Liturgia y
Espiritualidad
PARTE 1: PASCUA Y LITURGIA DE SEMANA SANTA
Experiencia:
Todos nosotros estamos aquí porque hemos vivido una Pascua Juvenil o cualquier otro tipo de
retiro de Semana Santa, y hemos tenido la oportunidad de participar en las diferentes
celebraciones de la Semana Santa.
¿Cuál ha sido tu experiencia?
¿Qué tienen de diferente estas celebraciones?
¿Cuáles son los ritos y signos que más te han llamado la atención?
Compartimos un momento.
Introducción:
Para el cristiano no hay tiempo sagrado y profano en sentido estricto, ya que en todo tiempo y
lugar es justo y necesario dar gracias a Dios.
Sin embargo, lo mismo que nuestra vida está marcada por los aniversarios, es natural que
celebremos también de forma recurrente los misterios del Señor. Necesitamos del domingo y del
año litúrgico, que pertenecen a lo sagrado pedagógico.
Una pregunta: ¿Por qué se celebra navidad y pascua el mismo año? Deberíamos celebrar navidad y
luego, a los 33 años, la pascua. Aun cuando la pascua es la fecha aniversario de la muerte de Jesús
(poco más o menos, ya que el calendario se ha modificado desde entonces), no es nunca para
nosotros un puro aniversario, sino una forma concreta y pedagógica de celebrar el misterio
pascual que tenemos que vivir todos los días.
Por otra parte, nuestro año litúrgico se vive de manera muy distinta de cómo se vivían los ciclos
anuales que celebraban los cultos paganos (y que hoy volvemos a encontrar en la secularización de
las fiestas de navidad en invierno y de pascua en primavera).
En el culto pagano se trata de un ciclo cerrado sobre sí mismo, más o menos marcado de fatalismo
y, en el fondo, estático, mientras que para el cristianismo la historia
tiene un sentido, va hacia alguna parte, hacia una consumación. El hombre
camina hacia algo mejor, va hacia la resurrección.
Vivimos un tiempo que va de la creación a la nueva creación, y este
mundo nuevo se construye en el presente del hombre, día a día
y año tras año. Estamos situados entre dos polos: la venida del
Señor entre nosotros y su pascua histórica, por una parte, y su
retorno en su pascua definitiva, por otra.
Una revolución:
La iglesia de los apóstoles se distinguió enseguida de la tradición
judía sustituyendo el sábado por el día siguiente, el primer día de
la semana (no el último, como lo harían pensar nuestras costumbres
modernas), para señalar así que la resurrección de Cristo inauguraba un
tiempo nuevo, una nueva forma de vivir, de esperar, de amar y de ver a Dios.
Además, ese primer día de la semana, que pronto se llamó día del Señor
(Domingo viene del latín y significa del Señor), término que evocaba a su vez
el día de Yahvé, cargado de simbolismo de la creación. Con el resucitado había
nacido un mundo nuevo. En este sentido, ciertas tradiciones lo llamaron también
día octavo: ¡a mundo nuevo, tiempo nuevo! Además, en el mundo romano, era el día del sol (por
eso en inglés es Sunday): no se podía soñar nada mejor.
Una pascua semanal:
El domingo es una pascua semanal. La insistencia que muestran los evangelistas en señalar que el
resucitado se manifiesta a la iglesia reunida en asamblea el primer día de la semana lo demuestra
ampliamente.
En los primeros siglos hay que señalar que el domingo era día laboral y que los cristianos tenían
que realizar un esfuerzo para reunirse. Por eso lo hacían de noche, como vemos en Hch 20, 7
(volvemos a encontrarnos con este aspecto en nuestro domingo secularizado, cuando para ir a
misa hay que renunciar muchas veces a toda clase de actividades).
Por tanto, el descanso no es lo esencial del domingo, sino la reunión del Pueblo de Dios para
celebrar la Pascua, el paso del Señor por sus vidas en los seis días anteriores.
No se trata de ir el domingo a oír la misa y estar bien con Dios, sino que se va a hacer asamblea.
Durante mucho tiempo, esta asamblea local fue única, por razones simbólicas (la asamblea es el
lugar de la iglesia local) y pastorales (en ella convergen y de ella parten las actividades eclesiales).
Esta asamblea es de naturaleza eucarística; aunque falte el sacerdote y no pueda haber una
eucaristía sacramental, de todas maneras, se celebra la palabra y se le dan gracias a Dios.
¿Y hoy?
¿Por qué vale la Misa del sábado por la tarde por la del domingo?
Porque los días solemnes en la Iglesia se miden desde la puesta del sol del día anterior hasta la
puesta del sol del día siguiente (así median el día los judíos). Por eso se puede participar de la
misa dominical el sábado por la tarde o noche, pero se aconseja que sólo se haga por razones
graves, pues algunos lo hacen sólo para quitarse una carga.
El domingo era también antes la ocasión para otras reuniones distintas de la misa (vísperas). A
pesar del cambio de ritmo y de la invasión del tiempo libre, algunas parroquias intentan hoy
restaurar este tiempo de oración.
El cristiano de hoy ¿puede y quiere hacer del domingo un día iluminado por la resurrección e
impregnado de alabanza y de gozo? Es una cuestión que vale la pena plantearse
El misterio pascual y el año litúrgico:
El año litúrgico se ha ido construyendo poco a poco:
El ciclo pascual tiene como núcleo original la
vigilia pascual y se prolonga a lo largo de los 50 días
que llegan hasta Pentecostés.
(Pentecostés significa «50»), es decir, 7 semanas de 7 días.
Como preparación, se va formando un período de 40 días, la
Cuaresma.
Al mismo tiempo, la Vigilia Pascual se planifica en tres días, el
Triduo Pascual, que a continuación dio origen al Domingo de Ramos
y por consiguiente a la Semana Santa.
Cuaresma:
En su origen, era el tiempo en que
muchos cristianos ayunaban
voluntariamente durante algunos días;
así se convirtió en el tiempo en que los
catecúmenos (personas adultas que se
preparaban para el bautismo, confirmación y Eucaristía).
Pasó luego a ser para toda la iglesia el tiempo de la conversión y de la meditación de la Palabra de
Dios, el tiempo en que vuelven a contemplarse los grandes símbolos del bautismo (evocados a
menudo por los evangelios).
Tiempo fuerte de la iglesia, especie de retiro colectivo, en el que vuelve a vivir su bautismo
asociándose al combate de Cristo.
La cuaresma dura cuarenta días: cuarenta, en la Biblia, es el tiempo de la prueba (diluvio, los
hebreos y luego Jesús en el desierto), el tiempo de una generación en que el hombre puede
transformarse.
Comienza unos días antes con el rito de la ceniza, destinado antiguamente a los penitentes que se
veían durante algún tiempo excluidos de la asamblea, lo mismo que Adán se vio excluido del paraíso
(de ahí la fórmula: Recuerda que eres polvo...).
Esta puede ser hoy una de las más hermosas celebraciones penitenciales.
Durante la Cuaresma tenemos dos días especiales de ayuno y abstinencia:
miércoles de ceniza y el viernes Santo.
Estos son días especiales y nos invitan a una mejor y mayor devoción y silencio, además el ayuno
nos hace reconocer que sólo el Señor nos basta para vivir. Además, todos los viernes del año somos
invitados a la abstinencia (no comer carne), pero de forma especial los viernes de cuaresma
Semana Santa:
Comienza por el Domingo de Ramos De la Pasión del Señor. En su celebración está presente el doble
dato muerte-resurrección: se empieza por el triunfo de los ramos, anunciador de la pascua, para
proseguir luego con la celebración de la pasión y terminar con la Eucaristía.
Posteriormente, el Triduo Pascual: viernes, sábado santos y domingo de resurrección. Forman un todo
que tiene su cima en la Vigilia. Hay que pensar en ello en la pastoral y en la forma de celebrar
(utilizar las repeticiones; por ejemplo, la misma cruz, el mismo canto, utilizados los tres días).
La Pascua, o Triduo Pascual, es algo más que un mero recuerdo psicológico de los últimos días de
Jesús o un aniversario de su muerte; es la celebración cristiana -sacramental y comunitaria- de la
esencia del cristianismo (persona, acciones y palabras de Cristo en su tránsito); la asamblea más
importante de las reuniones cristianas; la conexión de nuestro tiempo con el suceso pascual
liberador; el redescubrimiento (siempre dominical y especialmente anual) de la identidad cristiana,
del ser y misión de la Iglesia en el mundo.
En definitiva, este memorial pascual es memoria subversiva, ya que Cristo subvierte los falsos
valores que circulan en la sociedad -sobre todo, la que idolatra el poder, las armas y el dinero-,
creando una alianza, un corazón y un pueblo nuevos. Es compromiso actual desde la raíz de la
justicia del reino, causa por la que murió Cristo para la salvación de todos; esta justicia es
radicalmente distinta de la que, desgraciadamente, tiene vigencia en el mundo.
Es esperanza de vida plena, de amor total y de verdad completa, basados en el triunfo de Cristo
sobre los infiernos de la naturaleza humana, sobre el pecado como muerte y sobre los ídolos de
este mundo.
Jueves Santo:
El Triduo Pascual comienza con la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, día de
reconciliación, memoria de la eucaristía y pórtico de la pasión. Se celebra lo que Jesús vivió en la
cena de despedida: “Cada vez que coméis de este pan y bebéis de esta copa, proclamáis la muerte
del Señor, hasta que él vuelva” (1 Cor 11,26). Tiene como centro la Institución de la Eucaristía,
nueva pascua, y su traducción en el gesto del lavatorio de los pies.
Indicaciones importantes:
1. En este día en cada iglesia, la Misa es única. La Misa en la Cena del Señor celébrese por la tarde,
en la hora más oportuna, para que participe plenamente toda la comunidad local... Según una
antiquísima tradición de la Iglesia, en este día están prohibidas todas las Misas sin pueblo.
2. Sólo con permiso del Obispo del lugar se puede celebrar otra Misa por la tarde o incluso por la
mañana, pero sólo en caso de verdadera necesidad y cuando el bien espiritual de los fieles así lo
exija.
3. El Sagrario aparece abierto y vacío. La comunión de hoy se hace del pan consagrado en la
misma Eucaristía. Se han de consagrar en esta Misa las hostias necesarias para la comunión de
los fieles y para que el clero y los fieles puedan comulgar el día siguiente, Viernes Santo, en la
celebración de los oficios de la Pasión del Señor.
4. El Gloria se canta con solemnidad. Por ello mientras se canta este himno, se hacen sonar las
campanas que ya no se vuelven a tocar hasta el Gloria de la Vigilia Pascual.
5. Las lecturas de la Palabra de Dios de esta Misa, tienen una buena conexión entre ellas: Ex 12 nos
habla de la cena pascual de Israel; 1 Cor 11 de la Institución de la Eucaristía, y Jn 13 del mandato y
el ejemplo del amor servicial del Señor Jesús. En la homilía hay que recordar los misterios que
recuerda esta Misa, es decir la Institución de la Eucaristía, la institución del Orden Sacerdotal y el
mandamiento del Señor Jesús sobre la caridad fraterna.
6. El lavatorio de los pies, no debe omitirse. Significa el servicio y el amor del Señor Jesús que ha
venido “no para ser servido, sino para servir” (Mt 20, 28). Hay que hacerlo con autenticidad. No
sólo con unas gotas, sino lavando, secando y luego besando los pies, de modo que exprese bien la
lección que nos dio el Señor Jesús: el amor fraterno, el servicio para con todos, la reconciliación.
7. En las ofrendas, se destacan hoy más que nunca, el pan y el vino que la comunidad aporta y que
constituyen la materia para el sacramento de la eucaristía. Además, es altamente recomendable
que se puedan llevar los donativos para los pobres, especialmente aquéllos que se han podido
reunir durante la Cuaresma como fruto de la penitencia.
8. Una vez concluida la Misa del Jueves Santo se procede a reservar el Santísimo Sacramento. Si en
la iglesia hay capilla del Santísimo, es lógico hacer allí la reserva, o sea, donde se hace siempre.
Esto ayuda a recordar a la comunidad que siempre existe la reserva del Santísimo, que la
Eucaristía es también el sacramento de la presencia real del Señor Jesús, y que por amor a
nosotros se queda para ser el Dios con nosotros cumpliendo así con su promesa: “Yo estaré con
vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). La capilla o el lugar preparado deberá
estar adornada con flores y cirios.
9. Terminada la Santa Misa se despoja el altar en el cual se ha celebrado. Conviene que las cruces
que haya en la iglesia se cubran con un velo de color oscuro o morado. No se deben encender velas
o lámparas ante las imágenes de los santos.
Viernes Santo:
El viernes se centra en el misterio de la cruz, instrumento de suplicio y de muerte (madero), pero
sinónimo de redención (árbol). En el hecho de la cruz se refleja el sufrimiento de Cristo, como el
amor que se humilla, y el juicio de Dios, junto al pecado de la humanidad, presente en la
humillación de Jesús por Dios.
Este día no debe ser de llanto ni de luto, sino de amorosa y gozosa contemplación del sacrificio del
que brotó la Salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consuma su
ofrenda que libera y reconcilia. Por eso nuestra alegría.
La actual celebración del Viernes Santo es austera: gira en torno a la inmolación del Señor. Se
introduce la celebración mediante una catequesis apropiada sobre el relato de la Pasión. Comienza
por un rito inicial antiguo, la postración del celebrante y de sus ayudantes en silencio.
Indicaciones importantes:
1. El viernes Santo es día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia y por tanto hay que guardar
en este día la abstinencia y el ayuno, y según la oportunidad también el Sábado Santo hasta la
Vigilia pascual. La comunidad ayuna en la espera de su Señor Resucitado.
2. La Iglesia no celebra la Eucaristía y la Sagrada Comunión sólo se distribuye a los fieles durante la
celebración de la Pasión del Señor o a los enfermos.
3. Está prohibido celebrar en este día cualquier sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la
Unción de los Enfermos. Las Exequias han de celebrarse sin canto.
4. Celebración litúrgica de la Muerte del Señor, una celebración de la Palabra que concluye con la
adoración de la Cruz y con la comunión eucarística. Es una celebración sencilla, sobria, centrada en
la muerte del Señor Jesús. Su estructura:
a. Proclamamos el misterio de la Cruz, en las lecturas de la Palabra de Dios.
b. Invocamos la salvación del mundo por la fuerza de esa Cruz.
c. Adoramos la Cruz del Señor Jesús.
d. Y finalmente participamos del misterio de esa Cruz, del Cuerpo entregado, comulgando de él.
5. Sobre la hora de los Oficios de la Pasión: La celebración de la Pasión del Señor ha de tener lugar
después del mediodía, cerca de las tres. Nunca después de las nueve de la noche.
6. En la entrada no hay canto, se hace en silencio. El sacerdote entra y se postra, todos nos
arrodillamos.
7. Las lecturas de este día han de ser leídas completas.
8. Después de la lectura de la Pasión se tendrá una breve homilía para resumir y aplicar a nuestra
vida la gran lección de la Cruz y al final de esta los fieles pueden ser invitados a permanecer en
oración silenciosa.
9. La Oración Universal de este día es la más solemne y clásica. Es universal, rogando por las
diversas categorías de personas y expresa confianza profunda.
10. En la adoración de la Cruz, ha de usarse una suficientemente grande y bella y, usarse sólo una y
no varias.
11. Terminada la adoración de la Cruz, sigue la comunión.
12. Terminada la celebración se despoja el altar, dejando la Cruz con cuatro candelabros en un lugar
adecuado de la iglesia para que todos puedan adorarla, besarla y permanecer en oración y
meditación delante de ella.
Sábado Santo:
Todos los acontecimientos grandes de nuestra vida nos impactan y necesitamos tiempo para
asimilarlos, eso pasa con este tremendo Misterio Pascual. Durante el Sábado Santo la Iglesia
permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos
y esperando en la oración y el ayuno su resurrección.
Indicaciones:
1. La Cruz debe seguir entronizada desde ayer, iluminada, y con un laurel de victoria.
2. Se recomienda en este día la celebración del Oficio de Lectura y de los Laudes.
3. Preparar una celebración de la Palabra o un ejercicio de piedad que corresponda al misterio de
este día, como pueden ser: la veneración a la imagen del Señor Crucificado, o a la Imagen del Señor
en el sepulcro, así como a la imagen de la Santísima Virgen de los Dolores.
4. No se celebra la Santa Misa y la sagrada comunión puede darse sólo como viático (para los
moribundos). Sólo pueden celebrarse los sacramentos de la Reconciliación y la Unción de los
Enfermos.
5. En la mañana del Sábado Santo, se pueden realizar algunos de los ritos preparatorios de los
bautizos que se habrán de tener en la Vigilia Pascual o en la mañana de Pascua en una celebración
sencilla que introduzca más conscientemente en el misterio que se va a celebrar.
6. El Sábado Santo es un día de meditación y silencio: el Señor Jesús está en el sepulcro, ha bajado al
lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, está la
Iglesia, nutriendo su fe y esperanza en la victoria pascual, del corazón creyente de la Santísima
Virgen.
7. Se puede catequizar sobre la verdad de fe: “descendió a los infiernos” (cfr. Catecismo de la Iglesia
Católica 631-637).
Vigilia Pascual:
Todo el año esperamos esta celebración, porque en ella no sólo recordamos la resurrección del
Señor, sino que, como en los sacramentos, el señor vuelve a pasar y nos levanta (resucita) a una vida
nueva, perdona nuestros pecados y nos comunica su fuerza, nos hace participes de su triunfo sobre
el pecado, a la enfermedad, la miseria, etc. Si Jesucristo resucita, nosotros con Él resucitamos,
porque el memorial (recuerdo activo), se hace realidad hoy y en nosotros.
Hoy son muy expresivos los signos de la luz que vence a las tinieblas, el fuego que mata la oscuridad,
la resurrección a la muerte. Según una muy antigua tradición, ésta es una noche de vela en honor
del Señor, y la Vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en la que el Señor
resucitó, ha de considerarse como la más grande, importante y madre de todas las Vigilias.
Durante la vigilia, la Iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los sacramentos de la
iniciación cristiana.
Indicaciones:
1. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche, nada de muy temprano o
muy tarde que termine al amanecer.
2. La Vigilia Pascual tiene la siguiente estructura:
a. Lucernario (preparar una buena hoguera y no, una simple fogata) y del Pregón Pascual (que
forman parte de la primera parte de la Vigilia).
b. Lecturas y canto solemne del Gloria (importante que se lean las siete, a menos que algo
importante obligue que se hagan menos). Luego del Gloria se encienden todas las luces y se
colocan las flores en el presbiterio y se encienden las velas.
c. Ritos de Bautismo.
d. Liturgia Eucarística.
e. Ritos conclusivos.
Pentecostés:
Después del Domingo de la Resurrección del Señor, inicia la Octava de Pascuas, es decir, los ocho
días siguientes que, se celebran como un gran domingo, se canta Gloria todos los días. Inicia
también, la semana grande, la semana de siete semanas que conduce hasta Pentecostés (cincuenta).
En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha; según san Lucas, es el día en que nace la Iglesia
bajo el poder del Espíritu y en que es enviada al mundo (en san Juan todo esto ocurre
inmediatamente después de la resurrección (Jn 20, 21-23).
El triduo Pascual y la indulgencia plenaria:
Durante el santo Triduo Pascual podemos ganar para nosotros o para los difuntos el don de la
Indulgencia Plenaria si realizamos algunas de las siguientes obras establecidas por la Santa Sede.
Obras que gozan del don de la indulgencia plenaria en el Triduo Pascual:
JUEVES SANTO:
-Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de la Cena del Señor,
recitamos o cantamos el himno eucarístico del “Tantum Ergo” (“Adorad Postrados”).
-Si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el Monumento para
adorarlo.
VIERNES SANTO:
-Si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de
la Pasión del Señor.
SÁBADO SANTO:
-Si rezamos juntos el rezo del Santo Rosario.
VIGILIA PASCUAL:
-Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en ella renovamos
las promesas de nuestro Santo Bautismo.
CONDICIONES:
Para ganar la Indulgencia Plenaria además de haber realizado la obra enriquecida se requiere el
cumplimiento de las siguientes condiciones:
•Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.
•Confesión sacramental, Comunión eucarística y Oración por las intenciones del Sumo Pontífice.
Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de la ejecución de la obra
enriquecida con la Indulgencia Plenaria; pero conviene que la comunión y la oración por las
intenciones del Sumo Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.
•Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse varias indulgencias.
Conviene, no obstante, que se reciba frecuentemente la gracia del sacramento de la Penitencia, para
ahondar en la conversión y en la pureza de corazón. En cambio, con una sola comunión eucarística
y una sola oración por las intenciones del Santo Padre sólo se gana una Indulgencia Plenaria.
•La condición de orar por las intenciones del Papa se cumple si se reza a su intención un solo
Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra
fórmula, según su piedad y devoción.
Algunas formas de Oración:
Orar no es oírse hablar a uno mismo, orar es quedarse
en silencio y esperar hasta que el orante oiga a Dios.
- Sören Kierkegaard
La oración es la relación de amistad con Dios, es nuestra manera de comunicarnos con Él de
manera cotidiana gracias al ministerio sacerdotal recibido en nuestro bautismo. La oración, sin
embargo, aunque común comporta diferentes formas, tanto por las personas involucradas (personal
o comunitaria), como la manera concreta de realizarla. ¿Qué tipos de oración conoces? ¿Recuerdas
alguna oración que te haya permitido sentirte especialmente unido a Jesús?
La Oración:
La oración es un diálogo con Jesús. Como diálogo que es, entonces es una conversación entre Jesús
y yo y por lo tanto yo le hablo a Jesús y también permito que Jesús me hable. Además, aprendimos
que la oración es un elemento vital para crecer espiritualmente y que por eso la debo incorporar
todos los días. En este punto es necesario que tengamos claro, que para orar es necesario querer
orar y ser HUMILDES. El joven debe ser humilde y reconocer que necesita del diálogo y la gracia de
Dios para vivir y seguir caminando en este mundo (Jn 15, 1-5).
Ahora bien, así como para llegar a un lugar determinado (oficina, taller, escuela, plaza, etc) hay
diferentes caminos; en la vida de oración hay diferentes formas o medios para llegar a la misma
meta: dialogar con Jesús y crecer en intimidad con Él.
Por eso no existe una única forma de orar, ni una mejor que otra. Podemos distinguir varios tipos
de oración, según el criterio que nos planteemos.
-Objetivo:
Acercar a los adolescentes y jóvenes a las distintas maneras que
puede tomar la oración en su vida personal de manera que se
facilite esta experiencia en sus vidas.
-Objetivos específicos:
• Enseñar al joven las etapas preparatorias para orar
• Presentar al joven las distintas formas de oración
• Enseñar al joven la importancia de hacer silencio en sus vidas
para escuchar a Dios.
Si hablamos del contenido de la oración tenemos:
1. Oración de Adoración: donde se exalta la grandeza de Dios por todas sus obras, por su creación o
por su ser mismo de Dios. En ella el ser humano se reconoce como su criatura y se humilla ante la
grandeza del único Rey.
2. Oración de Petición: aquí el ser humano muestra su necesidad del Señor. Hay tres formas de
petición: para pedir perdón (Lc 18, 13; 1 Jn 1, 7-2) porque nos hemos alejado de Dios; para pedir la
Búsqueda del Reino (Mt 6, 10.33; Lc 11, 2.13); y petición por cualquier necesidad que tengamos (Ef 5,
20; Flp 4, 6-7; Col 3, 16-17)
3. Oración de intercesión: Interceder es pedir a favor de otro. Esta oración nos acerca mucho a la
oración de Jesús, ya que Él es el único intercesor ante el Padre a favor de los hombres. En esta
oración no se pide por propio interés sino por el de los demás (Rm 8, 34; 1 Jn 2,1; 1 Tm 2, 5-8; Flp
2,4)
4. Oración de acción de gracias: es la oración característica de la Iglesia, por medio de la celebración
de la Eucaristía. Se agradece a Dios en todo acontecimiento y necesidad (Col 4, 2; 1 Ts 5, 18)
5. Oración de alabanza: es la oración donde se reconoce que Dios es Dios no por lo que hace sino
por lo que es (1 Col 8, 6; Hch 2, 47; Hch 3, 9; Ef 5, 19; Col 3, 16)
Si hablamos de la forma de orar podemos dividirla en:
1. Oración vocal rezada: Se toma una oración escrita, puede ser un salmo de la Biblia o alguna otra
oración escrita. NO se trata de leer sino de orar, por lo que puedes comenzar a leer despacio la
oración, tratando de vivenciar y hacer tuyo (asumir con toda el alma) lo que lees. Si alguna frase te
llama la atención, repítela muchas veces. Es una buena forma para iniciar con la oración.
2. Oración vocal letánica: Es una variante de la anterior, sólo que en lugar de rezar una oración larga
se repite una sola frase muchas veces. Por ejemplo San Francisco de Asís gustaba de pasar toda la
noche repitiendo: “mi Dios y mi todo”.
3. Oración vocal espontánea: Posiblemente es la más común de todas, el orante habla con Dios para
manifestarle lo que hay dentro de sí mismo, sin más reglas que las de la conversación cotidiana que
todos tenemos.
4. Oración escrita: En esta oración se escribe aquello que el orante quisiera decir al Señor. Es una
buena técnica para aquellos jóvenes que se inician en la oración.
5. Oración mental: Consiste en utilizar nuestra capacidad mental y pensar en Dios, en los misterios
de su amor por nosotros. Es la búsqueda para comprender por qué y cómo la vida cristiana se
adhiere a Jesús. Conlleva apropiarse de la Palabra de Dios en nuestra vida. Es gracias al Espíritu
Santo que comprendemos lo que Dios quiere de nosotros. En la meditación participa nuestro
pensamiento, emoción, deseo e imaginación. Es como cuando una persona piensa en otra, en las
cosas que han pasado juntas, en los atributos de quien ama, etc.
6. Oración contemplativa: Similar al momento anterior de oración consiste no tanto en pensar en un
misterio de Dios sino en llegar a la quietud de la mente para dejar que el corazón se quede a solas
amando al Dios que sale a nuestro encuentro. Si pudiéramos partir de una experiencia humana para
comprender este tipo de oración, se parece a la experiencia de dos novios que simplemente se
quedan mirando uno al otro y disfrutando de su presencia, sin decirse nada.
Según la cantidad de personas que participen:
1. Oración comunitaria: Es realizada por un grupo de personas. Según en carisma que tengan así
será la oración, que puede ser en voz alta, en silencio meditativo, con diferentes grados de
participación. Este tipo de oración es importante porque ayuda a la edificación mutua de los
cristianos. De este tipo de oración la más importante es la Eucaristía.
2. Oración personal: Es el diálogo íntimo y personal del cristiano con Dios, ese trato a solas para la
edificación personal. Este tipo de oración es mucho más difícil que la oración comunitaria porque
requiere de una participación total del orante.
Sea cual sea, la forma de oración que usemos, recordemos que siempre es para comunicarnos y
hablar con Dios. Además, es un proceso, por lo que nuestra vida de oración debe ir en aumento:
iniciar con un tiempo de oración de quince a treinta minutos y luego ir avanzando, pues con forme
más se ora más se necesita de la oración para comunicarse con el Amado.
Dice el Santo Padre que nuestros grupos de jóvenes “deben ser auténticas escuelas de oración, donde
el encuentro con Cristo no se exprese solamente en la petición de ayuda, sino también en acción de
gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto... una oración intensa...”
(NMI 33)
Liturgia de las horas: (La oración “oficial de la Iglesia”)
La Liturgia de las Horas es la oración pública y oficial de la Iglesia. Está compuesta por distintas
oraciones u “horas” que corresponden a los diferentes momentos del día y en las que los salmos
tienen un lugar principal. Muchos de nosotros la hemos rezado en nuestros retiros de Pascua.
Aprendamos un poco más de ella…
Finalidad:
Es que el Misterio de Cristo, que se celebra en la Eucaristía, santifique y transfigure el tiempo de
cada día. De este modo, en todo el mundo, en cada hora del día, se da a Dios espacio para
transformar paso a paso a la comunidad y al mundo que reza. Muchos cristianos, unen su voz a la
invocación de miles y miles, que se eleva a Dios desde todos los lugares del mundo. Esta oración
ejercida así, como comunidad orante, da gloria al Padre y le pide el don del Espíritu Santo sobre el
mundo entero.
Puedes profundizar más en el CIC
# 2623-2649 y 2697-2724; también el YouCat
de las preguntas 469-527
Elementos que la conforman:
Está compuesta, de himnos, salmos, lecturas bíblicas y de los Padres de la Iglesia, y distintos tipos
de antífonas, sentencias bíblicas, oraciones e invocaciones, que se distribuyen para cada hora que
se celebra dentro del día y permiten una dinámica de diálogo entre Dios y el que celebra cada
oración.
Características de las Horas de la Liturgia:
Comprende cinco horas:
-Las Laudes se celebran al comienzo del día, con la salida del sol,
recuerdan la mañana de la resurrección.
-La Hora Intermedia corresponde a un alto en las labores (Tercia,
Sexta y Nona).
-Las Vísperas se rezan en la tarde, cuando el sol se pone y el trabajo
acaba: llama a la acción de gracias por el día que acaba y al
recogimiento interior.
-Las Completas cierran el ciclo y disponen a dormir en presencia del
Señor.
Y el Oficio de Lectura que preferentemente se celebra como vigilia nocturna o en distintos
momentos del día. Se ofrece una abundante meditación de la Palabra de Dios con dos lecturas
largas, una de la Biblia y la otra de un comentario bíblico de los Padres de la Iglesia u otros autores
espirituales.
Fuente: https://colegiosananselmo.org/noticias/que-es-la-liturgia-de-las-horas/
Hora Santa:
La verdad es que no hay una sola manera de Rezar una Hora Santa. La idea es
que sea una oración libre, no rígida. Pero hay días en los que nos pueda costar
rezar, o se nos pida preparar un esquema para nuestro grupo o comunidad.
El siguiente esquema te puede ayudar cuando te sientas perdido y no sabes por
dónde empezar, apoyándonos en los conocimientos que ya hemos adquirido.
Siéntete libre de modificarla según tus preferencias o necesidades.
PARA EMPEZAR: (min. 0-5)
Pídele al Espíritu Santo que te ayude. Dile a Dios que crees en Él, confías y lo
amas. Pídele que te conceda la fe, la esperanza y el amor que te hace falta para
crecer en santidad. Puedes buscar una oración al Espíritu Santo (como la del
Cardenal Newman), rezar una estación (Padrenuestro, avemaría y Gloria…) o
también la oración “Alto y Glorioso de Dios” de San Francisco de Asís.
ADORACIÓN: (min. 5-15)
Toma conciencia de la Santidad de Dios, que Él es Todopoderoso y el único capaz de
transformar tu vida, incluso esas cosas que más te cuestan. Puedes rezar el Gloria o el
Adoro te Devote, o algún canto de Adoración Eucarística que te guste.
CONTRICIÓN - PERDÓN: (min. 15-25)
Pide perdón y examina tu conciencia, ofrece actos de reparación por tus faltas y las del
mundo entero. Contempla a Jesús en la Cruz. Puede ayudar buscar un salmo penitencial
como el Miserere (salmo 50) o rezar un Acto de Contrición.
MEDITACIÓN: (min. 25-40)
Contempla la acción de Dios en tu vida y habla con Él. Este es el momento del diálogo,
dile todo lo que vives, tus preocupaciones y problemas, así como tus alegrías y pequeñas victorias.
Puedes apoyarte de una cita bíblica que te guste o que sientas es adecuada para la situación que
estás viviendo.
AGRADECE: (min. 40-50)
Da gracias al Señor por todas las bendiciones que derrama en tu vida, por las cruces y por
responder tus oraciones. Puedes hacer una lista mental o escrita de las cosas que Dios ha hecho por
ti hoy, o incluso durante toda tu vida.
PETICIÓN: (min. 50-55)
¿Ves que la oración no es sólo pedir por ti? Pero en este momento, sí que tenemos que entregarle al
Señor nuestras necesidades y las que son cercanos a nosotros. No te olvides también pedir por
quienes están pasando momentos difíciles, por los enfermos, los pobres y tu familia.
DESPEDIDA: (min. 55-60)
Haz una resolución que sea realista, un compromiso con Dios de seguirle más de cerca, de
perseverar en la santidad. Aprovecha este momento también para saludar a Nuestra Madre María
para que te acompañe en el camino. Puedes rezar el Ave María, el Acto de Consagración o alguna
otra oración mariana. Si un sacerdote se encuentra presidiendo la Adoración, es el momento de la
Oración final y la bendición.
Adaptado de: https://catholic-link.com/imagenes/galeria-pasos-santa-hora-santa/
Ejercicios previstos para orar:
Sabías que muchas veces nosotros como jóvenes no avanzamos en la oración porque descuidamos la
preparación previa. Pues si... por si no lo sabías, así como cuando vas a presentar un examen te
preparas y estudias con anterioridad, igual en la oración, antes de orar sería bueno que te
preparares.
He aquí unos ejercicios preparatorios:
Relajación corporal: tranquilo, concentrado, suelta cada brazo y pierna (estirar) sintiendo como se
liberan las energías. Suelta los hombros de la misma manera. Suelta los músculos faciales y los de la
frente. Afloja los ojos (cerrados) Suelta los músculos – nervios del cuello y de la nuca balanceando la
cabeza hacia delante y hacia atrás y girándola en todas direcciones, con tranquilidad y
concentración, sintiendo como se relajan los músculos – nervios. Unos diez minutos (puede variar).
Relajación mental: muy tranquilo y concentrado, comienza a repetir la palabra “paz” en voz suave
(a ser posible en la fase de respiración) sintiendo cómo la sensación sedante de paz va inundando
primero el cerebro y después recorre ordenadamente todo el organismo en cuanto vas
pronunciando la palabra “paz” y vas inundando todo de una sensación deliciosa y profunda de paz.
Unos diez minutos (puede variar).
Concentración: Con tranquilidad percibe el movimiento pulmonar, muy concentrado. Unos cinco
minutos. Después ponte tranquilo, quieto y atento; capta y suelta los ruidos lejanos, próximos,
fuertes o suaves. Unos cinco minutos.
Respiración: Ponte tranquilo y relajado. Siguiendo lo que haces con tu atención, inspira por la
nariz lentamente hasta llenar bien los pulmones y espira por la boca entreabierta hasta expulsar
todo el aire por completo. En resumen: una respiración tranquila y profunda. Otra variación es la de
llenar los pulmones al mismo tiempo que se llena el abdomen; y vaciar al mismo tiempo los
pulmones y abdomen. Puedes iniciar con diez respiraciones.
Es importante tener en cuenta que estos ejercicios deben de usarse con libertad y flexibilidad, NO
deben de forzarse. La oración es un proceso y como proceso se debe avanzar con calma.
Tips para orar: -Cuando al orar sientas sueño, ponte de pie, cuerpo
recto y talones juntos.
-Nunca olvides que la vida con Dios es vida de fe. Y la
fe no es sentir sino saber. NO es emoción sino
convicción. No es evidencia sino certeza
-La oración es diálogo con Dios. Háblale, pero
también haz silencio para que le escuches.
-Cuando quieras orar y no puedas escribe todo lo que
les quieras decir o lee algún libro de oración
Esos famosos desiertos:
Cuántas veces hemos estado en nuestra reunión de grupo o hemos asistido a retiros o convivencias
y nos dicen que tenemos que hacer un rato de desierto. Nos quejamos de esa actividad pues nos
parece aburrida, tediosa, sin sentido... pero no conocemos la importancia de hacer un rato de
desierto en nuestras vidas.
La única manera de vivir las cosas de Dios en nuestro corazón es preparando el corazón mismo. Y
esta preparación se realiza por medio del desierto. Es muy importante realizarlo porque se recupera
el equilibrio emocional, la unidad interior, la serenidad y la paz, porque de otra forma, los jóvenes y
en general las personas acaban por desintegrarse en la locura de la vida y todo les parecerá sin
sentido.
Un desierto es dedicar al Señor un rato del día (mínimo 7 horas, si nunca los has hecho puedes
empezar con menos tiempo) en silencio y soledad. Para realizarlo es conveniente salir del lugar en
que uno vive o trabaja y retirarse a un lugar solitario (campo, bosque, montaña, casa de retiro)
Es muy necesario realizarlo completamente solo. En algún momento pueden reunirse los jóvenes
para compartir alguna experiencia o hacer una oración comunitaria. Es muy bueno disponer de
textos bíblicos para leer y releer, pues Dios nos habla por medio de la Biblia.
Atrévete a estar en desierto, verás que reconfortante es….
Bibliografía:
ARANDA Alberto, Historia de la Cuaresma, Curso SOMELIT 2009, 18.
CEM, Semana Santa, Buena Prensa, México 92006,302.
FLORISTAN Casiano, De Domingo a Domingo: El Evangelio en los Tres
Ciclos Litúrgicos, Sal Terrae, Santander 1993, 61-73, en
www.multimedios.org (03 de febrero de 2009).
NOTAS PERSONALES: