Dudosa Certidumbre: Doubtful Certainty

Copyright © 2012 by Catalina Martínez Estévez.

Traducción (Translation by): Cristina E. Arias

Library of Congress Control Number:       2012902495

ISBN:         Hardcover                               978-1-4691-6475-5

                   Softcover                                 978-1-4691-6474-8

                   Ebook                                      978-1-4691-6476-2

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This is a work of fiction. Names, characters, places and incidents either are the

product of the author’s imagination or are used fictitiously, and any resemblance

to any actual persons, living or dead, events, or locales is entirely coincidental.

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CONTENTS

Dudosa Certidumbre

Dudosa Certidumbre

Autómata

Asunto: Socorro

Epistolar

La Nostalgia Del Ángel

La Verdadera Historia De Pulgarcito

Mejor Sola Que Mal Acompañada

Misiva A Botero

Se Me Olvidó Que Te Olvidé

Vestigios

Yo No Fui

La Zaranda Burlada

Doubtful Certainty

Doubtful Certainty

Automaton

Subject: Help

Epistolary

Wings Of An Angel

True Story Of Tom Thumb

Better Alone Than In Bad Company

Open Letter To Botero

Forgeting The Forgotten

Glimmers

It Wasn’t Me

The Trickster. (Tin Spinning Top)

DUDOSA CERTIDUMBRE

DUDOSA CERTIDUMBRE

Las historias no existen por sí mismas ni se crean en solitario. Necesitamos descubrirlas o que nos las descubran, verlas y que nos ayuden a entenderlas, escribirlas y que nos entiendan. De manera que escribimos lo que alguna vez nos han contado, para que otros se enteren, y sepan lo que ya saben de antemano, pero narrado en una forma—con el permiso de los más cultos—artística. De esto se puede deducir que la obra carece de primeridad, y muchas veces de un contenido original, pues nadie se sorprende por el hecho ocurrido si no por el momento en que éste ocurre y la forma en la que se presenta.

Yo, por mi parte, he decido arriesgarme por segunda vez a recontarles la historia de otra forma, a ver si al menos los sorprendo con el desorden aparente de los hechos y el misterio de la palabra. Lo que leerán a continuación ya ha ocurrido o les ha ocurrido, y muchas veces, pero como en mi caso, ninguna. El trabajo que les mostraré no es más que el alivio o receso que busco después de la constante agresión de los espacios invisibles y de la incoherencia del tiempo. Alumnos, amigos y familia han sido siempre grandes colaboradores en los resultados obtenidos de mis aproximaciones a la realidad, aunque lo contado parezca ficción.

La dudosa certidumbre no es más que la verdad que damos por sentada, pero que cuando estamos distraídos, se levanta y se marcha hacia otros espacios. No hay verdad cierta, como no hay duda incierta. El arte, como la vida, es una cuestión de fe, de ver lo que no se puede mirar, y sentir lo inexplicable.

Para profesar mi fe, he contado con la paciencia, siempre burlona y comprometida, de mi esposo, Juan José Arias; con el apoyo de mi hija Cristina, quien juzga con el ojo del mejor crítico literario, la ingenuidad de la experiencia aún no vivida, y la influencia de las estructuras ¨Boca arriba¨; con la inspiración que generan en mí, los sueños y pesadillas de mi hacedor de ilusiones: mi hijo, Juan Ricardo; con mi incansable y pequeña hermana Lucía, quien a veces consiente mis errores, y me ha hecho creer que puedo continuar escribiendo; con la ayuda de mi amigo Juan Pablo Cheret, el inesperado coeditor de algunas de mis historias, el poeta de las miradas, a través de quien descubrí que en los cuartos de revelado también se crean realidades alternas; con mis alumnos, con todos, en especial con aquellos que alguna vez me leyeron y se sorprendieron, y en particular con Melanie Mejía, Mariana Blanco y Michelle Umpiérrez; con mis compañeros de trabajo: Sr. Fanny Flores, Teresa Suárez, Neyda Alonso, Aracely Crotty, Ana Laura Garciga, Juan Carlos Moya, quienes de alguna manera han colaborado—algunas veces sin saberlo—con su tiempo e ideas en mi producción artística; con mi padre, quien creyéndose adivino, apostó por la Escuela de Letras, y aún está esperando que las cartas le cuenten la verdad; con mi madre, la más subjetiva de mis lectores, quien seguro encontrará alguna razón por la que llorar; con mi tía Mary Estévez, a quien la inexactitud de mis historias asombra, y siempre tiene algún cuento que agregar; y con todos aquellos que compartieron y comparten la dudosa certidumbre de estar y poder contarlo.

Weston, 2010.

DUDOSA CERTIDUMBRE

CUENTOS BREVES

AUTÓMATA

Se había quedado observando boca arriba cómo las aspas del ventilador daban vueltas al ritmo de la música. Hipnotizada por el movimiento, sus pensamientos quedaron atrapados dentro de aquella maquinaria que giraba constantemente. Ella y sus compañeros meditaban medio adormecidos al final de la