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2010, ESPACIOS LIBRES: Sistema y Proyecto Territorial
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269 pages
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El libro consiste en la elaboración de un método de reconocimiento, análisis, evaluación y propuesta de ordenación sobre los espacios libres en sistema como conductores del proyecto territorial y fue desarrollado como Tesis de Doctorado en la Universidad Politécnica de Cataluña (Barcelona – 2005). En general, en la mayoría de nuestras ciudades, el espacio libre tendió a ser tratado como lugar de tierra expectante de una nueva ocupación urbana, reserva ambiental o, simplemente, tierra de nadie. Inversamente, lo que se propone en este libro es revertir esta perspectiva y pensar positivamente sobre los espacios libres, o sea, en los valores existentes en estos espacios y en cómo su permanencia, en sistema, puede lanzar las bases para una posible reestructuración urbana. Es resaltada la importancia de considerarse el espacio libre como elemento constituyente y vertebrador de la ocupación urbana y vice-versa, en un movimiento de doble mano, en el que la valorización de la estrecha relación entre los fenómenos permitiría crear nuevas oportunidades de intervención, con el objetivo de desarrollar, mantener y gestionar el territorio de modo sustentable, mediante indicaciones para su ordenación y formalización.
2018
This article, as part of a broad line of research related to land planning, addresses the issue of population, urban morphologies and the transportation and transit system in urbanization processes of metropolitan ecosystems, taking as a study case the Sierras Chicas corridor, Metropolitan Area Córdoba. Based on the definition of the conceptual framework, the study area is analyzed in its regional context, to later deepen the aspects that allow the configuration of the territory, such as the analysis of the urbanization processes and the resolution of the transport infrastructure. The survey, analysis and diagnosis of the main components of the territorial system is carried out under a systemic approach articulating aspects of demand and supply in a process that allows the correlation and integration of the themes to find solutions that tend to be organic and integrated. The integral diagnosis of the corridor confirms the hypothesis of the need to develop strategies of Territorial O...
ESPACIOS REGIONALES: ORIGEN Y DESTINO DE LA OBRA HUMANA (Libro), 2019
La selección de los trabajos publicados se efectuó a través del sistema de pares ciegos, distribuidos entre profesores e investigadores de las instituciones de educación superior y de
Según estadísticas del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), dentro del acelerado proceso de urbanización que experimenta actualmente el mundo, son los países en desarrollo los que poseen el mayor índice de población viviendo en zonas urbanas. Latinoamérica concentra 75% de su población en ciudades, al tiempo que 42% yace en condición de pobreza (Celade, 2005). Tal es el caso de Caracas, capital de Venezuela, y más específicamente del municipio Sucre en el estado Miranda, donde según estimaciones de su Oficina de Análisis Estratégico, aproximadamente dos tercios de la población viven en zonas de barrios (Alcaldía de Sucre, 2009). Es así como se multiplican los paisajes precarios en los que el espacio público aparece como una de las principales carencias. A la luz de los 10 m2 de espacio público por habitante recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tanto Caracas como el municipio Sucre poseen importantes déficit, describiendo índices de 1,13 y 0,9 m2, respectivamente (Alcaldía de Sucre, 2009). Pero este no es el único problema; están también la inadecuación programática, la inaccesibilidad, la heterogeneidad de códigos formales-constructivos y la desconexión de los pocos espacios públicos existentes. Para afrontar esta compleja situación se plantea una estrategia de cogestión, con la aplicación de metodologías de presupuesto y diseño participativos, y la acción conjunta de diversos actores sociales a través de una estructura de relaciones que se irá desarrollando durante la investigación. Adicionalmente se incorpora el diseño, con el planteamiento de operaciones y componentes para la construcción y rehabilitación del espacio público, y el arte urbano, con la incorporación de elementos abstractos, cromáticos y cinéticos. Luego de cuatro años de proyectos, reflexiones, análisis y resultados, la investigación ha devenido en un programa interinstitucional denominado Espacios Sucre, el cual ha desarrollado más de una treintena de intervenciones de espacio público a través de un novedoso modelo organizacional que vincula a comunidades, entidades públicas y privadas, estudiantes y profesionales con un particular sentido de integración social.
• Álvarez Desales Anel Cecilia • Mijares Martínez Roberto Daniel • Sandoval Flores Daniel de Jesús • Santiago García Gabriela • Zúñiga De la Garza José Eduardo
Un borrador del anteproyecto de Ley de Espacios Culturales en Bolivia.
VIII Jornadas sobre Innovación Docente en Arquitectura (JIDA'20), Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Málaga, 12 y 13 de Noviembre de 2020: libro de actas, 2020
No hay aprendizaje sin preguntas. Éstas aparecen con más fluidez en situación de desconcierto. Vivimos tiempos frenéticos. La necesidad de dar respuestas rápidas nos acaba condenando a lugares comunes y formalismos rutinarios. Necesitamos estimular en el estudiante una actitud de permeabilidad reflexiva para que genere preguntas. Planteamos el curso de Proyectos de 3º de 2018-19 unos enunciados con “programas abiertos” y en “lugares invisibles” con metodologías activas. Respecto al primero, cada estudiante tiene que concretar, ampliar y escalar personalmente el programa dado y, respecto al segundo, cada estudiante irá descubriendo la historia y significación de un barrio singular en la ciudad, en paralelo al desarrollo del proyecto, y que, sin embargo, era hasta entonces inexistente para ellos. El primer descubrimiento se inició con la visita al barrio y se concluyó con diversas acciones que, aún después de acabar el curso, continúan abiertas.There's no learning without question...
Urban, 2002
Planta y volumetría definitiva del proyecto definitivo para la Postdamer Platz, R. Piano y C. Kohlbecker, 1993. Ejemplo de proyecto unitario formalmente, conjugando la interpretación arquitectónica de los autores de los edificios. La vertiginosidad del tiempo diluye el espacio Paul Virilio. El artículo trata de explicar una posición actual sobre el proyecto urbano considerando sus relaciones con aspectos destacables de la realidad como son la incidencia de las nuevas tecnologías de la información, sus relaciones con el planeamiento urbanístico y planificación territorial, papel que juega en la definición formal de la ciudad y grado de integración con la arquitectura. Todo ello en un contexto de responsabilidad ecológica. Consciente de la dificultad que el intento entraña y la inevitable falta de profundidad en cada uno de los temas, he optado por seguirlo por parecerme necesario dar una visión global, tratándose
Territorio y gestión del desarrollo. Epistemologías y experiencias, 2015
Espacio, territorio y agenciamiento de desarrollo
1A > Presentación
En las últimas décadas, varios autores (Boeri, 1992;Ascher, 1995;Corboz, 1995, Dematteis, 1995Font et al, 1999; entre otros) han estudiado el fenómeno de la transformación o mutación de las ciudades, a partir de la perspectiva de las nuevas formas de crecimiento urbano, que han desarrollado un nuevo modelo de ciudad ante los cambios ocurridos en las tecnologías del transporte, de la información y en el orden económico. En ese proceso, la amplitud del hecho urbano modifi có la habitual relación centro-periferia, conformando manchas urbanas que ocuparon el territorio de forma desigual y discontinua, formando una intrincada red de relaciones con realidades físicas y funcionales cada vez más complejas y novedosas.
En las ciudades amuralladas era posible diferenciar claramente los tejidos urbanos de los espacios libres del territorio, a través de los límites de los muros. También hasta épocas bastante recientes del siglo XX, era posible identifi car las partes del territorio y su estructuración de modo más o menos compacto, pues la ciudad tenía un "límite", más o menos perceptible.
En cambio, los territorios actuales presentan novedosas conformaciones, con una estructura espacial discontinua y extendida, con centros compactos que se mezclan con asentamientos dispersos, y con áreas naturales y rurales, conectados por una red viaria potenciada, que conforman una realidad urbana distinta, donde la ciudad invadió las áreas rurales, mezclando ambas instancias, permitiendo la visión conjunta entre ciudad y campo en el territorio. En este contexto de afectación mutua, los medios urbano, natural y rural pasaron a constituir una sola realidad, la realidad de los territorios urbanos. Éstos son territorios amenazados por la ocupación urbana desmedida y fragmentada, que presentan, por un lado, unos "huecos" o piezas territoriales no consolidadas en medio a la urbanización existente y, por otro, frentes urbanos que avanzan hacia la conquista de nuevos espacios no ocupados.
Ante esta problemática, los territorios urbanos se muestran mutantes, al igual que la defi nición de los conceptos y de los instrumentos necesarios para su análisis y para la elaboración de propuestas de intervención sobre ellos, lo que impulsa a la búsqueda de nuevas claves de interpretación que puedan ser, a la vez, estrategias de proyecto para una ocupación urbana más acorde con los recursos del territorio y las necesidades de su gente.
Dentro de esta realidad, la atención a las unidades territoriales en vías de consolidación en la urbanización discontinua puede aconsejar posibles actuaciones en dichos lugares, que conduzcan a la consolidación urbana de forma concentrada y favorezcan el aprovechamiento de las estructuras existentes, compactando y evitando la ocupación extensiva del territorio. De este modo se evitarían la expansión desordenada y, entre otros problemas, la excesiva impermeabilización del suelo y el elevado consumo de energía que tiende a promover la dispersión urbana.
Los espacios libres, en este marco, pueden dejar de ser simplemente áreas de próxima ocupación para representar la posibilidad de redireccionar el proceso de construcción del territorio y actuar en favor de la delimitación de las condiciones de su consolidación, basándose en la coherencia y en la complementariedad entre espacio libre y ocupado. Esta propuesta brinda la posibilidad de reivindicar el papel protagonista del espacio libre como activo en la intervención urbanística, en contra de la postura más proteccionista y/o victimista ante las lógicas dominantes de la ocupación. Se trata de buscar estrategias de proyecto que consideren los espacios libres como las oportunidades "sobrantes" de un territorio ampliamente urbanizado y que reconozcan el mantenimiento de sus atributos más signifi cativos como recursos esenciales para la sostenibilidad urbana 1 . Estrategias que busquen aglutinar las piezas fragmentadas, hasta alcanzar un todo amalgamado y coherente con fuerza para actuar en los "huecos" del territorio, en forma de un sistema de espacios libres como posible conductor de la estructura urbana.
La intención del libro es llegar a un enfoque interdisciplinario sobre el sistema de espacios libres a partir de su dimensión física, que incluya, además de los análisis genuinamente relacionados con la arquitectura y el urbanismo, aquellos de orden biofísico (relacionados con los procesos naturales) y perceptivo (relacionados con la percepción visual) que permitan investigar otras posibilidades de "hacer ciudad", que estén más próximas al carácter plural que poseen estos espacios y que puedan contribuir a reconducir la construcción del territorio. Para ello, se utilizan instrumentos que derivan de disciplinas próximas, como el urbanismo, la geografía, la ecología y el paisajismo.
Lejos de las concepciones proteccionistas o desarrollistas que resultan en paisajes fragmentados y aislados, bien a través de tejidos urbanos que no se relacionan entre sí, bien a través de espacios libres protegidos como islas de la "naturaleza", lo que se propone es cohesionar en lugar de separar, mezclar, construir el territorio potenciando una estrecha relación entre espacios ocupados y no ocupados, hasta que la propia ocupación pueda ser decisiva en el mantenimiento de algunos espacios libres, a partir de la constatación de que las funciones urbanas que estos desempeñan, como la posible articulación entre tejidos, confi guren una condición singular para su permanencia sin ocupación urbana, a parte de sus valores biofísicos, perceptivos, entre otros.
Según Pesci (1999), es en las fronteras entre realidades distintas donde se dan las oportunidades más ricas de intercambio, de proximidad, de agregación, de atracción. Éstas constituyen unos lugares privilegiados para la comprensión de los procesos funcionales en el paisaje y de respuestas espaciales compatibles, enriquecedoras, innovadoras, que resulten en espacios adaptables a la realización de distintas dinámicas. Corresponden a lugares heterogéneos, donde importan la relación y el equilibrio dinámico entre ellos y no la homogeneización. Ello induce a una mirada intencionada sobre estos "encuentros fronterizos", a fi n de juntar las partes, coser, interrelacionar las diferencias en pro de un territorio agregado y continuo.
La elección de un caso de estudio en Latinoamérica, y en especial en Río de Janeiro, responde, por una parte, a un interés personal sobre esta realidad y, por otra, a la constatación de la presencia de algunas de las mayores metrópolis mundiales en esta parte del continente americano. Éstas poseen muchos aspectos en común en cuanto a la conformación de sus territorios, por ejemplo: los graves problemas relacionados con la conducción de un proceso de En este marco, la unidad territorial objeto de estudio presenta algunas particularidades signifi cativas que tienden a reforzar el análisis y la comprensión del fenómeno que se quiere explicar, principalmente en relación con:
• Su posición geográfi ca. La unidad está situada en el centro geográfi co de la metrópoli, relativamente próxima a su centro tradicional, lo que permite apostar por su consolidación urbana y, en consecuencia, de parte de la ciudad central.
• Su fi siografía. La unidad presenta una geografía muy bien delimitada por los macizos, la planicie y el mar, lo que favorece la comprensión del sistema de espacios libres que se propone y las distintas escalas de las partes componentes. Este marco de relaciones representa, en la propuesta que se plantea, la posibilidad de relacionar en una misma unidad distintas escalas de espacios libres, como oportunidades para la ordenación del sistema y para la reestructuración del territorio, realzando la fuerza del sistema como una unidad representativa del conjunto de espacios relacionados entre sí y con su entorno inmediato.
• Su particular estructura urbana. La organización espacial, morfológica y funcional del caso de estudio refl eja, de modo general, la problemática abordada por el libro, es decir, como una unidad territorial en vías de consolidación de la ocupación urbana, poseedora de importantes reservas de espacios libres y con una gran diversidad de tipos, que vienen sufriendo una fuerte presión por parte de la producción de nuevos asentamientos e infraestructuras. Además, la unidad presenta características funcionales y espaciales diversas, con una rica historia en cuanto a su formación y transformación a lo largo de los años, fruto de planes urbanísticos cargados de valores representativos de las principales tendencias urbanísticas del siglo XX y de una intensa ocupación urbana, formal e informal.
Por sus peculiaridades, se supone que el caso de estudio elegido puede representar un desafío para la demostración del método interdisciplinario que se propone, al ilustrar algunas problemáticas representativas de muchas de las tensiones y necesidades que podrían presentar los espacios libres dentro de la dinámica urbana del territorio, de cara a la ordenación de un sistema como una posible directriz del proyecto territorial.
Cabe señalar que el método propuesto se pretende repetible, es decir, aplicable a otros territorios, cuyo caso de estudio constituye una de sus posibilidades de aplicación, aunque, seguramente, tendrá limitaciones y que, por lo tanto, no pretende ser ilustrativo de todas las posibilidades de análisis y propuestas que abarquen la infi nidad de elementos espaciales, y sus funciones correlativas, que puedan existir.
Lo que se pretende, de acuerdo con los propósitos planteados, es contribuir al enriquecimiento del marco teórico y práctico del urbanismo, intentando, a través de un enfoque interdisciplinario, superar discursos que muy a menudo se hacen aisladamente, considerando que el tema propuesto y todo el material académico que éste reúne, permite otras tantas miradas, inagotables y legitimadas por la creencia en territorios urbanos más humanos.
1B > Referentes disciplinares y objetivos
La complejidad del tema del sistema de espacios libres y su papel en el proyecto territorial se refl eja en los diversos y heterogéneos enfoques que éste puede suscitar. En primer lugar, cabe destacar los trabajos que parten de bases ecológicas y socioculturales, aunque ésta no sea una selección exhaustiva.
Las aproximaciones ecológicas valoran los atributos biofísicos presentes en los espacios libres y adoptan la conservación y la recuperación de los procesos naturales, desde la ecología urbana hasta la ecología del paisaje, como directrices para la ordenación del sistema de espacios libres y la estructuración del territorio. Son referencias los trabajos de McHarg, 1969;Forman, 1995;Hough, 1995;Odum, 1998;Burel y Baudry, 1999; entre otros.
Las aproximaciones socioculturales valoran, sobre todo, la percepción del paisaje como una experiencia sensorial compleja, aunque prevalezca la percepción visual. De esta forma, se mira hacia el espacio libre en el paisaje, y su posible sistema, como lugar de construcción de imágenes y prácticas colectivas, abarcando sus dimensiones estéticas, formales, sociales y culturales para la lectura y/o intervención en el territorio. Son referencias en este campo Lynch, 1976;Spirn, 1998;Cosgrove, 1984;Roger, 2000; entre otros.
En realidad, estos enfoques son complementarios en el estudio del sistema de espacios libres y el proyecto territorial, tanto en lo que se refi ere a los diferentes elementos componentes de estos espacios, como a los enfoques de aproximación a una posible ordenación del sistema. Algunos trabajos tienden, incluso, a mezclar ambas instancias al compaginar valores socioculturales y ecológicos en el análisis de los espacios libres (por ejemplo, McHarg, 1969).
Sin embargo, al afrontar la complejidad urbana actual, desde la perspectiva de la conquista de un territorio estructurado y sostenible, parece necesario abordar el espacio libre no apenas a partir de sus atributos ecológicos y socioculturales, como también a partir de los papeles que pueden desempeñar en el contexto de la estructura urbana, en relación con otros elementos (asentamientos, infraestructuras viarias, etc.), que pueden ser vistos como determinantes para la ordenación del sistema. En este sentido, éste constituye un importante enfoque de este trabajo con respecto a los demás.
Por otro lado, puede observarse la necesidad de abordajes más proposititos que descriptivos sobre el sistema de espacios libres, más enfocados hacia estrategias de proyecto y, consecuentemente, de ordenación e intervención. En esta dirección, algunos autores han hecho importantes contribuciones teóricas, entre ellos Barba (1987) y Batlle (2002), en el contexto catalán.
En su Tesis Doctoral, Barba propone la lectura del territorio desde la posibilidad de identifi car su composición geométrica y caracterizar sus principales rasgos, a través de un análisis abstracto de la forma territorial, que permitiría determinar principios de intervención en el paisaje.
En su Tesis Doctoral, Batlle intenta identifi car el sistema de espacios libres de la metrópoli y establecer cómo puede el proyecto de los espacios libres considerar recursos ecológicos y morfológicos para la mejora de la estructura urbana y cuáles serían las posibles líneas de proyecto que habrían de adoptarse.
El presente libro también pretende contribuir en esta línea de trabajos, que se distingue de los enfoques tradicionales de descripción e intervención sobre el sistema de espacios libres como directriz para el proyecto territorial.
En general, el libro apunta un método de enfoque interdisciplinario, que involucra el análisis y la valoración y que resulta en estrategias de intervención sobre la ordenación del sistema de espacios libres en el territorio, sobre las siguientes bases:
• El refuerzo de la idea de sistema, en contraposición a la intervención puntual en los espacios libres sin la consideración del todo.
• El reconocimiento de la naturaleza compleja de los espacios libres y de la pluralidad de sus respectivos atributos, bien sean biofísicos, perceptivos o urbanos, entre otros.
• El énfasis en la ordenación del sistema sobre la base de la complementariedad entre el sistema de espacios libres y la conformación de su entorno, como una posible guía del proyecto territorial.
En este marco, el método propuesto pretende contribuir a una comprensión del sistema de espacios libres en el territorio interpretado como parte del paisaje artifi cializado, donde se encuentran la naturaleza y la construcción humana, en sentido amplio, junto a sus distintas instancias espaciales y funcionales que, desde un enfoque intencionado, puede resultar en directrices de proyecto en ámbitos territoriales concretos. Por ello, el método se centra en un enfoque transversal, que se pretende adaptable en el tiempo y en el espacio, y consiste básicamente en:
• El reconocimiento de los espacios libres a analizar. Estos análisis permiten la identifi cación y caracterización de los espacios libres existentes y de las dinámicas urbanas en las cuales se insertan. Señalan la importancia que tuvieron los espacios libres en la organización de la unidad territorial de referencia y las consecuencias que sufrieron a causa de la ocupación urbana y de la forma en que se llevó a cabo. Para ello, se consideran las relaciones espaciales y funcionales establecidas entre los espacios libres, los asentamientos, las infraestructuras viarias y los vínculos de planeamiento existentes en tres momentos distintos, caracterizados por diferentes maneras de construir el lugar en cada época (según, entre otros aspectos, la ideología de los planes, la lógica inmobiliaria y la apropiación del espacio por las personas): hasta 1940, etapa de colonización; entre 1940 y 1970, etapa de sustracción, y entre 1970 y 2000, etapa de fragmentación.
• El análisis y la valoración de los atributos de los espacios libres. Estos análisis buscan valorar cada espacio libre, de acuerdo con los atributos que posee, respectivamente, con respecto al soporte biofísico, a los aspectos perceptivos, a la accesibilidad y a los vínculos de planeamiento. Los criterios de valoración buscan priorizar, entre otros factores, los espacios cuyos atributos favorezcan el desarrollo de los procesos biofísicos y visuales, y que puedan tener un importante papel en la reestructuración espacial y funcional del territorio 3 .
Como síntesis de la valoración se propone la elaboración de un diagnóstico con respecto a los espacios libres analizados, destacando las calidades de cada pieza según sus atributos, cuyo objetivo es identifi car los posibles espacios de oportunidad proyectual para la ordenación del sistema y las relaciones espaciales que establecen entre ellos y con su entorno, como datos para la intervención en el territorio. En primer lugar, se privilegian los espacios con las mejores califi caciones 4 obtenidas en la valoración de los atributos biofísicos y perceptivos, a los que se denomina espacios ancla, si se les otorgan califi caciones A/MA, y espacios referencia si alcanzan califi caciones M/MB. Por último, quedan los demás espacios libres como espacios sin atributos signifi cativos. Sobre esta base, se describen las situaciones de los espacios en el territorio con la identifi cación de las principales continuidades y discontinuidades entre ellos y las características de sus fronteras, relativas a otros espacios libres y a los tejidos urbanos. En segundo lugar, se observan las posibles garantías y amenazas pendientes sobre los espacios libres, en relación con la valoración fi nal de los parámetros de protección establecidos por el planeamiento que, en principio, determinaría una mayor o menor tendencia a la ocupación. Se constata que los espacios con una valoración fi nal A/MA son, actualmente, los más favorables para permanecer libres de ocupación.
• La ordenación del sistema de espacios libres y la reestructuración del territorio. Basándose en los análisis y la valoración anterior, y según la situación de las piezas en relación con sus entornos, interesa identifi car posibles estrategias de proyecto para la ordenación del sistema de espacios libres. Por un lado, se plantean algunos principios de proyecto, que se refi eren a las relaciones espaciales y funcionales establecidas entre los espacios libres y sus entornos, como determinantes de algunas directrices proyectuales, que pueden aplicarse a cada uno de los espacios y que posibilitarían la ordenación del sistema de espacios libres. Por otro lado, se sugieren algunas acciones de proyecto que se establecen según la valoración previa de los atributos de los espacios y la situación que presentan en relación con su entorno, como resultado de un análisis relacional que indicaría los posibles papeles que ha de desarrollar cada pieza de espacio libre en la ordenación del sistema y su potencial estructurador. Conjuntamente, se destacan los posibles desafíos y alternativas que corroborarían la consolidación efectiva del sistema de espacios libres desde los instrumentos de planifi cación.
Cabe señalar que en un enfoque amplio y de carácter interdisciplinario, como el que se propone, es imposible abarcar todos los aspectos y los datos que éste podría generar y, como ya se expuso anteriormente, ésta no es la intención. Aún más si se considera que este trabajo es fruto de un esfuerzo individual y no de un equipo. Lo que se propone es un proceso de investigación abierto que busca en el pluralismo disciplinario, más que en la visión unidireccionada, una posible vía de trabajo.
En este sentido, se acepta la exigencia cada vez mayor, en relación con las intervenciones en el territorio, de una toma de posición que considere proposiciones estratégicas plurales, con formalizaciones fl exibles, aunque bien delineadas en su intención conceptual, como directrices que sean capaces de reconducir una posible ocupación urbana, de adaptarse y de gestionar la complejidad de acuerdo con las exigencias de las dinámicas territoriales actuales.
Teniendo en cuenta las características de las intervenciones urbanísticas tradicionales, comúnmente basadas en los criterios de la ocupación urbana, el libro destaca la importancia de considerar los espacios libres como un agente activo en la construcción del territorio, como espacios repletos de contenidos dentro de la estructura territorial, y no sólo como áreas no urbanizables, como manchas abstractas. Esto signifi ca pasar de la defi nición de "manchas" de los espacios destinados a estar libres, a la comprensión de los valores que estos espacios reúnen y cómo pueden signifi car, de acuerdo con sus atributos, oportunidades de intervención sobre la base de la propuesta de un sistema relacionado con su entorno y capaz de infl uir en su confi guración, más que como piezas protegidas aisladamente y susceptibles de intervenciones puntuales.
Al mismo tiempo, se cuestionan algunos modelos urbanísticos, sobre todo basados en la ecología, que plantean la protección de los espacios libres y/o la relación respetuosa entre espacios libres y ocupados, sin considerar la complementariedad entre los fenómenos existentes en estos espacios como parte de un todo, que es el paisaje artifi cializado, donde conviven y se relacionan espacios libres y ocupados, y cómo estos últimos pueden ser determinantes para la permanencia y la ordenación de los espacios no ocupados. Por consiguiente, la intervención en los espacios libres involucraría otras variables, además de las ecológicas, y posibilitaría crear nuevas oportunidades de proyecto y soluciones para la construcción del territorio.
1C > Metodología
De acuerdo con los objetivos pretendidos, que comprenden, sobre todo, el reconocimiento de los espacios libres en la evolución urbana del caso de estudio, el análisis y la valoración de sus atributos actuales y la propuesta de estrategias de ordenación del sistema, se hizo necesario adoptar métodos cuantitativos y cualitativos, aunque el enfoque de los análisis es cualitativo. Para ello, a fi n de aproximar el espacio de la forma y de la función, interesa para nuestros análisis la identifi cación de las relaciones entre los elementos del sistema de espacios libres según una lógica morfotopológica, con el objetivo de identifi car sus principales características y problemas.
Entre los métodos utilizados en este libro se encuentran: la elaboración de una cartografía detallada, la investigación de campo, que incluye el registro fotográfi co del área, la investigación bibliográfi ca e iconográfi ca y entrevistas.
Cartografía y escala de análisis
El ámbito espacial cartografi ado correspondiente al caso de estudio totaliza 427,7 km 2 .
La representación cartográfi ca se defi ne por los límites de la Baixada de Jacarepaguá, incluyendo el correspondiente entorno de los macizos da Tijuca y da Pedra Branca, delimitados por dos rectas perpendiculares al mar desde los extremos este y oeste de la planicie. Estos límites espaciales resultan oportunos al permitir visualizar y analizar la unidad territorial como un todo.
La escala de análisis elegida es 1:25.000, pues se ajusta a las necesidades de los análisis pretendidos, que deberían incluir desde la estructura de los espacios libres relativamente pequeños hasta las características territoriales de las superfi cies mayores. De este modo, la escala 1:25.000, entre la 1:50.000, de carácter marcadamente territorial, y la 1:10.000, de carácter más urbano, responde a las intenciones planteadas al permitir manipular informaciones que provienen tanto de una como de otra realidad.
Pese al propósito de defi nir ciertas estrategias de proyecto, no es objetivo de este libro realizar el proyecto de este ámbito espacial, sino desarrollar una posible aproximación me-todológica. Este hecho disculparía las posibles imprecisiones cartográfi cas. A pesar de ello, la confección de los planos (desarrollada en su totalidad por la autora) fue lo más rigurosa posible, intentando trabajar en todo momento con fuentes ofi ciales y primarias de información.
No obstante, debido a la escala y a los temas abordados, no siempre resultó fácil obtener las informaciones adecuadas en las instituciones estatales, principalmente en lo que se refi ere a detalles de los atributos biofísicos, como, por ejemplo, estudios detallados de las comunidades vegetales y animales existentes. La escala de los planos disponibles (elaborados por los órganos estatales) es 1:50.000; para muchos de los atributos estudiados, por ejemplo, la hidrología, no existen detalles a menor escala, aunque para la identifi cación de la vegetación el detalle llega a escala 1:2.000. De este modo, los datos que pudieron ser detallados se compilaron a escalas 1:2.000 y 1:10.000 y, posteriormente, se realizó una síntesis a escala 1:25.000. Para los datos restantes se reprodujo la información original.
Cabe señalar que para la elaboración de los documentos cartográfi cos se utilizó la información recogida hasta julio de 2003.
La cartografía 5 fue el instrumento de trabajo fundamental, utilizado para los análisis relacionados con el reconocimiento del caso de estudio como una unidad territorial y para los análisis históricos sobre su evolución urbana y las relaciones espaciales establecidas entre los espacios libres y su entorno, donde se plantean los principales datos sobre los atributos físicos y de usos del suelo existentes. Del mismo modo, a través de la cartografía fue posible manejar los principales datos con respecto a los atributos de los espacios libres para su análisis y valoración, y la superposición de los planos en cada situación específi ca permitió lograr las valoraciones fi nales de los atributos y su síntesis, así como identifi car las situaciones de oportunidad proyectual y las bases para las estrategias de proyecto.
Iconografía
La iconografía 6 utilizada fue de gran importancia en el análisis de la historia de la ocupación urbana y en relación con los atributos perceptivos. Con respecto a estos últimos, se realizó la documentación fotográfi ca como registro de las áreas visuales captadas. Para ello, la autora recorrió las principales vías de la unidad territorial en cuestión, en los dos sentidos de la marcha, fotografi ó las principales escenas, visitó los edifi cios más altos del área y los puntos panorámicos, a fi n de captar las vistas generales, y efectuó el reconocimiento de los parques existentes y demás espacios libres de dimensiones más relevantes.
Este trabajo de campo permitió abarcar los atributos perceptivos más signifi cativos del caso de estudio, que quedaron registrados en más de 1.000 fotografías digitales tomadas desde diciembre de 2001 hasta julio de 2004 en visitas para la investigación de campo de una duración variable entre uno y dos meses. Para el análisis de la historia de la ocupación urbana, además de las fotografías obtenidas en la investigación de campo, se utilizaron fotografías recogidas de la bibliografía consultada, ortofotos a escala 1:8.000, que comprenden todo el caso de estudio (y que sirvieron de apoyo a la confección de la cartografía utilizada en otros apartados), y fotografías aéreas que permitieron una visión general del ámbito estudiado.
La iconografía también fue un recurso importante para la elaboración de las estrategias de intervención, principalmente las referidas a alternativas proyectuales sobre los espacios libres del sistema. Por ello, se llevó a cabo una amplia investigación, en revistas y libros, de ejemplos que pudieran ser ilustrativos de lo que se pretendía demostrar en cada apartado.
Fuentes bibliográfi cas
En relación con las fuentes bibliográfi cas, se utilizaron fuentes primarias y referencias secundarias, aunque en su mayor parte fueron fuentes primarias, sobre todo en relación con el planeamiento, histórico y actual, para el área. En este sentido, la bibliografía general sigue dos vertientes, una más relacionada con el caso de estudio específi camente, y otra más relacionada con la teoría general, referida, en gran parte, al urbanismo, a la ordenación del territorio, a la ecología, a la ecología del paisaje, al paisajismo, a la geografía física y a la geografía humana y cultural, como se mostrará a lo largo del libro.
A través de la interpretación de las fuentes bibliográfi cas fue posible determinar los principales conceptos que serían considerados en el libro, así como identifi car los antecedentes disciplinares que tratan del tema del sistema de espacios libres y el proyecto territorial y determinar el enfoque del abordaje adoptado. Del mismo modo, la investigación bibliográfi ca permitió acceder a propuestas de intervención en el territorio, desde los espacios libres, elaboradas por otros autores, que son complementarias a las que se introducen en este trabajo, resultando en lo que se supone un diálogo enriquecedor.
Por otra parte, la bibliografía utilizada supuso una aproximación a los planes y proyectos realizados en el área de estudio y a trabajos que tratan de temas relacionados con el que se aborda, específi camente, sobre la unidad territorial como un todo y su encaje territorial, los espacios libres, el planeamiento, la condición de los asentamientos y de las infraestructuras en el área, los cuales fueron fundamentales para los análisis realizados. Cabe señalar que para una comprensión detallada del caso de estudio se realizaron investigaciones en archivos ofi ciales, en páginas Web, periódicos y revistas, entre otras fuentes.
Entrevistas
Para la obtención de todos los datos necesarios para los análisis, sobre todo los relacionados con los proyectos urbanísticos que están previstos en el caso de estudio por el sector público, se hicieron entrevistas con las personas responsables de ellos en diciembre de 2001 y en julio de 2003 (veáse Anexo 2).
Las entrevistas permitieron conocer los intereses y las acciones llevadas a cabo por el sector público, tanto referentes a la planifi cación y gestión de los espacios libres, como a la planifi cación y gestión del caso de estudio como un todo, desde sus respectivas regiones administrativas. Para ello, se realizaron entrevistas con los responsables de los principales parques, con las personas responsables por los proyectos que el Ayuntamiento está desarrollando en el área y con los administradores públicos del ámbito.
Por otra parte, se identifi có la necesidad de comprender cómo se relaciona la población local con los espacios libres, social y culturalmente. Para ello, se realizaron entrevistas con personas responsables de asociaciones de vecinos existentes en distintas partes de la unidad territorial. Debido a la amplitud del caso de estudio y a la gran cantidad de asociaciones de vecinos existentes, se priorizaron aquellas que jerárquicamente congregaban un mayor número de asociaciones, denominadas Cámaras Comunitarias. En cualquier caso, se consultaron asociaciones legitimadas para representar a cada uno de las siguientes partes de la unidad: Barra da Tijuca, Recreio, Vargem Grande, Vargem Pequena y Jacarepaguá, con el fi n de formarse una idea general del contexto social y cultural del lugar.
En total se realizaron 19 entrevistas, de una duración aproximada de una hora cada una, entre las personas representantes del sector público y de la comunidad local. A grandes rasgos, las entrevistas, todas grabadas, se desarrollaron de forma semiestructurada, dejando espacio para que el entrevistado pudiera explayarse en otros aspectos que le parecieran relevantes en relación con el tema propuesto. El procedimiento de las entrevistas aportó un material valioso para la realización del libro, ya que permitió relacionar las características físicas, foco de los análisis, con las realidades sociales y culturales del caso de estudio referentes a los espacios libres, proporcionando, así, pistas para las estrategias del proyecto, además de contribuir a su validación.
1D > Contenido del libro
Tras esta introducción general, en el capítulo 2 se hace un recorrido por algunas contribuciones precedentes que apostaron por la estructuración del territorio desde la ordenación del sistema de espacios libres. Posteriormente, se acotan los conceptos aplicados en el libro y se identifi can los atributos biofísicos y perceptivos de los espacios libres como recursos proyectuales y se plantea la hipótesis del sistema de espacios libres como posible directriz del proyecto territorial.
En el capítulo 3 se aborda la caracterización de la unidad territorial de referencia, como introducción al caso de estudio, a través de los análisis sobre su encaje territorial, el relieve y el clima, la hidrografía, las infraestructuras (viarias, de servicios y de transporte colectivo), las principales comunidades vegetales, los usos del suelo y las características poblacionales.
En el capítulo 4 se intenta comprender el proceso histórico de confi guración de los espacios libres en el territorio en cuestión y su contexto urbano, a través del análisis de la transformación urbana sufrida por la unidad territorial estudiada a lo largo del siglo XX, como una primera aproximación a la problemática de los espacios libres que se van a analizar.
A continuación, en el capítulo 5, se analizan y valoran los espacios libres con el objetivo de realizar una primera aproximación a los espacios más adecuados para ser preservados como espacios no ocupables, como consecuencia de los atributos del soporte biofísico, los atributos perceptivos, la accesibilidad y los vínculos de planeamiento.
Finalmente, en el capítulo 6, se proponen estrategias de proyecto para la ordenación del sistema de espacios libres en el territorio, de acuerdo con los análisis y la valoración previos y según la situación de las piezas en relación con sus entornos, ocupados o no. Las estrategias consisten en la defi nición de principios de proyecto y acciones de proyecto, que incidirán sobre los espacios, y en el enfoque de algunos instrumentos de planifi cación que posibilitarían la consolidación del sistema de espacios libres.
Notas 1 "El concepto de ciudad sostenible reconoce que las ciudades deben responder a determinados objetivos sociales, medioambientales, políticos y culturales, así como físicos y económicos. Se trata de un organismo dinámico tan complejo como la propia sociedad y sufi cientemente sensible para reaccionar debidamente ante los cambios. La ciudad sostenible es una ciudad con múltiples facetas:
-Una ciudad justa, donde la justicia, los alimentos, el cobijo, la educación, la sanidad y las posibilidades se distribuyan debidamente y donde todos sus habitantes se sientan partícipes de su gobierno.
-Una ciudad bella, donde el arte, la arquitectura y el paisaje fomenten la imaginación y renueven el espíritu.
-Una ciudad creativa, donde la amplitud de miras y la experimentación movilicen todo el potencial de sus recursos humanos y permitan una más rápida capacidad de respuesta ante los cambios.
-Una ciudad ecológica, que minimice su impacto ecológico, donde la relación entre espacio construido y paisaje sea equilibrada y donde las infraestructuras utilicen los recursos de manera segura y efi ciente.
-Una ciudad que favorezca el contacto, donde el espacio público induzca a la vida comunitaria y a la movilidad de sus habitantes y donde la información se intercambie tanto de manera personal como informáticamente.
-Una ciudad compacta y policéntrica, que proteja el campo de alrededor, centre e integre a las comunidades en el seno de vencidarios y optimice su proximidad.
-Una ciudad diversa, en la cual el grado de diversidad de actividades solapadas anime, inspire y promueva una comunidad humana vital y dinámica" (Rogers, 2000, p.168).
2 Las metrópolis latinoamericanas poseen muchas características comunes en su confi guración urbana, a pesar de las diferencias inherentes al lugar o al tipo de infl uencia que presentan en relación con sus respectivas regiones, como, por ejemplo: la irreversibilidad del éxodo rural, la presencia de grandes propiedades rurales y urbanas, la variación en los ritmos económicos, la presencia de zonas de degradación urbana como las favelas, altos índices de pobreza y desigualdad en la distribución de la renta y, entre otros factores, fuertes presiones de crecimiento urbano y una expansión descontrolada (Santos, 1982). 3 Como referencias para establecer criterios de análisis y valoración de los atributos de los espacios libres se utilizaron los siguientes trabajos: Lynch (1969);McHarg (1969); Bolós (1992) ;Gómez Orea (2001), entre otros. 4 Fueron asignados valores alto (A), medio-alto (MB), medio (M), medio-bajo (MB) y bajo (B), conforme el caso analizado. 5 La cartografía se desarrolló basándose en las siguientes fuentes:
• Prefeitura Municipal do Rio de Janeiro:
-Planos digitales a escala original de 1:10.000, 1999 (vía Internet).
-Planos digitales a escala original de 1:2.000, 1997.
-Informaciones contenidas en el CD Atlas , principalmente referentes al cartografi ado de favelas y loteamentos irregulares en el área de estudio, y actualizadas según un plano impreso de ellos a escala 1:80.000, 2001, producido por la Secretaria de Habitação da Prefeitura da Cidade do Rio de Janeiro.
-Mapa impreso de la ciudad de Río de Janeiro a escala 1:50.000, 1999 y 2003.
-Informaciones contenidas en el CD Zoneamento Urbano 99, referente a la ordenación territorial existente.
-Planos en PDF contenidos en el Estudo de Impacto Ambiental para o Projeto de Recuperação Ambiental da Macrobacia de Jacarepaguá. RJ: Prefeitura da cidade do Rio de Janeiro, SMAC, 1998, V.2. • Fundação CIDE, Estado do Rio de Janeiro: -Planos digitales a escala original de 1:50.000 correspondientes a las hojas: 2744-4 y 2745-3 (Santa Cruz e Vila Militar, respectivamente) referentes a las informaciones sobre el uso del suelo y cubierta vegetal, dinámica urbana y condicionamientos físicos y ambientales.
-Plano digital de la Región Metropolitana de Río de Janeiro sobre el uso del suelo y la cubierta vegetal a escala 1: 200.000, 1994.
• Centro Nacional de Pesquisa de Solos da Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (EMBRAPA):
-CD relativo al estudio y caracterización de los suelos del Estado do Rio de Janeiro, 2001. En este apartado se analizan algunas aportaciones teóricas que sirven como base para el desarrollo del libro.
En primer lugar, se estudia cómo el sistema de espacios libres fue utilizado como eje estratégico para la intervención en el territorio a lo largo de la historia, considerando distintos enfoques y fi nalidades con respecto al crecimiento de las ciudades.
Posteriormente, se intenta defi nir los conceptos de territorio, paisaje artifi cializado, espacios libres territoriales y sistema y se plantea el objetivo de trazar líneas generales sobre el sistema de espacios libres como posible elemento reestructurador del territorio, según sus atributos y los papeles que puede desempeñar en la integración de ámbitos fragmentados, víctimas de intervenciones urbanas poco atentas al equilibrio territorial.
2A > Antecedentes disciplinares
La idea de sistema de espacios libres como directriz de la ordenación del territorio surgió a fi nales del siglo XIX, a partir del trabajo de Frederik Law Olmsted en el Sistema de Parques de Boston (1887) (fi g.8). El sistema partió de la conversión de la zona pantanosa de Back Bay en parque público, y se extendió hacia una sucesión de parques conectados por caminos hasta culminar en el Emerald Necklace (1887).
Algunas cuestiones conceptuales
2
Con esta propuesta, Olmsted intentaba integrar la ciudad y el campo como partes de un mismo diseño, a través del sistema de espacios libres. El espacio libre en el sistema adquirió una nueva dimensión, más allá de los parques públicos encerrados en sí mismos y sin relación entre ellos, pues estaban conectados a través de parkways. Los parkways, además de unir los parques entre sí, aportaban una nueva concepción para el diseño de las vías, más próxima al disfrute del paisaje, que propiamente destinada a resolver las cuestiones de tráfi co, y podían presentarse como calles arboladas, como caminos panorámicos o como elemento de continuidad paisajística, que cruzaban los parques y otros espacios libres (Jellicoe, 1995).
Estas ideas, que se aplicaron a principios del siglo XX en otras ciudades como Chicago (1909) y Nueva Iorque (1928), denotaban la preocupación por introducir la naturaleza en la ciudad y ofrecerla para el disfrute colectivo, conectando el estrato construido y el estrato libre por el carácter continuo de las vías-parques, a la vez que se atendía al deseo de embellecer la urbe. En efecto, las propuestas sacaban provecho del proyecto simultáneo del espacio libre y de las vías y su respectiva consolidación espacial como guías de la construcción de la ciudad.
Posteriormente, ante el crecimiento de las ciudades industriales, surgió la propuesta de las ciudades-jardín de Howard como alternativa de ordenación del territorio. Las ciudades-jardín buscaban evitar la excesiva densifi cación urbana, la contaminación, los problemas sociales y la separación abrupta entre la ciudad y el campo. En su concepción se proponía la creación de nuevos núcleos urbanos, fuera de los grandes centros tradicionales, dotados de gran autonomía funcional, con industrias, explotaciones agrícolas y equipamientos públicos, y con un diseño que intentaba integrar de forma armónica la ciudad y la naturaleza a través de un sistema de espacios libres (Hall, 1996).
En la ocupación del territorio, estas ciudades tenían límites claros, tanto físicos como demográfi cos. A medida que una ciudad se acercara a su límite, se crearía una nueva ciudad al lado, y ambas estarían separadas entre sí por sus propios cinturones verdes (Hall, 1996). Las ciudades estarían ligadas por infraestructuras viarias, y la idea era garantizar la ocupación planifi cada del territorio, incorporando el respeto por la naturaleza, aunque las cuestiones de fondo eran más sociales que propiamente ecológicas o de embellecimiento.
También con el fi n de ordenar el crecimiento de la ciudad y crear nuevas ciudades, Le Corbusier inició el urbanismo del Movimiento Moderno como alternativa a los patrones densos y "sucios" de la ciudad industrial, en el que el sistema de espacios libres tiene una presencia importante. En la Ville Radieuse (1935), las vías, los asentamientos y el espacio libre ocupaban lugares distintos, a la vez que, desde un enfoque funcionalista, los usos del suelo eran específi cos y no se mezclaban. La ciudad del Movimiento Moderno incorporaba el espacio libre en la ordenación, aunque de manera abstracta, como lugar idealizado y como "fondo" del edifi cado.
En realidad, en este modelo, el espacio libre aparece, por un lado, como alfombra verde, bien como acompañamiento de las vías (como los espacios verdes lineales de Chandigard, 1950), bien como superfi cie marcada por las edifi caciones. Por otro lado, el espacio libre aparece como reserva de características singulares del territorio, como escena paisajística.
Ni una ni otra concepción deja claro el carácter del espacio libre como elemento estructurador, sino que refuerzan, más bien, su alejamiento de la conformación espacial de la ciudad, fundamentada en los asentamientos y en las vías (Jellicoe, 1995). Otros ejemplos de esta concepción son el plan para la ciudad de Brasilia (1960) y las propuestas del propio Le Corbusier para Río de Janeiro (1929) (fi g.9).
En la tentativa de ordenar el crecimiento de las ciudades, que aumentaba a un ritmo vertiginoso, algunas urbes se empeñaron en trazar planes generales, que tenían en el sistema de espacios libres un importante aliado para su ordenación.
La ciudad-jardín y su lógica de emplazamiento se incorporan al Plan de Abercrombie para el Gran Londres (1943), junto a la previsión de carreteras perimetrales y cinturones verdes que separaban zonas más o menos concéntricas, a la vez que aislaban las nuevas ciudades del antiguo centro (Hall, 1996). Como un concepto norteamericano, los cinturones verdes también se usaron en el Plan Regional de Nueva York, así como las cuñas verdes. Por una parte, los cinturones verdes, conformados por espacios naturales o rurales, funcionaban como freno a la expansión urbana y, por otra, las cuñas verdes penetraban en la ciudad y establecían el contacto más directo entre la ocupación urbana y los espacios libres.
En esta misma dirección, el interés de los países del norte de Europa por la naturaleza también aportó alternativas para su introducción en los centros urbanos. En el Copenhagen Finger Plan (1947) (fi g.10), los "dedos verdes" invadían la ciudad, ayudados por la topografía natural, y permitían que el estrato construido y los espacios libres estableciesen un contacto respetuoso, a la vez que ordenaban el desarrollo de nuevas ocupaciones. El objetivo principal del plan era frenar el crecimiento de la ciudad y concentrar la ocupación urbana alrededor de esos ejes. Lo mismo ocurrió en el Plan Regional de Estocolmo (1967), que intentaba vincular la construcción de la ciudad al sistema de espacios libres (Jellicoe, 1995).
Sin embargo, la explosión de las ciudades, a partir de la década de setenta, tuvo impactos urbanos en diversas instancias: la pérdida de calidad de vida en los centros urbanos, la tendencia general a la degradación de los espacios libres y el crecimiento intenso y descontrolado, que resultó en la dispersión urbana por el territorio.
Las reacciones a estos hechos se iniciaron en los años sesenta, con trabajos orientados hacia la calidad de vida colectiva en los espacios libres públicos urbanos y la valoración del paisaje 7 . Por otro lado, a partir de los años setenta, empezaron a producirse reacciones de fondo ecológico a través de trabajos como el de McHarg (1969), la creación del National Environment Policy Act (NEPA) en Estados Unidos (1969) o el desarrollo de ideas de planifi cación ecológica y de ecología del paisaje en Holanda, además de otras iniciativas que defendían una mejor integración entre las distintas instancias del paisaje. En este contexto, la importancia dada por los gobiernos a esta problemática dio origen a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medioambiente Humano (Estocolmo, 1972) y a la Cumbre del Medioambiente (Río de Janeiro, 1992), que intentaron consolidar las ideas sobre el desarrollo urbano sostenible, tema que fue objeto de otros muchos encuentros internacionales (Rio+10, Kyoto, entre otros). Este tipo de desarrollo debería involucrar tres componentes básicos: la ecología, la economía y necesidades sociales, originando las denominadas Agendas 21 para el desarrollo.
Mientras tanto, la búsqueda de la sostenibilidad como parámetro urbanístico comenzó a refl ejarse en muchos planes, y la propuesta del sistema de espacios libres, presente en muchos de ellos, representa un mecanismo de ordenación que intenta integrar la ocupación urbana y el respeto a los recursos del territorio.
Se percibe esta tendencia en algunas propuestas de planifi cación que surgieron en la década de los noventa en ciudades como París (fi g.12), Berlín (fi g.11) y Barcelona (fi g.13). En estos planes, el sistema de espacios libres está compuesto por una serie de elementos morfológicos que tanto rescatan tipos del pasado como proponen nuevas soluciones (las cuñas verdes, los corredores verdes, las vías verdes, las redes ecológicas, los corredores biológicos, etc.), a la vez que abarcan la realización de distintas funciones que garantizan la sostenibilidad del paisaje. Estas aproximaciones son importantes referencias, en un contexto global, en la búsqueda de nuevas soluciones para la reestructuración del territorio urbano, que permitan conciliar el desarrollo urbano con un plan de conservación de recursos, fundamental para promocionar la calidad de vida en las ciudades.
Lejos del romanticismo de proximidad de la naturaleza del siglo XIX, el sistema de espacios libres, en este marco, cumple un papel central como espacios que pueden planifi carse con antelación a las propuestas de ocupación urbana, a la vez que ofrece recursos a distintas escalas e instancias de análisis para la ordenación física de los territorios.
2B > Sobre el territorio, el paisaje artifi cializado y los espacios libres territoriales
En realidad, no existe un consenso sobre los conceptos de territorio, de paisaje y de espacio libre, ni tampoco una defi nición exacta de qué representan, dado que, además, pueden ser lugar de tantas cosas. Muchas de las referencias, derivadas sobre todo del urbanismo, de la geografía, de la ecología y del paisajismo, los defi nen de distintos modos, entre ellos, como lugar de la estructura física en sí misma, de las relaciones socioculturales que establecen las personas que los habitan, de la composición y del funcionamiento de los ecosistemas existentes. De este modo, territorio, paisaje y espacio libre, en su pluralidad, denotan connotaciones variadas, y cada una de ellas destaca las características más adecuadas para los análisis que se desea desarrollar, lo que permite decir que son, sobre todo, conceptos instrumentales.
Sobre el territorio puede decirse que corresponde a las huellas del hombre, que se pueden llamar artifi ciales (en contraposición a naturales, pues el hombre es parte de la naturaleza), es el producto humano, el artifi cio humano sobre la naturaleza. De este modo, el territorio, que un día fue el territorio de la naturaleza, pasa a ser, en gran medida, el territorio del hombre, donde conviven el artifi cio en sí mismo y la naturaleza "artifi cializada" 8 (Folch, 2003).
El territorio como paisaje artifi cializado presupone la idea de espacio habitado, espacio adaptado a las necesidades humanas y a sus intenciones de transformación. Espacio que, además de su constitución física, de las actividades que se establecen en él y de su posible percepción visual, involucra la lectura humana, como la interpretación del soporte físico que posibilita la actuación sobre él (Cosgrove, 1984).
Es decir, el territorio se considera como espacio construido por el hombre, sobre una primera naturaleza, y el paisaje se aborda como la introducción de la interpretación humana sobre este espacio físico. El resultado de esta unión, el paisaje artifi cializado, abarcaría la construcción física del espacio y el uso en sí mismos, la percepción visual y la lectura del lugar, en sentido fi gurado, con signifi cación propia para cada lugar y para cada comunidad. La lectura del lugar determinaría las prácticas de esta comunidad sobre el paisaje y sus intenciones de actuación, en un proceso de evolución continua, que comportaría en su realidad espacial el testigo del pasado y las indicaciones para la transformación futura.
El territorio como paisaje artifi cializado reuniría, por lo tanto, una dimensión espacial y una dimensión funcional, relativa a sus atributos naturales y artifi ciales, que incluiría la percepción visual del espacio. La interpretación de la realidad espacial del paisaje y de las relaciones funcionales establecidas en él permite comprender algunas de las bases lógicas de construcción que subyacen en su estructura física 9 . A la vez, la interpretación intencionada del paisaje, dotada de intención proyectual, permite dinamizar estas bases lógicas existentes resultando en una concepción del territorio como objeto transformable donde convergen el espacio, la función y la intención.
El paisaje artifi cializado, es decir, la naturaleza trabajada por el hombre, puede encontrar distintas formalizaciones posibles, aunque al fi nal resulte un territorio ocupado, transformado, colonizado. Paisaje adaptado a las necesidades humanas (vivir, producir, alimentarse, moverse, etc.) que comporta físicamente los elementos necesarios para satisfacer estas necesidades. Paisaje visto desde el artifi cio construido, de la movilidad humana, de la explotación de la tierra y de sus recursos y que, por lo tanto, reúne diversos componentes en su estructura física: los asentamientos, las infraestructuras y los espacios libres (Font et al, 1999; entre otros). Los espacios libres son lugares que tienen grandes probabilidades de transformación en el proceso de construcción del paisaje. Conforman el componente más fl exible de la estructura del territorio, sea funcional o espacialmente. Son también los lugares más frágiles y de los más prometedores teniendo en cuenta la posibilidad de reestructuración del territorio, ya que pueden asumir algunas importantes funciones, por ejemplo, como lugar de los ecosistemas, de la percepción del paisaje y como posible lugar para el porvenir de la ocupación urbana.
Como lugar de la naturaleza, los espacios libres reúnen elementos biofísicos responsables de la calidad ecológica del territorio, a través de relaciones que restablecen entre los seres vivos y su medio inorgánico (McHarg, 1969;Odum, 1998; entre otros). En este sentido, los elementos biofísicos materializan el resultado, positivo o negativo, de las causas y las consecuencias de los procesos naturales y artifi ciales que se desarrollan en base a ellos, lo que puede involucrar la vegetación, el agua, la estructura del suelo, el clima, etc.
Como lugar de la percepción del paisaje, el espacio libre es la parte visible del territorio, que permite establecer relaciones entre los elementos territoriales y construir una imagen del lugar, a través de la posibilidad del reconocimiento y preservación de sus características específi cas y, consecuentemente, de su calidad visual. Las características de un paisaje le confi eren un carácter especial, que varía de lugar para lugar, y pueden ser identifi cadas en base a sus componentes formales, provenientes tanto de la naturaleza como de la artifi cialización (González Bernaldez, 1981;Bolós, 1992;Zoido, 2002; entre otros).
Como posible lugar para el porvenir de la ocupación urbana, los espacios libres constituyen la oportunidad para la reestructuración del territorio. La posibilidad de un manejo consciente de los componentes físicos territoriales, que se plantee respetuoso y coherente con los valores de estos espacios y que esté, sobre todo, interesado en mantener sus recursos y en señalar su carácter ordenador (Batlle, 2002;Font, 2003;Sabaté, 2003;; entre otros).
En este sentido, a escala del territorio, los espacios libres pueden presentar distintos caracteres, entre ellos, el rural, el hídrico, el forestal, el de las grandes piezas urbanas no ocupadas u otros, según sus características espaciales (su tamaño, su posición y sus elementos compositivos) y funcionales (el alcance, o la repercusión, de las funciones que se realizan en su ámbito).
De este modo, el análisis de los espacios libres territoriales recae sobre las superfi cies no ocupadas, protegidas por ley o no, de propiedad pública o privada, cubiertas por vegetación o no, que puedan representar oportunidades para la reestructuración del territorio. La importancia del análisis sobre estas superfi cies se fundamenta en el hecho de que, por un lado, generalmente son áreas cuyo valor estructural no es reconocido por el planeamiento (con excepción de aquellas ya protegidas y de valor indiscutible) y, por otro lado, constituyen espacios amenazados por la ocupación urbana. A la vez, se cree que deben permanecer libres de ocupación y que pueden formar un sistema, siendo elementos estratégicos del proyecto territorial.
2C > Sobre el sistema de espacios libres y el proyecto territorial Los espacios libres en sistema
El sistema espacial al cual se refi ere este libro es el de un conjunto de elementos de distintas escalas, susceptibles de establecer relaciones de distintas naturalezas, abiertas e intrincadas entre sí y con su entorno, bajo infl uencias mutuas y en relativa autonomía. Es decir, relaciones que reciben y emiten infl uencias desde su interior hacia el exterior, y viceversa. En el sistema, elementos y relaciones componen un todo, cuyas dinámicas infl uyen en su estructura general, sin que se establezca la hegemonía de uno u otro elemento o relación sobre el conjunto. No obstante, no toda dinámica tiene las mismas repercusiones en el todo, sino que éstas varían de acuerdo con la escala de los hechos. Considerando la escala como la fracción de espacio dentro del espacio total, cuanto mayor es la escala del fenómeno, mayor tiende a ser su repercusión en el sistema. Como un sistema, el conjunto de espacios libres es más que la suma de las partes, y componen un todo más signifi cativo del que podría suponer una simple yuxtaposición (Santos, 2002) 10 .
Para la ordenación del sistema es importante reconocer las partes que lo componen y las relaciones que se establecen entre ellas y con su entorno inmediato. Según Forman (1995), la composición del sistema de espacios libres, como mosaico de ecosistemas, reuniría espacios discontinuos y continuos y estaría defi nido por fragmentos, corredores, matrizes y fronteras, a los cuales el autor denomina patches, corridors, matrix y boundary zone, de acuerdo con los siguientes criterios:
• Patches. Son entendidos como teselas o fragmentos, piezas del mosaico que poseen características homogéneas y que pueden adquirir distintos formatos, alargados o anchos, con límites rectos o curvilíneos.
• Corridors. Son defi nidos como elementos lineales que difi eren de su entorno y atraviesan un lugar. Pueden ser de tres tipos básicos:
-Trough corridors. Son fajas con vegetación baja comparada con la vegetación de las matrices de alrededor.
-Wooded strips. Son corredores con vegetación más alta que las matrices adyacentes.
-Stream and river corridors. Son fajas con vegetación, que puede ser más alta o más baja que la de las matrices del entorno, y que contienen un canal de fl ujo de agua.
• Matrix. Representa los ecosistemas que ocupan áreas extensas, engloban las teselas y los corredores, está muy conectada y controla las dinámicas del paisaje regional. Posee tres atributos básicos:
-El área. Corresponde a la cubierta vegetal predominante de un lugar.
-La conectividad. Corresponde al grado en que un área está conectada a las demás.
-El control sobre las dinámicas. Corresponde a la presencia de elementos que son la fuente de los recursos necesarios para la conformación del medio.
Cada elemento del sistema posee un margen, que es la frontera que lo separa de los elementos adyacentes. Dos márgenes combinados generan un boundary zone o zona de frontera, que puede ser entre espacios libres o entre espacios libres y estrato construido.
Las escalas de los elementos del sistema son variables, pues pueden ser grandes o pequeñas, al igual que la continuidad entre ellos puede darse en distintos grados. Entre los elementos del sistema de espacios libres se distinguen los que son continuos y los que son discontinuos. Los elementos continuos están conectados entre sí, como el agua, por ejemplo. Los elementos discontinuos están separados por porciones del territorio que impiden su conexión directa y se presentan como piezas "satélite" del sistema continuo.
El hecho de ser continuo o discontinuo puede favorecer o perjudicar el desarrollo de los fl ujos en el sistema, dado que los fl ujos, sobre todo los energéticos, son un elemento fundamental para que el sistema funcione. Sin fl ujos no hay sistema; los fl ujos son la vida del sistema y, para que haya fl ujos, es muy importante que haya continuidad. En caso contrario, serían componentes estancados en sí mismos o, como máximo, yuxtapuestos. Sin embargo, ambas piezas, conectadas o no, grandes o pequeñas, son partes importantes del todo y pueden tener un papel relevante en relación con el mantenimiento de los procesos naturales que se dan en su propio seno.
Por otro lado, los espacios libres, continuos o no, poseen relaciones espaciales con su subsuelo, sus fronteras y su entorno. Los fenómenos que ocurren en el subsuelo afl oran a la superfi cie, como por ejemplo, el agua que nace o la planta que brota, y los que ocurren en las superfi cies afectan al subsuelo, como es el caso de las impermeabilizaciones del suelo, que impiden el fl ujo del agua. Del mismo modo, todo lo que sucede en las fronteras y en el entorno también afecta directamente a los espacios libres, como pueden ser las consecuencias de las ocupaciones urbanas en la conformación de estos espacios y las interferencias que pueden causar en sus procesos naturales.
En conjunto, las funciones del sistema componen un cuadro integrado, con relaciones entre sus propios elementos y con sus entornos. Esto supone que a la función general del sistema, siguen situaciones de desarrollo local que se refl ejan en cada pieza de espacio libre en particular, que condicionan la fl uidez de sus fl ujos.
Un sistema espacial constituye un todo dinámico, que varía con el tiempo (Santos, 2002). Con respecto a la infl uencia del tiempo en el sistema de espacios libres, se comprueba cómo, a lo largo de los años, los espacios revelan su fuerza y su debilidad, en la observación de cómo interviene la ocupación urbana, de cómo se mueven las aguas, llenando y bajando sus caudales, de cómo cambia el clima o la vegetación, de cómo evolucionan los suelos, entre otros aspectos. Los espacios libres pueden pasar de no ocupados a ocupados, de espacios con agua a espacios secos, de espacios explotados a espacios abandonados, etc. Además, los cambios no son lineales, sino que ocurren simultáneamente, en diferentes direcciones y sobre distintos aspectos. De este modo, el sistema no es un sistema de un tiempo único, sino la estratifi cación de distintas edades del sistema, en el que confl uyen las permanencias y los cambios que sufrió a lo largo de los años y que permiten identifi car las cicatrices y las simbiosis existentes en la actualidad, cuyo análisis intencionado puede traducirlas en estrategias de intervención en el territorio.
La naturaleza como un recurso proyectual
Según el método ecológico de McHarg (1969), cada uno de los espacios libres, de acuerdo con los elementos bióticos y abióticos que posee, presenta características ecológicas fundamentales para su mantenimiento y para la sostenibilidad del territorio, cuyo desarrollo de la ocupación urbana debería respetar.
Entre los elementos naturales de los espacios libres, es indiscutible la importancia de la presencia de la vegetación en los territorios actuales por las distintas funciones que cumple: la diversidad de los paisajes y de la vida silvestre, la estabilidad que da a las estructuras del suelo y cómo favorece el mantenimiento de los fl ujos de agua, las infl uencias que ejerce sobre el clima y la disminución de la contaminación atmosférica, hasta sus funciones recreativas y educativas, como lugar de descanso psíquico y de actividades de ocio para los habitantes de la ciudad, pasando por una función extractiva (McHarg, 1969;Hough, 1995;Turner, 1998; entre otros).
Los lugares con vegetación o aquellos sin vegetación, pero que pueden ser recuperados en favor del desarrollo de los ecosistemas, merecen que se preste atención a sus procesos naturales, como un dato signifi cativo para el mantenimiento de la calidad ecológica del territorio.
La agricultura, muchas veces directamente relacionada con la identidad de un lugar, suele ocupar espacios que a menudo sufren la presión de la urbanización, en particular cuando se encuentran en condiciones productivas poco rentables. Sin embargo, incentivar la agricultura en el territorio representa una oportunidad de ocio, de educación ambiental, de generación de puestos de trabajo, de creación de condiciones de producción y comercio para las producciones urbanas a pequeña escala y de mantenimiento del espacio libre a bajo coste. Además, cuando los cultivos son adecuados, pueden ser compatibles con las mejores condiciones para el mantenimiento del equilibrio ecológico, suyo y de su entorno (Hough, 1995;Turner, 1998; entre otros).
La red hídrica, entre otros factores, abastece de agua al territorio, ofrece la oportunidad de ocio, posibilita la agricultura, el funcionamiento de las ciudades, la higiene, la salud y genera ecosistemas propios relativos al agua. Además, el agua es un factor que, junto con la clinometría, incide sobre la posibilidad de riesgos, principalmente referentes a las escorrentías torrenciales, que favorecen las inundaciones, y a la acumulación hídrica y de sedimentos, que genera problemas de drenaje. Todo ello indica que los lugares "del agua", superfi ciales y subterráneos, tienen infl uencia en el funcionamiento de los fl ujos ecológicos y del territorio como un todo, cuyo mantenimiento es esencial para el desarrollo de los procesos naturales.
De la misma manera, la observación del relieve y las condiciones de los suelos constituyen un factor importante para el mantenimiento de los procesos naturales. La estabilidad del suelo hace referencia, entre otros factores, a la posibilidad de fi jación de la cubierta vegetal, a evitar la interferencia de los movimientos de tierra en los cauces de los ríos y a permitir la ocupación del suelo de modo seguro. es resultado de una conservación voluntaria o involuntaria, conservar ciertos elementos que son signifi cativos en el reconocimiento del lugar tal como éste se presenta y permitir que sean compartidos por la comunidad que lo frecuenta. En este sentido, los elementos escénicos, las áreas de emergencia visual, los fondos escénicos y los espacios libres de interés histórico-cultural constituyen uno de los principales contenidos visuales del paisaje de un sitio. Aquello que hace que el lugar sea distinto de otro y no lo mismo, porque se constituye de modo distinto y es reconocido de modo distinto. Son elementos singulares que determinan la particularidad del lugar, su diversidad y calidad visual. Los elementos escénicos dan carácter a un lugar. Permiten abarcar su conformación física y destacar sus atributos más signifi cativos (las formas distinguidas del relieve, de la hidrografía y de la vegetación). Estos elementos actúan como referentes y como marco del lugar, constituyendo parte de su identidad territorial y del potencial visual de su paisaje (McHarg, 1969).
Los fondos escénicos permiten visualizar el carácter de un lugar de forma genérica. Éstos proporcionan vistas que integran los elementos signifi cativos que conforman el sitio en relación con los grandes rasgos de su geografía, por lo que revelan la escena del paisaje, parcial o general, desnudando las metáforas de las relaciones entre sus elementos componentes (Bolós, 1992).
La percepción de las áreas de emergencia visual, como encuadramientos de elementos escénicos del paisaje posibilitados a partir del recorrido por las vías, suele individualizar las zonas donde están ubicadas y promover la orientación en el recorrido por las vías, a la vez que, por su singularidad, pueden ser puntos de enlace entre secuencias visuales. Además, son espacios destacables que pueden ser reconocidos como un bien colectivo, que deberían ser compartidos por toda la comunidad (Lynch, 1976;Spirn, 1998).
Los espacios libres de interés histórico-cultural suelen ser testigos de la transformación de un lugar, como remanentes de la evolución urbana de un sitio, que pueden tener importancia en la conservación de algunos de sus rasgos culturales más representativos (McHarg, 1969).
Preservar los rasgos físicos signifi cativos de los espacios no ocupados, por lo tanto, puede constituir un referente para la ordenación del sistema de espacios libres, y llevaría a garantizar el mantenimiento de la calidad visual del territorio y el fortalecimiento de su identidad.
El sistema de espacios libres en el proyecto territorial
Al analizar la realidad urbana de las grandes ciudades en la actualidad, como ciudades extendidas, transformadas y fragmentadas, se comprueba que el espacio libre sufrió un largo proceso de desintegración para adecuarse a la ocupación urbana. La lógica de la conexión viaria, de las nuevas formas de construcción del territorio, que tienden a la dispersión, ante un planeamiento desfasado en relación con el acompañamiento de los cambios urbanos, entre otros factores, hizo proliferar los espacios libres sin un carácter defi nido relativo a la estructura urbana.
En este contexto, al margen de los que ya poseen un status preestablecido (como parque, campo agrícola productivo, reserva natural, etc.), los espacios libres son frecuentemente lo que "sobra", ya sea como restos de la ubicación de las vías, como reserva de mercado de espacio urbanizable, como restos "sin valor" de los asentamientos, como campos agrícolas improductivos, entre otros. Y, en conjunto, con independencia de su status, constituyen lo que podría denominarse espacios de resistencia ante la incesante expansión urbana.
Sin embargo, el papel de la planifi cación fue decisivo en la conformación de esta realidad. Muy a menudo, los planes en el siglo XX se llevaron a cabo desde la perspectiva de la antropización extensiva, donde el espacio libre desempeñó, en general, el papel de reserva para su posterior ocupación o de espacio para la protección ambiental. En ambos casos, la tendencia fue hacia una actuación pasiva y puntual, donde las normas de la ocupación se hacían de "fuera hacia dentro" en relación con los espacios libres. Esto condujo a la insularización de estos espacios, debido a sus escasas relaciones con los asentamientos y con las infraestructuras, y a su presentación como un hecho aislado, con lógicas intrínsecas y desvinculadas entre sí, que destacan su carácter residual.
Por ello, ordenar el territorio de forma segmentada, sin la debida preocupación por sus recursos, en especial por los espacios libres, es uno de los factores que caracterizan el despilfarro urbano de las metrópolis actuales, cuya urbanización se disemina sin fronteras y sin atención a las necesidades colectivas, permitiendo toda suerte de desequilibrios.
Ante esta coyuntura, algunos autores (Batlle, 2002;Font, 2003;Sabaté, 2003;; entre otros) han reclamado la dimensión activa de los espacios libres en el proyecto territorial 11 . Es decir, plantean la posibilidad de la inserción del sistema de espacios libres como una directriz de ordenación territorial, que permite pensar la construcción del territorio desde "dentro hacia fuera", con respecto a los espacios libres. Este enfoque está basado en principios dirigidos al cambio de la postura pasiva con respecto a los espacios libres en la planifi cación y a la transformación de estos espacios "vacíos" en espacios llenos de signifi cado, capaces de ser reestructuradores del territorio, demostrando que las infraestructuras o las presiones inmobiliarias no son la única lógica posible para la urbanización.
A grandes rasgos, se reclama la redefi nición del mosaico de espacios libres como una guía para la reestructuración del territorio. Ello signifi ca actuar sobre el sistema, no sólo a fi n de preservar y conectar los espacios libres entre sí, sino también para establecer el sistema de forma integrada entre ellos y con su entorno, proporcionando algunas directrices, tanto En efecto, la sostenibilidad resulta elocuente como paradigma de transformación para territorios cada vez más roturados, con crecimientos urbanos aleatorios y dispersos y que, muy a menudo, tienden a provocar la desintegración espacial y funcional de los espacios libres. Sin embargo, no es difícil creer que la sostenibilidad, por sí misma, sea un objetivo quizás inalcanzable, un mito tal vez imposible, lleno de contradicciones insolubles, pero que puede apuntar algunas salidas posibles, crear ilusiones como mínimo saludables, instar a la proyectación proactiva, sugerir propuestas y no sólo la descripción ante la observación de la realidad de nuestros territorios.
La búsqueda de un sistema de espacios libres como posible directriz del proyecto territorial tiende a refl ejar algunos principios de actuación sostenible, relativos a mantener los espacios libres y la posibilidad de desarrollar nuevas ocupaciones urbanas, como, por ejemplo, conservar la heterogeneidad de los espacios libres, garantizar la integridad de los procesos humanos y naturales y promover la cohesión física, ecológica, visual o social del territorio (McHarg, 1969;Hough, 1995;Zoido, 2002; entre otros).
El mantenimiento de la heterogeneidad de los espacios libres traduce, entre otros factores, la preservación de la diversidad de los elementos biofísicos, de los elementos visuales más signifi cativos, la variedad social, la variedad funcional y tipológica y la movilidad alternativa. En principio, mantener la heterogeneidad de los espacios libres tendería a la individualización de cada porción del territorio, con el refuerzo de sus características propias, en contra de la homogeneización, de la banalización y de la segregación de las diferencias que vienen asolando nuestros territorios actuales.
La garantía de la integridad de los procesos humanos y naturales revela, principalmente, la posibilidad de realización integral de los procesos biofísicos, de las posibilidades perceptivas, de acceso y de convivencia, de modo que se asignen unos usos al suelo y unas actividades que respeten los recursos de los espacios libres y sean compatibles con sus características fundamentales.
La promoción de la cohesión física, ecológica, visual o social del territorio permite tener en cuenta las relaciones entre los espacios libres y sus entornos, privilegiándolos como lugares integradores, que relacionan las distintas instancias del paisaje, que promuevan la agregación ante la compartimentación. De hecho, en la promoción de la cohesión se busca, ante todo, hacer del espacio libre actual el refl ejo de un posible pacto de integración entre los componentes del territorio y la comunidad que lo vivencia.
Notas 7 Los trabajos de Lynch (1960) en La Imagen de la Ciudad, de Jacobs (1961) en The Death and Life of Great American Cities, y Alexander (1965) en The City is not a Tree, son aportaciones fundamentales en este sentido, que reclaman mayor atención a la relación entre asentamientos, accesos y espacios libres en las ciudades. 8 Algunos autores hacen la distinción entre naturaleza y artifi cio considerando la naturaleza como los medios biótico y abiótico (organismos vivos y no vivos), que no necesitan energía externa para su desarrollo, y el artifi cio como el medio antrópico (la ocupación urbana) y el medio antropizado (explotación del medio natural), que necesitan energía externa para su desarrollo (Bolós, 1992).
9 "El paisaje [como sistema causal] es el resultado formal de diferentes relaciones físicas y biológicas; consecuencia simultáneamente, de un proceso y una estructura geológica, del moldeado que en la misma realizan los elementos del clima, de la ocupación biológica de un soporte físico o de las relaciones entre diversos fl ujos energéticos, entre otras causalidades naturales. En espacios intensamente ocupados por los seres humanos, el paisaje es en gran medida un artifi cio, puesto que el espacio natural ha podido ser deforestado y roturado, parcelado, construido y hasta alterado irreversiblemente en sus condiciones naturales más básicas. En estas situaciones, el paisaje suele ser comparado a un palimpsesto, fi guradamente, en el sentido de que en él se puede rastrear e interpretar las huellas de varios periodos históricos y de diferentes intervenciones humanas. El paisaje contiene, materializadas, distintas soluciones que las diferentes generaciones, en distintas condiciones técnicas, han ido dando a la ocupación y utilización de un territorio" (Zoido, 2002, p.24 11 "Una visión renovada del planeamiento territorial, que por sus características actuales hemos preferido denominar "proyecto territorial", que sea capaz de hacer del territorio físico el protagonista del plan, frente a la abstracción economicista de los equilibrios y de las iluministas vocacionalidades territoriales de la etapa anterior, parece el perfi l más adecuado para dar una respuesta efi caz a los problemas y situaciones actuales, desde la diversidad de requerimientos sociales y desde los avances tecnológicos (Font, 1996, p.175)."
La caracterización general de la unidad territorial de referencia tiene como objetivo defi nir el caso de estudio en sus principales aspectos, que serán importantes en el desarrollo del análisis posterior. Las descripciones corresponden a aproximaciones al lugar, sin constituir un estudio detallado sobre los temas tratados: la introducción al caso de estudio y su encaje territorial, el relieve y el clima, la hidrografía, las infraestructuras (viarias, de servicios y de transporte colectivo), las principales comunidades vegetales, los usos del suelo y las características poblacionales.
3A > El caso de estudio y su encaje territorial
Con respecto a la realidad territorial de la metrópoli de Río, se verifi ca la existencia de distintas unidades territoriales con "reservas" de suelo libre en situaciones de presión relativa al avance de la ocupación urbana.
La Región Metropolitana de Río de Janeiro (RMRJ) está ubicada en el Estado de Río de Janeiro y cuenta hoy con 10.872.768 12 habitantes. Posee una superfi cie de 5.693 km 2 y está compuesta por 19 municipios, cuya principal ciudad es Río de Janeiro. En este contexto, los espacios libres tienen un importante papel en la defi nición de su paisaje, ya que Caracterización de la unidad territorial 3 más de dos tercios del territorio se presentan libres de ocupación y son determinantes en la defi nición de su estructura urbana, lo que demuestra la fuerza de estos espacios en la metrópoli, además de su indiscutible valor ecológico y visual 13 . Las líneas de ocupación del territorio, a grandes rasgos, están dispuestas en forma radial con respecto al centro tradicional de la metrópoli, y muchas áreas poseen importantes espacios rurales y naturales, bien en los extremos de la ocupación urbana, bien entremedio, mezcladas con otros espacios libres 14 .
Algunas de las unidades territoriales de la región, que carecen de un cuadro urbano consolidado, se encuentran dentro de los límites administrativos de la ciudad central. En la ciudad de Río de Janeiro, con 5.851.914 habitantes, el 63,06% 15 de sus 1.255 km 2 de territorio se encuentra sin ocupar, por lo que algunas áreas presentan un cuadro muy disperso en cuanto a la ocupación urbana, con puntos muy densifi cados, otros con edificaciones aisladas o pequeños grupos de edifi caciones, e inmensas áreas de espacios libres dentro de los límites edifi cables. Estas áreas se encuentran en la zona oeste de la ciudad, donde se localiza la unidad territorial en cuestión.
El caso de estudio, que se compone de la Baixada de Jacarepaguá, los macizos de Pedra Branca y Tijuca y el océano Atlántico, cuenta con una población de 743.634 habitantes y, desde el punto de vista administrativo, corresponde, prácticamente, al área de planeamiento 4 (AP4), que está compuesta por las regiones administrativas de Jacarepaguá (VI RA), Barra da Tijuca (XXIV RA) y Cidade de Deus (XXXIV RA), las cuales abarcan los siguientes barrios 16 : VI RA -Jacarepaguá, Anil, Gardênia Azul, Cidade de Deus, Curicica, Freguesia, Pechincha, Taquara, Praça Seca, Tanque, con 575.992 habitantes; XXIV RA -Joá, Barra da Tijuca, Itanhangá, Camorim, Vargem Grande, Vargem Pequena, Recreio y Grumari, con 129.632 habitantes; XXXIV RA -Cidade de Deus, con 38.010 habitantes. La unidad está limitada al oeste por los barrios de Guaratiba y Campo Grande, al norte por los barrios de Bangu, Realengo y Madureira, y al este por los barrios de Meier, Vila Isabel, Tijuca y São Conrado.
Este ámbito territorial ocupa el 24% del territorio municipal, y el 65% 17 de este total corresponde a espacios libres que cumplen un papel decisivo en la defi nición espacial de la ciudad central, además de ser determinantes en su califi cación ecológica y en la conformación de sus rasgos visuales más signifi cativos, lo cual, entre otros factores, le otorga una connotación especial en su organización espacial. Los macizos de Pedra Branca y Tijuca son las dos áreas naturales protegidas más importantes de la ciudad de Río (además de ser reconocidas por la UNESCO como Reservas de Biosfera 18 ), y tienen un papel fundamental en su estructura urbana, ya que constituyen sus estructuras geográfi cas internas más importantes y defi nen, junto a otras montañas y el mar, las planicies que conforman su fi siografía y soportan sus principales centros urbanos.
Entre ellos, aparte de la unidad de referencia, están: la zona sur y el centro, que ocupan la planicie en la vertiente este del Maciço da Tijuca (son áreas de servicios y vivienda del estrato más rico de la población); la zona norte, que ocupa las Baixadas de Inhaúma y de Irajá, en la vertiente norte del Maciço da Tijuca (son áreas suburbanas caracterizadas por la vivienda y la industria), y el resto de la zona oeste, que ocupa las Baixadas de Bangu, Santa Cruz y Guaratiba, en las vertientes norte y oeste del Maciço da Pedra Branca (cada una con características funcionales distintas, que abarcan desde las actividades industriales alrededor de la Avenida Brasil, hasta las actividades agropecuarias en Guaratiba).
Sobre la ocupación de la unidad confl uye una serie de intereses públicos y privados, dado que se trata de un área que ofrece algunas condiciones de urbanización y turismo adecuadas, como los atractivos naturales combinados con la oferta de conexión viaria con el resto del territorio, la presencia de equipamientos metropolitanos y la relativa proximidad a los centros tradicionales de la ciudad, el centro y la zona sur (Villaça, 1998).
Desde de mediados de los años ochenta, este ámbito ha adquirido importancia como nueva centralidad y como alternativa de residencia fuera de los centros más congestionados, al contar con potentes infraestructuras viarias, atraer sedes de grandes empresas y actividades terciarias y presentar una gran producción inmobiliaria, tanto residencial como de grandes centros comerciales (Villaça, 1998). Sin embargo, esto no excluye la presencia de asentamientos irregulares que, paralelamente, conforman un cuadro de precariedad y pobreza urbana.
El proceso de construcción de infraestructuras viarias, que viene sufriendo la unidad desde los años setenta, refuerza los vínculos con el centro de la ciudad y las zonas norte y sur y, a su vez, signifi ca la potenciación de su crecimiento (industrial, residencial, comercial y de servicios). Básicamente, la unidad se estructura a través de la autovía Avenida das Américas, paralela al mar, que conecta la zona sur a la zona oeste, la autovía Avenida Ayrton Senna y la autopista Linha Amarela, que acentúan las conexiones con la zona norte de la ciudad.
A causa del propio proceso histórico de urbanización, como lugar de origen rural que constituyó un objetivo específi co del plan moderno ejecutado por Lucio Costa (1969) y, posteriormente, se transformó en un área con un dinámico desarrollo urbano, la unidad territorial presenta en la actualidad complejas relaciones espaciales en su organización urbana, tanto por la existencia de formas tradicionales de infraestructuras viarias y edifi caciones, como por el desarrollo de nuevas formas de crecimiento, frecuentemente cerradas e introvertidas (como centros comerciales y viviendas con baja densidad en ámbito cerrado conectadas por autopistas) y por la rápida aparición de áreas urbanizadas ilegalmente.
En esta realidad, los fuertes contrastes sociales se refl ejan, entre otros aspectos, por la presencia de favelas junto a áreas cerradas con viviendas de lujo (condomínios), fruto de una distribución de renta muy desigual y de un sistema público defi ciente, en relación con la salud, la educación, el transporte o el saneamiento.
A grandes rasgos, el caso de estudio posee algunas características duales, representadas tanto por las singularidades de su ocupación urbana como por las características de su población, lo que permite su división en dos partes principales, con características distintas: la Barra da Tijuca y Jacarepaguá. La Barra da Tijuca ocupa el frente marítimo hasta el borde sur de los macizos, coincidiendo con el límite norte de las lagunas en el centro del llano. Es aquí donde se concentran los principales centros de servicios, una dinámica expansión inmobiliaria y la población de más altos recursos. Jacarepaguá, localizado en el interior, ocupa el llano desde las lagunas hasta el encuentro de los macizos. Está estructurado de acuerdo con los suburbios industriales de la ciudad, tiende al crecimiento basado en la transformación de esta estructura inicial y posee una población con más bajos ingresos, como se comentará más adelante.
En este contexto, es posible identifi car el espacio libre de la unidad territorial, en líneas generales, en algunas de las formas siguientes: los ya consagrados, como las extensiones forestales o las marismas, muchos de ellos protegidos por la planifi cación; los de gran extensión todavía no protegidos y que presentan cierta "amorfi a" (si se consideran su forma espacial poco defi nida y la tendencia a la degradación de su valor ambiental), y los de dimensiones más modestas que se presentan como fragmentos de la urbanización. Son espacios con una gran calidad visual y ecológica, que se presentan muy frágiles dentro del proceso de ocupación urbana, sufriendo la amenaza constante de la expansión urbana y
Jacarepaguá
Barra da Tijuca graves problemas ambientales, que abarcan desde la contaminación de las aguas hasta la erosión de las pendientes y la pérdida de la cubierta vegetal.
En cierta medida, estos espacios se conformaron desde la lógica de protección y del aislamiento, de la reserva especulativa de la tierra, de la explotación agropecuaria o, simplemente, como remanentes de los asentamientos y de las vías. Los espacios libres protegidos, en este marco, desarrollan no sólo un papel ambiental importante, sino que funcionan como áreas de control de la ocupación urbana en el ámbito. Entre los espacios libres protegidos son de destacar, principalmente, los parques de Pedra Branca, Tijuca y Marapendi, que pueden considerarse las piezas libres más importantes.
Por sus características, tanto relativas a su encaje territorial como a sus particularidades internas, se supone que la atención intencionada a esta unidad territorial puede posibilitar un análisis enriquecedor, que permitirá acceder a estrategias de proyecto desde la propuesta de un sistema de espacios libres como un todo integrado, capaz de actuar favorablemente en la reestructuración del territorio.
3B > El soporte biofísico
Relieve y clima
La conformación fi siográfi ca del área, en forma de anfi teatro, presenta una doble estructura:
• Las fuertes pendientes y las conformaciones rocosas de los macizos. Estas montañas se localizan en las partes oeste (Maciço da Pedra Branca) y este (Maciço da Tijuca), dan al mar en sus extremos y se suavizan en la parte norte, donde se reúnen.
• La planicie. El gran llano central está constituido por una sucesión de cuencas en sus bordes, debido a la disposición de los macizos. Es de formación cuaternaria y de formato "triangular". Está compuesto por colinas, lagunas y canales y termina en el encuentro con el mar.
En realidad, los macizos están conformados por una serie de sierras. Entre las sierras de los macizos orientadas hacia el área de estudio se encuentran las pertenecientes al Maciço da Pedra Branca (Serra do Engenho Velho, Serra do Barata, Serra do Nogueira, Serra do Rio Pequeno, Serra do Quilombo, Serra do Caçambê, Serra do Alto do Peri, Serra de Santa Bárbara, Serra do Rio da Prata, Serra Geral de Guaratiba, Serra do Grumari) y las perteneciente al Maciço da Tijuca (Serra do Inácio Dias, Serra dos Pretos Forros, Serra dos Três Rios y parte de la Serra da Carioca).
Las crestas son lugares de difícil acceso, generalmente muy expuestas al sol y a la lluvia. Son muy visibles desde el llano y contienen los puntos de máxima cota, que en el área cartografi ada son: Pico da Pedra Branca (1.025 m), Morro da Bandeira (964 m Los puntos de cota más baja corresponden al encuentro entre sierras y se presentan como confl uencias de las aguas que bajan desde los macizos. Están distribuidos alrededor de las pendientes de las montañas siguiendo, en gran parte, la radialidad de las cimas.
La planicie presenta prácticamente tres subdivisiones 19 : una en la parte costera, otra intermedia, en la altura de las lagunas y sus canales, y otra en el vértice norte del llano. En la primera, el relieve presenta pequeñas ondulaciones, generadas por procesos de sedimentación marina o eólica; en la segunda, la superfi cie es muy plana, y en la tercera, las tierras son casi horizontales, con una suave pendiente que converge hacia la línea de costa.
En este contexto, las colinas presentes en el llano constituyen unos elementos destacados del paisaje, entre las cuales se identifi can: la Pedra da Panela, el Morro da Freguesia, la Pedra de Itaúna, el Morro do Amorim, el Morro do Cantagalo, el Morro do Portelo, el Morro do Urubu y el Pontal de Sernambetiba.
Con respecto al clima, el caso de estudio posee un microclima típico de la región litoral tropical. Además de las temperaturas altas, los climas tropicales presentan una estación de lluvias y una estación seca, como las dos principales estaciones del año, y, dependiendo del lugar, pueden presentar variaciones relacionadas con la latitud, la proximidad del mar, la topografía y la presencia eventual de frentes fríos.
A grandes rasgos, el período pluviométrico más intenso es en verano (de diciembre a marzo) y el menos intenso en invierno, siendo julio el mes más seco y enero el más lluvioso. La temperatura media anual es de 23,5°C. La media anual de evaporación alcanza los 700 mm, y la humedad relativa del aire llega al 88% en verano y al 65% en invierno, lo que determina un clima muy húmedo gran parte del año (SMAC, 1998).
Hidrografía
La hidrografía del área pertenece al ámbito de la Bacia de Jacarepaguá, que se distribuye por todo el llano y desemboca en el océano. Los cursos de agua tienden a ser permanentes y se conforman de forma radial desde los macizos, siguiendo la dirección de las pendientes hacia el mar o la planicie. En la planicie, siguen como ríos y rieras, conforman lagunas e islas y son conducidos a canales. En realidad, la presencia de las aguas en la unidad tiene una importancia fundamental en su conformación, y las mayores retenciones superfi ciales y subterráneas se extienden por casi toda su base hasta la altura de las lagunas en el medio del llano. La hidrografía está conformada principalmente por:
• El frente marítimo. Son aguas abiertas del océano Atlántico, en general con fuerte movimiento de olas, que se extienden en unos 20 km de playas.
• Las superfi cies lagunares. Están representadas por la Lagoa de Jacarepaguá, la Lagoa da Tijuca (y Camorim), la Lagoa de Marapendi y la Lagoinha. Son un subproducto de las restingas, es decir, la acumulación de sedimentos que forman cordones en el litoral cerrando una porción de agua. Se alimentan de las aguas superfi ciales, predominantemente, y subterráneas, además del intercambio con las aguas marinas, que caracteriza sus índices de salinidad (SMAC, 1998).
Las lagunas de Jacarepaguá y da Tijuca, por su posición central en el llano y sus grandes dimensiones (las dos lagunas juntas suman un total de 9,3 km 2 , con 13 km de longitud, aproximadamente), actúan literalmente como un divisor de aguas, al recibir y distribuir las aguas que bajan desde los macizos y dividir el área en dos partes bien marcadas, lo que se refl eja en la formación de las dos regiones administrativas de Barra da Tijuca y de Jacarepaguá. Las principales islas presentes en las lagunas son Ilha da Gigóia, Ilha Primeira, Ilha dos Pescadores, Ilha do Ribeiro y Ilha Pombeba.
La Lagoa de Marapendi, situada paralela al mar en la porción más al sur del llano, se presenta con una forma alargada, de aproximadamente 3,5 km 2 de superfi cie, 10 km de longitud y 350 m de anchura, y está conectada a las lagunas de Jacarepaguá y da Tijuca.
La Lagoinha completa el cuadro lagunar. Se encuentra dentro del Parque Chico Mendes, posee bajos índices de salinidad y está ligada a la Lagoa de Marapendi.
• Los canales lagunares. Los principales canales son el Canal da Joatinga, en el extremo este, el Canal de Sernambetiba, en el extremo oeste, ambos perpendiculares a las lagunas, el Canal do Portelo, el Canal do Urubu y el Canal do Cortado al oeste, dispuestos en forma longitudinal, y el Canal de Marapendi y el Canal das Taxas, que cortan la Lagoa de Marapendi longitudinalmente. En su mayoría son artifi ciales, construidos con el objetivo de mejorar el drenaje del área que se extiende entre las lagunas y el mar, que presenta cotas muy bajas, con gran acumulación de agua superfi cial y subterránea. En el llano, el Canal de Sernambetiba y el Canal da Joatinga, constituyen los principales lechos de desagüe en el mar.
• Los ríos. La Baixada de Jacarepaguá comprende los repliegues que se forman entre las sierras de los macizos, que coinciden con los lechos de los ríos y las rieras. Los ríos diseñan el territorio desde los macizos, siguiendo las características topográfi cas del lugar, desembocan en las lagunas y, fi nalmente, en el mar. Los cursos de los ríos delimitan dos zonas en el llano: una superior y una inferior a las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá; en ambas predominan cursos continuos de aguas transversales y radiales. A grandes rasgos, los lechos de los ríos son estrechos y de pequeñas dimensiones.
Principales comunidades vegetales
La fi siografía del área, junto con las características de la hidrografía, los suelos y el clima, determina la existencia de una gran diversidad de comunidades vegetales de inestimable valor ecológico, relacionados con el mar, las lagunas, las áreas húmedas e inundables, los ríos o las montañas 20 . Entre ellas podemos destacar 21 :
• Bosque (mata atlântica). Área de bosque denso, poco alterado o totalmente recuperado, presente generalmente en las cotas más altas de los macizos, aunque existen algunas áreas próximas a la cota 100, sobre todo en la vertiente sur del Maciço da Pedra Branca. Son áreas remanentes o restituidas de las actividades antrópicas en el medio, que constituyen reservas forestales de importante valor ecológico y una parte signifi cativa del patrimonio natural de la ciudad. El estrato arbóreo presenta distintas alturas, donde árboles de 30 m, o más, componen el estrato superior.
• Bosque secundario (mata atlântica secundaria). Incluye varios tipos de estratos arbóreos y especies introducidas posteriormente en el bosque de origen. Corresponde a gran parte del área de los macizos, con presencias aisladas en el llano, donde en muchos casos se acompaña de un afl oramiento rocoso. En la mayoría de los casos estas áreas constituyen las fronteras entre los macizos y el área urbana, y son importantes reservas del medio biótico.
• Bosque degradado (mata atlântica degradada). Corresponde a áreas deforestadas. Se encuentran en algunas de las pendientes de los macizos y presentan un estado avanzado de degradación con respecto a la vegetación forestal de origen. Están ubicadas, principalmente, en las partes superiores de las vertientes este del Maciço da Pedra Branca, y oeste del Maciço da Tijuca.
• Marisma. Es un tipo de comunidad vegetal presente alrededor de las lagunas, de porte arbustivo-arbóreo. En la actualidad se encuentra en áreas bastantes reducidas, como fajas relativamente estrechas en los bordes de las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá, y en algunas áreas de la Lagoa de Marapendi. Corresponde a un ecosistema muy particular y frágil, adaptado a la alta salinidad y a la movilidad de las aguas.
• Humedal (brejo). Es un área permanentemente húmeda, con vegetación de porte herbáceo. Se trata de un ecosistema muy frágil y, debido a la antropización intensiva, en general se encuentra reducido a los bordes de los canales y los ríos o como manchas dispersas en medio de otras áreas inundadas cerca del Maciço da Pedra Branca, al oeste del llano. 31. Vista de parte del caso de estudio (Campos de Sernambetiba) (Foto: Autora, 2003). 32. Plano de las principales comunidades vegetales.
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• Vegetación en área inundable. Área de vegetación que se desarrolla en suelos inundados o susceptibles de inundación, en general con porte herbáceo. El grado de humedad varía según el drenaje, la proximidad de las aguas subterráneas, la presencia de terraplenes y las lluvias. De acuerdo con los niveles de las aguas, se producen variaciones en la vegetación. Se encuentran alrededor de las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá y de sus principales canales, al oeste de la unidad territorial, como consecuencia de las bajas cotas de las tierras del llano.
• Matorral de dunas (restinga). Área de vegetación típica de la costa, que crece sobre suelos arenosos y posee porte arbóreo-arbustivo y arbustivo-herbáceo relativamente denso. Ocupa una gran área en la porción inferior del llano, junto a la Lagoa de Marapendi y sus canales. Presenta la fauna y la fl ora adaptadas a las altas temperaturas, a los vientos y a los suelos pobres en nutrientes.
• Pradera. Corresponde a áreas generalmente compuestas por vegetación de bajo porte, como hierbas, matorral o bosque en regeneración. La mayoría de estas áreas se hallan en la parte oeste del llano y en la vertiente sur del Maciço da Pedra Branca. Ocupan las cotas más bajas, aunque en algunas áreas llegan hasta la cota 100.
• Cultivo frutihortícola. Corresponde a áreas de cultivos agrícolas de subsistencia, de fl ores y de plátano, predominantemente. Se concentran en la parte oeste de la unidad y se relacionan directamente con las condiciones del relieve. Las plantaciones de plátano están más concentradas en las pendientes del Maciço da Pedra Branca, y los demás cultivos en el llano.
• Jardín. Corresponde a la vegetación arbórea-arbustiva y arbustiva-herbácea cultivada en los parques u otros espacios destinados a la recreación y ornamentación. Se distribuyen por todo el llano.
3C > Las infraestructuras y los usos del suelo
Infraestructuras: Viarias, de servicios y de transporte colectivo tráfi co rápido, en comparación con la autopista, esta vía presenta un carácter más "abierto", más relacionado con su entorno, por la ubicación de las edifi caciones en contacto directo con la vía. Sin embargo, a causa de su anchura, las dos laterales se relacionan poco entre sí. En los últimos años, por iniciativa del sector público, se crearon carriles para bicicletas en sus laterales y en su espacio central, como un incentivo para el uso de la bicicleta como transporte alternativo, aunque no tuvo mucho éxito. En las respuestas a las entrevistas realizadas pudo constatarse la fuerte dependencia del uso del coche, en un lugar donde los desplazamientos son kilométricos y vías como ésta no invitan a la presencia humana.
La sección de la autovía Avenida das Américas es similar a la de la autovía Avenida Ayrton Senna, aunque sufre más variaciones en su recorrido. Las más notables son:
• Vías de contorno de los macizos: Estrada dos Bandeirantes, Estrada de Jacarepaguá, Estrada do Pontal y Avenida Estado da Guanabara.
• Vías de corte de los macizos: Estrada dos Teixeiras, Estrada do Catonho, Estrada de Furnas, Estrada do Joá, Estrada Grajaú-Jacarepaguá y Rua Cândido Benício.
• Vías diagonales: Avenida Salvador Allende.
• Vías longitudinales: Avenida Lúcio Costa, Avenida Embaixador Abelardo Bueno, Estrada da Boiúna, Estrada do Cafundá, Estrada do Rio Grande, Estrada do Tindiba y Estrada do Pau Ferro.
Las secciones de las vías suelen poseer un carácter homogéneo en todo su recorrido, con la excepción de algunas carreteras. Sin embargo, pueden identifi carse dos tipos de secciones:
• Las de dos pistas, una en cada sentido de la marcha, y dos carriles en cada una.
• Las de dos pistas, una en cada sentido de la marcha, y uno carril en cada una.
En cuanto al volumen de tráfi co, éste tiende a variar de acuerdo con el entorno y su grado de urbanización. En el caso de la Estrada dos Bandeirantes, por ejemplo, en los barrios más urbanizados, el fl ujo de vehículos por día puede llegar a los 57.136, mientras que en barrios poco urbanizados, este mismo índice cae hasta aproximadamente 6.115. De la misma manera, la circulación del transporte público varía desde 9.305 vehículos por día, en los barrios más urbanizados, hasta 1.188 en otros tramos.
Las vías de la red secundaria difi eren de las anteriores, principalmente, por su anchura y su carácter más dirigido al desplazamiento local, permitiendo la presencia de peatones y bicicletas. Ello induce a velocidades mucho más reducidas y a una mayor proximidad y relación entre los asentamientos en sus laterales.
La red general de calles, que conecta la red secundaria de carreteras y los barrios, posee ubicaciones variadas, con menor capacidad de soporte de fl ujo de vehículos y, generalmente, secciones más reducidas que las otras vías citadas (aunque algunas estén sobredimensionadas con respecto a la demanda de tráfi co que poseen). Se compone de las calles principales de los barrios y la red general de calles. Algunas de las vías aún no En cuanto a las vías previstas, se identifi can las siguientes iniciativas:
• Carreteras estatales y municipales. Se harán según determinación del Departamento de Estradas e Rodagens do Estado do Rio de Janeiro (DER) 23 , entre ellas están la RJ-075, la RJ-089, la RJ-091, la RJ-240 y RJ-120.
• Calles. Según determinación del decreto Nº 3.046, están previstas las vías Nº 2, 4 y 7, del proyecto de alineamiento (PA) 8997, y la Vía Parque, en parte ya construida, presente en el proyecto de alineamiento (PA) 9822.
• Propuestas de vías en proceso de defi nición y/o aprobación 24 :
-Anillo viario. El anillo viario de la ciudad de Río de Janeiro es un proyecto de la Secretaría de Transporte del municipio, que tiene como objetivo conectar las principales vías perimetrales de la ciudad, facilitando el acceso a diferentes partes de ésta, desde la zona sur hasta la zona oeste. En el caso de estudio, específi camente, afecta a la Avenida das Américas, la Avenida Ayrton Senna y la autopista Linha Amarela, y sigue algunas de las previsiones ya aprobadas para carreteras y vías, por ejemplo, la RJ-091, la RJ-075 y la vía 5.
El proyecto todavía está en ejecución y hasta ahora cuenta con propuestas preliminares.
-Obras para los Juegos Panamericanos (2007). Están previstas modifi caciones en la Estrada dos Bandeirantes y en la Avenida das Américas, y mejorías en la Avenida Ayrton Senna, así como la creación de carriles para bicicleta, aumentando la red ya existente y creando otros emplazamientos.
En resumen, la red viaria de la unidad está bien distribuida y presenta conexiones con otras partes de la ciudad y su región, caracterizando la buena accesibilidad del área.
No obstante, las principales vías de la red principal se encuentran "estranguladas" en los túneles que cortan los macizos, donde la interrupción del tráfi co suele causar problemas en toda la movilidad del área. Con respecto a la infraestructura de servicios, se constata que el rápido crecimiento urbano del caso de estudio no se acompañó de una adecuada red de abastecimiento de agua y de alcantarillado, además de presentarse muchos problemas de drenaje, debido a su topografía con cotas muy bajas, en algunas áreas, incluso, por debajo del nivel del mar. De la misma manera, la distribución de energía eléctrica sufre defi ciencias, principalmente en las áreas menos accesibles de los macizos. Asimismo, con frecuencia, se establecen conexiones clandestinas en la red de energía, en su mayoría en áreas de ocupación ilegal.
Gran parte de las estaciones de tratamiento del agua son particulares, y la mayoría de los residuos son almacenados en depósitos subterráneos, o van fi nalmente a las lagunas y los cursos de agua, que aumentan así su contaminación, y originan graves problemas relacionados con la ecología del lugar. Por otro lado, existen conexiones clandestinas que envían las aguas residuales directamente a la red de aguas pluviales, transformando los cursos de agua en vertederos a cielo abierto.
La defi ciente infraestructura de servicios, que constituye uno de los mayores problemas del área, ha sido objeto de algunas iniciativas de obras realizadas por parte del sector público en los últimos tiempos, como, por ejemplo, el emisario submarino, aún no concluido.
Paralelamente a este hecho, cabe señalar la problemática generada a partir de los residuos sólidos en el caso de estudio, que no presentan un recorrido satisfactorio en toda el área y, fi nalmente, van a parar a muchos de los espacios libres existentes, lo que afecta a las aguas y a los suelos de la unidad. En el caso de las aguas, la basura colabora no sólo en su contaminación, sino también en la proliferación de enfermedades y otros problemas. Sobre esta cuestión, hace falta una política efi ciente de recolección y reciclaje selectivo de basura, esta última prácticamente inexistente hasta el momento.
En cuanto al transporte colectivo público, la mayoría de los desplazamientos se realizan mediante autobuses y furgonetas. La terminal Alvorada es la principal terminal de autobuses de la unidad y se halla en la rotonda donde confl uyen la Avenida das Américas y la Avenida Ayrton Senna. Los condomínios (áreas residenciales con población de alto poder adquisitivo) disponen de transporte colectivo privado. A grandes rasgos, el área presenta defi ciencias en la oferta de transporte público, que es inferior a la demanda de la población. En este sentido, las previsiones se refi eren a nuevas posibilidades de acceso mediante tranvía, metro, barco y corredores exclusivos para autobuses. Sin embargo, las propuestas de infraestructuras de transporte colectivo, todavía en proceso de defi nición y/o aprobación 25 , son solamente las líneas 4 y 6 del Metro. La línea 4 prevé la conexión de Barra da Tijuca con la zona sur, con un recorrido por la superfi cie en la Avenida das Américas, y la Línea 6 prevé la conexión de Barra da Tijuca con la zona norte de la ciudad con algunos trechos superfi ciales, como, por ejemplo, en la Avenida Ayrton Senna.
En una unidad territorial donde predominan los desplazamientos en coche, destaca la importancia de mejorar la oferta de transporte colectivo y de promover formas alternativas de transporte, como la bicicleta o el tranvía para los recorridos dentro de la unidad, y el transporte marítimo para los accesos externos. No obstante, mejorar las condiciones del transporte público signifi caría mejorías ambientales y sociales, ya que ayudaría a disminuir los índices de contaminación y promocionaría la democratización de la red de transporte al ofrecer condiciones más equitativas para el desplazamiento y el acceso de las personas, en un área donde las desigualdades sociales son muy acentuadas.
Usos del suelo
La observación de los usos del suelo en el caso de estudio revela que, en general, los usos comerciales y los servicios se distribuyen por las áreas más ocupadas, tanto en áreas cercanas al mar, como en el interior, sobre todo cerca de los principales centros locales y alrededor de las principales vías. La extensión de la Avenida das Américas, desde del Maciço da Tijuca hasta, aproximadamente, el encuentro con la Avenida Ayrton Senna, constituye el principal eje de comercio y servicios de la Barra da Tijuca. Los centros comerciales y las grandes estructuras destinadas al ocio son las principales concentraciones terciarias de este tramo y su distribución se extiende por la Avenida Ayrton Senna, conformando un pool de comercios y servicios. Algunos centros comerciales (Barra Shoppping, Downtown) son representativos de centralidades 26 en el área, debido a sus características funcionales. En Jacarepaguá, el comercio y los servicios se presentan más dispersos, aunque se identifi can dos grandes concentraciones cerca del centro de la Taquara y de la Freguesia. Entre estos dos centros, la Rua Geremário Dantas constituye el principal eje de comercio y servicios. En este marco, las favelas y los loteamentos irregulares se distribuyen de forma heterogénea por el área, aunque se concentran en Jacarepaguá, y presentan una fuerte tendencia a la proliferación. La urbanización informal de las favelas se encuentra dispersa tanto en las planicies como en las montañas; suelen ocupar los lugares más desvalorizados en términos inmobiliarios o los que son adversos a la ocupación urbana, por las condiciones del relieve o del agua. En las montañas, suelen ubicarse en los terrenos poco adecuados para la edifi cación, sobre todo a causa de las acentuadas pendientes, donde coexisten, paradójicamente, con las viviendas unifamiliares de lujo (Lobato, 1992).
Los equipamientos menores, como escuelas, iglesias, bibliotecas, etc., se encuentran distribuidos por todo el ámbito, aunque son más defi cientes al oeste del llano y en Jacarepaguá. Las concentraciones de los equipamientos de mayor envergadura se sitúan alrededor de las lagunas, sobre la Avenida Ayrton Senna, y en los bordes en la vertiente este del Maciço da Pedra Branca. En los bordes del macizo se localizan principalmente hospitales, que se aprovechan de las condiciones naturales del lugar. Merecen destacarse los equipamientos metropolitanos representados por el centro de ferias y exposiciones Riocentro, el autódromo Nelson Piquet y el aeropuerto, en los bordes de las lagunas de Jacarepaguá y da Tijuca. En cierto modo, estos equipamientos, localizados en el centro de la unidad, refuerzan su posición central y sirven como punto de atracción entre ambas partes del área, Barra da Tijuca y Jacarepaguá. Al mismo tiempo, junto a otros centros comerciales y servicios de alcance metropolitano, denotan la centralidad geográfi ca de la unidad en relación con la metrópoli, como centralidad funcional.
3D > Las características poblacionales
Para identifi car las características de la población en el caso de estudio se analizaron los datos contenidos en el Anuário Estatístico da Cidade do Rio de Janeiro, de 1998, y los datos de la publicación del Instituto Brasileiro de Geografi a e Estatística (IBGE), del año 2000 (http:/www.ibge.gov.br).
De los 743.634 habitantes de la unidad territorial, la mayoría se concentra en Jacarepaguá, al que corresponde aproximadamente el 80% de este total. En la región administrativa de Jacarepaguá, los barrios de Jacarepaguá, Taquara, Freguesia y Praça Seca son los más poblados, con un 60% de su población. En la región administrativa de Barra da Tijuca, los barrios de Barra da Tijuca y de Grumari son los más representativos en cuanto al número poblacional, correspondiéndoles un 63% y un 15%, respectivamente, del total.
Las tasas geométricas de crecimiento anual también varían de acuerdo con la región administrativa. Barra da Tijuca presenta una tasa de 6,58, mientras que Jacarepaguá posee una tasa de 2,13 y, por último, Cidade de Deus tiene una tasa de crecimiento negativo, de -0,06. Se comprueba, así, la tendencia al fuerte crecimiento urbano de Barra da Tijuca con respecto a las otras partes de la unidad.
Sin embargo, gran parte del caso de estudio presenta densidades poblacionales muy bajas, con una media aproximada de 10 habitantes/ha, en Barra da Tijuca, y 46 habitantes/ha, en Jacarepaguá. La densidad más elevada se da en las favelas y en los barrios más populosos de Jacarepaguá, donde varía de 103 a 268 habitantes/ha. En cambio, la densidad construida es muy variable. En Jacarepaguá, la densidad de las construcciones llega a 792,91 m 2 /ha, y en Barra da Tijuca, a 468,83 m 2 /ha, lo que signifi ca, prácticamente, la mitad. Este dato constata estadísticamente una realidad que desde la observación del estrato construido (fi g.42) ya se puede intuir. En este sentido, en un contexto de bajas densidades, si se considera sólo la cuestión cuantitativa, no se justifi caría una apuesta por la ocupación de más espacios libres como primera alternativa del desarrollo urbano. Cabe señalar, sin embargo, las fuertes presiones de edifi cación en la unidad, que entre 1990 y 2000 pasó de 924 nuevas viviendas construidas a un total de 28.707, presentando en estos 10 años un incremento exponencial.
En cuanto al perfi l de los residentes, en general, el ámbito presenta una gran concentración de población joven (25% del total) y población productiva (15 a 60 años), que llega al 67% del total, mientras que las personas de mayor edad representan sólo el 8%. Este dato podría explicarse, seguramente, por la cronología de formación de los tejidos urbanos, ya que es un área con un desarrollo urbano más acentuado relativamente reciente (a partir de 1970), y por sus características específi cas, que no han atraído a la población de mayor edad. Con respecto al nivel de instrucción, la media de años de estudio (del cabeza de familia) se diferencia ligeramente entre las regiones administrativas de Barra da Tijuca y Jacarepaguá. En Barra da Tijuca esta media alcanza los 10,91 años, y en Jacarepaguá, los 8,33 años, mientras que en Cidade de Deus la media cae hasta 5,03 años. En efecto, los datos de Cidade de Deus se aproximan a la realidad de la baja escolaridad existentes en las favelas del área.
El nivel de la renta de los habitantes es una diferencia fundamental entre las regiones administrativas. Barra da Tijuca posee los índices más elevados, con aproximadamente el 85% de la población con una renta por encima de tres salarios mínimo s28 , y en Jacarepaguá esta realidad corresponde apenas al 50% de los habitantes, mientras que en Cidade de Deus la media cae hasta el 30%. Las actividades terciarias y de construcción inmobiliaria son las más destacadas en la economía local, seguidas de las industriales.
La agricultura y la ganadería son las menos representativas en términos generales, y el turismo se presenta como una actividad progresivamente en crecimiento.
Estos datos indican las desigualdades económicas existentes en el caso de estudio.
También confi rman la existencia de las favelas como verdaderos núcleos de pobreza lo que, en parte, caracteriza la segregación social a que está sometida la comunidad local.
En este contexto, la desigualdad social, con una desequilibrada distribución de las oportunidades de desarrollo, tiende a agravar un cuadro de inseguridad urbana que ha ido desarrollándose aún más en los últimos años, con un aumento de la tasa de criminalidad en proporción inversa a la capacidad de vigilancia y control social.
En las entrevistas realizadas se detectó que los discursos refl ejan la desigualdad social existente, donde los distintos estratos sociales difícilmente conversan entre sí, y poseen necesidades y objetivos, muchas veces, divergentes. Sin embargo, estos discursos convergen en algunos puntos, que pueden tener una relación directa o indirecta con los espacios libres, por ejemplo: la defensa común del uso del agua de forma sostenible y con mejores condiciones de saneamiento; la previsión de un uso adecuado de los espacios libres protegidos, a menudo relegados al azar; la necesidad de un transporte público efi ciente; la mayor efi ciencia en la recogida de la basura; una mayor seguridad pública, y el rechazo a la ocupación urbana ilegal, a la invasión irregular de espacios libres, protegidos o no. A grandes rasgos, la comunidad es sensible a la necesidad de protección ecológica y de los principales rasgos visuales del área, siendo ésta una de las principales preocupaciones de distintas organizaciones no gubernamentales existentes en la ciudad.
En este apartado se analizan las transformaciones de los espacios libres en el proceso evolutivo del territorio estudiado, con el objetivo de identifi car el papel que desempeñaron en la confi guración de la ocupación urbana del área y las relaciones espaciales y funcionales que se establecieron con:
• El planeamiento. El tratamiento dispensado por los planes a los espacios libres y su infl uencia en la confi guración de éstos.
• Las infraestructuras viarias. La expansión de las infraestructuras viarias y la posibilidad de ocupación urbana del territorio, a la vez que se produce la fragmentación de los espacios libres.
• Los asentamientos. La expansión edifi cada y el surgimiento de nuevas tipologías y ocupaciones, como un hecho para refl exionar sobre la mutación de los espacios libres.
El marco temporal que se utiliza en este análisis aborda los hechos ocurridos en tres períodos, claramente diferenciados en cuanto a las formas de interpretar y construir el territorio:
• Etapa 1: colonización (hasta 1940). Etapa rural y proceso de colonización del espacio libre.
Evolución urbana y espacios libres a analizar
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• Etapa 2: sustracción . Etapa suburbana y realización del Plan Piloto.
• Etapa 3: fragmentación . Proceso de fragmentación del espacio libre e introducción de nuevas formas de crecimiento urbano.
De esta manera, es posible averiguar y comprender cómo las infraestructuras viarias, el planeamiento y los asentamientos contribuyeron a la insularización y degeneración de los espacios libres, y bajo qué procesos de ocupación del suelo permanecen como tales.
4A > Etapa 1: colonización (hasta 1940)
da Tijuca, en el Maciço da Tijuca, y también proponía la creación de reservas "más lejanas" que interesarían al futuro de la ciudad, entre las cuales estaban los alrededores de las lagunas de la Baixada de Jacarepaguá 29 .
Se trataba de un plan basado en principios de embellecimiento e higiene urbanos, y apostaba por la necesidad de una política territorial de espacios libres, que podría, incluso, extenderse hasta las ciudades del entorno de Río, como un dato fundamental para el futuro desarrollo de la ciudad.
"… insistimos novamente sobre a necessidade, para os poderes municipais, de aplicar com vigor uma política territorial de espaços livres, de estabelecer um orçamento exclusivo a este fi m e não descurar de exprimir topografi camente o programa e os projetos previstos a este respeito, conjuntamente com os planos gerais da rede de circulação e os meios de transporte. Estas últimas obras de urbanização apresentam-se sempre com toda a sua importância, porquanto, como foi dito alhures, numerosos interesses particulares estão apensos. É em nome do interesse geral que os poderes públicos devem estabelecer, manter e defender os terrenos livres e os jardins indispensáveis, não só por causa do agrado e do luxo que oferecem, como por causa da higiene da cidade, do desenvolvimento e da vida de seus habitantes. Todo o projeto de melhoramento ou de extensão deve ser considerado incompleto se não for acompanhado da aquisição dos terrenos indispensáveis a sua respiração" (Agache, 1930, p. 211).
El Plan Agache consideraba que los espacios libres eran espacios indispensables en el desarrollo urbano, cuya multiplicación sería aconsejable ante la expansión de la ciudad. El plan destacaba la importancia del espacio libre de acuerdo con los benefi cios que podía proporcionar, tanto físicos como mentales, fueran parques, campos de ocio o espacios forestales, y dejaba claro el hecho de que debían estar conectados entre si.
"A fi m de proporcionar efeitos úteis, estes espaços verdejantes deverão ser ligados entre si por avenidas arborizadas, as quais, todas as vezes que a tal se prestarem, não serão consideradas simples estradas, mas verdadeiros passeios livres das correntes de maior circulação ou bastante espaçosas para serem protegidas contra os excessos de barulho, poeira e perigos. Desta arte, chega-se a construir um ou vários sistemas de "parkways" ligando, não somente os parques entre si, mas conduzindo igualmente para as matas e os passeios exteriores, assim como para os grandes espaços da zona rural consagrados à cultura ou à criação -reservatórios de ar puro indispensáveis à respiração da grande aglomeração" (Agache, 1930, p.205).
Las infraestructuras viarias
En esta época, los accesos al área se efectuaban a través de las montañas. En la tentativa de trasponer los límites de los rasgos fi siográfi cos, los caminos se construyeron por donde lo permitían las irregularidades del relieve, siguiendo los valles y las líneas de cotas más convenientes, cruzando las aguas en los lugares más inhóspitos y promocionando cortes en el relieve, principalmente en el Maciço da Tijuca, con la apertura de las Estradas da Covanca, da Tijuca y de Furnas (Abreu, 1992).
Las estradas (carreteras), inicialmente caminos rurales, se formaron por entre los macizos y en sus bordes, al norte del llano. Conformaban una red radial de vías a partir de tres puntos principales: Largo da Freguesia, Largo da Taquara y Largo do Tanque. Coincidentemente, son los tres lugares que, más tarde, se transformarían en los principales centros de Jacarepaguá.
La invasión que sufrió el área por los franceses, en el siglo XVII, determinó la necesidad de una mayor atención a la ocupación del área, y obligó a las autoridades a construir el Caminho da Grota Funda, que atravesaba toda el área paralelamente al mar, desde el Maciço da Tijuca hasta Guaratiba, y que más tarde sería la base para el trazado de la Avenida das Américas, uno de los principales ejes viarios de la unidad (Costa, 2002). En este marco, también se trazaron otros caminos, como la Avenida Litorânea, junto a línea del mar, y otro perpendicular a éste, hacia el interior.
El trazado de las estradas permitía estructurar la producción agrícola y transportar los productos a los centros de consumo. De las estradas principales en el llano se abrían caminos de acceso a los macizos, que se adaptaban a las malas condiciones de las pen-dientes. Por otro lado, se realizaron importantes obras de drenaje, que resultaron en los canales hidrográfi cos artifi ciales, citados anteriormente (Nogueira, 1956). En los bordes de los canales y junto a algunos ríos y rieras, en las áreas inundadas al oeste del llano, se construyeron caminos que, paralelamente a las estradas y a los demás caminos dirigidos hacia los macizos y que atravesaban el área, constituyeron la red viaria que permitía el funcionamiento del lugar como un espacio, predominantemente, de la agricultura.
En este período se produjeron cambios signifi cativos en la red viaria de la unidad, con relaciones directas sobre la transformación de la estructura del territorio y la generación de tensiones determinantes para el futuro de los espacios libres en el área.
Incentivar la ocupación del área era una de las metas establecidas por el gobierno de entonces. Para ello era importante establecer conexiones de acceso directo a la zona sur y al centro, entonces las áreas más consolidadas de la ciudad. La intención dejaba clara la idea de transformar el carácter rural del área, con una producción agropecuaria signifi cativa, en un centro comercial e industrial, y en un nuevo mercado para la vivienda. La construcción del Elevado das Bandeiras (compuesto por diversos túneles y 1,3km de puente, que serpentea en las pendientes escarpadas del Maciço da Tijuca sobre el océano) y de la autovía Lagoa-Barra, concluida a fi nales de los años sesenta, permitió aumentar la accesibilidad a las áreas cercanas al mar. Las vías unían la zona sur a Barra da Tijuca, y su trazado seguía por la autovía Avenida das Américas, paralelamente al mar. A la vez, se construyeron la Vía 11 y la Avenida Alvorada, perpendicular a la Avenida das Américas, consolidando la conexión Barra-Jacarepaguá y posibilitando nuevas oportunidades de reforzar los accesos a Jacarepaguá por la zona norte.
Debido a las cotas muy bajas del relieve, fue necesario realizar rellenos kilométricos a lo largo de toda la Avenida das Américas y la Vía 11. Al mismo tiempo, se hicieron mejorías en la urbanización de las vías de la red secundaria, con la implementación de la pavimentación e infraestructura de los servicios.
La tendencia a la concentración de esfuerzos en la construcción de infraestructuras era clara cerca del mar, pues éste constituía el área que prometía mayor desarrollo, tanto en relación con viviendas de lujo, apoyadas en la presencia del mar y de amplias vistas, como en relación con la previsión de modernos centros de comercio y servicios y el incremento de la actividad turística, puesto que el turismo venía aumentando considerablemente por el uso creciente del área para actividades de ocio y recreación, favorecidas por un clima que benefi ciaba las actividades al aire libre gran parte del año.
Ambas vías de mayor tamaño, la Avenida das Américas y la Vía 11, construidas según la previsión del Plan Piloto, seguían por donde se cruzaban los antiguos caminos, paralelo y perpendicular al mar, respectivamente. Estas vías determinaron cambios en la accesibilidad del área, diferenciando los accesos internos, relacionados con el entorno más inmediato de la unidad, y los accesos externos, de alcance más amplio. Por consiguiente, como accesos internos, permanecieron las estradas y los caminos de accesos a los macizos, que poco a poco se pavimentaron, y los caminos rurales en los bordes del agua en las áreas inundadas al oeste del llano, que en realidad son pocos y de difícil circulación, y sirven actualmente, en su mayoría, a áreas de creación de ganado.
De esta manera, las vías de gran tamaño, producto de notables artifi cios, como los túneles, los viaductos y los rellenos, cambiaron el panorama original de la red viaria de la unidad. Por un lado, establecieron una jerarquía nítida entre las infraestructuras viarias, que en su totalidad permitirían la ocupación de la unidad de manera distinta de la adoptada hasta entonces, de carácter más rural, y marcaron el inicio de su caracterización como un área de expansión urbana. Por otro lado, estas vías establecieron nuevas relaciones físicas con el territorio, determinadas por artifi cios que se superpusieron a la constitución física del relieve, del agua y de los suelos, a diferencia de los caminos de la etapa anterior, que, de un modo u otro, se acomodaban como podían a los obstáculos que se presentaban a su construcción.
Durante los años setenta se asistió a la realización de innumerables obras de infraestructura viaria y de servicios, con la expansión de las principales avenidas y carreteras.
Estas obras ya anunciaban la transformación de estas vías en corredores de transportes y ejes comerciales e industriales, adaptados a las demandas de la ocupación urbana de la unidad. Pese el desarrollo de más infraestructuras, éstas eran insufi cientes para la demanda existente en el área, principalmente en relación con el abastecimiento y el saneamiento del agua y con la distribución de energía eléctrica.
Los años ochenta fueron años de crisis. A fi nales de los setenta se produjo una crisis en la economía brasileña a causa, entre otros factores, de la elevación de los precios del petróleo, lo que provocó una fuerte caída en las inversiones en infraestructuras y en construcción. No obstante, el área de estudio continuó su proceso de ocupación urbana.
No fue hasta fi nales de los noventa que se produjo la principal intervención viaria en el área de estudio, con la construcción de la autopista Linha Amarela, en 1997, que ya estaba prevista por el Plan Doxiadis. La autopista se extendía entre los barrios de Jacarepaguá y el Maciço da Tijuca, a continuación de la autovía Avenida Ayrton Senna, y se presentaba como una alternativa de acceso al área y de conexión con la zona norte de la ciudad y con la región metropolitana.
Para la construcción de la autopista también se utilizaron túneles y viaductos. A diferencia de las vías abiertas en el período anterior, los viaductos no sólo vencieron distancias sobre el agua, sino que se superpusieron a los asentamientos y a los accesos existentes.
En realidad, en muchos de sus tramos, la vía fue construida directamente sobre el suelo, y se efectuaron rellenos y otras adaptaciones que crearon cortes en la ocupación urbana existente, sin establecer vínculos más estrechos con el entorno. Por un lado, la superposición tendió a causar cambios en la red viaria original, en principio, jerarquizada entre sí.
Por otro lado, la segmentación resultó en espacios libres sobrantes al lado de la vía, sin una función defi nida, ni en relación con la vía, ni en relación con su entorno. En ambos casos se perciben las relaciones de la autopista dirigidas a la función urbana de vía de paso rápido y de conector entre áreas funcionales con sus distintas actividades, sin establecer vinculaciones con los espacios libres y con el resto de su entorno.
Las conexiones con la metrópoli, permitidas por la autopista, no sólo determinaron nuevas oportunidades de acceso al área, sino que también potenciaron sus atributos de atracción, como centro de comercio y servicios, con un gran potencial turístico.
Los asentamientos
Hasta los años cuarenta, la ocupación urbana se produjo alrededor de las masías e iglesias ubicadas en las fi ncas agrícolas, con algunas edifi caciones aisladas en los bordes de los caminos y en áreas cercanas al mar.
al mar, transversales y diagonales. Y se apoyaba en el camino que se convertiría en la Avenida das Américas y en el camino del frente marítimo. Estos asentamientos eran balnearios que, por la falta de infraestructura en el área, impedían la residencia permanente, sirviendo en muchos casos como segunda residencia.
La sustracción del suelo libre, bastante estabilizada en los años cincuenta por la deficiencia en la oferta de accesos al área, se intensifi có en los años sesenta, con el incremento de la construcción de infraestructuras viarias, que dieron continuidad a la expansión suburbana de Jacarepaguá junto a la expansión de las áreas cercanas al mar.
De esta manera, se estimulaba la intensifi cación de los asentamientos en las dos principales concentraciones ya existentes: Barra da Tijuca y Jacarepaguá. En la Barra da Tijuca se expandieron los núcleos iniciales, es decir, Recreio dos Bandeirantes y Jardim Oceânico/ Tijucamar, y se crearon otros. Los núcleos existentes seguían los bordes del Maciço da Tijuca, la Estrada de Jacarepaguá, el trazado de la Avenidas das Américas, la entonces llamada Avenida Sernambetiba y los bordes de las aguas (principalmente la Lagoa da Tijuca, el Canal de Marapendi y el mar). Hasta entonces, lo más común en estos crecimientos era el uso residencial, como segunda residencia para fi nes de semana, y comercial; sin embargo, todavía refl ejaban un modo de vida casi rural. En Jacarepaguá, el crecimiento de los barrios suburbanos tendía a seguir por la Estrada dos Bandeirantes y avanzaba en dirección a los macizos.
Por un lado, las construcciones residenciales en la Barra da Tijuca vendían la calidad de vida que se podía disfrutar en el área, ligada a la imagen moderna del Plan Piloto, a la preservación ambiental, a asentamientos que convivirían con la naturaleza, además de la baja densidad edifi cada y la promesa de atractivos comercios y servicios. Se comparaba el área con una novísima zona sur, como extensión de los asentamientos litorales de Copacabana, aunque con un nuevo modo de vivir distinto de éste, que ya presentaba patrones edifi cados con altas densidades, inseguridad urbana, ruidos, contaminación, pocas áreas libres, edificios que conforman una verdadera barrera de concreto frente al mar, etc., y caracterizaba un proceso de ocupación desordenado (Leitão, 1999).
Por otro lado, Jacarepaguá iba caracterizándose como un área al margen, literalmente, de los avances del modelo urbano adoptado cerca del mar, consolidándose como un área industrial y vuelta hacia la residencia de la población con ingresos más bajos. Una muestra expresiva de esta condición es la ubicación, por parte del sector público, de conjuntos residenciales para la población pobre, echada de las favelas de la zona sur (muchas de las cuales fueron quemadas) y reasentada en lugares "apartados" de los centros de alto poder adquisitivo, donde el precio de la tierra era bajo y donde estos conjuntos no molestarían las inversiones inmobiliarias. Ejemplo de esta práctica es el barrio Cidade de Deus, en el centro de la unidad.
La construcción de la autopista aumentó signifi cativamente la accesibilidad del área, al retirar la dependencia de acceso casi exclusivo de la Avenida das Américas, y al facilitar la ocupación urbana, incentivando nuevas inversiones inmobiliarias, que todavía son parte del cuadro actual de desarrollo de la unidad. Estas ocupaciones tendieron a ubicarse tanto en Jacarepaguá como en la Barra da Tijuca, aunque la mayor oferta de espacios libres en esta última parte, probablemente revele su mayor tendencia al crecimiento urbano.
Las fuertes presiones inmobiliarias en la unidad, principalmente en Barra da Tijuca, aumentaron en los años setenta. Durante esta década, la unidad contó con un órgano especial para la implementación del Plan Piloto, la Superintendência para o Desenvolvimento da Barra da Tijuca (SUDEBAR), vinculado al ayuntamiento de la ciudad, que garantizaba la implementación de la normativa para los nuevos asentamientos. A fi nales de los setenta se produjo una crisis en el área debido, por una parte, a la no adecuación del Plan Piloto a las demandas existentes y, por otra, a la huida de capital y la necesidad de más infraestructuras. Para resolver estos problemas se introdujeron modifi caciones en la planifi cación para el área de la Barra da Tijuca, relativas a cuestiones de infraestructura, transporte colectivo, nuevos parámetros de ocupación urbana e incentivos al turismo, lo que incluía la producción y venta de viviendas para uso temporal y, entre otras modifi caciones, la posible previsión de asentamientos populares (que al fi nal no salieron adelante).
En este contexto, las indicaciones iniciales del Plan Piloto para la ocupación urbana fueron sufriendo algunos cambios 32 , principalmente en cuanto a las condiciones de parcelación de la tierra, a la densidad de los asentamientos y al uso del suelo inicialmente previsto por el plan. Se añadió, además, la aparición de favelas (con parcelas mínimas, sin infraestructuras y equipamientos) y condomínios 33 (áreas inmensas, cerradas, con infraestructuras y equipamientos y cierta autonomía funcional), como datos no previstos en el modelo moderno (Leitão, 1999).
Cerca del mar se localizaba la población de mayor nivel adquisitivo. A lo largo del tiempo, esta parte de la unidad fue atrayendo, no sólo sedes de empresas, que antes estaban en el centro tradicional de la ciudad, sino también grandes estructuras comerciales, empresariales y de servicios, que se ubicaron alrededor de las principales vías. Surgieron también polos industriales y universitarios, que se añadieron a los equipamientos públicos de grandes dimensiones ya existentes en el área (autódromo, centro de ferias y exposiciones y aeropuerto).
En la transición de la década de 1980 a la de 1990, y a lo largo de esta última, se produjo la densifi cación del llano, tanto en Barra da Tijuca como en Jacarepaguá. Se daba, de esta manera, la intensifi cación de los dos movimientos de ocupación urbana identifi cados anteriormente, que todavía persisten: uno cerca del mar y alrededor de las principales vías, en dirección al oeste del llano, que posee más equipamientos, infraestructuras y espacios libres públicos, y otro en Jacarepaguá, dirigido, principalmente, a los bordes de los macizos, desarrollado de manera discontinua, a través de la adición de terrenos parcelados de forma aleatoria, sin planifi cación, y con una estructura urbana aparentemente desordenada, carente de infraestructuras, equipamientos y espacios libres públicos. No obstante, la posición de las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá, estratégicamente ubicadas en el centro del llano, las hace funcionar como límite y, a la vez, transición, entre las dos ocupaciones distintas.
Actualmente, el ámbito alrededor de las lagunas, en particular por la proximidad a puntos de referencia locales, municipales y metropolitanos y por la presencia de los importantes ejes de comercio y servicios (Avenida das Américas y de la Avenida Ayrton Senna), tiende a ser un área cada vez más valorada para la ocupación urbana, cuyos bordes están ocupados por grandes estructuras comerciales, empresas, universidades y conjuntos de viviendas.
Los espacios libres
Las tierras del caso de estudio fueron donadas en el siglo XVI por Salvador Corrêa de Sá a sus dos hijos, Gonçalo y Martim Corrêa de Sá. Desde entonces poseían un carácter agrícola y, más tarde se caracterizaron como lugar de grandes propiedades, de hasta 21 km 2 .
La parcelación más evidente de estas grandes propiedades se inició en la década de 1930, con el inicio de la ocupación urbana del área (Fridman, 1999).
En el inicio del siglo XX, las fi ncas agrícolas eran trabajadas por los propios dueños o por personas contratadas. Muchos de los propietarios no vivían en el lugar, sino que habitaban las áreas más centrales y consolidadas de la ciudad. Las tierras alrededor de la Estrada dos Bandeirantes ya presentaban una mayor división parcelaria, que había dado origen a propiedades rurales de menor tamaño en relación con las grandes tierras productoras de café, azúcar o utilizadas para la cría de ganado (Nogueira, 1956) 30 .
Hasta los años cuarenta, el espacio libre era predominante en el área, y estaba constituido por las fi ncas agrícolas y los espacios naturales, cuya conformación espacial defi nía, en gran medida, el carácter y la ocupación del área.
La apertura de los caminos, la ocupación por la agricultura y la retirada de madera de los bosques fueron, en esta época, algunos de los principales elementos transformadores de la cubierta vegetal y del relieve del área. Determinaron una transformación de la vegetación original por la implantación de los cultivos, por la retirada masiva de la cubierta vegetal, específi camente en el Maciço da Tijuca, y por los movimientos de tierra provenientes de la erosión provocada por las vías y la deforestación; todo ello causó, entre otros problemas, una disminución de la diversidad de los ecosistemas y la reducción de la oferta de agua. En este contexto, el Maciço da Tijuca fue objeto, aún en el siglo XIX, del inicio de una reforestación, que intentó devolver la cubierta vegetal al macizo, revirtiendo el cuadro de devastación que venían sufriendo los bosques y que empezaba a comprometer el abastecimiento de agua de la ciudad (Abreu, 1992).
La apertura de los canales determinó una primera gran modifi cación en la hidrografía del área, al permitir la conexión entre las lagunas y entre éstas y el mar, además del drenaje de toda la planicie inundada. Por otro lado, los canales permitieron sanear las áreas pantanosas, transformando los extensos humedales, no propicios para el cultivo, en productivos suelos agrícolas y, consecuentemente, modifi caron los perfi les de las plantaciones, que pudieron extenderse por áreas hasta entonces no cultivadas (Nogueira, 1956).
A su vez, los canales y los principales ríos y rieras establecieron un diseño en las áreas rurales, que puede percibirse hasta hoy, con las marcas características de sus trazados paralelos y perpendiculares al mar, que se distribuyen en forma de peine en el extremo oeste, donde conectan con las aguas que bajan del macizo.
De esta manera, la lógica de la colonización se adecuaba a las condiciones naturales locales, o las modifi caba, y se mezclaba con las formas originales del territorio.
Las mejorías en las infraestructuras viarias del área se tradujeron en un aumento de la ocupación urbana, con la valorización inmobiliaria de las tierras libres, que pasaron a estar expectantes entre la ocupación y la preservación. Al mismo tiempo, las vías y los asentamientos provocaron cambios en el relieve y en la red de agua de la unidad.
Los viaductos y los túneles constituyeron intervenciones signifi cativas sobre el relieve de los espacios libres. Por un lado, los túneles representaron la posibilidad de una intervención puntual en el relieve y su respectiva cubierta vegetal. Por otro lado, los viaductos permitieron la transposición por encima de los obstáculos del relieve y del agua, lo que tendió a provocar una interferencia en los espacios libres que, en principio, podría controlarse en los puntos de contacto/confl icto entre ambas partes. En ambos casos, comparativamente con los movimientos de tierra hechos por los cortes del relieve, la tendencia al impacto sobre los espacios libres tendería a ser más concentrada y menos extensiva.
La consolidación de la red viaria, a través de rellenos y de la pavimentación, produjo algunos cambios importantes en la red de agua de la unidad y en sus ecosistemas correlativos, principalmente en cuanto a la separación entre las lagunas y las áreas inundables, que ahora se ubicaban "arriba y abajo" de la Avenidas das Américas. Además, los cursos de agua que estaban en medio de los trazados de las vías fueron canalizados o cruzados por puentes, con la modifi cación y, en muchos casos, reducción de sus lechos.
No obstante, la construcción de los viaductos y de las vías rápidas permitió la potenciación de las vistas del área, a través de recorridos que permitían vislumbrar el panorama agreste de los espacios libres de entonces. Aunque estaban siendo sustituidos por la urbanización, éstos aún mantenían algunos rasgos fundamentales de su conformación espacial original, en lo que se refi ere a la presencia de los macizos, de las lagunas y de las extensas áreas rurales.
La ocupación industrial, introducida a partir de los años sesenta en Jacarepaguá (Abreu, 1987) y todavía sin reglas estrictas relativas a los desechos industriales, desempeñó un papel clave en el proceso de contaminación de las aguas y del aire de la unidad (Costa, 2002). Por otra parte, el inicio de la ocupación más intensa representó un cambio en las comunidades vegetales del área, focalizado en la reducción de las áreas de matorrales de dunas (restinga), en áreas cerca del mar, y de las áreas forestales, en los macizos, que sufrían con el desarrollo desordenado de los asentamientos de Jacarepaguá o con las nuevas construcciones de la Barra. La acomodación de los asentamientos, tanto en las dunas como en los macizos, determinó modifi caciones en el relieve del área, al hacer desaparecer, a lo largo del tiempo, las dunas existentes y al promover cortes y movimientos de tierra en la topografía accidentada de las montañas, por lo que aumentaba los riesgos de erosiones.
A partir de los años sesenta, las ocupaciones empezaron a fragmentar los campos agrícolas y las praderas al inducir a una mayor parcelación de las propiedades para fi nes residenciales (Fridman, 1999). En realidad, la presencia de las vías de mayor tamaño cerca de los espacios libres, protegidos o no, representaba un peligroso acercamiento a elementos de gran valor natural y visual, cuya probable ocupación induciría a la creación de nuevas infraestructuras viarias para atender a las necesidades funcionales de los nuevos asentamientos, lo que ponía de manifi esto una tendencia a causar más rupturas en el territorio al dar continuidad al proceso de consumo e impermeabilización de suelo libre. A la vez, debido a la ocupación de los espacios libres, la tendencia era alejar, cada vez más, las conexiones entre mar y montaña y entre un macizo y otro.
Sin embargo, el destino del espacio libre previsto por el Plan Piloto no se consolidó de todo. Los espacios libres fueron, paulatinamente, transformándose en tierra expectante a la ocupación, sin una participación efectiva en la conformación urbana del lugar, comportándose casi como víctima de la urbanización, debido a la pérdida de su identidad original o al tratamiento como espacios aislados, protegidos ambientalmente, muchas veces amenazados por la presión de la ocupación urbana.
En realidad puede afi rmarse que, aunque existan grandes áreas en la unidad sin ocupar, tanto en el llano como en las pendientes, las presiones hacia la ocupación se distribuyen por todos lados, en mayor o menor grado, dependiendo de la existencia favorable de condiciones físicas (acceso, relieve, suelo, infraestructuras, etc.) y funcionales (especialmente en la oferta de servicios existentes), entre otros factores.
En términos generales, el trazado de las grandes infraestructuras viarias de alta velocidad y la urbanización con patrones de edifi cación como cajas "casi" anónimas o conjuntos cerrados ya determinaban, entre otros aspectos, la fragmentación de los espacios libres, desarrollada desde la continuidad del llano y de los macizos, hasta los trozos de suelo libre restantes en medio de la urbanización extensiva.
En el proceso de ocupación urbana de la unidad, el espacio libre sufrió un rápido proceso de roturación con la ocupación más acentuada del llano y de las pendientes de los macizos, iniciada en el período anterior. Las grandes conformaciones geográfi cas tendieron a aislarse cada vez más, tanto en la relación macizo-macizo como en la relación entre las lagunas y entre éstas y el mar. Los espacios libres, al margen de las grandes reservas naturales, pasaron a tener una lectura discontinua, cuya estructura dispersa disuelve la percepción de su papel como estructurador del espacio urbano. Las modifi caciones en el relieve, la mayor probabilidad de incendio, la contaminación aún más intensa, las explotaciones clandestinas de los recursos naturales, la ocupación irregular de áreas de riesgo, la ruptura de las continuidades hídricas y vegetales, y la retirada de la vegetación, fueron las principales transformaciones provocadas por la construcción de las vías y de los asentamientos. Sobre los espacios libres actuaron, entre otros factores, una disminución de la diversidad de los mosaicos vegetales y la degradación de los cursos de agua, con una mayor tendencia a las inundaciones y erosiones, debido a los cambios en los cursos de agua y consecuentemente en su ciclo, por un lado, y a la pérdida de la cubierta vegetal, por otro lado.
Las transformaciones en los espacios libres también se refl ejan en las nuevas explotaciones introducidas en ellos en los años ochenta y noventa, con el surgimiento de nuevos tipos de espacios privados destinados al ocio, como, por ejemplo, los parques temáticos basados en las actividades con el agua, junto al Maciço da Pedra Branca, y el campo de golf junto al Maciço da Tijuca. En efecto, ambos casos citados funcionan como clubes y se caracterizan por un tipo cerrado, con jardines dedicados al recreo. Por analogía, puede afi rmarse que, de forma similar a los asentamientos encerrados en sí mismos, estos espacios también tienden al aislamiento con respecto a su entorno y a la consecuente segmentación espacial. Son espacios que suelen transformar la cubierta vegetal original, aunque, en muchos casos, privilegien las continuidades del agua. Dependen de una buena accesibilidad y, socialmente, tienden a reforzar el cuadro de las desigualdades sociales en relación con las oportunidades de ocio, debido a la carencia de equipamientos destinados a la recreación pública en gran parte del área.
Por otra parte, el surgimiento de parques alrededor de la Lagoa da Tijuca, principalmente con la participación de la iniciativa privada, revela la tendencia a una mayor preocupación por el cuidado de los espacios libres cerca o dentro de los asentamientos, con la recuperación de sus ecosistemas y su tratamiento paisajístico (Chacel, 2001), a la vez que se incrementa la oferta de espacios libres públicos. En realidad, muchas de estas inversiones pretenden alejar la constante amenaza de la ocupación ilegal en los bordes del agua, en áreas que presentan una tendencia al incremento de su valor de mercado.
La ocupación creciente de las áreas rurales determinó, además de una mayor parcelación de las propiedades, la generación de tensiones en estos lugares. La introducción de usos ajenos a las actividades agropecuarias, como equipamientos de enseñanza y parques temáticos, por ejemplo, con la atracción de un público externo al área, provocó un movimiento distinto en la dinámica urbana existente, paralelamente a la valorización del área y a la construcción de más infraestructuras, que tuvieron como consecuencia la disminución de las actividades relacionadas con la tierra y una mayor tendencia a la atracción del uso residencial, comercial y de servicios.
El espacio libre del área (alrededor de 30.000 ha en total) se presenta como un producto de la desagregación espacial de este paisaje a lo largo del tiempo, cuya principal consecuencia fue la fragmentación y desarticulación de estos espacios. Este proceso de degeneración refl eja una pérdida de las relaciones establecidas entre los espacios libres en el primer período analizado, al retirar, o corromper, sus atributos como conformadores originales del lugar, como aspectos importantes para la determinación de la calidad ambiental del área.
Actualmente, los espacios libres existentes en la unidad territorial son, en su mayoría, espacios de grandes dimensiones, resultantes del tipo de ocupación y parcelación 34 (fi g. 67) de la tierra a lo largo de la historia, cuyas considerables porciones pertenecen a propietarios únicos, generalmente privados 35 , que establecen una evidente política de reserva de tierra, promocionada tanto por los propietarios de los terrenos como por los promotores inmobiliarios (Fridman, 1999).
La parcelación actual del área se caracteriza por una situación jurídica confusa, en la que, en muchos casos, no existen títulos de propiedad. Esta situación ocurre no sólo en esta unidad territorial, sino que se repite en muchos otras partes de Río. Es común identifi car la ocupación de los terrenos por posseiros, gente que se apropia ilegalmente de las parcelas, que invade la tierra, establece su propiedad y, a menudo, reparcela y/o vende a terceros, sin el título de propiedad (hecho que ocurre desde el siglo XVI) 36 (Fridman, 1999).
La parcelación no sigue un criterio claramente defi nido, sino que las divisiones son aparentemente aleatorias, aunque la lógica parcelaria presenta algunas relaciones con los accesos y el agua, que ayudarían a su delimitación y estructura, principalmente por las pocas referencias espaciales relativas al relieve llano de la planicie y por la necesidad del terreno de ser accesible y drenado. No obstante, la geometría es variable y no es posible establecer un criterio regular o un orden repetible.
En resumen, el análisis de la evolución histórica de los espacios libres en la unidad territorial demuestra que, generalmente, el proceso de conformación de estos espacios se basó en criterios distintos, entre ellos:
• Las confi guraciones de las infraestructuras viarias, que históricamente, siguiendo la topografía y otras intervenciones posteriores de modifi cación del relieve por cortes y rellenos, fue delimitando unos espacios libres, a la vez que permitía la ocupación urbana.
• Las confi guraciones de los asentamientos, que fue ocupando las tierras libres e imponiendo límites a los espacios que quedaban.
• La confi guración de la fuerte topografía de los macizos y la naturaleza de los espacios, como, por ejemplo, los campos inundables, que prácticamente inhibieron la ocupación urbana en estos lugares.
• La intención conformadora y defensiva de los planes, que actuaron en favor de la protección de los espacios libres y de la defi nición de sus límites.
A grandes rasgos, existe una superposición de criterios: el del transporte y de los asentamientos, por un lado, y el del espacio libre, como "parcela" aislada y/o protegida, por otro, lo que pone de manifi esto la carencia de una estructura reconocible entre ellos, que se muestra como un aparente desorden. Hoy, la mayoría de los espacios libres se mantienen todavía libres de ocupación, sobre todo por la defi nición de los planes, aunque constantemente sufran la presión de la ocupación urbana, "legal" o "ilegal", constituyendo el conjunto: espacio libre, infraestructura viaria y asentamientos, una suma de elementos con criterios estructuradores propios, que poco se relacionan entre sí.
Sin embargo, aún pueden observarse los espacios que mantuvieron una confi guración similar a la original, y aquellos que, de alguna forma, se transformaron. Es decir, permanecieron los rasgos geográfi cos más signifi cativos: los macizos, las marismas, la playa, los espacios que sufrieron algún tipo de protección, los que se transformaron en las grandes extensiones de tierras rurales; y aún los terrenos baldíos y las áreas de reserva de suelo, entre otras modalidades.
En este marco se reconocen algunas características relativas a los espacios libres que indicarían posibles bases para la actuación en la unidad como un todo. Entre otros aspectos, se identifi can los siguientes:
• La fragmentación de la matriz biofísica, que apunta hacia la intervención para recuperar sus cursos de agua, sus ecosistemas, la estabilidad de sus suelos, etc., en favor de su desarrollo de modo equilibrado.
• La pérdida de la calidad visual de los espacios libres, que muestra la necesidad de identifi car y preservar los rasgos visuales más signifi cativos que sobrevivieron al desarrollo urbano del área y de estimular su preservación y percepción integrada desde el sistema de espacios libres.
• La necesaria atención a la accesibilidad de los espacios libres y a sus posibles consecuencias referentes a las actividades que potencian la ocupación urbana, así como la adecuación de la construcción de las infraestructuras viarias a los recursos que comportan estos espacios. 67. Plano de la lectura morfológica del parcelario de los espacios libres.
4B > Etapa 2: sustracción (1940-1970)
Este período corresponde a la suburbanización del área, momento en el cual la lógica anterior del espacio libre, orientador de los asentamientos y de la implantación de las infraestructuras, empezó a ser sustituida más contundentemente por los artifi cios de la urbanización sobre las barreras físicas que la geografía de la unidad territorial presentaba.
Antes del golpe militar (1964) que instauró un régimen dictatorial, en los años cincuenta, el país se vio envuelto en una atmósfera de desarrollo incentivado por la expansión de las industrias, por un gran optimismo por parte de la población y por grandes iniciativas en distintos ámbitos, algunas claramente urbanísticas, como la creación de Brasília (1960). En Río de Janeiro, específi camente, estas actuaciones urbanísticas se refl ejaron en planes para la ordenación y ocupación de la ciudad y en grandes obras de infraestructura (Abreu, 1987).
Las décadas de 1940 a 1960 estuvieron marcadas por el avance de la ciudad hacia fuera de sus límites administrativos, con el crecimiento de las áreas suburbanas alrededor de las vías: Avenida Brasil (1946), Presidente Dutra (1951) y Washington Luís, estas dos últimas en dirección a São Paulo y a Petrópolis, respectivamente. La Avenida Brasil constituyó una especie de cinturón viario de la ciudad en su parte norte, trazada como alternativa viaria de conexión entre Río y su región metropolitana que, junto con las otras carreteras citadas, permitían la expansión urbana en estas direcciones (Abreu, 1987).
En 1960, Río dejó de ser la capital del país, que pasó a ser Brasilia, y se transformó en la ciudad-estado da Guanabara. Con esto, la ciudad perdió poder político, mientras que se reforzaban las intenciones de industrialización y creación de centros de servicios como motores de la economía local.
No obstante, aumentaba la presión del crecimiento urbano en el área de estudio, que entonces se consideraba el área más propicia para la expansión de la ciudad, por sus vastos espacios libres disponibles y por su posición entre las zonas norte, sur y oeste, constituyendo un lugar de unifi cación de la ciudad y de posible conexión con la región metropolitana.
El planeamiento
Una de las primeras tentativas de ordenar el área de estudio fue tomada por el sector público, mediante el Plan de Directrices para las Vías Arteriales en la Planicie de Jacarepaguá (1950). Este plan incluía la previsión de una red viaria para el área y la Reserva de Parques de Preservación de los Ecosistemas Lagunares. La intención era evitar la ocupación descontrolada en los alrededores de las lagunas, e incluía la creación de la Reserva Biológica de Jacarepaguá, abarcando todas las lagunas de la unidad y la Restinga de Itapeba.
Ya en los años sesenta, se efectuaron algunas propuestas de desarrollo urbano para la ciudad-estado, que pretendían trazar sus directrices urbanas hasta el año 2000, lo que originó el Plan Doxiadis (1965) (fi g.48 y 49). En su concepción, este plan consideraba la ciudad y su región metropolitana. Una de las principales ideas consistía en dividir la ciudad en una serie de comunidades autónomas e interconectadas por autopistas; además, el plan hacía previsiones para la vivienda, el transporte y el saneamiento (Leme, 1999). En relación con el caso de estudio, específi camente, el plan consideraba la necesidad de crear un nuevo centro de negocios, que debería localizarse en algún punto entre la unidad y el resto de la zona oeste.
El espacio libre en el Plan Doxiadis se consideraba un espacio de recreo y ocio y, con excepción de los grandes elementos geográfi cos, como los macizos, el mar o las lagunas, que deberían preservarse y protegerse, no era más que espacio compartimentado en medio de las comunidades divididas por las autopistas. Es decir, se seguía el criterio de la ocupación diseminada por el territorio y se enclaustraban los espacios libres en superfi cies intermedias. A grandes rasgos, el plan seguía la idea de la naturaleza vista como escenario, sobre la cual "posaban" las edifi caciones.
Las vías, concebidas para el uso exclusivo del automóvil y jerarquizadas entre sí, contornarían el mar, los macizos, las lagunas y las colinas del llano, y se preveía la creación de fajas de protección, contra posibles disturbios que pudieran provocarse en los asentamientos, que eran como espacios libres lineales alrededor de las infraestructuras viarias con más movimiento. La ejecución de la Avenida das Américas y la Vía 11 (actual Avenida Ayrton Senna), perpendiculares entre sí, articularía toda el área con el resto de la ciudad.
Al norte de este cruce se desarrollaría el futuro centro metropolitano de Río de Janeiro.
El espacio libre servía de referencia para el trazado de las vías previstas. En realidad, las vías principales seguían el trazado de los antiguos caminos ya existentes en el área y eran previstas para el tráfi co rápido, a través del transporte motorizado con el mínimo de interrupciones posibles. Cabe señalar la previsión de la Vía Parque, que circularía las lagunas de Jacarepaguá y da Tijuca, por su borde sur, comprendiendo grandes extensiones de espacios libres a su alrededor.
En 1974 se llevó a cabo la fusión de la ciudad-estado da Guanabara (municipio de Río de Janeiro) con el Estado de Río de Janeiro, y la creación de la región metropolitana en el mismo año. Se produjo, entonces, un nuevo intento de reformulación del desarrollo metropolitano, con la intención de disciplinar el crecimiento urbano y de dotar el territorio de condiciones adecuadas para soportarlo.
En esta dirección, la elaboración del Plan Urbanístico Básico de la Ciudad de Río de Janeiro (Pub-Rio) (1977) tenía como objetivo la distribución de infraestructuras relativas a la vivienda y a la producción, y planteaba la integración de las instancias administrativas de gestión del espacio urbano (Rezende, 1982).
En realidad, el Pub-Rio, un plan territorial-físico, sentó las bases del desarrollo urbano con indicaciones para la ocupación edifi cada, para las infraestructuras viarias, para los servicios urbanos, etc., pero no se refi rió al tratamiento de los espacios libres como una estrategia de ordenación territorial, restringiéndose a actuaciones aisladas sobre éstos, relativas al ocio y a la necesidad de crear plazas, jardines, etc., entre otras intervenciones de carácter puntual. En relación con el caso de estudio, el Pub-Rio mantenía las indicaciones del Plan Piloto.
A las estrategias generales dictadas por este plan debían seguir planes especiales, denominados Planes de Estructuración Urbana (PEU), que serían desarrollados y aplicados sobre distintas partes de la metrópoli. En los PEU, que todavía se siguen elaborando, los espacios libres tuvieron algún protagonismo, donde prevalecieron las opciones de protección de las características ambientales que sirvieron de base para la elaboración de las directrices de ordenación.
A continuación se elaboró el Plan Director de la ciudad (1992). Este plan está aún vigente y, ante el creciente interés por la protección del medio ambiente promovido desde la realización de la Cumbre del Medio ambiente en Río de Janeiro (1992), incorpora indicaciones de contenido medioambiental para la ordenación del caso de estudio, como área de "prioridad para estudios ambientales y posterior alteración, por ley, de la ordenación urbanística vigente, con objetivo de compatibilizar el uso y la ocupación del suelo con sus características geológicas".
Paralelamente al Plan Director, se elaboró el Plan Director de Medio Ambiente (1991), al que siguieron las medidas de protección de la naturaleza de la Legislación de Medio Ambiente (1994). La aplicación de ambos se refl eja en el área de estudio, y a ellos se suma una serie de proyectos y decretos de leyes municipales, estatales y nacionales, aprobados a lo largo de los años noventa 31 , que tratan de preservar y mantener la naturaleza. En realidad, las medidas legales para la protección de los espacios libres de la unidad se fueron tomando lentamente a lo largo de las tres últimas décadas. La primera de ellas se relacionó con el Parque Nacional da Tijuca (en 1967), y la segunda con el Parque Estadual da Pedra Branca (en 1974), lo que demuestra el reconocimiento, por parte de las autoridades gubernamentales, de la importancia de estas dos reservas de espacio libre como elementos naturales.
El Plan Director de la ciudad defi ne, entre otros parámetros, las directrices de la zonifi cación, de la legislación y de la macrozonifi cación para la ciudad. A grandes rasgos, las principales determinaciones del plan siguen la premisa de que la ocupación urbana debe consolidar los grandes vectores de crecimiento de la ciudad, entre ellos, la unidad territorial en cuestión.
Parte del plan constituye un instrumento de detalle del Plan Piloto de la Baixada de Jacarepaguá y mantiene sus defi niciones, determinando el ámbito espacial de la zona especial 5 (ZE-5). La ZE-5, según el decreto Nº 3.046, de 27 de Abril de 1981, se subdivide en 46 subzonas con las debidas condiciones de zonifi cación, parcelación y edifi cación, y mantiene los espacios libres protegidos previamente previstos por el Plan Piloto. Para el resto de la unidad, el Plan Director establece directrices de ocupación distintas.
A grandes rasgos, el Plan Director no propone la creación de nuevos accesos al área, considerándose que ya existían las previsiones de nuevas infraestructuras viarias aún remanentes del Plan Doxiadis (como la autopista Linha Amarela), de las determinaciones del Departamento de Estradas e Rodagens do Estado do Rio de Janeiro (DER), del Pub-Rio y del Plan Piloto. No obstante, el plan determina el incremento de la accesibilidad al área a partir de la implementación de las vías previstas, de una mayor conexión entre las infraestructuras viarias existentes y del fomento de medios alternativos de transporte individual y colectivo, como la bicicleta y el tranvía, respectivamente. A la vez, el plan señala la necesidad de fomentar la integración entre los barrios de la Baixada de Jacarepaguá y entre éstos con la zona oeste y la zona norte.
Una de las intenciones del Plan es la creación de programas de oferta de lotes urbanizados y construcciones de viviendas para la población con bajos sueldos, a fi n de evitar la ocupación desordenada de las áreas libres públicas de la Baixada de Jacarepaguá.
En relación con los espacios libres, el Plan defi ne algunas fi guras de protección para estos espacios, unas nuevas y otras ya previamente establecidas, como las unidades de conservación ambiental, las áreas de protección permanente y las áreas no edifi cables. (En el apartado 5D se proporcionan más detalles sobre la planifi cación.)
Cabe señalar, no obstante, que el Plan hace referencia a la observación de algunos atributos biofísicos y perceptivos de los espacios libres de cara a la ocupación, como: la elaboración y ejecución de un macroplan de drenaje y terraplenes; la defi nición de áreas que integren el patrimonio paisajístico de la ciudad sujeto a la protección ambiental; la revisión de los criterios de ocupación del área considerando las características geológicas, y la defi nición de parámetros de ocupación compatibles con la protección del área.
De esta manera, el Plan Director añade algunos criterios ambientales sobre las previsiones de ocupación urbana del área y conserva los derivados de las determinaciones del Plan Piloto y, en general, tiende a adoptar políticas proteccionistas sobre los espacios libres.
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El plan proponía, en gran parte, la urbanización longitudinal en la base del llano, entre las lagunas y el mar, en conexión directa con las infraestructuras viarias y con dos centros de servicios y comercio principales (cada uno en un extremo del llano, cerca del mar), donde las lagunas le servían de fondo, con pocas conexiones hacia el mar. El frente marítimo debía quedar libre de edifi caciones en prácticamente toda su extensión, con la excepción del punto de encuentro entre las dos grandes vías, que podía contar con edifi caciones en forma de torres, y de algunos equipamientos para uso colectivo, de escasa altura, que se distribuirían a lo largo de la playa. Los macizos remataban todo el conjunto, en cuyos bordes, en el llano al oeste de la unidad, se preveía el mantenimiento del carácter rural existente.
Se trataba de la idealización del gran parque ocupado por edifi caciones en algunas áreas, que pretendía mantener y proteger el medio natural original en medio de la ocupación urbana. Entre las áreas previstas para ser preservadas se hallaban: la Lagoa de Marapendi y las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá, sus bordes y canales, y el Bosque da Barra. Sin embargo, en la propuesta del plan, aunque el estrato libre y el ocupado mantuvieron una relación respetuosa entre ellos, permanecían yuxtapuestos, sin entrelazarse, hasta cierto punto, alejados entre sí, como el lleno y el vacío. Los espacios libres eran, sobre todo, espacios para ser vistos y no necesariamente para conducir la ocupación según la integridad de sus valores. Se constata así, una abstracción existente entre las formalizaciones del territorio y los espacios libres, como, por ejemplo, a través de los paquetes geométricos de viviendas y las torres que, en muchos casos, se disponían sobre el plano verde como un todo homogéneo.
4C > Etapa 3: fragmentación (1970-2000)
El tercer período se enmarca en el desarrollo urbano intenso de la unidad territorial y la incorporación de nuevas formas construidas y de nuevos usos del territorio, que provocaron profundas transformaciones en la conformación de los espacios libres y en sus relaciones espaciales y funcionales con las infraestructuras viarias y los asentamientos. Se constata en este período un fuerte avance urbano hacia los macizos y una mayor densifi cación del área.
Los años setenta estuvieron marcados por una progresiva dinamización de la economía brasileña y por dos principales movimientos de expansión metropolitana en Río. Por un lado, la urbanización avanzaba hacia los municipios de la Baixada Fluminense, a partir de la zona norte de la ciudad (crecimiento urbano caracterizado sobre todo por las actividades industriales, por la presencia de potentes infraestructuras viarias y por un proceso continuo y desordenado de ocupación urbana con el desarrollo de vastas zonas faveladas). Por otro lado, se continuaba la ocupación de la zona oeste de la ciudad, a través de los accesos de la Avenida Brasil y del ferrocarril (Abreu, 1987). En este marco, el proceso de crecimiento metropolitano de los años setenta se incrementó en los años ochenta y en los noventa, con la ocupación de la costa hacia oriente y occidente, permitido por la construcción del puente Rio-Niterói (1974).
A principios de los años setenta se consolidaron tendencias opuestas en la ocupación de la metrópoli, tanto espacial como funcionalmente. Una en dirección a la Baixada Fluminense, caracterizada por la carencia de infraestructuras, equipamientos y, entre otros aspectos, por una ocupación urbana no planifi cada y por la presencia de la población con menores recursos. Otra en dirección a la Baixada de Jacarepaguá, principalmente en la Barra da Tijuca, caracterizada por los impulsos proporcionados por el Plan Piloto, como un punto de atracción de la población de mayor nivel adquisitivo, donde se fomentaba la construcción de infraestructuras y equipamientos, con el creciente aumento de la especulación inmobiliaria (Abreu, 1987). La distinción de la Barra da Tijuca de las otras partes de la metrópoli era tal que, en 1988, se propuso la realización de un plebiscito para la emancipación de la Barra como un nuevo municipio dentro del Estado do Río de Janeiro, aunque la propuesta no obtuvo éxito y ésta permaneció como parte de la ciudad de Río.
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En los bordes del Maciço da Tijuca, los asentamientos se presentan, mayoritariamente, como urbanizaciones de baja densidad de viviendas de clase media y media-alta, aunque hay manifestaciones de favelas y loteamentos irregulares. Lo mismo ocurre en Jacarepaguá, en la ocupación de los bordes del Maciço da Pedra Branca, aunque se verifi que, además, la presencia de equipamientos sanitarios. En Vargem Grande y Vargem Pequena, al oeste del llano, la ocupación consiste en granjas y en urbanizaciones residenciales en baja densidad. Muchas de estas viviendas eran utilizadas, hasta hace poco, como segunda residencia, pertenecientes a personas que vivían en los centros más consolidados de la ciudad, y se cambiaron a primera residencia. La búsqueda de amplias vistas y del alejamiento del ruido de la ciudad, con un entorno bucólico y la proximidad de la naturaleza, tiende a atraer inversiones inmobiliarias y representa una tendencia de ocupación de las pendientes de los macizos.
En este marco, se advierte la ubicación de los asentamientos, sobre todo los destinados a usos comerciales y servicios, directamente vinculada a la presencia de las infraestructuras viarias. En realidad, muchos asentamientos que fueron surgiendo a partir de fi nales de los años setenta, denotan una tendencia al aislamiento y a la introversión, en las grandes estructuras comerciales, los edifi cios de ofi cinas, los condomínios, los equipamientos metropolitanos, etc. Son edifi cios resultantes de grandes inversiones inmobiliarias, que ocupan parcelas inmensas y están poco relacionados entre sí, al margen del movimiento que puede realizarse entre ellos, permitido por las infraestructuras viarias, lo que enfatiza la unilateralidad de las relaciones asentamiento-vía, con cierta anulación de los entornos.
En efecto, puede afi rmarse que gran parte de estos asentamientos representan una tendencia de carácter más general, que traspasa la unidad en sí misma y tiene refl ejos en un proceso de ocupación urbana inclinada a la adopción de tipos más genéricos, que podrían, en cierta medida, ubicarse en cualquier sitio, y que poseen, más o menos, las mismas características morfológicas y funcionales. Son producto de una economía globalizada, posmoderna, interesada en relaciones funcionales, que no necesariamente establece vínculos con la estructura física y sociocultural del lugar, además de los estrictamente necesarios para su funcionamiento. A diferencia de los primeros asentamientos construidos en la unidad, son, en cierto modo, asentamientos desgarrados del contexto más general del área, más relacionados con su dimensión funcional a una escala superior, en el contexto de la metrópoli.
El ideal de construir un lugar que representase un nuevo modo de vivir y que encarnase la cara más moderna de la ciudad se fue concretando, lado a lado con la pobreza y la fragmentación del área, sea espacial, funcional o social, y el consecuente deterioro de los espacios libres.
68.
Espacios libres actuales (adaptación de mosaico de ortofotos, F.: IPP, 2000).
68
• La necesidad de una planifi cación que enfoque las cuestiones relativas a los espacios libres de manera que permita su protección y su desarrollo sostenible y que garantice la posible consolidación del sistema y el papel estructurador de éste en relación con la ocupación urbana.
En realidad, los planes urbanísticos existentes hasta ahora, desde el Plan Agache (1930), el Plan Doxiadis (1965) o el Pub Rio (1977), concibieron la ciudad a partir del punto de vista de la artifi cialización y de la tentativa de su ordenación y control. Y aunque algunos planes, como el Plan Director Municipal de 1992 o los planes especiales (PEU), han prestado atención al tema de los espacios libres, su protección y gestión, la intención de un plan integrado, que considere la relación integrada entre los espacios libres en sistema como conductores de la ocupación urbana, no ha merecido sufi ciente atención.
En los últimos años, gran parte de las actuaciones 37 del sector público en Río recayeron sobre los espacios libres públicos a escala local o, incluso, sobre la recuperación y revitalización de lo edifi cado, generalmente actuando en áreas con una vitalidad urbana asegurada y con alta densidad. Por ello, se refuerza la importancia del tratamiento y la rehabilitación del espacio libre público, pero estas intervenciones responden, principalmente, al criterio de yuxtaposición de espacios dentro de enfoques puntuales, que poco contribuyen a la integración de los espacios libres a escala del territorio, no siendo, por lo tanto, efi caces en la actuación sobre los procesos específi cos de fragmentación y desequilibrio del espacio urbano de forma más amplia.
Estos hechos ponen de relieve la oportunidad que puede representar la ordenación de un sistema de espacios libres, como el que se plantea, que estructure las piezas libres fragmentadas y se relacione con su entorno, como una posible directriz del proyecto territorial.
Notas 29 Un dato singular del planeamiento en el área fue la creación, en 1932, de la "Reserva Biológica de Goethea", en la Restinga de Itapeba, siendo la más antigua reserva decretada en Brasil a nivel municipal. 30 "Desde o século XVI esta região, ocupada por grandes concessões territoriais aforadas, dedicava-se economicamente à pecuária e aos engenhos de açúcar. No século XVIII, as atividades se expandiram com a introdução dos cafezais, que conheceram seu auge e decadência durante o século XIX" (Fridman, 1999, p. 130). 31 El fi nal de los años ochenta estuvo marcado por la municipalización de las leyes ambientales en Brasil, que antes eran dictadas apenas en ámbito nacional o estatal. 32 Algunos de estos cambios en el Plan Piloto fueron regularizados por el decreto N° 3.046 de 27/04/81. Sin embargo, al margen del aumento de la densidad en el área, las transformaciones espaciales no previstas por el Plan provocaron muchos problemas, entre ellos, la ausencia de una adecuada red de saneamiento básico, la saturación del tráfi co y la degradación ambiental (PCRJ, 1991).
En este apartado se analizan algunos atributos de los espacios libres: los atributos del soporte biofísico, los atributos perceptivos, la posibilidad de acceso y los vínculos de planeamiento existentes. El objetivo es valorar cada atributo según parámetros específi cos que permitirán componer una escala de valores, a fi n de determinar una primera aproximación a los espacios libres más adecuados para formar parte del sistema que se pretende vertebrar.
Los análisis se realizan según los siguientes parámetros:
• Los atributos del soporte biofísico. El análisis de los atributos biofísicos intenta valorar los espacios libres que colaborarían para el mantenimiento de los procesos naturales del lugar como áreas sensibles a la explotación y a la ocupación urbana. Para ello se analizan los siguientes elementos: la cubierta vegetal, la hidrología y la clinometría (la edafología es analizada pero no es considerada para la valoración fi nal de los atributos biofísicos de los espacios).
• Los atributos perceptivos. El análisis de los atributos perceptivos busca valorar los espacios libres desde el punto de vista visual, de acuerdo con las singularidades de los sitios, centrándose en los elementos escénicos, las áreas de emergencia visual, los fondos escénicos y los espacios libres como hitos históricos.
5A > Atributos del soporte biofísico
Para determinar la valoración de los atributos biofísicos existentes en los espacios libres, se busca identifi car la vulnerabilidad a la explotación y a la ocupación urbana en cada pieza en relación con el mantenimiento de sus procesos naturales y, consecuentemente, como un factor que actuaría a favor de su condición no ocupada. Para ello se describen y valoran las siguientes variables:
• La cubierta vegetal. Se destaca la permanencia de las comunidades vegetales menos alteradas en comparación con las más alteradas, de acuerdo con las alteraciones que sufrió un ecosistema determinado en relación con su conformación original.
• La hidrología. Se priorizan los sitios más expuestos a las inundaciones y a los deslizamientos frente a los menos expuestos, dada la necesidad de preservar los lugares esenciales a las dinámicas hídricas.
• La clinometría. Se señalan los sitios menos vulnerables a los desmoronamientos frente a los más vulnerables, de acuerdo con las pendientes y las condiciones del suelo que presentan.
• La edafología. Se busca detectar los terrenos más aptos para el uso agrícola en comparación con los menos aptos, según reúnan condiciones favorables al desarrollo de la agricultura.
Los espacios libres, siendo más aptos para la agricultura, pueden representar un factor privilegiado en la elección de los usos del suelo y de las actividades compatibles o adecuadas a un determinado sitio. Cabe señalar que el análisis sobre la edafología se considera un dato que se ha de tener en cuenta en la caracterización de los espacios libres, aunque no sea considerado para la valoración fi nal de los atributos biofísicos de los espacios.
Cubierta vegetal
Al considerar el mantenimiento de los procesos naturales en el sistema de espacios libres, se supone que la conservación de la cubierta vegetal tiende a actuar en dirección contraria a la alteración de un ecosistema determinado. Esto implica que cuanto menos alterada esté determinada comunidad vegetal, mayor será la conservación de su estructura original y de sus procesos naturales. En cambio, las comunidades más alteradas, se encuentran degradadas o necesitan otras fuentes de energía, como, por ejemplo, el trabajo humano o componentes químicos. En consecuencia, por lo general, son menos autosufi cientes y presentan mayores transformaciones en su estructura original que, muchas veces, pueden comprometer la calidad de sus ecosistemas (Hough, 1995;Odum, 1998; entre otros).
En este marco, las comunidades vegetales menos alteradas representan elementos de gran calidad ecológica, fundamentales para el funcionamiento de los procesos naturales en el sistema de espacios libres, mientras que las más alteradas pueden tener distintos grados de importancia en el sistema, desde un papel positivo, si son explotadas aunque estén adecuadas al funcionamiento de los procesos naturales, hasta un papel negativo, si representan un riesgo para estos procesos, sea por su elevado grado de degradación o por incompatibilidades que pueden causar el tipo de explotación y/o la manera en que ésta se realiza.
Así, se toma como parámetro de valoración el grado de alteración de cada comunidad vegetal, donde se destacan:
• Las comunidades menos alteradas. Son las comunidades vegetales que han sufrido nula o escasa alteración en su estructura original o que se encuentran recuperadas.
• Las comunidades más alteradas. Son las comunidades vegetales con su estructura original muy alterada o degradada.
Para medir los grados de alteración de las comunidades vegetales en el caso de estudio, además de los resultados de los estudios ofi ciales del Estado 38 , se observaron los usos actuales desarrollados en los espacios libres y la forma en que dichos usos pueden afectar a la estructura original del tipo vegetal.
Las extensiones de espacios libres con explotaciones más signifi cativas corresponden al uso agrícola y la producción ganadera, en parcelas ubicadas al oeste del caso de estudio. En las áreas de planicie están presentes, entre otros, cultivos de subsistencia, fl ores y producción pecuaria. La mayoría de las plantaciones de plátano se distribuyen por las pendientes de los macizos. La introducción de la agricultura y la ganadería favoreció, entre otros factores, la transformación de la vegetación en las áreas inundables y la retracción de las áreas forestales más cercanas a la producción agrícola. Sin embrago, los humedales (brejos), aunque sufren las consecuencias de la explotación agropecuaria, principalmente por los rellenos y la contaminación, no son áreas favorables a este tipo de explotación debido a sus características como área inundable, por lo que mantienen importantes aspectos de su ecosistema original.
Las extensiones forestales incluyen las sedes de los parques naturales, que comportan alguna infraestructura de uso público y tienen cada vez mayor interés para las actividades relacionadas con el ocio y el ecoturismo, pero sin comprometer las estructuras forestales.
También se encuentran áreas forestales en propiedades industriales y en algunas zonas de equipamientos colectivos, también en buen estado de conservación. Como ejemplo cabe citar el hospital psiquiátrico Colônia Juliano Moreira (en los bordes del Maciço da Pedra Branca), que abarca parte del área forestal del macizo. En medio de los bosques también se hallan algunas canteras, unas activas, otras ya desactivadas, principalmente en los bordes del Pedra Branca, que constituyen uno de los más importantes factores de degradación de la vegetación forestal en las pendientes del macizo (Costa, 2002). Pero, a grandes rasgos, las áreas forestales más perjudicadas por las explotaciones son las que presentan la vegetación forestal degradada. Éstas corresponden a áreas que fueron deforestadas y, en general, sirven para el pastoreo o no son utilizadas.
Los jardines corresponden a los espacios libres de dimensiones más pequeñas destinadas a sedes de clubes, e incluyen, entre otros: el club de golf, los parques acuáticos, los campings, los clubes privados, los jardines públicos y partes de propiedades de equipamientos colectivos e industriales. En general, los jardines presentan una vegetación cultivada, que no es la original y que en algunos lugares está degradada.
Las marismas y los matorrales de dunas no suelen estar sometidos a un uso intenso, bien porque están en espacios libres ya protegidos, bien por presentar condiciones adversas a ciertas explotaciones. No obstante, se constata la tendencia a la ubicación de clubes, sobre todo en áreas originalmente cubiertas por matorrales de dunas, lo que conduciría a una retirada de esta vegetación y su transformación en jardines. A grandes rasgos, estas comunidades vegetales se presentan más conservadas, aunque sufren los efectos de la contaminación de las aguas, de los rellenos clandestinos y de la retirada ilegal de la cubierta vegetal, entre otros factores.
En este marco, todas las comunidades vegetales pueden tener importancia para el mantenimiento de los procesos naturales en el sistema de espacios libres, al considerarse la posibilidad de su recuperación o rehabilitación según sea conveniente. En relación con el interés de su conservación, sin presentar exclusiones fundamentales, se atribuyeron los grados alto y medio.
Con este criterio, se identifi can los siguientes grupos de comunidades vegetales, con valores clasifi cados como alto y medio respectivamente:
• Las comunidades más preservadas. Bosque (mata atlântica), bosque secundario (mata atlântica secundaria), marisma, humedal (brejo) y matorral de dunas (restinga).
• Las comunidades menos preservadas. Bosque degradado (mata atlântica degradada), vegetación en área inundable, pradera, cultivo frutihortícola y jardín.
En el mosaico formado por las comunidades vegetales del área predominan las superfi cies con comunidades vegetales más preservadas sobre las menos preservadas, lo que confi rma la importancia de la presencia de la vegetación en esta unidad territorial y el potencial que reserva como contribución al mantenimiento de los procesos naturales en la ordenación del sistema de espacios libres.
Las comunidades vegetales más preservadas representan también las más vulnerables al daño, y corresponden sobre todo a las fronterizas con las áreas densamente urbanizadas, como los bosques y los matorrales de dunas (restingas), o a las que culturalmente son poco valoradas, como los humedales (brejo). Por las calidades que reúnen, se pone de relieve la necesidad de valorar y considerar estos tipos vegetales para su protección y gestión.
Hidrología
Mantener los "lugares del agua" signifi ca actuar en pro del mantenimiento de los procesos naturales en el sistema de espacios libres. Las aguas superfi ciales o subterráneas y sus respectivas dinámicas de circulación e inundación son factores determinantes para un buen funcionamiento hídrico de un lugar. En este contexto, además de los lechos de los caudales y sus márgenes, como áreas esenciales para el mantenimiento de las dinámicas hídricas, es conveniente identifi car las áreas que pueden sufrir inundaciones y/o deslizamientos, por causas naturales o artifi ciales. Identifi car estas áreas signifi ca estar atento a los espacios necesarios para el funcionamiento del agua en los espacios libres, cuya ocupación o explotación puede tener consecuencias catastrófi cas.
De acuerdo con los procesos naturales, según la cantidad de agua recibida o intercambiada entre los acuíferos, el volumen de agua puede ser mayor o menor, lo que hace que varíe su nivel y que pueda resultar en un riesgo de inundación y/o de deslizamiento.
Sin embargo, el riesgo de inundación y de deslizamiento puede ser potenciado por alteraciones artifi ciales provocadas en las dinámicas naturales, bien por una explotación, bien por la ocupación urbana, que modifi quen el volumen de agua en relación con la capacidad de su lecho. La ocupación urbana en los márgenes de las aguas favorece la acumulación de sedimentos en los cauces de los ríos y en las zonas húmedas, lo que tiende a interceptar la circulación del agua y aumentar la velocidad de las escorrentías y, como consecuencia, la propensión a los riesgos. Lo mismo ocurre con los canales artifi ciales, las presas y las canalizaciones para el abastecimiento urbano que, entre otros factores, suelen causar problemas en el ciclo del agua, sea por la estrangulación del curso o por su dispersión, lo que entraña un riesgo de inundación y/o de deslizamiento (Hough, 1995).
Con respecto a la dinámica hídrica del caso de estudio, ésta presenta un cuadro complejo, en particular en cuanto a la acumulación de agua en la planicie y a los problemas de drenaje mencionados anteriormente, que se distribuyen por las extensas áreas húmedas alrededor de las lagunas y en la parte oeste del llano. Además, estas áreas se encuentran junto a aguas subterráneas muy próximas a la superfi cie del suelo, con gran posibilidad de generar movimientos de tierra en sus bordes e inundaciones (SMAC, 1998).
Los ríos que drenan el área presentan escorrentías torrenciales, que bajan desde los macizos en verano, época en que la pluviosidad aumenta considerablemente, lo que eleva, en consecuencia, el volumen del caudal, y tiende a provocar deslizamientos e impactos bruscos contra la planicie, favoreciendo la aparición de inundaciones (Costa, 2000). En este movimiento, la gran amplitud de las sierras y las fuertes pendientes, principalmente en áreas de cota más elevada, tienden a potenciar el descenso de las aguas y de sedimentos y, en los casos de pendiente muy poco acentuadas, facilitan las inundaciones.
En realidad, los riesgos de inundación y deslizamiento tienden a acentuarse en las áreas ocupadas por cultivos, praderas o edifi caciones muy próximas a los acuíferos, debido, entre otros factores, a la excesiva impermeabilización y compactación del suelo, a la mayor posibilidad de erosiones en los márgenes y a la presencia de posibles puntos de estrangulamiento de los lechos (SMAC, 1998). En este contexto, la ocupación urbana en áreas expuestas al riesgo de inundación y deslizamientos es un problema creciente en el caso de estudio, bien por la ocupación legal, bien por la ocupación ilegal de las favelas.
Dado que las áreas expuestas a la inundación y los deslizamientos son parte fundamental de los espacios libres para el mantenimiento de los cursos de las aguas y sus dinámicas, cuanto más expuesto se encuentre un lugar, más apto estará para permanecer no ocupado. Con este criterio, se atribuyen los siguientes valores a las superfi cies 39 :
• Alto: zonas críticas. Áreas más expuestas a inundaciones y/o deslizamientos.
• Medio: zonas susceptibles. Áreas donde pueden producirse inundaciones y/o deslizamientos.
• Bajo: zonas idóneas. Áreas no expuestas a inundaciones y/o deslizamientos.
En el caso estudiado, las planicies constituyen una gran superfi cie susceptible de inundación, aunque las zonas críticas a la inundación están limitadas a algunos puntos específi cos cerca de la Lagoa da Tijuca y en medio al llano de Jacarepaguá. Entre las áreas más críticas se encuentran los espacios libres alrededor de los ríos Pavuninha, Arroio Fundo, Anil y das Pedras. Cabe señalar que las demás áreas planas susceptibles de inundación son actualmente objeto de la ocupación urbana y están sujetas a alteraciones cruciales necesarias para posibilitar la ocupación, que comprenden desde la abertura de canales para el drenaje, hasta rellenos y terraplenes u otras intervenciones necesarias. Estas actuaciones tienden a alterar el proceso hídrico, provocando el aumento de la cota de inundación y la posibilidad de erosiones y de transporte de sedimentos.
Con respecto a las zonas susceptibles de sufrir deslizamientos, éstas se hallan concentradas sobre todo en los bordes de los macizos, ocupando casi toda la extensión oeste del Maciço da Tijuca y este del Maciço da Pedra Branca, con excepción de los bordes de la Serra de Guaratiba. Las áreas críticas a los deslizamientos, en cambio, son más puntuales y, en gran parte, ocupan las cotas más altas de las montañas. En los macizos, las pendientes muy abruptas tienden a facilitar los deslizamientos y, cuando se asocian a la ocupación urbana, a los cultivos agrícolas y a la retirada de la vegetación, estos riesgos pueden ser todavía mayores.
A grandes rasgos, estas áreas expuestas a inundaciones y a deslizamientos suelen ser muy vulnerables y merecerían una protección y una gestión atentas a las posibles ocupaciones urbanas.
Clinometría
La observación de la clinometría es necesaria para identifi car los sitios más vulnerables a los desmoronamientos, de acuerdo con las pendientes y las condiciones del suelo que presentan. Estos lugares no deberían ocuparse y merecerían especial atención en relación con las posibles explotaciones que podrían desarrollarse, de modo que se priorice la preservación de los procesos naturales en los espacios libres. Con respecto a la ocupación urbana, las condiciones físicas de las pendientes condicionan la posibilidad de acceso, tanto de carreteras como de la infraestructura de los servicios, y pueden representar riesgos para la ocupación o, incluso, imposibilitarla.
La bibliografía que aborda el tema desaconseja la ocupación en pendientes de más de 20%, pues pueden presentar riesgos de desmoronamientos al intensifi car procesos de erosión y desertifi cación, principalmente si coinciden con la presencia de suelos, cuya textura, estructura y permeabilidad, entre otros factores, infl uyen en ello (McHarg, 1969).
Un estudio sobre el Maciço da Pedra Branca (Costa, 2002) revela que las pendientes que contribuyen a los deslizamientos son las de 15 a 20% y, sobre todo, de 25 a 45%, asociadas a suelos poco estables, datos que concuerdan con las indicaciones anteriores.
No obstante, estas indicaciones pueden variar de acuerdo con el proceso de ocupación urbana ya existente, que puede acentuar los riesgos naturales de deslizamientos debido al proceso de artifi cialización impuesto, principalmente en áreas de pendiente acentuada, en general no apta para la ocupación.
Basándose en estos datos, se atribuyen los siguientes valores a las superfi cies según su propensión a los desmoronamientos:
• Bajo. Con pendientes de 0 a 10%.
• Medio. Con pendientes de 11 a 20%.
• Alto. Con pendientes ≥ 21%.
La observación de la clinometría del área revela que desde la cota 0 hasta la de 25 m predominan las pendientes que varían de 0 a 20%. Sin embargo, en la parte sur del Maciço da Tijuca, las pendientes se acentúan a partir de la cota de 25 m, presentando variaciones desde el 20% hasta el 60%, antes de alcanzar la cota de 100 m. Las pendientes en el Maciço da Pedra Branca, en la parte sur, llegan al 30% en algunas áreas, entre la cota de 25 m y la cota de 50 m, pero en general se tornan más acentuadas a partir de la cota de 50 m, fenómeno que se repite en el Maciço da Tijuca.
En este contexto, la planicie se muestra como una gran superfi cie que tiende a sufrir poca infl uencia de los desmoronamientos. En cambio, gran parte de los macizos, con pendientes muy acentuadas, sería muy susceptible a ellos, por lo que se desaconseja por completo su ocupación, y se señala la importancia de la fi scalización de las explotaciones en estos sitios.
Edafología
Uno de los criterios para analizar los suelos es su mayor o menor potencial para el uso agrícola. Este tipo de caracterización puede indicar, por un lado, el posible desarrollo de cultivos en ciertas áreas y, por otro, la conveniencia de limitar la ocupación urbana en pro de la agricultura.
El desarrollo efectivo de la agricultura, de manera óptima, depende de la conjunción entre la calidad del suelo (fertilidad, acidez, estructura física, etc.) y otros factores, como el drenaje y la pendiente (Turner, 1998). Sin embargo, puede considerarse que algunos cultivos se adaptan a pendientes acentuadas y que muchos de ellos se aprovechan de transformaciones en el relieve para desarrollarse, por lo que el relieve es adaptable y, en defi nitiva, no constituye un factor de exclusión.
Según el mayor o menor grado de aptitud que presentan para la práctica agrícola, los suelos pueden ser:
• Suelos muy aptos. Son suelos excelentes para el desarrollo de las atividades agrícolas.
• Suelos moderadamente aptos. Son suelos que necesitan medidas de corrección para el desarrollo agrícola.
• Suelos no aptos. Son suelos donde no se recomienda el uso agrícola.
De acuerdo con esta clasifi cación se asigna a los suelos una valoración alta, media y baja, respectivamente, según sean muy aptos, moderadamente aptos o no aptos, de acuerdo con la tendencia que presentan más o menos favorable al desarrollo de explotación agrícola 40 :
• Suelos muy aptos: -Brunizem. Son suelos bien estructurados y fértiles, aunque se encuentran en áreas de fuerte pendiente con gran propensión a la erosión.
• Suelos moderadamente aptos: -Suelos Gley. Son suelos poco drenados y poco profundos que se encuentran comúnmente en los bordes hidrográfi cos. Por ser terrenos planos, no son susceptibles a la erosión, aunque presentan limitaciones para la agricultura debido al exceso de agua o a la acidez.
-Suelos aluviales. Son suelos que se desarrollan en terrenos planos. Su profundidad depende de la ubicación de las aguas subterráneas, mientras que su estructura depende de la naturaleza de los materiales depositados. Presentan limitaciones para el uso agrícola debido a la posibilidad de inundaciones.
-Suelos orgánicos. Son suelos poco drenados, que provienen de la acumulación de restos vegetales, y son muy ácidos. Presentan limitaciones relativas a la fertilidad.
-Planosoles. Son suelos muy variables en cuanto a su estructura y sufren un exceso de humedad en los períodos de lluvia y de resecamiento en los períodos secos. Generalmente son terrenos planos que presentan poca erosión, aunque su variación hídrica plantea difi cultades para el uso agrícola.
-Latosoles rojo-amarillo. Son suelos muy porosos y bien drenados, con buena resistencia a la erosión. Generalmente se encuentran en áreas de relieve fuerte y montañoso. Presentan limitaciones en relación con la fertilidad.
• Suelos no aptos: -Arenas marinas. Son suelos muy drenados, ácidos y, generalmente, profundos.
Son bastante permeables, pobres en nutrientes y susceptibles a la erosión. No son indicados para la agricultura.
-Marismas. Son suelos inundados, muy ácidos, y generalmente no son indicados para el uso agrícola.
-Podzol. Son suelos profundos, arenosos, ácidos o moderadamente ácidos. Se desarrollan en relieve plano. No son indicados para el uso agrícola.
-Podzólico rojo-amarillo. Son suelos poco fértiles y susceptibles a la erosión.
Poseen pocas condiciones para la agricultura. Se observa que la mayoría de los suelos del área estudiada presenta una fertilidad débil o moderada, ubicándose los suelos más fértiles en manchas concentradas en el Maciço da Pedra Branca, en áreas de fuerte pendiente y, generalmente, de difícil acceso. No obstante, cabe señalar que el posible desarrollo de cultivos en las áreas forestales puede ser factor de incremento de la creciente retirada de los bosques por la agricultura, lo cual no sería aconsejable. Puede concluirse que, de forma general, el área no presenta buenas condiciones para el uso agrícola.
Valoración fi nal de los atributos biofísicos
La valoración fi nal de los atributos biofísicos es el resultado de la suma de los valores obtenidos en la evaluación de las diferentes categorías expuestas en este apartado, e informa sobre el grado de conveniencia de que los espacios libres analizados permanezcan libres de ocupación, según su importancia en el mantenimiento de los procesos naturales presentes en ellos.
Para categorizar los valores obtenidos de forma sintética, se optó por la suma de los valores atribuidos a las distintas categorías de análisis (cubierta vegetal, hidrología y clinometría), según su clasifi cación como alta (A), media (M) o baja (B). De esta manera, se obtuvieron tres mapas generales representativos de cada clasifi cación (A/M/B), cuya posterior superposición resultó en cinco califi caciones fi nales:
• Alta (A) 41 . Son espacios libres muy valorados, cuyos procesos naturales presentan poca tolerancia en relación con la explotación y la ocupación urbana.
• Media-alta (MA) 42 . Son espacios libres con una valoración media-alta, cuyos procesos naturales presentan una tolerancia "media-baja" en relación con la explotación y la ocupación urbana.
• Media (M) 43 . Son espacios libres con una valoración media, cuyos procesos naturales presentan una tolerancia "media" en relación con la explotación y la ocupación urbana.
• Media-baja (MB) 44 . Son espacios libres con una valoración media-baja, cuyos procesos naturales presentan una tolerancia "media-alta" en relación con la explotación y la ocupación urbana.
• Baja (B) 45 . Son espacios libres poco valorados, cuyos procesos naturales presentan una tolerancia "alta" en relación con la explotación y la ocupación urbana.
Paralelamente, se muestra un plano de síntesis, donde se han superpuesto los resultados de las evaluaciones de los parámetros relacionados con la preservación de las comunidades vegetales y la susceptibilidad a los riesgos (inundación, deslizamiento y desmoronamiento), lo que permite identifi car cuáles son los elementos biofísicos que inciden en cada pieza de espacio libre y cuál es su valoración.
5B > Atributos perceptivos
Para determinar la valoración de los atributos perceptivos de los espacios libres en el caso de estudio, se busca identifi car los rasgos más genuinos relacionados con los elementos físicos que componen los espacios y que pueden ser percibidos como parte de la identidad visual del sitio, por lo que serían merecedores de conservación. Cabe señalar, no obstante, que este tipo de valoración posee un alto grado de subjetividad y está sujeta a distintas consideraciones valorativas. En el análisis de los atributos perceptivos de las superfi cies libres se describen y valoran los siguientes elementos:
• Los elementos escénicos. Se consideran como elementos escénicos los componentes naturales de los espacios libres con una calidad visual intrínseca.
• Las áreas de emergencia visual. Se refi eren a los elementos singulares que componen los espacios libres, específi camente el relieve y la hidrografía, y que pueden ser percibidos desde los recorridos por las vías.
• Los fondos escénicos. Corresponden a los rasgos visuales más amplios permitidos desde los espacios libres y que abarcan los elementos más signifi cativos del paisaje de manera parcial (las vistas parciales) o general (las vistas panorámicas).
• Los hitos históricos. Son los espacios libres con interés histórico-cultural que, en general, perduraron en la evolución urbana del área.
Es importante señalar que, en este apartado, no ha sido considerada la estructura inmaterial relativa a los espacios libres, por la imposibilidad de realizarse una investigación de este porte sin el apoyo de un equipo. Sin embargo, no hay duda sobre la relevancia de este aspecto, que podía ser añadido a los análisis existentes, como más un factor favorable a la incorporación de ciertos espacios libres al sistema que se desea proponer.
Elementos cênicos
Los elementos escénicos constituyen los componentes naturales de los espacios libres con mayor atractivo visual, por lo que se les atribuye una calidad intrínseca. La importancia de los elementos escénicos en un lugar se refl eja en el carácter que imprimen a la composición de determinado paisaje, siendo parte signifi cativa de su identidad visual, como, por ejemplo, las singularidades de su relieve, de su vegetación y de su hidrografía.
El atractivo visual de un elemento puede medirse por las particularidades que presenta su composición formal, por ejemplo, los accidentes topográfi cos que son casi como esculturas a cielo abierto, la cubierta vegetal que presenta una variedad de colores, de estratos variados, o conforma una masa densa con presencia contrastante, o el agua con formas distintas y amplias (González Bernaldez, 1981;Bolós, 1992; entre otros).
En este contexto, se evalúan los elementos escénicos presentes en el caso de estudio, cuya ubicación es un dato importante que ha de considerarse para que permanezcan visibles y preservados.
La percepción del relieve del área está infl uida por la sucesión de cumbres que caracterizan la unidad territorial como un gran anfi teatro enmarcado por las montañas. Las sierras que conforman los macizos señalan las principales formaciones que contienen los puntos de mayor altura y destacan en la composición topográfi ca. Éstas determinan unas geometrías singulares en relación con el llano y con las cumbres, como líneas directrices hacia los puntos más centrales de los macizos, dispuestas de modo radial hacia distintas direcciones en el llano. Como ejemplo, pueden citarse las sierras do Engenho Velho, do Inácio Dias, dos Pretos Forros y la Serra Geral de Guaratiba, que presentan una continuidad casi completa en la zona norte del llano, donde se produce el encuentro entre los macizos, y forman el arco limite de la planicie. La Serra Geral de Guaratiba defi ne la parte oeste del llano, como un gran brazo del Maciço da Pedra Branca perpendicular al mar.
Las crestas, como secuencias de puntos más altos, son lugares donde predominan las zonas escarpadas y, en el caso específi co de los macizos estudiados, en algunos puntos son lugares de grandes afl oramientos rocosos, que se perciben como esculturas naturales, monumentales, como, por ejemplo, la Pedra da Gávea y el Morro dois Irmãos. Los puntos de cota más baja, en general, son menos visibles y no presentan características de interés visual. De la misma manera, la gran extensión de las planicies, con su relieve muy homogéneo, tampoco ofrece atractivos visuales. Sin embargo, las colinas en la planicie se presentan como elevaciones topográfi cas que contrastan con la llanura y le dan un carácter especial. Además, algunas de ellas poseen una conformación particular, que las realzan aún más, por ejemplo, la Pedra da Panela, o están en lugares muy específi cos y claramente diferenciados de los demás, como el Pontal de Sernambetiba. Algunas de estas colinas se presentan cubiertas, total o parcialmente, por la vegetación, lo que todavía las diferencia más y agudiza su contraste con el llano. La hidrografía es un factor decisivo en la caracterización del lugar. Se identifi can formaciones muy importantes, como las lagunas, los canales y el mar, que, por sus dimensiones y perennidad, fortalecen su identidad visual.
El frente marítimo es la línea longitudinal más extrema al sur de la unidad territorial. El mar abierto ofrece una superfi cie amplia de aguas azules, que se impone por su larga extensión y defi ne con claridad el límite sur del área junto a la playa.
En general, las lagunas son monumentales. Específi camente, las lagunas de Jacarepaguá y da Tijuca son acuíferos que se destacan en la conformación central de la planicie. Sus formas alargadas y su gran anchura no permiten abarcarlas en una mirada, y son atributos que realzan en el paisaje. La Lagoa de Marapendi se dispone paralela al mar, en la parte más al sur del llano, y posee una forma lineal a lo largo del litoral en gran parte de su extensión, lo que refuerza su posición longitudinal y la potencia visualmente. A una escala más pequeña, la Lagoinha se destaca, entre otros aspectos, por el contraste que provoca su forma con los canales conectados a ella, al constituir una bolsa de agua en medio de las líneas de agua circundantes, lo que la convierte en uno de los principales elementos que componen el paisaje de su entorno.
Los principales canales lagunares que presentan un caudal signifi cativo son el Canal da Joatinga, el Canal de Sernambetiba, el Canal de Marapendi y el Canal das Taxas. Estos canales describen trazados lineales, longitudinales y transversales, que recorren el paisaje desde su extremo este hasta el oeste. Son importantes elementos lineales y continuos que conforman el paisaje y colaboran en la percepción del sitio.
Con respecto a las comunidades vegetales, a menudo las mejor conservadas, coinciden con las masas vegetales visualmente más signifi cativas, lo que añade a su importancia ecológica, un valor estético como componentes fundamentales de la diversidad visual del área. Una excepción puede ser considerada: el campo de golf del Itanhangá Golf Clube, que presenta jardines proyectados visualmente relevantes, valorizados por los contrastes que crean con el macizo al fondo, aunque están cercados por muros que los cierran a la mirada externa.
Entre las masas vegetales visualmente más signifi cativas, se observa como una constante visual el mosaico que conforman los bosques, donde se dispone una gran variedad de tipos en sus distintos estratos vegetales. En realidad, las áreas forestales se presentan como una gran masa verde, densa y extensa, que ocupa la mayor parte de los macizos y tiene una fuerte presencia visual.
Los bosques en los Campos de Sernambetiba, al oeste del llano, se destacan por el contraste de su porte con la vegetación más baja y homogénea de las áreas húmedas y de la pradera. En este contexto, la percepción de los mosaicos agrícolas no es signifi cativa, pues éstos no conforman una estructura clara que pueda aprehenderse visualmente, sea por los cultivos dispersos, sea por la gran extensión de los prados, que les confi eren un aspecto monótono y poco atractivo.
Las marismas forman masas vegetales con tipos muy particulares, relativamente densos, cuyo conjunto se destaca junto a las aguas. Se ubican en los bordes de las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá, de Marapendi y Lagoinha. También destacan los matorrales de dunas (restingas), principalmente alrededor de la Lagoa de Marapendi y Lagoinha. Éstos poseen un estrato vegetal muy singular, cuya densidad realza sus masas en el contexto del paisaje y, en algunos casos, todavía se encuentran en las dunas que persisten en el lugar, lo que las destaca aún más.
A modo de conclusión, se señala la relevancia del tratamiento respetuoso de la integridad física de los elementos escénicos como un dato signifi cativo para la preservación de la diversidad visual del área.
Áreas de emergencia visual
Detectar las áreas de emergencia visual permite identifi car y preservar las principales referencias topográfi cas e hidrográfi cas de los espacios libres como focos visuales que ponen de manifi esto la estructura física del lugar y que pueden ser percibidos desde el movimiento por las vías. Son "aperturas" visuales que se despliegan y revelan formaciones singulares que, en general, tienden a contrastar con su entorno, bien como un monumento topográfi co, bien como amplias láminas de agua que defi nen un paisaje.
Por sus características especiales y su alta visibilidad, pueden interpretarse como un bien signifi cativo del lugar que ha de ser preservado.
A grandes rasgos, las áreas de emergencia visual se presentan como encuadres singulares que marcan las secuencias de los recorridos como elementos diferenciados, por lo que favorecen los cambios en el ritmo frecuente del paisaje percibido. Pueden constituirse en elementos de tensión que despiertan el interés por el entorno visual, estableciendo la relación entre lo común y lo diferenciado.
Sin embargo, según el medio de transporte utilizado se producen variaciones en la percepción visual. La vivencia de un lugar es diferente si se circula en coche, en bicicleta, en tren o a pie. Cada medio de transporte ofrece una posibilidad perceptiva distinta, que puede ser más o menos directa, con obstáculos o sin ellos, más o menos pausada, entre otros factores.
Por otro lado, las variaciones también son afectadas por el tipo de vía: si es una carretera heredada de tiempos históricos, una autovía, una autopista, etc. La carretera permite vivir el entorno, cuando se circula a una velocidad moderada, compartiendo impresiones relativamente directas y amplias con el exterior. En cambio, la autovía y la autopista estimulan la alta velocidad y cierto desinterés por el entorno, en la medida que el objetivo de los conductores es salir de un punto y llegar hasta otro lo más rápidamente posible.
De acuerdo con la escala de análisis que se adopta y con los tipos de vías presentes en el caso de estudio, nos centraremos en la percepción visual desde las siguientes vías: carreteras, autovías y autopista; y en términos motores, desde el coche o del transporte público, que son los cauces y los medios mayoritarios de los fl ujos territoriales y los más destacados en el área.
De este modo, la determinación de los puntos específi cos desde donde son visibles las áreas de emergencia visual puede aportar datos importantes para futuras intervenciones en el territorio, que tenderían a potenciar su valor visual. Sobre esta base, se identifi can las siguientes áreas de emergencia visual en el caso de estudio:
• Áreas de emergencia visual percibidas desde la autopista y las autovías:
Relativas al relieve: -Morro da Freguesia, visto desde la Autopista Linha Amarela.
-Pedra da Panela, vista desde la Autopista Linha Amarela.
Fondos escénicos
Los fondos escénicos corresponden a las vistas más amplias del paisaje permitidas por los espacios libres, que pueden ser: vistas parciales, que abarcan una parte más limitada del paisaje, y vistas panorámicas, que suelen contemplarse desde puntos con cota altimétrica más elevada y ofrecen vistas más generales.
Los fondos escénicos más valorados posibilitan reconocer los trazados más característicos de los espacios libres junto con su entorno. En estas vistas, los elementos escénicos conforman panoramas que combinan contrastes entre la topografía, el agua y la vegetación, y permiten percibirlos en conjunto.
Las vistas parciales permiten acotar el paisaje y explicitan la conformación morfológica local y sus peculiaridades. Entre las vistas parciales más signifi cativas en el caso de estudio se encuentran las percibidas desde la Avenida das Américas y de la Avenida Lúcio Costa, ubicada en el frente marítimo, desde donde es posible abarcar gran parte de los elementos escénicos más singulares del área, y el resultado de sus combinaciones formales, como atributos de gran calidad visual. Por la mayor proximidad entre observador y paisaje observado, estas vistas hacen más evidentes los elementos que podrían ser motivo de confl icto visual en los espacios libres; como ejemplo en el caso de estudio, cabe citar la presencia de favelas en los bordes de algunos cursos de agua.
Las vistas panorámicas permiten que el paisaje del área sea contemplado con más amplitud, abarcando en algunos puntos casi la totalidad de la unidad territorial. Desde las vistas panorámicas el paisaje se transforma en espectáculo, y los contrastes, las diversidades y las variaciones entre las formas alcanzan su clímax, lo que denota su calidad visual. En este marco, algunas carreteras que discurren por los macizos y las colinas permiten, por las grandes diferencias de cota entre macizo y planicie, la apertura de amplias vistas de una gran calidad visual. Son destacables los siguientes puntos:
• En la Estrada de Furnas, con vista hacia la Baixada de Jacarepaguá.
• En la Estrada da Grota Funda, con vista hacia los Campos de Sernambetiba.
• En la Avenida Estado da Guanabara, con vista hacia la playa de la Barra da Tijuca.
• En la Pedra da Gávea, con vista hacia la Baixada de Jacarepaguá.
• En el Morro da Freguesia, con vista hacia la Baixada de Jacarepaguá.
• En el Morro da Capela de Nossa Senhora de Montserrat, con vista hacia los Campos de Sernambetiba.
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Los fondos escénicos son lugares que pueden transformarse rápidamente mediante la ocupación de los espacios libres. En este contexto, se destacan las superfi cies edifi cables contenidas entre el paisaje observado y los puntos de observación de las vistas parciales, los "pasillos visuales" (Laurie, 1975), que, en realidad, corresponden a gran parte de los espacios libres del llano y conforman lugares que merecerían especial atención en relación con las condiciones de la ocupación urbana a fi n de permitir el mantenimiento de determinadas vistas.
Hitos históricos
Como hitos históricos se privilegian los espacios libres de interés histórico-cultural que, generalmente, permanecieran como remanentes de la ocupación urbana. Estos espacios suelen ser testimonios de la historia y representativos de valores tradicionales, que merecen ser identifi cados y valorados, por lo que deberían considerase lugares limitantes de la ocupación urbana (Bolós, 1992).
Aunque puede haber muchas razones para su permanencia como espacio no ocupado, ya sea como un lugar de prácticas comunitarias que se mantuvo o, simplemente, como una propiedad olvidada, de acuerdo con su signifi cación para la comunidad local, los hitos históricos permitirían reforzar las relaciones entre la comunidad y su entorno físico, y su conservación y valoración tenderían a mantener vivo el pasado de un lugar, además de permitir la preservación de los espacios libres.
"Nosotros conservamos las señales actuales del pasado o controlamos el presente para satisfacer nuestras imágenes del futuro. Nuestras imágenes del pasado y del futuro son imágenes presentes, continuamente recreadas […] El entorno espacial puede fortalecer y humanizar esta imagen presente del tiempo, y yo supongo que esta función es uno de los papeles más ampliamente menospreciados" (Lynch, 1972, p.75).
En muchos casos, estos espacios libres comportan elementos edifi cados que suelen estar visualmente incorporados a ellos, como parte de ellos, y, consecuentemente, forman parte de su signifi cado, como, por ejemplo, el Cristo Redentor y el Corcovado, en Río de Janeiro, y la Acrópole y la colina, en Atenas (McHarg, 1969). En algunos de estos casos, la presencia edifi cada suele ser uno de los principales motivos por el que determinado espacio libre permanece como tal, sin sufrir transformaciones físicas sustanciales. En el caso de estudio, la identifi cación de tales hitos coincide con algunos bienes patrimoniales ya considerados por el sector público, entre ellos los siguientes:
• El Morro da Capela de Nossa Senhora de Montserrat.
• La Colônia Juliano Moreira.
• El Morro da Freguesia con la Igreja Nossa Senhora da Pena.
• La Fazenda da Taquara.
• La Fazenda do Engenho d'água.
En realidad, estos espacios libres históricos constituyen remanentes del pasado rural del área y sobreviven en medio de las infraestructuras viarias y de los asentamientos que fueron quitando espacio a las fi ncas agrícolas y a la vegetación original de la unidad territorial. Por su testimonio singular, constituyen espacios que han de preservarse y gestionarse de acuerdo con sus características más genuinas.
Valoración fi nal de los atributos perceptivos
La valoración fi nal de los atributos perceptivos de los espacios libres determinan los espacios relevantes en la conformación visual del lugar, que poseen una gran signifi cación visual y deberían considerarse espacios a no ser ocupados para la ordenación del sistema. En esta dirección, los elementos identifi cados, y que merecen una alta (A) califi cación, son:
• Áreas de emergencia visual. Se consideran aquellas relativas a la percepción desde la autopista, las autovías y las carreteras, relativas al relieve y al agua.
• Elementos escénicos. En cuanto al relieve se consideran las sierras de los macizos, los grandes afl oramientos rocosos de las crestas y las colinas del llano. En cuanto a la hidrografía se consideran el mar, las lagunas da Tijuca, de Jacarepaguá, de Marapendi y la Lagoinha y los canales lagunares da Joatinga, de Sernambetiba, de Marapendi y das Taxas. En cuanto a las comunidades vegetales se consideran las grandes masas forestales, los bosques en los Campos de Sernambetiba, las marismas, los matorrales de dunas alrededor de las lagunas y los jardines del Itanhangá Golf Clube.
• Fondos escénicos. Se consideran las vistas parciales y las vistas panorámicas descritas anteriormente.
• Hitos históricos. Se componen de los bienes patrimoniales citados.
5C > Accesibilidad
En el análisis de la accesibilidad de las superfi cies libres se describe y valora la capacidad de acceso desde las vías existentes y desde las vías previstas en el caso de estudio, de acuerdo con sus atributos. El objetivo es determinar el grado de accesibilidad de las superfi cies, entendido como un factor que tiende a potenciar la mayor o menor probabilidad de que un espacio libre sufra algún tipo de intervención relativa a la ocupación urbana o al desarrollo de actividades.
Aunque la accesibilidad es un atributo que puede estar vinculado a distintos medios de movilidad, la atención recae sobre la accesibilidad motora, por ser ésta la posibilidad de acceso más frecuente en esta unidad territorial y a la que puede acceder un mayor número de personas.
Cabe señalar que la posibilidad de ocupación urbana, o desarrollo de una actividad en un espacio libre, también depende de la existencia de otras infraestructuras, no sólo de la viaria. Sin embargo, este aspecto no ha sido abordado en los análisis realizados, por considerase que, en general, el área presenta una buena infraestructura, a parte el saneamiento precario, como ha sido comentado anteriormente. De este modo, las condiciones de las infraestructuras no representan un diferencial con relación a la posibilidad de ocupación o desarrollo de actividades.
Desde las vías existentes y previstas
La accesibilidad, como posibilidad de movimiento a lo largo de un recorrido hasta un destino específi co, es un importante atributo funcional para la ordenación del sistema de espacios libres. Las vías permiten mantener la secuencia y la continuidad entre los espacios, posibilitan el acceso a éstos, permiten su vivencia por parte de la población y también pueden representar una oportunidad para el incremento de la ocupación urbana o de las explotaciones.
En general, cuanto más potente sea la vía, más tenderá a funcionar como un canal de conexiones rápidas entre los distintos puntos del territorio, lo que puede crear oportunidades favorables a la ubicación de asentamientos. No obstante, esto no necesariamente signifi ca que, por haber infraestructuras viarias, la construcción de asentamientos sea la mejor alternativa a desarrollarse en los espacios libres, por lo que es aconsejable la atención a los recursos de estos espacios para una mejor determinación de los lugares más adecuados para estos fi nes.
Por otra parte, la accesibilidad puede favorecer las actividades en los espacios libres y garantizar su vitalidad, ya que potencia la presencia humana. Sin embargo, en algunas situaciones, las actividades pueden ser incompatibles con los atributos de los espacios libres, sean perceptivos, biofísicos u otros, por lo que el grado de accesibilidad de los espacios libres puede servir como parámetro de medición para futuras limitaciones en los posibles usos.
Para medir el grado de accesibilidad de los espacios libres desde las vías que los bordean se analizan ciertas variables, entre ellas:
• El tipo de vía. Hace referencia a la escala de la vía, al alcance de sus conexiones, al tipo de sección y a su capacidad de soporte del fl ujo de vehículos.
• La velocidad de tráfi co permitida en las vías. Es una variable que determina el tiempo necesario para acceder a un espacio libre determinado.
• El alcance territorial de los nexos. Muestra la extensión viaria que puede ser recorrida desde las autopistas hasta las calles del entorno, y desde allí hasta los espacios libres y, consecuentemente, la cantidad de personas y lugares que pueden ser conectados.
• La capacidad de tráfi co. Se refi ere al perfi l de la vía, a la cantidad de carriles y de vehículos que pueden circular, así como al tipo de vehículo permitido en cada vía.
• Las variaciones en el relieve. Hace referencia a la facilidad de los desplazamientos en los relieves llanos y al aumento de la difi cultad cuando éstos se tornan accidentados.
Con estos criterios, la accesibilidad de los espacios libres es variable y puede presentar distintas características de acuerdo con las vías existentes:
• Con respecto a las superfi cies que bordean la autopista y las autovías. La autopista y las autovías permiten el recorrido a alta velocidad, tienen una gran capacidad de tráfi co y establecen largas conexiones territoriales. No obstante, cabe señalar las distintas posibilidades de acceso desde los diferentes tipos de vías. La autopista a veces supone el "efecto túnel", al conectar partes alejadas del territorio en un corto lapso de tiempo, y presenta una accesibilidad restringida a sus nexos. En cambio, las autovías determinan un recorrido por secuencias espaciales determinadas por velocidades más modestas y ofrecen mayor accesibilidad a lo largo de sus lados.
• Con respecto a las superfi cies que bordean las carreteras. Las carreteras permiten un recorrido más pausado, a una velocidad mediana, y conectan distancias menores que las autovías y la autopista, a la vez que poseen una considerable capacidad de tráfi co y permiten el acceso desde sus lados.
• Con respecto a las superfi cies que bordean las calles principales. Las calles principales de los barrios suelen estar bien conectadas a la red viaria principal y secundaria, admiten velocidades medias y bajas y poseen una capacidad de tráfi co media, permitiendo el acceso desde sus lados.
• Con respecto a las superfi cies que bordean la red general de calles. La red general de calles ofrece distintos grados de accesibilidad, aunque, jerárquicamente, éstos estén por abajo de las posibilidades de acceso, de velocidad y de capacidad de tráfi co que poseen las calles principales.
Valoración fi nal de la accesibilidad
En este marco de relaciones, se valora la accesibilidad de los espacios libres desde las vías existentes y previstas (accesibilidad potencial), de acuerdo con su jerarquía. Se considera la distancia a la superfi cie libre accesible según las variaciones relacionadas con el relieve que presenta, si es plano 500 m desde la vía, si es accidentado 200 m, distinguiendo así, esquemáticamente, las diferencias relativas al relieve que puedan afectar la accesibilidad de los espacios. Los resultados obtenidos son los siguientes:
• Alta (A). Para las superfi cies que bordean la autopista (nexos) y las autovías.
• Media-alta (MA). Para las superfi cies que bordean las carreteras.
• Media (M). Para las superfi cies que bordean las calles principales.
• Baja (B). Para las superfi cies que bordean la red general de calles.
A modo de conclusión, se detecta una accesibilidad baja en gran parte de los bordes de los macizos, lo que, a su vez, implica un relativo mantenimiento de la calidad de la vegetación en estos lugares y refuerza la opción de no incentivar la ocupación urbana o la explotación de estos sitios.
En cambio, la accesibilidad alta y media-alta en los espacios libres de la planicie, existente o prevista, reclama que se preste atención a la necesidad de un control efectivo de la ocupación urbana y de las actividades en estos lugares de acuerdo con sus atributos biofísicos y perceptivos, lo que exige consideraciones estrictas hacia la coherencia de las intervenciones. Entre estos espacios se destacan las áreas al oeste del llano, principalmente las situadas cerca de los bordes del Maciço da Pedra Branca, y las áreas al norte de las lagunas da Tijuca y de Jacarepaguá.
Por otro lado, se perciben accesibilidades medias, también existentes o previstas, junto a áreas de gran interés biofísico y perceptivo, principalmente alrededor de las lagunas da Tijuca, de Jacarepaguá y de Marapendi, que exigirían atención a la gestión de posibles intervenciones.
5D > Vínculos de planeamiento
En el análisis de los vínculos de planeamiento se verifi can los parámetros de protección al que están sometidos los espacios libres y se pretende identifi car los espacios con mayor o menor probabilidad de quedar libres de la ocupación urbana de acuerdo con las determinaciones de la planifi cación actual, su precisión espacial y restricción a la ocupación. Para ello, se describen y valoran los siguientes elementos:
• Las macrozonas y el área de interés agrícola. Corresponden a las áreas que pueden presentar restricciones a la ocupación urbana.
• Las superfi cies protegidas. Se refi eren a las áreas que no pueden ser ocupadas.
• Las superfi cies edifi cables. Abarcan las áreas destinadas a la edifi cación (son analizadas pero no son consideradas para la valoración fi nal de los parámetros de protección).
Macrozonas
La macrozonifi cación defi ne el territorio municipal para fi nes de ordenación de la ocupación del suelo en:
• Macrozonas urbanas.
• Macrozonas de expansión urbana.
• Macrozonas de restricción a la ocupación urbana.
Las macrozonas de restricción a la ocupación urbana están constituidas por las áreas agrícolas, las áreas con condiciones adversas a la ocupación y/o las áreas inadecuadas para la urbanización, y las áreas destinadas a la protección ambiental. Respectivamente, corresponden a:
• Las áreas agrícolas. Son áreas delimitadas con la intención de mantener la actividad agropecuaria y comprenden áreas con vocación agrícola y otras inadecuadas para la ocupación urbana, recuperables para el uso agrícola o necesarias para el mantenimiento del equilibrio biofísico. Por otro lado, las áreas agrícolas pueden ser ocupadas para usos residenciales con baja densidad, actividades de comercios y servicios complementarios al uso agrícola y residencial, agroindustrias y actividades turísticas, recreativas y culturales.
En el caso de estudio, el Área Agrícola 7 corresponde, en gran parte, a zonas de los barrios de Vargem Grande y Vargem Pequena, actualmente en proceso de revisión de su normativa por parte del Ayuntamiento, por constatar la tendencia de cambios relativos al tipo de uso del área 46 .
• Las áreas con condiciones adversas a la ocupación y/o inadecuadas para la urbanización. Son áreas que pueden sufrir inundaciones, deslizamientos y/o desmoronamientos u otras alteraciones que puedan afectar su estabilidad. Para una ocupación de estas áreas se exigen estudios previos y obras técnicas, que condicionarán su viabilidad.
• Las áreas de protección ambiental. Son áreas que, en la mayoría de los casos, no pueden ser ocupadas. No obstante, en algunas situaciones, pueden ser compatibles con usos residenciales, agrícolas, de ocio o de investigación, siempre que se asegure su protección y mediante autorización previa.
En realidad, la macrozonifi cación corresponde a intenciones generales, que pueden ser implementadas o no, mediante instrumentos de planifi cación más específi cos.
Superfi cies protegidas
Las superfi cies protegidas incluyen todas las superfi cies libres sometidas a una medida legal de prohibición de la ocupación urbana. Puede ocurrir, en algunos casos, que se superpongan varios instrumentos de protección en un mismo ámbito espacial. Entre las superfi cies protegidas defi nidas por el plan, se encuentran:
• Las unidades de conservación ambiental 47 (veáse Anexo 3). Son áreas protegidas con límites estrictos, que se encuentran bajo un régimen especial de gestión. Éstas pueden ser:
Unidades de protección integral:
-Reserva biológica.
-Parque.
-Bien natural.
Unidades de uso sostenible:
-Áreas de protección ambiental.
-Áreas de protección ambiental y recuperación urbana.
• Las áreas de protección permanente 48 (APP). Corresponden, entre otras, a los márgenes de los ríos, los lagos, lagunas y los estuarios, con una anchura mínima de 30 m; a las pendientes con inclinación superior a 45°; a las cimas de los montes y montañas; a las áreas con vegetación de marismas; a las áreas de restinga que sean fi jadoras de dunas; a las dunas; a los bosques (según algunas recomendaciones específi cas); a las playas; etc.
• Las áreas consideradas como zona especial 1 49 . Corresponden a las áreas por encima de la cota de 100 m, en casi todo el municipio.
• Las áreas no edifi cables. La zonifi cación urbana denomina áreas no edifi cables a ciertas porciones del territorio, previamente defi nidas, que deben quedar libre de ocupación. También incluyen las cesiones de tierra de las posibles ocupaciones urbanas destinadas a espacios libres públicos.
En este sentido, además de la normativa específi ca del municipio, la Ley Federal Nº 6.766 (19 de diciembre de 1979) defi ne las reglas sobre la parcelación del suelo urbano, donde queda prohibida la parcelación en, por ejemplo, terrenos inundables, terrenos con inclinación igual o superior a 30%, parcelas donde las condiciones geológicas no aconsejan la ocupación, áreas de preservación ecológica, etc. Además, esta ley defi ne los porcentajes relacionados con la densidad de ocupación prevista y con las cesiones de suelo al sector público, referentes la red de circulación, a la implantación de equipamientos urbanos y comunitarios y a los espacios libres de uso público.
En efecto, se verifi ca que no todas las fi guras de protección poseen la misma especifi cidad con respecto a la delimitación física del área protegida, por lo que resultan variaciones en cuanto a la especifi cidad de la normativa sobre el ámbito concreto de los espacios libres. Las unidades de conservación ambiental y las áreas no edifi cables previamente defi nidas poseen su delimitación física bien establecida. En cambio, las áreas de protección permanente y las zonas especiales 1 son atribuciones más genéricas sin una delimitación espacial específi ca.
Superfi cies edifi cables
A grandes rasgos, las consideraciones con respecto a la ocupación del suelo en el caso de estudio tienen en cuenta el desarrollo de las áreas que ya poseen infraestructuras, lo que se constata en Jacarepaguá, principalmente, en relación con los barrios do Pechincha, Freguesia, Taquara, Tanque y Praça Seca.
La normativa prevé la consolidación de las áreas destinadas al uso industrial, que ocuparían el centro del llano de Jacarepaguá y el borde sur de la Estrada dos Bandeirantes.
Según: -La restricción a la ocupación urbana.
-La precisión espacial de cada intrumento.
No considerada para la valoración fi nal de los parámetros de protección. En este apartado fi nal interesa plantear algunas estrategias de proyecto que permitan ordenar el sistema de espacios libres, con el objetivo de mantener y desarrollar sus atributos y relacionarlos entre sí y con su entorno, como una oportunidad para la reestructuración del territorio. De este modo, las estrategias de proyecto corresponden a indicaciones para la ordenación de los espacios, y consisten en:
• Principios de proyecto para la ordenación del sistema de espacios libres. Se refi eren a las relaciones funcionales y espaciales a establecer entre los espacios libres y su entorno, como posibles directrices proyectuales para la ordenación del sistema.
• Acciones de proyecto sobre los espacios libres. Corresponden a acciones de intervención urbanística aplicables sobre cada espacio libre, sean piezas singulares o conjuntos de piezas, con el objetivo de constituir el sistema de espacios libres de la futura ordenación territorial.
• Sistemas de espacios libres e instrumentos de planifi cación. Se trata de identifi car algunas oportunidades ofrecidas por los instrumentos de planifi cación existentes y de reclamar la necesaria fl exibilización de los planes, que permitirían la consolidación del sistema de espacios libres como una guía para la ordenación del territorio.
Valoración fi nal de los parámetros de protección
En la valoración fi nal de los parámetros de protección a que están sometidos los espacios libres se observa la especifi cidad (en lo que se refi ere a la delimitación física del área protegida) y el grado de restricción a la ocupación urbana presentada por los instrumentos normativos que regulan cada superfi cie. Con este criterio, el análisis de las califi caciones del planeamiento resulta en la siguiente clasifi cación:
• Alta (A). Para las unidades de protección integral y las áreas no edifi cables. Estas áreas están específi camente enmarcadas por el planeamiento en términos espaciales y bajo la condición estricta de no ser ocupadas.
• Media-alta (MA). Para las unidades de uso sostenible. Son áreas que tienen una delimitación específi ca por el planeamiento, aunque permitan la ocupación en condiciones especiales de gestión.
• Media (M). Para las áreas de protección permanente y las zonas especiales 1. Son áreas sin una demarcación espacial específi ca, aunque, genéricamente, presentan indicaciones de ámbitos espaciales que han de protegerse.
• Baja (B). Para las macrozonas de restricción a la ocupación urbana. Son áreas que están bajo intenciones generales de protección/ocupación, que carecen de instrumentos de planifi cación más específi cos para garantizar su efectividad.
5E > Síntesis de la valoración: posibles espacios de oportunidad proyectual
La síntesis de los análisis anteriores ofrece un panorama general de los atributos considerados y de la forma en que éstos cualifi can las piezas de espacios libres, lo que permite un primer intento de interpretación de las superfi cies más adecuadas para la ordenación del posible sistema y reúne indicaciones para la intervención en el territorio. En este contexto, se identifi can algunos espacios de oportunidad proyectual, haciendo hincapié en sus principales características y en las situaciones espaciales que establecen entre ellos y con su entorno. En orden decreciente con respecto a la califi cación fi nal de los espacios estarían: los espacios ancla, los espacios referencia y los demás espacios libres.
Finalmente, se hace una evaluación de las determinaciones actuales del planeamiento sobre los espacios de oportunidad identifi cados, con el propósito de reconocer las superfi cies libres que serían más o menos favorables para formar parte del sistema según la valoración fi nal de los parámetros de protección existentes (cuanto más alta es ésta, más actúa en dirección contraria a la posibilidad actual de ocupación urbana).
Espacios ancla
Los espacios ancla son aquellos que obtuvieron valoraciones fi nales alta y media-alta con respecto a los atributos biofísicos, que poseen una signifi cación visual notable, aunque puedan presentar distintos grados de accesibilidad. Por sus características, constituyen espacios clave del sistema que tenderían a ser preservados ante la ocupación urbana.
En este contexto, cabe señalar que los espacios ancla más accesibles merecen aún mayor atención de cara a la ordenación del sistema, según la propensión que presenten a la explotación y/o la ocupación urbana.
Ellos possen heterogeneidades que les confi eren características especiales con respecto a sus atributos. Las altas califi caciones biofísicas y perceptivas compaginadas tienden a caracterizar distintos espacios: entre ellos, aquellos con un carácter claramente ecológico o reconocidamente visual y aquellos donde se mezclan ambas características.
En realidad, por la coincidencia entre las comunidades vegetales más preservadas y su gran signifi cación visual, la mayoría de los espacios ancla poseen fuertes características ecológicas y visuales conjuntamente. Sin embargo, algunos espacios que no poseen un valor biofísico notable se reconocieron como espacios de gran signifi cación visual, por ejemplo, algunos de los hitos históricos identifi cados. Por otra parte, algunos espacios de alto valor biofísico no poseen una alta signifi cación visual, por ejemplo, los humedales.
La observación de los espacios ancla revela que, por las extensiones que ocupan, su presencia es signifi cativa en el caso de estudio. Algunas de sus referencias importantes son los cursos de agua y sus respectivas márgenes, las superfi cies forestales y los matorrales de dunas (restinga).
Espacios referencia
Los espacios referencia son aquellos que obtuvieron una valoración fi nal media y media-baja en relación con los atributos del soporte biofísico y que no poseen una signifi cación visual notable, aunque puedan presentar distintos grados de accesibilidad. Esto signifi ca que son los espacios que poseen la cubierta vegetal menos preservada, o que están sin vegetación, cuyas posibilidades de sufrir riesgo de inundación, de deslizamiento o de desmoronamiento son medianas o bajas.
Por sus características, estos espacios pueden desempeñar distintas funciones en el sistema, desde ser protegidos hasta ser ocupados; desde que se verifi que la conveniencia de una u otra opción, según las relaciones que se establezcan en estas piezas y entre éstas y su entorno, sea libre u ocupado. Por ello, los espacios referencia que poseen alta accesibilidad pueden presentarse como espacios muy vulnerables a la ocupación urbana y/o la explotación, por lo que exigirían directrices claras con respecto a su desarrollo futuro.
Estos espacios ocupan la mayor parte de las tierras del llano y se caracterizan, principalmente, por las praderas, la vegetación en área inundable, los cultivos frutihortícolas y los jardines. En las pendientes están representadas por las áreas con vegetación forestal degradada.
Demás espacios libres
Los demás espacios libres son los espacios sin atributos biofísicos y perceptivos relevantes y con distintos grados de accesibilidad. Estos espacios, en general, están representados por suelos expuestos, sin vegetación, y que poseen pocas posibilidades de sufrir riesgos naturales. En realidad, son espacios con alta probabilidad de ser ocupados, sobre todo si poseen una buena accesibilidad.
Sin embargo, incluso sin califi caciones notables, los demás espacios libres pueden desempeñar papeles importantes en la ordenación del sistema de cara a intervenciones dirigidas al restablecimiento de algunas relaciones funcionales y espaciales en los espacios libres, y entre ellos y su entorno, cuyas consecuencias pueden ser signifi cativas en la composición del todo.
Estos espacios se presentan en número y tamaño reducidos, como casos esporádicos en el llano de Jacarepaguá.
Las situaciones de los espacios de oportunidad proyectual
La observación de las situaciones de los espacios de oportunidad proyectual permite identifi car las continuidades, discontinuidades y las fronteras de los espacios libres, de acuerdo con su posición en relación con su entorno y las posibilidades que ofrecen para la ordenación del sistema.
Continuidades
Las continuidades, sobre todo de los espacios ancla, pueden favorecer el mantenimiento y desarrollo de los elementos y procesos naturales y posibles conexiones perceptivas. Al mismo tiempo, suelen ser lugares que, por la amenaza que representa la ocupación urbana, mantienen su condición de continuidad en un constante riesgo de desaparecer y merecerían ser protegidos. Sin embargo, justamente por su carácter continuo, son espacios que, además de contribuir a la calidad ecológica del lugar, podrían colaborar en el establecimiento de una estrecha relación entre tejidos urbanos y espacios libres.
La observación de los espacios de oportunidad proyectual en el caso de estudio revela que, entre los espacios ancla, los cursos de agua y sus respectivas márgenes representan los elementos de mayor continuidad. En cambio, las demás áreas componen, en general, un cuadro espacial muy fragmentado.
Fronteras
Las fronteras son los "fi ltros" más inmediatos de los espacios libres y permiten su tratamiento oportuno, según las características de cada pieza en particular, a fi n de favorecer la sostenibilidad entre el sistema y su entorno. Es decir, son lugares donde pueden ponerse de relieve las cuestiones relativas a los espacios libres en sí mismos (biofísicas, perceptivas, etc.), las funciones sociales que pueden desempeñarse y la integración física con el entorno ocupado (Forman, 1995;Pesci, 1999; entre otros).
En el caso de estudio puede citarse, sobre todo, gran parte de las piezas en el centro y al oeste del llano, las pendientes menos acentuadas de los macizos y la mayoría de las piezas libres en el frente marítimo.
Entre las fronteras menos vulnerables están las que no son servidas por las infraestructuras viarias y las que son poco adecuadas a la ocupación, por poseer un relieve muy irregular, suelos poco estables y malas condiciones de drenaje, entre otros factores.
Como ejemplo, en el ámbito de referencia, estarían gran parte de las superfi cies libres de los macizos y los humedales al oeste del llano, entre otros.
Discontinuidades
Las discontinuidades entre los espacios a menudo están asociadas a la presencia de la ocupación urbana introducida, poco a poco, en la totalidad de los espacios libres originales.
En este contexto, pueden percibirse segmentos espaciales con dimensiones signifi cativas, sin interrupciones, que, por su posición relativa, facilitarían la actuación sobre ellos a fi n de promover la continuidad entre algunos de los espacios ancla, como, por ejemplo, la mayoría de las áreas con vegetación en área inundable y praderas (al oeste del llano), entre otras.
Garantías y amenazas relativas al planeamiento
De cara a la ordenación del sistema de espacios libres se hace necesario verifi car, además de los posibles espacios de oportunidad proyectual y sus características, las garantías y amenazas relativas a la posibilidad de los espacios de mantenerse libres o ser ocupados, de acuerdo con la valoración fi nal de los parámetros de protección establecidos por el planeamiento sobre cada pieza.
Al observar las determinaciones del planeamiento vigente pueden darse las situaciones siguientes:
• Favorables. Situaciones en las que están previstos instrumentos de protección califi cados como alto y medio-alto de acuerdo con su precisión espacial y restricción a la ocupación urbana, por lo que el área en cuestión presentaría cierta garantía desde el plan como espacio destinado a no ser ocupado.
• No favorables. Situaciones en las que están previstos instrumentos de protección califi cados como medio y bajo o son piezas edifi cables. Cambiar esta realidad representa un gran desafío que exigiría esfuerzos de gestión, aunque en determinados casos pueda ser sumamente importante, pues se considera latente la amenaza de ocupación.
La valoración de los espacios de oportunidad proyectual según sus atributos podría signifi car la necesidad de una mayor o menor protección según cada tipo, pero ello puede entrar en confl icto con las condiciones impuestas por el planeamiento vigente, que no siempre coinciden con los resultados obtenidos en esta valoración.
Por supuesto, puede darse el caso de que espacios ancla no tengan una protección notable y, a la inversa, que espacios referencia o algunos de los espacios sin atributos biofísicos y visuales relevantes se encuentren bajo un potente instrumento de protección.
Algunas áreas en situaciones favorables según la valoración fi nal de los parámetros de protección coinciden con los espacios ancla, entre ellas: gran parte de las superfi cies forestales arriba de la cota de 100 m de los macizos, las áreas de las marismas y gran parte de los matorrales de dunas (restingas), algunas áreas consideradas hitos históricos, algunas áreas esparcidas por el llano, como, por ejemplo, el Bosque da Freguesia y el Bosque da Barra, y áreas más al oeste del llano que incluyen, por ejemplo, los Morros Cantagalo, Amorim, Portelo y Urubu. La coincidencia entre las situaciones favorables a la protección y los espacios ancla refuerza la alta califi cación obtenida por éstos anteriormente y tiende a garantizar su permanencia para la ordenación del sistema.
No obstante, en otras áreas las situaciones favorables no coinciden con los espacios ancla, entre ellas: una parte signifi cativas de las áreas forestales correspondiente al Maciço da Tijuca, los humedales (brejo), parte de la playa del Recreio dos Bandeirantes y áreas forestales de la Colônia Juliano Moreira. Este hecho pone de manifi esto las amenazas de ocupación que existen en estas áreas.
Por otra parte, aunque sea en pocas ocasiones, las situaciones favorables pueden coincidir con los espacios referencia y demás espacios libres, lo que, teniendo en cuenta sólo la cuestión normativa, permitiría pensar en su consideración para la ordenación del sistema debido a su estado de protección ya consolidado. En general, esto ocurre cuando el área protegida abarca dimensiones más grandes relativas a lo que realmente interesaba proteger (como es el caso de muchas de las áreas de protección ambiental) pero, en general, estas protecciones pueden actuar favorablemente en cuanto a la preservación del medio.
En este marco, se consideran como situaciones favorables las preestablecidas por el planeamiento que pueden ser aprovechadas en la ordenación del sistema, y se vislumbra la necesidad de actuación sobre las demás áreas que presentan una situación no favorable a fi n de determinar cuáles de ellas, más allá de los vínculos de planeamiento, deberían formar parte de un posible sistema de espacios libres y cuáles serían las determinaciones con respecto a eventuales intervenciones sobre ellas.
6A > Principios de proyecto para la ordenación del sistema de espacios libres
En este apartado se intenta establecer algunos principios de proyecto para la ordenación del sistema de espacios libres como estrategia de reestructuración del territorio, según las siguientes variables:
• Las relaciones funcionales en el sistema. Consideran la importancia de tener en cuenta los atributos relativos a la matriz biofísica, a la percepción visual y a la accesibilidad para la adecuada asignación de los usos del suelo y de las actividades en los espacios libres.
• Las relaciones espaciales en el sistema. Están basadas, sobre todo, en la necesidad de continuidad entre los elementos del sistema como una condición fundamental para su ordenación, que infl uye en la orientación espacial de la ocupación urbana, de las actividades y de la conexión viaria entre los espacios.
• Las relaciones sinérgicas. Corresponden a las relaciones funcionales y espaciales entre espacios libres y ocupados que signifi can la sutura entre ambas partes, a la vez que suponen el desarrollo de los recursos de los espacios libres, la oferta de oportunidades de ocio y producción y la creación de nuevas estructuras en el paisaje territorial, con posibles repercusiones en el sistema y en la ordenación de su entorno.
Relaciones funcionales en el sistema: la asignación de usos del suelo e de actividades
La observación de las relaciones funcionales que se establecen en los espacios libres puede permitir equilibrar los usos del suelo, como un factor de limitación física, caracterizándose como indicios de ordenación al señalar los lugares más o menos aptos para ocupar, de acuerdo con la conservación y el desarrollo de los recursos existentes en el sistema.
El planteamiento de qué piezas ocupar y cuáles no, además de los posibles grados de urbanización adecuados a cada trozo de espacio libre, tiene como objetivo proporcionar indicadores de intervención en el territorio que se basan en las ventajas que puede representar la preservación del medio, al proponerse una actuación más responsable que la ocupación aleatoria, expansiva y especulativa.
Al margen de la posibilidad de preservación de los recursos ante la ocupación urbana, es innegable la importancia de su explotación para la cultura y la vida urbana, ya sea por sus valores sociales o económicos, en la agricultura, el turismo, el recreo o la extracción de materiales. En esta dirección, el uso consciente de los recursos representa la comprensión de las estrechas relaciones existentes entre el hombre y el espacio libre, que garantizarían sobrevivir a ambos y trazar una convivencia compatible.
Desde la matriz biofísica
Las relaciones funcionales en la matriz biofísica pueden indicar ciertos criterios referentes a la posibilidad de ocupar o no un lugar, además de las ubicaciones más adecuadas para las distintas actividades en los espacios libres, de acuerdo con los elementos bióticos y abióticos que poseen y con las características fundamentales para su propio mantenimiento y para la sostenibilidad del territorio.
Las características que presentan los elementos biofísicos en los espacios libres, que determinan sus potencialidades frente a la ocupación y el uso de un lugar, también permiten el funcionamiento general de los procesos naturales en el sistema.
Es decir, aunque los elementos biofísicos y sus respectivas funciones y valores se desarrollen en situaciones locales, están vinculados a un contexto determinado por niveles jerárquicos, interrelacionados e interdependientes, donde los niveles superiores establecen las directrices de funcionamiento de los niveles inferiores (Forman, 1995). En este marco de relaciones, existe una lógica superior relacionada con el funcionamiento de los elementos biofísicos que coordina las manifestaciones inferiores y determina las dinámicas de los procesos naturales y sus fl ujos, donde la ocupación o la actividad pueden ser incompatibles o deberían adaptarse a condiciones estrictas dictadas por estas funciones.
Como ejemplo, la deforestación en los orígenes de las fuentes infl uye en la disminución del caudal de los cursos de agua. De la misma manera, la reducción de las masas forestales tiene una repercusión negativa en todo el ciclo del agua, bien por la eliminación del paso intermedio del agua por la vegetación, bien por el aumento de la posibilidad de impactos erosivos del agua sobre el suelo, principalmente si éste se encuentra en pendiente. Por ello, el mantenimiento de los bosques en pendientes muy acentuadas puede actuar en favor de la prevención de erosión y de la retención hídrica, favoreciendo así el ciclo del agua (Hough, 1995).
Dado que los procesos naturales están encadenados en la matriz, los espacios libres tendrían lógicas funcionales, generales y superiores que, por su alcance e importancia en el desarrollo de los fl ujos naturales en el sistema, pueden considerarse directrices de las posibles ocupaciones y actividades futuras en cada pieza con vistas a su conjunto, en la totalidad del sistema.
Esto supone que las lógicas funcionales de la matriz biofísica en el sistema de espacios libres pueden traducirse en principios de intervención urbanística, como parámetros para la ordenación del sistema desde la escala local hasta la escala general, que permitirían la evaluación de las mejores condiciones para desarrollar la ocupación urbana y las actividades. Para ello, pueden considerarse algunas indicaciones relativas a posibles intervenciones, como, por ejemplo, en casos de riesgo explícito de invasiones urbanas, promover la protección de la vegetación más frágil con barreras físicas al crecimiento, y limitar la ocupación de manera que garantice la necesaria permeabilización del suelo en congruencia con los procesos naturales, entre otras posibilidades.
Desde la signifi cación visual
La visibilidad de los rasgos físicos más signifi cativos de los espacios libres puede considerarse referencia para la indicación de las actividades y el condicionamiento de posibles ocupaciones, que respeten la integridad física de los espacios como directriz para la reestructuración del territorio.
La permanencia de los rasgos físicos de un paisaje con mayor signifi cación perceptiva tiende a favorecer la apropiación de los espacios libres por la población como un hecho colectivo. La valoración de esta apropiación suele servir como instrumento de conservación ambiental y de validación de la pertenencia del lugar a la comunidad que lo vive cotidianamente (Lynch, 1976;Hough, 1995).
El carácter colectivo del espacio libre no signifi ca, necesariamente, que deba ser público. Su colectivización se refi ere, más bien, al acceso, físico y/o visual, independientemente de que sea público o privado, de manera que permita establecer códigos y vivencias comunes. No obstante, algunos espacios libres pueden indicar la conveniencia de la transformación de espacios privados en espacios de uso público que, por sus atributos singulares, posean gran interés para la colectividad. La vulnerabilidad visual puede medirse, principalmente, en relación con la vegetación y con las características topográfi cas del área (orientación y pendiente). Es decir, si un área está muy expuesta, por ejemplo en pendiente muy acentuada, será más visible y más vulnerable a intervenciones que puedan causar daño en la percepción del todo. De la misma manera, un área será más vulnerable visualmente si posee conformaciones específi cas que no podrían ocultar alteraciones provocadas por el uso u ocupación, como, por ejemplo, en el caso de la vegetación de menor porte u de otra característica que no puede sostenerse visualmente mediante una intervención (Bolós, 1992).
Sin embargo, los posibles daños a la percepción visual de los espacios libres pueden corresponder a alteraciones que afectan desde los elementos escénicos hasta los fondos escénicos, donde, en realidad, ambos están interconectados, siendo los elementos parte fundamental de los fondos. Por ello, las intervenciones en las composiciones visuales de los espacios libres deberían estar atentas a las escalas de las alteraciones que pueden producirse y sus respectivos impactos, a fi n de actuar en dirección contraria a la ocurrencia de posibles daños visuales en el paisaje.
No obstante, los rasgos visuales más signifi cativos suelen ser lugares propicios para las actividades u ocupaciones urbanas dedicadas, por ejemplo, a la recreación o el turismo; según su formalización, estos usos pueden ser contradictorios en el mantenimiento de la calidad visual de estas áreas, afectándolas irreversiblemente, razón por la cual exigen intervenciones cuidadosas y, preferiblemente, cualifi cadoras. Además, pueden darse situaciones de confl icto visual en los espacios libres diferentes de éstas, como las canteras y las líneas de alta tensión, por ejemplo, las cuales merecen un control efectivo.
La percepción del paisaje también exige cierta continuidad. Es decir, situaciones que lleven al observador a identifi car y disfrutar de los rasgos visuales de un lugar, sin interrupciones bruscas, percibiendo sus trazos y su inserción dentro del paisaje como un todo.
El mantenimiento de las continuidades perceptivas puede ser un indicio de formalización del paisaje, al crear situaciones donde se hacen necesarias las consideraciones relativas a la "potencialidad" perceptiva de cada pieza del sistema y su enlace visual con el territorio de modo general, en busca de una congruencia entre los valores perceptivos de los espacios libres y las intervenciones urbanas.
Las continuidades perceptivas pueden darse de distintas formas. A menudo están relacionadas con un tipo de acceso, sea éste una vía, un camino, un paso, el agua, una senda, etc. Éstos actúan como corredores perceptivos y tienden a permitir una visión articulada del lugar, más que la vivencia de informaciones fragmentadas y discontinuas. Estas continuidades poden favorecer la formación de una imagen del sitio a partir de la cohesión perceptiva, lo que permite leer la secuencia de los hechos y facilita la identifi cación colectiva y personal con el lugar (Lynch, 1976;Alexander, 1977;entre otros).
Las continuidades perceptivas tienden a valorizar la percepción de la diversidad de los mosaicos espaciales existentes en el sistema de espacios libres y pueden darse a través del mantenimiento de las vistas existentes o de la creación de accesos dirigidos, sobre todo, al disfrute visual, como itinerarios que recogerían las piezas visualmente más califi cadas y posibilitarían la integración de los elementos más destacados.
Para el mantenimiento de estas continuidades es imprescindible determinar las áreas sujetas a la intervención cuidadosa, de acuerdo con la signifi cación visual que poseen; asimismo, se requiere la orientación espacial de la ocupación urbana con el objetivo de posibilitar, entre otras cosas, la rehabilitación del patrimonio arquitectónico presente en el espacio libre, la mayor apertura posible de los lugares visualmente más signifi cativos, la creación de nuevas perspectivas que valoricen sus estructuras espaciales y no oculten los trazos del relieve más destacados, como, por ejemplo, las colinas y las crestas, lo que puede signifi car un cuidado especial con el skyline de las edifi caciones u otros artifi cios y su intersección con las vistas; del mismo modo, debería evitarse la ocupación de los frentes de las aguas que tiendan a bloquear la visión de los cauces o del mar, entre otras consecuencias, para valorizar la percepción visual del sistema de espacios libres (Zoido, 2002).
Desde la accesibilidad
La accesibilidad de los espacios libres constituye un dato muy importante en la consideración de la asignación de los usos del suelo y de las actividades. La red viaria suele impulsar nuevos asentamientos y usos que necesitan de los accesos para desarrollarse y, al mismo tiempo, puede signifi car un obstáculo para la realización de las relaciones funcionales del sistema, a causa de incompatibilidades en relación con los atributos biofísicos o perceptivos de los espacios libres.
Sin embargo, la accesibilidad también puede signifi car algunas oportunidades de intervención que actuarían en favor del mantenimiento de los espacios libres, sus recursos y funciones, ante las ocupaciones y las actividades.
Muy a menudo, en la actualidad, algunos asentamientos que se desarrollan en los bordes de las vías más potentes siguen un carácter disperso, en general con patrones edifi cados en baja densidad y sin autonomía funcional. Además, a lo largo de las vías también suelen ubicarse grandes edifi caciones de carácter comercial u otros, que se posicionan en relación directa con la vía, aprovechándose de la accesibilidad y de la exposición sobre la misma (Font et al, 1999). Ambos tipos de asentamientos tienden a extenderse por el territorio y provocan innumerables confl ictos relativos al mantenimiento de los atributos de los espacios libres y sus funciones.
No obstante, además de la posibilidad de crearse nuevos asentamientos, las vías existentes también pueden signifi car la oportunidad de compactación de los asentamientos actuales y la creación de núcleos urbanos más autosufi cientes, que evitarían la necesidad de implementación de otras infraestructuras viarias, así como evitarían una mayor movilidad obligada y, consecuentemente, promocionarían el ahorro de energía y la reducción de la contaminación del aire y del suelo. En este sentido, la accesibilidad a los espacios libres puede dar pistas para la gestión de futuras ocupaciones urbanas.
Del mismo modo, con respecto a las actividades, la accesibilidad a los espacios libres permite pensar en usos alternativos que sean poco impactantes y que posibiliten la conservación, el disfrute e, incluso, el desarrollo y mejora de los recursos biofísicos y perceptivos.
Sin embargo, han de tenerse en cuenta los usos actuales y posibles consideraciones con respecto a su adecuación, junto con las necesidades y carencias de la comunidad.
Ejemplo de intervención ilustrativa de principios de proyecto basados en relaciones funcionales desde la matriz biofísica: 90 a 92. Recuperación del cauce y las riberas del río Gállego, Zuera, Espanha, 1999. Ejemplo de borde delimitado y proyectado para controlar la ocupación urbana, garantizar la permeabilización del suelo y ofrecer un espacio de ocio para la ciudad (F.: Acervo Arqto. Iñaki Alday).
92 90
Sobre esta base, pueden sugerirse algunas indicaciones a las intervenciones, como, por ejemplo, identifi car los usos existentes no deseados por su nocividad con el medio ambiente, como las canteras o el turismo de masas en áreas más frágiles, incluyendo la sugerencia de reconducción de las actividades a unas más adecuadas a las condiciones de cada sitio específi co; limitar los puntos de mayor fragilidad en contacto con el sistema viario más sujetos a explotaciones, delimitando de forma expresa la proliferación de actividades no deseadas en algunos puntos de las vías, que perjudicarían las estructuras espaciales de los espacios libres; controlar las actividades generadoras de residuos contaminadores, sean éstos visuales, sonoros, humos, residuos sólidos u otros, y controlar los tipos de accesos a los espacios libres, de acuerdo con los valores y posibilidades formales de cada comunidad vegetal. los fl ujos abióticos (aire, agua, nutrientes, suelo, etc.). Las continuidades suelen ser el puente espacial entre distintos ecosistemas y pueden poseer distintos hábitats. Por otro lado, las continuidades permiten mantener y desarrollar la diversidad de los mosaicos vegetales y de los distintos tipos de espacios destinados al agua, que coexisten y coevolucionan (Forman, 1995;Hough, 1995;entre otros).
Por ello, el mantenimiento y la restauración de las continuidades permiten actuar contra la fragmentación de los ecosistemas y, por consiguiente, en pro del mantenimiento de su diversidad y del desarrollo integral de sus procesos naturales, y constituyen posibles límites a la ocupación urbana. Las continuidades biofísicas tienden a evitar la interrupción de los procesos naturales, sea por una vía, un relleno o un corte de tierra, que implicaría perturbaciones en las estructuras bióticas y abióticas del lugar e interrumpiría los cambios de energía provocando impactos físicos, que generalmente actúan hacia la degradación ecológica y pueden representar graves riesgos a la ocupación urbana. Por lo tanto, la reforestación de espacios compartimentados, el restablecimiento del caudal de cursos de agua degradados o de los pasos de fauna bajo las vías, entre otras soluciones, tiene un enorme signifi cado en la composición espacial de estas continuidades y de sus entornos y favorece las dinámicas biofísicas.
No obstante, las fronteras de las continuidades biofísicas suelen ser frágiles y fácilmente deteriorables, sobre todo cerca de ocupaciones urbanas, por lo que exigirían soluciones espaciales más favorables a su fl exibilización, optando por transiciones que permitan el desarrollo de los matices funcionales del agua o de la vegetación entre un medio y otro. Es decir, espacios fronterizos que permitan las dinámicas, sea la subida y bajada del agua y el cambio gradual del tipo de vegetación, como lugares de movilidad para los animales y de transición para las comunidades vegetales, que favorezcan las plantas espontáneas y que, en suma, permitan la conservación de sus condiciones naturales (Forman, 1995).
En este sentido, la inclusión de las presencias naturales del lugar en la ordenación de las ocupaciones urbanas tendría a actuar como referencia espacial y límite a las actuaciones en el paisaje.
Desde la red de accesos
La red de accesos posee continuidad por excelencia y permite establecer relaciones espaciales entre los espacios libres y entre éstos y los espacios ocupados. Si bien la red de accesos, a menudo, puede signifi car la fragmentación del territorio y de los espacios libres entre sí, esta misma red permite poner los espacios libres y construidos en contacto, física y visualmente.
La red de accesos se compone de distintos tipos de vías, desde las sendas que bordean el agua o que se adentran en la vegetación, los caminos rurales, la propia agua y las infraestructuras viarias, entre otras alternativas.
Ejemplo de intervención ilustrativa de principios de proyecto basados en relaciones espaciales desde la red accesos: 93 a 95. Generación del istmo de la Lanzada, Pontevedra, España, 1994. Ejemplo de propuesta de una red de caminos que crea recorridos que penetran en el espacio natural (F.: Acervo Arqto. Fernando Agrasar).
93 95
En el contexto de los territorios urbanos, los accesos, en sus distintas escalas, son los elementos que más revelan la continuidad entre los espacios libres territoriales y los espacios libres urbanos y, específi camente, los espacios libres públicos tradicionales, cuya malla fi nal determina el recorrido por el sistema e interrelaciona las partes pertenecientes a los diferentes niveles, haciendo visibles los procesos naturales y urbanos y permitiendo la realización de recorridos interesados en explorar el territorio (Lynch, 1976).
Son recorridos que pueden poner de manifi esto los recursos que comportan los espacios libres y los tejidos urbanos, como, por ejemplo, los atributos biofísicos y los atributos perceptivos de los espacios no ocupados, y el patrimonio edifi cado, los equipamientos colectivos más signifi cativos, las centralidades, etc., presentes en las ocupaciones. En los casos en que los espacios libres actúan como separadores entre las ocupaciones urbanas, provocando su aislamiento, estas continuidades pueden signifi car la transposición de estas barreras y la oportunidad de una mayor integración entre las ocupaciones y entre éstas y los espacios que están en el medio.
La red de accesos signifi ca una posible conciliación entre los espacios libres territoriales, que a menudo se encuentran aislados o abandonados, y los espacios libres urbanos, puede, incluso, ser un argumento para intervenciones urbanísticas más generales, que no estén centradas sólo en la recuperación de los accesos de la red local, sino que también tengan en cuenta la extensión de la red en el territorio, entre espacios ocupados y no ocupados, sin olvidar, por supuesto, la evaluación de la capacidad de los espacios libres para soportar el incremento de su accesibilidad, según el tipo de vía y la capacidad de fl ujo de vehículos y personas.
Por ello, conviene defi nir la jerarquía de las vías, proponer la creación de recorridos que penetren en el espacio natural y que conecten la red de caminos rurales y forestales, la revalorización de la red de caminos históricos con un carácter lúdico y cívico y la recuperación de las trazas de los ríos, de modo que comporten, en sus orillas, pasos peatonales, para bicicletas, caballos, etc., entre otras posibilidades. Por otro lado, se señala la importancia de fomentar una buena red de transportes públicos, que promovería una mayor interacción entre los tejidos urbanos y los espacios libres.
Relaciones sinérgicas: la sutura entre espacios libres y ocupados
Las relaciones sinérgicas suponen la sutura entre el sistema y su entorno, más que la adaptación o el respeto mutuo entre espacios libres y ocupados. En la sutura es donde ambos se entrelazan y donde pueden existir otras formalizaciones del espacio libre distintas de los parques y reservas tradicionales, originando un acuerdo de doble vía entre espacio libre y ocupado. Es decir, se trata de situaciones en las que el espacio libre sería capaz de aceptar una posible ocupación urbana y, al revés, la ocupación urbana garantizaría algunas de las condiciones "vitales" de los espacios libres, y ambos se autocomplementarían (Hough, 1995;Batlle, 2002;Pesci, 2003, entre otros).
De este modo, inducir la sutura entre las áreas no ocupadas y los tejidos urbanos tiende a conformar estructuras complejas, que permiten mezclar instancias formales y usos que garantizarían la sostenibilidad del medio, formalizando lo que puede identifi carse como espacios de sinergia, que ofrecerían la proximidad entre tejido urbano y espacio libre, al crear otras referencias para la estructuración del territorio. La sutura permite pensar en lugares que reunirían las diversidades, en el encuentro entre las partes, en la transición entre la ocupación y los espacios libres, que signifi caría no sólo actuar con vistas a soluciones ecológica o visualmente correctas, sino que podría representar otra manera de ver, construir e interpretar el territorio e implementar intervenciones en los espacios libres y ocupados.
Las naturalezas urbanas
Las naturalezas urbanas representan la intersección entre medio urbano y natural y tienden a evitar la separación entre ambos. Como espacios de sinergia, las naturalezas urbanas señalan la posibilidad de inserción de usos urbanos en las áreas naturales, directamente relacionados con la población; también pueden signifi car, en algunos casos, la posibilidad de equilibrio funcional y espacial de los tejidos urbanos del entorno, al sanear posibles fallos en la oferta de equipamientos colectivos en los tejidos urbanos o la falta de espacios libres públicos, sobre todo en áreas muy densifi cadas; a la vez, pueden representar la posibilidad de actuar como elementos urbanos de ligazón entre las partes de la ciudad.
Las naturalezas urbanas, como los cauces de los ríos y sus márgenes, los bosques, las playas, etc., tienden a sacar provecho de las calidades del lugar y de sus recursos, que podrían impulsar la apropiación y el mantenimiento de los espacios naturales y su aprovechamiento por la población. Por ejemplo, en las actividades relacionadas con el agua, en la extracción de madera o en la inserción en la agricultura de técnicas de cultivo y tipos de cultivo adecuadas a las funciones biofísicas y perceptivas, que sean respetuosas con el medio (Hough, 1995).
La preservación y la creación de equipamientos ecológica y visualmente adecuados tienden a aproximar la comunidad a la naturaleza, principalmente en el ámbito de nuevas ocupaciones, estableciendo una proximidad entre ocupación urbana y área natural. Estos usos pueden representar un artifi cio de transición entre ambos medios, estableciendo una frontera híbrida donde convivirían características distintas, pero no contradictorias, que, entre otros aspectos, podrían proporcionar el reconocimiento de elementos naturales poco valorados y equipar los tejidos urbanos.
Además, el uso optimizado de los recursos también puede signifi car buenas condiciones de mantenimiento y gestión de los espacios libres, con ventajas para las inversiones públicas y privadas, y una manera de controlar la ocupación del territorio (Hough, 1995).
Sin embargo, alcanzar este objetivo exigiría algunas medidas fundamentales, como, por ejemplo, defi nir cuáles serían las actividades compatibles con cada espacio libre y su respectiva delimitación espacial; delimitar los lugares destinados a la protección integral o que pueden poseer un patrón más variable, entre lo natural, lo recreativo, lo rural o lo urbano; limitar las áreas propicias para la instalación de equipamientos comunitarios y áreas de uso público, y crear infraestructuras de soporte a las actividades turísticas y de ocio compatibles con el lugar, la actividad y la cantidad de personas previstas para su disfrute.
Al mismo tiempo, las naturalezas urbanas pueden actuar como lugares que están involucrados en las dinámicas urbanas, alrededor de los cuales se desarrollan la urbanización y varias de sus principales funciones; como ejemplo pueden citarse los ríos, que constituyen el eje central de algunos centros urbanos y establecen las relaciones entre sus tejidos.
En determinadas circunstancias, recuperar tales naturalezas, e involucrar la reestructuración del territorio, puede ser el inicio de un proceso de reconversión de un área natural y un área urbana a la vez, cuyo establecimiento de nuevas relaciones espaciales y funcionales puede crear sinergias que tenderían al uso sostenible y a destacar la intersección entre la naturaleza y la ocupación urbana.
Los escenarios recreados
Los escenarios recreados representan la "resignifi cación" visual de los espacios libres degenerados y permiten pensar en resultados espaciales que crean paisajes bellos, además de posibles recalifi caciones biofísicas, adaptados a la vivencia colectiva y a usos sostenibles, como, por ejemplo, la creación de verdaderos parques a partir de las agriculturas obsoletas y de los espacios residuales en la ocupación urbana. En muchos casos, crear espacios de sinergia, implica la transformación de espacios libres cotidianos ordinarios, grandes o pequeños, en espacios involucrados con sus entornos, que invitarían a la visita, a la participación y al encuentro, al mismo tiempo que representarían nuevas referencias en la estructura del territorio.
Los escenarios recreados desde la agricultura permiten recuperar la calidad de los campos cultivados a través de programas de intervención que conjuguen la producción y el recreo, junto con otras actividades, que sean complementarias a las de los tejidos urbanos del entorno. Son oportunidades para, entre otras cosas, recalifi car visualmente los campos agrícolas degradados y potenciar otros intereses que puedan existir, incluso el turismo (Hough, 1995).
En este marco, ante la posibilidad de reconversión de las agriculturas obsoletas, y considerando que a menudo éstas ocupan suelos destinados a la expansión urbana, principalmente si no se sustenta la productividad, se pone de relieve la verdadera necesidad de hacer avanzar la ciudad y la importancia que puede tener su permanencia para la ordenación del entorno, además de posibles signifi cados para la gente del lugar, en sus tradiciones y prácticas colectivas.
Por otro lado, los escenarios recreados pueden corresponder a intervenciones totalmente regeneradoras, al actuarse sobre lugares muy degradados, en general, marginales o dedicados a usos poco cualifi cadores, como, por ejemplo, los vertederos o las canteras.
Estos lugares pueden constituir una oferta de más espacios libres públicos en áreas periféricas y ser generadores de atractivos que, en algunas situaciones, podrían acompañarse de intenciones de reforma urbana.
Los escenarios recreados también pueden posibilitar la creación de jardines en áreas residuales, sobrantes de la ocupación urbana, como, por ejemplo, los terrenos de los grandes equipamientos o industrias. Estos jardines pueden combinar los elementos naturales de las piezas con la agricultura a pequeña escala, intervenciones artísticas y funcionales y posibilidades de ocio, que, además de recalifi car visualmente los espacios en sí mismos y ofrecerlos a la comunidad, podrían asociarse a intervenciones de renovación urbana en áreas con una ocupación en desuso (Hough, 1995).
Las infraestructuras paisajísticas
Las infraestructuras viarias, además de permitir la circulación por el territorio y el contacto entre los asentamientos y los espacios libres, son elementos que, a menudo, debido a sus características espaciales, promueven la separación física y/o visual entre los espacios libres, la cual puede causar daños en las instancias biofísica y perceptiva, o en la propia accesibilidad de los espacios.
Estas disociaciones producidas por las vías en el sistema de espacios libres llevan a pensar en la posibilidad de que la propia vía sea, por su condición de continuidad, un espacio de sinergia, un espacio de sutura del sistema, con paisajes distintos y propios en consonancia con los espacios libres y sus atributos. Un espacio que reúna los valores más signifi cativos de los espacios libres y que permita, en su propio seno, generar nuevos signifi cados para los tradicionales confl ictos entre las infraestructuras viarias y los espacios no ocupados.
La presencia de infraestructuras viarias tiende a ocasionar confl ictos de orden biofísico que merecen ser tenidos en cuenta, como la probabilidad de provocar un "efecto barrera", al imposibilitar el cruce de individuos de un ecosistema, fragmentando un hábitat, de provocar también la estrangulación de fl ujos de agua, por puentes y viaductos poco adecuados, o la erosión de suelos, principalmente en pendientes muy acentuadas (McHarg, 1969).
Por otro lado, según su posición y sección, las vías pueden causar importantes confl ictos visuales con el paisaje, interponiéndose en espacios de gran calidad visual o impidiendo su visibilidad. En este sentido, también pueden comprometer el movimiento de las personas y funcionar más como un obstáculo que propiamente como un elemento de conexión.
Ejemplo de intervención ilustrativa de principios de proyecto basados en relaciones sinérgicas desde los escenarios recreados: 96 a 99. Parc agrari del Baix Llobregat, Barcelona, Espanha, 1999. Ejemplo de ordenación de área agrícola con el mantenimiento de la actividad agraria y la introducción de nuevos parámetros de ordenación con repercusiones en su calidad visual y biofísica (F.: Acervo Arqto. Joaquín Sabaté). La adecuación de las vías a los elementos biofísicos y perceptivos resulta imprescindible. En este sentido, conviene limitar los lugares más convenientes para el trazado de las infraestructuras a fi n de conservar los recursos de los espacios libres. Sin embargo, además de los daños al medio biofísico o a la integridad perceptiva de los lugares, las infraestructuras viarias pueden representar una manera de potenciar estos atributos (Lynch, 1966; entre otros).
Entre las posibilidades de evitar los daños o potenciar ciertos atributos de los espacios libres, al margen de las soluciones de paso de fauna o túneles, que tenderían a favorecer el desarrollo de las comunidades bióticas, las intervenciones en las vías podrían involucrar las iniciativas que privilegian la naturalización de los cursos de agua con soluciones de drenaje compatibles, el aprovechamiento de la vegetación local en su diseño, los viaductos respetuosos en relación con las dinámicas hídricas, el respeto por las características del terreno a fi n de mitigar, entre otros problemas, la erosión, la potenciación de las mejores vistas (por ejemplo, con la creación de miradores), el respeto por los elementos de más alto valor visual, con el mantenimiento de su diversidad e integridad física, etc., y, sobre todo en carreteras y autopistas, la dotación de áreas de servicios cualifi cadas y carriles que permitan la circulación de peatones y bicicletas.
En este marco de relaciones, donde exista la posibilidad de hacerlo, podría inducirse a un uso más humano entre vías, personas y espacios libres, permitiendo la presencia de los elementos naturales, el incremento de la visibilidad y la circulación de personas y vehículos, creando condiciones espaciales acordes con las necesidades humanas de circular con seguridad y protección, haciéndolos actuar como ejes cívicos, perceptivos y naturales, como parte importante del sistema de espacios libres y de la integración con su entorno, como espacios que crean paisajes, más que un problema que debe resolverse. Ello incluye el tratamiento de las medianas, franjas de protección, rotondas, nudos e isletas, taludes de protección acústica u otros espacios yermos provenientes de las vías, como espacios libres potenciales para formar parte del sistema (Lynch, 1966;Hough, 1995; entre otros).
Princípios de proyecto
Matriz biofísica
REFERENCIAS
RELACIONES
Signifi cación visual
Accesos
Funcionales Espaciales Sinérgicas
Mantenimiento de los procesos naturales en los espacios libres.
Mantenimiento de la visibilidad de los rasgos físicos más signifi cativos de los espacios libres del territorio.
Control de las intervenciones en los espacios libres accesibles.
Mantenimiento de las continuidades biofísicas.
Mantenimiento de las continuidades perceptivas.
Mantenimiento y mejora de la red de accesos.
Creación de naturalezas urbanas.
Intervención en el paisaje que resulte en escenarios recreados.
Creación de infraestructuras paisajísticas.
El establecimiento de criterios referentes a la posibilidad de ocupar o no un lugar y las ubicaciones más adecuadas para las distintas actividades en los espacios libres, de acuerdo con los elementos y procesos naturales que poseen.
El respeto por los elementos físicos visualmente más relevantes de los espacios libres como referencias para la indicación de las actividades y el condicionamiento de posibles ocupaciones y explotaciones.
La limitación de las intervenciones en espacios libres accesibles de acuerdo con sus atributos biofísicos y perceptivos, como una oportunidad para la compactación de los asentamientos actuales y la creación de usos alternativos que sean poco impactantes.
La consideración del mantenimiento y la recuperación de las continuidades biofísicas en el sistema de espacios libres en pro de la diversidad y del desarrollo integral de sus procesos naturales, como referencias espaciales a la ocupación urbana.
El mantenimiento de las continuidades perceptivas como un indicio de formalización del paisaje, de acuerdo con las consideraciones relativas a la signifi cación perceptiva de cada pieza del sistema y su enlace visual con el territorio de modo general.
El mantenimiento y la mejora de la red de accesos como una posibilidad de establecer relaciones espaciales entre los espacios libres y entre éstos y los espacios ocupados.
La creación de espacios naturales que establezcan la intersección entre los medios urbano y natural, como posibilidades de equilibrio espacial y funcional de los tejidos urbanos, entre áreas libres y ocupadas, y como elementos urbanos de ligazón entre las partes de la ciudad.
La recalifi cación visual de los espacios libres degradados, a través de la creación de paisajes bellos, además de posibles recalifi caciones biofísicas, adaptados a la vivencia colectiva y a usos sostenibles, como nuevas referencias en la estructura del territorio.
La creación de infraestructuras viarias adecuadas a los elementos biofísicos y perceptivos de los espacios libres y a las respectivas condiciones para el mantenimiento y desarrollo de su integridad y diversidad.
6B > Acciones de proyecto sobre los espacios libres para la ordenación del sistema
La determinación de las acciones de proyecto requiere la previa identifi cación de los espacios sobre los que actuar para la ordenación del sistema y la respectiva caracterización de su potencial estructurador. Para ello, se observan los espacios que ya están protegidos por la planifi cación y los que no están consagrados por ella y que sufren la presión de la ocupación urbana. Con este propósito, se desarrolla el siguiente proceso:
• La observación de los atributos de los espacios libres. Se verifi ca la califi cación obtenida por cada espacio libre como espacios de oportunidad proyectual: espacios ancla, espacios referencia, demás espacios libres.
• La observación de la situación del espacio libre en relación con su entorno.
Se verifi can las condiciones ofrecidas por el entorno de la pieza estudiada en relación con la presencia de espacios protegidos, tejidos urbanos, espacios ancla, espacios referencia o espacios libres que no ofrecen ninguna característica relevante.
• La observación de las condiciones necesarias para establecer las relaciones espaciales y funcionales en el sistema. Corresponde a la indicación de las mejores oportunidades para que se realicen las relaciones entre las piezas del sistema y entre éstas y sus entornos, a fi n de garantizar la integridad, diversidad y cohesión entre ambos medios, a partir tanto de los atributos de los espacios libres como de la situación que presentan en el contexto urbano.
Cabe advertir que las acciones que se presentan en este apartado no corresponden a todas las posibles acciones sobre los espacios libres, sino que constituyen algunas modalidades, seguramente las más importantes, de incidir en la ordenación del sistema y en las relaciones entre espacios libres y ocupados.
En este marco, las acciones de proyecto pueden resumirse en: añadir, enmarcar, conectar, adecuar, articular y enlazar. Algunas piezas, a pesar de presentar una mayor tendencia hacia una u otra acción, pueden permitir más de una modalidad de actuación, aunque aquí se apuntará la principal.
Añadir
La acción añadir corresponde a la posibilidad de sumar espacios libres a otros ya considerados con instrumentos específi cos de protección, que sean contiguos entre sí, de manera que se amplía el límite del área protegida.
En general, las piezas que pueden "sumarse" a los espacios protegidos corresponden a espacios ancla (espacios de oportunidad proyectual que poseen una califi cación fi nal mediaalta y alta). Sin embargo, en algunos casos, espacios referencia (con una califi cación fi nal media-baja y media) o demás espacios libres (sin atributos relevantes) puedan ser áreas a añadir. Estos casos pueden ocurrir, por ejemplo, en situaciones en que las piezas componen el entorno de elementos perceptivos notables, sean áreas de emergencia visual o elementos escénicos ya protegidos, y todavía no se consideraron con instrumentos de protección.
Por su valor, los espacios a añadir representan la posibilidad de conservación de los recursos de los espacios libres, que hasta el momento están sin un instrumento de protección estricto, y tienden a actuar en favor de la continuidad biofísica y de la preservación de su signifi cado perceptivo.
Muy a menudo corresponden a áreas vulnerables, cuyas fronteras se aproximan a la ocupación urbana, por lo que exigirían cuidados específi cos, sobre todo en las áreas con comunidades vegetales muy preservadas, las áreas de alto riesgo de inundación, deslizamiento y desmoronamiento y las áreas con atributos perceptivos signifi cativos que, según sus recursos, pueden ser objeto de distintas actuaciones con vistas a la intervención urbanística. En algunos casos, pueden necesitar recuperación ambiental para integrarse debidamente con su entorno, como, por ejemplo, las áreas muy expuestas a los riesgos y que están degradadas en ese momento o, incluso, áreas que ya están protegidas, aunque no poseen buenas condiciones biofísicas o perceptivas, como algunas áreas de bosque degradado y cultivos en el ámbito de estudio.
A grandes rasgos, las áreas a añadir merecieron hasta ahora poca atención en relación con el mantenimiento de sus recursos y los papeles que pueden desempeñar junto con los espacios ya protegidos en la estructura urbana, bien como espacios de sinergia entre las realidades naturales más preservadas y las ocupaciones urbanas del entorno, bien como espacios de control de tales ocupaciones. No obstante, estos papeles, como espacios de sinergia o de control, pueden ir juntos.
Con respecto a la combinación de espacios naturales protegidos y ocupaciones urbanas, como una oportunidad de relación entre ambos medios y de estructuración del entorno, puede citarse algunas ordenaciones recientes para los parques regionales franceses. Estos parques se consideran lugares adecuados para la reconciliación entre medio urbano y natural, según directrices que plantean, entre otras cosas, el desarrollo de agriculturas en sus bordes, que colaboran en la marcación de sus límites; y la referencia del parque, con sus recursos y fragilidades, como base para el desarrollo de posibles nuevas ocupaciones. Al mismo tiempo, incentivan la participación de la población de los tejidos urbanos ubicados dentro de los límites de los parques, y en sus alrededores, en programas de conservación y en la oferta de servicios y actividades directamente relacionadas con la naturaleza, lo que ayuda en su mantenimiento 50 . De este modo, se establecen algunos criterios que permiten la protección de los espacios libres y su consolidación como referencia de la estructura urbana.
Un ejemplo de las posibles piezas a añadir en el caso de estudio lo constituyen las superfi cies contiguas a los grandes parques forestales da Tijuca y da Pedra Branca y parte de la playa del Recreio dos Bandeirantes.
En realidad, los bordes de los macizos tienen, sobre todo, una función clara como área de "preparque", que está involucrada con sus entornos ocupados y explotados y que puede ser objeto de intervenciones intencionadas para mantener los atributos biofísicos y perceptivos del lugar, lo que, en algunos casos, puede imposibilitar cualquier uso.
Específi camente en el caso de las áreas forestales con favelas próximas, las áreas protegidas tendrían un papel importante, cuyo tratamiento como espacios de sinergia y de control puede resultar en lugares capaces de cualifi car la ocupación con equipamientos para el ocio y la educación, por ejemplo, y, al mismo tiempo, frenar su desarrollo.
En los espacios más pequeños, las áreas a añadir pueden ser áreas naturales relacionadas con los espacios libres públicos urbanos del entorno, y constituyen una buena oportunidad para realizar actividades ambientales con la comunidad.
Enmarcar
Enmarcar como acción de proyecto signifi ca poner límite donde no hay un límite establecido y, además, donde no existen referencias de espacios protegidos a su alrededor.
De modo general, enmarcar indica la acción de protección sobre los espacios ancla, que todavía no están consideradas en el planeamiento con instrumentos de protección más específi cos.
A semejanza de los espacios a añadir, los espacios a enmarcar también tienden a actuar en favor de la continuidad biofísica y de la preservación de los atributos perceptivos, incluyendo sus entornos.
En general, los espacios a enmarcar son espacios muy problemáticos en cuanto a la posibilidad de ocupación y que todavía no recibieron mucha atención sobre cómo tratarlos con respecto a posibles directrices de intervención. Por ello, los espacios a enmarcar pueden cumplir los mismos papeles que los espacios a añadir y, como éstos, están sujetos a distintas actuaciones relativas a la intervención urbanística, según sus escalas, recursos y vulnerabilidades, y pueden desempeñar las funciones de espacios de sinergia y de control entre las áreas que deberían ser protegidas y las posibles ocupaciones, pudiendo desempeñar el papel de posibles estructuradores urbanos.
Con respecto a los casos específi cos relacionados con el agua que debe protegerse y que pueden actuar como ejes de estructuración urbana, un ejemplo que puede aportar datos interesantes es el tratamiento dispensado a los cauces de los ríos y sus márgenes en la zona de Denver (Colorado, EE.UU.). Por ley se defi ne un corredor a lo largo de los fl ujos del agua, que no puede ser ocupado y que ha de ser ordenado y controlado por los ayuntamientos, a fi n de mantenerlos y evitar posibles riesgos de inundación de zonas vecinas. Para ello, las áreas que han de protegerse deberían defi nirse antes de la ocupación de sus entornos y mantenerse como espacios libres destinados a la valoración de sus atributos naturales, visuales y las opciones de ocio. Para lograr estos objetivos, la ordenación del Horseshoe Park (1986) 51 , en una zona de humedales, canales y ríos, sugiere la potenciación de las conexiones entre los cauces fl uviales en congruencia con los humedales. En la propuesta planteada se sustituyen las tradicionales estructuras de hormigón que canalizaban los lechos fl uviales, por soluciones más fl exibles, utilizando plantas y desniveles en los cauces y en las márgenes, y se crean espacios más adaptables al ocio, a la implementación de caminos junto al agua, al mantenimiento de los hábitats naturales, a la estabilidad de las márgenes y al control de las inundaciones. De este modo, se consolida el espacio fl uvial y se le da fuerza estructuradora en una posible ocupación urbana.
En realidad, esto demuestra la necesidad de consolidación de los espacios protegidos y a proteger, mediante una ordenación efi caz, porque, cuando relegados al azar, tienden a convertirse en áreas propicias a las ocupaciones ilegales.
Son ejemplos de espacios a enmarcar en el caso de estudio, los humedales, distribuidos en la parte oeste del llano y la mayoría de los márgenes de las aguas y áreas críticas a los riesgos, sobre todo, de inundación y deslizamiento, presentes en distintas zonas.
Conectar
La acción conectar representa la posibilidad de unir, en términos biofísicos y perceptivos, espacios ya protegidos y añadidos a los espacios a enmarcar, a través de una superfi cie continua.
En este sentido, conectar signifi ca actuar en los espacios referencia y en los demás espacios libres con el fi n de establecer conexiones entre las piezas del sistema.
Los espacios conectores son estratégicos para el proyecto del sistema, donde pueden planearse previamente las áreas de conexión que atenderían tanto a las funciones biofísicas como a las perceptivas, de cara a su ordenación. Para ello, se prioriza la conquista de la mayor continuidad posible entre los espacios libres, lo que supone favorecer el desarrollo y la recuperación de sus atributos y de sus respectivos procesos, en busca de paisajes que mantengan sus funciones esenciales.
En efecto, los espacios conectores, junto con los espacios ya protegidos y los espacios a añadir y enmarcar, corresponderían a ejes centrales del sistema que podrían preverse antes de la ocupación urbana y supondrían su estructura, al actuar como condicionantes espaciales e elementos de controle. A la vez, en estos mismos espacios, que a menudo coincidirían con áreas de alta signifi cación visual, podrían plantearse posibles rutas paisajísticas que permitirían vislumbrar los atributos más califi cados del sitio, además de otras posibilidades de crearse conexiones visuales.
Con respecto a la determinación de las continuidades biofísicas, la atención a los espacios protegidos, y a los que se han de proteger, y las respectivas continuidades y discontinuidades existentes entre ellos, puede indicar algunas direcciones para la elección de las superfi cies libres que podrían actuar como posibles espacios conectores. En este sentido, los cursos de agua son relativamente fáciles de manejar si se hace necesaria una recomposición de su trazado. En cambio, la recomposición de la vegetación es mucho más complicada, ya que, a menudo, la existencia de ocupaciones urbanas provoca discontinuidades que impiden la conexión entre las partes. Sin embargo, la presencia de jardines y agriculturas, además de otras comunidades vegetales alteradas, aunque puedan presentar defi ciencias en términos ecológicos, sigue siendo una alternativa de conexión entre los elementos biofísicos y permite su adaptación y gestión para contribuir a la continuidad de las piezas del sistema. Por otro lado, cuando se plantease la necesidad de restablecer las conexiones a través de áreas ya ocupadas que fueran obstáculos a ellas, puede preverse, incluso, su desmantelamiento o su reestructuración.
En este marco, la ordenación del frente litoral de la Albufera (Valencia, España, 1995) 52 es una experiencia interesante, que intenta conciliar el restablecimiento de los ecosistemas de matorrales de dunas existentes en el frente marítimo con la gran presión urbana de la ciudad, sobre todo turística. Para lograr sus objetivos, se propuso la eliminación de viales, del paseo-dique existente y de otros elementos de la ocupación urbana y su sustitución por dunas estabilizadas mediante la introducción de la vegetación autóctona. El paso a su través se ha controlado, debido a la vulnerabilidad del sistema, con la creación de zonas de picnic entre las dunas y equipamientos concentrados en puntos específi cos que permiten la conexión dunas-playa de modo fl uido y el control de las actividades. El conjunto se completa con la recuperación de lagos en medio de la vegetación, que actúan como límites a la penetración en el bosque. De este modo, se conquistan las conexiones deseadas y se establecen las reglas de la relación con el entorno.
En el caso de estudio, las principales oportunidades de espacios conectores estarían en las áreas inundables con vegetación (que ocupan gran parte de los espacios libres del llano) y se relacionan directamente con espacios discontinuos con importantes atributos biofísicos y perceptivos.
Adecuar
Adecuar los espacios libres signifi ca adaptar sus condiciones en favor de la integridad y diversidad de sus atributos biofísicos y perceptivos ante posibles ocupaciones urbanas.
Los espacios a adecuar están representados por espacios referencia y demás espacios libres. Se considera que, debido a sus peculiaridades, con respecto a los atributos perceptivos y del soporte biofísico, estos espacios serían piezas susceptibles de soportar cierto grado de ocupación urbana.
Sin embargo, ciertas limitaciones pueden ser necesarias de acuerdo con las vulnerabilidades de los espacios libres a la ocupación. No obstante, estas limitaciones pueden ser el argumento no sólo para insertar las características de los espacios libres en las ocupaciones, sino para estructurarlas.
A grandes rasgos, las limitaciones a la ocupación urbana responderían más bien, además de a las continuidades y valores biofísicos y relativas a la preservación de la calidad visual del lugar, a la buena accesibilidad y a algunas características que presentan los asentamientos actuales, y que están, directa o indirectamente, relacionadas con los espacios libres.
Por una parte, con respecto a la accesibilidad, si ésta es buena, a partir de las vías actuales, puede favorecer la ocupación cuidadosa que utilice las calidades biofísicas y perceptivas como guía de la ordenación y puede representar una buena alternativa para la programación de nuevos usos del suelo. No obstante, en cuanto a la accesibilidad prevista, la ocupación del suelo de modo adecuado exigiría mayores detalles y estudios, pues puede resultar conveniente pensar en resolver cuestiones relativas a la necesidad de crear asentamientos sin construir necesariamente más vías. Sin embargo, si la accesibilidad es mala, la ocupación no sería aconsejable, debido, entre otros factores, a la ausencia de vías, lo que supondría crear más infraestructuras y exponer más suelo libre a la posible ocupación.
Por otra parte, en relación con algunas características que ya presentan los asentamientos actuales, los espacios a adecuar para la ocupación urbana deberían responder a otros criterios con la intención de actuar en favor de la consolidación del sistema, como, por ejemplo, la observación de las centralidades actuales y la posibilidad de concentrar la ocupación alrededor de estos centros sin promover más dispersiones, y la conveniencia que puede representar la existencia previa de equipamientos, servicios, etc., lo que facilitaría nuevos crecimientos.
No obstante, cabe señalar la importancia que puede tener, en el control de la expansión urbana y en la transición entre ésta y las áreas naturales, la preservación de ciertos usos presentes en las piezas a adecuar, como, por ejemplo, cultivos productivos y jardines cualifi cados o, incluso, la recuperación o creación de otros usos, como la conversión de vertederos o antiguas canteras en parques.
En cuanto a la construcción de nuevas ocupaciones, los espacios a adecuar suponen la necesidad de determinar claramente los límites de las áreas que pueden soportar la ocupación, explicitando las condiciones oportunas de su formalización y, si es posible, la inserción de los elementos de los espacios libres en la futura ordenación urbana. Sin embargo, la defi nición de qué espacios pueden, o no, ser ocupados, al fi n y al cabo, suele responder más a estudios de demanda de la necesidad de crecimiento urbano, aunque esto no excluiría la observación de la capacidad de soporte de estos espacios según sus atributos.
Como ejemplo de la tentativa de plantear la compaginación del espacio libre con la ocupación respetando los atributos de estos espacios y utilizándolos como estructuradores urbanos, puede citarse la ordenación de la región de Ørestad (Copenhagen, Dinamarca, 1994) 53 . Sin entrar en detalles sobre las polémicas que rodean al proyecto, al involucrar una posible reserva natural, y centrándonos en la solución urbana propuesta, puede decirse que ésta se acerca a la unión entre la naturaleza y la ocupación a fi n de integrar ambas, en el marco del planeamiento del Copenhagen Finger Plan (1947). En la región de Ørestad se concibió la nueva ocupación urbana con el objetivo de preservar los humedales existentes e integrarlos a los nuevos accesos y los asentamientos, manteniendo las continuidades del agua y entrelazándolas a las funciones urbanas. Se creó, de esta manera, un gran eje vertical cuyo protagonista es el agua que circula por los espacios en distintas formas y escalas, desde los grandes humedales hasta lagos, canales y lagunas. El agua funciona como un lugar de recorrido y circulación, a la vez que relaciona los espacios ocupados y crea espacios libres públicos y canales de movilidad. El canal más externo coincide con la creación de la vía que conecta la parte nueva y la ya ocupada, junto con carriles de bicicleta, en cuyo subsuelo estaría prevista a instalación de una nueva línea de ferrocarril. La ordenación del área propuso aumentar la densidad edifi cada en altura para poder liberar más suelo e intentar proponer espacios libres como "dedos" entre la ocupación que, además de preservar la naturaleza y relacionar las áreas ocupadas, constituirían un área de ocio para la comunidad. De este modo, se preservan los atributos esenciales de los espacios libres y se utilizan como elementos de estructuración urbana.
Algunos ejemplos de áreas a adecuar en el caso de estudio son las que poseen bosques degradados, canteras, vegetación en áreas inundables, praderas, áreas de cultivos y jardines. Son áreas que pueden aceptar cierto grado de ocupación, a la vez que permitirían actuar en favor del mantenimiento de importantes funciones del sistema. Articular en el perfi l descrito. Por lo tanto, estos espacios pueden presentar distintos atributos y caracteres, más ecológicos o visuales, pasando por los de interés histórico; además, los espacios sin atributos notables, que pueden ser lugares potenciales de actuación, supondrían la reconversión del cuadro de degeneración que presentan en pro de su cualifi cación espacial y funcional.
A grandes rasgos, estos espacios reunirían lugares propicios para el incentivo de la urbanidad, que permitirían promover la convivencia colectiva, el reconocimiento visual del lugar y el acercamiento de la naturaleza a los ciudadanos, y pueden ser piezas importantes en el ámbito local o, según sus dimensiones, añadir interés a escala de la unidad o superior.
Los espacios articuladores también pueden actuar para la mejora y control de la expansión de los tejidos urbanos, como límites a la ocupación urbana y como oportunidades de equiparlos, de fomentar actividades colectivas, de designar espacios a huertos comunitarios, a asociaciones de vecinos y a fi estas populares, etc. Asimismo, pueden traer un equilibrio a las densidades edifi cadas y la restauración de algunos espacios actuales ocupados por desechos, y su conversión en lugares de convivencia.
Como ejemplo de articulación puede citarse la ordenación del Parque da Juventude en São Paulo (São Paulo, Brasil, 2003) 54 . El terreno del parque (240.000 m²), en principio, un área residual resultada del abandono del Complejo Penitenciario del Carandiru, ubicado en un área urbana densamente consolidada, incluye parte del edifi cio de la antigua cárcel y las ruinas de una cárcel inacabada. La estructura del parque propuesto alberga áreas de bosque preexistente a ser preservadas y efectúa la relación con la ciudad a través de áreas arboladas divididas en tres partes: un parque deportivo, un área central para la contemplación, que contiene el área de protección de la vegetación y las ruinas, y un parque institucional, dotado de una estación de metro, teatro y espacios para actividades culturales.
En medio al parque, cruzando las tres partes, ha sido propuesto un paseo, que conecta las partes del parque y los accesos a este. De modo general, se crea un espacio que articula el tejido urbano del entorno y hace posible la oportunidad de equiparlo, de promocionar la vivencia colectiva y con la naturaleza, además de permitir recorridos alternativos.
Sin embargo, para defi nir con precisión los espacios articuladores se requieren estudios detallados que consideren, entre otras cosas, las necesidades del entorno, como, por ejemplo, la carencia de espacios libres públicos, la posibilidad real de que estos espacios Parque da Juventude: 110. Plano de situación (F.: Acervo Arqta. Rosa Kliass).
110
sean utilizados de acuerdo con las prácticas colectivas locales, el estado de los asentamientos, si están degradados o abandonados, entre otros factores.
En el caso de estudio, algunas áreas que podrían ser posibles espacios articuladores son los fragmentos de espacios libres localizados, sobre todo, en la parte central y al norte del llano. Son lugares que, en su mayoría, se encuentran en tejidos urbanos consolidados, o entre ellos, y que podrían colaborar en una mayor relación entre las ocupaciones, en su mejora y control.
Enlazar
Enlaçar es la acción de proyecto que ha de adoptarse sobre los espacios libres que se encuentran en superfi cies discontinuas debido a la presencia de algún elemento de interrupción, como, por ejemplo, las vías, y que podrían actuar favorablemente en el enlace de algunas piezas del sistema, sobre todo aquellos con alta signifi cación visual y gran calidad biofísica, que pudiesen ser disfrutados para el ocio, a través de la creación de caminos con un entorno apacible.
En realidad, la acción enlazar se aplicaría a los espacios referencia y a los demás espacios libres que pueden colaborar en la composición de la red de accesos del sistema. Estos espacios representan la posibilidad de crear conexiones, permitiendo el paso y la secuencia entre los espacios libres que están, en principio, segmentados.
De esta manera, la acción de enlazar intenta crear enlaces, literalmente, en espacios desagregados, privilegiando el hecho de ir y venir a través de ellos, a la vez que permite la creación de áreas de recreo y equipamientos colectivos a lo largo de sus rutas, que a menudo necesitarían recalifi cación.
No obstante, suelen ser lugares sujetos a la ocupación urbana. Por lo tanto, cabe señalar que los espacios propicios a la acción enlazar podrían preverse con antelación a la ocupación, y proyectarse y gestionarse con el objetivo de consolidarlos como verdaderos itinerarios paisajísticos, para que la posible ocupación esté de acuerdo con sus condiciones de paso, además de respetar las limitaciones del entorno biofísico y visual.
En el caso de estudio, los posibles espacios a enlazar se encuentran, sobre todo, cerca de las lagunas y del frente marítimo y podrían colaborar en la mejora de los accesos a estos sitios.
Observaciones sobre las acciones de projeto
A modo de conclusión, la ordenación del sistema de espacios libres propuesto permitiría alcanzar una mayor relación entre las principales piezas existentes en el caso de estudio y, a la vez, reestructurar el territorio.
Acciones de proyecto
Articular
Concepto Situación
Espacios de oportunidad proyectual
Sumar espacios libres a otros ya considerados con instrumentos específi cos de protección.
Espacios libres contiguos a áreas protegidas.
Espacios ancla.
Poner límite donde no hay un límite establecido.
Espacios libres sin referencias de áreas protegidas a su alrededor.
Espacios ancla.
Unir los espacios ya protegidos y añadidos a los espacios a enmarcar.
Superfi cies continuas entre espacios protegidos o a proteger.
Espacios referencia y demás espacios libres.
Adaptar las condiciones de los espacios libres ante posibles ocupaciones urbanas y para el adecuado desarrollo de su papel.
Cualquiera. Espacios referencia y demás espacios libres.
Poner en relación tejidos urbanos, o parte de los tejidos, que no presentan interacción entre sí.
Espacios libres entre tejidos urbanos o dentro de los propios tejidos.
Cualquiera.
Crear caminos entre piezas del sistema.
Superfi cies discontinuas que estén, sobre todo, entre piezas muy cualifi cadas en términos biofísicos y perceptivos.
Espacios referencia y demás espacios libres.
6C > Sistema de espacios libres e instrumentos de planifi cación
En este apartado se intenta señalar algunos argumentos que posibilitarían la ordenación del sistema de espacios libres como una oportunidad para la reestructuración del territorio, a partir de la valoración de los instrumentos de planifi cación existentes y de la necesidad de fl exibilización de los planes a lo largo del tiempo, de manera que permitan la consolidación del sistema.
El uso alternativo de los instrumentos de planifi cación
La inserción del sistema de espacios libres como vertiente estratégica del proyecto territorial puede tener consecuencias muy importantes sobre los instrumentos de planificación existentes, por plantear la creación de otras bases para la ordenación del territorio, distintas de las que habitualmente se desarrollan desde la premisa de la ocupación extensiva. Ello involucraría la protección y la conservación indispensables de los espacios libres y la elaboración de directrices para la ocupación urbana según referencias funcionales y espaciales en consonancia con el sistema.
Sin embargo, la puesta en práctica de esta propuesta plantea una serie de desafíos hacia la aplicación de instrumentos de planifi cación concretos que permitan la consolidación física del sistema y la reestructuración del territorio.
Se trata de proponer algunas alternativas de planifi cación a las tradicionales prácticas de ocupación, siendo conscientes de los desafíos existentes y manteniendo el realismo en relación con las condiciones locales: la propiedad, la parcelación, el planeamiento vigente, las necesidades de la población que será atendida, los confl ictos e intereses previamente existentes entre los agentes públicos y privados y, entre otros aspectos, las posibilidades de realizar, gestionar y mantener el sistema de espacios libres.
Para ello, los instrumentos de planifi cación actuales, que varían de un lugar a otro y que se refi eren a distintas escalas y a diferentes grados de determinación espacial 55 , pueden proporcionar algunas posibilidades si utilizados según otra perspectiva en la construcción del territorio que puede, en algunos casos, ir en contra de intereses relacionados con la especulación inmobiliaria y las grandes inversiones, sean éstas comerciales, residenciales, industriales o turísticas. A grandes rasgos, concretar el sistema de espacios libres y reconducir la ocupación urbana es un planteamiento a largo plazo, que comprende una serie de actores con intereses divergentes y que puede tener un alto coste si no se adoptan mecanismos adecuados de viabilidad y gestión; además, requiere voluntad política, causa de que muchas propuestas quedan sin realizarse.
Por ello, cabe señalar la importancia del tiempo de planifi cación e implementación que garantice la sostenibilidad del proyecto, que incluye la fi scalización de las intervenciones sobre el territorio y el acompañamiento posterior de la evolución del paisaje según los criterios preestablecidos por las estrategias generales. En relación con el tiempo de ejecución y aprobación del plan, la cuestión política puede convertirse en un gran problema con respecto a la duración de los mandatos y el seguimiento posterior de los planes de un mandato a otro. No obstante, es común, en muchas realidades, el abandono de los planes entre un mandato y otro que, por motivos políticos, sean incompatibles.
Sin embargo, en principio, una vez aprobado un plan, su seguimiento constituiría un compromiso con los ciudadanos. Esto signifi ca que, una vez aprobado un plan que hubiera previsto un sistema de espacios libres, habría que asegurar la factibilidad del sistema y la adaptación de las reglas de ocupación de sus entornos a esta realidad. Para ello, una atención dirigida a la utilización más efi caz de los instrumentos de actuación ya establecidos puede aportar contribuciones signifi cativas sin provocar alteraciones fundamentales en la planifi cación, como, por ejemplo, las expropiaciones, las cesiones obligatorias, la compensación, etc.
El empleo de estos instrumentos implicaría no cambiar los derechos de edifi cabilidad existentes, sino adaptarlos a través de la determinación rigurosa de criterios de ocupación, ajustando, de esta manera, las obligaciones ya defi nidas por el planeamiento, relativas a la propiedad, a las intervenciones urbanísticas propuestas por el proyecto territorial en base al sistema de espacios libres.
Seguramente, estas adaptaciones tienden a generar confl ictos entre el sector público y el privado, por lo que se requiere la negociación de las propuestas de planifi cación con los agentes constructores del territorio y, sobre todo, la voluntad de aplicarlas.
Las posibles negociaciones con agentes privados entrañan el riesgo de ser moldeadas por los intereses privados ante los públicos, lo que, en una realidad donde el sector público está cada vez más apartado de las inversiones directas en la ciudad, tendería a traducirse en acciones que atienden más a intereses económicos que a los de carácter colectivo.
No obstante, a fi n de lograr algunos de los objetivos involucrados en la consolidación del sistema de espacios libres y la adaptación de sus entornos, principalmente en lo que se refi ere a la permanencia de espacios en áreas urbanizables, pueden sugerirse algunas consideraciones con respecto al planeamiento, como las siguientes:
Para un diálogo provechoso, paralelamente, hace falta sensibilizar a los agentes sociales. En realidad, la educación ambiental es un hecho que destaca cada vez más por su urgencia y que abarca un público amplio, que incluiría a los responsables del sector público, los inversores, los arquitectos y urbanistas y la comunidad en general. Además de los medios tradicionales de enseñanza, la publicidad de las buenas y malas prácticas, las exposiciones públicas y otras medidas de divulgación pueden ser efi caces para aproximar la población a los problemas que viven cotidianamente, saber sus causas y consecuencias y promover prácticas diarias más sostenibles.
En defi nitiva, la fl exibilización y la estabilidad de los planes llevarían a una actuación más acorde entre los instrumentos de planifi cación y la realidad física y de la población en la que se aplican, pudiendo resultar en la consolidación de un sistema de espacios libres estructurador del territorio e insertado en las prácticas colectivas locales.
La observación de la realidad de los territorios urbanos actuales permite verifi car la urgencia del replanteamiento de sus bases de ordenación. La ocupación urbana sigue avanzando sobre los espacios no ocupados, sea con la creación de más infraestructuras viarias, o de nuevos núcleos de asentamiento, que responden más a cuestiones funcionales del territorio que propiamente a un interés dirigido a la preservación de sus recursos.
Sin embargo, esta situación entraña algunas contradicciones, entre ellas, el hecho de que el territorio como un todo, entre espacios ocupados y no ocupados, representa, por sí mismo, la posibilidad de mantenimiento de las actividades de explotación y de la estructura de la ocupación y, en condiciones poco limitantes de sus usos, puede terminar por colapsarse.
Un proyecto territorial renovado signifi caría la posibilidad de revertir el cuadro actual de la estructuración territorial y, en este contexto, los espacios libres en sistema representan una oportunidad relevante para plantearse algo distinto del razonamiento tradicional de las ocupaciones extensivas.
Frente a este cuadro general, el libro intentó exponer la oportunidad que brindan los espacios libres para reestructurar el territorio por los recursos que comportan, sean biofísicos, perceptivos o relacionados con sus funciones urbanas, y por representar la parte no ocupada de este conjunto, aquello que todavía puede ser planeado, previsto y transformado con un margen de tolerancia relativamente amplio en relación con las posibles intervenciones, dado que permiten una gama extensa de confi guraciones.
Epílogo: por un proyecto territorial renovado 7 No obstante, un proyecto territorial renovado que tendría el sistema de espacios libres como vertebrador del territorio urbano, implicaría desafíos para su ejecución, tanto en relación con los instrumentos de planifi cación como con respecto a su implementación, justamente por involucrar una serie de medidas que deberían tomarse para la reestructuración de la condición urbana actual, lo que supondría el cambio de algunas normas ya establecidas, entre derechos y deberes. En este marco, se constata la importancia que deberían tener la estabilidad y la fl exibilidad del plan en el desarrollo del territorio, a fi n de lograr los objetivos pretendidos, conquistar la credibilidad de la población, involucrarla en el proceso de planifi cación, trazar una política de suelo coherente y durable y llevar a cabo la construcción del medio urbano por partes.
En este contexto, el libro partió de una situación que se analizó en una escala determinada, que se sitúa entre hechos de carácter más urbano y otros de carácter más territorial, y en un tiempo determinado, lo que impone ciertas limitaciones a los análisis, en particular al comprenderse el territorio como un ente vivo, en constante transformación, que incluye fenómenos que se desarrollan en las escalas más menudas y en las más generales, con intersecciones que ocurren y interfi eren en una y otra instancia.
La observación de estos fenómenos puede despertar ciertas inquietudes que instigarían a investigaciones del mismo tema a partir, por ejemplo, de una escala más pequeña o más amplia. Seguramente, los desafíos y las problemáticas tratadas cambiarían y, con ellos, el enfoque y sus respectivos instrumentales de análisis. En realidad, éstos constituirían posibles caminos a seguir en el tema del sistema de espacios libres y el proyecto territorial, que podrían refl ejarse en contribuciones al proyecto urbano y a las escalas regionales de planifi cación.
Desde las directrices trazadas por el proyecto territorial a la escala propuesta por el libro, y en relación con el proyecto urbano, el potencial estructurador del sistema de espacios libres aporta indicaciones signifi cativas, que infl uirían desde la ordenación local de los tejidos urbanos hasta la interferencia en la construcción de las propias edifi caciones y vías.
En esta dirección, además de los tradicionales enfoques orientados hacia la preservación de los procesos naturales y visuales y el tratamiento paisajístico de los espacios libres, se ha afi rmado la complementariedad entre el sistema de espacios libres territoriales y la ocupación urbana, donde ambos crearían condiciones de vertebración que podrían ir más allá de la confi guración de los espacios libres en sí mismos, como guías para la ordenación de la ocupación a escala local. Al fi n y al cabo, es en esta realidad donde los hechos ocurren, aunque puedan responder a directrices más generales, y corresponden a las necesidades más próximas y cotidianas de la población y de la ciudad.
Por otra parte, al trasladar la hipótesis presentada a una experiencia concreta de planifi cación regional, podría constatarse la necesidad de un enfoque, quizá, más genérico, por la imposibilidad de abarcar ciertos detalles a las escalas que se manejarían. Sin embargo, se comprueba que, aunque la escala cambie, los principios relativos a los espacios libres y a las relaciones espaciales y funcionales entre ellos y con sus entornos tienden a permanecer. En este sentido, la ordenación de la ocupación urbana debería ser direcionada, igual que en las escalas más pequeñas, al mantenimiento y al desarrollo de los procesos que se llevan a cabo en el sistema como argumento para la sostenibilidad del territorio.
No obstante, la planifi cación regional comporta otros problemas, bien por la dimensión de los territorios abordados, bien por la participación de diferentes administraciones, desde las municipales hasta las estatales. En esta realidad, la propuesta de un sistema de espacios libres reestructurador del territorio puede sugerir posibilidades de ordenación que no sólo transformarían y relacionarían tejidos urbanos entre sí, sino que podrían fomentar las relaciones espaciales y funcionales entre municipios, mediante futuras reglas de cooperación que deberían establecerse.
A modo de conclusión, con independencia de la escala del análisis y de la propuesta proyectual, se considera fundamental el hecho de tener claros, para el proyecto de territorio, los principios de base, el reconocimiento de los espacios libres y las dinámicas urbanas en las que están involucrados, los análisis y valoraciones y las propuestas de intervención, a partir de la concepción del paisaje, y de los espacios libres en particular, como una realidad plural, con signifi cados variados, cuya interpretación segmentada tiende a imposibilitar su comprensión más completa y profunda, sobre todo cuando se pretende "resignifi carla", renovarla estructuralmente y conquistar territorios más sostenibles.
A grandes rasgos, el libro señala el logro que puede representar la transformación del signifi cado de los espacios libres como espacios residuales a estructuradores del territorio, a partir de la inserción del sistema de estos espacios en el proyecto territorial, que puede conducir a la sensibilización de la sociedad frente a los recursos que poseen y a la conformación de territorios urbanos distintos de los actuales, más congruentes en la ordenación de sus espacios libres y ocupados.
Capítulo 3
Plano del relieve.
Plano de la hidrografía.
Plano de las principales comunidades vegetales.
Plano de las infraestructuras viarias.
Plano de los usos del suelo.
Plano del estrato construido.
Capítulo 4
Esquema de la ocupación del caso de estudio hasta 1940.
Esquema de la ocupación del caso de estudio hasta 1970.
Esquema de la ocupación del caso de estudio hasta 2000.
Plano del parcelario de los espacios libres.
Plano de los espacios libres actuales.
Anexo 1:
Planos realizados para el libro Capítulo 5
Plano de la cubierta vegetal y explotación de recursos.
Plano de la hidrología.
Plano de la clinometría.
Plano de la edafología.
Plano de los atributos del soporte biofísico.
Plano de la valoración fi nal de los atributos biofísicos.
Plano de la valoración fi nal de los atributos perceptivos.
Plano de la valoración fi nal de la accesibilidad.
Plano de las macrozonas.
Plano de las superfi cies protegidas.
Plano de las superfi cies edifi cables y usos del suelo previstos.
Plano de la valoración fi nal de los parámetros de protección.
Plano de la síntesis de la valoración.
Capítulo 6
Plano de las acciones de proyecto.
• Las características físicas de las propuestas, sus programas e instrumentos de actuación.
• Las previsiones de protección y gestión de los espacios libres.
• La forma en que se aborda el tema de la inserción de los espacios libres en la elaboración de las propuestas.
• Las posibles consecuencias, directas o indirectas, que las propuestas pueden generar en los espacios libres en relación con sus atributos biofísicos y perceptivos.
• Si los planes o proyectos representan un incremento de la accesibilidad y la creación de nuevos asentamientos en los espacios libres.
• Cuáles son las medidas para mitigar los problemas que pueden generar.
• Cómo se considera la participación colectiva en la defi nición de las propuestas.
• La previsión de medidas de educación ambiental.
El objetivo de las entrevistas con los responsables de la administración de los principales parques (Parque Estadual da Pedra Branca y Parque Nacional da Tijuca) era conocer, sobre todo, cómo se lleva a cabo la gestión de los parques, sus principales problemas ambientales y el carácter de las relaciones que se establecen con su entorno. Estas entrevistas abordaron los siguientes puntos:
• Las características físicas más relevantes del parque. • Los principales accesos al parque. • La propiedad de las tierras del parque y los posibles problemas de gestión entre tierras públicas y privadas.
• La existencia de un plan de gestión.
• Los principales problemas con los riesgos naturales o provocados, entre ellos, de invasiones por los asentamientos, deforestación, desmoronamiento y deslizamiento, incendio y contaminación.
• Las propuestas actuales de gestión, incluyendo una posible gestión del suelo del parque.
• Las explotaciones previstas dentro del parque y en su entorno y los problemas que provocan las existentes.
• Los programas existentes o previstos de educación ambiental y de participación de la comunidad del área en la conservación del parque.
Las entrevistas con los responsables de las regiones administrativas buscaron obtener informaciones sobre todo relativas a la gestión del caso de estudio como una totalidad, a las actuaciones públicas sobre los espacios libres, las infraestructuras existentes y los posibles programas que involucrarían a la población en la gestión de los espacios. Las entrevistas abordaron los siguientes puntos:
• La gestión de los espacios libres de dominio público, incluyendo su conservación, la seguridad pública, la capacidad de mantener la fi scalización y una posible política de suelo en el ámbito.
• Las condiciones del transporte público en el área.
• Las condiciones de la infraestructura de servicios en el área.
• Los principales centros de comercio y servicios considerados por la administración pública.
• Las actuaciones que se llevan a cabo en relación con la ocupación irregular.
• Los posibles efectos de los planes y proyectos previstos para el área de estudio en relación con los espacios libres.
• La fi scalización de las obras referentes a los asentamientos y las infraestructuras con respecto al mantenimiento de los espacios libres y sus atributos más signifi cativos.
• Las explotaciones regulares e irregulares en el área y sus consecuencias sobre los espacios libres.
• Las iniciativas actuales de califi cación de los espacios libres: arbolado, carriles de bicicleta, creación de jardines, recuperación de áreas degradadas, etc.
• Los programas de educación ambiental y participación colectiva en la gestión de los espacios no ocupados.
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