MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
UNIDAD EDUCATIVA “MATEA BOLIVAR”
Inscrito en el M.P.P.P.E. Código DEA PD00541517-J30704982-0
Calle Anzoátegui, Local N° 21, Sector La Llanada, Guarenas Estado Miranda
ÁREA DE FORMACIÓN: Orientación y Convivencia
Docente: CARMEN NODA
Psicología de la sexualidad.
La sexualidad es una parte integral de la experiencia humana y desempeña un papel
crucial en la calidad de vida de las personas. Debemos tener en mente que la sexualidad
no hace referencia únicamente a las relaciones sexuales como tal, sino a una dimensión
compleja del ser humano que abarca temas muy diversos y amplios como la orientación
sexual, la identidad de género, la autoestima… Así, una vida sexual sana no se refiere
únicamente al aspecto físico, sino también al mental y emocional. En esta entrada
te contamos qué factores contribuyen a lograr una vida sexual sana, y qué beneficios te
puede aportar.
¿Cómo tener una vida sexual sana?
Salud física: decidir de forma libre qué método anticonceptivo utilizar para que no
ocurran embarazos no deseados ni podamos contraer ninguna ITS, es una parte
importante de una sexualidad sana. Así, por ejemplo, muchas mujeres comienzan a
tomar la píldora por presión social o de su pareja, aunque les pueda sentar mal.
Tomar este tipo de decisiones de forma independiente y consensuada es de lo más
importante. Además, practicar actividad física de forma frecuente y tratar de seguir
una dieta equilibrada pueden tener un impacto significativo en la función sexual.
Salud mental: factores como la ansiedad o la depresión pueden perjudicar otras
parcelas de nuestras vidas. Para poder disfrutar de nuestra sexualidad en su
totalidad es relevante trabajar otras parcelas de nuestra vida previamente.
Conocimiento: la educación sexual desempeña un papel crucial en el desarrollo de
una vida sexual saludable. Así, tener los conocimientos necesarios sobre cuestiones
como la fisiología y la psicología sexual contribuye a la toma de decisiones
informadas. El conocimiento sexual no solo se trata de conocer los aspectos más
técnicos, sino también de comprender la diversidad de las experiencias sexuales y
respetar las emociones individuales, tanto nuestras como de los demás.
Autoconocimiento: saber qué nos gusta, qué no, qué nos apetece en cada
momento, cómo funciona nuestro cuerpo, etc. es muy relevante para nuestra salud
sexual. Ejercicios como la autoexploración o autoobservación pueden resultar muy
útiles para ello. Trabajar en aceptarnos permite eliminar muchas barreras que
pueden entorpecer nuestra vida sexual.
Límites: ser conscientes de nuestros límites, así como transmitirlos a las otras
personas es crucial para disfrutar de una vida sexual plena y sana.
Comunicación: comunicar aspectos sobre cómo nos sentimos, qué nos apetece,
qué fantasías tenemos, etc., así como escuchar a las otras personas, contribuye a
crear un espacio seguro donde podamos sentirnos a gusto y no juzgados. Una
buena comunicación es relevante para construir un espacio de intimidad y conexión
emocional.
Respeto: el respeto mutuo es un componente fundamental de cualquier relación
saludable. Respetar los límites y las decisiones de la pareja, así como ser
consciente de las necesidades y deseos de esta, es esencial para mantener una
vida sexual plena. La ausencia de respeto puede conducir a tensiones y conflictos
que afecten muy negativamente la calidad de la vida sexual.
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