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El Ministerio Pastoral y La Salud Mental

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Guadalupe Mayo
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EL MINISTERIO PASTORAL Y LA SALUD MENTAL

La doctora en Ciencias Médicas de la


Universidad de Salamanca,
licenciada en terapia física con una
maestría en nutrición, Helena López
de Meézerville, autora del libro
“Sacerdocio y burnout: El desgaste de
la vida sacerdotal”, enfocado en
sacerdotes católicos y el desgaste
que experimentaban como
consecuencia de su labor, afirma que
“la salud mental se refiere al estado
de equilibrio entre una persona y su medio ambiente, de manera que sus vivencias
emocionales, sociales y laborales le permiten bienestar y calidad de vida”1. En otras
palabras, la salud mental se define como la capacidad de adaptación y ajuste al
entorno, esencial para el bienestar general. Según Adis (1973), este proceso se
compone de tres dimensiones clave: la autoestima, que permite reconocer el valor
y las capacidades propias; la capacidad de dar y recibir afecto, fundamental para
establecer relaciones interpersonales sólidas y recibir apoyo emocional; y la
habilidad para afrontar las demandas de la
vida, incluyendo la adaptación al estrés y la Es muy importante
recuperación ante adversidades2. Estos que los pastores
aspectos combinados forman la base de una cuiden su salud
salud mental robusta que promueve la mental mientras
adaptación individual, relaciones significativas enfrentan desafíos
y resiliencia frente al estrés. Es fundamental emocionales y
que los pastores cuiden su salud mental espirituales en su
mientras enfrentan desafíos emocionales y
trabajo.

1
López de Mézerville, H. (2012). Sacerdocio y burnout: El desgaste de la vida sacerdotal. San Pablo
Comunicación SSP. Colección Emaús.

2
Adis, G. (1973). Salud mental y contexto familiar. Instituto de Investigaciones Psicológicas,
Universidad de Costa Rica.
espirituales en su trabajo. El estrés puede ser una parte inevitable del ministerio
pastoral. Es algo casi inevitable ya que, en la mayoría de los casos, nos
encontramos con iglesias locales pequeñas, con recursos económicos y humanos
limitados, incluso muchas veces la falta de delegación de labores lleva a muchos
pastores/as a un desgaste no solo físico, sino que también mental. Los pastores
deben aprender técnicas efectivas para manejar el estrés. Algunas de éstas
técnicas son:

a) Priorizar el servicio enfocado en Dios antes que poner nuestro enfoque


en la gente, pasando tiempo significativo con Dios, meditando en su Palabra
y agradarlo antes de abordar las necesidades de las personas (Colosenses
3:23-24).
b) No descuidar el bienestar familiar, planificando momentos románticos
con la esposa, jugar con los hijos y disfrutar de actividades recreativas son
igualmente importantes que ayudar a los necesitados (Proverbios 24:3-4).
a) Valorar las amistades profundas y positivas ya que pueden ser de gran
ayuda para enfrentar el estrés. La comunión con amigos y aprender de
personas ejemplares puede ayudar a desarrollar estrategias efectivas para
gestionar el estrés (Proverbios 18:24).
b) Delegar responsabilidades a otros: es necesario establecer metas
realistas en el ministerio teniendo una perspectiva adecuada, estableciendo
metas alcanzables y funcionales para evitar el agotamiento personal. Para
esto, es importante delegar responsabilidades y autoridad a otros que estén
capacitados, lo que permite al pastor liberar carga y evitar la ansiedad o la
necesidad de controlar todo de manera excesiva (2 Timoteo 2:2).
c) Renovar nuestros pensamientos: desde la perspectiva de la “renovación
de la mente” (Romanos 12:2), un aspecto importante de mencionar es el que
establece Pablo Polischuk (2006) donde afirma que, “los pastores necesitan
desarrollar antídotos cognitivos, afectivos, y de conducta contra el posible
sufrimiento antes de que éste los afecte. Si el pastor prepara la mente ante
posibles sufrimientos puede desarrollar tácticas de sobrellevar los
problemas, que incrementen la previsibilidad y el dominio de las
circunstancias en vez de ser atrapado o definido por ellas”3. La renovación
de la mente permite enfrentar anticipadamente aquellas situaciones de
conflicto. Esto ayuda a mantener una actitud fortalecedora y positiva.
d) El desarrollo de disciplinas como la oración y meditación de la Palabra
de Dios, adoración y el descanso. Los periodos de descanso son una
necesidad, no un lujo. Es importante que los pastores busquen apoyo
emocional cuando sea necesario. Si hay algo que ayuda en demasía es
poder hablar, y hacerlo con compañeros, mentores, consejeros, un grupo de
apoyo, etc. Compartir sus experiencias y luchas con personas en las que
confía puede ayudarle a aliviar su carga emocional y obtener una
perspectiva útil ya que es sumamente necesario entender cuáles son los
limites personales y lo frágiles que podemos llegar a ser ante las diferentes
situaciones que se pueden presentar (Filipenses 4:6-7, Juan 15:7, Romanos
12:12).
e) El desarrollo de un espíritu humilde puede llegar a ser un gran antídoto
ante la tendencia de auto percibirse de una manera idealista, perfeccionista,
triunfalista, lo que deja de ser real. El pastor puede llegar a caer en la
tentación de acercarse a lo abstracto, rasguñando hazañas de naturaleza
espiritual, por lo que un baño de humildad y de realismo es una gran ayuda
(Romanos 12:3, Proverbios 22:4, Filipenses 2:5-8).

3
Polischuk, P. (2006). From the TRANSCENDENT to the Trivial: Stress-Coping Strategies for Today’s
Hispanic Pastor. Enrichment, a journal for pentecostal ministry. Volumen 11, número 3, pag. 106-
110.
Si un pastor experimenta problemas continuos de salud emocional o
mental, es importante buscar ayuda profesional. Un psicólogo, terapeuta o
consejero experimentado puede brindarle el apoyo que necesita y brindarle
herramientas y estrategias para abordar sus inquietudes específicas. Es importante
recordar que la salud física y la salud mental están interconectadas. Practicando el
autocuidado y buscando apoyo cuando sea necesario, los pastores pueden
fortalecer su estabilidad emocional, mantener una buena salud y servir a la iglesia
local con integridad. Jesús plasma en las Escrituras un modelo de autocuidado a
nivel integral, abarcando tanto el bienestar psicológico como emocional, diseñado
para fomentar una vida equilibrada y libre de estrés negativo. Desde el inicio de su
ministerio, Jesús enfatizó la importancia de las relaciones interpersonales al formar
un grupo de seguidores, lo que resalta la necesidad de trabajar en conjunto y
construir vínculos solidarios. Su enfoque se caracterizó por el amor incondicional,
el respeto a la libertad individual y la capacidad
Practicando el
de educar sin desmerecer a los demás, así como
autocuidado y
buscando apoyo de perdonar sin emitir juicios y guiar sin ejercer
cuando sea necesario, presión. Este comportamiento lo convierte en un
los pastores pueden modelo de empatía y respeto. En el ámbito
fortalecer su emocional, enseñó a gestionar las emociones de
estabilidad emocional,
manera sabia, promoviendo la autoestima a
mantener una buena
salud y servir a la través del mandato de "ama a tu prójimo como a
iglesia local con ti mismo". Su serenidad en momentos de crisis,
integridad como al calmar la tempestad en la barca, instó a
sus discípulos a confiar y a no temer. Jesús
entendía las limitaciones humanas y preparó a sus seguidores para enfrentar
adversidades, como destaca Cury (2004, pp. 57-58) en su libro “El maestro del
amor: Análisis de la inteligencia de Cristo”, donde resalta su habilidad para
observar la psicología humana y transformar roles sociales mediante la promoción
de la humildad y el servicio4. Jesús no solo vivió plenamente su humanidad, sino

4
Cury, A. J. (2004). El maestro del amor: Análisis de la inteligencia de Cristo (pp. 57-58). Editorial
Paulinas.
que también confió en la intervención divina, estableciendo un modelo de vida que
integra lo humano y lo espiritual, invitando a vivir con fe, amor y equilibrio
emocional.

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