ABORTO
ABORTO
QUE ES ABORTO
El aborto (del latín abortus) es la interrupción y finalización prematura del embarazo de
forma natural o voluntaria, hecha antes que el feto pueda sobrevivir fuera del útero.12 Un
aborto que ocurre espontáneamente también se conoce como aborto espontáneo.3
Cuando se toman medidas deliberadas para interrumpir un embarazo, se llama aborto
inducido.1 Se diferencia del parto prematuro o pretérmino, pues en este último sobrevive
el feto.
Tipo de Aborto espontáneo
Artículo principal: Aborto espontáneo
El aborto espontáneo es un aborto no provocado intencionalmente. Es la muerte no
deseada y expulsión de un embrión o feto antes de las semanas 204 o 245 del embarazo.
Cuando la pérdida es posterior, ya se habla de muerte fetal.4 Al criterio del tiempo
gestacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) añade como criterio que debe
pesar menos de 500 gramos. Sin embargo, este criterio ha de ser interpretado con
prudencia, ya que a veces un feto de menos de 500 g expulsado puede ser reanimado y
sobrevivir.6 Si falleciera posteriormente, se registra como muerte neonatal.6 Se distingue el
aborto precoz, cuando tiene lugar antes de las 12 semanas de gestación, y el aborto
tardío, con 12 o más semanas.6
Los factores que pueden producir aborto espontáneo son muy variados: genéticos o
cromosómicos del mismo feto, la exposición a toxinas ambientales, problemas
hormonales de la madre, y otros como el tabaquismo, la drogadicción o el alcoholismo.4
Entre los signos y síntomas se encuentran el sangrado vaginal, el lumbago, dolor
abdominal sordo, agudo o cólico o la presencia de coágulos que salen de la vagina.
Todos ellos deben ser valorados por un ginecólogo4 y muchas veces requieren de
atención inmediata. Ante los síntomas, existen diversas pruebas y exámenes para
verificar o prevenir este tipo de abortos, como son el ultrasonido vaginal o abdominal que
ayuda a examinar el desarrollo del embrión/feto, los latidos cardíacos y la cantidad de su
sangrado. En caso de aborto, es fundamental para la salud de la mujer comprobar si
queda algún resto fetal o de tejido placentario en el útero, en el caso de que queden
restos fetales deben ser retirados inmediatamente. El producto expulsado debe ser
analizado para determinar si la causa del aborto espontáneo es tratable y prevenirlo en el
futuro
Aborto inducido
Artículo principal: Aborto inducido
El aborto inducido es la finalización del embarazo mediante la eliminación de
un embrión o feto antes de que pueda sobrevivir fuera del útero.1 Puede tratarse de
un aborto terapéutico, cuando se realiza por razones médicas, o de un aborto por decisión
personal (interrupción voluntaria del embarazo19), cuando se realiza a petición de la mujer
embarazada.1
A su vez, según la técnica empleada para inducir el aborto, se puede hablar de aborto
médico o de aborto con medicamentos20 y de aborto quirúrgico.21
Dependiendo de los países, existen diversas legislaciones sobre el aborto inducido, desde
aquellas que lo permiten con pocas restricciones por considerarlo como una ampliación
de los derechos reproductivos hasta legislaciones que lo prohíben por considerarlo una
forma de homicidio.
Véase también: Legislación sobre la práctica del aborto en el mundo
Aborto terapéutico
Artículo principal: Aborto terapéutico
El aborto    terapéutico es    la  interrupción  provocada      del    desarrollo    vital
del embrión o feto (por lo que se trata de un aborto inducido), pero al que preceden
razones estrictamente médicas. Entre estos motivos cabe si la salud de la madre (física o
mental) se encuentra directamente comprometida con dicho embarazo o, en su caso, si la
vida de la madre corre riesgo.
Aborto indirecto
El aborto indirecto es cuando se produce la muerte del feto en una intervención médica en
que se deben cumplir dos condiciones:22
MITOS Y REALIDADES
EL ABORTO MATA EL BEBE
Interrumpir un embarazo no deseado es un derecho, no un asesinato. El producto del embarazo no es un
bebé; es un cigoto, embrión o feto, según el número de semanas que tenga de gestación. Solo se le puede
llamar bebé hasta después del parto. Los grupos antiderechos utilizan imágenes falsas para hacer creer a
las mujeres que dentro del útero ya hay un bebé perfectamente desarrollado, pero en realidad así es:
Sí, cada persona puede tener su opinión y en caso de tener un embarazo no deseado decidir sobre
sí misma conforme a sus creencias, pero no tiene derecho a imponer esas creencias en otras
personas que no las comparten y obstaculizar su derecho a decidir.
EL ABORTO ES UN FEMINICIDIO
No existe ni el más mínimo punto de comparación entre uno y otro. Un feminicidio es el asesinato
de una mujer por razones de género, por el simple hecho de ser mujer. Es la máxima expresión de
la violencia machista. El aborto, en cambio, es el derecho que tienen todas las mujeres a decidir
sobre su cuerpo y sus proyectos de vida. Lo único que también es parte de la violencia machista es
negar este derecho. Además, antes de las 12 semanas (límite para la ILE en la CDMX) ni siquiera
es posible saber el sexo del feto
ADOPCION
En primer lugar, la decisión sobre qué hacer con un embarazo no deseado le corresponde por
completo a las mujeres y solo ellas saben cuál es la mejor opción para sí mismas. La adopción
puede    ser     una     opción    a   considerar,   pero    nunca     debe    ser    forzada.
De unos años para acá, las cifras de adopción de menores en Colombia vienen cayendo
y, a pesar de algunas excepciones, la tendencia se muestra a la baja. Mientras que en
2019 se adoptaron 1.390 menores, en el 2020 esta cifra se redujo a 300, y en 2021 volvió
a subir a 1050. Pero volvería a bajar en 2022, cuando, a noviembre, solo 891 menores
habían sido adoptados. Por lo que aún no logran superase las cifras prepandemia y, de
seguir por la misma ruta, cada año, el ICBF estará más lejos de esta meta.
Además, de los 3.690 niños en condiciones especiales de adopción, 2.333 son
menores entre los 13 y los 17 años que, por lo general, no son adoptados, porque las
personas interesadas en adoptar, en su mayoría, prefieren empezar el proceso de
conexión y crianza cuando el menor aún está en la primera infancia.
Así que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes que pasan de los 13 años y aún no
consiguen un hogar adoptivo, terminan siendo lo que, en términos coloquiales se conoce
como “los hijos del bienestar”. Menores que llegan a la mayoría de edad bajo la custodia
del ICBF, que paga sus estudios y termina convirtiéndose en todo lo que conocen.
Además de la gran cantidad de niños y adolescentes en esta situación, el interés en la
adopción es mínimo y las adopciones que se concretan son casi nulas., Es decir, en un
año solo siete niños fueron adoptados.
METODOS Y NO SE CUIDAN
Ninguna mujer le debe a nadie explicaciones sobre por qué quiere interrumpir un embarazo no
deseado. Las razones pueden ser muy diversas y todas son válidas. Además, vivimos en un país
en el que los derechos sexuales no están completamente garantizados, mucho menos en las
zonas marginadas donde vive la mayoría de la población. Por ejemplo, la educación integral en
sexualidad, que es una de las claves para evitar embarazos no deseados, no se imparte como
debería en las escuelas, en gran medida por las resistencias de los grupos antiderechos y sus
creencias           equivocadas           sobre            lo           que           implica.
Incluso aunque en un escenario ideal no existiera la violencia sexual y todas las personas utilizaran
métodos anticonceptivos, seguiría habiendo embarazos no deseados puesto que ninguno es 100%
efectivo, la efectividad de la mayoría va del 80% al 90%. La pastilla de anticoncepción de
emergencia tampoco es 100% efectiva, si se toma dentro de las primeras 24 horas tiene alrededor
del 90% de efectividad y si se toma más de 24 horas después esta disminuye al 75%.
 explica en esa sentencia que no hay un acuerdo en la controversia sobre el inicio de la vida
humana, pues se valora de distinta forma desde diferentes creencias biológicas, médicas, éticas,
morales, filosóficas y religiosas y por lo tanto aquellas creencias que le atribuyen “atributos
metafísicos” a los embriones no pueden ser impuestas a todas las personas que no las comparten.
Es decir, cada persona puede interpretar el inicio de la vida según sus creencias, pero no puede
imponer su concepción a todas las demás personas que no comparten las mismas creencias, pues
cada quien tiene derecho a tener sus propias consideraciones y decidir sobre sí misma con base
en ellas.
La salud es un derecho humano que tienen todas las personas. La interrupción legal del embarazo
es un tema de salud pública, pues el Estado, al no garantizar el acceso al aborto legal seguro y
gratuito, obliga a las mujeres a arriesgar su vida o morir en abortos inseguros. Estas muertes son
completamente evitables. El acceso a los servicios de salud sexual, como lo es la ILE, es un
derecho y por lo tanto obligación del Estado garantizarlo como el resto de servicios de salud
pública
En la investigación Aspectos de salud mental de la salud reproductiva de las mujeres, la OMS deja
claro que la interrupción legal del embarazo no causa ningún problema psicológico; en cambio, lo
que sí puede afectar tanto piscológica como emocionalmente a las mujeres es ser forzadas a
continuar con un embarazo no deseado o tener que realizarse un aborto clandestino que provoca
emociones negativas como miedo a morir o ser juzgadas y criminalizadas.
Las emociones de la mayoría de las mujeres que deciden interrumpir un embarazo no deseado de
forma legal son positivas, no se arrepienten y su sentimiento más común es de alivio. Así lo
demuestra el estudio Emociones y decisión correcta durante los cinco años posteriores a un
aborto: un examen de la dificultad de decisión y el estigma del aborto, realizado por la Universidad
de San Francisco en Estados Unidos, donde el 99% de las mujeres entrevistadas dijo no
arrepentirse de su decisión.
Mi cuerpo es mío, sobre mi cuerpo decido yo, gritábamos en las calles de Bogotá en los
años 80, tal vez desde finales de los 70”, recuerda la escritora y activista Florence
Thomas sobre esos primeros años de reinvindicaciones feministas. Frases que aun hoy
resumen la lucha que desde ese momento mantuvieron las mujeres colombianas
por la despenalización del aborto, y ahora por la reivindicación de la interrupción
voluntaria del embarazo como un derecho para todas.
No hay duda de que el 2006 fue el año que partió en dos por primera vez esa historia. El
10 de mayo, la Corte Constitucional informó el resultado de la demanda de
inconstitucionalidad de los artículos 122, 123, 124 y el numeral 7 de la Ley 599 de 2000
del Código Penal, que penalizaban el aborto en todos los casos, presentada por la
abogada Mónica Roa, entre otras ciudadanas.
Desde ese día y hasta el lunes 21 de febrero de 2022, en Colombia la interrupción
voluntaria del embarazo fue legal, de acuerdo con la sentencia C-355, solo en tres
excepciones: cuando el embarazo era producto de una violación o inseminación no
consentida, en caso de malformación grave del feto y en caso de riesgo para la salud de
la mujer.
Pero antes de llegar a eso, el tema fue ganando poco a poco un espacio en el debate
público desde los convulsionados años 70. Para Thomas, quizá los hechos que sirvieron
como detonantes para que las ideas de liberalización del aborto comenzaran a tener un
lugar en el país pueden haber sido la mezcla y evolución de varios factores, como las
repercusiones de aquellas protestas de mayo del 68 en Francia, el surgimiento de los
debates en relación con la contracultura, el movimiento hippie, la revolución sexual y la
legalización del aborto en Francia en 1975, momentos que impulsan un discurso feminista
que empieza a nacer en el país entre los 70 y los 80.
Florence Marie Therèse Thomas (Ruan, Francia, 1943) es una psicóloga, columnista,
escritora y activista feminista colombofrancesa. Es considerada una de las voces más
influyentes del movimiento por los derechos de la mujer en Colombia.1 Entre sus obras
más destacadas se encuentran Conversaciones con Violeta, El macho y la hembra
reconstruidos, Había que Decirlo y Conversaciones con un hombre ausente. En el 2005
obtuvo el premio Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a mejor columna de
opinión.2 En el 2017 fue condecorada por el gobierno francés con la Orden Nacional de
la Legión de Honor3 en el grado de Caballero. Actualmente escribe para el diario de
circulación nacional El Tiempo.
—“Claro que hay antecedentes más viejos”—, reflexiona la médica Ana Cristina González,
pionera del movimiento Causa Justa y cofundadora de La Mesa por la Vida y la Salud de
las Mujeres, —“pero tendríamos que ir hasta 1800 y 1600, porque siempre hubo mujeres
que disputaron estas cosas que nosotras seguimos disputando”—. Porque, como bien lo
expresa la misma Florence Thomas en el libro en que relata su propia experiencia con el
aborto, Había que decirlo, reflexionar en torno a este acto implica dedicarle un
pensamiento a la historia de las mujeres y a su sexualidad. A lo que tuvieron que
experimentar aquellas que nos precedieron, sobre las que a veces nos preguntamos
cómo le hicieron para vivir antes de que la modernidad trajera, no solo los métodos
anticonceptivos, sino hasta el derecho al voto y al divorcio.
Antes del 2006, de acuerdo con La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, se
discutieron en el país seis proyectos de ley a favor de la despenalización del
aborto que, en general, privilegiaban el modelo de causales con plazos en cuanto a la
edad gestacional (doce semanas) excepto en circunstancias como el aborto terapéutico y
la malformación fetal.
En Colombia, la primera vez que se intentó despenalizar parcialmente el aborto por vía
legislativa fue en 1975. El senador del Partido Liberal, Iván Lopez Botero impulsó una
propuesta siempre y cuando el embarazo no superara las 12 semanas, la madre corriera
peligro o el niño sufriera una lesión o enfermedad genética incurable. Las mujeres que lo
solicitaran (menores de 45 años y mayores de 15) además necesitarían la autorización de
un juez o de su cónyuge, y, si estaban solteras, de quien tuviera su custodia. Sin embargo
la propuesta no prosperó.
(Además: Diez claves del protocolo para acceder a un aborto en Colombia)
A esta iniciativa le siguió en 1979 el proyecto de ley “Por el cual protegen la salud y la vida
de las mujeres que habitan en Colombia”, de Consuelo Lleras Samper, que señalaba
también las 12 semanas como tiempo límite para la interrupción y proponía la
despenalización en casos de embarazo como consecuencia de acceso carnal violento o
abusivo, aquellos que presentaran peligro para la vida de la mujer o para su salud física y
mental o hubiere malformación o procesos patológicos en el feto. Al igual que en el 75, las
mujeres debían presentar la solicitud con aprobación de su marido o representante legal,
y a pesar de que fue respaldado por noventa parlamentarios, también como cuatro años
atrás, tampoco fue aprobado.
Con el pasar de los años se sucedieron propuestas que buscaban un lugar de incidencia
en el Congreso como el proyecto de ley presentado por el senador liberal Emilio Urrea en
1989 “por el cual se reconoce el derecho de toda mujer embarazada a interrumpir el
proceso de gestación voluntariamente, hasta los primeros 90 días del embarazo”; dos
intentos en 1993 de la mano de los proyectos presentados por Ana Pechthalt y Vera
Grabe y por último, en 1995, una propuesta expuesta por la senadora Piedad Córdoba
“por medio del cual se dictan normas sobre salud reproductiva”.
Intentos que no prosperaron. “Lo ensayamos, durante 30 y 40 años, nos dimos cuenta de
que era imposible porque el congreso es ante todo un ente político terriblemente
conservador por el poderío de la religión, por todos estos estereotipos de mujer igual
mamá. Es decir, para que construyéramos mujer igual sujeto de derechos fue un trabajo
enorme de los aportes del feminismo, asegura Thomas. Una enseñanza que llevó a los
movimientos de mujeres a plantear escenarios alternativos para continuar con la
discusión.
Vino un segundo momento de estrategias mixtas, no solo en el Congreso sino de
empezar a pensar otras formas de transformación y ahí apareció la demanda de
inconstitucionalidad del año 2006, que fue presentada por Women’s Link y apoyada por
los grupos y organizaciones de mujeres que después nos hicimos cargo de que eso se
hiciera realidad y se implementara, esa demanda que creó el modelo de causales”,
recuerda González.
Un logro al que le siguieron 15 años de aprendizaje en los que, según explica la experta
en asuntos de género, el aborto en Colombia tuvo una existencia dual: por un lado era un
derecho humano fundamental reconocido por la Corte Constitucional en tres
circunstancias, a la vez que un delito cuando se practicara por fuera de estas condiciones.
Dualidad que ha generado muchas disfunciones en la práctica, tanto en el ámbito judicial
como en el de la salud: “barreras tan fuertes que llevan a que menos del 10 por ciento de
los abortos en Colombia sean legales, usando las mejores estadísticas, o sea que la
mayoría de los abortos siguen siendo clandestinos, muchos de ellos inseguros. De hecho
el aborto sigue siendo responsable de al menos 70 muertes totalmente prevenibles cada
año, y no solo de eso, sino de complicaciones que afectan en más del 50 por ciento
exclusivamente a mujeres rurales, y además hemos visto como la criminalización creció”,
detalla González.
El del 2006 fue un gran paso para el movimiento feminista, a partir de cual se
desencadenó un proceso de transformación cultural y pedagógico que puso la
conversación sobre la interrupción voluntaria del embarazo en el escenario público. “15
años de tres causales fueron muy importantes porque abrieron una compuerta, nosotras
decidimos jugar con esas reglas que nos propuso la Corte Constitucional, hacer todos los
esfuerzos por que se implementara, pero también ese acompañamiento nos permitió ver
que las barreras para acceder al aborto que enfrentan las mujeres son múltiples y
crecientes”.
Por eso, de nuevo ante la Corte Constitucional el movimiento de mujeres pidió eliminar
completamente al aborto del Código Penal colombiano. Y aunque no se consiguió
completamente esta meta, Colombia hoy es un país donde la interrupción voluntaria del
embarazo es legal antes de las 24 semanas de gestación, un derecho que espera
garantizar que las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos, porque como gritaban en
las calles al celebrar la decisión de la corte, ahora “la maternidad será deseada o no
será”.
CRISTIANISMO
“Tutelar el supuesto derecho a suprimir una vida humana inocente, pone en riesgo el
fundamento mismo de nuestro orden social y del Estado de Derecho. El aborto directo es
un acto inmoral y una práctica violenta contraria a la vida”, puntualiza la nota de la
CEC
Somos responsables de la vida que Dios nos dio y de la libertad que nos regalo con la vida. No
podemos vivir responsablemente si nos sentimos y actuamos sumisas y dependientes de "la
voluntad de Dios", si creemos que todo lo que nos sucede y lo que sucede en el mundo es "una
prueba de Dios" que debemos aceptar o un "destino" que debemos cumplir porque todo "ya esta
escrito". Pensar asi nos hace irresponsables, insensibles, fatalistas. No podemos vivir
responsablemente si hipotecamos siempre nuestro pensamiento y nuestras decisiones a lo que
digan o impongan las autoridades religiosas. • Para poder decidir responsablemente sobre la vida -
nuestra vida, la vida de otros-, y para poder ser responsables con nuestra libertad, necesitamos
hablar del tema del aborto abiertamente y desde distintas perspectivas. Debemos escuchar, no
dejarnos llevar por las ideas de otros, no dejarnos dominar por el miedo o por sentimientos de
culpa.
• Todas las religiones han reflexionado sobre el aborto y tienen mandatos en torno a la
interrupcion del embarazo. Porque todas las religiones, al buscar el sentido de la vida, norman lo
que debe hacerse para respetar la vida, desarrollarla y conservarla. Todas las religiones entienden
que la vida es sagrada, un don de Dios, de los dioses.
 • Es importante entender que pnicticamente todas las religiones que hoy conocemos y que
actualmente tienen seguidores colocan a las mujeres bajo el poder de los hombres, todas ensefian
que las mujeres son inferiores a los hombres y todas consideran la sexualidad de las mujeres como
negativa o peligrosa, siempre necesitada de ser controlada por los hombres, sus padres o sus
esposos. Esto se debe a que desde hace al menos 4 mil afios se impuso en la humanidad, con
enorme violencia, la idea de que "lo femenino" no es divino y de que a "lo masculino" le
corresponde toda la representacion de la divinidad.
• En el Judaismo, las corrientes mas ortodoxas se oponen al aborto, pero lo aceptan siempre que
la vida y la salud de la mujer esten en peligro. En todas las corrientes la madre siempre tiene
prioridad sobre el feto. Y no se considera persona plena y con derechos al feto hasta el mismo
momento en que nace. Lo mas frecuente es dejar la decision del aborto en manos de la mujer, en
consulta con el rabino. o En el Islam hay diversas corrientes, que van desde la prohibicion estricta
del aborto hasta el permiso incondicional. La idea mas comun y aceptada es que el feto comienza
a tener "alma" a los 120 dias de la gestacion, y por eso el aborto se permite generalmente antes
de ese plazo. La madre, su salud y su vida son priorizadas siempre aun en las corrientes mas
estrictas.
• El Hinduismo considera la vida humana en una perpetua evolucion, privilegia siempre la vida y la
salud de la mujer y permite interrumpir el embarazo con perspectivas muy amplias.
• En las diversas escuelas del Budismo es esencial el respeto a la vida, a toda vida, y el rechazo de
toda violencia. Tambien es esencialla inten
CATOLISIMOSO
de la Iglesia católica.
Así mismo, monseñor aseguró que estas peticiones de la iglesia hacen que la institución
sea coherente respecto a otros temas coyunturales. “Pedir que no se recluten niños, no
haya minas antipersonales, que no haya homicidios, que no haya masacres, que no
|haya guerra, que no haya violencia, estamos llamados a respetar coherentemente
la vida desde la gestación hasta la muerte natural”, destacó.
OPINION DEL ABORTO EN COLOMBIA
Todo embarazo no deseado afecta la salud mental de la persona embarazada, y esta
afectación se hace mucho peor cuando una mujer, niña o persona trans o no binaria es
forzada a llevar a término un embarazo no deseado y condenada a la maternidad forzada.
Esta causal también es clave, pues una de las causas de mortalidad materna más
importantes en menores de 19 años es el suicidio.
Aunque técnicamente todas las interrupciones voluntarias del embarazo deberían caber
dentro de la causal de salud mental, la realidad que viven las mujeres, especialmente las
más vulnerables, es otra. En los últimos 16 años el gran reto ha sido la implementación de
este derecho. Como no hay campañas masivas de información, la ciudadanía no sabe
que lo tiene y, por eso, se le niega sistemáticamente. Las causales aprobadas en 2006
podían haber sido suficientes en papel, pero se prestaban para confusiones en su
implementación y, como resultado, solo entre 1% y 9% de los aproximadamente 400,000
abortos que se practican al año en Colombia ocurren de forma legal.
No solo eso. El delito de aborto se mantuvo en el Código Penal y ha sido usado
sistemáticamente para criminalizar a las mujeres más vulnerables, con penas que van de
16 a 54 meses en prisión.
El informe La Criminalización del Aborto en Colombia, elaborado en 2021, mostró que aún
después de 2006 64% de las denuncias son sobre abortos consentidos (que deberían
entrar en su mayoría dentro de la causal de salud mental), y solo 14% son sobre abortos
forzados, que debería ser la aplicación idónea del delito.
Además, mostró que 25% de las condenadas son menores de edad, que 97% de las
denuncias ocurren en zonas rurales y que al menos 30% de las mujeres denunciadas han
sido víctimas de violencia doméstica. También mostró que la Fiscalía General colombiana
castiga los abortos voluntarios en mayor proporción que a formas de violencia de
género: 7.6% de las denuncias por aborto terminan en condena, mientras que solo se
condena a 1.14% de las denuncias de violencia intrafamiliar y 3.38% de violencia sexual.
Esta situación dio origen al movimiento Causa Justa, que articula a más de
50 organizaciones y colectivas diversas de mujeres y feministas de toda Colombia,
alrededor de acciones y estrategias que buscaban eliminar completamente el delito de
aborto del Código Penal.
La demanda ante la Corte Constitucional, en septiembre de 2020, fue radicada por Causa
Justa, La mesa por la vida y salud de las mujeres, Centro de Derechos Reproductivos,
Women’s Link, Católicas por el Derecho a Decidir y el Grupo Médico por el Derecho a
Decidir.
Un año después, el magistrado Antonio José Lizarazo tuvo lista su ponencia, pero el fallo
tomó más de 500 días. Mientras tanto, el departamento de estadística
estatal anunciaba que para el tercer trimestre del 2021, los nacimientos en niñas menores
de 14 años habían aumentado 31.5% frente al mismo trimestre de 2020, y en la mayoría
de los casos se presumía que con violencia sexual. Cada jueves, los grupos feministas se
reunían frente a la Corte Constitucional a pedir un fallo urgente.
El fallo final de la Corte no eliminó completamente el aborto del Código Penal, que era
una de nuestras peticiones, sino que escogió un modelo mixto entre las causales y 24
semanas para poder ejercerlas. Ha habido escándalo por este plazo de seis meses que
estableció la Corte. Por supuesto que un aborto en el primer trimestre es mucho más
sencillo y seguro, por eso se practican entre 90% y 85% de los abortos en ese término.
Pero tomemos en cuenta que, en promedio, una mujer con información sobre su salud
sexual y reproductiva, y ciclos regulares (condiciones ideales que solo aplican a una
minoría), lo más pronto que se da cuenta de su embarazo es en la quinta semana.
Luego, hacer el trámite para un aborto legal, con todas las barreras de acceso y las
negativas de las entidades prestadoras de servicio, puede llegar a tardarse hasta 66 días
para las mujeres que están en la ciudad. Las mujeres rurales tienen que atravesar cielo,
mar y tierra hasta llegar a una entidad que les preste el servicio y esto toma semanas.
También hay muchas niñas que viven violaciones sistemáticas desde antes de tener su
primera regla y que solo se dan cuenta de un embarazo cuando está avanzado. Y
malformaciones incompatibles con la vida que solo se detectan en el segundo trimestre.
Un aborto debe realizarse tan pronto como sea posible y tan tarde como sea necesario.
Solo cada persona que decide abortar sabe qué es lo mejor para su vida, así que nadie
más debería poder tomar esa decisión y mucho menos juzgarla. Las personas con
capacidad gestante abortan, han abortado y abortarán siempre, pero esta sentencia
permite que lo hagan de forma digna, segura y reparadora. La maternidad forzada tiene
que dejar de ser una condena para mujeres y niñas, y esta sentencia abre la posibilidad a
la implementación del servicio sin trabas para que quienes quieran ser mamás podamos
hacerlo en nuestros términos y cuando nos sintamos preparadas.