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Guía Junio 2025

El documento presenta el Plan de Pastoral para junio de 2025 de la Arquidiócesis de Santo Domingo, centrado en el lema 'Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda'. Se destacan acciones significativas como el Triduo Eucarístico y la oración familiar, así como la celebración de varios Jubileos. Además, se enfatiza la importancia del Espíritu Santo en la vida de los fieles y en la construcción de la esperanza y el amor en las familias.

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Guía Junio 2025

El documento presenta el Plan de Pastoral para junio de 2025 de la Arquidiócesis de Santo Domingo, centrado en el lema 'Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda'. Se destacan acciones significativas como el Triduo Eucarístico y la oración familiar, así como la celebración de varios Jubileos. Además, se enfatiza la importancia del Espíritu Santo en la vida de los fieles y en la construcción de la esperanza y el amor en las familias.

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Arquidiócesis de Santo Domingo

Arquidiócesis de Santiago
Diócesis de Barahona
Diócesis de Baní
Diócesis de Puerto Plata
Diócesis de San Pedro de Macorís
Diócesis de San Francisco de Macorís
Diócesis de Mao-Montecristi
Diócesis de San Juan de la Maguana

Valor del Mes:

Solidez
de la
Esperanza
Lema del Mes:
“Por el Espíritu Santo,
la esperanza no defrauda”
(Cf. Romanos 5,5)

Plan de Pastoral

Junio 2025
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Acción Significativa del Sector:


Triduo Eucarístico terminando con la visita con el Santísimo
a los necesitados de esperanza
Acción Significativa en la Familia:
Hacer una oración en familia, invocando sobre ellos el Espíritu Santo
que los haga crecer en el amor a Dios y entre ellos
Jubileo del Mes de Mayo:
Domingo 1 de junio: Jubileo de los Comunicadores Sociales. Apertura Jubilar
en el monumento Fray Antón de Montesinos a las 10:30 y Eucaristía en La Catedral
Primada de América a las 12:00 pm. Preside Mons. Francisco Ozoria Acosta.
Domingo 1 de junio: Jubileo de la Hermandad y Apostolado del Sagrado
Corazón de Jesús. Apertura Jubilar en la Plazoleta de los Curas, a las 4:30 y
luego Eucaristía en la Catedral Primada de América. Preside Mons. José Amable
Durán Tineo.
Sábado 14 de junio: Jubileo de los Artistas, a la 4:00 pm. Eucaristía en la
Catedral Primada de América,
Domingo 22 de junio: Jubileo de los Movimientos Apostólicos (UNILCA).
Apertura Jubilar en la Plazoleta España a las 3:00 pm. Eucaristía en la Catedral
Primada de América, preside Mons. Francisco Ozoria Acosta.

Índice
Primera Parte:
Iluminación Bíblica desde la Palabra de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Lectura Orante con el Lema del Mes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Acción Significativa familiar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Encuentros de Evangelización en el Sector . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Vigilia de Pentecostés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Triduo Eucarístico: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Segunda Parte:
Lecturas Diarias, Celebraciones Dominicales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Celebración Corpus Christi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

Colaboradores: Comisión Nacional de Animación Bíblica de la Pastoral, Diácono


José Rosado, Angela de León, Ivelisse Taveras, Sandra y Johnny y Martínez,
Lourdes Hazim, Pbro. Gregorio Santana, Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar,
Pbro. Miguel A. Amarante (Arquidiócesis de Santo Domingo).
Coordinadora: Eugenia López
Diagramación y Arte final: Jesús Pérez
Foto de Portada: Maira Jiménez
Diseño de Portadas: Hamlet Pérez
Para contacto Vicaría de Pastoral: Correo Electrónico:
guiamensual.vipastoral@arzsd / guiamensual.vipastoral@gmail.com
Teléfonos: 809-682-0815, 809-685-3141, Ext. 2261-2262, 809-221-3126
Redes Sociales: www.facebook.com/vicariadepastoralsantodomingo
Impresión: Editora Amigo del Hogar / Manuel María Valencia No. 4,
Santo Domingo, D. N. / Teléfono: 809-548.-7594

2
Plan de Pastoral - Junio 2025

ILUMINACIÓN BÍBLICA
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda” (cf. Rom 5,5)

“Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado


en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5,5).
En numerosas ocasiones usamos la palabra esperanza para hablar de
deseos o sueños que quisiéramos alcanzar, pero en el contexto bíblico la
esperanza es mucho más que eso. Es una virtud que nace de la fe y que se
sostiene en el amor de Dios. San Pablo nos enseña que esta esperanza no
decepciona porque tiene un fundamento firme: el Espíritu Santo, que vive en
nosotros y nos fortalece cada día.
Con el texto de punto de partida de esta iluminación, se evidencia que
así como escribía en su tiempo el apóstol de los gentiles a la iglesia ya
presente en Roma, hoy nos lo dice a nosotros también; la esperanza no
defrauda, pues aquel en quien confiamos siempre permanece fiel.
Al celebrar este mes la Solemnidad de Pentecostés, y estar en el contexto
de este Año Jubilar de la Esperanza, contemplemos cómo, desde los dones
del Espíritu, podemos encontrar signos de esperanza para mantenernos
firmes con la conciencia cierta de que no seremos defraudados.
La sabiduría nos permite ver más allá de lo inmediato y reconocer la
obra de Dios, incluso en el sufrimiento. Así, aprendemos a esperar con paz y
serenidad, porque confiamos en que toda obra para bien según su voluntad.
¿Dónde se fundamenta tu sabiduría?
El entendimiento es el don que ilumina nuestra fe y nos ayuda a
comprender el misterio de Dios y su plan de salvación. Nos da razones
profundas para confiar en Él, incluso cuando no entendemos completamente
lo que vivimos. ¿Hacia dónde se orienta tu confianza?
El don de consejo nos ayuda a discernir lo correcto y a tomar decisiones
en medio de la confusión o la duda. Gracias al consejo, la esperanza se
traduce en acciones concretas hacia el bien. ¿Cuáles son esas acciones que
evidencian la acogida de este don?
La fortaleza es el don que sostiene nuestra esperanza en medio de
pruebas, sufrimientos o persecuciones. Nos da la fuerza para no rendirnos
cuando parece que todo está perdido. ¿Aún sigues en pie en medio de la
dificultad? ¿De dónde sacas fuerzas?
Con el don de ciencia se nos permite ver las cosas como Dios las ve.
Nos ayuda a no poner nuestra esperanza en lo pasajero, sino en los bienes
eternos y en el Reino de Dios. ¿Cómo es tu mirada?
La piedad nos une filialmente a Dios y nos hace confiar en Él como
Padre amoroso. Una persona piadosa espera con amor, porque sabe que
Dios cuida de sus hijos. ¿Vives esa relación filial con Dios?
El temor de Dios no es miedo, sino profundo respeto y reverencia hacia
Dios. Nos aleja del pecado y nos hace vivir en fidelidad, con la esperanza
puesta en su justicia y misericordia. ¿Dónde reflejas tu temor de Dios?
El Espíritu del Señor ha sido derramando en nuestros corazones, y con
él todos estos dones que refuerzan esta convicción de que, aquel que nos
ha llamado y amado primero no se deja ganar en generosidad y fidelidad;
no solo nos redime en su Hijo, sino que nos hace partícipes desde ya de los
bienes futuros al otorgarnos su Espíritu, una participación degustativa para
que entendamos que lo que nos espera es mucho mayor.
Cree, ama, confía, sirve, ESPERA. Él no te defraudará.
3
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

LECTURA ORANTE
“Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda” (cf. Rom 5,5)

Solidez de la Esperanza
Nuestro Señor Jesús fue mostrándonos
cómo hacer la voluntad del Padre a través de sus
enseñanzas y cuando subió al Padre nos dejó la
promesa de que no estaríamos solos, que un defensor
nos hará compañía hasta que se cumplan los días de
nuestro peregrinar aquí en la tierra.

Preparación previa:
1. Procurar tener una actitud de escucha interna, buscar un lugar apartado
del ruido y distracciones.
2. Pedir el auxilio del Santo Espíritu, para comprender el mensaje que
nuestro Padre Dios tiene para nosotros.
3. Leer detenidamente el texto escogido en varias ocasiones y en distintas
traducciones; si estoy en comunidad procuro dar un momento para que
cada hermano pueda leer el texto y meditarlo.
4. Escribir en una libreta o Diario Bíblico lo que el Espíritu te ha revelado en
la lectura.
Invocación al Espíritu Santo
Canto: Lléname

Lectura:(Lectio: busquemos leyendo) Romanos 5,1-5


• ¿A quién le habla el apóstol Pablo?
• ¿Qué hemos obtenido por medio de Cristo Jesús?
• ¿Qué produce el sufrimiento?
• ¿Por qué nuestra esperanza no nos defrauda?
• ¿A través de quién hemos recibido el amor de Dios?
• ¿Qué experiencia de fe encuentro en la lectura? Compartámosla en la
comunidad
• Escribe la frase que más te haya impactado. ¿Por qué te impactó?

Meditación: (Meditatio: hallarás meditando)


Solidez de la esperanza. ¿Qué nos dice el texto hoy?
El Señor Jesucristo hizo una promesa de que no estaríamos solos, nos
dice que “si lo amamos y guardamos sus mandamientos, él rogará al Padre
para que nos envíe otro consolador” (cf. Jn 14,15-21). Y es que desde un
principio el Espíritu Santo está con los discípulos de Jesús, acompañándolos
y mostrándole la solidez de su esperanza.
Es ese mismo Espíritu que está sobre el Señor Jesús, ungiéndolo para
anunciar un año de gracia donde el pobre sea consolado, los esclavos tengan
su libertad, es el mismo que nos muestra la solidez de nuestra esperanza al
mostrarnos la riqueza y el derroche vertido en nuestros corazones en el amor
de Dios Padre, y es que al proceder de él nunca seremos avergonzados.
4
Plan de Pastoral - Junio 2025

En el momento en que nuestro Señor Jesucristo muere en la cruz para


el perdón de nuestros pecados “le entrega su Espíritu al Padre” y por el
mismo caso lo transmite a su Iglesia (cf. Jn 19,30), porque ahora que el Hijo
ha sido exaltado a la diestra de Dios Padre, su Espíritu reúne a la humanidad
salvada y derrama en ella su Espíritu de poder, provocando inspiración en
los hombres, que se traduce en testimonio para la conversión de otros.
Es este Espíritu que hace que los discípulos repitan los mismos gestos
y señales que el Maestro, que perpetúan la fracción del pan con acción de
gracias y la hermandad, germen del cristianismo en cada rincón del planeta
y es, que es el Espíritu Santo, la fuerza que lleva a la Iglesia naciente y
actual hasta el fin de las tierras conocidas (cf. Hch 1,8).
Por eso hoy, como peregrinos de esperanza, reconocemos que la solidez
de nuestra fe, esperanza y amor está depositada en ese mismo Espíritu
que nos fue prometido, entregado y que nos está acompañando para vivir
en este año de gracia, para ayudar al necesitado y para transformarnos en
verdaderos discípulos de Jesús y misioneros de su Evangelio.

Oración: (Oratio: respuesta para Dios que nos escucha)


Padre, gracias por el amor que Tú has derramado en cada uno de
nosotros por la entrega de tu único Hijo, mi Señor Jesucristo y el influjo del
Espíritu Santo, gracias por la solidez de nuestra esperanza y por la vida
misma.
Te queremos pedir por tu Iglesia, por el papa León XIV, para que en su
labor pastoral siempre sea guiado por tu Espíritu de bondad.
Por nuestras familias, para que ese mismo Espíritu nos haga crecer el
amor de Dios y entre nosotros mismos.
• Oración particular de cada uno de los hermanos.

Contemplación: (Contemplatio: propósito de vida iluminado por la Palabra)


• Leer y meditar cada día la Palabra de Dios y preguntarnos ¿Comprendo
el verdadero significado de las Escrituras?
• Orar por el Jubileo de los artistas, UNILKA, Comunicadores Sociales y
Hermandad del Corazón de Jesús
• Celebración de Pentecostés y Corpus Christi.
• Continuar con la “caja de solidaridad y esperanza” haciendo una
donación a personas pobres de nuestro sector incluyendo ingredientes
para hacer la tradicional habichuela con dulce.

Terminamos con un Padre Nuestro y un Ave María.

5
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Acción Significativa en la Familia:


Hacer una oración en familia, invocando sobre ellos el Espíritu
Santo que los haga crecer en el amor de Dios y entre ellos.

Invocación al Espíritu Santo en Familia

Querida familia:
En medio del ritmo acelerado de la vida, con sus múltiples responsabilidades
y desafíos diarios, es fácil dejar que el ruido del mundo apague la voz de Dios
en nuestros corazones. Sin embargo, en ese mismo ajetreo cotidiano, la
familia puede convertirse en un santuario de amor, paz y fe. Para lograrlo,
es fundamental abrir el corazón a la presencia del Espíritu Santo, fuente de
unidad, alegría, fortaleza y de esperanza.
Les invitamos, con sincero entusiasmo, a tomarse un momento como
familia para hacer una oración juntos, invocando al Espíritu Santo. No se trata
de palabras perfectas ni fórmulas complicadas, sino de un deseo profundo de
que Dios habite en sus hogares, transformando los corazones y fortaleciendo
los lazos de amor entre los miembros del núcleo familiar.
El Espíritu Santo es el gran Consolador, el que renueva todo desde dentro.
Cuando lo invitamos a nuestras vidas, Él enciende en nosotros el fuego del
amor verdadero, nos da sabiduría para educar, paciencia para convivir, perdón
para sanar heridas y gozo para celebrar la vida en unidad. Su presencia
convierte lo ordinario en sagrado, y los gestos cotidianos —como una caricia,
una palabra de aliento, una comida compartida— en expresiones del amor
de Dios.
Les animamos a hacer juntos esta sencilla oración,
quizás al comenzar el día, antes de dormir o en un
momento especial de encuentro familiar. Que cada
palabra sea un acto de confianza y entrega, y que juntos
puedan decir: “Espíritu Santo, ven a nuestro hogar.
Llena nuestros corazones con tu amor, renueva
nuestra fe y enséñanos a vivir como verdaderos
hijos de Dios. Inspíranos a amarnos más cada día,
a perdonarnos con humildad y a caminar juntos en
unidad. Que en nuestra familia se respire tu paz, se
escuche tu voz y se viva tu presencia. Amén.”
Que esta oración se convierta en una costumbre viva, una fuente de luz
en el hogar. No importa cuán diferentes sean sus personalidades o cuántas
dificultades enfrenten: con el Espíritu Santo como guía, su familia podrá crecer
en el amor de Dios y en el amor mutuo, sabiendo que “Por el Espíritu Santo,
la esperanza no defrauda”. (Cf. Rom 5,5)
¡Anímate a invocar al Espíritu Santo en tu familia y verás cómo florecen
la armonía, la fe, el amor verdadero y la solidez de la esperanza por una
mejor familia!

6
Plan de Pastoral - Junio 2025

ENCUENTROS DE EVANGELIZACIÓN
Primer Encuentro de Evangelización
Vivimos de la esperanza
2 – 7 de junio
“La esperanza no defrauda (Rm 5,5a)

1. Ambientación
Colocar el valor y lema del mes en una cartelera.
Destacar la imagen del nuevo Papa, León XIV.

2. Introducción
Hemos comenzado el mes de junio, mes cargado
de vida, promesas y esperanza.
Mes del Espíritu Santo; mes eucarístico, de la
Santísima Trinidad, del sacerdocio de Cristo, del Papa,
de Juan Bautista y del Sagrado Corazón de Jesús.
Nuestro caminar en este tiempo de gracia se ilumina con una alegría
profunda: la elección de un nuevo Papa, pastor universal de la Iglesia, signo
de unidad, renovación y guía en medio del pueblo de Dios. Su llegada nos
llena de esperanza, de entusiasmo renovado, y nos invita a abrir el corazón
a la acción del Espíritu que nunca deja de soplar con fuerza en la barca de
la Iglesia.
En este contexto de júbilo y fe, reflexionamos sobre el poder de nuestra
esperanza centrada en Cristo, especialmente en este tiempo eucarístico. La
Eucaristía, sacramento de la esperanza, es también la oración más sublime
que la Iglesia eleva al Padre: es acción de gracias, es súplica, es intercesión,
es comunión. En ella reconocemos que no estamos solos, que Cristo camina
con nosotros, y que su presencia verdadera en el Pan de Vida sostiene
nuestras luchas, fortalece nuestro ánimo y nos impulsa a seguir adelante.
Orar es esperar activamente, confiar con valentía, y unir nuestra vida al
corazón de Cristo. En cada Eucaristía se renueva esa certeza: la esperanza
no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones. En este mes, que también nos prepara para celebrar el Sagrado
Corazón de Jesús, nos sentimos invitados a confiar más profundamente, a
abrirnos a la ternura de Dios, y a dejarnos conducir por Él hacia una Iglesia
más viva, fraterna y misionera.

3. Canto: Cristo te necesita para amar.

4. Invocación al Espíritu Santo


Padre bueno, por tu Hijo Jesucristo, resucitado y glorificado, que nos
prometió el don del Espíritu Santo como guía, consuelo y fuerza para nuestra
esperanza, te pedimos que renueves en nosotros su presencia viva.
Que tu Espíritu nos enseñe a orar con el corazón, a pedirte con fe y a
escucharte con humildad.
Haznos hombres y mujeres de oración perseverante, alegres en
la esperanza, firmes en la fe, comprometidos con la justicia, la paz y la
liberación de tu pueblo.
7
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

En este mes de júbilo para la Iglesia, celebrando con gozo un nuevo


Papa, signo de tu providencia, concédenos vivir este tiempo como un nuevo
Pentecostés, donde el fuego de tu Espíritu transforme nuestros corazones
y nos haga testigos valientes de tu Reino. Amén.

5. Conversación espiritual | 10 minutos.


a. ¿Qué es la esperanza?
b. ¿De qué cosas nuestra gente se queja?
c. ¿Crees que los dominicanos viven con esperanza?
d. ¿Qué signos de esperanza ves en nuestra gente y en nuestra
Iglesia?

6. Canto: Danos un corazón grande para amar.

7. Texto Bíblico: Romanos 5,1-5.

8. Reflexión

Diálogo
• ¿Qué es la esperanza según este texto?
• ¿A qué te invita esta palabra?

“Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido


derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha
dado.” (Romanos 5,5)
El Jubileo de la Esperanza no es solo una celebración externa. Es una
llamada interior a redescubrir el fundamento de nuestra fe: que Dios no falla,
que Cristo ha vencido la muerte, que el Espíritu Santo habita en nosotros, y
que la Eucaristía nos sostiene en el camino. Este Jubileo llega en un tiempo
donde el mundo clama por sentido, consuelo y renovación. Y la respuesta
de Dios es clara: ¡Esperanza!
La Pascua, valor que estamos reflexionando en el Itinerario del III Plan
Nacional de Pastoral, no es solo el recuerdo de un milagro pasado. Es la
proclamación actual de que la vida vence, que el mal no tiene la última
palabra, y que la historia humana está abierta a lo eterno. En la cruz parecía
terminar todo, pero en la resurrección comienza algo nuevo: un camino de
esperanza.
El Jubileo nos invita a vivir como testigos de esta verdad: la muerte
ha sido vencida, y por eso podemos mirar el futuro sin miedo. Después de
resucitar, Jesús sopla sobre sus discípulos el Espíritu Santo (cf. Jn 20,22).
Él es quien transforma el miedo en coraje, la tristeza en alabanza, la soledad
en comunión.
La esperanza no es ingenuidad, sino el fruto del Espíritu, que renueva todo
desde dentro. En este Jubileo, abramos el corazón al Espíritu Consolador,
el que derrama el amor de Dios en lo más hondo de nuestra alma. Solo Él
puede sostenernos cuando la vida nos pesa.
En la Eucaristía celebramos que Cristo está verdaderamente
presente: no como símbolo lejano, sino como alimento cercano que
fortalece el alma. En el Corpus Christi adoramos al Dios que se queda,
al Dios que nos da su cuerpo y su sangre como garantía de vida eterna.
8
Plan de Pastoral - Junio 2025

Este Jubileo nos invita a volver al altar, a renovar nuestra amistad con Jesús
Eucaristía, a alimentarnos del Pan que da fuerza para caminar, aun cuando
la ruta es incierta.

9. Enseñanza de esperanza del Papa León XIV


El Papa Francisco ha recordado y actualizado magistralmente su
contenido en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, de la que me
gustaría destacar algunas notas fundamentales: el regreso al primado de
Cristo en el anuncio (cf. n. 11); la conversión misionera de toda la comunidad
cristiana (cf. n.9); el crecimiento en la colegialidad y en sinodalidad (cf. n.33);
la atención al sensus fidei (cf. nn. 119-120), especialmente en sus formas
más propias e inclusivas, como la piedad popular (cf. 123); el cuidado
amoroso de los débiles y descartados (cf.n.53); el diálogo valiente y confiado
con el mundo contemporáneo en sus diferentes componentes y realidades
(cf.n.84, Concilio Vaticano II, Const. Apost. Gaudium et Spes, 1-2).
Se trata de los principios del Evangelio que animan e inspiran, desde
siempre, la vida y la obra de la Familia de Dios; de los valores a través de los
cuales el rostro misericordioso del Padre se ha revelado y continúa a revelarse
en el Hijo hecho hombre, esperanza última de todos los que busquen con
ánimo sincero la verdad, la justicia, la paz y la fraternidad (cf. Benedicto XVI,
Carta enc. Spe salvi, 2; Francisco, Bula Spes non confundit, 3).
Precisamente, al sentirme llamado a proseguir este camino, pensé
tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es
porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum Novarum,
afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución
industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social
para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la
inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la
dignidad humana, de la justicia y el trabajo.
(Papa león XIV, Mensaje al Colegio Cardenalicio, 10 de mayo de 2025)

10. Oración | 5 minutos.


• Todos oran pidiendo por la esperanza de Dios y su
pueblo puesta en el nuevo Papa, León XIV.
• Padre nuestro y Ave María

11. Avisos

12. Canto final: Magníficat.

Segundo Encuentro de Evangelización


Santísima Trinidad, comunión en una misma esperanza
9 -14 de junio
Renacidos a una esperanza viva (1Pe 1,3)

1. Ambientación
Colocar el valor y lema del mes en una cartelera. Poner en una mesa
decorada la imagen de la Virgen de Altagracia, la del papa León XIV.
9
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

2. Introducción
La realidad del mundo está dominada por la presencia amorosa de Dios,
que continúa realizando con nosotros su obra de salvación a través de los
acontecimientos, de hombres y mujeres de fe y buena voluntad, del avance
del saber y la ciencia, que obran bajo la sabiduría activa del Espíritu Santo
en la inteligencia de los seres humanos.
En este Jubileo de la Esperanza, reconocemos que no caminamos solos:
el Padre nos llama a la vida, el Hijo nos redime con su cruz y resurrección,
y el Espíritu Santo nos sostiene y guía en medio de las pruebas. La Trinidad
Santa se nos revela como comunión viva de amor, fuente y meta de nuestra
esperanza. Unidos a Ella, el corazón cristiano no se desalienta, porque “la
esperanza no defrauda” (Rm 5,5).
Sin embargo, el mundo sigue herido por la acción de fuerzas que
proceden de una realidad contraria al bien, que intentan sembrar en
nosotros el mal, la división, el pecado y la muerte. Esas fuerzas oscuras
desvían el corazón humano, lo esclavizan, lo anestesian y le impiden ver
el rostro de Dios, cerrándole el camino hacia la verdad, la bondad y la vida
en plenitud.
Hoy queremos reflexionar con seriedad y confianza sobre nuestra
lucha contra el mal. Esta lucha no es contra personas, ni enemigos visibles,
sino contra “el Príncipe de las Tinieblas”, contra el espíritu del mal que
siembra odio, desesperanza y confusión. Es una batalla espiritual, en la
que no estamos desamparados: el poder de la oración, la gracia de los
sacramentos, la luz de la Palabra, y la unidad con la Santísima Trinidad son
nuestra fortaleza.
En esta lucha, la esperanza se convierte en resistencia, en fe activa, en
certeza de que el bien tiene la última palabra. El Jubileo de la Esperanza es
entonces un tiempo de gracia para renovar nuestra confianza: el Padre nos
acoge, el Hijo nos libera, el Espíritu nos fortalece. Así, caminamos no solos,
sino en comunión con Aquel que ha vencido al mundo.

3. Canto: Somos ciudadanos del mundo.

4. Invocación al Espíritu Santo


Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo, Padre amoroso del
pobre; don en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del
mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en
el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y
reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío
del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no
envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce
el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu
gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu
gozo eterno.

10
Plan de Pastoral - Junio 2025

5. Conversación espiritual
a. ¿Qué te llama la atención acerca de la Santísima Trinidad?

6. Canto: Estamos buscando un avivamiento

7. Texto Bíblico: Tito 3, 4-7

8. Reflexión
• ¿Cómo se expresa la esperanza de acuerdo a la Santísima Trinidad
en este texto?
• ¿Qué es lo más hermoso de Dios presente en el misterio de la
Trinidad?

En este texto encontramos una de las expresiones más profundas del


amor trinitario en la acción salvadora de Dios. Este texto nos presenta una
obra de salvación completa, realizada por las tres personas de la Trinidad: el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

1) El Padre, origen de la salvación y la esperanza


Este texto comienza con una afirmación fundamental: “la bondad de
Dios, nuestro Salvador”. Es Dios el Padre quien, por su infinita misericordia,
decide enviar la salvación al mundo. El amor del Padre se manifiesta en la
creación y en el plan de redención que ha llevado a cabo a través del Hijo. Al
reconocer al Padre como origen de todo, entendemos que nuestra esperanza
está arraigada en Él: Él no nos ha abandonado, sino que ha provisto todo lo
necesario para nuestra salvación. La esperanza de la vida eterna se inicia en
el corazón del Padre que, en su amor, nos llama a compartir su vida.

2) El Hijo, mediador de nuestra esperanza


La salvación, sin embargo, no es solo un deseo abstracto del Padre; se
convierte en una realidad tangible gracias a Jesucristo, nuestro Salvador. La
segunda persona de la Trinidad se encarna, muere en la cruz y resucita para
llevar a cabo el plan de redención. La esperanza cristiana no es un simple
anhelo; es una certeza, una promesa cumplida en la persona de Jesucristo.
Él, al ser el camino, la verdad y la vida, nos da la esperanza concreta de que,
a través de Él, podemos alcanzar la vida eterna.
El texto nos recuerda que “justificados por su gracia” somos hechos
herederos de la promesa de Dios. Este es el fundamento de nuestra
esperanza: en Cristo somos hechos justos ante el Padre y somos llamados
a participar de su herencia eterna. La esperanza que nos da el Hijo es un
regalo que no depende de nuestros méritos, sino de su gracia y misericordia.

3) El Espíritu Santo, quien nos renueva en esperanza


El pasaje culmina con la acción del Espíritu Santo, quien no solo nos
justifica, sino que nos renueva. “El baño del nuevo nacimiento y la renovación
por el Espíritu Santo” (Tito 3,5) hace referencia al sacramento del bautismo,
a través del cual somos renovados y regenerados en el Espíritu.
El Espíritu es quien nos permite vivir nuestra esperanza de manera
concreta, diaria. Sin Él, nuestra esperanza sería solo una idea abstracta;
con Él, es una fuerza viva que habita en nosotros. El Espíritu Santo fortalece
11
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

nuestra esperanza, nos consuela en los momentos de dificultad y nos


asegura que somos hijos de Dios. Él es quien nos hace ver el rostro del
Padre y nos conduce hacia el Hijo. En la comunión del Espíritu, la esperanza
se convierte en una vivencia profunda y transformadora.

4) La Trinidad como comunión de esperanza


El misterio de la Trinidad se revela en este texto como una comunión de
esperanza. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo actúan en perfecta unidad
para ofrecernos la salvación. La esperanza cristiana no es solo la expectativa
de un futuro mejor, sino la certeza de que Dios mismo, en su unidad trinitaria,
se ha entregado por nosotros. En este sentido, la esperanza cristiana es la
confianza de que Dios está con nosotros, en todo momento y en todas las
circunstancias.
Esta comunión de amor y salvación nos invita a vivir en comunión unos
con otros, en el mismo espíritu de unidad que vemos en la Trinidad. La
esperanza cristiana no es solo algo individual, sino que se vive en comunidad,
en la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Así, la esperanza de la vida eterna
nos impulsa a vivir con amor y unidad, reflejando en nuestras vidas el amor
trinitario.

9. Enseñanza Magisterial
El hombre debe colaborar con Dios para que, con la ayuda de su gracia,
se dé respuesta a los problemas de la vida humana, sin desalentarse.
El Padre, en su amor, ha creado al hombre a su imagen; el Hijo, por su
sacrificio redentor, ha restaurado su dignidad; y el Espíritu Santo, por su
presencia activa, renueva continuamente la humanidad y la creación.
Esta obra de la Trinidad es el fundamento de nuestra esperanza, porque
sabemos que Dios está con nosotros, trabajando en el mundo a través de
la acción del Espíritu, para llevarnos a la plenitud de la vida eterna.
La esperanza cristiana no solo se orienta hacia el futuro eterno, sino que
también nos impulsa a actuar aquí y ahora, construyendo una humanidad
más justa, fraterna y pacífica. El cristiano debe ser testigo de la esperanza
que tiene en su vida, una esperanza que lo lleva a transformar el mundo, a
luchar por la paz, la justicia y la dignidad humana. La esperanza no debe
ser un sentimiento pasivo, sino una fuerza activa que nos impulse a vivir
de acuerdo con los valores del Reino de Dios.
(Gaudium et spes, 34 y 39.)

10. Oración
• Cada uno alaba a la Trinidad por las señales de esperanza que vive el
mundo presente.
Todos responden: Gracias por alentar los gozos y esperanzas de
nuestro mundo.
• Padre nuestro y Ave María.

11. Avisos

12. Canto final: El Magníficat.

12
Plan de Pastoral - Junio 2025

Tercer Encuentro de Evangelización


Unidos al cayado de Pedro, reavivamos la esperanza
con el Papa León XIV
23 – 28 de junio

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
infierno no prevalecerán contra ella. (Mt 16,18).

1. Ambientación
Colocar el valor y lema del mes en una cartelera.
Poner en una mesa decorada la imagen de la Virgen de
Altagracia, la Biblia y el Papa León XIV.

2. Introducción
En este momento histórico de la elección del Papa
León XIV, nos encontramos llamados a reavivar nuestra
esperanza en el Jubileo de la Esperanza 2025. Como
Iglesia, miramos con confianza a Pedro, quien sigue
guiándonos con la fuerza del Espíritu Santo, y ahora,
bajo la nueva dirección del Papa León XIV, renovamos
nuestro compromiso con la misión de Cristo.
La elección de un nuevo Papa es siempre un signo
de unidad, de renovación y de futuro, especialmente en
un tiempo como el presente, en el que la humanidad
enfrenta desafíos de todo tipo. En este Jubileo, el Papa León XIV se convierte
en el cayado que nos orienta hacia la luz de la esperanza, recordándonos
que la Iglesia está llamada a ser luz en la oscuridad y sal en un mundo
necesitado de redención.
Este Jubileo es un tiempo de gracia, una invitación a renovar nuestra
esperanza en Cristo y a caminar juntos como pueblo de Dios. Que bajo la
guía del Papa León XIV, sintamos el llamado a vivir la esperanza activa, que
no solo nos mira al futuro, sino que nos compromete a ser constructores del
Reino de Dios aquí y ahora.
Hoy, más que nunca, unidos al Papa, reavivamos la esperanza y
confiamos en que, guiados por el Espíritu Santo, viviremos un tiempo de
renovación y bendición para todos, animados por el itinerario de nuestro III
Plan Nacional de Pastoral.

3. Invocación al Espíritu Santo: Ven Espíritu ven (Canto)

4. El Papa y la unidad de la Iglesia, unión en la esperanza


En el contexto del Jubileo de la Esperanza, celebramos el papel esencial
del Papa como guía espiritual de la Iglesia y signo de unidad para todos los
cristianos. El Papa, sucesor de Pedro, nos recuerda que la esperanza es un
don de Dios que nos fortalece en tiempos de incertidumbre y nos invita a
caminar juntos como comunidad de fe.
La unidad de la Iglesia es un regalo divino que se encuentra cimentado
en Cristo, quien oró por la unidad de sus seguidores: “Padre, que todos
sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros” (Juan 17:21).
13
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

El Papa, como sucesor de Pedro, es el punto de unidad que garantiza la


comunión en la fe y nos anima a vivir la esperanza en nuestra vida diaria. En
este tiempo de gracia, el Jubileo de la Esperanza nos invita a renovarnos en
esta unidad eclesial, fortalecidos por el Espíritu Santo, quienes nos une en
el amor y en la misión de anunciar el Reino de Dios.
Así, con la guía del Papa y bajo el signo de la esperanza, todos somos
llamados a ser una sola familia en Cristo, caminando juntos hacia la plenitud
de la salvación.

5. Canto: Ve por el mundo grita a la gente

6. Textos Bíblicos: Hechos 2,14-16.36-38; Hechos 4,8-12; Juan 21,15-21


| 15 minutos.
Hacer 3 grupos y asignarle un texto a cada grupo.
Cada grupo contestará las siguientes preguntas:
- ¿Qué te inspira la figura de san Pedro?
- ¿Qué admiras siempre de los papas que hemos tenido?

7. Canto: Iglesia soy.

8. Plenario | Cada grupo compartirá lo reflexionado con el texto que le tocó


| 10 minutos

9. Enseñanza Magisterial
El Papa, como sucesor de Pedro, pastor de la Iglesia universal, está
llamado a ser un signo de unidad para toda la humanidad. Él no solo
tiene la autoridad sobre toda la Iglesia, sino que su misión es también el
fortalecimiento de la fe de todos los miembros del pueblo de Dios. En su
función pastoral, el Papa se convierte en el garante de la unidad doctrinal,
litúrgica y espiritual de los fieles, especialmente cuando la Iglesia se ve
amenazada por las divisiones o las falsas doctrinas. El Papa es el servidor
de la unidad, cuya principal misión es garantizar que todos los cristianos
estén unificados en la verdadera fe, el amor mutuo y la esperanza cristiana.
(Lumen gentium, 23)

10. Oración
• Acción de gracias por el ministerio del Papa León XIV.
Todos responden: Gracias por confirmarnos en la fe y la esperanza.
• Padre nuestro y Ave María.

11. Avisos

12. Canto final: El Magníficat.

14
Plan de Pastoral - Junio 2025

VIGILIA DE PENTECOSTÉS

JUBILEO DE LA ESPERANZA
“El Espíritu nos sostiene en la esperanza”
Recomendaciones:
Decorar la Iglesia o local de la celebración con luces
cálidas, velas, símbolos del fuego y viento, cintas rojas
y doradas. Con el cirio pascual en el centro, decorado
con flores. Cirios, fuego simbólico, color rojo, Biblia
entronizada, imagen del Espíritu Santo (paloma o fuego),
cartel con el lema del plan pastoral.
Disponer a la asamblea en pequeños grupos de 12
a 25 personas. Puede integrarse por comunidades o grupos, por sectores,
matrimonios, jóvenes, niños y adolescentes, con un moderador o coordinador
que vaya llevando los distintos momentos.

INICIO
Signo inicial: Procesión con banderas de colores, símbolos de los
dones del Espíritu. Jóvenes reparten pequeñas lenguas de fuego con
palabras como “esperanza”, “unidad”, “consuelo”. También se puede realizar
una procesión con velas encendidas, representando la luz del Espíritu Santo
que entra en medio del pueblo. También puede encenderse un pebetero o
fuego simbólico.
• Canto inicial: Ven Espíritu Santo, ven
• Monición ambiental
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Esta noche santa nos reúne como Iglesia para celebrar la Vigilia de
Pentecostés, momento en el que conmemoramos la efusión del Espíritu
Santo sobre los apóstoles reunidos en el Cenáculo. Al igual que ellos,
nosotros también esperamos con fe y esperanza la acción renovadora del
Espíritu en nuestras vidas y en nuestras comunidades.
Este año celebramos esta vigilia con un signo especial de comunión
eclesial: la reciente elección del Papa León XIV, sucesor de Pedro, elegido
el pasado 8 de mayo. Su elección es también un signo del soplo del Espíritu
sobre la Iglesia universal. En sus primeras palabras, el nuevo Papa nos
invitó a ser constructores de esperanza y paz, en continuidad con el legado
de sus predecesores.
En plena sintonía con el III Plan Nacional de Pastoral y el Jubileo de la
Esperanza 2025, esta vigilia quiere ser un espacio para abrirnos al Espíritu
Santo que renueva todas las cosas. Como pueblo peregrino de esperanza,
ponemos nuestros corazones en actitud de oración, súplica y alabanza.
Que esta noche, con la fuerza del Espíritu Santo, renovemos nuestro
compromiso bautismal y nuestra entrega al servicio del Evangelio.
Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra. Renueva también
nuestro corazón.
I. Principio del formulario
II. Final del formulario
15
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

PRIMER MOMENTO
El Espíritu reconstruye la unidad perdida por la soberbia
de los hombres. Génesis 11,1-9

a) Signo: Una escalera defectuosa o rota

b) Monición:
Queridos hermanos y hermanas:
Escuchemos ahora el relato de la torre de Babel,
una historia que nos confronta con la tentación
constante del ser humano de querer igualarse a Dios,
de erigir su propia gloria sin contar con el Creador.
En Babel, el orgullo colectivo llevó a los hombres a
construir una ciudad y una torre para “hacerse un
nombre”, olvidando que todo don proviene de lo alto. Esta actitud de soberbia
terminó en confusión, dispersión y división.
Hoy, frente a tanto egoísmo, poder sin compasión y autosuficiencia
espiritual, el Señor nos invita a la humildad, a reconocer nuestras limitaciones
y a buscar la unidad no desde la grandeza humana, sino desde la docilidad
al Espíritu Santo.
Escuchemos con el corazón abierto este llamado a la paz desde la
humildad y cercanía con Dios y nuestros semejantes.

c) Lectura Génesis 11,1-9

d) Diálogo
• ¿Qué elementos de orgullo o falta humildad hay en nuestra gente?
• ¿Los dominicanos somos humildes?
• ¿Qué torres son las que dividen a nuestras gentes?

e) Reflexión
La historia de Babel no es sólo un relato antiguo, sino una realidad que
toca también a nuestra nación. En nuestra amada República Dominicana,
también hemos visto cómo el afán de poder, la corrupción, el egoísmo y
la búsqueda de prestigio personal han levantado torres de injusticia,
desigualdad y división. Cuando nos separamos de Dios y pretendemos
construir el país desde la arrogancia humana, olvidamos que la verdadera
grandeza no está en subir, sino en servir.
Hoy el Espíritu Santo nos llama como pueblo dominicano a renunciar
al orgullo que divide, y a construir sobre el fundamento de la humildad, el
amor fraterno y la justicia. Sólo así, seremos verdaderamente una nación
peregrina de esperanza, donde el Evangelio inspire nuestras decisiones
personales, sociales y políticas.
Que esta noche de Pentecostés renueve nuestra tierra y nos devuelva el
lenguaje del entendimiento, del respeto, del diálogo y del bien común.

f) Oración con el signo: Perdón por la falta de humildad y las divisiones.


Todos en torno a la escalera rota hacen súplicas de perdón por herir la
unidad y por la falta de fraternidad y cercanía.
16
Plan de Pastoral - Junio 2025

Oremos:
Señor Dios nuestro, que ves el corazón de los hombres y conoces
sus caminos, te pedimos perdón por la arrogancia del mundo, por querer
construir sin ti, por pretender dominarlo todo, incluso lo divino.
Derriba, Señor, las torres de orgullo que levantamos en nuestra mente
y nuestro corazón. Derrama tu Espíritu para que, donde hubo confusión y
división, nazca la unidad, la humildad y la
comunión verdadera.
Haznos dóciles a tu voluntad, para que como un solo pueblo, te sirvamos
con alegría y verdad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Canto: Espíritu de Dios, llena mi vida.

SEGUNDO MOMENTO
Dios hace alianza con un pueblo peregrino de esperanza
Éxodo 19, 3-20

a) Ambientación: Golpes de tambor o sonido ambiente que evoque trueno


y fuego. Poner un anafe con abundantes brasas en el centro.
Hermanos, vamos a disponernos como el pueblo de Israel al pie del
monte Sinaí. Allí, el Señor descendió entre truenos, nubes y fuego, no para
infundir miedo, sino para hacer una alianza de amor con su pueblo. Nosotros
hoy somos ese pueblo. Guardemos silencio interior. Entremos en esa nube
santa que es la presencia de Dios.
Canto: Ven Espíritu de Dios sobre mí.
b) Lectura: Éxodo 19,3-20.
c) Mensaje
En esta noche santa de Pentecostés, la Palabra de Dios nos lleva al
pie del monte Sinaí, donde el Señor descendió con poder y gloria para
encontrarse con su pueblo. No vino a imponer miedo, sino a invitar a una
alianza de amor: “Si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán para mí
un pueblo santo.”
Esta escena nos conecta profundamente con el llamado que nos hace
hoy la Iglesia en República Dominicana: Ser un pueblo peregrino de
esperanza, centrado en el Misterio Pascual. Así como Israel fue llamado
a caminar desde la esclavitud hacia la tierra prometida, nosotros también
somos un pueblo en camino. Hoy el Señor desciende a nuestra historia, a
nuestras luchas y heridas, para recordarnos que Él camina con nosotros,
y que la verdadera esperanza nace del encuentro con Él.
En medio de tantas voces que confunden, de estructuras que dividen y
de tentaciones que nos alejan de Dios, esta lectura nos hace una pregunta
esencial: ¿Estamos escuchando la voz de Dios en medio del ruido del
mundo?
El Jubileo de la Esperanza nos ofrece una oportunidad para renovar
esa escucha profunda del Espíritu, para volver al silencio santo del Sinaí,
al corazón del Evangelio. En ese silencio descubrimos que la esperanza no
es pasiva, sino una fuerza que nos mueve a comprometernos con la vida, la
justicia y el bien común.
17
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

d) Oración con el signo: Se reparte incienso en papelitos con oración


personal: “Señor, que escuche tu voz”. Se quema simbólicamente en
incensario o anafe encendido.

Oración - Repetir después de cada párrafo:


Renueva, Señor, tu alianza con tu pueblo peregrino de esperanza.

Señor Dios, Tú que bajaste en nube y fuego al monte santo, acércate


hoy a nosotros, tu pueblo dominicano, que camina con sed de justicia, paz
y salvación.
Haznos un pueblo humilde, dispuesto a escucharte, a guardar tu Palabra
en el corazón y a vivirla con fidelidad, incluso en medio de pruebas.
En este Jubileo de la Esperanza y bajo la guía del III Plan Nacional
de Pastoral, danos el valor de caminar juntos, como discípulos misioneros,
centrados en el Misterio Pascual de tu Hijo Jesús.
Renueva tu alianza con nuestra Iglesia, enciende en nosotros el fuego
del Espíritu, y haznos sembradores de esperanza, testigos de tu amor y
servidores del Evangelio.
Que en nuestra tierra dominicana se escuche siempre tu voz, y se
levante un pueblo que proclama: “Haremos todo lo que el Señor nos
diga.” Amén.

TERCER MOMENTO
De un valle de huesos secos a un pueblo lleno del Espíritu
Ezequiel 37,1-14

a) Signo: ramos secos y ramos verdes


b) Canto: Ven, Espíritu, ven.
c) Motivación:
Queridos hermanos y hermanas:
Escucharemos ahora una lectura poderosa del profeta
Ezequiel. Es un pasaje que habla de muerte y vida, de
desesperanza y resurrección. Un valle lleno de huesos
secos… y un Espíritu que sopla vida sobre ellos.
Esta Palabra nos interpela hoy como Iglesia dominicana en camino, en
medio de nuestras propias sequedades, divisiones o cansancios pastorales.
Pero también nos ilumina: porque el mismo Espíritu que actuó en aquel valle
quiere soplar hoy sobre nosotros.
En sintonía con el III Plan Nacional de Pastoral, que nos llama a ser
“un pueblo peregrino de esperanza, centrado en el Misterio Pascual”, y con
el Jubileo de la Esperanza 2025, escuchemos esta lectura con el corazón
abierto: Dios quiere levantarnos, darnos vida y enviarnos como testigos.
d) Lectura: Ezequiel 37,1-14.
e) Oración guiada: Por quienes han perdido la esperanza: enfermos,
migrantes, pobres...
• Frente al signo orar por los signos de desesperanza presentes en
nuestro pueblo.
18
Plan de Pastoral - Junio 2025

• Acción de gracias por la presencia de vida y esperanza de nuestra


Iglesia.

Oración
Sopla, Espíritu, y da vida a tu pueblo
Señor Dios de la vida, tú que no abandonas a tu pueblo, y eres fiel
aun cuando nos sentimos como un valle de huesos secos, hoy te pedimos:
¡Sopla sobre nosotros tu Espíritu!
Sopla sobre la República Dominicana, sobre nuestras familias,
comunidades y corazones heridos, y conviértenos en un pueblo renovado,
capaz de caminar unido, con esperanza y alegría pascual.
Haz de tu Iglesia dominicana un pueblo peregrino de esperanza, testigo
de tu amor, misionero en las periferias, y sembrador de paz en esta tierra
bendecida.
En este Jubileo de la Esperanza, haznos salir de nuestras tumbas de
miedo, de división y de rutina. Llama por su nombre a tus hijos e hijas,
y levántanos como ejército de vida, como Iglesia viva que anuncia al
Resucitado.
Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de nuestra tierra. Haznos nuevos.
Haznos tuyos. Haznos tu pueblo. Amén.

CUARTO MOMENTO
Ven Espíritu Santo y derrámanos tu esperanza
Joel 3,1-5

a) Signo: Banderas de distintos países o un globo terráqueo


b) Motivación
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, como pueblo dominicano, sentimos que muchas
de nuestras vasijas están vacías: la esperanza debilitada,
la fe tibia, las familias heridas, las comunidades apagadas.
Pero el profeta Joel nos recuerda que Dios no ha
olvidado a su pueblo: “Derramaré mi Espíritu sobre todos.”
Eso incluye a ti, a mí, a nuestros jóvenes, a los más olvidados. Ese
Espíritu que fue promesa en Joel, fuego en Pentecostés, y fuerza en la misión
de la Iglesia… quiere hoy llenarnos de vida nueva. Vivamos este momento
como un signo del III Plan Nacional de Pastoral: un llamado a ser un pueblo
que camina con esperanza, lleno del Espíritu, testigo del Resucitado. Y que
en este Jubileo de la Esperanza, nadie quede fuera del soplo de Dios.

c) Lectura: Joel 3,1-5


d) Oración
“Dios promete derramar su Espíritu no solo sobre unos pocos, sino sobre
todo su pueblo. Esa promesa se hace realidad hoy en cada uno de nosotros,
en nuestras parroquias, comunidades y movimientos. El Espíritu no excluye:
une, renueva, empuja, profetiza. Como dice el Plan Nacional de Pastoral:
somos un pueblo peregrino de esperanza. Y esta esperanza no es ilusión:
es certeza de que el Espíritu camina con nosotros.”
19
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

1. Se invita a representantes del pueblo (niños, jóvenes, adultos,


ancianos, agentes de pastoral, misioneros…) a tomar una “antorcha de
esperanza”.
2. Cada uno lee o proclama una palabra del Plan Nacional escrita en su
antorcha:
3. Escucha, Fraternidad, Conversión, Alegría, Misión, Esperanza…
4. Después de cada palabra, todos responden:
Derrama, Señor, tu Espíritu sobre nosotros y nuestros pueblos
4. Las antorchas se colocan en un círculo alrededor del símbolo central del
Espíritu.
e) Canto: Danos un corazón grande para amar.
Oración: Derrámate, Espíritu, sobre nuestro pueblo”
Señor Dios, que prometiste derramar tu Espíritu sobre toda carne, hoy
te pedimos: derrámate sobre nuestra Iglesia dominicana, sobre nuestras
familias, nuestros jóvenes, nuestros ancianos, sobre quienes han perdido la
fe o caminan sin esperanza.
Tú has dicho que profetizarán nuestros hijos, que nuestros ancianos
soñarán, que nuestros jóvenes verán visiones. Haz que este Jubileo de la
Esperanza sea un nuevo Pentecostés para nosotros.
Llena nuestras vasijas vacías. Haz de este pueblo peregrino, una nación
encendida en tu amor, centrada en el Misterio Pascual de tu Hijo.
Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de nuestra tierra dominicana.
Amén.

QUINTO MOMENTO
La Iglesia nace y se renueva en Pentecostés

Canto: Gloria

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que has querido
que la celebración de la Pascua se prolongue hasta
la fiesta de Pentecostés, concede que los pueblos
divididos por el pecado se reúnan por la acción del
Espíritu Santo y que, de esta manera, la Iglesia,
renovada en la unidad, se ofrezca a ti como sacrificio
vivo y espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo...
a) Signo: Una paloma
b) Preparación de oración
El Espíritu Santo penetra en lo más profundo del ser humano, conoce
sus secretos y, mediante su gracia, afina tanto su manera de pensar como de
actuar. Al saber perfectamente de qué estamos formados, constantemente
nos sugiere o indica caminos a seguir. Estas sugerencias son conocidas como
mociones interiores o susurros del Espíritu en nuestro interior, a los que San
Pablo se refiere como gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Seamos dóciles a la voz del Espíritu y dejémonos conducir por su acción.

20
Plan de Pastoral - Junio 2025

c) Canto al Espíritu Santo: El Espíritu de Dios está en este lugar


d) Texto Bíblico: Romanos 8, 22-27
e) Profundización
¿Cómo has sentido la presencia del Espíritu Santo en este Jubileo de

En este año del Jubileo, signo de renovación y esperanza, reconocemos


con mayor claridad que la oración es un signo evidente de la asistencia del
Espíritu Santo. En los momentos en que somos llamados a dar testimonio
o a elevar nuestra súplica, el Espíritu viene en auxilio de nuestra fragilidad,
mostrándonos qué decir o pedir, cumpliendo así la promesa de Jesús a su
Iglesia: que nunca estaríamos solos, pues Él enviaría al Espíritu como guía
y consuelo permanentes (Mc 13,11; Lc 12,12).
El Plan Nacional de Pastoral, en sintonía con esta promesa, nos impulsa
a dejarnos conducir por el Maestro Interior, que nos inspira a comprender,
orar, hablar y actuar conforme al querer de Dios. Solo quienes se abren a
esta guía divina, dejándose mover con libertad por el Espíritu (Rom 8,14; Jn
3,8), pueden llamarse verdaderamente hijos de Dios.
Hoy, más que nunca, abramos el corazón al Paráclito y permitamos que
su presencia ilumine nuestro caminar eclesial. Que cada acción pastoral,
cada comunidad y cada creyente se deje impulsar por el Espíritu, para que,
guiados por Él, vivamos este tiempo de gracia como un auténtico jubileo del
Espíritu en nuestra Iglesia.
f) Oración con el signo | Momento de alabanza
Alabanzas espontáneas al Espíritu Santo
g) Canto al Espíritu Santo: Si el Espíritu de Dios se mueve en mí.

SEXTO MOMENTO
Bautizados por el agua y el Espíritu Santo
Sed de esperanza

a) Signo: Agua y Luces


b) Preparación de oración
El don del Espíritu Santo es el mismo don de Dios que
Jesús ofreció a la mujer samaritana: una fuente de agua viva
que brota hasta la vida eterna (Jn 4,14). En este año jubilar, en
el que la Iglesia celebra con alegría la abundancia de la gracia
y se impulsa con nuevo ardor pastoral desde el Plan Nacional
de Pastoral, el Señor nos invita a dejarnos transformar por esa agua viva.
Hoy, en esta noche de oración, Cristo mismo quiere renovar en nosotros el
don del Espíritu Santo, saciando nuestra sed de Dios, nuestra necesidad de
salud, justicia y paz.
Abramos, pues, de par en par las puertas del corazón, y permitamos
que Jesús, por medio de su Espíritu, nos inunde con vida nueva. Que este
momento sea semilla de una comunidad renovada, comprometida con el
Evangelio y dispuesta a vivir un nuevo y ardiente Pentecostés, signo del
tiempo nuevo que estamos llamados a construir como Pueblo de Dios.
21
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

c) Canto al Espíritu Santo: Es el Espíritu de Dios que quiere actuar

d) Texto Bíblico: -Juan 7, 37-39.

e) Exorcismo bautismal
• ¡Basta ya! En el nombre poderoso de Jesucristo, el Mesías, el Hijo de
David, el Maestro liberador y poderoso de Nazaret, Rey del universo y
Señor del tiempo, levantamos la voz y gritamos: ¡LIBERTAD para esta
asamblea!
• Hoy declaramos que ninguna sombra del Maligno tiene poder sobre nosotros.
Rompemos las cadenas del engaño, la mentira y el pecado. Cortamos
todo pacto con el miedo, la tibieza y la indiferencia. Expulsamos de
nuestras vidas toda complicidad con la cultura de la muerte, que maquilla
de “progreso” el aborto de los niños y la eutanasia de los débiles.
• ¡Fuera de nosotros toda forma de brujería, superstición y manipulación
espiritual!
¡Fuera el racismo, el machismo, el clasismo, la indiferencia y el odio
disfrazado de religiosidad!
¡Fuera la corrupción que pudre nuestras instituciones y el egoísmo que
nos anestesia!
¡Fuera los vicios que nos esclavizan, los pensamientos tóxicos que nos
apagan y el consumismo que nos vacía!
• ¡Hoy le decimos al infierno: cállate, retrocede, desaparece!
• Esta casa es del Espíritu Santo. Esta comunidad es tierra de
Pentecostés. Este es el tiempo del Jubileo.
• ¡No hay espacio para lo viejo, para lo muerto, para lo corrupto!
Ven, Espíritu Santo, toma el lugar que te pertenece.
• Sopla con fuerza. Quema. Libera. Renueva.
• Haz de esta Iglesia una Iglesia viva, pobre, profética y en salida.
• ¡Ven ahora, y quédate para siempre!

(Si hay ministro ordenado puede bendecir el agua y asperjar a la asamblea)

f) Proclamación de Pentecostés: Hechos 2,1-


11 | Dramatización de Pentecostés (María y los
Apóstoles)
María y los Apóstoles con un cirio o velón sobre
sus cabezas luego de la proclamación de Pentecostés
van pasando por toda la asamblea poniendo frente a
cada uno la luz encendida.
Mientras tanto se canta: A que tú no sabes lo que
en la Iglesia pasó
Padre nuestro y Ave María.

SÉPTIMO MOMENTO | Opcional


Liturgia Eucarística | Distribución de la Comunión
Esta parte comenzaría con el canto de ofertorio si es la Celebración Eucarística
o con el Padre nuestro si es la distribución de la Sagrada Comunión.

22
Plan de Pastoral - Junio 2025

TRIDUO EUCARÍSTICO
Eucaristía, solidez pascual y sacramental de la esperanza
“La esperanza no defrauda” (Rom 5, 5a)

La esperanza no defrauda, la Pascua continúa en la


Eucaristía
Hemos caminado durante cincuenta días en la
alegría de la Pascua, celebrando a Cristo Resucitado,
vencedor del pecado y de la muerte. Pero la Pascua
no se termina: continúa viva y presente en la vida de la
Iglesia, especialmente en los sacramentos, y de manera
particular en la Eucaristía, el sacramento por excelencia
de la Pascua.
Jesús resucitado no se ha marchado: se ha quedado con nosotros, de una
forma real, misteriosa y cercana. Está presente en el Pan partido y en la Copa
compartida. Él mismo nos alimenta con su Cuerpo y nos anima con su Sangre,
para que no perdamos la esperanza en medio de las luchas de cada día.
Este año, en el marco del Jubileo de la Esperanza, la Iglesia nos
invita a renovar nuestra mirada: a ver el mundo, nuestras vidas y nuestras
comunidades con los ojos de la esperanza pascual. No se trata de una
ilusión pasajera, sino de una esperanza firme, fundada en Cristo vivo. Como
nos dice san Pablo: “La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha
sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo” (Rm 5,5).
La Eucaristía es fuente y cima de esta esperanza. En ella, Jesús se
entrega una y otra vez, para hacernos uno con Él y con los hermanos.
Comulgar es abrazar la vida de Cristo, vivir como resucitados, como testigos
de que el amor vence, de que el perdón es posible, y de que la unidad es un
don que se construye con fe y humildad.
En este tiempo, las celebraciones de la Santísima Trinidad y del Cuerpo
y la Sangre del Señor nos abren a este misterio de comunión. Dios no es
soledad, sino familia, comunidad de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. Y ese Dios que es amor nos invita a vivir como Él: unidos, entregados,
alegres y llenos de esperanza.
Vivamos entonces este Triduo Eucarístico como una prolongación
de la Pascua, como una oportunidad para adorar, agradecer y renovar
nuestra esperanza. Que Jesús Eucaristía sea nuestra fuerza en el camino y
nuestra alegría en medio de los desafíos. Porque quien vive unido a Cristo
Resucitado, nunca camina solo, y su esperanza jamás será defraudada.

PRIMER DÍA
Jesús Eucaristía, solidez de nuestra esperanza
El que coma de este pan vivirá para siempre (Jn 6,51b)
1. Ambientación
En medio de un mundo herido por la división, el miedo y la indiferencia,
hoy nos reunimos con un anhelo común: ser renovados por la esperanza que
no defrauda. Esta esperanza no nace de discursos vacíos ni de promesas
humanas, sino de un sepulcro vacío y de un Pan partido: Cristo resucitado,
presente en la Eucaristía.
23
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

La Pascua no es solo una memoria del pasado. Es


un fuego encendido que arde en el presente, y su llama
brilla especialmente en el altar. Allí, en el misterio del
Pan y del Vino, Jesús se nos entrega como alimento de
vida eterna y fuente de unidad. La Eucaristía no es un
rito más: es la manifestación concreta de un Dios que
sigue apostando por nosotros, que sigue llamando a la
comunión, que sigue sembrando esperanza.
Hoy iniciamos este Triduo Eucarístico con la certeza
de que Jesús se queda, y al quedarse, nos transforma.
Su Cuerpo entregado nos recuerda que el amor tiene
forma de pan compartido y de brazos abiertos. Su Sangre derramada nos
habla de un amor que no se cansa de creer, de esperar, de unir.
La Eucaristía es escuela de esperanza. Nos enseña a mirar al otro
como hermano, a caminar juntos, a levantarnos después de cada caída,
y a descubrir que en la fragilidad también habita la gloria de Dios. En cada
comunión, Dios nos dice al oído: “No tengas miedo, estoy contigo. Mi
esperanza vive en ti.”
Por eso, en este primer día, dejémonos alimentar y encender. Que el
Pan vivo nos regenere por dentro y que, al adorarlo, aprendamos a ser pan
para el mundo: pan de justicia, pan de consuelo, pan de esperanza.
2. Canto de adoración: Hemos venido a este lugar
3. Oración (Oramos todos juntos leyendo o repitiendo esta oración)
Jesús, alimento de esperanza y comunión. Tú eres el Pan vivo bajado
del cielo, el Maná verdadero que alimenta nuestras vidas con amor eterno.
Tu Cuerpo es verdadera comida, y en cada Eucaristía te haces cercano,
real, presente.
Tú te has partido, te has entregado por nosotros, para que al comer de
tu Pan nos hagamos uno, una sola familia, un solo corazón.
Danos, Señor, la gracia de vivir siempre en comunión contigo
y con todos nuestros hermanos, especialmente con los que sufren, con los
que buscan consuelo, con los que esperan un gesto de amor.
Que tu Iglesia sea siempre Belén, la casa del Pan partido, el lugar donde
la esperanza florece, la mesa donde nadie queda fuera, el signo vivo de la
unidad que Tú soñaste. Amén.

4. Silencio y Adoración (5 minutos)


5. Escucha de la Palabra: Del Evangelio según Juan (6, 51-59)
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
— «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este
pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo».
Los judíos se pusieron a discutir entre sí:
— «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
— «Les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no
beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
24
Plan de Pastoral - Junio 2025

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que


come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive
me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come
vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no es como el maná que comieron
sus padres y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre».
Palabra de Dios.
6. Salmodia: Salmo 41, 2-3; 42, 3. 4 (R.: 41, 3ª)
R. Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Como busca la cierva, corrientes de agua, así mi alma te busca a ti,
Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entrare a ver el rostro
de Dios? R.
Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu
monte santo, hasta tu morada. R.
Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría; que te dé
gracias al son de la cítara, Señor, Dios mío. R.
7. Alabanzas a Jesús Sacramentado
Respondemos: Alabado sea Jesús Sacramentado, pan de vida, que
alimenta la esperanza.
• Tú el pan vivo bajado del cielo (Jn. 6,51.58)
• “Pan de ángeles comió el hombre; Dios le mandó comida hasta saciarlos”
(Sal. 78,25)
• Bendeciré sus provisiones; y a los pobres saciaré de pan (Sal. 132,15)
• “El generoso será bendecido, porque parte su pan con el hambriento”
(Prov 22,9)
• Tú el pan de la Presencia en nuestra mesa (Ex. 25,30)
• Tú, nuestra ofrenda de paz y acción de gracias (Lev. 7,13)
• “Yo que fui joven y ya soy viejo, no he visto justo desamparado ni a sus
hijos mendigando pan” (Sal. 37,25).
• Tú, que nos invitas a salir con pan al encuentro del fugitivo (Is. 21,14b)
• Tú, que hecho carne, has puesto tu casa entre nosotros, que te has
vuelto nuestro Belén, casa de pan (Jn. 1,14; 1Cr 11,16)
• Tú que constantemente nos invitas “tomen y coman, esto es mi cuerpo”
(Mt. 26,26)
8. Canto Eucarístico: Es mi cuerpo coman todos de Él

9. Contemplación (10 Minutos)


En silencio dejemos que Jesús nos hable al corazón. Pensemos en sus
palabras de vida que crean en nosotros comunión, amistad, solidaridad.
Tratemos ver cómo esa unidad con Jesús es también unidad con tantas
personas (en la familia, grupo de trabajo, compañeros de estudios,
organizaciones sociales, con los constructores de la sociedad, con los que
defienden la vida y la justicia) y sintamos cómo este sacramento nos une y
hace comunión con tantas obras de bien en el mundo.

10. Peticiones liberación y comunión:


Respondemos todos: Que tu cuerpo, nos de vida y esperanza.

25
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

• Líbranos, Señor Jesús de los egoísmos y los individualismos.


• Que en el mundo sepamos unirnos a los que obran el bien y la justicia.
• Que con los hermanos de otras Iglesias el pan de la Palabra nos una
más.
• Que amemos la capacitación, para comprender y servir mejor a la
comunidad.
• Líbranos de los rencores, ábrenos a la gracia del perdón y el amor.
• Libra nuestras familias de las discordias y disponlas para la armonía.
Se pueden añadir otras súplicas espontáneamente.

11. Silencio (5 minutos)

12. Alabanzas y cánticos (10 minutos)

13. Bendición Eucarística

Ministro: Les diste Señor pan del cielo.

Todos: Que contiene en sí todo deleite.

Ministro: Oremos.
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial
de tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente
el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.

BENDICIÓN EUCARÍSTICA
Si está el sacerdote o el diácono se da la bendición.

ALABANZAS DE DESAGRAVIO (Repetir después del ministro)


Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

14. Canto sobre la Iglesia y la Eucaristía


(Te conocimos Señor al partir el pan)

15. Avisos
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Plan de Pastoral - Junio 2025

SEGUNDO DÍA
Eucaristía: vino de alegría, fiesta de la esperanza
“Mi sangre es verdadera bebida” (Jn 6,55)

1. Ambientación
En este segundo día del Triduo Eucarístico, nos reunimos para
contemplar el don precioso de la Sangre de Cristo, derramada por amor,
que nos une a su pasión redentora y nos hace partícipes de su victoria. En
cada Eucaristía, al beber del cáliz, nos sumergimos en el misterio de un Dios
que transforma el sufrimiento en esperanza y la entrega en alegría.
Jesús no solo dio su vida, la compartió. Al entregar su Sangre, nos
introdujo en una nueva alianza, donde ya no somos extraños ni lejanos, sino
hermanos unidos por la gracia, invitados a vivir como miembros activos de
su Cuerpo, la Iglesia. La Sangre de Cristo nos llama a pertenecer, a servir,
a amar como Él amó.
Hoy meditamos también en el primer signo de Jesús en las bodas de
Caná, donde convirtió el agua en vino para que no faltara la alegría. Ese
gesto revela el corazón de Dios: un Dios que quiere nuestra fiesta, nuestro
gozo, nuestra plenitud. La Eucaristía es anticipo del banquete eterno, donde
toda lágrima será enjugada y la esperanza se convertirá en celebración sin
fin.
El vino del cáliz que compartimos no es solo símbolo: es la alegría del
Resucitado que se nos ofrece como fuerza en el camino, como consuelo
en la dificultad, como sentido profundo de vivir y servir. Esa alegría no es
superficial ni pasajera; es la alegría de saberse amado, perdonado, enviado.
En este Jubileo de la Esperanza, celebramos que Cristo nos invita a
participar de su alegría pascual, aun en medio de nuestras luchas. Cuando
vivimos unidos a Él, también nuestras heridas pueden sanar, nuestras
cargas volverse ofrenda, y nuestra vida convertirse en vino nuevo, lleno de
sentido y entrega.
Hoy le damos gracias al Señor por este don eucarístico, por hacernos
parte de su fiesta y de su misión. Que al participar del cáliz, se renueve en
nosotros la esperanza, la entrega generosa, y el deseo profundo de hacer
del Evangelio una fuente de alegría para todos.

2. Canto de adoración:
Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor

3. Oración
Señor Jesús, Pan y Vino de la nueva alianza, Te damos gracias por Tu
Sangre derramada, que nos ha liberado, redimido y transformado.
Porque tu Sangre es la fuente viva de nuestra esperanza,
Tú nos invitas a participar de Tu banquete eterno, un banquete donde la
tristeza se convierte en gozo, y el dolor en paz. Gracias por ofrecernos Tu
Sangre como un vino nuevo, que embriaga nuestras almas y nos llena de la
alegría que solo Tú puedes dar.
Que Tu Iglesia, bañada por Tu Sangre, sea siempre una fiesta de unidad
y fraternidad, un cáliz de esperanza que rebose de consuelo para todos los
que sufren.
27
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Que cada miembro de Tu Cuerpo se llene de Tu alegría pascual, y que,


al beber de Tu Sangre, vivamos como hijos e hijas de la resurrección.

4. Silencio y Adoración (5 minutos)

5. Escucha de la Palabra: Del santo evangelio según san Juan (2, 1-11)
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la
boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
—«No les queda vino».
Jesús le contestó:
—«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dijo a los sirvientes:
—«Hagan lo que él diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los
judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
—«Llenen las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
—«Saquen ahora y llévenselo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde
venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces
llamó al novio y le dijo:
—«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están
bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y
creció la fe de sus discípulos en él. Palabra de Dios.

6. Salmodia: Salmo 115, 12-13. 15-16bc. 17-18 (R.: cf. 1 Co 10, 16)
R. La copa de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa
de la salvación, invocando su nombre. R.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R.

7. Alabanzas a Jesús Sacramentado


Respondemos todos: Haznos partícipes de la copa de tu alegría
• Tú, sacerdote como Melquisedec, que ofreciste pan y vino (Gen.
14,18).
• Tú que eres la vid y nosotros los sarmientos (Jn.15,5).
• Aceite que hace brillar el rostro y vino que alegra el corazón (Sal.
104,15).
• Por siete ángeles que sostienen las siete copas (Ap. 17,1).
• Únenos a ti en una sola pieza como el candelabro de las seis copas
(Ex. 25,19.33).
28
Plan de Pastoral - Junio 2025

• Tú que eres mi heredad y mi copa (Sal. 16,5).


• Para alzar la copa de la salvación e invocar tu nombre Señor (Sal.
116,13).
• Tú que en Getsemaní aceptaste tomar la copa de la angustia y el
dolor (Lc. 22,42).
• Porque queremos tomar de tu copa y bañarnos en tu bautismo (Mc.
10,39).
• Tú que nos haz pactado en tu copa a precio de sangre (Lc. 22,20).
• Por María vaso precioso y copa de la alegría (Lc. 1,41.44).

8. Canto Eucarístico: Ahí en la Eucaristía


9. Contemplación (10 minutos)
En este momento de silencio, contemplemos a Jesús, el vino nuevo,
que se ha convertido en nuestra verdadera alegría. Al mirarlo, que nuestros
corazones se llenen de una profunda gratitud por el incomparable regalo
de la Eucaristía. Ante Él, traigamos nuestras luchas, tribulaciones y los
momentos de dolor, aquellos en los que, al igual que Él, hemos probado el
amargo cáliz de la cruz. Pero también, no dejemos de recordar los consuelos
y las alegrías que hemos experimentado al vivir en comunión con Cristo:
en nuestro servicio a los demás, en el ejercicio de nuestra fe a través del
apostolado, en el amor vivido en la caridad, en nuestra participación en la
evangelización, en nuestras responsabilidades dentro de la Iglesia, y en
cómo llevamos nuestra vida cristiana a la esfera pública, en nuestra labor
profesional y en cada acción que hemos hecho en su nombre. Que todo ello
sea una continua fuente de alegría y esperanza pascual, porque en cada
acto vivido con Él, Él mismo nos transforma y renueva.
10. Acción de gracias por los espacios de participación
Respondemos: Gracias Jesús porque al participar nos llenas de
alegría
• Gracias Señor por el Plan de Pastoral y sus trabajos en equipos.
• Por todas las comisiones de trabajo en nuestras diócesis, parroquias
y sectores.
• Por el liderazgo pastoral de todos nuestros laicos comprometidos.
• Por todos nuestros catequistas y grupos corales.
• Por los distintos movimientos y comunidades eclesiales.
• Por la adhesión de nuevas personas a nuestras parroquias y
comunidades.
• Por los obispos, sacerdotes, diáconos y consagrados que te sirven
con alegría.
Se pueden agregar otras oraciones espontáneamente
11. Silencio (5 minutos)
12. Alabanzas y cantos (10 minutos)
13. Bendición Eucarística (Como el Primer día)
14. Cantos sobre la alegría (Himno a la alegría o el Magníficat)
15. Avisos

29
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

TERCER DÍA
Sacramento de Esperanza
“Porque siempre que comáis este pan y bebáis esta copa, anunciáis la
muerte del Señor hasta que Él venga.” (1 Corintios 11, 26)

1. Ambientación
Hoy, en este tercer día de nuestro Triduo
Eucarístico, nos sumergimos en el misterio de la
comunión profunda que la Eucaristía nos ofrece.
Este sacramento es un regalo de esperanza, que nos
invita a participar de la vida de Cristo, recibiendo de
Él la fuerza para vivir en unidad y amor, tanto con
Dios como con nuestros hermanos.
Cada vez que nos acercamos al altar y recibimos
el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos unimos a Él de
una manera misteriosa pero real. Este gesto, tan lleno de amor, no solo
estrecha nuestros vínculos con Dios, sino que también nos une unos con
otros, como comunidad de fe. La Eucaristía nos recuerda que somos parte
de una obra mayor, una obra de amor y salvación que se renueva en cada
celebración, y que tiene un impacto profundo en nuestra vida cotidiana.
A través de este sacramento, recibimos la vida divina de Cristo, que
se nos da como alimento espiritual, y con Él, somos llamados a vivir la
esperanza pascual. La Eucaristía no solo alimenta nuestra fe, sino que nos
da el poder para ser testigos del amor que hemos recibido. Al participar de
este sacramento, nos vemos enviados al mundo, fortalecidos en la esperanza
y el compromiso de vivir como cristianos en cada aspecto de nuestra vida:
en el apostolado, en el servicio a los demás, en la evangelización, y en
nuestra vida profesional y personal, trabajando por un mundo más justo,
libre y solidario.
En este tercer día de Triduo, recordamos que la Eucaristía es el centro
de nuestra esperanza, porque es en este sacramento donde encontramos la
fuerza para vivir la alegría pascual y para seguir adelante, como discípulos
de Cristo, llevando su luz y su amor a todos los rincones del mundo. Amén.

2. Canto de adoración: Hemos venido a este lugar /Dios está aquí

3. Oración

4. Silencio y Adoración (10 minutos)

Señor Jesús, te damos gracias por el don incomparable de Tu Cuerpo y


Sangre en la Eucaristía, el sacramento que alimenta nuestras almas y nos
llena de esperanza.
Tú, que te entregaste por amor a nosotros, te haces presente en este
sagrado sacramento, renovando nuestra fe y dándonos la fuerza para seguir
adelante en medio de las pruebas de la vida.
Eucaristía, pan de vida, fuente inagotable de esperanza, al recibirte,
nos llenamos de la certeza de que no estamos solos, pues Tú estás con
nosotros, caminando y alimentándonos en cada paso de nuestra jornada.
30
Plan de Pastoral - Junio 2025

Que, al recibirte, nuestra esperanza se haga más firme, que se avive nuestro
amor y se renueve nuestro compromiso con Tu Reino, porque sabemos que,
en Ti, la esperanza nunca defrauda.
Que la Eucaristía sea para nosotros un alimento de vida eterna, un
recordatorio constante de Tu presencia y amor en nuestras vidas. Al
participar de este sacramento, que nuestros corazones se abran a la paz,
a la reconciliación y a la misión de llevar Tu esperanza al mundo. Gracias,
Señor, por darnos en Ti el don de la vida y la esperanza, y por llamarnos a
vivir cada día en la luz de Tu Eucaristía. Amén.

5. Escucha de la Palabra:
Del evangelio según san Juan (14, 15-16. 23b-26)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre
que les dé otro defensor, que esté siempre con ustedes.
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos
a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que están
oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy a con ustedes, pero el Defensor,
el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se lo enseñe
todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho». Palabra de Dios.

6. Salmodia: Salmo 22, 1-3°. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)


R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace
recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine
por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado
me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la
cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y
habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.

7. Alabanzas a Jesús Sacramentado


Respondemos todos:
¡Alabanza y gloria a Ti, ¡Trinidad Santísima, único y sumo Dios!

 Bendito seas, Padre, que en tu infinito amor nos has dado a tu Unigénito
Hijo, hecho carne por obra del Espíritu Santo en el seno purísimo de la
Virgen María, y nacido en Belén hace ahora dos mil años.
 Él se ha hecho nuestro compañero de viaje y ha dado nuevo significado
a la historia, que es un camino hecho juntos, en el trabajo y en el
sufrimiento, en la fidelidad y en el amor, hacia aquellos cielos nuevos y
hacia aquella tierra nueva, en la que Tú, vencida la muerte, serás todo
en todos.
 Haz, Padre, que por tu gracia el Año jubilar sea un tiempo de conversión
profunda y de alegre retorno a Ti; concédenos que sea un tiempo de
reconciliación entre los hombres y de redescubierta concordia entre las
31
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

naciones; tiempo en el que las lanzas se truequen en hoces, y al fragor


de las armas sucedan cantos de paz. Concédenos, Padre, vivir el Año
jubilar dóciles a la voz del Espíritu, fieles en el seguimiento de Cristo,
asiduos en la escucha de la Palabra y en la asiduidad a las fuentes de la
gracia.
 Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu, el empeño de la Iglesia en
favor de la nueva evangelización y guía nuestros pasos por los caminos
del mundo para anunciar a Cristo con la vida, orientando nuestra
peregrinación terrena hacia la Ciudad de la luz. Haz, Padre, que brillen
los discípulos de tu Hijo por su amor hacia los pobres y oprimidos;
que sean solidarios con los necesitados, y generosos en las obras de
misericordia, e indulgentes con los hermanos para obtener ellos mismos
de Ti indulgencia y perdón.
 Haz, Padre, que los discípulos de tu Hijo, purificada la memoria y
reconocidas las propias culpas, sean una sola cosa, de suerte que el
mundo crea. Otorga que se dilate el diálogo entre los seguidores de
las grandes religiones, de suerte que todos los hombres descubran la
alegría de ser tus hijos.
 Haz que, a la voz suplicante de María, Madre de las gentes, se unan las
voces orantes de los apóstoles y de los mártires cristianos, de los justos
de todo pueblo y de todo tiempo, para que el Año Santo sea para todos
y para la Iglesia, motivo de renovada esperanza y de júbilo en el Espíritu.
 A Ti, Padre omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el
Viviente, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu que santifica
el universo, la alabanza, el honor, la gloria, hoy y en los siglos sin fin.
Amén.
(Juan Pablo II, Pro Jubileo Año 2000)

8. Canto Eucarístico

9. Contemplación (10 minutos)


Traigamos a nuestra mente y corazón los gestos y palabras con las que
nos relacionamos con la Santísima Trinidad.
¿Qué personas, cosas o realidades me recuerdan y me hablan de Dios
Padre?
¿Qué realidades traen a mi corazón a Dios Hijo, pan partido?
¿Qué experiencias de comunión me recuerdan y hacen sentir a Dios
Espíritu Santo?

10. Peticiones de liberación y comunión


Padre, por tu Hijo, danos tu Espíritu de santidad y comunión
• Para que sintamos que nuestra comunión con Cristo es comunión con el
Espíritu Santo (S. Ambrosio).
• Para que, al tomar del Cáliz, seamos embriagados del Espíritu Santo (S.
Ambrosio).
• Para que el alma que se sacia en tus profundidades te desee sin cesar
y siempre esté hambrienta de ti, Trinidad eterna (Santa Catalina).
• Porque tu Hijo no está allí en el sagrario por él mismo, sino por nosotros,
porque su alegría es estar con los hombres (Santa Edith Stein).
• Para que comprendamos que no podemos comulgar con tu Hijo, si no
32
Plan de Pastoral - Junio 2025

comulgamos entre nosotros (Benedicto XVI).


• Para que en la Eucaristía nuestra adoración llegue a ser unión (Benedicto
XVI).
• Para que la comunión, que es fruto del Espíritu Santo, se alimente con
el pan eucarístico y se manifieste en las relaciones fraternas (Benedicto
XVI).

Se pueden añadir otras peticiones espontáneas

11. Silencio (5 minutos)

12. Alabanzas y cantos (10 minutos)


Finalizar este momento con este canto, que puede ser recitado.

Adoremos reverentes al Señor sacramentado.


Cante el rito del presente, superior al del pasado.
Nuestros ojos lo contemplan con filial humilde fe.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, y al Espíritu Señor.


Al Dios Santo, uno y trino, alabanza y bendición.
Suba al cielo en testimonio, el incienso del amor.
Amén.

13. Bendición Eucarística (Como el primer día)

14. Cantos sobre el Espíritu Santo

15. Avisos
Celebremos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
participando con fe en nuestra Diocesis, Zonas Pastorales o Parroquias,
de las actividades según lo haya programado tu Diócesis para este Día
Solemne. Infórmate en tu Parroquia. Animémonos.
En la Arquidiocesis de Santo Domingo celebraremos a nivel
Arquidiocesano en el Parque Eugenio María de Hostos del Malecón de
Santo Domingo. Caminemos juntos con “Jesús Eucaristía, solidez de
nuestra esperanza”.

33
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Lecturas y Meditaciones de Junio 2025


Las citas bíblicas de las Lecturas Diarias utilizadas son tomadas del
Calendario Litúrgico 2025 de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

1 Solemnidad: La Ascensión del Señor


I Semana del Salterio Blanco

“La esperanza nos sostiene en la misión”

Algunas Orientaciones para


esta Celebración: Colocar el lema del
mes en un lugar visible “Por el Espíritu
Santo, la esperanza no defrauda” (cf.
Romanos 5,5), con su valor Solidez
de la esperanza. Colocar también el
lema de este Domingo, así como una
imagen de la Ascensión del Señor.
Resaltar la 59ª. Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales que lleva por
título “Compartan con mansedumbre la
esperanza que hay en sus corazones”.

Monición de Entrada:
Hermanos y hermanas: Convocados por el Señor, nos congregamos
como comunidad de fe para celebrar la Eucaristía de hoy, Solemnidad de la
Ascensión del Señor al Cielo.
Jesús les repite de nuevo a sus Discípulos su promesa, les enviará el
Espíritu Santo que los guiará en la misión de continuar su obra aquí en la
tierra hasta que Él vuelva.
Celebramos hoy la 59ª. Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
que para este año jubilar de la esperanza el mensaje del Papa Francisco lleva
por título “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus
corazones”, inspirada en la Primera Carta de Pedro (Pe 3,15-16).
Oremos por todos los que trabajan en los medios de comunicación
social, para que contribuyan en la solidez de la esperanza, los que usan las
redes, para que, en este mundo turbulento, de informaciones manipuladas,
comuniquen en base a la verdad, aprovechen este año de gracia y sean
portadores de esperanza.
Con el lema: “Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda” (cf. Rm
5,5), nos disponemos para recibir a Jesús que llega a presidir esta celebración
en la persona de su Ministro. Nos ponemos de pie y entonamos el canto de
entrada.

Oración Colecta
Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta
liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra
victoria, y donde nos ha precedido Él, que es nuestra cabeza, esperamos
llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor
Jesucristo.
34
Plan de Pastoral - Junio 2025

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Hechos 1,1-11


Después de su Resurrección, Jesús convivió con sus discípulos, los
instruía sobre la misión y sobre el sentido del Reino de Dios; les aseguró
que con la fuerza del Espíritu Santo serían sus testigos y comunicadores de
esperanza. Escuchemos.
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11)
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue
haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles,
que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se
les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que
estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino
de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No se alejen de Jerusalén;
aguarden que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo les he hablado.
Juan bautizó con agua, dentro de pocos días ustedes serán bautizados con
Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a
restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: «No les toca a ustedes conocer
los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad.
Cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán fuerza para ser
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines
del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la
vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos
hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacen ahí
plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que les ha dejado para subir al
cielo volverá como le han visto marcharse.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 46,2-3.6-7.8-9


R/. Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo; porque
el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas; toquen
para Dios, toquen, toquen para nuestro Rey, toquen. R/.
Porque Dios es el rey del mundo; toquen con maestría. Dios reina sobre
las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Segunda Lectura: Efesios 1,17-23


Hagamos nuestra la oración del apóstol Pablo y oremos al Padre,
para que el Espíritu de Sabiduría nos dé la capacidad de comprender la
grandeza de su poder, que el Espíritu Santo nos afiance en la esperanza
que no defrauda, para que realicemos la misión que Cristo nos encomienda.
Escuchemos.

Lectura de la Carta del Apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23)


Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la
gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los
35
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

ojos de su corazón, para que comprendan cuál es la esperanza a la que les


llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los Santos, y cuál la
extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según
la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de
entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre
conocido, no sólo en este mundo sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus
pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud
de lo que acaba todo en todos. Palabra de Dios.

Aleluya Mt 28,19.20
Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, dice el Señor. Y
sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.

Evangelio: Lucas 24,46-53


Jesús instruye a sus discípulos, para que continúen su obra de salvación
y cumplida su misión redentora sube al Cielo, a la derecha del Padre.
Escuchemos este envío del Señor y llenos de la esperanza que no nos
defrauda acojamos con fe la Palabra de Vida. Todos de pie, cantamos.

Conclusión del Santo Evangelio según San Lucas (24,46-53)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el
Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su
nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los
pueblos, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de esto. Yo les
enviaré lo que mi Padre ha prometido; ustedes quédense en la ciudad, hasta
que se revistan de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos
se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo
bendiciendo a Dios. Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor, un momento
que transforma la historia y nuestra fe. La Ascensión marca el cierre de
la presencia visible de Jesús en la tierra y su regreso glorioso al Padre,
culminando el misterio pascual que comenzó con la cruz y la resurrección.
Este acontecimiento no es solo un adiós, sino una promesa y un envío:
Jesús regresa al cielo, pero no nos deja solos.
Antes de partir, Jesús anima a sus discípulos a permanecer en Jerusalén,
aguardando el don del Espíritu Santo. Saben que la misión que les espera
es grande, pero no tendrán que afrontarla con sus propias fuerzas. Así
como los primeros discípulos, también nosotros recibimos la promesa de la
presencia y la fuerza del Espíritu, que nos capacita para ser testigos de su
amor en el mundo. La espera se convierte en esperanza viva: no caminamos
solos, sino sostenidos y guiados por Dios.
El eco de la alegría resuena en la imagen de Dios ascendiendo entre
aclamaciones, rodeado de júbilo y música. Es una invitación a celebrar la
victoria de Cristo, a reconocer que su triunfo sobre la muerte es también
nuestra victoria y nuestra esperanza. La Ascensión nos recuerda que la meta
36
Plan de Pastoral - Junio 2025

de nuestra vida no está en lo pasajero, sino en la gloria a la que estamos


llamados.
San Pablo, escribiendo a los Efesios, nos invita a abrir el corazón a la
grandeza del poder de Dios. Jesús, elevado por encima de todo, se convierte
en nuestra cabeza y nuestro guía, el que nos conduce hacia la plenitud de
la vida eterna. Su Ascensión es el anticipo de nuestra propia esperanza: un
día, también nosotros seremos llevados a la gloria junto a Él.
Esta Solemnidad nos impulsa a mirar más allá de las dificultades cotidianas,
a vivir con la certeza de que la esperanza en Cristo nunca defrauda. Como
dijo el Papa Francisco, “la esperanza abre nuevos horizontes, haciéndonos
capaces de soñar lo que ni siquiera es imaginable”. Confiados en la promesa
de Jesús –“Estoy con ustedes hasta el fin del mundo”–, podemos afrontar
cada desafío con un corazón firme y esperanzado.
En este mes dedicado a la “Solidez en la Esperanza”, dejemos que la
Ascensión del Señor renueve nuestra confianza. Caminemos con alegría,
llevando la luz de la esperanza a quienes nos rodean, sabiendo que Jesús
nos espera y nos acompaña cada día hasta la plenitud de la vida.

Oración de los Fieles


El que preside: Pidamos al Padre por las necesidades de todos,
especialmente por aquellos que a través de los Medios de Comunicación, se
dedican a la evangelización. A cada petición respondemos: Padre, escucha
la oración de tu Iglesia.
• Por la Iglesia y sus pastores: el papa, los obispos, presbíteros, diáconos,
religiosos y religiosas, para que llenos del Espíritu Santo, y como peregrinos
de esperanza, lleven el evangelio hasta los últimos confines de la tierra.
Oremos.
• Por los que gobiernan las Naciones, para que con la fuerza del Espíritu
Santo trabajen por la paz, la justicia social y el desarrollo integral,
especialmente de los más pobres. y sean forjadores de esperanza.
Oremos.
• Por los enfermos, los excluidos y todos los que sufren, para que no pierdan
la esperanza y la confianza en el Señor y llegue a ellos nuestra solidaridad.
Oremos.
• Por los que tienen en sus manos el poder de los medios de comunicación,
para que usen ese valioso instrumento al servicio de la propagación del
Evangelio y sean testigos auténticos de esperanza, fieles al mandato de
Cristo. Oremos.
• Por las familias, para que de ellas surjan vocaciones al sacerdocio, a la
vida consagrada y al matrimonio, para que así aumente el número de los
llamados. Oremos.
• Por nosotros, peregrinos de esperanza, para que sepamos usar
adecuadamente los medios de comunicación social, especialmente las
redes, y descubramos sus potencialidades positivas para llevar esperanza
y para que la Buena Noticia del Evangelio llegue a todos. Oremos.

El que preside: Padre del cielo que manifestaste tu poder en Jesucristo


y lo hiciste sentar a tu derecha, ayúdanos siempre en nuestro caminar hacia
ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

37
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Feria de Pascua o Memoria Libre:


2 San Marcelino y San Pedro, Mártires
Lunes Blanco o Rojo
25° Aniversario de la Ordenación Episcopal de
Mons. Diómedes Espinal de León, Obispo de Mao-Montecristi.
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (19,1-8)
Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a
Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó: «¿Recibieron el Espíritu
Santo al aceptar la fe?» Contestaron: «Ni siquiera hemos oído hablar de un
Espíritu Santo.» Pablo les volvió a preguntar: «Entonces, ¿qué bautismo han
recibido?» Respondieron: «El bautismo de Juan.»
Pablo les dijo: «El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía
al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús.»
Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les
impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar
en lenguas y a profetizar.
Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y durante tres
meses habló en público del reino de Dios, tratando de persuadirlos. Palabra
de Dios.

Salmo Responsorial: 67,2-3.4-5ac.6-7ab


R/. Reyes de la tierra, canten al Señor
Se levanta Dios y se dispersan sus enemigos, huyen de su presencia
los que lo odian; como el humo se disipa, se disipan ellos; como se derrite la
cera ante el fuego, así perecen los impíos ante Dios. R/.
En cambio, los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría. Canten a Dios, toquen en su honor, su nombre es el
Señor. R/.
Padre de huérfanos, protector de viudas, Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos, libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (16,29-33)


En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: «Ahora sí que hablas claro
y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que
te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.»
Les contestó Jesús: «¿Ahora creen? Pues miren está para llegar la hora,
mejor, ya ha llegado, en que se dispersen cada cual por su lado y a mí me
dejen solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Les he hablado
de esto, para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán luchas; pero
tengan valor: yo he vencido al mundo.» Palabra del Señor.
Meditación
Hoy nos reunimos para reflexionar sobre las lecturas que nos guían hacia
una comprensión más profunda de nuestra fe y esperanza. Las lecturas
de hoy nos ofrecen un hilo conductor que nos une en nuestra búsqueda
espiritual: la confianza en Dios y la certeza de su presencia en nuestras
vidas.
Pablo encuentra a discípulos en Éfeso que solo conocían el bautismo
de Juan. Pablo les explica que el bautismo de Juan era un llamado al
38
Plan de Pastoral - Junio 2025

arrepentimiento y a creer en Jesús, quien vendría después de él. Al escuchar


esto, ellos se bautizan en el nombre del Señor Jesús y reciben el Espíritu
Santo. Esta historia nos recuerda que nuestra fe debe estar fundamentada
en la plenitud del mensaje de Jesús y en la acción del Espíritu Santo en
nuestras vidas.
El salmista nos invita a cantar al Señor, recordándonos que “Reyes de
la tierra, canten al Señor”. Esta llamada a la alabanza nos conecta con la
alegría y la gratitud que debemos sentir al saber que Dios está con nosotros.
La esperanza no es solo una actitud pasiva, sino que nos impulsa a actuar
con fe y a compartir su amor con los demás.
Nos encontramos con Jesús que les dice a sus discípulos que pronto
serán dispersados, pero que no está solo porque el Padre está con Él. Nos
asegura que, aunque sufrirán en el mundo, deben tener confianza porque
Él ha conquistado al mundo. Esta promesa es para nosotros también; nos
recuerda que, aunque enfrentemos desafíos, no estamos solos y que Jesús
nos da la fuerza para superarlos.
El valor del mes, “Solidez en la Esperanza”, nos invita a confiar en que
Dios siempre está con nosotros. El lema, “Por el Espíritu Santo, la esperanza
no defrauda”, nos da la certeza de que nuestra fe no es en vano. Como nos
recordaba el Papa Francisco, la esperanza abre nuevos horizontes y nos
permite soñar lo que parece imposible. En este sentido, podemos enfrentar
cualquier desafío con la seguridad de que Jesús nos guía y nos espera.
Así, al reflexionar sobre estas lecturas, nos damos cuenta de que nuestra
esperanza está fundamentada en la acción de Dios en nuestras vidas. Pablo
nos muestra que la fe completa incluye recibir el Espíritu Santo; el Salmo
nos llama a la alabanza y la gratitud; y Jesús nos asegura su presencia y
victoria en medio de las adversidades. Con esta certeza, podemos caminar
con solidez en la esperanza, sabiendo que Dios siempre nos acompaña y
nos da la fuerza para seguir adelante.

Memoria Obligatoria: San Carlos Luanga


3 y Compañeros Mártires
Martes Rojo

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (20,17-27)


En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros
de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo: «Ustedes saben
que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez
puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y
pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos. Saben
que no he ahorrado medio alguno, que les he predicado y enseñado en
público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan
a Dios y crean en nuestro Señor Jesús. Y ahora me dirijo a Jerusalén,
forzado por el Espíritu. No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu
Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y
luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar
mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo
del Evangelio, que es la gracia de Dios. He pasado por aquí predicando
el reino, y ahora sé que ninguno de ustedes me volverá a ver. Por eso
declaro hoy que no soy responsable de la suerte de nadie: nunca me he
39
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

reservado nada; les he anunciado enteramente el plan de Dios.» Palabra


de Dios.

Salmo Responsorial: 67,10-11.20-21


R/. Reyes de la tierra, canten a Dios
Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, aliviaste la tierra
extenuada y tu rebaño habitó en la tierra que tu bondad, oh Dios, preparó
para los pobres. R/.
Bendito el Señor cada día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva, el Señor Dios nos hace escapar de la
muerte. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (17,1-11a)


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha
llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder
que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste.
Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu
enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra
que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria
que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. He manifestado tu
nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran,
y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que
todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras
que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente
que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no
ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo
mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar
en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.» Palabra
del Señor.
Meditación:
Contempla hoy la figura de Pablo, apóstol apasionado que se ha
dejado seducir y encadenar por el Espíritu. Su vida es un testimonio
vibrante de entrega total: “Me dirijo a Jerusalén, encadenado por el
Espíritu”. Pablo no actúa por impulso propio ni por intereses personales;
su corazón late al ritmo del Espíritu Santo, y es este mismo Espíritu
quien lo conduce, incluso hacia el misterio de lo desconocido, hacia
el dolor y la incertidumbre. Pablo sabe que le esperan “cadenas y
tribulaciones”, pero lejos de amedrentarse, su esperanza se fortalece.
No teme perder la vida, porque su verdadera meta es “completar la
carrera y consumar el ministerio” que recibió de Jesús: ser testigo del
Evangelio de la gracia.
El contexto de este discurso es profundamente humano y conmovedor.
Pablo se despide de los presbíteros de Éfeso, sabiendo que probablemente
no volverán a verse. No hay reproches ni lamentos, sino la paz de quien ha
dado todo y la confianza de quien sabe que Dios es fiel. Pablo se reconoce
limpio, no porque haya sido perfecto, sino porque no ha callado nada del
plan de Dios. Su vida es una ofrenda, un acto de amor que se sostiene en
la esperanza, esa esperanza que no defrauda porque está cimentada en la
fidelidad de Dios.
40
Plan de Pastoral - Junio 2025

Hoy nos hacemos un eco de esta confianza: “Bendito el Señor cada


día, Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación”. Reconozcamos la
providencia de Dios, que no abandona a su pueblo, sino que lo sostiene,
lo alimenta y lo salva. En medio de la fatiga y la sequía, Dios derrama “una
lluvia copiosa” y prepara la tierra para los pobres. Es un canto de esperanza
sólida, de certeza en la bondad de Dios, que nunca defrauda a quienes en
Él confían.
Para Jesús es la hora de la entrega total, la hora de glorificar al Padre
dando la vida. Jesús ora por los suyos, por nosotros, y nos revela el sentido
profundo de la vida eterna: “que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a
tu enviado, Jesucristo”. Jesús ha cumplido su misión y ahora confía en que
sus discípulos, sostenidos por la esperanza, continúen la obra. Nos invita a
vivir en el mundo sin pertenecer al mundo, a ser testigos de la esperanza
que no defrauda, porque está fundada en el amor de Dios.
Hoy, el valor de la solidez en la esperanza nos llama a mirar la vida con
los ojos de Pablo y de Jesús: a no temer las pruebas, a confiar en que Dios
lleva nuestras cargas, a vivir con la certeza de que, aunque no veamos el
final del camino, la esperanza en Dios nunca nos defrauda. Por eso, haz tuya
esta frase para vivir hoy: “Completa tu carrera con esperanza, confiando
en que Dios, que comenzó la obra en ti, la llevará a término.”

4 Feria de Pascua
Miércoles Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (20,28-38)


En aquellos días, decía Pablo a los presbíteros de la iglesia de Éfeso:
«Tengan cuidado de ustedes y del rebaño que el Espíritu Santo les ha
encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió
con la sangre de su Hijo. Ya sé que, cuando les deje, se meterán entre
ustedes lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso algunos
de ustedes deformarán la doctrina y arrastrarán a los discípulos. Por eso,
estén alerta: acuérdense que, durante tres años, de día y de noche, no he
cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora
los dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia, que tiene poder para
construirles y darles parte en la herencia de los santos. A nadie le he pedido
dinero, oro ni ropa. Bien saben que estas manos han ganado lo necesario
para mí y mis compañeros. Siempre les he enseñado que es nuestro deber
trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del
Señor Jesús: “Hay más dicha en dar que en recibir.”»
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se
echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba
era lo que había dicho, que no volverían a verlo. Y lo acompañaron hasta el
barco. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 67,29-30.33-35a.35b.36c


R/. Reyes de la tierra, canten a Dios
Oh Dios, despliega tu poder, tu poder, oh Dios, que actúa en favor
nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo. R/.

41
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Reyes de la tierra, canten a Dios, toquen para el Señor, que avanza


por los cielos, los cielos antiquísimos, que lanza su voz, su voz poderosa:
«Reconozcan el poder de Dios.» R/.
Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder, sobre las nubes.
¡Dios sea bendito! R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (17,11b-19)


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:
«Padre Santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que
sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu
nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el
hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y
digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del
mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco
yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú
me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me
consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.» Palabra
del Señor.
Meditación
“Hay más dicha en dar que en recibir.” Esta frase de Jesús, recordada por
Pablo en su emotiva despedida, encierra una verdad profunda y liberadora: el
verdadero gozo nace cuando nos entregamos a los demás, cuando nuestra
vida se convierte en un regalo. Pablo, al hablar a los presbíteros de Éfeso,
no solo les deja instrucciones; les entrega su propio ejemplo de vida. Les
recuerda que el servicio y el cuidado del rebaño no se sostienen en el poder
o la ganancia, sino en la generosidad y la entrega silenciosa. Pablo trabajó
con sus propias manos, ayudó a los necesitados, aconsejó con lágrimas y,
sobre todo, amó sin reservas. Su despedida es un testamento de amor y de
esperanza: los deja en manos de Dios y de su palabra, confiando en que esa
gracia los sostendrá y los hará fuertes ante cualquier dificultad.
En este espíritu de entrega, el salmo nos invita a reconocer el poder de
Dios que actúa a favor nuestro. No estamos solos en el esfuerzo de dar y
servir; es Dios mismo quien despliega su poder en nuestra vida cotidiana,
quien nos sostiene y nos llena de fuerza para seguir adelante. Cuando
damos, cuando servimos, cuando nos desprendemos de nosotros mismos,
Dios resplandece en nosotros y nos hace partícipes de su majestad. La
gratitud brota entonces de un corazón que sabe que todo lo recibido es para
compartirlo, y que el verdadero tributo a Dios es una vida vivida desde la
generosidad.
Jesús, en el Evangelio, ora al Padre por sus discípulos, por cada uno
de nosotros. Pide que seamos uno, que permanezcamos en el amor y
en la verdad. No pide que seamos retirados del mundo, sino que seamos
protegidos del mal y consagrados en la verdad. Jesús nos envía, como el
Padre lo envió a Él, para ser testigos de una alegría que no depende de
las circunstancias, sino de la certeza de sabernos amados y enviados. Nos
invita a vivir en el mundo, pero con un corazón libre, capaz de dar, de servir
y de amar.
42
Plan de Pastoral - Junio 2025

Hoy, deja que estas palabras te inspiren: ¿Vives tu día desde la dicha de
dar? ¿Reconoces la fuerza de Dios actuando en tu vida cuando eliges servir?
¿Te animas a ser uno con los demás, a vivir en la verdad y a compartir la
alegría de Jesús? Que la gratitud y la generosidad sean tu respuesta. Vive
hoy con la certeza de que, al dar, recibes mucho más: recibes la dicha de ser
parte del amor de Dios en el mundo.

5 Memoria Obligatoria: San Bonifacio, Obispo y Mártir


Jueves Rojo

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (22,30;23,6-11)


En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué lo acusaban
los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes
y el Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos.
Pablo sabía que parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y
gritó: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero
la resurrección de los muertos. Apenas dijo esto, se produjo un altercado
entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos
sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que
los fariseos admiten todo esto). Se armó un griterío, y algunos escribas del
partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No encontramos ningún delito
en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?» El altercado
arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar
a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. La noche siguiente,
el Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio
a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 15,1-2a.5.7-8.9-10.11


R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres
mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu
mano. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye
internamente. Tengo siempre presente al Señor, con Él a mi derecha no
vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne
descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel
conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (17,20-26)


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo:
«Padre Santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí
por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí, y
yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que
Tú me has enviado.
También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como
nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente
43
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

uno, de modo que el mundo sepa que Tú me has enviado y los has amado
como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde
yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes
de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos
han conocido que Tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a
conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como
también yo estoy con ellos.» Palabra del Señor.
Meditación
¿Nos sentimos realmente uno como familia, como comunidad,
como Iglesia, como sociedad? ¿Cuándo fue la última vez que
experimentaste la alegría de saberte profundamente unido a otros en
el amor, en la fe, en la esperanza? ¿O más bien te has sentido a veces
aislado, incomprendido, dividido por diferencias o conflictos? Hoy,
Jesús nos invita a mirar más allá de nuestras divisiones y a soñar con la
unidad que Él mismo pidió al Padre: “Que todos sean uno, como tú, Padre,
en mí y yo en ti”.
El Evangelio de hoy nos lleva al corazón de la oración de Jesús antes
de su pasión. No ora sólo por sus discípulos, sino por todos los que creerán
en Él a lo largo de la historia, es decir, por nosotros. Jesús desea que
vivamos la unidad, no como uniformidad, sino como comunión profunda
en el amor. Nos recuerda que la verdadera unidad es un testimonio para
el mundo; es el signo de que Dios nos ha enviado y nos ama con un amor
incondicional. En tiempos de polarización y desencuentro, este mensaje es
urgente y actual: la unidad no es solo un ideal, sino una misión concreta
que Jesús nos confía.
En medio de nuestras búsquedas y luchas por la unidad, el salmo
nos ofrece una oración de confianza y refugio: “Protégeme, Dios mío, que
me refugio en ti”. El salmista reconoce que su alegría y su paz vienen de
saberse en las manos de Dios, que lo acompaña y lo sostiene. Es Dios quien
nos enseña el sendero de la vida, quien nos llena de gozo y nos invita a
descansar serenos, sabiendo que nunca estamos solos. La unidad comienza
cuando nos reconocemos amados y sostenidos por el mismo Dios.
La experiencia de Pablo ante el Sanedrín nos muestra que la fe y la
esperanza nos sostienen incluso en medio de divisiones y peligros. Pablo
proclama su esperanza en la resurrección, y aunque enfrenta incomprensión
y conflicto, el Señor se le aparece para animarlo: “¡Ánimo! Lo mismo que
has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.”
La esperanza cristiana es la fuerza que nos impulsa a seguir adelante, a dar
testimonio, a buscar la unidad aun en la adversidad.
Hoy, deja que el deseo de Jesús por la unidad resuene en tu corazón.
¿Qué puedes hacer para construir puentes y no muros? ¿Cómo puedes ser
testigo de esperanza y reconciliación en tu entorno? Recuerda las palabras
de Chiara Lubich, docente y ensayista italiana, fundadora y presidenta del
Movimiento de los Focolares: “¿Cómo se podría imaginar la paz y la unidad
en el mundo sin ver a toda la humanidad como una sola familia? Nuestro
ideal es realizar la oración que Jesús pronunció la tarde del Jueves Santo:
‘Que todos sean uno’.”
44
Plan de Pastoral - Junio 2025

6 Feria de Pascua o Memoria Libre: San Norberto, Obispo


Viernes Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (25,13-21)


En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para
cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días.
Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso,
que ha dejado Félix. Cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los
ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena.
Les respondí que no es costumbre romana condenar a un hombre por
las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores,
para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo,
sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé
traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no
adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de
ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús,
que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le
pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgasen allí. Pero, como Pablo
ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad,
he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 102,1-2.11-12.19-20ab


R/. El Señor puso en el cielo su trono
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Santo nombre. Bendice,
alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre
sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros
delitos. R/.
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el
universo. Bendigan al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de
sus órdenes. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (21,15-19)


Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer
con ellos, dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos.» Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de
Juan, ¿me amas?» Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Él
le dice: «Pastorea mis ovejas.» Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de
Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera
vez si lo quería y le dijo «Señor, Tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde
querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá
y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con
que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.» Palabra
del Señor.

45
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Meditación
“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Hoy, Jesús me dirige a mí estas
palabras, con la misma ternura y profundidad con que miró a Pedro después
de la resurrección. ¿Qué respondería yo si Jesús me preguntara tres veces
si lo amo? ¿Me atrevería a decirle, con toda humildad y verdad: “Señor, tú
sabes que te quiero”? Este diálogo no es solo para Pedro, es para cada uno
de nosotros. Jesús no se cansa de buscar mi amor, de invitarme a seguirlo,
a pesar de mis debilidades, miedos o caídas.
En la orilla del lago, Jesús no reprocha a Pedro sus negaciones, sino
que lo llama a amar y a servir: “Apacienta mis corderos… pastorea mis
ovejas”. Me invita a salir de mí mismo, a cuidar a los que me rodean, a ser
instrumento de su amor en el mundo. ¿A quién me pide hoy Jesús que cuide,
que escuche, que acompañe? ¿Estoy dispuesto a responderle, a seguirlo
aunque el camino no siempre sea fácil?
El salmo me recuerda que no camino solo: “Bendice, alma mía, al Señor…
El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo”. Dios
gobierna con misericordia, aleja mis culpas y me envuelve en su bondad.
Cuando me siento pequeño o perdido, puedo mirar al cielo y confiar en que
su amor me sostiene y me renueva. Su fidelidad es más grande que mis
errores, y su perdón me impulsa a comenzar de nuevo cada día.
Hoy Pablo se encuentra acusado injustamente pero firme en su fe en
Jesús vivo. Pablo no se deja vencer por la incomprensión ni por el juicio
de los hombres; su esperanza está puesta en el Señor. Como Pablo, estoy
llamado a dar testimonio de mi fe, incluso cuando otros no entiendan o
cuestionen mi esperanza. La vida cristiana es un camino de confianza y
entrega, aun en medio de pruebas.
Hoy, Jesús me pregunta: ¿me amas? Me invita a responderle con mi
vida, a seguirlo y a cuidar de los demás. Me anima a confiar en su amor, que
perdona, sostiene y transforma. ¿Cómo puedo hoy amar más, servir mejor,
confiar más plenamente en Dios? Que mi respuesta sea generosa y valiente,
sabiendo que, como escribió Chiara Lubich: “El amor recíproco, vivido con
radicalidad, produce un salto de calidad en la vida: experimentamos una
alegría, una paz nueva, una plenitud de vida, una luz inconfundible.” Hoy,
atrévete a amar y a seguir a Jesús con todo tu corazón.

7 Feria de Pascua
Sábado Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (28,16-20.30-31)


Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en
una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se
reunieron, les dijo: «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada
contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén
me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en
libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero,
como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que
tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido verlos
46
Plan de Pastoral - Junio 2025

y hablar con ustedes; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas
cadenas.»
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que
acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al
Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 10,4.5 y 7


R/. Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo Santo, el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres. R/.
El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la violencia
él lo odia. Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su
rostro. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (21,20-25)


En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a
quien Jesús tanto amaba, (el mismo que en la cena se había apoyado en su
pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?)»
Al verlo, Pedro dice a Jesús: «Señor, y éste ¿qué?» Jesús le contesta: «Si
quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese
discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero
que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?» Éste es el discípulo que da
testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio
es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una,
pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo. Palabra del Señor.
Meditación
Pablo, aun siendo prisionero en Roma, no se deja vencer por la
adversidad. Vive vigilado, limitado en su libertad, pero su corazón permanece
abierto y generoso. En vez de encerrarse en el dolor de sus cadenas, Pablo
transforma su casa en un lugar de encuentro, de acogida y de anuncio.
Recibe a todos los que acuden, comparte la esperanza, predica el reino de
Dios y enseña sobre Jesús “con toda libertad, sin estorbos”. Sus cadenas
no detienen su misión ni apagan su esperanza; al contrario, se convierten
en testimonio vivo de que la verdadera libertad nace del amor y la confianza
en Dios.
En este camino de fe, también nosotros podemos sentirnos a veces
limitados por circunstancias, dudas o miedos. Sin embargo, el ejemplo de
Pablo nos invita a no dejar que nada apague nuestro deseo de amar, servir
y anunciar a Jesús. La esperanza es más fuerte que cualquier cadena, y
la fidelidad a Dios nos permite seguir adelante, incluso cuando el camino
parece difícil.
Pedro, por su parte, camina junto a Jesús, pero su mirada se desvía
hacia el discípulo amado. “Señor, ¿y éste qué?”, pregunta, quizás inquieto
o comparándose. Jesús le responde con ternura y firmeza: “Tú sígueme”.
Cada uno tiene su propio camino, su misión única, su modo de amar
y servir. Jesús no quiere que nos comparemos o nos perdamos en la
vida de los demás, sino que pongamos la mirada en Él y lo sigamos con
confianza.
47
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Ser discípulo es vivir desde la esperanza, la entrega y el amor. Es acoger


la invitación de Jesús a seguirlo cada día, con lo que somos y con lo que
tenemos, sin mirar atrás ni a los lados, sino adelante, con los ojos puestos
en Él. No importa cuántas veces nos sintamos pequeños o imperfectos; lo
importante es responder con generosidad y confianza.
Hoy te invito a mirar tu vida con esperanza: ¿Dónde te sientes limitado
o encadenado? ¿Cómo puedes, como Pablo, transformar tus dificultades
en oportunidades para amar y servir? ¿A quién miras cuando caminas en la
fe: a Jesús o a los demás? Recuerda que el Señor está contigo, observa tu
corazón y te invita a seguirlo, confiando en que, si caminas con Él, verás su
rostro y experimentarás la verdadera libertad.

7 Misa Vespertina. Vigilia de Pentecostés


Sábado Noche Blanco

Misa Vespertina Vigilia Pentecostés: Gn 11,1-9 o Ex 19,3-8a.16-20b o


Ez 37,1-14 o Jl 3,1-5; Salmo 103,1-2a.24.35c.27-28.29bc-30; Rm 8,22-27;
Jn 7,37-39.
La Misa de la Vigilia puede celebrarse y es recomendable hacerlo en
forma prolongada, proclamándose las cuatro lecturas del Antiguo Testamento
y las del Nuevo, tal y como figuran en el leccionario. Las oraciones propias
para intercalar entre las lecturas aparecen en las ediciones más recientes
del Misal.

8 Domingo de Pentecostés
Domingo Rojo

“Ven Espíritu Santo, haznos Peregrinos de Esperanza”

Algunas Orientaciones para


esta Celebración: Colocar el lema
de este día en un lugar visible.
Ambientar el templo con los signos
que representan el Espíritu Santo
(paloma, agua, fuego o luz, nube,
los 7 dones). Se puede dramatizar
el Evangelio.

Monición de Entrada
Queridos hermanos y hermanos: con mucha alegría nos congregamos
como comunidad de fe, para participar de la Eucaristía de este día de
Pentecostés.
Celebramos el nacimiento de la Iglesia, la venida del Espíritu Santo
sobre los Apóstoles reunidos en el Cenáculo con María, Madre de
Jesús, que con la fuerza de Espíritu Santo y liberados del miedo dieron
testimonio de Jesucristo Muerto y Resucitado, presente hoy en medio
de nosotros.

48
Plan de Pastoral - Junio 2025

Firmes en nuestra esperanza, abramos nuestro corazón a la unción


del Espíritu Santo; renovemos nuestra fe y nuestro compromiso bautismal,
poniendo los dones y carismas que hemos recibido al servicio de la
comunidad y de toda la creación.
Con la alegría de la Resurrección nos ponemos de pie, cantando,
recibamos a Jesucristo, quien preside nuestra fiesta en la persona de su
ministro.
Oración Colecta
Oh Dios, que por el misterio de Pentecostés, santificas a tu Iglesia,
extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espíritu sobre
todos los confines de la tierra y no dejes de realizar hoy, en el corazón de
tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la
predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Hechos 2,1-11


Los apóstoles reunidos con María reciben el Espíritu Santo que Jesús
les había prometido, el miedo queda atrás, y así nace públicamente la
Iglesia. Hoy, junto con María, el Espíritu Santo nos anima a anunciar la
Buena Noticia del Reino, a llevar la esperanza que por el Espíritu Santo no
nos defrauda. Escuchemos.
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo
lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en
toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como
llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron
todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada
uno en la lengua que el Espíritu le sugería. Se encontraban entonces en
Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido,
acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía
hablar en su propio idioma.
Enormemente sorprendidos, preguntaban: «¿No son galileos todos esos
que están hablando? Entonces, ¿cómo es que a cada uno lo oímos hablar
en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y elamitas,
otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en
Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene;
algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay
cretenses y árabes; y cada uno lo oímos hablar de las maravillas de Dios en
nuestra propia lengua.» Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 103,1ab.24ac.29bc-30.31 y 34
R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra
Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, ¡qué grande eres! Cuántas son
tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas. R/.
Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu aliento, y
los creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.
Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras. Que le sea
agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. R/.
49
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Segunda Lectura: 1 Corintios 12,3b-7.12-13


El apóstol Pablo nos recuerda que todos hemos sido bautizados en un
mismo espíritu, que los dones o carismas que recibimos son gratuitos para
realizar la misión de Jesús y que están orientados al bien de la comunidad,
para dar solidez a nuestra esperanza. Escuchemos.
Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo
a los Corintios (12,3b-7.12-13)
Hermanos: Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción
del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay
diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones,
pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el
Espíritu para el bien común.
Porque lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y
todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo,
así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres,
hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y
todos hemos bebido de un solo Espíritu. Palabra de Dios.
O Bien Rom 8, 8- 17

ANTES DEL EVANGELIO SE CANTA O REZA LA SECUENCIA:


Secuencia
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del
pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente
del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que
enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce
el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu
gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu
gozo eterno. Amén.
Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en
ellos la llama de tu amor.
Evangelio: Juan 20,19-23
El Señor Resucitado se aparece a sus discípulos y exhaló sobre ellos
su Santo Espíritu, dándoles poder para que en su nombre perdonen los
pecados, y llenos de su paz, sin miedo, puedan realizar la misión.
Con ese mismo espíritu, como peregrinos de esperanza, anunciemos
la Buena Nueva del Reino. Dispongámonos para escuchar, la proclamación
del Santo Evangelio. Antes, puestos de pie, cantamos.
Lectura del Santo Evangelio según San Juan (20,19-23)
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los
discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en
50
Plan de Pastoral - Junio 2025

esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a ustedes.» Y, diciendo
esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de
alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me ha
enviado, así también los envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu
Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a
quienes se los retengan, les quedan retenidos.» Palabra del Señor.
O Bien Jn 14, 15-16.23b-26
Meditación
Hoy celebramos Pentecostés, el día en que el Espíritu Santo descendió
sobre los apóstoles y la Iglesia nació para el mundo. Es la fiesta del Espíritu,
la presencia viva de Dios que transforma corazones, une a los diferentes y
da vida nueva. Pentecostés es el fuego que rompe el miedo y abre puertas
cerradas; es el viento que nos impulsa a salir, a hablar, a amar y a construir
unidad en la diversidad.
Las palabras de Jesús resuenan con fuerza: “Paz a ustedes.” No es
una simple frase de saludo, sino un regalo profundo. Es la paz que viene de
saber que el Señor está presente, que ha vencido al miedo y a la muerte. Es
la paz que el Espíritu Santo siembra en nuestro interior y que nos capacita
para perdonar, para reconciliar, para ser testigos de esperanza en un mundo
sediento de consuelo y verdad.
El Espíritu Santo es don y misión. Nos llena de alegría, nos regala sus
dones y nos impulsa a servir. Como escuchamos en la primera lectura, el
Espíritu rompe barreras, hace que nos entendamos en medio de nuestras
diferencias y nos convierte en mensajeros de las maravillas de Dios. Pablo
nos recuerda que cada uno recibe dones distintos, pero todos para el bien
común: somos un solo cuerpo, animados por un solo Espíritu. No estamos
solos, ni somos autosuficientes; juntos formamos la Iglesia, y juntos podemos
renovar la faz de la tierra.
La secuencia de hoy es una súplica ardiente: “Ven, Espíritu divino… entra
hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.” Nos invita a abrirnos, a
dejar que el Espíritu sane, limpie, consuele y renueve. Cuando le permitimos
actuar, nuestra vida se convierte en un testimonio de amor, de alegría y de paz.
Deja que el Espíritu Santo entre en tu corazón, que disipe tus miedos
y te llene de su paz. ¿Qué puertas tienes cerradas por temor? ¿Dónde
necesitas perdonar o ser perdonado? ¿Cómo puedes ser instrumento de
unidad y esperanza? Recibe el Espíritu y deja que su fuego transforme tu
vida. Como dijo nuestro Papa León XIV en su primer discurso al mundo:
“Quisiera que este saludo de paz llegue hasta sus corazones, alcance a sus
familias, a todas las personas, a todos los pueblos, a toda la Tierra. La paz
esté con ustedes.”

Oración de los Fieles


El que preside: En esta fiesta de Pentecostés, acompañados por
la Virgen María, invoquemos con fe al Padre y pidamos por nuestras
necesidades, diciéndole: “Padre, concédenos tu Santo Espíritu”.
• Por la Iglesia y su Pastores: el Papa León XIV, los obispos, presbíteros,
diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, para que como
peregrinos de esperanza sean dóciles a la acción del Espíritu Santo,
51
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

vivan con alegría su misión evangelizadora y liberadora en el mundo.


Oremos.
• Por todos los que gobiernan, y los que dirigen nuestra nación, para que
sean guiados por la luz del Espíritu de Dios y conduzcan nuestro país por
el camino de la justicia y de la paz. Oremos.
• Por los más pobres, los que sufren por cualquier causa, para que el Espíritu
Santo, fuente de consuelo sea su fortaleza y en nosotros encuentren
el amor, la solidaridad y una palabra de esperanza oportuna que los
acompañe en el camino. Oremos.
• Por todas las familias, para que el Espíritu Santo llene los corazones del
amor de Dios, surjan desde ellas jóvenes con vocación al sacerdocio, a
la vida consagrada y al matrimonio. Oremos.
• Por nosotros, misioneros peregrinos de esperanza, que con alegría
celebramos la fiesta de Pentecostés, para que recibamos dones
abundantes del Espíritu Santo, y los pongamos al servicio de la comunidad,
para que produzcan frutos buenos y abundantes. Oremos.

El que preside: Padre de bondad, acoge estas peticiones y concédenos


que por la fuerza de tu Santo Espíritu estemos siempre dispuestos a servirte
a través de los más necesitados. Por Jesucristo nuestro Señor.

Se Reanuda el Tiempo Ordinario


X Semana del Tiempo Ordinario. II Semana del Salterio

Fiesta: La Bienaventurada Virgen María,


9 Madre de la Iglesia
Lunes Blanco

Se utilizan las lecturas correspondientes a la Fiesta de La


Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia.

Lectura del Libro del Génesis (3,9-15.20)


Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: «¿Dónde
estás?» Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba
desnudo, y me escondí.» El Señor le replicó: «¿Quién te informó de que
estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció
del fruto, y comí.» El Señor dijo a la mujer: «¿Qué es lo que has hecho?» Ella
respondió: «La serpiente me engañó, y comí.»
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita
entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el
vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la
mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la
hieras en el talón.» El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de
todos los que viven. Palabra de Dios. O Bien Hch 1,12-14

Salmo Responsorial: 86(87),1-2.3 y 5.6-7


R/. Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios
¡Esta es la ciudad que fundó el Señor sobre las santas Montañas! El
ama las puertas de Sión más que a todas las moradas de Jacob. R/.
52
Plan de Pastoral - Junio 2025

Cosas admirables se dicen de ti, Ciudad de Dios: Así se hablará de Sión:


«Este, y también aquél, han nacido en ella, y el Altísimo en persona la ha
fundado». R/.
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá: «Este ha nacido en ella».
Y todos cantarán, mientras danzan: «Todas mis fuentes de vida están en
ti». R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (19,25-34)


En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su
madre y junto a ella al discípulo que tanto amaba, dijo a su madre: «Mujer,
ahí está tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí está tu madre». Y desde
entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno
de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de
hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está
cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se
quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día
grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que
habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto,
no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le
traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. Palabra del Señor.
Meditación
Hoy la Iglesia nos invita a mirar con ternura y gratitud a María, Madre
de la Iglesia. Celebramos su presencia maternal, cercana y fiel, que nos
acompaña en el camino de la fe. María no es solo la madre de Jesús, sino la
madre de todos los discípulos, la madre de la comunidad cristiana, la madre
de cada uno de nosotros. Su corazón abierto y generoso nos acoge, nos
consuela y nos impulsa a vivir con esperanza.
El Evangelio nos lleva al momento más doloroso y a la vez más fecundo
de la vida de María: al pie de la cruz. Allí, en medio del sufrimiento y la
oscuridad, María permanece firme, sin apartarse de su Hijo. Jesús, en su
entrega total, le confía una nueva misión: “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí
tienes a tu madre”. En ese instante, María se convierte en madre de todos los
creyentes, en madre de la Iglesia. Podemos imaginar su corazón traspasado,
su silencio lleno de fe, su mirada que abraza a todos los hijos que Jesús le
entrega. María no se encierra en su dolor, sino que lo transforma en amor y
cuidado para todos.
El salmo de hoy proclama la belleza y grandeza de la “Ciudad de Dios”,
imagen de la Iglesia amada y fundada por el Señor. Así como Dios ama a
Sión, también ama a su Iglesia y a cada uno de sus hijos. En María, la Iglesia
encuentra su modelo: una casa donde todos pueden encontrar consuelo,
esperanza y vida nueva. “Todas mis fuentes de vida están en ti”, dice el
salmista; y así, en María, encontramos un manantial de ternura y fortaleza.
La primera lectura nos recuerda los orígenes de la humanidad, marcados
por la fragilidad y el pecado. Pero también nos habla de la promesa de
53
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

salvación: Dios no abandona, sino que anuncia la victoria de la descendencia


de la mujer. María, la nueva Eva, es signo de esa esperanza: donde hubo
caída, ella nos muestra el camino de la confianza y la entrega.
Deja que el ejemplo de María te inspire a vivir con fe, a confiar en Dios
incluso en los momentos difíciles, y a acoger a los demás con un corazón
abierto. Que su presencia maternal te llene de esperanza. Como decía
Santa Teresa de Calcuta: “Si alguna vez te sientes solo, mira a María y pide
su ayuda; ella nunca deja de responder.”

10 Feria
Martes Verde
36º Aniversario de la Ordenación Presbiteral de Mons. Héctor Rafael
Rodríguez, MSC, Arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros
Lectura de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios (1,18-22)
¡Dios me es testigo! La palabra que les dirigimos no fue primero «sí»
y luego «no». Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el que Silvano, Timoteo y yo
les hemos anunciado, no fue primero «sí» y luego «no»; en él todo se ha
convertido en un «sí»; en él todas las promesas han recibido un «sí». Y por
él podemos responder: «Amén» a Dios, para gloria suya. Dios es quien nos
confirma en Cristo a nosotros junto con ustedes. Él nos ha ungido, él nos ha
sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 118,129,130.131.132.133.135
R/. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo
Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma. R/.
La explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los
ignorantes. R/.
Abro la boca y respiro ansiando tus mandamientos. R/.
Vuélvete a mí y ten misericordia, como es tu norma con los que aman
tu nombre. R/.
Asegura mis pasos con tu promesa, que ninguna maldad me domine. R/.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus leyes. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,13-16)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ustedes son la sal de la
tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que
para tirarla fuera y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No
se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se
enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla
en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así su luz a los
hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está
en el cielo.» Palabra del Señor.
Meditación
San Pablo, en su carta, nos invita a reflexionar sobre la coherencia y
la fidelidad de Dios. Él contrasta el “sí” y el “no” para mostrarnos que, en
Cristo, todas las promesas de Dios han recibido un “sí” definitivo. No hay
54
Plan de Pastoral - Junio 2025

medias tintas ni dudas en el amor de Dios: en Jesús, todo es afirmación,


todo es fidelidad, todo es plenitud. Pablo nos recuerda que, gracias a
Cristo, también nosotros podemos decir “Amén”, es decir, “así sea”, a la
voluntad de Dios. ¿Cuántas veces en nuestra vida dudamos, vacilamos,
decimos “sí” con los labios pero “no” con el corazón? Hoy se nos invita
a vivir con un “sí” entero, confiado y generoso, a la presencia de Dios en
nuestra historia.
Jesús, en el Evangelio, utiliza imágenes sencillas pero poderosas:
“Ustedes son la sal de la tierra… ustedes son la luz del mundo”. La sal en
tiempos de Jesús no solo daba sabor, sino que preservaba los alimentos y
los protegía de la corrupción. Ser sal es dar sabor a la vida de los demás,
preservar la esperanza, evitar que el mundo se vuelva insípido o se pierda
en la indiferencia. ¿Dónde puedo hoy dar sabor, alegría y esperanza en mi
familia, en mi trabajo, en mi comunidad?
La luz, por su parte, es indispensable para orientarnos, para disipar la
oscuridad, para dar calor y vida. Jesús nos llama a no esconder nuestra luz,
a no vivir nuestra fe de manera oculta o temerosa. Nuestra vida, nuestras
buenas obras, están llamadas a ser un faro que inspire, que consuele, que
muestre el rostro de Dios a quienes nos rodean. No se trata de brillar para
ser admirados, sino para que otros vean, a través de nosotros, el amor y la
bondad del Padre.
Jesús utiliza un género literario lleno de imágenes concretas, para que
recordemos siempre que nuestra fe debe ser vivida y visible, no solo sentida
en el corazón. Hoy, en medio de un mundo que a veces parece perder el
sabor y la luz, se nos confía la misión de ser presencia viva de Dios.
¿Dónde puedes ser sal y luz hoy? ¿Cómo puedes iluminar tu entorno,
dar sabor a tu familia, a tu comunidad, a tu lugar de trabajo? Que tu “sí” a
Dios sea firme y alegre, y que tu vida sea testimonio de la luz y el amor que
has recibido.

11 Memoria Obligatoria: San Bernabé, Apóstol


Miércoles Rojo

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (3,4-11)
Hermanos: Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo. No es que
por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como
realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha
capacitado para ser ministros de una alianza nueva: no de código escrito,
sino de espíritu; porque la ley escrita mata, el Espíritu da vida. Aquel
ministerio de muerte –letras grabadas en piedra– se inauguró con gloria;
tanto que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el
resplandor de su rostro, caduco y todo como era. Pues con cuánta mayor
razón el ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria. Si el ministerio de la
condena se hizo con resplandor, cuánto más resplandecerá el ministerio del
perdón. El resplandor aquel ya no es resplandor, eclipsado por esta gloria
incomparable. Si lo caduco tuvo su resplandor, figúrense cuál será el de lo
permanente. Palabra de Dios.

55
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Salmo Responsorial: 98,5.6.7.8.9


R/. Santo es el Señor nuestro Dios
Ensalcen al Señor, Dios nuestro, póstrense ante el estrado de sus pies:
Él es Santo. R/.
Moisés y Aarón con sus sacerdotes, Samuel con los que invocan su
nombre, invocaban al Señor, y él respondía. R/.
Dios les hablaba desde la columna de nube; oyeron sus mandatos y la
ley que les dio. R/.
Señor, Dios nuestro, tú les respondías, tú eras para ellos un Dios de
perdón, y un Dios vengador de sus maldades. R/.
Ensalcen al Señor, Dios nuestro; póstrense ante su monte Santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,17-19)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No crean que he venido
a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Les
aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la
última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos
importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en
el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el
Reino de los Cielos.» Palabra del Señor.
Meditación
San Pablo, en su carta a los Corintios, nos invita a comprender la
diferencia entre la ley escrita y el Espíritu. Para Pablo, la “ley escrita”
representa el antiguo pacto, las normas grabadas en piedra que, aunque
fueron dadas con gloria, no pueden dar vida verdadera porque solo señalan
el pecado y la condena. Por sí sola, la ley puede volverse una carga que
ahoga y limita, pues muestra el ideal, pero no transforma el corazón. En
cambio, el Espíritu es el don de la nueva alianza en Cristo: es la presencia
viva de Dios que nos renueva desde dentro, nos da libertad, perdón y
la capacidad de vivir en comunión con Él. Pablo subraya que nuestra
verdadera capacidad viene de Dios, que nos ha hecho ministros de esta
alianza nueva, no de letra, sino de Espíritu, porque “la letra mata, pero el
Espíritu da vida”.
Jesús, en el Evangelio, nos dice: “No he venido a abolir la Ley y los
profetas, sino a dar plenitud”. Jesús no rechaza la ley antigua, sino que la
lleva a su cumplimiento más profundo: la plenitud es vivir la ley desde el
amor, la misericordia y la verdad. Cumplir la ley no es solo seguir reglas
externas, sino dejar que el Espíritu transforme nuestro corazón y nuestras
acciones. Cuando Jesús advierte que quien se salte incluso los preceptos
más pequeños y enseñe a otros a hacer lo mismo será el menor en el Reino
de los Cielos, nos recuerda la importancia de la coherencia y la fidelidad,
incluso en lo pequeño. Para Mateo, el Reino de los Cielos es la vida plena
en comunión con Dios y los hermanos, una realidad de amor, justicia y paz
que comienza aquí y ahora.
El mensaje de hoy es claro: Dios nos llama a una vida nueva, guiada por
el Espíritu, que da plenitud a la ley y nos convierte en testigos vivos de su
amor. No se trata solo de obedecer, sino de dejarse transformar, de vivir con
alegría y fidelidad la voluntad de Dios en lo cotidiano.
56
Plan de Pastoral - Junio 2025

Hoy, pregúntate: ¿Cómo puedo dejar que el Espíritu dé vida a mis


acciones? ¿De qué manera puedo ser testigo fiel del amor de Dios en mi
entorno? Que tu respuesta sea un “sí” generoso y confiado, sabiendo que
Dios camina contigo y te da la fuerza para vivir en plenitud.

12 Fiesta: Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote


Jueves Blanco

Lectura del Libro del Profeta Isaías (52,13-53,12)


Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía
hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos; ante
él, los Reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo
inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del
Señor? Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin
figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres,
como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual
se ocultan los rostros; despreciado y desestimado. Él soportó nuestros
sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso,
herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturados
por nuestros crímenes.
Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor
cargó sobre él todos nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como un
cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y
no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. ¿Quién meditó en
su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi
pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malhechores; porque murió
con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en
su boca.
El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida
como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor
quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá
y se hartará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con
los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, con los
poderosos tendrá parte en los despojos; porque expuso su vida a la muerte y
fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió
por los pecadores. Palabra de Dios.

O bien Carta a los Hebreos 10,12-23

Salmo Responsorial: 39,6.7.8-9.10.11


R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, cuántos planes en favor
nuestro; nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero
superan todo número. R/.

57
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no


pides sacrificio expiatorio. R/.
Entonces yo digo: «Aquí estoy —como está escrito en mi libro— para
hacer tu voluntad». Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los
labios; Señor, tú lo sabes. R/.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad
y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran
asamblea. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (22,14-20)


Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con sus discípulos. Y les
dijo: «¡Cómo he deseado celebrar esta pascua con ustedes antes de morir!
Porque les digo que no la volveré a celebrar hasta que tenga su cumplimiento
en el reino de Dios».
Tomó entonces un cáliz, dio gracias y dijo: «Tomen esto y repártanlo
entre ustedes; pues les digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta que
llegue el reino de Dios». Después tomó pan, dio gracias, lo partió y lo dio
a sus discípulos diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes;
hagan esto en memoria mía». Y después de la cena, hizo lo mismo con el
cáliz diciendo: «Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre,
que se derrama por ustedes». Palabra del Señor.
Meditación
¿Qué es un sacerdote? ¿Qué hace un sacerdote? Para los católicos,
el sacerdote es aquel que, en nombre de la comunidad, ofrece a Dios el
sacrificio, intercede por los demás y acerca a las personas a lo sagrado. Es
un puente entre Dios y los hombres, un servidor que entrega su vida para
que otros se encuentren con el amor de Dios. Pero hoy celebramos algo
aún más grande: Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Él no solo es un
sacerdote más, sino el único y perfecto mediador entre Dios y la humanidad,
el que ofreció su propia vida por amor y abrió para siempre el camino hacia
el Padre.
Ser “Sumo y Eterno Sacerdote” significa que Jesús es el sacerdote por
excelencia, el que no ofrece sacrificios de animales ni dones externos, sino
que se entrega a sí mismo, de una vez y para siempre. Su sacerdocio no
tiene fin, no es pasajero ni limitado, sino eterno y universal. En la Última
Cena, Jesús nos deja el mayor regalo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega
por ustedes… Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre”. En
cada Eucaristía, su sacrificio se hace presente, y nosotros somos invitados a
participar de su entrega y de su amor.
El profeta Isaías, en la primera lectura, nos presenta al Siervo de Dios,
figura de Jesús, que asume el dolor, el rechazo y la humillación por amor
a nosotros. Jesús es el sacerdote que no se queda lejos del sufrimiento
humano, sino que lo abraza, lo transforma y lo ofrece al Padre. Sus cicatrices
nos curan, su entrega nos justifica, su intercesión nos salva.
El salmo nos enseña la actitud del verdadero sacerdote: “Aquí estoy,
Señor, para hacer tu voluntad”. Jesús vivió así, y los sacerdotes de hoy están
llamados a seguir su ejemplo: ser hombres de entrega, de misericordia, de
escucha y de amor.
58
Plan de Pastoral - Junio 2025

Hoy, demos gracias por el don del sacerdocio y por los sacerdotes que,
con sus luces y sombras, nos acercan a Dios. Cuidemos su ministerio con
oración, cariño y apoyo. Pidamos al Señor que suscite sacerdotes santos,
cercanos y al estilo de Jesús, capaces de decir cada día: “Aquí estoy, Señor,
para hacer tu voluntad”.

13 Memoria Obligatoria: San Antonio de Padua


Viernes Blanco
30° Aniversario de la Ordenación Presbiteral de Mons. Jesús Castro
Marte, Obispo de Nuestra Señora de La Altagracia

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (4,7-15)
Hermanos: Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro,
para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene
de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos
apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos
derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos
en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestro cuerpo.
Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por
causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra
carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en ustedes.
Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso
hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien
resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar
con ustedes. Todo es para su bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor
será el agradecimiento, para gloria de Dios. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 115,10-11.15-16.17-18


R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza
Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!» Yo decía en mi
apuro: «Los hombres son unos mentirosos.» R/.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas. R/.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,27-32)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído el mandamiento
“no cometerás adulterio”. Pues yo les digo: El que mira a una mujer casada
deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te
hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado
entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala,
porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está
mandado: “El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.” Pues
yo les digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza,
la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»
Palabra del Señor.

59
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Meditación
Jesús, al hablar a sus discípulos, usaba un lenguaje lleno de imágenes
y comparaciones que su audiencia podía comprender fácilmente. En el
Evangelio de hoy, emplea la hipérbole, una exageración intencional para
enfatizar la importancia de cuidar el corazón y la pureza interior. Cuando
dice: “Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo… si tu mano te hace caer,
córtatela”, no nos pide tomarlo de manera literal, sino que nos invita a ser
radicales en alejar de nuestra vida todo aquello que nos aparta del amor
verdadero y de la fidelidad. Jesús va más allá de la letra de la ley; quiere
que entendamos que la raíz del pecado está en el interior y que la verdadera
conversión comienza en el corazón.
La enseñanza sobre el adulterio y el divorcio es exigente, pero busca
proteger la dignidad del amor humano y la fidelidad en las relaciones.
Jesús nos llama a examinar nuestros pensamientos, deseos y acciones, y a
esforzarnos por vivir con autenticidad, integridad y amor verdadero.
San Pablo, en la primera lectura, nos recuerda que “llevamos este
tesoro en vasijas de barro”. Las vasijas de barro son frágiles y fácilmente
quebradizas, y así somos nosotros: limitados y vulnerables. Pero dentro de
esa fragilidad, Dios ha puesto el tesoro de su gracia y de su vida. Pablo
nos anima a no desanimarnos: aunque estemos apretados, no estamos
aplastados; aunque derribados, no estamos vencidos. La fuerza de Dios
se manifiesta precisamente en nuestra debilidad, y su vida puede brillar a
través de nuestras heridas y luchas.
El salmo nos invita a la gratitud y a la confianza: “Te ofreceré, Señor, un
sacrificio de alabanza”. Incluso en medio de las dificultades, podemos alabar
a Dios porque Él rompe nuestras cadenas y nos sostiene con su amor fiel.
Hoy, deja que el mensaje de Jesús y de Pablo te anime a vivir con
esperanza y autenticidad. Pregúntate: ¿Qué necesito dejar atrás para cuidar
mi corazón? ¿Cómo puedo dejar que la luz de Cristo brille a través de mis
debilidades? Recuerda que, aunque seas una vasija de barro, llevas dentro
un tesoro inmenso. Como decía san Antonio de Padua: “La fe y la humildad
son las dos alas que nos elevan hasta Dios y nos hacen invencibles en las
pruebas.

14 Feria
Sábado Verde

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo


a los Corintios (5,14-21)
Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno
murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que
viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por
tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo
según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo
antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo
y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo
estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus
60
Plan de Pastoral - Junio 2025

pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por


eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo
les exhortara por nuestro medio.
En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios. Al que no
había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros,
unidos a él, recibamos la justificación de Dios. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 102,1-2.3-4.8-9.11-12


R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su Santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu
vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus
fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos.
R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,33-37)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo a los
antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus votos al Señor.” Pues yo les
digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por
la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del
Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un
solo pelo. A ustedes les basta decir “sí” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del
Maligno.» Palabra del Señor.
Meditación
La palabra “apremiar” significa impulsar con fuerza, movernos desde
dentro, casi como una urgencia que no podemos ignorar. San Pablo nos
dice hoy: “Nos apremia el amor de Cristo”. Es ese amor inmenso, recibido
y experimentado, el que nos mueve a vivir de una manera nueva. Pablo
nos recuerda que Jesús murió y resucitó por todos, y que, por eso, ya no
vivimos para nosotros mismos, sino para Él. Cuando el amor de Cristo nos
apremia, dejamos atrás el egoísmo, los rencores y los juicios superficiales, y
nos abrimos a una vida renovada, reconciliada y llena de sentido.
La reconciliación es el gran regalo que Dios nos ofrece en Cristo.
Pablo nos dice que Dios no nos pide cuentas de nuestros pecados, sino
que, en Jesús, nos reconcilia consigo mismo y nos confía el ministerio
de la reconciliación. Ser reconciliados significa dejar que Dios sane
nuestras heridas, perdone nuestras faltas y nos devuelva la paz del
corazón. Pero también significa que nosotros estamos llamados a
ser instrumentos de reconciliación en el mundo: a tender puentes, a
perdonar, a buscar la unidad y la paz en nuestras familias, comunidades
y relaciones.
Jesús, en el Evangelio, nos invita a la sinceridad y a la transparencia.
“A ustedes les basta decir ‘sí’ o ‘no’.” Nos llama a vivir con integridad, a que
nuestras palabras y acciones sean reflejo de la verdad que llevamos dentro.
No necesitamos adornar ni jurar para ser creíbles; basta con ser honestos,
61
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

sencillos y fieles a nuestra palabra. La vida cristiana es una invitación a la


autenticidad, a la confianza mutua y a la coherencia.
Se nos recuerda hoy que el Señor es compasivo y misericordioso, lento
a la ira y rico en clemencia. Así como Dios nos ha perdonado y reconciliado,
así también nosotros estamos llamados a vivir desde la compasión y la
misericordia. No guardemos rencor, no nos quedemos en lo superficial: el
amor de Cristo nos apremia a dar pasos concretos de perdón, verdad y
reconciliación.
Deja que el amor de Cristo te impulse a sanar, a perdonar y a vivir con
un corazón nuevo. Que tu “sí” sea verdadero, y tu vida, un reflejo de la
compasión y la misericordia de Dios.

15 Solemnidad: La Santísima Trinidad


Blanco
Día de las Pequeñas Comunidades Eclesiales

“Santísima Trinidad, Comunión de una misma esperanza”

Algunas Orientaciones para esta Celebración:


Colocar el lema de este domingo en un lugar visible.
Se pueden colocar en algunos lugares del templo
algunas frases que digan: Gloria al Padre, Gloria al
Hijo y al Espíritu Santo. Destacar la presencia de
las familias en la Celebración como Iglesia doméstica
y de los que participan en comunidades, o grupos
apostólicos llamados a ser signos vivos de la comunión
trinitaria. Se puede escoger una comunidad que vaya
en la procesión de entrada. Se puede hacer una
presentación y bendición especial para las familias y
comunidades. Y motivar para que todos participen del Triduo Eucarístico en
preparación a la gran celebración de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre
de Cristo.

Monición de Entrada:
Hermanos y hermanas: Nos congrega el Señor para participar con
alegría de la Eucaristía de hoy, Solemnidad de la Santísima Trinidad, en
la que celebramos el gran misterio de vida y amor, adoramos a Dios Uno y
Trino en su ser mismo y en su vida por dentro. Es el gran Misterio de Dios.
La liturgia de hoy nos habla de las diversas manifestaciones del Padre
Creador, del Hijo que es la Sabiduría de Dios que nos redimió y nos santifica
y del Espíritu Santo que nos hace capaces de entrar en comunión con el
Padre Creador, el Hijo Redentor y el Espíritu Santo Santificador.
Celebremos con fe y esperanza el Día de las Pequeñas Comunidades
Eclesiales, porque en ellas se refleja la comunión trinitaria y la unidad de
Único Dios. Oremos por las pequeñas comunidades, para que en ellas se
viva la fe, el amor y la esperanza.
Nos ponemos de pie para recibir a Jesús que a través de su ministro
viene a presidir esta celebración.
62
Plan de Pastoral - Junio 2025

Oración Colecta
Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la
verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable
misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna
Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa. Por nuestro Señor.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Proverbios 8,22-31


La Santísima Trinidad es una comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo. Esta comunión de amor se manifiesta a través de la sabiduría que
se nos ha manifestado a plenitud en Cristo Jesús, Sabiduría y Palabra del
Padre. Escuchemos.

Lectura del Libro de los Proverbios (8,22-31)


Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus
tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui
formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada,
antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los
montes, antes de las montañas fui engendrada.
No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe.
Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre
la faz del Abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes
abismales. Cuando ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su
mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él,
como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su
presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.»
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 8,4-5.6-7.8-9.


R/. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que
has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano,
para darle poder? R/.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.
Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las
bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas
por el mar. R/.

Segunda Lectura: Romanos 5,1-5


Como a la comunidad de los Romanos, San Pablo nos comunica hoy
sobre ese gran amor de Dios Uno y Trino por el cual hemos sido creados,
redimidos y justificados. Con la esperanza que viene del Señor acojamos
ese amor de Dios Uno y Trino que experimentamos en los Sacramentos.
Escuchemos.

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (5,1-5)


Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en
paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido
63
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados


en la esperanza de alcanzar la gloria de los hijos de Dios. Más aún, hasta nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia,
la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda,
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el
Espíritu Santo que se nos ha dado. Palabra de Dios.

Aleluya Ap 1,8 :
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es,
era y que viene.

Evangelio: Juan 16,12-15


El Espíritu Santo es quien nos da a conocer el misterio divino de la
Santísima Trinidad; el Evangelio nos presenta esa comunión entre las tres
personas de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
que nos santifica en el espíritu de la verdad, guiándonos hacia la plenitud.
Aclamemos con el canto al Dios Uno y Trino.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (16,12-15)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan
por decirles, pero no pueden cargar con ellas por ahora; cuando venga él,
el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable
no será suyo: hablará de lo que oye y les comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que les irá comunicando. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso les he dicho que tomará de lo mío y se lo
anunciará. Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, el misterio
central de nuestra fe cristiana: un solo Dios en tres Personas, Padre, Hijo y
Espíritu Santo. La Trinidad no es solo una verdad abstracta, sino el corazón
mismo de la vida de la Iglesia y de nuestra relación con Dios. Creemos en
un Dios que es comunión perfecta de amor, un Dios que no es soledad, sino
familia, diálogo, entrega y acogida. Cada vez que hacemos la señal de la
cruz, proclamamos este misterio y recordamos que hemos sido creados y
salvados para vivir en esa comunión de amor.
En el Evangelio, Jesús nos revela la profundidad de este misterio. Él
habla del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en una relación de entrega
y comunicación. El Espíritu de la verdad, nos dice Jesús, nos guiará hacia
la verdad plena, porque todo lo que tiene el Padre es también del Hijo, y el
Espíritu nos lo comunicará. Así, la Trinidad se hace cercana, se involucra en
nuestra historia y nos acompaña cada día. La vida cristiana es, en el fondo,
dejarse guiar por el Espíritu, vivir en Cristo y confiar en el amor del Padre.
San Pablo, en la segunda lectura, nos recuerda que, gracias a Jesús,
estamos en paz con Dios y vivimos en la gracia. El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. La Trinidad no es
solo un misterio para contemplar, sino una realidad viva que nos transforma:
nos da esperanza, nos sostiene en la tribulación y nos invita a la confianza.
“La esperanza no defrauda”, porque es el mismo Dios quien habita en
nosotros y nos fortalece.
64
Plan de Pastoral - Junio 2025

La sabiduría de Dios, descrita en la primera lectura, nos habla de un


Dios que se alegra con la humanidad, que juega y goza con sus hijos. Somos
invitados a entrar en ese gozo, a vivir como hijos amados y a reconocer la
huella de la Trinidad en la creación, en la Iglesia y en nuestro propio corazón.
Hoy, vive desde la Trinidad: abre tu vida al amor del Padre, sigue a Jesús
con confianza y déjate guiar por el Espíritu Santo. Siéntete orgulloso de la
fe que has recibido y comparte ese amor trinitario con quienes te rodean.
¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Oración de los Fieles


El que preside: A nuestro Dios, Uno y Trino, elevamos nuestras oraciones.
A cada súplica respondemos: “Padre, escucha nuestra oración”.
• Por el Papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y consagradas
y todos aquellos que realizan algún trabajo pastoral, para que el Espíritu
Santo les fortalezca y con decidida voluntad anuncien y muestren el amor
de Dios Uno y Trino. Oremos.
• Por los gobiernos de las naciones, para que sean sembradores de
esperanza, cuiden de la tierra nuestra casa común, se esfuercen en
mantener la hegemonía entres los pueblos, se trabaje por la justicia y la
paz. Oremos.
• Por nuestra patria fundada bajo el amparo de la Santísima Trinidad, para
que como pueblo peregrino de esperanza camine por el sendero de la
libertad, la justicia y la paz. Oremos.
• Por las víctimas de violencia, los enfermos, todos los que sufren, los
migrantes, para que encuentren en la Santísima Trinidad el consuelo, la
paz, y el amor que tanto necesitan. Oremos.
• Por las familias, por los que viven su fe en pequeñas comunidades, para
que sean reflejo de la familia divina, Padre, Hijo y Espíritu Santo y que a
pesar de las dificultades y diferencias, puedan vivir en la unidad, el amor
y la paz. Oremos.
• Por nosotros, peregrinos de esperanza, reunidos en esta asamblea en el
nombre de Dios Uno y Trino, para que el Espíritu Santo nos haga crecer
en el amor de Dios y entre nosotros. Oremos.

El que preside: Padre Bueno, recibe todas las súplicas que te presentamos.
Haz que cada día las familias, la Iglesia y la sociedad nos parezcamos más
y más a tu Augusta Trinidad viviendo la comunión contigo y entre nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor.

16 Feria
Lunes Verde

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo


a los Corintios (6,1-10)
Hermanos: Como cooperadores suyos que somos, les exhortamos
a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo
favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues miren,
ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en
ridículo nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al
65
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

contrario, continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios


con lo mucho que pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles,
motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con
limpieza, saber, paciencia y amabilidad, con dones del Espíritu y amor
sincero, llevando la palabra de la verdad y la fuerza de Dios. Con la
derecha y con la izquierda empuñamos las armas de la justicia, a través de
honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos los impostores que dicen la
verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los moribundos que están
bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos siempre alegres,
los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que todo lo
poseen. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 97,1.2-3ab.3cd-4


R/. El Señor da a conocer su victoria
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su Santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclamen al Señor, tierra entera; griten, vitoreen, toquen. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,38-42)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo: “Ojo
por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, les digo: No hagan frente al que
los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale
la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la
capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien
te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.» Palabra del Señor.
Meditación
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. El salmo
de hoy nos invita a reconocer la novedad de Dios en nuestra vida, a celebrar
su fidelidad y su victoria. Pero ¿en qué consiste esa novedad? ¿Cómo se
manifiesta la victoria de Dios en nuestro día a día? El Evangelio nos da la
respuesta con palabras que, aún hoy, nos sorprenden y desafían: “Si uno
te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra… al que te pide, dale…
acompaña dos millas al que te exige una”. Jesús nos propone un camino
radicalmente nuevo, un cántico diferente al que el mundo suele entonar.
Dar la otra mejilla no es resignación ni debilidad, sino la fuerza de quien
responde al mal con el bien, de quien escoge la misericordia en vez de la
venganza. Caminar una milla extra es ir más allá de lo mínimo, es abrir el
corazón y responder con generosidad, incluso cuando no es justo o cómodo.
Esta es la novedad del Evangelio: vivir desde la misericordia, la paciencia y
la entrega, reflejando el amor de Dios que no pone límites a su perdón.
Para Jesús, la verdadera victoria no es vencer al enemigo, sino vencer el
mal con el bien. Ser victorioso es permanecer fiel al amor, aún en la dificultad,
y confiar en la fuerza de Dios que transforma el corazón y la historia.
San Pablo, en la primera lectura, nos anima a no echar en saco roto
la gracia de Dios. Nos recuerda que “ahora es tiempo favorable, ahora es
día de salvación”. Pablo y sus compañeros viven la fe con coherencia y
66
Plan de Pastoral - Junio 2025

valentía, afrontando pruebas, fatigas y contradicciones, pero siempre con


alegría, paciencia y limpieza de corazón. Ellos son testigos de esa novedad
que Jesús propone, mostrando que, aun en la debilidad, la fuerza de Dios se
manifiesta y la victoria es posible.
Hoy, el Señor nos invita a cantar un cántico nuevo con nuestra vida: a
responder al mal con bien, a ser generosos, a vivir con alegría y esperanza,
aun en medio de las dificultades. No te conformes con lo de siempre. Atrévete
a vivir la novedad del Evangelio y deja que la misericordia y la fidelidad de
Dios sean tu victoria.

17 Feria
Martes Verde

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (8,1-9)
Hermanos: Les informo del favor que Dios ha hecho a las iglesias de
Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza
extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas
y aún por encima de sus fuerzas, se lo aseguro, con toda espontaneidad
e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la
colecta a favor de los Santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se
dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a
nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos
pedido que dé el último toque entre ustedes a esta obra de caridad. Ya
que sobresalen en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el
empeño y en el cariño que nos tienen, distínganse también ahora por su
generosidad. No es que se lo mande, les hablo del empeño que ponen otros
para comprobar si su amor es genuino. Porque ya saben lo generoso que
fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para
enriquecerlos con su pobreza. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 145,2.5-6.7.8-9a
R/. Alaba, alma mía, al Señor
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su
Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su
fidelidad perpetuamente. R/.
Que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R/.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (5,43-48)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Han oído que se dijo:
“Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo:
Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen. Así serán hijos de
su Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y
manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué
premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludan
sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo
también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es
perfecto.» Palabra del Señor.
67
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Meditación
San Pablo, en su carta, nos comparte la experiencia de las comunidades
de Macedonia, que a pesar de sus pruebas y pobreza, desbordaron en alegría
y generosidad. Pablo, que tanto sufrió por el Evangelio -persecuciones,
naufragios, incomprensiones y fatigas- aprendió que la verdadera grandeza
no está en tener mucho, sino en darse a sí mismo, primero a Dios y luego a los
hermanos. Su testimonio es el de alguien que, en medio de las dificultades,
descubre la alegría de la entrega y la fuerza de la fe. Pablo no se queda en
las palabras; vive lo que predica y anima a los demás a distinguirse también
por la generosidad, no por obligación, sino como expresión de un amor
genuino y sincero.
¿Qué tanto me doy yo a los demás? ¿Cómo es mi generosidad? ¿Me
entrego solo cuando me sobra o incluso cuando me cuesta? Pablo nos
invita a mirar a Cristo, quien siendo rico, se hizo pobre por nosotros
para enriquecernos con su pobreza. Nos reta a salir de la comodidad
y a vivir el amor como un derroche, como un acto de confianza en la
providencia de Dios.
Jesús, en el Evangelio, lleva este mensaje al extremo: “Amen a sus
enemigos, recen por los que los persiguen”. Nos pide amar no solo a quienes
nos caen bien o nos corresponden, sino también a quienes nos hieren o
rechazan. El amor cristiano no se conforma con lo mínimo, sino que busca lo
extraordinario. Saludar solo a los que nos saludan, amar solo a los que nos
aman, es fácil y común; pero Jesús nos llama a ser perfectos como el Padre,
a mirar con misericordia y a actuar con un corazón libre de rencores.
Vivir así no es sencillo. Requiere un cambio profundo en nuestra manera
de pensar, sentir y actuar. Pero cuando damos este paso, experimentamos
la libertad y la alegría que solo Dios puede dar. El amor que perdona,
que bendice y que se entrega sin esperar nada a cambio, nos hace
verdaderamente hijos de Dios.
Hoy, atrévete a dar un paso concreto: haz un acto de generosidad con
alguien que no esperas, o reza sinceramente por quien te cuesta amar. Deja
que el amor de Cristo transforme tu corazón y haz de tu vida un reflejo de la
perfección y la misericordia del Padre.

18 Feria
Miércoles Verde

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (9,6-11)
Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el
que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como
haya decidido su conciencia; no a disgusto ni por compromiso; porque al que
da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmarlos de toda
clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, les sobre
para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres,
su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar
y pan para comer les proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la
cosecha de su justicia. Siempre serán ricos para ser generosos, y así, por
medio nuestro, se dará gracias a Dios. Palabra de Dios.

68
Plan de Pastoral - Junio 2025

Salmo Responsorial: 111,1-2.3-4.9


R/. Dichoso quien teme al Señor
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante,
sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y
compasivo. R/.
Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (6,1-6.16-18)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuiden de no practicar su
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no
tendrán recompensa de su Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna,
no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; les
aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo
que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve
en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recen, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta rezar
de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea
la gente. Les aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a
rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo
escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunen, no anden cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran
su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Les aseguro que ya han
recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y
lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que
está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»
Palabra del Señor.
Meditación
Sembrar es un acto de fe y esperanza: quien siembra, confía en que la
semilla dará fruto, aunque no vea el resultado inmediato. San Pablo nos invita
hoy a sembrar generosamente, a dar con alegría y libertad, sin reservas ni
cálculos mezquinos. “El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará;
el que siembra generosamente, generosamente cosechará.” Pablo nos
recuerda que Dios ama al que da de buena gana, porque la generosidad
es reflejo de un corazón libre y confiado. Cuando damos, no solo ayudamos
a otros, sino que abrimos nuestro corazón para recibir aún más de Dios:
abundancia de paz, alegría y bendiciones.
El salmo responde a este llamado: “Dichoso quien teme al Señor… su
caridad es constante, sin falta.” La generosidad, la justicia y la compasión
son semillas que, sembradas en lo cotidiano, hacen brillar la luz de Dios en
medio de las tinieblas. La verdadera riqueza no está en lo que acumulamos,
sino en lo que compartimos y en la huella de bondad que dejamos en los
demás.
En el Evangelio, Jesús habla a sus discípulos en el contexto de la
vida religiosa judía, donde las prácticas de limosna, oración y ayuno eran
69
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

muy valoradas, pero a veces se vivían solo para ser vistos y admirados
por los demás. Jesús usa un lenguaje claro y directo, casi provocador, para
contrastar la autenticidad con la apariencia. Les exhorta a no buscar el
aplauso humano, sino a vivir para Dios, en lo secreto del corazón. “Tu Padre,
que ve en lo escondido, te recompensará.”
Jesús utiliza este género de enseñanza para sacudirnos y recordarnos
que lo esencial está oculto a los ojos. Lo más valioso de la vida espiritual
se cultiva en lo íntimo, en el silencio, en los gestos sencillos y sinceros que
solo Dios conoce. Allí, en lo escondido, florece la verdadera relación con el
Padre, lejos de la vanidad y el reconocimiento externo.
Hoy, te invito a sembrar generosamente en lo oculto de tu vida diaria:
una palabra amable, una oración silenciosa, un gesto de ayuda sin esperar
nada a cambio. Descubre la alegría y la libertad de vivir para Dios, sabiendo
que Él ve y valora cada semilla de amor sembrada en secreto. Así, tu vida
será tierra fértil donde crecerán frutos de paz y bendición.

19 Solemnidad: Del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo


Jueves Blanco

“Eucaristía, solidez de la esperanza”


Algunas Orientaciones para la Celebración:
Se coloca el título de esta Celebración.
Se adorna con espigas, uvas, pan y vino, se
puede organizar una procesión con el Santísimo
Sacramento. resaltar los símbolos eucarísticos.
Cantos eucarísticos para animar la celebración.

Monición de Entrada:
Bienvenidos hermanos y hermanas: Nos congregamos como “peregrinos
de esperanza caminando hacia la pascua” para celebrar la Solemnidad de
Corpus Christi: el “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo”.
Con esta Solemnidad celebramos la Nueva Alianza que Dios hace con
los hombres, sellada por la Sangre de Jesús, dentro del marco del Año jubilar
de la Esperanza que tiene como tema “un pueblo peregrino de esperanza
que centra su vida en el misterio pascual”.
En esta fiesta de Corpus Christi celebramos a Jesucristo presente en la
Eucaristía, Sacramento de nuestra fe, testimonio de su entrega y de su amor
sin límites y que aviva nuestra esperanza. Él quiso quedarse con nosotros;
así tenemos su presencia verdadera, real y sustancial bajo la forma de Pan
y Vino consagrados, para la salvación de todos.
Con el lema “Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda” (Cf. Rom
5,5) iniciamos nuestra celebración de pie, cantando junto al coro.

Oración Colecta
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial
de tu pasión; te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente
en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas.

70
Plan de Pastoral - Junio 2025

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Génesis 14,18-20


Melquisedec, ofrece pan y vino al Dios Altísimo, como figura anticipada
del nuevo y verdadero Sacerdote, Jesucristo, y del nuevo sacrificio agradable
a Dios. Es la muerte y resurrección de Jesús que celebramos en cada
Eucaristía, y da solidez a nuestra esperanza. Escuchemos.

Lectura del Libro del Génesis (14,18-20)


En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios
Altísimo, ofreció pan y vino y bendijo a Abrahán, diciendo: «Bendito sea
Abrahán de parte del Dios Altísimo, que creó el cielo y tierra. Y bendito sea
el Dios Altísimo, que ha entregado tus enemigos a tus manos.» Y Abrahán
le dio el diezmo de cada cosa. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 109,1.2.3.4


R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus
enemigos estrado de tus pies.» R/.
Desde Sion extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla
a tus enemigos. R/.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores
sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora.» R/.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec. R/.

Segunda Lectura: 1 Corintios 11,23-26


San Pablo da testimonio de la tradición que recibió acerca de la
Eucaristía, con la que hacemos memoria de la Muerte y Resurrección de
nuestro Señor, hasta que Él vuelva. Por medio del Espíritu Santo, Jesús,
nuestra esperanza, sigue entregándose y salvándonos en cada Eucaristía.
Escuchemos.

Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo


a los Corintios (11,23-26)
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que
a mi vez les he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a
entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria
mía.»
Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo: «Este cáliz es
la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que beban,
en memoria mía.» Por eso, cada vez que coman de este pan y beban de
la copa, proclamarán la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de
Dios.
Aleluya Jn 6,51-52
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor, quien coma
de este pan vivirá para siempre.
71
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Evangelio: Lucas 9,11b-17


En el Evangelio de hoy, Jesús responde a la preocupación de sus
discípulos. Lucas nos narra la multiplicación de los panes y de los peces; es
el anuncio del banquete, la Eucaristía el Cuerpo y la Sangre de Cristo que
sacia nuestra hambre, da solidez a nuestra fe y esperanza y nos da vida
eterna. De pie para la escucha del Santo Evangelio, cantamos.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 9,11b-17
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios
y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a
decirle: “Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor
a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.” Él
les contestó: “Denles ustedes de comer.” Ellos replicaron: “No tenemos más
que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer
para todo este gentío.” Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus
discípulos: “Díganles que se echen en grupos de unos cincuenta.”
Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos
peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió
y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron
todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos. Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de
Cristo, un día en que la Iglesia nos invita a contemplar el misterio más
grande de nuestra fe: Jesús mismo se queda con nosotros en la Eucaristía,
ofreciéndose como alimento que da vida y fortaleza. Esta tradición, viva
desde los primeros siglos, nos recuerda que en cada misa, el pan y el vino
se convierten realmente en el Cuerpo y la Sangre del Señor, presencia real
que nos une y nos transforma.
Se nos presenta a Melquisedec, rey y sacerdote, que sale al encuentro
de Abraham con pan y vino y lo bendice. Este gesto antiguo es una imagen
profética de lo que Jesús realizará plenamente: Él es el verdadero sacerdote
eterno, que ofrece el pan y el vino como signo de una nueva y definitiva
alianza entre Dios y su pueblo. Así, lo que Melquisedec anticipa, Cristo lo
lleva a plenitud en la Eucaristía.
San Pablo, en la segunda lectura, nos transmite la tradición recibida de
la misma voz de Jesús: “Esto es mi cuerpo… esta copa es la nueva alianza
en mi sangre… hagan esto en memoria mía”. Cada vez que celebramos la
Eucaristía, actualizamos el sacrificio de Cristo, proclamamos su muerte y
resurrección y recibimos su vida para caminar con esperanza.
El Evangelio nos narra la multiplicación de los panes y los peces, donde
Jesús, movido por la compasión, alimenta a una multitud. Con solo cinco
panes y dos peces sacia el hambre de todos y aún sobra. Este milagro es un
signo de lo que sucede en cada Eucaristía: Jesús toma lo poco que somos
y tenemos, lo bendice, lo parte y lo reparte, y así nadie queda excluido ni
vacío. Nos dice: “Denles ustedes de comer”, invitándonos a ser también
nosotros pan partido y vida entregada para los demás.
Demos gracias hoy por el regalo del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
que nos fortalece y nos sostiene. Si por alguna razón no puedes recibir
la comunión, recuerda que el amor de Dios te envuelve siempre y que su
Espíritu nunca te abandona.
72
Plan de Pastoral - Junio 2025

Oración de los Fieles


El que preside: Por medio de Jesucristo, con el don de su Cuerpo y de
su Sangre, que nos hace partícipes de su salvación, elevemos a Dios Padre
nuestras súplicas diciéndole: Escúchanos, Padre
• Por la Iglesia: el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, consagrados
y consagradas, laicos y laicas, para que alimentados por la Eucaristía
sean comunicadores de esperanza. Oremos.
• Por los gobernantes, para que trabajen por la paz entre los pueblos
y el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de los más
necesitados, y trabajen por la protección del medio ambiente. Oremos.
• Por los enfermos, los que sufren, los migrantes, los desplazados por
la guerra y persecuciones, por quienes les falta el pan de cada día, y
carecen de lo necesario para vivir con dignidad, para que encuentren en
nosotros la ayuda que necesitan. Oremos.
• Por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al matrimonio,
para que en las familias y comunidades acompañen y oren por los que
los que escuchando la voz del Señor se donan para el servicio del Reino.
Oremos.
• Por todos nosotros, peregrinos de esperanza, que con gozo celebramos
la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, para que alimentados con el pan
del cielo, prenda eterna de nuestra salvación, seamos comunicadores
de esperanza. Oremos.

El que preside: Padre de amor y misericordia, ponemos ante ti estas


oraciones y todas nuestras necesidades. Danos hambre y sed de la
Eucaristía y ayúdanos a participar en ella de manera consciente y activa, de
modo que gocemos los frutos de la comunión contigo y entre nosotros. Por
Jesucristo nuestro Señor.

20 Feria
Viernes Verde

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo


a los Corintios (11,18.21b-30)
Hermanos: Son tantos los que presumen de títulos humanos, que también
yo voy a presumir. Pues, si otros se dan importancia, hablo disparatando,
voy a dármela yo también. ¿Que son hebreos?, también yo; ¿que son linaje
de Israel?, también yo; ¿que son descendientes de Abrahán?, también yo;
¿que si ven a Cristo?, voy a decir un disparate: mucho más yo.
Les gano en fatigas, les gano en cárceles, no digamos en palizas y en
peligros de muerte, muchísimos; los judíos me han azotado cinco veces,
con los cuarenta golpes menos uno; tres veces he sido apaleado, una vez
me han apedreado, he tenido tres naufragios y pasé una noche y un día en
el agua.
Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, con peligros de bandoleros,
peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros
en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Muerto
de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en
ayunas, con frío y sin ropa. Y aparte todo lo demás, la carga de cada día, la
73
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma sin que yo enferme?;
¿quién cae sin que a mí me dé fiebre? Si hay que presumir, presumiré de lo
que muestra mi debilidad. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 33,2-3,4-5.6-7


R/. El Señor libra a los justos de todas sus angustias
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi
boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se
alegren. R/.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su
nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis
ansias. R/.
Contémplenlo y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (6,19-23)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No amontonen tesoros
en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren
boquetes y los roban. Amontonen tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
carcoma que se los roan, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque
donde está tu tesoro allí está tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si
tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo
entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta
será la oscuridad!» Palabra del Señor.
Meditación
¿Cuántas veces buscamos en la vida prestigio, fama, dinero,
reconocimiento, éxito o poder? Son deseos humanos, presentes en todos los
tiempos y culturas. Sin embargo, hoy san Pablo nos invita a mirar más allá
de esos títulos y logros que el mundo valora tanto. Él, que podría presumir
de su linaje, de sus sufrimientos, de su entrega, reconoce que lo único de
lo que vale la pena “presumir” es de su debilidad, porque es ahí donde se
manifiesta la fuerza de Dios. Pablo nos muestra que la verdadera grandeza
no está en lo que acumulamos o aparentamos, sino en la humildad, la
entrega y la capacidad de amar incluso en medio de la dificultad.
Jesús, en el Evangelio, nos lleva aún más lejos: “No amontonen tesoros
en la tierra… Amontonen tesoros en el cielo”. Nos recuerda que todo lo
material es pasajero, vulnerable y, al final, incapaz de llenar el corazón. Lo
que realmente importa es aquello que permanece: el amor, la generosidad,
la fe, la compasión. “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón.” Jesús nos
invita a examinar qué es lo que ocupa el centro de nuestra vida, qué es lo
que realmente valoramos y buscamos.
El Señor nos enseña a mirar con ojos sanos, a tener una mirada limpia
y luminosa, capaz de ver lo esencial. Si nuestros ojos están enfocados en lo
que es eterno, todo nuestro ser se llenará de luz. Pero si nos dejamos atrapar
por lo superficial y lo perecedero, terminaremos viviendo en oscuridad y
vacío.
El salmo de hoy nos recuerda que cuando buscamos al Señor y ponemos
en Él nuestra confianza, Él nos libra de todas nuestras angustias. Cuando
el afligido invoca al Señor, Él lo escucha y lo salva. Así, aprendemos que la
74
Plan de Pastoral - Junio 2025

verdadera paz y libertad no vienen de lo que poseemos, sino de una vida


orientada hacia Dios y sus valores.
Hoy, deja que la Palabra te cuestione: ¿Dónde está tu tesoro? ¿Qué
buscas con más empeño? No te dejes seducir por lo que pasa y se acaba.
Anhela lo que permanece: el amor, la verdad, la entrega. Vive con un
corazón sencillo, pon tu mirada en lo que vale la pena y deja que la luz de
Cristo ilumine tu vida. Así, experimentarás la verdadera libertad y alegría que
solo Dios puede dar.

21 Memoria Obligatoria: San Luis Gonzaga, Religioso


Sábado Blanco
39° Aniversario de la Ordenación Presbiteral de Mons. Julio César
Corniel Amaro, Obispo de Puerto Plata
Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo
a los Corintios (12,1-10)
Hermanos: Toca presumir. Ya sé que no está bien, pero paso a las
visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce
años fue arrebatado hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué
sé yo? Dios lo sabe, lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y
oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir. De uno como
ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis debilidades. Y
eso que, si quisiera presumir, no haría el tonto, diría la pura verdad; pero lo
dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen. Por la
grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido
una espina en la carne: un emisario de Satanás que me apalea, para que
no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha
respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por
eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la
fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los
insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por
Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 33,8-9.10-11.12-13
R/. Gusten y vean qué bueno es el Señor.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, teman al Señor, porque nada les falta a los que le
temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no
carecen de nada. R/.
Vengan, hijos, escúchenme: los instruiré en el temor del Señor; ¿hay
alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (6,24-34)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al
servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al
contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden
servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: No estén agobiados por la vida,
pensando qué van a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué
75
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el
vestido? Miren a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin
embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos?
¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo
de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los
lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón, en todo su
fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está
en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará
mucho más por ustedes, gente de poca fe? No anden agobiados, pensando
qué van a comer, o qué van a beber, o con qué se van a vestir. Los paganos
se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad
de todo eso. Sobre todo busquen el Reino de Dios y su justicia; lo demás
se les dará por añadidura. Por tanto, no se agobien por el mañana, porque
el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.».
Palabra del Señor.
Meditación
“Es mejor ser el más humilde de la casa de Dios que el primero en la
casa de los hombres.” Así nos enseña san Luis Gonzaga, cuya memoria
celebramos hoy, recordándonos que la verdadera grandeza no está en el
reconocimiento o en los bienes materiales, sino en el corazón humilde y
confiado en Dios. Esta actitud se refleja perfectamente en el Evangelio,
donde Jesús nos invita a no vivir agobiados por el mañana, ni por las
preocupaciones materiales, sino a confiar en el amor providente del Padre.
Jesús nos recuerda que no podemos servir a dos señores: no
podemos vivir para Dios y al mismo tiempo estar atados al dinero o a las
preocupaciones del mundo. Nos pone el ejemplo de los pájaros y los lirios
del campo, que no se afanan y, sin embargo, Dios cuida de ellos con ternura.
¿No hará mucho más por nosotros, sus hijos? Jesús nos invita a vivir el
presente, a confiar en que Dios conoce nuestras necesidades y proveerá lo
que realmente necesitamos. “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia,
y todo lo demás se les dará por añadidura.” Es un llamado a poner a Dios en
el centro, a vivir con fe y serenidad, sabiendo que cada día trae sus propios
retos, pero también la gracia suficiente para afrontarlos.
San Pablo, en la primera lectura, nos habla de su propia debilidad
y de cómo, lejos de ser un obstáculo, se convierte en el lugar donde
Dios manifiesta su fuerza. “Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la
debilidad.” Pablo nos anima a no avergonzarnos de nuestras limitaciones,
sino a acogerlas como oportunidades para crecer en humildad y confianza.
Cuando reconocemos que no podemos solos, abrimos el corazón para que
Dios actúe y nos sostenga.
El salmo nos invita a “gustar y ver qué bueno es el Señor”, a experimentar
su bondad y su providencia en la vida cotidiana. No se trata de vivir sin
dificultades, sino de enfrentar cada día con fe, sabiendo que Dios está cerca
y nunca nos abandona.
Como decía san Luis Gonzaga: “No busquemos grandezas exteriores,
sino crecer en el amor de Dios y en la humildad del corazón.” Hoy, deja
que la Palabra te lleve a confiar, a vivir el presente y a crecer desde dentro,
sabiendo que Dios cuida de ti con amor infinito.

76
Plan de Pastoral - Junio 2025

22 XII Domingo del Tiempo Ordinario


IV Semana del Tiempo Ordinario Verde
57° Aniversario de la Ordenación Presbiteral de Mons. Gregorio Nicanor
Peña Rodríguez, Obispo Emérito de Nuestra Señora de La Altagracia
34° Aniversario de la Ordenación Episcopal de Mons. José Dolores
Grullón Estrella, Obispo Emérito de San Juan de la Maguana

“Peregrinos de Esperanza caminando hacia la pascua”

Algunas Orientaciones para esta Celebración:


Se coloca el título de este domingo. Se puede hacer
la renovación de las promesas bautismales. Se puede
llevar una cruz en las ofrendas. Se recuerda a tantos
cristianos que sufren por defender su fe, los que
tienen que migrar en busca de mejores condiciones
de vida. Se motiva para que todos seamos guardianes
del medio ambiente, de todos los recursos naturales,
de toda la creación.
Monición de Entrada:
Hermanos y hermanas: Como peregrinos de esperanza nos
congregamos en el día del Señor para participar de la Eucaristía de hoy,
Duodécimo Domingo del Tiempo Ordinario, para alimentarnos con el pan del
cielo y de su Palabra que hoy nos pide cargar con la cruz personal cada día
y seguirle hasta el final.
Seguir a Jesús con espíritu de renuncia, negarse a sí mismo, es estar
dispuesto a abrir el corazón al amor de Dios que se ha derramado en nuestro
bautismo, que nos lleva a vivir en comunión con Él, entre nosotros, con
nosotros mismos y con toda creación.
Pidamos al Señor que afiance nuestra fe y esperanza y nos ilumine con
la luz de su Santo Espíritu, para que como Pedro lo reconozcamos como “El
Mesías de Dios”.
Con el lema “Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda” (Cf. Rom
5,5) y siendo fiel a nuestro compromiso bautismal, nos disponemos para
recibir de pie a Cristo que viene a presidir nuestra celebración a través de su
ministro. Cantamos.
Oración Colecta
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo
nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido
fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Zacarías 12,10-11


Zacarías nos anticipa la muerte y pasión de Jesús en la cruz, pero
también su resurrección que resplandece como manantial del que brota la
santidad de la humanidad liberada de los pecados. El seguimiento del Señor
implica el sufrimiento que se transformará en alegría. Escuchemos.
77
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Lectura del Libro de Zacarías (12,10-11;13,1)


Así dice el Señor: «Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los
habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a
mí, a quien traspasaron, harán llanto como por el hijo único, y llorarán como
se llora al primogénito. Aquel día será grande el luto de Jerusalén, como el
luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.» Aquel día, se alumbrará un
manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra
pecados e impurezas. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 62,2.3-4-5.6-8-9
R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi
carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu
gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R/.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré
como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R/.
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi
alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. R/.
Segunda Lectura: Gálatas 3,26-29
Por el Sacramento del Bautismo somos revestidos de Cristo y constituidos
hijos e hijas de Dios, creados para ser felices e incorporados a la Iglesia,
cuerpo místico de Cristo. Escuchemos.

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (3,26-29)


Hermanos: Todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que se
han incorporado a Cristo por el bautismo se han revestido de Cristo. Ya no
hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres,
porque todos son uno en Cristo Jesús. Y, si son de Cristo, son descendencia
de Abrahán y herederos de la promesa. Palabra de Dios.

Aleluya Jn 10,27
Mis ovejas escuchan mi voz -dice el Señor-, y yo las conozco,
y ellas me siguen.

Evangelio: Lucas 9,18-24


Jesús como a los discípulos de ayer, nos pide estar claros y definidos
sobre quién es Él de una manera completa, es decir, con su gloria y con su
cruz, con su muerte y su resurrección. Sólo así podremos reconocer que es
el Señor de toda la creación y estaremos dispuestos a tomar nuestra cruz y
seguirle cada día. Escuchemos.
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (9,18-24)
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos,
les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos
que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno
de los antiguos profetas.» Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy
yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del
hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos
78
Plan de Pastoral - Junio 2025

sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» Y, dirigiéndose a


todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su
cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá;
pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.» Palabra del Señor.
Meditación
La Palabra de Dios hoy nos invita a mirar con el corazón abierto y a
responder con una vida renovada. Zacarías nos habla de un tiempo en que
Dios derramará un “espíritu de gracia y de clemencia” sobre su pueblo, un
tiempo en que los corazones se conmueven y brota un llanto sincero ante
quien fue traspasado. Esta imagen nos conduce naturalmente a contemplar
a Cristo en la cruz, fuente de misericordia y de perdón, donde cada herida es
un manantial de vida nueva para quienes buscan ser sanados y reconciliados.
En medio de esa búsqueda, el salmista pone palabras a la sed más
profunda del ser humano: “Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío”. En
la aridez de la vida, en los días de cansancio o de incertidumbre, sólo Dios
puede saciar el corazón. Cuando nos acercamos a Él, cuando lo bendecimos
y buscamos su presencia, descubrimos que su gracia es más valiosa que
cualquier otra cosa y que en Él encontramos la fuerza para seguir adelante.
Pablo, por su parte, nos recuerda que en Cristo hemos recibido una
identidad nueva. Por la fe y el bautismo, todos somos hijos de Dios,
revestidos de Cristo, sin distinción ni barreras. Esta unidad nos invita a vivir
como hermanos, a dejar de lado las diferencias y a reconocernos parte de
una sola familia, herederos de la promesa y llamados a la comunión.
En este camino de fe, Jesús nos sale al encuentro con una pregunta que
atraviesa el alma: “¿Quién dicen que soy yo?” No basta repetir lo que otros
dicen; es necesario responder desde lo más hondo del corazón. Pedro lo
reconoce como el Mesías, pero Jesús enseguida revela que su camino es el
de la entrega, el sufrimiento y la cruz. Seguirlo implica negarse a uno mismo,
cargar con la cruz de cada día y confiar en que sólo perdiendo la vida por Él
la encontraremos verdaderamente.
Hoy, deja que la mirada de Jesús te alcance y te transforme. Pregúntate:
¿Quién es Él para ti? ¿Qué cruz te invita a abrazar hoy? No temas perder
por amor, porque en esa entrega está la verdadera vida. Atrévete a confiar,
a buscar la gracia y a vivir con generosidad, porque quien se da por Cristo,
nunca queda vacío, sino colmado de sentido y esperanza.

Oración de los Fieles


El que preside: Roguemos a Dios Padre que guía, sostiene y fortalece
nuestro caminar en medio de las dificultades. A cada petición respondemos:
“Fortalece nuestra Fe, para que podamos seguirte.”
• Por la Iglesia y sus pastores, para que, cargando su propia cruz, caminen
con Jesús y muestren al mundo su fe y la fuerza de la esperanza y la
misericordia de Dios. Oremos.
• Por los gobiernos de las naciones, para que fomenten siempre la paz
y el desarrollo integral y no permanezcan indiferentes a los cambios
climáticos que cada día causan más daños a la naturaleza, y golpean
con más fuerzas a los más vulnerables. Oremos.
• Por todos los que padecen hambre o enfermedad, los migrantes,
desterrados, desempleados, privados de libertad, los que sufren los
79
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

embates de la guerra y por todos los que sufren: para que nunca pierdan
la esperanza en el Señor y reciban nuestra solidaridad. Oremos.
• Por nuestras familias y comunidades, que sean espacios de amor
y unidad, para que el Señor llame a jóvenes al sacerdocio y la vida
consagrada. Oremos.
• Por nosotros, para que sepamos cargar nuestra cruz de cada día y
entreguemos nuestras vidas al servicio del Señor y de los hermanos y
así seamos verdaderos peregrinos de esperanza. Oremos.
Quien preside: Padre, acoge nuestras oraciones y ayúdanos para que
reconociendo que eres admirable en toda la creación y en tu Hijo Jesucristo,
le sigamos de todo corazón cargando nuestra propia cruz y dispuestos a
renunciar a nosotros mismos. Por Él mismo, que contigo vive y reina por
los siglos de los siglos.

23 Feria
Lunes Verde
Lectura del Libro del Génesis (12,1-9)
En aquellos días, el Señor dijo a Abrahán: «Sal de tu tierra, de tu patria
y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un
gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu
nombre se bendecirán todas las familias del mundo.»
Abrahán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot.
Abrahán tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrahán llevó
consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino; todo lo que había adquirido y
todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de
Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrahán atravesó el país hasta la
región de Siquén, hasta la encina de Moré (en aquel tiempo habitaban allí
los cananeos). El Señor se apareció a Abrahán y le dijo: «A tu descendencia
le daré esta tierra.»
Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido.
Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su
tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor
e invocó el nombre del Señor. Abrahán se trasladó por etapas al Negueb.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 32,12-13.18-19.20 y 22
R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió
como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en
su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo
de hambre. R/.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (7,1-5)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguen y no los
juzgarán; porque los van a juzgar como juzguen ustedes, y la medida que
80
Plan de Pastoral - Junio 2025

usen, la usarán con ustedes. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano
en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle
a tu hermano: “¿Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga
en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y
podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.» Palabra del Señor.
Meditación
La historia de Abrahán es la historia de una confianza radical. Dios lo
llama a dejar su tierra, su seguridad y todo lo conocido para lanzarse hacia
lo incierto, solo sostenido por una promesa: “Haré de ti un gran pueblo, te
bendeciré… Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.”
Abrahán responde con fe, dando pasos que no sabe a dónde lo llevarán,
pero confiando en la fidelidad de Dios. Cada etapa de su camino es una
oportunidad para construir un altar, para reconocer la presencia de Dios que
guía y sostiene.
El salmo de hoy nos recuerda que somos dichosos cuando ponemos
nuestra esperanza en el Señor. Él mira a los que esperan en su misericordia,
los protege y los reanima en los momentos de necesidad. Esta mirada
amorosa de Dios nos invita a vivir sin miedo, a confiar en que, aunque el
camino sea incierto, su auxilio y su escudo nunca nos faltarán. Esperar en el
Señor es abrirse a su misericordia y dejarse sorprender por su fidelidad en
cada etapa de la vida.
En este contexto de confianza y apertura, Jesús nos invita a mirar
también nuestro propio corazón. “No juzguen y no los juzgarán.” Nos advierte
sobre la facilidad con la que vemos los defectos ajenos y, al mismo tiempo,
ignoramos los nuestros. La imagen de la mota y la viga es clara y directa:
antes de señalar lo pequeño en los demás, necesitamos reconocer y trabajar
en lo grande que hay en nosotros. Jesús no nos llama a la indiferencia, sino
a la humildad y a la autocrítica sincera. Solo desde una mirada limpia y
compasiva podremos ayudar de verdad a quienes nos rodean.
Vivir este mensaje hoy significa atrevernos a salir de nuestra zona de
confort, como Abrahán, confiando en la promesa de Dios. Significa también
mirar a los demás con misericordia y paciencia, evitando el juicio fácil y
cultivando la humildad. Antes de corregir, preguntémonos: ¿qué puedo
cambiar yo primero? ¿Cómo puedo ser más comprensivo y menos crítico?
Hoy, deja que la Palabra te anime a caminar con fe, a esperar en la
misericordia de Dios y a mirar a los demás con los ojos del corazón. Así,
cada paso será bendición y cada encuentro, una oportunidad para crecer en
amor y comprensión.

24 Solemnidad: Natividad de San Juan Bautista


Martes Blanco
25° Aniversario de la Ordenación Presbiteral de Mons. Santiago
Rodríguez, Obispo de San Pedro de Macorís y Mons. Carlos Tomás
Morel Diplán, Obispo de La Vega
Lectura del Libro de Isaías (49,1-6)
Escúchenme, islas; atiendan, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y
el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo
81
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me


hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo,
de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado,
en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo
llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios. Y ahora habla el Señor, que
desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que
le reuniese a Israel –tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza–: «Es
poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los
supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación
alcance hasta el confín de la tierra.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 138,1-3.13-14.15


R/. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente
Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o
me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi
descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.
Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son
admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma. R/.
No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y
entretejiendo en lo profundo de la tierra. R/.

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (13,22-26)


En aquellos días, dijo Pablo: «Dios nombró rey a David, de quien hizo
esta alabanza: “Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi
corazón, que cumplirá todos mis preceptos.” Según lo prometido, Dios sacó
de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara,
Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba
para acabar su vida, decía: “Yo no soy quien piensan; viene uno detrás de
mí a quien no merezco desatarle las sandalias.” Hermanos, descendientes
de Abrahán y todos los que temen a Dios: A ustedes se les ha enviado este
mensaje de salvación.» Palabra de Dios.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (1,57-66.80)


A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se
enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran
misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y
lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No!
Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.» Entonces
preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una
tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo
a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la
montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué
va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba
creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se
presentó a Israel. Palabra del Señor.

82
Plan de Pastoral - Junio 2025

Meditación
La Natividad de San Juan Bautista es una de las pocas fiestas en la
Iglesia que celebra el nacimiento de un santo. Este hecho ya nos habla de la
grandeza de Juan, el Precursor, aquel que fue elegido desde antes de nacer
para preparar el camino al Salvador. Su vida y misión marcan el puente entre
la antigua promesa y su cumplimiento en Jesús, y la Iglesia, desde antiguo,
celebra este día con alegría y gratitud.
Desde el vientre materno, Juan es llamado y conocido por Dios. Su
existencia está tejida por el designio divino, como una flecha reservada
para una misión única: ser “luz de las naciones” y anunciar la llegada
de la salvación. Esta certeza de ser amados y llamados desde lo más
profundo de nuestro ser nos recuerda que cada uno de nosotros tiene un
lugar en el corazón de Dios, que nos conoce y nos acompaña en cada
paso.
Toda la vida de Juan está marcada por la humildad y la entrega.
Cuando llega el momento de anunciar la cercanía del Mesías, no busca
protagonismo ni reconocimiento. Su alegría está en señalar a Jesús, en
invitar a la conversión y en preparar los corazones para el encuentro con
el verdadero Salvador. Su testimonio es claro: “Viene uno detrás de mí a
quien no merezco desatarle las sandalias.” Así, Juan nos enseña a vivir con
sencillez y a poner a Cristo en el centro.
El nacimiento de Juan, rodeado de signos y asombro, es motivo de
esperanza para todos. El nombre que recibe, dado por Dios, marca el
inicio de una vida dedicada a una misión que supera cualquier expectativa
humana. La pregunta de quienes lo rodean, “¿Qué va a ser este niño?”,
es también una invitación a mirar nuestra propia vida con fe y apertura al
misterio de Dios que actúa en lo cotidiano.
Celebrar hoy a San Juan Bautista es renovar nuestro deseo de ser fieles
a la voz de Dios, de preparar el camino para Jesús en nuestro corazón y
en el mundo. Como decía san Agustín: “Juan es la voz, pero el Señor es la
Palabra. Juan es la lámpara, pero Cristo es la luz.” Sigamos el ejemplo de
Juan, siendo humildes y valientes para anunciar la presencia de Cristo allí
donde estamos.

25 Feria
Miércoles Verde

Lectura del Libro del Génesis (15,1-12.17-18)


En aquellos días, Abrahán recibió en una visión la palabra del Señor:
«No temas, Abrahán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante.» Abrahán
contestó: «Señor, ¿de qué me sirven tus dones, si soy estéril, y Eliezer de
Damasco será el amo de mi casa?» Y añadió: «No me has dado hijos, y un
criado de casa me heredará.»
La palabra del Señor le respondió: «No te heredará ése, sino uno salido
de tus entrañas.» Y el Señor lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo; cuenta
las estrellas, si puedes.» Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abran creyó
al Señor, y se le contó en su haber. El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te
sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
83
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?»


Respondió el Señor: «Tráiganme una ternera de tres años, una cabra de
tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.» Abrahán los
trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero
no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrahán
los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a
Abrahán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso, y vino la
oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre
los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abrahán en estos términos: «A
tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río
Éufrates.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 104,1-2.3-4.6-7.8-9


R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, den a conocer sus hazañas
a los pueblos. Cántenle al son de instrumentos, hablen de sus maravillas. R/.
Gloríense de su nombre Santo, que se alegren los que buscan al Señor.
Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; ¡hijos de Jacob, su elegido! El Señor es
nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R/.
Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil
generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a
Isaac. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (7,15-20)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los falsos
profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conocerán. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas
o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles
dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un
árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y
se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conocerán. Palabra del
Señor.
Meditación
Muchas veces, en la vida, podemos ser engañados por palabras bonitas
o promesas que suenan bien, pero que no tienen raíz en la verdad ni en
el amor. Jesús nos advierte hoy sobre los falsos profetas, aquellos que se
presentan con apariencia de bondad, pero cuyas intenciones y acciones
terminan dañando a los demás. “Por sus frutos los conocerán”, nos dice con
claridad. No basta con decir o parecer; lo que realmente importa es lo que
sale de nuestro corazón y se manifiesta en nuestras obras.
Distinguir a los verdaderos profetas de los falsos no siempre es fácil.
Los verdaderos profetas son personas que, más allá de las palabras, viven
con coherencia, humildad y entrega. Sus frutos son la paz, la justicia, la
compasión y la verdad. Son aquellos que, como Jesús, se preocupan por los
demás, construyen comunidad, ayudan a los necesitados y buscan siempre
el bien común. Los falsos, en cambio, pueden hablar de Dios, pero sus
acciones revelan egoísmo, división o intereses ocultos.
84
Plan de Pastoral - Junio 2025

La historia de Abrahán nos muestra el ejemplo de un hombre que


confió en la promesa de Dios, incluso cuando todo parecía imposible.
Abrahán no se dejó llevar por las dudas o los miedos, sino que creyó
y, por esa fe, fue bendecido y se convirtió en fuente de bendición para
muchos. Dios selló con él una alianza eterna, y el salmo nos recuerda que
el Señor nunca olvida sus promesas. Los frutos de la vida de Abrahán
no fueron inmediatos, pero su fe y su fidelidad dieron origen a un pueblo
entero y a una historia de salvación.
Hoy estamos llamados a ser árboles que dan frutos buenos, a vivir de
tal manera que nuestras acciones hablen más fuerte que nuestras palabras.
Ser personas de fe auténtica, que buscan la verdad, que construyen paz
y que, como Abrahán, confían en la fidelidad de Dios aun en medio de la
incertidumbre.
Pregúntate hoy: ¿Qué frutos estoy dando en mi vida? ¿Mis palabras
y acciones reflejan la bondad y la verdad de Dios? Que podamos ser
reconocidos como verdaderos discípulos por los frutos de amor, justicia y
esperanza que brotan de nuestro corazón. Así, seremos bendición para los
demás y testigos vivos de la alianza eterna de Dios.

26 Feria o memoria Libre: San Pelayo, Mártir


Jueves Verde o Rojo

Lectura del Libro del Génesis (16,1-12.15-16)


En aquellos días, Saray maltrató a Hagar, y ella se escapó.
El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente
del camino del Sur, y le dijo: «Hagar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y
adónde vas?»
Ella respondió: «Vengo huyendo de mi señora.»
El ángel del Señor le dijo: «Vuelve a tu señora y sométete a ella.»
Y el ángel del Señor añadió: «Haré tan numerosa tu descendencia que
no se podrá contar.»
Y el ángel del Señor concluyó: «Mira, estás encinta y darás a luz un hijo
y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será
un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus
hermanos.»
Hagar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado
Hagar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Hagar dio a luz a Ismael.
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 105,1-2.3-4a.4b-5


R/. Den gracias al Señor porque es bueno
Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza? R/.
Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R/.
Visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me
alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad. R/.

85
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (7,21-29)


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice
“Señor, Señor” entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad
de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor,
¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no
hemos hecho en tu nombre muchos milagros?” Yo entonces les declararé:
“Nunca les he conocido. Aléjense de mí, malvados.” El que escucha estas
palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente
que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, salieron los ríos, soplaron
los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba
cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en
práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra
la casa, y se hundió totalmente.» Al terminar Jesús este discurso, la gente
estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no
como los escribas. Palabra del Señor.
Meditación
En la historia de Hagar encontramos el rostro de tantos que, en medio
de la vida, se sienten solos, rechazados o sin salida. Hagar, esclava
y extranjera, huye al desierto tras ser maltratada. Allí, en la soledad y el
cansancio, es alcanzada por la mirada y la voz de Dios. El ángel la llama
por su nombre, la escucha en su dolor y le promete un futuro inesperado:
“El Señor te ha escuchado en la aflicción”. Dios no olvida a los pequeños ni
a los que parecen estar al margen; su misericordia es capaz de encontrar y
consolar incluso en los caminos más áridos.
Este mensaje de compasión y cercanía se expande a nuestra propia vida.
Todos, en algún momento, atravesamos desiertos: situaciones de injusticia,
abandono, incomprensión o miedo. A veces, como Hagar, solo queremos
huir. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que, incluso en esos
momentos, Él está cerca, nos llama por nuestro nombre y nos promete que
no estamos solos. Su fidelidad es eterna, como canta el salmo: “Den gracias
al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
En este mismo espíritu, Jesús nos invita a construir la vida sobre cimientos
firmes. No basta con palabras o apariencias; lo esencial es escuchar su voz y
ponerla en práctica. La comparación entre la casa sobre roca y la casa sobre
arena nos habla de la importancia de una fe vivida, encarnada en obras
concretas. Las tormentas, lluvias y vientos llegan a todos, sin excepción.
Pero quien confía y actúa según la voluntad de Dios permanece firme, como
la casa que no se derrumba.
Así como Dios cuidó de Hagar en el desierto, también nosotros podemos
atravesar las dificultades con esperanza si edificamos nuestra vida sobre la
roca de su Palabra. No se trata de evitar las pruebas, sino de saber que, en
medio de ellas, Dios está presente y nos sostiene.
Hoy, deja que el ejemplo de Hagar y la enseñanza de Jesús te animen
a confiar, a buscar la voluntad de Dios y a vivir con coherencia. Construye
tu vida sobre la roca firme del amor, la justicia y la fe, y verás cómo, aun en
medio de las tormentas, la misericordia de Dios te sostiene y te guía hacia
la alegría y la esperanza.

86
Plan de Pastoral - Junio 2025

27 Solemnidad: Sagrado Corazón de Jesús


Viernes Blanco
13° Aniversario del Fallecimiento de Mons. Jerónimo Tomás Abreu
Herrera, Obispo Emérito de Mao - Montecristi
Lectura del Libro de Ezequiel (34,11-16)
Así dice el Señor Dios: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas,
siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las
ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré,
sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de
oscuridad y nubarrones.
Las sacaré de entre los pueblos, las congregaré de los países, las
traeré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel, en las cañadas
y en los poblados del país. Las apacentaré en ricos pastizales, tendrán
sus dehesas en los montes más altos de Israel; se recostarán en fértiles
dehesas y pastarán pastos jugosos en los montes de Israel. Yo mismo
apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear —oráculo del Señor
Dios—.
Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a
las heridas; curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las
apacentaré como es debido.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6


R. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace
recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine
por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado
me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la
cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y
habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.

Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (5,5-11)


Hermanos: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía
estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en
verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal
vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que
Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta
más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos
del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta más razón, estando ya reconciliados,
seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos
en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la
reconciliación. Palabra de Dios.

87
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (15,3-7)


En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y escribas esta parábola: —«Si
uno de ustedes tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa
y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y,
cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al
llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: “¡Felicítenme!,
he encontrado la oveja que se me había perdido.”
Les digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse.» Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús,
en la Biblia el corazón es el centro de la persona donde radica la sede
de las decisiones, los sentimientos, los planes y los proyectos. En el
corazón encontramos lo profundo del ser y el rincón más íntimo de cada
persona, nos encontramos con los pensamientos, las decisiones, y los
sentimientos.
La parábola de la oveja perdida nos coloca en el centro del corazón de
Jesús, el Buen Pastor. Él no se conforma con tener a la mayoría a salvo;
su amor es tan personal y apasionado que no duda en dejar las noventa y
nueve para buscar a la que se ha extraviado. Esta imagen rompe toda lógica
humana: ¿por qué arriesgar tanto por una sola oveja? Jesús nos revela que,
para Dios, cada uno es único e irremplazable. No hay nadie tan lejos, tan
herido o tan perdido que no merezca ser buscado, encontrado y llevado de
regreso a casa.
Este amor incansable se refleja también en las palabras del profeta
Ezequiel. Dios mismo promete buscar a sus ovejas, reunirlas de todos los
lugares donde se han dispersado y llevarlas de vuelta a pastos abundantes.
Él no delega esta tarea; la asume en persona. Busca a la perdida, cura a la
herida, venda a la enferma y cuida de cada una según su necesidad. Es un
pastor que no se olvida de nadie, que no se cansa de tender la mano y que
ofrece descanso y alimento en abundancia.
El salmo nos invita a reconocer esta ternura: “El Señor es mi pastor,
nada me falta”. En los momentos de oscuridad, en los días de cansancio o de
miedo, saber que no caminamos solos nos llena de consuelo y esperanza.
El Señor guía, protege, restaura y prepara una mesa para nosotros, incluso
en medio de las dificultades. Su bondad y su misericordia nos acompañan
siempre, y en su casa encontramos nuestro verdadero hogar.
San Pablo nos recuerda que todo esto es posible porque el amor de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. No es
por nuestros méritos, sino porque Cristo, siendo nosotros aún pecadores,
murió por nosotros y nos reconcilió con el Padre. Somos buscados y amados
incluso cuando nos sentimos indignos o alejados.
Hoy, deja que el Buen Pastor te encuentre, te cure y te lleve sobre sus
hombros. Permite que su amor transforme tus miedos y heridas en confianza
y alegría. No temas dejarte pastorear por Jesús: en sus manos, siempre
hay un lugar para ti y una fiesta de bienvenida cuando decides volver a su
abrazo.
88
Plan de Pastoral - Junio 2025

28 Memoria Obligatoria: El Inmaculado Corazón de María


Sábado Blanco

Lectura del Libro del Génesis (18,1-15)


En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de
Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía
calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a
su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:
«Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré
que traigan agua para que se laven los pies y descansen junto al árbol.
Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobren fuerzas antes de seguir,
ya que han pasado junto a su siervo.» Contestaron: «Bien, haz lo que dices.»
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: «Aprisa,
tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.»
Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado
para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero
guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron: «¿Dónde está Sara, tu mujer?» Contestó: «Aquí, en
la tienda.» Añadió uno: «Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre,
Sara habrá tenido un hijo.»
Sara lo oyó, detrás de la entrada de la tienda. (Abrahán y Sara eran
ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos). Sara se
rio por lo bajo, pensando: «Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer con
un marido tan viejo?»
Pero el Señor dijo a Abrahán: «¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: “De
verdad que voy a tener un hijo, ¿yo tan vieja?” ¿Hay algo difícil para Dios?
Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre,
Sara habrá tenido un hijo. Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: «No me
he reído.» Él replicó: «No lo niegues, te has reído.» Palabra de Dios.

O Bien: Is 61, 9-11, RE: 1S2,1-4-7;Lc 2,41-51

Salmo Responsorial: Lc 1,46-47.48-49.50.53,54-55


R/. El Señor se acuerda de la misericordia
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador. R/.
Porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es Santo. R/.
Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. A los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. R/.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo
había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia
por siempre. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (8,5-17)


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
diciéndole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y
sufre mucho.» Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.» Pero el centurión le
89
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo
digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo
disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve” y va; al otro:
“Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Les aseguro
que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Les digo que vendrán
muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob
en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán
fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.»
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre;
la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó
los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra del Señor.
Meditación
¿Alguna vez has sentido que una promesa de Dios era demasiado
grande para tu realidad? ¿Te has reído, como Sara, ante la posibilidad de
que algo humanamente imposible se haga realidad en tu vida? ¿O te has
atrevido a confiar, como el centurión, en el poder de una sola palabra de
Jesús? Hoy la Palabra nos invita a mirar con ojos de fe y a abrir el corazón a
lo que Dios puede hacer, incluso cuando parece inalcanzable.
Abrahán y Sara reciben la visita de Dios en medio de lo cotidiano,
bajo la sombra de una encina y en el calor del día. La hospitalidad que
ofrecen se convierte en el escenario de una promesa sorprendente: la vida
brotará donde parecía que solo quedaba sequedad. Sara se ríe, incrédula,
pero Dios responde con ternura y firmeza: “¿Hay algo difícil para Dios?”
Este encuentro nos recuerda que la fe no es ausencia de dudas, sino
la capacidad de acoger la Palabra y dejar que Dios actúe más allá de
nuestros límites.
El salmo, tomado del Magníficat, nos lleva a proclamar la grandeza
del Señor y a reconocer su misericordia en nuestra propia historia. Dios no
olvida a los pequeños, a los que esperan en Él. Su promesa se cumple de
generación en generación, y su poder se manifiesta precisamente en las
situaciones más humildes y frágiles.
En el Evangelio, el centurión romano nos sorprende con una fe sencilla
y profunda. No necesita ver a Jesús actuar; le basta confiar en su palabra.
Jesús se admira de esta fe y la pone como ejemplo para todos. No importa
el origen ni la situación: la fe abre la puerta a la acción de Dios. Así, Jesús
sana, libera y restaura, cumpliendo la profecía de Isaías: “Él tomó nuestras
dolencias y cargó con nuestras enfermedades.”
Hoy, el mensaje es claro y práctico: acoge a Dios en lo cotidiano, confía
en sus promesas, aunque parezcan imposibles, y actúa con fe. Atrévete
a pedir, a servir, a abrir tu casa y tu corazón. Deja que la misericordia de
Dios transforme tu incredulidad en esperanza y tu debilidad en testimonio.
Recuerda: para Dios, nada es imposible, y una sola palabra suya puede
cambiarlo todo.
90
Plan de Pastoral - Junio 2025

29 Solemnidad: San Pedro y San Pablo, Apóstoles


Domingo Rojo

Algunas Orientaciones para esta Celebración:


Colocar las imágenes de los Apóstoles San
Pedro y San Pablo en un lugar visible. Se puede
presentar algunos signos que hagan referencias a
estos apóstoles; bastón, llaves, fotografías del papa
y de los obispos, sandalias. Se puede dramatizar el
Evangelio. Felicitar a los maestros por celebrarse
este 30 de junio el día del maestro.

Monición de Entrada
Hermanos y Hermanas: Bienvenidos a nuestra
Eucaristía Dominical al celebrar hoy con gozo la
Solemnidad de los dos grandes apóstoles de la
Iglesia: San Pedro y San Pablo; columnas de la fe
cristiana, testigos de la fe y del amor a Cristo.
Pedro era pescador, de Betsaida. Pablo, un judío de Tarso, en la actual
Turquía, de la tribu de Benjamín, de formación farisea. Ambos fueron
llamados por Cristo Jesús: el uno, junto al lago de Genesaret; el otro, en
el camino de Damasco, donde iba para perseguir a los cristianos. Ambos
respondieron con prontitud al llamado.
Con gozo, pues, reafirmemos hoy nuestra fe y esperanza en Jesús, la
fe que nos ha llegado por el testimonio de los apóstoles, la fe que también
nosotros estamos llamados a vivir y anunciar. Con el canto nos ponemos de
pie y recibimos a Jesucristo quien preside nuestra celebración a través de
su ministro.

Oración Colecta
Señor, tú que nos llenas de santa alegría en la celebración de la fiesta
de San Pedro y San Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las
enseñanzas de aquellos que fueron fundamento de nuestra fe cristiana. Por
nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura: Hechos 12,1-11


La Iglesia experimenta sus primeras persecuciones, derrama su primera
sangre y Pedro sufre las primeras cadenas por su Maestro. El Señor acude
en ayuda de la iglesia naciente y libera a Pedro, la oración de la comunidad
fue escuchada. Escuchemos.

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles (12,1-11)


En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos
miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la
semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando
su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención
91
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro


estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios
por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre
dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta
de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» Las
cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y
las sandalias.»
Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no
realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de
hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se
marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su
ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los
judíos.» Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 33,2-3.4-5.6-7.8-9


R/. El Señor me libró de todas mis ansias
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi
boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se
alegren. R/.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su
nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis
ansias. R/.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el
afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gusten y
vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R/.

Segunda Lectura: Timoteo 2,4,6-8.17-18


El apóstol repasa su vida y nos deja su testimonio: el esfuerzo y entrega
de alguien apasionado que se ha entregado sin reserva a la causa del
Evangelio, animándonos así a ser peregrinos de esperanza, a trabajar
sin miedo, seguros de que el Señor está con nosotros en medio de las
dificultades. Escuchemos.

Lectura de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (4,6-8.17-18)


Querido Hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de
mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la
meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que
el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos
los que tienen amor a su venida.
El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje,
de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león.
El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su
reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Palabra
de Dios.

92
Plan de Pastoral - Junio 2025

Aleluya.. Mt. 16,18


Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del
infierno no la derrotará.

Evangelio: Mateo 16,13-19


Pedro confiesa a Jesús como el Señor. Y Jesús lo elige cabeza de su
Iglesia. No por sus cualidades sino por su fe. La fuerza de la Iglesia está en
la fe de sus miembros y en la respuesta amorosa de Dios que nos convoca
y nos guía a través de las dificultades y persecuciones. Nos ponemos de pie
para escuchar la proclamación del Evangelio.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (16,13-19)


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó
a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos
contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías
o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no
te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el
poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo
que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra
quedará desatado en el cielo.» Palabra del Señor.
Meditación
Hoy celebramos la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, dos columnas
de la Iglesia que, con caminos y carismas diferentes, dieron su vida por Cristo
y por el Evangelio. Esta fiesta conjunta nos recuerda que la fe se construye
en la unidad y la diversidad: Pedro, el pastor y roca sobre la que Jesús
edifica su Iglesia, y Pablo, el apóstol incansable que llevó la Buena Nueva
hasta los confines del mundo. El color rojo de la liturgia de hoy simboliza el
Espíritu Santo y la sangre de los mártires, recordándonos la entrega total y
el testimonio valiente de estos dos apóstoles.
En el Evangelio, Pedro confiesa: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo”. Jesús reconoce en él una fe nacida del Padre y le confía las llaves del
Reino de los cielos. Las llaves representan la autoridad para abrir y cerrar,
para guiar a la comunidad y discernir los caminos de Dios. Atar y desatar es
el poder de tomar decisiones en la Iglesia, de perdonar y reconciliar, siempre
en comunión con la voluntad divina. Esta misión no es solo para Pedro, sino
para toda la Iglesia, llamada a ser signo de comunión, misericordia y guía
para el mundo.
La experiencia de Pedro en la cárcel, narrada en los Hechos, nos
habla de la fuerza de la oración y de la fidelidad de Dios. A pesar de las
cadenas y la vigilancia, el Señor envía a su ángel y lo libera, mostrando
que ninguna dificultad es más grande que el poder de Dios. La comunidad
que ora unida y la confianza en la providencia son claves para superar
las pruebas.
Pablo, por su parte, nos deja el testimonio de una vida entregada hasta
el final: “He combatido bien mi combate, he mantenido la fe”. Su esperanza
93
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

no está en los éxitos humanos, sino en la corona que el Señor promete a


quienes le aman. El salmo nos invita a bendecir al Señor en todo momento,
a confiar en su protección y a experimentar su cercanía en las angustias y
dificultades.
Hoy, la Iglesia nos llama a ser testigos valientes, a orar con insistencia y a
confiar en que el Señor nunca abandona a quienes se apoyan en Él. ¿Cómo
vives tu fe ante las dificultades? ¿Estás dispuesto a ser testigo de esperanza
y unidad en tu comunidad? Que el ejemplo y la intercesión de Pedro y Pablo
nos animen a vivir con coraje, entrega y alegría el Evangelio de Jesús.

ORACION DE LOS FIEELES


El que preside: Imploremos la misericordia divina para la Iglesia,
edificada sobre la roca de Pedro, y pidamos por el mundo entero, iluminado
por la predicación de Pablo. A cada petición responderemos: Escúchanos
Padre.
• Por el papa León XIV, Sucesor de Pedro, y todos los Obispos sucesores
de los apóstoles, para que pongan sus vidas al servicio del evangelio y
como buenos pastores lleven mensaje de amor y esperanza a todos los
pueblos. Oremos.
• Por la Iglesia dominicana, para que fiel al Evangelio y al impulso del
Espíritu Santo sea un testimonio vivo de Jesucristo como Pedro y Pablo.
Oremos.
• Por los gobernantes, para que sean verdaderos servidores de su pueblo,
y sepan responder con prontitud a las necesidades de los ciudadanos,
especialmente de los más débiles. Oremos.
• Por todos los enfermos, los migrantes, los privados de libertad, los que
carecen de lo necesario para vivir, para que no pierdan la esperanza en
Jesús y nuestra mano solidaria llegue a ellos. Oremos.
• Por nosotros, reunidos en asamblea de fe, para que como piedras
vivas de la única iglesia de Cristo, trabajemos sin miedo por el Reino y
testimoniemos a Jesús, nuestra esperanza. Oremos.

El que preside: Escucha, Señor, nuestras oraciones, edifica nuestra


comunidad en Jesucristo, y haz que al compartir nuestra fe en el Evangelio
experimentemos cómo se fortalece nuestra esperanza y se aviva nuestra
caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Feria o Memoria Libre: Santos Protomártires


30 de la Santa Iglesia Romana
Lunes Verde o Rojo

Lectura del libro del Génesis 18,16-33


Cuando los hombres se levantaron de junto a la encina de Mambré,
miraron hacia Sodoma; Abrahán los acompañaba para despedirlos. El
Señor pensó: «¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que pienso hacer? Abrahán
se convertirá en un pueblo grande y numeroso, con su nombre se
bendecirán todos los pueblos de la tierra; lo he escogido para que instruya
a sus hijos, su casa y sucesores, a mantenerse en el camino del Señor,
haciendo justicia y derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha
prometido.»
94
Plan de Pastoral - Junio 2025

El Señor dijo: «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su


pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a
la acusación; y si no, lo sabré.»
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor
seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a
Dios: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta
inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los
cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente
con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable;
¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?»
El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta
inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.» Abrahán
respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza.
Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco,
toda la ciudad?»
Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta
y cinco.»
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta.» Le
respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré.» Abrahán siguió: «Que
no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?» Él
respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta.» Insistió Abrahán: «Me he
atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?» Respondió
el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré.»
Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más.
¿Y si se encuentran diez?» Contestó el Señor: «En atención a los diez, no
la destruiré.»
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán
volvió a su puesto. Palabra de Dios.

Salmo Responsorial: 102,1-2.3-4.8-9.10-11


R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice,
alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas cura todas tus enfermedades; él rescata tu
vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. R/.
No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según
nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su
bondad sobre sus fieles. R/.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (8,18-22)


En aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden
de atravesar a la otra orilla. Se le acercó un letrado y le dijo: «Maestro, te
seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos,
pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.»
Otro, que era discípulo, le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre.» Jesús le replicó: «Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus
muertos.» Palabra del Señor.
95
Por el Espíritu Santo, la esperanza no defrauda

Meditación
La escena de Abrahán intercediendo por Sodoma es una de las más
conmovedoras del Antiguo Testamento. Dios, que ha elegido a Abrahán
para ser fuente de bendición para todos los pueblos, le revela su intención
de juzgar a Sodoma y Gomorra por su gran pecado. Abrahán, lejos de
resignarse o de alegrarse por la destrucción de los malvados, se convierte
en intercesor. Con humildad y audacia, dialoga con Dios, suplicando por la
ciudad y defendiendo la justicia y la misericordia: “¿Destruirás al inocente con
el culpable?” Abrahán confía en que Dios es justo, pero también compasivo,
capaz de perdonar y de salvar por amor a unos pocos justos.
Este diálogo revela el corazón de Dios, que escucha, que se deja tocar
por la súplica y que busca siempre el camino de la misericordia. El salmo
de hoy lo proclama con fuerza: “El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia”. Dios no se complace en la condena, sino
que perdona, cura, rescata y colma de ternura a quienes se acercan a Él.
Su bondad es mucho mayor que nuestras faltas; su deseo es la vida, no la
destrucción.
En este contexto de misericordia y llamada, Jesús aparece en el Evangelio
invitando a sus seguidores a cruzar a la otra orilla, a dejar la seguridad y
lanzarse a lo desconocido. El escriba que se le acerca promete seguirlo, pero
Jesús le advierte: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero
el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Seguir a Jesús no es
buscar comodidad ni seguridades; es estar dispuesto a vivir con radicalidad,
confiando solo en Dios. Cuando otro discípulo pide primero enterrar a su
padre, Jesús le responde: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a
sus muertos”. No se trata de despreciar los afectos o las responsabilidades,
sino de poner a Dios en el centro, de priorizar el llamado sobre todo lo demás.
Hoy, la Palabra nos invita a ser intercesores como Abrahán, a confiar en
la misericordia de Dios y a responder con generosidad al llamado de Jesús.
Seguirlo es arriesgar, es dejar seguridades, es confiar en que, aunque no
tengamos “dónde reclinar la cabeza”, en Él encontramos la verdadera vida.
Atrévete hoy a dar ese paso de fe y a confiar en el Dios compasivo que
siempre te acompaña.

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