INSTITUTO SUPERIOR DE ESTUDIOS TEOLÓGICO
JUAN XXIII
CURSO: INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA
PFOFESOR: P. ESTEFANO MORINI CARBOGNIN
SEMESTRE: 2025-1
ALUMNO: PEÑA LOPEZ Cleiver
LA TEOLOGÍA HOY:
PERSPECTIVAS, PRINCIPIOS Y CRITERIOS
Los años posteriores al concilio vaticano II, la teología católica, ha experimentado una
notable expansión y enriquecimiento, incorporando nuevas voces, contextos culturales y temas
como la justicia, la paz y la ecología en los diferentes contextos. No obstante, la teología, se ha
enfrentado al reto de mantener una identidad común al momento de comunicar al mundo el mensaje
único de Cristo. Por ello, el documento, de la Iglesia, busca identificar lo que hace a una teología
verdaderamente católica: su fidelidad a la Palabra de Dios, su inserción en la comunión de la Iglesia
y su servicio al mundo actual.
I. LA ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS
Dios, en su amor y sabiduría, ha querido revelarse a la humanidad, a través de la persona de
Jesucristo, para que, por medio de él, verbo hecho carne, tengamos acceso al Padre en el espíritu
santo y seamos participe de su naturaleza divina. Esta revelación se da mediante un dialogo vivo de
Dios con nosotros, que a su vez implica una escucha. Esta escucha no de cualquier mensaje sino de
la palabra de Dios, que es la base de la de la cual nace y se fundamenta la teología en sus diferentes
tradiciones y contextos sociales.
Así pues, queda explicito que la palabra de Dios tiene una primacía absoluta en la vida de
fe, pero, la fe a la que se refiere, no se trata simplemente de un libro o de un texto escrito, sino de la
Palabra viva de Jesús, el Hijo de Dios. Las Sagradas Escrituras, inspiradas por el Espíritu Santo,
junto con la Tradición viva de la Iglesia, son la expresión auténtica de esa Palabra de Dios que se
comunica a través de las palabras humanas y sigue hablando hoy por medio de la Iglesia, la liturgia
y el testimonio de los creyentes. Por otro lado, Esta revelación exige una respuesta, y esa respuesta
es la “fe” libre y personal del ser humano a Dios que se revela, pero esta fe no es una aceptación
irracional sino una respuesta inteligente y confiada a la verdad revelada que da lugar a un culto.
Así pues, podemos decir, que este acto de creer (fe) despierta en el creyente una inquietud
por comprender lo que se cree ya que, no solo se acepta el misterio, sino que también se busca
entender, aunque se limitado. Y según el texto, los fieles, pueden conocer su fe más plenamente
meditándola en su corazón, llevados por el Espíritu Santo y utilizando los recursos de su razón. En
otras palabras, con la teología, que busca comprender lo que la Iglesia cree, porque lo cree, y que
puede ser conocido, puede llegar a una idea mas clara y precisa de Dios a través por la razón
ilumina.
II. PERMANECER EN COMUNIÓN CON LA IGLESIA
La fe es una respuesta a lo que Dios ha revelado, pero, para que el creyente, con sus
distintas maneras de pensar, no se desvié de la única verdad revelada necesita permanecer en
comunión con la Iglesia. Esta comunión garantiza que la fe se viva, se interprete y se transmita de
manera auténtica. La Iglesia es el ámbito legítimo donde se desarrolla la teología, la cual, a través
del uso riguroso de la exégesis, busca comprender qué ha querido comunicar Dios a través de su
Palabra.
Así mismo, la Tradición que nos han legado los padres de la Iglesia como sus dichos y sus
escritos son un testimonio vivo que rige y continúa orientando a la Iglesia en su reflexión filosófica.
Esta Tradición, guiada por el Espíritu Santo sigue viva en la actualidad y se mantiene fiel a esta
Tradición, especialmente a través de los concilios (Nicea, Constantinopla, Éfeso y el más reciente
vaticano II) y el Magisterio. Así, la Iglesia, en la actualidad, permanece firme en la verdad revelada,
asegurando que la fe del pueblo cristiano no se desfallezca ni se desvíe, sino que crezca en
comprensión y fidelidad al misterio de Dios.
Dentro de la Iglesia, el pueblo de Dios, guiado por el Espíritu Santo, tiene una intuición
profunda de la fe, que no cambia según la cultura o momento histórico, sino que es común para toda
la iglesia en cuanto que esta conforme con el evangelio y la fe apostólica. Siguiendo esta idea
debemos decir que los teólogos en su tarea y los obispos en su magisterio deben colaborar
recíprocamente para escuchar y articular o encausar correctamente lo que los fieles creen y viven
para que de esta manera su fe crezca y madure siempre siendo fiel a magisterio eclesiástico y en
diálogo constante con el mundo contemporáneo.
III. DAR RAZÓN DE LA VERDAD DE DIOS
La verdad revelada por Dios necesita de la razón del creyente intellectus fidei (comprensión
de la fe) ya que es a través de la razón que el creyente puede explicar y profundizar en la revelación,
explicarla y también fortalecer su fe cuando está vacilante. Por ello, fe y razón es necesario que
caminen juntas, porque si la fe se aleja de la razón puede caer fideísmo y si la razón se separa de la
fe puede caer en un puro racionalismo pero puede lograr algunos avances que no puede llegar lejos
en cuanto que es limitada. En consecuencia, podemos decir que razón y fe son complementarias o
como dirá el Papa Juan Pablo II unos años más tarde en fides et ratio “razón y fe son las dos alas
con las que el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. Estas no se pueden
contradecirse, ya que amabas buscan la misma verdad y proceden de la misma fuente que es Dios.
Frente a la reforma y al enfoque racionalista de la Ilustración en cual se creía que la
filosofía (razón) es incompatible con teología, siguiendo al Papa Juan Pablo II diremos que filosofía
y teología no son opuestas, antes bien, la filosofía es crucial para la teología, porque, permite a la
teología criticar y presentar las afirmaciones de fe de una manera racional. Además, si palabra de
Dios es verdad la filosofía puede ayudarla a entenderla.
Es importante admitir que, dentro de la teología, existe una pluralidad de métodos y
diciplinas, pero, dentro de ellos, la teología en sus diversos enfoques y métodos, se mantiene
unificada en su objetivo fundamental que es el conocimiento de Dios y su plan de salvación. En este
proceso, el dialogo con otras ciencias es importante ya que puede ofrecer perspectivas
complementarias que enriquecen la reflexión teológica, no obstante, este dialogo debe hacerse con
una perspectiva crítica y respetuosa sin perder la identidad propia de la teología.
En este sentido, una teología católica es ciencia y sabiduría: es ciencia porque, desde la fe,
estudia a Dios de manera sistemática, es sabiduría porque, trasciende la realidad natural, abriéndose
al misterio, como la mística, en cual se encuentran los teólogos que, con un cierto grado de
santidad, unidos íntimamente a la Eucaristía y dóciles al espíritu santo reciben por pura gracia
divina o por amor, revelaciones de verdades espirituales.
En conclusión, la teología católica se caracteriza por estar enraizada en la Escritura, ya que
es por medio de ella que se nos revela lo que Dios nos quiere trasmitirnos. El creyente frente a esta
realidad debe dar una respuesta de fe que vaya conforme a lo que la Tradición nos enseña y debe
ponerse al servicio de la Iglesia y su misión.