[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu

Idealidad

2022, Ápeiron. Estudios de filosofía

El presente artículo se propone examinar la categoría de idealidad que aparece en La Lógica, en una doble dirección: primero, mastranto su génesis y su necesidad en la demostración. Y segundo, haciendo uso de ella para mostrar, de acuerdo con Hegel, lo que de especifico tiene el idealismo especulativo en relación a otras formas de idealismo. Para ello la categoría de idealidad es vinculada a las determinaciones fundamentales del ser: la finitud, la realidad y el verdadero infinito. Nuestra tesis es que la gran importancia que Hegel concede a esta categoría se explica porque con ellas establece la base de la afirmación fundamental del idealismo absoluto: lo verdaderamente real no son las cosas finitas e inmediatas, sino la idea, el concepto y su manifestación en la realidad efectiva.

Ápeiron. Estudios de filosofía N.º 17 — Octubre 2022 Vigencia de la filosofía de Hegel Número monográfico editado por Gabriel Amengual Coll María del Carmen Paredes Martín Ápeiron. Estudios de filosofía N.º 17 — Octubre 2022 Dirección Alba Ramírez Guijarro Editor Roberto Vivero Secretario de Redacción: Roberto Ranz Consejo de Redacción Jesús Adrián Escudero Miguel García-Baró Antonio Lastra Antonio Pintor Ramos Antonio Roche Ramón Rodríguez García Alejandro Sobrino © Imagen de portada: Hegel, cuadro de Jakob Schlesinger (1831) / Wikimedia Commons © Diseño y maquetación: Ápeiron Ediciones www.apeironestudiosdefilosofia.com redaccion@apeironestudiosdefilosofia.com ISSN: 2386 – 5326 / ISBN: 978-84-126021-8-0 C/ Príncipe de Vergara, n.º 132, planta 9 28002 Madrid Tfno.: (+34) 637 10 99 20 © Ápeiron. Estudios de filosofía. Todos los derechos reservados Las opiniones vertidas en cada artículo de Ápeiron. Estudios de filosofía son responsabilidad exclusiva de su autor Ápeiron. Estudios de filosofía — N.º 17 - Octubre 2022 Monográfico «Vigencia de la filosofía de Hegel» Índice Presentación Gabriel Amengual Coll y María del Carmen Paredes Martín.................. 7 La apropiación de Hegel, filósofo de la ambigüedad Edgar Maraguat (Valencia)........................................................................ 13 El sentido y la actualidad del concepto hegeliano de especulación Mariano de la Maza (Santiago de Chile) .................................................. 33 La relación entre ‘costumbre ética’ (Sitte) y ‘ley’ (Gesetz) o la fructífera ambivalencia del concepto temprano de ‘positividad’ en Hegel Miguel Giusti (Lima) .................................................................................. 55 ‘Se reconocen como reconociéndose mutuamente’. El “concepto puro” del reconocimiento en el capítulo de la “Autoconciencia” de la Fenomenología del Espíritu de Hegel Carlos E. Rendón Arroyave (Medellín)..................................................... 77 Idealidad Sergio Pérez (México) ................................................................................. 99 O Conceito Hegeliano de Objetividade ideal e a Noção Contemporânea de Modelo Matemático Agemir Bavaresco y Antônio Carlos da Rocha Costa (Porto Alegre) ..... 121 El Sueño del espíritu. Hegel y su interpretación del νοῦς pasivo Juan José Padial (Málaga) ....................................................................... 137 Hegel: la extraña redención de la persona Félix Duque (Madrid) ............................................................................... 163 5 Ápeiron. Estudios de filosofía — N.º 17 - Octubre 2022 Monográfico «Vigencia de la filosofía de Hegel» El individuo en Hegel Gabriel Amengual (Palma de Mallorca) ................................................. 185 Merleau-Ponty, Hegel y los límites de la dialéctica María del Carmen Paredes Martín (Salamanca) ................................... 207 Theodor W. Adorno, lector de Hegel Gustavo Leyva Martínez (México) .......................................................... 229 Reseña de un desencuentro: Adorno lector de Hegel Héctor Ferreiro (Buenos Aires)................................................................ 255 Nota sobre los autores ................................................................................ 281 6 Ápeiron. Estudios de filosofía — N.º 17 - Octubre 2022 Monográfico «Vigencia de la filosofía de Hegel» Idealidad Ideality Dr. Sergio Pérez Cortés Universidad Autónoma Metropolitana spc0807@gmail.com Resumen: El presente artículo se propone examinar la categoría de idealidad que aparece en La Lógica, en una doble dirección: primero, mastranto su génesis y su necesidad en la demostración. Y segundo, haciendo uso de ella para mostrar, de acuerdo con Hegel, lo que de especifico tiene el idealismo especulativo en relación a otras formas de idealismo. Para ello la categoría de idealidad es vinculada a las determinaciones fundamentales del ser: la finitud, la realidad y el verdadero infinito. Nuestra tesis es que la gran importancia que Hegel concede a esta categoría se explica porque con ellas establece la base de la afirmación fundamental del idealismo absoluto: lo verdaderamente real no son las cosas finitas e inmediatas, sino la idea, el concepto y su manifestación en la realidad efectiva. Palabras clave: finitud, infinitud, idealidad, absoluto, sustancia Abstract: This article proposes to examine the category of ideality that appears in The Logic, in a double direction: first, showing its genesis and its necessity in the demonstration. And second, making use of it to show, according to Hegel, what is specific to speculative idealism in relation to other forms of idealism. For this, the category of ideality is linked to the fundamental determinations of being: finitude, reality and true infinity. Our thesis is that the great importance that Hegel grants to this category is explained by the fact that with them he establishes the basis of the fundamental affirmation of absolute 99 Sergio Pérez • Idealidad idealism: the truly real they are not finite and immediate things, if not the idea, the concept and its manifestation in the effective reality. Keywords: finitude, infinity, ideality, absolute, substance Copyright © 2022 Sergio Pérez Ápeiron. Estudios de filosofía, monográfico «Vigencia de la filosofía de Hegel», n.º 17, 2022, pp. 99–119, Madrid-España (ISSN 2386 – 5326) http://www.apeironestudiosdefilosofia.com/ Recibido: 29/01/2022 Aceptado: 09/03/2022 100 Sergio Pérez • Idealidad La categoría de idealidad aparece en la Doctrina del ser, primera parte de la Lógica, en el momento en que concluye el apartado llamado “Cualidad”, es decir aquello que determina cualitativamente a cada ser como el ser que es. Hegel le otorga una gran importancia en la definición del idealismo: “La idealidad de lo finito es la proposición capital de la filosofía y toda verdadera filosofía es, por esta razón, un idealismo.”1 En la primera edición de la Lógica (1812) la idealidad se encuentra en el apartado (γ) de “Los momentos del ser-para-sí”, mientras en la segunda edición (1830) ella aparece en una nota, justo después del “ser-para-uno”. Ello exhibe que la idealidad es, tanto una categoría del proceso lógico, como algo que está incluido en la estructura de conjunto de este idealismo pues, como sabemos, Hegel utiliza las notas para indicar la diferencia de su pensamiento en relación a la tradición filosófica anterior y actual. En tanto que categoría lógica, la idealidad es la conclusión del traspaso del ser finito a la infinitud; “puede ser llamada la cualidad de la infinitud”2, pero ella es sobre todo resultado del proceso por el cual la Lógica muestra que las cosas finitas no son verdaderas en-sí, sino que lo son hasta el momento en que son subsumidas en el proceso infinito del pensar. La idealidad es entonces una pieza decisiva en la batalla frontal que Hegel libra a fin de probar que el pensamiento está enteramente implantado en la constitución del ser en su realidad verdadera. Nuestro propósito es exponer el proceso lógico que conduce a la idealidad y, a través de esta, caracterizar el idealismo especulativo siguiendo tres momentos: la finitud, la realidad y el infinito verdadero. Idealidad y finitud La idealidad es la categoría antitética de la finitud; ella es la verdad de la finitud y puesto que esta es una cuestión clave, resulta preciso iniciar por la demostración de la precariedad de la finitud contenida en la Ciencia de la lógica. Nos encontramos en el momento en que la dialéctica de la doctrina del Ser ha alcanzado el Dasein que es, en esencia, el ser 1 2 Hegel, G.W.F., Enciclopedia (1830) §. 95, observación p. 199. (W, 8, 203). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 132. (W, 5, 166). 101 Sergio Pérez • Idealidad determinado y finito. El Dasein tiene una movilidad interior restringida, porque si bien es la unidad del ser y la nada, esta unidad se encuentra bajo la forma unilateral del “ser determinado” o Algo. El Algo es la experiencia de los momentos característicos de las determinaciones del ser finito: la alteridad y la oposición. La determinación de lo finito es producto de la primera negación, aquella que proviene de otro Algo, aquel que le hace frente bajo la forma de otro ser determinado y finito, oposición que se repite indefinidamente. El ser finito y su Otro son, por ahora, opuestos. El ser determinado es finito, pero su otro también es finito: ambos son simplemente dos, sin que hasta este momento sea necesario dar un sustrato o alguna precisión cualquiera a esta alteridad. Debido a esta alteridad, el Algo no puede alcanzar su identidad a sí sino por el hecho de no-ser lo que el Otro es. Por esta desigualdad interior, el Algo posee dos determinaciones: la de “ser-en-sí” y “serpara-otro”. Su determinación de ser-en-sí es su aspecto positivo, es la relación a sí del Algo y Hegel la llama “destinación” (Bestimmung), pero es inseparable de su “ser-para” que es el aspecto del Algo bajo el modo de la diferencia, que Hegel llama “constitución” (Beschaffenheit). Todo Algo es en-sí, pero tiene un aspecto relacional por el cual se introduce en él una determinación externa. Por eso, Hegel afirma que esta dialéctica entre destinación y constitución introduce el cambio en el Algo. “Lo otro por sí es lo otro en sí mismo y con esto lo otro de sí mismo y así lo otro de lo otro – por lo tanto, lo absolutamente desigual en sí que se niega y se cambia por sí mismo”.3 El Algo adquiere así la determinación de ser “algo cambiante”: nada en él es lo suficientemente permanente para declararlo inmóvil. Debido a su alteridad y su oposición al Otro, el Algo es “cesar en otro” y de este modo, el Algo y el Otro constituyen, cada uno, la frontera del otro; esta es la categoría de “término” (Grenze): “Todo algo excluye ese otro de sí y así donde el otro se detiene, el algo es: es donde el otro ya no es: el propio ser de algo es así el no ser del otro y en este sentido el término del otro”.4 Con el “término” la Lógica anuncia algo fundamental en torno a la finitud: todo lo que existe es lo que es, 3 4 Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 107 (w, 5, 127). Houlgate, Stephen, The opening of Hegel’s “Logic”, p 363. 102 Sergio Pérez • Idealidad pero lleva dentro de sí su cancelación: “Cuando se dice que las cosas son finitas…se está diciendo que su no-ser constituye su naturaleza y su ser…las cosas finitas existen (son) pero la relación hacia sí mismas consiste en que se refieren a sí mismas como negativas y precisamente por esa referencia a sí mismas se proyectan fuera de sí mismas, allende su ser…lo finito no solo cambia sino que perece y no es simplemente que perezca de modo que podría existir sin tener que perecer, como un ser dentro de sí; la hora de su nacimiento es la hora de su muerte”.5 Hegel no es, por supuesto, el primer filósofo que sostiene que las cosas finitas cambian y perecen, pero es el primero que, por su concepción de la negatividad, puede mostrar que esa extinción es constitutiva de la esencia de todo lo finito. Asentado esto, la Lógica continúa probando que, debido a la naturaleza contradictoria del ser, “finitud” no significa solo “cancelación”, sino también “conservación” del ser. En efecto, todo Algo tiene un término, pero no se conforma con ser el no-ser del Otro, sino que Algo también se afirma a sí mismo mediante la negación de su término. El término de un Algo, puesto en él como un negativo que simultáneamente es un esencial, ya no es sólo un término sino un límite (Schranke). La categoría de “límite” se presenta como “negación esencial” porque esta negación se inicia desde el interior del Algo, en su en-sí, donde el Algo se cancela en lo que es: “en la medida en que las cosas son finitas –escribe Hegel- no tienen tal ser aparte de su límite o de su no-ser, sino que el no-ser constituye su naturaleza y su ser”.6 En la medida en que ahora porta en sí tanto lo positivo del ser, como lo negativo del no-ser, el Algo niega la determinación que lo limita, es decir se auto-niega, reaccionando contra su límite y negándolo. A este impulso por superar el límite, por ir más allá de sí, Hegel lo llama “deber ser”. El “deber ser” aparece en los seres vivos porque el Algo, sabiéndose finito, reconoce que tiene una limitación, reacciona ante esta y la niega. El “deber ser” no es sólo la superación del límite sino la superación de sí del Algo viviente. La esencia de lo finito es negar el límite que le impone su propia finitud y así realizarse más allá de sí mismo: es su traspaso a lo infinito. 5 6 Hegel, G.W.F., Lógica, (1830) p. 115. (W, 5, 139-140). Hegel, G.W.F., Lógica, (1830), p. 115. (w, 5, 139). 103 Sergio Pérez • Idealidad Sin embargo, cuando lo finito traspasa a lo infinito pierde su solidez, su apariencia de permanente y deviene infinito; ya no es solo finito sino a la vez infinito, esto es, cambia su naturaleza y deviene un momento de lo infinito, deja de ser simplemente ser ahí y se convierte en ideal (Ideelle). Al ser subsumido en lo infinito, el ser-ahí no puede permanecer en su estado original: suprimido y conservado a la vez, ese ser solo tiene ahora una existencia ideal. Hegel llama “ideal” al ser que supera su finitud, su limitación y así completa su determinación en la infinitud, porque ya no estará determinado por otro, sino por su propio retorno a sí, es “ser-para-sí” y no “para-otro”. En el ser-para-si se ha inscrito el verdadero infinito. La exposición es laboriosa y abstracta, pero con este traspaso de lo finito al verdadero infinito, Hegel traza el contorno más general de su idealismo y se distancia de todas las filosofías de la representación. En efecto, estas piensan que, además del ser finito, más allá de él, sólo se encuentra a su lado, otro ser finito, aunque llamen a este “infinito”. Ellas colocan a Dios como un ser al lado de los seres finitos. Para las filosofías del entendimiento Dios, lo infinito, es solo el otro de lo finito y no se percatan que, al ser solo otro, ese infinito se hace un momento limitado, esto es, se finitiza. De este modo, lo finito nunca es trascendido porque tan pronto se pasa a lo infinito, este se revela como siendo, después de todo, solo otro finito al lado del primer finito: lo finito y lo infinito son colocados en un antagonismo irreconciliable entre sí. Hegel sostiene que esta es la representación que se encuentra especial pero no únicamente, en el dominio de la religión: ¿Cómo pudo Dios crear al mundo?, ¿Cómo lo infinito pudo llegar a lo finito? La respuesta de Hegel es que no hay tal infinito al lado de lo finito, porque lo infinito no es más que el fundamento que resulta de la negatividad inherente al ser. Si las filosofías de la representación no acceden al verdadero infinito es porque prefieren pensar sólo el aspecto afirmativo del ser, en detrimento del aspecto negativo. Admiten que el ser es finito, pero lo olvidan enseguida, prefieren subrayar su ser y no conceden al ser finito su carácter de “perecedero”. Es esa finitud que hace del ser finito lo único afirmativo y perdurable, la que hay que superar ¿Por qué es necesaria esta superación? Porque para Hegel la esencia de la filosofía consiste en no sobrevalorar la existencia finita y deficien- 104 Sergio Pérez • Idealidad te haciéndola pasar por algo durable e independiente. El verdadero pensamiento filosófico es infinito porque no tiene un más allá en el sentido que lo tiene la conciencia, la cual deja siempre una oposición entre el pensamiento y el ser finito objetivo que tiene enfrente. Por lo demás, el pensamiento lógico no puede fingir que suspende la consecuencia que hemos visto desarrollarse en su seno: no es el Dasein, el ser finito, el que es una existencia, pues lo verdadero es justamente aquello de lo que el ser finito carece, su auto-afirmación, que está en lo infinito. En breve, Hegel busca devolver a lo finito su significado propio de “pasajero”, “transitorio”. Después de todo, “finito” quiere decir “lo que tiene un fin”, algo que es, pero que deja de ser ahí donde se encuentra enfrentado a un otro y por tanto está limitado por este. Esta desaparición de lo finito no es a lamentar porque, debido a su naturaleza, dejando de ser, lo finito se afirma. ¿Qué quiere decir que se afirma? Quiere decir que lo finito es la unidad de ser y de no-ser, de manera que al dejar de ser, deja ver que es finito y lo es porque ha encontrado que la verdadera determinación de lo que es, está más allá de él. Al perecer no hace más que cumplir con su destinación de ser transitorio. La idealidad es justamente el resultado de la subsunción del ser finito en el infinito: “La verdad de lo finito es su idealidad”.7 Esta tiene precisamente la tarea de mostrar a la finitud en su significado verdadero: el traspaso permanente de lo finito en el otro de sí mismo. El ser que resulta de la idealidad ya no tiene la forma del Dasein, porque se ha suprimido su aspecto de “ser-para-otro”: por eso la idealidad es la verdad del ser ahí y del Algo. Lo finito no es verdadero, pero cuando traspasa al infinito queda subsumido como un momento del proceso y cambia su estatuto. Con ello, las cosas finitas obtienen una nueva cualidad: la de ser “ideales”. Para las cosas finitas, “ser ideales” significa que han sido transformadas, de cosas fundamentalmente separadas entre sí, en “momentos” de un proceso: “el ser ideal es el ser finito tal como está en el infinito verdadero, como una destinación, como un contenido que es distinto, pero no existente de manera independiente sino como momento”.8 7 8 Hegel, G.W.F., Enciclopedia (1830), § 95, observación, p.199. (w, 8, 203). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 132. (W, 5,165). 105 Sergio Pérez • Idealidad Hegel está afirmando que las cosas finitas no son simplemente un ser-ahí, tiesas en su ser sensible e inmediatas. Aún si a la conciencia se le presentan como aisladas una de otra, su verdad es la de ser momentos del proceso infinito al que pertenecen. Las cosas finitas son existencias reales, pero no son solo eso; también son ideales, porque solo así logran su subsistencia de suyo. La idealidad es entonces una nueva cualidad que los seres finitos muestran como resultado del proceso lógico de su determinación. La idealidad es la estructura metafísica y ontológica (en el sentido que Hegel da a esta expresión) del ser. Desde luego, con ello el ser-ahí, el ser finito, no pierde su anterior objetividad, de su realidad, pero ahora tiene la cualidad de pertenecer a un proceso infinito que le otorga su verdadera subsistencia. La unidad entre finitud e idealidad es pues relevante para comprender la clase de idealismo en que nos encontramos. En efecto, Hegel habla de “idealidad de lo finito”, no de “idealidad de las formas de la intuición”, y tampoco habla de una “idealidad de los objetos” cuya representación sería indisociable del trabajo de las formas del entendimiento.9 “Idealidad de lo finito” quiere decir que este, en su estructura lógico-metafísica, es ya ideal y con ello este idealismo otorga al ser finito una significación nueva. Lo finito deja de ser un fundamento permanente e incondicionado del conocimiento; ahora lo finito es algo móvil, un momento del proceso infinito del pensar: “La idealidad no es simplemente un pensamiento, sino que ella es lo ideal en y para sí, pero ella es algo superado (aufgeben), un momento, pero no un término abstracto; la idealidad significa la superación (aufgebene) pero igualmente algo conservado y es en este sentido que será considerada aquí”.10 Al introducir en la esencia del Algo la negación y hacer de él un momento del proceso infinito, Hegel está transformando la concepción misma de lo que es un fenómeno y con ello toma una distancia del idealismo trascendental. La idealidad muestra que las “cosas en-si” son “fenómenos”, en el sentido específico de que no tienen su ser en ellas mismas sino en otra cosa, en lo infinito del pensar. Hegel está pues sosTinland, Olivier, L’idéalisme hégélien, p. 192. Hegel, G.W.F., Vorlesungen über Logik und Metaphysik, citado en Tinland, Olivier, op. cit, p. 182. 9 10 106 Sergio Pérez • Idealidad teniendo, contra Kant, que las “cosas-en-sí” (y no solo las “cosas-para-mi”) son fenómenos. “De acuerdo con la filosofía de Kant, las cosas de las que tenemos conocimiento son solamente fenómenos para nosotros y su “en-sí” permanece para nosotros como un más allá inaccesible. La verdad es de hecho esta: que las cosas de las que tenemos conocimiento son, no solamente para nosotros, sino en-sí, simples fenómenos y que esta es la determinación propia de las cosas en ello finitas, esto es tener el fundamento de su ser no en ellas mismas sino en la Idea divina universal”.11 Hegel no remite el fundamento verdadero de las cosas a la conciencia que, de seres inmediatos los transforma en conocimiento, sino a la Idea universal, esto es, al proceso activo en el que, por su naturaleza deficitaria, están necesariamente subsumidas. No es la conciencia trascendental la que las hace fenómenos al aprehenderlas. El idealismo trascendental tiene razón al ver en la naturaleza fenoménica de las cosas el índice de la insuficiencia del ser finito, pero mientras que Kant subsana esta insuficiencia con la subjetividad trascendental, Hegel la remite a la Idea divina, esto es al proceso global que contiene a la vez al ser finito y a la infinitud que subyace y da razón de todas las cosas limitadas y pasajeras. El ser “fenómeno” es un rasgo de lo finito mismo y no es el simple correlato del poder idealizante del conocimiento humano. Es posible concluir entonces que el de Hegel es un idealismo, pero no subjetivo, sino absoluto, lo que significa que la finitud ha sido subsumida en el movimiento absoluto de la Idea y no en una conciencia subjetiva que reflexiona. Es por eso que Hegel reduce la filosofía de Kant a una simple fenomenología del Espíritu, porque esta solo comprende la finitud de manera abstracta. Al hacer finito al entendimiento, Kant lo ha separado del Espíritu y entonces le resulta imposible reconocer lo infinito de sí y lo infinito del objeto: “La filosofía de Kant puede considerarse de una manera más exacta como aquella que ha aprehendido al Espíritu como conciencia y que (por tanto) contiene solo determinaciones (propias) de la fenomenología y no de la filosofía del Espíritu”.12 El idealismo 11 12 Hegel, G.W.F., Enciclopedia (1830), § 45 Zusatz. (w, 8, 122-123). Hegel, G.W.F., Enciclopedia (1830), § 415 observación, p. 471, (W, 10, 202). 107 Sergio Pérez • Idealidad subjetivo ignora que participa en el proceso infinito de la Idea y por ello imagina a la conciencia como lo único activo mientras reduce la cosa a una mera realidad. Sabe que esta cosa debe ser ideal, pero se lo atribuye al entendimiento en lugar de atribuírselo al Algo mismo durante el proceso del pensar. En consecuencia, la relación que la conciencia trascendental mantiene con el mundo de las cosas es solo uno de los rasgos, y de los más superficiales, de una fenomenalidad absoluta que se centra en la Idea y que es irreductible a la conciencia porque es lógicamente anterior a esta.13 El idealismo subjetivo afirma que conoce las cosas como fenómenos, a la manera de un idealismo, pero lo hace colocando lo ideal como una característica puesta por el entendimiento, sin darse cuenta que el Algo es ya ideal como parte de su constitución en el proceso de ser determinado lógicamente. Hegel ha transformado por completo el planeamiento del problema y lo ha convertido, de una cuestión epistemológica en una cuestión ontológica y metafísica. Idealidad y realidad En ambas ediciones de la Lógica, lo mismo que en la Enciclopedia, Hegel ha llamado al “ser-ahí”, una “realidad” (Realität): “La cualidad, en cuanto determinidad que está-siendo frente a la negación contenida en ella, aunque distinta de ella, es realidad”.14 Por lo tanto, ahora la idealidad no es solo la verdad de la finitud sino la verdad de la realidad, esto es una forma superior de realidad. De la metafísica tradicional, Hegel retiene la tesis de que algo es verdaderamente real sólo si es auto-subsistente, esto es ontológicamente independiente. Por ende, en el caso del ser finito, su realidad es sólo limitada. En efecto, el ser en-sí puede ser tomado como mera realidad, es decir un ser-ahí como determinidad que es porque, siguiendo sólo uno de sus momentos, este ser es aprehendido de manera unilateral según su modo de “ser” o su afirmación. “Realidad” (Realität) es la categoría que caracteriza esta fijeza y esta subsistencia relativa del ser-ahí por la que este se da como 13 14 Tinland, Olivier, L’idéalisme hégélien, p. 194. Hegel, G.W.F., Enciclopedia, § 91, p. 195. (W, 8, 196). 108 Sergio Pérez • Idealidad finito. Tenemos, pues, una realidad, pero esta realidad es aún limitada. En consecuencia, este ser finito, una vez traspasado al ser infinito, en su idealidad, es un ser mucho más determinado y concreto y merece mucho más el título de “realidad”. Mediante la idealidad, Hegel está ofreciendo una crítica radical a la concepción tradicional de “realidad”. Es una descalificación completa de la comprensión usual que tiene el entendimiento, quien considera la realidad como una inmediatez inicial, indiscutible y homogénea, indiferente a las interpretaciones provenientes de la imaginación o del entendimiento. Para Hegel, por el contrario, toda realidad finita está escindida por el trabajo de la negatividad y por ello es solo un momento del proceso de la Idea. La realidad limitada del ser en-sí solo encuentra su verdad en la dialéctica del para-otro, esto es, toda realidad no es simple inmediatez sino ser reflexionado: “El ser-ahí15 es por de pronto inmediata unidad simple del ser y de la nada. En la medida en que el ser y la nada se han determinado en él, con más precisión como los momentos que acaban de ser considerados, no está ya en la primera forma de la inmediatez, sino que es ser-ahí reflexionado; es ser-ahí en la medida en que se ha determinado como ser en-sí y como ser-para-otro y es la unidad de ellos, en cuanto momentos suyos. Como el ser-ahí reflexionado, él es la realidad”.16 La idealidad es la verdad de la realidad limitada del ser-ahí, en la medida en que designa el proceso dialéctico que subyace a este. La idealidad es la revelación de la negatividad que está inserta en toda realidad finita. Es la verdad de la realidad, porque la idealidad no tiene límite, pues lo ideal es justamente lo que ha subsumido al otro como límite. O en otras palabras, la realidad, puesta como aquello que ella es en-si, se muestra ella misma como idealidad, porque es la realidad misma la que, para ser verdadera, debe hacerse ideal. Es el mismo proceso lógico el que exige, para esa realidad deficitaria, una totalidad que la subsuma en un ser enteramente auto-determinado y esta totalidad es la idealidad: El lector encontrará que, en la traducción del profesor Duque, se hace uso del término “estar”. 16 Hegel, G.W.F., Lógica (1812), p. 245. 15 109 Sergio Pérez • Idealidad “La idealidad es la misma cosa que la infinitud o bien es la expresión positiva y reflexionada, determinada, de aquella”.17 Elser finito es ciertamente real (Realität) pero su verdadera realidad la alcanza en el momento en que deviene ideal: es su idealidad: “Esta idealidad de lo finito es la proposición capital de la filosofía y toda verdadera filosofía es por esta razón un idealismo”.18 La idealidad no es pues un mundo detrás o lejano que tendría una función similar al cielo de las ideas platónicas. Tampoco es un más allá o más lejos de lo real, tal como es ofrecido por otros idealismos. Para Hegel, la idealidad se encuentra en la realidad, en su estructura lógico-metafísica, en la constante actividad de lo negativo que es inmanente a toda realidad finita. No es pues posible oponer a lo real algo ideal, porque la realidad limitada, por su naturaleza esencial, revela su propia idealización en la medida en que lleva en sí misma la declaración de su precariedad: “Se dice que al lado de la realidad hay también una idealidad, pero la idealidad no está fuera, ni al lado de la realidad, sino que constituye esencialmente el ser la verdad de la realidad, puesto como aquella que esto es en-sí ella se muestra como idealidad”.19 Realidad e idealidad no son lo mismo, pero tampoco son separables. En efecto, la realidad es simultánea con la idealidad pero no debe ser confundida con esta. La idealidad no es lo mismo que la realidad, sino su verdad, es decir su subsunción en una forma de realidad más alta: “Si por realidad se quiere entender lo sustancial, lo verdadero mismo, entonces la idealidad es entonces la realidad de verdad…en la medida en que el estar o la realidad se ha determinado a ser idealidad”.20 Ahora bien, si la idealidad no se confunde con la realidad, tampoco es separable de esta; la idealidad forma un solo cuerpo con la realidad; ella es más bien el resultado de la tendencia interior del ser real que preside su devenir: “La idealidad no tiene contenido sino como idealidad de algo, sin embargo este algo no es entonces simplemente esto o aquello indeterminado, sino que es el ser-ahí determinado en tanto que realidad que, Ibid., p. 271. Hegel, G.W.F., Enciclopedia, (1830) § 95, observación, p. 199. (W, 8, 203). 19 Hegel, G.W.F., Enciclopedia, (1830), § 96, Zusatz. (W, 8, 204). 20 Hegel, G.W.F., Lógica, (1812), p. 271. 17 18 110 Sergio Pérez • Idealidad mantenido en y por sí mismo, no posee ninguna verdad”.21 Si la idealidad se separa de lo real de cualquier modo que sea, entonces, “lo real vuelve a ser uno de los momentos y lo ideal el otro”.22 En el idealismo especulativo no hay ninguna dualidad entre la realidad y el pensamiento como la que asola a las filosofías de la representación: “No se ha dado a la idealidad el honor que merece si no se le concede nada más que no todo ha sido dicho mediante la realidad. Tal idealidad, al lado, o incluso por encima de la realidad, no sería más que un nombre vacío”.23 Y es por esta unidad entre realidad e idealidad que Hegel considera que su filosofía ocupa un lugar aparte. En efecto, él no afirma primero, una realidad existente a la que, luego, una conciencia le aporta sus operaciones para anexarle al ser primero otro ser, este ideal. Tampoco considera suficiente decir que la relación de la conciencia al mundo es ideal. Lo que constituye su idealismo no es la idealización de lo real por parte del poder sintetizador del entendimiento, sino la idealización de lo real mismo. Según Hegel, una filosofía que merezca este nombre es aquella que(lo mismo que la religión) no reconoce la realidad finita como la realidad verdadera. Una filosofía que otorgue a la realidad finita la plenitud del ser no es propiamente filosofía porque no ha podido liberarse de la representación usual de la conciencia sensible, la cual valora al ser en detrimento de su finitud. Un idealismo así es malogrado porque no ha podido comprender el papel del pensamiento quien transforma la realidad inmediata en ideal en el sentido de encontrar en ella su verdad, su reconstrucción inteligible mediante conceptos. La idealidad de lo real es el signo de la profunda transformación impuesta por el idealismo absoluto. En este, las categorías de la Lógica no son sencillas formas vacías del pensamiento, sino estructuras del ser como tal. Cada categoría, especialmente la idealidad, es una parte de la estructura del ser, a la vez que es un concepto destinado a comprender el mundo de “las cosas”. Con la idealidad, el ser limitado del ser-ahí, sufre un vuelco en su concepto, porque se ha convertido en un ser que se auto-determina en su retorno a sí, es decir más concreto, más real. Hegel, G.W.F., Enciclopedia (1830), § 96, Zusatz, (W, 8, 204). Ibidem. 23 Ibidem. 21 22 111 Sergio Pérez • Idealidad Para Hegel, lo que es real es el ser que exhibe en sí mismo su determinación, su concepto, y por tanto, es simultáneamente verdadero: “Se dice de alguien “este es realmente un hombre”. Aquí ya no se trata del ser-ahí inmediato, sino del acuerdo del ser-ahí con su concepto. Pero aprehendida así, la realidad no difiere tampoco de su idealidad, que nosotros aprenderemos a conocer ante todo como ser-para-sí”.24 La realidad verdadera de los seres finitos es su trascendencia hacia lo infinito. Por este traspaso, ellos suman a su cualidad de ser seres reales, la cualidad de ser ideales. Los seres finitos son reales pero también son ideales y, convertidos en momentos del proceso, no pierden realidad sino que ganan un grado mayor de realidad. El idealismo de Hegel contiene lo real como un momento subsumido y es por eso que puede afirmar que en filosofía, “la oposición realismo/idealismo no tiene significado.25 El idealismo absoluto concuerda con el empirismo y el realismo en afirmar que lo verdadero debe encontrarse presente en la realidad manifiesta. La filosofía tiene que conocer lo que es y no solo lo que “debe ser”, pero él no concede, como lo hacen el realismo y el empirismo, que carezca de valor ir más allá de esa realidad inmediata. Para estas filosofías, solo lo finito es real, en sí mismo no es problemático y no requiere de lo infinito porque es una realidad auto-subsistente. Para el idealismo de Hegel, por el contrario, la última realidad no son las cosas-en-sí sino la Idea, es decir la presencia de la sustancia infinita en la existencia, de la Idea en la existencia. En otras palabras, Hegel no es un idealista porque tenga dudas acerca de la realidad del mundo manifiesto. Tampoco es un idealista porque crea que el entendimiento es el único que imprime sus rasgos fundamentales sobre un mundo inerte (como sucede en Kant). Tampoco es un idealista porque crea que toda la actividad recae en las ideas y que por tanto, solo el pensamiento es real (como sucede en Berkeley). Y desde luego tampoco es un idealista porque afirme que el pensamiento es el creador de la realidad. Hegel es un idealista porque sostiene que las realidades finitas son parciales, transitorias, y que por tanto solo alcanzan su completa auto-determinación cuando se afirman en lo infi24 25 Hegel, G.W.F., Enciclopedia, (1830), § 91, Zusatz. (W, 8,196-197). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 136. (w, 5, 172). 112 Sergio Pérez • Idealidad nito, es decir cuando niegan su realidad inmediata, para convertirse en ideales. Es idealista, porque comprende la realidad como una cualidad o estructura ontológico-metafísica que todo Algo finito exhibe en su propio proceso, independientemente de lo que la conciencia común y las filosofías puedan imaginar acerca de él. Finalmente, es idealista porque sostiene que cualquier Algo solo alcanza su verdadera realidad cuando es hecho inteligible dentro del proceso del pensar que lo determina y lo constituye tal como es, esto es, Hegel es idealista porque afirma que el pensamiento –nuestro pensamiento- está íntimamente involucrado en la construcción de la realidad. Idealidad, infinito verdadero y ser-para sí Como correlato de haber convertido al ser finito en un momento ideal del proceso, este idealismo sostiene que lo infinito tampoco puede existir sin los seres finitos. El infinito, la sustancia, está en el mundo de los seres finitos: está aquí y ahora y no es algo inalcanzable: “El infinito existe y existe en un sentido más intensivo que el ser primero e inmediato; es el ser verdadero, el levantamiento (Erhebung) por encima de la limitación”.26 Tal infinito no tiene límites porque en él se ha superado toda limitación impuesta por la alteridad. Ahora bien, el ser que surge del traspaso del ser finito a la infinitud no puede ser otro ser finito. El ser infinito no es otro ser al lado del primer ser finito, sino el ser que ha surgido del relacionarse a sí mismo del ser. Este ser infinito no es otro ser más allá o preexistente a lo finito, sino un proceso y por tanto, no puede formarse de él una representación sin traicionar su naturaleza procesual: no es un ente, ni una cosa, ni una representación sino un concepto y por ende sólo perceptible para el pensamiento. Pero esto no le resta objetividad: el infinito está presente, terrenal, como existencia efectiva. Por tanto, no es una abstracción, sino que debe tomar cuerpo en el ser cualitativamente diferenciado. Si Hegel llama al infinito verdadero “el concepto fundamental 26 Hegel, G.W.F. Lógica (1830), p. 122. (W, 5, 150). 113 Sergio Pérez • Idealidad de la filosofía”27 es porque esta tiene como objetivo justamente mostrar la existencia efectiva de aquel. Este infinito es un ser devenido, relación a sí mismo del ser en el traspaso en el otro y luego en sí mismo. Surge así una nueva dimensión afirmativa del ser que Hegel llama “ser-para-sí”: “El otro existe para él solo como un ser eliminado, como momento suyo: el ser-para-sí consiste en esto: que se ha salido más allá del límite, más allá de su propio ser otro, de modo que, en cuanto es esta negación, es el retorno infinito a sí”.28 En la Lógica, Hegel introduce al ser-para-sí como “infinitud afirmativa” en oposición a la “infinitud negativa” del infinito espurio. “En el ser-para-sí se ha cumplido –escribe Hegel- el ser cualitativo: es el ser infinito”.29 En efecto, lo cualitativo es definido como “la unidad del ser y la determinación” y ahora esta ha sido completada. En los momentos anteriores, el ser del inicio se hallaba carente de determinación (ser y nada); luego el ser determinado se hallaba en unidad simple con otro ser y por tanto su unidad con este no estaba puesta (ser-ahí). En el “ser-para-sí”, esta unificación entre el ser y su determinación se halla puesta e igualada, por eso Hegel va a llamarlo “el ser determinado absoluto”: “La finitud ha traspasado en la infinitud, en la puesta negación de la negación, ella es la simple referencia a sí misma y por tanto es en sí misma la igualación con el ser: el absoluto ser determinado”.30 A este ser enteramente determinado por la infinitud corresponde la categoría de idealidad: “El ser-para-sí, dentro de esta determinación, a saber que se refiere a sí por estar el otro dentro de él, solo que asumido, es idealidad”.31 De acuerdo con esto, idealidad indica la forma de totalidad cuyo concepto es la infinitud. Ella deja ver el verdadero estatuto de todas las determinaciones anteriores de la finitud cuyo significado y verdad se revela solo en el movimiento total del pensar. La idealidad es así indicativa del movimiento infinito del pensamiento en su auto-determinarse, porque, para Hegel, pensar es siempre unificar procesualmente lo finito con lo infinito: pensar lo finito como momento del infinito, Hegel, G.W.F., Enciclopedia, § 95, observación, p.199. (W, 8, 203). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), pp. 139-140. (w, 5, 175). 29 Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 139. (w, 5,174). 30 Ibidem. 31 Hegel, G.W.F. Lógica (1812), p. 271. 27 28 114 Sergio Pérez • Idealidad como lo infinito manifestándose, o a la inversa, pensar lo infinito como unidad de sí mismo y de lo finito. “El concepto universal del ser-para-sí se ha manifestado. Solo había que mostrar que aquel concepto corresponde a la representación que nosotros vinculamos con la expresión “para-sí”.32 En efecto, “para-sí” significa que el otro ya no es alteridad y solo existe como momento. Como negación de la primera negación, el ser-para-sí es algo afirmativo, es una realidad más alta que la realidad del ser-ahí que era una negación simple. Sin embargo, aún es necesario examinar la escisión interior del ser-para-sí para comprender la unidad definitiva de lo finito con lo infinito, es decir, la idealidad. En el ser-para-sí, la infinitud se ha “derrumbado” –dice metafóricamente Hegel- en la forma de inmediación del ser, pero este ser-para-sí aún contiene subsumido el ser finito, esto es, el ser afectado por la negación. No obstante, este ser finito, al quedar inmerso en la infinitud ya no puede ser simple alteridad, porque ha perdido su carácter de negación simple y se presenta ahora él mismo como negación de la negación, esto es como ser-para-uno: “De esta manera, la determinidad, que en el ser determinado como tal es otro y un ser-para otro, se ha replegado en la unidad infinita del ser-para-sí, y el momento del ser determinado se presenta en el ser-para-si como ser-para-uno”.33 En otras palabras, el ser-para-uno denota que “aquello en lo cual hay pasaje es enteramente la misma cosa que lo que opera el pasaje- los dos términos no tienen otra significación que la única y misma determinación de ser un otro-, algo en su pasaje a otra cosa no hace sino unirse a sí mismo…“34 En la Lógica, Hegel hace notables esfuerzos por mostrar la unificación perfecta entre ser-para-sí y ser-para-uno. La razón es que en el ser-para-uno se muestra la expresión de “cómo lo finito está en unidad con lo infinito, o sea como ideal”35. Ya no hay dos (Algo y otro) y por tanto no hay diferencia sino indiferencia: sólo hay un ser que vuelve infinitamente así, esto es, hay un único ser-para-otro y como este es único, Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 139. (W, 5, 174). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 140. (W, 5, 176). 34 Hegel, G.W.F., Encyklopädie der PhilosophischenWissenschaften in Grundrisse (1817), § 48. 35 Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 140. (W, 5, 176). 32 33 115 Sergio Pérez • Idealidad entonces este es también ser-para-uno. Esta unidad esencial e inseparable entre el ser para-sí y el ser-para-uno es exactamente la idealidad: “Hay solo una única idealidad de aquello para lo cual o en lo cual una determinación debería existir como momento y de aquello que debería ser momento en él”.36 La idealidad es aquello inherente al ser en su propia constitución, porque no es más que el ser en su infinito retorno a sí: “Lo ideal es necesariamente para uno, pero no para otro; lo uno para lo cual es, es él mismo”.37 Cada ser en su cualidad intrínseca es uno con su idealidad o mejor, sin su idealidad, ningún ser alcanza su verdadera determinación como el ser cualitativo, diferenciado de otros, que es. El idealismo de Hegel consiste en afirmar que todo lo existente-para-sí es resultado del infinito retorno a sí que lo constituye: “El yo está para el yo, ambos son lo mismo… Dios sólo para Dios y solo la unidad es Dios… Por lo tanto, yo, el espíritu en general o Dios son ideales porque son infinitos, pero como existentes para sí no son idealmente distintos de lo que son para uno”.38 Como unidad perfecta de lo finito y lo infinito, la idealidad es un punto de separación con otras formas de idealismo. ¿Dónde recae esa diferencia? De acuerdo con Hegel los idealismos de la representación son culpables de dos errores complementarios: o bien separan los dos momentos del para-sí y el ser-para-uno, y entonces convierten al para-sí en un ser meramente formal; o bien erigen al ser para otro como un ente y entonces rebajan al ser-para-sí hasta retroceder al ser-determinado. En la primera alternativa, el ser-para-sí designa, según el lado de la relación lógica “a-sí”, la unidad que ha subsumido toda forma de alteridad de tal manera que ella solo es para-sí-misma. En esta situación se encuentran el ser de los eléatas, el Dios de Spinoza, el Absoluto de Schelling y la mónada de Leibniz, todos ellos seres ideales. En Spinoza, por ejemplo, la sustancia es para-sí, pero es solo la determinación abstracta de toda determinación, es decir es solo formal: “En Spinoza, la infinitud es solo la afirmación absoluta de una cosa y por tanto solo la unidad inmóvil; la substancia, por ende, no llega ni una sola vez hasta la determinación el Ibid., p. 141. (W, 5, 176-177). Ibid., p. 141. (W, 5, 177). 38 Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 142. (W, 5, 178). 36 37 116 Sergio Pérez • Idealidad ser-para-sí ni mucho menos a la del sujeto o del espíritu”.39 Lo mismo sucede con los idealismos subjetivos de Kant o de Fichte. En estos, el yo es puesto como ideal en la medida en que la “cosa-en-sí” es solamente para el yo, mientras que este solo se refiere a sí mismo, pero con ello se deja subsistir la “cosa-en-sí” en su exterioridad y su alteridad radicales respecto al sujeto. En la segunda alternativa de otros idealismos sucede algo distinto: en estos, el ser-para-uno da lugar a una distorsión meramente representativa. Si en la primera alternativa lo ideal era puesto como la exclusión abstracta de la alteridad, ahora esta alteridad es por el contrario afirmada como el contenido verdadero de tal modo que lo ideal que aparece entonces como el vacío absoluto, como lo que no es efectivo, como lo simplemente representado. Estos son los idealismos que colocan lo infinito en un más allá inefable y que pretenden humildemente que el ser finito es transitorio, pero en los hechos, al declarar al infinito incognoscible, acaban por elevar a lo finito a rango de la única realidad efectiva: “Llamar a Dios solo un ideal presupone el punto de vista desde el cual la existencia finita vale como lo real y lo ideal o el ser-para-uno tiene solo un sentido unilateral”.40 Hegel ha sostenido que, en principio, toda verdadera filosofía es un idealismo, pero que todas ellas difieren en la manera en que ese principio se halla realmente realizado en la doctrina, por tanto, la única cuestión es saber “si al lado del ser-para-sí no permanece todavía la existencia finita subsistiendo como independiente, pero además (depende de) si en el infinito se haya puesto ya por sí mismo el momento para-uno, es decir el comportamiento de lo ideal hacia sí mismo como ideal”.41 Es en este sentido que nos hemos propuesto mostrar que la idealidad define precisamente el idealismo absoluto Lo que caracteriza a este es, primero, el haber devuelto al ser finito su carácter de perecedero, pero no para anularlo, sino para subsumirlo en la infinitud que lo determina por completo; luego este idealismo absoluto niega a la realidad inmediata el estatuto de definitiva, pero no para cancelarla, sino para mostrar Ibid., p. 142. (W, 5, 179). Hegel, G.W.F., Lógica (1830), p. 142. (W, 5,178). 41 Ibidem. 39 40 117 Sergio Pérez • Idealidad que ella alcanza su verdad solo en el momento en que es hecha inteligible en el movimiento infinito del pensar; finalmente, este idealismo es absoluto porque afirma que no hay separación posible entre lo finito y lo infinito, esto es que el primero traspasa al infinito por su propia naturaleza esencial y que el infinito no está más allá, sino que habita y anima toda existencia. En resumen, con la categoría de “idealidad” Hegel realiza el propósito último de su idealismo: mostrar que lo más real y toda realidad no es otra cosa que la Idea en su presencia efectiva. Bibliografía Obras en alemán Hegel, G.W.F., (1969-1971) Werke in zwanzig Bänden, Redaktion E. Moldenhauer und K.M. Michel, Suhrkamp Verlag, Frankfurt. Las referencias aparecen en el texto así: (Werke, número de volumen, número de página). Hegel, G.W.F., (1817) Encyklopädie der Philosophischen Wissenschaften in Grundrisse. Oswald´s Universitätbuchandlung. Traducciones citadas Hegel, G.W.F., Ciencia de la Lógica (1812), edición de Félix Duque, Abada/Uam editores, Madrid, 2011. Hegel, G.W.F., Ciencia de la Lógica (1830), traducción Augusta y Rodolfo Mondolfo, Ediciones Solar/Hachette, Buenos Aires 1968. Hegel, G.W.F., Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1830), edición de Ramón Valls Plana, Alianza Editorial, Madrid, 2005. Obras complementarias Biard, J., Buvat, D., Kervegan, J.-F., et al, Introduction à la lecture de la Science de la Logique de Hegel, volumen I, Éditions Aubier Montagne, Paris, 1981. Winfield, Richard Dien, Hegel’s Science of Logic, Roman & Littlefield Publishers, Lndam, 2012. 118 Sergio Pérez • Idealidad Houlgate, Stephen, The opening of Hegel’s Logic, Purdue University Press, Indiana, 2006. Bubner Rüdiger, Die ‘Sache selbst’ in Hegels System”, en Seminar: Dialektik in der Philosophie Hegels, R.-P., Horstmann (ed), Suhrkamp Verlag, Frankfurt am Main, 1978, pp. 101-123. Wallace, Robert M., Hegel’s philosophy of reality, freedom and God, Cambridge University Press, Cambridge, 2005. 119