VIACRUCIS JUVENIL
DIÓCESIS DE CAMPECHE
¿Qué sentido tiene este camino?
“Vía Crucis" significa en latín "Camino de la Cruz". Se trata de un camino de oración que busca
adentrarnos en la meditación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en su camino al Calvario.
Este Camino se recorre usualmente acompañados en comunidad a través de una serie de catorce
“estaciones”, denominadas de esta manera debido a que al realizar este ejercicio de piedad nos
detenemos un momento en el camino para meditar con oraciones de penitencia y arrepentimiento
en cada uno de los incidentes particulares que Jesús sufrió por nuestra salvación. Cada estación es
colocada con una Imagen en Pintura o Escultura para simbolizar y facilitar la reflexión del momento
que se está representando.
La práctica del Via Crucis, tiene su origen desde los primeros siglos del cristianismo. Y fueron
principalmente los franciscanos quienes se encargaron de extender esta devoción.
¿Por qué realizar el Via Crucis?
● Contemplar los dolores en el cuerpo y en el alma de Jesús como símbolo de su amor e
infinita Misericordia.
● Profundizar en el Misterio del Dolor, como medio de Salvación para la humanidad.
● Acompañar a Jesús en su camino al Calvario, en actitud penitente por su sacrificio en
perdón de nuestras faltas.
¿Para qué realizar el Via Crucis? (Finalidad)
● Proclamar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo como el culmen de la Salvación.
● Venerar cada sufrimiento y ofrecer los sufrimientos propios en sacrificio y beneficio del
cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia.
● Tomar nuestra Cruz de cada día, con Amor y por Amor a Cristo.
Prepárate
1. Elige el espacio
2. Organiza del recorrido
3. Lleva lo necesario para el sonido y la iluminación
4. Materiales:
• Imágenes de las estaciones
• Cruz para cargar en el recorrido
• Copias del subsidio
• Velas
Pasos para caminar el viacrucis
Haremos 14 estaciones. Cada estación sigue el mismo “esquema”. Las estaciones estarán
expuestas a lo largo del recorrido.
1. Al llegar a cada estación leemos: “Primera estación: ...”.
2. Leemos el versículo de la estación
3. Después hacemos una pequeña reflexión que hace referencia a la estación
4. Dejamos un momento de silencio para identificarnos con Jesús
5. Participa de los signos para una mejor vivencia del viacrucis.
Caminemos juntos en la esperanza
Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2025
Queridos hermanos y hermanas:
Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa
cuaresma, en la fe y en la esperanza. La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros
corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de
Cristo, el Señor, sobre el pecado y la muerte, como exclamaba san Pablo: «La muerte ha sido
vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?»1 Jesucristo, muerto y
resucitado es, en efecto, el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran
promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado.2 [...]
Antes que nada, caminar. El lema del Jubileo, “Peregrinos de esperanza”, evoca el largo viaje del
pueblo de Israel hacia la tierra prometida, narrado en el libro del Éxodo; el difícil camino desde la
esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece
fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen
de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos.
Surge aquí una primera llamada a la conversión, porque todos somos peregrinos en la vida. Cada uno
puede preguntarse: ¿cómo me dejo interpelar por esta condición? ¿Estoy realmente en camino o un
poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort?
¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad? Sería un buen
ejercicio cuaresmal confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino, dejando
que nos interpele, para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa
del Padre. Este es un buen “examen” para el viandante.
En segundo lugar, hagamos este viaje juntos. La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser
sinodales.. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El
Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y
nunca a encerrarnos en nosotros mismos.. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad,
partiendo de la dignidad común de hijos de Dios3; significa caminar codo a codo, sin pisotear o
dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta
excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros
con amor y paciencia.
En tercer lugar, recorramos este camino juntos en la esperanza de una promesa. La esperanza que
no defrauda4, mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal
hacia la victoria pascual. Como nos enseñó el Papa Benedicto XVI en la Encíclica Spe salvi, «el ser
1
1 Co 15,54-55
2
cf. Jn 10,28; 17,3
3
cf. Ga 3,26-28
4
cf. Rm 5,5
humano necesita un amor incondicionado. Necesita esa certeza que le hace decir: “Ni muerte, ni
vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni
criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”5».
Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado, y vive y reina glorioso. La muerte ha sido
transformada en victoria y en esto radica la fe y la esperanza de los cristianos, en la resurrección de
Cristo.
Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y
en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿Poseo la convicción de que Dios
perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco
la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los
acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado
de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?
Hermanas y hermanos, gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza
que no defrauda6. La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme. En ella la Iglesia suplica para
que «todos se salven»7 y espera estar un día en la gloria del cielo unida a Cristo, su esposo. Así se
expresaba santa Teresa de Jesús: «Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora.
Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo
breve largo»8.
Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, interceda por nosotros y nos acompañe en el camino
cuaresmal.
Roma, San Juan de Letrán, 6 de febrero de 2025, memoria de los santos Pablo Miki y compañeros,
mártires.
FRANCISCO
5
Rm 8,38-39
6
cf. Rm 5,5
7
1 Tm 2,4
8
Exclamaciones del alma a Dios, 15, 3
Viacrucis
CAMINO A LA CRUZ
Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R/. Amén
Oración inicial
Jesús, Dios nuestro, este día nos hemos reunido para meditar el camino de tu pasión, hemos dejado
todo atrás para poder estar reunidos en comunidad y unirnos a tu dolor para comprender el misterio
tan grande de amor que nos has dejado en este camino al calvario.
Queremos unirnos a ti en la cruz para poder gozar más adelante de la alegría y el gozo de tu gloriosa
Resurrección. Asi mismo, pedimos la intercesión de María, nuestra madre, para que nos acompañe
a meditar piadosamente y con fe las estaciones de este Santo Viacrucis.
Espíritu Santo, ven a nuestro encuentro y haz nuestro corazón dócil a la voz de Cristo. Amén.
1° ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban algún testimonio contra Jesús que
permitiera condenarlo a muerte, pero no lo encontraron. El Sumo Sacerdote de nuevo lo interrogó:
«¿Eres Tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?». «Yo soy», contestó Jesús. Y todos juzgaron que
merecía la muerte. (Marcos 14,55.61- 62.64)
Signo: Ponemos nuestras manos en la boca como signo de silencio recordando las veces que hemos
sido juzgados injustamente sin que se nos permitiera defendernos, pero también como compromiso
para no señalar ni condenar a otros que, así como nosotros, están en busca de Cristo y su
conversión.
Reflexión: Señor, Pilato sabía que eras inocente, y aún así decidió ceder ante la multitud. ¿Cuántas
veces no hemos sido nosotros los que cedemos a la presión de la sociedad? ¿Cuántas veces no
hemos sido nosotros los que condenan, juzgan y señalan a inocentes?
Ayúdanos a no acobardarnos ante lo que dicta la sociedad y a ser valientes defensores de la verdad
para defenderte a ti a través de aquellos que son etiquetados todos los días injustamente.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
2° ESTACIÓN
Jesús carga la cruz
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Después de burlarse de Jesús le quitaron el manto de color púrpura, lo vistieron con su ropa y lo
sacaron para crucificarlo. (Marcos 15, 20)
Signo: Inclinemos el cuerpo hacia adelante como cargando un peso invisible, como si pudiéramos
sentir físicamente el peso de nuestras dudas, crisis, problemas familiares y personales, como si
pudiéramos sentir físicamente el peso de nuestra cruz de cada día.
Reflexión: Señor, dejaste que otros te humillaran y lastimaran, cargaste esa cruz sin rechazarla
aceptando el peso de nuestros pecados y el sufrimiento humano. Señor, estas cargas de todos los
días son demasiado pesadas: responsabilidades, expectativas, soledad, el miedo a fracasar, la
comparación con los demás… y ahí cuando más nos sentimos solos, nos recuerdas que caminas a
un costado, cargando esa cruz con nosotros.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
3° ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y
nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado. Fue tratado como culpable a causa
de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados. El soportó el castigo que nos trae la paz y
por sus llagas hemos sido sanados. (Isaías 53, 4-6)
Signo: Nos arrodillamos sobre una rodilla, recordando las veces en que hemos fallado a nosotros
mismos y a los demás, cuando hemos caído en la desesperanza o en el pecado, y ahora arrepentidos
con toda sinceridad nos levantamos lentamente recordando que con la ayuda de Dios siempre
podremos levantarnos.
Reflexión: Gracias Señor por ser nuestro ejemplo de fortaleza y resiliencia, porque en esta primera
caída no te quedaste ahí, sino que a pesar del dolor te levantaste, demostrándonos que el amor que
nos tienes es más fuerte que cualquier mal que pueda atacarnos.
Al arrodillarme y levantarme, quiero pedirte la gracia de levantarme cada vez que caiga. Que mis
caídas no sean el final, sino una oportunidad para empezar de nuevo.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
4° ESTACIÓN
Jesús se encuentra con su madre
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Éste ha sido puesto para que muchos en Israel caigan
y se levanten; y será como un signo de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma,
para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones». Su madre conservaba
todo esto en su corazón. (Lucas 2, 34-35. 5 1b)
Reflexión: María, qué dolor tan grande habrás sentido al encontrarte con la figura de tu hijo
ensangrentado y herido, sin poder hacer nada más que acompañarlo. Ayúdanos a ser igual de fuertes
que tú, y en los momentos de sufrimiento de nuestros hermanos, ser esa mirada de amor y
misericordia como la que Jesús recibió de ti en aquel momento de dolor.
Signo: Juntemos las manos en señal de oración y oremos a María nuestra madre para que nos guíe
en el camino a Jesús e interceda por nosotros rezando la oración del FIAT.
(Se le invita a los participantes a repetir después del guía si no cuentan con copias)
ORACIÓN DEL FIAT
Santa María,
ayúdame a esforzarme
según el máximo de mi capacidad
y el máximo de mis posibilidades
para así responder al Plan de Dios
en todas las circunstancias
concretas de mi vida.
Amén.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
5° ESTACIÓN
Jesús es ayudado por el Cireneo
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Cuando se llevaban a Jesús detuvieron a un hombre de Cirene, llamado Simón, que volvía del campo,
y lo obligaron a cargar la cruz para que la llevara detrás de Jesús. (Lucas 23,26)
Signo: Nos abrazamos por los hombros como signo de solidaridad con los demás y con el
compromiso de salir de nuestra comodidad y poder ser apoyo para el otro en momentos de
dificultad.
Reflexión: Señor, no queremos ser indiferentes ante el dolor del mundo, queremos ser conscientes
de las tantas realidades que existen y ser sensibles ante ellas. Que así como tú nos ayudas a cargar
nuestra propia cruz, podamos salir de nosotros mismos y abrazar también la cruz de nuestros
hermanos, para acompañarlos y hacer su cruz más ligera por amor a Ti.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
6° ESTACIÓN
La Verónica limpia el rostro de Jesús
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres,
como un hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros;
despreciado y desestimado. (Isaías 53, 2-3)
Signo: Tomamos el hombro de la persona de al lado, reconociendo que todos pasamos por
situaciones abrumantes que nos causan dolor pero que no están solos para afrontarlo.
Reflexión: Señor Jesús: Queremos aprender a descubrir tu rostro en el rostro desfigurado de tantos
hermanos y hermanas que padecen las flagelaciones de la vida y a enjugarlos con actitudes de amor
y solidaridad. Que podamos comprender que en todo acto de amor está impreso tu rostro, así como
Verónica superó con su bondad, la dureza de corazón de los que te lastimaban.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
7° ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza. Pero tú, Señor, no te quedes lejos, que el
peligro está cerca y nadie me socorre. (Salmos 22, 8.12)
Signo: Hincados y con ambas en el suelo, recordando las veces en que sentimos que ya no podemos
más.
Reflexión: Jesús, con el peso de la cruz volviste a caer, así como nosotros somos imperfectos y nos
caemos una y otra vez. Pero ahí, nos encontramos contigo cara a cara y vemos que aún en esos días
en los que nos sentimos en el suelo, estás con nosotros y comprendes nuestro dolor. Señor,
enséñanos a levantarnos con humildad cada vez que caigamos en el pecado y que no seamos
tampoco motivo de tropiezo de nuestros hermanos, sino ejemplo de que contigo siempre
tendremos la fuerza para levantarnos.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
8° ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Seguía a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Pero
Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «¡Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí! Lloren más bien por
ustedes y por sus hijos». (Lucas 23,27-28)
Signo: Colocamos una mano en el corazón y la otra extendida hacia alguien más, expresando la
necesidad de consolar y ser consolados.
Reflexión: Oh señor, las palabras que le dirigiste a las mujeres resuenan en nosotros, porque
nosotros también hemos llorado por la maldad del mundo y nos hemos compadecido del dolor de
nuestros hermanos, pero nada hemos hecho por ellos. Permítenos convertir ese sufrimiento en
obras de misericordia y en arrepentimiento por las propias culpas, que el dolor de verte flagelado se
transforme en obras para vencer nuestro pecado y ayudar al prójimo en sus necesidades.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
9° ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Y Cristo
murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por
ellos. (Corintios 5, 14-15)
Signo: Nos postramos completamente boca abajo, como signo de nuestra debilidad humana en la
que parece que la tentación y el pecado es más fuerte, pidiendo a Dios que nos ayude a alejarnos de
todas aquellas cosas que se presentan como “buenas”. Los que no puedan postrarse pueden
permanecer de rodillas.
Reflexión: Señor, al verte caído de nuevo, podemos reconocer que la cruz que cargas no solo es por
el peso de nuestros pecados, sino por las tentaciones, las hipocresías, la tibieza de corazón, y tantos
dolores que en tu vida sufriste, como la traición de Judas, y la triple negación de Pedro. Pero al ver
tu caída no vemos aquello, sino vemos que el amor que nos tienes a nosotros pecadores, fue más
fuerte que nada en el mundo. Que esa fuerza de tu amor te levante y nos levante, Señor, que el
testimonio de tu amor nos ayude a vencer la tentación y rechazar el pecado.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
10° ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Después de crucificarlo, los soldados sortearon sus vestiduras y se las repartieron. (Mateo 27, 35)
Signo: Abrimos las manos con las palmas hacia arriba, en señal de entrega total hacia Jesucristo.
Reflexión: Cuando te despojaron de tus vestiduras, pudieron ver tus heridas físicas causadas por la
flagelación, pero no el dolor de tu interior causado por tanta maldad y tanto desprecio que recibiste.
Señor, que tus vestiduras resplandecientes cubran la desnudez de mi alma manchada por el pecado,
vísteme Señor, con el perdón de tu amor y cubre nuestro corazón con tu presencia misericordiosa.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
11° ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a
su derecha y otro a su izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónalos, no saben lo que hacen». (Lucas
23, 33-34)
Signo: Extendemos los brazos con los ojos cerrados como si fuéramos nosotros los que están
clavados en la cruz, recordando que Jesús, aún clavado, no se rindió.
Reflexión: El dolor de los clavos no era tanto como el de mis pecados, decidiste aferrarte al amor
que tienes por mí y por toda la humanidad para permanecer ahí aceptando la humillación y el
abandono de tantos incluidos los tuyos, ¡cuánta soledad debiste haber experimentado! Y aún así,
voluntariamente, te quedaste en esa cruz.
Ayúdanos Señor a no bajar los brazos cuando las cosas se pongan difíciles, y a aceptar los retos del
día a día con amor y humildad como tú lo hiciste.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
12° ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
A las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza: «¡Eloí, Eloí!, ¿lemá sabajtaní?», que significa: «¡Dios
mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?». Uno de ellos fue corriendo a empapar una esponja
en vinagre y, sujetándola en una caña, le daba de beber diciendo: «¡Déjenlo! A ver si viene Elías a
descolgarlo». Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. (Marcos 15,34.36-37)
Signo: Como signo de nuestras condolencias pongámonos de rodillas e inclinemos la cabeza
expresando al cielo nuestras disculpas en silencio, ya que por nosotros y para nuestra salvación dio
su vida en la cruz a pesar de ser Rey.
Reflexión: Lo diste todo hasta el final, nos amaste tanto hasta entregar la propia vida. ¡Cuánto amor!
¡Cuánto te importo! Ayúdanos, Señor, a vaciarnos de los placeres del mundo para voltear la mirada
hacia ti y desear entregar nuestra vida a la voluntad del Padre, para morir a nosotros mismos y
renacer en la plenitud de su voluntad.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
13° ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de María
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a
tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». (Juan 19, 26-27)
Signo: Cruzar los brazos en el pecho como cargando algo con ternura, recordando la manera en que
María recibió el cuerpo inerte de su hijo.
Reflexión: Madre, no podemos imaginarnos el dolor que debiste haber sentido al tener en tu regazo
el cuerpo sin vida de tu hijo, el dolor y el sufrimiento fueron inevitables y, sin embargo, tú los
aceptaste con humildad. Enséñanos a acoger el dolor como parte de la vida, a confiar en que en Dios
el sufrimiento tiene sentido, y que, en Dios, hasta la tristeza tiene esperanza.
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
14° ESTACIÓN
Jesús es colocado en el sepulcro
Guía: Te adoramos oh, Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
José tomó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que
él había excavado en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue.
María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas delante del sepulcro. (Mateo 27,59-61)
Reflexión: A veces nos vemos sepultados por la oscuridad al atravesar pérdidas, fracasos,
confusiones, la soledad, los vicios, a veces tendemos a creer que Dios nos ha abandonado. Pero en
medio de ese silencio, hay esperanza, en medio de ese silencio, Dios está obrando, el silencio de
Dios no es ausencia, sino una preparación para renacer de la muerte.
Signo: Ponemos las manos sobre nuestro corazón con la mirada hacia el frente, recordando que
estamos vivos, que Dios transforma el dolor en vida nueva y que Cristo no se ha quedado en ese
sepulcro si no que, al tercer día, ha resucitado
Padre Nuestro…
Guía: Señor Jesús, que sufriste una condena injusta.
R/. Ruega por nosotros.
Guía: ¡Por tu Cruz y Resurrección nos redimiste!
R/. Salvador del mundo sálvanos.
Se propone concluir con una caminata en silencio hacia un altar o capilla. Si no se cuenta con ello,
pasar directamente al siguiente momento.
Momento de cierre
Guía: Hemos llegado al final de nuestro viacrucis, pero antes de partir es necesario interiorizar lo
que hemos vivido, por lo tanto, cerremos los ojos y reflexionemos en silencio las siguientes
preguntas:
● ¿Con qué estación me sentí más identificado?
● ¿Qué carga quiero dejar en manos de Cristo?
Guía: Después de haber reflexionado encendamos nuestras velas y dispongámonos para escuchar
el Evangelio.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 28, 5-7
Pasando el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron
a visitar el sepulcro.
De pronto, se produjo un gran temblor de la tierra: el Ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la
piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras
blancas como la nieve. Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.
El Ángel dijo a las mujeres: << No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está
aquí porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba y vayan enseguida
a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo
verán”. Esto es lo que tenía que decirles>>.
Guía: Palabra del Señor.
R/. Gloria a ti, Señor Jesús.
Después de la lectura se invita a compartir una reflexión breve de lo vivido y el mensaje de la
resurrección invitando a los jóvenes a no quedarse en ese momento sino a invitarlos a llevar la cruz de
todos los días con la alegría que trae la esperanza de la resurrección, recordando que todos llevamos
cargas pero que también podemos ser la Verónica y el Cireneo para nuestros hermanos.
Oración final
Señor, gracias por reunirnos este día a meditar las estaciones de tu Pasión, gracias por hacernos
comunidad y recordarnos que, aunque el camino parezca un calvario, siempre llegaremos a la alegría
prometida que solo tú puedes dar.
Te pedimos perdón por las veces que hemos sido parte de ese pueblo que te condena y esos
soldados que te lastiman, y por cada vez que hemos abierto una más de tus tantas heridas, perdón
porque somos contribuyentes de tu dolor.
Ayúdanos a vencer el mal y las tentaciones de todos los días para poder vivir siendo portadores del
mensaje de la esperanza, a recordar que seguimos a un Dios vivo que ha resucitado y que nos invita
a salir de nosotros mismos para ir al encuentro del hermano que nos necesita. Haznos dóciles y
sensibles a las realidades del mundo y conviértenos en verdaderos peregrinos de esperanza. Amén.
Todos: Padre Nuestro
Si hay sacerdote o diácono se puede hacer una bendición final.
Elaborado por:
Equipo de Espiritualidad PAJCampeche
Adriana Noemí Xequé López
Ana Margarita Tamay Uc
Guadalupe Santos
Equipo de Formación PAJ Campeche
Yendi Corazón Sánchez
Jesús Sierra
Josué Herrera
Diseño de Portada
Comunicación PJCampeche
Revisión
Pbro Francisco Santos Hernández
Diac. Alexander Silva Pacheco
Diac. Hernan Brito Dzul
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