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Apuntes Depresion Ansiedad y La Vida Cristiana

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CAPACITACIÓN: DEPRESIÓN, ANSIEDAD Y LA VIDA CRISTIANA

Basados en el libro del Dr. Michael S. Lundy y J.I. Packer (sobre la experiencia
de Richard Baxter)
PROPÓSITO:
(No un manual de diagnóstico ni una guía de tratamiento) Expandir nuestro
entendimiento sobre la depresión y lo que prudentemente podemos
intentar frente a ella según el caso.
Nota: Con lo que aquí exponemos, NO pretendemos prohibir ni reemplazar el
tratamiento médico y/o psiquiátrico apropiado en caso de requerirse. Más
bien queremos, desde la posición de la familia de la fe, acompañar, cuidar y
contribuir en la sanación del creyente (hermano o hermana en la fe) en
estado de depresión.

“Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarlo y


consolarlo, para que no sea consumido por demasiada tristeza”
2Corintios 2:7
1. Tristeza y aflicción, incluso por un pecado real y horrible, podrían ser
excesivas.
2. La tristeza excesiva devorará a la persona.
3. Por consiguiente, tal tristeza debe combatirse y mitigarse por medio
del consuelo apropiado de otros, pero el cual debería también provenir
desde el interior de nuestra propia alma.

ENTENDAMOS LA DEPRESIÓN
¿QUÉ ES DEPRESIÓN?
El término describe una presión hacia abajo que exprime y drena cualquier
tipo de energía y voluntad que haya habido.
Según un diccionario: Es “un estado de abatimiento extremo o melancolía
morbosamente excesiva; un estado de ánimo de desesperanza y
sentimientos de ineptitud, muchas veces con síntomas físicos como pérdida
de apetito, insomnio, etc.”
¿QUÉ SUCEDE EN LA DEPRESIÓN?
Una pesadez irritable ocupa la mente, a veces haciéndola más lenta al punto
de una parálisis virtual donde cesa el pensamiento. También puede resultar
en actitud fija de pesimismo, o una insistencia incesante sobre cosas que se
sienten incurablemente mal.
Las personas deprimidas no controlan sus pensamientos; son incapaces de
dejar de desesperarse por todo o de empezar una disciplina de
agradecimiento y regocijo en Cristo, o de concentrarse en algo que no sea su
propia desesperanza y la certidumbre sentida de condenación. Ellos
cultivaban la soledad y la pereza; pasan horas sin hacer nada. Insisten en que
los demás no los comprenden. Algunos insisten en que ellos no están
enfermos, sino que son realistas acerca de sí mismos, y resultan neciamente
obstinados en el tema de tomar medicamentos.
Las personas deprimidas se sienten aisladas y distantes de los demás,
incluyendo a sus más cernos y más queridos, y de los proyectos en los que,
hasta ahora, su corazón estaba totalmente involucrado.
La conducta puede volverse excéntrica, impredecible o la inactividad podría
establecerse, la creatividad concentrada podría desvanecerse o la tristeza
podría volverse habitual.
Los sentimientos de ansiedad, baja autoestima y desesperanza se desarrollan,
y un pesimismo defensivo toma el control.
Algunas depresiones son cíclicas, puntos bajos en los cambios de estado de
ánimo bipolar, donde podrían estar seguidos por explosiones de
autosuficiencia enérgica. Lo que los medicamentos pueden hacer para
modificar estos extremos varía de una persona a otra.
SEÑALES DE DEPRESIÓN
1. Temor sin causa, o sin causa suficiente. Todo lo que escuchan o ven es
capaz de incrementar sus temores, especialmente si el temor en sí fue el
precipitante, y muchas veces lo es.
2. Su imaginación se equivoca más al exagerar su pecado, peligro o
infelicidad. Cada pecadillo que mencionan con asombro, como si fuera un
pecado atroz. Cada peligro posible lo toman como probable, y los probables
por seguros, cada peligro pequeño por grande, y cada calamidad por una
destrucción total.
3. Son consumados por la tristeza excesiva: algunos lloran sin saber por qué
e incluso piensan que, de alguna manera, es apropiado. Si llegaran a sonreír o
a hablar animadamente, sus consciencias les reprochan por ello, como si
hubieran hecho algo malo.
4. Sus sentimentalismos y prácticas religiosas enfatizan el duelo y el
ascetismo.
5. Se acusan continuamente, trayendo todo tipo de cargos contra sí mismos,
ya sean cosas que escucharon, leyeron, vieron o pensaron. Se cuestionan en
todo lo que hacen, así como una persona polémica lo hace con otros.
6. Sienten constantemente que Dios los abandonó y son propensos a la
desesperación. Son como un hombre en el desierto, abandonado por todos
sus amigos y sus comodidades, abatidos y desconsolados. Su pensamiento
continuo es: “¡Estoy acabado, acabado, acabado!”.
7. Piensan que el momento de la gracia ha pasado y que ahora es
demasiado tarde para arrepentirse o para hallar misericordia. Si les habla del
tono del evangelio y su ofrecimiento de perdón gratuito para todo creyente
penitente, ellos aún lamentan: “Muy tarde, muy tarde, mi oportunidad ha
pasado”, sin considerar que cada alma que se arrepiente verdaderamente en
esta vida está ciertamente perdonada.
8. Muchas veces, son tentados a mirar solo los aspectos temerosos en la
doctrina de la predestinación y, completamente fuera de contexto, los usan
mal como base para la desesperación. Ellos razonan que si Dios los ha
rechazado (o no los ha elegido), todo lo que ellos, o el mundo entero, haga no
podrá salvarlos. Si perseveran, disfrutarán de la salvación. Arrepentirse es la
mejor manera de demostrar que uno es elegido.
9. Nunca leen ni escuchan algún ejemplo miserable sin identificarse con él.
Si oyen de Caín, o de faraón, entregados a la dureza de corazón, ellos piensan:
“¡Todo eso se trata de mí!”, Si saben de algo terrible que ocurrió a alguien,
piensan que lo mismo les sucederá.
10. Al mismo tiempo, estas personas piensan que nadie ha compartido un
problema similar. “He visto muchos casos muy similares en el curso de unas
pocas semanas. Aun así, cada uno dice que nadie más ha sido como ellos”.
11. Son totalmente incapaces de disfrutar algo. Leen todas las amenazas de
la Palabra con una percepción y aplicación preparada. Sin embargo, leen las
promesas y dicen: “No me pertenecen: mientras más grande sea la
misericordia de Dios y las riquezas de la gracias, más miserable soy por no
tener parte en ellas”.
12. Repelen las responsabilidades que les traerían consuelo. En cuanto al
agradecimiento por las misericordias, alabar a Dios, meditando en su amor y
gracia, y en Cristo y sus promesas: indíquelas tan firmemente como quiera;
ellos no ven estas como su responsabilidad, tampoco hacen esfuerzo
consciente alguno para llevarlas a cabo.
13. Dicen siempre que no pueden creer, y, por lo tanto, piensan que no
pueden ser salvos. Esto se debe a que ellos malinterpretan generalmente la
naturaleza de la fe. Consideran que la fe es la creencia que ellos mismos están
perdonados y que están en el favor de Dios, y, por consiguiente, deben ser
salvos. Y debido a que no pueden creer esto, lo cual su enfermedad no les
permitirá creer, piensan que no son creyentes.
14. Están infelices y descontentos consigo mismos. Piense en alguien difícil
de complacer, que encuentra errores en todo lo que ve o escucha, que se
ofende con todos y que sospecha de todos a los que ve murmurando. Así es
como una persona deprimida es hacía sí misma: desconfiada, descontenta y
hallando defectos en todo.
15. Se dan a las reflexiones fijas, y a los pensamientos observadores y largos
que no sirven para nada. En consecuencia, la meditación y el pensamiento
profundo son sus actividades principales y una gran parte de su enfermedad.
17. Son muy reacios a trabajar en sus deberes y tienden a la ociosidad, ya
sea acostados en la cama o sentados solos, pensando de manera no
beneficiosa.
18. Generalmente, en raras ocasiones meditan sobre Dios el cielo, Cristo, el
estado de la iglesia o cualquier cosa externa a ellos (a menos que estén
airados). Piensan más que nada en sí mismos: Sus pensamientos se tratan de
sus pensamientos. La autotortura resume sus pensamientos y sus vidas.
19. Sus pensamientos son como un hombre en un laberinto en el desierto,
que no encuentra salida o uno que ha perdido el rumbo en la noche.
20. Sus inseguridades son interminables: teme pecar en cada palabra que
dice, en cada, acción o pensamiento.
21. Es altamente supersticioso e inventa muchas reglas para sí mismo que
Dios nunca le requirió. Se atrapa a sí mismo con votos y resoluciones
innecesarias, y un ascetismo dañino: “no tocar, no probar, no manejar”.
22. Han perdido el poder de controlar sus pensamientos sombríos por
medio de la razón. No pueden expulsar sus pensamientos molestos; no
pueden redirigir su mente; no pueden pensar en el amor y la misericordia. No
pueden pensar en otra cosa que no sea sobre lo que sí piensan, como un
hombre con un dolor de muelas solo puede pensar en su dolor.
… Por lo general, después de esta etapa empeoran progresivamente…
23 Se vuelven incapaces de participar en la oración o en la meditación
privada. Cuando deberían orar o meditar, se van por cientos de tangentes, y
no pueden mantener sus pensamientos fijos en una sola cosa. ESTA ES LA
ESENCIA MISMA DE SU ENFERMEDAD: UNA IMAGINACIÓN ERRÓNEA,
CONFUNDIDA, COMBINADA CON UNA RAZÓN DÉBIL QUE NO PUEDE
CONTROLARLA. A veces, el terror los aparta de la oración; no se atreven a
tener esperanza y, por lo tanto, no se atreven a orar. Generalmente, se
atreven a no recibir la Santa Cena.
24. De este modo, desarrollan una evasión poderosa de toda obligación con
la religión. Luego, ellos concluyen que odian a Dios y a la devoción,
atribuyendo los efectos de su enfermedad a sus almas. Irónicamente,
aquellos que son devotos prefieren ser liberados de todos sus pecados y ser
perfectamente santos que tener todas las riquezas o el honor del mundo.
25.Experimentan como si algo estuviera hablando en su interior. Como si
sus propios pensamientos violentos y contradictorios fueran alegatos e
impulsos de alguien más. Por lo tanto, tienden a atribuirles todas sus
fantasías a algún acto extraordinario del diablo o del Espíritu de Dios. Se
expresan en palabras como estas: “Lo pusieron en mi corazón”, o “Me dijeron
que tenía que hacer algo. Luego, me dijeron que no tenía que hacerlo, y ¡me
dijeron que tenía que hacer algo más!”. Experimentan sus propios
pensamientos casi como voces audibles diciendo lo que ellos mismos están
en realidad pensando.
… Cuando la melancolía se vuelve intensa…
26. Son afligidos frecuentemente con tentaciones espantosas, blasfemas, en
contra de Dios, de Cristo o de la Escritura, y en contra de la inmortalidad del
alma. Esto viene parcialmente de sus temores. Como uno que anhela
desesperadamente dormir y teme ser incapaz de poder dormirse está
condenado a mantenerse despierto por esos mismos temores y deseos.
A causa de eso:
27. Piensan que han cometido el pecado contra el Espíritu Santo, sin
entender cuál es ese pecado, pero aún temerosos de haberlo cometido
debido a que es un pecado muy temible. Por lo menos, piensan que no serán
perdonados. No reconocen que la tentación es una cosa, pero que el pecado
es otra, y que nadie tiene menos razón de temer a ser condenado por su
pecado que aquel que está menos dispuesto a cometerlo y que más lo odia.
Nadie puede estar menos dispuesto a cometer pecado que estas pobres
almas con respecto a los pensamientos horribles y blasfemos de que se
quejan.
A causa de esos pensamientos:
28. Llegan a pensar que están endemoniados. Si tan solo entra en su mente
la manera en que una persona poseída actúa, el simple poder de la sugestión
hará que se comporten igual. He conocido personas que juran, maldicen,
blasfeman e imitan una voz extraña interior, pensando que fue el diablo en
ellos el que lo hacía. Sin embargo, pocos llegan a este extremo.
29. Algunos que sí experimentan delirio escuchan voces y ven luces y
apariciones, y creen que el velo se abre ante ellos, y que alguien se encuentra
y conversa con ellos. Es, sin embargo, solamente el error de un cerebro que
falla y de la imaginación desordenada.
30. Muchos de ellos llegan a cansarse de la vida en sí debido a las
perplejidades constantes y agotadoras de su mente, y aun así, permanecen
con temor a morir. Algunos deciden matarse de hambre; otros son
fuertemente tentados a suicidarse, y son afligidos con la tentación tan
implacablemente que no pueden ir a ninguna parte sin sentir como si algo en
su interior los provoca y les dice: “¡Hazlo, hazlo!”. Con el tiempo, muchas
pobres almas ceden y se suicidan.
31. Muchos otros sufren temores fijos y falsos de llevar carencia, pobreza y
miseria a su familia; de encarcelamiento o deportación; o de que alguien los
matará. Ellos creen que a cualquiera que ven murmurando está tramando
asesinarlos.
32. Algunos determinan no decir ni una palabra, y entonces, permanecen en
decidido silencio.
33. Todos ellos son intrincados y tercos en sus opiniones, y no se les puede
convencer de lo contrario, sin importar cuán irracionales sean.
34. Pocos de ellos responden positivamente a cualquier razón, persuasión o
consejo. Si parece satisfacerlos, aquietarlos y animarlos por el momento, al
día siguiente estarán igual de mal que antes. La naturaleza de su enfermedad
es pensar de la manera en que lo hacen. Sus pensamientos no están curados
porque la enfermedad subyacente en sí permanece sin curar.
35. Sin embargo, en toda esta angustia, algunos de ellos Insisten en que es
simplemente una sensación racional de infelicidad debido a que Dios los
abandonó y están bajo la ira pesada de Él. Por lo tanto, difícilmente pueden
ser persuadidos de tomar algún medicamento o de usar otros medios para la
curación de su cuerpo. Sostienen que están bien, confiados de que solo es su
alma la que está afligida.
Si la depresión avanza por causas fisiológicas…
36. Estas personas reportan sentir una presencia de algo a su lado, digamos,
hablándoles de varias cosas, dirigiéndolos a hacer esto o lo otro. Relatarán
que en un momento le dice una cosa y en otro momento algo diferente, y
solo con gran dificultad, si acaso, creerán que las voces son producto de su
propia enfermedad e imaginación trastornada.
37. Algunos se convencen de recibir revelaciones al recordar por ejemplo
varios versículos, aunque mal entendidos y mal aplicados. En ocasiones
terminan abandonando la fe.
LA CONTROVERSIA DE LA POSESIÓN DEMONÍACA
• Satanás orquesta persecuciones, sufrimientos y enfermedades
comunes hacia los fieles de Dios (Job 2:7-9), pero ejerce “propiedad”,
solamente en las almas de aquellos cuyos hábitos están entregados a
la incredulidad y la sensualidad. (Efesios 2:1-3)
• Satanás también ejecuta sufrimientos extraordinarios que afectan el
funcionamiento del cerebro privando a las personas del sentido y el
entendimiento. (1 Samuel 16:14-16)
• Como tentador, él es la causa principal de: dudas, temores, y de la
confusión emocional, de lo cual la depresión puede considerarse como
una causa secundaria.
• Pero, el diablo puede hacer con nosotros, no lo que a él le da la gana,
sino lo que Dios ha ordenado (Job 2:6), y en esos límites (1 Corintios
10:13), lo que nosotros le permitimos. (Job 2:9-10)

No obstante, al grado en que usted retenga su razón y una


voluntad para gobernar sus emociones, debe usar su razón y
voluntad para ir a Cristo por ayuda. Si no lo hace, es su culpa
(aunque en este caso su falta sea menos reprochable)
(Santiago 4:7)

“Vino entonces a los discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro:


¿Conque no pudisteis velar una hora conmigo? Velad y orad para que no
entréis en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
(Mateo 26:40-41)

“Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como


a trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que
hayas regresado, fortalece a tus hermanos.”
(Lucas 22:31-32)
CAUSAS DE LA DEPRESIÓN Y ALGO DE CONSUELO
(1) Alguna pérdida temporal, sufrimiento, dolor o preocupación que los ha
afectado muy profundamente. (Pérdida de un ser querido, o del trabajo o la
salud)
(2) Un temor excesivo a situaciones comunes, aunque peligrosas. (Viajar en
transporte público, caminar en cierto lugar a cierta hora)
(3) Trabajo o pensamiento intelectual demasiado agotador e incesante, que
ha confundido y fatigado la imaginación muy intensamente.
Pero Dios es el dador de una nueva vida, con una esperanza de gozo eterno
en Él y ha provisto un camino hacia su reino libre de ansiedad, afanes y
preocupaciones. (Mateo 6:19-34)

(4) Confusiones teológicas: Concepciones erróneas acerca de la justicia y la


gracia de Dios: Estiman que sus pecados son superiores a la gracia. Creen que
no son dignos de perdón debido a que su tristeza por el pecado no los lleva a
las lágrimas. Creen que hay un estándar de perfección en predicadores o
escritores conocidos, que ellos deben alcanzar.
Pero Dios espera una sensación de pecado, peligro y miseria, suficiente
para engendrar una humildad que lo haga a uno consciente de su
necesidad de Cristo y la misericordia que lo lleva a uno a aceptar
sinceramente ser su discípulo. (Salmo 32, Hechos 2:37-39)

(5) Las predisposiciones o causa principales son: Una imaginación errónea,


confundida, combinada con una razón débil que no puede controlarla
(descontento ansioso y temeroso).
(6) Perturbaciones fisiológicas, enfermedades físicas y “debilidad” general.
Cuanto más inevitablemente surge la condición de procesos fisiológicos no
vistos (no comprendidos), más allá de la decisión y el control del individuo,
menos pecaminoso y peligroso es ese estado para el alma, aunque no es
menos confuso, sino que podría ser más complejo porque parece no tener
causa demostrable. Frecuentemente, luego de ser consolados, los temores
regresarán porque la causa de sus temores está en su enfermedad física, no
en una falta de domino, falta de piedad o confusión teológica.
(7) En algunos casos, la melancolía es introducida por algún pecado atroz,
que los culpables no soportan ni recordarlo una vez que su consciencia ha
despertado finalmente.
CONSUELO PARA QUIENES LAMENTAN SUS PECADOS, PERO AÚN SE
SIENTEN CONDENADOS: De todos, nadie tiene tan poco amor por sus
pecados como aquellos que gimen bajo el peso oneroso (fatigoso) de ellos.
Permítame preguntarle:
• ¿Aprecia su incredulidad, sus temores, sus pensamientos distraídos,
sus tentaciones para blasfemar?
• ¿Preferiría librarse de ellos o aferrarse a ellos?
El orgulloso, el ambicioso, el sexualmente inmoral, el borracho, el
apostador, el chismoso ocioso, el extremadamente autocomplaciente:
todos estos aman sus pecados y no desean dejarlos ni lo harán. Como
Esaú, que vendió su primogenitura por un bocado de comida, ellos
arriesgarán perder a Dios, a Cristo, su alma y el cielo antes de dejar la
pocilga del pecado.
• ¿Pero es este su caso?
• ¿Disfruta el estado en que está?
No, usted está muy cansado y harto de eso, tan agotado y cargado que está
literalmente llamado a venir a Cristo en busca de consuelo (Mateo 11:28-
29).

(8) La impaciencia, el descontento y la preocupación pecaminosas derivadas


de una devoción indebida a algún interés temporal y de la incapacidad de
someterse a la voluntad de Dios, de confiar en Él y de considerar seriamente
al cielo como una recompensa satisfactoria. (Santiago 4:1-4)
► La impaciencia: Por naturaleza, somos demasiado propensos a velar por la
carne y, por consiguiente, demasiado débiles para soportar cargas pesadas.
(La pobreza y/o las deudas agudizan la impaciencia) ► Descontento ►
Tristeza y Preocupaciones continuas.
El principio o la causa escondida de todo esto es LA INCREDULIDAD Y UN
AMOR EXCESIVO POR EL CUERPO Y POR ESTE MUNDO. Si no amáramos
algo en exceso, no tendría poder para atormentarnos.
• Si no estuviéramos tan preocupados por la comodidad y la salud,
hallaríamos al dolor y a la enfermedad menos difíciles de soportar.
• Si nuestro amor por los hijos y los amigos no fuera tan grandemente
desproporcionado, su muerte no nos abrumaría con una tristeza
exorbitante.
• Si no pusiéramos demasiado énfasis el bienestar físico y la riqueza y
la prosperidad del mundo, podría ser más fácil soportar las
circunstancias duras, el trabajo difícil y las carencias, no solo de lujos
y conveniencias, sino también de aquellas cosas necesarias para la
salud o incluso la vida misma, si Dios así lo desea.
Confiar en Dios y evitar el amor excesivo por estas cosas debería, por lo
menos, ayudarnos a evitar irritaciones, descontentos, preocupaciones y
una sensación exorbitante de tristeza y pérdida de paz. (Mateo 6:19-34)
(1Timoteo 6:6-10)

__________________________________

TRATEMOS CON LA DEPRESIÓN


UN RESPIRO PARA CONSIDERAR PREVENIR LA DEPRESIÓN
Podemos notar que además de las perturbaciones fisiológicas (fallas en los
órganos y sus funciones) la depresión puede iniciar cuando un individuo se
encierra poco a poco en sus propios pensamientos.
• Sus propias conclusiones empiezan a llenar la mente y a gobernarla.
• La verdad y la reflexión bíblica son desplazadas de sus pensamientos.
• La oración es reemplazada por soliloquios (hablar con uno mismo),
pero NO para recordar la Palabra de Dios.
• La comunión con la iglesia se cambia por la soledad o por malas
compañías.
• Luego, con el descuido espiritual viene el descuido físico: Se da lugar a
malas conversaciones, inactividad o malas actividades. Se descuida la
alimentación, la sana recreación, el deporte y se afecta el sueño.
Por lo tanto, gran parte de la prevención de la depresión consiste en llevar
una vida cristiana saludable, es decir:
• Comunión diaria con el Señor a través de la oración y la meditación en
Su Palabra. Adorándole, Confesando nuestros pecados, Agradeciendo
por sus misericordias y beneficios y Suplicando su favor confiando en
Él.
• Convivencia piadosa en el hogar (En el amor, la gracia y la misericordia
de Cristo).
• Comunión constante con la familia de la fe, congregándonos,
cuidándonos y edificándonos mutuamente en amor, orando unos por
otros y animándonos de acuerdo con la Palabra de Dios. Compartiendo
actividades de sana recreación y deporte juntos.
• Amando al Señor sobre todas las cosas, amando a nuestros hermanos
como a nosotros mismos.
____________________________________
CÓMO TRATAR CON LA DEPRESIÓN
La depresión, es un estado de tristeza que tiende a agravarse y en el que
puede caer cualquier persona. Por eso ante un caso de depresión debemos
actuar con prontitud y con prudencia.
Con lo que aquí exponemos NO pretendemos prohibir ni reemplazar el
tratamiento médico y/o psiquiátrico apropiado en caso de requerirse. Más
bien queremos, desde la posición de la familia de la fe, acompañar, cuidar y
contribuir en la sanación del creyente (hermano o hermana en la fe) en
estado de depresión.
Instrucción 1.
ASEGÚRESE DE QUE NO HAYA UN ERROR TEOLÓGICO EN LA RAÍZ DE SU
ANGUSTIA. Especialmente, tenga un entendimiento sólido del pacto de la
gracia y de las riquezas de misericordia reveladas en Cristo. Será útil para que
entienda estas verdades siguientes, entre otras. (►Romanos 5:1-11)
1. Poder y sabiduría infinita de Dios = Bondad y misericordia infinita de
Dios. Nuestros pensamientos de la bondad infinita de Dios deberían estar en
proporción a nuestros pensamientos con referencia a su poder y sabiduría
infinitas. (Salmo 63:1-4)
2. La misericordia de Dios ha provisto para toda la humanidad a un Salvador
muy suficiente para que ningún pecador perezca por la falta de un
resarcimiento (reparación del daño) completo por sus pecados a través de
Cristo. La salvación o el perdón de ningún hombre requiere que él provea el
resarcimiento de sus propios pecados.
3. En el pacto de su evangelio, Cristo se ha entregado (lo cual es un acto de
sacrificio propio) con perdón y salvación a todo el que acepte el
ofrecimiento creyendo y con arrepentimiento. Nadie que escuche el
evangelio perece sino los últimos, los obstinados que niegan a Cristo y a la
vida.
4. El que cree la verdad del evangelio hasta el punto de aceptar el pacto de
la gracia —que Dios el Padre sería su Señor y Padre reconciliado, y Cristo su
Salvador y el Espíritu Santo su santificador— tiene una fe verdadera y
salvadora y derecho a la bendición del pacto.
5. El día de la gracia es tan proporcional o igual a la duración de nuestra
vida que cualquiera que se arrepienta verdaderamente y acepte el pacto de
la gracia antes de morir es ciertamente perdonado y tiene vida eterna. Es
responsabilidad de cada uno hacerlo, para que se pueda tener el perdón.
6. Las tentaciones de Satanás no son nuestros pecados: solamente ceder a la
tentación es pecado.
7. Los efectos de la enfermedad natural o padecimiento no son (en sí
mismos) pecado.
8. Los pecados más pequeños (formalmente) y con menos posibilidad de
condenarnos son aquellos que estamos menos dispuestos a cometer y que
menos nos gustan o disfrutamos.
9. Ningún pecado que detestemos más de lo que nos guste puede
condenarnos, si preferimos dejarlo y ser libertados de él en lugar de
permanecer en él. Esto es el verdadero arrepentimiento.
10. Está verdaderamente santificado aquel que prefiere ser perfecto en
santidad de corazón y vida, en amar a Dios y en vivir por fe, en lugar de
tener los mayores placeres, riquezas u honores del mundo, considerando
también los medios por los cuales se logran ambas opciones.
11. El que tiene esta gracia y deseo puede saber que está elegido.
Asegurando nuestro llamado al aceptar el pacto santo es también una
manera de asegurar nuestra elección.
12. La misma cosa que es una responsabilidad magnífica para algunos,
podría no ser en absoluto una responsabilidad para otro, quien debido a
enfermedad física (fiebres, delirio, melancolía, etc.) no tiene la capacidad
para hacerla. (Principio de responsabilidad disminuida)
Instrucción 2.
TENGA CUIDADO CON LAS PREOCUPACIONES, LA TRISTEZA Y EL
DESCONTENTO DE ESTE MUNDO. No atesore cosas terrenales al grado de
que les permita enfadarlo. Mejor, aprenda a entregarle sus preocupaciones a
Dios (Filipenses 4:6-7). Es mucho más seguro estar preocupado por las
incumbencias del cielo que por las de este mundo. (1Timoteo 6:6-11)

Instrucción 3.
LA MEDITACIÓN NO ES DEFINITIVAMENTE UNA RESPONSABILIDAD PARA
UNA PERSONA MELANCÓLICA, excepto por los pocos que pueden tolerar un
tipo de meditación breve y estructurada. Si un hombre tiene una pierna
quebrada, no debe caminar hasta que se cure, si no todo el cuerpo sufrirá. Es
su facultad para pensar o su imaginación la parte que está quebrada,
lesionada. Por lo tanto, no debe usarla para reflexionar en las cosas que tanto
lo perturban.

Instrucción 4.
NO SE INVOLUCRE POR MUCHO TIEMPO EN UNA TAREA PRIVADA QUE
USTED NO PUEDE SOPORTAR. La oración en sí, cuando usted es incapaz de
hacerla, tiene que ser llevada a cabo solamente al grado que usted puede: las
confesiones y peticiones cortas a Dios tendrán que ser suficientes. Si la
enfermedad puede excusar a una persona por ser cortante debido a que su
fuerza está disminuida, entonces el mismo principio aplica aquí en una
enfermedad del cerebro y del ánimo.

Instrucción 5.
SI NO PUEDE TENER DEVOCIONALES PRIVADOS, NO SEA DEMASIADO DURO
CONSIGO MISMO. MEJOR, VAYA A UN PASO QUE NO SEA DEMASIADO
INCÓMODO. ¿Por qué? Porque todo esfuerzo que no lo capacita, solamente
lo estorba, hace que su responsabilidad sea más pesada para usted. Cuando
su estómago está descompuesto, no es comer mucho sino digerir bien lo que
restaura la salud.

Instrucción 6.
INVIERTA EL MAYOR ESFUERZO EN TAREAS QUE TOLERA MEJOR. Para la
mayoría, esto consistirá en orar en voz alta en presencia de otros y la buena
conversación. No me malinterprete: en asuntos de necesidad absoluta,
permítame enfatizar, usted tiene que esforzarse en hacerlas pase lo que
pase: SI ES LENTO PARA CREER, PARA ARREPENTIRSE, PARA AMAR A DIOS Y A
SU PRÓJIMO, PARA SER SERIO, RECTO Y DEVOTO, O INCLUSO PARA ORAR,
ENTONCES, AQUÍ USTED DEBE LUCHAR Y NO EXCUSARSE POR RENUENCIA.
ESTAS RESPONSABILIDADES DEBEN CUMPLIRSE, O USTED ESTÁ PERDIDO.
Sin embargo, alguien que no puede leer podría ser salvo sin leer, y alguien en
prisión o enfermo podría ser salvo sin escuchar la Palabra predicada y sin la
comunión de los santos.

Instrucción 7.
EVITE ESTAR A SOLAS INNECESARIAMENTE Y, TANTO COMO SEA POSIBLE,
mantenga una compañía sincera y animada. Usted necesita a los demás y no
es conveniente estar por sí solo. Dios usará y honrará a los demás como
extensiones de sus manos para entregar sus bendiciones.

Instrucción 8.
CONTROLE DE INMEDIATO PENSAMIENTOS BLASFEMOS O
PERTURBADORES, controle su lengua, las manos o los pies. De la misma
manera en que se avergonzaría por correr en círculos o pelear con sus puños
y luego dijera “no puedo evitarlo”, así debería avergonzarse de permitirle a
sus pensamientos continuar alegóricamente, o permanecer sobre cosas
dolorosas, y luego decir: “no puedo evitarlo”
¿No puede salir de su habitación y empezar alguna tarea que le sirva como
una distracción? Podría hacer más de lo que habría hecho si tan solo
estuviera dispuesto y supiera cuánta responsabilidad tiene de hacerlo.
Instrucción 9.
FIJE SUS PENSAMIENTOS EN LO ALTO Y NO EN USTED: Piense en Dios y la
gracia, Cristo, el cielo, o sus hermanos o la iglesia. Concentre sus
meditaciones externamente y asegúrese de no examinarse a sí mismo en
detalle. Esto se debe a que la naturaleza de su trastorno es estar acusándose
a sí mismos continuamente.
Recuerde que es un deber mucho más alto, más noble y más dulce pensar
en Dios, Cristo y el cielo que en tales gusanos como lo somos nosotros.
Cuando vamos a Dios, vamos al amor y a la luz y a la libertad. Cuando
bajamos la mirada a nuestro interior, vemos un calabozo, una prisión, un
desierto, un lugar de tinieblas, horror, suciedad, miseria y confusión.
Entonces, en vez de tratar tan fuerte de leer su corazón para saber si está o
no fijo en lo celestial, eleve sus pensamientos al cielo y piense en su gloria.

Instrucción 10.
NO PASE POR ALTO EL MILAGRO DE AMOR QUE DIOS HA MOSTRADO EN LA
ENCARNACIÓN, EL MINISTERIO, LA VIDA, LA MUERTE, LA RESURRECCIÓN, LA
ASCENSIÓN Y EL REINO DE NUESTRO REDENTOR.
• ¿Están sus pecados siempre frente a usted? ¿Por qué no también la
gracia perdonadora en Cristo?
• ¿Está el infierno abierto ante usted? ¿Por qué no está también ante
usted el Redentor?
• ¿Usted responde: “Porque el pecado y el infierno me pertenecen, pero
Cristo, la santidad y el cielo no son míos”? Entonces, yo le respondo:
“Es así, porque así lo quiere: si no lo quisiera de esa manera, entonces
no sería así”. Dios puso primero vida ante usted, y no solo muerte. Él
ha puesto a Cristo, la santidad y el cielo en su lado de la balanza; el
diablo pone el placer del pecado por un tiempo, en el otro. El lado que
usted escoge sin fingimiento alguno es suyo.
Dios le ha dado a elegir (al creyente). Nada es más cierto que esto: Dios ha
dado tan completamente a Cristo y la vida a todos los que escuchan el
evangelio que nada, excepto su rechazo final y obstinado, puede
condenarlos.

Instrucción 11.
PIENSE Y HABLE TANTO SOBRE LA MISERICORDIA QUE HA RECIBIDO
No se atreva a decir que la misericordia que ha recibido es menos digna de
recordarse y mencionarse que todos sus pecados. Cuando Dios hace tanto
por usted, ¿debería ignorarse, disimularse o minimizarse como si sus
misericordias fuera un hueso seco o un desierto infértil que no produce algo
en que reflexionar? No sea culpable de tan enorme ingratitud. Los
pensamientos de amor y misericordia engendrarán amor y dulzura en el
alma. Por el contrario, los pensamientos de pecado e ira solamente
cultivarán indisposición, terror, amargura y confusión.

Instrucción 12.
CONFIESE DIARIAMENTE LA MISERICORDIA RECIBIDA COMO TAMBIÉN EL
PECADO COMETIDO, La acción de gracias y la alabanza son responsabilidades
mayores que confesar el pecado y la miseria.
• Con el tiempo esto quitará la amargura de su espíritu.
• La sola mención frecuente de cosas más dulces, endulzará su mente y
cambiará su temperamento y su hábito
• Aunque le cueste, sea determinado y de todos modos haga lo que
pueda y mencione las misericordias de Dios según pueda.

Instrucción 13.
NO VALORE DEMASIADO EL ASPECTO EMOCIONAL DE LA PIEDAD, pero
entienda esto: el juicio, la voluntad, la práctica, la alta estima de Dios y la
santidad, la decisión determinada, y el esfuerzo sincero son la vida de la
gracia y la responsabilidad; las emociones que siente son cosas menores e
inciertas. Dios no se deja llevar por nuestras sensaciones, y por lo tanto, se
le puede experimentar mejor a través del entendimiento y la voluntad que
a través de las emociones. El alma más santa es la más inclinada hacia Dios,
determinada por Él y conformada a la voluntad de Dios; no la afectada con
las tristezas, los temores y las alegrías más profundas, y otro tipo de
emociones cautivantes similares.

Instrucción 14.
NO SE PREOCUPE DEMASIADO EN SUS PROPIOS PENSAMIENTOS. No les dé
mucha importancia. Hacer un gran alboroto por cada pensamiento que entra
en su mente los mantendrá más tiempo allí. El plan del diablo es fastidiarlo y
desconcertarlo. Si ve que usted no se molestará ni desconcertará, él se
rendirá.
Ya conozco su respuesta: “¿Debería yo ser tan impío como para ignorar esos
pensamientos pecaminosos?”. Le estoy aconsejando no que los ignore en el
sentido de que no se preocupe por qué pensamientos están en su mente o
que descarte un pecado pequeño como si no existiera. Sino que no los haga
pecados más grandes o más peligrosos de lo que son en realidad.
¿Le gustaría si su empleado empezara a notar y a preocuparse por
imperfecciones insignificantes en su trabajo en lugar de hacer su trabajo?

Instrucción 15.
RECUERDE, NO ES PECADO SER TENTADO, SINO SOLAMENTE CEDER A LA
TENTACIÓN. No toda contaminación pecaminosa representa acceder al
pecado que nos tienta.

Instrucción 16.
Considere cuán distante está de amar, deleitarse o estar renuente a
abandonar estos pensamientos pecaminosos. OBSERVE QUE NO TODO
PECADO CONDENA, EXCEPTO EL PECADO QUE ES TAN AMADO Y EN QUE
TANTO SE DELEITA QUE PREFERIRÍA MANTENERLO QUE DEJARLO. ¿Acaso
no anhela ser libertado de todos estos pensamientos y pecados horribles?
¿Estaría renuente a vivir en desgracia, pobreza o exilio si tan solo fuera
libertado del pecado? Si es así, ¿por qué duda de su perdón? ¿Acaso puede
tener una señal más segura de arrepentimiento o de que su pecado no es un
pecado imperdonable ni gobernante que el hecho de que usted no lo ama ni
lo desea? Mientras menos voluntad para pecar, menos pecado; y mientras
más voluntad para pecar, más pecado. El hombre codicioso ama su dinero, el
fornicario ama su lujuria, el orgulloso ama su honor, al borracho le encantan
sus bebidas y al glotón le encanta complacer su apetito. A ellos les gusta
tanto esto que no lo dejarán. Pero ¿a usted le gustan sus pensamientos
perturbadores, confusos o blasfemos? ¿Acaso no está muy cansado de ellos,
incluso hasta cansado de su vida a causa de ellos? ¿No le agradaría y estaría
agradecido de que nunca lo vuelvan a molestar? Entonces, ¿cómo puede
dudar de ser perdonado?

Instrucción 17.
NO SE CULPE A SÍ MISMO MÁS DE LO QUE EXISTA UNA CAUSA PARA ELLO
POR LOS EFECTOS DE SU ENFERMEDAD. ¿Haría que un hombre con fiebre se
acuse a sí mismo por tener sed o por esos pensamientos, deseos o las cosas
que dijo?

Instrucción 18.
ASEGÚRESE DE MANTENERSE CONSTANTEMENTE OCUPADO, hasta donde
su fortaleza le permita, en labores diligentes de un llamado honesto y no
desperdicie tiempo precioso en la ociosidad. He conocido personas
desesperadas, melancólicas, que se sanaron al ponerse a sí mismas, resuelta
y diligentemente, a cumplir sus responsabilidades. De lo contrario, su
tragedia está bien merecida.

Instrucción 19.
NO SE SUMERJA EN PENSAMIENTO TRISTES, ESE ES EL TRABAJO DEL
DIABLO. Al mantenerlo a usted en sus dudas y temores confusos, él le roba a
Dios el agradecimiento y la alabanza que usted le debe por todas sus
misericordias.
Instrucción 20.
NO CONFÍE EN SU PROPIO JUICIO. Comprométase al juicio y la dirección de
alguien experimentado, un guía fiel. ¡Usted dice que los demás no sienten lo
que usted siente! Pero una persona sabia, cuando está enferma, se confiará a
sí misma, bajo Dios, a la instrucción de su médico y a la ayuda de sus amigos

Instrucción 21.
ESFUÉRCESE POR CURAR SU ENFERMEDAD, sométase al cuidado de su
médico y obedézcale. Entienda esto, es la química, la razón y el estado de
ánimo los que están desequilibrados.

UN CAMINO PARA EL DEPRIMIDO A CAUSA DEL PECADO


1. No considere el pecado asociado con su condición ser ni más grande
ni menor de lo que es en realidad.
► Aunque solo se quiera compasión, tratar el pecado es esencial:
Demasiadas personas piensan que sus sufrimientos y tristezas les dan
derecho a recibir solamente compasión. Por lo tanto, prestan poca
atención a cualquier pecado que puedan haber provocado esos
sufrimientos o que ellos aún cometen.
Los amigos y pastores poco sofisticados podrían solamente ofrecer
consuelo, cuando, de hecho, el descubrimiento y la reprensión por su
pecado serían la mejor parte para curarlos. (Salmo 32)
2. No disfrace la impaciencia de inocencia. Anticipe al sufrimiento ¿No
contó con sufrir y llevar su cruz cuando se entregó a Cristo? ¿Y ahora le
parece extraño? Anticipe y prepárese diariamente para cualquier
prueba que Dios pueda poner en su camino. Entonces, no será
sorprendido ni abrumado.
►Prepárese para la pérdida •de hijos y amigos, para la •pérdida de los
bienes mundanos, y para •la pobreza y •la necesidad; prepárese •para
las calumnias, •los accidentes o las toxinas, junto con •enfermedad,
•dolor y •muerte. (Santiago 1:2-3; 2 Timoteo 3:11-17)
►Atienda su responsabilidad de confiar en Dios y deje que Él se
ocupe de lo que deba sucederle. Si usted está verdaderamente
dispuesto a ser santo y a obedecer Sus mandamientos, entonces puede
valientemente descansar y regocijarse en Su voluntad. (Mateo 6:31-34;
Filipenses 4:6-7)
3. Determine vencer el amor por el mundo. Cualquier cosa que el ser
humano ame, se deleitará en poseerlo, se dolerá al no tenerlo.
Lo que más comúnmente precipita la depresión es inicialmente alguna
insatisfacción y preocupación temporal. Ya sea anhelos o pruebas, el
temor de sufrirlos o la sensación de injusticia y la naturaleza agravante
de ellos, o quizá caer en desgracia o conformismo, cualquiera de estos
puede inducir a una insatisfacción. Cuando uno no puede soportar que
se le esté negando lo que uno desea y cuando la carencia de ello ha
enturbiado y sesgado tanto el pensamiento de la persona, se abre la
puerta a las tentaciones espirituales. (1 Juan 2:15-16)
4. Reconozca que solo Cristo llena verdaderamente al hombre. Esté
satisfecho en Él. Concéntrese más en cómo vivir por fe y esperanza y
enfóquese en la promesa invisible de la gloria de Cristo, y soportará
con paciencia cualquier sufrimiento en el camino. (Salmo 73:25-28)
5. Someta su voluntad a la voluntad de Dios. No se permita reprochar a
Dios. Si usted no se atreve a acusar a Dios en voz alta, por lo que hace,
entonces no permita que sus anhelos insatisfechos, acusen a Dios en su
interior. (Salmo 78:17-22)
6. No provea para la carne. El recuerdo del pecado voluntario, la
naturaleza oscura de la tentación que nos venció y las misericordias y
los buenos motivos que anulamos para satisfacer al pecado hará que
nos enojemos, y con razón, con nosotros mismos… entonces
tendremos dudas perdurables de la sinceridad de nuestro propio
corazón. Así que no espere ni paz ni gozo mientras continúe en el
pecado que es deliberado y amado… corre el terrible riesgo de que
Dios le dé un corazón insensible, y Satanás una paz falsa que resultará
en una tristeza mayor. (Romanos 13:12-14; 1 Samuel 24:16-17; Salmo
51:12)
UN CAMINO PARA EL DEPRIMIDO A CAUSA DE CONFUSIÓN EN TEMAS
ESPIRITUALES (El estado de su alma, el temor a la ira de Dios sobre
pecados abandonados o, quizá, la duda de su propia sinceridad y
salvación)
1. Sea fiel a la verdadera ley de la naturaleza: Solo hay un Dios
verdadero. Creador del cielo, la tierra y todo lo que existe, de manera
que, el hombre le pertenece y le debe obediencia y honra (Romanos
1:20)
2. Sea fiel a la Revelación Escrita: la Santa Biblia. (2Timoteo 3:16-17)
3. Acepte la ayuda de hombres fieles para el entendimiento de la
Palabra de Dios. (Efesios 4:11-16)
4. No acepte nada como necesario a la esencia del cristianismo y la
salvación que no esté registrado en la Escritura y que no ha sido
considerado necesario por parte de todos los cristianos verdaderos en
toda era y lugar.
5. Mantenga la unidad del Espíritu con todos los cristianos verdaderos, y
viva en amor en la comunión de los santos.
6. Sirva a Cristo hasta donde la capacidad máxima de su conocimiento y
habilidades lo permitan y sea fiel a la verdad tal como la conoce.
(1Pedro 4:10-11)

UN CAMINO PARA EL DEPRIMIDO ACUSADO POR SU CONCIENCIA


1. La bondad de Dios es igual en magnitud a su grandeza. Dios nos amó
aun cuando éramos sus enemigos. (Romanos 5:8)
2. Como hombre, Cristo pagó completamente por los pecados del
mundo. Ya no se requiere que añadamos nada para ser salvos. (Juan
3:16)
3. Dios encargo a sus ministros proclamar el evangelio de salvación a todo
ser humano, ninguno está excluido. (2Corintios 5:20-21)
4. Nadie que acepte esta oferta está condenado, sino solamente los que
la rechazan hasta el último aliento. (Juan 3:18-19)
5. Hay esperanza de salvación mientras haya vida. (Eclesiastés 9:4;
Hechos 17:26-27)
6. No hay pecado tan grande que Dios no perdone en Cristo. (Romanos
5:20, Salmo 103:11-13)
7. El arrepentimiento es genuino, incluso si no hay lágrimas ni tristeza
apasionada, si uno prefiere abandonar su pecado en vez de
mantenerlo. (Proverbios 28:13)
8. Los mejores entre nosotros necesitan perdón diariamente, y deben
vivir diariamente confiando en Cristo por ese perdón. (Eclesiastés 7:20)
9. Dios no considerará las tentaciones de Satanás hacia nosotros como
pecados nuestros, sino solo nuestra incapacidad de resistirlos.
(Santiago 1:13-15)
10.Estar seguro de nuestra fe y sinceridad no es un prerrequisito para la
salvación, aunque la sinceridad de la fe en sí es necesaria. (1Juan 1:8-
9)
11.Si alguien duda de su salvación debido a la magnitud de sus pecados, la
ruta más rápida hacia la paz es estar dispuesto a abandonarlos ahora.
12.El pecado contra el Espíritu Santo, no es el pecado de nadie que crea
en que Jesús es el Cristo.
13. Aunque el temor pecaminoso es muy preocupante y no debe
amársele, Dios lo permite muchas veces y lo usa para bien, para evitar
que seamos audaces sobre el pecado. (1 Corintios 10:12)
14. Todos nuestros problemas están bajo el gobierno soberano de Dios.
(Romanos 8:28)
15. Un deleite deliberado en Dios y en su bondad, y un marco de
pensamiento gozoso y de alabanza surgiendo de una creencia en el
amor de Dios a través de Cristo son mucho más deseables que la pena
y las lágrimas. (SALMO 145; Salmo 119:15-16, 25-32)

UN CAMINO PARA EL DEPRIMIDO DECADENTE (Aquel que se ha vuelto


arrogante, irracional, obstinado e indisciplinado)
Sobre el supuesto de que queda algún grado de razón, se ofrecen estos
consejos adicionales. Lo que no puedan hacer, sus amigos deberán
fortalecerlos para que lo hagan:
1. Reconozca que, en su condición de depresión, su entendimiento no es
tan sólido ni tan fuerte como el de los demás. Entonces, confíe en
personas más sabias y déjese guiar por ellos.
2. Si sus problemas se oponen a todo lo que es bueno, determine dejar
de facilitar la obra de Satanás en su vida y de la espalda a la su
incredulidad y a su orgullo.
3. Evite las meditaciones cíclicas: Aquellos que no pueden o no quieren
aceptar este consejo, sus amigos deben despertarlos de sus
meditaciones cíclicas y deben dirigirlos hacia otros pensamientos.
4. Pase poco tiempo a solas, pero mucho tiempo en compañía placentera
y animada: Evite oraciones prolongadas. Mejor ore con más frecuencia
y en voz alta en compañía de otros.
5. Fije sus pensamientos en cosas buenas:
o La bondad infinita de Dios
o El amor inmensurable de Cristo al redimir a la humanidad, y la
suficiencia de su sacrificio y sus méritos
o El pacto libre y el ofrecimiento de la gracia, los cuales otorgan perdón y
vida a todos los que ni prefieren el pecado ni los rechazan
obstinadamente hasta el final
o La gloria inconcebible y el gozo que todos los bendecidos tienen en
Cristo, y que Dios ha prometido, con su juramento y sello para todo el
que acepte el pacto de gracia y esté dispuesto a ser sabio y gobernado
por Cristo.
6. No entre en un modo de queja, sino hable más de las grandes
misericordias de Dios que, de hecho, usted ha recibido. ¿Se atreve a
negarlas?
7. Determine pasar la mayor parte de su tiempo agradeciendo y
alabando a Dios, especialmente cuando ora. Si no puede hacerlo con
gozo, como debería, entonces hágalo como pueda. ¿Acaso no controla
su propia lengua?
8. No entretenga en su mente pensamientos atormentadores o
blasfemos ni se preocupe demasiado por ellos. Use su razón y fuerza
restante para descartarlos resueltamente y guiar sus pensamientos a
otra parte. No diga “No puedo”, De ser necesario involúcrese en alguna
actividad provechosa. Si no puede hacer esto solo, háblele a un amigo
cuando la tentación surja, y se volverá una responsabilidad de su amigo
distraerlo con otros temas o de llevarlo a la compañía de otras
personas.
9. Recuerde la evidencia de que su pecado No lo condena: usted no
aprecia su pecado, si no que más bien lo odia y está cansado de él.
10. ¡Evite la pereza y póngase a trabajar! La pereza sirve simplemente
como una plataforma para las tentaciones de Satanás, y para
pensamientos inútiles y distractores. Por otro lado, el trabajo es bueno
tanto para los demás como para nosotros mismos; el cuerpo y el alma
lo requieren. “Seis días trabajarás”, y no debe comer “el pan de la
ociosidad”.

LOS ROLES DE LOS AMIGOS Y FAMILIARES


Cuando el curso natural de esta enfermedad está muy avanzado, el consejo
para las personas afectadas es inútil porque ellas no tienen racionalidad ni
libre albedrío para implementarlo. Más bien, son los amigos más cercanos a
ellos los que necesitan consejería.

1. Una parte considerable de su curación radica en ser agradable al tratar


con ellos, y en evitar cosas desagradables en la medida que sea
apropiado. Un esposo, con una esposa muy afligida está obligado a
hacer su mejor esfuerzo para curarla por medio del amor genuino y el
vínculo que los une, y también por su propia paz mental. Si la persona
que usted eligió exige, como si fuera una niña, todo aquello por lo que
llora y debe hablársele solamente en tonos placenteros como si la
arrullara para dormir, no sea que llore más, entonces debe
condescender en hacerlo. Soporte la carga que ha escogido… usted
conserva el poder de la razón, que ella ha perdido.
2. En la medida de lo posible, distraiga a esos individuos de los
pensamientos que tanto los preocupan y atormentan.
a. Haga que se concentren en otras conversaciones y asuntos.
b. Irrumpa en su espacio e interrumpa sus pensamientos cíclicos.
Levántelos de tales meditaciones con insistencia amorosa y
firme.
c. No les permita pasar mucho tiempo solos, sino que coordine que
tengan la compañía adecuada, o llévelos a visitar amigos. Sea
especialmente cuidadoso de no dejarlos estar ociosos
d. Sino que presiónelos o persuádalos a hacer alguna actividad
placentera que pueda implicar esfuerzo físico, así como actividad
mental.
e. Si son lectores voraces, no les permita leer durante un periodo
muy largo de una sola vez, y vea que eviten material que pueda
ser inadecuado para su condición. Podría funcionar que alguien
más le leyera en voz alta.
3. Frecuentemente, traiga a su atención grandes verdades del evangelio
que tengan la probabilidad de consolarlos. Léales libros instructivos y
reconfortantes, y asegúrese de que su vida con ellos es amorosa y
alegre.
4. Procure que estén bajo el cuidado de un pastor cristiano prudente, a
quien ellos ya admiren y respeten y a quien escuchen.
5. Frecuentemente, intente convencerlos de lo grave que es pensar mal
de Dios. Si tienen un padre, esposo o amigo que haya arriesgado su
vida por ellos y les haya dado toda su riqueza, ¿no sería una ingratitud
vergonzosa y una ofensa sospechar que él aún tenía malas intenciones
en contra de ellos y que planeaba dañarlos, y que no los amaba?
¿Cómo podría Dios y nuestro Salvador haber llegado a merecer el ser
considerados de esa manera?
6. Llévelos a conocer nuevas personas. Generalmente, respetarán a los
extraños, y las caras nuevas los distraerán, especialmente cuando
vayan a lugares que no son conocidos, siempre y cuando puedan
soportar el viaje.
7. También es útil si puede involucrarlos en consolar a otros que están
peor que ellos. Esto los convencerá que su caso no es único, y
realmente estarán animándose a sí mismos mientras animan a otros.
8. Si fallan otros métodos, no descuide la medicación debidamente
prescrita. Aunque muchos están en contra de ella y sostienen que su
enfermedad está “solo” en la mente, deben ser persuadidos o forzados
a tomarla. Si el medicamento cura la depresión, el lugar de apoyo del
maligno es removido, junto con la condición que le sirvió de ventaja.
Cure el trastorno, y cesarán las operaciones desordenadas del diablo.
9. Elija a un médico que esté realmente capacitado en el tratamiento los
trastornos psiquiátricos y que tenga un buen récord de curar a otros.
10. Por favor, no se arriesgue a usar medicamentos u otros remedios,
excepto por consejo de su médico personal.

OTRA ALTERNATIVA PARA LOS NECIOS OBSTINADOS


Ahora bien, el diablo también tiene una cura para los tristes y melancólicos
diferente a lo que he prescrito. Específicamente es:
• Desechar toda creencia en la inmoralidad y la vida venidera del alma,
o por lo menos, no pensar en esas realidades.
• Considerar la religión como una fantasía supersticiosa e inútil,
• Reírse de las amenazas de la Escritura, para pasar tiempo en
entretenimientos obscenos, juegos de azar y bebiendo para escapar de
la depresión. (Irónicamente, las recreaciones honestas de hecho son
muy buenas para las personas deprimidas que se involucran en ellas)
Sin embargo, esta cura del diablo mucho promete, pero al final el pago es la
vergüenza y la miseria total.
La fortaleza de Satanás en el corazón de los pecadores es realmente fuerte
cuando los pecadores están en paz. Pero cuando han matado el tiempo, la
misericordia y la esperanza, tienen que morir, y entonces, ya no hay remedio.
Ir felizmente al infierno, en el cual ellos no creen a pesar de todos los
llamados y advertencias de Dios, no dará ningún alivio a su tormento. Partir
de este mundo en la culpa del pecado, terminar la vida antes de entender el
propósito de ella y enfrentar la justicia de Dios por un desdén descabellado a
Cristo y a la gracia terminará tristemente con todo ese gozo. Tal como está
escrito: “’No hay paz, para los malvados’, dice el Señor”.
Sin embargo, Cristo les dice a los suyos que lloran: “Bienaventurados los
que lloran, pues ellos serán consolados.

RESUMEN: CONSEJOS PARA LOS CRISTIANOS EN DEPRESIÓN


El tratamiento que Baxter, como pastor, recomendó se reduce a nunca dejar
que los melancólicos pierdan de vista el amor redentor de Dios, la oferta
gratuita de vida en Cristo y la grandeza de la gracia en cada punto en el
evangelio; no intentar practicar el “deber secreto” de la meditación y la
oración por cuenta propia, sino orar en voz alta y acompañado; cultivar la
comunidad cristiana alegre (“no hay júbilo como el júbilo de los creyentes”),
evitar el ocio y hacer buen uso de un médico capaz, un pastor perceptivo y
otros mentores y amigos cristianos y fieles, para recibir apoyo, guía y la
sanidad.

Fin.
Notas:
La tristeza y el pecado
Y, en contraste, la pronunciación eficaz de la absolución del pecado es mucho
más difícil incluso que restaurarles la vista a los ciegos.39 Sin embargo, Jesús
mantiene la conexión entre el pecado y la enfermedad sin permitir el tipo de
deducciones superfluas tan populares en su época y en la nuestra. De hecho,
en un lugar distinto, después de sanar al hombre del estanque de Betesda,
Jesús le da un consejo preventivo: “no peques más, para que no te venga
alguna cosa peor”. Entonces, todo este asunto del pecado y la enfermedad
debería producir una gran humildad. Deberíamos ser muy renuentes, ya sea
en culpar la enfermedad de otros sobre su pecado en particular o en
considerarlos totalmente inocentes, cuando no tenemos el tipo de visión
adjudicada a Cristo.
Evaluar las causas con humildad y compasión
Entonces, ¿son las enfermedades psiquiátricas el resultado del pecado? ¿Se
debe culpar a los individuos, o ellos no son responsables de su destino?
Volviendo a los pronunciamientos propios de Jesús y a aquellas explicaciones
que encontramos en otras partes de la Escritura, hay conexiones entre el
pecado y la enfermedad, pero muchas veces tendemos a ver solo ciertas
capas de esas conexiones.
La determinación de la causalidad no debería convertirse en un objetivo en sí.
La causalidad misma podría estar oscurecida por otros factores que alimentan
y agravan los síntomas. Para citar un ejemplo: El insomnio crónico puede
tener un inicio y una causa muy específicas e identificables. Sin embargo, con
el paso del tiempo, la causa tiende a desvanecerse en la memoria, ya sea de
manera natural o (en el caso de un trauma de combate, por ejemplo) debido
a que la memoria está dispuesta o, por el contrario, reprimida.
Repito, con relación a la causalidad y la responsabilidad inferida, la humildad
es más útil que la arrogancia, y las recompensas de la primera son mucho
más agradables en cualquier caso.

Baxter asume repetidamente esta consideración expiativa de causa y efecto,


la culpabilidad y la capacidad, el determinismo y la libertad, en la forma de
consejo que da. Conocedor de la tensión entre causas y efectos unidos
vagamente, él parece negarse a culpar a la gente por lo que ellos no pueden
evitar, mientras que simultáneamente se rehúsa a exonerar a la gente de
ciertas responsabilidades que pueden y deben cumplir. En el medio, él
requiere que los amigos y la familia haga lo que no puede esperarse que
hagan las almas enfermas por sí mismas; sin embargo, les exige lo que
solamente ellas pueden hacer. Baxter es, al mismo tiempo, gentil y
complicado, generoso y exigente.

Baxter cree en un Dios amoroso y generoso, pero duda de que sus lectores
aprecien adecuadamente cuán bueno realmente es Dios. Baxter aborda a
algunos de sus lectores como que ellos dudan de la bondad de Dios o de su
propia capacidad para beneficiarse de ella (lo cual es una duda de la grandeza
de Dios). Él ataca vigorosamente estas y otras áreas de incredulidad. Sin
embargo, el mismo Baxter es bueno y generoso con aquellos que están
débiles y son incapaces de pensar clara o racionalmente, o que no pueden
pensar del todo. A estos los encomienda no a medicamentos extendidos o
complejos, oraciones prolongadas, ayuno, ascetismo estricto, o cosas
parecidas, sino al cuidado de sus amigos y su familia; él limita expresamente
los esfuerzos de dichos pacientes para hacer lo que no pueden hacer por su
discapacidad.
La apreciación de Baxter de que una capacidad disminuida reduce la
culpabilidad es, yo creo, consistente con los precedentes legales ingleses del
derecho consuetudinario de la época, lo cual continúa siendo válido hoy en
día. Sin embargo, él no permite que una inhabilidad particular dé licencia a
una falta de voluntad general ni excusa a sus lectores por dejar de hacer lo
que deberían o podrían. Aquí, la parábola de los talentos viene a la mente:
tener pocos recursos podría reducir las exigencias para nuestro desempeño
sin eliminar el requerimiento de que descarguemos diligentemente nuestras
responsabilidades según podamos.

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