1.
—EL AMOR DE DIOS
Objetivo del tema: Llegar cada uno a experimentar el amor personal e
incondicional de Dios que es nuestro Padre.
A—Dios te ama personalmente porque Él es tu Padre
Así dice Yahveh tu creador, el que te hizo: no temas porque Yo te he
rescatado, te he llamado por tu nombre, tu eres mío: Is 43,1.
Con amor eterno y gratuito te he amado: Jer 31,3.
Dios ama a todos los hombres, pero también ama a cada uno de manera
personal, como cada uno necesita ser amado. Si tú fueras el único habitante
de todo el universo, Dios no podrá amarte ya más de lo que te ama, porque
te ama con todo el amor de un Dios poderoso.
Dios no nos ama por lo que nosotros hacemos, sino porque Él es nuestro
Padre:
Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Yahveh
para quienes le buscan: Sal 103,13.
B. —Dios te ama incondicionalmente porque El es amor
Dios es amor: 1 Jn 4,8.
¿Podría una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues Yo de ti
nunca me podré olvidar: Is 49,15.
Dios no te pone ninguna condición para amarte, Él te ama precisamente
como tú eres en estos momentos:
— No importa lo que hayas sido o seas en el presente pecados, vicios o
defectos. Dios te ama incondicionalmente, porque su amor no cambia.
Incluso, todo fracaso, problemas y hasta pecado en tu vida son ahora una
oportunidad para que experimentes su amor que es siempre fiel. Dios, que
es todopoderoso y que hace todo lo que quiere con su fuerza y
omnipotencia, hay algo que no puede hacer: dejar de amarte.
Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor de ti no
se apartará: Is 54,10.
En la veleta que señala la dirección de los vientos, un hombre quito el
gallito y en su lugar puso el siguiente letrero: "Dios es amor", queriendo
decir que no importaba de donde soplaran los vientos, si había tempestad o
calma, Dios siempre nos ama. No importan las dificultades y los cambios,
Dios siempre nos amara.
Tú no necesitas aparentar otra cosa distinta de lo que eres para que Dios
te ame. Te ama como eres. Es más, Él te hizo así. El no sólo nos acepta
como somos, -sino que le gusta como somos:
Tiene su alegría en nosotros: Sof 3,17.
A cada uno nos dice en lo más íntimo esta gran verdad: "tu eres mi hijo
amado en quien tengo mis complacencias". Dios te ama con tus cualidades
y defectos. Él no te ama por tus cualidades, sino con tus cualidades. Dios no
te deja de amar por tus defectos. Te ama con ellos. Dios no aprueba lo que
tú haces, pero en cambio Él te ama a ti. Te acepta, y te acepta con amor.
Dios te ama con tus pecados y tus esfuerzos, seas rico o seas pobre. No
necesitas ponerte mascara delante de Él.
Él te ama porque eres su hijo y no por otra cosa. No te ama porque tú
seas bueno, sino porque el bueno es El.
— Vean los pájaros del cielo. Ellos no siembran ni cosechan y Dios les
da cada día su alimento. Nosotros valemos para Dios mucho más que las
aves y todos los animales juntos.
_ Vean los lirios del campo. Ellos no hilan ni tejen y Dios los viste con
belleza inigualable. Cuanto más nos cuidara y nos amara a nosotros que
somos sus hijos, aunque seamos pecadores. Es más, El ama de manera
especial a los pecadores. El peor de todos los pecadores es el más amado de
Dios, porque donde abunda el pecado sobreabunda su amor misericordioso.
El más pecador es quien puede experimentar más perdón, gozo y esperanza,
porque es el más necesitado.
C. —Dios quiere lo mejor para ti porque eres su hijo
Dios, ciertamente te ama como eres, pero te ama tanto que no te quiere
dejar así. Él quiere algo mucho mejor para ti. Precisamente porque Dios te
ama Él quiere lo mejor para ti, y tiene un plan que El hizo con toda
sabiduría y amor para ti.
Él tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor
de lo que nosotros podemos pedir o pensar, con su poder que actúa en
nosotros: Ef. 3,20.
Su plan supera con mucho lo que tú te imaginas o puedes pensar para tu
bien. Como el cielo aventaja a la tierra, así aventaja su plan al tuyo: Is 55,8-
9.
— Desde un principio nos creó a su imagen y semejanza, llenos de su
amor y cocreadores con El, capaces de ser sus representantes en este
mundo. Nos creó en armonía perfecta.
— con El: una relación personal, íntima y permanente.
— con los demás: relaciones de justicia, verdad y servicio.
— con nosotros mismos: con seguridad, paz y dominio propio.
— con toda la creación: siendo libres y no esclavos de las cosas de este
mundo.
— Nos llenó de felicidad con su gozo, paz y unión.
D. —Dios tomo la iniciativa para amarte
Dios te ama, y lo único que te pide es que creas en su amor, que creas en
El y confíes en su plan, más que en el tuyo. Lo primero que Dios nos pide
no es que le amemos, sino que nos dejemos amar por El. Solo manifiéstale
que quieres experimentar su amor por ti.
No se trata de que nosotros intentemos llegar a El. Es El quien quiere
llegar a nosotros. No se trata de que nosotros lo alcancemos a El, sino de
que nos dejemos alcanzar por El. Antes de que nosotros comenzáramos a
buscarlo, El ya nos andaba buscando. El tomo la iniciativa.
Un día, Saulo de Tarso decidió perseguir a Jesús y emprendió el camino
de Damasco para apresar a los cristianos. Sin embargo, era Jesús quien lo
iba persiguiendo a el, hasta que lo alcanzo y lo tiro del caballo. En ese
momento Saulo quedo preso, preso del amor de Jesús.
Dios lo sedujo y el simplemente se dejo seducir: (Jer 20,7).
Escribiendo a los Gálatas les dice:
Ahora que aman a Dios: o mejor dicho, ahora que Dios los ama a
ustedes: Gal 4,9.
Es que no fueron los Gálatas los que amaron a Dios. Primero Dios los
amo a ellos.
El amor no consiste en que nosotros amemos a Dios sino en que Él nos
amó primero: 1 Jn 4,19.
No fuimos nosotros los que lo elegimos a Él. Él nos eligió primero:
Jn 15,16.
Nosotros no le hacemos a Dios el favor de amarlo. Es El quien nos
favorece a nosotros con su amor que es eterno. A veces nosotros buscamos
a Dios y lo queremos amar.
Pero nadie puede amarlo si antes no ha experimentado su amor. Hay que
hacer un alto, detenernos y dejarnos alcanzar por El, por su amor.
Dios ama a todos los hombres porque todos somos sus hijos y hechura de
sus manos.
Ama a los buenos y a los malos, hombres y mujeres, católicos y
protestantes, ateos o perseguidores de la Iglesia, sacerdotes, líderes
sindicales, cabareteras o prostitutas.
Nos ama a todos porque todos somos sus hijos.
Dios no nos ama por lo que hacemos, sino por lo que somos: sus hijos.
Dios no nos ama porque nosotros somos buenos sino porque el Bueno es El.
No nos ama porque nosotros lo amamos, sino porque El es amor: 1 Jn
4,8.