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Cuida Tu Puerta Principal

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CUIDA TU PUERTA PRINCIPAL

2 Reyes 6:31-32 “Y él dijo: Así me haga Dios, y aun me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat
queda sobre él hoy. Y Eliseo estaba sentado en su casa, y con él estaban sentados los ancianos; y el
rey envió a él un hombre. Más antes que el mensajero viniese a él, dijo él a los ancianos: ¿No
habéis visto cómo este hijo de homicida envía a cortarme la cabeza? Mirad, pues, y cuando viniere
el mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada. ¿No se oye tras él el ruido de los pasos de
su amo?”

Sobre Elías fue lanzado un decreto, el de Jezabel, cortarle la cabeza. Elías al escuchar la amenaza
de Jezabel, huyó. Hay diferencia respecto a Eliseo, se enteró que había una amenaza contra él,
porque fue el Espíritu Santo quien se lo reveló. Por éso le dijo a los ancianos: cuando venga el
mensajero, no lo dejen entrar. (1 Reyes 19)

Eliseo no permitió que el mensajero llegara a decirle las malas noticias. Cerró sus oídos, ante las
amenazas, de quitarle la vida. Por ello, esas amenazas no surtieron efecto sobre él. Juan el
Bautista recibe igual amenaza, ésta se cumple, prestó sus oídos y fue sumergido en depresión,
después de ver la gran visión celestial, de descender sobre Jesús al Espíritu Santo, Juan entro en
confusión, al dejar que las palabras entraran en sus oídos, no sabía al final de su vida, si ése era el
Cristo el Hijo del Dios Viviente, manda a preguntar, si es Él, o esperaremos a otro.

Todos los cristianos aprendemos más temprano que tarde que nuestra fe puede tambalearse
cuando nuestras circunstancias son adversas. A veces nuestra confianza en Dios no es tan fuerte
como quisiéramos. A veces las dudas y los temores pueden abrumarnos.

Un ejemplo es Juan el bautista. Estando en prisión mientras el ministerio de Jesús se extendía, él


casi tropieza con sus dudas sobre si Jesús era el Mesías. Desde la cárcel, encerrado injustamente,
donde todo se veía gris, Juan no podía hablar directamente con el Señor y le envió una pregunta:

“Llamando Juan a dos de sus discípulos, los envió a preguntar al Señor: “¿Eres tú el que ha de
venir, o esperamos a otro?”, Lucas 1:19. ¿Cómo puede ser que Juan, el profeta que anunciaría al
Mesías y que testificó de Él, dudó en un momento con respecto a Jesús?

La duda de Juan y la respuesta de Jesús

La fe de Juan fue golpeada porque lo que veía parecía contrario a lo que él esperaba del Mesías.
¿Acaso el Mesías no traería justicia, libertad a los cautivos, y salvación? Juan era tan humano como
nosotros, y parece que esperaba que Dios obrara de otra forma en ese momento.

Este hombre tuvo su tiempo de incertidumbre, pero fue a quien le podía dar respuestas: Jesús
mismo. Nuestro Señor, entonces, no responde de la manera directa que Juan esperaba, pero su
respuesta es asombrosa:

“Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les
anuncia el evangelio. Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí”, Lucas 7:22-23.
La respuesta es doblemente maravillosa por dos razones. En primer lugar, Jesús le explica a Juan
que el Mesías está haciendo lo que vino a hacer. Nada ha cambiado en el plan redentor. Las
señales milagrosas están realizándose y el evangelio se está predicando.

En nuestros momentos más oscuros de duda, el Señor no nos descalifica.

En segundo lugar, Jesús lo exhorta a no encontrar tropiezo en la forma en que está llevando a cabo
la obra de redención: “Bienaventurado es el que no se escandaliza de mí”. ¿Qué significan esas
palabras? “Bienaventurado el que comprende que debemos confiar en el corazón de Dios cuando
no podemos comprender su mano; bienaventurado el que sabe que debemos mantener un
reverente temor ante la presencia del misterio de los propósitos de Dios. Bienaventurado el que
sigue creyendo, pase lo que pase. Bienaventurado el que permite que Dios sea Dios”.

¿Cuando a tu vida llegan malas noticias, le cierras la puerta o se las abres, para escuchar las cosas
malas?

La Palabra dice:

Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.

Isaías 11:3 “No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;”

No puedes juzgar absolutamente nada de lo que sucede, por las cosas que escuchas, o por lo que
ves. Debes gobernar tu vida, por las cosas que Dios ha dicho sobre ti y sobre los tuyos.

No importa las cosas que se puedan mirar en lo natural, hay una verdad espiritual que tiene que
cumplirse sobre tu vida, no importa lo que el enemigo te pueda plantear, cierra tus oídos a las
amenazas y a las mentiras de las tinieblas.

Dios te trajo a Su Reino levantarte como un baluarte. Dios se levanta y cambia toda situación.

2 Reyes 7:1-5 “Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas
valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. Y
un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová
hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas
no comerás de ello. Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el
uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la ciudad,
por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también
moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida,
viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al
campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí
nadie.”

Cuando el diablo se levante contra ti, cierra tus oídos a sus amenazas. Dios es especialista en
cambiar las circunstancias más adversas y difíciles, de la noche a la mañana. En un momento será
una cosa, pero al otro será otra. Tu situación de lágrimas, de dolor, de llanto, de tristeza, de años,
va a ser cambiada de la noche a la mañana. Podrás verte rodeado del ejército enemigo, en la
noche, pero te levantarás al siguiente día, y te darás cuenta que eres totalmente libre.
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno” Efesios 6:16.

Deja de estar oyendo personas negativas, que no tienen fe, no prestes tus oídos a todo lo que el
enemigo lanza sobre tu vida, no escuches, “no se puede”, tienes un Dios que todo lo puede. Él
cumplirá su palabra en tu vida.

2 Reyes 7:6-7 “Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo
de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey
de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios,
para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus
tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus
vidas.”

Dios hará huir a los enemigos que se vienen contra ti.

A muchos, les tiene que ser aclarada su visión. Lo primero que tienen que hacer es dejar de oír
juramentos de hombres. Juramentos que el enemigo pone en tus oídos, ten cuidado con quien te
rodeas, personas quejosas, desanimadas que juzgan el mensaje.

Lo que recibas en tus oídos, va directo a tu corazón.

Marcos 4:24 “Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será
medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís”.

Cuida lo que escuchas. Algunos han dejado que el enemigo les hable mucho, que los decretos de
depresión vengan, los decretos de desánimo vengan, que los decretos del enemigo les estén
hablando.

No dejes que lo que entre en tus oídos, el enemigo lo vaya a usar para paralizarte espiritualmente.
Para dejarte, como dejó a Juan, sin cabeza. O a Elías, huyendo de Jezabel.

Hebreos 12:3 “Hagamos sendas derechas para nuestros pies, para que lo cojo no se salga del
camino, sino que sea sanado”.

Hay sendas torcidas que el enemigo prepara. Tú eliges, lo que escuchas, Eres responsable de la
administración de tus oídos, tienes que cuidarlo, para que el enemigo no venga a robar nada de lo
que Dios ya te entregó.

Tal vez entraste a sendas, y caminos torcidos, de depresión, de tristeza, de falta de fe. Sentiste que
empezaste a desanimarte, a caminar la senda torcida del desánimo.

Hay personas que están con desánimo, por dardos directos al corazón de intimidación, las
personas son usadas por el enemigo para hablarte, el enemigo es especialista para hablar al oído.

Hoy Dios quiere ponerte nuevamente en el camino recto. El que no tiene fuerzas, se renueva
como las águilas. Dios te llevará a renovarte.

A veces, crees que todo se terminó. No. Te están renovando. Las águilas se renuevan perdiéndolo
todo, para que le den todo nuevo.

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