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DEPRESION

La depresión es un trastorno mental grave que afecta el estado de ánimo, el comportamiento y la capacidad para llevar a cabo actividades diarias, y puede ser causada por factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Los síntomas incluyen tristeza persistente, pérdida de interés, cambios en el apetito y energía, y pensamientos de autolesión. El tratamiento puede incluir terapia psicológica, medicación antidepresiva o una combinación de ambos, y es importante buscar ayuda profesional si se presentan síntomas de depresión.

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DEPRESION

La depresión es un trastorno mental grave que afecta el estado de ánimo, el comportamiento y la capacidad para llevar a cabo actividades diarias, y puede ser causada por factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. Los síntomas incluyen tristeza persistente, pérdida de interés, cambios en el apetito y energía, y pensamientos de autolesión. El tratamiento puede incluir terapia psicológica, medicación antidepresiva o una combinación de ambos, y es importante buscar ayuda profesional si se presentan síntomas de depresión.

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QUE ES

es una enfermedad común y grave que afecta negativamente la manera de sentir, pensar y
actuar.

La depresión es un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de


ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de
actividad y del pensamiento.

La depresión es una enfermedad común pero grave que interfiere con la vida diaria, con la
capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida. La depresión es causada
por una combinación de factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.

Algunas investigaciones indican que el riesgo genético para la depresión es el resultado de la


influencia de varios genes que actúan junto con factores ambientales y otros factores de riesgo.

Algunos tipos de depresión tienden a darse en familias. Sin embargo, la depresión también
puede ocurrir en personas sin antecedentes familiares de depresión. No todas las personas con
enfermedades depresivas experimentan los mismos síntomas. La gravedad, frecuencia y
duración de los síntomas varían dependiendo de la persona y su enfermedad en particular.

Datos clave

La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la
pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la
incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.

Las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de
energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad;
disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad
o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.

La depresión no es un signo de debilidad. Se puede tratar con terapia o intervención


psicológica, con medicación antidepresiva o con una combinación de ambos métodos.

Las personas expuestas a violencia frecuentemente experimentan una variedad de reacciones


que incluye: ansiedad, estrés, frustración, temor, irritabilidad, enojo, dificultad de
concentrarse, pérdida del apetito y pesadillas.

Síntomas y tipologías

En un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza,


irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del placer o del interés por actividades.

Un episodio depresivo es distinto de las variaciones habituales del estado de ánimo. Estos
episodios abarcan la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
Pueden presentarse varios síntomas más, como:

dificultades para concentrarse

un sentimiento de culpa excesiva o de baja autoestima

falta de esperanza acerca del futuro

pensamientos de muerte o suicidio

alteraciones del sueño

cambios en el apetito o en el peso

sensación de cansancio acusado o de falta de energía.

La depresión puede causar dificultades en todos los aspectos de la vida, incluidas la vida
comunitaria y en el hogar, así como en el trabajo y la escuela.

Los episodios depresivos pueden clasificarse en leves, moderados o graves, en función del
número y la intensidad de los síntomas, así como de las repercusiones en el funcionamiento de
la persona.

Los episodios depresivos pueden pertenecer a diferentes tipologías:

trastorno depresivo de un solo episodio: la persona experimenta un primer y único episodio;

trastorno depresivo recurrente: la persona ha padecido ya al menos dos episodios depresivos,


y

trastorno bipolar: los episodios depresivos alternan con periodos de episodios maníacos, que
incluyen euforia o irritabilidad, mayor actividad o energía, y otros síntomas como aumento de
la verborrea, pensamientos acelerados, mayor autoestima, menor necesidad de dormir,
distracción y comportamiento impulsivo e imprudente.

Las depresiones pueden clasificarse de una manera sencilla en 3 tipos.

La depresión mayor tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente
genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y, en
algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año.

En contraposición, existe la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a


circunstancias ambientales estresantes.
La distimia, antiguamente conocida como neurosis depresiva, que se caracteriza por un cuadro
depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos años), sin
periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este último tipo
de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con el estrés
prolongado.

Por último, existe un tipo de depresión denominada enmascarada, que en vez de manifestarse
con los síntomas ya referidos, aparece como molestias orgánicas -somatizaciones- o cambios
en la conducta.

Causas concomitantes y prevención

La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y


biológicos. Quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, eventos
traumáticos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede
generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada y, por
consiguiente, la propia depresión.

La depresión está estrechamente relacionada con la salud física y, por consiguiente, la salud
física desempeña un papel en la depresión. Muchos de los factores que influyen en la
depresión (como la inactividad física o el uso nocivo del alcohol) también son factores de riesgo
conocidos para enfermedades como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y
las enfermedades respiratorias. A su vez, las personas con estas enfermedades también
pueden estar sufriendo depresión a causa de las dificultades asociadas con el manejo de su
afección.

Está demostrado que los programas de prevención reducen la depresión. Entre las estrategias
comunitarias eficaces para prevenirla se encuentran los programas escolares para promover un
modelo de afrontamiento positivo entre los niños y los adolescentes. Las intervenciones
dirigidas a los padres de niños con problemas de conducta pueden reducir los síntomas
depresivos de los padres y mejorar los resultados de sus hijos. Los programas de ejercicio para
¿Cuáles son las causas de la depresión?

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de


Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de unos
determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores
cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos, etc.),
con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación)
y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de defensa psicológicos).las personas
mayores también pueden ser eficaces para prevenir la depresión.

Diagnóstico y tratamiento
Hay tratamientos eficaces para la depresión, incluidos los tratamientos psicológicos y la
medicación. Busque cuidados si presenta síntomas de depresión.

Los tratamientos psicológicos son el primer tratamiento contra la depresión. Pueden


combinarse con antidepresivos en casos de depresión moderada y grave. Los antidepresivos no
son necesarios en caso de depresión leve.

Los tratamientos psicológicos pueden enseñar nuevas maneras de pensar, de hacer frente a las
situaciones o de relacionarse con los demás. Pueden incluir terapia conversacional con
profesionales y con terapeutas no especializados supervisados. La terapia conversacional
puede llevarse a cabo cara a cara o en línea. Puede accederse a tratamientos psicológicos a
través de manuales de autoayuda, sitios web y aplicaciones.

Los tratamientos psicológicos eficaces contra la depresión incluyen:

la activación conductual

la terapia cognitiva conductual

la psicoterapia interpersonal

el tratamiento para la resolución de problemas.

Los antidepresivos incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS),


como la fluoxetina.

Los proveedores de atención de salud deben tener presentes los posibles efectos adversos de
los antidepresivos, las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de intervención (por
disponibilidad de conocimientos técnicos o de l tratamiento en cuestión) y las preferencias
individuales.

Los antidepresivos no se deben utilizar para tratar la depresión en niños ni como tratamiento
de primera elección en adolescentes, en quienes hay que utilizarlos con suma cautela.

Para el trastorno bipolar se utilizan diferentes medicamentos y tratamientos.

Cuidado personal

El cuidado personal puede ser clave en el manejo de los síntomas de la depresión, así como en
el fomento del bienestar general.

¿Qué puede hacer?


Trate de seguir haciendo cosas que solía disfrutar

Mantenga el contacto con amigos y familia

Haga ejercicio a menudo, aunque solo sea dar un paseo

Siga, si es posible, unos hábitos alimenticios y de sueño regulares

Evite o reduzca el consumo de alcohol y no tome drogas ilícitas, que pueden empeorar la
depresión

Cuente a alguien de confianza cómo se siente

Acuda a un proveedor de atención de salud.

Si tiene pensamientos suicidas:

Recuerde que no está solo, que muchos han pasado por esto y encontraron ayuda.

Cuente a alguien de confianza cómo se siente

Hable con un trabajador de la salud (un médico o un consejero)

Únase a un grupo de apoyo.

Si cree que existe el peligro de que, a corto plazo, pueda hacerse daño, póngase en contacto
con un servicio de emergencia o con una línea de atención telefónica para situaciones de crisis.

¿Cuáles son los síntomas de la depresión?

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de la


capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y
produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos.

Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad, la
irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de
confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la
intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros.

Los síntomas más habituales son:

Tristeza patológica.

Pérdida de interés.

Disminución de la vitalidad.

Cansancio exagerado.

¿Cómo se diagnostica la depresión?


Encontrarse en un momento determinado más triste o con el estado de ánimo más bajo no es
suficiente para un diagnóstico de depresión.

Para eso, es preciso que la intensidad de los síntomas, su duración (al menos, 2 semanas) y la
incapacidad que generan, sean de una entidad suficiente como para afectar el normal o
adecuado funcionamiento de la persona.

Entrevista diagnóstica.

Descarte de enfermedad orgánica mediante: pruebas diagnósticas y valoración por otros


especialistas.

Pruebas de psicodiagnóstico.

¿Cómo se trata la depresión?

Tratamiento de la depresión

El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo de


depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una adecuada
relación médico-paciente. Básicamente, el tratamiento se compone de psicoterapia y
farmacoterapia.

¿Cuáles son sus síntomas?

Aunque no todas las personas con depresión padecen los mismos síntomas, son habituales los
siguientes signos:

Sentimiento persistente de tristeza, ansiedad, vacío, desesperanza y pesimismo.

Sentimiento de culpa, inutilidad o impotencia.

Irritabilidad o inquietud.

Pérdida de confianza en uno mismo y/o en los demás.

Pérdida de interés en las actividades o pasatiempos habituales de los que antes disfrutaba,
incluso de las relaciones sexuales. .

Pérdida de la libido y del interés en las relaciones sexuales.

Pérdida de la capacidad de disfrutar.

Cansancio exagerado, incluso después de pequeños esfuerzos, y falta de energía.

Disminución de la capacidad para concentrarse, recordar detalles y tomar decisiones.

Insomnio, despertar muy temprano, o dormir demasiado.

Pérdida de apetito o comer de manera excesiva.


Ideas de muerte o intentos de suicidio.

Dolores y malestares persistentes: dolores de cabeza, cólicos o problemas digestivos que no se


alivian incluso con tratamiento.

10 consejos para afrontar una depresión

Para afrontar una depresión es necesario cuidar la mente, pero también el cuerpo. Algunas de
las siguientes recomendaciones pueden ser útiles a la hora de superar esta enfermedad:

1. Habla y desahógate.

Elige a un amigo/a o familiar de confianza como confidente, y cuéntale cómo te sientes. Pero
ten en cuenta que ellos sufren por ti, por lo que es importante que busques a un profesional
sanitario o psicólogo para que intente ayudarte.

2. No tomes decisiones precipitadas.

Aplaza las decisiones importantes, como puede ser un divorcio, un cambio de empleo o
contraer matrimonio, hasta que te sientas mejor. Y de nuevo, habla sobre ellas con otras
personas que conozcan y tengan una visión objetiva de la situación. Otra opción es escribir en
un papel cómo te sientes o qué te preocupa: expresarlo en palabras te ayudará reflexionar
sobre ello y a ponerlo en perspectiva.

3. Sé sincero.

Tanto contigo mismo como con el profesional que te ayude a afrontar tu depresión. No temas
contarle tus preocupaciones y miedos ni preguntarle todo lo que necesites. Exprésale de
manera franca todo lo que sientes, porque así podrá ayudarte mejor.

4. Piensa en positivo.

Mantén la esperanza, muchísimas personas han superado este problema. Plantéate metas
realistas y no seas impaciente: la depresión no desaparecerá de manera súbita, sino que, poco
a poco, los pensamientos positivos irán reemplazando a los negativos.

5. No te encierres en ti mismo.

No te aísles. Aunque no tengas muchas ganas, intenta seguir relacionándote con tus amigos o
familiares, pasa tiempo con ellos y mantén tus actividades de ocio habituales siempre que sea
posible. Seguir activo te ayudará a conservar una actitud positiva.

6. Muévete.

Haz deporte, da un paseo o practica otro tipo de actividades de ocio -como ir al cine o
participar en eventos sociales- con las que antes disfrutaras. Respirar aire puro y el movimiento
te ayudarán a sentirte mejor física y emocionalmente. También es muy aconsejable que alguna
de estas actividades sean en compañía.

7. Come y duerme bien.


Aunque no sientas apetito, no descuides lo que comes. Una dieta variada y equilibrada, rica en
frutas y verduras, te hará sentirte más fuerte. Así mismo, mantener unos horarios regulares de
sueño te ayudará a sentirte más reposado. Si no logras conciliar el sueño, acuéstate igualmente
y escucha la radio o ve la televisión, al menos tu cuerpo descansará. Frecuentemente, durante
el tratamiento de la depresión, el sueño y el apetito comenzarán a mejorar antes de que su
estado de ánimo deprimido desaparezca.

8. Intenta evitar el estrés.

En el día a día, clasifica las tareas en grandes y pequeñas y establece prioridades para cometer
lo que tienes que hacer sin agobiarte. Recuerda que no pasa nada si no llegas a todo.

9. No abuses del alcohol u otras drogas.

No caigas en la tentación de recurrir al alcohol o a otras drogas para sentirte mejor, pues, una
vez se haya disipado el efecto de relajación o euforia que provocan estas sustancias, los
sentimientos de tristeza y desesperanza se volverán más intensos.

10. Cumple el tratamiento médico.

Acude a todas las citas que tengas con tu doctor, bien sea el psicólogo, el médico de cabecera o
un especialista. Sigue sus recomendaciones y, en caso de que te prescriba antidepresivos, es
muy importante que sigas las instrucciones, que tomes todas las dosis con exactitud y que no
interrumpas el tratamiento por tu cuenta.

Con la psicoterapia, se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional; se


intentan corregir los pensamientos distorsionados; se explica el carácter temporal y se
desdramatiza la situación; se consigue la participación del paciente en el proceso curativo y,
por último, se enseña a prever las posibles recaídas.

Como tratamiento farmacológico se utilizan antidepresivos, ansiolíticos y otros fármacos


coadyuvantes, como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o psicoestimulantes.

Por último, el tratamiento electroconvulsivo, que se realiza en algunas circunstancias


(depresión mayor grave del adulto, depresión resistente), bajo control anestésico y
miorrelajación. Es una técnica segura y sus efectos secundarios sobre la memoria son
habitualmente leves y transitorios. Por razones operativas, económicas y socio-culturales se
reserva a indicaciones muy concretas.

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