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Síntomas de Espiritualidad Enferma

Este documento describe 10 síntomas de una espiritualidad emocionalmente enferma, incluyendo usar a Dios para huir de los propios sentimientos, ignorar sentimientos como la ira y la tristeza, renunciar a cosas buenas de la vida, negar el impacto del pasado, dividir la vida en lo secular y sagrado, hacer cosas para Dios en lugar de estar con Él, excluir el conflicto, disimular debilidades y fracasos, no saber decir que no, y juzgar el viaje espiritual de otros. El documento argumenta

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Síntomas de Espiritualidad Enferma

Este documento describe 10 síntomas de una espiritualidad emocionalmente enferma, incluyendo usar a Dios para huir de los propios sentimientos, ignorar sentimientos como la ira y la tristeza, renunciar a cosas buenas de la vida, negar el impacto del pasado, dividir la vida en lo secular y sagrado, hacer cosas para Dios en lugar de estar con Él, excluir el conflicto, disimular debilidades y fracasos, no saber decir que no, y juzgar el viaje espiritual de otros. El documento argumenta

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Espiritualidad

emocionalmente sana

Sesión 1
Los diez síntomas de la espiritualidad
emocionalmente enferma.

Pag. 5
1- Usar a Dios para huir de Dios.
Muchas veces inconscientemente utilizamos las disciplinas espirituales tales como el
servicio a Dios, lectura de la Biblia, oración; para sacarle la vuelta a lo que en realidad
está pasando en lo profundo de nuestro corazón, debajo de nuestro iceberg.

Cuando servimos a Dios para satisfacernos a nosotros mismos y no a Dios.


Cuando hacemos cosas que Dios nunca nos pidió que hiciéramos en Su nombre.
Cuando nuestras oraciones en realidad eran para que Dios hiciera nuestra voluntad.
Cuando hacemos "conductas cristianas" para que las personas piensen bien de
nosotros.
Cuando juzgo y menosprecio a otros en el Nombre de Dios.
Cuando exagero en mi trabajo para Dios solo para competir sutilmente con otros.
Cuando alguien nos pregunta: "¿cómo estás?", ocultamos nuestras grietas y
debilidades.
Cuando seleccionamos las verdades bíblicas para justificar nuestras malas acciones, Pag. 6
tristezas, enojos y no le damos oportunidad a la Biblia para que nos confronte.
"Entonces Jonás se levantó y se fue en
dirección contraria para huir del Señor.
Descendió al puerto de Jope donde
encontró un barco que partía para
Tarsis. Pagó su pasaje, subió a bordo y
se embarcó rumbo a Tarsis con la
esperanza de escapar del Señor."
Jonás 1:3
Pag. 6
2.- Ignorar los sentimientos de ira, tristeza y miedo.
Al parecer, la ira es peligros e indica nuestra falta de dominio propio, la tristeza indica falta de fe en las
promesas de Dios. La depresión sin duda revela una vida que está fuera de la voluntad de Dios. Y en
cuanto al miedo, la Biblia está llena de ordenes que señalan que no debes temer.

Al igual que muchas personas, nos enseñaron que casi ningún sentimiento es confiable ni estable. Es a
lo último que debemos prestar atención en nuestro viaje espiritual, ya que van y vienen. Si bien es cierto
que algunos siguen hasta el extremo sus sentimientos con un mal manejo de los mismos, es más
común encontrar personas que creen que no tienen permiso para reconocer sus sentimientos o
expresarlos abiertamente. Esto se aplica especialmente a los sentimientos más complicados de miedo,
tristeza, verguenza, ira, ofensa y sufrimiento.

Como seres humanos tenemos sentimientos. El hecho


Excluir nuestros sentimientos de
nuestra espiritualidad es cortar una
de querer minimizarlos o negarlos, significa
distorsionar lo que implica ser portadores de la
imagen de nuestro Dios. En la medida en que no
podamos expresar nuestras emociones, seguimos
siendo incapaces de amar a Dios, a los demás y a
parte de nuestra humanidad
Pag. 7
entregada por Dios.
nosotros mismos.
3.- Renunciar en las cosas buenas de la vida.

Aunque es cierto que la palabra “renunciar” es muy importante en la Biblia, ya que


debemos renunciar a nuestro lado pecaminoso, como la arrogancia, el orgullo, la
soberbia, la hipocresía, la crítica, así como los pecados más obvios que se describen en
la Escritura.
Solo que Dios NO nos pide que abandonemos nuestro lado “bueno”, porque nunca nos
ordenó que renunciemos a las cosas sanas que llenan nuestro tanque emocional como
la amistad, la alegría, la música, la belleza, la recreación, la oportunidad de viajar y
conocer nuevos lugares, la risa, la naturaleza, el ejercicio, el arte y muchas otras cosas
más que llenan nuestro tanque emocional.

Pag. 8
4.- Negar el impacto que el pasado tiene en el presente.

Cuando llegamos a Jesús, realmente se quitan nuestros pecados porque recibimos una
vida nueva. Eso representa un verdadero milagro. Se nos declara honrados ante Dios a
través de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. El Dios Eterno y bendito ya no es
más nuestro juez sino nuestro Padre. Estas son las buenas nuevas del evangelio.
Es necesario que comprendamos que esto no significa que lo que nuestra vida fue en el
pasado dejará de influenciarnos de diferentes maneras. Es verdad que hemos cambiado
áreas en nuestra vida, pero en otras más, seguimos arrastrando comportamientos de
nuestra familia de origen que no podemos ignorar.
Por ejemplo, la forma en manejar la ira, la tristeza, el éxito, la sexualidad, el conflicto, el
sufrimiento y la relación con nuestros amigos.

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5.- Dividir nuestra vida en “secular y sagrada”

Arturo va a la iglesia, es parte del coro, y le canta al amor de Dios. Pero en su camino
a casa le grita a otros conductores por cruzarse en su camino. Para Arturo, el servicio
del domingo es para Dios, pero el resto de la semana está dedicada a su trabajo
olvidándose de Dios.
Carlos tiene un tiempo establecido de oración con Dios todos los días antes de iniciar
sus actividades. Sin embargo, durante el transcurso del día no toma en cuenta la
presencia de Dios, ni aún cuando regresa a su casa para estar con su esposa e hijos.

Pag. 8
6.- Hacer para Dios en vez de estar con Dios.

El trabajo que hacemos para Dios, sino se alimenta con una vida interior profunda en Él,
finalmente se contaminará de otras cosas, como el ego, el poder, la manipulación, la
necesidad de aprobación y la creencia errónea de que no podemos fracasar.
Nuestra labor para Dios solo puede fluir adecuadamente de una vida diaria con Dios
porque no podemos entregar lo que no tenemos. Hacer para Dios y estar con él de
manera equilibrada, es el único camino para tener un corazón limpio y en comunión
con Dios.

Pag. 9
7.- Excluir el conflicto de la espiritualidad.
Si bien a nadie le gusta tener conflictos, desafortunadamente, los hay en todas partes
tales como, la escuela, el trabajo, los vecinos, el matrimonio, los hijos, con amigos
cercanos y la congregación.
La firme creencia de disimular los problemas para seguir a Jesús, continúa siendo uno de
los mitos más destructivos que actualmente sobreviven dentro del cristianismo. Por esta
razón organizaciones religiosas, pequeños grupos, ministerios, denominaciones y
comunidades siguen sufriendo debido a los conflictos sin resolver.
Muy pocos de nosotros venimos de familias donde los conflictos se resuelven de una
manera madura y sana. La mayoría enterramos nuestras tensiones y seguimos adelante
como si nada pasara.
¿Qué hacemos cuando la confusión ocasiona desacuerdos?
Jesús se negó a “excluir el conflicto” de la espiritualidad.

Pag. 9
8.- Disimular la angustia, la debilidad y el fracaso.

La presión de presentar una imagen de fortaleza espiritual, nos persigue a la mayoría de


nosotros. Nos sentimos culpables de no estar a la altura, de no alcanzar el nivel
necesario. Nos olvidamos que ninguno de nosotros es perfecto y que todos somos
pecadores. También olvidamos que David, uno de los amigos de Dios, falló.
La Biblia no trata de ocultar los defectos de sus héroes, y nos deja el mensaje, que a
pesar de sus dones y fortalezas; eran débiles, vulnerables y dependientes de Dios y de
otros.

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9.- No saber decir que “NO”.

Hay cristianos que llevan consigo la culpabilidad de nunca hacer suficiente para Dios, y
no saben decir “NO”. Esta creencia muchas veces genera desaliento llevándonos a
asfixiar nuestra fe, terminado por renunciar y romper nuestro compromiso firme con
Dios.
No somos Dios y no podemos servir a todos los necesitados. Somos vasos frágiles
rompibles, y aprender a decir “NO” es parte de nuestra madurez. Siempre es
complicado para un líder el pensar que lo pueden juzgar por tener límites bien
definidos.

Pag. 10
10.- Juzgar el viaje espiritual de otras personas.
Si estás ocupado con tus propios errores, no tienes tiempo de mirar aquellos de tu
prójimo. Vivimos haciendo juicio de todo.
Al no dejar que las personas sean ellas mismas ante Dios y que se muevan a su propio
ritmo, proyectamos inevitablemente sobre ellos nuestra disconformidad con su elección
de llevar una vida diferente a la nuestra.
Como consecuencia, terminamos eliminándolos de nuestras mentes al no lograr que se
nos parezcan; y los abandonamos por completo o somos totalmente indiferentes. con
ellos con un “¿a quién le importa?”.
Como dijo Jesús, a menos que saque primero la viga de mi propio ojo, sabiendo que
tengo aspectos ocultos importantes, de lo contrario soy peligroso. Debo ver el gran daño
que el pecado ha hecho en cada parte de lo que soy: las emociones, el intelecto, el
cuerpo, la voluntad y el espíritu, antes de intentar sacarle la astilla del ojo a mi hermano.
(Mateo 7:1-5)
Pag. 10
El camino que nos lleva a desatar el poder
transformador de Jesús para sanar nuestra vida
espiritual, puede encontrarse en la unión de la
salud emocional y la espiritualidad contemplativa.
Pag. 10

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