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Vea El Alcohol Como Lo Ve Dios - La Atalaya

Este documento habla sobre cómo los Testigos de Jehová ven el consumo de alcohol a la luz de las enseñanzas bíblicas. Explica que la Biblia no prohíbe tomar vino con moderación pero sí condena emborracharse. Aconseja analizar por qué, cuánto y con qué frecuencia se bebe para evitar problemas. También enfatiza respetar las decisiones de otros hermanos sobre el tema y no criticar a quienes deciden no beber.
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Vea El Alcohol Como Lo Ve Dios - La Atalaya

Este documento habla sobre cómo los Testigos de Jehová ven el consumo de alcohol a la luz de las enseñanzas bíblicas. Explica que la Biblia no prohíbe tomar vino con moderación pero sí condena emborracharse. Aconseja analizar por qué, cuánto y con qué frecuencia se bebe para evitar problemas. También enfatiza respetar las decisiones de otros hermanos sobre el tema y no criticar a quienes deciden no beber.
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Testigos de Jehová

Biblioteca  Revistas  La Atalaya (edición de estudio) | Diciembre de 2023

Vea el alcohol como lo ve Dios

JEHOVÁ nos ha hecho muchísimos regalos, y sin duda todos le estamos muy agradecidos
porque nos permite decidir cómo vamos a disfrutar de ellos. Uno de esos regalos es el vino.
De hecho, la Biblia dice: “El pan se prepara para dar alegría y el vino hace placentera la vida”
(Ecl. 10:19; Sal. 104:15). Pero tal vez hayamos notado que algunas personas tienen problemas
con el alcohol. Además, dependiendo del lugar donde vivan y de su cultura, las personas
tienen diferentes opiniones y normas sobre el consumo de alcohol. ¿Cómo deberíamos ver
este tema los cristianos?

A la hora de tomar decisiones, en vez de dejarnos influir por el lugar donde vivimos o donde
nos criamos, debemos tomar en cuenta cómo ve Dios el alcohol. De esta manera seremos
mucho más felices.

Seguro que hemos notado que en el mundo hay muchas personas que beben con frecuencia
y en grandes cantidades. Hay quienes beben para relajarse. Otros beben para olvidar sus
problemas. Y hay sitios donde las personas toman muchísimo alcohol para demostrar que
son maduras o muy fuertes.

En cambio, los cristianos contamos con la amorosa guía de nuestro Creador. En su Palabra
nos advierte de las terribles consecuencias de beber más de la cuenta. Por ejemplo,
Proverbios 23:29-35 habla de una persona que se emborracha y de algunos de los problemas
en los que se mete. a Hablando de cómo era su vida antes de hacerse Testigo, un anciano de
Europa llamado Daniel cuenta: “Beber demasiado alcohol me llevó a tomar algunas
decisiones muy malas y a pasar por experiencias dolorosas que me han dejado profundas
heridas emocionales”.

¿Qué nos ayudará a tomar buenas decisiones y a evitar los problemas del consumo excesivo
de alcohol? La clave está en ver las cosas como las ve Dios.

Veamos qué dice la Biblia sobre el alcohol y cuáles son algunos de los motivos por los que la
gente bebe.

LO QUE DICE LA BIBLIA


La Palabra de Dios no dice que esté mal tomar alcohol con moderación. Es más, da a
entender que beber vino puede ser una experiencia agradable, pues Eclesiastés 9:7 dice:
“Come tu alimento con alegría y bebe tu vino con un corazón alegre”. La Biblia menciona
algunas ocasiones en las que Jesús y también otros siervos fieles de Jehová bebieron vino
(Mat. 26:27-29; Luc. 7:34; 1 Tim. 5:23).

Ahora bien, no es lo mismo tomar algo de alcohol que emborracharse. La Biblia dice
claramente: “No se emborrachen con vino” (Efes. 5:18). Y también afirma que “los borrachos
[...] no heredarán el Reino de Dios” (1 Cor. 6:10). Como vemos, Jehová condena enérgicamente
tanto beber más de la cuenta como emborracharse. En vez de dejarnos influir por lo que
opina la gente de nuestro alrededor, nosotros nos esforzamos por ver las cosas como Dios las
ve.

Hay quienes dicen: “Yo soy capaz de beber mucho alcohol sin llegar a emborracharme”. Pero
esa es una actitud muy peligrosa. La Biblia deja claro que las personas que están
“esclavizadas a mucho vino” —sean hombres o mujeres— pueden cometer pecados graves y
dañar su amistad con Jehová (Tito 2:3; Prov. 20:1). Jesús incluso advirtió que algunos
no entrarían en el nuevo mundo por “beber en exceso” (Luc. 21:34-36). Entonces, ¿cómo
puede el cristiano evitar los problemas a los que podría llevarlo el alcohol?

ANALICE POR QUÉ, CUÁNTO Y CON CUÁNTA FRECUENCIA 15

BEBE
Como vimos, puede ser peligroso dejarnos llevar por nuestra cultura a la hora de tomar
decisiones sobre el alcohol. Por eso, en lo relacionado con la comida y la bebida, los cristianos
tratamos de hacer lo que le agrada a Jehová. La Biblia nos da este consejo: “Ya sea que estén
comiendo, bebiendo o haciendo cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”
(1 Cor. 10:31). Veamos algunas preguntas y principios bíblicos que debemos tomar en cuenta.

¿Bebo alcohol porque quiero encajar con los demás? Éxodo 23:2 dice: “No sigas a la mayoría
de la gente”. En ese versículo, Jehová les estaba advirtiendo a los israelitas que no imitaran a
las personas que hacían cosas malas. Y su consejo sigue siendo válido para los cristianos. Si
nos dejamos influir por lo que otros piensan y hacen, podríamos acabar pasando por alto las
normas de Jehová y alejándonos de él (Rom. 12:2).

¿Bebo alcohol para demostrar lo fuerte que soy? En algunas culturas, beber mucho y con
frecuencia es algo común y no se ve mal (1 Ped. 4:3). Pero fijémonos en el consejo que nos da
1 Corintios 16:13: “Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, sean valientes, sean
fuertes”. Está claro que el alcohol no hace que una persona sea más fuerte. Más bien al
contrario: te nubla la mente y te hace más difícil tomar decisiones sensatas. En vez de hacerte
más fuerte, tomar grandes cantidades de alcohol te hace más débil. Isaías 28:7 dice que
quienes se descarrían por culpa del alcohol se tambalean y tropiezan.

Si queremos tener fuerzas para hacer lo que es correcto, debemos apoyarnos en Jehová y
esforzarnos por mantenernos despiertos y estar firmes en la fe (Sal. 18:32). Para ello
debemos tener los ojos bien abiertos y evitar cualquier decisión que pudiera dañar nuestra
amistad con Jehová. Eso mismo fue lo que Jesús hizo cuando estuvo en la Tierra, y muchas
personas lo consideraron un hombre fuerte y valiente de verdad.

¿Bebo para no pensar en mis problemas? El escritor de un salmo le dijo lo siguiente a Jehová:
“Cuando las preocupaciones me abrumaban, tú me consolabas y me tranquilizabas” (Sal. 16

94:19). Si hay cosas que lo tienen muy preocupado, no se refugie en el alcohol, sino en
Jehová. Una buena manera de hacer esto es orando con más frecuencia. A muchos también
los ha ayudado pedirle consejos a un hermano maduro de la congregación. Lo cierto es que,
cuando alguien recurre al alcohol para enfrentarse a los problemas, tiene menos fuerzas para
resistir las tentaciones y hacer lo que es correcto (Os. 4:11). Daniel, mencionado antes,
admite: “Estaba luchando con la ansiedad y los sentimientos de culpa. Bebía para lidiar con la
situación, pero lo único que conseguía era tener más problemas y perder amigos y mi
dignidad”. Al final, ¿qué fue lo que lo ayudó? Él explica: “Me di cuenta de que necesitaba
apoyarme en Jehová, no en el alcohol. Con su ayuda por fin logré enfrentarme a mis
problemas y superarlos”. No olvidemos que, aunque nos parezca que nuestra situación
no tiene remedio, Jehová siempre estará ahí para darnos una mano (Filip. 4:6, 7; 1 Ped. 5:7).
Si usted bebe alcohol de vez en cuando, conviene que se haga algunas preguntas. “¿Me ha
dicho algún familiar o un buen amigo que está preocupado por la cantidad de alcohol que
bebo?”. Esa podría ser una señal de que beber se está convirtiendo en una costumbre o en un
problema sin darse cuenta. “¿Ahora tomo más alcohol que antes?”. Eso podría indicar que,
aunque no sea adicto al alcohol, tal vez esté yendo en esa dirección. “¿Me cuesta trabajo
pasar unos pocos días o más sin beber alcohol?”. Eso puede significar que ya ha llegado al
punto de tener una costumbre muy arraigada o una adicción. Y entonces tal vez necesite
ayuda profesional para vencer el problema.

A fin de evitar los posibles problemas, algunos cristianos han decidido no tomar nada de
alcohol. Hay otros hermanos que no beben sencillamente porque no les gusta el sabor. Si
conocemos a alguien que ha tomado esa decisión, lo más bondadoso es respetar su decisión
y no criticarlo.

Otros han visto práctico establecer ciertos límites concretos para ellos mismos. Tal vez 17

decidan limitar la cantidad que van a beber. O quizás decidan fijar límites en la frecuencia y
beber solo un poco con las comidas o una vez a la semana. Otra opción es decidir qué tipo de
alcohol beberán y cuál no. Por ejemplo, hay quienes toman vino o cerveza con moderación,
pero no otras bebidas más fuertes, ni siquiera en cocteles o combinados. Cuando tenemos
muy claro en la mente dónde está el límite, es más fácil respetarlo. Un cristiano maduro que
toma esta decisión y se apega a ella no tiene nada de lo que avergonzarse.
Por otro lado, también debemos tomar en cuenta a los demás. Romanos 14:21 dice: “Es mejor
no comer carne ni beber vino ni hacer nada que haga tropezar a tu hermano”. En otras
palabras, seamos considerados y demostremos amor. Si vemos que beber alcohol pudiera
ofender a un hermano, seguro que por amor estaremos dispuestos a no hacerlo en esa
ocasión. De esa manera demostraremos que respetamos los sentimientos de los demás y que
no buscamos nuestro propio beneficio, sino el de los demás (1 Cor. 10:24).

Por supuesto, los cristianos también obedeceremos cualquier ley que haya creado el
Gobierno relacionada con el alcohol. Por ejemplo, tal vez tengan prohibido consumir alcohol
los menores de cierta edad o quienes van a manejar vehículos o ciertas máquinas (Rom. 13:1-
5).

Jehová nos ha dado libertad para decidir cómo disfrutaremos de los muchos regalos que nos
hace. Así que todos podemos decidir lo que comeremos y lo que beberemos. Asegurémonos
siempre de usar bien esa libertad y de demostrarle a nuestro Padre celestial con nuestras
decisiones que queremos agradarle.

a Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, algunos de los riesgos
a corto plazo del consumo excesivo de alcohol son los homicidios, los suicidios, las agresiones sexuales, la
violencia doméstica hacia la pareja sexual, las prácticas sexuales de riesgo y los abortos espontáneos.

¿Y si los demás toman otras decisiones?

Puede suceder que un cristiano tome una decisión y otro cristiano decida tomar otra.
Algunos deciden no beber alcohol. Otros tal vez decidan beber con moderación algo de
alcohol en ciertas ocasiones. Y, como vimos antes, muchos de ellos deciden fijarse ciertos
límites personales. Nadie está obligado a dar explicaciones a los demás. Eso sí, tampoco
debemos imponer nuestra opinión a otras personas. Y, si alguien toma una decisión
diferente a la nuestra y no está violando ningún principio bíblico, no debemos criticarlo
(Rom. 14:1-6). Recordemos que los cristianos verdaderos nos esforzamos por fomentar la
paz y la unidad (Rom. 14:19).

Copyright © 2024 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

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