UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA
Facultad de CCSS y Educación
MARCO MARTOS CARRERA, nació en
Piura, en 1942.
Estudió en la Gran Unidad Escolar “San
Miguel” de Piura, en la Pontificia Universidad
Católica y en la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos (Lima).
Es un destacado intelectual peruano que
ha ocupado y ocupa altos cargos de
distinción académica. Es Presidente de la
Academia Peruana de la Lengua.
OBRA POÉTICA PUBLICADA
Casa Nuestra (1965)
Cuaderno de quejas y contentamientos (1969)
Donde no se ama (1974)
Carpe Diem (1979)
Antología de textos El silbo de los aires amorosos (1981)
Cabellera de Berenice (1990)
Muestra de arte rupestre (1990)
Leve reino (1996)
El mar de las tinieblas (1999)
Jaque perpetuo (2003)
Especialidad de Lengua y Lit.
Docente: Sigifredo Burneo S.
Dondoneo (2004)
Aunque es de noche (2006)
Dante y Virgilio iban oscuros en la profunda noche (2008)
En las arenas de Homero (2010)
Vespertilio (2012)
Biblioteca del mar (2012)
Vértigo (2013)
Laberinto de amor (2014)
Caligrafía china (2014)
Máscaras de Roma (2015)
Musas del celuloide (2016)
Lima
En Lima cada cuadra tiene un nombre me dijeron Casa de pensión
y es verdad que he comprobado;
otras cosas se callaron las personas AL FINAL de la frente
que en dar informes se solazan: ya me están llegando
en Lima cada coche, cada cola, cada rueda, las cosas que diariamente hago:
sardinas y presagios, subir las escaleras,
sudores ajenos pisar el sucio mármol,
y humos robustos convivir con siete perros
sin quererlo respiramos; y con otros diminutos animales,
en Lima hay un desprecio y ver la cara,
por las gentes de otros lares ver la cara y los gestos horripilantes
y a la larga uno añora de marías cretinas
a su pueblo, a su gente, a sus calles. que ortigas debían llamarse.
Muestra de arte rupestre
Io sono stanco.
¿Para esto matrimonio? ¿A mí mismo de tristes oficios?
mis hijos viven en una jaula de locos, Mi sueldo (y el tuyo lector),
rodeados de extraños, agrupados no alcanza.
vagamente con el nombre de parientes. Muchos miran con envidia estos ingresos.
En el pequeño jardín y hay en este Perú varios millones peor
nadie sabe de quién son los pañales, (que nosotros.
de quién las camisas, de quién el aire. ¡Quiero una casa! Sueño.
Si me descuido Engels, de profeta, opinaba que aquí,
me cambian un hijo por otro. con este sistema, no hay solución al asunto.
¿A quién echarle la culpa? Con rabia y sin vergüenza
¿A la matrona en esencia bondadosa? sobre las páginas de Engels,
¿A mi mujer, plena de amor y desde salen con duelo mis lágrimas corriendo.
(hace años Quiero una casa. Sueño. Io sono stanco.
embrujada por un verso que me costó Maldigo. Yo soy el muerto en vida.
noches en vela? El que hace reglamentos.
Nausicaa nonata
El telescopio más poderoso del mundo
Extiendo los ojos, no muy abiertos,
a Carmen
para que no se me filtren
estas cosas que rodeándome
Para otras tengo leves miradas, esquivas, sabiéndolas cambiantes,
tú desconoces,
locamente cambiantes, da lo mismo, permanentes en el paisaje.
extiendo los ojos, antes cansados,
Ni el día ni la noche importan, diáfano mediodía a plomo,
y avizoro tu vientre en estricto perfil,
tiniebla que tanto conoces mi vigilia, rabiosamente soledosa.
vientre combado, mapa de madre.
Tanteo en la oscuridad y toco una mesa, un libro desvalido,
Y contento, me hago dichoso,
toco tu ausencia oh mujer, mía y mía y mía de punta a punta,
me digo a mí mismo:
ojos azorados, idénticos a los míos, grandes telescopios
“Es cierto, petulante”.
penetrando kilómetros y kilómetros, hilos increíbles de amor,
Y como es cierto
enhebrando y enhebrando abrazos, hijos, abrazos,
y tú, Carmencita, eres la madre,
griterío en las playas solitarias del invierno,
bato palmas interiores,
amor, mujer mía y mía y mía, defensa contra todos los miserables,
mi corazón se hace fiesta,
antes y aquí y mañana, mujer mía y mía y mía
y en mi rostro impasible
como dicen los antiguos hasta que la muerte nos separe.
Nadie sino tú lo sabe.
Menaje
Al fin te compraste las cortinas Duermes sola sin embargo:
que tanto querías y mejoraste así a veces un sudor frío, o cualquier
el aspecto de tu casa. una ráfaga de viento, hermosa
Al atardecer un chirrido de la puerta, palabra.
cuando enciendes las lámparas, te recuerdan que estás sola Después,
iridiscente se ve el rostro y que en otro tiempo amaste. cuando
de la Modigliani. las aguas
Día a día se tornen
son más relucientes tus ollas, claras,
Finge corazón
tu cocina más limpia y los pisos no te lamentes,
en especial impecables. corazón,
Finge corazón,
Desde sabes
dile
la escalera que empiezas desde antes
que la amas,
a soñar, que en las ribas
engáñate
llegarás a la terraza nacen
a ti mismo,
y desde allí verás cuando quieras flores
engáñala.
las luces lejanas de los autos. y cucarachas.
Reina
dile
Se ha ido Néstor.
No hace mucho también se fueron
Leoncio y Roberto. En alfombra voladora.
A los tres los recuerdo llevándonos a los churres En las tardes del estío,
A correr como locos por el cauce del río seco, Bajo el sol de fuego, mi rey vencía al suyo,
Al tiempo que nos decían por vez primera Sólo porque él quería.
El sagrado nombre de las cosas: Fue bueno, como
Sapo, El padre de cualquiera.
Lagartija, chilalo, algarrobo. Fue bueno.
Más tarde La gente lo sentía.
Néstor me enseñó a leer. Y tú mi pequeñín,
Inventaba para mí Mañana cuando crezcas,
Los más hermosos cuentos. Ojalá pienses de mí
Por él imagino Lo que pienso de tu abuelo.
a Piura, su ciudad, mi ciudad, viajando
Daguerrotipo
Nunca averiguarás.
En el daguerrotipo la muchacha deslavazada
está enseñando la radiografía de un hueso suyo.
Blanco es el talón de la muerte,
susurra, y Aquiles caminaba ligero.
Y en la duermevela de ese verano
la niña rápida muestra en lo alto
el perfecto talón mientras el entusiasmo
brilla en los ojos del lector de Keats,
pantalón blanco, zapatillas, bigotitos.
¿Era posible y concreta?
¿O como decías, Hildebrando,
un dulce, inalcanzable veneno?
Nunca averiguarás. Nunca averiguarás.
Te queda ese clavo de olor.
Carpe diem
Hifalto Beterraga escancia té jazmín
y mientras escancia té jazmín
el frío empieza a irse
Empacados quedan los muebles que de tan lejos trajiste,
de su cara. Es invierno
es tuya la casa que mi padre soñó para nosotros, sobre Lima y la sombra chinesca
y mientras corres por la playa te vas quedando para siempre se inclina y parpadea.
con mis niños. En la mañana, en la tarde a veces, Así, belleza gana.
en la noche, deslizas tus ojos febriles por los libros En un día y otro día numerosas muchachas
que antes no quisiste. De rato en rato voces hay harán lo mismo y será invierno
y me cuentan de tus sonrisas por las calles de Lima. o verano será o noche cuando un aroma
Mas todo ha ido cambiando: en la casa no vive nadie, de jazmín nazca de diversas manos
los niños van creciendo y con ellos el olvido: y distinta taza. Así será.
Pero este instante es irrepetible.
Pronto seré sólo un nombre, una revista
Recuérdalo y escríbelo:
que llega el séptimo día. Estoy solo aquí Nunca nadie vio a Beterraga
y pienso: ¿para qué añorar lo que no tuvimos? tan sabrosa tomando té jazmín
con tanta gracia.
Descripción de María
Marco Martos Cuore acceso
Es audaz.
Carpe Embrido el corazón
Su belleza es audaz
Diem y no corresponde porque así conviene.
a nuestros días. Lo arrugo, lo estrujo,
Por eso confunde a los imbéciles y el papel te dice:
El silbo que le niegan el título de hermosa estoy latiendo
pues no conocen así a ti te elijo,
de los aires tengo la fuerza
amorosos a ninguna otra mujer.
Su voz es ronca que de tus ojos viene.
como la de una cantante antigua El corazón es así:
de un disco antiguo papel secreto, después
escuchado por primera vez. secreto a voces
No usa maquillaje. que tú lees.
Usa ojeras. Corre corazón,
Su piel es de trigo. corre corazón.
Los ojos gatos de lujo Nada nos detiene.
brillan como brasas
en la oscuridad.
A su lado me transformo y noto
que otras gentes se transforman
a su pesar.
A su pesar tiembla
el hombre
delante de la mujer.
Aire de Sechura
Como nacida
San Miguel de Piura de pinceles
emerge Sechura
Encendí el corazón sobre los médanos, entre las dunas.
en los soledosos algarrobos que continúan Las cabras olisquean
la ciudad más allá de la postrera bandera blanca, rastrojos en la arena
bordeando el camino de Los Ejidos, regado y vienen con paso cansino
por la bosta de las cabras. El cielo era azul al centro de la plaza.
con sus nubes pintadas y había un viejo caballo Sabino Rumiche,
y un burro blanco entre los grises. Jacoba Timaná,
He olvidado a qué íbamos a Los Ejidos Raimundo Yarlequé,
pero puedo adivinarlo mientras aspiro todavía Crisanta Querevalú,
el aire luminoso de la infancia. lentamente caminan
Los Ejidos: el olor de las cabras, la leche los sechuras, de negro
de cabra, el queso de cabra que jamás y blanco en el día
he encontrado después en la tierra. de la fiesta. El fuego
A la hora del regreso el sol reverberaba Arriba emana
sobre los médanos y en llegando al recodo de lo bajo, amarillo
del camino que divisa a la Cruz del Norte, de la amarilla arena,
bajo la sombra benéfica de los sauces, aire quiero
los pequeños pudimos sumergirnos en mi costado, aire
en el río suavísimo y verdoso. denso de la duna,
Han pasado años de años; ¡me he mezclado o soplo de sal viajera,
en tantas cosas!, y ahora que el sol de la mejor orilla,
reverbera sobre el asfalto, no extraño de lo lejos, del mar
a esa patria, distante y diminuta. y la iglesia
O tal vez la extraño y por eso escribo. de Sechura.
Carta moral a Lucilio
Escribe Séneca (40 d.C.)
Solitario y débil,
el buey viejo
quiere pasto tierno
y los hombres,
no muy diferentes,
somos alimento diario de la muerte. Franz Kafka se compara
Nuestros cocineros con un erizo (1912)
circulando entre los fuegos
preparan manjares para muchos Doy dolor
y los labriegos en Sicilia a quien se me acerca.
y en África, y acaso más allá Doy dolor.
del mar de las tinieblas, siembran Doy dolor.
hierbas aromáticas, hortalizas y frutales De propia voluntad
para alimentar a Roma y a las ciudades entran en mi campo
de los cuatro confines de imanes, ¡tantos imanes!, Maravilla
en cada uno de los imperios. y salen descalabrados.
Cada quien defiende con los dientes Me traen una pitanza Esta es la maravilla:
su verdad en el foro. que he ganado lealmente los encuentros de tanta gente
Con discursos y denuestos y me la tiran a la cara que se quiso
los antagonistas se acompañan. como un escupitajo. durante siglos y generaciones
La mujer discute con el marido. Yéndose, hasta llegar a tu madre
Ambos escuchan el eco me insultan y a tu padre
de dos voces y como eso no les basta y se alejan retorcidos, que también se amaron un día
engendran al hijo entre sollozos. como tocados por el rayo y te permitieron
Condición del hombre es estar solo, del demonio. nacer, ser tan delicada
vivir lo breve en la incertidumbre. Y me dejan en carne viva, y tan buena, pero tan buena,
En cualquier cosa que hagas, Lucilio, en estas brasas, y te pusieron con tu voluntad
pon tus ojos en la muerte. con mis inútiles imanes hoy junto a mí.
Consérvate bueno. en medio de la noche. ¡Es como para no creerlo!
Los rostros de los otros Capablanca conversa con los dioses
Afuera están los rostros de los otros, Medito en Capablanca, tan sereno,
la lluvia que resbala en las aceras, haciendo lo preciso en cada juego,
la vida que transcurre de a de veras, llevando toda pieza con un ruego
muchachas que cabalgan en los potros. al lugar más exacto y más ameno.
Adentro este universo tan cerrado, Lo imagino subido en su caballo
con reglas que parecen inmutables, recorriendo el tablero del planeta,
damas, reyes, peones tan amables, yéndose por países a su meta,
furiosos en su ataque endemoniado. raudo en la noche, tan pipirigallo.
Lo de afuera me atrae y me conmueve, No le miro alegrías solamente,
me hace temblar con alegría cierta, lo acompaño en desdichas más punzantes,
aunque el dolor parece ser su oferta cuando le arrojan pullas agraviantes,
más verdadera, lo único que mueve ásperas falsas que dañan su mente.
eso desconocido que se ofrece. Capablanca subió más que ninguno,
Elijo el ajedrez, sueño que mece. Conversa con los dioses, él es uno.
Diatriba Ajedrez rabioso
El ajedrez no sirve para nada El ajedrez empezó tan rabioso
pues dilapida el tiempo de la gente, con cólera infantil que permanece
se apodera del niño y de su mente que el rencor al rival nunca decrece
y de la mariposa enamorada. y aún conserva el aire de furioso.
Alienta al solitario desvarío, Muy tarde comprendió el mundo lo bello
anuncia el devaneo del ocioso, que se encierra en jugadas tan extrañas,
reproduce jugadas del famoso mostrando sorprendentes las hazañas
jugador que ya muere como impío de un peón contra el rey para cogello.
de la iglesia execrable de los jaques, Es cierto, prevalece competencia,
estúpidos alfiles miriñaques, la gana de vencer en primer plano,
peones miserables ya muriendo, pero es también belleza de lo arcano,
y solo un rey al final por fin venciendo, un juego que parece cierta ciencia.
y todo lo demás tan acabado, Gracias al ajedrez por el nuevo orden,
no valía la pena lo empezado. Gracias por terminar con mi desorden.