Hechizos de pasión, amor y magia

Dedicado a todas las personas

que me inspiraron a hacer estos cuentos apasionados

de desbordada imaginación.

INTRODUCCIÓN

Dónde pierdo la vergüenza y me desnudo, alma y cuerpo, creo que hasta el espíritu quedó al descubierto. Dónde empezó mi realidad, o terminó la imaginación. Los cuentos aquí publicados son yo, mi vida, mis sentimientos, ¿mi desbordada imaginación? ¿O una realidad que yo misma trasformé al verme involucrada en mis dolores o alegrías?

Cada cuento tiene una cara, un recuerdo, una imagen, no sé hasta dónde es real o parte de la fantasía, parte de la magia con la que convivo, vivo, respiro todo el día. Desde niña quise saber y me gustaba que me contarán historias, para él, o la que las contaban, eran reales, parte de las leyendas de brujería y magia y crecí con ellas sintiéndolas mías y fui agregándole más imaginación conforme crecía y conocía.

Claro que fui a visitar brujas, a que me hicieran limpias y algunos trabajitos que nunca funcionaban, pero un día me encontré después de tanto buscar a Milton un ser extraño, amigable, amable y sobretodo sabio, tuve varias experiencias muy interesantes, llegó a ser amigo de la familia y de mis amigos que lo consideraban igual que yo. Leía el Tarot, ¡y en qué forma¡ era impresionante lo que él veía, lo que él sabía o, lo que sin darnos cuenta, (o sí) le trasmitíamos. Siempre quiere uno ser sorprendido, contándole lo que uno sabe, y después nos hacemos tontos, pero muy felices por lo que nos dijeron. Pero mis experiencias con Milton fueron diferentes, acertadas, como de mago, no de brujo; todavía no las escribo, sigo sin resolver su predicción acertada, sigo sorprendida de su veracidad. Hablo de las brujas de pueblo, de barrio, la de los huevos sucios, de la gallina negra, del jacal, de toda la parafernalia que vamos a buscar, y siempre encontramos.

Tuve espantosas experiencias con un grupo de cubanos, me metí donde no debía y así me asuste. ¡Nunca más! , y fue, nunca más.

Hay otros cuentos más elaborados, ya en la desbordada imaginación, cultos diría yo, con otro lenguaje y sentimiento. Era tal mi necesidad de decir, de comunicar, de sorprenderme que fui a talleres de redacción y literatura, con Hugo Arguelles, Germán Dehesa, Augusto Monterroso, Rafael Ramírez Heredia y por último y desgraciadamente por muy poco tiempo con Guillermo Samperio. De cada uno de ellos tome sus enseñanzas, finalmente ya tenía que soltar mis alas y crecer. Hugo, Tito, Rafael y Germán nos dejaron hace algunos años fueron, a un viaje sin retorno. Hoy sólo los leo y sigo aprendiendo de ellos. Gracias a todos por sus enseñanzas. Entre cada segmento está una carta de amigos que me presentan .

Repito, son cuentos de amor y para el amor, el amor es... ¿sacrificio? ¿Entrega? ¿Alegría? ¿El amor es la perdida y el olvido en uno mismo? ¿O, el amor es quererse a uno mismo...? El amor es un regalo divino, la química animal desatada, las sutilezas del sentimiento, el encuentro de dos almas que se complementan, la danza cadenciosa de los cuerpos, el entendimiento en la misma sintonía de las emociones, el suave acompasarse de los pensamientos, el pertenecerse sin decirlo, sin saberlo, y gritándolo al mismo tiempo, con las voces, los poros, las ideas y los sueños realizados, sin poder evitarlo. Es el acople de dos seres en lo más místico, físico, emotivo que conoce el ser humano. Fuente de fantasías, sinsabores, felicidad, celos, envidias, alegrías, goces, gratificaciones que sacuden nuestra existencia. Y diría Lope de Vega: Eso es amor, quien lo probó, lo sabe. El amor es magia. El lenguaje del amor es infinito. Tanto puede ser puro, fino o poético como ardiente, obsceno y sublime.

¿Sin Dios no hay infierno y sin diablo, no hay Dios?

Nosotros somos, —por semejanza— los demonios del Creador, y así como anhelamos tornarnos Uno con Él, así nuestra Otra Parte anhela tornarse Una con nosotros otra vez. El Templo Interno, es el lugar donde habitan los demonios, nuestros demonios, la sombra de nuestra Otra Parte, así como nosotros habitamos en el interior del Templo de nuestra Otra Parte, y somos en Ella la Luz en su oscuridad El Amor es lo que nos impulsa y nos aproxima al Creador, y también a buscar Su Luz; así, de la misma forma nuestra Otra Parte, los demonios, no quieren destruirnos, pero sí recibir nuestra Luz para entregarnos su Amor En vuestro corazón estoy edificando un templo donde se percibirá claramente mi presencia, donde se escuchará claramente el eco de mi voz y donde brotará luz y paz para toda la humanidad

Sin Dios no hay infierno, sin diablo, si hay Dios.

Siempre me gustó la magia, las hechiceras, la brujería, la fabricación de hechizos, sortilegios, pócimas, ungüentos, el maleficio, la ligadura y el mal de ojo.

Para desarrollar su macabra tarea utilizan estos objetos: la escoba, que a la orden de ¡Adelante en nombre de… ¡ las pone en órbita, velas de pez negro, huevos de gallina negra si haber sido pisada por gallo alguno, una espada, o cuchillo mágico, velas, listones, una botella y una jarra, un vaso; una cuerda atravesada por plumas de cuervo, alfileres para pinchar las figuras de cera, un mortero para machacar las hierbas; vasijas, mecheros y un candelabro llamado la mano de la Gloria confeccionado con la mano cortada de un ahorcado. Bruja es una palabra que se deriva de sabios, y las brujas sibilas, los filósofos, magos y alquimista de los tiempos antiguos creían que la habilidad de una persona para la magia era la posesión de un conocimiento perfecto de las cosas naturales. Este conocimiento abarcado todos los aspectos de la vida: conocían la vibración natural de los minerales y metales y cómo vibran al calor (los metales simbolizan la eternidad, la guerra y la riqueza"). Los alquimistas medievales consideraban que los sietes metales correspondían a los siete planetas entonces conocidos: el cobre era llamado Venus; el oro, Sol; el hierro, Marte; el plomo, Saturno; el azogue, Mercurio; la pata, Luna y el estaño, Júpiter. Sabían cómo el color, la esencia y el sonido eran análogos; conocían las vibraciones de las plantas y su uso en la preparación de cosméticos, ungüentos y esencias e incienso que utilizaba en muchas formas y en todas las culturas. En la antigüedad las sacerdotisas, las brujas, hechiceras, las sibilas, los magos y alquimistas componían aceites para usos mágicos específicos; éstos contenían aromas y fragancias consagradas a los dioses;

los aceites y los ungüentos los frotaban en sus cuerpos y en los de las brujas para conseguir un estado de trance, o los untaban en sus víctimas para lograr obediencia total. Ahora como ayer, los ungüentos y cosméticos están hechos de hierbas que con su poder medicinal o su veneno aparecen con frecuencia en las leyendas.

Martha Figueroa von Herzberg de Dueñas

PRÓLOGO

Hace muchos años, la casa de Daniel Dueñas y Martha Figueroa de Dueñas era uno de los grandes centros culturales de México. A ella, un sitio cálido y lleno de belleza, asistían escritores, músicos y artistas plásticos de fama nacional e internacional.

Allí conocí a muchos formidables narradores y poetas. Martha no sólo era una amiga entrañable de artistas