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La Adolescencia

La adolescencia requiere una dieta nutritiva para un crecimiento y desarrollo óptimos, ya que una alimentación saludable previene problemas de salud a corto y largo plazo. Un estudio en Valladolid revela hábitos alimentarios deficientes entre adolescentes, con un consumo inadecuado de lácteos, verduras y pescado, y un alto consumo de alimentos poco saludables. La actividad física es crucial para mantener un peso saludable y prevenir enfermedades, aunque su práctica disminuye con la edad y está relacionada con el nivel socioeconómico.

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La Adolescencia

La adolescencia requiere una dieta nutritiva para un crecimiento y desarrollo óptimos, ya que una alimentación saludable previene problemas de salud a corto y largo plazo. Un estudio en Valladolid revela hábitos alimentarios deficientes entre adolescentes, con un consumo inadecuado de lácteos, verduras y pescado, y un alto consumo de alimentos poco saludables. La actividad física es crucial para mantener un peso saludable y prevenir enfermedades, aunque su práctica disminuye con la edad y está relacionada con el nivel socioeconómico.

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La adolescencia es una etapa en la que es muy importante tener una dieta de alta calidad

nutritiva. El tipo de alimentos que consumen los niños y los adolescentes influye en su
crecimiento y desarrollo. La alimentación saludable previene problemas de salud inmediatos,
como la anemia, la obesidad, desórdenes de alimentación y caries dental, pero también ayuda
a prevenir problemas de salud a largo plazo, como la enfermedad coronaria, la obesidad, el
cáncer, la hipertensión arterial y la osteoporosis. Además, los hábitos alimentarios adquiridos
en la adolescencia se mantendrán en la edad adulta.

Los datos de un estudio realizado en adolescentes de 13 a 18 años, en la provincia de


Valladolid(*), demuestran errores en los hábitos alimentarios y de actividad física, en función de
la edad, el sexo y el nivel socioeconómico, que es preciso corregir.

El desayuno es la principal comida del día, que recarga los depósitos de energía y ayuda a los
adolescentes a afrontar la jornada. El hábito de desayunar a diario lo cumplen el 79,2% de los
adolescentes y más los chicos que las chicas. Refieren que no desayunan nunca el 4%.
También se encuentra una disminución de la frecuencia del desayuno diario a medida que los
adolescentes se hacen mayores.
Los lácteos son una buena fuente de minerales, debido a su alto contenido en calcio, fósforo y
magnesio. Para cubrir las necesidades recomendadas de ingesta de calcio diario se deben
tomar al menos 3 raciones de lácteos al día. Sólo tres de cada cuatro lo toman a diario y lo
hacen más las chicas.
Las verduras y hortalizas no suelen ser los alimentos preferidos por los adolescentes. Solo un
20% las consume a diario y más las chicas.
Respecto al pescado, el 10,7% de los jóvenes no lo comen nunca. La mayoría consumen
pescado una o varias veces a la semana. No hay diferencias por sexo ni edad.

Por nivel socioeconómico, se observa asociación entre las familias de mayor nivel y el
consumo entre sus adolescentes de lácteos, verduras y hortalizas (crudas y cocidas) y
ensaladas, fruta y pescado. No es así para el resto de alimentos, que se comen por igual.

El consumo de chuches, refrescos, bollería industrial y patatas chips son un grupo de alimentos
superfluos que en exceso pueden generar sobrepeso y caries dental. Sin embargo, el consumo
varias veces por semana y también a diario está muy extendido entre la población adolescente.
Algo más de un 10% de adolescentes toma refrescos a diario, chucherías el 7,2%, bollería
6,7% y patatas chips (de bolsa) el 4,5%. No se encuentran diferencias por edad. La bollería la
comen más los chicos y los refrescos en el menor nivel socioeconómico.
La actividad física en la infancia y adolescencia genera una serie de beneficios físicos, pero
también la oportunidad para desarrollar interacciones sociales, sentimientos de satisfacción
personal y bienestar mental. La mayoría de los adolescentes realizan actividad física, más los
chicos y menos en cursos superiores. A medida que los jóvenes se hacen mayores, empiezan
a dedicar más tiempo al estudio y a la diversión y, en algunos casos, se abandonan prácticas
deportivas que se realizan en el ambiente escolar o en centros deportivos. Por otro lado,
un menor nivel socioeconómico se asocia con menor actividad física
Cualquier tipo de actividad física regular puede mejorar tu estado físico y tu salud, incluso
caminar, subir escaleras o cortar el césped. Lo más importante es que te mantengas en
movimiento.

4 beneficios de la actividad física


Mantenerse físicamente activo puede ayudar con lo siguiente:

1. Mantener un peso saludable. Ten en cuenta que el peso saludable de cada persona es
diferente: depende de la estatura y el tamaño corporal. Pregúntale a tu pediatra cuál es
el peso saludable para ti.

2. Prevenir enfermedades cardíacas. Las enfermedades cardíacas son la principal causa


de muerte en los Estados Unidos. Las investigaciones demostraron que los factores de
riesgo de las enfermedades cardíacas empiezan durante la infancia. La falta de actividad
física es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardíacas.

3. Fortalecer los huesos. El ejercicio regular mantiene los huesos sanos y puede ayudar a
prevenir una enfermedad ósea llamada osteoporosis. Esta enfermedad es común en las
personas mayores y hace que los huesos se rompan con facilidad.

4. Reducir el estrés. Todas las personas tienen estrés, pero aprender a manejarlo es una
forma importante de mantenerse saludable. Muchas cosas pueden causar estrés, como,
por ejemplo, los problemas con los padres o los amigos, o las presiones de la escuela.
Los cambios en la vida, tales como mudarse a un nuevo hogar o romper el vínculo con
una persona, también pueden causar estrés. El ejercicio puede ayudar a que te relajes y
ayuda al cuerpo a manejar el estrés.

Conoce los puntos básicos: 4 tipos de estado físico


Para estar en forma, podría resultarte útil trabajar todos los aspectos del estado físico,
incluidos los siguientes:

 Resistencia física. Es la capacidad del corazón, los pulmones y los vasos


sanguíneos para suministrar oxígeno y nutrientes a todo el cuerpo. Cuando haces
ejercicio, respiras más fuerte y el corazón late más rápido. Estos cambios ayudan
al cuerpo a obtener el oxígeno que necesita. Si no estás en forma, el corazón y
los pulmones tienen que trabajar más duro, incluso durante actividades
cotidianas, como subir escaleras. Algunos ejemplos de actividades aeróbicas son
jugar al baloncesto, correr y nadar.
 Fuerza y resistencia muscular. Este tipo de estado físico es la cantidad de
trabajo y tiempo que los músculos pueden realizar una determinada actividad
antes de cansarse. Cuanto más en forma estés, más tiempo podrás practicar un
deporte, hacer ejercicio o realizar otras actividades antes de tener que detenerte.
 Flexibilidad. Es la capacidad de mover y estirar las articulaciones, los
ligamentos y los músculos en toda la amplitud de movimiento. Por ejemplo, las
personas con buena flexibilidad pueden agacharse fácilmente y tocar el suelo.
1. Introducción

Por un lado tenemos una dieta más calórica, con mayor aporte energético y por otro
lado hemos disminuido nuestro gasto energético. La balanza energética se ha vuelto
en contra, no gastamos toda la energía que consumimos, y como sabemos la energía
no se destruye se transforma. Esta energía que no consumimos se transforma en
depósitos de grasa e hidratos de carbono en nuestro cuerpo, que provocan el
sobrepeso y la obesidad.

Una dieta variada, rica en verduras, cereales integrales, verduras, legumbres,


pescado, carne blanca, frutos secos y aceite de oliva crudo, principalmente,
acompañada de una actividad física periódica, provoca que la balanza energética este
compensada.

Como dice la cita “hay que comer para vivir, no vivir para comer”. Nuestro cuerpo
para vivir necesita energía, y energía de cualidad.

No siempre la culpa es nuestra, existen factores genéticos y enfermedades que


provocan trastornos alimentarios y obesidad.

La evidencia científica ha demostrado que una mala alimentación y sedentarismo son


factores de riesgo de gran cantidad de enfermedades crónicas.

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