Teatro de la Crueldad: Impacto y Visión
Teatro de la Crueldad: Impacto y Visión
Teatro de la crueldad. Por: Laura Amaya, Yira Ferrero, Danna Gómez, María
Pérez y Mayra Ropero.
EL TEATRO DE LA CRUELDAD. El teatro de la crueldad es un movimiento
teatral muy heterogéneo, inspirado en las ideas del escritor francés Antonin
Artaud, expuestas en su libro “El teatro y su doble” (1938). La base en la que
se inspira este movimiento teatral es la de sorprender e impresionar a los
espectadores, mediante situaciones impactantes e inesperadas. Con esto
se pretende dejar una huella en el espectador, que la obra lo marque. Estas
vagas ideas han dado lugar a numerosas propuestas muy diferentes entre sí.
Algunas tendencias interpretan el teatro de la crueldad como una obra que
toque las fibras íntimas del público por el mero deslumbramiento y
ritualización del espectáculo teatral, en el cual se explotan al máximo sus
posibilidades físicas y visuales. Otra tendencia, más radical, plantea que se
debe golpear sentimientos primarios del espectador mediante escenas
violentas y chocantes para captar su atención. Un claro exponente de esta
tendencia es el británico Martin McDonagh, célebre por sus obras de
violencia y sadismo. Esta aplicación extrema de las ideas de Artaud ha
ocasionado polémicas sobre el valor estético de la tendencia que se
considera que desvirtúa la idea original, ya que un público traumatizado se
preocupa más por el golpe emocional que por la trama misma.
Artaud nace en 1896, el mismo año del estreno de “Ubú rey” de Alfred
Jarry. Padeció una meningitis infantil que le dejó dolorosas secuelas, y ya
en su adolescencia pasó temporadas recluido en sanatorios. Tartamudeaba
y sufría dolorosas contracciones de los nervios faciales. A lo largo de su
vida le resultó siempre difícil hablar y escribir. Vivió al margen de la
sociedad, inmerso en una lucha constante consigo mismo. Con todas estas
dificultades, optó por un difícil camino: escribir sus pensamientos, tratar
de expresar sus ideas, sus luchas y sus contradicciones. Su expresión se
encuentra en la ambigüedad entre los problemas de lenguaje que padecía
y el rechazo del lenguaje convencional adquirido, la lucha contra la
expresión rutinaria.
Busca, pues, una poesía del espacio, no sólo una poesía de la palabra.
Investiga los gestos independientemente del lenguaje oral, los gestos–
signos del teatro oriental. Trata de representar teatralmente una ascesis
purificadora, los ritos reinventados y los misterios. El escenario debe ser
un lugar de peligro, donde cada vez ocurra algo único, tanto para los
actores como para el público.
–No se debe separar la sala del escenario, pues la acción debe rodear al
público, que debe moverse para seguir varias acciones.
–El uso del espacio, de los objetos escénicos y de la luz para un ritual
teatral fascinador.
–El movimiento y el gesto en toda su organicidad y primitivismo.
En el teatro del siglo XX se exploraron las vías abiertas por Artaud, en las
experiencias de Beck y Malina (Living Theatre), en las ideas escénicas de
Grotowsky (teatro pobre) o de Peter Brook y Jean Genet.
De cuando el humano empieza a dejar de ser individuo: ésta sería una primera impresión sobre
Aniquilados (Blasted, traducida también como “reventados” o “devastados”), obra de la inglesa
Sarah Kane, que se suicidó en 1999 a los 28 años dejando cinco trasgresoras piezas de teatro. Los
otros títulos son El amor de Fedra, Ansia, 4:48 Psicosis y Purificado, trabajos en los que la actriz y
directora Leonor Manso dice hallar “algo beckettiano en la rutina de los vínculos”. Manso –ahora a
cargo de la concepción escenográfica y la dirección de Aniquilados– recuerda que esta obra de
1974 estrenada en el Royal Court de Londres escandalizó al público y a los críticos, pero fue sin
embargo ardientemente defendida por el dramaturgo Harold Pinter. Esta artista conoce en
profundidad el mundo de Kane a partir de su actuación en 4:48 Psicosis, monólogo que ofreció por
varias temporadas en Elkafka conducida por Luciano Cáceres, y llevó a Barcelona, invitada al
Festival Grec. Era casi natural que Aniquilados, escrita en tiempos del gobierno conservador
británico de Margaret Thatcher, fuera denostada. “Sarah integró un movimiento teatral contestatario
de los años ’80 y ’90 que se llamó En tu propia cara (“In-your-face Theatre”), dentro del cual
desarrolló una particular lectura de lo social”, apunta la actriz, cuyo último trabajo en cine fue su
protagónico en Luisa, primer largometraje de Gonzalo Calzada. La dramaturga Patricia Zangaro se
ocupó esta vez de la traducción de Blasted, obra que conmociona y al mismo tiempo sirve de
exorcismo: “Kane opinaba que en estos trabajos exorcizaba la violencia.”
El trasfondo es una guerra que aquí no se muestra en directo, pero contamina el interior de un
hotel caro. Lo que sí aparece en primer plano es la humillación. Se ha escrito incluso que
Aniquilados alude al abuso como pretexto para incluir un hecho real y un trauma que la autora,
violada por su padre, no superó. El otro apunte sería el de la agresión a Bosnia-Herzegovina
(1992-1995). Sobre este particular, Manso aclara que “aquí no se muestra la guerra, sino su
consecuencia”. Sin duda, Aniquilados, como 4:48 Psicosis, deja perplejo al espectador: “En el
Grec, los españoles me preguntaban si había una luz en 4:48 Psicosis (la cifra 4:48 señala la hora
en que se registra mayor cantidad de suicidios) y yo contestaba que no la hay, que si deseaban
una luz no la buscaran en la obra sino en ellos mismos, o en ellos junto a otros”.
–Y es una pesadilla. Allí no hay un lugar donde estar ni donde no haya otro que esté vigilando. Esa
vivencia es muy fuerte, también en la vida de todos los días. Un soldado invade la vida de Ian, que
es un hombre mayor, y la de la muchacha, y ellos a su vez invaden al Soldado, que es la misma
guerra. Es una obra singular, por eso compré los derechos y la dirijo.
–Ahí sentí en mi cuerpo el mundo de Sarah. En Aniquilados es distinto, conozco ese mundo pero
tengo que verlo desde afuera. Como directora, la prioridad es elaborar situaciones y trabajar sobre
los conflictos que se producen entre los personajes, y entre éstos y el exterior.
–En Aniquilados los vínculos se modifican recién en el segundo acto, cuando la muchacha se da
cuenta de quién es Ian. Pero cuando intenta escapar de esa pesadilla surge el Soldado.
–¿Lo más oculto es siempre una pesadilla o un desvarío? La risa descontrolada de la chica,
por ejemplo...
–Lo oculto puede ser un infierno o algo parecido a Los caprichos, de Goya. La risa de la chica es
otra cosa: lo que se llama petit mal, un ataque de epilepsia, una reacción del organismo: un
desvanecimiento. Estas situaciones son en la obra consecuencia de la presión del poder. Ian es un
hombre que trabaja para los servicios de inteligencia de un Estado que aparenta ser democrático.
Digo aparenta, porque en realidad en ese Estado se mata y se hace desaparecer cuerpos. El
miedo está muy presente dentro y fuera de ese hotel que se encuentra en una zona ocupada, y
donde –como en la intimidad– siempre hay alguien a quien someter y alguien que puede
someternos. En general cuesta reconocer esto, como cuesta saber dónde y con quién está uno
hablando. Ian trabaja para los servicios y sin embargo esos servicios lo quieren matar. El cumplió
con lo que le pidieron: mató e hizo desaparecer personas. Hizo de todo para no quedar afuera del
sistema y por eso mismo perdió el dominio sobre su persona.
–Nos aniquila también a nosotros, pero nos provoca. ¿Quién le quita a uno este viaje? Sarah no
escribía desde la cabeza ni con la tranquilidad del autor de escritorio. Ella ponía el cuerpo y dejaba
que las palabras explotaran.
Universidad de Chile
RESUMEN / ABSTRACT
PALABRAS CLAVE: Sarah Kane, "In yer face", Phaedra's love, dramaturgia inglesa,
espectáculo del dolor. Sarah Kane y el espectáculo del dolor
This article analyses the chief characteristics of Sarah Kane' dramaturgy in both its
textual and scenic dimensions. Links are established with the English theatrical trend of
the 90', known as 'in yer face', and the influences of Antonin Artaud on Kane'
conception of theatre as 'a spectacle of pain'comes under consideration. This study
basically focuses on Kane' piece, Phaedra' Love, while considering other pieces of the
playwight.
KEY WORDS: Sarah Kane, "In yer face", Phaedra's Love, English dramaturgy, the
Theatre of pain.
Desconocida para el público masivo de estas latitudes, sus obras solo han sido
traducidas al español para su directa representación1. Por otro lado, en el mundo
europeo sus piezas dramáticas son referentes centrales dentro de la discusión
académica sobre la dramaturgia de los últimos años y para muchos teatros se ha
vuelto una necesidad representar alguna de sus obras; este es el caso del teatro
Pradilla en España, que en el 2004 dedicó un Ciclo de Autor a la representación de la
obra de Kane.
Parece necesario entonces esbozar algunas líneas sobre la controvertida vida de esta
autora, que en tan pocos años conmocionó a la crítica y al público en general con su
desenfadada apuesta dramática.
La breve existencia de Sarah Kane está cruzada por una profunda depresión que la
hizo transitar por múltiples hospitales, en busca de un equilibrio que no pudo conseguir
y que la llevó después de tres intentos fallidos de suicidio a ahorcarse con los cordones
de sus zapatos en una pieza de hospital. Drogas, fármacos, suicidios y el poderoso
influjo de la muerte se cuelan por la obra de Kane, como temáticas recurrentes, como
obsesiones personales que, sin embargo, se universalizan en ambientes cotidianos, con
personajes comunes y corrientes, vacíos, desesperados, amargados y en muchos casos
existenciales. La simbiosis entre las obsesiones personales de la autora y los conflictos
escenificados en sus obras revelan la profunda convicción de Kane de crear desde la
experiencia, desde lo individual que se transforma en universal, frente a un mundo que
pareciera no ofrecer salida o, al menos, una no tan expedita. Desde esta óptica se
puede entender 4.48 Psychosis, un largo monólogo con diferentes voces narrativas que
se proyecta desde y hacia la muerte, cruzado por la enumeración caótica de decenas
de fármacos, ansiolíticos, antidepresivos, calmantes, somníferos, analgésicos, que
buscan demorar y desviar el fin ineludible y a la vez ansiado.
Escribo para los muertos, los no nacidos. Después de las 4.48 no volveré a hablar. He
llegado al final de esta lúgubre y repugnante historia, la historia de una mente
confinada en un cuerpo extraño, rechazada por el perverso espíritu de una mayoría
moralmente intachable. He estado muerta por mucho tiempo. Devuelta a mis raíces,
canto sin esperanzas en el límite3.
Con su primera obra, Kane comienza a esbozar una propuesta dramática permeada
por la violencia, tanto en su puesta escénica y recursos estéticos como en su temática.
Tanto es así que los críticos no dudaron en catalogar a Kane y sus colegas como
los New Brutalists:
[...] Son sólo una etiqueta de los medios para relacionar con algo
lo que puede ocurrir en una determinada obra. En realidad, no es
muy útil [...] yo no me considero una "New Brutalist"4.
Si bien Kane, Marc Ravenhill, Anthony Neilson, Martin McDonagh, Joe Penhall y otros
se distanciaron abiertamente de sus antecesores, tampoco podían ser catalogados
como un grupo homogéneo a partir de sus estilos y métodos teatrales. Tal vez la única
raíz que los hermanaba era la forma de comprender el teatro y el sentido corrosivo y
contestatario de sus obras. Fue este factor en común el que llevó a Aleks Sierz a
denominar este grupo como in yer face theatre.
La expresión in yer face, traducida como "en tus narices", fue acuñada en el
periodismo deportivo de los 70 para manifestar desilusión, desprecio y mofa. Poco a
poco fue adquiriendo la connotación de agresividad y provocación. It implies being
forced to see something close up, having your personal space invaded.
Desde esta perspectiva, el teatro como experiencia vuelve a su origen ritual, en el que
todos los participantes, y particularmente el espectador, dejan una posición
contemplativa -pensemos en el público convencional que consume obras teatrales
como parte de la cartelera social y cultural- y vivencian el conflicto dramático. Sin
lugar a dudas, bajo esta concepción del teatro como espectáculo vivenciado por parte
del espectador, están las propuestas de Antonin Artaud sobre un "Teatro de la
Crueldad":
Nuestra afición a los espectáculos divertidos nos ha hecho olvidar la idea de un teatro
serio que trastorne todos nuestros preconceptos, que nos inspire con el magnetismo
ardiente de sus imágenes, y actúe en nosotros como una terapéutica espiritual de
imborrable efecto.
Todo cuanto actúa es una crueldad. Con esta idea de una acción
extrema llevada a sus últimos límites debe renovarse el teatro
[...] el Teatro de la Crueldad propone un espectáculo de masas
tremendas, convulsionadas y lanzadas unas contra otras un poco
de esa poesía de las fiestas y las multitudes cuando en días hoy
demasiados raros el pueblo se vuelca en las calles [...] De ahí
este recurso de la crueldad y el terror, aunque en una vasta
escala, de una amplitud que sondee toda nuestra vitalidad y nos
confronte con todas nuestras posibilidades...7
A simple vista, pareciera que la mirada retrospectiva del in yer face hacia Artaud es
poco novedosa. Pero, si atendemos a las influencias y evolución del teatro
contemporáneo, esta revisita al teórico francés no nos parece banal.
Pareciera ser que tras el estallido de las nuevas propuestas dramáticas de fines de los
años cincuenta y que marcaron la pauta dentro de las tendencias contemporáneas, la
dramaturgia de los ochenta se sumió en una "sequedad teatral", en la medida en que
prevalecieron los discursos contestatarios e ideológicos por sobre una renovación
propiamente teatral. Ante los profundos cambios sociales y culturales de fines de los
ochenta y principios de los noventa, el teatro se convierte en una especie de foro de
ideas, de amplias discusiones y reivindicaciones, predominando una tendencia realista.
Si a eso añadimos el creciente interés por el teatro como un producto de consumo
cultural, nos vemos enfrentados a obras que buscan ahondar en las relaciones
humanas propias de una sociedad posmoderna, a partir del psicologismo, el humor y,
en ocasiones, la ironía.
Es en este escenario anodino para algunos, en el que irrumpe el in yer face. Para
muchos, la generación de los noventa se caracterizó por su displicencia y apatía. En el
marco de las guerras televisadas -como un simulacro de juegos electrónicos-, en un
escenario en que los medios de masas se convierten en íconos y referentes
incuestionables y obligados, en que el ocio se consume en películas hollywoodenses
clase B, en que las grandes banderas de lucha y estandartes ideológicos se guardaron
en el baúl de los recuerdos, en suma, en esta languidez manceba, la violencia
escenificada del in yer face no pudo ser menos que catalogada como la crisis moral de
una generación alimentada por la indiferencia. Y es que claramente la combinación de
sexualidad y violencia explícita en escena no podía menos que remecer las plácidas
coincidencias asormiladas de lo políticamente correcto y los consensos. Surge así una
ética de la catástrofe.
El desconcierto ante la obra de Sarah Kane -y frente a sus colegas del in yer face-
estriba principalmente en la escenificación de una violencia sin maquillaje, la que se
cuela en el texto dramático a través del discurso y la acción dramática, así como en su
puesta en escena, a través de la ambientación, la acción escénica9 y los recursos del
espectáculo (maquillaje, iluminación, sonido, etc). Las obras de Kane no solo hablan de
la violencia, sino que se representan con ella y a partir de ella, recuperando el sentido
ritual del teatro que busca apropiarse de la experiencia vivencial a través de la
representación. Es así como el espectador -si bien no se transforma en actor-
internaliza el conflicto como experiencia personal y se involucra en el conflicto.
Siguiendo a Aristóteles, se trataría de un fenómeno de identificación, pero no pasiva
como en la tragedia griega, a través de los sentimientos de eleos y phobos (compasión
y temor, respectivamente), sino como una identificación realmente vivenciada por el
espectador.
Claramente, los mecanismos para lograr esta identificación son diferentes a los
propuestos por Aristóteles, quien señalaba que los personajes debían estar construidos
desde un término medio, entre los dos extremos de la virtud y el vicio; de esta manera
el desenlace lograba verosimilitud y el espectador experimentaba la catarsis a partir de
la identificación con personajes mejores (en su condición moral y social) que los del
teatrón. De hecho, Kane no busca personajes modélicos, muy por el contrario, en una
primera percepción los personajes -particularmente los masculinos- se nos aparecen
como seres degradados en su integridad (Ian en Blasted), violentos en su manera de
relacionarse(el soldado de Blasted), despojados de valores e ideales, algunos nihilistas
que abominan de sí mismos (Hipólito en Phaedra's love) y en ocasiones incluso
repulsivos. Lo interesante repercute en que cada uno de estos personajes desde su
negatividad va experimentando una transición que lo va enriqueciendo y
complejizando como individuo, incorporando nuevas maneras de entender y
posicionarse en el mundo. Esta identificación la logra a través de dos recursos: por una
parte, presenta personajes comunes y corrientes, individualizados a partir del nombre
y su realidad particular, pero que finalmente se universalizan desde los conflictos
transversales que ocurren en nuestra sociedad; así, Hipólito deja de ser esa figura
monolítica de la tragedia antigua (griega y romana) y se transforma no solo en el
personaje al que le ocurre esta situación particular, sino que a la vez se universaliza,
pudiendo ser uno de los múltiples jóvenes que caminan por Londres o Santiago de
Chile.
Por otro lado, si bien ancla su conflicto en un espacio y lugar determinados (en un
barrio de Leeds en Blasted, un palacio real (inglés) en Phaedra's love), esta
localización se indetermina, por cuanto el conflicto se universaliza y bien podría ocurrir
en cualquier lugar del mundo occidental. En el discurso acotacional de Blasted en la
primera escena se puede leer: A very expensive hotel room in Leeds- the kind that is
so expensive it could be anywhere in the world.
Este recurso no es nuevo; en 1896, Alfred Jarry ya lo había utilizado en su Ubú Rey, al
situar la acción dramática en Polonia, en ninguna parte.
Es el caso del final de Blasted, en que tras la más absoluta devastación, depravación,
violación y canibalismo por parte de los personajes, Cate se acerca a Ian ofreciendo
compartir un poco de alimento, y Ian pronuncia la más simple de las frases "Thank
you". Según Urban, it is not a moment of moral redemption, but, instead, a call for an
ethical means of being in the world. Kane reminds us that change is possible, but not
as the end point of some utopic political narrative. Rather, change occurs in those
moments where comfortable designation break down (woman/man, victim/victimizer,
native/foreign, self/other) and everything must be retought. To Kane, the good is not
a moral imperative imposed from high, but rather good is contingent, emerging from
specific moments12.
Es también el momento final de Phaedra´s love, en que tras la incineración del cuerpo
de Fedra, la macabra tortura de Hipólito, el asesinato de Estrofa y el suicidio de Teseo,
un agónico Hipólito exclama al ver los buitres descender sobre su cabeza, "Buitres, si
hubieran podido existir momentos como éste". Esta última frase advierte sobre la
pequeña luz que ilumina la densa y macabra situación, en que pese a la debacle total,
el regalo de Fedra –la acusación de violación– ha otorgado a Hipólito la lucidez que
nunca tuvo, y que finalmente su generosidad se vio recompensada por cuanto él por
primera vez se acepta y compromete consigo mismo.
PHAEDRA´S LOVE
Conservamos el título original porque nos parece que su traducción "El amor de Fedra"
limita en sus posibilidades a una obra que precisamente a partir de su conclusión
ofrece múltiples posibilidades de lectura. Creemos que el inglés mantiene esa
ambigüedad, al proponer una doble atención, tanto en el personaje -Hipólito, que es el
amor de Fedra-, como en el sentimiento que emana de la protagonista y que se
caracteriza por un tipo de filiación con sello propio, así como "amor de madre", "amor
de Fedra" tendría características excepcionales.
Dentro de la producción dramática de Kane, Phaedra's love es una pieza que si bien
conserva los núcleos temáticos recurrentes en su obra, la violencia social, el amor y la
muerte, se diferencia en variados aspectos. En primer lugar, es la única pieza que se
inspira en una obra de la tradición, reelaborando el mito de Hipólito y Fedra expuesto
por Séneca, estableciendo así un vínculo con la tradición dramática. En segundo lugar,
desde el punto de vista estructural, es la que más se acerca a una obra de corte
realista, aun cuando intercala episodios de carácter fílmico y un final propio de una
obra expresionista. En tercer lugar, es tal vez la obra en que se observa con mayor
nitidez la presencia del humor, claramente no en un tono de comedia, sino, por el
contrario, un humor negro, sarcástico e irónico que funciona corrosivamente y que de
una manera diferente va avalando la violencia verbal y física de las escenas.
SÉNECA Y LA TRAGEDIA
Con la explícita alusión a Séneca, Kane se instala en una larga tradición inglesa que
gusta de la violencia y el horror en escena.
Si nos retrotraemos a la "tragedia del horror" del filósofo latino, encontramos que su
obra se orienta hacia lo excepcional, escenificando situaciones fuera de lo normal, con
efectismos impresionantes que revelan almas monstruosas, creando situaciones
patéticas. Su predilección por lo suntuoso, en ocasiones recargado, se evidencia en
escenas sangrientas, sacrificios mágicos y evocaciones de los muertos. Si pensamos en
la depuración y limpieza de las puestas en escena de las tragedias griegas –modelo
que imita y recrea Séneca– no sería tan descabellado pensar en estas piezas latinas
como verdaderas representantes del in yer face del siglo I, atenuadas por cierto por la
delicada combinación que realiza el autor en la incorporación de largas reflexiones
morales por parte del coro, que son la exaltación de un lirismo poético.
Hemos de señalar que el trágico latino fue el gran referente dramático del teatro
isabelino y jacobino y que tanto Shakespeare, Marlowe como otros poetas
renacentistas se nutrieron de esa particular puesta en escena para sus propias obras.
No es casual entonces que las grandes producciones de The Theatre y The
Globe ofrecieran entusiastamente escenas sangrientas que culminaban con la muerte
de todos los personajes (Hamlet), apariciones de brujas, como en Macbeth y que el
público degustase positivamente estos espectáculos.
Phaedra's love recoge y reelabora los principales mitemas de la obra latina. Ante la
ausencia prolongada de Teseo, Fedra sucumbe a una pasión devastadora y, en este
caso, obsesiva por Hipólito, hijo de su marido. Se rescata el motivo del perjuro, ya que
Fedra acusa a Hipólito de violación y se suicida16. Por último, se mantiene el linaje real
de esta familia -aspecto gravitante en ambas obras- que, sin precisar, alude
claramente a la monarquía inglesa.
[...]
Hipólito: Entonces tal vez la violación es lo más a lo que puede
llegar ella. Yo. Violador. Vamos mejorando.
Estrofa: Hipólito
Hipólito: Por lo menos no es aburrido.
[...]
Hipólito: Éste es su regalo.
Estrofa: ¿Qué?
Hipólito: No hay mucha gente a la que se le ofrezca semejante
oportunidad. Esto no son porquerías. Esto no son baratijas.
[...]
(Escena V)19
Por último, el motivo del poder aparece completamente cuestionado en toda la obra.
Recordemos que este tópico también está presente en Séneca, aun cuando con un
tratamiento muy diferente. Desde un inicio en la tragedia latina se plantea el problema
de la sucesión al trono, aspecto que a Hipólito le es indiferente, puesto que él
encuentra placer en otros ejercicios. Fedra, por su parte está dispuesta a entregarle el
cetro a cambio de su compañía amorosa. El ejercicio del poder asociado a la virtud
aparece completamente arrasado por el desborde de la pasión. En Kane este aspecto
aparece criticado desde distintas aristas. En primer lugar, el caos al interior de la
familia real se hace evidente con un rey ausente, un príncipe pusilánime y una reina
enajenada. A juicio del cura, la nobleza es una elección, puesto que se es más
privilegiado que la mayoría. Ante esto, el deber de ella es la estabilidad moral de la
nación, por lo que Hipólito, supuesto guardián de los principios morales, conducirá con
su acto al hundimiento del país. Claramente se observa un poder corrompido, por
cuanto los súbditos buscan congraciarse con el príncipe al llevarle regalos el día de su
cumpleaños y finalmente son ellos los que lo linchan en un intento de hacer justicia,
ante la firme creencia de que la justicia no se atreverá a enjuiciar a la realeza. Es el
mismo Teseo disfrazado, que ha regresado justo en el momento del linchamiento
público, quien agrega que bien se podría extirpar a la oveja negra y mantener el statu
quo. A través de la elaboración del mito, Kane eleva a niveles trágicos el problema
actual de la impunidad política y bélica.
Más allá de todos los elementos violentos parciales que recorren la obra, la última
escena se muestra como un espectáculo del dolor. El grotesco asesinato de Hipólito es
la expresión de aquello, primero lo cuelgan, luego una mujer le corta los genitales, los
lanzan al fuego, un niño los recoge y los tira a un perro. Después, Teseo rasga su
cuerpo y le arranca las entrañas. Es un espectáculo en el que nadie permanece
indiferente, todos quieren ser partícipes, estableciendo sentencias morales y actuando.
Los violentos actos de los espectadores-actores son la respuesta irracional de una
masa aterrorizada ante sus futuras posibles acciones, que actúan como un sustituto
ante la sensación de una supuesta ausencia de justicia. Espectáculo de barbarie en que
la irracionalidad y la violencia adquieren la fisonomía de la locura y el delirio de un
cuadro expresionista alejándose del realismo anterior.
Esta última escena sintetiza en gran medida la concepción teatral de Sarah Kane. La
recuperación de la teatralidad como gesto, en que la palabra y la acción se cargan de
significación en su puesta en escena, logran una reacción definitiva en el lector-
espectador.
NOTAS
1
En Chile, el director Alfredo Castro escenificó 4.48 Psicosis durante el 2004, y en el
transcurso de este año, la Compañía Teatro de Chile, de la Universidad de Chile,
representó Hipólito, basado en El amor de Fedra, bajo la dirección de Manuela
Infante. El Ansia ha sido recientemente dirigida por Constanza Brieba en el Galpón 7.
2
Que han sido traducidas al español como Reventado, El amor de Fedra, Depurados,
Ansia, 4.48 Psicosis, Piel, respectivamente.
3
Sarah Kane. 4.48 Psicosis. Texto sin ficha bibliográfica y sin el nombre del traductor.
Traducción hecha para el montaje del director Alfredo Castro, 2004. Disponible en la
Biblioteca de Teatro, Universidad de Chile. La puntuación es nuestra.
4
Comentario de Sarah Kane a Dan Rebellato en Brief Encounter Platform. Entrevista
con Sarah Kane en el Royal Holloway College. Londres, 3 de noviembre de 1998.
5
Ken Urban. "An ethic of catastrophe. The theatre of Sarah Kane". PAJ: A Journal of
Performance and Art. PAJ 69. Volume 23.3. September 2001, p. 39.
6
Aleks Sierz www.inyerface-theatre.com
7
Véase Antonin Artaud, "El Teatro y la Crueldad", en El Teatro y su doble. Buenos
Aires: Ed. Sudamericana, 1964, pp. 87-88.
8
Xavier Alberti. "Ansia de Sarah Kane: reflexiones de un director". Primer Acto N° 293,
abril/junio 2002, p.39.
9
Entendemos por acción escénica aquel tipo de acción dramática que necesariamente
se ve complejizada en la puesta en escena a través del apoyo en el resto de los
recursos teatrales del montaje.
10
Aleks Sierz www.inyerface-theatre.com
11
Ken Urban, ob. cit., p. 37.
12
Idem, p. 46
13
Cfr. Graham Saunders. "El teatro de Sarah Kane". Primer Acto N° 293, abril/ junio,
2002, p. 16.
14
"Cuando estaba escribiendo Blasted, llegué a un punto en que me di cuenta que
había una relación entre mi obra y El Rey Lear. Pensé: no sólo estoy escribiendo sobre
la paternidad, sino que hay también esta escena en que Ian se vuelve loco y otra
escena en Dover con Cate, cuando ella descarga la pistola y duda si se la dará o no. Y
entonces pensé: lo único que le falta a esta obra es la ceguera". En Brief Encounter
Platform, ob. cit.
15
Howard Barker. "Love in the Museum: the Modern Author and the Antique
Text". Arguments for a Theatre. Manchester, 1997, p. 172. Citado en Graham
Saunders, "El teatro de Sarah Kane", ob. cit., p. 17.
16
Es importante señalar que en este punto la obra se acerca más al Hipólito de
Eurípides, ya que Fedra acusa a Hipólito de violación, a través de unas tablillas que
penden de su mano, luego de ahorcarse. En esta obra, ella no enfrenta a su marido y
tampoco alcanza a ver las nefastas consecuencias de su perjuro. Por el contrario,
en Fedra de Séneca quien lanza el perjuro es la Nodriza, mientras que la protagonista
se deja arrastrar por la mentira. Cuando retorna Teseo, ella valida la acusación y solo
tras la macabra muerte del joven, ella confiesa su crimen y se quita la vida.
17
Sarah Kane. El amor de Fedra (traducción de Antonio Fernández Lera). Primer
Acto N° 293, abril/junio 2002, p. 49. Sarah Kane y el espectáculo del dolor
18
Véase ob. cit., p. 55.
19
Idem., p. 59.
20
Ibíd. p. 65.
21
Este personaje no aparece en ninguna de las obras dramáticas de la tradición que se
estructuran sobre el mito de Hipólito y Fedra, entre las que destacan las de Eurípides,
Séneca y Racine.
22
"Pienso que Blasted fue una respuesta directa a los hechos que acababan de ocurrir.
Sabía que quería escribir una obra sobre un hombre y una mujer en la habitación de
un hotel y que había un completo desequilibrio de poder que desembocaría en una
violación. Empecé a escribir y una noche puse las noticias [...] y ahí estaba la cara de
una anciana de Srebrenica llorando, mirando a la cámara y diciendo: "por favor, por
favor, que alguien nos ayude, necesitamos que la ONU venga aquí y nos ayude". Y
pensé: "Nadie hará nada. ¿Cuántas veces he visto llorando a una mujer mayor de
alguna ciudad bosnia cercada y nadie hacía nada?" Pensé: "Esto es absolutamente
terrible y yo escribiendo una obra ridícula sobre dos personas en una habitación, ¿qué
importa? ¿Qué sentido tiene seguir escribiendo? Esto es sobre lo que quiero escribir".
Sin embargo, de alguna manera, la historia sobre el hombre y la mujer me seguía
atrayendo, así que pensé: "¿cuál podría ser la relación entre la mera violación en la
habitación de un hotel de Leeds y lo que está pasando en Bosnia?" Y de repente caí en
la cuenta y pensé: "por supuesto, es obvio, una es la semilla y la otra es el árbol". En
general pienso que las semillas de la guerra siempre se pueden encontrar en una
civilización en tiempos de paz. Creo que el muro entre lo que llamamos civilización y lo
que está pasando en Europa Central es muy delgado y se puede derrumbar en
cualquier momento. Entonces, tenía que encontrar una vía natural para hacer
formalmente esa conexión". Comentario de Sarah Kane sobre Blasted, en Dan
Rebellato. Brief Encounter Platform, ob. cit.
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Sarah Kane. El amor de Fedra. Obra cit., p. 53.
Literatura In-yer-face
La contracultura se hace estética. La violencia verbal y visual forman parte de los
elementos que describen el teatro In-yer-face. Temas prohibidos protagonizan
escenas y escritos pertenecientes a este género. Sadismo. El nihilismo se despega de
las teorías y se vuelve desprecio y protesta. El absurdo se vuelve intenso e
impresionista; entonces llega la polémica. Las cosas que pensamos y no decimos. El
sexo. La vulgaridad. Se dividen los sentimientos buscando quebrantar los primarios
¿Pero a caso el concepto In-yer-face podría abarcar más que el teatro?
En 1938 Antonin Artaud presentó: El teatro y su doble. Aportando de este modo una
propuesta basada en el impacto y la posible marca que pudiese dejar al espectador.
Tomando el teatro como literatura podría llevarse el puro concepto de escribir bajo
esta estética. Entonces Personajes como Alex de A orange clockwork podrían figurar
como belleza de destrucción y podríamos empezar a entender esta expresión como
algo más que un movimiento teatral, haciendo finalmente un movimiento literario. El
propio Anthony Burguess escritor de la homónima novela A orange Clockwork (La
naranja mecánica) mencionó alguna vez: “Es tan inhumano ser
totalmente bueno como totalmente malvado. La maldad tiene que existir junto a la
bondad para que pueda darse esa elección moral.” De este modo podría el in-yer-
face detrás de toda la brutalidad y despiadada presentación, tener bases filosóficas en
lo que explicaba Thomas Hobbes en su obra Leviatán “La guerra de todos contra todos”
con el matiz de bases poéticas como expresión. ¿Es a caso esta violencia inventada?
Viendo este movimiento como una expresión literaria, los matices del nihilismo, sobre la
negación de un propósito superior se desvanece. La salvación parece algo inalcanzable.
Más allá de lo teatral puede apreciarse alto contenido poético, el uso de lo que no se dice,
la brusca aparición en escena de lo que no quisiéramos ver. desde las rompesquemas
letras de Sarah Kane, grande en el teatro británico con gritos de negación, dependencia,
amor como arma filosa y mortal:
“Asfixié a los judíos, maté a los kurdos, bombardeé a los árabes, me cogí a niños pequeños
mientras pedían misericordia, los campos de exterminio son míos, todos se fueron del
partido por mí, te voy a arrancar los ojos de un mordisco mandárselos a tu madre en una
caja y cuando me muera voy a reencarnar en tu hijo pero cincuenta veces peor y más loco
que todos los hijos de mil putas juntos voy a hacer de tu vida un infierno viviente ME
NIEGO ME NIEGO ME NIEGO NO ME MIRES”
El odio y el dolor; la representación de la muerte como liberación. Pero más allá que
algún mensaje pro-suicidio. La creación de la poesía rompe esquemas de lenguaje.
Toma significado lo subjetivo, y la contra-cultura se hace cultura. El uso de los
espacios vacíos y la pertinencia de los matices absurdos rompen con los estilos
acostumbrados de poesía o dramaturgia. Los lectores de algún textoin-yer-face
soltarán el libro o material que estén leyendo, o clavaran sus ojos buscando una
repetición. Atreverse a escribir sobre lo no admitido, sobre lo que nadie quiere leer es
el mayor riesgo de todos. Podría ser este estilo literario la masa negra que hace
balanza ante la blanca. La otra parte que existe pero que sólo miran los curiosos.
Inclusive Martin McDonagh ha llevado esta literatura cruel a la dramaturgia y el cine,
manifestando el In-yer-face como un movimiento que puede traspasar el teatro. Más
que una simple estética “Gore”, obteniendo el Oscar en 2006 por mejor cortometraje
(Six shooter).