdiviana).
El objetivo de blanquear a la población del sur continuó durante toda la segunda mitad del siglo XIX. La Agencia
General de Colonización, creada en 1888, estableció oficinas de propaganda y reclutamiento de colonos en Suiza
y Alemania estimulando con promesas estatales la llegada de inmigrantes.
Las notables riquezas minerales que existían en la zona del desierto de Atacama, fueron estímulo para
numerosos aventureros y empresarios que se lanzaron en arriesgadas expediciones en busca de plata, cobre o
salitre. Uno de los primeros exploradores fue el Chango López, hombre modesto que descubrió guano en
Mejillones. En sus incesantes búsquedas terminó por establecer su hogar en la caleta de Antofagasta entonces
deshabitada. Otro explorador de gran empuje fue José Santos Ossa, quien descubrió salitre en el Salar del
Carmen, al interior de Antofagasta. El descubrimiento del mineral de plata de Caracoles, en las proximidades de
Calama, atrajo una mayor población de mineros y aseguró las actividades en la zona.
Todas estas exploraciones tenían lugar en territorio Boliviano. Sin embargo, los trabajadores, técnicos,
empresarios y capitales eran chilenos. Además, el aprovisionamiento de alimentos y útiles mineros, se realizaba
desde Valparaíso y este era el puerto donde se negociaba la exportación de los minerales del norte.
El interés económico que despertó la zona del despoblado de Atacama, junto al progresivo aumento de la
población chilena en esos territorios, motivaron al Estado chileno a delimitar la imprecisa frontera con Bolivia.
Las ambiciones de ambos Estados sobre el territorio comprendido entre los paralelos 23° y 25° latitud sur se
dirimieron mediante la firma de los siguientes tratados limítrofes.
En 1879, Bolivia decidió aumentar en 10 centavos el impuesto a cada quintal de salitre exportado,
transgrediendo el acuerdo concertado con Chile en 1874. Ante la negativa de la Compañía Chilena de Salitre y
Ferrocarril de José Santos Ossa a aceptar esta disposición, el gobierno boliviano determinó el embargo de estas
propiedades, generando la inmediata reacción de las autoridades chilenas, que ordenaron la ocupación militar
de Antofagasta el mismo día en que se iban a rematar los bienes de la empresa (14 de febrero de 1879). El
conocimiento de un tratado secreto de asistencia militar firmado entre Perú y Bolivia el año 1873 frenó las
negociaciones entre Chile y Bolivia, y llevó al país a declarar la guerra a ambas naciones (5 de abril de 1879).
-Campaña de la sierra: Diversos caudillos hostilizan a tropas chilenas que comienzan a ocupar el interior del
país. Andrés Cáceres (principal caudillo) es derrotado en
Huamachuco (1883).
Pese a que la Guerra del Pacífico finalizó entre los años 1883 y 1884, las negociaciones diplomáticas y acuerdos
territoriales no fueron resueltos hasta comienzos del siglo XX. Sin embargo, Chile concretó dos tratados que
fueron determinantes para los futuros acuerdos con Perú y Bolivia:
Tratado de Ancón (1883). Firmado por representantes del gobierno peruano y el chileno en Lima, estableció que la
provincia de Tarapacá pasaría a perpetuidad a manos chilenas. Los territorios de Tacna y Arica, en tanto, se
mantendrían bajo la soberanía chilena por un plazo de diez años, al cabo de los cuales se realizaría un plebiscito en
el que el pueblo decidiría el destino de los mismos. Pese a la firma del tratado, las tropas chilenas mantuvieron la
ocupación de Lima hasta 1884.
Pacto de tregua con Bolivia (1884). Establecía el cese definitivo de las hostilidades y estipulaba que en el futuro
ambos países deberían declararse la guerra con un año de anticipación. En cuanto al territorio, determinó que el
dominio de Chile se ejercería hasta el río Loa, quedando la provincia de Antofagasta completamente bajo la
soberanía chilena.
Además, establecía privilegios arancelarios a los productos bolivianos y facilidades de tránsito hacia la costa del
Pacífico.
Ambos tratados fueron revisados y modificados a comienzos del siglo XX con la firma del Tratado de Lima (1929) y
el Tratado de Paz, Amistad y Comercio con Bolivia (1904).
Durante la Guerra del Pacífico, mientras las armas chilenas avanzaban en el desierto, las fuerzas argentinas se
desplazaban por la Patagonia. En 1881 se firmó un tratado de límites que fijó la línea fronteriza entre los dos
países en las más altas cumbres de la cordillera de los Andes. Con esto el gobierno chileno renunciaba a todo
territorio situado al este de la cordillera. Chile mantendría en su poder íntegramente el Estrecho de Magallanes
y la Tierra del Fuego sería dividida en partes iguales.
Límite norte de Chile antes y después de la Guerra del Pacífico
La ocupación de la Araucanía
A fines del siglo XIX, la incorporación de territorios ocupados por el pueblo mapuche y pehuenche constituía un
asunto pendiente para el Estado chileno ya que su posesión permitiría controlar la totalidad del territorio
continental. Pese a los intentos efectuados por este desde la década de 1860, distintas razones postergaron la
incorporación definitiva de estos territorios a la soberanía nacional. Sin embargo, al concluir la Guerra del
Pacífico, el interés económico en esas fértiles tierras para constituirlas en haciendas dedicadas a la agricultura y
la conciencia de la capacidad militar del Ejército, la transformó en una tarea prioritaria.
Por otro lado el Estado chileno necesitaba que los habitantes de todo el territorio compartieran sus costumbres
y tradiciones culturales para fortalecer la identidad nacional. En esta línea las ideas del progreso difundidas en la
época señalaban que este se alcanzaría si toda la población lograba ser civilizada (obviamente en sus
costumbres de hombre europeo occidental).
El elemento detonante ocurre en 1861 cuando Orélie Antoine de Tounen, abogado francés, se instala en la zona
y se proclama Rey de La Araucanía algo que fue visto como una seria amenaza para soberanía nacional. La
reacción de las tropas chilenas fue capturarlo y enviarlo a la Casa de Orates de Santiago.
Entre 1861 y 1868, Cornelio Saavedra bajo una lógica de “desplazamiento pacífico de la línea de frontera”
logró someter efectivamente el territorio hasta el río Malleco y fortificó la frontera mediante la construcción de
los complejos militares de Lebu, Angol, Mulchén, Purén y Cañete. El pueblo mapuche reaccionó con fuerza ante
estas acciones y se organizó en dos levantamientos efectuados en 1865 y 1868, que fueron violentamente
reprimidos por el ejército.
Coincidiendo con la Guerra del Pacífico, el pueblo mapuche se unió en un alzamiento general que se extendió
entre 1880 y 1881, donde tras una declaración de guerra al Estado Chileno recuperan parte de los territorios
usurpados en el transcurso de los años anteriores. Como respuesta, el Gobierno determinó el envío de nuevas
tropas, esta vez comandadas por Gregorio Urrutia, que dotadas de modernos armamentos lograron someter el
alzamiento en 1882. A partir de entonces el Estado incentivó la creación de nuevos fuertes y poblados como
Carahue, Lautaro, Curacautín y Temuco, que permitieron el avance del ejército chileno hacia el sur y la
ocupación de nuevas zonas como Villarrica, el Alto Biobío y Toltén.
- Construcción de fuertes y Ferrocarril del Sur que dotaban seguridad y mejor conectividad a las zonas
recientemente ocupadas.
-Confiscación de tierras y colonización: En 1866 se promulgó la Ley de Ocupación donde las tierras ancestrales
de los mapuche fueron declaradas propiedad fiscal para poder enajenarlas o entregarlas en concesión,
impidiendo que fueran los mismos mapuche quienes realizaran la venta. Con ello se intensifica la venta, remate
y arriendo de tierras indígenas a comerciantes, militares e inmigrantes europeos.
- Reducciones: Con la creación de la Comisión Radicadora de Indígenas en 1883 se inicia el proceso de
reubicación de la población mapuche en reducciones, lo que se prolongó hasta 1929. El Estado de esta forma
obliga a los indígenas a recluirse en unidades territoriales definidas por este, las cuales serán de poca extensión
y mala calidad agropecuaria.
La República de Chile, durante la vigencia de esta tregua, continuará gobernado con sujeción al régimen
político y administrativo que establece la ley chilena los territorios comprendidos desde el paralelo 23 hasta la
desembocadura del río Loa en el Pacifico, teniendo dichos territorios por límite oriental una línea recta que
parta de Sapalegui desde la intersección con el deslinde que lo separa de la República Argentina hasta el
volcán Licancaur. De este punto seguirá una recta a la cumbre del volcán apagado Cabana; de aquí
continuará otra recta hasta el ojo de agua que se halla más al sur del lago Ascotán, y de aquí otra recta que,
cortando a lo largo de dicho lago, termine en el volcán Ollagua. Desde este punto, otra recta al volcán Tua,
continuando después la divisoria entre el departamento de Tarapacá y Bolivia.
Artículo 2 ◦ La Republica del Perú cede a la República de Chile, perpetua e incondicionalmente, el territorio de
la provincia litoral de Tarapacá, cuyos límites son: por el norte, la quebrada y río Camarones; por el sur, la
quebrada y río del Loa; por el oriente, la Republica de Bolivia; y, por el poniente, el mar Pacifico.
Pinto, J. (2003). La formación del Estado y la nación y el pueblo mapuche. Chile: Dibam.
"Los gobiernos cultos están en la obligación indeclinable de hacer estudiar su territorio y de dar a conocer a
propios y extraños las producciones de su suelo, no sólo por el interés puramente industrial, sino para
satisfacer las aspiraciones científicas de toda sociedad civilizada"
Un trascendental punto de partida para lograr estos objetivos, fue la contratación de naturalistas y científicos
extranjeros por parte del Estado, para que realizaran trabajos conducentes a obtener un acabado
conocimiento del territorio nacional. Los especialistas -como Claudio Gay o Pedro José Amado Pissis- debían
enfocarse en la enseñanza y difusión de los nuevos conocimientos que se obtuvieran sobre el espacio
geográfico chileno. Junto a esto, debían realizar expediciones por las diferentes regiones de Chile para
identificar sus recursos naturales, catastrar información sobre su flora, fauna y geología, además de realizar un
levantamiento cartográfico del país.
Fuente: http://www.memoriachilena.cl