Cavatina de Angélica Gorodischer
¿Usted que sabe? dijo Lipman. Estaba sentado frente a la mesa grande en la sastrería y revolvía el té con la
cucharita de plata. Detrás de la cortina de pana marrón, más allá del pasillo Heidrum preparaba la comida. Lipman
se había casado con una cristiana y no la dejaba salir primero porque era su mujer y segundo por eso, porque era
cristiana. No digamos a la calle, no la dejaba ni a asomarse al negocio. Rubia , para colmo, como se puede ser rubia,
la madre de Lipman era muy blanca y tenía el pelo muy negro y las hermanas también iguales a la madre las
hermanas.
¿Usted que sabe? yo estaba en Europa en ese momento, en Alemania. Vivíamos en Zehlendorf ¿usted sabe dónde
queda Zehlendorf?, claro, que va a saber usted. De Zehlendorf a Dalen no hay más que unas cuadras y en el museo
de Dalen se puede ver una venus con abejas que pintó don Lucas Cranach, allí fue donde una mañana tuvieron lugar
ciertos acontecimientos notables porque hay que ver que una cosa es subir en la biblioteca nacional la misma
escalera que sube el viejo Homero preguntándose por qué es que ahora todo es tan distinto y a dónde está la
Postdamer Platz y qué será de la humanidad si pierde hace un contador de cuentos y otra es entrar en la sala 9 de
pisos crujientes y encontrarse con la Venus de don Lucas que mira desde allá constelada de abejas, enjoyada de
sonrisas y ese pelo tan rubio.
Heidrum la mujer de Lipman no sabía nada de la vida se había enamorado o eso creía de ese personaje romántico
silencioso de grandes ojos negros y manos largas y finas, “como arañas blancas”- dijo la Venus de las abejas-,” vos
cállate”, - dijo Heidrum- ehhh? ¿qué pasa allí? ¿ con quién está hablando? Con nadie - contestó ella- habló sola.
Ahhhh-
Llegaba alto flaco vestido de negro a probarle al padre los sacos de esmoquin, las camisas blancas, los pantalones
ajustados, los abrigos larguísimos con cuello de terciopelo de raso, ella se asomaba y él la miraba, le decía señorita
haciendo sonar la r contra el paladar. Vamos, vamos- decía el padre- váyase a hacer lo que tiene que hacer y no
moleste acá. La madre le aconsejó que se casara, un sastre por lo menos se queda en su casa por las noches. El
padre dijo que bueno y pensó que no iba a tener que pagar la hechura de los sacos esmoquin etcétera, pero se
murió de un ataque a la cabeza un mes antes del casamiento y Lipman usó el día en que se casó con Heidrum un
conjunto de los que él mismo le había hecho a su casi suegro. El finado era más corpulento que Lipman, más
cuadrado de hombros, que se yo, más macizo pero como se casaron solo por el civil eso no tuvo mucha importancia.
En el museo de Dalen una mañana un guardián se acercó amenazador a una nena que se había apoyado en el
marco de un cuadro. La nena se asustó y corrió llorando a abrazarse a su mamá. La mamá y la nena y el papá de la
nena se habían escapado hacia hacía dos semanas de Berlín este. Los soldados habían tirado y el agua se había
teñido de sangre porque llegaban a Berlín oeste cruzando a nado del río pree la nena atada al papá con los cordones
de la cortina del comedor. La mamá los había remolcado a la orilla y el papá estaba todavía en terapia intensiva en
un hospital del oeste. El guardián de la sala 9 dijo que cómo era posible que sucedieran esas cosas en un museo y
que él no iba a permitir que una mocosa comunista pusiera en peligro los cuadros. En la sala había una turista que no
sabía alemán, la mamá de la nena creyó que la turista no era una turista sino una berlinesa del oeste que se había
quejado de su hijita al guardián y le dijo que si no le daba vergüenza abusarse así de una criaturita. Lla turista no
entendía por qué esa mujer entre que le gritaba y le lloraba, la nena sollozaba, el guardián protestaba y la mamá
de la nena decía que todos los la odiaban. La Venus de don Lucas Cranach se sonrió y se movió en el cuadro para
desentumecerse. Le quedaba muy incómoda de esa rama con hojas que le tapaba una de las partes más apetitosas
de su cuerpo color rosa y oro. El gordito le echó una mirada de desaprobación. No sé si dije que en el cuadro hay
también un amor, un gordito pálido no muy contento con las abejas, ni con la sala 9, ni con el mundo en general.
Las abejas zumbaron, Heidrun se agitó en el sueño y para no despertarse empezó a soñar que comía sentada a una
mesa puesta en la calle mantel de hilo blanco con filstire, vajilla azul con paisajes de casa, copas de cristal cortado,
velas de cerámica amarilla, jarras de plata en la esquina de Córdoba y avenida Francia. En el momento que poníamiel
a una galleta de sésamo redonda y chata la turista preguntaba en castellano qué pasaba ahí por favor. La nena y la
mamá lloraban, el guardián decía se van todas de acá inmediatamente, las abejas zumbaban cada vez más fuerte,
el amor decía:” no te muevas” y la Venus llamaba : “Despertarte, que hacés ahí soñando pavadas! con todo lo cual
la sala 9 era un verdadero escándalo.
A Lipman le encantaba combinar a sus clientes con té, llegaba el ingeniero Pedemonte, por ejemplo, y él decía: un
momentito ingeniero que no todo han de ser negocios en estabilidad un momentito Se iban para dentro, a la cocina:
mujer preparenos té. Cuando el té estaba listo Heidrum tocaba una campanita Lipman volvía a buscarlo, llevaba la
bandeja de bronce martillando a la sastrería convidaba el ingeniero revolvía asusté con la cucharita de plata y
contaba atrocidades de la guerra. “Mentira” decía Heidrum desde adentro, “Está mintiendo cuando la guerra él
tenía tres meses” A veces lo decía en voz muy baja y no la oí a nadie, a veces lo decía un poco más fuerte, Lipman se
hacía el que no la oía. A veces lo gritaba y Lipman recontra gritaba: “Basta mujer, silencio!” y ya se callaba y
pensaba en su finado padre, quería ser como él y ponerse pantalones de pernera ajustadas y pinzas en la cintura,
medias de seda, zapatos de charol, camisas blancas, sacos esmoquin, corbata negra, larguísimos abrigos con cuello
de piel, miel de las abejas de Dalen. Quería que se dieran vuelta en la calle a verla pasar. ¿LLevaría un bastón? No,
pero se peinaría con rodete o una cascada rubia sobre el cuello del abrigo y una rama verde con hojas verdes para
rescatarse de las miradas de la multitud perdido en la cual el viejo Homero busca temas para sus versos.
Todo se aclaró el profesor doctor Jürgen Luis Copque que estaba en la sala de al lado y por supuesto hablaba
castellano además de su alemán materno y otras lenguas menos importantes fue a ver qué pasaba. Su primer
impulso había sido quedarse en el reconfortante “Sí, que interesante!” compañía del señor Van Ruisdale pero
después había reflexionado era un buen ciudadano, pagaba sus impuestos, enseñaba en la Universidad Libre de
Berlín, dedicaba las mañanas de los jueves en las que no tenía clases a visitar museos. Iba tres veces por mes a un
concierto, tenía una úlcera de duodeno que lo hacía sufrir con moderación, invitaba a cenar cada quince días a su
colega a la doctora Ruth Fesleven y había publicado 20 trabajos en revistas especializadas a más de un libro sobre los
dialectos turcos y su influencia en el habla popular del siglo XIX en la Europa central. En otras palabras, ¿ por qué no
paraban esa gritería en la sala de al lado? Abandono a Van Ruisdale y se asomó: a la venus de don Lucas Cranach
nunca le habían gustado a los profesores y el flaco eses de los anteojitos y el pelo cortito apestaba a cátedra
universitaria. Heidrun se despertó, ¡las cosas que te estás perdiendo! dijo la Venus.
Lipman estaba en el baño, se oía correr el agua y el glu glu glu de las gárgaras Fue entonces cuando Heidrum abrió
los ojos y se dio cuenta de que el mundo había en el mundo había muchísimas más cosas de las que le habían
contado y de que ella podía verlas a todas como en un friso como en una danza y ya no quiso ser como su finado
padre en el baño lipman se estremeció sacudió la cabeza abrió la boca para preguntarle a su mujer qué hora era y en
vez de eso cantó para ella el área del amor enamorado según segundo acto de la afrodita debe trip de johannes
cable care i'm an sigues mal a b i am legend league el leaf sigues mal un nick verdad y cuando termino solo la
cavatina de franch y lee y tocada por las manos regordetas del amor mismísimo en la pianola blanca con guirnaldas
doradas que en 1920 se hizo construir el señor siemens para solaz y esparcimiento de solo a sus oídos en el sótano
qué suerte que ella era ella porque francamente a quién se le ocurre querer ser metro de hotel y aguantar a gordas
ridículas a tipos prepotentes a jovencitas y jovencitos llenos de tics quién se le ocurre esta vez la madre no le
aconsejo nada porque entre el seguro y la pensión se había encontrado con que con que tenía lo que se llamaba un
buen pasar y se había ido a vivir a buenos aires frente al pasaje bollini ya que le habían tirado abajo el sever el ciber
se llama coge y dieron en la secreta brillante blanda pero indestructible red que sostiene el mundo se marcó como
un bebé al fin dijo la venus de las abejas mira que me diste trabajo lipman había abierto las canillas de la bañadera
solo imagino sonriente los ojos cerrados acostándose en el agua caliente agarrado de los bordes suspirando tenía
para tres cuartos de horas por lo menos se levantó y se sacó el camisón bailo desnuda por el dormitorio se fue
bailando por el pasillo levanto la cortina de pana marrón bailando entro en la sastrería se abrió de piernas sobre él
macetón de las pistas y dejó correr el chorro dorado y caliente que hizo un agujero en la tierra enriquecida con
humus y resaca que el imán compraba en el jardín corona y compañía después volvió al dormitorio y se vistió la
mamá de la nena pidió disculpas sonriendo entre las lágrimas y el profesor cop que pensó que era una muchacha
bonita muy bonita a pesar de esa ropa horrible también pensó que la doctora fell el leuven hablaba demasiado
últimamente y en voz cada día más alta y que él los lingüistas franceses que parecían entusiasmar la tanto no
terminaban de convencerlo la venimos de dos Lucas Cranach se metió este dedo en la boca y mojadito así como
estaba lo paso con suavidad por sobre la lastimadura en las tripas del profesor cop que no lo hizo por él que no le
gustaba nada lo hizo por la nena y por la mamá de la nena que si le gustaban y en cuanto se sacaran esas ropas
espantosas iba a causar sensación se van a dar vuelta en la calle a mirarla dijo hey hey drum claro que sí dijo la
menos en surf dickens y dijo el profesor doctor jürgen louis cupcake que se sentía maravillosamente bien como si lo
hubieran bañado en miel en polen en cera perfumada la mamá de la nena se ruborizó el guardián de la sala 9 pensó
que no le faltaban más que 7 años para jubilarse la turista que no sabía alemán pasó de la sala 9 a las salas 8 tendría
que haber pasado a la sala 10 pero había entrado por donde no debía hacía dos días que estaba en berlín y lo único
que había aprendido era que él era el subte ese era el tren y buscan la salida se puede saber qué es eso dijo lipman
sopa dijo hey hurón levantando el cucharón lleno de caldo no es otro en la puerta y dijo hey drone le he preguntado
qué es porque no te gusta no se aparte de la cuestión un marido tiene derecho a saber o no claro que si un hombre
mantiene a su mujer trabaja para ella le da todo los gustos tiene derecho a saber pero claro que sí ari dijo hey drone
dejando el escucharon en la olla y levantando los brazos como para desperezarse claro que sí sonó la chicharra en la
puerta de la sastrería el chirrido berrido como hormigas de plata como un río mínimo de liliput liliput put bajo por
bajo por la pared put ring ring trim link lily bajo corrió trim por el piso trim tropezó por el zapato con el zapato de
lippmann le subió por el tobillo subió subió por la pierna por las dos piernas subió se le aflojaron las rodillas subió
por los muslos algo se le quitó ojo el pantalón trepó la cintura la espalda a la cabeza se llenó de zumbidos y voces y
reptar de ramas con hojas verdes y con los ojos brillantes de lágrimas pensó en diosas rubias a las que llevaba a
comer a un jardín desde el entorno y la boca se le inundó de gusto a miel un cliente dijo hey drone haciendo saltar la
primera en el trampolín de la lengua contra los dientes un cliente lipman se desmigajaba se deshacía se fundía en el
aire azul de la calle españa se hacía miel orina caldo agua y brotaba con un manantial música de la cavatina todavía
en el aire la venus se impacientaba levanto un pie desnudo rosa y oro y con el pie desnudo rosa y oro empujo el
imán hacia la sastrería el gordito se atragantó por pero las abejas las abejas a ellas que les importa ellas siguen
fabricando su miel el guardián de la sala 9 se frotó los ojos y se dijo que estaba cansado que iba a tener que ir de
nuevo al baño que su cuñado debía tener razón eso era la próstata que había sido un mal día y ayer también y antes
de ayer también y que la paciencia de un hombre tiene su límite heidrun se inclinó sobre la olla y miró los ojitos
amarillos del caldo esa noche lipman miró a los ojos suculentos de su mujer y se durmió pensando en toda la plata
que iba a ganar haciéndole los trajes a esa gente para el casamiento mañana empiezo -dijo heidrun lo que usted
quiera sol de mi vida dijo lipman medio segundo antes de quedarse dormido hey drone le saco la lengua a la venus
de 2 lucas y la ve nos comentó aprende rápido a eso el gordito simpático quiso hacer una observación pero entonces
ella levantó la rama uy qué vergüenza y la bajó y la levantó y la bajó y la levantó y la bajó y lo castigó hasta obligarlo
a salir corriendo saltando de un cuadro a otro de una sala a otra hey drone se reía la ve no están bien a la mañana
siguiente el guardián de la sala 9 no podía dejar de pensar en modigliani ya sea usted a saber por qué un momento
no bien ese cuadro un que cansado estoy una y otra vez tengo ganas de ir al baño se está muriendo dijo no te vas a
preocupar por toda la gente que se muere dijo la venus hey drum se calzó pantalones ajustados en las perneras y
con pinzas en la cintura se puso los zapatos de charol sobre las medias de seda hizo frente al espejo del tocador el
nudo de la corbata se puso el saco smoking la ropa de su finado padre le quedaba grande pero ya le pediría ar y que
se le arreglará adelanto aquí para el distinguido público que el que se estaba muriendo era el papá de la nena
asustada y que efectivamente se murió el profesor doctor jürgen luis cop que consoló a la viuda visitando la a todos
los días y llevándole pequeños regalos pasando la mano sobre la cabeza de la nena a la que pensaba poner pupila en
un colegio no muy caro porque él no iba a andar criando hijas ajenas adelantó asimismo que la mamá de la nena no
se casó con él sino con un pintor barbado no figurativo y mexicano con talento y que se fueron con la arena y con
otra arena que tuvieron a vivir a nueva york el profesor cop que no volvió a invitar a la doctora fresh leverberg a
cenar pero siguió dando clases y visitando museos y la úlcera se agrandó o se agrandó de noche el oscuro en el
silencio podía oírla era como la clara de huevo bailoteaba se extendida tembleque ante para arriba para abajo para
los costados y eso lo hacía sudar de miedo en cambio heidrun resplandecía sentada al viejo escritorio que había sido
de benito el hermano mayor de allí que era contador en la sastrería littman servía el tire de un termo anaranjado y
blanco revolvía con la cucharita de plata y decía si usted hubiera estado ahí doctor se hubiera espantado dantesco
apocalípticos créame cualquiera que pasara frente a la sastrería vería la placa brillante en la puerta contigua
madame heidrun lipman cobraba mucho pero valía la pena usted entraba por la puerta siempre abierta recorría el
pasillo sintiendo que estaba haciendo una tontería pero que bueno total porque no probar al llegar a la puerta con
vidrio inglés miraba el reloj para asegurarse de que era puntual como le habían recomendado que fuera faltaban dos
segundos ya usted entraba y se quedaba sin aliento la sastrería al frente sobre la calle españa era toda marrón
marrón cortina mesas mostrador a armario a probadores madera alfombras todo el cuarto de jairón al fondo sobre
el patio era todo blanco blanco paredes techo luz cortina almidonada en la ventana escritorio silla piso de mosaico
sin alfombra todo y ella vestida de negro smoking cascada rubia o rodete camisa blanca serena senyera señora
madonna no se ponía de pie buenas buenos tardes o días depende decía usted y se sentaba matan heidrun
empezaba a hablar la venus de las abejas opinaba ha opinado siempre que es mucho mejor estar desnuda que
vestida no sé para qué tanto trapo dice el amor volvió al cuadro y ella lo dejó volver él también está desnudo pero
no es más que un gordito desagradable que quedaría mejor vestido cuestión de que no se le notará ni la panza ni el
cuello corto tengo la sospecha de que las abejas se burlan de él al guardián de la sala 9 lo operaron de la próstata
ella ni siquiera piensa en la jubilación esa mujer es una maravilla me habían dicho usted sabe todo ve todo es cara
pero tenés que ir a verla esa mujer sentada frente a usted escritorio de por medio lo mira con ojos de oro o es el
reflejo del casco la cascada sobre el cuello y le dice la vida se vuelve a usted se enrosca alienta va y viene flota
remonta vuela mastica invade no lo deja respirar lipman siempre creyó que no hay que esforzarse demasiado
cuando es evidente que no hay necesidad también que es inútil tratar de vivir hoy lo que va a haber que vivir
mañana y que si bien para él que no tiene nada a poco es mucho para que tiene mucho más es peligroso en
consecuencia acepta cada vez menos pedidos y revuelve el té con la cucharita de plata mientras el drone le indica a
usted que se siente frente a ella y le cuente todo lo que le ha pasado lo que le pasa lo que le va a pasar mañana el
viernes dentro de un mes un año y cinco años un traje por mes está más que bien hay tantas casas ahora que
venden buenas ropa de confección aparte de que la gente ya no se viste como antes con tanta formalidad también
algún pantalón y hasta algún arreglo para un viejo cliente algo liviano como pretexto para tener a quién invitar a
sentarse y tomar un té todas las noches se abraza a su mujer rubia y ella se moja las puntas de los dedos en sus
bocas y los pasa por la cabeza la cara sobre todo la cara la frente los arcos superciliares la nariz el mentón los
pómulos los ojos los hombros los brazos la cintura de lippmann lipman se parece cada día más a luca lucas cranach
joven cosa que se ve enseguida contemplando el autorretrato del pintor en su estudio ese cuadro que está en el
jingle junto a un águila herida de riken Bauer 1773 a 1821 ahí se lo ve muy erguido orgulloso vestido con un largo
delantal de pintor tocado con una boina granate que re quintada deja ver una plumita moteada entre sus pliegues
sosteniendo en una mano los pinceles muy blanco el pelo muy negro las manos de dedos largos finos los ojos
oscuros mirando para cada señores seguro de las vinos que alguna vez va a pintar de las abejas y los paisajes y los
paraísos casi petulante capaz de conquistar a alguna belleza rubia inalcanzable de cruzar un río a nado perseguido
por el enemigo de sufrir enfermedades atroces de dedicarse con unción a modestos trabajos es muy fácil si solo
usted y yo pudiéramos probar todo lo que hay qué hacer por las tardes aaron lipman el más orgulloso de los
hombres altivo vestido de oscuro el pelo negro un poco largo sobre la nuca que junto con sus manos blancas
transparentes le dan cierto aire romántico sale de la casa para un paseo una visita a cenar en algún restaurante que
tenga jardín y en el que el metro lo atienda con diferencia dando el brazo a su mujer rubia vestida en verano de
sedas escotes puntillas sandalias vestida en invierno de pieles o larguísimos abrigos negros con cuello de terciopelo o
de raso sale pálido sereno una sospecha de sonrisa en la cara y en el paso ojos negros piel muy blanca como su
madre y sus hermanas se ha olvidado de la guerra piensa en el té rubio en el sol rubio en caldos apetitosos como la
carne suave de afroditas rosadas desnudas contra un paisaje verde en su mujer.
Cavatina de angélica gorodischer está fechado berlín octubre de 1989