Guía Santa Misa Viernes 05 de abril
Entrada
Los más sublimes misterios
del Reino de los cielos son
revelados a los
sencillos y humildes; a los que
se tienen por pequeños, pero
que en realidad son los
únicos grandes en la presencia
del Señor.
El Rey de la vida estuvo muerto y ahora vive.
La celebración de hoy nos invita a vivir la Pascua con la alegría del Dios vivo,
preparemos nuestros corazones y vayamos a su encuentro.
Nos ponemos de pie y recibimos al Celebrante con el canto…
Liturgia de la Palabra
“Él es la piedra angular, en ningún otro existe la salvación”.
Escuchamos con atención las lecturas de este día.
Oración de los fieles
A cada intención respondemos: Jesús resucitado, escúchanos.
—Por la Santa Iglesia, para que en su mensaje de luz y esperanza, todos los hombres
reconozcamos la obra salvadora del Cristo vivo. Oremos...
—Por el Papa Francisco, nuestro Obispo y sacerdotes, para que en sus palabras y en sus
gestos, como los apóstoles, prediquen y anuncien el mensaje de Jesús resucitado. Oremos...
—Por toda la comunidad educativa del Colegio, para que con alegría imitemos a los
discípulos y vayamos siempre al encuentro de Jesús vivo. Oremos…
Ofertorio
Pongamos sobre la mesa del altar, junto a las ofrendas, nuestras vidas, en un sincero
compromiso de mantener presente el mensaje de salvación manifestado en la Resurrección
de Cristo.
Cantamos…
Comunión
Cristo reconcilió a los pecadores con el Padre y quiso quedarse vivo en la Santa
Eucaristía, solo para demostrarnos una vez más cuanto nos ama.
Nos acercamos a comulgar con el canto…
Acción de gracias después de comulgar
Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan, no te aman! (Tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente
en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los que Él es
ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
Comunión Espiritual.
Creo Jesús mío que éstas realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma; pero
como en este momento no puedo recibirte sacramentalmente, ven al menos,
espiritualmente a mi corazón.
Señor, yo no soy digno ni merezco que entres en mi pobre morada, pero di una sola
palabra y mi alma será sanada, salvada y perdonada. (Pausa para adoración)
Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno totalmente a Ti. No permitas,
Señor, que jamás me separe de Ti. Amén
Despedida
Habiendo escuchado la palabra de Dios, abracemos la fe y alabemos a Jesús
resucitado, Aleluya.
Despedimos al celebrante con el canto…
VIERNES
DE LA OCTAVA DE PASCUA
No existe otro Nombre
por el cual podamos salvarnos
Lectura de los Hechos de los apóstoles 4, 1-12
Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante ellos los sacerdotes, el
jefe de los guardias del Templo y los saduceos, irritados de que predicaran y
anunciaran al pueblo la resurrección de los muertos cumplida en la persona de Jesús.
Estos detuvieron a los Apóstoles y los encarcelaron hasta el día siguiente, porque ya
era tarde.
Muchos de los que habían escuchado la Palabra abrazaron la fe, y así el número de
creyentes, contando sólo los hombres, se elevó a unos cinco mil.
Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los
escribas, con Anás, el Sumo Sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los miembros
de las familias de los sumos sacerdotes. Hicieron comparecer a los Apóstoles y los
interrogaron: «¿Con qué poder o en nombre de quién ustedes hicieron eso?»
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos
pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado, sepan ustedes y
todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de
entre los muertos. Él es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha
llegado a ser la piedra angular. Porque en ningún otro existe la salvación, ni hay bajo el
cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos.»
Palabra de Dios.
SALMO 117, 1-2. 4. 22-27a
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
O bien:
Aleluia.
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor! R.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él. R.
Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, y él nos ilumina. R.
SECUENCIA OPTATIVA
Cristianos,
ofrezcamos al Cordero pascual
nuestro sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas:
Cristo, el inocente,
reconcilió a los pecadores con el Padre.
La muerte y la vida se enfrentaron
en un duelo admirable:
el Rey de la vida estuvo muerto,
y ahora vive.
Dinos, María Magdalena,
¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente
y la gloria del Señor resucitado.
He visto a los ángeles,
testigos del milagro,
he visto el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado a Cristo, mi esperanza,
y precederá a los discípulos en Galilea.
Sabemos que Cristo resucitó realmente;
tú, Rey victorioso,
ten piedad de nosotros.
ALELUIA Sal 117, 24
Aleluia.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él.
Aleluia.
EVANGELIO
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio,
e hizo lo mismo con el pescado
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 21, 1-14
Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades.
Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de
Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.»
Ellos le respondieron: «Vamos también nosotros.» Salieron y subieron a la barca. Pero
esa noche no pescaron nada.
Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo para comer?»
Ellos respondieron: «No.»
Él les dijo: «Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán.» Ellos la tiraron y se
llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a
Pedro: «¡Es el Señor! .»
Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que
llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la
red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.»
Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran
ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo:
«Vengan a comer.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque sabían
que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el
pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.
Palabra del Señor.