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Admin,+03 EsperanzaALCOCER

Este documento presenta la traducción y el estudio de la obra De praescriptione haereticorum de Tertuliano. Explica el contexto histórico y biográfico de Tertuliano, situándolo en Cartago bajo el imperio romano. También resume brevemente la situación de proliferación de herejías que motivó la escritura de esta obra, en la que Tertuliano argumenta que los herejes no pueden apoyarse en las Escrituras cristianas.

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Este documento presenta la traducción y el estudio de la obra De praescriptione haereticorum de Tertuliano. Explica el contexto histórico y biográfico de Tertuliano, situándolo en Cartago bajo el imperio romano. También resume brevemente la situación de proliferación de herejías que motivó la escritura de esta obra, en la que Tertuliano argumenta que los herejes no pueden apoyarse en las Escrituras cristianas.

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ESPERANZA ALCOVER *

DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM
DE TERTULIANO

1. INTRODUCCIÓN

Presentamos aquí la traduccción y el estudio de esta obra de Tertu-


liano 1. Tal vez podría parecer que es un tema que ya no interesa. Vamos
a intentar demostrar lo contrario.

1.1. EL AUTOR Y SU AMBIENTE

Por razones de espacio sólo vamos a insistir en los aspectos biográ-


ficos que interesan a la interpretación del De praescriptione 2: la prepa-
ración jurídica del autor y su grado de romanización.

* Universidad Pontificia Comillas.


1
Es refundición de una memoria de licenciatura en teología, presentada en la
U. P. de Comillas, en septiembre de 1999, bajo la dirección del profesor D. Gabino
Uríbarri, a cuya labor se debe la mayoría del mérito de la obra. La traducción apa-
rece en este número de la revista, con una breve introducción. El estudio aparecerá
en el número siguiente.
2
Algunos puntos están aún en discusión. La fuente principal es SAN JERÓNIMO
(cap. 53 del De viris illustribus) y la obra misma de Tertuliano. Nacido en Cartago,
hijo de padres paganos, Tertuliano vivió entre los años 155/160 y 220/221. Debió con-
vertirse al cristianismo poco antes del año 197, pues la cronología de sus obras se es-
calona entre los años 197 y 217. [Seguimos siempre la cronología de FREDOUILLE, Ter-
tullien et la conversion de la culture antique (París, 1972), pp. 487-488.]

75 (2000) ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS 235-301


236 ESPERANZA ALCOVER

Los autores discuten si Tertuliano fue rétor o abogado (causidicus):


su enorme cultura le permite desenvolverse bien en ambos campos; pe-
ro quizá no ejerciera ninguna de las dos profesiones y viviera simple-
mente de sus rentas, como pequeño o mediano propietario de tierras. Sin
duda recibió una esmerada educación, y la retórica forense era una bue-
na salida para un joven de aquella época, pero eso no demuestra nada.
Parece seguro que no tiene nada que ver con el jurista Tertuliano 3.
Aunque la noticia de Eusebio vir et legum et institutionum Romanorum
peritissimus es tardía, en todo caso su cultura jurídica es grande 4.
Fue una persona importante en la iglesia de Cartago, una comunidad
floreciente aunque agitada por controversias y persecuciones. Tertulia-
no conoció al menos cuatro oleadas de persecución: en los años 180 (los
mártires escilitanos), 197 (su Ad martyras), 203 (Santa Perpetua y com-
pañeros) y 211-213 (su Ad Scapulam). Tampoco sabemos por qué no fue
nunca molestado, a pesar de ser una personalidad conocida; Braun su-
pone que debía conservar relaciones importantes, de cuando era aboga-
do pagano.
Tertuliano es un africano totalmente romanizado 5; es hijo de un cen-
turión 6, tiene los tria nomina y es capaz de escribir tanto en latín como
3
FREDOUILLE, o.c., p. 484. Para este autor (p. 175) Tertuliano no fue abogado: co-
noce el Derecho a través de la retórica; rétor, quizá lo fue. Para BRAUN, Approches de
Tertullien (París, 1992), p. 6, seguramente ejerció como abogado.
4
EUSEBIO, Historia Ecclesiastica II,2,4. J.L. ALLIÈ, L’argument de la Prescription
dans le Droit Romain, en Apologétique et en Théologie dogmatique (Ottawa, 1940),
p. 29 observa que ningún Padre de la Iglesia conoce la jurisprudencia mejor que él,
ni la emplea con más habilidad. Para J. MOINGT, Théologie trinitaire de Tertullien (Pa-
rís, 1966) I, pp. 56-57 y nota 1, por muchos rasgos aparece como un habitué, sinon
un professionnel du barreau. R.D. SIDER Ancient Rethoric and the art of Tertullien (Ox-
ford, 1971), p. 1, habla de his indisputable legal training.
5
Para BENABOU, La résistance africaine à la romanisation (París, 1976) que ha es-
tudiado el «nacionalismo» africano en esta época, Tertuliano es muy romano. Véan-
se las pp. 370-375. BENABOU cita Adversus Iudaeos, 7,8, en que Tertuliano habla de la
Maurorum et Getulorum barbaria; los gétulos y los mauri, que vivían al sur de la pro-
vincia romana del África, habían guerreado con los romanos el año 197/198. En con-
tra, BRAUN, Approches, p. 19. A mi juicio, en Tertuliano la cristianización constituye
un factor de romanización, puesto que el elemento africano se aglutina en torno al
culto a Saturno y a Caelestis, como ha observado BENABOU. ROSTOVTZEFF, Historia so-
cial y económica del Imperio Romano (Madrid 1962) II, 304 cita los elogios que Ter-
tuliano tributa a Septimio Severo (que ya había muerto) en el De Pallio 2; no estoy
de acuerdo con su interpretación de Apol. 35, 6-11, ni de Nat. I, 17, 3-4; sin duda Ter-
tuliano no podía aprobar la brutal represión, pero menos aún soñaba en tomar par-
tido por los enemigos de Septimio Severo.
6
BRAUN, Approches, 6. También lo dice JERÓNIMO, l.c.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 237

en griego. Vive siempre en Cartago y está orgulloso de su ciudad, pero


conoce Roma.
Durante los emperadores Antoninos (años 138-192) África es de las
zonas más prósperas del imperio, con unos 6.500.000 habitantes; fun-
damentalmente agrícola, cultiva el trigo, la vid, el olivo, árboles frutales.
Produce 1/3 del trigo que se consume en Roma y gran parte de su acei-
te. Trajano nombra los primeros senadores africanos; en tiempos de Có-
modo son africanos el 15 por 100 de los senadores y de los equites. Des-
de Adriano los emperadores se preocupan de asentar colonos en sus
dominios patrimoniales y de protegerlos contra los abusos de los gran-
des conductores, como sabemos por la inscripción del saltus Burunita-
nus 7.
Dentro del Magreb lo más romanizado es el África proconsular; y
dentro de ella el valle del río Bagradas, que desemboca junto a Cartago 8.
El transcurso de la vida de Tertuliano abarca cinco emperadores:
Marco Aurelio (161-180), Cómodo (180-192), el breve tiempo de Pérti-
nax, que había sido procónsul en África, Septimio Severo (193-211), Ca-
racalla (211-217) y Heliogábalo (218-222).
Dentro de este ambiente Tertuliano es un hombre muy vivo, inteli-
gente, observador; en sus obras aparecen alusiones a la vida y los acon-
tecimientos de la época. Tertuliano tiene mucho más en común con los
romanos, incluso con los romanos paganos, que con la «barbarie» de los
gétulos y los mauri (que también son paganos). El tema me parece im-
portante: Tertuliano es tan romano como cristiano, en la medida en que
eso sea posible. Su estilo de escritor, su cultura laica, su modo de vida,
su conciencia cívica son romanos; su fe y su aspiración moral, cristianas.
Para él, como para tantos otros, no hay más «universo» que el imperio;

7
PIGANIOL, Historia de Roma (Buenos Aires, 1961), p.281; 325; ROSTOVTZEFF, o.c.,
II, pp. 163; 235; 249; BENABOU, o.c., pp. 163-164; BRAUN, Approches, p. 3; G. CHARLES-
PICARD, Textes et documents rélatifs à la vie économique et sociale dans l’Empire Ro-
main (París, 1969), pp. 218-223.
8
Cayo Graco estableció los primeros colonos romanos en la antigua Cartago,
Julio César le concedió el estatuto de colonia romana y la hizo reconstruir, y Augus-
to el año 29 a.J.C. estableció en ella una deductio de 3.000 veteranos (según GSELL,
Histoire ancienne de l’Afrique du Nord, París, 1920, I, 277, nota) y la enriqueció. An-
tonino Pío le añade unas magníficas termas. (ROSTOVTZEFF, o.c., II, 71-73.) Cuando
ocupa el poder el africano Septimio Severo, el cual, dice la Historia Augusta [Vida de
Septimio Severo, 13. Traducción y notas de V. PICÓN y A. CASCÓN, Madrid (Akal) 1989]
«fue considerado como un dios por los africanos», naturalmente favorece a su pro-
vincia; concede el ius Italicum a Cartago, Útica y Leptis Magna, su ciudad natal. Ha-
ce prosperar los cultivos.
238 ESPERANZA ALCOVER

por eso lo que hay que hacer es conquistarlo para la fe, cueste lo que
cueste, porque salirse de él es imposible. Tal vez su drama esté en la di-
ficultad de conciliar esos dos mundos, como ha estudiado Fredouille.

1.2. EL DE PRAESCRIPTIONE

Si la figura misma de Tertuliano es interesante, la obra no lo es me-


nos.
La situación de la que parte es muy actual. En Cartago proliferan las
herejías, algunas sumamente imaginativas. Todos los herejes aseguran
que son cristianos, y que se basan en las Escrituras.
Se dibujan dos tendencias principales: marcionitas y gnósticos; estos
últimos pretenden poseer un saber superior al que tenían los apóstoles;
pues ellos son los depositarios de unas tradiciones secretas, confiadas
por Cristo sólo a algunos de sus apóstoles, y que tampoco estos apósto-
les confiaron a todos sus discípulos, sino sólo a algunos.
Los herejes se presentan como muy celosos por la fe: «¿No dijo Cris-
to: “buscad y encontrareis”? Venid a buscar con nosotros» (8,1). Los cris-
tianos, como se les invita a una empresa tan piadosa, se sienten obliga-
dos a aceptar; también les pica la curiosidad; y en esa búsqueda muchos
acaban cambiando de fe, sin darse cuenta. Pues los herejes hacen tram-
pas en el juego: modifican las Escrituras y las interpretan a su aire.
Muchos fieles están asustados, al ver los estragos de la herejía; el pro-
pio Tertuliano está harto de que los creyentes poco ilustrados se dejen
embaucar. Por eso al comienzo de su carrera, hacia el año 199/200, es-
cribe un breve tratado para convencer a los fieles de que no acepten dis-
cutir sobre las Escrituras.
«Vosotros, dice a los cristianos, no tenéis ninguna obligación de
«buscar» con ellos (más bien, tenéis la de no hacerlo). Las Escrituras no
son un libro neutral, una novela que cualquiera puede interpretar a su
antojo: las Escrituras son “Escrituras de una fe”, y de una fe determina-
da, a saber: la nuestra 9. Los herejes no tienen derecho a apoyar su fe en
nuestras Escrituras: y digo su fe, porque ellos no son cristianos, como
ya dijeron los mismos apóstoles (cap. 33). Los herejes nos provocan a
someter a juicio a la fe, usando como testigos a las Escrituras. Pero an-

9
Capítulo 19,2a. En la interpretación de este pequeño pasaje coincido plena-
mente con MICHAËLIDES, Foi, Écritures et tradition. Les prescriptions chez Tertullien
(París, 1969), pp. 37-46, y con J.-P. MAHÉ, Edición del De carne Christi S. C. 216 (Pa-
rís, 1975), pp. 118-120.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 239

tes hay una cuestión previa: ¿de quién es la fe cuius sunt Scripturae?»
(19,2a).
Éste es el punto de partida del De praescriptione; como Tertuliano no
quiere entrar en la confrontación de detalle, necesariamente ha de re-
currir a argumentos de tipo formal 10.
Desde el punto de vista de la retórica clásica, la obra está perfecta-
mente construida. Se articula en tres partes: un prefacio 11 (caps. 1-14),
el cuerpo del tratado (caps. 19-35) y la peroratio final (caps. 36-44) 12. Va-
mos a ampliarlo un poco, porque creemos que un esquema detallado
ayuda a la lectura de la obra 13. Sería:

I. Prefacio: capítulos 1-14:


— 1-5 Consolatio a los fieles: no hay que alarmarse (1-2); exempla do-
mestica, tomados de la Escritura (3); auctoritas de Cristo (4,1: me-
mores…) y de Pablo 14.
— 6,2-4 Presentación de los dos campos: definitio: qué es «herejía» (6,2).
— 7,1-8,2 Narratio: cómo obran los herejes (herejía y filosofía); có-
mo nos atraen: «Buscad y encontraréis».

10
Se puede discutir si la obra pertenece al genus deliberativum o al iudiciale; en
mi opinión pertenece al género judicial, porque versa sobre lo justo: quiere demos-
trar que los herejes no tienen derecho a hacer lo que hacen, y, por tanto, los fieles no
deben colaborar con ellos. Toda la obra apela al sentido de la justicia que tienen los
oyentes / lectores, constituidos en jueces; tiene, pues, un fuerte pathos moral. Ade-
más el capítulo 35 concede la palabra al adversario, que es un rasgo típico del géne-
ro judicial.
11
Tertuliano lo llama así, praefatio, en 15,1.
12
Las partes están armoniosamente enlazadas mediante un complejo juego de
alusiones; las más salientes son el memores de 4,1 y 44,7; la regula fidei de 13,2-5 y
36,5; el tot et tantae ecclesiae (20,7 y 28,1); la serie ecclesiae ab apostolis, apostoli a
Christo, Christus a Deo accepit / tradidit (21,4 y 37,1); el «es necesario que haya he-
rejías» (1 Cor 11,18), especie de leit motiv a lo largo de la obra (4,6; 5,2; 30,4; 36,7-
8); también el sacramentum de 20,9 y 32,8, en contraposición nosotros / los herejes
(como todo el pasaje 20,5-9 contra 32,4-8) y las quaestiones (…) quae haereticos fa-
ciunt contra la disciplina qua fiunt christiani (13,6 y 19,2).
13
He seguido a R.F. REFOULÉ, Tertullien. Traité de la prescription contre les héreti-
ques. Introduction, texte critique et notes de R. F. REFOULÉ. Traduction de P. DE LABRIOLLE.
S. C. 46 (París, 1957), pp. 82-84 y a J. STIRNIMANN, Die Praescriptio Tertullians im Lich-
te des römischen Rechts und der Theologie (Friburgo de Suiza, 1949), pp. 43 y 47-56.
14
Es una captatio benevolentiae [H. LAUSBERG, Manual de Retórica literaria (Ma-
drid, Gredos, 1966) I, 329]. Tertuliano parte de una posición muy desventajosa; por
eso busca aquí el h[qo~; el pavqo~ lo logrará en el capítulo 37. SIDER, o.c., pp. 25-26, di-
vide el prefacio en dos partes: exordium (capítulos 1-7) y praemunitio (caps. 8-14).
240 ESPERANZA ALCOVER

— 8,3-12,5 Praemunitio: refutación de su «buscad y encontraréis».


— 13 Conclusión: la regula fidei: nuestra ley 15.
— 14 Transición y resumen.

II. Cuerpo del discurso: capítulos 15-34:


— 15 Propositio: declaración de la verdadera meta del tratado: dispi-
ci debet cui competat possessio Scripturarum (15, 4).
— 16,1-19,1 Segunda praemunitio: motivos para no «buscar» con los
herejes: no son cristianos (16,2); auctoritas de Pablo; falsean los
datos.
— 19 Partitio, que traza el camino a la meta: nunc solum disputan-
dum est cuius competat fides ipsa, cuius sunt Scripturae a quo et
per quos (…) et quibus sit tradita disciplina qua (…) (19,2) 16.
— 20 Respuesta a la segunda interrogativa indirecta de la partitio;
narratio histórica que fundamenta las dos praescriptiones.
— 21 Formulación de las dos praescriptiones.
— 22-27 Argumentatio: las tres objeciones y su refutatio.
— 28-34 Amplificación de la reprehensio: reducción al absurdo; pro-
batio de que caen bajo la praescriptio novitatis por la historia de
los herejes (30), por la parábola de la cizaña (31) y porque no son
apostólicas (32); praedamnatio apostólica de sus doctrinas (33-
34,5); dilema final (recapitulatio: 34,6-9).
— 35 Resumen y desafío a la parte contraria.

III. Peroratio extrema: capítulos 36,-44,12:


— 36 Exhortatio. Testimonios históricos de la apostolicidad. Com-
paración de las regulae de Cartago y Roma.
— 37 Invectiva, en términos de la longi temporis praescriptio: ni sois
propietarios ni sois herederos: vosotros no sois cristianos 17.

15
Entiendo fidei como genitivo objetivo: la regla que rige nuestra fe. Tertuliano,
a mi entender, potencia aquí esa «e» propia de los nombres de agente, que regula tie-
ne. (Véase al final de esta introducción ERNOUT y MEILLET sobre regula.)
16
Las dos interrogativas indirectas versan sobre fides y disciplina.
17
Tertuliano ha observado que los cristianos, tan fuertes en su fe ante los pa-
ganos, se dejan en cambio perturbar por los herejes; es porque éstos se presentan co-
mo cristianos. Pero no lo son: su apariencia cristiana es una superchería peligrosa,
que Tertuliano quiere destruir. Por eso su repetida afirmación de que los herejes no
son cristianos, en forma cada vez más clara y vehemente: 6,1-2 (simple insinuatio,
con la auctoritas de Pablo); 14,10 y 13; 16,2; 36,8; 37; 40,8 hasta el final.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 241

— 38-43 Probatio de la invectiva, por el destrozo que hacen los here-


jes de las Escrituras (la herejía, obra del diablo: cap. 40), y por su
propia conducta 18.
— 44,1-12 Crescendo final del pavqo~: ¿Qué pasará cuando Cristo
vuelva?

IV. Epílogo: 44,13.


A mi juicio, los capítulos más importantes son: el 13, con la regula fi-
dei, de claro valor normativo para el cristiano, según el pensamiento de
Tertuliano; 19-21, donde el autor expone la intención y plan de la obra,
enmarcando, casi como una inclusión, la fundamentación histórica del
método que va a emplear 19; el 33, donde están las condenas que en su
día formularon los apóstoles contra las doctrinas heréticas, las cuales
condenas constan por escrito en las Scripturae (están, pues, prae-scrip-
tae); y el capítulo 37, el más explícitamente jurídico 20.

1.3. CARÁCTER DE LA PRESENTE TRADUCCIÓN

El De praescriptione estaba aún sin traducir al castellano; por tanto


esta traducción es provisional, como es siempre la primera traducción
de un texto importante a cualquier idioma. En ella he procurado cum-
plir tres objetivos: que sea útil al estudiante, para lo cual la he manteni-
do más bien literal, próxima al texto original, con objeto de que resulte
fácil localizar los vocablos latinos, y hasta corregir la traducción; que

18
La consideración de la persona es uno de los elementos habituales de la na-
rratio. (Véase LAUSBERG, o.c., I, 287.) Tertuliano la ha ido insinuando y dosificando
hábilmente en pasajes anteriores (16,2; 30,1-6), según la costumbre de la praemuni-
tio retórica.
19
Aunque no hay reglas fijas, la narratio suele estar al comienzo del discurso,
puesto que sirve para establecer los hechos de los que partirá luego toda la argu-
mentación; aquí el autor le ha asignado un lugar mucho más destacado.
20
FREDOUILLE, o.c., p. 115, nota 173, observa que, en general, Tertuliano tiene
una especie de escrúpulo en introducir téminos profanos en una polémica teológica.
En efecto: en varias ocasiones Tertuliano podría hacer más contundente su razona-
miento, prolongándolo en términos de las Instituta de Gayo, que seguramente le
eran familiares, pero se abstiene. (P. ej., Praes. 35,3-4 con Ins. II, 99-190; Praes. 37,5
con Ins. IV, 151). En mi opinión, se acuerda de Mt 5,26 y 1 Cor 6,1-6: lo que tienen
que hacer los cristianos no es saberse las leyes paganas, sino «recordar las adverten-
cias del Señor y de los apóstoles» [ser memores (…) dominicarum pronuntiationum
et apostolicarum: 4,1 y 44,7, formando una clara inclusión].
242 ESPERANZA ALCOVER

sea fiable, para lo cual la he cotejado cuidadosamente con las mejores


traducciones existentes en los idiomas que yo manejo: la francesa de Re-
foulé ya citada, la italiana de C. Moreschini 21 y la inglesa de P. Holmes 22;
y que sea tan interesante y entretenida para el lector de habla española
como debía serlo para los coetáneos de Tertuliano; para ello me he es-
forzado por conservar los trucos lingüísticos: chistes, ironías, alusiones
de actualidad, juegos de palabras, etc.
He seguido el texto del Corpus Christianorum 23.

1.4. TRADUCCIÓN DE ALGUNAS PALABRAS

Traducir ciertas palabras es ya tomar partido en la discusión acerca


de ellas. En el caso de Tertuliano, hay que tener aún más cuidado 24. He-
mos dedicado especial atención a las siguientes, que nos parecen más
difíciles o más comprometidas: Doctrina, disciplina, institutio.
Las dos primeras son casi sinónimas, cosa natural ya que doceo, con
valor causativo, «hacer que otro aprenda», «enseñar», y disco, «apren-
der», son de la misma raíz —dc—25; los dos verbos latinos corresponden
al griego didavskw.

21
Tertuliano. Opere scelte (Turín, 1974). Lleva introducción y notas.
22
The prescription against heretics. Traducción con notas para la colección The
Ante-nicene Fathers. (Edición original en Edimburgo 1870, reimpresa en 1989.)
23
TERTULIANO, Opera omnia. Edición crítica a cargo de R.F. REFOULÉ (Turnhout,
1954).
24
Hoy ya no se considera a Tertuliano el «creador» del léxico cristiano-latino;
pero su papel sigue siendo muy grande. Puede verse una breve discusión del tema en
BRAUN, Approches, pp. 309 y ss.
25
A. ERNOUT y A. MEILLET, Dictionnaire étymologique de la langue Latine. Histoi-
re des mots (París, 1967). Estos autores anotan para disciplina la especialización en
«disciplina» y más concretamente «disciplina militar»; ello nos llevaría a algo así co-
mo «forma de vida», valor semántico que doctrina, «enseñanza», «ciencia», no tiene.
El Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens de A. BLAISE (Estrasburgo, 1954)
da para disciplina: 1. Enseñanza, religiosa o profana, estudio (didaskaliva); el hecho
de haber aprendido, ciencia. 2. Doctrina religiosa enseñada; enseñanza moral y re-
ligiosa dada en la Iglesia. 3. Método, regla (y cita como ejemplo Praes. 9,6). 4. Re-
gla de vida, sabiduría; ley moral; disciplina, espíritu de disciplina, y de ahí «obe-
diencia a la ley de Dios» (paidevia: Heb 12,5). 5. Disciplina, orden, regla (monástica)
(a[skhsi~); disciplina, reglamento eclesiástico (de lo cual tal vez sea ejemplo Praes.
43,4; al menos está próximo), censura. 6. Advertencia, castigo, prodigio que sirve de
advertencia; pena, castigo (monástico). Para doctrina: 1. Doctrina, enseñanza (di-
daskaliva); enseñanza religiosa (didachv), enseñanza de Dios (paideiva), predicación.
2. Regla de fe cristiana; sabiduría religiosa. 3. Secta, escuela (didaskalei`on); doctrina
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 243

Tertuliano en el De praescriptione prefiere, con mucho, doctrina: 40


ejemplos 26 (46 según Michiels 27), frente a 12 (13 en Michiels) de disciplina.
He traducido doctrina siempre por «doctrina», excepto en 8,3 («en-
señanza», por el contexto). Respecto a disciplina, la traduzco por «doc-
trina» en 6,4 (la disciplinam acceptam a Christo, citada como ejemplo
por Blaise); 7,4 (disciplina Zenonis; el autor emplea disciplina por varia-
tio); 33,12 (Simonianae […] magiae disciplina) y 35,1 (nostram discipli-
nam). En 9,6 (disciplina rationis) traduzco «método», con Blaise, ya ci-
tado. En 19,2 y 3 (pasaje importante: disciplina qua fiunt christiani y
veritatem disciplinae et fidei christianae), traduzco en 19,2 «doctrina» pa-
ra no amplificar la traducción, y en 19,3 «disciplina»; en el conjunto de
los dos pasajes creo que Tertuliano quiere expresar un sentido más am-
plio: «creencias y modo de comportarse», o, mejor, «doctrina que go-
bierna las crencias y el modo de comportarse», e intento reflejarlo va-
riando la traducción. Finalmente disciplina aparece abundantemente en
la invectiva final, donde Tertuliano arremete contra los herejes compa-
rando su desastroso estilo de vida con el de los cristianos: 41,1 y 3; 43,2
y 4; 44,1; aquí traduzco por «disciplina», en el sentido de «comporta-
miento moral y disciplinado».
Institutio aparece sólo cinco veces en el Praes.: en 34,2 se refiere a los
herejes; la traduzco por «escuela». En 7,10; 27,6; 36,5 y 36,6 se refiere a
la enseñanza, organización y normas católicas; la primera la traduzco
por «instrucción», que va bien (nostra institutio de porticu Solomonis
est) y recuerda en castellano el sonido de la palabra latina; las otras tres

(filosófica o religiosa de tal autor). 4. Ciencia, cultura, conjunto de las ciencias; (a


veces) una ciencia cualquiera. 5. Lo mismo que disciplina: acción de aprender. Pa-
rece, pues, que cubren casi el mismo campo semántico, aunque en la lengua común
disciplina tiene un valor a la vez más práctico y más moral (método, regla tanto de
comportamiento como de aprendizaje); mientras doctrina permanece más teórico y
más centrado en lo intelectual (la actividad de enseñanza, las escuelas, el saber im-
partido). Dependerá del contexto que el matiz diferencial se acentúe o se atenúe has-
ta casi borrarse. Véase también BRAUN, Deus Christianorum. Recherches sur le voca-
bulaire doctrinal de Tertullien (París, 1962), pp. 419-425; estoy de acuerdo con BRAUN
(p. 425) en que la diferencia nunca se borra del todo, ya que creer y realizar el culto
según la «doctrina» pertenece siempre a la «disciplina» del cristiano.
26
Las citas son: (cito por capítulo y párrafo) 4,5; 6,2 (bis); 7,1; 8,3 y 15; 20,4 y
5; 21,4.5.6 y 7; 24,2 y 4; 25,3 y 6; 28,2; 29,4.6 y 7 (bis); 30,2 (bis); 31,2; 32,5 y 6; 33,1;
34,1 y 5; 36,3; 37,7; 38,1.2 y 3 (ter); 43,2; 44,3.5 y 9.
27
Index verborum omnium quae sunt in Tertulliani tractatu De praescriptione
haereticorum. Instrumenta Patristica 1 (Steenbrugge, 1959).
244 ESPERANZA ALCOVER

las traduzco por «institución», en el sentido de «cosa instituida», a fal-


ta de otra palabra mejor 28.
Institutio aparece poco en el Praes., pero instituo aparece mucho
más: 18 veces 29; de esas 18 veces, en 10 el sujeto es Cristo, enfáticamen-
te resaltado no menos de 8 veces: 9,3.4 y 5; 10,2.5 y 9; (10,2 y 9 en in-
clusión, encuadrando el argumento de que el cristiano no debe agotar-
se en una búsqueda inacabable); 13,6; 21,1. La expresión quod Christus
instituit (con ligeras variantes) aparece en 9,4 y 5; 10,2.5 y 9. El objeto
de la acción son los predicadores enviados por Cristo (21,1), la regula fi-
dei (13,6), una norma importante de disciplina (33,6), unum certum que
hay que creer (9,3) o quod [9,4 (bis); 9,5; 10,2.5 y 9]. Pues bien: este quod
tan fuertemente subrayado (nótese que las citas pertenecen a la parte
«pastoral» del tratado), con la indeterminación que le presta el neutro,
es la institutio también enfáticamente defendida en 36,5 y 6: las iglesias
(católicas), con todos sus patterns de fe, comportamiento y organiza-
ción 30.

1.5. PRAESCRIPTIO

Palabra discutida, donde las haya 31.


28
BLAISE da las acepciones: 1. Disposición, plan. 2. Creación. 3. Acción de fun-
dar, institución. 4. Enseñanza, instrucción, educación; formación religiosa o moral;
doctrina (en sentido más amplio que regula fidei; pone como ejemplo Praes. 36,6; pe-
ro, por el contexto, hay que traducir igual 36,5 y 36,6); escuela.
29
21 según MICHIELS; las citas son: 6,2; 7,6; 9,3.4 (ter) y 5; 10,2.5.6 y 9; 13,6; 17,1;
20,4; 21,1; 22,11; 32,6; 33,6. (Y 38,2 en el aparato crítico, con la cual serían, en mi
cuenta, 19.)
30
El verbo instituo me parece que está usado siempre en sentido fuerte, aunque
el sujeto no es siempre Cristo, o sus apóstoles (20,4) o los sucesores legítimos de és-
tos (32,6). También pueden ser los herejes (6,2; 17,1; 22,11; 33,6), Aristóteles (7,6),
cualquiera que no sea Cristo (10,6). El complemento directo son siempre las iglesias
/ doctrinas, ya sean heréticas (6,2; 10,6; 17,1; 22,11; 33,6) o católicas. (En 7,6 el com-
plemento directo es la dialéctica, entendida como institución estable). Instituo con-
serva en muchos casos todo el valor de statuo, que en la segunda acepción de BLAISE
significa «guardar», «conservar inviolado» (p. ej., el testamentum, como en Praes.
25,2-4 y su discusión del «depósito» de Timoteo, y en el «fideicomiso» de 37,5), «es-
tablecer firmemente». BRAUN le da poca importancia (Deus, 425-426).
31
ERNOUT y MEILLET, sin preocupaciones teológicas, anotan que viene de scribo,
escribir, trazar caracteres (como el griego gravfw); scribere milites, enrolar soldados.
En lenguaje jurídico, tenemos scriptura, tasa sobre los pastizales del Estado, fijada
por escrito. «Cierto número de compuestos de scribo se han especializado, en forma
notable, en la lengua del Derecho, público y privado». Entre ellos citan praescribo /
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 245

En nuestro tratado aparece sólo cinco veces: el título; 21,1; 22,1;


35,1; 44,13. Y praescribam en 21,3. La traduzco por «cuestión previa» en
21,1; 21,3 y 22,1; y por el calco lingüístico «prescripción» en 35,1 y
44,13, igual que hacen Labriolle, Refoulé y Moreschini. En todo caso,
doy la palabra latina a pie de página. Traducir «rule», como hace Hol-
mes (menos en 21,3: I must prescribe), o bien «principe» (21,1 y 3; 44,13)
o «argument» (22,1; 35,1) como propone Frédouille 32, me resulta inade-
cuado, ya que la praescriptio de Tertuliano no es una regla, principio o
argumento cualquiera, sino uno muy determinado, sobre el cual preci-
samente versa la discusión.

praescriptio: 1. «Escribir en el encabezamiento de una ley», de donde ha salido pos-


teriormente la acepción. 2. «Prescribir», y, especialmente, «exciper» (que, según el
Diccionario LAROUSSE (Ed. de 1975) significa: 1. «sacar de alguna cosa una excep-
ción, un medio prejudicial de descartar una demanda judicial»; 2. «alegar», «refe-
rirse a»; «producir medios (de la defensa o de la acusación) para rechazar la compe-
tencia de un tribunal»). BLAISE concede más espacio a praescriptio: 1. Prescripción,
precepto, ley (novmo~); precepto moral (p. ej., TERTULIANO, Nat. I,12,12). 2. Alegación,
pretexto, escapatoria; objeción filosófica, sofisma. 3. (En Derecho) excepción (QIN-
TILIANO, DIGESTO); objeción previa (paragrafhv) (p. ej., TERTULIANO Nat. II,1,4); declara-
ción de «no ha lugar» (DIGESTO); en sentido figurado, prescripción (contra los here-
jes): método de discusión que permite oponerles como objeción previa el hecho de
que ellos no tienen derecho a discutir las Escrituras, que no pertenecen más que a la
Iglesia, el hecho también de que ellos han llegado después. (Ahí dibuja BLAISE las dos
prescripciones más generalmente aceptadas: la teológica, o de posesión, o longi tem-
poris, y la praescriptio novitatis, como quiera que se entiendan ambas. Volveremos
sobre ello más adelante.) Ejemplos: De praescriptione haereticorum, el título; Pat. 4,6
y Marc. I,1,7: praescriptionis compendium: el método abreviado de la prescripción;
Marc. I,1,7 y V,19,1: praescriptio novitatis (en Marc. V,19,1 las palabras son diferen-
tes, pero el sentido es el mismo); Marc. I,22,1: relaxata praescriptionum defensione.
También en Prax., 2,3); prescripción (a causa del tiempo transcurrido) (DIGESTO); pla-
zo (para terminar un proceso). En praescribo BLAISE anota: 1. Decir antes, predecir.
2. Sentar el principio de que… (Tertuliano, Herm. 7,1; Marc. I,9,4; V,5,3; Pud. 7,2).
3. Prescribir por anticipado; fijar por anticipado. 4. (En Derecho) elevar una excep-
ción previa contra alguien (dat. QUINTILIANO); en sentido figurado, elevar una objeción
previa, poner una interdictio, prescribir (un error, cf. praescriptio) (TERTULIANO, Herm.
1,1). 5. Proscribir, excluir, no acoger; rehusar, quitar (TERTULIANO, Marc. IV,4,1); im-
pedir, suprimir, oponerse a (dat.); limitar (TERTULIANO, Prax. 3,2).
32
Pp., respectivamente, 208-209; 202; 212; 212. El total de su exhaustiva discu-
sión abarca las pp. 195-234.
246 ESPERANZA ALCOVER

1.6. REGULA 33

En el Praescriptione la palabra regula aparece 12 veces: 3,5; 12,5; 13,1


y 6; 14,4 y 5; 21,6; 26,9; 27,1; 37,1; 42,7; 44,9. De ellas va seguida explí-
citamente de fidei en 12,5; 13,1 (afirmación solemne, con claro valor
normativo, en mi opinión) y 26,9. No pone fidei, pero se sobreentiende
en 3,5; 13,6; 14,4 y 5; 27,1; 37,1 y 44,9. En 21,6 nostra doctrina, cuius re-
gulam supra edidimus se establece una equivalencia entre el habitual fi-
dei y doctrina: la regla de fe es como una condensación de la doctrina.
Sólo en 42,7, que se refiere a las regulae de los herejes, puede tener un
sentido más amplio: regla de fe y normas en general. La traduzco siem-
pre por «regla de fe» (también en 42,7).

2. TERTULIANO: CUESTIÓN PREVIA ACERCA DE LOS HEREJES.


TRADUCCIÓN Y NOTAS

2.1. CONVIENE QUE HAYA HEREJÍAS

I. 1. La condición de los tiempos presentes nos impulsa también a


esta reflexión: que no debemos asombrarnos demasiado por estas here-
jías, sea de que las haya, pues ya estaba anunciado que las habría 1, sea
de que destruyan la fe de algunos, pues para esto son las herejías: para
que la fe, teniendo tentación, tenga también su comprobación 2. 2. Por

33
ERNOUT y MEILLET: viene de rego: dirigir en línea recta, en sentido físico y moral.
Por tanto regula significa: 1. Regla derecha simple (diferente de norma «escuadra» y
de perpendiculum «plomada»); en general, toda barra recta, de madera o metal. 2. Re-
gla (en sentido moral). Regula lleva en el radical la «e» propia de los nombres de agen-
te, como rex. BLAISE dice: 1. Barra, filamento. 2. Regla, principio (de exégesis). 3. Pun-
to de vista, hipótesis. 4. Regla de disciplina eclesiástica (kanwvn). 5. Regla de fe, credo,
símbolo; ejemplos: TERTULIANO: regula scripturarum (Marc. III,17,5); regula doctrinarum
(Pud., 15,11); regula veritatis (Pud. 8,12, paralelo a IRENEO, I,9,4 kanwvn th`~ ajlhqeiva~); re-
gula fidei (Praes.,13,1; Mon., 2,3); en sentido absoluto: regula (Praes., 27,1). 6. Regla
monástica. REFOULÉ, o.c., p. 52, observa que regula no es más que la traducción de
kanwvn; en Tertuliano tiene siempre el sentido fundamental de norma. Para BRAUN, Deus,
pp. 446; 450-452, Tertuliano la emplea con el doble carácter de «norma» (quod regit) y
«definición resumida», como las regulae iuris o las reglas de los gramáticos; tiene siem-
pre un aspecto normativo, y se impone como una ley.
1
1 Tim 4,1; 2 Pe 2,1; 3,3
2
Probatio. «Probación» es palabra de larga tradición en el lenguaje espiritual y
ascético, pero en castellano ya no se usa, o apenas se usa. La idea es que una fe ten-
tada pasa a ser “virtud probada”.»
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 247

tanto, irreflexiva y vanamente se escandalizan los más del hecho mismo


de que las herejías tengan tanto poder. Por cuanto, si no lo tuvieran, no
existirían. 3. Pues cuando algo, sea como fuere, ha recibido en suerte
la existencia, tal como recibe la causa de su existencia, así también con-
sigue la fuerza por la cual existe y no puede no existir 3.

II. 1. También la fiebre, entre otros desenlaces mortíferos y crue-


les, se considera que sirve para hacer morir al hombre, y no nos asom-
bramos ni de que exista, puesto que en efecto existe, ni de que consuma
al hombre, pues para esto es. 2. Del mismo modo, una vez que han
surgido las herejías para hacer languidecer y morir a la fe, si nos es-
pantamos de que puedan hacer esto, antes deberíamos espantarnos de
que existan ellas; pues mientras existen tienen ese poder, y mientras tie-
nen ese poder, tienen ser. 3. Pero a la fiebre, como es sabido, como a
un mal que es, tanto por su causa como por su poder, más que admi-
rarla la aborrecemos, y la evitamos en cuanto nos es posible ya que no
podemos destruirla. 4. En cambio a las herejías, que producen la
muerte eterna y el ardor de un fuego más intenso, algunos prefieren ad-
mirar que tengan tal poder en vez de evitar que lo tengan, aun pudien-
do hacerlo 4. 5. Por lo demás, ningún poder tendrían si no se asom-
braran tanto de que lo tuvieran. Pues o bien al admirarse tanto caen en
tropiezo, o precisamente porque se ven en él se asombran más, como si
el hecho de que las herejías tengan tanta fuerza les viniera de alguna
verdad que poseyeran. 6. Ciertamente es asombroso que el mal tenga
tales fuerzas propias; a menos que las herejías sean tan fuertes entre
aquellos que no son fuertes en la fe. 7. En las luchas de púgiles y gla-
diadores muchas veces vence alguno no porque sea fuerte, o no pudie-
ra ser vencido, sino porque el que fue vencido no tenía fuerza alguna: y

3
Tertuliano introduce una noción de la filosofía aristotélica: todo cuanto llega
a ser, llega a ser a partir de algo. Para MORESCHINI, traducción con notas e introduc-
ción del De praescriptione haereticorum en Tertulliano: Opere scelte (Turín, 1974),
p. 119, nota 3, la noción es jurídica. En el capítulo siguiente lo va a desarrollar: igual
que la naturaleza de la fiebre es matar a los hombres («consunción» se la llama), la
de la herejía es matar a la Iglesia.
N.B.: Como digo en la introducción, he cotejado mi traducción con la italiana de
MORESCHINI que acabo de citar, así como con la francesa de LABRIOLLE, aceptada por
REFOULÉ, y con la inglesa de HOLMES, cuya cita completa aparece en la nota 5. Tam-
bién he aprovechado sus notas, verificando todas las citas patrísticas por las edicio-
nes de la Patrología de MIGNE o de la B.A.C. (varios autores) o de HARVEY (Cambrid-
ge 1857); esta última sólo para el Adversus haereses de IRENEO.
4
Es un comportamiento realmente insensato.
248 ESPERANZA ALCOVER

así aquel mismo vencedor, enfrentado luego a otro realmente fuerte, se


retira a su vez vencido. 8. No de otro modo las herejías sacan su fuer-
za de la debilidad de algunos, pero no tienen fuerza alguna si dan con
una fe verdaderamente fuerte.

2.2. CUALQUIERA PUEDE CAER: EXEMPLA DEL A.T. Y DEL NUEVO

III. 1. ¿No suelen ciertamente esos boquiabiertos dejarse edificar


para su ruina por parte de ciertas personas captadas por la herejía,
2. sólo porque 5 aquella dama o aquel señor, tan fieles y tan prudentes y
tan conocidos en la Iglesia, cruzaron hacia aquella parte? 3. ¿Quién,
al decir esto, no se responde a sí mismo que no hay que tener por pru-
dentes ni por fieles ni por ilustres a aquellos a los que las herejías han
podido hacer cambiar? ¿Tan sorprendente es, digo yo, que alguno, de fe
probada, después se vuelva atrás? 4. A Saúl, bueno entre los mejores,
después le destruye la envidia. David, hombre bueno «según el corazón
del Señor» 6 después es reo de asesinato y adulterio. Salomón, obse-
quiado por el Señor con toda gracia y sabiduría, se deja inducir a la ido-
latría por sus mujeres 7. 5. Sólo al Hijo de Dios le estaba reservado per-
manecer sin delito 8. ¿Qué pasa, pues, si un obispo, un diácono, una
viuda, una virgen, un doctor, hasta un mártir, se ha resbalado fuera de
la regla de fe? Acaso por eso parecerá que las herejías consiguen la ver-
dad? 6. ¿Juzgamos la fe por las personas, o a las personas por su fe?
Nadie es sabio si no es fiel, nadie grande si no es cristiano, nadie empe-
ro cristiano sino el que persevera hasta el fin. 7. Tú, como hombre que
eres, exterior a todo lo que conoces, juzgas lo que ves, y ves hasta don-
de alcanzan tus ojos. Pero «los ojos del Señor, dice la Escritura, son pro-
fundos. El hombre ve la apariencia, Dios contempla los corazones» 9.

5
C Ch: quia. REFOULÉ, Tertullien. Traité de la prescription contre les héretiques.
Introduction, texte critique et notes. Traduction de P. DE LABRIOLLE. S.C. 46 (París,
1957), pone quare, que no veo justificado en el aparato crítico. Consecuentemente
LABRIOLLE traduce «Pourquoi…? con interrogativa directa, lo que está de acuerdo con
la numeración. (Pero no siempre la separación de párrafos coincide con punto y se-
guido). HOLMES, The prescription against heretics. Traducción con notas. (Edimburgo,
1870, reimpresa en 1989) y MORESCHINI, que no traen el texto latino, traducen igual
que Labriolle, sin comentar nada.
6
1 Sm 13,14.
7
Los ejemplos de Saúl y Salomón aparecen también en Marc. II,23,1. El de Sa-
lomón, también en CIPRIANO (De Cath. Eccl. unitate, 20).
8
Tertuliano lo repite varias veces: Or. 7,1; An. 41,3; Carn. 16,4.
9
1 Sm 16,7.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 249

8. Por esto «conoce el Señor a los que son suyos» 10 y «la planta que Él
no ha plantado, la arranca» 11, y de los primeros hace últimos 12, y en su
mano lleva el bieldo para limpiar su era. 9. Vuelen cuanto quieran las
pajas de fe ligera, a cualquier soplo de las tentaciones; así la masa de tri-
go se guardará más pura en los hórreos del Señor 13. 10. ¿No se apar-
taron del Señor mismo, escandalizados, algunos de sus discípulos? Pe-
ro no por eso opinaron los otros que ellos debieran también apartarse
de sus huellas; sino que, los que supieron ver que Él era la palabra de vi-
da y que había venido de Dios, perseveraron en su compañía hasta el
fin, aunque se les ofreciera con suavidad si también ellos querían mar-
charse. 11. Menor peso tiene el que ciertos hombres, Figelo y Hermó-
genes y Fileto e Himeneo, abandonaran a su apóstol 14; el mismo que en-
tregó a Cristo fue uno de los apóstoles. 12. ¿Nos maravillamos si sus
iglesias son abandonadas por algunos, cuando los signos que nos seña-
lan como cristianos son precisamente las penas que padecemos a ejem-
plo del mismo Cristo? 13. «De nosotros salieron, dice, pero no fueron
de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, sin duda habrían per-
manecido con nosotros» 15.

2.3. AUCTORITAS DE CRISTO Y DE PABLO: YA NOS AVISARON

IV. 1. ¿No será mejor que recordemos 16 tanto los avisos del Señor
como las cartas de los apóstoles, que ya nos advirtieron que sobreven-
drían herejías y nos señalaron que debíamos huir de ellas, y, ya que no
hacemos aspavientos porque las haya, tampoco nos quedemos pasma-
dos de que tengan el poder por el cual debemos huir de ellas? 2. El Se-
ñor enseña que vendrán «muchos lobos rapaces con piel de ovejas» 17.

10
2 Tim 2,19
11
Mt 15,13.
12
Ostendit: muestra que hace, con elisión del verbo facio, frecuente en Tertu-
liano. [HOPPE, Sintassi e stile di Tertulliano (Brescia, 1985), p. 260.]
13
Esta imagen es familiar a CIPRIANO (De Cath. Eccl. unit. 9 y 10). (Véase RE-
FOULÉ, 91, nota 9.)
14
Alude a 2 Tim 1,15; 2,17 y 1 Tim 1,20. Pablo se queja de que Figelo, Hermó-
genes, etc., le han abandonado.
15
1 Jn 2,19. CIPRIANO lo interpreta del mismo modo. (De Cath. Eccl. unit., 9;
Epist. 59,7,3 y 69,1,3. (Véase REFOULÉ, 92, nota 10.)
16
Memores; lo creo inclusión con 44,7. Véase también Bapt. 3,1: Huius memo-
res pronuntiationis tamquam praescriptionis: acordándonos de este aviso como de
una praescriptio (se refiere a 1 Cor 1,27 que acaba de citar).
17
Mt 7,15.
250 ESPERANZA ALCOVER

3. ¿Qué son esas pieles de ovejas sino apariencias exteriores del nombre
de cristiano? ¿Quiénes los lobos rapaces, sino sentimientos y espíritus
engañosos para infestar por dentro la grey de Cristo, escondidos entre
ella? 4. ¿Quiénes son pseudoprofetas sino los falsos predicadores?
¿Quiénes pseudoapóstoles, sino los evangelizadores adúlteros? 18 ¿Quié-
nes anticristos, ahora y siempre, sino los rebeldes a Cristo? 5. Por es-
to habrá herejías, que desgarran ahora a la Iglesia con la perversidad de
sus nuevas doctrinas, no menos que luego la perseguirá el anticristo con
la crueldad de sus persecuciones; salvo que la persecución produce tam-
bién mártires, y la herejía sólo apóstatas. 6. Y por esto convenía tam-
bién que hubiese herejías, para que se manifiesten todos los que son dig-
nos de aprobación 19, tanto los que han resistido en las persecuciones
como los que no se han descarriado hacia las herejías. 7. Pues no
manda (el apóstol) entender como dignos de aprobación a los que cam-
bian su fe por la herejía, como ellos interpretan opuestamente, en be-
neficio suyo, porque en otra parte ha dicho: «examinadlo todo, retened
lo que es bueno» 20. Como si no fuera posible que, habiendo examinado
mal todas las cosas, uno cayera por error en la elección de alguna cosa
mala.

18
Adulteri evangelizatores. LABRIOLLE, HOLMES y MORESCHINI traducen «predica-
dores de un evangelio adulterado», con genitivo objetivo. Según REFOULÉ (92, no-
ta d) es un neologismo de Tertuliano. Yo he preferido la traducción más obvia y más
rápida, porque creo que Tertuliano quiere sugerir que ambas cosas son lo mismo,
prolongando una línea que viene del A.T. (Os 2,4. 15; 4,12. Jer 3,6-12. Ez 16; 23),
donde «adulterio» equivale a «idolatría»: así «herejía» equivale también a «idola-
tría» (véase, también, Carn. 15,4: quod ethnici non credendo, credunt, at haeretici cre-
dendo, non credunt: porque los gentiles, no creyendo, creen; pero los herejes, cre-
yendo, no creen).
19
Es una quasi cita de 1 Cor 11,19; pero Pablo pone dovkimoi, que la Vulgata y la
Neo Vulgata (Ed. de NESTLE-ALAND. También la de BOVER-O’CALLAGHAN) traducen por
probati, mientras que Tertuliano pone probabiles y lo repite en este mismo capítulo
(párrafo 7) y en el siguiente (5, 3 y 5). Siempre probabiles (aunque en 4,7 los códices
P, X, R, B ponen probatos). También en An. 3,1 y Res. 63,8. Los autores que he con-
sultado, traducen como si pusiera probati. Yo creo que hay que valorar la diferencia,
introducida por el temperamento siempre rigorista de Tertuliano. Aquí el sufijo -bi-
lis, que habitualmente traduce el griego -tov~ tendría cierto valor de futurible, como
en nascibilis (Marc. III, 11,1; 19,8). (Tomo el dato de BRAUN, Deus Christianorum (Pa-
rís, 1962), pp. 321-322).
20
1 Tes 5,21.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 251

2.4. PABLO CONDENA LAS HEREJÍAS

V. 1. Además, si condena las disensiones y los cismas, que sin du-


da son cosas malas, y a continuación unce en el mismo yugo a las here-
jías, 2. al añadirlas a las cosas malas está declarando que son un mal;
y ciertamente un mal mayor, puesto que dice que él ha creído (lo que le
han dicho) sobre los cismas y las disensiones, precisamente porque sa-
bía que conviene que haya herejías 21. 3. Pues muestra que, teniendo a
la vista un mal mayor, ha creído fácilmente en la realidad de males me-
nores; ciertamente no en el sentido de que 22 él haya creído en estos ma-
les porque piense que las herejías son buenas, sino para prevenirles que
no deben alarmarse ante tentaciones aún peores, las cuales dice que sir-
ven para que se manifiesten todos los que son dignos de aprobación; a
saber: aquellos a los que esas tentaciones no hayan podido inclinar al
mal. 4. Finalmente, si todo el capítulo trata de mantener la unidad e
impedir las separaciones, ciertamente no desgarran menos la unidad las
herejías que los cismas y las disensiones. Sin duda también incluyó a las
herejías en la misma reprensión que a los cismas y las disensiones.
5. Y por eso no hace dignos de aprobación a los que se desvíen hacia las
herejías, puesto que ordena apartarse de los que son de este estilo,
cuando enseña que todos hablen y gusten una sola y misma cosa; lo que
precisamente las herejías no permiten hacer.

2.5. DEFINITIO DE LOS DOS CAMPOS: «HEREJÍA» ES ELECCIÓN CAPRICHOSA

VI. 1. Y no es preciso extenderse más sobre esto, si es el mismo Pa-


blo el que también en otro lugar cuenta a las herejías entre los crímenes
de la carne, cuando escribe a los gálatas, y el que aconseja a Tito que el
hombre herético después de la primera reprensión debe ser rechazado
porque el tal es un perverso 23 y comete delito, como condenado por sí

21
Sigue aludiendo a 1 Cor 11,18-19. El sentido es: alguien le ha avisado a Pablo
de que en Corinto los cristianos no hacen más que pelearse. Pablo, que sabe que es
inevitable que haya herejías (y hasta es conveniente para que se manifiesten los bue-
nos), se dice: «ya están ahí», y corre a prevenir a los suyos.
22
REFOULÉ (94, nota b): Tertuliano usa frecuentemente non ut para excluir una
opinión falsa.
23
Quod perversus sit eiusmodi. Eiusmodi / huiusmodi viene usado en Tertulia-
no como un sustantivo, incluso a veces con preposición (HOPPE, 199).
252 ESPERANZA ALCOVER

mismo 24. 2. Pero también, recalcando en casi cada carta que hay que
huir de las doctrinas adulterinas, está censurando a las herejías, cuyas
obras son doctrinas adúlteras: con una palabra griega se llaman «here-
jías», que, traducido, significa «elección», principalmente por la elec-
ción que uno emplea para establecerlas o para aceptarlas 25. 3. Por eso
dice que el hereje se condena a sí mismo, porque él mismo elige aque-
llo por lo cual se condena. Pero a nosotros no nos es lícito introducir na-
da a nuestro arbitrio ni tampoco elegir lo que algún otro haya introdu-
cido al arbitrio suyo. 4. Tenemos como autores 26 a los apóstoles del
Señor, los cuales tampoco ellos mismos eligieron nada para introducir-
lo a su arbitrio, sino que entregaron fielmente a las naciones la doctri-
na recibida de Cristo. 5. Y así, si alguien os evangelizara de otro mo-
do, aunque fuese un ángel del cielo, lo llamaríamos anatema 27. 6. Ya
entonces el Espíritu Santo había previsto que dentro de cierta virgen,
llamada Filumene, habría un ángel de seducción, transfigurado en án-
gel de luz 28, por cuyos signos y embaucamientos sería arrastrado Apeles
a introducir una nueva herejía.

2.6. NARRATIO: LOS HEREJES TOMAN SUS ARMAS DE LA FILOSOFÍA

VII. 1. Estas son doctrinas de hombres y de demonios, nacidas al


servicio de esos a los que les pican las orejas, surgidas del ingenio de la
sabiduría de este siglo, a la cual el Señor, llamándola necedad, escogió
lo necio del mundo para confundir también la filosofía misma 29.

24
Alusión a Gál 5,20 y paráfrasis libre de Tit 3,10-11.
25
ai”resi~, secta, partido, viene de aiJrevomai elegir, preferir. (También en 42,8;
Marc. I,1,6). Reaparece en JERÓNIMO (In Gal. 5,20; Ad Titum, 1,11). Casi la misma de-
finición, hasta el párrafo 6, aparece en SAN ISIDORO (Etym. VIII, 3,2-4). Tomo el dato
de REFOULÉ (95, nota 2). Es un argumento a notatione, recomendado por CICERÓN (To-
pica, 2,9-10; 18,71) y QUINTILIANO (Institutiones V, 10,54-64); citados por SIDER, An-
cient Rhetoric and the art of Tertullian (Oxford, 1971), pp. 103 y 105.
26
HOLMES observa que auctor y auctoritas están muy emparentadas. BLAISE, Dic-
tionnaire latin-français des auteurs chrétiens (Estrasburgo, 1954) cita un ejemplo de
ARNOBIO, en que auctoritas significa «causa primera», «origen».
27
Gál 1,8.
28
2 Cor 11,14.
29
He querido conservar en castellano el anacoluto del texto latino, que es todo un
empedrado de citas: 1 Tim 4,1; 2 Tim 4,3 (otra traducción posible de prurientibus au-
ribus sería «hombres y demonios de inquietas orejas», en abl. de cualidad; tal vez em-
palmando con la iconografía popular); 1 Cor.1,27; 3,19. Según SIDER, o.c., p. 26, Ter-
tuliano lleva el h«qo~ al máximo, identificando a los herejes con los filósofos paganos.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 253

2. Pues esta es la materia de la sabiduría secular, intérprete temeraria


de la naturaleza y disposición divina 30. 3. Al fin las propias herejías
van a equiparse a la filosofía 31. De ahí salen los eones, y no sé qué for-
mas infinitas y una trinidad de hombres en Valentín 32: había sido pla-
tónico. De ahí el Dios de Marción, más recomendable por su tranquili-
dad 33: había venido de los estoicos. 4. Y al decir que el alma muere, se
cumple también con Epicuro; y el negar la resurrección de la carne 34, se
toma de una sola escuela formada con todos los filósofos; y cuando la
materia se iguala con Dios, es doctrina de Zenón; y cuando se le añade
un poco de dios ígneo, interviene Heráclito 35. 5. A los mismos temas
se les dan vueltas entre los herejes y entre los filósofos, las mismas ré-
plicas se entrecruzan: ¿de dónde procede el mal, y por qué? ¿Y de dón-
de el hombre, y de qué modo? Y lo que recientemente propuso Valentín:
¿de dónde viene Dios? Es claro que de Enthymesis y Éctroma 36. 6. ¡Po-

30
Según REFOULÉ, p. 96 latina, nota a, dispositio parece traducir el griego diavqe-
si~. MORESCHINI, p. 125, nota 6, observa cuán distinta es la posición en este punto de
Tertuliano (véase, incluso, Apolog. 46) y de los apologetas griegos, siempre más be-
névolos con la filosofía. Pero REFOULÉ, p. 13 explica que muchos grupos heréticos, so-
bre todo los gnósticos, trataban de minimizar sus diferencias con la gran Iglesia ha-
ciendo aparecer a todos como simples variedades de una misma «filosofía». Esto
basta para explicar la agresividad de Tertuliano.
31
Es una idea habitual en Tertuliano (An. 3,1: los filósofos son los «patriarcas»
de los herejes; Herm. 8,3; Apol. 47,9; Marc. I, 13,3; V, 19,7) y en otros apologetas.
P. ej., HIPÓLITO.
32
Según los valentinianos, que pretendían apoyarse en 1 Cor. 2,14, la humani-
dad estaba dividida en tres grupos: los hombres «pneumáticos» (del griego pneu`ma),
que descienden de Set, tercer hijo de Adán, y son perfectos; los «psíquicos» (del grie-
go yuchv), que descienden de Abel y son intermedios; y los «hylicos» (del griego u”lh,
materia), que descienden de Caín y son, como su padre, puramente materiales.
33
Melior de tranquillitate HOPPE, o.c., 74-77, advierte que el abl. con de puede
equivaler en Tertuliano a casi cualquier tipo de abl.
34
Carnis restitutio.
35
LABRIOLLE y HOLMES traducen, más o menos, «se alega algo acerca de» (aliquid de
igneo deo adlegatur). MORESCHINI traduce casi como yo: «si introduce qualche nozione di
un dio igneo». Yo le doy al abl. con «de» valor de genit. partitivo (según HOPPE, o.c., p.
81, es característico del latín tardío; cita varios ejs. de Tertuliano, uno del mismo Praes.
26,5; véase, también, la nota 33). Creo que Tertuliano está pensando en textos como
Rom 1, 19 y ss., combinado con Is 40,19; 44,12-13 y similares: los paganos se hacen dio-
ses a su antojo, combinando trozos de varias cosas como en la estatua de Daniel.
36
Son dos eones (uno masculino y otro femenino): E j n-quvmhsi~ (viene de qumov~,
aliento, espíritu) viene a ser Sabiduría, Reflexión. (HOLMES: en Val. 9,4 Tertuliano lo
vierte por animatio. E j k-trwma (del verbo trevfw, nutrir, criar, espesar), significa algo
así como «espesamiento hacia afuera». JERÓNIMO, no sabemos con qué exactitud, acu-
sa a Valentín de llamar a Cristo «aborto» (In Amos, 3). (Tomado de REFOULÉ, 97, no-
ta 10).
254 ESPERANZA ALCOVER

bre Aristóteles! El cual organizó para ellos la dialéctica, artífice del


construir y del destruir, que cambia de piel en las proposiciones 37, for-
zada en las conjeturas, dura en los razonamientos, operaria de contro-
versias, molesta hasta para sí misma, que trata una y otra vez cada te-
ma bajo todos los aspectos, no sea que alguno lo haya tratado solamente
en general 38. 7. De aquí vienen aquellas fábulas, y genealogías inter-
minables, y cuestiones infructuosas, y conversaciones que giran sobre sí
mismas como un cangrejo; de las cuales trata de apartarnos el apóstol
exhortándonos a guardarnos de «la filosofía y seducción vana» —lo di-
ce expresamente— cuando escribe a los colosenses: «mirad que nadie os
enrede por medio de la filosofía y la seducción vana según la tradición
de los hombres» 39, contra la providencia del Espíritu Santo. 8. Él ha-
bía estado en Atenas y había conocido en sus academias esa sabiduría
humana, a la vez codiciosa e interpoladora de la verdad; la misma ver-
dad que está también en sus propias herejías partida en muchos trozos,
según la variedad de las sectas que a su vez se atacan unas a otras.
9. ¿Qué hay, pues, en común entre Atenas y Jerusalén? ¿Qué entre las
academias y la Iglesia? ¿Qué entre los herejes y los cristianos? 40.
10. Nuestra instrucción viene del Pórtico de Salomón 41, el cual, a su vez,
había enseñado que hay que buscar al Señor en la sencillez del cora-
zón 42. 11. Allá se las vean los que han producido un cristianismo es-
toico, o platónico, o dialéctico. 12. Nosotros ya no necesitamos curio-
sear nada después de Cristo Jesús, ni investigar nada después del
Evangelio 43. 13. Una vez que hemos creído, no deseamos creer nada
más. Pues primero hemos creído que no hay nada más que debamos
creer.

37
Versipellem, propiamente «hombre lobo».
38
Hay un juego de palabras omnia / omnino. Entiendo omnia como acusat. ad-
verbial. También se podría entender, con HOLMES, «que trata todos los temas sin lle-
gar a conclusiones en ninguno» (retracting everything, and really treating of nothing).
Véase la interesante nota de REFOULÉ (p. 97, nota 11) sobre la inacabable pesadez de
muchos dialécticos de tiempos de Tertuliano.
39
Col 2,8.
40
Véase también Apol. 46,18. Casi lo mismo dice JERÓNIMO en su Ad Gal. o en el
Dial. adv. Pelag. I,14 (REFOULÉ, 98, nota 3).
41
Lo dice porque ahí solía reunirse la primitiva iglesia de Jerusalén (Hch 5,12).
42
Sab 1,1.
43
En Tertuliano, curiositas, scrupulositas, que vamos a encontrar a continua-
ción (8,1), tienen siempre sentido peyorativo, porque acaban llevando a la herejía; así
en Praes. 14,4-5; 27,2; Apol. 47,4. (REFOULÉ, 99, nota 1).
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 255

2.7. PRAEMUNITIO: REFUTACIÓN DEL «BUSCAD Y ENCONTRARÉIS»


DE LOS HEREJES

VIII. 1. Paso ahora a aquel argumento que también los nuestros ale-
gan para entregarse a la curiosidad y los herejes recalcan para producir
escrúpulos. 2. Está escrito, dicen, «buscad y encontraréis» 44. 3. Re-
cordemos cuándo dijo el Señor esta frase. Pienso que fue en los comien-
zos mismos de su enseñanza, cuando aún dudaban todos si él era el Cris-
to, cuando Pedro no lo había declarado aún Hijo de Dios 45, cuando hasta
Juan (Bautista) había dejado de estar seguro acerca de él 46. 4. Con ra-
zón, pues, se dijo entonces «buscad y encontraréis», puesto que todavía
era preciso buscar al que todavía no había sido reconocido; y esto referi-
do a los judíos. 5. Pues toda esta reprensión se refiere a ellos, que tení-
an dónde buscar a Cristo. 6. «Tienen, dice, a Moisés y a Elías» 47, es de-
cir, la Ley y los profetas, que anuncian a Cristo, según dice abiertamente
en otro pasaje: «escudriñad las Escrituras, de las cuales esperáis la salva-
ción: pues ellas hablan de mí» 48. Esto será el «buscad y encontraréis».
7. Pues también la continuación es evidente que se refiere a los judíos:
«llamad y se os abrirá» 49. 8. Los judíos habían estado antes en la casa
de Dios; después, arrojados fuera a causa de sus delitos, comenzaron a es-
tar apartados de Dios; 9. pero los gentiles nunca estuvieron en la casa
44
Mt 7,7b. Véase también 43,2. Lo mismo cuenta IRENEO (Adv. haer. II,17; II,46).
REFOULÉ, p. 99, nota 2, observa que Clemente de Alejandría acierta a organizar una es-
pecie de gnosis cristiana sobre este mismo pasaje de Mt. DANIÉLOU, Les origines du
Christianisme Latin (París, 1978) recuerda que este versículo fue muy importante en la
discusión del siglo II; «es profundamente exacto que los herejes se servían de él para
introducir sus doctrinas». Aparece en el Evangelio de Tomás, logion 2 y 92. Tertuliano
no conocía a Clemente, pero se opone a todo esoterismo. Para él no hay dos niveles de
conocimiento religioso, el de los simples y el de los perfectos, sino sólo el conocimien-
to común, con dos fuentes: el testimonium animae (tratado en el Test.) y la regula fidei
(tratada en el Praes.). Son las dos fuentes de la fe. (O.c., pp. 153, 157, 159 y 279.)
45
Puesto que no lo hará hasta el cap. 16 de Mt. Los capítulos 8-12 son un buen
ejemplo del método exegético de Tertuliano.
46
Para Tertuliano, Juan, que lo había bautizado, tenía que saber quién era Je-
sús, puesto que había visto la Paloma y oído la voz; pero la pregunta de Mt 11,3 de-
muestra que ya no está seguro. En Bapt. 10,5 da una pintoresca explicación: Juan
Bautista poseía una como fracción del Espíritu (el espíritu de profecía), pero la per-
dió al pasar a Jesús la totalidad del Espíritu.
47
Lc 16,29.
48
Jn 5,39.
49
Mt 7,7c.
256 ESPERANZA ALCOVER

de Dios, sino que fueron «gotera del cubo y polvo de las eras» 50, y siem-
pre estuvieron fuera 51. 10. Pues el que estuvo siempre fuera, ¿cómo lla-
mará a la puerta de un lugar en el que nunca estuvo? ¿Qué puerta va a co-
nocer, si nunca fue recibido en ella, ni expulsado? ¿No será el que sabe
que estuvo dentro y fue echado fuera, el que mejor llamará y el que co-
noce la puerta? 11. También el «pedid y recibiréis» 52 corresponde al que
sabía a quién había que pedir y quién había prometido algo, o sea, el Dios
de Abraham, Isaac y Jacob, al cual los gentiles desconocían, más aún que
a sus promesas. 12. También por esto hablaba (el Señor) a Israel: «no
he sido enviado, dice, sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel» 53.
13. Todavía no había arrojado a los perros el pan de los hijos, todavía no
había mandado ir al camino de los gentiles 54. 14. Puesto que sólo 55 al fi-
nal les encargó que fueran a enseñar y bautizar a las naciones 56, en cuan-
to recibieran el Espíritu Santo Paráclito que los guiaría a la verdad com-
pleta 57. Por tanto hace esto por aquello. 15. Y si los apóstoles mismos,
destinados a las naciones como doctores, también ellos iban a recibir al
Paráclito como su maestro, mucho menos el «buscad y encontraréis» nos
cuadrará a nosotros, a quienes la doctrina nos llegaría como un regalo 58
a través de los apóstoles, y a los apóstoles mismos por el Espíritu Santo.
16. Ciertamente todas las palabras del Señor están puestas para todos;
han llegado a nosotros a través de los oídos de los judíos, pero general-
mente van dirigidas a personas concretas, y para nosotros no son propia-
mente una advertencia, sino un ejemplo.

IX. 1. Pero ahora voy a ceder voluntariamente esta posición 59. Su-
pongamos que se ha dicho a todos «buscad y encontraréis»; pero tam-

50
Is 40,15.
51
En frase de JUSTINO (Diál. 119) los cristianos somos «los que no preguntaban
por él» (Yahvé). Cit. por KELLY, Primitivos credos cristianos (Salamanca 1980), p. 193.
52
Jn 16,24. REFOULÉ, p.100, nota 5, observa que Tertuliano quiere seguir citan-
do Mt 7,7 a, pero, como cita de memoria, se equivoca y cita a Jn 16,24.
53
Mt 15,24 y ss.
54
Mt 10,5. (¿No hay un sutil desplazamiento de las negaciones?)
55
Recojo así el énfasis del quidem, y refuerzo el ergo de un poco después. MO-
RESCHINI y HOLMES también lo hacen.
56
Mt 28,19.
57
Jn 16,13.
58
Ultro; el sentido es: no hay que buscar afanosamente lo que se nos da gratis.
59
Gradus, posición de lucha; es un símil tomado del mundo de los gladiadores,
que se emplea habitualmente en la retórica. [Véase FREDOUILLE, Tertullien et la con-
version de la culture antique (París, 1972), p. 222, nota 28.] Tertuliano lo usa mucho.
(Praes. 15,3; Marc. V,1,7-8; etc.).
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 257

bién aquí el sentido desea salir a la palestra (armado) con el timón de la


interpretación 60. 2. Ninguna palabra divina está tan suelta y tan de-
rramada que se deban entender sólo las palabras y no se deba estable-
cer la intención de las palabras 61. 3. En primer lugar propongo esto:
que Cristo ha establecido ciertamente alguna cosa, una sola y segura,
que las naciones deben creer sin vacilar, y por tanto deben buscar, para
que puedan creerla una vez que la hayan encontrado. 4. Pero de esta
sola y segura doctrina establecida no puede haber una búsqueda infini-
ta; hay que buscar hasta que encuentres, y hay que creer cuando hayas
encontrado; y ya no hay más que hacer, sino custodiar lo que has creí-
do, puesto que, además, crees que no hay que creer ni por tanto buscar
otra cosa, una vez que hayas encontrado y creído lo que fue establecido
por aquél que te manda no buscar nada, sino lo que él estableció. 4. Si
alguno duda de esto, pronto quedará claro que nosotros poseemos lo
que Cristo ha enseñado. 5. Mientras tanto, tan seguro estoy de mi
prueba, que me adelanto a advertir a algunos que nada tienen que bus-
car más allá de lo que han creído, y que esto es lo que debieron buscar,
para que no interpreten el «buscad y encontraréis» sin un método ra-
cional.

2.8. CRISTO NO NOS EXIGE UNA BÚSQUEDA INACABABLE

X. 1. El sentido de esta frase descansa en tres puntos: la materia,


el tiempo, el modo. La materia: que consideres qué cosa hay que buscar.
El tiempo, o sea, cuándo. El modo, o sea, hasta qué punto. 2. Por tan-
to hay que buscar lo que Cristo ha establecido, ciertamente mientras no
lo encuentras, ciertamente hasta que lo encuentres. Pero lo has encon-
trado cuando has empezado a creer. 3. Pues no habrías creído si no
hubieras encontrado, como tampoco habrías buscado sino para encon-
trar. 4. Pues buscando para esto: para encontrar, y encontrando para
esto: para creer, al entrar en la fe has puesto fin a todo el proceso del
buscar y el encontrar. 5. El fruto mismo del buscar ha fijado este lí-

60
El texto es inseguro (MORESCHINI, p. 130, nota 4), como se ve por la tradición
textual. REFOULÉ, p. 101, nota a, y MORESCHINI leen certa re y traducen libremente
(«cette expression demande à être établie de façon sure»; «tuttavia anche qui la frase ri-
chiede un significato sicuro»). Yo leo certare, con HOLMES, HOPPE, o.c., p. 347 y no-
ta 25, y FLESSEMAN VAN-LEER, Tradition and Scripture in the Early Church (Assen
1954), p. 176, nota 4, y traduzco literalmente: sensus expetit certare; expetit es la lec-
tura aceptada por todos, aunque la tradición textual vacila entre expetit y expedit.
61
Ratio verborum; también se podría traducir «el contexto» .
258 ESPERANZA ALCOVER

mite para ti. Este foso te lo ha trazado el mismo que no quiere que tú
creas otra cosa más que lo que él ha establecido, y, por tanto, tampoco
quiere que la busques. 6. Además, si porque otros han enseñado otras
mil cosas, debemos buscar mientras podamos encontrar, siempre bus-
caremos y nunca en absoluto creeremos 62. 7. Y ¿cuándo será el fin de
la búsqueda? ¿Dónde hallaré descanso para mi fe? ¿Cuándo se saldará
la cuenta del encontrar? ¿Con Marción? Pero también Valentín dice
«buscad y encontraréis». 8. ¿Con Valentín? Pero también Apeles me
golpea con esta frase; y Ebión 63, y Simón 64, y todos los otros, en fila, no
tienen otra expresión más insinuante para atraerme 65. 9. Así yo no es-
taré (establemente) en ninguna parte, puesto que en todas me encuen-
tro con el «buscad y encontraréis», como si nunca y en ningún lugar hu-
biera conseguido aprehender lo que Cristo estableció, lo que conviene
buscar, lo que es preciso creer.

2.9. EL QUE BUSCA SIEMPRE, SERÁ PORQUE NO APRECIA LO QUE TIENE

XI. 1. Sin castigo va el vagabundo si no comete delito, por más que


el andar errante es ya delinquir 66; impunemente, digo, vaga el que nada

62
El mismo argumento en IRENEO (Adv. Haer. V, 20,1; véase REFOULÉ, 103, no-
ta 1).
63
Los ebionitas son una secta cristiana muy judaizante, de la que habla por pri-
mera vez IRENEO (Adv. Haer. I, 26, 2). Su nombre significa, en hebreo, «los pobres»
(de Yahvé). Tertuliano (y otros Padres) supone, erróneamente, que debió fundarlos
un tal Hebión. (En el texto aparece siempre con hache, aquí y en 33,5). Sobre los
ebionitas véase M. SIMON, Verus Israel (París, 1964) 288-296.
64
Se refiere a Simón Mago, el de Hch 8,9-13, considerado como el antepasado
de los gnósticos. Vuelve a aparecer en 33,12; también en Apol. 13,9; An. 34,2-5.
65
Tertuliano acusa a las escuelas heréticas de caer, entre unas y otras, en un re-
greso al infinito; es el «tropo dialelo» de los escépticos, del que habla SEXTO EMPÍRI-
CO, Hipotiposis Pirrónicas, I,15-16. Traducción de L. Gil Fagoaga (Madrid, 1926).
66
Interesante apunte sobre las condiciones sociales de la época, que completa
lo que conocemos por las inscripciones halladas en África. Todos los historiadores
están de acuerdo en que la edad de oro del Imperio termina con la muerte de Anto-
nino Pío (año 161), si no antes. Véase LEÓN HOMO, Nueva Historia de Roma (Barce-
lona, 1949), pp. 252-253. A. PIGANIOL, Historia de Roma (Buenos Aires, 1961), p. 297.
FINLEY en C. M. CIPOLLA, La decadencia económica de los imperios (Madrid, 1979),
p. 99. También M. PESET, Historia del Derecho (Valencia, 1993), pp. 43-48. En ade-
lante el esfuerzo militar y administrativo va volviendo rígida toda la vida civil; la gen-
te queda atada a sus puestos de trabajo, a sus cargos municipales: los impuestos tie-
nen que pagarse, la annona tiene que llegar a Roma, las ciudades y los pagi tienen
que suministrar su contingente de hombres para el ejército, sea en tropas auxiliares
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 259

abandona. 2. Pero si he creído lo que debía creer y de nuevo pienso


que hay que buscar otra cosa, sin duda espero que hay que encontrar
otra cosa; (y) de ningún modo esperaría eso, sino porque, o no había
creído realmente lo que parecía creer, o he dejado de creerlo. 3. Así,
al abandonar mi fe, aparezco negándola 67. Por decirlo de una vez: nadie
busca sino el que, o no tuvo, o lo perdió. 4. Una de sus diez dracmas
había perdido la vieja aquella, y por eso la buscaba: pero cuando la en-
contró, dejó de buscar 68. 5. No tenía pan el vecino, y por eso llamaba:
cuando le abrieron y recibió el pan, dejó de llamar 69. 6. La viuda pe-
día ser oída por el juez, porque no le concedían audiencia: pero cuando
fue escuchada, no insistió más 70. 7. Hay, pues, un término del buscar,
del llamar y del pedir. «Al que pide se le dará, se ha dicho, y al que lla-
ma se le abrirá, y el que busca encontrará» 71. 8. El que busca siempre,
allá él, porque no encontrará; pues está buscando donde no se encuen-
tra. 9. El que siempre llama, allá él, porque nunca le abrirán; pues lla-
ma donde no hay nadie. 10. El que siempre pide, allá él, porque nun-
ca será escuchado; pues pide al que no oye.

o legionarias (LEÓN HOMO, 336-337. M.BENABOU, La résistance africaine à la romanisa-


tion (París, 1976), p. 455. M. MARÍN PEÑA Instituciones militares romanas (Madrid,
1956), pp. 201-202). Aún estamos muy lejos de las denuncias de SALVIANO, y África es
un país próspero, pero los coloni no pueden abandonar las tierras que cultivan, tan-
to si son de locatores privados (PIGANIOL, 252) como imperiales; p. ej., los coloni do-
mini nostri de la inscripción de Melloul, del año 191 (véase M. BENABOU, 189); O los
veteranos acceptarii, como el que aparece en la de Cuicul (véase ROSTOVTZEFF, Histo-
ria social y económica del Imperio Romano (Madrid, 1962) II, 164, nota 68); o los co-
lonos de Mappalia Siga que apelan al emperador Trajano acogiéndose a la Ley Man-
ciana. (Véase BENABOU, 115; PIGANIOL, 336; A. BERNARDI, en CIPOLLA, o.c., 59-60); o los
del Saltus Burunitanus, que obtuvieron un rescripto de Cómodo (G. CHARLES-PICARD,
Textes et documents relatifs à la vie economique et sociale dans l’Empire Romain (Pa-
rís, 1969), pp. 211-223). Precisamente los emperadores procuran proteger a los co-
lonos para poner en cultivo tierras baldías (por ejemplo, Pértinax; véase A. BERNAR-
DI, en CIPOLLA, pp. 44-45 y notas 42 y 43). Tampoco pueden abandonar su puesto los
curiales, que habitualmente son cien en cada colonia o municipio, sujetos a pesados
munera y responsables ante el fisco o el erario del total de los impuestos de su loca-
lidad (véase G. CHARLES-PICARD, 124-126); ni los simples vecinos, sujetos todos a mu-
nera, aun los más pobres, que al menos han de realizar prestaciones en trabajo (mu-
nera sordida; véase A. PIGANIOL, 303-305; 376).
67
Negator invenior: soy hallado como apóstata. Negator, transgressor, transfuga
han sido traducciones latinas del griego ajpostavth~, pero no se han impuesto.
68
Lc 15,8.
69
Lc 11,5.
70
Lc 18,2.
71
Lc 11,9.
260 ESPERANZA ALCOVER

XII. 1. Con todo, es cierto que debemos buscar, ahora y siempre.


¿Pero dónde conviene buscar? ¿Entre los herejes, donde todo es extra-
ño a nuestra verdad y enemigo suyo, y a los cuales tenemos prohibido
acercarnos? 2. ¿Qué esclavo espera su sustento de un extraño, para no
decir de un enemigo de su señor? ¿Qué soldado trata de atraerse dona-
tivo 72 y estipendio de los reyes que no son aliados, por no decir enemi-
gos, si no es abiertamente un desertor, un tránsfuga y un rebelde?
3. También la vieja aquella buscaba la dracma bajo su propio techo, y
aquél que llamaba golpeaba la puerta de su vecino, y la viuda no apela-
ba a un enemigo, sino a un juez (de su pueblo), aunque fuera despiada-
do. 4. Nadie puede construir donde se destruye; nadie puede ser ilu-
minado donde hay tinieblas. 5 Busquemos, pues, en lo nuestro y entre
los nuestros y sobre lo que es nuestro 73: e (investiguemos) sólo lo que
puede venir a pública discusión sin que padezca la regla de fe.

2.10. CONCLUSIÓN: LA REGULA FIDEI

XIII. 1. Pues existe una regla de fe, para que ya desde ahora con-
fesemos lo que defendemos, a saber: aquella según la cual creemos 74.
2. Que hay un solo Dios, y no existe ningún otro fuera del creador del
mundo, el cual ha sacado todas las cosas de la nada, mediante su Pala-
bra, emitida al principio de todo 75. 3. Que esta Palabra, llamada Hijo
Suyo, bajo el nombre de Dios fue vista de varios modos por los patriar-
72
Se refiere al donativum que el emperador tiene por costumbre dar a sus sol-
dados, especialmente a la guardia pretoriana, cuando sube al poder. Es como una
paga extra, más o menos cuantiosa según sean la situación y el carácter del nuevo
emperador; cuando Tertuliano escribe, aún está reciente el escándalo de la sucesión
de Pértinax, al que los pretorianos asesinaron («por dinero», según la Historia Au-
gusta, Traducción y notas de V. PICÓN y A. CASCÓN (Madrid, 1989) Vida de Pértinax,
4) y se pusieron luego a regatear con los dos aspirantes, Didio Juliano y Sulpiciano,
para otorgar el poder al que más donativum les diera. (DIÓN CASSIO, Historia Roma-
na, 73, 9-11. Citado por LEÓN HOMO, 339-340.)
73
Lo mismo dice IRENEO (Adv. haer. V, 20,2: conviene esquivar a los herejes y
confugere autem ad Ecclesiam, et in sinu educari, et Dominicis Scripturis enutriri: re-
fugiarse en la Iglesia, y educarse en su regazo y nutrirse con las Escrituras del Señor.
Citado por REFOULÉ, 105, nota 1).
74
Aquí estoy de acuerdo con BRAUN, Deus, 451, nota 4, quien cree que Tertulia-
no quiere subrayar el valor normativo de la regula fidei, lo que encaja perfectamente
con la argumentación del capítulo anterior.
75
Per verbum suum primo omnium emissum. En este texto no queda claro si la
prolación del Verbo es anterior a toda la serie de las cosas creadas, o coetáneo con
la primera de esas cosas.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 261

cas, fue siempre oída en los profetas 76; por último, desde el Espíritu de
Dios Padre y por su poder, descendió sobre la Virgen María y, hecha
carne en su seno y nacida de ella, vivió 77 con el nombre de Jesucristo.
4. Que más adelante predicó una Nueva Ley 78 y una nueva promesa del
Reino de los Cielos, realizó milagros, fue clavado en la cruz, resucitó al
tercer día y, arrebatado a los cielos, se sentó a la derecha del Padre,
5. envió la fuerza vicaria del Espíritu Santo que impulsa a los creyentes,
vendrá con toda su claridad para entregar a los santos el fruto de la vi-
da eterna y las promesas celestiales, y para condenar a los profanos al
fuego perpetuo, después de realizar la resurrección de ambos grupos,
junto con la restitución de la carne. 6. Esta regla, una vez establecida
por Cristo, como vamos a probar, no contiene entre nosotros cuestión
alguna, sino las que suscitan las herejías y que producen a los herejes 79.

2.11. LOS HEREJES NO SON CRISTIANOS

XIV. 1. Por lo demás, mientras se mantenga esta norma en su pro-


pia condición, puedes buscar y argumentar cuanto quieras y derramar
toda la pasión de tu curiosidad, si te parece que algo se balancea en la
ambigüedad o está oscurecido por las sombras. 2. Sin duda hay algún
hermano doctor que ha recibido el don de ciencia, hay alguno que fre-
cuenta el trato de los expertos (en la Escritura), e incluso algún curioso,
buscando contigo 80. Es mejor ser ignorante en las últimas novedades

76
Tertuliano cree que las apariciones de Yahvé en el A.T., así como lo que man-
da decir a los profetas, tienen que ser apariciones del Verbo, no del Padre, puesto que
«a Dios nadie le ha visto jamás» (Jn 1,18). Lo explica con detalle en Marc. II,27, 3 y
ss.; III,16,5; IV,10,3 y Prax. 16,2 y ss. (Véase G. URÍBARRI, «Las teofanías veterotesta-
mentarias», Miscelánea Comillas 52 (1994), 305-319.
77
Egisse se sobreentiende vitam: desempeñó su vida («pasó la vida») llamándo-
se JC, fue JC.
78
Es Tertuliano el que introduce la equivalencia entre «Evangelio» y «(nueva)
Ley».
79
Quae haereticos faciunt; hay una contraposición deliberada con 19,2: qua
fiunt christiani. Quaestiones inútiles y curiosas haereticos faciunt: disciplina tradita,
regida por la regula fide, facit christianos, abundando en la idea de que los cristianos
no «eligen» sus creencias (6,2), tomando retazos de aquí y de allá (39,2-7), sino que
aceptan gozosamente lo que Cristo les da, por medio de su Iglesia guiada por el Es-
píritu.
80
En mi traducción hay un matiz ligeramente irónico. A. D’ALÉS, La Théologie
de Tertullien (París, 1905), p. 204 no lo entiende así; lo entiende en el sentido de «doc-
tores tiene la Iglesia, que te pueden ayudar».
262 ESPERANZA ALCOVER

que conocer lo que no debes, puesto que ya conoces lo que debes 81.
3. Pues él dijo: «tu fe te ha salvado» 82, no el escudriñar las Escrituras.
4. La fe está puesta en la regla de fe; ella tiene su ley, y también la sal-
vación mediante la observancia de esta ley. En cambio la erudición es-
tá hecha de curiosidad, y tiene su gloria sólo en el afán de pasar por ex-
perto. 5. ¡Ceda la curiosidad a la fe, ceda la vanagloria a la salvación! 83
Al menos, que o no molesten con su estruendo, o que descansen. No sa-
ber nada contra la regla de fe, es saberlo todo 84. 6. Suponiendo que los
herejes no fueran enemigos de la verdad, suponiendo que no se nos hu-
biera aconsejado huir de ellos 85, ¿qué cosa es el mantener relaciones con
hombres que confiesan ellos mismos estar aún en búsqueda? 7. Pues
si de veras buscan aún, será porque aún no han encontrado nada segu-
ro, y por eso, sea lo que sea lo que parecen retener mientras tanto,
muestran tener dudas todo el tiempo que buscan. 8. Y así, tú que tam-
bién buscas mirando a esos que buscan a su vez, dudoso a los dudosos,
inseguro a los inseguros, preciso es que caigas en el hoyo como ciego
guiado por ciegos 86. 9. Pero cuando, para engañarnos, pretenden que
ellos aún buscan para deslizar entre nosotros sus tratados con el cebo
de la solicitud (por la fe), una vez que por fin han logrado llegar a no-
sotros, al punto defienden (como seguras) las cosas que decían que ha-
bía que buscar 87; entonces, en ese mismo punto debemos refutarlos, de

81
Novissime ignorare melius est, ne (…). Los otros traductores traducen novis-
sime como «después de todo», «a fin de cuentas» («Tout compte fait», «after all», «in
caso estremo»). Para HOLMES, p. 250, nota 3, la frase es «más bien obscura»; cita la
interpretación de Oehler como postremo, con otro ejemplo en 30,2 (pero yo creo que
no es igual). A mi juicio, el español tiene un giro equivalente: «estar a la última»; no
lo he elegido porque he querido conservar el ignorare. El comparativo melius permi-
te al autor dejar sobreentendido todo el segundo término de la comparación: «es me-
jor ignorar (algo) que no estás obligado a saber, que saber (algo) que no deberías sa-
ber»; o sea: vale más quedarse corto que pasarse de listo, puesto que ya conoces lo
que debes (conocer); así lo entienden también los otros traductores.
82
Lc 18,42.
83
Clara reminiscencia de CICERÓN, De off. I,22,82.
84
También en Án. 2,7. También en IRENEO, Adv. haer. II,26 (MIGNE, P. G. co-
lumna 800). REFOULÉ, de quien tomo la cita (107, nota 3), añade también TERTULIANO
Nat. II,2,4; pero yo no lo he encontrado ahí.
85
Ti 3,10.
86
Mt 15,14. También en IRENEO, Adv. haer. V,20,2.
87
Tertuliano acusa a los herejes de mala fe; si algún creyente se alarma por lo
que dicen, le tranquilizan diciendo que es provisional: «aún estamos en búsqueda».
Pero cuando consiguen atraerlo, eso mismo que antes era provisional, pasa a ser de-
finitivo.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 263

modo que comprendan que nosotros no somos negadores de Cristo si-


no de ellos. 10. Pues cuando aún buscan, es que todavía no tienen;
cuando todavía no tienen, es que aún no han creído; y si aún no han cre-
ído, no son cristianos 88. 11. Pues aun cuando tienen (algo) con segu-
ridad y lo creen, sin embargo dicen que hay que buscarlo para defen-
derlo. 12. Pero en tal caso antes de defenderlo niegan lo que creen,
confesando que aún no han creído puesto que siguen buscando 89.
13. Y si no son cristianos para ellos mismos, ¿cuánto menos para noso-
tros? Quienes vienen con mentiras ¿qué fe van a discutir? ¿Qué verdad
van a patrocinar los que la deducen de la mentira? 14. ¿Las mismas
personas maltratan las Escrituras 90 y tratan de convencer apoyándose
en ellas? Claro que ¿con qué otra base podrían hablar de las cosas de la
fe sino con los libros de la fe?

2.12. PROPOSITIO: ¿DE QUIÉN SON LAS ESCRITURAS?

XV. 1. Henos, pues, llegados a nuestro objetivo: pues hacia aquí


nos dirigíamos y este argumento construíamos por anticipado 91 en el
prefacio de nuestro tratado, de modo que ya desde aquí podamos afron-
tar el combate al que nos provocan nuestros adversarios. 2. Ellos po-
nen por delante las Escrituras 92, y con esta audacia suya, ya de entrada,
hacen vacilar a algunos. Pero en el choque mismo cansan a los fuertes,
capturan a los débiles, dejan ir con escrúpulos a los intermedios.
3. Por lo cual construimos contra ellos esta (otra) posición, aún mejor:

88
De otro modo opina ORÍGENES: In Prov. XVII, cit. por REFOULÉ, 108, nota 4.
89
O sea: ellos mismos se contradicen.
90
De scripturis agunt. Aquí mi traducción se aparta de la de los otros traducto-
res; ellos traducen algo así como «discuten sobre». El Diccionario Latino-Español de
R. DE MIGUEL cita un ejemplo de CICERÓN: actum est de me: «estoy perdido» (es decir:
«se ha hablado acerca de mí», «han tratado sobre mí (para mi perdición)». El Dic-
cionario Latino - Español de V. SALVÁ (formado sobre el de M. VALBUENA. Valencia,
1840) cita entre las primeras acepciones del verbo ago «tratar bien o mal». El senti-
do de nuestro pasaje es: «las mismas personas hablan mal acerca de las Escrituras
(porque no se sujetan a su autoridad) y…»
91
Para MORESCHINI éste es el problema fundamental del De praescriptione. RE-
FOULÉ, p. 109 latina, nota a, observa que praestruo pertenece al mismo campo se-
mántico que praescribo, y ofrece como paralelos Marc. IV,2; Apol. 47,1; Prax. 16,3;
19,1; 5,7; Bapt. 20,1. Puede verse también MOINGT, Théologie trinitaire de Tertullien
(París, 1966) I,167-170, sobre el papel habitual de las praestructiones; pero el caso del
De praescriptione es un poco diferente.
92
Como un estandarte, o una máquina de guerra.
264 ESPERANZA ALCOVER

la de no admitirlos a ninguna controversia sobre las Escrituras 93. 4. Si


éstas son sus fuerzas, para que puedan tenerlas, primero hay que dilu-
cidar a quién compete la posesión de las Escrituras, para no admitir a
ellas al que de ningún modo le corresponde.

2.13. SEGUNDA PRAEMUNITIO: MOTIVOS PARA NO «BUSCAR» CON LOS HEREJES:


LO PRIMERO: EL APÓSTOL LO PROHÍBE

XVI. 1. Podría introducir este argumento por precaución pruden-


te o por deseo de abordar mi asunto de otro modo, si no tuviera un mo-
tivo consistente: en primer lugar, aquello de que nuestra fe debe obe-
diencia 94 al apóstol, que nos prohíbe trabar (tales) disputas, acomodar
los oídos a novedades 95, frecuentar al hereje después de una sola re-
prensión 96, no después de la controversia. 2. Pues prohíbe totalmente
la controversia cuando llama «reprensión» al motivo de reunirse con el
hereje 97; y por esto (es) una sola reprensión, naturalmente, porque (el
hereje) no es cristiano; para no dar la impresión de que debe ser re-
prendido una vez, y otra, y ante dos o tres testigos, como se hace con los
cristianos, ya que él debe ser reprendido por el (mismo) motivo por el
que no se debe discutir con él. De ahí que ningún provecho se siga de
discutir sobre las Escrituras, salvo que alguno se arruine el estómago o
el cerebro 98.

93
El texto es demasiado concentrado o quizá esté corrompido: la edición de PA-
MELIO y la de RIGAULT corrigen admittendi en admittendos; HOPPE, o.c., p. 355, nota 55,
lee admittendo. En el texto está la idea de cerrarles el paso (gradum obstruimus), que
refleja LABRIOLLE, y la de no admitirlos. Yo traduzco con HOLMES, que interpreta ad-
mittendi como genit. de gerundio.
94
Obsequium.
95
1 Tim 6,20.
96
Ti 3,10.
97
O sea: no se puede tratar con el hereje más que para reprenderlo, como tra-
duce LABRIOLLE. Según REFOULÉ (que da las citas, p. 109, nota 1) esta prohibición apa-
rece en todos los Padres: IGNACIO DE ANTIOQUÍA, la Didajé, IRENEO, CIPRIANO; entra en el
Derecho Canónico: Estatutos de la Iglesia Antigua (hacia el año 500), las Sentencias
de SAN ISIDORO, el Decreto de GRACIANO y el Código de Derecho Canónico de 1917, que
regía cuando escribía REFOULÉ, en 1957.
98
Como el hereje no es cristiano, dice Tertuliano, no hay que tratarle como se
trata a los cristianos que han cometido una falta; en caso contrario se puede crear
una situación confusa que a nada bueno conduce.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 265

2.14. LOS HEREJES MALTRATAN LAS ESCRITURAS

XVII. 1. La herejía no admite ciertas Escrituras, y las que admite,


no las admite enteras, sino que con añadiduras y mutilaciones las tuer-
ce para acomodarlas a su sistema; e incluso cuando las presenta ínte-
gras, hasta cierto punto, no obstante al comentarlas cambia su sentido
con interpretaciones opuestas 99. 2. Tanto insulta a la verdad un senti-
do adulterado como una pluma corruptora 100; la presunción vana nece-
sariamente no quiere reconocer los pasajes que pueden vencerla;
3. pues se apoya en los que ella se ha inventado por completo, y en los
que ha escogido por razón de su ambigüedad 101. 4. ¿Qué puedes avan-
zar tú, tan experto en las Escrituras, cuando, si alguna cosa defiendes,
resulta negada por la parte contraria, y, si alguna niegas, es defendida?
5. Aunque tú, ciertamente, en la discusión no perderás nada, más que la
voz, ni ganarás nada, más que llenarte de bilis a causa de sus blasfe-
mias.

2.15. LA DISCUSIÓN PUEDE CONFUNDIR A OTROS

XVIII. 1. Pero aquél, si alguno hay, por cuya causa te dejas atraer
a un debate sobre las Escrituras para confirmar (en su fe) al que vacila,
¿se inclinará hacia la verdad o, más bien, hacia la herejía? 2. Impre-
sionado por el hecho mismo de que no ve que hayas avanzado nada, es-
tando tus oponentes en una posición equivalente a la tuya, con las fuer-
zas igualadas tanto en el rebatir como en el defender, saldrá de la
polémica más inseguro (que entró), sin saber cuál de las dos opiniones
debe juzgar como herejía 102. 3. Pues ellos siempre pueden 103 retorcer
la acusación contra nosotros; es inevitable que digan que somos noso-
99
Marción no admitía el A.T.; y, del N.T., sólo admitía el Evangelio de Lucas
(véase Marc. IV, 2, 4) y las cartas de Pablo, con varios arreglos de detalle. Valentín
aceptaba toda la Escritura, pero sus interpretaciones eran realmente asombrosas y
arbitrarias.
100
Corruptor stilus: una pluma que corrige los textos (a su antojo).
101
Lo mismo dice CLEMENTE DE ALEJANDRÍA acerca de los gnósticos (cit. por RE-
FOULÉ, 110, nota 2). Véase también Prax. 20,3: los herejes se apoyan en algunos pa-
sajes de la Escritura, defendiendo pauca adversus plura: lo poco contra lo mucho.
102
Lo mismo en Marc. IV,2, 4.
103
Habent: tienen (medios para…). (Según HOPPE, p. 92). Más ejemplos en 22,11
y 42,3.
266 ESPERANZA ALCOVER

tros los que introducimos Escrituras adulteradas y exégesis mentirosas,


para poder reivindicar como suya la verdad, igual que hacemos noso-
tros.
XIX. 1. Por lo cual no hay que apelar a las Escrituras, ni se debe
establecer el certamen en un terreno en que la victoria es nula o inse-
gura o poco segura.

2.16. PARTITIO DEL TRATADO: ¿DE QUIÉN ES LA FE? ¿CÓMO NOS HA LLEGADO?

2. Pues aunque la confrontación con las Escrituras no acabara


igualando a los dos bandos, el orden natural de las cosas pediría que ex-
pusiéramos primero aquel punto, el único que ahora tenemos que dis-
cutir: a quién corresponde la fe misma de la cual son las Escrituras 104, a
partir de quién, y por medio de quiénes, y cuándo, y a quiénes se ha en-
tregado esa doctrina por la cual los hombres se hacen cristianos 105.
3. Pues donde resulte estar la verdad de la disciplina y de la fe cristiana,
allí estará la verdad de las Escrituras y de sus exposiciones, y de todas
las tradiciones de los cristianos.

2.17. NARRATIO: FUNDAMENTACIÓN HISTÓRICA. APOSTOLICIDAD

XX. 1. Cristo Jesús, Nuestro Señor, quien quiera que sea Él —per-
mítaseme hablar así por ahora—, Hijo de cualquier Dios que sea (for-
mado), hombre y Dios de la substancia que sea, preceptor de la fe que
sea, mantenedor de la promesa que sea, 2. (con todo), mientras vivía

104
Quibus competat fides ipsa, cuius sunt scripturae. Traduzco la segunda ora-
ción como oración de relativo, uniéndome a los demás traductores. También se po-
dría interpretar como interrogativa indirecta (cuius sint scripturae), que es el texto
aceptado por los editores modernos (HOLMES, en nota. REFOULÉ en su edición para el
C Ch; pero en la edición, tres años posterior, para Les Sources Chrétiennes, prefiere
sunt). Los editores antiguos escriben sint. (Las tres ediciones del Rhenano, Mesnart,
Gelenio, Pamelio y Rigault). Pero los códices P y X, y el Agobardino, escriben sunt,
que, a mi juicio, es la mejor lectura, corregida luego; pues Tertuliano no hace caso
del estilo indirecto porque quiere subrayar la realidad de un argumento muy impor-
tante para él: las Escrituras son «Escrituras de algo» (instrumenta: 38,2.3 y 8; 40,7),
no «Escrituras de nada»: pues a quien pertenezca ese algo, pertenecerán también
ellas. Es un supuesto previo para la praescriptio. Puede verse la discusión de las dos
traducciones y su comentario en MORESCHINI, p. 139, nota 1.
105
Son los cuatro puntos de la partitio del discurso, que Tertuliano va a desa-
rrollar del capítulo 20 al 35. Para el final de la frase, véase la nota al capítulo 13,6.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 267

en la tierra, él mismo declaraba 106 lo que era, lo que había sido, qué vo-
luntad del Padre administraba, qué deberes prescribía al hombre, ya pú-
blicamente, al pueblo, ya aparte a sus discípulos; de entre los cuales ha-
bía escogido, para tenerlos a su lado, doce principales, destinados como
maestros para las naciones. 3. Y así, caído uno de ellos, a los otros on-
ce, cuando él marchaba al Padre después de la resurrección, les mandó
ir y enseñar a las naciones, para bautizarlas en el Padre y el Hijo y el Es-
píritu Santo 107. 4. Al punto, pues, los apóstoles —nombre éste que sig-
nifica «enviados»—, añadiendo, echando a suertes, a Matías como duo-
décimo en lugar de Judas por la autoridad de la profecía que está en el
salmo de David 108, una vez que obtuvieron 109 la fuerza del Espíritu Santo
que se les había prometido para realizar milagros y pronunciar palabras,
atestiguada primero la fe en Jesucristo a través de Judea y establecidas
sus iglesias, marcharon desde allí a todo el mundo y proclamaron a las
naciones la misma doctrina de la misma fe. 5. Y del mismo modo fun-
daron iglesias, una en cada ciudad, desde las cuales otras iglesias pasa-
ron 110 luego de una en otra el sarmiento 111 de la fe y las simientes de la
doctrina, y cada día se los siguen pasando para ser realmente iglesias.
6. Y por este motivo también ellas mismas serán consideradas apostóli-
cas, como nuevos brotes 112 de las iglesias apostólicas. 7. Es necesario

106
Todas las cuestiones que acaba de enumerar Tertuliano son tema de discu-
sión en la comunidad de Cartago; por ahora, dice, dejemos esos asuntos; sea de ello
lo que fuere, el caso es que Jesús dijo unas cuantas cosas acerca de él mismo y de no-
sotros, a las cuales debemos atenernos.
107
Mt 28,19.
108
Hch 1,20; Ps 109,8.
109
Consecuti, de consequor: conseguir, ¿no resulta algo «pelagiano»? Pero «re-
cibir» ¿no se va al otro extremo? He optado por la traducción más neutral, que es la
de MORESCHINI. REFOULÉ, p. 112, nota b, observa que Tertuliano emplea frecuente-
mente el verbo consequor en relación con las ideas de bautismo, gracia, profecía.
110
Mutuatae sunt: fueron tomando prestado de una en otra, con el sentido que
tiene una «mutua» en castellano.
111
Traducem: mugrón, sarmiento que, sin cortarlo de la vid, se entierra para que
arraigue; es una alusión a Jn. 15,2-5, con su oposición a[mpelo~ / klh`ma.
112
Suboles: linaje, renuevos de una planta.
113
Censeatur. Según REFOULÉ, p. 113 latina, nota f, en latín tardío será sinónimo
de vocari, appellari. Hay un paralelo claro en Nat. I,12,11-12 (naturali praescriptione
omne omnino genus censum ad originem refert: por una prescripción natural todo li-
naje hace que se refieran a su origen todos los miembros de él) y otro, menos evi-
dente, en Nat. II,12, líneas 37-38. Census en Tertuliano suele referirse al origen de al-
go, en cuanto expresa y determina lo que la cosa es. (Parece estar próximo a fuvsi~).
Si lo que sale de una vid, es vid, y lo que sale de un olivo, es olivo, lo que sale de una
iglesia apostólica es iglesia apostólica; y lo que no, no.) ¿Y qué es esa tradux o sar-
268 ESPERANZA ALCOVER

que toda la estirpe sea clasificada 113 según su origen. Y así tantas y tan
grandes iglesias son una sola, aquélla de los apóstoles, la primera, de la
cual vienen todas. 8. De este modo todas son primeras, y todas apostó-
licas, puesto que todas son una sola. Prueban la unidad la comunicación
de la paz, y el nombre de la fraternidad, y las marcas recíprocas de la
hospitalidad 114. 9. Estos derechos no los rige otra norma que la tradi-
ción única de la misma doctrina sagrada de la fe 115.

2.18. FORMULACIÓN DE LAS DOS PRAESCRIPTIONES

XXI 1 Por esto, a partir de aquí presentamos una cuestión previa 116:
si el Señor Jesucristo envió a sus apóstoles a predicar, no hay que aco-
ger a otros predicadores más que a los que Cristo estableció, 2. pues-

miento que las iglesias se pasan unas a otras? La disciplina qua fiunt christiani (19,2);
o sea: la regula fidei que, según la metáfora empleada, se traduce en todo el árbol: ra-
mas, hojas y frutos. Luego el que no se deje informar (dar forma) por esa regula no
es cristiano. (Véase más adelante el empleo de census y de tradux en 32,2 y 3).
114
Estos son, pues, los testimonios de la apostolicidad entre todas las iglesias:
la communicatio pacis que expresa a la vez comunidad de vida y de culto dentro de
la iglesia y paz con Dios (Virg. 2,2), y que se manifestaba en las litterae communica-
toriae (koinwnikaiv) que las iglesias se enviaban unas a otras (véase BLAISE); la fraterni-
tas, porque todos los cristianos pertenecen a la «familia de Dios», son domestici Dei
(Fug. 2,7); y la contesseratio hospitalitatis. Las tesserae eran en el mundo antiguo unas
como tablillas de reconocimiento de un vínculo de amistad y hospitalidad que pasa-
ba de padres a hijos; generalmente eran huesecillos: partidos en dos, cada uno de los
amigos tenía una mitad que, cuando se iba de viaje, servía para demostrar la rela-
ción, uniéndola con la otra; 3 Jn 8 alude a este uso entre cristianos. Un significado
semejante, pero en contexto comercial, tenía la palabra symbolum, que entre cristia-
nos se aplicó luego al Credo o «símbolo de la fe»: aquello por lo cual cualesquiera
cristianos pueden reconocerse como cristianos. (Véanse REFOULÉ, 113-114, notas 2
a 4, y MORESCHINI, p. 140, nota 5).
115
Sacramenti. Sobre esta palabra véase BRAUN, Deus, 435-443, y en especial
442.
116
Praescriptio. Para MORESCHINI, p. 141, nota 1, es la praescriptio novitatis (o
«prescripción de novedad»). El significado de praescriptio es muy discutido; aquí es,
sin duda, un argumento jurídico tal que impida la celebración de un juicio; un «no
ha lugar», o una «cuestión de procedimiento», o una desestimación de la demanda
[véase REFOULÉ, 114, nota 1. También D. MICHAELIDES, Foi, Écritures et tradition. Les
prescriptions dans Tertullien (París, 1969), p. 42]. Tertuliano presenta la discusión
con los herejes como un pleito; el bien que está en litigio son las Sagradas Escritu-
ras; los jueces serían el público cristiano que presencia la discusión. Pues bien, dice
Tertuliano: «este juicio no debe celebrarse»; la razón que aduce es el contenido de la
praescriptio.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 269

to que tampoco al Padre le conoce otro sino el Hijo, y aquél a quien el


Hijo se lo ha revelado 117, ni parece que el Hijo se lo haya revelado a otros
más que a los apóstoles, a los cuales envió a predicar; (a predicar), cier-
tamente, lo que les había revelado. 3. Qué cosas predicaron ellos, esto
es, qué cosas Cristo les reveló, también aquí presentaré cuestión pre-
via 118: que no debe examinarse de otro modo sino a través de las mismas
iglesias que fundaron los propios apóstoles, predicándoles ellos mis-
mos, tanto primero de viva voz, como suele decirse, como después a tra-
vés de sus cartas. 4. Si esto es así, es por tanto igualmente claro, que
toda doctrina que respira al unísono con aquellas iglesias apostólicas
que son las matrices 119 y fuentes originales de la fe, debe ser considera-
da como perteneciente a la verdad, ya que contiene sin duda 120 lo que re-
cibieron las iglesias de los apóstoles, los apóstoles de Cristo, Cristo de
Dios; 5. y que debe, en cambio, ser juzgada previamente como proce-
dente de la mentira, toda doctrina que tenga algún sabor contra la ver-
dad de las iglesias y de los apóstoles de Cristo y de Dios. 6. Nos que-
da, pues, por demostrar si esta doctrina nuestra, cuya regla de fe hemos
expuesto arriba, debe ser considerada como procedente de la tradición
de los apóstoles, y, por este mismo hecho, las otras (doctrinas) vienen
de la mentira. 7. Estamos en comunión con las iglesias apostólicas
porque en nada difiere nuestra doctrina de la suya: este es el testimonio
de la verdad.

2.19. OBJECIONES DE LOS HEREJES

a) Primera: los apóstoles no lo sabían todo. Refutatio


XXII. 1. Pero ya que la prueba es tan evidente que si la damos en se-
guida, ya no habría nada que discutir (hagamos), como si todavía no la
hubiéramos expuesto (y), demos lugar por un tiempo a la parte contraria,
por si acaso ellos creen que pueden aducir algo para debilitar esta cues-
tión previa 121. 2. Suelen decir que los apóstoles no lo sabían todo 122, o

117
Mt 11,27.
118
Praescribam.
119
Matricibus; matrix significa a la vez «molde originario», «matriz», y «fuente
de vida», «madre». Véase REFOULÉ, 114, nota 2.
120
Así traducen los tres autores consultados; la construcción latina es forzada:
id sine dubio tenentem quod…: conteniendo ella (la doctrina) sin duda lo que…
121
Praescriptio.
122
Lo mismo dice IRENEO, Adv. haer. III,12, 12. (Cit. por MORESCHINI, 142, nota 1.)
270 ESPERANZA ALCOVER

bien, agitados por la misma locura que les hace ponerlo todo patas arri-
ba, que los apóstoles sí lo sabían todo, pero no confiaron todo a todos, ex-
tendiendo en ambos casos la censura al (propio) Cristo, que envió unos
apóstoles o poco instruidos o poco sencillos (de corazón) 123. 3. ¿Pues
qué persona que esté en sus cabales puede creer que ignoraran algo aque-
llos que el Señor puso como maestros, después de haberlos tenido inse-
parablemente en su compañía como discípulos, conviviendo con Él, a los
cuales explicaba en privado todas las cosas oscuras 124, diciéndoles que a
ellos se les había concedido conocer los secretos 125 que al pueblo no se le
permitía entender? 4. ¿Le quedó algo oculto a Pedro, que fue llamado
piedra para edificar la Iglesia, que recibió las llaves del Reino de los Cie-
los y el poder de atar y desatar en el cielo y en la tierra? 126. 5. ¿Le quedó
también algo oculto a Juan, el predilecto del Señor, que se recostaba en
su pecho, el único al que el Señor mostró a Judas el traidor, y al que con-
fió a María, poniéndolo como hijo en su propio lugar? 6. ¿Qué cosas
quiso que ignoraran aquellos a los que hasta mostró su gloria, y a Moisés
y a Elías, y además la voz del Padre bajando del cielo? No como despre-
ciando a los otros, sino porque «sobre tres testigos será firme toda pala-
bra» 127. 7. Por lo visto, también ignoraron cosas aquellos a los que, des-

123
Alusión a Sab 1,1, cit. en 7,10. Marc. IV,3,4: si apostolos praevaricationis et si-
mulationis suspectos Marcion haberi queritur usque ad Evangelii depravationem,
Christum iam accusat, accusando quos Christus elegit. [Si Marción se queja de que
los apóstoles resultan sospechosos de prevaricación y fingimiento (tanto que lleguen)
hasta adulterar el evangelio, está acusando ya al (mismo) Cristo, acusando a los que
Cristo eligió.] (Cit. por REFOULÉ, p. 116 latina, nota 1.)
124
Mc 4,34.
125
Mt 13,11.
126
Según REFOULÉ, p. 116 latina, nota 2, ésta es la primera cita patrística de
Mt 16,18-19. IRENEO (Adv. haer. III,13,2) cita Mt 16,17 (sólo el versículo 17) y argu-
menta de modo muy semejante. Según la BIBLIA PATRÍSTICA (Centre d’Analyse et de
Documentation Patristiques, París, 1975), vol. I, Mt 16,17-19 aparece en el anónimo
apócrifo de las Acta Petri, 1,7. Mt 16,18-19 aparece sólo en Tertuliano (como dice RE-
FOULÉ) Praes. 22,4 (nuestro pasaje) y Pud. 21,1 (pero no: ahí ni se cita ni se alude),
21,9 (sí: cita no completa) y 21,14 (alusión). Mt 16,18 aparece en el anónimo apócri-
fo Odas de Salomón, 22,12, en CLEMENTE ALEJANDRINO (que vivió en los años 150-215
aproximadamente) Quis dives salvetur? 21,14, y en Tertuliano, Mon., 8,4 (alusión).Y
Mt 16,19 aparece en el anónimo hagiográfico Epístola a la Iglesia de Lugdunum y de
Vienne, p. 430, línea 6, y en Tertuliano Scorp. 10,8 (alusión). [Nota: sólo he compro-
bado las citas de Tertuliano.] BERARDINO, Dizionario Patristico e di Antichità Cristiana
(Roma, 1983) sitúa los Acta Petri entre los apócrifos del siglo II, y las Odas de Salo-
món, compuestas en griego, a mediados del mismo siglo. La CLAVIS PATRUM (publica-
da por H. KRAFT en Darmstadt 1964) fecha la Epístola a la Iglesia de Lugdunum y
Vienne en torno al año 177.
127
Dt 19,15. 2 Cor 13,1.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 271

pués de la resurrección, se dignó explicarles durante el camino todas las


Escrituras 128. 8. Es verdad que en cierta ocasión había dicho: «muchas
cosas aún tengo que deciros, pero ahora no podéis soportarlas» 129; 9. pe-
ro al añadir: «cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él mismo os guiará
hasta la verdad completa» 130, mostró que nada ignoraban aquellos a los
que Él había prometido que conseguirían «la verdad completa» por me-
dio del Espíritu de la Verdad. 10. Y desde luego cumplió lo prometido,
pues los Hechos de los Apóstoles prueban la bajada del Espíritu Santo.
11. Los que no aceptan este libro de la Escritura 131 no pueden tampoco
pertenecer al Espíritu Santo 132, puesto que no pueden reconocer que el
Espíritu Santo haya sido enviado a los discípulos. Pero tampoco pueden
pretender que ellos son la Iglesia 133, ellos que no tienen (con qué) probar
cuándo y en qué cuna se ha desarrollado este cuerpo (de la Iglesia) 134.
12. En efecto, es muy ventajoso para ellos no tener pruebas (afirmativas)
de las cosas que defienden, no sea que se vean obligados a admitir igual-
mente las contra-pruebas deshonrosas de las cosas en que mienten 135.

a.1. Pero Pablo reprendió a Pedro porque sabía más que él. Refutatio

XXIII. 1. Para poder echar en cara a los apóstoles alguna ignoran-


cia, alegan que Pedro y los de su grupo fueron reprendidos por Pablo 136.

128
Lc 24,27.
129
Jn 16,12.
130
Jn 16,13.
131
Para Marción y otros herejes, el libro de Hch era una falsificación judía. Lo
confirman EUSEBIO, JERÓNIMO y EPIFANIO (ver REFOULÉ, 117, nota 3).
132
Rom 8,9.
133
Así traducen HOLMES y MORESCHINI.
134
Marc. V,2,7: quando nec promissio spiritus sancti aliunde probetur exhibita
quam de instrumento Actorum [puesto que tampoco la promesa del Espíritu Santo
puede probarse como realizada en otro lugar que en el instrumento del (libro de) los
Hechos]. (Cit. por REFOULÉ, 117, nota 4.)
135
Por «contra-pruebas deshonrosas» traduzco traductiones; el Diccionario de
R. DE MIGUEL da entre sus acepciones «deshonor», «infamia», «la carrera de un cri-
minal que la justicia lleva al suplicio». Hay también una alusión irónica a la conoci-
da fábula de Esopo del mono que, al pasar por un cementerio, se lamentaba ante las
tumbas de sus ilustres antepasados; y la zorra le dijo: «miente cuanto quieras, que
ninguno de éstos te va a desmentir». (Colección Augustana, núm. 14, Ed. de Gredos,
Madrid, 1978.)
136
Gal 2,11 y ss. Marción se apoyaba en el «conflicto de Antioquía» para de-
mostrar que el Dios que se había revelado a Pablo no era el mismo que el de Pedro;
el de Pedro, a quien Pablo acusa de «judaizar», es el Dios judío; el de Pablo es el Dios
cristiano.
272 ESPERANZA ALCOVER

2. «Por tanto, dicen, algo les faltó», para, a partir de esto, construir tam-
bién aquello: que pudo llegarles después un saber más pleno aún, como
el que tenía Pablo cuando reprendía a sus predecesores (en el apostola-
do). 3. También aquí puedo yo decir a esos que rechazan los Hechos
de los Apóstoles 137: «primero tendréis que mostrar quién era ese Pablo,
y qué era antes de ser apóstol y cómo se hizo apóstol», ya que también
en otros asuntos usan mucho de él. 4. Pues aunque él mismo confiesa
que de perseguidor (que era), se hizo apóstol 138 (esto), no basta a cual-
quiera que se haga creyente sólo después de maduro examen, ya que
tampoco el Señor mismo dio testimonio sobre sí mismo 139. 5. Pero
(dejémosles) que crean sin las Escrituras para que crean (luego) contra
las Escrituras. En todo caso, a partir de esto que alegan, de Pablo re-
prendiendo a Pedro, que muestren otra forma de Evangelio introducida
por Pablo, distinta de la que Pedro y los otros habían predicado prime-
ro. 6. Pero lo cierto es que, una vez cambiado de perseguidor en pre-
dicador, Pablo es presentado por unos hermanos a otros hermanos 140
como uno de los hermanos, por aquellos y a aquellos que se habían re-
vestido de la fe 141, recibiéndola de los apóstoles. 7. Luego, como él
mismo cuenta, subió a Jerusalén a conocer a Pedro, por el deber y el de-
recho, sin duda, de la misma fe y predicación. 8. Y tampoco ellos se
hubieran maravillado por el perseguidor convertido en predicador si su
predicación fuera contraria a la de ellos, ni hubieran alabado la gran-
deza del Señor porque Pablo, su (antiguo) enemigo había llegado (a Él.).
9. Y así le dieron la mano derecha, signo de concordia y conformidad,
y regularon entre ellos la distribución del ministerio 142, no la división del
Evangelio; no para que uno predicara una cosa, y el otro, otra, sino pa-

137
El argumento de Tertuliano es: «si rechazáis el libro de los Hechos, poco sa-
béis de Pablo…» Pero precisamente Marción rechaza los Hechos, entre otros moti-
vos, porque opina que suaviza el conflicto de Antioquía.
138
Se sobreentiende factum esse (HOPPE, p. 260). La cita es de Gal 1, 13.23. To-
do este capítulo es un comentario del capítulo 1 y el comienzo del 2 de la Epístola a
los gálatas, completada con Hch 15. Lo mismo en Marc. IV,2,5, y el cap. 3.
139
Jn 5,31. No entiendo bien a quién se refiere el «a cualquiera que» (unicui-
que): si es a Pablo, el argumento quiere decir que antes de hacerse cristiano, estu-
diaría la doctrina de los cristianos; si es a los fieles en general, quiere decir: «no os
conformaréis con ese sólo dato…» Parece que es lo segundo, por lo que dice en Marc.
V,1,1 y ss.: como Pablo no aparece en los evangelios, a cualquier novus discipulus se
le ocurre preguntar de dónde sale ese «apóstol»
140
Hch 9,27.
141
Mediante el bautismo: Gal 3,27.
142
Officii.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 273

ra que uno predicara a unas personas, y el otro a otras; a saber: Pedro a


la circuncisión, Pablo a los gentiles. 10. Además, si Pedro fue repren-
dido porque después de haber estado comiendo 143 habitualmente con
los gentiles, se apartaba luego de su mesa por respeto humano, cierta-
mente (eso) fue un vicio del comportamiento, no de la predicación.
11. Pues no por eso se anunciaba otro Dios que el Creador, ni otro Cris-
to que el nacido de María, ni otra esperanza que la resurrección.

XXIV. 1. No soy yo tan afortunado, mejor dicho, tan poco afortu-


nado, que ponga a los apóstoles en conflicto entre ellos 144. 2. Pero ya
que esos perversos esgrimen esa reprensión como un arma para hacer
sospechosa la doctrina anterior (a la de Pablo), responderé yo como si
fuera Pedro: «el propio Pablo ha dicho que él se había hecho todo a to-
dos, judío con los judíos, no judío con los no judíos, para ganarse a to-
dos» 145. 3. De este modo, según las circunstancias, las personas y los
asuntos 146 reprendían ciertas acciones que ellos mismos cometían tam-
bién, según las circunstancias, las personas y los asuntos; por ejemplo,
es como si Pedro reprendiera a Pablo porque, prohibiendo él la circun-
cisión, hizo él mismo circuncidar a Timoteo 147. 4. (Pero) allá verán los
que juzgan a los apóstoles. Afortunadamente Pedro se iguala a Pablo en
el martirio.

a.2. Pero Pablo fue arrebatado al tercer cielo. Refutatio

5. Pero aunque Pablo, arrebatado al tercer cielo y llevado al paraíso,


oyó allí ciertas palabras, no puede parecer que esas revelaciones le die-
ran ventaja para (enseñar) otra doctrina más elevada, puesto que eran
de tal condición que a ningún hombre pueden ser declaradas 148. 6. Por

143
Convixisset. Entre los judíos es sabido que compartir la mesa significa com-
partir muchas cosas más; por eso los otros traductores consultados traducen el ver-
bo convivo por «convivir».
144
Ut apostolos committam. Es un giro propio de los combates de gladiadores;
algo así como «poner a reñir a…» (Tomado de REFOULÉ, 119, nota a.)
145
1 Cor 9,20.22. Esta argumentación se desarrolla en Marc. IV, 2,5 - 3,4. (Véa-
se REFOULÉ, 119, nota 4.)
146
Pro temporibus et personis et causis; son elementos habituales de la narratio
en los tratados de retórica. [Véase LAUSBERG, Manual de Retórica literaria (Madrid,
1966) I, 261 y 287, con citas de QUINTILIANO, Ins., IV, 2,55, MARCIANO CAPELLA y VICTO-
RINO.] Lo mismo en Fug. 6,1.
147
Hch 16,3.
148
2 Cor. 12,2-4. Algunos herejes pretendían poseer una doctrina mejor y más
completa que la de la «gran Iglesia».
274 ESPERANZA ALCOVER

lo cual si aquél no sé qué se ha filtrado (llegando), a conocimiento de al-


guno, y alguna herejía asegura que ella sigue esto, o Pablo es reo de trai-
cionar secretos, o deben mostrar a otro que haya sido arrebatado des-
pués al paraíso, y al que se le haya permitido exponer claramente lo que
a Pablo no le fue lícito murmurar entre dientes.

b) Segunda objeción: los apóstoles no enseñaron todo a todos.


Refutatio

XXV. 1. Pero, como dijimos, la misma locura es cuando confiesan


que, sin duda, los apóstoles no ignoraban nada ni predicaron doctrinas
que se opusieran entre sí, pero pretenden que ellos no revelaron todo a
todos. 2. Pues —dicen— enseñaron ciertas cosas públicamente y a to-
dos, algunas otras en secreto y a unos pocos, puesto que Pablo usó de la
siguiente palabra (dirigiéndose), a Timoteo: «Oh Timoteo, guarda lo que
se te ha entregado en depósito»; y otra vez: «conserva el buen depósi-
to» 149. 3. ¿Qué cosa es este depósito? ¿Algo tan secreto que parezca de
otra doctrina? 4. ¿O forma parte de aquel encargo del que dice: «este
encargo te encomiendo a tí, hijito mío Timoteo»? 150. 5. ¿O de aquel
precepto, del que dice: «Te recomiendo solemnemente, ante Dios que vi-
vifica todo, y ante Jesucristo que confesó bajo Poncio Pilato, dando un
buen testimonio, que guardes el precepto»? 151. 6. Pero ¿qué precepto
y qué encargo? En las palabras anteriores y en las siguientes estaba el
entender 152, no que se aludía a no sé qué cosa sobre una doctrina re-
cóndita, sino, más bien, se inculcaba (a Timoteo) que no debía admitir
otra doctrina, fuera de la que le había oído a él mismo, y pienso que «an-
te muchos testigos», según dice 153. 7. Por los cuales «muchos testigos»,
si no quieren que se entienda la Iglesia, es igual; en todo caso, no es se-

149
1 Tim 6,20; 2 Tim 1,14.
150
1 Tim 1,18. La argumentación de Tertuliano es: como lo de «guarda el depó-
sito» está al final de la carta (en el cap. 6), tendrá que referirse a algo que le haya di-
cho antes.
151
1 Tim 6,13
152
O sea, en el contexto. CICERÓN recomienda atender al contexto para interpre-
tar la intención del legislador. (Inv. II,40,117: deinde ex superiore et ex inferiore scrip-
tura docendum id quod quaeratur fieri perspicuum. Traduzco: «además por lo que es-
tá escrito antes y después (de nuestro pasaje) hay que mostrar (cómo es) aquello que
se deba poner en claro». Tertuliano aplica a la Escritura las normas de interpreta-
ción de las «cuestiones legales». (Véase SIDER, pp. 17; 85; 86 —la cita de Cicerón—
y 97,)
153
2 Tim 2,2.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 275

creto nada que se diga ante muchos testigos. 8. Y cuando quiso que él
(Timoteo) confiara «estas cosas a hombres fieles, que sean idóneos y en-
señen a otros» 154, tampoco esto hay que interpretarlo como prueba de
ningún Evangelio secreto 155. 9. Pues cuando dice «estas cosas» habla
de estas sobre las que estaba escribiendo entonces; de las ocultas, como
cosas ausentes (que están sólo), en el pensamiento, no hubiera dicho
«éstas», sino «aquéllas» 156.

XXVI. 1. Además era lógico que a aquél al que confiaba la admi-


nistración del Evangelio, le añadiera que no lo repartiera a voleo e irre-
flexivamente, según la palabra del Señor de no echar «margaritas a
puercos ni lo santo a los perros» 157. 2. El Señor habló públicamente,
sin alusión alguna a algún misterio secreto; él mismo había mandado
que si algo habían oído a oscuras y en secreto, lo publicaran a la luz y
desde los tejados 158. 3. Él mismo había prefigurado mediante una
comparación que no reservaran sin fruto y en lo escondido ni una sola
mina, es decir, una palabra suya 159. 4. Él mismo enseñaba que la lám-
para no suele meterse debajo del celemín, sino colocarse sobre el can-
delabro, para alumbrar a todos los que están en la casa 160. 5. Los após-
toles despreciaron esto, o muy mal lo entendieron, si no lo cumplieron,
escondiendo alguna parte de la luz, esto es, de la palabra de Dios y el
misterio de Cristo. 6. Por lo que yo sé, a nadie temían, ni la violencia
de los judíos ni la de los gentiles. Tanto más libremente predicarían en
la iglesia los que no callaban en las sinagogas ni en los lugares públicos.
7. Ciertamente no habrían podido convertir a los judíos ni atraer a los
paganos, si no hubieran expuesto ordenadamente lo que querían que
creyeran. 8. Con mucha más razón no habrían sustraído nada a las
iglesias ya creyentes, para confiárselo en privado a unos pocos 161. 9. Y

154
2 Tim 2,2.
155
REFOULÉ, 121, nota 2, observa que podría ser una alusión al apócrifo Evange-
lio de la Verdad, atestiguado por IRENEO (Adv. haer. III,11,9) y descubierto en Nag
Hammadi. Fue escrito hacia el año 150 por Valentín o alguien de su escuela.
156
Cuando en una carta queremos hablar de algo sin citarlo expresamente, de-
cimos: «sobre aquello que me dijiste.» Se trata de algo que está presente al pensa-
miento, ausente del papel.
157
Mt 7,6.
158
Mt 10,27.
159
Alude a la parábola de las minas, Lc 19,12 y ss.
160
Mt 5,15.
161
Si a la gente en general se lo explicas todo, ¿cómo vas a ocultarles nada a los
que ya has captado? No podrías.
276 ESPERANZA ALCOVER

por mucho que algunas cosas las discutían entre los de casa, por decir-
lo así, no es creíble que fueran tales como para dar lugar a una nueva
regla de fe, distinta y contraria a la que todas las iglesias declaraban pú-
blicamente 162, 10. de modo que un Dios profesaran en la iglesia, otro
en casa; una substancia atribuyeran a Cristo en público, otra en secre-
to; una esperanza en la resurrección anunciaran delante de todos, otra
ante unos pocos; 11. (y esto) mientras ellos mismos suplicaban en sus
cartas que todos hablaran una misma y sola cosa, y que no hubiera cis-
mas ni disensiones en la Iglesia 163, puesto que tanto Pablo como los
otros enseñaban la misma doctrina 164. 12. Y además recordaban lo de
«sea vuestra palabra, sí, sí, no, no»; pues «lo que pasa de aquí, viene del
Malo» 165, para que no explicaran el Evangelio de diversos modos 166.

162
Texto difícil y estropeado: diversam et contrariam illi quam catholicae in me-
dium proferebant. LABRIOLLE y MORESCHINI siguen el texto del C Ch, que es el del Có-
dice Agobardino y uno de los cluniacenses, el N, seguidos por la edición de Rigault,
y por KROYMANN; sobreentienden ecclesiae y traducen «iglesias católicas» (Véase la
nota de REFOULÉ, p. 123 latina, nota 4, que no acaba de decidir si catholicae debe en-
tenderse en sentido geográfico («universal») o en sentido doctrinal («ortodoxa» por
oposición a «herética»); LABRIOLLE traduce les Églises catholiques. HOLMES sigue la lec-
ción catholice, que es la de los códices Paterniacense y de Luxemburgo, seguidos por
el editor Renano en sus tres ediciones, Mesnart, Gelenio y Pamelio, y traduce
through the Catholic churches (o in a catholic way en nota). Yo me inclino al Ago-
bardino, pero prefiero la acepción geográfica: «las iglesias universales», «todas las
iglesias», porque me parece que casa mejor con lo que Tertuliano va a decir sobre la
unanimidad de la doctrina más antigua. BLAISE y CLAESSON, Index Tertullianeus (Pa-
rís, 1974) citan este pasaje como ejemplo de catholice («con Kroymann», dice CLAES-
SON); BLAISE lo traduce «en general», «de una manera general», «universalmente». La
palabra es poco frecuente en Tertuliano: en el Praes. sólo dos veces: aquí (26,9), y en
30,2, sólo en el aparato crítico. En el resto de su obra CLAESSON cita cinco ejemplos
del Marc. (II,17,1; III,21,3; III,22,6; IV,4,3; IV,9,9) y uno de Mon. (2,1). Y de catholi-
ce, Fug. 3. BLAISE da dos acepciones de catholicus: 1. universal, general (p. ej. TER-
TULIANO, Praes. 30,2). 2. universal, católica (por primera vez en IGNACIO, Ep. ad Smyrn.
8); católica, ortodoxa. Cita ejemplos de JERÓNIMO, PRUDENCIO, HILARIO, AGUSTÍN; ningu-
no de Tertuliano. Parece, pues, que Tertuliano usa poco la palabra,y, cuando la em-
plea, es con sentido geográfico.
163
1 Cor. 1,10.
164
1 Cor 15,11.
165
Mt 15,37.
166
Así la obligada sencillez de lenguaje, según el mandato de Jesús, dificultaba
que se diversificara la doctrina.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 277

c) Tercera objeción: las iglesias entendieron mal. Refutatio

XXVII. 1. Si, por tanto, es increíble que los apóstoles ignorasen la


plenitud de la predicación, o que no dieran a todos el desarrollo com-
pleto de la regla de fe, veamos si, por casualidad, aunque los apóstoles
(enseñaron) sin duda sencilla y perfectamente, las iglesias empero por
su propia culpa entendieron de otra forma lo que los apóstoles enseña-
ban. 2. (Pues) puedes encontrar que los herejes despliegan todos estos
incentivos del escrúpulo. 3. Ellos se atienen a las iglesias reprendidas
por el apóstol: «Oh insensatos gálatas, ¿quién os ha fascinado?» Y «tan
bien como corríais, ¿quién os ha detenido?» Y el comienzo mismo (de
la carta): «estoy asombrado de que tan pronto hayáis pasado así del que
os llamó en la gracia, a otro evangelio» 167. 4. También está escrito (en
la carta) a los corintios, que alimentaba con leche porque aún eran car-
nales y no eran aptos para el alimento de los adultos, ellos que creían
«saber algo, cuando todavía no sabían como se debe saber» 168. 5. Pero
ya que alegan contra nosotros a las iglesias reprendidas, ¡que crean tam-
bién en las enmendadas! 6. Reconozcan también a aquellas de cuya
fe, ciencia y comportamiento se goza el apóstol y da gracias a Dios; las
cuales hoy se funden con las reprendidas en los derechos de una sola
institución 169.

2.20. EL ESPÍRITU SANTO ASISTE A LA IGLESIA. Y TODAS CREEN LO MISMO

XXVIII. 1. Pero admitamos que todas (las iglesias) se equivocaron,


que también el apóstol se engañó al dar testimonio sobre algunas; que el
Espíritu Santo no veló sobre ninguna para guiarla a la verdad (él que), pa-
ra esto fue enviado por Cristo y para esto fue pedido al Padre, para ser ma-
estro de la verdad. El mayordomo de Dios, el vicario de Cristo, descuidó su
oficio, dejando que las iglesias entendieran en el entre tanto 170 otras cosas,
creyeran otras cosas distintas de lo que Él mismo predicaba a través de los

167
Gál 3,1; 5,7; 1,6.
168
1 Cor 3,1-2; 8,2.
169
Unius institutionis.
170
Interim: mientras (Cristo volvía). Ni LABRIOLLE ni MORESCHINI traducen así
(parfois, talvolta); HOLMES sí (for a time). Yo creo que hay una alusión a la parábola
de Mt 24,45 y ss. Tertuliano hace una reducción al absurdo, aceptando la postura del
contrario y desarrollándola hasta las últimas consecuencias, para que se vea a qué
dislates conduce. Es un procedimiento muy de su gusto.
278 ESPERANZA ALCOVER

apóstoles. Pero ¿es verosímil que tantas y tan importantes iglesias hayan
errado el camino (para confluir) en una misma fe? 2. Ningún aconteci-
miento aleatorio 171 (repartido) entre muchos da un solo resultado: el error
en la doctrina de las iglesias debería haber introducido variaciones (entre
ellas). 3. Lo que, sostenido en muchos lugares diferentes, resulta ser uno,
no ha sido discurrido 172, sino entregado por tradición. 4. ¡Atrévase algu-
no a decir que erraron los que iniciaron la tradición!

2.21. EN GENERAL, LA VERDAD ES MÁS ANTIGUA QUE EL ERROR

XXIX. 1. De cualquier modo que se haya errado, naturalmente el


error reinó durante todo el tiempo que no había herejías. 2. La verdad
esperaba para liberarse a algunos marcionitas y valentinianos.
3. Mientras tanto, erróneamente se evangelizaba, erróneamente se cre-
ía, tantos miles de millares fueron bautizados erróneamente, errónea-
mente se realizaron tantas obras de la fe, tantos milagros, tantos caris-
mas fueron puestos por obra erróneamente, tantos sacerdocios, tantos
ministerios 173 cumplieron sus funciones erróneamente, tantas, en fin,
coronas del martirio fueron conquistadas erróneamente 174. 4. O, si no
fue erróneamente ni en el vacío, ¿cómo es posible que las obras de Dios
hicieran su carrera antes de que se supiera a qué Dios pertenecían?
¿Que hubiera cristianos antes de encontrar a Cristo? ¿Antes las herejías
que la doctrina verdadera? 5. Pues en todos los campos la verdad pre-
cede a la imagen, la semejanza de una cosa sigue a la cosa en cuestión.
6. Por otra parte, sería bastante impropio que la doctrina más antigua

171
Eventus. Sigo a HOLMES; también MORESCHINI. Es una imagen del juego de los
dados, al que tan aficionados eran los romanos: varios jugadores, tirando al azar, es
difícil que saquen todos el mismo número.
172
Erratum. Aquí me aparto de los demás traductores (aunque el sentido ape-
nas varía). A mi juicio, Tertuliano juega con los dos sentidos de errare: «caminar
errante» y «cometer un error».
173
El texto es incierto entre mysteria del Agobardino, y ministeria del Paternia-
cense, al que siguen las ediciones antiguas (la Renana y las de Mesnart, Gelenio, Pa-
melio y Rigault). El misteria del Códice de Luxemburgo, debe ser un error a partir de
ministeria, ya que el códice es de la familia cluniacense; ministeria va mejor con el
paralelismo binario del pasaje. (Véase, además, REFOULÉ, p. 125 latina, nota a.)
174
Marc. I,20,1 ironiza sobre el mismo tema: O Christe, patientissime domine,
qui tot annis interversionem praedicationis tui sustinuisti, donec tibi scilicet Marcion
subveniret: Oh Cristo, pacientísimo Señor, que durante tantos años soportaste que
tus palabras se predicaran al revés, hasta que vino Marción a ayudarte. (Citado por
REFOULÉ, 125, nota 1.)
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 279

sea considerada como herejía 175, incluso porque es ella misma la que
nos advertía que nos guardáramos de las herejías futuras 176. 7. A la
Iglesia de esta doctrina se ha escrito, mejor dicho, la doctrina misma es-
cribe a su iglesia 177: «y si un ángel bajado del cielo os evangelizara otra
cosa, fuera de lo que nosotros os hemos predicado, sea anatema» 178.

2.22. LAS HEREJÍAS SON RECIENTES

XXX. 1. ¿Dónde estaba entonces Marción, armador de barcos del


Ponto 179, amante de la doctrina estoica? ¿Dónde Valentín, seguidor de la
platónica? 2. Pues es sabido que ellos no son tan antiguos (sino que vi-
vieron), más o menos en el principado de Antonino, y creyeron por pri-
mera vez en la doctrina católica dentro de la iglesia romana bajo el epis-
copado del bendito Eleuterio 180 hasta que, a causa de su curiosidad
175
El texto es muy inseguro, quizá mal comprendido en todos los códices. Tan-
to REFOULÉ, p. 126 latina, nota g, como el C Ch siguen la corrección de Ursino y de
Thörnell, seguida también por Kroymann.
176
Toda esta argumentación hace suponer que primero fue la Iglesia, luego la
herejía: el error sigue a la verdad como la sombra sigue al cuerpo (Apol. 47,14. Cit.
por REFOULÉ. También Marc. IV,4,1; 5,1). REFOULÉ, p. 32, ve en este capítulo el enun-
ciado de la praescriptio novitatis.
177
Nótese la rotunda expresión de Tertuliano: Ad eius doctrinae ecclesiam scrip-
tum est, la Iglesia no es poseedora de la doctrina, sino poseída por ella; la Iglesia es
de la doctrina, no al revés. Cuando los apóstoles escriben a las iglesias, es la Doctri-
na misma quien habla por su boca, o sea, el Espíritu.
178
Gál 1,8. Para HOLMES, p. 257, nota 1, aquí está condensada la noción de
«prescripción»: quod semper, lo que siempre se enseñó por las iglesias, es lo verda-
dero; lo otro es lo falso, y esto es «prescripción».
179
Marción era un rico armador de Sinope, ciudad situada al sur del Ponto Eu-
xino, hoy el Mar Negro.
180
Esto es un error de Tertuliano: Antonino Pío fue emperador del año 138 al
161; Eleuterio fue Papa del 174 al 189. El mismo Tertuliano en Marc. I,19,2 dice que
el herético Marción apareció en tiempos de Antonino Pío: De quo tamen constat, An-
toninianus haereticus est, sub Pio impius. (Traduzco: Sobre lo cual en todo caso es
seguro que el hereje es «antoniniano», el impío en tiempos del piadoso). Según los
propios marcionitas debió ser el año 144. En Carn. 1,3 Valentín es llamado condis-
cipulus et condesertor de Marción. IRENEO (Adv. haer. III,4,3; Migne, P. G. vol. 7, co-
lumnas 856-857) pone a Valentín en Roma durante los pontificados de Higinio (años
136-140), Pío (años 140-155) y Aniceto (años 155-166); a Cerdón qui (fuit) ante Mar-
cionem, le sitúa en tiempos de Higinio; y sigue diciendo que «Marción, que le suce-
dió, cobró fuerza bajo Aniceto». De modo que Valentín es un poco anterior a Mar-
ción. Parece, pues, que el «condiscipulus et condesertor» que acabamos de citar, no
hay que tomarlo al pie de la letra. Es posible que la homonimia entre Antonino Pío
y el papa Pío haya favorecido algo de confusión.
280 ESPERANZA ALCOVER

siempre inquieta con la cual echaban a perder también a los hermanos,


fueron expulsados una vez y luego otra vez —Marción ciertamente con
los doscientos sestercios que había aportado a la Iglesia 181—; condena-
dos por último a separación perpetua, sembraron por varias partes el
veneno de sus doctrinas. 3. Después Marción confesó públicamente su
arrepentimiento y, cuando él accedió a la condición que se le impuso 182
de que recibiría la paz (con la Iglesia) sólo si también devolvía a la Igle-
sia a los otros que había instruído para su perdición, le alcanzó la muer-
te. 4. En efecto, convenía que hubiera herejías 183. Pero no por eso son
un bien las herejías, porque convenga que las haya. Como si no convi-
niera también que exista el mal. Pues también convenía que el Señor
fuera entregado, pero ¡ay del que le entregó! Que nadie tome pie de aquí
para defender las herejías. 5. Si hay que ocuparse también del árbol
genealógico de Apeles, él es tan poco antiguo como Marción, su pre-
ceptor y maestro; pero, habiendo caído en falta con una mujer, desertor
de la continencia marcionita 184, se retiró a Alejandría, lejos de la vista de
su santísimo maestro. 6. Volvió de allí al cabo de unos años, sólo me-
jorado en que ya no se unió a los marcionitas, sino a otra mujer, aque-
lla virgen Filumene que arriba dijimos, pero que luego (se hizo) también
ella una tremenda prostituta; rodeado por su poderoso «enérgema» 185,

181
Parece ser que cuando entró en la Iglesia de Roma llevó esa cantidad co-
mo ofrenda; la comunidad cristiana se la devolvió al expulsarle. Según REFOULÉ,
p. 127, nota 3, no hay acuerdo sobre la autenticidad del dato; en todo caso, Mar-
ción dejó fama de ser un hombre rico. (Marc. IV,4,3 menciona su pecuniam, sin
decir cuánto).
182
Cum condicioni datae sibi occurrit; los otros traductores están de acuerdo en
que Marción aceptó las condiciones. Yo no estoy tan segura: todo depende del valor
que se le dé a occurrit; el cum podría ser concesivo (HOPPE, p. 153- 155) o equivaler
a dum (Ibíd., p. 152-153); la preposición ob, de suyo, expresa oposición, con lo que
el verbo occurro más significa «oponerse a» que «aceptar». Marción había acabado
creando una numerosa iglesia; según este texto murió mientras se negociaba lo que
se iba a hacer con toda aquella gente. Para HARNACK (cit. por MORESCHINI, 151, nota
3) la noticia del arrepentimiento de Marción es legendaria. Marción murió hacia el
año 160.
183
1 Cor 11,19.
184
Marción exigía continencia a sus discípulos. La noticia de la falta cometida
por Apeles, seguramente no pasa de ser un rumor malintencionado; lo mismo se ha-
bía dicho de Marción en su juventud. (Véase Adv. omnes haer. 6,2.) También podría
ser una personalización de la habitual metáfora de la herejía como adulterio. (Véa-
se REFOULÉ, p. 128, nota 9.)
185
Parece que era el término técnico con el que Apeles designaba el espíritu so-
brenatural que animaba a Filumene (MORESCHINI, 152, nota 4). En el N.T. el verbo
ejnergevw y sus derivados suele referirse a una energía o actividad sobrenatural.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 281

escribió las fanerwvsei~ 186, que aprendió de ella 187. 7. Todavía quedan
en el mundo gentes que se acuerdan de ellos, y también sus propios dis-
cípulos y los sucesores inmediatos de éstos, para que no puedan negar
que son tardíos. 8. Aunque de todos modos se acreditan por sus obras,
como dijo el Señor 188. 9. Pues si Marción separó el Nuevo Testamento
del Antiguo, es más reciente que aquello que separó, puesto que no ha-
bría podido separarlo de no haber estado unido. 10. Por tanto lo que
estaba unido antes de ser separado (y), luego fue separado, demuestra
que el separador es posterior. 11. A su vez Valentín, exponiendo las
Escrituras de otro modo y enmendándolas sin vacilar, desde el momen-
to en que dice que él enmienda algo, que antes era mendaz, demuestra
que ese algo es anterior 189. 12. Hemos nombrado a éstos como los más
insignes y conocidos adúlteros de la verdad. 13. Pero también un tal
Nigidio, y Hermógenes 190 y muchos otros andan aún por ahí pervirtien-
do los caminos del Señor. Les ruego que me muestren de qué autoridad
proceden. 14. Pues si ellos predican a otro dios, ¿cómo se valen de los
hechos, palabras y Escrituras de este Dios (nuestro) contra el cual pre-
dican? Y si es el mismo Dios ¿por qué lo predican de otro modo?
15. Que prueben ser ellos los nuevos apóstoles, que digan que Cristo ha
bajado al mundo otra vez, que ha enseñado en persona otra vez, que
otra vez ha sido crucificado, otra vez muerto, otra vez resucitado.
16. Pues así suele él hacer a sus apóstoles 191 (y suele) darles además el
poder de realizar los mismos signos que él también realizó. 17. Quie-
ro, pues, que muestren sus poderes, aparte del gran poder que reconoz-

186
En griego en el original: «Manifestaciones».
187
Tertuliano daba más datos en el Adversus Apelleiacos, hoy perdido.
188
Los comentadores señalan aquí una alusión a Mt 7,16: «por sus frutos los co-
noceréis». Yo veo más a Mt 11,19: «la Sabiduría se acredita por sus obras», con re-
miniscencias de Jn 10,38. Tertuliano lo emplea con ironía.
189
Escojo la lectura anterius fuisse demonstrat, aceptando la conjetura de Ursi-
no y Rigault, los cuales avisan que «no se puede distinguir lo que pone el Agobardi-
no». Los otros traductores, y el C Ch prefieren alterius (HOLMES avisa la variante en
nota) y traducen «demuestra que (lo enmendado) era de otro (y no suyo)». El senti-
do altera poco. Anterius es palabra de menos uso, pero el pasaje paralelo de Marc.
IV,4,5 (cit. por REFOULÉ, p. 128, nota 12) jugando con anterius / posterius, yo creo que
lo hace preferible.
190
El tal Nigidio se ve que era poco conocido de Tertuliano (Nigidius nescio qui)
y menos aún de nosotros; nada sabemos de él. Hermógenes era un pintor de Carta-
go, contra el cual Tertuliano escribió dos tratados: el Adversus Hermogenem y el De
censu animae, hoy perdido.
191
Apostolos. Sigo la conjetura de KROYMANN, aceptada por todos los traductores
y por el C Ch, contra el Agobardino (apostolus).
282 ESPERANZA ALCOVER

co tienen de emular a los apóstoles para el mal. Pues los apóstoles, de


los hombres muertos sacaban hombres vivos, mientras que éstos, de los
vivos hacen muertos.

2.23. PROBATIO POR LA PARÁBOLA DE LA CIZAÑA

XXXI. 1. Pero voy a volver, después de esta digresión, a discutir la


prioridad de la verdad y la posterioridad de la mentira, apoyándome
también en aquella parábola que establece al principio la buena semilla
de trigo sembrada por el Señor, pero añade después a la cosecha 192 el
adulterio de la hierba estéril de la cizaña, por obra del Enemigo, el Dia-
blo 193. 2. Pues esta parábola figura con toda propiedad la diferencia de
las doctrinas, ya que también en otro lugar la palabra de Dios es seme-
jante a una semilla 194. 3. Así, por la secuencia misma del relato se ma-
nifiesta que lo del Señor y lo verdadero es lo que primero se entregó, y
lo extraño y lo falso es lo que se entrometió después. 4. Esta sentencia
quedará firme contra todas las herejías posteriores, a las cuales ningu-
na constancia (legal) asiste para reclamar para sí la verdad 195.

192
Superducit: super(pro)duce; hay luego una superproducción indebida: la ci-
zaña.
193
Mt 13,24. También en Prax. 1,6.
194
Mc 4,14.
195
C Ch: quibus nulla constantia de conscientia competit ad defendendam sibi ve-
ritatem. El texto es incierto, como avisa REFOULÉ, p. 130, nota c: lo mismo puede ser
ex conscientia que de conscientia. El Códice Agobardino omite la palabra conscientia.
Yo creo que hay que omitirla. Tertuliano acaba de enunciar en el párrafo 3 la praes-
criptio novitatis; ahora la remacha solemnemente, acudiendo a una metáfora judi-
cial: la Iglesia y la Herejía están en pleito; ambas pretenden poseer la verdad; la Igle-
sia presenta sus doctrinas de siempre, sus Escrituras. La otra ¿qué presenta? Nada:
no hay «constancia». Propiamente no hay «constancia de sus instancias (anterio-
res)», porque son unos recién llegados, unos advenedizos. A mi juicio, algún copista
o estudioso trató de aclarar el texto introduciendo la palabra conscientia: no hay
constancia del conocimiento de semejantes doctrinas. Pero los copistas posteriores
y los editores antiguos no lo han entendido, y eso explica la vacilación entre et (que
es la lectura de los códices Paterniacense y Luxemburguense, aceptada por las edi-
ciones Renana y de Mesnart), de (que es la lectura de los demás editores antiguos) y
ex (que es la corrección de KROYMANN).
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 283

2.24. ARGUMENTO DE LA APOSTOLICIDAD

XXXII. 1. Por otra parte, si algunas herejías se atreven a insertar-


se en los tiempos apostólicos para parecer fundadas por los apóstoles,
puesto que existieron en sus tiempos, podemos decir: que saquen, pues,
a la luz los orígenes de sus iglesias, que desplieguen la lista de sus obis-
pos, recorriéndola desde el principio por sucesión directa, de modo que
aquel obispo que fue el primero haya tenido como garante y predecesor
a alguno de los apóstoles o de los varones apostólicos, y que haya per-
severado con los apóstoles 196. 2. Pues de este modo presentan sus orí-
genes 197 las iglesias apostólicas, como la iglesia de Esmirna muestra a
Policarpo establecido por Juan, o la de Roma a Clemente, consagrado
por Pedro 198. 3. Del mismo modo, ciertamente, también las demás
iglesias exhiben a quién tienen como el primer injerto de la simiente
apostólica, establecido por los apóstoles en el episcopado. 4. ¡Que los
herejes inventen algo semejante! Pues, después de la blasfemia, ¿qué co-
sa puede serles ilícita? 5. Pero por mucho que inventen, nada adelan-
tarán. Pues su misma doctrina, comparada con la apostólica, por su di-
versidad y oposición dará sentencia de que no tiene como autor a
ningún apóstol ni a un varón apostólico, puesto que, igual que los após-
toles no enseñaron doctrinas opuestas entre ellos, tampoco los varones
apostólicos expresaron doctrinas opuestas a las de los apóstoles; a me-
nos que 199 aquellos que aprendieron de los apóstoles, predicaran de dis-
tinto modo que ellos. 6. Así serán desafiados a esta prueba por aque-

196
La precisión es oportuna, puesto que no todos perseveraron. La misma idea
de sucesión apostólica aparece en Marc. I,21, 4-5 y IV,5,1-2. REFOULÉ, p. 130, nota 1,
observa que este desafío presupone que las iglesias tenían algún archivo donde figu-
raba la lista de sus obispos. Según BERARDINO (artículos «sucesión» (apostólica) y «lis-
tas episcopales») en efecto lo tenían: «ya en el siglo II es común la convicción de que
la tradición se transmite gracias a una sucesión en el ministerio»; en este contexto
doctrinal nacen las listas cronológicas de los obispos de una determinada iglesia co-
mo prueba histórica de la sucesión, que es a su vez garantía de la ortodoxia de la doc-
trina de esa comunidad.
197
Census. BLAISE aduce este pasaje y traduce «fastos». En el contexto de los pá-
rrafos 1 y 2 census y origines vienen a ser sinónimos, con lo que podrían aproximar-
se al discutido origines firmas de 37,4.
198
Entre Pedro y Clemente, IRENEO (Adv. haer. III,3,3) coloca a Lino y Anacleto.
Eusebio (Hist. Eccl. III,4,8) sólo a Lino. (Ampliación y comentario en REFOULÉ, 131
latina, nota 2).
199
Nisi si. Según REFOULÉ, 131 latina, nota b, Tertuliano lo emplea a menudo
equivaliendo a nisi forte, con valor irónico.
284 ESPERANZA ALCOVER

llas iglesias que, aunque no pueden mostrar como su fundador a ningún


apóstol ni varón apostólico por ser muy posteriores —p. ej., las iglesias
que se fundan a diario— sin embargo, respirando la misma fe, no son
tenidas por menos apostólicas, gracias a la consanguinidad de su doc-
trina. 7. Por tanto, que todas las herejías, desafiadas a esta doble prue-
ba 200 por nuestras iglesias, demuestren por qué parte se consideran
apostólicas. 8. Pero puesto que no lo son, ni pueden probar lo que no
son, ni son recibidas en la paz y la comunión por las iglesias que son
apostólicas de un modo u otro, es claro que por la diversidad de su doc-
trina 201 no son apostólicas de ningún modo.

2.25. PRAEDAMNATIO APOSTÓLICA DE LAS DOCTRINAS HERÉTICAS

XXXIII 1. Además de esto, añado el examen de las propias doctrinas


(de los herejes) que entonces, en tiempos de los apóstoles, fueron seña-
ladas y condenadas solemnemente por los apóstoles mismos. 2. Pues
también así quedarán más fácilmente en evidencia 202 si advertimos que,
o bien existieron ya entonces, o bien han tomado su raíz de las que exis-
tieron entonces. 3. En la primera carta a los Corintios, Pablo censura
a los que niegan la resurrección o dudan de ella 203; esta opinión es pro-
pia de los saduceos. 4. Ahora se la apropian Marción, Apeles y Valen-
tín, y si algunos otros niegan la resurrección de la carne 204. 5. Y escri-
biendo a los gálatas lanza invectivas contra los que guardan y defienden
la circuncisión y la ley (de Moisés) 205; tal es la herejía de Ebión. 6. Y
cuando instruye a Timoteo fustiga también a los que prohíben el matri-

200
A saber: sucesión apostólica de sus obispos e identidad de doctrina. En el
procedimiento de las legis actiones, por la contextura de la legis actio sacramento, am-
bas partes debían proporcionar las pruebas del derecho discutido. [Según J. ARIAS
RAMOS, Derecho Romano (Edersa, Alcobendas, 1997) I, 276.]
201
Ob diversitatem sacramenti.
202
Traducentur. Según REFOULÉ, 132 latina, nota c y 117 latina, nota 1, traduco
es frecuente en Tertuliano en el sentido de «sacar a la luz», «revelar algo oculto», «re-
futar» (p. ej. An. 1,5). Los otros traductores traducen por «censurar» (flétrir), refutar
(be reprobated, saranno confutate).
203
1 Cor 15,12.
204
Tertuliano lo repite en varios pasajes del Marc. (I,28,2 y ss. V,10,3, etc.). En
Res. 2,2 dice con sentido del humor: Dimidiam agnoscunt resurrectionem, solius sci-
licet animae: reconocen media resurrección, a saber: la del alma sola. (Citado por RE-
FOULÉ, 132, nota 2, según el cual Marción no negaba formalmente la resurrección, pe-
ro la entendía en forma incorporal.)
205
Gal 5,2.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 285

monio 206. Así lo tienen establecido Marción y su seguidor, Apeles 207.


7. Igualmente alude a los que dicen que la resurrección (final) ha suce-
dido ya 208: esto aseguran los valentinianos acerca de sí mismos 209.
8. Pero también cuando nombra genealogías sin fin 210 se reconoce a Va-
lentín, en el cual aquel Eón no sé quién, de nombre extraño y que (en-
cima) no es siempre el mismo (nombre), genera a partir de su Charis a
Sentido y Verdad; y éstos a su vez procrean a partir de ellos a Verbo 211
y Vida, y luego éstos generan al Hombre y la Iglesia; de esta primera og-
dóada de Eones surgen luego otros diez, y los restantes doce Eones de
nombres maravillosos y, ya en plena fábula, los treinta Eones 212. 9. El
mismo apóstol, cuando reprueba a los que sirven a los elementos 213,
muestra algo de lo de Hermógenes, que introduciendo a la materia no
nacida, la compara con Dios no nacido, y así, haciendo diosa a la ma-
dre de los elementos, puede rendir culto a ésta, que pone a la par de
Dios. 10. Por otra parte, a Juan en el Apocalipsis 214 se le manda casti-
gar a los que comen los idolotitos y a los que cometen fornicaciones: hay
también ahora otros nicolaítas; la herejía se llama caína 215. 11. Pero en
206
1 Tim 4,3
207
Marc. IV,11,8: Nuptias non coniungit, coniunctas non admittit, neminem tin-
git nisi coelibem aut spadonem: no celebra matrimonios, no admite los que ya se han
realizado, no bautiza a nadie si no es célibe o eunuco. (Véase también I,29,1.) IRENEO
en Adv. haer. I,28,1 (columna 690), hablando de Saturnino y Marción, dice: qui vo-
cantur «Continentes» (ejgkratei`~) abstinentiam a nuptiis anuntiaverunt (ajgamivan ejkhv-
ruxan): los que se llaman «continentes» (encratitas) proclamaron la abstinencia del
matrimonio. (Citado por REFOULÉ, 133, nota 4.)
208
2 Tim 2,17-18.
209
O sea: aseguran que les ha sucedido a ellos; para MORESCHINI (156, nota 6) tie-
ne que ser una interpretación alegórica. Se apoyaban en pasajes como Col 2,12 y Ef
2,5-6. Véase la amplia nota de REFOULÉ, p. 133, nota 5.
210
1 Tim 1,4.
211
Sermonem, se podría traducir por «Palabra», pero he preferido «Verbo» por
ser masculino.
212
En Val. caps. 7-18 aporta Tertuliano una descripción mucho más amplia.
213
Gal 4,9.
214
Apol. 2,6.14-15. También en IRENEO, Adv. haer. I,26,3 (col. 687).
215
O cainita, porque honraban a Caín, al que creían surgido de una potencia
más alta que la que produjo a Abel; IRENEO (Adv. haer. I, 36,1 (columna 704) añade:
«y dicen que Judas lo sabía, y por eso hizo su traición». Lo mismo en el Adv. omnes
haer. 11,5-6. Los cainitas eran dualistas; negaban el bautismo. Tertuliano nos cuen-
ta (Bapt. 1,2) que una mujer cainita se había infiltrado en la comunidad cristiana de
Cartago. En cuanto a la secta judaizante de los nicolaítas, según Ireneo (Adv. haer.
I,26,3) y el Adv. omnes haer. 1, 6, descendían del diácono Nicolás (Hch 6,5). (Véase
MORESCHINI, 157, nota 3; FREDOUILLE, pp. 328-329.)
286 ESPERANZA ALCOVER

su carta llama anticristos sobre todo a los que niegan que Cristo haya
venido en la carne 216 y a los que no creen que Jesús es Hijo de Dios 217:
Marción defiende aquello 218, Ebión esto. 12. En cuanto a la doctrina
simoniana de la magia, que da culto a los ángeles, ciertamente era teni-
da por idolatría, y el apóstol Pedro la condenaba en el propio Simón 219.

XXXIV. 1. Éstos son, según creo, los tipos de doctrinas adulterinas


que por los mismos apóstoles aprendemos que hubo en sus tiempos.
2. Y sin embargo, entre tanta variedad de perversidades, no encontra-
mos ninguna escuela que haya atacado a Dios como creador del univer-
so. 3. Nadie se atrevió a conjeturar otro Dios, se vacilaba más acerca
del Hijo que acerca del Padre, hasta que Marción introdujo otro Dios de
pura bondad, aparte del Creador. 4. Apeles convirtió en el Creador,
Dios de la Ley y de Israel, a no sé qué ángel glorioso del Dios Superior,
afirmando que era de fuego 220; Valentín diseminó sus Eones y puso la
culpa de un Eón como origen del Dios Creador. 5. Sólo a éstos, y a
ellos los primeros, se reveló la verdad de la divinidad, a éstos que, claro
está, obtuvieron del diablo una merced mayor y una gracia más plena;
del diablo que ha querido también así emular a Dios, formando, con sus
doctrinas venenosas, discípulos que estuvieran sobre su maestro, cosa
que el Señor negó 221.

2.26. RECAPITULATIO: DILEMA FINAL

6. Pueden, pues, todas las herejías elegir su propia época, cuándo


existió cada una; — pues no importa cuándo existió cada cual, puesto

216
1 Jn 4,3.
217
1 Jn 2,22.
218
Lo mismo en Marc. III,8,1: Marcionitas, quos apostolus Ioannes antichristos
pronuntiavit, negantes Christum in carne venisse: los marcionitas, a los que el após-
tol Juan llamó «anticristos», niegan que Cristo haya venido en la carne. (Cit. por RE-
FOULÉ, 134, nota 9.)
219
Alusión a Hch 8,9-24; pero ahí no se habla de culto a los ángeles. Simón Ma-
go quedó en la tradición como el prototipo de hereje. Tertuliano amplía el tema en
An. 34,2-5.
220
Tanto Marción como Apeles, su discípulo, creyeron que había un Dios supe-
rior al del A.T.; así el Dios del A.T. sería un ángel de fuego, sometido al Dios supe-
rior. Este pasaje de Tertuliano aparece en SAN ISIDORO (Etym. VIII,5,12. Cit. por RE-
FOULÉ, 135, nota 3).
221
Mt 10,24. La misma argumentación en 40,1. También en Marc. I,14,3;
IV,17,11.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 287

que no son de la verdad— y ciertamente no pueden serlo las que no exis-


tieron en tiempos de los apóstoles 222. 7. Pues si hubieran existido en-
tonces, habrían sido citadas también ellas, para ser también ellas repri-
midas; ciertamente las que hubo en tiempos de los apóstoles, son
condenadas expresamente 223. 8. Por tanto: si son las mismas (herejías)
que en tiempos de los apóstoles —entonces rudas, ahora un poco más
pulidas—, tienen su condena actual a partir de la de entonces; si (aqué-
llas) fueron distintas, pero otras, nacidas después, han tomado de aqué-
llas algo de sus opiniones, ya que se les han asociado en la predicación,
preciso es que se les asocien también en la condenación 224; aplicándose-
les previamente 225 la antedicha definición de la posterioridad, por la
cual, aunque no participaran en nada de aquellas doctrinas que han si-
do objeto de condena, recibirían previamente su sentencia por sóla su
edad: tanto más adulteradas cuanto ni siquiera son nombradas por los
222
El texto es concentrado, puede entenderse de varios modos: eligant igitur si-
bi tempora universae haereses quae quando fuerint —dum non intersit quae quando
dum de veritate non sint— et utique quae sub apostolis non fuerunt, fuisse non pos-
sunt. Hasta el guión todos los traductores coinciden; luego, ya no. LABRIOLLE, y con
él REFOULÉ, p. 135 latina, nota d, da a los dos dum un matiz como concesivo, y en-
tiende el final de la frase como yo: au surplus ce point n’importe guère du moment
qu’elles n’ont point la verité pour elles, et elles ne peuvent l’avoir puisqu’elles n’exis-
taient pas sous les apôtres. MORESCHINI traduce los dos dum casi igual y el final dife-
rente: beninteso, non ha importanza per noi quando…, dal momento che essa non pro-
viene dalla verità), e certamente quelle che non esistettero al tempo degli apostoli, non
possono pretendere di essere esistite. HOLMES coincide en el primer dum y, más o me-
nos, en el segundo, y varía lo demás: provided that the when be an unimportant point;
allowing, too, that they be not of the truth, and…, could not possibly have had any con-
nection with the apostles). Yo traduzco los dos dum de acuerdo con HOPPE, que les da
valor causal, p. 152. Y traduzco «ser de la verdad» porque creo que hay una alusión
a Jn 17,14-19.
223
In sua nominatione. Véase 37,6. Cuando un padre deshereda a sus herederos,
debe hacerlo nominatim. Si no, de nada le sirve. (GAYO, Inst. II,127.)
224
Literalmente «tengan consorcio», habendo cum eis consortium praedicationis
habeant necesse est etiam consortium damnationis. La palabra consortium, con su
fuerte valor comercial y jurídico, creemos que está usada por Tertuliano con toda in-
tención: ya que han querido compartir su suerte, ser sus «con-sortes», que lo sean.
La misma palabra emplea en Bapt. 15,2: heretici autem nullum consortium habent
nostrae disciplinae: los herejes no comparten en absoluto la condición de nuestra dis-
ciplina.
225
praecedente: traduzco libremente y con poca seguridad; quizá podría tradu-
cirse «sirviendo de precedente». LABRIOLLE traduce car prévaut ici; HOLMES y MORES-
CHINI no lo traducen, o lo engloban en el ablat. de causa.
288 ESPERANZA ALCOVER

apóstoles. 9. Por donde consta con mayor seguridad que éstas son las
herejías que entonces se anunciaban como futuras 226.

2.27. DESAFÍO A LA PARTE CONTRARIA

XXXV. 1. Con estos argumentos hemos desafiado y vencido a to-


das las herejías, sean posteriores a los apóstoles o coetáneas con ellos,
con tal que sean opuestas a las doctrinas de los apóstoles; sean señala-
das por ellos en general, o en particular, con tal que hayan sido conde-
nadas; que se atrevan a responder también ellas, lanzando algunas pres-
cripciones 227 semejantes contra la doctrina nuestra. 2. Pues si niegan
la verdad de nuestra doctrina, deben probar a su vez que es herética, re-
futándola con la misma demostración que ha refutado a las suyas, y al
mismo tiempo deben mostrar dónde hay que buscar la verdad, que a es-
tas alturas es evidente que tampoco está en las doctrinas suyas.
3. Nuestra doctrina no es posterior 228, antes bien es anterior a todas. Es-
ta será en todas partes la prueba de la verdad: ser el primer ocupante 229.
4. No es condenada por los apóstoles, antes bien es defendida: este será
el título de propiedad 230; 5. a la cual doctrina, ya que no la condenan

226
La argumentación es concluyente: A) supongamos que estas herejías de ahora
son las mismas de tiempos de los apóstoles: ya fueron condenadas entonces. B) Su-
pongamos que son otras: si dicen lo mismo, ya fueron condenadas; si dicen otra cosa,
están también condenadas, por ser tardías. Porque si dijeran lo mismo que dicen las
iglesias todas (las «católicas») estarían en paz y comunión con ellas: quod non datur.
Ya avisaron los apóstoles que, además de los errores que ellos mismos corrigieron, ha-
bría en el futuro errores nuevos y desconocidos. Nótese que todo este pasaje está re-
dactado casi como una sentencia judicial, con abundancia de términos jurídicos.
227
Praescriptiones.
228
Posterior nostra res non est. La llama res como praeparatio a lo que va a decir
en 37,4.
229
Hoc erit testimonium veritatis ubique occupantis principatum. (Los dos pun-
tos después de ubique los pongo yo.)
230
Hoc erit indicium proprietatis. Tertuliano acude a una metáfora judicial de la
propiedad de tierras. (Los otros traductores la aplican menos que yo; aunque REFOU-
LÉ, p. 137 latina, nota 2, observa que emplea términos del vocabulario técnico de la
longi temporis possessio). La Iglesia ha sido la primera que se ha hecho cargo del cam-
po de la verdad: le asiste, pues, el derecho del primer ocupante. Pero tiene además un
título de propiedad, extendido por los apóstoles. Aquí los otros traductores explicitan,
como hace MORESCHINI, que la nostra dottrina è propria degli apostoli. Yo prefiero tra-
ducir más literalmente. También podríamos leer hoc erit iudicium proprietatis, con el
códice X: «éste será el juicio de propiedad» y aproximar el texto a 6,4 (véase nota 19)
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 289

los que condenaron toda doctrina extraña, la muestran como suya y, por
ello, también la defienden.

2.28. EXHORTATIO: COMPRUEBA, SI QUIERES, LA APOSTOLICIDAD;


COMPARA LAS REGULAE DE CARTAGO Y DE ROMA

XXXVI. 1. Vamos, pues, tú que quieres ejercitar mejor tu curiosi-


dad en el negocio de tu salvación, recorre las iglesias apostólicas, en las
cuales todavía presiden en su sitio las mismas cátedras de los apóstoles,
en las cuales aún se leen públicamente sus propias cartas auténticas 231,
haciendo resonar su voz y aparecer el rostro de cada uno de ellos. 2. Si
Acaya está cerca de ti, ahí tienes a Corinto. Si no estás lejos de Mace-
donia, tienes a Filipos; si puedes dirigirte al Asia, tienes a Éfeso; si lo
que tienes al lado es Italia, tienes a Roma, cuya autoridad 232 está tam-

por un lado y a 37,4 por otro: los apóstoles, que son los que poseen la verdadera auc-
toritas, nos han asignado la propiedad a nosotros, y han dejado el caso praeiudicatum
para siempre. (Véase MICHAELIDES, p. 95). El C Ch y todos los editores prefieren indi-
cium, dado que iudicium, que da mejor sentido, sólo aparece en un códice; pero el
error iudicium / indicium es de los más fáciles de cometer en la transmisión textual.
231
Ipsae authenticae litterae ¿Eso quiere decir que los originales existían aún en
tiempos de Tertuliano? REFOULÉ, p. 137, notas 1 y 2, opina que, en todo caso, Tertu-
liano creía que sí, aunque no sabemos si estaba en lo cierto. Para HOLMES, p. 260, no-
ta 12, authenticae sólo significa «no mutiladas por los herejes».
232
Auctoritas. Se discute mucho el alcance de esta autoridad. Si la iglesia de Car-
tago hubiera sido fundada por misioneros enviados por la de Roma, Roma poseería
una autoridad especial para Cartago, además de la que le correspondiera por su apos-
tolicidad; pero no es seguro que la comunidad de Cartago fuera una fundación ro-
mana. REFOULÉ, pp. 137-138, nota 3, y MORESCHINI, p. 160, nota 1 y nota 3, están a fa-
vor; otros creen que fue obra de cristianos venidos de la parte oriental del Imperio. R.
BRAUN, Approches de Tertullien (París, 1992), pp. 1-2, cree que a una ciudad tan cono-
cida debieron llegar misioneros de distintas procedencias, también de Roma. En cual-
quier caso, resulta significativo que Tertuliano destaque la autoridad de la regula fidei
romana, pudiendo destacar otras. A este texto se aproxima el de IRENEO (Adv. haer.
III,3,1): maxima et antiquissima et omnibus cognita, a gloriosissimis duobus apostolis
Petro et Paulo fundata et constituta ecclessia; (…) ad hanc enim ecclessiam propter po-
tentiorem (potiorem, en MIGNE) principalitatem necesse est omnem convenire eccles-
siam, hoc est, eos qui sunt undique fideles, in qua semper ab his, qui sunt undique, con-
servata est ea quae est ab Apostolis traditio: la mayor y más antigua y conocida por
todos, fundada y establecida como iglesia por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y
Pablo; (…) a esta iglesia por su poderosa principalidad es necesario que acuda toda la
iglesia, es decir, los fieles que hay en todas partes; en ella se ha conservado siempre,
por estos (fieles) que están en todas partes, la tradición que viene de los apóstoles. Cit.
por MORESCHINI. La edición de HARVEY y la de MIGNE (III,3,2) ponen ecclesiae, en geni-
290 ESPERANZA ALCOVER

bién a nuestro favor. 3. ¡Cuán feliz es esta iglesia sobre la cual los
apóstoles derramaron profusamente toda la doctrina, junto con su pro-
pia sangre! Donde Pedro se iguala a la pasión del Señor, donde Pablo es
coronado con la muerte de Juan (Bautista), donde el apóstol Juan, des-
pués que, sumergido en aceite hirviendo, nada padeció, es desterrado a
una isla 233; 4. veamos qué ha aprendido (esta iglesia), qué ha enseña-
do: junto también con las iglesias africanas, unidas en comunión 234 con
ella, 5. conoce a un solo Señor, Dios, creador del universo, y a Cristo
Jesús, nacido de la virgen María, Hijo del Dios Creador, y la resurrec-
ción de la carne; asocia la Ley y los Profetas con los escritos evangélicos
y apostólicos 235, y ahí bebe su fe; la sella con el agua, la reviste con el Es-
píritu Santo, la alimenta con la eucaristía, la recomienda con el marti-
rio 236, y así a nadie acepta contra esta institución 237. 6. Ésta es la insti-

tivo: Sed quoniam valde longum est in hoc tali volumine omnium ecclesiarum enume-
rare successiones, maximae, et antiquissimae, et omnibus cognitae, a gloriosissimis
duobus apostolis Petro et Paulo Romae fundatae et constitutae ecclesiae. El final tam-
bién varía algo: eam quam habet ab Apostolis traditionem. El resto del texto es igual.
233
Tertuliano es el primer testimonio de la tradición de la crucifixión de Pedro;
en Scor. 15,3 fecha la muerte de Pedro y Pablo en la persecución de Nerón. También
es el único que cuenta el confinamiento de Juan y lo del aceite hirviendo. (Tomado
de REFOULÉ, 138, notas 4 y 5). Véase también Marc. IV,5,1.
234
Contesseratis, según la conjetura de KROYMANN.
235
O sea: une y acepta el A.T. y el N. T., contra Marción.
236
Martyrio, siguiendo a HOLMES y a OEHLER, que a su vez sigue las ediciones de
Gelenio y de Pamelio. LABRIOLLE, REFOULÉ y MORESCHINI prefieren martyrium, que es
la lectura general de los códices: «exhorta al martirio»; hay un pasaje paralelo en
Fug. 9,4: namque omnes paene ad martyrium exhorta(n)tur; pero en nuestro texto fal-
ta el ad (REFOULÉ, 138 latina, nota b aporta otro ejemplo en Marc. IV,25). Yo he pre-
ferido la otra lectura porque, sobre ser la lectio difficilior, probablemente corregida
después, va mejor con el paralelismo del pasaje y es una idea muy querida de Tertu-
liano: el martirio es instrumento de salvación para nosotros y de gloria para Dios
(Marc. IV,21,12; Fug. 9,4, a continuación de las palabras que acabamos de citar, y ca-
si lo mismo en An. 55,5; Fug. 12,8); por él los santos devienen piedras vivas del tem-
plo de Dios (Marc., IV,39,5-7) y los paganos son atraídos a la fe (Apol. 50,14-16). Po-
dríamos añadir Or. 5,2-4; An. 8,5; 9,8; Scap. 1,11.13; 2,1; 5,4; Fug. 1,4; 12,5-6; e
incluso Praes. 4,5: las herejías son peores que las persecuciones porque éstas al me-
nos producen mártires, y las herejías no.
237
Para KELLY, o.c., pp. 52-53; 63-64; 171, este texto está mucho más cerca que
el de 13,2-5 de un posible «credo romano»: una sencilla fórmula trinitaria articula-
da en tres preguntas, de acuerdo con Mt 28,19, semejante a la que nos refiere la Tra-
ditio de HIPÓLITO, confirmado por Prax. 26,7. La expresión «Cristo Jesús», que apare-
ce en el textus receptus, en la Traditio de HIPÓLITO y en los credos de RUFINO (iglesia
de Aquileia) y de PEDRO CRISÓLOGO (iglesia de Rávena, años 433-450) frente al habi-
tual «Jesucristo», es una prueba de la antigüedad del primitivo núcleo romano, que
empalma con Hch 2,36; 5,42; 18,28 y con muchos pasajes de Pablo.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 291

tución, no digo ya que anunciaba que sobrevendrían herejías, sino de la


cual han salido las herejías. Pero no son de ella, desde el momento en
que se han vuelto contra ella. 7. También del hueso de la tierna y rica
aceituna sale, también necesariamente 238, el áspero acebuche; también
de la simiente del higo, tan dulce y suave, surge el ventoso y vano ca-
brahigo. 8. Así también las herejías (han surgido) de nuestro tallo, pe-
ro no de nuestra estirpe; (han salido) de la semilla de la verdad, pero (se
han vuelto) silvestres por la mentira.

2.29. INVECTIVA CONTRA LOS HEREJES

XXXVII. 1. Si esto es así, de modo que la verdad se nos debe ad-


judicar a nosotros, todos los que caminamos en esta regla de fe 239 que
las iglesias han recibido de los apóstoles, los apóstoles de Cristo, Cristo
de Dios, es clara la razón de establecer nuestra propuesta: que no hay
que admitir a los herejes a entablar disputa acerca de las Escrituras,
puesto que sin necesidad de las Escrituras demostramos que ellos no
tienen nada que ver con las Escrituras. 2. Pues si son herejes, no pue-
den ser cristianos, al no haber recibido de Cristo las doctrinas que, ha-
biéndolas seguido por su propia elección, acogen, como herejes que
son 240. 3. Así, no siendo cristianos, no tienen ningún derecho sobre los
escritos cristianos; ellos, a los que hay que decir, con toda razón:
—«¿Quiénes sois? ¿Cuándo y de dónde habéis llegado? ¿Qué hacéis
en lo mío, si no sois de lo mío? 241. ¿Con qué derecho, Marción, talas mi
bosque? ¿Con qué permiso, Valentín, desvías el agua de mis fuentes?

238
Necessarie: sigo la lectura del Agobardino, recogida por Kroymann. La edi-
ción de REFOULÉ y los otros traductores prefieren necessariae, adoptada por Mesnart
y los editores antiguos. A mi entender, da peor sentido. Aquí, llegando ya al final del
tratado, Tertuliano recoge lo que dijo en 4,6; 5,2; 30,4: es necesario que haya here-
jías.
239
BRAUN, Deus p. 448, ve aquí un eco de Gál 6,16.
240
Non a Cristo habendo quod de sua electione sectati haereticorum nomine ad-
mittunt. El Códice Agobardino escribe nomina; la corrección del C Chr es general-
mente admitida. Aquí Tertuliano alude a 6,2-3. Lo mismo opinan otros Padres, p. ej.
CIPRIANO (De Cath. Eccl. unitate, 14). Ya JUSTINO (Dial. 35,6) dijo que a los herejes les
convenía más el nombre de sus fundadores, que el de cristianos. (Véase REFOULÉ,
139, nota 2).
241
STIRNIMANN, Die Praescriptio Tertullians im Lichte des römischen Rechts und
der Theologie (Friburgo de Suiza 1949), p. 106, nota: non mei es la fórmula que em-
plea el pater familias para decir que una persona no está en su patria potestas (no lo
reconoce como suyo o no es suyo ya).
292 ESPERANZA ALCOVER

¿Con qué autoridad, Apeles, mueves las lindes de mi campo? 242. 4. [La
posesión es mía.] ¿Por qué sembráis y metéis vuestro ganado aquí a
vuestras anchas, vosotros (que sois) ajenos? Mía es la posesión, la ocu-
po desde antiguo, la ocupo antes que vosotros; son firmes (los docu-
mentos de) mis orígenes 243 (extendidos), por los propios autores, a los
cuales perteneció el bien (en litigio) 244. 5. Yo soy el heredero de los
apóstoles. Tal como ellos dispusieron en su testamento, tal como lo con-
fiaron a mi fidelidad 245, tal como lo sellaron con juramento, así lo man-
tengo yo. 6. A vosotros, ciertamente, os desheredaron siempre, y os
echaron fuera como extraños 246, como enemigos. 7. Pero ¿de dónde

242
REFOULÉ, p. 140 latina, nota 3, observa que los tres verbos empleados por Ter-
tuliano, caedis, transvertis, commoves, describen perfectamente el error de cada he-
resiarca: Marción elimina de la Escritura los textos que no le gustan; Valentín adap-
ta a la filosofía las fuentes cristianas; Apeles añade las revelaciones privadas de
Filumene.
243
Origines firmas. Son los origines de 32,1 y los census de 32,2. Ahora se añade
el matiz de que son firmas, constantes, o sea, sin interrupción alguna a partir de los
propios fundadores. Para STIRNIMANN, p. 111, serían la traditio objectiva.
244
Casi todos los estudiosos ven aquí una metáfora, por lo menos, tomada del de-
recho de propiedad. Durante el imperio se había ido extendiendo a los fundos pro-
vinciales, con el nombre de longi temporis praescriptio (ya aludida en el cap. 35, 3-4;
véanse las notas a la traducción) o longae possessionis praescriptio, el tradicional de-
recho romano de adquisición por usucapio. La Ley exigía que la ocupación hubiera
sido ininterrumpida durante un período largo de tiempo (un mínimo de diez o vein-
te años según los casos, como consta en el rescripto de Septimio Severo y Caracalla
del año 199), que hubiera habido un iustus titulus (motivo justificado) para ella, y au-
sencia de dolo o violencia en el origen. [Véase ARIAS RAMOS, Derecho Romano (Madrid,
1997) I, 264-269.] En la argumentación de Tertuliano queda claro que las Escrituras
(y la verdad cristiana, cuyo instrumentum son las Escrituras, como va a decir en el ca-
pítulo siguiente, párrafo 2) no son una res nullius (35,3): pertenecen a Dios, Cristo, los
apóstoles; por este orden, como acaba de decir en 37,1 y antes en 21,4. Pero los após-
toles ya murieron. Por eso Tertuliano habla a continuación de la herencia: los após-
toles son los auctores primitivos, a los cuales pertenecía la res, motivo del litigio, y la
Iglesia es su legítima heredera. Los autores discuten hasta dónde hay que entender ca-
da metáfora. Puede verse la discusión en REFOULÉ, pp. 32-36, que subraya el gran uso
de términos jurídicos en el pasaje, y MORESCHINI, pp. 161-162, notas).
245
Sicut fidei commiserunt: tal como instituyeron ellos el fideicomiso. Todo el
párrafo emplea un lenguaje solemnemente jurídico, muy próximo al que se emplea-
ba para redactar los testamentos: sicut caverunt…, sicut fidei…, sicut adiuraverunt…,
ita… (Véase ARIAS RAMOS, II,1109.) La Ley de las Doce Tablas (6,1) dice que uti lin-
gua nuncupassit, ita ius esto: tal como la lengua haya proclamado, que así sea el de-
recho (ibíd. I, 257).
246
Et abdicaverunt ut extraneos, ut inimicos. Hay heredes sui (et necessarii) y he-
redes extranei, que no son de la domus. Se llama abdicatio a la renuncia a la patria
potestas. (Véase ARIAS RAMOS, II, pp. 748, nota 635; 814; 893.)
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 293

(os viene a vosotros), herejes (el ser), extraños y enemigos de los após-
toles 247, sino de la oposición de vuestra doctrina, la cual cada uno de vo-
sotros, según su capricho y yendo contra los apóstoles, ha inventado, o
ha recibido de otros?»

2.20. PROBATIO DE LA INVECTIVA: LOS HEREJES DESTROZAN LAS ESCRITURAS

XXXVIII. 1. Por tanto, hay que suponer (que se da) la adultera-


ción de las Escrituras y de sus exposiciones, allí donde aparece la diver-
sidad de la doctrina. 2. Aquéllos que se han propuesto enseñar de otro
modo, sobre ellos recae la necesidad de disponer de otro modo los ins-
trumentos de su doctrina. 3. Pues no hubieran podido enseñar otras
cosas, si no tuvieran otros medios con que enseñarlas. Igual que a ellos
no hubiera podido sobrevenirles la corrupción de la doctrina sin la co-
rrupción de los instrumentos de ella, igualmente a nosotros no nos ha-
bría pertenecido 248 la integridad de la doctrina sin la integridad de los
instrumentos mediante los cuales modelamos la doctrina. 4. En efec-
to: ¿Qué hay contrario a nosotros en nuestras Escrituras? ¿Qué hemos
aportado por nuestra cuenta, de modo que, habiendo encontrado en las
Escrituras algo que se le oponga, tratemos de remediarlo quitando, aña-
diendo o cambiando algo? 249. 5. Lo que nosotros somos, ésto son las
Escrituras desde su principio. Nosotros existimos a partir de ellas (y),
antes que (nosotros) no existió nada distinto de lo que nosotros somos
(ahora); en cambio ¿qué cosa hubo antes que las Escrituras fueran in-
terpoladas por vosotros? 250. 6. Puesto que toda interpolación ha de ser

247
Unde autem extranei et inimici apostolis haeretici. Los otros traductores so-
breentienden sunt, en tercera persona, y traducen el unde según HOPPE, p. 209: «¿por
qué los herejes son extraños y…?» Yo prefiero sobreentender el verbo en segunda
persona, conservando así el apóstrofe directo que se abrió en el párrafo 3.
248
Competisset. Los otros traductores vierten libremente, a mi entender: no hu-
biéramos logrado mantener; (n’aurions pu arriver à maintenir; non sarebbe stata pos-
sibile).
249
Literalmente: mediante sustracción, adición o transformación: detractione,
adiectione vel transmutatione. Estos son, según Tertuliano, los procedimientos escri-
turísticos de los herejes, aplicados unas veces a la materialidad de los textos, otras a
la exégesis.
250
Como dice REFOULÉ, 141 latina, nota 4, el pasaje es passablement obscur: Ex illis
sumus, antequam nihil aliter fuit quam sumus. El mismo Refoulé explica el sentido:
hay una correlación estricta entre Escrituras e iglesias, pues cada Escritura edifica su
iglesia. (Diríamos que a Escrituras A, corresponde iglesia A; a Escrituras B, iglesia B,
etc.). Pues bien: las iglesias (católicas), dice Tertuliano, son hoy (cuando Tertuliano es-
294 ESPERANZA ALCOVER

considerada posterior, al provenir ciertamente de la envidia 251, que nun-


ca es anterior a lo que torpemente desea, ni de su misma casa, tan in-
creíble es para cualquier persona sensata que nosotros hayamos metido
nuestra pluma corruptora en las Escrituras, nosotros que somos los pri-
meros y los que genuinamente venimos de ellas, como que no la hayan
metido ellos, que son los de después y los enemigos. 7. Uno altera las
Escrituras con su mano, el otro con su exposición del sentido 252.
8. Pues si Valentín parece que emplea las Escrituras íntegras 253, no ha
puesto su mano sobre la verdad con un ingenio menos astuto que Mar-
ción. 9. Pues Marción abierta y públicamente ha empleado un sable,
no un punzón 254, ya que ha llevado a cabo una auténtica matanza de las
Escrituras (para acomodarlas) a su sistema. 10. Valentín, en cambio,
les ha perdonado la vida, puesto que no ha discurrido Escrituras para
su asunto literario, sino asunto para sus Escrituras. Y, con todo, les ha
quitado más y les ha añadido más, escamoteando los significados pro-
pios de cada palabra y añadiendo combinaciones de seres inexistentes.

XXXIX. 1. Estas son las facultades de las fuerzas espirituales del


mal; con ellas (es) la lucha por el premio, que debemos, hermanos, tener
en perspectiva ante nosotros 255 (lucha), necesaria para la fe, para que se

cribe) el correlato perfecto de las Escrituras; nada hay en su regula (cap. 37,1: regla de
fe, de culto y de vida entera) que contradiga a las Escrituras; y estas iglesias siempre
han sido como son hoy. En cambio vosotros, herejes, que necesitáis continuamente en-
mendar las Escrituras, ¿qué había antes que vosotros? Nada: sólo iglesias católicas.
Pues si sois iglesia B, buscaos unas Escrituras B, en vez de estropear las nuestras. Es
el mismo argumento de la praescriptio novitatis, expresado de otro modo.
251
Tertuliano sugiere, una vez más, que la herejía es obra del diablo, el envi-
dioso por excelencia, como acaba de decir en 34,5 y repetirá en 40,2 y 7. La misma
idea en Prax. 1,1 y en Iei. 16,7: diabolus divinorum aemulator: el diablo, emulador de
las cosas divinas.
252
Sensus expositione. Para REFOULÉ, 141, nota 6, expositio es aquí casi equiva-
lente a «exégesis». Lo mismo dice IRENEO (Adv. haer. III,12,12), referido a los herejes
en general: Scripturas quidem confitentur, interpretationes vero convertunt: cierta-
mente aceptan las Escrituras, pero cambian las interpretaciones.
253
Integro instrumento uti videtur.
254
Stilus, instrumento en forma de punzón que se usaba para escribir sobre ta-
blillas enceradas.
255
Haec sunt ingenia de spiritalibus nequitiae cum quibus luctatio est nobis, fra-
tres, merito contemplanda. Mi traducción se separa aquí de la francesa e italiana. RE-
FOULÉ traduce Ces hommmes-là procèdent des esprits de perversité, avec qui il nous faut
lutter, mes frères, et qu’il nous faut donc regarder en face, y avisa en nota que corrige
aquí la traducción de LABRIOLLE (avec qui il nous faut lutter, frères, et qu’il nous faut
donc étudier), por ser contradictoria con el pensamiento general de Tertuliano, según
el cual los cristianos no deben estudiar las herejías. MORESCHINI traduce: Questi sono
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 295

manifiesten los elegidos y sean desenmascarados los réprobos 256. 2. Y


por esto tienen ellos fuerza y facilidad para discurrir y organizar sus erro-
res (aunque), no tan digna de admiración como si fuera difícil e inexpli-
cable, dado que también en las letras profanas hay a nuestro alcance
ejemplos de una facilidad semejante. 3. Pues hoy puedes ver que algu-
nos sacan de Virgilio una fábula enteramente otra, acomodando el asun-
to según los versos, y los versos según el asunto. 4. Por ejemplo, Hosi-
dio Geta ha bebido su tragedia «Medea» toda entera en Virgilio. Cierto
pariente mío, entre otras muestras de su arte, ha escrito una explicación
del «Cuadro de Cebes» a partir del mismo poeta 257. 5. También suele lla-
marse «Homerocentones» a los que (sacan) sus propias obras de los poe-
mas de Homero, según la costumbre de los autores de centones (y), de
muchos versos, tomados de aquí y de allá, obtienen un solo cuerpo a fuer-
za de remiendos 258. 6. Y sin duda la literatura divina es más fecunda, a
gli ingegni che provengono dalle forze spirituali della nequizia contro le quali dobbiamo
combattere, o fratelli, e che dobbiamo veramente guardare in faccia. Los dos introdu-
cen un et que el texto no tiene: yo creo que desde cum quibus hasta contemplanda
hay una sola oración. Mi traducción se acerca mucho más a la de HOLMES: These we-
re (leyendo con el Agobardino) the ingenious arts of «spiritual wickednesses «, whe-
rewhith we also, my brethren, may fairly expect to have «to wrestle «. (Las comillas son
del traductor). Hay acuerdo general en ver una cita clara de Ef 6,12: quia non est no-
bis colluctatio adversus…, sed… contra spiritalia nequitiae, pero yo creo que hay que
apoyar más el sentido en la cita (como hacemos HOLMES y yo) y que hay, además, un
recuerdo de 2 Cor 10,4-5 y de Hebr 12,1, y quizá más de Fil 3,14; en tal caso la pala-
bra merito (ablativo, no adverbio) que HOLMEs no traduce y las traducciones france-
sas —ninguna de ellas— tampoco, sería la versión latina del griego brabei`on. [En
Mart. 3,3 lo transcribe por brabium. Tomo la cita de O’MALLEY, Tertullian and the Bi-
ble (Nimega 1967), p. 42.] El pasaje sería otro empedrado de citas, probablemente
sacado de alguna colección de Testimonia (véase DANIÉLOU, Les origines, 124-125) se-
mejante al de 7,1, lo que ayudaría a explicar su dificultad.
256
1 Cor 11,19.
257
«El cuadro de Cebes» era un poema alegórico muy popular en el siglo I d.J.C.
Su asunto era una psicomaquia, sobre el tema de los dos caminos, que estaba de mo-
da en la época, y desde mucho antes. (Aparece en las catequesis judías del siglo I, en
la DIDAJÉ, etc.) Presenta a dos extranjeros en el templo de Cronos contemplando un
cuadro: en él aparecen la Ignorancia y el Error, que llevan en su cortejo a Maldad,
Opiniones, Instrucción Inexacta y la turba de los Irreflexivos. Se le atribuía a Cebes,
un pitagórico discípulo de Sócrates, que aparece en el Fedón (61 c - 62), pero la atri-
bución no puede ser cierta. (Véase FREDOUILLE, o.c., p. 77. REFOULÉ, 143 latina, nota 3.
También MORESCHINI, 164, nota 5.)
258
Ya IRENEO había dicho que los gnósticos aprovechan la Escritura como los
autores de centones aprovechan a Homero: qui autem scit Homerica, cognoscet qui-
dem versus, argumentum autem non cognoscet, el que se sabe a Homero, reconocerá
sin duda los versos, pero no reconocerá el argumento. (Adv. haer. I,1,20) Lo repiten
JERÓNIMO Epist. 53,7 y SAN ISIDORO Etymol. I, 39,25. (Cit. por REFOULÉ, 143, nota 4).
296 ESPERANZA ALCOVER

la hora de tratar cualquier tema. 7. Hasta me atrevo a decir que las Es-
crituras mismas también por voluntad de Dios han sido dispuestas así, de
modo que suministren materia a los herejes, puesto que leo que conviene
que haya herejías 259, las cuales no pueden darse sin las Escrituras.

2.31. LA HEREJÍA ES OBRA DEL DIABLO

XL. 1. Pero ¿te preguntas por quién es interpretado 260 el sentido de


los pasajes que favorecen a las herejías? 2. Por el diablo, claro está, cu-
yo papel es malversar la verdad; (el diablo) que imita en los misterios de
los ídolos hasta la realidad misma de los sacramentos de Dios. 3. Tam-
bién él bautiza a algunos, ciertamente creyentes y fieles suyos; promete el
perdón de los delitos mediante un baño corporal; 4. y, si aún me acuer-
do de (las ceremonias de) Mitra, signa entonces en la frente a sus solda-
dos 261. Celebra también la oblación del pan, introduce una imagen de la
resurrección 262 y ciñe una corona bajo la espada 263. 5. ¿Y qué decir de
que también haya dispuesto que su pontífice supremo 264 se case una sola
vez? Tiene también sus vírgenes, tiene sus célibes. 6. Por lo demás, si
examinamos las supersticiones de Numa Pompilio 265, si consideramos las
259
1 Cor 11,19. Es un motivo constante a lo largo de la obra.
260
Interpretetur; el verbo es deponente, pero aquí está empleado como pasivo.
Véase HOPPE, o.c., p. 125; por lo demás el uso de los deponentes en Tertuliano es bas-
tante laxo (ibíd., pp. 123-128).
261
Parece que los fieles de Mitra se hacían grabar una marca, tatuada o, tal vez,
grabada con un hierro candente. REFOULÉ (p. 144, nota 3), siguiendo a CUMONT, cree
que representaba una M (de «Mitra») o el disco solar.
262
El antiguo mazdeísmo creía en la resurrección de los muertos; de ahí pasó a
la religión de Mitra.
263
Et sub gladio redimit coronam. La traducción es discutida; los traductores
que yo he consultado, entienden redimit de redimio, no de redimo, y creen que Ter-
tuliano alude a una ceremonia de iniciación del culto de Mitra que explica en deta-
lle en el último capítulo del De corona: se presentaba al candidato una corona sobre
una espada; él debía rechazarla con la mano, haciéndola deslizar sobre su espalda,
diciendo: «Mitra es mi única corona». Desde entonces era soldado de Mitra y no lle-
vaba corona nunca, ni en los festines ni como recompensa militar. De este modo, di-
ce Tertuliano en este pasaje del De praescriptione, el diablo trata de usurpar los ma-
yores tesoros cristianos: el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la esperanza en
la resurrección, y hasta el martirio. (Véase la larga nota de REFOULÉ, p. 145 latina, no-
ta 5; también HOLMES y MORESCHINI.)
264
El Flamen Dialis romano. Compárese con Ux. I,7,5 y Exh. 13,1.
265
Rey sucesor de Rómulo, según la historiografía romana. Rómulo fundó a Ro-
ma y Numa Pompilio estableció sobre sólidas bases el culto a los dioses, garantes y
protectores de la ciudad; los romanos le atribuían casi todos los ritos cuyo origen
desconocían. Resulta irónico que la exsecrabilis superstitio cristiana tache aquí de su-
perstitio a la romana.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 297

funciones, insignias y privilegios de los sacerdotes, las ceremonias de los


sacrificadores, y sus instrumentos y sus vasos, las peculiaridades de los
sacrificios mismos, de los ritos de expiación y de los votos, ¿no es eviden-
te que el diablo ha imitado aquella minuciosidad de la Ley Judaica?
7. Por tanto, el que tan celosamente se ha esforzado en reproducir en los
negocios de la idolatría los actos mismos con los que se realizan 266 los sa-
cramentos de Cristo, ciertamente él mismo y con la misma habilidad ha
ansiado y ha conseguido adaptar a una fe profana y rival, también los ins-
trumentos 267 de las cosas divinas y de las cosas santas de los cristianos (ex-
trayendo), significados de sus significados, palabras de sus palabras, pa-
rábolas de sus parábolas. 8. Y por esto nadie debe dudar que las fuerzas
espirituales de la maldad, de las cuales vienen también las herejías, han
sido enviadas por el diablo, ni debe creer que las herejías estén lejos de la
idolatría, ya que pertenecen al mismo autor y a la misma empresa que la
idolatría. 9. (Pues las herejías) o inventan otro Dios contra el Creador,
o, si confiesan un único creador, lo explican de otro modo que como es
en verdad. 10. Por tanto, toda la mentira que dicen acerca de Dios, es
en cierto modo un tipo de idolatría 268.

2.32. EL COMPORTAMIENTO DE LOS HEREJES ARGUYE CONTRA ELLOS

XLI. 1. Tampoco voy a omitir la descripción del comportamiento


mismo de los herejes 269, qué fútil, qué terreno, qué meramente humano
266
Administrantur.
267
Es decir, las Sagradas Escrituras.
268
Itaque omne mendacium quod de Deo dicunt, quodammodo genus est idolola-
triae. REFOULÉ, 146, nota k, avisa que el pasaje está corrompido y que ninguna de las
reconstrucciones propuestas es del todo satisfactoria. En efecto, estudiando el apa-
rato crítico aparecen dos lecturas fundamentales, con algunas variantes menores: la
de los códices más antiguos (exceptuando el Agobardino, al que le falta desde el ca-
pítulo 40, línea 13, que está en nuestro párrafo 6, hasta el capítulo 44, línea 32), se-
guidos por las ediciones Renanas y la de Mesnart, que dice: ita omne mendacium de
deo vel natio (error evidente, corregido en variatio por los editores) quodammodo se-
xus est idololatriae. La otra es la de los editores Gelenio, Pamelio, Rigault y las aco-
taciones al margen que Mesnart puso en su segunda edición, que dice así: itaque om-
ne mendacium quod de eo dicunt quodammodo genus est idololatriae. (¿Pudo Mesnart
ver aún el cuadernillo que le falta hoy al Agobardino, o algo tomado de él? DEKKERS,
Note sur les fragments récemment découvertes de Tertullien Sacris Erudiri 4 (1952),
p. 380, lo cree posible).
269
A nosotros nos parece mal recurrir en una discusión al argumento ad homi-
nem; al hombre antiguo no le parecía mal. En el De praescriptione está más justifi-
298 ESPERANZA ALCOVER

es, sin seriedad, sin autoridad, sin disciplina; en una palabra: con-
gruente con su fe. 2. En primer lugar, no hay forma de saber quiénes
son los catecúmenos, quiénes los fieles: todos van juntos a todas partes,
escuchan las mismas prédicas, rezan las mismas oraciones; hasta los
paganos, si se les ocurriera ir; que éstos echarán lo santo a los perros y
a los puercos sus perlas. (Menos mal que son falsas) 270. 3. Quieren que
la sencillez consista en rebajar la disciplina, mientras llaman afectación
al cuidado que nosotros tenemos de ella. También dan la paz indistin-
tamente a todos. 4. Pues nada les importa (eso), a ellos que desarro-
llan (todos a la vez) sus doctrinas por muy opuestas que sean, con tal de
que haya acuerdo en destruir la única verdad. Todos se hinchan (como
pavos), todos prometen ciencia. La formación de los catecúmenos está
terminada antes de haber empezado. 5. Las mismas mujeres heréti-
cas, ¡qué descaradas! Se atreven a enseñar, a discutir, a hacer exorcis-
mos, a prometer curaciones, quizá hasta a bautizar 271. 6. Sus ordena-
ciones (sacerdotales) son temerarias, hechas a la ligera, inconstantes.
Ahora ponen neófitos, ahora personas atadas a la vida mundana, ahora
apóstatas nuestros, para sujetarlos con la vanagloria, ya que no pueden
con la verdad. 7. En ninguna parte se hace carrera con más facilidad
que en los campamentos de los rebeldes, donde el mismo estar allí ya es
hacer méritos. 8. Y así hoy es obispo uno, mañana otro; hoy es diáco-
no el que mañana es lector; hoy presbítero el que mañana laico. Pues
también a los laicos les imponen funciones sacerdotales.

cado, puesto que trata de la capacidad jurídica de los herejes para litigar sobre la po-
sesión de las Escrituras, aunque el litigio sea figurado. Gravitas, constantia, fides, son
los rasgos de carácter más apreciados por los romanos. Tertuliano va a mostrar que
los herejes no los poseen: ni gravitas (41,1: sine gravitate; traduzco «sin seriedad»), ni
constantia (41,6), ni fides (42,10). De las tres censuras, la peor es la primera; en el
mundo romano, decir que algo está desprovisto de gravitas, es hacerle un severo re-
proche.
270
Este reproche se dirige a los marcionitas. Mientras la Iglesia Católica había
establecido hacia el año 175 la institución del catecumenado, del que Tertuliano ha-
bla por extenso en Bapt. 35, las iglesias marcionitas habían preferido, parece, per-
manecer en la práctica antigua, lo cual contribuía a su difusión. Tenían los sacra-
mentos del bautismo, la confirmación y la eucaristía; fieles y catecúmenos rezaban
siempre juntos, como lo confirma JERÓNIMO (In Gal. III,6,6). Son datos de REFOULÉ,
p. 147 latina, nota 1, y de MORESCHINI, p. 167, nota 2.
271
Véase Bapt. 17,4-5. Según EPIFANIO (Haer. 42,3,4) los marcionitas autorizaban
a las mujeres a bautizar. Cuando se adhiera al montanismo, Tertuliano reconocerá
a las mujeres el derecho a profetizar, y a una mayor autonomía espiritual. (Véase RE-
FOULÉ, 147, nota 4; MORESCHINI, 167, nota 3.)
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 299

XLII. 1. ¿Y qué diré de su administración de la Palabra, si su ocu-


pación no es convertir a los gentiles, sino pervertir a los nuestros?
2. Creen conseguir más gloria arruinando lo que está en pie que levan-
tando lo que está caído. Como la obra de ellos no viene de su propio edi-
ficio sino de la destrucción de la verdad, socavan lo nuestro para edifi-
car lo suyo: 3. quítales la ley de Moisés, y los profetas, y a Dios
Creador, y no tienen (más) acusación ni (más) hablar 272. 4. Así sucede
que ejecutan con más facilidad la ruina de los edificios que están en pie,
que la construcción de los que yacen en ruinas 273. 5. Sólo para esta ta-
rea se comportan de un modo humilde, cariñoso y sumiso. En lo demás
no conocen el respeto, ni en relación con sus propios jefes. 6. Y por tal
motivo casi no hay cismas entre los herejes, pues cuando los hay, no se
nota: el cisma es su propia unidad. 7. Mentiría (si no dijera que) tam-
bién entre ellos mismos varían las reglas, puesto que cada uno modula
a su arbitrio las doctrinas que ha recibido, de igual modo que las com-
puso al arbitrio suyo el que se las entregó a él. 8. El desarrollo de la
herejía hace honor a su naturaleza y a las características de su origen.
Pues a los valentinianos les es lícito hacer lo mismo que hizo Valentín,
y a los marcionitas lo mismo que a Marción, a saber: innovar la fe a su
arbitrio. 9. En fin, si se las observa a fondo, todas las herejías son sor-
prendidas disintiendo en muchos aspectos con sus propios autores.
10. Las más de ellas no tienen ni siquiera iglesias; sin madre, sin sede,
sin nadie que les dé crédito, vagan por el mundo como desterradas, ex-
puestas a la rechifla general 274.

272
Accusationem et loqui non habent. Gelenio, Pamelio y Rigault sustituyen et
loqui por eloqui. Las traducciones consultadas varían, aunque el sentido altera poco.
Yo sigo a MORESCHINI.
273
Este párrafo es casi una repetición del párrafo 2; podría tratarse de un error
de los copistas o un descuido de Tertuliano. Aparece citado por el PSEUDO CIPRIANO
(Ad Novat. 13. Migne P. L. vol. III, columna 1214): qui in ruina facilius aedificatorum
stantium operantur, quam in structione iacentium ruinarum. (Citado por REFOULÉ,
148, nota 2).
274
Es difícil verter exactamente todo lo que dice el autor: sine matre, sine sede,
orbi fide, extorres quasi sibilati vagantur; orbi fide es literalmente «huérfanas de fe»,
puesto que no tienen «madre», es decir otra iglesia de la cual puedan descender, co-
mo ha dicho en 32,1 y ss.; pero fides es la fe que tiene uno, y la que los otros tienen
en él, o sea, «crédito» y, de ahí «protección»; extorres quasi sibilati vagantur está co-
rrompido en los códices; quasi sibilati es la conjetura de RAUSCHEN y DÖLGER, acepta-
da por el C Ch y por REFOULÉ (sifflés dans la rue) y MORESCHINI (come esposti ai fischi
di tutti); quasi sibilati sería literalmente «como silbados», «como arrojados a silbi-
dos». HOLMES lee sua in vilitate, con OEHLER (in their own essential worthlessness).
300 ESPERANZA ALCOVER

XLIII. 1. Es conocido también el trato habitual de los herejes con


muchísimos magos, charlatanes, astrólogos 275, filósofos, es decir, los
que se entregan también a la (vana) curiosidad 276. 2. En todas partes
recuerdan lo de «buscad y encontraréis». Hasta tal punto puede tam-
bién estimarse la calidad de su fe por el estilo de su vida: la disciplina es
índice de la doctrina 277. 3. Dicen que no hay que temer a Dios: y así to-
do es para ellos libre y sin freno. 4. Pero ¿dónde no se teme a Dios, si-
no donde Él no está? Donde Dios no está, tampoco hay verdad alguna;
donde no hay ninguna verdad, naturalmente la disciplina es correlativa.
5. Pero donde está Dios, allí (está) el temor de Dios, que es el principio
de la sabiduría 278. Donde (hay) temor de Dios, allí están la gravedad ho-
norable, y la diligencia atenta, y el cuidado solícito, y la elección bien
fundada, y la comunión ponderada, y la promoción merecida, y la su-
misión religiosa, y el servir es devoto, y el adelantar modesto, y la igle-
sia está unida, y todo es de Dios.

2.33. ¿QUÉ PASARÁ CUANDO CRISTO VUELVA?

XLIV. 1. Por lo cual entre nosotros estos testimonios de una disci-


plina más firme sirven de prueba adicional para comprobar la verdad;
apartarse de la cual no conviene a nadie que se acuerde del juicio futu-
ro, en el cual todos nosotros tendremos que estar en pie ante el tribunal
de Cristo 279, dando cuenta en primer lugar de nuestra fe misma.
2. ¿Qué diran, pues, los que han violado con el adulterio herético a la
virgen que Cristo les entregó? 3. Supongo que alegarán que nada se les
avisó por Cristo ni por sus apóstoles acerca de las crueles y perversas
doctrinas futuras, ni se les mandó nada sobre aborrecerlas y guardarse
de ellas 280. 4. ¡Mejor (será que) reconozcan su propia culpa, y no la de
aquellos que no les avisaron…! 5. Añadirán además muchas conside-

275
Muchos gnósticos cultivaban la astrología.
276
El alinear a los filósofos entre esta grey, nos parece que dice más en contra
de los pretendidos filósofos que Tertuliano veía pulular en Cartago, que de la verda-
dera filosofía.
277
Mon. 2,3: el espíritu enemigo aparece en la diversidad de la predicación, pri-
mo regulam adulterans fidei et ita ordinem adulterans disciplinae: adulterando prime-
ro la regla de fe, y adulterando luego el orden de la disciplina. (Cit. por REFOULÉ, 150,
nota 2).
278
Prov 1,7.
279
2 Cor 5,10.
280
Todo el pasaje, hasta el párrafo 12, es fuertemente irónico.
DE PRAESCRIPTIONE HAERETICORUM DE TERTULIANO 301

raciones sobre la autoridad de todos los doctores heréticos: que confir-


maron con signos el crédito de su doctrina —resucitaron muertos, cu-
raron enfermos, predijeron el futuro—, tan poderosamente que con ra-
zón los tomaron por apóstoles. 6. Como si no estuviera escrito
también esto: que vendrán muchos que obrarán hasta los mayores mi-
lagros para fortalecer la mentira de su predicación corrompida. (Segu-
ro que) así merecerán el perdón. 7. En cambio, si (algunos), acordán-
dose de las advertencias del Señor y de los apóstoles, se han mantenido
firmes en la fe íntegra, me figuro que su perdón peligrará, cuando les
responda el Señor: 8. «Había anunciado yo claramente que los maes-
tros de la mentira vendrían en mi nombre y el de los profetas y los após-
toles, y había encargado a mis discípulos avisaros lo mismo. 9. Había
confiado a mis apóstoles de una vez por todas el evangelio y la doctrina
de la misma regla de fe. Pero como vosotros no creíais, me ha parecido
bien después cambiar algunas cosas. 10. Había prometido la resu-
rrección también de la carne 281, pero luego he reflexionado (viendo), que
no podría cumplirlo. Me había mostrado nacido de una virgen, pero
después me pareció que eso estaba feo. 11. Había llamado Padre al
que hace el sol y la lluvia, pero me ha adoptado otro padre mejor. Os ha-
bía prohibido dar oídos a los herejes, pero me he equivocado». 12. Ca-
be dentro de lo posible que opinen tales cosas los que se desvían del ca-
mino recto y no se guardan del peligro que acecha a la verdadera fe.

3. EPÍLOGO

13. Pero ahora hemos tratado en general de todas las herejías, que
deben ser apartadas de toda discusión sobre las Escrituras mediante
prescripciones 282 seguras, justas y necesarias. 14. Más adelante, si la
gracia de Dios me favorece, responderemos también a algunas en parti-
cular.

281
No sólo del espíritu, como creían Marción, Apeles y Valentín, según ha dicho
en 33,4.
282
Praescriptionibus.

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