I
LOS ORÍGENES DEL CULTO JACOBEO
   Y LA FORMACIÓN DEL CAMINO
                     3
     LA FORMACIÓN DEL CAMINO PRINCIPAL
            Y SU CONSOLIDACIÓN
     AUTORES DEL PROYECTO:
     JAIME NUÑO GONZÁLEZ
     PEDRO LUIS HUERTA
El camino que se dirige hacia Santiago de Compostela es cualquiera que el
peregrino sigue para alcanzar aquella meta. En el recorrido personal influyen al
menos dos circunstancias: el lugar de partida del viajero y los puntos que desea
visitar en el viaje, es decir, los santuarios que considera de su interés y a los que
decide acudir a lo largo de su trayecto. Partiendo de esta premisa los caminos
pueden ser casi infinitos, pero sólo uno fue consolidándose como ruta principal,
aquél que unía Compostela con la Francia actual y que por este motivo se empezó
a conocer poco a poco como Camino Francés.
                                                    La importancia de un camino durante la
                                                    Edad Media dependía de varios factores:
                                                    su estado, la seguridad que podían tener
                                                    los viajeros, la relevancia de los puntos
                                                    que unía o la importancia de los puntos
                                                    que servían como etapas intermedias. El
                                                    Camino de Santiago no se configura y se
                                                    consolida de la noche a la mañana sino
                                                    que a lo largo de varios siglos fue
                                                    aunando todas esas circunstancias
                                                    favorables hasta convertirse en la gran
                                                    ruta que todavía hoy es.
                                                    En la imagen el Camino Francés en
                                                    Calzadilla de la Cueza (Palencia)
Durante los primeros años de la peregrinación, e incluso hasta mediados del siglo X
en que empezamos a tener noticias de peregrinos que llegan desde reinos
ultrapirenáicos, cabe pensar que la principal aportación de devotos se diera desde
los entornos más inmediatos a Compostela o desde Oviedo, capital del reino. La
presencia en 899 de dieciséis obispos y sus séquitos acompañando al
compostelano en la ceremonia de consagración del nuevo templo que mandó
construir el rey Alfonso III, da una idea del poder de convocatoria de las reliquias del
Apóstol, aunque quizás sea todavía muy pronto para hablar de una ruta principal
consolidada.
   Los caminos altomedievales, incluso los
      principales, apenas si eran poco más
   que senderos. En el noroeste hispano la
    falta de una administración sólida que
         procurase su mantenimiento y una
        climatología lluviosa darían lugar a
    imágenes similares a ésta, que apenas
         ha cambiado después de mil años.
    Camino de Santiago a su paso por San
                Xulián do Camiño (Lugo)
Sin embargo cuando en 950 el obispo Godescalco acude desde su sede de Le-Puy-
en-Velay tuvo que recorrer un itinerario que en tierras francesas se identificará más
tarde con una de las cuatro vías compostelanas, la vía podense, que entraba en la
península ibérica por Roncesvalles y que recorría las tierras norteñas siguiendo a
grandes rasgos la vieja vía Aquitana de los romanos. Entonces las condiciones de
esta ruta serían sin duda muy precarias, pero seguiría siendo el mejor trazado
posible y poco a poco, con la afluencia de estos peregrinos extranjeros fue
convirtiéndose en el Camino Francés
                                                      El Camino de Santiago por excelencia,
                                                      el Camino Francés, coincide en buena
                                                      medida con la vía romana nº XXXIV del
                                                      Itinerario de Antonino, denominada Ab
                                                      Asturica-Burdigalam, es decir, la que
                                                      unía Astorga y Burdeos. Desde aquella
                                                      ciudad leonesa se tomaba otra antigua
                                                      vía que iba a Lucus Augusti (Lugo) y de
                                                      ahía al puerto de Brigantium (La
                                                      Coruña). Fue este el camino preferido
                                                      por los peregrinos.
                                                      En la fotografía, Astorga, ciudad donde
                                                      la vía Aquitana se cruzaba con otro
                                                      importante camino, la vía de la Plata.
La     consolidación    del   Camino
Francés fue posible gracias a la
protección de los reyes de las
distintas monarquías del norte
hispano. El primer reto era asegurar,
dentro de lo posible, la seguridad de
su tránsito frente a las razias
musulmanas, lo cual se consiguió
relativamente pronto pues en el año
912 los asturleoneses aseguraron
una línea fronteriza en el Duero,
mientras     que     en     923    los
pamploneses comienzan a desalojar
a los andalusíes de La Rioja, una
tarea que todavía durará muchos
años.
            Castrojeriz (Burgos). El Camino de
           Santiago vigilado desde su castillo,
                        fundado en el año 882.
     En los primeros tiempos, cuando La
     Rioja se hallaba bajo dominio
     musulmán, el trazado principal
     discurría por territorio vascón, una
     zona insegura y de caminos
     tortuosos. Fue durante el reinado
     del Sancho III el Mayor (1004-1035)
     cuando se desvió desde el norte
     acercándose hasta su actual
     trazado. Las crónicas medievales
     consideran a ese monarca navarro,
     que reinó también en Castilla, en
     parte de León y de Aragón, el
     verdadero artífice del Camino.
http://es.wikipedia.org/wiki/Sancho_Garcés_III_de_Pamplona
Lauda sepulcral de Sancho III el Mayor, conservada
en el Museo de León.
Según la Historia Silense, escrita casi un siglo después de la muerte del rey
navarro, Sancho III “hizo correr sin retroceso el Camino de Santiago, que los
peregrinos torcían, desviándose por Álava”. A comienzos del XIII Rodrigo Ximénez
de Rada añade que desde Nájera llevó el camino a Briviesca y de ahí a Carrión,
León y Astorga, sacándole de las “sendas extraviadas” que los peregrinos seguían
por las Asturias de Santillana. Según estas noticias, en esos momentos parte del
camino seguía todavía un trazado más al norte que el actual entre Nájera y Burgos,
aunque por lo que se refiere al recorrido entre Carrión y León es muy posible que ya
antes del reinado de Sancho III fuera el itinerario más seguido por los peregrinos.
        El mayor acierto que las crónicas medievales
    atribuyen a Sancho III fue alejar a los peregrinos
        lo más posible del inseguro territorio vascón,
     aunque el paso de Roncesvalles siguió siendo el
    más transitado. Todavía a mediados del siglo XII
          Aymeric Picaud relata los problemas que se
    encontraban los peregrinos al recorrer las tierras
           de este pueblo en ambos lados del Pirineo.
     En la fotografía el Camino Francés en tierras de
     los antiguos vascones, entre Burguete y Espinal
                                           (Navarra)
Independiente de las iniciativas llevadas a cabo por distintos monarcas, muy
posiblemente el Camino Francés se fue perfilando de forma gradual, mientras que
algunos de los itinerarios más antiguos se fueron fosilizando como secundarios,
como ocurrió más o menos con uno de los que antaño transitaban por territorio
vascón, el que bordeaba el mar por Guipúzcoa y Vizcaya para adentrarse por el
valle burgalés de Mena, siguiendo desde aquí el Ebro para enlazar con el Pisuerga,
buscando finalmente el recorrido meseteño.
                                                     Independientemente de la
                                                     seguridad, la existencia y estado de
                                                     conservación de viejas calzadas
                                                     romanas fue determinante para la
                                                     elección del recorrido por parte de
                                                     los peregrinos.
                                                     Calzada de Somaconcha
                                                     (Cantabria), que unía la meseta
                                                     con la costa.
A principios del siglo XII la Historia Silense llama al Camino iter Sancti Iacobi, pero
la Historia Compostelana, escrita apenas veinte años más tarde, suele utilizar el
término iter francigenum o bien francigeno itinere, en alusión a la masiva afluencia
de viajeros ultrapirenáicos, aunque verdaderamente no sólo de procedencia
francesa. Este fue el Camino por antonomasia, en el que confluían, a distintas
alturas del recorrido en España otros más secundarios, pero que canalizaba todo el
flujo de peregrinos europeos a través de dos puertos del Pirineos: Roncesvalles
(Navarra) y Somport (Huesca).
        Roncesvalles fue el principal puerto de
   entrada en la Península para los peregrinos
  europeos, pero a la vez uno de los sitios más
                                  complicados.
  Cruces de peregrinos modernos en la ermita
           de Ibañeta (Roncesvalles, Navarra)
La consolidación de una ruta principal hizo que mejoraran y crecieran las
infraestructuras asociadas a ella: caminos, albergues, hospitales, santuarios,
cofradías de atención al peregrino, lo que redundó más aún en el aumento del
número de peregrinos que elegían el Camino Francés como itinerario a seguir.
Durante la Edad Media fue una de las principales rutas de comunicación en Europa y
su declive, por distintos motivos, comenzó a partir del siglo XVI, acentuándose en los
siguientes, hasta el nuevo renacer que ha experimentado en las dos últimas décadas.
                                               http://es.wikipedia.org/wiki/Camino_de_Santiago_Franc%C3%A9s
                                                           Como Sangüesa (Navarra),
                                                           muchas ciudades y pueblos
                                                           han vinculado su historia y
                                                           desarrollo al Camino de
                                                           Santiago, cuyo trazado ha sido
                                                           y sigue siendo en muchos
                                                           casos el principal eje urbano
  Tras mil doscientos años de peregrinación jacobea el Camino de Santiago, el
  Camino Francés, es mundialmente conocido, valorado y protegido como Patrimonio
  Cultural de la Humanidad. Los peregrinos que entran por Somport o por
  Roncesvalles confluyen cerca de Estella (Navarra), buscando desde aquí la ciudad
  de Logroño y luego Burgos, Carrión de los Condes, León y Astorga, entrando en
  Galicia por el puerto de O Cebreiro para dirigirse a Triacastela, Portomarín, Melide y
  finalmente a Santiago.
                                                     http://www.caminosantiago.org/cpperegrino/caminos/caminover.asp?CaminoId=1
  Las etapas del recorrido están en función de lo
     que un peregrino recorre al día a pie: más o
 menos entre treinta y cuarenta kilómetros. Las
paradas y las variantes que se dan a lo largo de
   todo el recorrido pueden ser muy diversas, de
    acuerdo a las preferencias o necesidades del
          viajero, pero también a los intereses de
 distintas poblaciones que, hoy como antaño, al
 ser el Camino un recurso importante, tratan de
     hacerlo pasar por sus calles, echando mano
               para ello de distintos argumentos.
     Vista de Santiago de Compostela desde el
      Monte del Gozo, el lugar desde donde los
   peregrinos pueden divisar ya las torres de la
         catedral, anunciando el final del viaje.