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José Manuel Lira C. Grupo: SE05P 23/Mar/2010 Taller Profa. Brenda Yokebed Ensayo sobre Hamlet Hamlet es un personaje con el que uno se identifica desde el principio, al que uno justifica y con el que se compenetra, pues desde mi punto de vista personal, tal vez todos quisiéramos ser así de auténticos y leales con nosotros mismos, con nuestra ideología y sentimientos, correspondiendo con nuestros actos a las cosas que decimos y pensamos, así es Hamlet. Pienso que Hamlet era un ser auténtico, pues aún dentro de su locura creada dejaba ver sus pensamientos y sentimientos, y su manera de hablar indicaba un hilo conductor que si los personajes alrededor le hubieran prestado la debía atención a dichas palabras, habrían entendido que en ello había mucho mas que frases aparentemente a la deriva, sin conexión y sin importancia. Hamlet fue únicamente producto de sus circunstancias, puesto que sabe a su tío como asesino de su padre, y a su vez alcanza a ver como la madre no le guarda luto, por lo que no respeta su memoria, siendo que Hamlet lo que quiere es honrar a su padre aún muerto, por lo que Hamlet pudiese sentirse aturdido, frustrado e imposibilitado, y ve en la locura fingida una única escapatoria para indagar sobre los demás, que lo dejen de molestar y tener un plan para salir airoso ante tantas injusticias. Hamlet era un hombre justo, o al menos trataba de serlo, pretendía ser como su padre, seguir sus pasos, y es, con su muerte que se aflige, pero lo que más dolor le causa es ver como su madre aparentemente no le da importancia y por tanto no respeta a su padre y se casa con el hermano de este, hecho que tal vez dentro de ella era necesario para poder seguir teniendo un hombre al lado y no sufrir diversas presiones sociales, además de no perder así la posición jerárquica de la que gozaban tanto ella como su hijo y tener el futuro asegurado, además de que es posible que no supiera cómo manejar su dolor y por ello se casara con el tío de Hamlet, pero este no lo veía así y lo que percibía únicamente era el dolor que sentía por la tristeza de ver a su madre casada tan pronto con otro, y más aún, con el hermano de su padre difunto y a su vez, con el asesino del rey Hamlet sin que esta lo supiera. “Hamlet.- ¡Oh, si esta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse disuelta en lluvia de lágrimas, o el Todopoderoso no asestará el cañón contra el homicida de sí mismo! ¡Oh Dios! ¡Oh,Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él: es un campo inculto y rudo, que sólo abunda en frutos groseros y amargos. ¡Que todo esto haya llegado a suceder a los dos meses que él ha muerto!... No, ni tanto, aún no ha dos meses.” Shakespeare, William. Hamlet, págs. 18-19. Otro aspecto importante a destacar es la gran falta de comunicación que permeaba entre madre e hijo, puesto que, para empezar, la madre de Hamlet seguramente pensaba que eran reacciones normales en Hamlet, algo normal después de haber sufrido la muerte de su padre, por lo que seguramente por ello sus pensamientos no eran los adecuados, ni tampoco sus reacciones u ofensas, ni mucho meno su actuar y reaccionar ante la vida. Y también ha de haberle pasado lo mismo a Hamlet, pues habrá pensado y creído que su madre, presa de su pesar provocado por su viudez, llegase a tomar aquellas decisiones abruptas como casarse de nuevo y con el hermano del difunto rey Hamlet. Además de que, tal vez, por la época en la que se desarrolla la historia, al ser mujer, Hamlet no considerase tan válidos ni tan aptos la manera de pensar ni de manejarse de su madre, pues la mujer no era tomada en cuenta de manera destacable ni mucho menos, por ende, su manera de pensar. Además de que, por no querer revelar sus planes antes de tiempo y hasta tener seguridad del terreno sobre el que pisaba, Hamlet no hablaba claramente ni daba especificaciones, circunstancias por las cuales, la madre nunca entendió lo que Hamlet en verdad le quería decir y mucho menos lo que habría hecho su ahora nuevo esposo. Hamlet además, dudaba de sus amigos, puesto que podrían ser mensajeros o espías de su tío, el nuevo rey, y con ello acabar con los planes del príncipe, excepto Horacio, su gran amigo, pero por ello, no tenía con quién hablar o a quién acudir para consejo o para platicar, la única fuente a la que podía acudir era el fantasma de su padre, el rey Hamlet. “Hamlet.- Esto: No hay más suerte que Dios, ni más destino. Y luego ya sabes, que cuanto sucede, él lo previno.” Shakespeare, William. Hamlet, pág. 50. “Hamlet.- Ya estoy solo. ¡Que abatido, que insensible soy! ¿No es admirable que este actor, en una fábula, en una ficción, pueda dirigir tan a su placer el ánimo, que así agite y desfigure el rostro en la declamación, vertiendo de sus ojos lágrimas, débil la voz, y todas sus acciones acomodadas a lo que quiere expresar?” Shakespeare, William. Hamlet, pág. 53. Hacerse lucir como loco para pasar “desapercibido” y lograr desenmarañar la muerte de su padre, además de realizar al pie de la letra los planes que su padre guiaba, es un acto para mí visto como inteligente, valeroso e impetuoso, pues no ha de ver sido tarea fácil perder contacto “real” con los demás, perder sus consejos, apoyo y sustento, ya que no serían los mismos una vez que el príncipe Hamlet se portase como loco y después que fuera declarado como tal, puesto que sus pensamientos no serían considerados como locuaces y, por tanto importantes y con valor para ser tomados en cuenta, pero que sin duda, era algo que Hamlet veía necesario para poder salir a flote y victorioso en contra de su tío y para esclarecer y no dejar impune la muerte de su padre. También considero necesario lo que realizó, debido a que este como príncipe tenía una serie de, por alguna manera llamarlo, “obligaciones” o “deberes” que cumplir ante la sociedad y ante su familia, además de tener que seguir ciertos códigos o normas establecidos para la figura de príncipe con la que contaba, una manera de comportarse y de reaccionar a las situaciones a las que no quería obedecer o seguir y por lo que, para ir de acuerdo a como el pensaba y sentía, actúa como loco y logra que estos estatutos dejen de imperar sobre su actuar ante la vida. “Hamlet.- Sí, se acostumbra, pero aunque he nacido en este país y estoy hecho a sus estilos, me parece que sería más decoroso quebrantar esta costumbre que seguirla. Un exceso tal, que embrutece al entendimiento, nos infama a los ojos de las otras naciones desde oriente a occidente.” Shakespeare, William. Hamlet, págs. 26-27. Otro aspecto importante es que Hamlet se encontraba enamorado, pero que, por esta “misión” que tenía, encomendada por su padre, de esclarecer su muerte, desplaza a segundo termino este amor, para darle prioridad a estos hechos que le atormentaban, y que no le dejarían tranquilo hasta no saber la verdad y estar seguro de haber castigado al culpable. Y que, si hubiera seguido con aquél amor por Ofelia, le hubiera impedido seguir con sus planes, además de que, de seguir con ésta, le hubiera sido imposible manifestar su “locura” que se creó. Respecto al tema de “Ser o no ser”, creo que es sumamente importante, pues para la época en la que está desarrollada la historia es destacable este tema, pues creo que aquella sociedad perteneciente a su tiempo, eran muy falsos y regían sus vidas por lo que los demás pensarían y opinaran, es por ello que su manera de “ser” y comportarse no iba de acuerdo a sus deseos ni pensares propios, sino a los impuestos por los demás, tanto por sus familiares, comunidad o comercio, sus vidas se encontraban comprometidas a un apellido y el cómo actuar de acuerdo a éste, a sus trabajos desempeñados y el poder o no que éstos les daban, el lugar en el que vivían y la ideología propia que estos les representaban, y el poder económico y por ende su nivel cultural y su manera de pensar al que tenían acceso gracias a este. Por esto sus familiares comprometían a los hijos a casarse con quienes les parecía o les convenía, para poder seguir con un apellido distinguido, o por lo económico, ya fuese para mantener el estatus de éste o para saldar deudas obtenidas con el paso de los años. Es por ello que al hablar de una posibilidad de decisión entre ser o no ser, resulta crítico y presentaba una nueva opción a la gente, puesto que pareciera algo inalcanzable de hacer y por tanto, de siquiera pensar. Y que hubiese alguien que viera aquella posibilidad y que, además, tomará aquella decisión, era algo sumamente atrevido y digno de reconocerse. Y es Hamlet quién no quería pertenecer a su familia, no a aquella que olvidase a sus muertos y no les respetara. No a una familia que cometía incesto y actuaba pretendiendo que no hubiese pasado nada. No a una familia donde no esclarecieran la muerte de aquél padre y que pretendiesen sustituirle por otro pidiéndole que le llamase padre de un momento a otro, como si las personas fueran intercambiables cuando fallecieran. Tampoco quería hacer como que su dolor desapareciera de manera rápida y fugaz, y aunque el sabía que pensaba claramente y con veracidad, veía el panorama y descubrió que no podría salir a flote ante los demás si no se pasaba por demente, puesto que los demás se encontraban sobre él y sobre sus acciones. “Hamlet.- Existir o no existir, ésta es la cuestión. ¿Cuál más digna acción del ánimo: sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darlas fin con atrevida resitencia? Morir es dormir. ¿No más?” Shakespeare, William. Hamlet, págs. 57-58. Y es en este punto donde podemos preguntarnos sobre nuestra realidad, sobre la actualidad en la que vivimos y retomar esta pregunta sobre Ser o no ser o inclusive sobre Ser o tener, puesto que el capitalismo en nuestros días es sumamente ametralleante, sofocante y por ende controlador, volviéndose el dinero la única fuente que nos dé significado a nuestras vidas, que nos dé acceso o no a ciertos lugares, clases sociales y a oportunidades exclusivas de cierto modo de los adinerados, que lo único que hacen es aplastar a lo que no pertenezcan a su clase al dejarles sin oportunidades para sus empleos, para sus sueños y para sus pensares, y que con su dinero lo que logran es hacer más y más dinero, y como el hombre nunca se da abasto y en la posición en la que se encuentre siempre querrá más, se le crearán nuevas necesidades cuando satisfaga las que tiene, pues tengan la necesidad de hacer y hacer más dinero y no se den abasto, no importando sobre quienes ni cuantos pasen, creándose los monopolios que dominan a mayorías, pero mayorías sin poder aparente, pues viven atemorizados por los bombardeos de los medios, los cuales rigen estos controladores de monopolios. Y es así, que nuestro ser se rige a estos poderosos, a cómo nos indiquen o posibiliten vivir, obligándonos a seguir un estilo y ritmo de vida impuestos por éstos, y quedando unos cuantos queriendo no pertenecer a lo que le ofrezcan y tratando de ser más independiente y auténtico, pero independencia y autenticidad que cada vez se ve más delimitada e incluso determinada, llegándose uno a cuestionar si en verdad esta siendo lo que quiere y le gusta, o sí es un producto más y no se ha dado cuenta de esta fábrica de estereotipos creados para el consumo. Pero personalmente creo que no debemos delimitarnos únicamente a un “ser o no ser” o a un “ser o tener”, pues desde mi punto de vista son los tres los que hacen que nos cuestionemos y actuemos a diferentes situaciones, a veces siendo lo que queremos o podemos ser, a veces siendo y desempeñando el papel que nos tocó desempeñar, por momentos queriendo y deseando tener algo, y en otros teniendo y alcanzando o disfrutando lo alcanzado u obtenido. Y que incluso es esta gama de combinaciones de todas las anteriores las que hacen que pensemos, discutamos, e incluso un estímulo para pertenecer o no, pero a fin de cuentas un estímulo que nos hace movernos, y que sí, seguramente sería mejor no tener que movernos dentro de esta no amplia ni mucho menos atractiva gama de opciones, pero que sí dentro de su manera, nos posibilite a soñar y por ende a querer mejorarnos, y que nos esté haciendo que en todo momento cuestionemos, dudemos y verifiquemos fuentes, puntos de vista, y maneras de desarrollarse de otros. Tal vez eso es Hamlet, cuestionarse el lugar “en el que le tocó estar” y ver las posibilidades brindadas por la vida, tomar decisiones y responsabilizarse de sus actos, para tratar de ser como quería y de acuerdo a sus puntos de vista y manera de pensar, tratar de actuar como creía debido, incluso si con ello tuviera que desvincularse de familia, amigos, o el amor de su vida, para tratar de lograr así, la autenticidad y la Vitoria y triunfo personal. “Hamlet.- ¿Aparentar? No, señora, yo no sé aparentar. Ni el color negro de este manto, ni el traje acostumbrado en solemnes lutos, ni los inteerumpidos sollozos, ni en los ojos un abundante río, ni la dolorida expresión del semblante, junto con las fórmulas, los ademanes, las exterioridades de sentimiento, bastarán por sí solos, mi querida madre, a manifestar el verdadero afecto que me ocupa el ánimo. Estos signos aparentan, es verdad, pero son acciones que un hombre puede fingir… Aquí (tocándose el pecho), aquí dentro tengo lo que es más que apariencia: lo restante no es otra cosa que atavíos y adornos del dolor.” Shakespeare, William. Hamlet, pág. 17. Bibliografía -Shakespeare, William. Hamlet, 1a. edición, México, 2009, Ediciones Leyenda, pp. 136. PAGE 1