ESTUDIO 16:
DORCAS: LA DISCÍPULA
BASE BÍBLICA:
Hechos 9:36
36
  Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido al griego es Dorcas); esta mujer
era rica en obras buenas y de caridad que hacía continuamente.
INTRODUCCIÓN:                                         Un discípulo es literalmente un aprendiz,
                                                      un seguidor, alguien que está decidido a ser
                                                      como su maestro. Lucas 6:40 nos dice: “El
D
         esde que fue derramado el Espíritu San-      discípulo no está por encima de su maestro;
         to en el Pentecostés, los cristianos se      mas todo discípulo, después de que se ha pre-
         habían desplazado de un sitio a otro,        parado bien, será como su maestro”.
impulsados con frecuencia por la persecución,         Cuando entregamos nuestra vida a Cristo, lo
cumpliendo así con la Gran Comisión que dejó          siguiente que podemos darle son nuestras ma-
Jesús antes de su ascensión al cielo (Marcos 16:16-   nos y nuestros pies para que Él los use, pues
18); llevaban por todas partes el evangelio de        como alguien dijo: “El Señor no tiene más
salvación en Jesucristo, estableciendo muchas         manos y más pies en la tierra que los nues-
iglesias en Judea, Galilea y Samaria (Hechos 9:31).   tros”.
Seguramente en el puerto de Jope existía una          Lucas se asegura de decirnos que esta discí-
iglesia; lo sabemos por la presencia de los dis-      pula: “abundaba en buenas obras y de cari-
cípulos, de Dorcas y del hospitalario Simón, el       dad que hacía”. De esto se desprende que sus
curtidor (Hechos 9:43, 10:5-6).                       obras eran tan abundantes como sus ofrendas
Dorcas era su nombre en griego; así la llama-         para apoyar el ministerio. Así que esta mujer
ban en Jope. Significa: “gacela”, y su nombre         no solo puso sus manos al servicio de Dios,
en hebreo era Tabita, que quiere decir: “her-         sino también su dinero. He aquí otra cualidad
mosa”; así la llamaba el apóstol Pedro. Es la         que hace distintivo a un auténtico discípulo
única mujer en la Escritura que es mencionada         de Cristo: el que está dispuesto a compartir
como “discípula”. Recibió este reconocimien-          no solo su tiempo y sus dones, sino también
to por la devoción que tuvo por su Señor, lo          sus recursos.
que nos habla de su gran fe, entrega y servicio.
Una fe respaldada por obras                                ga para muchas personas. No conocemos lo
                                                           que ella les decía, pero sí lo que hacía: era
En esos tiempos abundaban los pobres, pues                 una mujer que daba testimonio de su fe con
se podían encontrar en las calles, las plazas              sus acciones, dispuesta a servir a quien lo ne-
o casi en cualquier parte; la mayoría de las               cesitaba; había aprendido muy bien las ense-
personas los despreciaba o los ignoraba. Aun-              ñanzas de Jesús y las ponía en práctica (Marcos
que la ley contenía normas para proteger a                 9:35), seguramente en muchas ocasiones has-
los necesitados (Deuteronomio 10:18, 24:17-21, 26:12-13,   ta olvidándose de ella misma. Era diligente,
27:19), lo que no era común era que alguien                siempre dispuesta a hacer buenas obras. Ella
se ocupara de ellos, como lo hizo Jesús (Mateo             es un perfecto ejemplo de una de las ovejas a
19:21, Santiago 2:15-17).                                  las que Jesús dijo: “Porque lo hicisteis a uno
Dorcas era una activa creyente en el Señor                 de estos… a mí lo hicisteis” (Mateo 25:33-34, 40).
Jesucristo, compasiva y benevolente, con sa-               El relato dice que Tabita enfermó y murió. Si
biduría para emplear su tiempo y dinero. Fue               bien es cierto que la muerte del creyente es
una hacedora y no solamente una oidora de                  estimada para el Señor (Salmos 116:15) y ganan-
la Palabra. Tal vez no era una persona muy                 cia para el creyente (Filipenses 1:21), en este caso,
conocida fuera de su comunidad, ni se desta-               aunque para ella era ganancia, no lo fue para
có como una gran líder, como Débora, ni una                aquellas viudas y personas a quienes había
poetisa, como Ana; no dice que tuviera hijos               servido; ellos lloraban por el amor que Tabita
para dedicar al Señor ni que haya realizado                había sembrado, un amor visiblemente abun-
nada espectacular; solo puso sus dones al ser-             dante.
vicio de otros, y precisamente eso fue lo que              La costumbre en ese tiempo era mantener el
la engrandeció: lo suyo fue el servicio humil-             cuerpo de la persona fallecida durante tres
de pero útil a través de la costura. La fe que             días, por la creencia en que en ese tiempo el
depositó en su Salvador amado la condujo a                 alma se iba definitivamente.
ocupar un sitio de honor en la vida de todas               Su muerte fue de mucha conmoción, no solo
las personas que tocó con su ejemplo y de-                 para sus conocidos, sino también para al
dicación. La verdadera fe debe ser demostra-               apóstol Pedro, ya que al recibir el mensaje:
da, pues como dice Santiago, de qué nos sirve              “No tardes en venir a nosotros” (versículo
una fe sin obras. El resultado de esto es una fe           28), se apresuró por la desesperación de quien
muerta (Santiago 1:27). La fe forma parte del ca-          lo llamaba, y respondió inmediatamente: “…
rácter de un auténtico discípulo del Maestro,              se levantó y fue con ellos”. En ese momento
pues “sin fe es imposible agradar a Dios”.                 Pedro se encontraba en Lida, una ciudad a
Dorcas glorificaba a Dios cada día, dedican-               16 kilómetros de Jope —entre dos y tres ho-
do generosamente su tiempo y sus recursos                  ras de distancia caminando—, donde hizo un
para servir a su comunidad y a los desampa-                milagro de sanidad que los impactó tanto que
rados con el trabajo de sus manos. Uno de los              muchos se convirtieron al Señor (Hechos 9:33-35).
elogios más altos que alguien puede recibir es             Dorcas había muerto; era demasiado tarde
que se diga de él o ella “actúa como Jesús” en             para hablarle a un médico, pero no para lla-
todo lo que dice y hace. En ella podemos ver               mar a Pedro.
la misma compasión de su Maestro (Mateo 14:14,             “Cuando llegó, lo llevaron al aposento alto,
Marcos 6:34).                                              y todas las viudas lo rodearon llorando, mos-
                                                           trando todas las túnicas y ropas que Dorcas
                                                           solía hacer cuando estaba con ellas” (versícu-
Su muerte                                                  lo 39). Dorcas era muy apreciada y reconoci-
                                                           da; fue una mujer que impactó tremendamen-
Hechos 9:37-38: “Y sucedió que en aquellos                 te a su comunidad por su generosidad. Todos
días se enfermó y murió; y lavado su cuerpo,               tenían un testimonio acerca de lo bueno que
lo pusieron en un aposento alto. Como Lida                 ella les había hecho; mostraban las túnicas y
estaba cerca de Jope, los discípulos, al oír que           los vestidos que les había confeccionado en
Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres,                señal de gratitud. Ahora con su pérdida, se
rogándole: No tardes en venir a nosotros”.                 sentían doblemente viudas. Aquellas mujeres
Dorcas era muy sociable y una querida ami-                 fueron literalmente vestidas, no solo física-
                                                                MUJERES DE LA BIBLIA | ESTUDIO 15 | DORCAS: LA DISCÍPULA   2
mente, sino también vestidas de la compasión            El testimonio y la resurrección de Dorcas tra-
de su amiga.                                            jo un gran avivamiento en su ciudad. Hechos
Ella había entendido que los dones que Dios             9:43: “Y Pedro se quedó en Jope muchos
le había dado eran para ponerlos al servicio            días...”.
de Él y al de los demás. La gente la necesita-          Nuestro Señor, el Dios de los imposibles, de-
ba; estaban tristes, desconsolados con su par-          muestra su infinita compasión, amor y miseri-
tida y llamaron a Pedro. Tal vez esperaban              cordia por nosotros, dándonos manifestacio-
solo recibir consuelo en su aflicción, pero el          nes sobrenaturales, para bendecir a los que lo
Señor siempre nos da más de lo que podemos              buscan solo a Él, y para llamar a muchos a
imaginar; ese día Él haría un milagro porten-           que también lo reciban como Señor y Salva-
toso y su nombre sería glorificado en ella.             dor de sus vidas.
                                                        Tal vez nuestro llamado no sea para ser un
                                                        gran líder, predicar en un púlpito, ser un
Su resurrección                                         maestro o un misionero que va por las na-
                                                        ciones compartiendo el Evangelio, pero a lo
Hechos 9:40-41: “Mas Pedro, haciendo salir              que sí estamos todos llamados es a dar testi-
a todos, se arrodilló y oró, y volviéndose al           monio de lo que Él ha hecho en cada uno de
cadáver, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió          nosotros, a dar de nuestro tiempo, dones y
los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. Y él          recursos a los más necesitados, como lo hizo
le dio la mano y la levantó; y llamando a los           Dorcas (Mateo 25:21).
santos y a las viudas, la presentó viva”.               Avivemos nuestra relación con Él; seamos ese
La resurrección plantea la continuidad de la            discípulo que el Señor espera. ¿Quieres ver se-
vida; por lo menos esto fue lo que sucedió en           ñales? Recordemos lo que Jesús dijo: las seña-
otros casos donde vemos este milagro en la Bi-          les siguen a los que creen (Marcos 16:17-18).
blia. Elías resucitó al hijo de una viuda, quien
llegaría a ser su sustento (1 Reyes 17:17-22). Eliseo
resucitó al hijo único de la mujer sunamita (2
Reyes 4:32-35). Jesús resucitó al hijo de la viuda de   PREGUNTAS PARA REFLEXIÓN
Naín (Lucas. 7:11-15) y también lo hizo con la niña
de 12 años (Lucas 8:49-56). La resurrección de Lá-
zaro tuvo un gran propósito, pues además de             •   ¿Cuál es el deber de un verdadero discí-
la demostración del poder del Señor, también                pulo? (Mateo 5:16)
lo fue por el servicio que prestaba esta fami-
lia al Señor y su ministerio (Juan 11:1-44). El otro    •   ¿Te ocupas de las necesidades de otros?
caso que tenemos es el de Pablo resucitando                 (Hebreos 13:16)
al joven que cayó muerto (Hechos 20:9-10). Todos
ellos honrarían en gran manera al Señor al ser          •   ¿Para quién debemos trabajar? (Colosenses
devueltos a la vida. La razón por la que Dios               3:23-24)
nos mantiene con vida es para que sirvamos y
para que demos testimonio de Él.                        •   ¿A quién debemos imitar? (Filipenses 2:3-8)
Lo primero que hizo Pedro fue quedarse en
privado con el cuerpo de Dorcas, lo mismo               •   ¿Estás dispuesto a dar de tu tiempo, ta-
que vio hacer a Jesús con la hija de Jairo (Mar-            lento y recursos?
cos 5:40), buscando evitar que se convirtiera en
un espectáculo o hacer ostentación; ya a solas
con el cuerpo, “oró” diciendo: “Tabita, le-
vántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro,
se incorporó” (Hechos 9:40). Y en efecto, después
de esto, Dorcas se incorporó a la vida y al
servicio. El llanto de las viudas se convirtió en
gozo. La muerte fue vencida y como resultado
“esto fue notorio en toda Jope, y muchos cre-
yeron en el Señor” (versículo 42).
                                                              MUJERES DE LA BIBLIA | ESTUDIO 16 | DORCAS: LA DISCÍPULA   3
CONCLUSIÓN
Dorcas no fue devuelta a la vida solo para
seguir haciendo buenas obras, sino para dar
testimonio de lo que su Señor hizo en ella y
de que el poder de Jesucristo trasciende al po-
der de la muerte. Los desamparados seguirán
siendo sustentados en lo temporal, pero aho-
ra declararán que el Señor es su Sustentador y
Dador de vida.
La orden de Pedro de levantarse sigue vigente
hasta hoy. El Señor también nos está llaman-
do a levantarnos. Somos más útiles de pie que
sentados o acostados. Así lo dijo Pablo: “Des-
piértate, tú que duermes, y levántate de los
muertos, y te alumbrará Cristo…” (Efesios 5:14).
¡Levántate para servir ahora!
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