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Levantate

El documento destaca la importancia de levantarse y actuar en fe para experimentar las bendiciones y victorias que Dios tiene para nosotros, utilizando ejemplos bíblicos de Débora, Gedeón y Elías. Se enfatiza que la obediencia y la conexión con Dios son esenciales para cumplir con nuestro llamado y enfrentar los desafíos de la vida. Finalmente, se invita a las personas a ser valientes y a no dejarse vencer por la negatividad, sino a levantarse y brillar como luces en un mundo que necesita esperanza.
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Levantate

El documento destaca la importancia de levantarse y actuar en fe para experimentar las bendiciones y victorias que Dios tiene para nosotros, utilizando ejemplos bíblicos de Débora, Gedeón y Elías. Se enfatiza que la obediencia y la conexión con Dios son esenciales para cumplir con nuestro llamado y enfrentar los desafíos de la vida. Finalmente, se invita a las personas a ser valientes y a no dejarse vencer por la negatividad, sino a levantarse y brillar como luces en un mundo que necesita esperanza.
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CUANDO Una Mujer se Levanta

Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, Hasta que yo


Débora me levanté, Me levanté como madre en Israel. Jueces 5:7

Cuando sanó al paralítico, dijo: “A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu


casa” (Lucas 5:24)
Cuando resucitó a la hija de Jairo, dijo: “Niña, a ti te digo, levántate” (Marcos
5:41)
Cuando sanó al hombre con la mano seca, dijo: “Levántate, y ponte en medio
[…] Extiende tu mano” (Lucas 6:8,10)
Es muy interesante que, en todos estos milagros, el primer paso era siempre
levantarse. Sí, nuestra fe se activa por el movimiento. Podemos creer algo con
nuestra mente, pero es solo cuando damos pasos de fe que podemos
experimentar la obra y los milagros de Dios en nuestra vida.
Cuando vemos la historia de Gedeón, observamos como Dios nos lleva de nada
a todo, de cero a mil. Nuestras debilidades son transformadas en fortalezas,
nuestras derrotas son transformadas en victorias.
Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al
campamento; porque yo lo he entregado en tus manos.
Jueces 7:9
Aquí Dios le dice a Gedeón: levántate, porque si te quedas aquí no vas a ver la
victoria que te dará. Si estás escuchando esto en esta noche es porque Dios te
está diciendo que te va a dar la victoria, pero debes levantarte y buscar su voz.
Gedeón temeroso, con dudas como podemos estar nosotros, se levantó porque
entendió que ahí sentado, ahí acostado, en ese estado no escucharía lo que
Dios le daría.
Levantarse es un acto de obediencia. También se necesita fe, porque a veces
nos sentimos cómodos sentados, pero debemos obedecer por fe y hacer lo que
Dios nos pide para que venga la victoria.
Muchas veces tenemos una victoria o una bendición pero aun nos sentimos mal.
Una cosa es que yo digo algo y otra es que yo me lo crea.
Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú
y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
Josué 1:2-7
Dios le dice a Josué que vaya porque ya él dio esa bendición. Esa bendición ya
está ahí porque Dios le dijo. Solo falta que él vaya y la tome.
Josué se levantó, pero también tenía que pasar el rio Jordán. El Jordán le
impedía llegar a la tierra prometida. Hoy Dios te dice: pasa ese Jordan que te
impide llegar a tu bendición…
¿Cual es tu Jordán? Solo tú y Dios lo saben.
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con
Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6 Esfuérzate y sé
valiente
Josué 1:5
Nadie te podrá hacer frente en toda tu vida, pero en la vida guiada por el Espíritu
Santo, no en una vida de excesos.
Dios nos va a dar la victoria… Pero obedece la instrucción. Levántate y has lo
que Dios te dijo que hicieras. Y podras ver la gloria de Dios, la victoria, el milagro
que él ya te la entregó.
En 1 Reyes 18, Elías hace que fuego descienda del cielo, acaba con 400 profetas
de baal, los degüella y tiene una grande victoria; y ahora le llega esa noticia a
Jezabel, quien envía un mensajero a decirle a Elías que, al otro día, él estaría
como aquellos profetas. Elías huye al desierto, y pide a Dios que le quite la vida.

“ 5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego


un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, ven. 6 Entonces él miró, y he aquí a
su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y
comió y bebió, y volvió a dormirse. 7 Y volviendo el ángel de Jehová la
segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y ven, porque largo camino te
resta. 8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella
comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de
Dios .” 1 Reyes 19:5-7

Jezabel manda un mensajero, pero Dios manda otro. Cada vez que el mundo te
manda un mensaje, Dios te manda otro; la pregunta es: ¿A qué mensajero tú
escuchas? ¿Cuál mensaje tú vas a escuchar? Un mensajero dice: Mañana vas
a morir. En otras palabras: No tienes futuro, no tienes mañana. Es curioso que
Elías reaccionara a la amenaza de muerte de la primera; porque, muchas veces,
hace falta un solo mensaje negativo para que tú salgas corriendo; pero Dios tuvo
que hablarle dos veces. Quizás a ti, hoy, ya Dios te ha hablado dos veces, tres
veces, cuatro veces, y esta palabra para ti hoy es una quinta vez, una sexta vez,
una séptima vez, para decirte una sola cosa: Levántate, porque largo camino. te
resta. Dios no ha terminado contigo.

Reaccionamos rápido al mensaje de que no tenemos mañana; pero qué grande


es Dios que no se da por vencido; si Él tiene que repetirlo, lo va a hacer, hasta
que tú entiendas que Él quiere hacer algo más grande en tu vida. Dios te dice
hoy: Levántate, porque largo camino te resta. Hay muchas cosas por completar,
por cumplir, y llegó el momento que salgas de donde te encuentras. Quizás hoy
tú estás deprimido, cansado, piensas que no hay razón para luchar. Dios te
envía, hoy, este mensajero que te dice: Largo camino te resta.

Todos, en algún momento dado, sufrimos cansancio. Este momento de la vida


del profeta viene luego de una gran victoria. Luchó contra los profetas de baal,
hizo que fuego bajara del cielo, y degüella a los 400 profetas de baal, por lo que
vino el cansancio físico. Pensamos que un día tendremos una gran victoria y que
todo acabará ahí; Pero una gran batalla te lleva a otro nuevo reto. Elías se
deprimió porque ¿qué haría después? Pensó: Se acabó, todos entenderán ahora
que Jehová es Dios. Tú piensas que, cuando alcances tal cosa, tu familia va a
entender finalmente, pero tienes una gran victoria, y te das cuenta que tu tarea
no ha terminado, porque una gran victoria no te da la totalidad de lo que Dios
quiere hacer por ti. ya a través de ti. En el capítulo anterior, Elías dice que si
Jehová es Dios le sirvan a Él, y si baal, pues que le escojan; Elías pensó que
con aquella demostración quedaría evidenciado que Jehová es Dios y terminaría
la indecisión de todos, por lo que Elías acabaría su cometido. Pero aquel era el
comienzo de una nueva temporada.

Vives temporadas de frustración porque piensas que, cuando pase tal cosa,
acabarán tus penas, o entrarás en una nueva etapa de descanso.
En 1 Reyes 17, en múltiples ocasiones, el profeta Elías dice: Oí de Dios. Y,
mientras oía de Dios, fuego bajaba del cielo, tenía la fuerza para hacer lo que
tenía que hacer; el día que dejas de oír la voz de Dios y comienzas a escuchar
la voz de los hombres, ese día te sientes totalmente inadecuado para lo que Dios
quiere hacer contigo, y es cuando piensas que tu día ha terminado. Por eso, no
debe ser una decisión difícil hoy qué palabra tú vas a escuchar. Decide no gastar
tanta energía mental. Decide que cada mañana tú vas a escuchar una sola
palabra: Oye a Dios y, mientras lo oyes, fuego va a bajar del cielo.
El día que tú dejas de oír a Dios para escuchar a Jezabel, ese día terminas
deprimido, en una cueva, exhausto, frustrado; porque estarás buscando cómo
tener mañana, sin darte cuenta que tu mañana tú lo tienes, no por tus fuerzas,
sino porque Dios tiene algo que tú tienes que completar.
Largo camino te resta. Deja de estar gastando tus energías en oír lo incorrecto,
y comienza a concentrarte en lo que Dios quiere y ha dicho para tu vida.

La historia de Débora en la Biblia nos muestra que el Señor llama a la gente


común a hacer cosas extraordinarias que solo pueden lograrse mediante el
Espíritu. En el libro de Jueces 4 y 5 podemos aprender de Débora sobre el
llamado y el poder del Espíritu Santo.
La historia de Débora en Jueces 4 y 5 comienza como muchas de las historias
en el Libro de Jueces: los israelitas pecaron contra el Señor y él los entregó al
rey Jabín de Canaán. Esto continuó durante veinte años hasta que los israelitas
clamaron al Señor por ayuda. Por entonces, Débora dirigía a Israel como jueza.
Ella envió a buscar a Barac, un comandante del ejército de Israel, y le dijo que
fuera a luchar contra el ejército de Jabín liderado por Sísara.

Barac dijo que solo iría si Débora lo acompañaba. Débora estuvo de acuerdo,
pero le dijo a Barac que el honor no sería para él, porque el Señor entregaría a
Sísara en manos de una mujer. Ante el avance del ejército de Barac, el Señor
derrotó al ejército de Sísara y Sísara huyó a pie. Sísara fue a la tienda de Jael,
la esposa de Héber, porque había una alianza entre el rey Jabín y la familia de
Héber.

Jael entonces lo invitó a pasar y le dio de beber. Sísara estaba tan exhausto que
se quedó dormido. Jael tomó un martillo y clavó una estaca en la sien de Sísara,
matándolo. Los israelitas lucharon contra el rey Jabín hasta que lo destruyeron.
Débora y Barac cantaron un cántico de alabanza, e Israel tuvo paz durante
cuarenta años.

Ahondando en el tema
Débora era una mujer ocupada. Jueces 4:5 dice: «Ella tenía su tribunal bajo la
Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín, y los
israelitas acudían a ella para resolver sus disputas». Débora era una mujer de
gran sabiduría, revelación y discernimiento. Tenía, además, un don profético que
le daba a conocer los tiempos y las sazones del Señor. Ella escuchaba
claramente la voz del Señor.
Sin embargo, Jueces 5:12 dice: «¡Despierta, despierta, Débora! ¡Despierta,
despierta, y entona una canción! ¡Levántate, Barac! Lleva cautivos a tus
prisioneros, oh hijo de Abinoán». Deborah y Barac necesitaban «despertar y
levantarse» a una nueva revelación y dimensión de sus llamamientos. El Señor
les estaba diciendo que estuvieran alertas y prestaran atención, ya que él estaba
a punto de moverse de una manera extraordinaria.
Habla de una mujer que no se quedó con la teoría, que no se quedó solo con la
palabra, sí que se levantó a defender una nación cuando nadie hacia nada,
cuando nadie movía un dedo.

Observe que el versículo dice que nadie en Israel pelearía sino hasta que Débora
«se levantara». Los israelitas fueron golpeados con veinte años de esclavitud.
Estaban demasiado cansados y desanimados para luchar. Necesitaban a
alguien que los inspirara, y el Señor eligió a Débora. Si ella no hubiera sido
obediente para actuar de acuerdo con lo que el Señor le dijo que hiciera, nada
habría cambiado. Usó el lugar de confianza y autoridad que le habían dado como
jueza para inspirar a Barac a levantar un ejército.
Débora era una guerrera adoradora. Encontró ánimo y fortaleza en la adoración
para ser obediente a todo lo que el Señor le pedía que hiciera. Si Débora se
hubiera desempeñado pobremente en su vida, no habría tenido todas las
experiencias que la llevaron a ser usada por el Señor para liberar a Israel de la
esclavitud. No habría tenido sabiduría y revelación para juzgar disputas. No
habría escuchado los planes estratégicos de batalla del Señor como intercesora.
No habría extendido su compasivo corazón de madre más allá de su familia, para
abarcar a todo Israel. No habría traído sanación y empoderamiento a toda una
nación.

A Barac se le dijo «¡Levántate, Barac! Lleva cautivos a tus prisioneros» (5:12).


Él se mostró reacio a ir a la guerra sin Débora, pero al final, fue obediente y
levantó un ejército y fue donde Débora le ordenó. Este paso de obediencia
también fue necesario para cumplir los planes del Señor.

La historia de Débora no estaría completa sin reconocer a Jael, otra mujer que
dio un paso al frente para literalmente reclamar su lugar en la historia. Jael estuvo
en el lugar correcto en el momento correcto e hizo lo que sabía que tenía que
hacer. Deborah llamó a Jael «la más bendita entre las mujeres que habitan en
carpas» (5:24). Jael era una ama de casa que fue invaluable para ganar la
guerra.
El Señor preparó a Débora en su lugar secreto de adoración, lo que la ayudó a
crecer en confianza para escuchar la voz de Dios. Su conexión intencional con
Dios a través de la adoración le dio confianza mientras discernía el momento de
ir a la guerra. El Señor hará lo mismo con nosotros. A medida que profundicemos
en nuestra relación con Dios, Dios nos guiará con claridad tocante a nuestro
llamado para este momento de la obra del reino. Dios puede usar muchas formas
para confirmárnoslo una y otra vez. Como seguidores de Cristo, nos
embarcamos en un emocionante viaje de servicio al Señor aquí en la tierra.
Mujeres y hombres de Dios, es hora de que seamos valientes y hagamos las
cosas únicas y asombrosas que Dios nos está llamando a hacer. Dondequiera
que el Señor nos haya puesto, ¿aceptaremos el desafío de ser una luz en la
oscuridad para el reino de Dios? ¿Animaremos a otros a hacerlo también?
¡Despertemos y levantémonos para hacer brillar la gloria de Dios dondequiera
que vayamos! Nosotros portamos la esperanza que este mundo necesita, la
esperanza de Jesucristo, y es hora de dejar de escondernos y de actuar
tímidamente. Un mundo agonizante y sin esperanza está esperando que seamos
obedientes. Creamos y confíemos en que Dios tiene el mejor plan para nosotros
y sígamoslo hacia donde está actuando hoy.
A veces escuchamos las voz del enemigo que nos dice tu no sirves, tu no cantas
bien, tu no haces nada bien, y le damos poder al enemigo para que nos acuse,
que bueno que en esta noche seamos sensibles a la voz de Dios que hoy te
quiere decir; tu le vas a creer a esa voz o me vas a creer a mi que te escogí
desde el vientre de tu madre, o me vas a creer a mi que he estado contigo todos
los días de tu vida, que he guardado tu familia, en esta noche el señor te dice
levántate, levántate aleluya Levántate te dice Dios, Levántate del polvo y marcha!
Dios hizo este día sólo para tí, para que lo estrenaras, para que saborearas tu
victoria y la caída de tus enemigos.
Vienen cosas grandes y extraordinarias para tu vida, prepárate para recibirlas.
¡El Señor hará maravillas porque cosas que ojo no vio ni oído escuchó son las
que Dios ha guardado para ti…!
¡Un mundo de promesas y milagros se abre para tí hoy!
Tus fuerzas serán renovadas, lo imposible hasta este día se hará posible, lo
inalcanzable, se conquista, y lo que creías perdido regresa a ti multiplicado,
porque te has deleitado en el Todopoderoso y en su dulce Presencia. Vienen
tiempos de refrigerio, de bonanza, de prosperidad, de vivir cobijado bajo las alas
y el abrigo del Altísimo.
Levántate nuestro Dios no se fatiga con cansancio ni se arruga con tus
problemas, él resuelve contra todo pronóstico. La aflicción no es para siempre,
ni el valle de sombras. Nuevas y buenas cosas hará Dios con estos, con aquellos
y contigo.
Levántate te dice Dios, Levántate de tu momento de adversidad, expande tus
alas y remonta el vuelo como las águilas, pelea la buena batalla y conquista tus
miedos. Dios te da las fuerzas del bufalo para derrotar a todos tus enemigos, a
los que procuraban tu mal.
¡Nuevos caminos se abren para ti, sueños de gloria y grandeza llegan...!

No se los años que tu tienes luchando, no se los años que tienes con esa oración,
no se cuantos son los años que tienes levantándote a orar por esa situación, en
esa prueba pero el Señor no se ha olvidado de ti, no se ha olvidado de su
promesa, está todavía esta atento a la voz de tu clamor, el Señor te sigue
diciendo eres mi hijo y no me olvido de los que te he prometido.

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