Doctorado en Historia

El 26 y 27 de julio de 1822, San Martín sostiene en Guayaquil, con Simón Bolívar, la trascendente entrevista que sigue dando que hablar, porque ambos interlocutores guardarían harto silencio sobre lo actuado. Más allá de las palabras, el hecho final es que uno de ellos, el que, como se dijo, "le sacó el jabón al palo", partirá abandonando cuanto conquistara, y el otro, mal que bien, completará la empresa. Sus contemporáneos los negaron, pero uno, San Martín, se exilió per sé en tanto el otro fue expulsado. San Martín, sobrevivió largamente al otro convertido en figura prestigiosa a la que homenajeaban cuantos sudamericanos visitaban el viejo mundo. Bolívar, con su muerte, cual un nuevo Alejandro, despertó "...Una sensación de relajamiento y de codicia... (entre) ...los dirigentes de los pueblos americanos, que habían esperado con ansiedad el momento de heredar...(su)...autoridad...". La posteridad, les ha dado dimensiones propias, no necesariamente coincidentes con la realidad. La más reciente, es el "modelo caracol" del culebrón colombiano "Bolívar. Una lucha admirable", que rescata la calificación de la "Campaña Admirable" de 1813 del caraqueño, culminada instaurando la Segunda República, y es la instancia en la que Simón Bolívar se hace otorgar el título de "Libertador". El culebrón es muy visto, en una época en que la mayoría de las personas modelan sus conocimientos, y demasiadas de sus convicciones, en base al mundo de la imagen. Ya desde el mismo título culebroide, queda clara la exaltación bolivariana, y, por lo que nos interesa, los dos capítulos en que destaca la participación de San Martín, lo pintan, capitis deminutio, como un sujeto enfermo, sometido a los cuidados de una amante, que cuando se reúnen oye más bien en silencio los miríficos parlamentos que su interlocutor le otorga el privilegio de escuchar, metiendo baza tímidamente, cuando lo hace. La wikipedia, ofrece una espléndida síntesis caracolera de aquellas jornadas guayaquileñas, evidenciando que la información es una cosa y el conocimiento otra, y que la contienda cultural globalizante para recontar la historia, la libran otros, no nosotros, y lo que podemos encontrar en las redes, es una historia contada por terceros, algo tanto más lamentable cuando tomamos conciencia

El concepto de "santuario" como un lugar donde se está protegido, a salvo de algo, tradicionalmente se asoció con templos y creencias religiosas. Durante el siglo XX, el vocablo caracterizó a refugios territoriales representados por ámbitos geográficos como Laos o Cuba, para las extremas izquierdas que libraban las guerras revolucionarias de la época, brindando sitios de descanso, reaprovisionamiento, reclutamiento, adoctrinamiento y todas las actividades inherentes a las características de aquellas acciones bélicas. Cuba resulta interesante, porque en el Caribe, las islas históricamente han sido "santuarios" para las acciones en la "costa firme". Plataforma de lanzamiento de las conquistas de los caribes, los españoles y la guerra revolucionaria castrista. Retrocediendo al siglo XIX, Cuba era española, y ende, las acciones revolucionarias no podían partir de allí. Por cierto que en siglos anteriores, ingleses y franceses "participaron" de los frutos de la conquista española apoderándose en el mar antillano de los buques cargados con metales preciosos. ¿Para qué esforzarse en las minas si al fin y al cabo todo era cuestión de arramblarlo a través de filibusteros ingleses y bucaneros franceses? Detrás de aquellos, más o menos veladamente, estaban las autoridades coloniales jamaiquinas y haitianas, y todavía más lejos, las metropolitanas, que llegado el caso no hesitaron en ennoblecer incluso a piratas del fuste y la crueldad de Francis Drake o Henry Morgan. Para la época de las "Revoluciones burguesas" (Hobsbawm dixit), Jamaica y Haití tenían una larga tradición de apañar enemigos de España, que se vería eficazmente continuada. Francisco de Miranda y Simón Bolívar, también se valerán de esas islas como "santuarios", protegiéndose allí tras cada fracaso de sus penetraciones en "tierra firme". Miranda, luego de montar su primera expedición con el apoyo económico y el beneplácito de norteamericanos e ingleses, logra desembarcar en Haití en febrero de 1806, pero fracasa en su intento de hacer pie en Ocumare de la Costa (Venezuela), derrotado por la armada realista. Logra empero huir y refugiarse en Trinidad (Tobago), bajo

CAPÍTULO VI LA CONTRAMEMORIA. EL NEO REVISIONISMO EN CORRIENTES 304 1. Por qué hablar de "Contramemoria". Diana Quattrocchi-Woisson conceptúa ajustadamente que la contramemoria es "…La voluntad de constituir como modelo a un proceso histórico desaparecido, la reivindicación de una derrota pasada para legitimar otro orden político y social en el presente y en el futuro…". 1 En la construcción de esa contramemoria en nuestro país, el principal actor fue tradicionalmente el revisionismo histórico, que en la provincia de Corrientes no tiene más repercusiones que la figura aislada de Justo Díaz de Vivar, y el rescate familiar, para el panteón tradicional, de Wenceslao Néstor Domínguez. Ambos, empero, están más cercanos a los vaivenes historiográficos porteños que a una contienda, fronteras adentro, con la cerrada visión apologética de los historiadores clásicos correntinos. El gran éxito del revisionismo, es que su lenguaje de denuncia encendida y los tonos panfletarios de su versión histórica, demostraron poseer un alto grado de penetración en la masa, siempre receptiva a la reiteración hasta el hartazgo las voces de orden y las denuncias sistemáticas de las extremas políticas. Como la misma Quattrocchi-Woisson nos enseña, "…Cuando la contramemoria se organiza y se dota de instituciones apropiadas, se convierte entonces en una verdadera contrahistoria…". 2 Así, es el peronismo el que en su momento se apropia esa visión del pasado, potenciándola con su propio aporte que, en definitiva, erige rudimentariamente una oposición binaria con la Historia anterior que, por conocida, aprecio innecesario reseñar.

1. LOS CORRENTINOS EMIGRADOS. 1929-1980. Por diversas razones, tradicionalmente Corrientes es una provincia expulsora de población. Las contiendas políticas, esa lucha por los electores presidenciales que tantas veces se resuelve con las armas en la mano, que otras tantas es el leit motiv de las intromisiones federales. Que obligan al exilio interno a figuras del fuste de Manuel Florencio Mantilla por razones de seguridad personal. Que, todavía en los sucesos del año 1993, durante los prolegómenos de la reforma de la Constitución provincial, colapsan el último Colegio Electoral debido a que el sector opositor oculta a sus electores para hacer caer las sesiones, y se traducen en graves incidentes-quema de automóviles de dirigentes en el Hotel de Turismo, tiroteos a la media mañana en plena plaza Juan Bautista Cabral-, entre las huestes del gobernador de Formosa, Vicente Joga, que intenta hacer pie en Corrientes, y los seguidores del entonces hombre fuerte del Partido Autonomista, Raúl Rolando Romero Feris. A la inversa, La continuación a nivel nacional de carreras políticas localmente exitosas, cuyo caso paradigmático es Juan Ramón Vidal, donde una banca en el Senado está prácticamente reservada para él, que ocupa durante décadas la misma curul. La falta de trabajo, consecuencia de la economía primaria, pastoril 1 que aún hoy caracteriza a Corrientes. La necesidad, en fin, de buscar en otras latitudes una educación superior a la escuela primaria, porque el primer secundario, el Colegio Nacional, se crea durante la presidencia de Sarmiento y la Universidad Nacional del Nordeste, recién en los años cincuenta, en la segunda mitad del siglo XX. En el caso de los historiadores recortados a los fines del objeto de la Tesis, solo Wenceslao Néstor Domínguez emigra a Buenos Aires en aras de continuar sus estudios y Antonio Emilio Castello en pos de mejores condiciones de trabajo. Los restantes, uno-Raúl de Labougle-, nace, se educa y trabaja allí, otro-1 Cfr. Hernán Félix Gómez, Los últimos sesenta años de democracia y gobierno en la Provincia de Corrientes, L.J. Rosso, Buenos Aires, 1931, 351 pp.

CAPÍTULO X LOS HISTORIADORES FRONTERIZOS O MARGINALES 526 1. Los viajeros decimonónicos. 1879-1900. En las postrimerías del siglo XIX, los dirigentes de la Generación del 80, en el marco de un positivismo que puede calificarse de masónico, por el alto número de sus miembros que integran las logias o son periféricos a ellas, en paralelo con las últimas acciones militares para posibilitar la ocupación del desierto, van a redescubrir el interior del país y, en lo que interesa a la Tesis, la provincia de Corrientes. Uno de ellos, Antonio Zinny, es tal vez el último émulo de Quesada y Hernández. Porque se desplaza en forma individual, en pos de objetivos personales. El resto, Queirel, Basaldúa, Ambrosetti y Bernárdez, lo hacen impulsados, o directamente enviados desde Buenos Aires por intelectuales del fuste del Perito Moreno, la clarividencia geopolítica de Julio Argentino Roca y el talento de Martín García Mérou. Se conocen todos entre sí, o poco menos, porque cuando no hay una vinculación directa, estos hombres del progreso se recomiendan unos a otros, en función de prestigios y títulos adquiridos y demostrados. Adonde llegan son recibidos y agasajados por las personalidades de primera línea. Incluso los extranjeros, como Zinny, se benefician de esa tendencia nacional, muy vigorosa entonces, de apropiarse las personas de valía para incorporarlas a los grandes proyectos. Además, son todos grandes escritores. El aporte que han dejado a través de sus obras, informes, mapas, planos, pinturas, imágenes, es invaluable. Porque no dudan en valerse de cuantos medios les habilitan los avances tecnológicos de la época, y en hacerse acompañar por los especialistas que sean del caso cuando la posibilidad está dada. Choca un poco, eso sí, que Roca envíe a Basaldúa al Iberá como si se tratase de Stanley siguiendo el curso del río Congo, o que el Museo de la Plata encomiende a Ambrosetti una "expedición" al Nordeste…pero los envían. Los mandan en ese impulso civilizador que en pocos años habría de colocar a nuestro país entre las primeras diez naciones del mundo.

Desde siempre, el poder sobre la Historia, el empleo o la manipulación del pasado, han sido poderosas herramientas de control social, con independencia del momento en que se haya tomado conciencia de ello. Y desde el mismo Decálogo, y aún antes, el documento, de la naturaleza que sea, ha sido la pieza principal de esos controles. Aprecio que todavía está por definirse si la historia la escribe el que gana, como se ha sostenido, si en realidad lo hace el que sabe escribir, especialmente si sabe escribir historia o si, según las circunstancias, se da una interacción de ambas posibilidades. Esa discusión ha permeado conceptos como el de la presunta "Historia oficial", o expresiones con tonos de denuncia como "la Historia que no nos contaron". Entiendo que en todas esas construcciones, donde desempeñan un papel preponderante los anacronismos psicológicos, han jugado un papel capital los filólogos y filósofos, especialmente franceses, al estilo de Foucault y Derridá, o norteamericanos como Noam Chomsky, que en última instancia y, queriéndolo o no, han terminado corroyendo por su base las principales convicciones y prácticamente todas las seguridades que nos aportaran nuestros clásicos. A los fines de esta Tesis, y como convicción personal, nada de eso es de interés, y cuando se habla de mecanismos de control se está pensando simplemente en la forma como cada época y cada actor del plexo en estudio-la Historia de Corrientes y sus distintos cultores-, arbitró los medios documentales necesarios para pergeñar, difundir y consolidar su propio discurso histórico, aspirando a imponerlo según sus recortes y sus particulares interpretaciones. 2. Los controles peri institucionales. 2.1. Las publicaciones del Cabildo como mecanismo de control social. Puede decirse que el Cabildo de Corrientes nace con la Fundación de la ciudad, el 3 de abril de 1588. Desde ese momento, y hasta su extinción a manos del Congreso General de 1824, el Cabildo es el principal mecanismo de control social correntino, como sucede con tantas otras ciudades indianas. Cada Cabildo en Indias, tenía sus propias particularidades, derivadas de esa elasticidad de las Instituciones españolas que las hizo tan capaces para adaptarse a las geografías y situaciones más disímiles. El Cabildo de Corrientes,