ROMAN GUBERN
EL LENGUAJE
DE LOS COMICS
itoa duce
ation oe
Primer aon: 1972
Sauna eitn 1914
Roan Gam 1972
alain y opin de ota en
MN EDICIONS 835.5.
rover 79 eo
ISBN. B42. 0500
Ingres on Gifs Damme, Zamor 8, Brean
 
A Enric Sié, tlo carat de
este libro, nacido de nues-
fraz extensas charles "0c-
tturnas, a [0 largo de todo
tun afto, sobre ef lenguaje de
los comicsCapitulo 6
FUNDAMENTOS PARA UNA SEMIOLOGIA
DE LOS COMICS.
Los comics constituyen un medio expresivo
perteneciente a la familia de medios nacidos de
la integracién del lenguaje icdnico y del len-
guaje literario. Tal integracién no es histori
camente reciente ni exclusiva de los comics,
como lo demuestra pertinentemente Michel
Butor en su interesante divagacion de casi
doscientas paginas Les mots dans la peinture;
Iibro injustamente desconocido de los estudiosos
de comics. Hemos escrito eintegracién», para des
lindar nctamente a los comics de las «aucas» y
«aleluyase, en donde el texto literario aparece di-
vorciado de la ilustracion, por su cardcter for-
‘mal de «subtitulos (en realidad, explicacién lite-
raria redundante 0 complementaria) colocado ge
neralmente bajo la vifieta. Los comics nacieron
el dia en que a la «secuencia figurativa» de tales
aucas y aleluyas se integré de un modo orginico
el texto, segtin una practica que ya era habitual
en las caricaturas politicas del periodismo an-
glosajén y francés. ¥ al examinar tal sintesis es-
tética vuelve a observarse que el balloon sigue
sin aparecer como elemento especificamente ne-
cesario de los comics, como ya seftalamos al re
ferirnos a las obras de Foster, Raymond y Ho-
garth,
 
 
105Ejemplo de secuencia figurativa extrafde de Ia sleluya
Listoire de la Sainte Russie (1850), de Gustave Dor
106
 
En el segundo capitulo de este estudio defint
mos los comics como 
 in-
virtiendo las posiciones de los personajes cuando
as{ convenga, en virtud del margen narrative otor
gado por el lenguaje elfptico, Digamos, por fin,
que la composicién de las figuras y de los textos
en funcién de la linea de indicatividad es factor
primordial en la creacién de un eritmo interno»
de Ie viteta,
Seflaladas estas peculiaridades somiolégicas
del lenguaje de los comics, procedamos a exami-
nar ahora, una por una, las «microunidades sig
nificativas» que componen y definen Ja vifita.
El primer elemento definidor de una vineta
es el eencuadres, que puede definirse como una
 
123delimitacién bidimensional de un espacio. Hay
que entender que esta edelimitacién bidimensio-
nabs esta referida a dos érdenes de espacios dis-
tintos: al de la superficie del papel sobre el que
se dibuja © imprime la vifeta yal espacio faw-
rativamente representado por el dibujante, Se
trata evidentemente de dos espacios distintos, pero
Inseparables, porque la representacién del segun-
do (espacio ideal) no puede existir sin el soporte
del primero (espacio real). Atendiendo al espacio
representado, los dibujantes han importado del
Cine una nomenclatura téenica para distingui los
diferentes tipos de eneuadre, tomando como re-
ferencia empirica el cuerpo humano. Digamos ya
que esta terminologia cinematogréfica invent6 la
palabra plarte," refiriéndose a que los actores si
tuados ante la cémara dividen el espacio en pla-
nos perpendieulares al eje dptico del objetivo. Se
fin este vocabulario convencional adoptado por
el cine y por los comics, el encuadre se denomina
«primer plano» cuando muestra un detalle par
ticular de la figura, como el rostro, una mano, et
estera (y por extensidn los objetos de tamafio
pequesio), «plano medio» cuando muestra aun
perSonaje cortado por la cintura, «plano tres cuar-
tos» 0 «plano american» cuando le corta a. la
altura de las rodillas y «plano general» cuando
muestra a la figura completa. Esta denominaciéa
puede ser matizada mediante los adjetivos «cor
to» y «largo», que hacen referencia a la menor 0
mayor amplitud del encuadre, Asi, por ejemplo,
tun plano medio largo se aproxima aun pla-
no americano corto. La eleccién de uno u
‘otro tipo de encuadre viene determinada en cada
‘momento por la accién del sujeto, la importan-
 
 
 
 
14
 
   
cia dramitica de Ia misma y su relacién con et
tentorno, asf como por otras consideraciones ps-
colégicas o estéticas. Un primer plano, por ejem
plo, puede servir para hacer visible un detalle de-
rmasiado pequefio de Ia accién 0 del decorado, para
potenciar draméticamente ciertos. signos (como
fos del rostro) o para componer una sineedoyee,
en la que la parte expresa al (odo.
Tanto en los comics como en el cine existe,
ademas de este espacio bidimensional, un espa
cio viewwal que en cine se denomina cainpo en pro-
fundidad, aunque seria més correcto calificarlo
‘como campo longitudinal (porcién de espacio lon
gitudinal represontado en un encadre). Este es
pacio, que en el cine permite distribuir realment
durante el rodaje, las figuras y os objetos
a diferentes distancias de la cdmara para obte-
ner asi una composicién en profundidad, tanto
én Ia pantalla como en la pelicula impresionada
{queda reducido a espacio virtual” Esta es tambign
Ja cualidad de tal espacio en los comies, con la sal
vedad de que en la historia de los comics el dibu
jante nunca tropez con impedimentos para re-
presentarlo debido a carencia de utillaje (ob-
Jetivos de corta distancia focal, iluminacién sufi
iente, emulsiones sensibles, ete.), a pesar de lo
cual los comies no comenzaron a explotar a fore
do y sistematicamente las posibilidades estéticas
de este espacio hasta que los eineastas lo hicieron,
‘ebido al perfeccionamiento de fa técnica, a me
diados de los afios treinta (Renoir, Wyler, Ford y
Juego Welles), fecha que coincide precisamente
‘con el nacimicnto del Terry de Caniff. Es este un
caso de mimetismo digno de reflexién.
Relacionados con este espacio virtual estin to-
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
1s,dos los problemas téenicos de la perspectiva Ii
neal y de la perspectiva aérea (trazo grueso en los
primeros términos y fino y degradace en los fon.
dos, ete), que son idéntigos y no distintos a los
ue se han estudiado abundantemente en el arte
del dibujo y de la pintura, y por esta falta de es-
pecialidad en los comies no serin estudiados
aqui. Sobre las caprichosisimas formas que pue-
den adoptar Ins vifctas y sobre sus dimensiones,
condicionadas por los factores espacio y tiempo,
se han hecho ya algunas observaciones, y puesto
que éste no es un Manual ni una Precepiiva para
dlibujantes, nos limitaremos a algunas considera:
ciones pertinentes a nuestro estudio lingulstico
Quien primero problematize estéticamente la
vitieta fue seguramente Winsor MeCay, que des-
de 1905 concibid su formato en funeién del mon-
We, lo que Je Mevé a introdueir la vifeta pano-
rsimica, circular, oval y rectangular de gran alta:
ra y estrecha base (superand la proporeidn 1/5
en el episodio de Litile Nemo de 231X-1906), Esta
Iuides formal, coherente con el modern style que
impregna su obra, no se detuvo aqui y hemos re
producido un ejemplo de cémo problematizé
MeCay la funcién de la linea que delimita la vifie-
fa, Hogarth estuvo entre los ereadores que tam
bign investigé el problema del Formato de la vi
feta, Hasta 1945 siguié Hogarth el sistema de
cuatro tiras horizontales, que hered6 de Foster.
Pero despus de 1947 introdujo, a modo de refill,
1 empleo de tres tiras horizontales y tres verti
cales, con un total de nueve cuadros. En sus citi
mas Kiminas adopté dos tiras verticales y tres
horizontales, sobre las que experiment6 los cam-
bios de formato y segin el prineipio que concebia
 
   
 
 
126
 
Ia plancha como una suma de direcciones cinéti-
eas y de pausas, para crear un ritmo global del
‘onjunto (macrounidad significativa)
Gon todo esto puede comprobarse eémo la
eleccion del formato y dimensiones de la viicta
Jamas es (0 debiera ser) arbitraria ni indiferente,
Pero dificilmente pueden establecerse reglas
gidas y de validez universal, pues si Hogarth uti-
tba dos o mas vifietas para seguir un mismo
impulso de los cuerpos en accién 0 para crear un.
vector gréfico, las vifietas de Charles M, Schulz
para Peanuts tienen en cambio una funcién mu-
cho més sintética, apenas poseen dinamicidad y
tienden a definir un estado de énimo. No obstante,
‘en ambos casos hay una adecuacién impecable en
tre forma y funcidn, La linea que acostumbra a
delimitar la vifeta carece de toda relevancia lin
silistica y sélo ofrece interés algin uso pecu-
liar de ella, precisamente por su inhabitual pecs
Tiaridad. Aqui ofrecemos un ejemplo de ello, con
tuna secuencia ideada por Guido Crepax, en Ia que
los pensamientos de Valentina no estin visualiza-
dos con el tradicional expediente del dream-ba-
Woon, sino con un sistema sefializador basado en
el puntilleo de los limites de las vifietas que ex-
presan las fantasias de la protagonista, En este
caso Ia sefial delimitadora deja de tener tinica-
‘mente esta funcién, para asumir ademas la de un
nuevo sistema sefializador que significa «fanta-
sian
La composicién interna de Ia viicta, sujeta a
los imperatives de Ia «linea de indicatividads,
puede ser extraordinariamente simple y extraor.
dinariamente compleja. Elementos propios de su
‘composicién son el edecorado» y los «persona-
 
 
 
 
2Ta gue lav fantasios de la protagotista estin diferencia
tins de Ta realidad objetiva presente mediante el punt
Hieo le Ia nea que delimit Tas vifetas,
128
saree
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mmplo funcional de svificta dentro de la vifeta» ex-
tyaido de «L'il Abner, de Al Capp y citado en el texto.
 
jes». Pero puede ocurrir también que una vificta,
albergue a otra en su interior, como en el ejem-
plo aqui propuesto de «Li'l Abner», en donde la
justificacién lingiistica reside en la necesidad de
‘comunicar al lector Io que Daisy Mae esté viendo
fa través del telescopio, de suerte que esta vifieta
podria definirse, cual un cuadro cubista, como wn
Coble punto de vista de Ia misma realidad mos:
trada, similar all recurso utilizado por Richard
Fleischer en su film El estrangulador de Boston
(The Boston Strangler, 1968).
‘Los problemas de la organizacién del material
plistico dentro de Ja vifieta han preocupado des-
de antiguo a muchos artistas y han conducido a
veces a soluciones aberrantes, por lo menos des-
de el punto de vista de Ia economfa de lectura.
Uno de los ejemplos més curiosos desde el punto
de vista de la aberracién aparece en el interesante
The Upside Downs» del americano (de origen
holandés y nacido en Nagasaki) Gustave Verbeek,
 
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