ESCOLAR
Características del niño escolar
Índice de masa corporal (IMC)
    Se consideran valores normales de
     IMC aquellos que se encuentran entre
     -1 y +1 de desviación estándar.
    Valores entre +1 y +2 se consideran
     sobrepeso.
    Valores superiores a +2 se clasifican
     como obesidad.
    Para el seguimiento del IMC se utilizan
     los patrones de la OMS.
Presión arterial
    La presión arterial sistólica normal es
     de aproximadamente 125 mm Hg.
    La presión arterial diastólica normal es
     de aproximadamente 78 mm Hg.
    Los valores normales de presión
     arterial en niños y niñas en edad
     escolar se detallan en las tablas 13.2 y
     13.3 del capítulo 13.
Agudeza visual
    La agudeza visual de los escolares es
     la misma que la del adulto: 20/20.
    La capacidad de acomodación se
     completa aproximadamente a los 9
     años de edad.
Senos paranasales
    En el niño escolar hay un crecimiento
     notorio de los senos paranasales.
Características del niño escolar
Índice de masa corporal (IMC)
    Valores de IMC entre +1 y +2 se
     consideran sobrepeso.
    Valores superiores a +2 se clasifican
     como obesidad.
    Para el seguimiento del IMC se utilizan
     los patrones de la OMS.
Talla
    El niño escolar gana generalmente de
     5 a 6 cm de talla cada año.
    El incremento de peso es ligeramente
     mayor en niñas que en niños.
Perímetro cefálico
    El perímetro cefálico tiene un
     crecimiento muy lento durante la edad
     escolar, pasando de 51,5 a 53-54 cm.
Frecuencia respiratoria
    La frecuencia respiratoria del niño
     escolar es de 20 a 25 respiraciones
     por minuto.
Frecuencia cardíaca
    La frecuencia cardíaca disminuye
     progresivamente, llegando a 100 ppm
     a los 7 años, 90 ppm a los 8-11 años y
     85 ppm a los 12 años.
Senos paranasales
    En el escolar hay un crecimiento
     notorio de los senos paranasales, que
     se completan a los 9 años.
Dentición
    La dentición permanente empieza a
     los 6 años, con la erupción de los
     primeros molares.
    Luego comienza la caída de los
     dientes de leche, en un orden similar a
     su aparición.
    Los caninos hacen erupción alrededor
     de los 10 años.
Desarrollo
    El niño escolar se caracteriza por una
     vigorosa actividad física y un
     desarrollo del pensamiento concreto,
     con gran curiosidad intelectual.
Frecuencia cardíaca
    En los niños de 6 a 10 años, la
     frecuencia cardíaca disminuye
     progresivamente.
    A los 7 años, en promedio es de 100
     latidos por minuto.
    De 8 a 11 años, en promedio es de 90
     latidos por minuto.
    A los 12 años, en promedio es de 85
     latidos por minuto.
Presión arterial
    Los niños de 6 a 11 años tienen una
     presión arterial sistólica de
     aproximadamente 125 mmHg.
Desarrollo
    Desde el punto de vista del desarrollo,
     el niño escolar se caracteriza por:
         Una vigorosa actividad física
          dirigida a tareas concretas y juegos
          con reglas y en grupo, que exigen
          habilidades motrices específicas.
         Un desarrollo del pensamiento que
          llega a ser concreto, con una gran
          curiosidad intelectual.
    Generalmente tiene aún relaciones de
     mucha ternura con el padre del otro
     sexo y de identificación con el padre
     del mismo sexo, con imitación.
Características de la edad escolar
    La edad escolar se caracteriza por:
         El niño presenta un profundo deseo
          de hacer de todo (laboriosidad), a
          pesar de tener aún limitaciones
          para muchas tareas.
         Esto le facilita construir el principio
          de realidad.
    En esta etapa, gracias al desarrollo
     alcanzado hasta el momento:
         Se integran los aspectos
          cognoscitivo, psicosexual y
          psicosocial del desarrollo.
         Esto le permite al niño la
          construcción de una gran
          capacidad axiológica (desarrollo
          moral).
    Es un período de socialización activa,
     donde el niño recibe un triple control:
         De su casa, por parte de los
          padres.
         De la escuela, por parte de los
          maestros.
         Del entorno, por parte de los
          compañeros.
Áreas de desarrollo
A continuación se presentan los hechos
más importantes en relación con el
desarrollo del niño escolar desde los
puntos de vista:
    Psicomotor
    Cognoscitivo
    Psicosexual
    Psicosocial
Desarrollo psicomotor
    El niño escolar utiliza lo ya conseguido
     en el dominio corporal, para avanzar
     en el equilibrio de su cuerpo en el
     espacio.
Conducta motriz
    A los 6 años, el niño se mantiene
     jugando en todas partes, en actividad
     casi constante, de pie o sentado.
     Abandona el triciclo, pero maneja la
     bicicleta; trepa, se arrastra, practica
     lucha, juega con lazos y le encanta la
     pelota, la cual lanza con fuerza y sin
     medir el peligro.
   A los 7-8 años, los niños ya no se
    mantienen en actividad permanente,
    pero sí lo hacen por estallidos y
    prefieren los juegos de acción. Trepan
    (son más cuidadosos con las alturas),
    luchan, juegan al escondite; les atraen
    el fútbol, el patinaje, la natación y
    otros deportes. Les gusta jugar con
    bolitas y cometas y tienen
    movimientos corporales con gracia y
    equilibrio.
   A los 9 años, el niño es muy hábil en
    su comportamiento motor, habilidad
    que le agrada ostentar, con tendencia
    a excederse. Se dedica, en lo
    fundamental, a juegos de conjunto o a
    actividades físico-deportivas como
    montar en bicicleta.
   A los 10 años, el niño no es
    excesivamente activo, pero prefiere
    los juegos en la calle; utiliza la gran
     masa muscular que ahora posee.
     Desde el punto de vista motor, es una
     edad de transición hacia la
     adolescencia.
Conducta adaptativa
    El niño de 6 años puede formar ya una
     pinza perfeccionada que le permite un
     mejor manejo de las herramientas y
     empuñar el lápiz con fuerza y
     destreza; así, por ejemplo, es capaz de
     copiar un rombo y puede escribir en
     letra imprenta: también es capaz de
     construir torres de altura mayor que la
     suya.
    De los 7 a los 10 años, los niños
     utilizan desenfrenadamente su pinza
     en actividades complejas como la
     carpintería, desbaratar aparatos,
     hacer arreglos en la casa, etcétera.
     Les gusta coleccionar de todo.
    En el niño escolar el sentido del
     tiempo y del espacio se va
     modificando paulatinamente:
         A los 6 años, se hace consciente de
          su pasado temporal y espacial.
         A los 7 años, ya relaciona los
          acontecimientos con el tiempo y el
          espacio.
         A los 8 años, es más responsable
          en relación con el tiempo y tiene
          una amplia concepción del espacio
          (así puede explotar con amplitud
          su entorno).
         A los 9-10 años, ya intentan
          controlar su tiempo y su espacio,
          pero generalmente, dada su
          actividad, ambos les son
          insuficientes.
Conducta de lenguaje
    El niño escolar amplía su lenguaje, en
     el cual hay mayores influencias por las
     nuevas relaciones adquiridas con
     maestros y coetáneos, con los cuales
     empieza el ejercicio de la jerga propia
     de cada grupo de edad en cada región
     específica.
Conducta personal-social
    El niño escolar es más independiente,
     asume cada vez más
     responsabilidades en la casa y la
     escuela, y es seguro de sí mismo.
    Se interesa mucho por los amigos y
     acepta la escuela y la disciplina, lo que
     a su vez le ayuda a aceptar con
     serenidad las decisiones paternas y de
     los maestros.
    Aprecia mucho los grupos cerrados,
     con gran lealtad de grupo. Tiene cierta
     afición por los secretos.
    Al final de la etapa escolar, las
     diferencias entre varones y niñas en
     gustos y actividades son
     pronunciadas.
    Al principio, los juegos de los escolares
     son parecidos a los del preescolar
     tardío: les gusta jugar con tierra y
     agua; pero empieza también el interés
     por objetos como la bicicleta, con
     repetición obsesiva de cualquier
     actividad lúdica.
Desarrollo cognoscitivo
    El desarrollo cognoscitivo del niño
     escolar se caracteriza por la
     construcción del pensamiento
     concreto, con el cual logra un mayor
     control de los procesos mentales
     propios y la adquisición precisa de los
     conceptos de masa, volumen y
     perspectiva.
    El período por el que discurre el
     escolar es, según Piaget, el de la fase
     de las operaciones concretas, las
     cuales presuponen que la
     experimentación mental depende
     todavía de la percepción, es decir, no
     se pueden ejecutar operaciones
     mentales sin concebir concretamente
     su lógica interna.
Además, la imagen también menciona
algunos aspectos sobre la conducta del
niño escolar:
    Al final de la etapa, los juegos suelen
     ser colectivos, con separación por
     sexos.
    Al principio, todavía engulle la comida,
     pero poco a poco domina el uso de los
     cubiertos, de tal modo que, al final de
     la etapa, ya come al estilo de los
     adultos que lo acompañan.
Fase de operaciones concretas
   El paso del pensamiento intuitivo al
    pensamiento operativo concreto se da
    por medio de la descentración, es
    decir, la superación del egocentrismo
    y el paso de lo interno a lo externo.
   En esta fase, el niño todavía tiene
    ideas animistas, que se pueden ver
    con claridad en la mayoría de sus
    interpretaciones. Sin embargo,
    adquiere la reversibilidad (la
    posibilidad de regresar al punto de
    partida de una operación).
   El niño puede entonces usar
    explicaciones físicas para llegar a una
    comprensión más realista, como
    afrontar el concepto de muerte con
    explicaciones biológicas.
   Al principio de la etapa, el niño todavía
    tiene algo del pensamiento mágico del
    preescolar, pero luego crea sistemas
    de clasificación (cada objeto es parte
     de un sistema más amplio) y adquiere
     las categorías de clase, serie y
     jerarquía.
    Estos logros permiten que el niño
     pueda sumar y restar, operaciones
     todavía concretas, ligadas con la
     realidad.
En resumen, la fase de operaciones
concretas se caracteriza por la
descentración, la superación del
animismo, la adquisición de la
reversibilidad y la creación de sistemas
de clasificación, lo que permite al niño
tener una comprensión más realista del
mundo que lo rodea.
Adquisición de la reversibilidad y la
clasificación
    Con la adquisición de la reversibilidad
     y la capacidad de clasificar y
     combinar, el niño escolar adquiere la
     transitividad, es decir, la posibilidad
    de transferir propiedades de un objeto
    a otro o de una clase de objetos a
    otra.
   Esto le permite hacer combinaciones
    de relaciones asimétricas (entre cosas
    que no son iguales), lo que le lleva a
    poder hacer multiplicaciones y
    divisiones al final de la etapa.
   En esta fase, el niño desarrolla
    secuencialmente la conservación, es
    decir, la capacidad de entender que
    las propiedades de los objetos no
    varían aunque se modifique su forma
    o distribución en el espacio.
   Esto le permite adquirir las
    capacidades mentales necesarias para
    realizar operaciones concretas, como
    aprehender las nociones de longitud,
    peso y volumen.
   Los conceptos relacionados con los
    objetos (espacio, causalidad y tiempo)
     también se van aprehendiendo de
     forma secuencial, pasando del antes y
     después al concepto del tiempo que
     incluye pasado, presente y futuro.
En resumen, la adquisición de la
reversibilidad y la capacidad de
clasificación y combinación son hitos
clave en esta fase, que permiten al niño
desarrollar operaciones concretas cada
vez más complejas y una comprensión
más profunda de su entorno.
Juego, conversación e imitación en la
fase de operaciones concretas
    En esta etapa, el juego y la
     conversación ya no son solo medios
     primarios de expresión, sino también
     formas de comprender el mundo físico
     y social, y de entender a los demás en
     términos de su posición social.
    El niño ejercita permanentemente la
     verificación de las partes para
     entender el todo, lo que conlleva la
     imitación de los detalles.
    En relación con los adultos
     significativos, el niño imita los
     aspectos simbólicos de aquellos, lo
     que lo lleva a la asunción mental de
     roles.
    La imitación de los detalles se refleja
     en el juego, que ahora es colectivo,
     con construcciones intrincadas y
     complejas mediante las cuales se llega
     a reglas representativas, perdiendo así
     sus características exclusivamente de
     asimilación.
En resumen, en esta fase el juego, la
conversación y la imitación adquieren un
papel fundamental para que el niño
pueda comprender el mundo que lo
rodea, tanto en su dimensión física como
social, y asumir roles de manera mental.
Adquisición de las reglas
representativas y los valores morales
    Las reglas representativas,    que son un
     acuerdo, llevan al niño a la   conciencia
     de la obligación, que luego    pasa a la
     conciencia de la necesidad     (obligación
     moral).
    Este tránsito del deber al deseo
     constituye la base de la felicidad.
    La adquisición del respeto mutuo y la
     conciencia de la necesidad de la
     obediencia colectiva son los puntos de
     apoyo de la internalización de los
     valores morales.
    Este proceso de internalización de los
     valores morales es llevado a cabo por
     el niño mediante la integración de los
     criterios que adquirió y utilizó en el
     pasado con los que observa en los
     adultos.
    Entre los 9 y 12 años, los niños
     examinan en detalle las reglas de sus
     actividades como parte del análisis de
     la reciprocidad social y la búsqueda de
     comprensión de la igualdad, todo
     dirigido a la construcción de la
     autonomía.
En resumen, en esta fase el niño adquiere
las reglas representativas y los valores
morales a través de un proceso de
conciencia de la obligación y la
necesidad, que le permite internalizar
dichos valores e ir construyendo su
autonomía.
Desarrollo psicosexual
    Al final del período preescolar y
     durante el escolar, el niño se
     encuentra en la etapa de latencia del
     desarrollo psicosexual.
    En esta etapa, los impulsos instintivos
     del niño están temporalmente
     inactivos y no se pasa de un
     "cataclismo interior" a un nuevo
     dominio como en otras etapas.
    Los niños se esfuerzan por reprimir y
     anular las necesidades sexuales
     regresivas, y se concentran en el
     aprendizaje y el dominio de la
     socialización, conectándose más con
     la realidad y buscando medios que los
     hagan progresivamente más
     autónomos.
Etapa de latencia
    Los niños entran en la etapa de
     latencia cuando han resuelto el
     conflicto de Edipo.
    En este período, los niños aplican la
     energía libidinal al logro de
     adquisiciones educativas, escolares y
     culturales, con una orientación hacia
     afuera del cuerpo.
    Los niños en esta etapa se encuentran
     en la edad de la independencia y del
     amigo íntimo, siendo desconfiados y
     reservados.
En resumen, la etapa de latencia del
desarrollo psicosexual se caracteriza por
la inactividad temporal de los impulsos
instintivos, la concentración en el
aprendizaje y la socialización, y una
orientación hacia afuera del cuerpo y la
independencia.
Características de la etapa de
latencia
    Los niños en esta etapa son
     susceptibles, muy ansiosos y lloran
     fácilmente, pero exigen menos de su
     madre y se vuelven más prácticos.
    La tarea principal de los niños en esta
     etapa es la adquisición de
     conocimientos y habilidades que les
     permiten expandir su mundo, así
     como la reafirmación de su identidad
     sexual.
    Los niños no tienen intereses comunes
     entre los dos sexos, sino que se
     relacionan fundamentalmente con
     otros del mismo sexo.
    Forman grupos de amigos del mismo
     sexo, con los que desarrollan fuertes
     sentimientos de solidaridad y
     cooperación, así como sentimientos
     yoicos y competitivos.
Desarrollo de la autonomía
    Los niños salen de casa para compartir
     con otros en diversos espacios,
     motivados por la necesidad de
     socialización y el deseo de aprender.
    Pueden establecer relaciones más
     duraderas con personas diferentes a
     sus padres, a quienes miran desde
     otro punto de vista y con los que
     pueden juzgar y comparar.
    Aparecen en su vida otros adultos
     significativos, como maestros, a los
     que admiran y con los que quieren
     identificarse.
En resumen, la etapa de latencia se
caracteriza por el desarrollo de la
identidad sexual, las relaciones con pares
del mismo sexo, y el avance hacia la
autonomía a través de la socialización y
el aprendizaje.
Desarrollo del Superyó
    Debido a una gran consolidación del
     superyó (formación de la conciencia
     de la verdad y la justicia), los niños
     integran los sentimientos morales en
     un código ético.
    Este código ético surge de la adhesión
     a los valores y creencias colectivos, así
     como de la imitación de modelos.
    Esto les permite apreciar la realidad,
     juzgarla y actuar en consecuencia.
Desarrollo de la Pudicia y Autocrítica
    Los niños son púdicos y les molesta
     que los vean desnudos.
    Tienen gran avidez de conocimientos,
     son más realistas y manifiestan gran
     alegría de vivir.
    Se adaptan bien a las situaciones y
     aceptan ejercer su autocrítica.
Desarrollo de la Sexualidad
    Al final de la etapa, el desarrollo
     genital es mayor en las niñas que en
     los varones.
    Los niños se interesan activamente
     por la sexualidad genital.
Desarrollo Psicosocial
    Desde el punto de vista de la
     socialización, la edad escolar se
     caracteriza por ser un período de
     desarrollo psicosocial.
En resumen, la etapa escolar se
caracteriza por un desarrollo del superyó
y la conciencia moral, la pudicia y la
autocrítica, así como un mayor interés y
desarrollo de la sexualidad genital, todo
enmarcado en un período de desarrollo
psicosocial.
Desarrollo Psicosocial
    En esta etapa, el niño escolar
     atraviesa la fase de "industria versus
     inferioridad" según la teoría de
     Erikson.
    El niño se desenvuelve en un
     escenario completamente distinto al
     medio familiar protector y poco
     demandante de las etapas anteriores.
    El nuevo medio le exige rendimientos
     académicos, en conocimientos y
     sociales, como aprender a coexistir
     con iguales y a comportarse ante
     figuras de autoridad diferentes a los
     padres.
Adquisición de Logros de Realidad
    Esta etapa es decisiva en la que el
     niño adquiere logros de realidad y el
     sentido del deber y de la
     responsabilidad.
Cambio de Entorno
    El niño pasa de un entorno familiar
     protector y poco demandante a un
     nuevo medio que le exige mayores
     rendimientos académicos, sociales y
     de comportamiento.
En resumen, la edad escolar se
caracteriza por un importante desarrollo
psicosocial en el que el niño adquiere
logros de realidad, sentido del deber y
responsabilidad, en un entorno más
exigente y demandante que el familiar
previo.
Características de la Fase
Esta fase es paralela en el tiempo a la
etapa de latencia del desarrollo
psicosocial.
En esta fase, el niño debe desarrollar
destrezas de la cultura, de lo contrario,
afrontará sentimientos de inferioridad.
Mediante el método de ensayo y error, el
niño acumula experiencia y se apoya en
la de los demás para conseguir
habilidades.
Estas habilidades le permitirán construir
un código de comportamiento para la
escuela, la lúdica y el intercambio social.
Relaciones Significativas
En esta fase, las relaciones significativas
del niño son con el barrio y la escuela.
La modalidad psicosocial es hacer cosas
solo y en colaboración.
La virtud que se consigue es la
competencia, en el sentido de capacidad
o habilidad.
Comprensión del Niño
El niño comprende que necesita hallar un
lugar entre las personas de su edad.
Tiene un intenso movimiento de energía
consagrado a la producción (principio del
trabajo), por lo cual exige reconocimiento.
Su impulso hacia el éxito incluye la
conciencia de la amenaza del fracaso, el
cual tiende a evitar a cualquier precio.
En resumen, esta fase se caracteriza por
el desarrollo de destrezas culturales, la
construcción de un código de
comportamiento, y la búsqueda de
competencia y reconocimiento por parte
del niño, todo ello en el marco de sus
relaciones con el barrio y la escuela.
Características de la Fase
La "industria" (inventiva) implica que el
niño hace cosas junto a los demás y con
ellos, con lo cual mide su propia valía.
Al niño le interesan las operaciones del
mundo material; su preocupación
fundamental es cómo se hacen, cómo
funcionan y para qué sirven las cosas.
Esto significa el desarrollo de los
elementos fundamentales de la
tecnología, que pasa a ser el elemento
ordenador social.
Los esfuerzos del niño están
concentrados en el mejoramiento de sus
procesos yoicos (que estructuran su
personalidad).
Relaciones Significativas
El mundo de los compañeros (pares) llega
a ser tan importante como el de los
adultos.
El niño consagra sus energías al
mejoramiento de sí mismo y a la
conquista de personas y cosas, como
realización de su competencia o
capacidad.
Peligros Potenciales
Existe el peligro de la "autorrestricción del
hombre y la limitación de los horizontes",
si el niño acepta el trabajo como su única
obligación y eficacia como único criterio
de valor.
Esto puede convertirlo en un "conformista
y esclavo irreflexivo de la tecnología y de
quienes la explotan".
Si se critica el impulso del niño hacia la
industria, se le puede desarrollar un
sentimiento de inadecuación e
inferioridad.
En resumen, la fase de "industria" se
caracteriza por el interés del niño en el
mundo material y tecnológico, el
mejoramiento de su personalidad y la
importancia de las relaciones con sus
pares, todo lo cual puede conllevar
peligros si no se maneja adecuadamente.
Importancia de la Estimulación
Adecuada
    Si se estimula a los niños por los
     resultados de sus esfuerzos, se
     refuerza su sentimiento de "industria"
     (competencia).
    Por el contrario, si se critica este
     impulso como algo malo o inútil, se les
     puede desarrollar un sentimiento de
     inadecuación e inferioridad.
Visión General del Desarrollo Escolar
    Al tener una visión general del
     desarrollo del escolar desde diferentes
     perspectivas, se podrá comprender
     mejor al niño.
    Esto permitirá brindar una adecuada
     estimulación para la consecución de
     las metas propuestas, de acuerdo con
     sus capacidades y anhelos.
Conclusión
    La clave está en proporcionar a los
     niños una estimulación adecuada que
     refuerce su sentimiento de
     competencia y logro, en lugar de
     criticar o menospreciar sus esfuerzos.
    Esto requiere una visión integral del
     desarrollo del niño en edad escolar,
     para poder brindarle el apoyo y la
     orientación necesarios.
En resumen, la imagen destaca la
importancia de la estimulación positiva y
la comprensión global del desarrollo del
niño para fomentar su sentimiento de
industria y evitar el desarrollo de
sentimientos de inadecuación e
inferioridad.