ANGELA LUCIA HUAMAN CANCHO
RESUMEN SOBRE “SEXOLOGIA BASADA EN LA EVIDENCIA”
La sexología es una disciplina científica que enfrenta múltiples
desafíos debido a tabúes culturales, prejuicios y una limitada
aceptación académica. Este campo abarca tanto la clínica como
la educación sexual, buscando promover la salud sexual y
mejorar la calidad de vida de las personas. Sus orígenes se
remontan al siglo XIX con figuras como Krafft-Ebing, Hirschfeld y
Freud, quienes sentaron las bases teóricas del estudio de la
sexualidad, aunque con limitaciones debido a los prejuicios de su
época. En el siglo XX, Alfred Kinsey revolucionó el campo con
entrevistas detalladas sobre prácticas sexuales, generando
estadísticas confiables que desafiaron las normas sociales. Más
tarde, Masters y Johnson introdujeron estudios experimentales
sobre la respuesta sexual humana, describiendo fases como
excitación, meseta, orgasmo y resolución, además de desarrollar
terapias para disfunciones sexuales. Helen Kaplan añadió el
deseo sexual como una fase crucial en el ciclo de respuesta
sexual, mientras que Rosemary Basson propuso un modelo
circular para la sexualidad femenina, diferenciándose del modelo
lineal masculino.
La sexología se divide en dos áreas principales. La sexología
clínica aborda disfunciones sexuales como la preorgasmia,
disfunción del deseo, disfunción eréctil, eyaculación precoz,
vaginismo y dispareunia, combinando enfoques médicos y
psicológicos. Por otro lado, la sexología educativa se enfoca en la
formación, prevención y promoción de la salud sexual,
abordando problemas como las enfermedades de transmisión
sexual, embarazos no deseados y violencia sexual. Sin embargo,
el campo enfrenta importantes retos metodológicos. Muchas
investigaciones carecen de rigor, con falta de grupos de control,
muestras representativas y definiciones operativas claras.
Además, la sexualidad sigue siendo un tema tabú incluso en
entornos académicos, lo que limita la investigación y el desarrollo
de la disciplina. Existe una disparidad entre la sexología médica,
que cuenta con más recursos gracias al apoyo farmacéutico, y la
sexología psicológica, que a pesar de desarrollar técnicas como
la reestructuración cognitiva y la desensibilización sistemática,
carece de suficiente validación científica.
En cuanto a los modelos de respuesta sexual, se han identificado
diferencias significativas entre hombres y mujeres. Mientras que
el modelo masculino es lineal y progresa desde el deseo hasta el
orgasmo, el modelo femenino es circular, incorporando aspectos
emocionales y vinculares, y variando según el contexto. Esto
refleja una visión más amplia de la sexualidad, que va más allá de
ANGELA LUCIA HUAMAN CANCHO
los enfoques tradicionales. La sexología tiene un impacto social
significativo al buscar desmitificar la sexualidad y promover
relaciones respetuosas y saludables. Su trabajo incluye mejorar la
calidad de vida, combatir la discriminación y la violencia sexual, y
fomentar una educación sexual integral que prevenga riesgos y
promueva el bienestar emocional y físico.
En conclusión, la sexología basada en evidencia está en una
etapa inicial. Aunque se han logrado avances, aún faltan estudios
rigurosos que validen las técnicas aplicadas. Es fundamental
incrementar la formación en investigación científica de los
sexólogos, incorporar la sexología como disciplina en currículos
universitarios y promover subsidios para investigaciones que
cumplan con estándares científicos. La meta es establecer una
sexología que aborde la sexualidad como un componente
esencial de la salud, eliminando prejuicios y mejorando la calidad
de vida de las personas. Este enfoque permitiría consolidar la
disciplina y garantizar intervenciones más efectivas tanto en el
ámbito clínico como educativo.