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Adriana Guevara
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Festejos urbanos
FESTEJOS URBANOS: de la monumentomanía
al mapping histórico. Deslindes entre Centenarios.
Adriana Guevara
Especialista en Diseño Comunicacional, Arquitecta por FADU-UBA. Magister
avanzada, Tesis en proceso.
Mail: arqaguevara@yahoo.com.ar
RESUMEN
El quiebre de los discursos hegemónicos propiciado por el fin de la modernidad trajo aparejado un
proceso de reconfiguración de los límites de los campos disciplinares, interrogándolos,
superponiéndolos, cruzándolos. Las disciplinas proyectuales se han visto influidas primordialmente
por la dimensión comunicacional (los estudios semiológicos y los Visual & Cultural Studies), y por la
perspectiva antropológica, que observa los comportamientos sociales y registra cuales son las
representaciones de los mismos. En la actualidad es imposible leer a las operaciones proyectuales
como agentes aislados. La intención de este artículo será la de leer distintas acciones que fueron
parte de los festejos y entenderlas como fragmentos de un discurso. Se infiere que la ocupación
transitoria del espacio urbano, sumada al desplazamiento que produjo la apropiación de
monumentos como soportes (Bicentenario) y no como eje del festejo (Centenario), favoreció un
proceso de reapropiación identitaria. Estas acciones generarían un reconocimiento social que se iría
transformando en un nuevo imaginario urbano, que tiene la capacidad de ser un momento
fundacional que devendría en un enunciado performativo. En ese sentido, los festejos urbanos
generarían conexiones con la emoción, serían generadores de recuerdos, y catalizadores magníficos
de discursos sobre la ciudad. El objeto de estudio es la ciudad de Buenos Aires, recortando la
lectura en las operaciones urbanas producidas por dos festejos: los del Centenario y los del
Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Palabras clave: festejo urbano, Buenos Aires, imaginarios urbanos, Centenarios.
URBAN CELEBRATIONS: from Monumentomany to Historic Mapping.
Boundaries between Centennials
The breakdown of hegemonic discourses promoted by the end of modernity brought with it a process of reconfiguration
of the boundaries of disciplinary fields, interrogating, overlapping, crossing them. The Projective Disciplines have been
influenced primarily by the communicational dimension (semiological studies an Visual & Cultural studies), and by
the anthropological perspective, which observes social behavior and records the representations of it. At present it is
impossible to read the projective operations as isolated agents. The intent of this paper will be to read various actions
that were part of the festivities and understand them as fragments of a discourse. It appears that the transient
occupation of urban space, coupled with the shift produced by the appropriation of monuments as carriers
(Bicentennial) and not as the axis of the celebration (Centennial), favored a process of identitary reappropriation.
These actions would generate a social recognition that would transform into a new urban imaginary, which has the
ability to be a foundational moment that would become a performative enunciation. In that sense, the urban
celebrations are connectors with emotions, generators of memories and they would also be magnificent catalysts of
speeches on city. The study case is the city of Buenos Aires, setting focus on urban operations produced by two
celebrations: the Centennial and the Bicentennial of the May Revolution.
Key words: urban festivity, Buenos Aires, urban imaginary, Centennials
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En el centro de Fedora, metrópolis de piedra gris, hay un
palacio de metal con una esfera de vidrio en cada aposento. Mirando dentro de cada esfera se ve
una ciudad azul que es el modelo de otra Fedora. Son las formas que la ciudad habría podido
adoptar si, por una u otra razón, no hubiese llegado a ser como hoy la vemos. En todas las
épocas alguien, mirando a Fedora tal como era, había imaginado el modo de convertirla en la
ciudad ideal, pero mientras construía su modelo en miniatura, Fedora dejaba de ser la misma de
antes, y aquello que hasta ayer había sido uno de sus posibles futuros ahora era solo un juguete
en una esfera de vidrio.
Fedora tiene hoy en el palacio de las esferas su museo: cada
habitante lo visita, elige la ciudad que corresponde a sus deseos, la contempla imaginando que se
refleja en el estanque de las medusas donde se recogía el agua del canal (si no hubiera sido
disecado), que recorre desde lo alto del baldaquín la avenida reservada a los elefantes (ahora
expulsados de la ciudad), que resbala a lo largo de la espiral del minarete de caracol (perdida ya
la base sobre la cual debía levantarse).
En el mapa de tu imperio, oh gran Kan, deben ubicarse
tanto la gran Fedora de piedra, como las pequeñas Fedoras de las esferas de vidrio. No porque
todas sean igualmente reales, sino porque todas son sólo supuestas. Una encierra aquello que se
acepta como necesario mientras todavía no lo es; las otras aquello que se imagina como posible y
un minuto después deja de serlo.
“Las ciudades y el deseo 4”.
Las ciudades invisibles.
Ítalo Calvino.
1. IMAGINARIOS URBANOS
¿Cómo se hace una ciudad? ¿Cómo se establecen su imagen, su forma, sus relaciones y deseos?
Pareciera que la construcción proyectada o espontánea, la aceptación, rechazo o adecuación a las
normativas edilicias son sólo pequeños actores de una gran obra, que, como dice Ítalo Calvino, está
en constante cambio y en constante estado de posibilidad.
A través de estas páginas nos proponemos leer la relación entre las actividades propias de un festejo
y su influencia sobre los imaginarios urbanos de una sociedad. Creemos que la ciudad y sus
representaciones se producen mutuamente1, se van conformando a través de las figuraciones
artísticas y literarias surgidas por la sociedad y por las prefiguraciones intelectuales que se hacen
sobre ellas, más allá de las modificaciones materiales que produzcan los procesos de transformación
y modernización2. Para eso indagaremos entre los deslindes de su construcción material y de sus
representaciones virtuales, tomando como eje dos acontecimientos urbanos: los festejos del
Centenario y del Bicentenario en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina
La hipótesis que manejamos es la de pensar a los festejos como parte de un discurso que se
cristaliza en una serie de imágenes y de operaciones sobre la ciudad que van legitimando nuevos
imaginarios urbanos, que a su vez tienen la capacidad de ser enunciados performativos3. Es decir,
las imágenes y operaciones arquitectónicas que conforman un nuevo imaginario urbano en
construcción, también van dando forma a una nueva ciudad imaginada, que eventualmente tendrá
efectos sobre la ciudad material. Creemos que las ciudades son organismos vitales, que se
transforman, mutan o se adaptan, y que se van recreando hacia diferentes ideales4. El festejo,
entonces, no sería sólo un acontecimiento urbano efímero, sino que perduraría en el tiempo a través
de la formalización de nuevas imágenes que eventualmente, acabarían legitimando un nuevo
imaginario urbano.
El pasado nos llega al presente a través de la imagen y a través de la lectura de las huellas urbanas
que permanecen en la ciudad5, que cargan sobre sí el paso del tiempo. En este artículo nos interesa
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focalizar en el pasaje de la sociedad que construye sus monumentos como manera de afianzar su
identidad, hacia aquella que los utiliza como soportes de expresiones gráficas6, lo que entendemos
como fragmentos de un discurso que toma a la historia como a una herramienta para afianzar un
proceso de redefinición identitario. Reflexionar sobre el pasaje de la monumentomanía7 hacia el
espectáculo, como reflexión sobre la dimensión ontológica de lo urbano, como un pasaje de lo
sólido a lo no sólido, de lo material a lo inmaterial.
Al analizarlos, pretendemos indagar en la relación entre ellos y los proyectos políticos del momento,
como generadores de la identidad de una nación. Identidad que, al ser construida, muta, al igual que
muta la ciudad.
1.1. El proyecto como construcción social.
El relato en el que el proyectista, aquel individuo iluminado, fundamentalmente arquitecto, quien
con gestos propios de su genio decidiría cual era el camino a seguir, es una visión construida
fundamentalmente por la historiografía arquitectónica, que se encargó de fomentar este rol que
todavía en la actualidad es ponderado por algunos talleres de la facultad8 en la que está radicada esta
investigación. Sin embargo, la misma es una construcción histórica. Para entender cómo surge esta
naturalización tenemos que ir hacia el momento de la creación del concepto de proyecto, y por
ende del rol del proyectista, como modificadores de la realidad.
El inicio de este pensamiento podría tener origen en el texto de Nikolaus Pevsner9 “Pioneros del
diseño Moderno: de William Morris a Walter Gropius” en 1936. Dicho libro instaló una visión de la
historia del diseño positivista, presentando un desarrollo lineal de la Arquitectura, basándose en la
obra y ambiciones personales de diseñadores y arquitectos10 básicamente racionalistas o
funcionalistas. De hecho, todo componente emotivo o simbólico tendía a ser abolido por el
funcionalismo11, que se erige como la doctrina fundamental del arte moderno, en parte gracias a los
miembros de la Bauhaus: la buena arquitectura resultante debería reflejar la vida contemporánea, y
tener la estética legalizada como la adecuada para su época. Se consideraba un pensamiento
revolucionario, pero como “revolución” era puritana: el funcionalismo terminó deviniendo en una
moralidad12 que tendía a encaminar al hombre a un estilo de vida “oprimido por la racionalidad”13. A
pesar de eso, el funcionalismo pasó a ser un componente necesario en la vida cotidiana: el
diseñador funcionalista se sentía responsable del ambiente cotidiano, y creía que al modificarlo
obligaba al hombre a superarse.
La crisis del pensamiento moderno como discurso homogéneo hace que se reconfiguren las
preguntas que daban como respuestas estas certezas. El discurso posmoderno acompaña a la
fragmentación de un estado de cosas, tanto de su arquetipo central como de la conciencia
colectiva. Al dejar de ser una unidad, se abre la posibilidad de leer entre sus fragmentos, entre sus
relaciones. Relaciones que siempre estuvieron presentes, pero que eran acalladas por escapar de los
valores ascéticos del funcionalismo, relaciones entre significante y significado, pero también con el
entorno, en donde el proyecto aparece como un conector entendiéndolo como una construcción
social en la que la tekné del arquitecto, proyectista o diseñador, es solo una parte de la cadena
significativa.
1.2. El concepto de imaginario como interfaz
Esta nueva dimensión del concepto de proyecto como construcción social nos lleva a reflexionar
sobre las relaciones entre proyectista - objeto diseñado - sociedad. El concepto de Imaginario nos
aparece así como aquella interfaz posible para interpretar la comunicación en la sociedad moderna,
aquello que nos permitiría entender la relación entre la construcción de Imaginarios Urbanos como
modo de comunicación proyectual. Pero ¿con qué parte de la sociedad? ¿Quiénes son los actores
que se identifican con estos imaginarios, quienes son los que lo construyen? Y además, ¿es esta una
construcción lineal?
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Para tratar de responder a estas preguntas, necesariamente hay que leer a filósofos, especialistas en
Teorías del Discurso, sociólogos y antropólogos. El fenómeno es complejo, por lo que hay que
abrir el campo disciplinar, enriqueciéndolo con lecturas polisémicas.
Sabemos que toda construcción de discurso implica la construcción de un relato, así como es un
relato construido el de la Identidad Colectiva14. La misma es leída como un conjunto de creencias
compartidas de un sector de la sociedad, que implican una visión de sí misma, de un “nosotros”.
Una representación colectiva, que constituye aquello que será lo imaginable y lo aceptable dentro de
esta sociedad.
Las significaciones imaginarias sociales son un modo de institución y creación15, y operativamente
nos permiten mantener y justificar o cuestionar y criticar un orden social. Son aquellos lugares en
los que se conciben y alimentan las nuevas significaciones y acciones. De hecho, para que una
sociedad exista, es necesario que exista una significación compartida, se necesita crear un “mundo”
de significaciones, que es instituido, es construido por dicha sociedad y fundado en lo imaginario.
Los imaginarios sociales entendidos así, son aquello que se establece como condición de posibilidad
y representatividad, es decir, justamente, de la existencia de la sociedad. Las significaciones
imaginarias sociales hacen que el mundo material e inmaterial (real y simbólico, funcional y
evocativo) sea una pluralidad organizada, ordenando lo diverso.
Dice Cornelius Castoriadis:
…(las significaciones imaginarias implican la)… posición de formas nuevas, posición no
determinada sino determinante; posición inmotivada, de la cual no puede dar cuenta una
explicación causal, funcional o incluso racional. Estas formas, creadas por cada sociedad,
hacen que
exista un mundo en el cual esta sociedad se inscribe y se da un lugar. Mediante ellas es
como se constituye
un sistema de normas, de instituciones, de finalidades de la
vida tanto colectiva
como individual.
En el núcleo de estas formas se encuentran cada vez las significaciones
imaginarias sociales, creadas por esta
sociedad, y que sus instituciones encarnan…16
Este concepto de Imaginario Social es aquel que permite la articulación de la sociedad, su mundo y
sus necesidades. Es tomado como condición de posibilidad y existencia, de aquello que connota, en
vez de denotar: la sociedad solo existe en tanto se instituye y es instituida, y es impensable sin la
significación. Mientras que la institución primera es la parte imaginaria, el poder, la institución
segunda es su manifestación material, en este caso, la ciudad.
Teniendo ya definida a la interfaz posible en la comunicación del proceso proyectual, nos interesa
ahora tratar de leer cómo se produce la misma, tomando como marco conceptual a la Teoría de la
Semiosis Social17 para decodificar los discursos en su dimensión social. Para poder leerlos, hay que
acceder a una red semiótica, lo que “implica un trabajo de análisis que opera sobre fragmentos extraídos del
proceso semiótico”18, es decir, sobre una cristalización temporaria de los mismos.
Entonces, hemos entendido que la figura del arquitecto-proyectista como aquel que iba a proveer
de felicidad y que iba a resolver los problemas sociales, es una figura construida históricamente. Y
que en la contemporaneidad, la búsqueda de la identidad es la base para reelaborar nuevas
condiciones de significación. Y hemos encontrado que la identidad se configura a nivel social a
través de imaginarios, que son construidos colectivamente, en donde las instituciones (la ciudad) no
son la creación de individuos designables sino del imaginario colectivo, anónimo e instituyente. Y
que para nuestra hipótesis, una de esas posibles construcciones es el proyecto integral de un festejo,
que se lee como parte de un fenómeno social.
La complejidad de este proceso hace surgir la necesidad de leer a las operaciones proyectuales sobre
la ciudad desde más de una mirada, desde un crisol inter-disciplinar. Si entendemos al proyecto
como parte de un discurso, es necesario reflexionar sobre esa dimensión, relacionando su
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dimensión de materialización posible, pero también en su dimensión inmaterial, que es la que va
produciendo modificaciones más profundas y a largo plazo.
Citando a Abraham Moles, “el objeto (proyectado o no) es portador de signos, por su simple existencia de
objeto…la función del intelectual – representada por el diseñador- el artista que presta un servicio social, se torna
simbólica”.19
Y el proyecto, al ser una construcción social, es una producción de sentido. Y este nivel
comunicacional es parte del proyecto20.
2. PREFIGURACIONES Y RELATOS
Como hemos establecido, las diferentes acciones que conforman un imaginario urbano abren la
posibilidad de prefigurar a una ciudad. Y, en ese sentido, un festejo en un espacio público podría ser
leído en una renovada dimensión política que ayudaría a instaurar la materialización urbana de un
proyecto de nación21. Nuestro objeto de estudio es la ciudad de Buenos Aires, en dos momentos: el
festejo del Centenario y el del Bicentenario22. Al estudiarlos, nos encontramos con dos momentos
históricos diferentes, dos ciudades diferentes. Además, el festejo en sí tuvo similitudes y también
tuvo un gran cambio, que es el pasaje entre la aplicación de la “Monumentomanía” hacia la
institución del Acontecimiento, en este caso a través de la apropiación de algunos de esos
monumentos como soporte de imágenes.
Al analizar el traspaso de lo sólido a lo inmaterial, también reconocemos un pasaje ontológico, que
se relaciona con cómo se piensa y se imagina a la ciudad cuando está consolidando un proyecto de
nación (principios del siglo XX) y también en otro momento, cuando está redefiniéndose, al salir de
una profunda crisis económica y de valores (principios del siglo XXI). En el Bicentenario
aparentemente parecería haber una desmaterialización urbana con respecto al modelo del
Centenario. Sin embargo también se lee una revalorización de componentes inmateriales como la
memoria, la emoción y el recuerdo, resignificados para formar parte de un discurso que apunta a
reafirmar una identidad a través de un sentimiento nacional23. Un traspaso del logos al pathos, de lo
material a lo emocional, que influiría en la conformación de la ciudad de un modo más sutil. Se
podría decir que estamos pasando de una ciudad construida hacia una ciudad imaginada, y es ahí en
donde entra la dimensión política al conformar un proceso de construcción de la memoria, como
un eje para materializar el ideal de una nación. En estas relaciones entre imaginario urbano24 e
imaginación urbana25, entre memoria y política, se va construyendo la ciudad de Buenos Aires.
2.1. La ciudad y sus representaciones
La ciudad de Buenos Aires tiene una larga historia en cuanto a festejos callejeros, desde los
carnavales, pasando por las fiestas de San Juan. Las Fiestas Mayas fueron un festejo urbano
característico de la Buenos Aires post-colonial, la gran Aldea. Estaban dedicadas a recordar a la
Revolución de Mayo y fueron establecidas el 5 de mayo de 1813, el mismo día en el que el 25 de
Mayo fue declarado Fiesta Cívica.
Para la década de 1890, la ciudad de Buenos Aires se empezó a preparar para el Centenario. En ese
momento, gran parte de la élite se sentía “civilizada y europea”, y para ellos este tipo de festejos
eran pueblerinos e indignos de la “París de Sudamérica”26, por lo que fueron dejados de lado. Por
otro lado, los nuevos inmigrantes empezaban a participar con sus propios rituales y celebraciones,
creando una sensación de “torre de Babel” que tanto encolerizaba a Sarmiento27. Esta creciente
apropiación de los festejos por parte de los extranjeros, tanto de las fiestas como de sus espacios
simbólicos, generó en distintos sectores de la élite la necesidad de establecer la existencia de una
“nacionalidad” argentina. Para ese cometido, la ocasión del festejo del Centenario del 25 de mayo
de 1910, resultó la apropiada.
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Imagen 01 Fiestas Mayas. Fuente: Archivo General de la Nación
Imagen 02 Festejos del Centenario en Buenos Aires. Fuente: Archivo General de la Nación
La Conmemoración del Centenario de la Revolución de Mayo coincidió con una creciente
conflictividad social, planteamientos violentos de sectores sindicales anarquistas y socialistas, más la
amenaza de huelga general para impedir la celebración, que fue “neutralizada” por el Congreso al
implantar el estado de sitio, bajo cuya imposición se realizaron los festejos.
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Imagen 03 Remodelación de la Plaza de Mayo. Fuente Archivo General de la Nación
Por otra parte, los festejos del Bicentenario tuvieron el carácter de una fiesta patria mezclada con la
alegría de los carnavales más una cierta recuperación del espíritu de las fiestas Mayas. Al igual que
en los festejos del Centenario, hubo Tedeum y desfiles militares, pero se incluyeron también desfiles
de las comunidades de inmigrantes que construyeron el país, y terminó con un desfile de carrozas
de un estilo carnavalesco, pero cuyo tema era recordar los momentos en donde la historia de la
Argentina tuvo un punto de inflexión: el éxodo jujeño, la Vuelta de Obligado, el anarquismo, la
industria de los años 50’s, el golpe militar de 1976 y la guerra de Malvinas entre otros. Al igual que
en las Fiestas Mayas, el final de fiesta fue con fuegos artificiales.
Es posible encontrar semejanzas entre los festejos del Centenario y los del Bicentenario, en especial
en la apropiación por parte de la ciudadanía del espacio público28. En cuanto a las diferencias, a
primera vista la más notable es la material: la Buenos Aires del Centenario era una ciudad que se
estaba afianzando en su identidad, en la que debía ser la “París de Sudamérica”, debiendo dar
cuenta de los procesos de modernización basados en conceptos paisajistas e higienistas adecuados a
la época. La apertura de avenidas, parques, los monumentos que se recibieron como regalos de
diferentes países y que fueron emplazados en diferentes puntos29, fueron herramientas para la
conformación material de la ciudad insigne de la República Argentina, un reflejo30 del momento:
una época de enorme crecimiento económico, la consolidación de la república conservadora
fortaleciendo un modelo de país agroexportador. Es la exaltación de lo que el escritor Ricardo
Rojas denominó monumentomanía31, la materialización del “espíritu nacional”32 a través de las
operaciones urbanas y de la implantación de monumentos y estatuas, que ayudaron a redefinir el
espacio público metropolitano. Buenos Aires perdía así su perfil colonial, adquiriendo los rasgos de
una ciudad moderna y europea.
Imagen 04 Desfiles de Colectividades en el Bicentenario. Fuente: fotografía de la autora.
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Imagen 05 Desfile de Cierre Bicentenario. Fuente: Web oficial del Bicentenario Argentino
Imagen 06 Monumento del Centenario (regalo de España). Fuente: Archivo General de la Nación
A diferencia de las grandes operaciones urbanísticas del Centenario, como parte del festejo del
Bicentenario la Sociedad Central de Arquitectos33 sólo realizó tres concursos, dos vinculantes y uno
de ideas34.
Los concursos vinculantes fueron el de la refuncionalización del ex Palacio de Telecomunicaciones,
y el del Pabellón del Bicentenario. El programa35 del Centro Cultural del Bicentenario (el ex Palacio
de Correos y Telecomunicaciones) era el de diseñar un edificio con múltiples usos, como salas de
conferencias y de conciertos.
En cambio, el del Pabellón del Bicentenario tenía como intención la construcción de un espacio
liviano, de arquitectura efímera36, cuyo uso era ser un paseo en donde se pudiera recordar lo que
pasó en la Argentina en los últimos 200 años37. Su exhibición consistía en un interesante trabajo
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historiográfico, cuyo soporte eran cubos acrílicos transiluminados, que contenían información de
cada década del bicentenario a festejar. El trabajo se organizó a través de tres momentos bisagra 1810, de revolución y formación; 1910, de modernización e inmigración; y 2010, de identidad y
futuro-38. Se proponía como una obra de “bajo mantenimiento”, pero el mismo fue nulo,
levantándose al mes y medio de inaugurada –fines de marzo en vez del 11 de junio, fecha prevista
para su desarme-, no llegando a estar en pie para el momento de los festejos.
Imagen 07 Centro Cultural del Bicentenario. Proyecto Ganador. Fuente: Diario La Nación
Imagen 08. Pabellón del Bicentenario. Fuente: Revista SCA + fotografía de la autora
El concurso de ideas fue el del ícono del Bicentenario, también impulsado por la SCA (Sociedad
Central de Arquitectos), asociada con la empresa privada IRSA SA. El mismo fue propuesto en un
terreno largamente señalado como de apropiación sospechosa, situado detrás del hotel de
Inmigrantes y que pertenecía a la empresa Tandanor. En una operación que se podría leer como de
volver a poner ese sitio en la discusión pública, y en un gesto de “donación” para la comunidad, el
terreno en cuestión fue base de un concurso internacional de un ícono para el Bicentenario,
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realizado en el 2009. Luego de una preselección en la que intervinieron representantes de IRSA, del
gobierno nacional, del gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, FADEA39 y arquitectos de
la SCA, el público terminó de votar a los ganadores luego de una exposición en el Shopping
Abasto, también perteneciente a IRSA SA. Los íconos ganadores no construirían40, pero iban desde
Agujas que se mecían con el viento produciendo un acontecimiento urbano41, pasando por edificios
más tradicionales como La Puerta del Plata42 o incluso miradores urbanos43.
Imagen 09 Concurso SCA. Fuente: Revista SCA
El concurso del ícono se proponía desde el vamos como un concurso de ideas, y entre sus
intenciones también puede leerse la de poner en circulación el concepto “Bicentenario”,
adelantándose un año a los festejos. La arquitectura ganadora fue muy diversa, pero en las revistas
de la SCA dedicadas a los proyectos se puede leer un compendio de qué tipo de arquitectura, desde
el punto de vista del discurso profesionalista, se consagraba como la pertinente para el 2010, tanto
en el país como en el mundo.
El otro concurso vinculante fue el del Centro Cultural del Bicentenario, en el ex Palacio de
Correos44. El concurso para su refuncionalización fue realizado en el año 200745, y lo ganó el
estudio B4FS46.
La primera parte del proyecto fue inaugurada el 24 de mayo de 2010 por la presidenta Fernández de
Kirchner como parte de los festejos del Bicentenario. La intervención del lugar tenía el propósito de
generar un área de mejor calidad de tránsito vehicular–peatonal y conformar un corredor cultural
entre los hitos arquitectónicos y simbólicos a los que estaría vinculado: el nuevo Centro Cultural, el
museo del Bicentenario (en las ruinas de la Aduana de Taylor) y la misma Casa de Gobierno, y sería
llamado Parque del Bicentenario. Si bien esta propuesta se incluye en el proyecto con el que el
estudio ganador obtuvo el primer premio, aun no está confirmada su concreción, pues falta definir
acciones que no le competen al Gobierno Nacional sino al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
ya que si bien se trata de un bien del Estado Nacional, los terrenos que lo circundan pertenecen a la
Ciudad47.
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Imagen 10 Proyecto Ganador del Corredor Cultural Bicentenario. Fuente: Diario La Nación
En el Bicentenario, desde el punto de vista urbanístico-arquitectónico entonces, tenemos un
concurso de ideas, que nos muestra que algunos posibles íconos, pero que nunca sabremos si
llegarán a transformarse en representativos de la ciudad, ya que no van a ser construidos y así
reconocidos por los ciudadanos. Pero que, desde la elección que sugiere su premiación, muestra una
intención de producir arquitectura sensorial, de estímulos y de lograr paisaje con una intervención
que produzca un acontecimiento en la ciudad. Por otro lado, dos concursos vinculantes, uno de los
cuales (el Centro Cultural del Bicentenario) ofrecía una propuesta urbana que no sabemos si llegará
a construirse por tensiones políticas, y que se inauguró en forma parcial48. El otro (el del Pabellón)
tuvo que ser levantado antes de lo previsto por la nula importancia que el gobierno de la ciudad de
Buenos Aires (CABA) le dio al mismo.
A diferencia de lo ocurrido en el festejo del Centenario (1910) la ciudad no experimentó ningún
cambio a nivel urbano que nos deje una gran huella material de los festejos. El Bicentenario (2010)
representó al festejo a través de la ocupación transitoria del espacio urbano, apoyada por su
transmisión inmediata en los medios de comunicación, que puede entenderse como un modo de
expansión del espectáculo. Por otro lado, se apropió de dos íconos arquitectónicos que han sido
parte en ambas celebraciones, como el Cabildo y el Teatro Colón.
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Imagen 11 Mapping sobre el Teatro Colón. Fuente: Diario La Nación
Ambos pueden ser leídos como objetos históricos que permanecen, y que nos permiten entender
cómo fueron usados en ambos acontecimientos. A través de la exhibición de imágenes históricas,
armadas de modo audiovisual49, los edificios devinieron en soportes de la imagen. Se resignificaron
gracias a la espectacularización de los símbolos arquitectónicos, de los otrora llamados
“monumentos”. En su reflexión sobre el arte contemporáneo50 y su relación con las condiciones
culturales y sociales de la posmodernidad Néstor García Canclini nos habla sobre el desplazamiento
de lo construido a lo no construido, el pasaje del objeto al contexto: …”al apropiarse de un monumento
para celebrar el presente, se actualiza su significado…”. Los monumentos se transforman en el soporte del
mensaje, en el símbolo arquitectónico re-significado, en el marco para el escenario de las
concentraciones ciudadanas. Estas interacciones entre patrimonio y usos mediáticos reasigna
conceptos, abre un…“mapa de la carretera, en la que el paisaje y sus nombres van cambiando”…51. El
edificio o monumento adquiere un nuevo significado, y a través de su uso en un festejo, el mismo
es socialmente compartido.
Imagen 12 Mapping sobre el Cabildo. Fuente: Diario La Nación
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2.2. A modo de reflexión
Como hemos visto, los festejos que se celebraron en la ciudad de Buenos Aires52 por el aniversario
de la revolución de Mayo de 1810 en su Centenario y en su Bicentenario, tuvieron en común la
apropiación del espacio urbano por parte de sus habitantes. Sin embargo, las huellas generadas por
las operaciones sobre la ciudad fueron de índole muy diferente: el Centenario consolidó el proyecto
de Nación de la generación de los ´80s por medio de planes urbanísticos inspirados en Europa, con
el aporte de monumentos que funcionaron como anclajes de la memoria y el sentimiento patriótico,
ubicados en lugares estratégicos. El Bicentenario lo hizo a través de festejos tomando a la cultura
como recurso, ayudados por los avances tecnológicos de la época, con la adición de una relectura
histórica que revalorizó personajes históricos que habían sido acallados u olvidados.
A lo largo de este escrito se ha tratado de exponer los antecedentes del festejo, rescatando que los
mismos se realizaron en espacios urbanos que son reconocidos por sus habitantes como lugares en
donde se concentra la ciudadanía, y en donde se festeja53. Por otro lado, en el Bicentenario se
recuperó algo del espíritu de las Fiestas Mayas, que habían sido dejadas de lado por ser “demasiado”
populares además de ser un festejo “poco europeo”. Las condiciones de producción, es decir, el
contexto del Bicentenario no parecía muy favorable para el gobierno nacional, ya que habían
perdido una elección legislativa un año antes. Sin embargo, a través de la apelación a un discurso
integrador, una fiesta pacífica y un espectáculo interesante, los ciudadanos se sintieron convocados,
pudiéndose pensar que en parte fue por el festejo en sí mismo, pero también por la necesidad de
construir una identidad compartida y plural. En este festejo se ha cambiado en enfoque de la
mirada, produciéndose una reivindicación hacia la cultura propia, hacia adentro54, tanto en los
artistas elegidos para diseñar el evento, como en los invitados a los festejos. La misma
reivindicación se ve en la búsqueda de la identidad latinoamericana, que se vio reflejada en la
elección de los referentes proyectados55, en los músicos, comparsas y representantes invitados, así
como en los presidentes presentes en el palco principal del festejo. Y si bien los medios no oficiales
mostraron una posición oscilante ante el evento, cayeron rendidos ante la gente convocada: el canal
oficial (canal 7) y el diario El Argentino estuvieron siempre presentes y reivindicando el ánimo
pluralista, de no confrontación y multitudinario, pero también los canales de televisión no
vinculados al oficialismo terminaron sumándose transmitiendo los festejos en vivo.
Así como en el Centenario la “didáctica de los monumentos”56 fue una de las herramientas que
ayudaron a generar el imaginario urbano que terminó conformando a la París de Sudamérica, en el
Bicentenario la utilización política de las imágenes y de los relatos históricos son los que ayudaron a
la constitución de un discurso inclusivo y plural, con una orientación latinoamericanista.
El festejo del Bicentenario se ve muy reciente, y aun no se tiene la distancia temporal para poder
realizar una lectura predictiva. No ha dejado las huellas materiales que dejó el festejo del
Centenario, pero las huellas simbólicas que se han expuesto y recuperado son muchas. El trabajo
visual sobre los monumentos no parece así una decisión ingenua: sobre estos edificios cargados de
historia se proyectaron las imágenes, recortadas y exhibidas para mostrar un discurso que exalta los
valores del patriotismo, pero en este caso sin apelar a la rigidez y a la perfección. Se mostró a la
historia argentina con los momentos luminosos y oscuros, recuperando voces dormidas o
directamente acalladas. La ciudad devino en soporte, no sólo material sino también simbólico.
Hemos leído distintas acciones que fueron parte de los festejos, y tratamos de entenderlas como
fragmentos de un discurso, en este caso, de un discurso que influye sobre la generación de
imaginarios urbanos. Creemos que todo fenómeno social es un proceso de producción de sentido, y
toda producción de sentido está inserta en lo social. Por otro lado, toda producción de sentido tiene
una manifestación material, y sea cual fuere su medio (intervenciones espaciales, utilización de
edificios como soporte de la imagen, producciones urbanas o arquitectónicas), lo que llamamos un
discurso no es otra cosa que una configuración espacio-temporal de sentido, y solo es posible
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reconocerlo como parte de un sistema de relaciones entre sus condiciones de generación y de
reconocimiento, como fragmento de la semiosis.
Podemos entender que, en el pasado, los lugares eran los que generaban un principio de sentido
para sus habitantes cuya identidad se construía con lo que había ocurrido ahí, eran sinónimo de
cultura. En la contemporaneidad, ese sistema cerrado de signos parece un tanto disuelto y
fragmentado, pero los lugares no desaparecen, permanecen en imágenes como metáforas de lo que
fueron, dejando huellas que se superponen como capas de sedimentación, en donde se almacenan
nuevas y viejas representaciones portando una capacidad de operar sobre la memoria. Y volverán a
generar la experiencia en aquel que las mire, a generar un “eterno retorno”57, en donde no es el ser
el que vuelve,
…sino el propio retornar el que constituye el ser, en tanto que se afirma en el devenir y en lo que pasa
(…) la identidad en el eterno retorno no designa la naturaleza de lo que
vuelve, sino al
contrario, el hecho
de volver por el que difiere…58.
Estas imágenes pueden ser entendidas como imágenes-tiempo, su paso por el mundo es fugaz,
contingente
….ellas no claman por la eternidad marmórea de lo inmóvil, sino quizás al contrario por la
intensamente magnífica eternidad del tiempo-instante, del tiempo - ahora como tiempo pleno,
aquel
en cuya fuerza Benjamin reconocía la potencia mesiánica”…
Imagen 13 Cubo con Imágenes y Frases. Fuente: fotografía de la autora
Despliegan una nueva retórica de temporalidad, en la que su energía simbólica característica es
modificada59, ya no cumplen más la función de memoria de archivo, de recuperación del pasado, a
lo Barthes en La chambre Claire, sino se acercan más al concepto de wonder block freudiano en donde
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la forma es volátil, y lo que cuenta es la impresión que deja, su capacidad de interconexión y de
potenciación de fragmentos de otras impresiones.
Este desplazamiento entre la monumentomanía hacia la apropiación de esos monumentos a través
de las imágenes, las cuales a su vez portan una desviación de la fuerza simbólica históricamente
asociada a ellas, deviniendo en percepción de sentido y generadoras de interconexiones en el
interior del sujeto, son síntomas de un cambio radical en el percepción en general y en la urbana en
particular. La ciudad ya no se construye solo desde lo material, las dimensiones inmateriales son las
que están marcando la generación de los nuevos imaginarios. Estamos ante un cambio del régimen
de percepción, lo que José Luis Brea60 llama “régimen escópico”, como aquella estructura abstracta
que determina el campo de lo cognoscible en el territorio de lo visible. La constitución de estos
campos es cultural y política, y lo que conocemos y vemos depende de nuestra participación en uno
u otro régimen. Cada vez más se está tendiendo a la producción inmaterial, hacia la generación de
contenido simbólico, lo que además trae otras acciones o significantes, y que está acarreando un
cambio en el concepto económico de distribución: de una economía de comercio se está yendo
hacia una economía de red. Las implicaciones que este nuevo régimen escópico va a traer sobre el
arte, su distribución y el nuevo concepto de artista, así como sobre la producción de conocimiento,
van a modificar aquello que vemos y como lo vemos, van a modificar nuestra percepción. En ese
cambio estamos, un cambio escópico que está modificando nuestro modo de ver, de percibir y de
construir nuestra realidad. De construir nuestras ciudades.
3. NOTAS Y REFERENCIAS
3.1. Notas
1 Gorelik, Adrián. “Imaginarios urbanos e imaginación urbana. Para un recorrido por los lugares comunes de los estudios culturales
urbanos”. En Miradas sobre Buenos Aires, historia cultural y crítica urbana, Buenos Aires, Editorial siglo XXI, 2004.
2 El concepto de imaginarios urbanos se puede considerar en dos instancias diferentes. Por un lado, como reflexión cultural y
académica, es decir, las diversas maneras que las sociedades se representan a sí mismas en las ciudades, y la forma en que
construyen sus modos de comunicación y sus códigos de vida urbana. Por otro lado, como imaginación urbana, como dimensión de la
reflexión política y urbanística, acerca de cómo debe ser la ciudad.
3 Gauthier, Guy. Veinte Lecciones sobre la imagen y el sentido. España, Editorial Cátedra, 1999.
4 Gorelik, Adrián. Op.cit. 1.
5 Didi-Huberman, Georges. Ante el Tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes. Buenos Aires: Editorial Adriana Hidalgo,
Buenos Aires, 2008.
6 Mappings históricos sobre el Cabildo y el teatro Colón.
7 Monumentomanía es un concepto del escritor Ricardo Rojas, quien postulaba a los monumentos públicos como materializaciones de
un espíritu nacional que debía imponerse. Se refería a la dimensión “didáctica” de los monumentos, como ejemplificadores de los
valores que se pretendía instaurar.
8 El presente artículo es parte de la investigación que la autora está realizando como parte de su tesis de Maestría en Diseño
Comunicacional (DICOM) en la FADU-UBA. (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina).
9 Nikolaus Pevsner. Alemania, 1902 – 1983. Historiador del arte, dedicado especialmente a la investigación de la Arquitectura, y a
promover el Movimiento Moderno.
10 Abarcando desde el historicismo de William Morris y de las Arts and Crafts hasta llegar a la "estética mecánica" de Walter Gropius y
el Movimiento Moderno
11 Moles, Abraham. El Kitsch. El arte de la felicidad. Buenos Aires: Ediciones Paidós, 1990.
12 Baudrillard, Jean. Crítica de la economía política del signo. Buenos Aires: siglo XXI editores, 1972.
13 Los libros que tomamos de referencia de Moles y Baudrillard se publicaron con un año de diferencia (1971 y 1972), y debaten entre
sí sobre los conceptos de proyecto y diseñador.
14 Castoriadis, Cornelius. La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets Editores, 2010.
15 Ibídem
16 Ibídem
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17 Verón, Eliseo. La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. Barcelona: Gedisa Editorial, 1988.
18 Ibídem.
19 Abraham Moles, Op. cit. 11
20 Por lo que se deduce la necesidad imperante de incluirlo dentro de las currículas de estudio de las Facultades de Arquitectura y
Diseño.
21 De hecho, la definición de espacio público es una categoría política, mientras que la de lugar es una definición antropológica.
22 El presente artículo forma parte de la investigación que la autora está realizando para su tesis de Maestría en Diseño
Comunicacional DICOM, en la FADU-UBA (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina).
23 Bertoni, Lilia Ana. “Construir la Nacionalidad: héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891”, en La “educación moral”, imagen y
acción desde el Consejo Nacional de Educación, 1880-1916, investigación en curso que cuenta con el apoyo del CONICET y de la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la UBA.
24 El imaginario urbano tiene que ver con las relaciones entre los habitantes urbanos de una ciudad, y cómo estos construyen sus
modos de reconocerse y vincularse.
25 La imaginación urbana está ligada a la conformación material de la ciudad, al ideal formal, ligada con su diseño y su planificación
urbana.
26 Sáenz, Jimena. “Las fiestas Mayas en Buenos Aires”, en Todo es Historia nro. 25, mayo de 1969.
27 Bertoni, Lilia Ana. Op. Cit. 23
28 Si bien, como ya hemos apuntado, el Centenario se festejó bajo estado de sitio.
29 Como el Monumento a los Españoles y el monumento a Washington que fueron emplazados en los bosques de Palermo o la Torre
de los Ingleses, emplazado en Retiro. Ver Eternautas (Watson, Ricardo, con Di Meglio, Gabriel y Rentero, Lucas). Buenos Aires de
Fiesta. Luces y sombras del Centenario. Montevideo, Uruguay: Aguilar, una editorial del Grupo Santillana. 2010
30 La apertura de los parques se realizó también con fines profilácticos, retirando a los asentamientos que se estaban conformando en
las aéreas verdes
31 Ricardo Rojas la llama la “pedagogía de las estatuas”.
32 Rojas, Ricardo. La restauración nacionalista. Informe sobre educación. Buenos Aires: Editorial Ministerio de Justicia e Instrucción
Pública. 1909.
33 La Sociedad Central de Arquitectos (SCA) es una institución privada, entre cuyas funciones está la de organizar concursos
nacionales e internacionales, vinculándose con organizaciones similares a lo largo del mundo. Es necesario estar asociado a ella para
participar de los mismos.
34 Los concursos vinculantes implican la construcción material de los mismos, mientras que los de ideas sirven para reflexionar sobre el
estado de la profesión.
35 “Programa” es un concepto que viene de la Arquitectura Moderna (años 30 a 60´s del S XX) y que enumera los usos que debería
tener determinada obra arquitectónica.
36 “Arquitectura efímera” es un concepto que engloba obras que tienen fecha cierta de desarme o demolición, como los stands, o los
pabellones.
37 Los Pabellones son un tipo de arquitectura efímera muy común entre los concursos. Se realizan desde las grandes Ferias del siglo
XIX, y su objetivo es el de “transformar el patriotismo en mercadería de exhibición” son una mezcla de paseo, exposición y gráfica con
mensaje, reunidos en un edificio efímero.
Buck-Morse, Susan. Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes. La balsa de Medusa: Madrid, 1995.
38 Entrevista de la autora a Ricardo Watson, uno de los directores del grupo Eternautas, grupo de historiadores quienes realizaron la
investigación y la realización de la exhibición historiográfica.
39 Federación Internacional de Arquitectos.
40 Revista de Arquitectura de la Sociedad Central de Arquitectos nro. 237, año 2010, pp. 68-83.
41 Proyecto de los arqs. Carlos Campos y Yamila Zynda Aiub
42 Proyecto de los arqs. Miguel Alonso y Rufino Hernández
43 Como la propuesta del estudio suizo de los arqs. Ignacio Dahl Rocha y Jacques Richter.
44 Diseñado por el arquitecto francés Norbert Maillart.
45 Documentación del Proyecto Centro Cultural del Bicentenario. Sociedad Central de Arquitectos. (S.C.A.), sección Concursos. 2007.
46 Los arquitectos Daniel Becker y Claudio Ferrari, asociados a Enrique Bares, Federico Bares, Nicolás Bares y Florencia Schnack
47 Cuyo gobierno es opositor al gobierno nacional.
48 Se plantea inaugurar el resto del edificio para el festejo del bicentenario de la independencia nacional, en el año 2016.
49 El llamado “mapping”.
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50 García Canclini, Néstor. La sociedad sin relato. Antropología y estética de la inminencia. Buenos Aires: Katz conocimiento. 2010.
51 Ibídem.
52 Si bien en ambos casos los festejos se replicaron en distintas ciudades del interior de la República Argentina, es en la ciudad de
Buenos Aires en donde focalizo mi investigación.
53 La Plaza de Mayo (también sede de las Fiestas Mayas) y la avenida 9 de Julio, lugar en donde se cierran campañas presidenciales y
también se festejan campeonatos deportivos.
54 Notamos que “Hacia adentro” ahora es un concepto más extendido, e involucra a toda América Latina
55 Mariano Moreno, José de San Martín, Belgrano, el che Guevara, Evita, Bolívar, entre otros.
56 Rojas, Ricardo. Op. Cit. 32
57 Deleuze, Gilles. Nietzsche y la filosofía. Barcelona: editorial Anagrama, 1971
58 Ibídem.
59 Ibídem.
60 Brea, José Luis. Cambio de régimen escópico: del inconciente óptico a la e-image. Leído on-line por última vez en mayo del 2014
http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num4/JlBrea-4-completo.pdf
3.2. Referencias bibliográficas
BAUDRILLARD, Jean. Crítica de la economía política del signo. Buenos Aires: siglo XXI editores, 1972.
BREA, José Luis. Cambio de régimen escópico: del inconciente óptico a la e-image. Leído on-line por última vez en mayo del 2014
http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num4/JlBrea-4-completo.pdf
BUCK-MORSE, Susan Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes. Madrid: La balsa de Medusa, 1995.
CALVINO, Ítalo. Las ciudades invisibles. Buenos Aires: Minotauro, 1972
CASTORIADIS, Cornelius. La institución imaginaria de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets Editores, 2010
DELEUZE, Gilles Nietzsche y la filosofía. Barcelona: editorial Anagrama, 1971.
DIDI-HUBERMAN, Georges Ante el tiempo. Historia del arte y anacronismo de las imágenes. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora,
2008. Lo que vemos, lo que nos mira. Buenos Aires: Manantial, 2010.
GADAMER, Hans-Georg La actualidad de lo bello. El arte como juego, símbolo y fiesta. México: Ediciones Paidós, 1997.
GARCÍA CANCLINI, Néstor Imaginarios Urbanos. Buenos Aires: Eudeba, 1999. La sociedad sin relato. Antropología y estética de la
inminencia. Buenos Aires: Katz conocimiento, 2010.
GAUTHIER, Guy. Veinte Lecciones sobre la imagen y el sentido. España: Editorial Cátedra, 1999.
MOLES, Abraham. El Kitsch. El arte de la felicidad. Buenos Aires: Ediciones Paidós, 1990
VERÓN, Eliseo La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad. Barcelona: Gedisa Editorial, 1988.
3.3. Bibliografía contextual
BERTONI, Lilia Ana. “Construir la Nacionalidad: héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891”, en La “educación moral”, imagen y
acción desde el Consejo Nacional de Educación, 1880-1916, investigación en curso que cuenta con el apoyo del CONICET y de la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la UBA.
EDITORA GUTMAN, Margarita. Buenos Aires 1910: Memoria del Porvenir. Convenio entre la Secretaría de Planeamiento Urbano del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, Buenos Aires,1999.
ETERNAUTAS (WATSON, Ricardo, con Di Meglio, Gabriel y Rentero, Lucas). Buenos Aires de Fiesta. Luces y sombras del Centenario.
Montevideo, Uruguay: Aguilar, una editorial del Grupo Santillana. 2010
GARAVAGLIA, Juan Carlos. “A la Nación por la fiesta: las Fiestas Mayas en el origen de la Nación en el Plata”. Boletín del Instituto de
Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani”. Tercera Serie, nro. 22, 2do. Semestre de 2000.
GORELIK, Adrián. Miradas sobre Buenos Aires, historia cultural y crítica urbana. Buenos Aires: Editorial siglo XXI, 2004.
ROJAS, Ricardo. La restauración nacionalista. Informe sobre educación. Editorial Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. Buenos
Aires, 1909.
SÁENZ, Liliana. “Las Fiestas Mayas en Buenos Aires” en Todo es Historia nro. 25, mayo de 1969.
3.4. Varios
www.bicentenario.argentina.ar. Sitio web oficial del bicentenario
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Bicentenario argentino. Sitio oficial en Facebook
www.lanacion.com.ar. Sitio web del diario La Nación.
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Revista del Consejo Profesional de Arquitectura. Nros. varios.
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