[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
PROEMIO Aunque nacido en Jaén capital, siento una especial vinculación sentimental por Begíjar, puesto que mi mujer remanece de esta localidad, y de hecho mantenemos casa abierta en la que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo libre, compartiendo nuestro interés por la cultura en general, y en especial por el arte, la arquitectura autóctona y sobre todo, por el tema etnográfico y costumbrista. En nuestro recorrer viajero, hemos tenido ocasión de visitar cada uno de los museos etnográficos y de costumbres populares repartidos por una buena parte de nuestra geografía peninsular, por lo que no es de extrañar que cuando Santiago me propuso la tarea de prologar su libro: “Begíjar: El tiempo detenido (Aproximación Etnográfica)”, no pude por menos que sentirme halagado por la confianza depositada en mí para su redacción; pero además, me sentí con total libertad para prologar este libro por mi pasión por la etnografía, pues toda mi producción literaria publicada se centra en la investigación histórica, con lo que esta propuesta me dejaba el campo libre para una redacción más literaria sin los estrictos márgenes que impone la investigación histórica. Santiago ha sabido concordar magistralmente la información de las piezas que conforman su interesante museo, no de todas, pues son más de nueve mil las que cuenta en la actualidad, con el deseo de trasmitir esa cultura material, no por el mero prurito como coleccionista, que ya es loable, sino como proyección de todo un mundo inmaterial, que es lo más importante desde el punto de vista antropológico. Por lo tanto, esta edición supone una posibilidad de consulta tanto para el erudito en la materia, como para los amantes de las tradiciones, que encuentran en este libro una parte de su propia historia o de su pasado más cercano en muchos de los casos, sobre todo para aquellos que han sobrepasado el medio siglo de existencia. Esos vocablos relacionados con utensilios, prácticas, usos y técnicas que han quedado en la nostalgia del recuerdo, ahora resuenan en nuestras mentes al verlas escritas nuevamente en este libro. Términos como zafa, talega, verdón, pera (interruptor), cernadero, pañito, justillo, plomillos, quinqué, lebrillo, mariantoñeta o mariposero, vuelven a la memoria y rememoran escenas cotidianas de no hace tanto tiempo, pues habían sido olvidadas por completo por su escasa utilidad impuesta por nuevos materiales o nuevos descubrimientos, quedando obsoletas pues su uso fue sustituido por otras realidades relacionadas con nuevos avances técnicos, y que hoy en día, no habiendo sobrepasado más de cuarenta años desde su desaparición práctica en algunos casos, se han convertido o están a punto de convertirse en auténticos arcaísmos. Vocablos que además ha sabido compaginar con la inclusión de refranes o frases hechas relativas al utensilio tratado, algunas de ellas autóctonas del acervo begijense: “Buenos días higo chumbo, amigo de mi navaja, te corto corona y culo y en medio, te hago una raja”. El autor, ha tenido el acierto de conservar la vocalización local de estos utensilios, instrumentos, usos, costumbres y tradiciones, que pueden servir como base para un estudio de lingüística comparada, pues existen auténticos “endemismos”, como por ejemplo faldiquera (faltriquera); camapé (canapé, cama), ciambrera (fiambrera), galopa (garlopa), arcancia (alcancía), o moñeca (muñeca), por citar algunos de ellos, que evidentemente no se recogen en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua española, convirtiéndose en auténticas muestras del habla específica de la Loma. De entre este interesante legado material, destacamos algunas piezas insólitas que se prodigan muy poco en los museos etnográficos, como por ejemplo el atrapamoscas, artilugio que como su propio nombre indica servía para atrapar las cansinas moscas del verano, con una sencilla, pero eficaz técnica, que tan sólo había visto anteriormente en el Museo etnográfico Velarde en Camargo (Santander) y en la Casa Museo de la Troya, en Santiago de Compostela, localidades muy alejadas de nuestra Andalucía. Pero además, otro de los valores del autor es que este inmenso patrimonio material del que nace este libro, trasciende a esta edición, pues lo ha querido mostrar al público en general, realizando para tal fin un Museo de Artes y Costumbres Populares, que además tiene un valor añadido pues la colección se exhibe en el incomparable marco del antiguo palacio episcopal datado en el siglo XVI, que también ha rescatado del olvido y de su segura ruina. Su carácter didáctico, ha sabido ponerlo de manifiesto, pues ha rescatado y reproducido íntegramente la antigua tienda de ultramarinos, la zapatería, la barbería, el gabinete médico o la neogótica antigua botica, que en mí opinión es la muestra de más valor tanto material de la exposición. De la misma manera, Santiago Vargas ha adquirido la torre homenaje del antiguo castillo medieval, declarada como monumento histórico nacional desde1985, así como la casa solariega de la poetisa local Patrocinio de Biedma, con intención de restaurarlas y ponerlas en valor como centro de interpretación y museo respectivamente, sin contar con ninguna ayuda institucional de ningún organismo municipal, provincial o autonómico, aún a pesar de haber solicitado subvenciones por activa y por pasiva, todo lo cual, junto con su extenso curriculum en favor de la cultura en su más amplia acepción en defensa de su patria chica, hacen de Santiago Vargas, una persona de excepcional talla humana y extraordinario compromiso en defensa del legado cultural que pone de manifiesto en cada una de las empresas que acomete como proyecto vital, sin esperar reconocimiento ni pretender con ello ser profeta en su tierra. No contento con la exposición material ni con esta publicación, ha puesto en práctica, como verdadero antropólogo de campo, muchos de los antiguos oficios, costumbres y tradiciones, rescatando y documentándolos con una recreación exhaustiva, utilizando para tal fin los mismos utensilios, herramientas, artilugios, máquinas, expuestas ahora en el museo, traspasando con ello lo espacio-temporal, como muestra patente de la vigencia de estas técnicas en el pasado, para darlas a conocer a las nuevas generaciones. Estos oficios y técnicas artesanales recreadas y fielmente documentadas han sido entre otras la de esquilador, lañador, matanza, encaje de bolillos, hilado, madejado y cardado de la lana, elaboración de jabón casero, realización de recetas autóctonas de la gastronomía begijense y un largo etcétera, recabando la colaboración de todos aquellos que por su edad y experiencia han rescatado al menos por unos días estos oficios, tradiciones, costumbres y técnicas que han sido perfectamente documentadas y publicadas en Internet, para que pueda aprovechar a cualquier investigador o amante de las tradiciones seculares. Esperamos que esta obra de Santiago Vargas Jordán sirva como acicate para que las nuevas generaciones sepan valorar y aprender de la cultura ancestral, puesto que nuestra “genealogía cultural” no puede olvidarse en aras del mantenimiento de nuestras tradiciones y costumbres frente a la globalización despersonalizada que imponen los nuevos tiempos. Andrés Nicás Moreno. Doctor en Historia Jaén, marzo de 2011