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Ejecución de Sentencias Contra El Estado

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Ejecución de sentencias contra el Estado

Reseña histórica
Cuando se sanciona la Constitución de 1853, se tomaron disposiciones de la Constitución
de los Estados Unidos. En la antigua redacción del art. 100 (actual 116) se discutía qué se
entendía por parte, es decir, si el Estado argentino podía ser demandado ante sus propios
tribunales. Había opiniones enfrentadas.
Fallos Vicente Sesti Seguich (1864) y Juan Carlos Gómez (1865). Aquí la CSJN tomó la
Constitución de EEUU donde mencionaba que allí no podía ser demandada. Agrega que
con motivo de la soberanía el Estado en indemandable. Por ende, el Estado sólo podía ser
parte actora.
Luego, para demandar al Estado se necesitaba la venia legislativa dado que es el encargado
de la renta pública.
En 1900 se dictó la ley 3952. Es una ley que perseguía dos cuestiones: si se podía demandar
al Estado y qué efectos tenía la sentencia condenatoria contra el Estado. Estaba dirigida a
los jueces nacionales de sección –recordemos que son los hoy jueces federales- y decía que
“los jueces nacionales de sección conocerán de las demandas que se deduzcan contra la
Nación, en su carácter de persona jurídica” (art. 1). Aunque, el particular tenía que ir a la
Administración, presentar el reclamo y si en 60 días no se pronuncia la Administración,
pronto despacho y si vencidos los 30 días, la Administración no se pronuncia, tiene acceso
a la justicia.
“Pero no podrán darles curso a las demandas si no se acredita una reclamación ante el
Poder Ejecutivo, su denegatoria, o un pronto despacho. Lo importante es esto de “en su
carácter de persona jurídica”, y ¿esto qué quiere decir? Que éste sistema sólo era viable
cuando la demanda contra el Estado se basaba en las norma de fondo, de los Códigos de
fondo, por ejemplo el accidente de tránsito, en aquellas cuestiones en que el Estado había
actuado como un particular y no como poder público.
“Art. 7: Las decisiones que se pronuncien en estos juicios cuando sean condenatorios
contra la Nación, tendrán carácter meramente declaratorio, limitándose al simple
reconocimiento del derecho que se pretenda”. No se podía ejecutar porque justamente el

1
Congreso dispone de la renta pública. Se impedía un emplazamiento judicial contra la
Nación que le pongo un plazo para el cumplimiento porque sólo el PL tiene la facultad de
crear recursos y determinar el destino de las rentas.
Posteriormente, en 1932, se reforma la citada norma, ley 11.634, por la cual, el EN no sólo
puede ser demandada como persona jurídica sino también como persona de derecho
público, respetando el reclamo administrativo previo.
A partir de 1940, si bien los tribunales de primera instancia morigeraban el art. 7, la CSJN
lo rechazaba en función del pleno respeto del art. 7 (carácter meramente declarativo de las
sentencias). Hubo excepciones, como en expropiación.
En 1966, se cambia la integración de la CSJN (con el golpe). Aquí, tuvo lugar el fallo
Pietranera en el cual el Estado estaba incumpliendo un desalojo. La CSJN estableció las
siguientes pautas: 1) que lo que dice el art. 7 no puede interpretarse como una autorización
para no cumplir las sentencias judiciales; 2) el sentido del art. 7 es otro: el de evitar que un
requerimiento judicial no pueda ser satisfecho por el Estado por no tener fondos previstos
en el presupuesto o que se perturbe la normal marcha de la Administración pública.
Los tribunales, alrededor de los años, le ponían plazos muy exiguos (cortos) al Estado para
cumplir con las sentencias condenatorias. De hecho, en 1988, se dictó el decreto 679/88,
por el cual se estipuló una serie de reglamentación del art. 7 pero fue observado y nunca
entró en vigencia.
Hasta llegar a 1989 (crisis, hiperinflación), cuando se crearon determinados instrumentos
para extender en el tiempo el cumplimiento de las sentencias. Algunos de ellos
instrumentos son:
1) La suspensión de la ejecución de sentencias por tiempo indeterminado
2) La suspensión de la ejecución de sentencias por tiempo determinado
3) Consolidación de deudas reconocidas por sentencias firmes
4) Espera en términos de previsión y ejecución presupuestaria.

Para poner en contexto, tenemos las leyes de emergencia (23696 y 23697). Se declaró el
Estado de emergencia (art. 1). Asimismo, el art. 50 suspendió la ejecución de las sentencias
condenatorias al EN y demás sector público respecto de sumas de dinero por el plazo de 2
años. Había excepciones, previstas en el art. 54, a) El cobro de créditos laborales o

2
nacidos con motivo de la relación de empleo público; b) El cobro de indemnizaciones por
expropiación; c) La repetición de tributos; d) Los créditos por daños en la vida, en el
cuerpo o en la salud de personas físicas o por privación o amenaza de la libertad, o daños
en cosas que constituyan elementos de trabajo o vivienda del damnificado; e) Toda
prestación de naturaleza alimentaria; f) Los créditos originados en incumplimientos de
aportes y contribuciones previsionales y para obras sociales. Aportes de sindicales no
depositados en término; g) Los créditos generados en la actividad mercantil de los Bancos
oficiales y de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro; h) Las jubilaciones y pensiones, las
que se regirán por su régimen específico; i) Las acciones de amparo; y j) Las acciones por
recuperación patrimonial de bienes ilegítimamente desposeídos.
No obstante, el art. 52 preveía que “vencido el plazo del artículo 50 de esta ley, el juez de
la causa fijará el término de cumplimiento de las sentencias o laudo arbitral, previa vista
al organismo demandado, para que indique el plazo de cumplimiento. En ningún caso ese
organismo podrá fijar un plazo mayor al de SEIS (6) meses. Si dicho organismo no
contestare la vista o indicare un plazo irrazonable conforme con las circunstancias de la
causa el término para el cumplimiento lo fijará el Juez”.
Vemos que hay un gran cambio con respecto a Pietranera.
La CSJN, en el caso Videla Cuello, de 1990, se pronunció por la constitucionalidad de la
suspensión, ello ejercicio del poder de policía en el marco de una emergencia, habla
también de la razonabilidad.
Meses después, se dictaron los decretos de necesidad y urgencia 34/91, 53/91 y 383/91.
Con el primero se agregaron 120 días de suspensión para la tramitación de todo juicio con
objeto del cobro de una suma de dinero. O sea que se suspendieron los pagos y también
ahora los juicios. A ello se suman las excepciones tasadas del art. 54. La justificación era
que había conductas dolosas por los abogados del Estado en defensa de los intereses
públicos. El segundo estableció la intervención de la PTN y de la SIGEN en todos los
juicios de relevancia económica, así como también un muestreo de los que no tienen
relevancia económica.
En 1991, se dictó la ley 23.982 ratifica esos decretos y establece dos cuestiones:
consolidación de deudas de obligaciones vencidas o de causa o título anterior al 1/4/1991 y

3
con relación a las deudas posteriores se establece un mecanismo de espera y previsión
presupuestaria para el pago de esa suma de dinero.
En el año 2000 se dictó la ley 25.344, otra por el cual se estableció que al 1/1/2000 se
consolidaban todas las deudas, ello se fue extendiendo con una serie de leyes hasta la ley
27725, que consolidó las deudas al 31/12/2001.
Hoy en día, el procedimiento de ejecución de sentencias contra el Estado está
reglamentado.

(Ver capítulo de Tutela Judicial de Gordillo, también fallo Bernardes de la CSJN sobre
astreintes)

“Iachemet, María Luisa contra Nación Argentina (Armada Argentina) s/ pensión (ley
23.226)” (CSJN, 1993) (Fallos 316:779)

[Holding: inaplicabilidad del régimen de consolidación de deudas –dispuesto por la ley


23.982- debido a las circunstancias particulares de la actora (edad avanzada)]

Hechos
El 28 de diciembre de 1989, la actora obtuvo sentencia de primera instancia favorable en
virtud de la cual se dispuso que el Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y
Pensiones Militares (órgano previsional) debía abonarle una suma determina de dinero.
No obstante, el 23 de agosto de 1991, se sancionó la ley 23.892 que disponía en su artículo
1 la consolidación de “las obligaciones vencidas o de causa o título anterior al 1 de abril
de 1991 que consistan en el pago de sumas de dinero, o que se resuelvan en el pago de
sumas de dinero”. Esto quiere decir que como el pronunciamiento (sentencia firme y
liquidación aprobada por el monto total de $35.195,20) de la Sra. Iachemet fue anterior a la
entrada en vigencia de la norma citada, entonces, dicho crédito entra en el régimen de
consolidación y el pago del mismo queda diferido o, alternativamente, debía abonarse en
bonos de consolidación emitidos a diez años.
No obstante, el 20 de septiembre de 1991, el Juzgado de Primera Instancia en lo
Contencioso Administrativo Federal nro. 4 resolvió el régimen de consolidación

4
establecido en la ley 23.892 no era aplicable a este caso teniendo en consideración que la
actora contaba con 91 años de edad. Frente a ello, el representante de la entidad previsional
interpuso recurso de apelación.

Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal


La Cámara confirmó la decisión de primera instancia. Para ello, tuvo en consideración que,
siguiendo los parámetros establecidos en el decreto reglamentario 2140/91 (de la ley de
consolidación), la actora podría cobrar de la siguiente manera:
1º) Que se asignen fondos para cancelar su crédito en el ejercicio siguiente, es decir, para el
año 1993.
2º) Ahora bien, esos fondos asignados, sólo le permitirían cobrar hasta $15.600, de acuerdo
con lo dispuesto en el art. 16, inciso a), de la citada norma (“Hasta la suma de
AUSTRALES QUINCE MILLONES SEISCIENTOS MIL (A 15.600.000), más los intereses
devengados desde la fecha de corte sobre dicho importe, se cancelarán conforme al
siguiente orden de prelación: Los recursos del fondo específico que a tal efecto constituya
el HONORABLE CONGRESO DE LA NACION, se distribuirán entre los acreedores
atendiendo en primer lugar a los de mayor edad y dentro de ese ordenamiento dando
prioridad a los que tengan menores acreencias globales a cobrar. En la medida en que los
fondos ingresen al INSTITUTO NACIONAL DE PREVISION SOCIAL, éste los aplicará al
pago según el orden de prelación establecido, efectivizando los créditos en las fechas de
pagos de haberes posteriores a la recepción de los fondos”).
Es decir que, en tal sentido, una parte de su crédito podría percibirlo cuando cumpla 93
años.
3º) Es incierta la fecha en que pueda cobrar las sumas restantes. Ello, considerando la edad
avanzada de la Sra., implicaría una afectación al principio de cosa juzgada y conllevaría la
no percepción del haber de pensión.
En virtud de lo antedicho, la Cámara entendió que sería inconstitucional la aplicación de la
ley de consolidación (y su decreto reglamentario). Frente a ello, interpuso REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación

5
En primer lugar, advierte que la ley de consolidación no contiene norma alguna que exima
a las personas que contengan las circunstancias particulares de la Sra. Iachemet del régimen
allí previsto (considerando 9). Más aún, el art. 7 establece que tiene prioridad atento al
orden de prelación dispuesto “los acreedores de mayor edad”, es decir que, la edad
avanzada no implica la exclusión de esas personas del régimen.
Es decir que la CSJN verifica que en la ley no hay ningún supuesto de exclusión para el
pago de la deuda consolidada (verificación del art. 7).
En segundo lugar, citó el fallo Russo, en el cual la CSJN consideró que las normas que
dispusieron la paralización de los lanzamientos decretados en juicios de desalojo no eran
violatorias de la CN. Aquí establece tres requisitos: a) la ley fue dictada para paliar una
situación de emergencia (en especial, de vivienda); b) se suspendieron temporalmente los
efectos de las sentencias firmes; y c) se salvó la “sustancia” de los derechos reconocidos en
las decisiones judiciales.
Es decir que hay precedentes en donde se suspenden temporalmente los efectos de
sentencias firmes.
En tercer lugar, hace un análisis de si a la luz de la ley 23.982, las circunstancias fácticas
del caso son compatibles con los principios constitucionales. A ello, destaca que la norma
citada fue sancionada para remediar la grave situación económica en la que se encontraba el
país (requisito cumplido, conforme los parámetros de “Russo”). No obstante, no se cumple
con el segundo de esos requisitos porque la restricción no sería solo “temporal”. Ello dado
que resultaría imposible que la actora –a la luz del desenvolvimiento natural de los hechos-
que llegue a percibir la totalidad del crédito, pasado en autoridad de cosa juzgada. Aquí, la
aplicación de la norma iría en contra de la sustancia del derecho reconocido.
En consecuencia, la aplicación al caso llevaría al desconocimiento sustancia de la sentencia
pasada en autoridad de cosa juzgada. Por lo tanto, declara la inconstitucionalidad del
régimen de consolidación por la edad de la actora.

“Hagelin, Ragnar contra Poder Ejecutivo Nacional s/ juicio de conocimiento” (CSJN,


1993) (Fallos 316:3176)

6
[Holding: aplicabilidad del régimen de consolidación de deudas. Se cumplen los
requisitos del fallo Russo para que el crédito se rija por las disposiciones de la ley
23.982. Se diferencia con Iachemet, en tanto, las circunstancias particulares de la
actora difieren y aquí sólo se alegó genéricamente la inconstitucionalidad del régimen]

Hechos
La hija de Hagelin había sido secuestrada en 1977 y trasladada a un centro clandestino
(dictadura de Videla). En consecuencia, inició demanda contra el Estado Nacional por el
daño moral ocasionado y obtuvo un pronunciamiento favorable. No obstante, en 1991 se
sancionó la ley 23.982. Esto quiere decir que la actora tenía un crédito a su favor con
relación a hechos que tuvieron lugar con anterioridad a la sanción de la ley en cuestión
(01/04/1991).

Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal


Revocó la sentencia de primera instancia y condenó al EN a pagar a la actora una
indemnización por el daño moral y posterior desaparición de la hija de Hagelin.
Sin que se encontrara firme la sentencia, la actora peticionó que se forme el incidente de
ejecución de sentencia. Ante ello, el EN opuso la aplicación de la ley 23.983.
Seguidamente, el Juez de primera instancia declaró la inaplicabilidad de la norma citada
invocando el Pacto de San José de Costa Rica (art. 5, inciso 1, de la Convención Americana
de DDHH, que dispone que “toda persona tiene derecho a que se respete su integridad
física, psíquica y moral”), pronunciamiento confirmado por la Cámara. Por consiguiente, el
EN interpuso REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


La CSJN manifestó que a) hay una sentencia de causa o título anterior al 1 de abril de 1991
que consta en el pago de una suma de dinero, por ende, ingresa dentro del régimen de
consolidación de la ley 23.982; b) la norma aludida no contiene excepción alguna para
excluir a la actora de tal régimen dado las circunstancias del caso; c) no hay violación a la
normativa internacional en tanto allí se reconoció la responsabilidad del Estado Nacional y
el sistema de consolidación de deudas no priva a la actora de acceder a un resarcimiento

7
patrimonial, sino que sólo se suspende temporalmente; d) que no correspondía declarar la
inconstitucionalidad dado que se cumplen los tres requisitos de la jurisprudencia “Russo”
(aquí, la actora no alegó una situación de emergencia o necesidad impostergable de recibir
la indemnización sino sólo la inconstitucionalidad genérica del plazo establecido por la ley
🡪 diferencia con Iachemet. A su vez, en este fallo, la suspensión temporal de la percepción
de los montos debidos a la actora no implica el desconocimiento de su derecho ). Por
consiguiente, se revoca la sentencia apelada y corresponde la aplicación del régimen de
consolidación de deudas.
Voto de los Sres. Fayt, Levene y O´Connor
Se destaca el considerando 12, en cuanto dice “Que con relación al derecho adquirido a
obtener mediante la ejecución de una sentencia firme lo que ella determina, esta Corte ha
establecido que no puede ser sustancialmente alterado por las disposiciones de una ley
posterior, por cuanto la sentencia firme es intangible. Lo juzgado por ellas no ha de volver
a juzgarse. Pero una cosa es su contenido y su ejecución, que debe necesariamente
llevarse a cabo en razón de la inmutabilidad que la protege, y otra “cómo y cuándo haya
de serlo”. De ahí que no sea constitucionalmente inválida una ley que respetando el juicio
que las sentencias contienen y su fuerza ejecutoria, regule el modo y tiempo de obtener el
efecto de manera distinta a como lo regula la ley vigente cuando la sentencia se dictó,
mientras misma regulación no importe destituir prácticamente de su eficacia a ésta
última”.
A su vez, el considerando 13 dispone “que se degrada la sustancia de una decisión judicial
cuando lisa y llanamente se la desconoce, anula o deja sin efecto (…). En tiempos de
graves trastornos económico-sociales, el mayor peligro que deriva de una transitoria
postergación de las más estrictas formas legales, sino el que sobrevendría si se las
mantuviera con absoluta rigidez (…)”.
Es decir que –a la luz de las circunstancias fácticas de esta caso- aquí no se avasalla la
sustancia, como sí sucede en Iachemet.

[¿Es justa la solución? A título personal, si tenemos en consideración la denominada “tutela


judicial efectiva” está claro que no lo es porque el hecho dañoso ocurrió en 1977, en 1988
Hagelin inició la demanda, en 1992 obtuvo un pronunciamiento favorable y en 1993 la

8
CSJN consideró que no era inconstitucional el régimen de consolidación de deudas
dispuesto en la ley 23.982. Más aún si consideramos que se acudió a la CIDH y recién hubo
un acuerdo amistoso en el año 2000 (v. informe 33/2000,
https://www.cidh.oas.org/annualrep/99span/Soluci%C3%B3n%20Amistosa/
Argentina11308.htm)]

“Gutiérrez, Alberto contra Ferrocarriles Argentinos s/ daños y perjuicios (accidente de


tránsito c/ lesiones o muerte)” (CSJN, 1998) (Fallos 321:1984)

[Holding: inaplicabilidad del régimen para algunos rubros, en especial, la


diferenciación que hace el tribunal sobre la incapacidad sobreviniente]

Hechos
El juez de primera instancia –decisión confirmada por la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil- declaró la inconstitucionalidad de la ley 23.982 y condenó al EN a indemnizar a
la actora a abonar una suma de pesos en concepto de repetición del costo de gastos médicos
y de farmacia, indemnización de la incapacidad sobreviniente, terapia psiquiátrica futura,
valor del material ortopédico que necesitara y de una silla de ruedas, y tratamiento kinésico
por cumplir en ocasión de la reposición de prótesis. Ambas partes interpusieron sendos
REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


En primer lugar, el máximo tribunal destaca que estamos ante un caso que no se encuentra
excluido del régimen de consolidación de créditos reconocidos judicialmente por la ley
23.982 (aplica el art. 7, inciso c), que dice “Los créditos por daños a la vida, en el cuerpo o
en la salud de personas físicas o por privación ilegal de la libertad o daños en cosas que
constituyan elementos de trabajo o vivienda del damnificado hasta el monto equivalente a
UN (1) año de haber jubilatorio mínimo por persona y por única vez”).
Destacar lo que menciona el considerando 10, en tanto no es cierto que con este régimen de
consolidación se suspende por varios años el cobro de la deuda dado que en ambas
opciones que establece la norma (pago en efectivo o suscripción de bonos de

9
consolidación), se van realizando periódicos pagos parciales. Por ende, la norma sólo
dispone el plazo máximo más allá del que no podrá aplazarse el pago por parte del Estado
(conf. art. 9 de la ley).
Por ende, la Corte considera válido constitucionalmente la aplicación de la ley de
consolidación con respecto a los rubros de repetición de los gastos médicos y de farmacia,
indemnización de la incapacidad sobreviniente, e indemnización del daño moral. No
obstante, con relación a los demás rubros, la aplicación de la ley de consolidación sí
conduciría al desconocimiento sustancial de ella dado que se ha probado “necesidad que
tiene el demandante de afrontar en forma inmediata una terapia psiquiátrica, como
asimismo de contar con las sumas aptas para adquirir el material ortopédico -inclusive el
de reemplazo- que requiere su rehabilitación, una silla de ruedas y cubrir el tratamiento
kinésico pertinente”. Con esto, se busca el “cese del proceso de degradación [de la
persona humana] mediante una rehabilitación oportuna”.
Nótese que la CSJN hace una diferenciación con respecto al rubro incapacidad
sobreviniente por el motivo que se señala en el párrafo precedente.
Se advierte entonces que la CSJN trata de mantener la constitucionalidad del régimen, al
menos respecto de algunos rubros.
Por consiguiente, se revocó parcialmente la sentencia apelada.

“Escobar, Héctor Oscar contra Fabrizio, Daniel – Municipalidad de Tigre y Ejército


Argentino s/ sumario” (CSJN, 1995) Escobar (Fallos 318:1593)

[Holding: Inaplicabilidad del régimen de consolidación de deudas cuando la


reparación integral del damnificado exige la atención inmediata de las secuelas de las
lesiones gravísimas sufridas por la actora. La aplicación del régimen alteraría la
sustancia del crédito reconocido en la sentencia]

Hechos
El 7 de septiembre de 1982, al actor se le explotó una munición militar. Por consiguiente,
interpuso una acción por los daños y perjuicios ocasionados a su salud (ceguera), el cual
obtuvo favorable acogimiento en primera instancia. La Cámara Federal de Apelaciones de

10
San Martín confirmó la decisión, aunque modificó parcialmente los montos establecidos en
primera instancia y declaró la inconstitucionalidad de la ley 23.982 por las singularidades
del caso. La Municipalidad de Tigre y el Ejército Argentino interpusieron REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Destacar que “la compatibilidad constitucional de un sistema como el que establece la ley
23.982 (…) depende de la adecuación del medio al fin perseguido, es decir, de que la
subsunción del caso concreto en la legislación de emergencia, aun cuando comporte una
restricción razonable al uso y goce de los derechos individuales, no signifique una
degradación tal que destruya la sustancia del derecho reconocido en la sentencia
judicial” (considerando 8) (esto lo toma de los considerandos 10 y 11 de Iachemet).
El máximo tribunal entiende que la reparación integral del damnificado exige la atención
inmediata de las secuelas de las gravísimas lesiones sufridas por el actor. Ello, a los fines de
paliar las consecuencias de la ceguera, así como el tratamiento de afecciones de orden
psíquico y estético. La postergación –por la aplicación del régimen de consolidación de
deudas- frustraría la finalidad esencial del resarcimiento por daños a la integridad
psicofísica (cese del proceso de degradación mediante una rehabilitación oportuna). Si se
aplica el régimen, habría un desconocimiento sustancial de la sentencia.
Es decir que la CSJN es mucha más tajante con la reparación integral.
Por ende, se confirma la sentencia apelada.
A modo ilustrativo, sólo trata el REF del Ejército Argentino dado que el de la
Municipalidad de Tigre lo declaró inadmisible porque no cumplía con el requisito de la
debida fundamentación que exige el art. 15 de la ley 48.

Hasta aquí, la CSJN va sosteniendo el régimen y aplica en cada caso hasta donde llega
el mismo.

Ley 25.344
Las deudas quedan consolidadas por obligaciones a título anterior al 01/01/2000. Tiene que
haber reconocimiento judicial o administrativo firme para el pago de deudas consolidadas
(como el régimen anterior). No obstante, el legislador fue tomando nota de las

11
declaraciones de inconstitucionalidad de la CSJN en los fallos. Este nuevo régimen se
caracteriza por establecer excepciones. El régimen se extendió hasta el 31/12/2001 por ley
25.725.
Una excepción está dada en el art. 18: “El Poder Ejecutivo en la reglamentación
establecerá un límite mínimo de edad a partir del cual se podrá excluir de la consolidación
que se establece por la presente, a titulares de créditos previsionales derivados del
régimen general. Asimismo, se podrá disponer la exclusión cuando mediaren
circunstancias excepcionales vinculadas a situaciones de desamparo e indigencia en los
casos en que la obligación tuviere carácter alimentario”.
Entonces, las excepciones son (que el PL le indica al PE que tiene que incluir en su
reglamentación):
Edad, en referencia a créditos previsionales (como sucedió en Iachemet)
Desamparo e indigencia, en relación a obligaciones alimentarias.

“Mesquida, Gregorio y otro contra Estado Nacional – Armada Argentina y otros s/


accidente en el ámbito militar y fuerzas de seguridad” (CSJN, 2006) (Fallos 329:5382)

[Holding: inaplicabilidad del régimen de consolidación de deudas de la ley 25.344


dado que la dilación irrazonable del EN no podría producir un efectivo constitutivo de
derechos a favor del EN]

Hechos
El 16 de noviembre de 1991, el conscripto Oscar Rafael Mesquida fue atropellado por un
vehículo de la Armada Argentina, en la base “Punta Indio”, mientras cumplía con el
servicio militar obligatorio.
Por consiguiente, sus herederos iniciaron una acción por los daños y perjuicios, obteniendo
sentencia favorable. De este modo, el organismo deudor acreditó que con fecha 6 de agosto
de 1999, se efectuó la previsión presupuestaria (para el año 2000), correspondiente a la
deuda por el capital, así como también los intereses de los honorarios regulados a los
letrados intervinientes.

12
En el mes de mayo de 2000, los acreedores acreditaron que, finalmente, su crédito no había
sido incluido en el ejercicio, motivo por el cual promovieron la su ejecución.
Consecuentemente, se intimó a la parte demandada para que en el plazo de cinco días
deposite el importe de la liquidación aprobada por el capital, intereses y honorarios, bajo
apercibimiento de ejecución. Firme que se encontraba dicha resolución –en tanto pagó a
tener cosa juzgada material- se trabó embargo (ejecución forzosa), decisión también
cuestionada por el EN, en virtud de la cual opuso el régimen de consolidación de deudas de
la ley 25.344. Esta incidencia se prolongó durante seis años.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


No puede prosperar la pretensión del EN de incluir los créditos (capital, intereses y
honorarios) en el régimen de consolidación dado que la ejecución de la sentencia ya se
encontraba en autoridad de cosa juzgada. Si se permitiera ello, entonces se le estaría
otorgando a la mora del EN un efecto constitutivo de derechos.
En consecuencia, se declaró la inaplicabilidad del régimen de consolidación del art. 13 de la
ley 25.344 y se ordenó al EN para que abone el crédito en el ejercicio presupuestario del
año 2007.
Es importante destacar que la CSJN hace referencia a la dilación indebida, cosa que
no hizo en Hagelin.
Voto del Dr. Fayt
Se destaca en el considerando nro. 4 en cuanto dispone que “la constitucionalidad de toda
legislación de emergencia precisa de los siguientes requisitos: 1) que exista una situación
de emergencia que imponga al Estado el deber de amparar los intereses vitales de la
comunidad; 2) que la ley tenga como finalidad legítima la de proteger los intereses
generales de la sociedad y no a determinados individuos; 3) que la moratoria sea
razonable, acordando un alivio justificado por las circunstancias; 4) que su duración sea
temporal y limitada al plazo indispensable para que desaparezcan las causas que hicieron
necesaria la moratoria (Fallos: 313:1513, 1638)”.
Hace hincapié en que pasaron más de quince años desde la muerte del Sr. Mesquida, hasta
la ejecución de la sentencia.
Voto del Dr. Petracchi

13
La prolongación aquí se torna inaceptable en tanto, de esta forma, se estaría eximiendo al
EN “de su deber de ciudad la vida de los individuos por cuya existencia debe velar, al
mismo tiempo que a dejar sin remedio legal efectivo a los derechohabientes de las
personas cuyas existencias se han extinguido por exclusiva responsabilidad de aquél”.

“Cots, Libia Elda contra Estado Nacional – Ministerio de Economía y Obras y Servicios
Públicos y otros s/ sumario – incidente de embargo” (CSJN, 2013) (Fallos 336:244)

[Holding: excepción del art. 18 de la ley 25.344. Tal normativa es aplicable también
por el PJ. Sigue la misma línea que Escobar y Mesquida, teniendo en consideración
las condiciones particulares (físicas) del damnificado]

Hechos
La actora sufrió un accidente de tránsito y le terminaron amputando ambas piernas (ello
sumado a que su incapacidad laboral se tornó casi total). En consecuencia, interpuso una
acción por los daños y perjuicios ocasionados, obteniendo un pronunciamiento positivo
para ella. No obstante, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial revocó
parcialmente la sentencia y declaró que el crédito (compuesto por gastos médicos y otros
relacionados, así como también daño moral y sus intereses) de la actora se encontraba
comprendido en el régimen de consolidación de la ley 25.344. Asimismo, declaró la
inconstitucionalidad de dicho régimen para el cobro de los resarcimientos por incapacidad
sobreviniente y daño psicológico. La demandada interpuso REF a los fines de cuestionar la
declaración de inconstitucionalidad de la ley 25.344 por los dos rubros mencionados
precedentemente.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Señaló que el art. 18 de la ley 25.344 (“El Poder Ejecutivo en la reglamentación
establecerá un límite mínimo de edad a partir del cual se podrá excluir de la consolidación
que se establece por la presente, a titulares de créditos previsionales derivados del
régimen general. Asimismo, se podrá disponer la exclusión cuando mediaren
circunstancias excepcionales vinculadas a situaciones de desamparo e indigencia en los

14
casos en que la obligación tuviere carácter alimentario”) prevé una excepción al régimen
de consolidación e impone a los jueces la obligación de excluir a las personas que se
encuentren en las condiciones descriptas.
Aquí, la CSJN entiende que el art. 18 de la ley aludida se extiende no sólo al PE sino
también al PJ.
Las condiciones físicas de la actora eran evidentemente aplicables al caso (piernas
amputadas e incapacidad laboral casi total). Esto demuestra no sólo una situación de
desamparo sino también el evidente carácter alimentario de su crédito. De este modo, la
indemnización “no sólo tiene como finalidad la reparación integral de los daños causados,
sino también permitir a la actora afrontar los gastos que su condición le genera y que no
podrá solventar con su trabajo” (se extiende a todos los rubros).
Por ende, se revoca la sentencia apelada.
En este fallo se está ampliando “Escobar”. No sólo habla de interrumpir el deterioro
de la salud sino para afrontar los gastos. Este criterio sólo está siendo revisado para el
segundo caso del art. 18 y no para el primero, por cuestiones meramente de edad.
Voto del Dr. Fayt (con disidencia parcial)
Cita a Escobar, en tanto manifiesta que “el resarcimiento del damnificado requiere la
atención oportuna de las afecciones de orden físico, psíquico y estético derivadas del
evento dañoso, toda vez que un aspecto esencial concerniente al mismo es el cese del
proceso de degradación mediante una rehabilitación tempestiva, a lo que ciertamente
obsta un modo de cumplimiento de la sentencia como el que resulta de la ley nro. 25.344”.
También, aclaró que en este caso se aplica la misma solución que en Mesquida (además de
Escobar, mencionado previamente).
Hace una disidencia porque no lo encuadra en el art. 18 sino en la inconstitucionalidad del
art. 13. A diferencia del voto mayoritario que lo encuadra como una excepción del art. 18.

19/09/2022 (Clase 3)
“Palillo, Rubén c/ Ejército Argentino” (CSJN, 2005) (Fallos 328:1553)

[Holding: las astreintes aplicadas como consecuencia del incumplimiento del EN (no
había remitido los formularios de requerimiento de pago de deuda consolidada), se

15
deben abonar conforme al régimen de consolidación de deudas (Para ver si las
astreintes están excluidas del régimen de consolidación de deudas hay que verificar el
art. 13 de la ley 23.982 y el art. 18 de la ley 25.344)]

Hechos
En el marco de este proceso existía una liquidación aprobada por el Tribunal y atento a la
injustificada demora en la que incurriera el EN en saldar el crédito consolidado. Por
consiguiente, se aplicaron astreintes por esa demora que iba desde el 7 de abril de 1997 y al
18 de septiembre de ese mismo año. Se practicó liquidación sobre tales medidas
conminatorias y se intimó al EN para que efectúe tal pago dentro del plazo de 15 días
(conforme lo dispuesto por el artículo 504 del CPCyCN).
Atento a dicha situación, el EN interpuso un REF dado que entendió que el monto
correspondiente a los astreintes ingresaban dentro del régimen de consolidación de deuda.
Ello porque tal régimen no impuso exclusión alguna al pago de los astreintes y, por lo tanto,
deben ser consolidados.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Voto del Dr. Raúl Zaffaroni
En primer lugar, destacar que las astreintes que fueron aplicados cumplieron debidamente
el fin para el que fueron impuestas porque venció la reticencia del deudor, dado que el EN
pagó el crédito adeudado. Esto se debió a que recién el 18 de septiembre de 2007 se
informó en el expediente que el EN había procedido a remitir los formularios de
requerimiento de pago de deuda consolidada del Sr. Palillo.
Asimismo, destaca que ni la ley 23.982 ni la más reciente, ley 25.344, establecen previsión
alguna que excluya de su régimen a las obligaciones originadas en sanciones conminatorias
impuestas por los jueces para lograr el cumplimiento de sus mandatos. Por ende, asiste
razón al EN y el pago de la liquidación efectuada en concepto de astreintes ingresa en
el régimen señalado precedentemente y se consolida.

16
“Servicio Nacional de Parques Nacionales c/ Franzini, Carlos y sus herederos o quien
resulte propietario de la finca “Las Pavas” s/ expropiación” (CSJN, 1995) (Fallos
318:445)

[Holding: inconstitucionalidad del régimen de consolidación en su aplicación al pago


de la indemnización por expropiación]

Hechos
Existía una liquidación firme de la deuda que el EN mantenía con la demandada como
consecuencia de una expropiación. Por consiguiente, se debate si aplica el régimen de
consolidación de deudas (ley 23.982) y lo dispuesto en el art. 1 del decreto 1652/91 (que
observa la ley mencionada).
La Cámara Federal de Tucumán confirmó lo resuelto en la instancia anterior, al considerar
inaplicable el régimen de consolidación de deuda, e intimó al EN a depositar en un plazo de
veinte días el importe de la liquidación aprobada. Contra dicho pronunciamiento, el EN
interpuso REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Para resolver el caso, hay que remitirse al considerando 13 que le otorga un especial
tratamiento a la deuda del EN por tratarse de una expropiación. Menciona que (…) el
requisito de indemnización justa [para la expropiación] se satisface cuando es íntegra, es
decir, cuando restituye al propietario el mismo valor económico de que se lo priva y cubre,
además, los daños y perjuicios que son consecuencia directa e inmediata de la
expropiación (…)”. “(…) Ninguna ley puede modificar ni subvertir los principios de
raigambre constitucional que han sido preservados aun ante el caso de leyes de
emergencia (Fallos: 237:38) y nunca una “indemnización previa” podrá entenderse como
“crédito a cobrar por expropiación”.
De esto se extra entonces que el régimen de consolidación no aplica al previo pago. Se
abona (en materia de expropiación) en pesos y en bonos, pero con la sola conformidad del
acreedor. Ello así porque si se paga en bonos no habría una restitución a la situación
anterior. Ver detalladamente el considerando 15 que dice que “(…) indemnizar consiste en

17
pagar el equivalente económico del bien del que se priva al expropiado (…) por ello, el
medio de pago es el dinero pues es oficialmente la medida de los valores (…). Es posible
que con la conformidad del expropiado esa reposición económica se realice en especie o
se resuelva en una obligación de hacer”.
Por ello, en concordancia con lo dictaminado por el Procurador General, se declara la
inconstitucionalidad del régimen de consolidación en su aplicación al pago de la
indemnización por expropiación.
(Ojo, hay disidencia de Fayt)

[Hay deudas que no caen en el régimen de la ley 25.344 (es decir, deudas no consolidadas).
Ello porque se encuentran en plazo de espera, conforme lo dispuesto por la ley 23.982]

“Giovagnoli, César Augusto c/ Caja Nacional de Ahorro y Seguro s/ cobro de seguro”


(CSJN, 1999) (Fallos 322:2132)

[Holding: La falta de partida presupuestaria NO se presume sino que el Estado tiene


que acreditar la falta de recursos para el pago de la deuda. No basta con la mera
comunicación del art. 19 de la ley 24.624]
Hechos
El juez de primera instancia condenó a la Caja Nacional de Ahorro y Seguro (en
liquidación), a pagar una suma determinada de dinero (sentencia condenatoria firme en
octubre de 1997, o sea, está sujeta al régimen de consolidación). Por consiguiente,
Giovagnoli trabó embargo sobre las cuentas de la demandada, quien también fue citada de
venta. Ante ello, el EN interpuso recurso de apelación. La Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil y Comercial Federal confirmó la decisión de primera instancia.
Devueltas que fueran las actuaciones, ya durante la etapa de ejecución de la sentencia, el
EN invocó la aplicación del art. 19 de la ley 24.624 que prescribe la inembargabilidad de
los fondos (“Los fondos, valores y demás medios de financiamiento afectados a la
ejecución presupuestaria del Sector Publico, ya sea que se trate de dinero en efectivo,
depósitos en cuentas bancarias, títulos, valores emitidos, obligaciones de terceros en
cartera y en general cualquier otro medio de pago que sea utilizado para atender las

18
erogaciones previstas en el Presupuesto General de la Nación, son inembargables y no se
admitirá toma de razón alguna que afecte en cualquier sentido su libre disponibilidad por
parte del o de los titulares de los fondos y valores respectivos”). Rechazado que fuera el
planteo, interpuso recurso de apelación, que fue desestimado por la Cámara. Para
desestimarlo se remitió a otro fallo en el que mencionaba que las partidas presupuestarias
que el Ministerio de Economía debía girar al demandado para afrontar el pago de la deuda
no constituían medios de financiamiento afectados a la ejecución presupuestaria del sector
público.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Hace referencia al momento en que el acreedor se encuentra autorizado para ejecutar su
crédito: a partir de la clausura del período de sesiones ordinarias del Congreso de la
Nación en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que contuviese el crédito
presupuestario respectivo.
Se funda en el art. 20 de la ley 24.624, que dispone: “Los pronunciamientos judiciales que
condenen al ESTADO NACIONAL o a alguno de los entes y organismos enumerados en el
artículo anterior al pago de una suma de dinero o, cuando sin hacerlo, su cumplimiento se
resuelva en el pago de una suma de dinero, serán satisfechos dentro de las autorizaciones
para efectuar gastos contenidas en el PRESUPUESTO GENERAL DE LA
ADMINISTRACION NACIONAL, sin perjuicio del mantenimiento del régimen establecido
en la Ley N° 23.982. En el caso que el Presupuesto correspondiente al ejercicio financiero
en que la condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario suficiente para
satisfacerla, el PODER EJECUTIVO NACIONAL deberá efectuar las previsiones
necesarias a fin de su inclusión en el del ejercicio siguiente, a cuyo fin la SECRETARIA
DE HACIENDA del MINISTERIO DE ECONOMIA Y OBRAS Y SERVICIOS PUBLICOS
deberá tomar conocimiento fehaciente de la condena antes del día TREINTA Y UNO (31)
de agosto del año correspondiente al envío del proyecto. Los recursos asignados por el
CONGRESO NACIONAL se afectarán al cumplimiento de las condenas siguiendo un
estricto orden de antigüedad conforme la fecha de notificación judicial y hasta su
agotamiento, atendiéndose el remanente con los recursos que se asignen en el siguiente
ejercicio fiscal”.

19
Por tanto, el acreedor que se encuentre incluido en la ley de presupuesto respectiva tiene
el derecho, en caso de incumplimiento, de ejecutar la sentencia por el monto previsto en
la partida presupuestaria correspondiente.
Esta norma debe interpretarse conjuntamente con lo dispuesto en el art. 22 de la ley 23.982,
que dispone: “A partir de la entrada en vigencia de la presente ley, el Poder Ejecutivo
nacional deberá comunicar al Congreso de la Nación todos los reconocimientos
administrativos o judiciales firmes de obligaciones de causa o título posterior al 1 de abril
de 1991 que carezcan de créditos presupuestarios para su cancelación en la ley de
presupuesto del año siguiente al del reconocimiento. El acreedor estará legitimado para
solicitar la ejecución judicial de su crédito a partir de la clausura del período de sesiones
ordinario del Congreso de la Nación en el que debería haberse tratado la ley de
presupuesto que contuviese el crédito presupuestario respectivo”.
Esto porque si no pudiera ejecutar el crédito entonces conduciría a la frustración de los
derechos de los particulares de ejecutar las sentencias.
El problema que sucedió aquí es que no se acreditó la ausencia de partidas presupuestarias.
La falta de partida presupuestaria NO se presume sino que el Estado tiene que
acreditar la falta de recursos para el pago de la deuda. No basta con la mera
comunicación del art. 19 de la ley 24.624.
Por ello, se confirma la resolución recurrida, de modo que asiste razón al acreedor para
ejecutar la deuda.

“Curti, Gustavo Alberto –inc. ejec. sent.- y otros c/ EN – Ministerio de Defensa –


Ejército – dto. 1104/05 1053/08 s/ proceso de ejecución” (CSJN, 2016) (Fallos 339:1812)

[Holding: el Estado puede diferir el pago de un crédito reconocido e incluido en el


ejercicio presupuestario si se cumplen dos requisitos: 1) que se acredite el agotamiento
de las partidas presupuestarias (con certificación del servicio administrativo contable
del ente deudor que lo acredite efectivamente); 2) que el pago se efectúe respetando un
orden cronológico de pagos (según ley 23.982). Cumplidos estos dos presupuestos,
entonces el Estado puede diferirlo al año siguiente (debe incluirlo en el presupuesto),
caso contrario, el Estado puede ser ejecutado. Entonces, si el Estado no lo abona en el

20
para el año en que fue diferido, el titular del crédito puede ejecutarlo finalizadas las
sesiones ordinarias (procede la ejecución forzosa)]

Hechos
Se trataba, específicamente, de una deuda del EN que se le tenía que abonar al Sr. Curti con
el ejercicio presupuestario del año 2015. Esta deuda quedó firme antes del 31 de julio de
2014 (porque la notificación de la liquidación definitiva del crédito fue posterior al
31/07/2013 y anterior al 31/07/2014), para ser pagada, en consecuencia, en el 2015, al
incluirse en la ley de presupuesto de 2015. No obstante, finalmente no se abonó en ese
ejercicio (se debía probar que lo puso en conocimiento antes del 31 de agosto de 2014 a la
Secretaría de Hacienda).
Como consecuencia de ello, en 2016 la jueza de primera instancia intimó al pago del
crédito al EN dentro del plazo de 5 días. Dicha intimación fue cursada dado que en
interpretación de los arts. 22 de la ley 23.982, 20 de la ley 24.624 y 68 de la ley 26.895, ya
se encontraba vencido el plazo para que el EN abone los importes debidos. La Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó la sentencia
de primera instancia (que había intimado al EN).

Corte Suprema de Justicia de la Nación


La CSJN revocó la sentencia de la Cámara. Comienza a fundar el fallo en el art. 7 de la ley
3952 (“Las decisiones que se pronuncien en estos juicios cuando sean condenatorios
contra la Nación, tendrán carácter meramente declaratorio, limitándose al simple
reconocimiento del derecho que se pretenda”).
Luego, cita el art. 170 de la ley 11.672 (Principio general, primer párrafo: “Los
pronunciamientos judiciales que condenen al ESTADO NACIONAL o a alguno de los
Entes y Organismos que integran la Administración Nacional al pago de una suma de
dinero o, cuando sin hacerlo, su cumplimiento se resuelva en el pago de una suma de
dinero, serán satisfechos dentro de las autorizaciones para efectuar gastos contenidas en
las distintas Jurisdicciones y Entidades del Presupuesto General de la Administración
Nacional, sin perjuicio del mantenimiento del Régimen establecido por las Leyes nros.
23.982 y 25.344 (…)”. ¿Qué sucede cuando se agotan las partidas presupuestarias? Segundo

21
párrafo: “En el caso que el Presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en que la
condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario suficiente para satisfacerla,
el PODER EJECUTIVO NACIONAL deberá efectuar las previsiones necesarias a fin de
su inclusión en el ejercicio siguiente, a cuyo fin las Jurisdicciones y Entidades
demandadas deberán tomar conocimiento fehaciente de la condena antes del día 31 de
julio del año correspondiente al envío del proyecto, debiendo incorporar en sus
respectivos anteproyectos de presupuesto el requerimiento financiero total correspondiente
a las sentencias firmes a incluir en el citado proyecto, de acuerdo con los lineamientos que
anualmente la SECRETARIA DE HACIENDA establezca para la elaboración del Proyecto
de Presupuesto de la Administración Nacional (…)”. El tercer párrafo habla del orden:
“Los recursos asignados anualmente por el HONORABLE CONGRESO DE LA NACION
se afectarán al cumplimiento de las condenas por cada Servicio Administrativo
Financiero, siguiendo un estricto orden de antigüedad conforme la fecha de notificación
judicial y hasta su agotamiento, atendiéndose el remanente con los recursos que se asignen
en el ejercicio fiscal siguiente”).
Esto quiere decir entonces que si las partidas presupuestarias se agotan (como en el caso
de autos), entonces opera el art. 170 de la 11.672, con el sistema normativo de
inembargabilidad de los bienes públicos siempre que se cumplan con dos requisitos: 1)
que se acredite el agotamiento de las partidas presupuestarias (con certificación del
servicio administrativo contable del ente deudor que lo acredite efectivamente); 2) que
el pago se efectúe respetando un orden cronológico de pagos (según ley 23.982).
Cumplidos estos dos presupuestos, entonces el Estado puede diferirlo al 2016 (debe
incluirlo en el presupuesto), caso contrario, el Estado puede ser ejecutado. Y si en el
2016 no paga, entonces puede ejecutarla (finalizadas las sesiones ordinarias, art. 22).

[(En la práctica, el 01/02 se pregunta al Estado cuándo se le abonará el crédito y, si no


informa entonces es pasible de astreintes hasta tanto informe la fecha de pago).
(El orden de prelación de hace según la notificación de las sentencias) (Los intereses se
devengan desde la mora hasta el efectivo pago).
La sentencia tiene que estar firme y establecer el quantum indemnizatorio y los accesorios,
entonces no se toma la fecha de la liquidación aprobada sino del reconocimiento judicial. A

22
partir de aquí entonces el Estado lo fija en las partidas presupuestarias. Ahora bien, si la
sentencia no establece esas cuestiones mencionadas ni hay manera de determinarla (la
sentencia no establece el monto). Aquí, entonces se recurre a la fecha de la liquidación
aprobada].

Leer 343.1894 (Martínez: la CSJN manifiesta que el procedimiento de pago de deuda no es


optativo a que el PE deba pagar los intereses correspondientes a la espera del pago por la
asignación en las partidas. Debe pagar los intereses fijados en la sentencia (porque son
intereses moratorios dado que el EN está condenado; si están dispuestos intereses para
deuda consolidada entonces también aplica para deuda no consolidada). El pago debe ser
íntegro para tener efectos cancelatorios.

“C., J.C. c/ EN – Ministerio de Defensa – Ejército s/ daños y perjuicios” (CSJN, 2020)


(Fallos 343:264)

[Holding: Aplicación de normas análogas para resolver un caso no previsto por la


normativa. De esta forma, atento a las condiciones de salud de la actora se lo excluye
del régimen de consolidación de deudas]

Hechos
En cuanto a algunos antecedentes que surgen del fallo de primera instancia, la Junta Militar
Permanente del Hospital Militar determinó en junio de 2004 que la actora tenía una
disminución de capacidad laborativa en un 40%. Dos meses después, el Jefe del Personal
declaró que la disminución de la capacidad del Coronel Médico (la actora), guarda relación
con los actos de servicio llevados a cabo (de hecho, en el expediente que se inició en 2011,
obra prueba testimonial en donde se da cuenta que la actora estuvo expuesta a rayos X).
Luego, la Junta de Calificaciones determinó que se encontraba incapacitado para todo
servicio. En 2005, el Ministro de Defensa declaró la situación de retiro obligatorio y,
finalmente, en 2008, el Servicio de Hematología Clínica del Ejército determinó que tenía
disminución de 80%, es decir, que a medida que pasan los años iba aumentando.
En atención a lo expuesto, el 26 de octubre de 2017, la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo Federal hizo lugar a la demanda interpuesta por la actora y

23
condenó al Ejército Argentino a abonar una indemnización por los daños y perjuicios
relatados previamente en su función de médico de tal organismo. En consecuencia, el EN
interpuso REF.
En cuanto a la ejecución de la sentencia, el juez de primera instancia aprobó la liquidación
(aproximadamente once millones de pasos) y, teniendo en consideración el delicado estado
de salud de la actora, intimó al EN a cancelar el crédito dentro del plazo de diez días. A
ello, el EN interpuso recurso de apelación y la Cámara revocó tal decisión y encuadró el
trámite dentro del régimen de consolidación del art. 22 de la ley 23.982 y del art. 170 de la
ley 11.672. Por tal motivo, la actora interpuso REF.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Considerando 9: “Que de lo dicho se extrae que, a partir de la reforma constitucional de
1994, cobra especial énfasis el deber de brindar respuestas especiales y diferenciadas
para los sectores vulnerables, con el objeto de asegurarles el goce pleno y efectivo de
todos sus derechos. En ese orden, ha señalado que el envejecimiento y la discapacidad son
causas predisponentes o determinantes de vulnerabilidad, circunstancia que normalmente
obliga a los concernidos a contar con mayores recursos para no ver comprometida
seriamente su existencia y/o calidad de vida y el consecuente ejercicio de sus derechos
fundamentales”. Se tiene en cuenta aquí que la actora tiene 70 años y acreditó un
certificado de discapacidad expedido por el Ministerio de Salud.
Atento a que la ley no establece excepción alguna aplicable a este caso, existen dos
alternativas para resolverlo (considerando 11): a) la invalidez inconstitucional del sistema
que iguala irrazonablemente situaciones que en la realidad se presentan diferentes; o b)
encuadrarlo como un caso no previsto que debe ser resuelto por disposiciones
análogas.
El máximo tribunal resolvió en base a la segunda opción debido a tres argumentos:
1) La actora no planteó la inconstitucionalidad de las leyes 23.982 y 11.672.
2) La declaración de inconstitucionalidad constituye la última ratio y sólo se accede cuando
no existe otro modo de salvaguardar un derecho o garantía amparado por la CN.
3) El régimen de ejecución de sentencias contra el EN está hecho para evitar que éste sea
sorprendido por un mandato judicial perentorio que la coloque en una circunstancia que

24
podría llegar a perturbar el funcionamiento de algún servicio esencial que deba brinda el
Estado.
De este modo, aplicando esta segunda opción se permite arribar a una solución justa y
equitativa mediante la integración con normas análogas.
Por lo tanto, revocó la sentencia apelada.

“Bernardes, Jorge Alberto c/ ENA – Ministerio de Defensa s/ amparo por mora de la


Administración” (CSJN, 2012)
Hechos
El 30 de junio de 2009, la actora interpuso un reclamo ante el Director General del Personal
de la Fuerza Aérea Argentina a los fines de que se le abonaré el 50% en concepto de
viáticos que se le adeudaban, Tras no recibir respuesta alguna, inició un amparo por mora.
Por consiguiente, el Juzgado Federal de Río Cuarto le ordenó al EN que se pronuncie sobre
dicho reclamo en un plazo de 20 días. Ante el incumplimiento, se volvió a intimar al EN,
esta vez por 10 días, bajo apercibimiento de imponer astreintes. Aún sin respuesta del EN,
el Tribunal dispuso una última intimación por 5 días para que de cumplimiento. Vencido el
plazo, se le impusieron astreintes al EN en la suma de $100 por cada día de demora
injustificada.
Corrido el pertinente traslado de la liquidación de los astreintes, el EN interpuso revocatoria
–que fue rechazada- con apelación en subsidio. Para ello, el EN expresó que la Ley de
Responsabilidad del Estado, en su art. 1, había dejado sin efecto dichos medios disuasivos.
El art. 1 de la ley 26.944, en su parte pertinente, dice “(…) La sanción pecuniaria disuasiva
es improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios”.
Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba
Confirmó la decisión del juez de primera instancia y, para ello declaró la
inconstitucionalidad de la citada norma. Ello, dado que, tuvo en consideración el debate
parlamentario previo a la sanción de la ley, en donde los legisladores utilizaron
indistintamente los términos “sanción pecuniaria disuasiva” y “astreintes”. De esta forma,
la ley había suprimido los astreintes en contra del Estado, sus agentes y funcionarios.
Señaló que si no se le pudieran aplicar astreintes a los sujetos mencionados, entonces el

25
poder judicial no podría controlar la eficacia de sus decisiones. Frente a ello, el EN
interpuso REF.
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Cuestión a debatir: ¿el art. 1 de la ley 26.944 comprende o no las sanciones conminatorias
(astreintes)?
Se trata de una cuestión de interpretación de la norma. En primer lugar, hace una
diferenciación entre las sanciones disuasivas y las conminatorias (astreintes). Remarca que
son distintas en cuanto a su naturaleza y finalidad. Por un lado, las sanciones pecuniarias
disuasivas tienen como finalidad castigar graves inconductas y prevenir hechos similares en
el futuro, mientras que, por otro lado, las conminatorias son una vía para que los jueces
venzan la reticencia de quien deliberadamente incumpla un mandato judicial (v.
considerando 9). Brinda un ejemplo sobre daño punitivo (para referirse a sanciones
disuasivas) en el marco de una relación de consumo (v. considerando 12). Finalmente,
considera que no es necesario decretar la inconstitucionalidad.
Define a los astreintes como “una carga que impone un juez contra el incumplimiento de
una obligación judicial” (Código Civil, art. 666 bis).
Por ende, atento a la diferenciación de los conceptos y a que no se puede interpretar
siempre desde la literalidad de la norma, es innecesario decretar la inconstitucionalidad del
art. 1, contrariamente a la Cámara.

(Las sanciones pecuniarias punitivas se dan mucho en las relaciones de consumo en el


punto de las interrupciones del servicio electrónico)

Anatocismo (art. 770, inc. del CCyCN)


“Anatocismo. No se deben intereses de los intereses, excepto que: c) la obligación se
liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce desde que el juez manda
pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo”.
La regla es la prohibición del anatocismo. En el marco del proceso, habrá sentencia
definitiva, que no es suficiente para que se configure esta excepción. Debe haber una
liquidación aprobada y una interpelación suficiente al deudor para pagar la suma con
intereses que se liquidó y que éste no haya pagado (recién aquí se produce la capitalización

26
de los intereses). Es decir que recién con esos requisitos, los intereses pasan a formar parte
del capital y, luego, se le van a sumar nuevos intereses.
Ejemplo de interpelación suficiente: Pasó lo de Curti (1 año hasta 2 años), embargo por el
art. 22, cito de venta y el juez manda llevar adelante la ejecución, aquí ya tranquilamente
puedo capitalizar intereses.
Otro supuesto es con la intimación al pago del deudor.
Leer el art. “Capitalización de intereses. Análisis crítico del art. 770 del CCyCN” (Hadad,
Andrés y Rodríguez, Victoria – Thompson Reuters).

Decreto 471/02, consolidación y pesificación de bonos (relacionado con el fallo Galli)


Por la ley 23.982 podía escogerse entre bonos de consolidación en pesos o en dólares.
Luego, con la devaluación y el posterior dictado del DNU 471/02, se produjo la
pesificación y también se difirió el pago, hasta el día de hoy (decreto 331/2022, mantuvo
hasta el día de hoy ese diferimiento). Este decreto se dicta porque no hay ley de
presupuesto. En especial, hay que referirse al art. 12 (que sustituye el art. 68 de la ley
11.672).
Se pone un corte al pago de deudas consolidadas. A partir del 1/5, son atendidos con
partidas presupuestarias.
“Artículo 12: Sustitúyese el artículo 68 de la Ley N° 11.672, Complementaria Permanente
de Presupuesto (t.o. 2014) el que quedará redactado de la siguiente forma:

Artículo 68: Las deudas consolidadas por las Leyes Nros. 23.982, 25.344, 25.565 y 25.725,
cuyos pedidos de cancelación con Bonos de Consolidación Octava Serie hubiesen
ingresado hasta el 30 de abril de 2022, inclusive, a la OFICINA NACIONAL DE
CRÉDITO PÚBLICO, dependiente de la SUBSECRETARÍA DE FINANCIAMIENTO de la
SECRETARÍA DE FINANZAS del MINISTERIO DE ECONOMÍA, serán atendidas con la
referida serie, dándose por cancelada a partir del 1° de mayo de 2022, la opción de los
acreedores a recibir BONOS DE CONSOLIDACIÓN, cualquiera sea la serie. Las deudas
por dicho concepto deberán ser atendidas con la partida presupuestaria que cada
jurisdicción disponga a tales efectos.

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Las obligaciones comprendidas en las Leyes Nros. 24.043, 24.411, 25.192, 25.471, 26.572,
26.690, 26.700, 27.133, 27.139, 27.179 y aquellas que en virtud de otra norma que así lo
indique se deban cancelar con Bonos de Consolidación, con exclusión de las normas
comprendidas en el párrafo anterior, serán atendidas a partir del 1° de mayo de 2022 con
el bono cuya emisión a tal efecto se autoriza. Las obligaciones por el mismo concepto
cuyos pedidos de cancelación hubiesen ingresado hasta el 30 de abril de 2022, inclusive, a
la OFICINA NACIONAL DE CRÉDITO PÚBLICO, dependiente de la SUBSECRETARÍA
DE FINANCIAMIENTO de la SECRETARÍA DE FINANZAS del MINISTERIO DE
ECONOMÍA, serán atendidas con Bonos de Consolidación Octava Serie (…)”.
Producto de la consolidación de deuda, muchos honorarios de los abogados fueron
abonados con bonos.

“Galli, Hugo Gabriel y otros c/ PEN – ley 25.962 – dtos. 1570/01 y 214/02 s/ amparo
sobre ley 25.561” (CSJN, 2005)

Hechos
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal confirmó la
sentencia de primera instancia que hizo lugar a la acción de amparo y declaró la
inconstitucionalidad de las normas que dispusieron convertir a pesos los títulos de deuda
pública expresados en moneda extranjera y reducir los intereses pactados –conf. el decreto
471/02-. Por consiguiente, el EN interpuso REF.
Tener en cuenta lo siguiente:
Decreto 1570/01: “corralito”.
Decreto 214/02: pesificación del sector financiero (denominada “pesificación asimétrica”,
con relación a los depósitos bancarios, aunque se dio en toda la economía), lo que incluyó
la pesificación de los títulos públicos.
Por ende, estos bonos que estaban expresados en dólares fueron alcanzados por la
pesificación y diferidos en el pago. A su vez, los que estaban diferidos en el pago y no
estaban alcanzados con las excepciones al diferimiento, se podían presentar al canje (a
pesar de que la Corte habla de que era casi obligatorio el canje). Ejemplos de excepciones

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al diferimiento del pago eran los bonos previsionales, que el Estado debía pagarlos,
conforme el decreto 471/02.
Aquellos bonos pesificados, que no estaban en las excepciones y no entraron en los canjes 1
y 2, actualmente, continúan diferidos del pago.

Corte Suprema de Justicia de la Nación


Revocó la sentencia apelada.

Rabolini

A lo dicho en el fallo Galli, aquí también se extiende a la convalidación de diferimiento del


pago de esos títulos públicos.

¿Qué hacer como abogado para cobrar (a la luz de Curti)?


1° Intimo al Estado (organismo deudor) para que acredite la previsión presupuestaria, es
decir, que le ha comunicado a la Secretaría de Hacienda para que, a futuro, se haga la
previsión.
2° Cuando llego al ejercicio, tengo que exigirle al Estado que me acredite el orden de
prelación y ese orden dependerá de la fecha de reconocimiento del crédito. En caso de no
dar una fecha cierta, el abogado debería pedir astreintes contra el Estado hasta tanto
acredite cuándo va a pagar.
Puede pedirse la inconstitucionalidad del régimen, o bien, como CJC, como caso no
previsto.
En el caso que el Estado me informe que se quedó sin partidas presupuestarias y que el
pago pasa para el año que viene (ley 11.672). Como abogado, tengo que pedir que me loa
acredite con la certificación pertinente y sino puedo iniciar la ejecución forzosa (el juez
puede intimar bajo apercibimiento de ejecución). Lo ejecuto solicitando un embargo
ejecutorio (bancario), en virtud del art. 19 de la ley 11.672. El Banco va a informar que no
puede embargar por dicha ley (la norma establece dicha obligación), aunque hay que
insistir y el juez comunica nuevamente a la entidad bancaria que embargue. Una vez
embargado, hay que citar de venta (art. 505 del código procesal), luego, pido la sentencia
de trance y remate (499 y ss.). El juez manda llevar adelante la ejecución –si opuso

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defensas entonces las resuelve- de las sumas con más intereses y costas (porque las sumas
embargadas y que no se pagaron siguen generando intereses). Una vez notificada, recién
ahí el acreedor podrá pedir la transferencia de las sumas reconocidas.

Caso Furlan (chico discapacitado que necesitaba el dinero)


Está relacionada con la tutela judicial efectiva. La causa demoró más de 12 años,
computando el plazo de ejecución de sentencia (1 año y 9 meses). La Corte examina dos
puntos: 1) si la ejecución de la sentencia fue completa e integral; 2) si se considera
justificada la aplicación de la ley 23.982 (porque es una deuda que cae en el régimen de
consolidación de deuda).
Tenía la opción del pago diferido en dinero o en bonos a 16 años. El padre opta por bonos
cuyo vencimiento era en 2016. El padre obtiene el bono y, luego, lo vende a precio del
mercado, obteniendo el 33% del valor nominal del bono. Asimismo, la sentencia le impuso
el 30% de las costas a cargo de Furlan.
Se discute, entonces, el régimen de la ley 23.982, si la postergación del pago no le permitió
una adecuada rehabilitación (hay un informe pericial de ello en el expediente).
Remitió al fallo Escobar. La autoridad administrativa debía haber previsto alternativas
menos lesivas por la incapacidad y la situación económica apremiante.
Hay una frustración por la modalidad de pago. Se frustró el resarcimiento por los daños a
Furlan.

Para ver si los honorarios están sujetos al régimen de consolidación debe tenerse en
consideración:
Si los trabajos son anteriores al 31/12/2001, se aplica el régimen de deuda consolidada de la
ley 25.334
Si los trabajos son anteriores al 01/04/1991, se aplica el régimen de deuda consolidada de la
ley 23982
Con posterioridad al 31/12/2001, caen bajo el régimen de pagos de deuda no consolidada
(previsión presupuestaria).

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En cuanto a la aplicación de honorarios, hasta 2017 se aplica la ley 21.839. Aunque, a partir
de 2018, se aplica la ley 27.423.
Si hay trabajos con anterioridad al 2018, regulo con la ley vieja.
Puede haber honorarios que estén alcanzados por ambas leyes.
OJO, los peritos no están alcanzados por la ley vieja pero SÍ por la nueva ley de honorarios,
la 27.423.
Cuando una deuda es consolidada, se tiene que practicar liquidación hasta la fecha de corte
–del régimen de consolidación- (la 25344, se aplican los intereses de la sentencia hasta la
fecha de corte (o sea, 31/12/2001, y posteriormente son los intereses previstos en el
régimen de consolidación –en los bonos mismos, que es el denominado “pago de la renta”,
que es a 16 años-. Los intereses del bono se computan con respecto a la suma de capital,
caso contrario habría anatocismo).

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