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Cuaresma y Jubileo

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LA CUARESMA Y EL JUBILEO 2025

“La cruz de Jesús es fuente de esperanza”

1. DESTAQUEMOS EL SIGNO:

La Cruz

La cruz que se destaca en el logo del año Jubilar es el signo distintivo de los
cristianos, ella nos recuerda la muerte redentora de Jesús, quien, siendo
inocente, murió por todos nosotros los pecadores. La cruz significa entonces
en este Jubileo la muestra más grande del amor de Dios y de su perdón. La
cruz de Jesús ofrece esperanza y un nuevo comienzo a los que creen.

2. ESCUCHEMOS EL SALMO 103 (3-4.8.10-12)


«Él perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias.
Él rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia.
No nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen.
Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados»

3. PROFUNDICEMOS
a) El Jubileo es tiempo para reavivar la esperanza en Cristo
La Cuaresma es tiempo para preparar nuestras mentes y corazones a la celebración de la
muerte y resurrección de Cristo que constituyen el centro de nuestra fe y el núcleo de
nuestra esperanza. Él, por nosotros, atravesó el drama de la muerte y el amor del Padre lo
resucitó con la fuerza del Espíritu, haciendo de su humanidad la primicia de la eternidad
para nuestra salvación. En este Jubileo estamos llamados a reavivar la esperanza cristiana
que consiste precisamente en esto: ante la muerte, donde parece que todo acaba, se recibe la
certeza de que, gracias a Cristo, a su gracia, que nos ha sido comunicada en el Bautismo, la
vida no termina, sino que se transforma para siempre. i

b) En el Jubileo celebramos el perdón de la deuda ocasionada por el pecado


En el pueblo de Israel cada 50 años se celebraba el jubileo. En ese año los esclavos eran
liberados, las deudas eran perdonadas y la tierra volvía a sus dueños originales. Era un
tiempo de gran justicia y misericordia. San Pablo nos recuerda que todos nosotros
estábamos muertos por nuestros pecados y que esto era como un documento de deuda
infinita con Dios, pero gracias a la muerte de Jesús en la cruz quedó perdonada esa deuda ii
(cfr. Col 2, 14) y así quedó patente la inmensa misericordia o indulgencia de Dios. Esta
indulgencia que recibimos en este año Jubilar cuando nos acercamos a la confesión y la
comunión expresan precisamente la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites. iii

1
c) El camino de la Cuaresma nos lleva a recuperar la limpieza bautismal
El camino de la cuaresma desde los primeros siglos de la Iglesia fue un tiempo para
preparar a los catecúmenos, es decir, a los que se preparaban para el bautismo. Los
evangelios de los cinco domingos de Cuaresma nos van mostrando que, para renovar
nuestra limpieza bautismal y obtener la victoria de Jesús, hemos de pasar por la penitencia
y la oración para superar las tentaciones, que es necesario escuchar en obediencia la Palabra
de Jesucristo, quien nos quiere transfigurar en verdaderos hijos del Padre, que teniendo una
actitud humilde y de arrepentimiento como el hijo pródigo o la mujer sorprendida en
adulterio podemos avanzar en la conversión y recibir de Dios nuevamente el perdón, la
misericordia y la indulgencia.

d) El sacramento de la penitencia y la indulgencia nos transforman en “Jubileo”


Si deseamos que nuestra vida sea un “Jubileo” necesitamos celebrar la reconciliación
sacramental que no es sólo una hermosa oportunidad espiritual, sino que representa un paso
decisivo, esencial e irrenunciable para el camino de fe de cada uno. En ella permitimos que
el Señor destruya nuestros pecados, que sane nuestros corazones, que nos levante y nos
abrace, que nos muestre su rostro tierno y compasivo. Sin embargo, como sabemos por
experiencia personal, el pecado “deja huella”, lleva consigo unas consecuencias; no sólo
exteriores, en cuanto consecuencias del mal cometido, sino también interiores, en cuanto
todo pecado, incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario
purificar, sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama Purgatorio. Por
lo tanto, en nuestra humanidad débil y atraída por el mal, permanecen los “efectos
residuales del pecado”. Estos son removidos por la indulgencia, siempre por la gracia de
Cristo, el cual, como escribió san Pablo VI, es «nuestra “indulgencia”. iv

e) Las obras de misericordia son manifestación de la liberación jubilar


Las obras de misericordia, propias del tiempo de Cuaresma, son obras de esperanza para
con las víctimas de la violencia, los jóvenes cuyos sueños se derrumban, los presos, los
pobres, los ancianos, los migrantes, los enfermos y los que pasan hambre. Todos ellos
necesitan y merecen signos de esperanza.

4. REFLEXIONEMOS
a. ¿Cómo ha sido mi experiencia de perdonar y recibir perdón?
b. ¿Cuáles son los propósitos personales en esta Cuaresma en torno al perdón, la
reconciliación y la indulgencia Jubilar?
c. ¿Qué obras de misericordia podemos llevar a cabo en esta Cuaresma jubilar?

5. CELEBREMOS

Los signos de esperanza que realicemos durante este tiempo de Cuaresma los
presentaremos a Jesús el Domingo de ramos. Lo haremos por medio de varios signos:

 La signación con la ceniza al inicio de Cuaresma


 El rezo del Viacrucis – especialmente los días viernes –
2
 La participación en la celebración penitencial y/o el sacramento individual de la
Confesión
 La participación en la Misa los cinco domingos de Cuaresma y el domingo de
Ramos.

Destacaremos en la habitación o en algún lugar de la casa el signo de la cruz y la Biblia


abierta para acordarnos de la oración, la lectura de la Sagrada Biblia – de manera especial
los Evangelios de cada domingo –, la invitación a la penitencia, el ayuno y las obras de
misericordia.

3
i
Bula de convocación del Jubileo “Spes non confundit”, del Papa Francisco. N° 20
ii
Cfr. Col 2, 14
iii
Bula de convocación del Jubileo “Spes non confundit”, del Papa Francisco. N° 23
iv
Ibidem.

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