Hechos y Actos Jurídicos
Hecho jurídico: es todo fenómeno de la naturaleza o del comportamiento humano que el
legislador considere atribuirle consecuencia jurídica. Los hechos jurídicos son calificados por el
derecho de acuerdo a ciertos valores, atribuyéndoles determinadas consecuencias,
configurándolos y tipificándolos objetivamente como integrantes del supuesto de la norma, llámese
ésta: ley, tratado, ordenanza, decreto, resolución, costumbre, precedente judicial, principio general
del Derecho, contrato, testamento, etc. Es decir, son esa inmensa variedad de hechos naturales o
sociales que por la trascendencia que tienen en la vida de relación del ser humano son
configurados abstractamente en el supuesto de hecho de las normas que integran el ordenamiento
jurídico, enlazándose determinados efectos, constitutivos, modificativos o extintivos de relaciones
jurídicas. Por eso se dice que los hechos jurídicos son los que están previstos por el ordenamiento
jurídico o, también, que son los hechos que están insertos en la estructura de la norma,
constituyendo el contenido del supuesto normativo. Los hechos son acontecimientos susceptibles
de ser percibidos por nuestros sentidos. Todos ellos pueden analizarse según distintos criterios:
De acuerdo con su origen, los hechos son humanos o naturales.
De acuerdo con las consecuencias que producen son hechos simples o hechos jurídicos (ambos
tipos pueden ser humanos o naturales)
Quiere decir que muchos hechos, sean naturales o humanos, pueden tener un contenido
únicamente estético, sentimental, etc (un atardecer, escribir un poema a la persona querida); vale
decir que no tienen relevancia alguna para el derecho.
Pero hay otros que tienen directa incidencia en el derecho. A éstos se los denomina hechos
jurídicos. Según el Código Civil Argentino un hecho jurídico es un acontecimiento que tiene
trascendencia en el ámbito del Derecho; es decir, que es susceptible de producir alguna
adquisición, modificación, transferencia o extinción de derechos y obligaciones
Un hecho jurídico es el antecedente o la causa de una relación jurídica. Una norma jurídica parte
siempre de un presupuesto de hecho para posteriormente regular las consecuencias que ello tiene
en el área del Derecho. El presupuesto de hecho de la norma es un hecho jurídico. Es habitual que
en derecho procesal se establezca que una sentencia judicial explique dos aspectos: hechos
jurídicos que se entienden probados, y fundamentos de derecho a aplicar a tales hechos. Así, el
fallo o sentencia vendrá fundamentado por estas dos categorías. Según Ortolán: «La función de los
hechos en la jurisprudencia es función eficiente.»
Es importante distinguir, dentro de los hechos jurídicos en sentido amplio, los llamados actos
jurídicos y los hechos jurídicos en sentido estricto. Un hecho jurídico en sentido estricto no tiene
por qué ser voluntario ni controlable por la persona, mientras que en un acto jurídico, la voluntad de
la persona es esencial. Por lo tanto, todos los actos jurídicos son hechos jurídicos, pero no todos
los hechos jurídicos son actos jurídicos
Ejemplos de hechos jurídicos:
La muerte
La promulgación de una Ley.
El nacimiento de una persona.
Una declaración de guerra.
Una catástrofe humana (genocidios, golpes de estado, etc.)
Ejemplos de hechos jurídicos que además son actos jurídicos (Nota: todos los actos jurídicos son
además hechos jurídicos pero no a la inversa):
La firma de un contrato.
El otorgamiento del consentimiento matrimonial.
Otorgar testamento
Las inscripciones registrales
Actos jurídicos: El acto jurídico o negocio jurídico es el hecho, humano, voluntario o consciente y
lícito, que tiene por fin inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar
o extinguir derechos y obligaciones cuyos efectos son deseados por las partes y sancionados por
la ley. El acto jurídico produce una modificación en las cosas o en el mundo exterior porque así lo
ha dispuesto el ordenamiento jurídico. La doctrina alemana distingue el acto del negocio jurídico,
siendo este último una especie de acto jurídico, caracterizado por tener una declaración de
voluntad, a diferencia del acto jurídico como concepto más amplio que abarca los hechos
voluntarios (tanto lícitos como ilícitos).
Para que se dé el acto jurídico no basta con que haya un sujeto y un objeto con bastante
capacidad, se necesita algo que los ponga en relación, estableciendo un lazo o un vínculo que los
una, haciendo pasar la relación jurídica del estado de posibilidad al estado de existencia. Este
tercer elemento es un hecho, que por ser productor de efectos jurídicos se denomina hecho
jurídico, cuando tal hecho procede de la voluntad humana recibe el nombre de acto jurídico.
Clasificación de los actos jurídicos:
Actos positivos y negativos: En los primeros, el nacimiento, modificación, extinción, etc.
de un derecho, depende de la realización del acto; tal es, por ejemplo, la firma de un
pagaré, la entrega de una suma de dinero, la realización de un trabajo o de una obra de
arte. En los segundos, en cambio, la conducta jurídica consiste en una omisión o
abstención; tal es el caso de las obligaciones de no hacer. El propietario de una casa
alquilada a una tercero debe abstenerse de perturbarlo en el goce de ella; en este hecho
negativo, en esta abstención, consiste el cumplimiento de su obligación.
Actos unilaterales y bilaterales: Los actos jurídicos son unilaterales cuando para su
perfección, requieren de la voluntad de una sola parte, que puede ser una sola persona, en
el caso del testamento; o la voluntad de varias personas pero que son una sola parte, pues
su voluntad es expresada con el mismo sentido, como por ejemplo en el caso de las
comunidades que son representadas por un administrador. Son bilaterales cuando
requieren el consentimiento de dos o más voluntades (consentimiento), como los contratos.
Esta clasificación no debe confundirse con la de contratos que son unilaterales y
bilaterales. Los contratos son siempre actos jurídicos bilaterales, desde que no existen sin
el concurso de voluntades; pero en orden a sus efectos, se llama unilaterales a los que
crean obligaciones a cargo de una sola de las partes, tales como el depósito, la donación y
bilaterales a aquellos que las crean para ambas, como la compraventa y el contrato de
trabajo.
Actos entre vivos y de última voluntad : Los actos jurídicos cuya eficacia no depende del
fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan, se llaman actos entre vivos, como son
los contratos. Cuando no deben producir efectos sino después del fallecimiento de aquellos
de cuya voluntad emanan, se denominan actos mortis causa o actos de última voluntad,
como son los testamentos.
Actos gratuitos y onerosos: son aquellos en que la obligación está a cargo de una sola
de las partes y responden a un propósito de liberalidad; tales los testamentos, la donación,
la renuncia sin cargo a un derecho. En cambio, en los actos onerosos las obligaciones son
recíprocas y cada contratante las contrae en vista de que la otra parte se obliga a su vez;
así ocurre en la compraventa, la permuta, etcétera.
Actos formales y no formales: son aquellos cuya eficacia depende de la observancia de
las formalidades ordenadas por la ley. Son no formales o no solemnes aquellos cuya
validez no depende del cumplimiento de solemnidad alguna. Los actos jurídicos, en
general, pueden ser formales o no formales. Son formales aquellos actos jurídicos para
cuya existencia o validez es necesaria la manifestación de ciertos caracteres externos, en
vista a producir plenos efectos jurídicos. Ejemplo de esto son los contratos solemnes, que
requieren de una solemnidad propiamente tal, o los contratos reales, que requieren de la
entrega de todas.
Actos de administración y de disposición : En el acto de administración sólo se
transfiere la tenencia, el uso; por ejemplo, el arrendamiento, comodato, este acto no saca
de la esfera de actuación del sujeto al bien en cuestión, objeto del acto por el contrario. En
los de disposición se transmite el dominio, la propiedad de la cosa por ejemplo: la
enajenación y el gravamen.