Aportes spinozistas
para una filosofía de la comunicación y las masas
Alejandra Meriles *
En esta ponencia reviso una línea de interpretación francesa que afirma la
contemporaneidad de la filosofía de B. Spinoza, enfocándome en tres posibles tematizaciones
de la comunicación: a) en tanto proceso co-instituyente de las afecciones (donde un cuerpo
afecta y otro es afectado), b) como estructura de las masas (es decir, de los cuerpos
complejos, constituídos de otros cuerpos, multitudes), y c) gracias a la interpretación de H.
Meschonnic (exógena a esta línea política), expongo el primitivo “análisis de discurso”
spinozista de la Biblia en el Tratado Teológico-Político.
Con esta breve minuta, espero contribuir al ímpetu institucionalizador de las Ciencias de la
Comunicación (proyecto que llevan adelante CIPECO y la facultad organizadora de este
evento) a través de la búsqueda especializada de antecedentes teóricos en la construcción de
los procesos de comunicación como objeto de estudio. Propongo la separación de las
temáticas que acompañaron su emergencia (los medios masivos de comunicación, los
estudios de públicos y audiencias, las industrias culturales), para indagar una “filosofía de la
comunicación” que está presupuesta en muchos de los trabajos sobre los movimientos
sociales y las nuevas formas de participación democráctica, por ejemplo. Así, este énfasis en
las bases ontológicas y epistemológicas es un paso hacia atrás, y uno delante.
RESUMEN:
PALABRAS CLAVE: Baruch Spinoza – filosofía de la comunicación – metodología – razón – análisis
del discurso – afectos – nociones comunes.
1. Filosofía y comunicación
En los últimos años, los cambios en la constitución de ésta cátedra, habilitaron una serie de
modificaciones en el programa de la materia. Así, tanto el programa del 2017 como el del
2018 expusieron propuestas distintas al programa anterior, y entre sí. Aunque compartieron
una misma preocupación por reforzar contenidos de una breve historia de la filosofía,
difirieron en sus selecciones bibliográficas y en los criterios de evaluación y seguimiento del
aprendizaje. Una de las iniciativas que, hasta el momento, no logró concretarse, fue la atender
a una “filosofía de la comunicación y los medios”, sea bajo la figura de unidad dentro de la
materia o como núcleo de un nuevo trayecto curricular (materia, seminario, etc.). Al respecto,
indica Galfione:
“La filosofía de la comunicación y los medios procura desarrollar un análisis
conceptual de los soportes y técnicas que se hallan involucrados en los
procesos comunicativos, que contribuya a determinar sus presupuestos
ontológicos y a reflexionar acerca de sus efectos cognitivos, sociales y
políticos. La necesidad de incorporar un abordaje filosófico de la
problemática mencionada no solo se desprende de la creciente importancia
que adquirieren los procesos de mediación en el marco de las sociedades
contemporáneas sino también de la progresiva visualización del carácter no
neutral de los mismos.” (Galfione, 2017)
La solicitud de una mirada filosófica que parta de develar los presupuestos ontológicos
para reconocer la necesidad de sus efectos (cognitivos, sociales, políticos) viene de la mano de
la aparición de nuevos medios de comunicación e información (NTIC). Pero, no sólo por su
novedad en cuanto soportes técnicos, sino también como modos configuradores de
subjetividad. Más adelante, en el escrito, destaca la pertinencia de “diferentes investigaciones
filosóficas que han puesto en cuestión el modelo comunicativo tradicional, centrado en la
categoría de la subjetividad, y han intentado determinar el modo en que los diferentes medios
actúan sobre los procesos de comunicación.” (Galfione, 2017)
Precisamente, una alternativa al imperio del “yo” cartesiano que abre la modernidad y
configura los debates contemporáneos con cuestionamientos, historias, defunciones y
resurrecciones del concepto de “sujeto”, está en la obra de B. Spinoza. Su impugnación de las
dualidades constitutivas y la jerarquía mente-cuerpo (Descartes), así como una teoría del
conocimiento donde razón e imaginación colaboran para el alcance del más alto modo de
conocimiento (el “amor intelectual”), en un individuo que ya no es “ego”, sino compuesto,
constituído por otros, dan algunas pistas de su fertilidad teórica para pensar a la socialidad.
Por esto, me propongo exponer tres vías de entrada a la obra spinozeana a partir de
problematizaciones que tienen como eje a los procesos de comunicación y al sujeto que nos
interesa (las masas, lo masivo) en H. Meschonnic, A. Negri y É. Balibar.
Confieso que el origen de esta ponencia estuvo en mi seguimiento de las publicaciones
de Negri. El año pasado prologó un libro sobre epistemología de la comunicación (se trata de
Por una comunicación del común de Mauro Cerbino), y me extrañó su elogio porque,
rápidamente, recordé su intervención en el coloquio Spinoza y las ciencias sociales, donde
rechazaba la posibilidad de una sociología spinozista y establecía una serie de condiciones
para aceptar el acercamiento. Entre estas, pedia no sólo reconocer el poder de los afectos en
la interpretación de los asuntos humanos, sino el del “amor”. Curiosísimo concepto, este, el
del “amor”, en Spinoza. ¿Por qué una sociología estaría más obstaculizada que una
comunicología para expandir la mirada metodológica y adecuarse a los presupuestos
ontológicos spinozistas? Negri apunta, al pasar, a lo obvio pero allí es donde se cifra lo
importante: “el terreno en el que la ‘acción’-del-común (común-i-acción) debe afirmarse”
(Negri, 2018: 16). Sin intentar dar una síntesis del pensamiento negriano, sólo mencionaré el
rol que cumplen los procesos comunicativos en la constitución de lo común, atendiendo a la
cuestión de la acción política colectiva.
Con respecto a la inclusión de Meschonnic, ésta viene a caso de un fragmento en
Spinoza. Poema del pensamiento en el que confirma una apreciación que cualquier estudiante
de ciencias sociales atento puede hacer del Tratado Teológico-Político (especialmente en los
capítulos 7 y 8): hay notas de un análisis del discurso (Meschonnic, 2015: 171). La exégesis del
Antiguo Testamento apunta a mostrar la función de las profecías y el recuerdo de los milagros
(en la letra, en los libros), como motores de una obediencia que coagula el pacto fundante del
Estado en tiempos de Moisés. Asimismo, Meschonnic redobla la apuesta, incluyendo un
estudio de la recepción de Spinoza en especialistas contemporáneos, exponiendo (supuestas)
dificultades en la comprensión del papel que cumplen su estilo de escritura, su expresión en
latín, su manipulación del lenguaje, etc., en su filosofía. Aquí, me limitaré a describir las
consideraciones metodológicas tanto de la situación de análisis de discurso que plantea el
Tratado Teológico-Político, como a las señaladas por Meschonnic en relación a la obra
spinozeana.
Por último, reconozco en los escritos spinozistas de Balibar, un cambio de eje que
integra a lo teológico-político y al sujeto político colectivo (que pasa de la designación de
“multitud” a la de “masa”) en el “miedo recíproco” (aclara D. Tatián en el prefacio, Balibar,
2011: 12), es decir, en el miedo que sienten los gobernantes hacia las masas, y las masas a sí
mismas. La multitud es ambivalente, y Balibar resguarda esta complejidad al indagar a la
sociabilidad a través de la lógica imitativa, afectiva. Ésta permite la dinámica amor-odio como
criterio de interpretación de los movimientos en masa, así como señala el inmenso alcance de
las acciones motivadas sólo por la imaginación, y la necesidad del esfuerzo de la producción
de “nociones comunes” (productos de la razón). De aquí que la comunicación sea “la idea más
profunda de Spinoza” (Tatián, en Balibar, 2011: 13), y que por ella, como una bisagra, sean
posibles tanto la obediencia como la libertad. Intentaré, entonces, destacar el modo en que lo
hace.
Primero tengo que aclarar que este trabajo lo realicé para rendir un trayecto como
ayudante alumna, en la cátedra de Teoría del Conocimiento y Lógica, de la FCC. Por lo tanto,
de allí vienen las pertinencias a las que, con este texto, respondo y dialogo. Habiendo previsto
la composición de la mesa, decidí hacer una reescritura más coloquial, para que,
precisamente, dialogue con los demás trabajos a exponer o ya expuestos.
Desde hace unos 3 años, la cátedra está probando un nuevo enfoque sobre los
contenidos obligatorios de la materia. Una de las profesoras a cargo, me había comentado su
interés en presentar una “filosofía de la comunicación y los medios” que ella encontraba, muy
fuertemente, en los postulados de la Escuela de Frankfurt, y en ciertos desarrollos
contemporáneos de la filosofía alemana sobre los medios y la medialidad. En un documento
de trabajo interno, circunscribió el aporte de este modo:
“La filosofía de la comunicación y los medios procura desarrollar un análisis conceptual
de los soportes y técnicas que se hallan involucrados en los procesos comunicativos, que
contribuya a determinar sus presupuestos ontológicos y a reflexionar acerca de sus efectos
cognitivos, sociales y políticos. La necesidad de incorporar un abordaje filosófico de la
problemática mencionada no solo se desprende de la creciente importancia que adquirieren
los procesos de mediación en el marco de las sociedades contemporáneas sino también de la
progresiva visualización del carácter no neutral de los mismos.” (Galfione, 2017)
El eje está en la medialidad, en el hueso de la posibilidad de estructuración de las
relaciones de comunicación en soportes, en técnicas, en empresas mediáticas, en
suposiciones sobre la capacidad de recepción/comprensión de grandes cantidades de
receptores. A este sujeto indiferenciado se lo suele denominar “masa” y, de acuerdo a
distintas interpretaciones de raíz spinozeana, se lo puede distinguir según características
prioritarias con los términos de vulgo, plebe, multitud, Ciudad, nación, Estado, o pueblo.
Queda claro que el alcance parece ajustarse a las pertinencias políticas, pero, y es por
esta razón que me interesa exponer sobre esta corriente, lo político nunca está desligado de
una teoría del conocimiento, de una ética, de una ontología (o principios metafísicos), ni de
una física.
Como en todo filósofo post-enciclopedista y pre-kantiano (es decir, anterior a la división
e institucionalización de las disciplinas universitarias), Spinoza no distingue sus pensamientos
según regiones de saber, todo está interconectado, correlacionado. Así que, una primer
respuesta a la pregunta de “¿qué es lo que nos puede aportar Spinoza a la comunicología?”,
es esta: nos provee de un paradigma integrador de todas las áreas de la vida, y (adelanto) que
tiene como base a la conexión, a la relación entre las cosas, los cuerpos.[1]
2. Althusser: Marx y el Spinoza Renaissance
La continuación de la cita que les leí, apunta a la necesidad de observar a las empresas
mediáticas como modos configuradores de subjetividad, y aquí, el grueso de la tradición
filosófica de los ’60 en adelante cobra importancia. En el programa de la materia habíamos
incluido la exposición conjunta de R. Descartes con M. Foucault, mostrando simultáneamente
a la fundación del modelo de sujeto, y a su crítica. En la misma época, en el contexto francés,
la recuperación del pensamiento de Spinoza por L. Althusser, reconocía el mismo objetivo.
Desplazar al imaginario del sujeto moderno, individualizado, con una interioridad que
sostiene su existencia a través de relaciones de conocimiento que son relaciones de dominio y
objetualización, no es sólo una tarea epistemológica. Para Althusser era necesario renovar las
categorías del análisis marxiano sobre la producción de la ideología y, por lo tanto, sobre la
posibilidad de emancipación a través del despeje de una “falsa conciencia”, lo que requería
aclarar la diferencia entre la noción de sujeto que supone el marxismo (un sujeto primero
alienado, y luego capaz de acción revolucionaria), y la noción de sujeto liberal (aquel siempre
consciente y dueño de sus decisiones, soberano).
Lo que a primera vista, era una batalla entre F. Hegel y R. Descartes, gracias a la
reconstrucción histórica[2] del interés en el “joven Marx” lector de Spinoza, se convirtió en un
Spinoza vs Descartes. Se sabe que durante la escritura de su tesis en filosofía Diferencia de la
filosofía de la naturaleza, en Demócrito y en Epicuro (1840 original, 1999), Marx tomó apuntes
de la obra spinozeana, y que los fragmentos que más le impactaron, o lo más numerosos,
corresponden al Tratado Teológico Político [3].
Este “panfleto” por la libertad de expresión, que fue escrito intempestivamente (aunque
no descuidadamente) después de la ejecución pública de dos de sus amigos, los hermanos de
Witt, expone un análisis de la eficacia de la religión judia a través de procesos de delegación
de la capacidad de interpretar “la palabra de Dios”. Era Moisés el que recibe de los hebreos
(asustados por la voz de Dios que, como un trueno, les hablaba directamente) el privilegio de
conocer de primera mano su Voluntad, y de disponer su seguimiento y realización a través de
leyes, es decir de la escritura. La institución del Estado hebreo, entonces, religa al individuo a
una autoridad teológico-política a través de una obediencia como fe, y atenta contra la
posibilidad de ejercer una libertad individual.
En el capítulo final del TTP (n° 20), leo el título, “Se demuestra que en un Estado libre
está permitido que cada uno piense lo que quiera y diga lo que piensa” (Spinoza, 1986: 412).
Si el profeta comunicaba a través de imágenes y fábulas, mistificando la historia compartida, y
atando la capacidad de acción del vulgo a las supersticiones (como teorías pobres), la
democracia le devuelve la capacidad de razonar por sí mismo, lo convierte en pueblo (G.
Varela, 2012: 118), resguardando su derecho inalienable (y ahora también constituyente del
nuevo Estado) a la libertad de filosofar. Sobre esta base, afirman algunos especialistas, Marx
bocetaría a la sociedad comunista futura.
Antes de volver a Althusser, abro un gran paréntesis para comentar el estudio que hace
H. Meschonnic de, precisamente, los fragmentos del TTP omitidos en el Cuaderno Spinoza:
aquellos dedicados a la exégesis bíblica (1 al 13).
3. Paréntesis: la exégesis en Meschonnic
Para H. Meschonnic, el TTP es un análisis de discurso (Meschonnic, 2015: 171). En el capítulo
7, Spinoza explicita su método con estas palabras: “para interpretar la Escritura es necesario
diseñar una historia verídica y deducir de ella, cual de datos y principios ciertos, la mente de
los autores de la Escritura como una consecuencia lógica.” (TTP, c7 p1). Esto es: reconstruir las
condiciones sociohistóricas de los autores de cada libro de la Biblia (lo que hace en c8, c9,
c10), para corresponder la elección por ciertas imágenes y voces, omisiones, repeticiones o
contradicciones con otros libros, etc.. Empero, no busca una refutación del contenido de la fe
por una verdad factual, sino el desmontaje de sus procedimientos. Así, apuesta por la
autonomía del texto, cuando afirma que “el conocimiento de (…) casi todo el contenido en la
Escritura, hay que sacarlo de la sola Escritura” (TTP, c7 p1), a través de deducciones según la
lógica interna.
Siguiendo este método, Spinoza también se preocupa por definir el estado de la lengua
hebrea en cada situación de análisis, ante lo cual Meschonnic alude a cierto nominalismo o
realismo lingüístico (Meschonnic, 2015: 191) en el creyente, quien no puede distinguir la
palabra (“el nombre”) de la cosa que designa (TRE, p58). De aquí, por ejemplo, que mencione
que entre un sentido literal y uno metafórico, en la interpretación del texto se prefiera el que
más se ajustase a la letra, aunque contradijese a la razón. En el caso de la adjudicación de la
frase “Dios es fuego” a Moisés, como anteriormente éste había enseñado que Dios no se
parece a nada físico, entonces, el sentido de la frase sería metafórico.
Como decía más atrás, el TTP es un libro de coyuntura. En el prefacio, Spinoza aclara sus
intenciones: escribe para los doctos, “no invito a leer esto ni al vulgo ni a todos aquellos que
son víctimas de las mismas pasiones”[4], quienes necesariamente lo malinterpretarían. En
otras ocasiones, al contrario, aconseja a los filósofos a hablar ad libitum, et captum vulgi/”al
capricho y al alcance del vulgo” (TRE, p89), para así ampliar su audiencia, y ser mejor
comprendidos. Esta variación comprensible por las circunstancias históricas que rodean a
cada texto, no le impidió mantener la elección por el latín como lengua de escritura de toda
su obra.
Meschonnic, por lo tanto, cuestiona a los especialistas franceses contemporáneos el uso
preferencial de la traducción por sobre el original latino, en estos términos: reprocha el olvido
de la unidad del lenguaje (ya que rechaza la distinción forma/contenido, Meschonnic, 2015:
265), y su reemplazo por la comunicación (Meschonnic, 2015: 54) (es decir, por el privilegio
del contenido, del tema o mensaje). En su opinión, habría que atender al modo específico en
que está estructurado este discurso filosófico, a su continuidad, sin caer en la ilusión de la
transparencia o “pura comunicación” (Meschonnic, 2015: 248) del latín de la época.
Entonces, lee el ritmo, las rimas, las concordancias entre los términos, las homofonías,
las repeticiones y el uso de la puntuación (tal que traducción de la forma de respirar), todos
estos como marcadores discursivos[5]. Por esto, valida sólo a las re-traducciones literales, por
ejemplo: “Si no queremos violentar la Escritura, de todos modos hay que acordar que los
israelitas oyeron una voz real.” (TTP, c1 p34, en Meschonnic, 2015: 288) (en francés), que se
convierte en “Sin embargo salvo si no queremos violentar la Escritura, es preciso conceder
completamente que los israelitas habían oido una verdadera voz”.
Y cierro el paréntesis.
4. Balibar y la comunicación
Con el TTP, Spinoza no rechaza a toda religión, sólo desaprueba al vínculo supersticioso que
reduce la potencia de pensar de cada fiel. Hay una in-eliminidad de la imaginación y del actuar
pasional, que hace a su realismo político y, también es la base de su apuesta ética en “Homo
cogitat” (E2, axioma)/”El hombre piensa”/”Todo hombre puede pensar”. Entonces, ¿cómo
salir del estado de minoría de edad intelectual, sin un hiper-racionalismo como el cartesiano
(o incluso el kantiano)?
Marx asimila la creencia religiosa con el trabajo enajenado, de este modo
“Así como en la religión, la actividad propia de la fantasía humana, de la
mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo
independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o
diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad.
Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo.” (Marx, 1999: 109)
Con este fragmento se puede entender que la idología, autonomizada de su origen
sociohistórico, se impone sobre el trabajador, por lo cual el criterio de verdad del sentido de
su acción es externo, y entonces hay falla, error, por falta de concordancia entre la
subjetividad y la objetividad. En Spinoza, no hay error, su sujeto de conocimiento no enjuicia
para distinguir entre lo verdadero y lo falso. Lo que existe causa efectos, y aunque fuese una
religión o una fantasía, si causa efectos reales, es verdadero. Por supuesto, el proceso de
conocimiento puede recurrir a ideas confusas, obscuras, impuestas; y entonces, por ejemplo,
existen profetas: especialistas en inhabilitar la capacidad de pensar de la multitud, a través de
ritos, costumbres, una tradición.
Esta realidad de lo imaginario, su cotidianeidad (ya que por este 1er modo de
conocimiento tenemos contacto con los otros cuerpos, sean humanos u objetos, es nuestra
primer vía de reconocimiento social), da pie a su descarnamiento en la
“necesariedad/necesidad de la ideología”. Spinoza le permite a Althusser[6] considerar a lo
verdadero (ya no a la Verdad) “1) como resultado de trabajo del proceso que lo descubre, 2)
como su prueba, en la producción misma”[7]. De aquí, su valor para el proyecto althusseriano
de reconocer en la crítica marxiana una ciencia de la historia, abstracta, el materialismo
histórico.
Siguiendo al vector de sus artículos en Para leer al Capital, É. Balibar (alumno de
Althusser, miembro de su grupo de estudio spinozista-marxiano) va a continuar con el proceso
de abstracción, hasta llegar a una indistición entre humanos y objetos a través de la filosofía
de G. Simondon. Precisamente, es explicitando su reticencia a la categoría ambivalente de
Hombre[8] expuesta en el fragmento citado, por lo que su conferencia sobre Spinoza. De la
individualidad a la transindividualidad [9] (Balibar, 2009: 143), inicia con una exploración de la
naturaleza humana en esa filosofía.
Si lo que caracteriza al hombre (y a todas las cosas) es su conatus, su esfuerzo de
perseverar en su ser, su deseo direccionado hacia y modificado por los deseos de los demás,
el hombre (y las cosas) no son sino procesos. Esta individuación de la naturaleza (o sea, de
Dios, de la potencia como sustancia), modificación finita, necesita del contacto con las demás
cosas para mantener su grado de potencia o agencia en alta. Balibar señala que “la
imaginación y la razón producen dos tipos de comunicación y conexión diferente” (Torres,
2012: 219): la ambivalencia afectiva por las pasiones imaginarias, y la implicación de las leyes
causales necesarias elucidadas por la razón, el 2do género de conocimiento, a travpes de
“nociones comunes –en el doble sentido de comunes a todos los hombres y de: comunes a
los hombres y la naturaleza entera (es decir, objetivas)” (Balibar, 2011: 110).
La comunicación “quizás es la idea más profunda de Spinoza” (Balibar, 2011: 110)
ensaya Balibar, porque la atención a la cuestión por la obediencia a la ley (teológica en el TTP,
estatal en el TP) tiene que destrabar la relación entre pasión y razón no solamente por un
reordenamiento jerárquico (en el TRE), sino porque afecta a individuos de constituciones muy
diferentes, a doctos y al vulgo, a filósofos y no filósofos. La solución, continúa Balibar, es una
sola:
“Pasión y razón son en última instancia modalidades de la comunicación
entre los cuerpos, y entre las ideas y los cuerpos. Del mismo modo, los
regímenes políticos deben ser concebidos como regímenes de
comunicación”. (Balibar, 2011: 111)
La mutua afección que disuelve la distinción entre un sujeto de conocimiento activo y
un objeto de conocimiento pasivo, porque el cuerpo que entra en contacto con otro cuerpo
queda afectado, impresa una huella de lo otro que, luego, se compone con los otros
conocimientos, con los demás vestigios de experiencias sociales o afectivas previas, es lo que
Balibar denomina comunicación: una información que se transmite, se comprende y se
reutiliza. Casi una cibernética, si no fuese porque la otra cara de esta ontología de
intercambios más o menos mecánicos (de imitativos a agenciales o resolutivos), es una ética, y
una política.
V. Ecos en Negri
Por último, aunque no participó en el grupo de estudio spinozeano-marxista de Althusser, por
supuesto que A. Negri, como militante e ideólogo, estuvo atento a sus intentos de
reconstrucción/reconducción del Partido Comunista Francés en la época. Creo que todes
conocemos, aunque sea un poquito del trabajo de Negri, yo sólo voy a mencionar un
acercamiento puntual al campo comunicológico, que hace a su distancia de Balibar.
El año pasado prologó un libro sobre epistemología de la comunicación[10], apuntando
como al pasar (pero allí es donde se cifra lo importante) que lo común es “el terreno en el que
la ‘acción’-del-común (común-i-acción) debe afirmarse. Un común como terreno por
descubrir, un telos a lograr” (Negri, 2018: 16). Me extrañó porque en su intervención en el
coloquio Spinoza y las ciencias sociales (Citton y Lordon, 2008), al contrario, rechazó
tajantemente la posibilidad de una sociología spinozista, por eso pregunto: ¿por qué una
sociología estaría más obstaculizada que una comunicología, para expandir la mirada
metodológica, y ser fiel a los presupuestos ontológicos spinozistas? En otras palabras, ¿por
qué la comunicología sería capaz de adquirir un “nuevo estatus epistemológico” (Negri, 2011:
100)?
En primer lugar, si esto fuera posible sigue Negri, la sociología tendría que reconocer el
poder de los afectos en la interpretación de la acción humana, y principalmente el papel del
“amor” (Negri, 2011: 108). Tal vez se está consiguiendo algo de esto a través del “giro
afectivo”, del “giro subjetivo” y del “giro corporal”, es decir, de la legitimación del recurso a los
discursos del yo en teoría social, y a otros registros del sentido mentado de las acciones,
paralelos al surgimiento de un nuevo tipo de subjetividad. Pero también, al subrayar el alcance
biopolítico de la condición humana vía Spinoza, se ubica en la vereda opuesta al enfoque
abstraccionista, filosófico, sin antropocentrismo de Balibar (quizás ubicable tras el -últimogiro ontológico).
El “amor” es un concepto spinozeano que expresa una plenitud ontológica, no es un
amor fraterno, ni romántico, ni sólo un indicio del direccionamiento del deseo, o el afecto
opuesto al odio. El objetivo de la reforma intelectual es “el amor hacia una cosa inmutable y
eterna y que poseemos realmente” (E5 p20 e), es decir, un amor intelectual a Dios, o el 3er
modo de conocimiento. Para Negri, los análisis afectivos que se reduzcan describir
causalidades en un “interrelacionalismo” (Negri, 2011: 106) [11] entre individuos, logran
“aplastar y desvitalizar a los procesos de resistencia y de constitución” (Negri, 2011: 106), y
han sido “superado(s) definitivamente por la definición de un tejido común de lo social y de la
acción colectiva –trama sostenida por el amor-.” (Negri, 2011: 105). Así, “La comunicación es
al mismo tiempo materia y forma de los movimientos sociales: materia porque ellos son por
esencia intensivamente comunicativos, y forma porque también son extensivamente
comunicacionales, es decir, se forman y se afirman con la comunicación.” (Negri, 2018: 17-18)
6. Cierre
Me interesaba, finalmente, exponer en esta mesa, porque “los marcos interpretativos que se
utilizan en los estudios de la comunicación”[12] permiten, con su flexibilidad, con la
creatividad metodológica propia del campo, con la dispersión y la especialización, una mirada
cualitativa que incluso cuando recurre a instrumentos cuantitativos, puede evitar aplanar,
simplificar, reducir, la riqueza de lo social. Spinoza nos habilita una mirada (hacia la
comunicación como proceso constituyente) que pasa del foco en su espesor empírico, a su
constitución estructural. En cierta medida, y esta es mi tesis (Meriles, 2017), tal como nos lo
permite la teoría social de P. Bourdieu.
BIBLIOGRAFIA
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Balibar, É. (2011). Spinoza y la política. Buenos Aires: Prometeo Libros.
Balibar, É. (2009). “Spinoza: de la individualidad a la transindividualidad”. En Pensamiento de
los confines, n25, noviembre/2009. Buenos Aires: Guadalquivir.
Citton, Y. y Lordon, F. (2008). “Un devenir spinoziste des sciences sociales”. En comps.: Spinoza
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Galfione, V. (2017). “Filosofía de la comunicación y los medios”, mimeo, inédito.
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Spinoza”. Ponencia en Colloque annuel de clôture du séminaire de Philosophie Politique
“Penser la transformation”, Univ. Montpellier III, 28-mayo-2013. Acceso 18-02-2018, en
<http://www.luc-vincenti.fr/colloque/2013-05-27%20Gillot.htm>.
González Varela, N. (2012). “Karl Marx, lector anómalo de Spinoza”. En K. Marx: Cuaderno
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Marx, K. (1999). Manuscritos: economía y filosofía. Madrid: Alianza.
Meriles, A. (2017). “El amor intelectual en la práctica sociológica. Heterodoxias”, en Valentin
Brodsky et al. comp.: Spinoza. Duodécimo Coloquio: Spinoza y los otros. Córdoba: UNC.
Meschonnic, H. (2015). Spinoza, poema del pensamiento. CABA: Cactus - Tinta Limón.
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Lecturas contemporáneas de la filosofía política clásica y moderna. Los Polvorines: UNGS,
Córdoba: UNC.
NOTAS
* Ponencia en II Jornadas de Jóvenes Investigadores en Comunicación, CIPeCo y FCC, UNC, 25
y 26-abril-2019, mesa n°6: Aportes teóricos y metodológicos al campo de la comunicación.
[1] No sólo humanos, y por eso mencioné a su “física”, porque también contempla a las
relaciones entre los objetos inanimados.
[2] Una expresión de esto: el trabajo por la edición francesa del Cahiers Spinoza, que se inició
en 1977 (París: Editions Réplique).
[3] En adelante se sigue la forma de citación abreviada: TTP: Tratado Teológico Político, E: Ética
demostrada según el orden geométrico, TRE: Tratado de la Reforma del Entendimiento, y la
ubicación en el modo de exposición geométrico en E, mientras que en TTP y TRE se utiliza c:
capítulo y p: parágrafo.
[4] (TTP, Prefacio p4)
[5] “Son un hecho de discurso, la marca de un sistema de discurso.” (Meschonnic, 2015: 324)
[6] En el seminario de 1963-64, “Psicoanálisis y ciencias humanas”.
[7] Cita a Marxismo y filosofía (1985) en Guillot, 2013: 11.
[8] Porque producen sus medios materiales de subsistencia y las relaciones en las que
producen, y como soportes de la estructura social (tal que hombres=sujetos jurídicos), “El
concepto de ‘hombres’ constituye de esta manera un verdadero punto de fuga del enunciado
hacia las regiones de la ideología filosófica o vulgar. La tarea de la epistemología es aquí
detener la fuga del enunciado fijando el sentido del concepto.”(Balibar, 1969: 226)
[9] Conferencia de 1993.
[10] Se trata de Por una comunicación del común. Medios comunitarios, proximidad y acción,
de Mauro Cerbino Arturi (Quito: Ediciones CIESPAL, 2018).
[11] Y también en los términos de “física simplista del conatus” en Negri, 2011: 104.
[12] Texto de la convocatoria de la mesa n6, en el II JJICOM.